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La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media]
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Ahri'ahn DC Universe
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Tema: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 27th Mayo 2017, 01:36
Estaba en casa. Al fin, después de tantos milenios, estaba de vuelta en casa... o lo más parecido a Atlantis que podría esperar encontrar.
Cuando estuvo en el período de la Grecia clásica había pensado que por fin la humanidad había conseguido acercarse mínimamente a la libertad y amplitud de pensamiento que habían existido en Atlantis, pero aquél lugar, aquél nuevo mundo, le recordaba a su hogar por diferentes razones;
En primer lugar estaba el ambiente frío de las montañas nevadas que atravesaba a lomos de su fiel corcel orlesiano, pues durante la época de su segundo renacimiento se había visto obligado a detener una glaciación que habría terminado por extinguir toda vida en la tierra. Pero, sobretodo, era la magia. El continente de la Atlántida había sido un punto focal de energías mágicas desatadas, lo que se conocía como "magia salvaje". Era ésta confluencia de energía mágica desatada lo que había provocado que los Homo Sapiens existentes en la zona evolucionaran hasta convertirse en Homo Magi, seres de naturaleza genuinamente mágica capaces de realizar grandes prodigios, como él. En las entrañas del continente, la roca se había transformado en cristales imbuidos por dicho poder mágico, cristales que la gente de Atlantis utilizaba como fuente de energía para sus fáser, sus barcos, sus aeronaves y, en general, toda clase de maquinaria tecnológica, como si de una suerte de electricidad se tratara.
Él vivía de eso, de ese poder. Desde que se había visto obligado a sacrificar su energía mística al sol para detener la glaciación, había perdido la capacidad para generar magia por sí mismo, viéndose obligado a absorberla de cristales, amuletos y demás objetos de poder místico que pudiera encontrar. Cuando Chaon había hundido la Atlántida en el fondo del mar... Bueno, baste decir que la tarea de encontrar suministros de poder mágico se había vuelto cada vez más complicada, hasta el punto de tener que buscar incluso en dimensiones paralelas y realidades alternativas a la suya.
Y era de ésta manera como había llegado hasta aquél mundo, un mundo que podría recordar vagamente a la Edad Oscura europea, pero sin los prejuicios y la incultura, y, lo más importante: un mundo en el que la magia era prácticamente palpable en cada bocanada de aire vigorizante y frío que tomaba.
La magia estaba por todas partes, podía sentirla, clara como el viento, llenándole de vida y poder. Oh, sí, sin duda aquél era un mundo en el que no le habría importado vivir, un mundo mágico como lo había sido en su día Atlantis, puede que incluso más.
Pero no había realizado un viaje tan costoso a nivel de conjuro únicamente para disfrutar de unas simples vacaciones en un mundo de maravillas; había viajado hasta allí buscando a un hombre, un hombre concreto. Se llamaba Cullen Rutherford, y según los augurios buscadores se trataba del hombre que podía estar necesitando. Cullen Rutherford poseía una rara y valiosa habilidad: era capaz de forjar armas imbuidas de poder mágico. Y eso, para alguien como él, que necesitaba nutrirse de objetos místicos, se trataba de un tesoro invaluable, algo por lo que estaba dispuesto a cruzar dimensiones.
Así que allí estaba, caracterizado como un noble orlesiano, a lomos de un corcel blanco de patas negras característico de Orlais, cruzando el puente que más allá del vertiginoso abismo, le conduciría hasta el Fuerte Celestial donde vivía el herrero. Una vez ante las puertas de la fortaleza se presentó como el vizconde Arión, de Orlais, que venía solicitando una audiencia con Cullen Rutherford para hacerle un encargo. Los guardias se llevaron su caballo a los establos y le hicieron pasar hacia una suntuosa y acogedora estancia en uno de los salones de piedra del feudo.
En un rincón había un laúd, y en el otro extremo, un par de butacas y un diván. Había velas y una chimenea para caldear el ambiente, así que se quitó la capa azul de invierno y la casaca negra dejando al descubierto unas típicas vestiduras de noble orlesiano: de seda blanca y gris con motivos florales en hilo de oro y un fajín con el Ojo de Ra a modo de broche. El corte de la ropa dejaba el pecho al descubierto, y sobre él podía verse el característico colgante con la gema roja que le vio nacer por segunda vez. Sólo faltaba esperar.
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 19th Junio 2017, 12:48
Se encontraba revisando unos informes sobre una especie de culto que utilizaban magia para sus rituales cuando le interrumpieron que tenía un encargo de un vizconde que se había presentado en persona. Suspiro cansado para ponerse a ordenarlo todo para volver al trabajo cuanto antes ya que aparte de ser herrero seguía siendo el comandante de las fuerzas militares de la inquisición.
¿Os informo de que índole es el trabajo? No mi señor, El Vizconde Arión de Orlais os lo quiere decir en persona.
El soldado que fue a avisarle de la visita negó con la cabeza y le condujo a la sala de visitas donde el vizconde de orlais, abriéndole la puerta dejando pasar a su Comandante. Cullen lucia su característico abrigo rojo con cuello de cabellera de oso, el cual ocultaba su armadura. Hizo una reverencia antes de sentarse delante del vizconde.
Bienhallado seáis Vizconde Arión de Orlais ¿en qué os puede ayudar este humilde herrero?
La embajadora de la inquisición le habría reñido por ir tan directo al tema sin antes preguntar si se encontraba a gusto o quería algo de comer. Cullen no se le daban muy bien las formas protocolarias ni irse por las ramas, además tenía mucho trabajo que hacer para perderlo hablando del tiempo. Internamente se preguntaba que tipo de encargo le iría a proponer el mismo vizconde en persona, normalmente envían a un mensajero con la petición escrita. El Espíritu que habitaba en el sonrió y le informo que se relajara ya que prometía ser algo muy interesante.
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 19th Junio 2017, 17:26
- Directo al grano, eso me gusta, maese Rutherford -aprobó el vizconde, apartándose de los amplios ventanales para observar al recién llegado-. Estoy bastante hastiado de los rodeos y subterfugios humanos -se sentó en uno de los asientos de respaldo alto y cruzó las piernas. La mirada que se enfocó en el herrero era aguzada y astuta como la de un halcón-. ¿En qué me podéis ayudar? Podríamos decir que, si todo sale bien, nos ayudaremos mutuamente. Tomad asiento, por favor -indicó señalando el otro sillón.
>>Bien. Decidme, maese Rutherford: ¿creéis en el destino? Yo sí; tengo bastante claro que no somos más que simples juguetes para el divertimento de las parcas, diminutas piezas en su gran tablero cósmico. Y ésto lo sé porque a menudo me asaltan visiones del futuro, de acontecimientos que, a pesar de no haber acaecido aún, están ineludiblemente escritos en la pesada losa del tiempo. Hace no mucho tuve ocasión de vislumbrar mi propia muerte; sé perfectamente cómo y cuando sucederá, así como el villano que empuñará la espada de Damocles, y sé que nada de cuanto haga o diga podrá salvarme de ése destino, del que por desgracia aún me separan unos cuantos siglos.
Arión estaba aburrido y asqueado de su inmortalidad. Vivía en una sempiterna y perpetua soledad y melancolía que disfrazaba bajo palabras ácidas y una actitud cínica, pero lo cierto era que ansiaba el momento en el que podría, al fin, reunirse con su familia en el reino de los muertos.
Pero sabía que éste conocimiento no había de reportarle ningún beneficio y que de hecho podía influir en sus futuros pasos y acciones, así que en cuanto regresara a su casa lo primero que haría sería utilizar un conjuro para borrarlo de su memoria. No, el destino era algo inamovible, no se podía cambiar ni evitar, de la misma manera que no se había podido evitar la caída de Atlantis, Camelot, Roma y todas las que las precedieron o sucederían en el futuro, así que... ¿por qué molestarse en luchar contra él?
- Pero os preguntaréis en qué os compete ésto a vos... os lo diré: hace dos noches tuve una visión que me hablaba de la existencia de una organización llamada Shadowpact a la que perteneceré dentro de más de quinientos años. En esa visión me vi a mí mismo hablándoles de las virtudes de un prodigioso herrero de otro mundo capaz de forjar armas mágicas: vos, maese Rutherford. Pero para poder hablarles de vuestras proezas y hazañas dentro de quinientos años primero tenía que conoceros... y estaba bastante seguro de que no os conocía. Así que hice uso de todos los medios mágicos a mi alcance para encontraros y todo se mostró ante mí, meridiano y claro como la seda -hizo un gesto de apertura con las manos y después se inclinó hacia delante, mirando a Cullen con aquella mirada llena de inteligencia y astucia-. Resulta, maese Cullen, que tenéis ante vos a un mago sin magia; muchos milenios atrás me vi obligado a renunciar a ella para salvar al mundo de un gran mal que lo habría llevado a su destrucción... Pero sucede que yo mismo estoy hecho de magia, y esa chispa que arde en mi interior puede ser avivada. Digamos que he perdido la capacidad de generar magia por mis propios medios, pero aún soy capaz de absorberla de objetos y amuletos encantados... y ahí es donde entráis vos, pues, según tengo entendido los espíritus os han otorgado el preciado don de imbuir de magia los objetos que forjáis. ¿Es ésto cierto? Porque, si lo es, entonces estaría dispuesto a contratar sus servicios por un período de tiempo prolongado, y no me importa lo que tuviera que pagar.
>>Veréis, aunque no es cierto que proceda de Orlais, sí que lo son las virtudes de mi título. Soy vizconde, y en el lugar del que procedo poseo vastas tierras, riquezas y posesiones. Podría pagaros lo que me pidiérais, incluso con mis propios servicios como Sumo Mago si los pudiérais necesitar para alguna amenaza. En mi mundo he jurado mantenerme neutral y no intervenir en los asuntos mundanos, pero éso no tiene por qué aplicarse a su mundo, señor Rutherford... Así que, si tuviérais necesidad de ayuda para alguna gesta, no habríais de dudar en pedírmelo... ¿Qué me decís? ¿Quid pro quo?
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 5th Julio 2017, 12:12
Sonrió satisfecho al encontrar a un hombre como el, que nos les gustara perder su tiempo cuando podrían aprovecharlo en cosas útiles. Lo de humanos le descoloco un poco, no parecía ser elfo ni otra raza con rasgos similares a los humanos. Sin rechistar se sentó delante del tal y como le pidió, escuchando atentamente lo que le tenía que decir. Cullen lo escuchaba atentamente pero había momentos que se perdía ¿era un vidente capaz de predecir el futuro con tanta claridad? Si ese era su poder le vendría muy bien a la Inquisición, tener buenos aliados es esencial para la continuación de la organización. Shadowpact… para nada le sonaba ese nombre pero se lo guardo intensamente en su memoria, nunca se sabía cuando pudiera ser de utilidad. Le lleno de orgullo y satisfacción saber que sus gestas pasarían de generación en generación.
Lo último lo descoloco un poco. Había escuchado de magos que habían perdido el don de la magia pero nunca que uno fuera magia en sí mismo. Se quedó un rato pensando en silencio como podría ayudarle a solucionar su problema y que tipo de objeto le serviría. Todos los encargos hasta ahora habían sido nobles caprichosos de tener un objeto mágico creado por el hombre imbuido de magia divino o cualquier leyenda que se hubieran inventado para hacer más despampanante su don de imbuir magia a objetos. Pero crear un objeto para revivir o potenciar la magia del usuario nunca había tenido el placer de crearlo y eso suponía un gran reto para el herrero.
Creo poderle ayudar maese Arión. La forma de pago se lo comentaremos al consejo una vez finalizada nuestra reunión, ellos saben mucho más que yo sobre los temas diplomáticos. Ahora centrémonos en el objeto mágico… Perdonar si parezco algo inexperto pero nunca me habían pedido nada por el estilo, todos mis trabajos hasta ahora han sido para nobles caprichosos que querían algún bastón que echara fuego sin impórtales su potencia y durabilidad. Lo que me pide supongo que querrá que dure por mucho tiempo ¿cierto?
Su paso por la vida le había mostrado tantas rarezas que de entrada concedía el derecho de la duda a todos, si aquel hombre decía que había vivido tantos años le iba a creer y hacer el objeto lo mas duradero posible. Comenzó a pensar que materiales podría utilizar pero el que mejor les iría iba a ser muy difícil de conseguir.
Para que el objeto sea digno de sus expectativas tendremos que conseguir el mejor de los materiales, queriendo decir que va a ser una tarea titánica conseguirla. Mi objetivo es un dragón espiritual, que está a unos días en caballo. Aun no ha hecho daño a nadie pero cada vez se acerca mas a una pequeña aldea y, como es de suponer, los aldeanos están asustados. Las bestias espirituales son las mejores para la canalización de la magia y aumento de potencia, por lo cual un Dragón nos dará la seguridad de hacerle un objeto maestro ¿ya ha pensado que quiere que le forje? Una daga, un broche, un collar, una pulsera… podría forjarle un objeto mágico que pareciera de lo más normal. Para dejarle más tranquilo le informo que iremos un grupo de los mejores caza dragones del que dispone la Inquisición si quiere ir a por el Dragón, pero si no quiere arriesgarse podremos buscar otra bestia pero entonces no le puedo garantizar que el objeto sea maestro y dure por décadas.
Una vez había expuesto sus planes se sentó más relajado en la butaca que ocupaba, esperando la respuesta del Vizconde. A Cullen no le importaba mucho de donde fuera la gente pero pensó que el tesorero de la organización sí, sobre todo para saber si aquel mágico hombre tenía fondos suficientes para pagar el magnífico trabajo del herrero.
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 6th Julio 2017, 16:45
- Centrémonos en el objeto, sí -sonrió el vizconde-. Necesito algo que me sirva para abrir portales en el tiempo y en el espacio, y puesto que hablamos de cortar el tejido de la realidad, una daga parecería apropiada. Que sea ornamentada, ya que estamos. Así quien la mire pensará que no tiene más valor que el que podría tener un bonito objeto decorativo y contribuirá a que los que no me conocen me infravaloren y me tomen por un noble estúpido más. En cuanto a la duración, sí, necesito que perdure. Pienso haceros muchos encargos, la mayoría de objetos sin demasiado valor cuyo único destino será alimentar mi magia cuando los necesite. Ésos podéis hacerlos perecederos, pero la daga que utilice para viajar en el tiempo debe durar más, pues es la que voy a necesitar cada vez que quiera venir a visitaros para un nuevo encargo. Por el hechizo en sí no debéis preocuparos; yo mismo me ocuparé de ligarlo a la daga una vez la hayáis terminado.
Una vez expuesta su petición, escuchó las indicaciones del herrero acerca de los materiales necesarios y asintió.
- El dragón espiritual será, pues -asintió con una sonrisa y un brillo divertido en los ojos-. No tenéis que preocuparos, solía ser bastante competente en mis días, aunque no niego que me vendrá bien una escolta; veréis, la mayoría de mis conjuros requieren tiempo para reunir la energía mágica necesaria, formularlos y lanzarlos, tiempo durante el cual estoy desprotegido. Si vamos a ir a por una bestia de semejante calibre va a ser necesaria la presencia de guardaespaldas armados. Respecto al pago... -Arión se concentró un momento y la copa de madera que sostenía se revistió con una pátina de color dorado. Cuando se la entregó a Cullen el herrero pudo notar cómo su peso y grosor se habían incrementado notablemente, y la consistencia y color del material no dejaban lugar a dudas... ¡se había transformado en oro puro!-. Aquí tenéis un anticipo. La transmutación de la materia es una de mis muchas habilidades. ¿Cuándo partiremos? -dijo poniéndose en pie-. Llevo bastante tiempo aburrido; en el lugar de donde procedo hace muchos siglos que se extinguieron las criaturas mágicas, y tengo que admitir que la idea de cazar a un dragón no carece de atractivo...
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 8th Agosto 2017, 16:56
Afirmo con la cabeza en respuesta del diseño de la daga que se iba dibujando lentamente, sabia que unas cuantas piedras preciosas y un baño en oro darían el resultado deseado. Cullen tardo un poco en reaccionar al comprobar que la copa que le había entregado el Vizconde era de oro puro, garantizando un gran adelanto para su trabajo.
Ah-ah asombroso, nunca había visto magia semejante pero por bien de los dos lo mantendremos en secreto, la Inquisidora no se opondrá a esta forma de paso por lo cual podéis estar seguros que bajo nuestra protección no os pasara nada. Para crear la daga os pediré que la cubráis de oro para hacerla más majestuosa ¿también domináis la creación de piedras preciosas? Las runas que infundirán magia a la daga la podríamos pasar por rubíes o zafiros.
Se levantó con la coma en la mano el cómodo sofá donde hace unos segundos estaba sentado. No podía tener secretos con su ilustrísima Inquisidora (mucho menos con su esposa), teniendo que dar explicaciones de cómo una copa de madera ahora era de oro puro.
Dame dos días para reunir el equipo y que me lleguen informes del lugar, de mientras se puede quedar en nuestra habitación de invitados. Por favor, acompáñame por favor.
Le hizo un gesto con la mano que lo siguiera y se pusieron a andar por ese gran castillo. Los sirvientes y soldados saludaban con respeto y admiración al Herrero. En el trayecto le fue comentando todo lo referido en la preparación de la caza del dragón.
Mañana por la tarde le enseñare el grupo de magníficos guerreros que nos acompañaran, estarán encantados de ir de casería, no todos los días tienes la oportunidad de luchar contra dragones. Sabiendo que se van a extinguir, no se si deberíamos preservarlos un poco, aunque siendo bestias tan feroces no sé si llegaremos a vivir en paz. Esta es su habitación, ahora le envió un sirviente para que le informe de todo lo que necesito.Esta sera su habitación. Con su permiso me retiro.
Cullen hizo una reverencia y se fue perdiéndose por esos largos pasillos, llegando uno de los sirvientes tal y como le había informaron el herrero. Pasaron los dos días que era necesario para formar el equipo de caza.
Cassandra: Experta cazadora de dragones. Descendiente de la noble familia especializada en la caza de dragones, indispensable para esta expedición.
Solas: Gran mago, su especialidad es crear barreras que curen y protejan a sus aliados. Con una hábil combinación podría proteger Arion mientras conjura magia.
Cole: Aun siendo tan joven no hay que subestimar sus dones de esconderse entre las sombras y atacar sin ser detectado por el enemigo. Es capaz de abrir grabes heridas en el enemigo, incluso en un gran dragón.
Sera: experta arquera y colocadora de trampas. También se le da muy bien envenenar a los enemigos.
Una vez todos reunidos y preparados comenzaron a desfilar montados a caballos hacia el nido del dragón, que según los últimos informes se había vuelto mas agresivo de lo normal.
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 20th Agosto 2017, 20:22
El mago asintió ante la pregunta del herrero.
- La transmutación y la alquimia se encuentran entre mis conocimientos y aptitudes, así que sí, buen caballero, podría crear piedras preciosas a partir de materiales brutos como simple roca. O incluso podríamos disimular las runas con conjuros permanentes de ilusión, y me gustaría que en la empuñadura tuviera mi sello: un pentagrama.
Se levantó cuando lo hizo Cullen, asintiendo a su requisito.
- Claro, ¿qué son dos días para un inmortal? Seguro que encontraré algo que hacer para pasar el rato -añadió con una sonrisa.
Mantuvo los brazos recogidos a la espalda mientras avanzaban por el pasillo y el herrero le iba poniendo al día sobre la precaria situación de los dragones.
- En la dimensión de la que procedo no teníamos dragones, pero sí teníamos otras bestias igualmente imponentes a las que llamábamos dinosaurios -le informó-. Si me permitís el consejo, son muchos los usos a los que se pueden destinar tales criaturas. En Atlantis, por ejemplo, los conservábamos en una especie de reserva, y los usábamos para hacer híbridos de criaturas que después usábamos como monturas aladas o bestias de guerra usando la magia para seleccionar los rasgos deseados. Después éstas criaturas, o quimeras, se reproducían entre sí, por lo que el gasto mágico era mínimo, y los beneficios en batalla muy numerosos. Si ya hablamos de dragones, que son bestias mágicas de por sí, los beneficios serían incluso mayores, así que os recomendaría encontrar la manera de preservarlos en algún entorno seguro donde poder aprovechar sus cualidades sin que supusieran un peligro para nadie. Quizá ni siquiera sea necesario matar al dragón al que vamos a ir a cazar, pues poseo hechizos que harían posible inmovilizarlo e incluso apresarlo hasta haber obtenido lo que necesitemos. Siempre es una pena que se extingan las bestias mágicas.
Se detuvieron al llegar a su habitación. Era sencilla y espartana, pero parecía acogedora y cómoda. La cama era un tanto estrecha para lo que estaba acostumbrado (sobretodo si terminaba encontrando compañía para la noche), pero se las apañaría. No se llegaba a su edad sin tener imaginación...
Arión esperó hasta que llegó el sirviente con las peticiones de Cullen, y, una vez se hubo ido, abandonó la estancia para recorrer el feudo. La inmensa fortaleza estaba repleta de lugares interesantes que visitar, pero la que más atrajo su atención, como no podía ser de otra manera, fue la gran biblioteca. Era enorme, y disponía de un bonito y tranquilo jardín donde cultivar los ingredientes para pociones. La fortaleza entera destilaba magia por cada uno de sus poros, pero aquél era uno de los principales focos. Arión estaba cautivadoramente sorprendido. El continente perdido de la Atlántida había sido un punto focal de corrientes mágicas desatadas, magia salvaje en bruto que había transformado a los homo sapiens locales en homo magi, pero aún con todo, la magia era algo muy escaso; Tan sólo había doce grandes magos, cada uno de los cuales se encontraba al cargo de la protección de una de las doce ciudades principales, lo cual significaba que únicamente había un mago por cada capital, por lo que la magia era un recurso tan escaso como valioso. Con el tiempo habían ido desarrollando máquinas que funcionaban con cristales mágicos que habían sido extraídos de la zona azotada por las corrientes de energía mediante procesos de minería, para así suplir dichas carencias, por lo que era común encontrar pistolas que disparaban rayos de energía mágica, y aeronaves y barcos que funcionaban merced al poder de los cristales. Parecía ciencia ficción, pero en realidad era magia, y todo había desaparecido cuando el continente entero había sido devorado por las aguas. En la actualidad, apenas quedaban trazas de magia en la Tierra, y tenía la fuerte sospecha de que él era el último homo magi puro que quedaba.
En cambio, allí, en aquella dimensión, la magia era un recurso tan abundante que resultaba algo cotidiano. Para aquella gente, el hecho de tener un huerto en el que cultivar ingredientes de pociones era tan común como cultivar tomates o patatas, y en su breve paseo por el fuerte había podido percibir magia en al menos tres de las personas con las que se había cruzado, sin contar a los sirvientes. La mera idea de semejante abundancia resultaba abrumadora. Le daban ganas de quedarse a vivir allí una temporada, aunque cualquier cosa sería mejor antes que la edad media oscurantista por la que atravesaba Europa en su dimensión. Por primera vez en milenios no tendría que esconderse...
- Perdonad, caballero, ¿puedo ayudaros en algo?
Se había acuclillado junto al huerto para examinar los brotes de lo que fuera que hubieran plantado, así que se incorporó para observar a quien así le había hablado, una belleza morena de piel oscura, cabello y ojos marrones y grandes y apetecibles labios carnosos.
- Hum... disculpad, mi dama. He venido para hacer negocios con el maese Rutherford. Partimos de expedición en dos días y había pensado echar un vistazo por el feudo.
- ¿Con el maese Rutherford? ¡Ah, vos debéis de ser el noble orlesiano! Se está hablando mucho de vos por los pasillos. Las doncellas comentaban que érais muy guapo y por lo que veo no exageraban -añadió con una sonrisilla traviesa.
- Vizconde Arión, para serviros, bella dama -respondió él tomándole la mano para besarla al dorso con una cortés reverencia-. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
- Alessandra, soy de Antiva y trabajo aquí como copista y ayudante del bibliotecario.
- ¡Ah! Entonces sí, quizás podríais ayudarme, estaba buscando libros sobre magia, en general.
- Los tomos de saber arcano están en ésta sección -le indicó la morena regresando al interior de la biblioteca-. ¿Hay algo más en lo que os pueda atender?
- Pues... -el mago comenzó a recorrer los lomos de los ejemplares con sus esbeltos dedos y se volvió a mirarla-, en realidad, puede que sí... Como copista y ayudante del bibliotecario apuesto a que conoceréis muchos de estos volúmenes como si los hubiéseis escrito vos, ¿no es así?
- En efecto, señor... ¿qué tenéis en mente? -inquirió la antivana con sonrisa juguetona. Arión sonrió.
* * * *
Se encontraba desnudo sobre las pieles del suelo acariciando la suave espalda de la morena que, tumbada boca abajo sobre otra de las pieles le leía pasajes del libro que tenía ante sí: un ensayo sobre el Velo que, por las descripciones que le daba Alessandra, se trataba de un plano muy similar al Mundo Oscuro de su propia dimensión.
Giró sobre sí mismo hasta quedar boca arriba, con el suave pelo de la alfombra acariciándole la espalda, y perdió la mirada en el techo de piedra apoyando el brazo derecho sobre su frente mientras reflexionaba sobre las palabras que Alessandra le leía.
El Velo era un reino metafísico ligado a la Tierra y separado por una especie de barrera mágica. Allí iban los espíritus al morir, y también durante los momentos de sueño en los que la consciencia se separaba del cuerpo.
El Mundo Oscuro se trataba de una dimensión formada por los sueños de una entidad durmiente. Allí moraba el Tejedor, Dios de la Magia atlante, y los hilos de la magia que tejía descendían hasta la Tierra interconectando ambos planos, pero únicamente los magos eran capaces de verlo. Los espíritus de los homo magi continuaban perviviendo allí cuando sus cuerpos eran destruidos.
- No hay la geografía en el Velo. El Lugar y La hora son mucho menos importantes que los conceptos y los símbolos... -leía Alessandra.
Al igual que en el Velo, el Mundo Oscuro estaba repleto de demonios y otras criaturas insólitas creadas por la imaginación del ser durmiente, y, también al igual que en el Velo, no existía una geografía determinada. Arión se preguntó si los magos de aquella dimensión extraían de allí su poder. Él hacía mucho tiempo que había perdido su capacidad de utilizar la magia de los hilos multicolor, así que no le preocupaba estar desconectado del Mundo Oscuro, pues obtenía su poder de los objetos y amuletos que le acompañaban. Sin embargo, tenía curiosidad; tendría que consultárselo a algún mago.
Como respondiendo a sus inquietudes, llamaron a la puerta. De un vistazo al ventanuco constató por la posición del sol que ya estaba atardeciendo. Caramba... el tiempo transcurrido en compañía de Alessandra había sido tan productivo (en todos los sentidos) que se les había olvidado hasta comer.
Abrió al criado envolviéndose con la alfombra y le preguntó dónde podría tomar algo antes de bajar a reunirse con los demás, así que, cuando finalmente llegó, ya estaban todos reunidos.
- Mis disculpas -dijo mientras les estrechaba la mano a todos-. He perdido la noción del tiempo.
Cassandra parecía una mujer fuerte, curtida en el rigor de mil batallas. Quizá para otros hombres la visión de las cicatrices que surcaban su rostro podrían resultar una visión desagradable, mas no para él. Le gustaban las mujeres fuertes y valerosas, y aquellas no eran sino marcas de valía y bravura. Además, en su experiencia aquella clase de mujeres solían ser las mejores en la cama.
Se tomó un poco más de tiempo al saludar a Solas, no sólo por lo peculiar del hecho de que fuera elfo, una raza inexistente en su dimensión de origen, sino porque se trataba de un mago, y recordaba haber oído mencionar su nombre en el Ensayo sobre el Velo que Alessandra le había leído. Iban a tener tema de conversación para rato durante el viaje...
Saludó con respeto a Cole. Sabía, también por experiencia, que no había que subestimar a la gente por su edad. Una de sus antiguas compañeras, Mara, no era más que una adolescente y sin embargo les había salvado la vida en más de una ocasión. En éste tipo de situaciones, la máxima del mago era que si había conseguido llegar hasta allí sería por algo.
Y, por último, estaba Sera, otra elfa. Su raza le daba curiosidad, pero no parecía especialmente comunicativa. Esperaba que Solas se mostrara más dispuesto a conversar.
Se pusieron en camino, cada uno sobre sus respectivos corceles, con Cullen y Sera abriendo la marcha, Cassandra y Cole cerrándola y los dos magos en el centro de la comitiva. Arión se había vestido de manera apropiada para la gesta, con una camisa blanca, una chaqueta, pantalones de monta y un fajín. El cinto que sujetaba la espada larga a la espalda le atravesaba el pecho, y llevaba visibles todos sus anillos y amuletos mágicos.
En cuanto pudo, aproximó su corcel al de Solas para tratar de iniciar una conversación.
- Tengo entendido que sois todo un experto en el Velo -comentó-. ¿Cómo funciona exactamente la magia en ésta dimensión?
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 22nd Marzo 2018, 00:03
Todo lo trascurrido en la reunión fue redactado y explicado para la inquisidora, que se releía bien cómoda en su majestuosa cama. En la misma alcoba Cullen apuntaba los miembros que se llevaría y la estrategia que tomaría con ellos.
Así que ese vizconde es un tanto especial… no sé qué pensar de él pero la idea de domar los dragones me parece muy interesante. Mañana seguiremos con los preparativos, ahora vamos a dormir.
Dijo finalmente la inquisidora levantándose de la cama para dejar los papeles al lado del gran escritorio donde trabajaba su marido a la luz de vela.
¿Estás segura de ello? Me parece imposible domar esas bestias
Dijo preocupado, causando una fina risa a la mujer que le acaricio el cuello y con dulzura le hablo.
Eso mismo decían de los lobos y los domesticamos a tal punto que ahora son nombrados perros y son nuestros más fieles compañeros. Podríamos empezar por las crías de dragón, si no me equivoco a ese dragón le habían visto incubando huevos, por eso se mantenía tranquila…hasta ahora. Venga a dormir.
Cullen quiso replicar algo pero se calló, había sido un día largo y mejor descansar. Se levantó y apago la vela del escritorio para seguir los pasos de su esposa hasta la cama que compartían, apagando también la vela de la mesita de noche. Iluminados solamente por la luz de la luna los amantes se entregaron amor eterno.
Los dos días de preparación pasaron volando, pero ya estaba todo listo para la operación de eliminación del dragón y la captura de sus crías para domarlas. Una vez todos reunidos Sera se acerco al Visconte y a Cullen con una sonrisa maliciosa.
Vaya, según lo que he escuchado al vizconde le gusta fornicar como al comandante. Dime ¿Quién ha sido la afortunada de verte sin ropa?
La sinceridad y el poco tacto que tenía Sera de preguntar hicieron que la cara del rubio ardiera de golpe dejándolo mudo, por suerte Cassandra vino a poner orden y sermonear a la elfa sobre todas las clases de educación que le había dado la consejera de relaciones diplomáticas. Solas negaba con la cabeza ante tal espectáculo mientras Cole comía en silencio su trozo de queso. Antes de que se desmadraran la inquisidora hizo acto de presencia con algunos caballeros que traían los caballos para ellos. La mujer, morena con ojos barrones traía un aporte de autoridad y firmeza, haciéndose notar su autoridad. Iba vestida con ropas anchas y algunas piezas de protección, al parecer hoy tocaba entrenamiento matutino. Con voz solemne empezó hablar.
Todos estáis al corriente de cual es vuestro papel en esta misión. Antes de llegar al objetivo os encontrareis con un pequeño grupo de guerreros, que muy bien conocéis
Miro a todos los miembros de la misión menos al Arion Que serán los encargados de llevarse las crías para domarlas y lograr que en un futuro no muy lejano sean nuevas monturas para la inquisición. Os estarán esperando en un pequeño pueblo que llegareis antes del anochecer si no hay ningún percance por el camino.
Ahora miro Arion por ser el autor de tal propuesta
Y por ult- puf Cole! Acaba de comerte ese queso enseguida! Qué asco.
Por poco no le entraron arcadas dejando a todos los presentes sorprendidos por tal reacción. El joven se acabó el queso de un bocado para disculparse algo apenado.
Perdóname inquisidora pero pensé que el queso era su comida favorita.
Lo sé, pero hace unos días no lo puedo ni ver. Y no te preocupes Cole, sé que no lo has hecho apropósito. Como iba diciendo, ir con cuidado y que dios os bendiga con la victoria.
Le sonrió con dulzura al joven rubio logrando que se animara de nuevo para luego despedirse e irse del lugar con su pequeña escolta. Le hubiera gustado tener una despedida más personal para su comandante pero por protocolo era impensable, pero ya se encargó anoche de solucionarlo. Una vez todos montados en caballos se pusieron en marcha. El elfo al principio dudo de las intenciones del otro mago pero acabo para sonreírle y empezar a charlar con alguien que apreciaba el verdadero conocimiento.
Me han informado que usted no es de nuestro mundo deduciendo que la información que posee sobre el Velo es escasa. Si me permite empezare por lo más básico para asentar unas bases fuertes. Pero si por el contrario usted ya está familiarizado con el tema le ruego que me comunique en lo que tiene dudas para solucionárselas sin que tener que dar tantos rodeos. La magia de nuestro mundo proviene del velo, si te puedes conectar en él, el poder de la magia es tuyo. Todas las razas, excepto los enanos, pueden utilizar la magia. El caso de que los enanos no puedan utilizar la magia es debido a su exposición prolongada al lirio. No sé si alguien le informo que es lirio en nuestras tierras. El lirio es un mineral tan peligroso que solo los mineros enanos más expertos pueden extraerlo y cuando se refina baja su peligrosidad, pero igualmente no hay que abusar de su poder. El lirio sirve para una gran variedad de utilidades, pero al ser mago intuyo que usted quiero saber que le puede afectar a los magos. Cuando se mezcla con líquido y se ingiere, el lirio permite a los magos entrar en el Velo completamente conscientes, a diferencia de todos los demás, que solo llegan a él dormidos. Esas posiciones también se puede usar para lanzar hechizos especialmente costosos, pues durante un breve tiempo conceden al mago mucho más poder del que normalmente tiene. No obstante, el lirio pasa su factura. El uso prolongado es adictivo, y el ansia de él se hace insoportable. Con el tiempo, los templarios se desorientan, incapaces de distinguir el recuerdo del presente o el sueño de la vigilia. Suelen volverse paranoicos, ya que sus peores recuerdos y pesadillas pueblan sus horas de vigilia.
Por un leve instante miro la espalda de Cullen que cabalgaba solo ya que su compañera decidió delatarse a ellos. Hecho esa pequeña pausa siguió explicando.
Se sabe que, además, los magos pueden sufrir mutaciones físicas: es notorio que los señores maeses del imperio de Tevinter estaban tan afectados por utilizar lirio durante tantos años que no podían ser reconocidos como de su propia especie, ni tan siquiera como criaturas que habían sido humanas. La magia convencional se origina en el Velo, el reino donde habitan los espíritus y donde los humanos, qunari y elfos visitan cuando sueñan. Para los no magos, ingresar al Velo mientras sueñas es una experiencia fugaz; pero para los magos, ellos son plenamente conscientes durante todo el incidente. El maná es la capacidad de uno para canalizar energía desde el velo, y esta energía se gasta en la práctica de la magia. Así como el Desvanecimiento puede ser remodelado por aquellos que han comprendido su naturaleza, así también el mundo de Thedas puede ser manipulado por medio de la magia a través de la creación de cosas dispuestas. La habilidad de un ser vivo para gastar maná es lo que define a un mago.
El acto de extraer poder del Desvanecimiento puede atraer la atención de los seres espirituales del otro lado del Velo, lo que aumenta el riesgo de posesión demoníaca si los magos no están lo suficientemente alerta. Un mago poseído se convierte en una distorsión de su ser anterior, un monstruo retorcido conocido como una abominación que tiene suficiente poder para borrar pueblos enteros del mapa. Es por esta razón que un mago debe tener suficiente fuerza de voluntad para dominar su magia para poder resistir a los demonios mientras están "despiertos" en el Velo.
Un mago usa la magia aprovechando el poder del Velo para esencialmente cuestionar la realidad, haciéndola mutable y capaz de ser reformada. Con este fin, los templarios son láminas ideales para los magos, habiendo sido entrenados específicamente para contrarrestar y "negar" la magia. Esto se hace por un método único de reforzar la realidad e inmutabilidad del mundo. Como una puerta que se estrelló en la cara del mago, los efectos mágicos se disipan y el mago no puede remodelar un mundo repentinamente obstinado. Desde la perspectiva de un mago, parece haber menos interrupción de hechizos y más un templario que refuerza una realidad en la que ese hechizo no puede ser lanzado en primer lugar. Cole ofrece una explicación diferente para los poderes de los templarios: después de ingerir lirio sus cuerpos se vuelven incompletos y tratan de conectarse a algo más viejo y más grande de lo que son. Buscan esa "otra cosa" y la magia no tiene espacio para entrar.
Se voltearon al ver al nombrado como les saludaba con una tímida sonrisa al estar atento a su conversación, le fascinaba el gran conocimiento de su compañero.
Espero haberle proporcionado la información que necesitaba para comprender el funcionamiento del Velo. Si usted tiene más dudas seria todo un honor respondérselas señor Arion.
Si por el fuera Solas se pasaría horas enteras hablando del Velo pero era consiente que no todos poseían el mismo ímpetu que el por el tema que él y no quería tosigar a una de las pocas personas que se habían mostrados interesados, pero sin darse cuenta se fue de la lengua. Sera puso mala cara ya que sabía que se paria todo el viaje escuchando estupideces de esos dos y decidió adelantarse para poder ver con sus ojos de elfa cualquier amenaza para el grupo. Tal como había indicado la inquisidora llegaron antes del anochecer, solo tuvieron que buscar un hostal que ondeara la bandera de la inquisición para saber que ahí están el grupo que buscaban. Entre ellos se encontraban:
Varric Tethras: Un pícaro miembro del Gremio de Comerciantes y un narrador consumado. También se le conoce por sus conocimientos en somníferos y paralizantes. Isabela: Capitana pirata de La Llamada de la Sirena. Su arte con la flauta puede hechizar a cualquiera como las leyendas que cuentan de las sirenas. Toro de Hierro: Un quanari líder de una compañía de mercenarios llamada "Los Batalladores". Poderoso guerrero que se encargara de trasportar los dragones dormidos al carruaje y de encargarse de cualquier que penga la expedición en peligro.
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Última edición por Cullen Rutherford el 2nd Octubre 2018, 15:32, editado 2 veces
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 11th Abril 2018, 18:48
Se encontraban todos reunidos en el comedor principal para el desayuno cuando la elfa se les acercó para plantear su pregunta. La cara de Cullen se tornó del color de la grana, pero el vizconde simplemente esbozó una sonrisa ladina mientras se llevaba a la boca un pedazo de pan blanco y le echaba un vistazo de arriba abajo a la rubia, sin tratar de disimularlo.
- Si os apetece podrías ser vos, mi osada dama -comentó, divertido.
Contrariamente a la fama de los de su raza, la elfa no era particularmente agraciada, pero siempre le habían gustado las mujeres arrojadas con el espíritu suficiente como para no tener pelos en la lengua. Caras bonitas podía conseguirlas fácilmente; las mujeres como Sera eran más difíciles de encontrar, y cuando uno lleva 45.000 años en el mundo encuentra aburrido todo lo que no suponga un reto.
La severa y adusta Cassandra vino a poner orden, llevándose a la elfa antes de que tuviera ocasión de replicar, dejando al Sumo Mago la ocasión de divertirse a costa de la expresión mortificada de Cullen.
- ¿Sabéis? Hubo un tiempo en el que yo también me avergonzaba ante éste tipo de situaciones -le confesó-. Con la edad aprendes a tomarte de manera natural lo que no es sino una necesidad natural de nuestro cuerpo. Deberíais aprender a relajaros, maese Cullen. Es bastante más sano -le aconsejó mientras untaba de mantequilla una hogaza de pan y la acompañaba con queso y cerveza-. Hubo un tiempo en el que tampoco bebía alcohol. Qué locura, ¿no? -bromeó antes de beber.
Sí, sin duda en el pasado él había sido tan ingenuo, honorable y riguroso cumplidor de las leyes como el templario. Era como volver a verse a sí mismo reflejado en su juventud, lo cual le suscitó una curiosa ambivalencia. Una parte de él no podía evitar tenerle simpatía, pero la otra parte, la amargada y cínica, pensaba que era un tonto que vivía engañado y que tarde o temprano tendría que aprender cómo funcionaba el mundo en realidad.
- My lady Cassandra, deberíais ser más indulgente, la dama Sera no ha hecho nada malo -dijo incoporándose con la jarra de cerveza en la mano-. En el lugar de donde procedo, la desnudez no estaba proscrita ni suponía nada de lo que avergonzarse y la ropa obedecía más a motivos prácticos que al temor al oprobio, así que por mí no temáis, pues no me siento ofendido. Y la oferta que os hice, dama Sera, sigue en pie -añadió con un guiño cómplice de sus ojos esmeralda-. Siento una especial inclinación por las mujeres honestas y directas.
La inquisidora apareció para terminar de aclarar los últimos puntos de la misión, y el vizconde se sentó a terminar su desayuno mientras la escuchaba. Prestó especial atención cuando se dirigió hacia él, pero la mujer se vio interrumpida por un acceso de náusea provocado por la visión y el olor de un alimento que, al parecer, anteriormente había sido de su agrado. Arión no necesitaba ser mago ni tener 45.000 años de experiencia para intuir a qué se debía, pero prefirió no decir nada. No conocía a la mujer y realmente aquello no era de su incumbencia.
Pronto, la comitiva estuvo lista para partir. Arión se había ataviado con ropas más apropiadas para la misión: chaquetilla, fajín y pantalones de cuero tintado suave y flexible que se ajustaba a su esbelto cuerpo como una segunda piel. La chaquetilla dejaba al descubierto los brazos, considerablemente más musculosos de lo que habría cabido esperar en un mago, y estaba abierta en el pecho mostrando la parte superior de su torso, donde refulgía la característica gema roja que le había visto nacer y constituía su sello personal. Completaban su atuendo diversos anillos, pendientes y amuletos mágicos que le servían como canalizadores de su poder.
Solas cabalgó a su lado, y a lo largo del camino se dedicó a explicarle el funcionamiento de la magia y el Velo, información que el atlante registró con avidez sin interrumpirle una sóla vez.
- Lo que me habéis contado guarda similitudes con el funcionamiento de la magia en mi mundo, aunque, por lo que veo, es considerablemente más peligroso -comentó-. En mi mundo, la magia se origina en los sueños de una poderosa entidad durmiente que conforma, en sí misma, una dimensión o plano de la realidad a la que denominamos "El Mundo Oscuro", y que supondría el equivalente de vuestro Velo. Uno de nuestros dioses, el Tejedor, se ocupa de hilar la magia en forma de hilos multicolor que descienden a nuestro mundo. Dichos hilos son invisibles para todos excepto para los que poseemos la segunda vista de la magia. Cada uno de los innumerables encantamientos que existen está controlado por un hilo de un color. Cuanto más poderoso eres, mayor es el número de hilos y colores que eres capaz de distinguir y utilizar para tus conjuros. Para poder hacer un sortilegio es preciso captar del aire los hilos necesarios y tejerlos hasta transformarlos en energía mística. Nosotros llamamos "Velo" a la fina barrera que separa nuestro mundo del reino de la magia. En el "Mundo Oscuro" habitan gran cantidad de demonios y seres espirituales, algunos de ellos muy poderosos, y también se han dado casos de posesión, aunque no se trata de algo tan común como parece ser en vuestro mundo. Para conseguir salir del Mundo Oscuro un demonio tiene que ser extremadamente poderoso, y, por fortuna, no existen tantos a ese nivel de poder.
>>Por mi parte, hace mucho tiempo en mi mundo me vi obligado a realizar un costoso ritual para devolver las energías a un sol moribundo y salvar al planeta de los hielos de una glaciación inminente. Lo conseguí, pero el coste fue alto... En el proceso perdí mi conexión con la magia. Por ello me veo obligado a depender de objetos y amuletos cargados de poder de los cuales extraer la energía que necesito para obrar mis conjuros. Es la razón por la que necesito de los servicios de Cullen. Pero nací siendo mago, y esa capacidad y potencialidad continúa existiendo en mi interior. Como una vez me dijo una sabia hechicera: "Donde una vez ardió un gran poder, siempre hay una chispa que permanece". Deberíamos realizar las pruebas para ingresar en el Velo cuando lleguemos a la posada donde nos aguardan sus compañeros. Cuanto mayor sea mi acceso a la magia, mayores serán nuestras probabilidades de triunfo.
Estaba dispuesto a correr cualquier riesgo con tal de volver a sentir la magia fluyendo por sus venas.
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 2nd Octubre 2018, 15:32
Una vez habían llenado sus estómagos empezaron a trazar la estrategia de ataque, trazándolo todo en el mapa, marcando las posiciones de todos. El objetivo era fácil de explicar: tenían que capturar vivas a las crías y matar a la madre. La inquisidora no quería dejarla viva por posibles represarías que pudiera causar cuando fuera a buscar a sus hijos. Cuando todos entendieron sus roles pasaron al segundo punto del día: Enviar Arion al velo para que pudiera utilizar la magia. En una de las habitaciones donde se hospedaban Solas preparo un círculo mágico.
Ahora señor Arion túmbese en el centro del círculo mágico para dormirse y poder acceder al velo. Pero no se preocupe, más un amigo mío lo estará esperando para guiarle por esas extrañas tierras. Cuando mates al demonio de fuego habrás demostrado ser capaz de dominar la magia de nuestro mundo.
La mitad del grupo se quedó a observar mientras que los restantes iban a descansar, a media noche cambiarían los relevos. Cuando Arion se tumbó en el medio del círculo mágico Solas paso sus manos por encima del cuerpo del vizconde, conjurando la magia del sueño.
Recuerda; si mueres en el velo también morirás en el mundo real.
Dijo tranquilo el elfo, parecía un hombre que nada pudiera afectarle. Lentamente la magia fue haciendo efecto, los parpados se fueron cerrando en un profundo sueño. Al abrir los ojos se encontró en otro mundo, en uno donde trozos de tierra flotaban y todo parecían reflejos de espejismos. Lo único que parecía cierto era la tierra por la cual Airon se levantó para observar todo a su alrededor. Entre una seca maleza apareció un pequeño roedor el cual se coloco delante del mago.
Tú debes de ser el compañero de Solas, no tengo nombre pero puedes llamarme Ratt. Encantado de conocerte y espero que sepas utilizar magia para defenderte de los lobos de fuego.
Dicho eso Ratt se trasformó en un hombre moreno con el pelo corto y una barba de una semana, llevando una simple túnica. Empezaron a andar por esas extrañas tierras, a veces se podían ver fantasmas pero enseguida desaparecían. Como había dicho Ratt aparecieron tres lobos de fuego, él rápidamente se trasformó en roedor y se escondió en el primer agujeró que encontró dejando el combate todo para Airon. El combate resultó ser fácil ya que los lobos eran pequeños y con un simple hechizo de ataque desaparecían, ideal para aprendices. Cuando todo estaba tranquilo Ratt salió de su escondite y se trasformó de nuevo en humano.
Solas ya me dijo que no eras un simple aprendiz, bien por ti porque el combate contra el demonio de la ira no será tan fácil. Sigamos, ya no queda mucho.
Siguieron el camino pero en el medio se encontraron un gran oso negro con peligrosas cuchillas por todo su cuerpo durmiendo, Ratt intento pasar por su lado sin despertarlo pero fue en vano.
En esa dirección solo… encontrareis el demonio de la… ira… pero si acertáis mis… acertijos le concederé al espíritu de… la cobardía el poder…de ah…transformarse en un fuerte oso… pero si no queréis… no me importa… ya que seréis vosotros… los que moriréis.
Dijo el espíritu de la pereza. Ratt se rasco la nuca algo nervioso por ser pillado.
Podríamos intentarlo, aunque yo soy muy malo con los acertijos.
Se disculpó el roedor. Acto seguido el oso comenzó a recitare sus acertijos:
1-Tengo costas sin arena mares sin corriente montes sin tierra y ciudades sin gente que soy A) Un desierto B) Un barco C) La luna D) Un mapa
2-rara vez me tocan pero me contiene a menudo. Si me usas con ingenio, serás agudo. ¿Qué soy? A) Un asa B) La lengua C) Un genio D) El aliento
3- A menudo invento historias, aunque sin cobrar. Amenizo veladas completas, que no podrás recordar. ¿Qué soy? A) Un mentiroso B) La música C) Un libro D) Un sueño E) Una araña
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 19th Diciembre 2018, 00:01
Arión se puso de pie sin sentirse impresionado. La geología del Mundo Oscuro era bastante similar, y él lo había visitado en varias ocasiones. Una vez incluso había estado atrapado durante varios días en aquella dimensión infernal hasta que había encontrado la manera de regresar. Con aire distraído se limpió el polvo que había cogido la ropa por haber estado tumbado en el suelo. No se trataba de una necesidad auténtica, claro, ya que aquél polvo no existía físicamente en el plano real, pero fue más un acto reflejo que otra cosa. La inmortalidad, además de cambiarle el carácter y el codigo moral le había dejado de regalo varias manías, y la extrema pulcritud y necesidad de orden era una de ellas.
Enarcó una ceja cuando vio aparecer al ratón.
- ¿Y qué eres tú, Ratt? -inquirió, flexionando una rodilla y apoyándose sobre la otra para poder observar al animalillo con curiosidad-. ¿Una especie de psicopompo?
Él había tenido un amigo así durante el tiempo que su alma había estado atrapada en el limbo entre la vida y la muerte, un simpático y travieso diablillo de nombre Ghy que le había mantenido en la ilusión de una eterna infancia durante los milenios que su padre tardó en encontrar la manera de devolverlo a la vida.
No bien hubo terminado de formular la pregunta, un halo mágico envolvió al roedor, que comenzó a aumentar exponencialmente de tamaño y peso hasta convertirse en un hombre de apariencia desaliñada quien, al parecer, sería el encargado de convertirse en su guía por aquellas tierras. Bueno, si algo le había enseñado la experiencia era que no se podía juzgar a nadie por las apariencias. Si no, que se lo contaran a Mara, la pequeña adolescente capaz de transformarse en un gigantesco dragón...
Arión era, entre otras cosas, maestro en nigromancia, por lo que la presencia de los fantasmas apenas le afectó. Los lobos de fuego, en cambio...
- Qué interesantes criaturas -comentó, estudiando el aspecto terrorífico de los seres como quien admira una nueva clase de mariposa-. Interesantes, sin duda... Mas dudo que seáis invulnerables a mi magia.
Tras decir ésto, los ojos del hechicero se encendieron en un resplandeciente tono verde sin pupila, como esmeraldas, juntó ambas manos y lanzó un rayo de escarcha a la primera de las criaturas, tornando en hielo el fuego y petrificándola al instante. Moviéndose con la rapidez del relámpago repitió la maniobra sobre los otros dos espectros antes de que pudieran llegar a atacar, convirtiéndolos en estatuas de hielo en movimiento y terminando el combate antes de que hubiera llegado a empezar. Fácil. Demasiado fácil. Tanto, que ni siquiera se molestó en romper las estatuas para asegurarse de que no podrían recuperarse por arte de magia. Bah. No merecían ni un segundo más de su tiempo.
- Hace muchos milenios que no soy un aprendiz, querido amigo -contestó arrogantemente al ratón una vez reapareció-. Llévame ante ese demonio tuyo. Tengo ganas de un combate de verdad.
* * * *
El oso con el cuerpo cubierto de cuchillas supuso una novedad para el mago, que podía presumir de que había muy pocas cosas en el mundo que no hubiera visto o que le pudieran sorprender. Pero aquél oso... Jamás se había encontrado con algo tan peculiar. Tenía que tratarse de algo demoníaco. Una criatura tan aberrante no podía haber sido fruto de la magia de Deedra. Casi se alegró de que despertara, pues le inspiraba curiosidad.
Espíritu de la Ira... espíritu de la Cobardía... ¿qué era él, entonces? ¿La Pereza? Fascinante...
- Un mapa -respondió a la primera pregunta sin vacilación-. La lengua -al escuchar la última pregunta sonrió con suficiencia-: El sueño. Cumple tu promesa, espíritu.
En su arrogancia ni se le pasó por la cabeza la posibilidad de que pudiera haberse equivocado.
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 2nd Octubre 2019, 16:01
El espíritu de la pereza bostezo y cumplió con su palabra. No era el espíritu de las mentiras, sino el de la pereza, por lo cual se tomaba su tiempo para cualquier cosa. Como prometió le entrego el poder de transformarse en oso a la rata para poder luchar junto a espíritu de la ira que los esperaba más arriba. Una vez cumplida su parte se volvió a dormir. Ratt tardo un poco en asimilar sus poderes y lleno de energía dijo:
¡Vamos a por ese espíritu de la ira! Yo también estoy que ardo.
Una vez subieron la colina vieron como dicho espíritu los estaba esperando, con solo verlo Ratt ya empezó a dudar de sus capacidades y se quedó en un rincón.
¿eres bueno con la magia de hielo? Al ser de fuego le hace mas daño…ah…tan cerca y tan lejos a la vez…bueno, estas conmigo, no tengo nada que temer ¿no? Cuando estés listo me trasformo en oso y vamos a por el… a no ser que entre en razones…
Se miró las manos un poco asustado por la idea de luchar contra ese espíritu maligno. Cuando el mago le dio la orden se trasformó y fue atacar al espíritu de la ira. Más que atacar lo que hacía era llamar la atención y salir corriendo para darle tiempo Arion a preparar sus conjuros. Una vez eliminado, de sus cenizas salió un círculo de luz azulada.
¡Felicidades señor mago! Ha completado su entrenamiento, ya puedes volver con los tuyos…yo… me quedare aquí porque no sé qué hay al otro lado…bueno si, pero esto ya lo conozco y puedo ser un oso, seguro que me dejaran tranquilo…¿no?
Dijo aun dudoso de sus posibilidades, al parecer siempre será un espíritu de la cobardía por mucho que tuviera nuevos poderes. Cuando se subió al círculo se despidió con la mano, empezando a deformarse el espacio para entrar en la oscuridad más profunda, al cabo de unos segundos volvió a estar en la habitación junto a sus compañeros.
Veo que has completado con éxito tu misión ¿Cómo se siente al poder utilizar la magia del velo?
Dijo Solas de forma calmada, como si el resultado de todo eso no le importara o ya se esperaba del éxito de Airon.
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 5th Octubre 2019, 01:02
El espíritu de la ira resultó ser una especie de gólem de fuego; nada contra lo que el hechicero atlante no se hubiera enfrentado con anterioridad.
- Qué... decepción -musitó para sí. Ante la pregunta de Ratt, asintió, al tiempo que sus ojos se volvían rojos ante el mandato de la magia-. Pierde cuidado, pues controlo todos los elementos, y el hielo es mi favorito.
Se había pasado la mayor parte de su vida en Atlantis rodeado de hielo durante la glaciación, y había terminado por desarrollar una suerte de afinidad hacia él. El tiempo que había pasado conviviendo con Icestarr había contribuido a ello.
Cuando el demonio se dirigió hacia él, empezó a lanzarle rayos de hielo, uno tras otro mientras Ratt conseguía distraerlo y desviarlo para que no pudiera alcanzarle. Al poco tiempo, el ser se había congelado por completo y bastó un simple zarpazo de la poderosa forma de oso para destrozarlo en mil pedazos.
Al parecer, aquello era cuanto hacía falta para poder entrar en comunión con la magia del Velo. En realidad, había sido una prueba harto sencilla: acertijos simples y enemigos de bajo poder; la verdad es que dudaba que más que unos pocos magos fracasaran al afrontarla.
Tras despedirse de Ratt, abrió los ojos, de regreso en el mundo de los vivos. La gema que reposaba sobre su pecho descubierto se había vuelto de color escarlata intenso, reflejando el cúlmen de su poder, y un aura de palpitante energía le rodeaba, resplandeciente y viva. Casi había olvidado lo que era sentir de nuevo la magia fluyendo por tus venas, aquella sensación embriagadora de poder casi absoluto...
Ante la pregunta de Solas estuvo a punto de responder: "completo". Pero entonces recordó a Chian, y en lo vacío que se había sentido desde su muerte, un vacío que ni toda la magia del mundo podría llenar. No había vuelto a sentirse completo desde que había perdido a su compañera, y muy posiblemente no volvería a experimentar esa clase de plenitud hasta el día de su muerte, si es que llegaba.
- Estoy vivo, y es lo que importa -dijo, con un cierto matiz sombrío en su expresión que no casaba con el triunfo experimentado-. Pongámonos en marcha -indicó poniéndose en pie-, pues tengo una promesa que cumplir. ¿Dónde está ese dragón?
Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 30th Julio 2020, 12:58
La dragona y sus crías están en un valle a dos horas de aquí. Así que más nos vale coger fuerza para mañana, nunca hay que subestimar la fuerza de un dragón.
Hablo Cullen dejando el mapa en la mesa siendo el primero siendo seguido por el resto del grupo para bajar a la taberna a comer.Una vez habían llenado sus estómagos empezaron a trazar la estrategia de ataque, trazándolo todo en el mapa, marcando las posiciones de todos. El objetivo era fácil de explicar: tenían que capturar vivas a las crías y matar a la madre. La inquisidora no quería dejarla viva por posibles represarías que pudiera causar cuando fuera a buscar a sus hijos. Cuando todos entendieron sus roles se fueron a dormir para recobrar fuerzas. A los primeros rayos de sol el grupo cada vez más numeroso se pusieron en marcha, Iron bull conducía un carro escoltado por sus dos compañeros. Tardaron un par de horas en llegar al pequeño valle donde habitaba el dragón y enseguida se pusieron con el plan. Primero entro en escena Isabela tocando su mágica flauta cautivando a las crías, alejándolas de la durmiente madre. Una vez lejos del cuidado de la madre, Varric les disparo una flecha cargada de somnífero a cada cría, durmiéndolas al instante. Iron bull cargo con las tres crías y las dejo en el carro atándolas con fuerza para que no se cayeran en el trayecto o se escaparan. Una vez cumplido su parte del plan los tres se fueron a una granja donde domarían a las crías. Ahora era turno del primer grupo de actuar. Como habían acordado Cole rodeo al dragón para que antes que se despertara saltarle al cuello abriéndole una profunda herida donde la sangre empezaba desbordar, para asegurarse un golpe critico previamente Sera le había envenenado las hojas de las dagas. Pero el veneno tardaría hacerle efecto al ser un ser tan grande. Preparados para cualquier contraataque del dragón Solas protegió a Cole con una de sus barreras.
Ahora era turno del mago Arion para inmovilizarlo completamente, esperando que la clase magistral de Solas haya podido ayudarle a comprender la magia de este mundo. Si Arion fallaba en su intento pasarían al plan B.
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Tema: Re: La génesis del herrero (Cullen Rutherford) [Edad Media] 13th Agosto 2020, 18:31
Arión supervisó todo el proceso desde una posición algo más elevada para poder intervenir si era necesario.
- Adelante -les dijo a los cazadores una vez Iron Bull se hubo alejado con las crías-. Avanzad sin temor, pues nada de lo que podáis temer puede superar mi magia.
Y era cierto... la notaba hervir y bullir en su interior con la misma energía que había tenido en sus primeros años, antes de que las circunstancias le obligaran a sacrificarla al sol. Gracias al ritual de Solas había podido volver a entrar en comunión con su magia, y era una experiencia maravillosa que nunca había pensado que podría volver a sentir. Casi iba a echar de menos marcharse de aquél mundo... Quizá debería quedarse una temporada. Después de todo, era inmortal...
Cole se aproximó a la dragona durmiente mientras Arión permanecía firme en su posición, acumulando la magia en su interior. El primer tajo despertó a la criatura, y, en ese momento, Arión hizo un simple gesto hacia el suelo, que se partió en dos bajo la rugiente bestia. El mago extendió las manos, y dos haces de energía resplandeciente envolvieron al monstruo mientras la tierra lo engullía, cerrándose en torno a su abdomen, atrapándolo y dejándolo indefenso.
- No puede moverse -indicó a los restantes miembros del grupo señalando hacia el dragón-. Matadla pero procurad usar armas a distancia que os mantengan fuera del rango de su aliento de fuego.
Su tono era frío, inclemente y desprovisto de piedad. Los siglos y milenios le habían curtido, despojándole de cualquier rastro de la vulnerabilidad que había tenido de niño. Para el atlante, aquella bestia no era más que un peligro a neutralizar, o, en éste caso, un simple obstáculo para conseguir el preciado objeto que le había encargado al herrero.
Con la dragona inmovilizada, herida y envenenada, no resultó difícil rematarla, después de lo cual, Cullen tomó lo que le hacía falta para forjar la daga y regresaron al Fuerte.
* * * * *
- Es... perfecta -dijo el mago calibrando la daga que le había forjado el herrero siguiendo sus indicaciones.
Era una daga relativamente sencilla, siendo lo más destacable el enorme ópalo rojo que relucía en el centro de la empuñadura, a juego con la gema que Arión siempre lucía en su pecho y que era donde estaba imbuida la magia, pero estaba bien afilada y el equilibrio era perfecto. El atlante estaba seguro de que no sólo le serviría para hilar el conjuro de teletransporte si se daba el caso.
Volvió a introducirla en la elegante vaina gris con acabado dorado que se encontraba ceñida en su cintura y alargó la mano para estrechar la mano del caballero.
- Ha sido un placer, maese Cullen -dijo con sinceridad-. No dudéis que tendré excelentes palabras de vos para el Shadowpact, por lo que no creo que tarden mucho en contactar con vos. Para mí no será hasta dentro de quinientos años... Para vos, quizá no pase ni un mes, tales son los prodigios que la magia es capaz de realizar. Nos veremos pronto... O no...
Y, con una floritura de su nueva daga, dibujó un pentagrama ardiente en el cielo y desapareció a través del portal que se creó.