Hablemos sobre Gotham (Batman y miembros de la Bat-Familia a posteriori)

-El señor Bruce viene de regreso de su viaje de negocios a Star City, comisario. ¿Quiere que le deje el recado?

-Dile de paso que es muy importante, Alfred. Aunque a estas alturas se debe de haber enterado. Le espero donde siempre a la hora de siempre.

Veinticuatro horas después de dejarle el recado al mayordomo de la familia Wayne, Gordon se estaba tomando un descanso en la cafetería Happy Brenda, frente a la comisaría. Aunque la situación estaba teóricamente bajo control el cuerpo seguía como loco recorriendo cada rincón de una Gotham sumida en el caos. Los telediarios copaban la programación, lanzando explicaciones a cada cual más descabellada sobre el origen de aquel "choque de dimensiones", o como quiera que lo llamase el científico charlatán de turno. Gordon no entendía de paradojas dimensionales, brechas espacio-temporales o zarandajas de ese tipo. Era sólo un hombre con una placa y un juramento de servicio a una ciudad que le había dado la espalda demasiadas veces. Y esta vez había decidido directamente orinarse en su cara.

En una sola noche se le habían abierto ocho frentes distintos: los Narrows, el casco antiguo de la ciudad, los restos del lunático proyecto de Arkham City... La mesa de su despacho tenía montañas de informes y denuncias que llegaban hasta el techo sobre edificios fusionados, gente que desaparecía y de repente volvía a aparecer fusionada con otra gente... ¡Incluso dinosaurios! La propia Montoya había declarado haber tenido que frenar a un maldito T-Rex a base de disparos y con ayuda adicional del ejército. Y para colmo una fuga masiva en Arkham Asylum y Blackgate. La ley de Murphy había hecho su agosto.

Por lo menos las anomalías habían cesado, por lo que no tendrían que preocuparse por más "fusiones" o por gente tragada por agujeros negros. Ahora Gordon pensaba en otras cosas, con los nervios a flor de piel, el dónut medio hundido en el café espeso y espumoso. La plantilla al completo de los lunáticos más peligrosos de aquella ciudad estaba suelta, y todos sabían de qué eran capaces aquella caterva de psicópatas cuando se unían. Lo que más le preocupaba era la ausencia de su más valioso aliado. ¿Dónde demonios estaba Batman? ¿Acaso se lo había tragado aquella crisis? Dios quisiera que no. Paradójicamente era la única persona con la que le tranquilizaba hablar. Al menos mientras estaba de servicio.

Ahora esperaba hablar con otra persona. La única fuera del cuerpo que aún conservaba un mínimo de sensatez en aquella ciudad de locos. El alcalde estaba demasiado ocupado dando mítines y chupando cámara mientras se ponía histérico y descargaba buena parte del trabajo sobre los hombros de funcionarios incompetentes. El cuerpo de policía estaba saturado de trabajo, y ni siquiera él tenía tiempo de pasar por casa y ver si Barbara estaba bien. La había llamado varias veces, pero no le contestaba al teléfono. Pero no era de extrañar pensar que las líneas estuviesen colapsadas. Sólo deseaba recuperar un tren de vida normal, o al menos todo lo normal que se podía permitir en Gotham. Estaba muy cansado.

Sólo dos cosas le permitirían recuperar energías. La primera, el café de Happy Brenda, definitivamente mejor que el alquitrán de las máquinas de la comisaría. La segunda, una conversación con el único hombre de la ciudad con poder e influencia suficiente para ejercer un cambio en aquel desbarajuste, y que por fortuna no estaba del lado del crimen.

No pudo evitar echar de menos los tiempos en los que Harvey Dent formaba parte de su triunvirato, como él mismo lo llamaba. Antes del maldito accidente.

¡Jim!

Vino antes de lo esperado. Aún con todo ese caos y su agitada y siempre ocupada vida de multimillonario, el bueno de Bruce Wayne aún podía sacar tiempo para el viejo zorro. Por ese tipo de detalles Gordon aún no se había rendido con Gotham.

Disculpa la demora, ya sabes como es el transito en Gotham...

-Tranquilo, Bruce... Lo que me sorprende es que no te haya caído una ballena del cielo -aún en aquellas circunstancias se podía permitir bromear un poco. ¿Quién fue aquel que dijo una vez: "No te tomes la vida tan en serio, a fin de cuentas no saldrás vivo de ella"? Espera... Puede que no quisiera averiguar quién fue a fin de cuentas.

Bruce se sentó y pidió en primer lugar. Jim se conformó con un cappuccino y una bandeja de donuts glaseados, su desayuno favorito cuando podía permitirse algo de calma.

Espero no te haya molestado no poder encontrarme...Por Harvey, y por los viejos tiempos...

-Los dos tenemos vidas muy agitadas, Bruce... Pero sí, por los viejos tiempos. Y por que nunca los enterremos en el olvido.

Chocó la taza con él. No era sólo la pérdida de Harvey Dent. Ambos compartían muchos recuerdos, el primero de ellos relacionado con el Callejón del Crimen. Aún recordaba la mirada llorosa de aquel jovencito de siete años, perdido y desamparado, incapaz de comprender el alcance y la naturaleza de la maldad humana. Suyo fue el hombro que le reconfortó y le prometió que encontraría al responsable, y lo llevaría ante la justicia. Sólo pudo cumplir su primera promesa. Falcone se aseguró de que la segunda nunca llegara.

Cuando lo veía ahora, dueño de la empresa de su padre, usando su fortuna para causas benéficas y con el semblante de quien sabe que sólo dormirá mejor en un mundo más justo que el que se dejó el día anterior, no podía evitar sentir cierta punzada de orgullo. En cierto sentido, Bruce era como un hijo para él, aunque guardasen respetuosa distancia. No toleraba que nadie le criticara abiertamente de "millonetis" o "playboy". Bien sabía James que ésas en el fondo no eran más que máscaras sociales. Lo sabía muy bien. Él mismo se veía obligado a usar máscaras en público más veces de las que le gustaría.

Me imagino que querias hablar conmigo de todo lo que esta sucediendo en Gotham...Lo vi en las noticias, todo un caos...Pero antes, ¿Como esta barbara? ¿Haz sabido algo de ella en medio de todo este caos?

Las intenciones de Bruce eran buenas, pero sus palabras despertaron inconscientemente un tic nervioso en Gordon. Barbara...

-No, me temo que no. Las líneas están colapsadas, el trabajo me tiene esclavizado. Nada me gustaría más que mandarlo todo al infierno, ir a casa y asegurarme de que está bien... Pero ya sabes cómo funcionan estas cosas. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, o eso dijo alguien. No puedo dejar a Gotham atrás... por mal que me pese.

Tras darle un breve sorbo al café, miró de nuevo a Wayne. En su frente se percibieron las arrugas de ese fruncimiento de ceño que indicaba a las claras que tenía algo más carcomiéndole la cabeza.

-De eso mismo quería hablar yo, Bruce: de Gotham. Los dos estamos enterados de lo que ha pasado, tanto aquí como en el resto del mundo. Dime, ¿qué piensas al respecto?

Inevitablemente, Batman surgió en el tema de conversación, como tantas otras veces. Bruce mantenía un prudente distanciamiento moral con respecto al vigilante. Reconocía el valor de su labor, pero no aprobaba que actuase fuera de la ley. Hace años, cuando él sólo era un sargento de policía, le hubiese dado la razón. Pero llevaba demasiados años trabajando en aquella ciudad para entender lo que significaba que uno de sus ciudadanos se hartara, se levantara y golpease sobre la mesa diciendo: "Hasta aquí hemos llegado". Y si nunca había emprendido acciones legales contra Batman, pese a lo mucho que inquietaba a ciertos políticos y compañeros del cuerpo, no era sólo por la inestimable ayuda que le había ofrecido hasta la fecha. Era una cuestión moral muy sencilla, muy simple, y a la vez de gran importancia para Gordon: el Murciélago no se manchaba las manos. No importaba cuán cruda fuese la situación, cuán pervertido o cruel fuese su oponente, Batman jamás se rebajaba a su nivel. En el fondo, Gordon podía llegar a entenderle: ambos debían mantener una terrible lucha interna por que su ética y sus principios no flaquearan y dejaran paso a su rabia. Lo que distingue a un justiciero de un vengador es una línea tan delgada como clara: cualquiera puede matar, pero muy pocos pueden perdonar.

Y luego la conversación regresó a Gotham.

Tengo miedo, Jim, miedo de lo que vaya a suceder, mas que nada, porque no tenemos idea de ello...¿Haz acampado alguna vez? Perderse en la oscuridad es espantoso, sin luces, no sabes adonde ir, te sientes rodeado de peligro, pero no puedes poner tu dedo sobre que sucedera; Asi estamos nosotros en este momento, con incendios, tormentas, nuevos criminales, pero siendo los mismos de siempre, sin saber nada nuevo, o tener nadie nuevo a quien acudir, y lo peor...Batman, esta bastante ausente desde que todo esto ocurrio, hasta me atreveria a decir que no esta en Gotham, porque al menos yo no he sabido nada de él...

-Dios quiera que te equivoques, Bruce. Si hay un momento en que es necesario, es justamente ahora.

Trató de mantener a Barbara a un lado de sus pensamientos para concentrarse en darle una correcta respuesta a Wayne sobre lo que pensaba de la cuidad.

-Entonces seré franco: la situación se nos está yendo de las manos. La policía ha conseguido recuperar el control sobre el centro histórico y Gotham empieza a recuperar el ritmo a marchas forzadas. Hemos tenido que habilitar un espacio en el zoológico para contener a ciertas especies animales que se han filtrado durante este desastre. Por loco que suene, la mayoría de ellas no han sido vistas en la Tierra desde hace 65 millones de años, lo menos. ¿Pero el resto? Un caos. Los Narrows están ahora en mano del crimen organizado, lo han convertido en su pequeño bastión y es poco menos que una zona de guerra. La zona de lo que antaño fuese Arkham City tampoco se queda atrás. Y, por supuesto, eso sin contar con otra fuga masiva de Arkham. De verdad, empiezo a preguntarme si no necesitaremos cambiar de manicomio. Ese centro tiene de máxima seguridad lo que yo de jugador de la NBA.

Se rió entre dientes y dio otro pequeño sorbo a su café, seguido de un mordisco a su rosquilla.

-Y, por supuesto, andan todos en paradero desconocido: Joker, el Espantapájaros, Victor Zsasz... Se habrán escondido como las ratas que son, muy presumiblemente en los Narrows, pero como dije la zona es poco menos que un protectorado del crimen ahora, así que es suicida internarse allí. Killer Croc también anda fugado, sostuve una persecución con él hace pocas semanas, pero el maldito monstruo escapó tras hacer pedazos a todo mi escuadrón. Aunque los que me preocupan son los que están fuera de Arkham por la vía legal. Hace apenas cuatro meses o así que Pamela Isley fue dada de alta, algo que a mí en lo personal me huele a gato encerrado. Pero ya sabes cómo funcionan estos burócratas de Arkham, todo lo que acontece entre sus muros es clasificado, incluso para la policía. Con semejante nivel de desincronización es normal que esos pájaros se fuguen cada dos por tres... Y hablando de pájaros, creo que tu viejo amigo Cobblepott sigue haciendo de las suyas en su club Iceberg Lounge. Por supuesto, con la sutileza suficiente para no llamar la atención de las autoridades. Pero, como digo, esos dos son precisamente los que más me inquietan. Con todo lo que ha sucedido recientemente, me sorprendería si no decidiesen retomar su vida delictiva.

Tras la parrafada, suspiró ampliamente y miró a Bruce, tal vez esperando una respuesta.

-Y, en definitiva, ése es el panorama. Aún resistimos, y resistiremos hasta el final. ¿Pero hasta cuándo? Ojalá lo supiera...

Cuando Bruce volvió a sacar su costado más playboy con la camarera, Gordon apenas masculló algo ininteligible y sonrió de lado mientras le daba un nuevo sorbo al café. Era precisamente ese costado del multimillonario el que la prensa magnificaba. Y no parecía importarle. Es más, a veces tenía la sensación de que quería hacer hincapié en ello, como si de algún modo se construyera una fachada. Habían pasado ya veintisiete años después del incidente. ¿Todavía no lo había olvidado? Suponía que algo como eso jamás se olvidaba. Le entristecía pensar que un hombre como él acabaría pasando su vejez solo por su incapacidad de llenar una fuerte carencia afectiva.

Escuchó todas las observaciones de Bruce acerca de lo que necesitaba Gotham, tanto por parte de los "viejos zorros" como desde fuera. No compartía su visión amable sobre los criminales más peligrosos como Ivy o Cobblepott. ¿Cómo culparle? Él no había tenido que vérselas cara a cara con el costado más depravado de la ciudad. Él llevaba esos veintisiete años trabajando en el cuerpo, se había ganado su cargo en el G.C.P.D. a pulso, y sabía distinguir a un ratero de medio pelo que sólo necesitaba una lección de un psicópata sanguinario que mataba cada día a decenas de personas sólo por placer. El primer paso para la redención consistía en reconocer y arrepentirse de tus errores. Ni Ivy, ni Cobblepott, ni mucho menos el Joker, habían dado la menor muestra de ello en todos los años que llevaban activos. ¿Como reinsertas a una mente tan perturbada? No podía, y en el fondo, no quería pensar en ello.

-Bruce, entiendo tus intenciones mejor que nadie. Es muy noble por tu parte pensar en la redención de Pamela Isley. Pero créeme, yo no soy alguien que juzgue a las personas a a ligera. Reconozco que su historia es una tragedia, pero no es el pasado de un hombre o una mujer lo que le define, sino lo que decide hacer a partir de ahí. Isley podría haber utilizado su nueva condición para unirse a Greenpeace, o a cualquier otra ONG ecologista de las miles que hay repartidas por el globo. Pero en su lugar, decidió convertirse en una asesina en serie. Y jamás la he oído arrepentirse por ello. En cuanto a Arkham, cada vez estoy más convencido de que hace tiempo que han perdido el norte. Ya no hay verdadera preocupación por la rehabilitación, tan sólo por mantener a los enfermos a buen recaudo. Y yo diría que para mejor...

De todos modos, Bruce siempre sabía dar buenos consejos. A veces pensaba si el problema no estaba en que él era más joven y emprendedor, y por tanto más original, y él estaba demasiado acostumbrado a hacer las cosas a la vieja usanza.

-Supongo que tienes razón, Bruce... Pero ya sabes lo que la gente opina con respecto al cambio. Y más cuando éste ha venido a llamarnos a las puertas del modo en que lo ha hecho. Pero qué menos puedo hacer que reconocer tu parte de razón. Sólo espero que encontremos una forma para adaptarnos sin volvernos locos en el proceso...

Cuando la camarera le dejó el número de teléfono, Gordon rió secamente, terminándose el donut poco después.

-Y sin embargo aún sigues soltero... ¿De qué te sirve el filo si no tienes piedra con qué mantenerlo?

Lo había dicho en tono jocoso, pero esperaba que no se lo tomase a mal.

A veces, un incendio puede comenzar con nada mas que un fosforo encendido que cae al suelo. Las palabras de Gordon sobre el final, por mas ligeras que pudiesen ser en intención, me hicieron erguirme contra el respaldo de la silla, casi como si me hubiese disparado con su arma. Mi vida habia pasado a través de dos personas: Mamá y Papá. Al dia d hoy, no podia llamarlos de otra forma, no los habia podido poner en ese dichoso lugar en el corazón del que todos hablan, y cada dia, me sentia un poco mas solo, un poco mas triste, y me cuestionaba más si tenia algun sentido estar vivo, despues de todo, el mundo siempre tendria crimenes, siempre habrian criminales, y Batman jamás alcanzaria para detenerlos a todos. Y sin embargo, otras palabras reemplazaban cada vez mas a esa sensación de vacio y esa sed de venganza que siempre me habian acompañado, las mias propias, escritas desde otra dimensión que ya no existia, tratando de decirme que dejara de autoimponerme la soledad, que buscase amigos, que me atreviese a buscar el amor.

No es una cuestión del filo...

Musité, tratando denonadadamente de regresar a mi papel, pero note que sonaba triste y alicaido, no serio, solo debil. ¿Batman de novio? ¿Batman saliendo a comer algo con amigos? Solo preguntarselo lo hacia sonar increiblemente ridiculo, como una mala broma que incomoda a quienes la oyen con ese escozor que solo el pésimo humor puede provocar. Habia guardado la carta enseguida, tratado de olvidarla, pero las palabras daban vultas en mi cabeza, como si el Bruce de Carrie Kelly me tomase por el hombro y se diese a la tarea de introducir sus enseñanzas en mi cabeza por la fuerza, con la misma insistencia con la que yo interrogaba a los criminales en mis patrullas nocturnas. ¿Como cambiaba una vida dterminada por el rencor y la carencia? No veia la forma, esos sentimientos dificiles eran los que me potenciaban, los que me daban las fuerzas para hacer justicia contra aquel mundo criminal que me habia despojado de aquello que mas queria en esta vida. Sonreir, ser feliz, divertirme, todas cosas que habia relegado a esa elaborada fachada que me gustaba llamar "Bruce Wayne", y que unas simples palabras habian golpeado con fuerza en este momento.

...Sino de encontrar la piedra adecuada...

Dije, casi en un susurro pensativo, aun intentando volver al papel, ese papel que yo habia creado para engañar al mundo, esa otra parte de mi que habia convertido en una fachada, y que sin embargo, siempre intentaba volverse una realidad. Demasiadas preguntas, demasiados giros, rampas y escaleras en el laberinto de mi mente. Desde que habia tomado y leido aquella misiva, me sentia presionado, no ya tranquilo en la triste quietud de mi vida, sino empujado como por una fuerza imposible de ver hacia nuevas cosas. Algo me indicaba que siguiera lo escrito al pie de la letra, y saliera a buscarme una vida, a buscar nueva felicidad, la felicidad que mis padres nunca pudieron darme, pero  hacerlo es arriesgarme a abandonar ese dolor y ese rencor que me potencian, es arrisgarme a dejar aquello que me vuelve Batman, es arriesgarme a olvidarlos a ellos, a olvidar lo que les sucedio, a dejar atrás la tragedia. Solo puedo hacerl sentir miedo a todos cuando me pongo mi manto porque yo mismo tengo mucho miedo de quien soy, de quien podria ser, miedo de aventurarme mas alla de lo que conozco, miedo que jamás le confesaria a nadie, pero con el que vivo cada dia. Toci un poco y me acomode denuevo en la mesa, fingiendo mi mjor sonrisa, no podia seguir asi o Gordon sospecharia mas de lo que debia.

Perdona...Dices eso y ya sabes, todo regresa a Papá y Mamá...Pero ignorame, hasta yo me pongo melancolico de cuando en cuando...Ya encontrare una chica con la que pueda enseriarme, o al menos intentarlo...

Me acomode denuevo de manera relajada, y deje mis antebrazos descansando sobre la mesa, casi terminandome mi cafe en un largo sorbo,  tomando luego mis cubiertos y comiendo los nuevos hotcakes con calma, saboreandolos, lgo que me habia dado cuenta que no habia hecho con todos los anteriores platos. Mire a James y trate de meditar sobre el resto de sus palabras, no dejar que la conversación se quedase en mi mas tiempo.

Supongo que tienes un punto, Jim; Si no se arrepienten de nada, no hay mucho que se pueda hacer para rehabilitarlos, después de todo, el cambio comienza cuando aceptamos lo que hicimos mal, pero ¿Quien sabe? Quizas, los casos marginales puedan comenzar a entender que hay otras maneras de lograr los mismos resultados, maneras que, de hecho, o terminan con Batman golpeandolos salvajemente...

Señale, sonriendo en mi intento de hacer humor, mientras dejaba tan solo la mitad del ultimo hotcake y miraba mi reloj, el cual me indicaba que eran ya las nueve y treintaicinco de la noche. Mi hora de trabajar en vrdad se acercaba, y tenia que trazar mi ruta para esta noche de forma de poder cubrir la mayor parte posible de la ciudad. De seguro Carrie ya me tiene preparados algunos expedientes y una potencial ruta, pero simpre prefiero darle una revisión personalmente, suelen escaparsele detalles importantes.

...Solo se que hemos sido nosotros mismos durante tanto tiempo que quizas ya no sabemos como ser otras personas, como cambiar nuestra forma de ser, y eso nos podria perjudicar en un mundo que ha cambiado tan drasticamente...

 ¿Tendria Batman que cambiar para ajustarse a los nuevos tiempos que corrian? Me hacia esa pregunta a menudo, pero aun no me habia topado con ninguna clase de inconveniente, aunque claro, siempre estaba esa cierta sensación que me acompañaba desde el primer dia, esa sutil necesidad de cambio que no podia apagar con nada. Sonrei de una manera bastante peculiar, como quien entiende, al menos, una parte de una verdad muy importante.

...Si no aprendemos a ser diferentes, a cambiar algunas de nuestras ideas y métodos, no podremos lograr todo lo que deseamos ahora que esta locura esta dandonos vuelta el mundo por las cabezas, Jim, y creo que ha llegado la hora de que cambie algunas cosas de mi mismo, no digo que muchas, pero las esenciales...No podemos ser viejos lobos por siempre acabaremos muertos, ¿No es asi?

Rei muy suavemente, mientras sentia el sonido tan conocido del automovil que estacionaba en la acera de la cafeteria. Busque en mi bolsillo y tome mas que suficientes dolares como para pagar por todo lo que ambos habiamos consumido, dejandolos sobre la mesa y poniendome de pie con lentitud, dandole un fuerte apretón de manos a uno de los hombres mas importantes en mi vida, aquél que me habia dado calma justo cuando mas queria arrastrarme la desesperación. Nunca te lo habia agradcido, supongo que ambos eramos demasiado anticuados para esas disculpas emotivas.

Fue un gusto haber hablado denuevo contigo, Jim, y siempre que me necesites, no tienes mas que llamar; Ten una buena noche...

Me despedi, y sali por la puerta a la acera, abrazado por la fria noche Gothamite, mientras Alfred se acercaba y me abria la puerta trasera, y yo me deslizaba dentro del vehiculo con premura, notando la puerta cerrarse, y a Alfred subir momentos mas tarde al vehiculo, encendiendolo y tomando la calle en linea recta para buscar una salida a la autopista y las afueras de Gotham.

¿Le fue bien con el Comisario Gordon, Amo Bruce?

La pregunta me detuvo a pensar un momento. Sonrei y mire por la ventana a las luces de la ciudad alejarse de nosotros.

Si...Me fue muy bien, Alfred...

Comenté, con serenidad, pensando en todo lo que habiamos hablado. Era hora de que Batman regresara en pleno a Gotham, y quizas, solo quizas, tratase de hacer las cosas de una manera algo distinta a la que venia acostumbrado desde antes de todo este fenómeno que nos afectaba.