Dejemos de hablar de ti. Ahora hablemos sobre mí - [Dmitry Volkov] - (29/04/2018)

Había gastado todo el dinero que saque del golpe del casino. No me dio para mucho tiempo solo para unos 5 días. Entre deudas, alcohol, desodorante, cigarrillos y partidas de poker clandestinas con mafiosos.

Me tenia que ir de Asia porque allí ya no podía estar y el único viaje sin billete al que podía ir era Brasil. Y por viaje sin billete me refería a que me había colado.

Al llegar a Brasil empece a vagabundear por las calles porque no tenia mas remedio. Y a las horas vi una cara muy familiar, era Xerbalt, lo empece a seguir a ver que demonios hacia por Brasil. Se limito a hacer un poco de tipo gracioso hasta la hora de comer. En el momento que entro a un restaurante pensé que era mi oportunidad para poder comer algo y acercarme a él. Pero el personal del local se interpuso, llamándome vagabundo y prohibiéndome la entrada.

- Perdonad pero yo no soy ningún vagabundo, solo soy una persona que no tiene dinero.

Me llevé una mano a la cara cuando escuché al viejo capitalista decir que simplemente era una persona sin dinero, no un vagabundo. El hecho de ir como iba, de nuevo sin desodorante, y con la ropa andrajosa, junto con esa declaración, solo hizo que además de parecer un vagabundo, el personal pensara que además les tomaba el pelo o era idiota.

-Sea como sea, señor, no podemos servirle nada si no nos va a poder pagar - le dijo el camarero, tajante y con un tono severo. Yo me tomé un sorbo de vino mientras veía el espectáculo. Esperaba que no me hubiera visto, aunque realmente, siendo la persona más animada y colorida del lugar, sin tener en cuenta mi maravillosa presencia... seguramente ya se había percatado de que estaba ahí.

<< Como diga que le invito yo lo entierro en monedas de chocolate. ¡Caducadas! >>

¿Por qué no podía tener ningún momento de tranquilidad? Todo me iba mejor antes de que chaparan el circo. A la próxima vez que tuviera un incidente de ese estilo, me hacía yo el mío y punto. Adiós problemas. De hecho... ¿Por qué no se me había ocurrido hasta ahora?

Suspiré mientras seguía comiendo, fingiendo que no había visto nada. Quizá así...

Maldito camarero capitalista que no me dejaba entrar por mi aspecto andrajoso. Y que el no hubiera estado sucio en su vida. Me entraron ganas de pegarle una paliza y dejarlo en la calle para que sepa lo que se siente al estar abandonado en la intemperie. Ademas deberían darle de comer a un pobre hambriento, aunque fueran las sobras, lo que nadie se quiere comer.

Entonces decidí utilizar la baza de llamar a mi amigo el payaso que estaba comiendo, para ver si me invitaba aunque fuera a un solo plato.

-¡¡EEEH!! Xerbalt, invítame; me he quedado sin dinero y estoy en la calle. Ten un poco de misericordia con tu buen amigo comunista.

" Espero que me invite y no me rechace. Y sobre todo que no me llame capitalista. Por ahí no paso, sino su próximo banquete sera una ración de plomo comunista."

Me llevé una mano a la cara cuando vi que no había hablado sobre mí. Directamente se había dirigido hacia mí haciendo un espectáculo de lo más lamentable. Me pedía abiertamente, y gritando, porque no sabía hablar más bajo, que le invitara porque se había quedado sin dinero. Ese tío no sabía administrarse. ¿Cómo podías gastar tantos millones en tan poco tiempo?

<< No me digas más, jugando al póker como un manco. >>

Me giré hacia ese par de dos. El camarero y el viejo borracho capitalista. Suspiré y miré a ambos durante un rato largo. El silencio se fue prolongando muy incómodamente. La gente estaba mirando, con curiosidad y hasta asco. No me extrañaba ni un pelo.

-Señor, este hombre está molestando a los clientes - le dije, con un suspiro -. ¿Podría llamar a alguien para sacarlo? Por lo menos que se vaya antes de que el tufo a decrepitud inunde todo el local y tengamos que fumigarlo.

Me había arruinado la comida. Maldita sea mi mala suerte.

¿En serio le molestaba? No me lo podía creer cuando dijo eso y como me ignoraba mientras el iba comiendo sus platos, restregándomelo y yo muerto de hambre. Era impensable hacer algo por el estilo, yo no podía hacerle eso a un amigo del alma, después de todo lo que hemos vivido.

- ¿Payaso,por qué me desprecias? Hemos sido tan buenos amigos, que no entiendo el porque de no invitarme y burlarte de mi olor corporal, cuando es el perfume de los comunistas genuinos como yo.

Entonces para dar un poco de pena fui poco a poco hacia la puerta con cara de decepción y de vez en cuando girándome mirando al bufón a ver si le daba un poco de lastima y me daba algo de comer. Cuando ya estaba apunto de salir el camarero me pidió que me esperara.

- Señor espérese por favor un buen camarero no dejaría a nadie morirse de hambre.

Al ver que había funcionado me senté directamente en la mesa del circense para burlarme un poco de él y molestarle mientras come.

<< La madre que parió a la suerte de ese viejo apestoso... >>

Me llevé una mano a la frente cuando vi que el camarero se había apiadado de él tras hacer ese numerito de perro callejero que quería partirte el coraçao - porque estamos en Brasil - para que te convirtieras en su nuevo dueño, mirando a cada paso que daba hacia el frío y la lluvia inclemente de un temporal, negándose a volver a la vida mala vida del vagabundeo. Encima se había sentado al lado mío, haciéndome desear que mis habilidades fueran más para crear perfumes que no para quemar cosas. Porque si prendía fuego a algo suyo apestaría el triple de lo normal.

Tuve que resignarme. ¿Qué otra cosa quedaba? Pensé que lo mejor que podía hacer era terminarme los platos cuanto antes y luego marcharme antes de que decidiera que era una gran idea seguirme. ¿Por qué, entre todos los países del mundo que había, tenía que encontrármelo allá donde iba? En serio, ese tío jugaba con la hax o algo.

Me tenía frito.

-Señor, su presencia es una ofensa - le dije en cuanto lo tuve en frente. Saqué un guante y le di en su barba. El guante se ralló. ¿Pero qué...? -. Le desafío a un duelo.

Ese maldito circense me retó a un duelo;no sabia donde se metía. Como espía comunista no podía rechazarlo era una ofensa hacia mi persona. Y encima no me dejo ni comer tranquilo, tuve que comer lo mas rápido posible. Los del restaurante fliparon con la velocidad la que engullí la comida de los platos, hasta los lamí del hambre que tenía por estar dos días sin comer.

- Así que quieres retar a un viejo comunista.... No sabes donde te has metido con este desafío. Te arrepentirás de ello en breve. Vayámonos hacia fuera, no quiero destrozar este bonito restaurante.

"Uff...que lata tenerme que mover después de comer. Tendré que hacer calentamientos si no quiero que lo próximo que mi cuerpo regeneré sea una hernia discal."

Me estaba diciendo que no sabía dónde me había metido. ¡A mí! Después de que él me tocara las narices con lo de la comida, pidiéndome que le invitara. Y luego, cuando los del restaurante decidieron darle de comer, sentándose a mi lado. Además... ¿En serio pensaba que tendría alguna posibilidad estando tan viejo y destrozado por su mala vida llena de gastos que le hacían tener hambre a los pocos días de haber saqueado un casino? Suspiré, pensando si era idiota o simplemente su capacidad de negar la realidad estaba muy por encima de la media.

Yo ya había acabado con mis platos, así que lo único que tenía que hacer era ver cómo se atragantaba de comer tan rápido. Eso y chincharle para ver si la ira le cegaba y pasaba a ser un enemigo más mediocre del que tenía por seguro que sería. Me quedé cruzado de brazos mientras esperaba.

-Oh, vaya. El ancianito tiene miedo de que se le caiga la dentadura en el restaurante - pobrecito, con lo cara que le tiene que haber salido -. Bien, me sé un sitio perfecto; ahí solo tendrás que preocuparte porque la dentadura se te la lleve una tortuga más rápida que tú.

Dicho aquello, pagué lo mío, y salí fuera. Entonces lo llevé a los bajos fondos. ¡A los barrios! Pero no nos quedamos allí, porque en el fondo era una persona con un minimo de educación y no quería humillarlo delante del público. Por ello atravesamos los bajos fondos para salir de la ciudad, y una vez allí, en mitad de un pequeño bosque, "bosqué" un claro donde poder movernos con facilidad y entonces le apunté con el dedo.

-Bien. Ancianos primero - le dejé que diera el primer golpe porque mira... Lo mismo me lo cargaba sin darle tiempo a moverse.

No se como se las apañaba para siempre sacar una burla de mi aspecto de viejo, lo que el no sabía era que mi apariencia daba igual por el hecho de ser un metamorfo con regeneración celular.

- No tengo miedo y no tengo dentadura son dientes de puro comunista.

Después de salir del restaurante me llevo a un bosque que estaba bastante lejos como a unos 10 km, no me había cansado tanto en la vida. Al llegar me quede un poco pensativo y observando la zona para utilizarla a mi favor y beneficiarme de ello en nuestro duelo, mientras me recuperaba del flato de la caminata que nos habíamos pegado.

- ¿Así que yo primero? No sabes lo que dices chaval la acabas de liar por dejarme a mi primero.

Tal cual dije eso fui a por él lo mas rápido que pude para no dejarle reaccionar a un fuerte puñetazo soviético de los que te vuelven rojo a ostias y no quieres dos.

Ese tipo tenía un ego que no le cabía en los pantalones. Decía constantemente que me lo tenía muy creído y que no tendría que haberle ni retado ni haberle dejado atacar primero ni nada. Definitivamente pensaba que yo no sabía ni hacer una "o" con un canuto, o algo por el estilo. Lo primero que hizo fue intentar darme un puñetazo, pero mientras hacía sus prácticas de oratoria del minuto preparé la trampa. Hice una ilusión para que pensara que estaba en otro lado y, cuando su puño fue a impactar contra mi cara, la imagen desapareció.

Le di en ese momento unos toquecitos en el hombro para que se percatara de dónde había ido antes de que el muy estúpido mirara a los lados pensando "¿Donde está?". En cuanto se giró hacia donde yo estaba, le saludé como si fuera un viejo amigo. Aunque, tal y como sabéis, solo era un viejo.

-Muy buenas. Estoy aquí, tío.

Sin decir ni una palabras más, le tiré un papelito que se prendió en el acto. Con lo asquerosamente guarro que llevaba el abrigo, seguramente ardería más rápido que el petróleo, así que en cuanto se la tiré directo a uno de sus bolsillos me aparté, no fuera a hacer una combustión de las rápidas o algo. Que yo podía aguantar bien esas cosas, pero mi ropa no, y era cara.

Maldito circense con sus juegos ígneos sucios y sus trampas ilusorias.Me quemo mi siempre fiel y andrajoso abrigo, que tuve que tirar al suelo porque si no me convertiría en una sabrosa carne asada con un poco de vodka para darle sabor.

Al tirarla se quedo al descubierto todas mis armas de las cuales eche mano a mi espada de la época del zar para hacer un kebab con el ya que es pirómano saldría calentito. Fui directo para darle un golpe descendente, pero como sabia que iba a utilizar uno de sus trucos antes de que la hoja cayera cambie la trayectoria por una circular dándole con la parte menos afilada. De esa forma si conseguí darle.

- ¿Sigues creyendo que soy un pobre viejo desvalido?

Entonces al momento que dije eso le lancé uno de mis amados cuchillos que sabia que no le iba a dar por su magia barata y así podía ver su imagen real e intentar golpearle con mi arma sin hacerle una herida mortal.

Consiguió darme. Había que admitir que al menos la memoria inmediata la tenía bien y con eso consiguió elaborar un plan. Primitivo y que podría haber fallado si no me hubiera dado por concederle la victoria de ese asalto, pero efectivo después de todo. Me hizo creer que era tan estúpido como para volver a atacar mi ilusión cuando, en el último momento, hizo un golpe circular para darme estuviera donde estuviera, presuponiendo que me encontraba cerca. ¡Presupuso bien! Y aunque pude evitar un daño serio al tener tiempo para echarme atrás, no tuve tiempo suficiente como para evitar del todo el golpe.

Recibí un rasguño. Poca cosa, pero me había rasgado el traje. ¡Que era caro, lo había dicho en el post anterior!

-Oh, dios, no. ¡Me acabas de infectar de tétanos! Y encima me has destrozado el traje de gala. ¡Farfalla vendetta! - el especial entrevistas de trabajo en modo serio. Y ahora tendría que ir a un especialista que me haría pagar un ojo de la cara para que volviera a estar como antes.

Eso solo exigía una cosa; vendetta.

Así, en lo que hablaba de nuevo, decidí que era una buena idea hacer un poco de juego a lo bruto, con lo que simplemente le lancé confetti, que lo rodeó por completo en el aire, haciendo una bonita lluvia de colores... antes de que todos los confettis se prendieran fuego en una lluvia de llamas y muerte.

Mostly muerte.

Con esa maldita lluvia de confetis consiguió darme y hacerme algo de daño, pero gracias a mi regeneración la quemadura fue mas leve. Y en el ultimo segundo de hacerme una herida bastante grave conseguí esquivarla con mis dotes atléticas y cortando los lazos que me agarraban con mi espada.

-Jamás me cocinaras como si fuera un pollo te arrepentirás de haberme hecho ese ataque. Tus trucos sucios y baratos desde este momento no funcionaran tan bien como antes. ¿Quién quiere amigos cuando tienes cuchillos?

Tal cual dije esto empecé a coger mis amados cuchillos para lanzarlos de manera continua y en circulo para que no utilizara sus ilusiones y conseguir darle de lleno con uno de ellos.

-¡Oh no! Me he quedado sin cuchillos.¿Donde están mis amigos?¿Quieres ser mi amigo?

Fue tan, pero tan patético, que por una vez tuve que ser yo quien necesitó aguantarse la risa. El tipo o tenía un serio golpe en la cabeza que nunca jamás se le curó, o ya venía así de serie, pero eso de tener en alta estima a un cuchillo... Bueno, no es que lo tuviera en alta estima, es que decía que era el sustituto ideal de un amigo.

Y claro, cuando lo perdió, acabó entrando en pánico. Sin cuchillos, sin amigos, lo único que podía hacer era pegarse como una lapa a lo primero que tuviera delante... Y, por desgracia, ese "lo primero que tuviera delante" era yo. Y tuve que hacer más esfuerzos para no reírme. Seguramente se me quedó cara de estreñido durante unos instantes.

-Entonces... ¡Ya entiendo por qué apestas tanto! Eres un marginado porque te diste un golpe en la cabeza y te quedaste lelo. Pobrecico.

Y yo ahí metiéndome con él. Pero es que era taaaaan fácil... Sobre todo si te metías con su olor... Es que no se había bañado en vete a saber cuántos años.

<< Sí, sí, todo lo que tú quieras... ¿Pero qué narices hago yo ahora? >>

Por qué siempre me rechazan, nunca sabré lo que es tener un amigo de verdad. Soy un marginado social y siempre lo seré.

-¿Por que ignoras mi amistad y sacas otro tema? ¡Te matare!

Tal cual dije eso saque mis amadas pistolas doradas para utilizarlas contra él. Y me puse a disparar como un loco a diestro y siniestro como si no hubiera un mañana para el comunismo.

-¿Ahora que? Ahora seguro que aceptas mi oferta de amistad comunista contra el capitalismo.

Los prontos que tenían esa clase de tipos era tremenda. Decidió que era una buena idea sacar a sus otras dos amigas, un par de pistolas de chapa bañadas en oro y disparó. Disparó mucho y muy mal. Tan mal que a mí no me dio ni una, pero una de las balas perdidas de ese tipo acertó a un pájaro que cayó entre nosotros. Reconocí el fiambre; era un águila coronada.

-¡Pero qué has hecho, desustanciado! - sí, entré en pánico por culpa de su poca cabeza -. ¡Eso era una especie amenazada! Se nos puede caer el pelo.

Vale, ahora había que pensar rápido antes de que nos descubrieran. Seguro que alguien lo habría detectado y ya estaban preprarándose para echársenos al cuello. Lo que hice lo tuve claro desde el principio; hice aparecer de la nada una manguera, le apunté y disparé agua a presión con mucho, mucho jabón. Si simplemente salíamos corriendo, los perros detectarían su rastro y estábamos acabados. Así que le pegué un buen baño de emergencia y, acabado todo aquello, le señalé.

-Tú no sé, pero yo no pienso ser ajusticiado por algo que has hecho tu. ¡Au revoir! - y sí, salí corriendo sin avisarle. ¿Por qué le pringué de agua y jabón entonces? Porque sabía que me iba a perseguir.

El pronto que tuve fue lo peor que hice soy un protector de la fauna comunista y mas en peligro de extinción. Por culpa de eso, se me caería el poco pelo que me queda hasta quedarme calvo del todo y no faltaba mucho.

Maldito circense que me ducho después de una década sin mojarme en agua. solo bañándome en la sangre de mis enemigos capitalistas.

-Me has quitado mi olor corporal extremadamente varonil y para nada molesto. Ahora ya nadie me mirara por desprender un aroma bastante suave.

Tal cual dije eso salio corriendo como si estuviera en un encierro de los san fermines y mil toros fueran hacia el.

-¡Espérame, no me dejes solo! Me da miedo el bosque ahí fuera hay grillos y ruidos extraños que vienen hacia aquí.... ¡Sálvame señor X!

Ignoré todo lo que dijo porque sabía que, por muuuuuuuuy idiota que fuera, sabía correr. No me hacía falta mirar hacia atrás para comprobar que lo tenía pisándome los talones. Yo me dediqué a correr para salir de allí antes que nos descubrieran, pero pronto descubrí que eso era muy poco probable. Y menos cuando uno de mis ataques comenzó a hacer arder esa selva.

<< Ja, lo que faltaba. >>

Y claro, eso alertó a la gente más indeseable de todas; Greem-Li. Una especie de sucedáneo de protectores del medio ambiente que cuando me di cuenta me rodearon y me cortaron la huida. Entonces fue cuando miré atrás.

El maldito apestoso había desaparecido. ¡Me acordaría toda la vida de esta!

-Manos arriba, payaso del tres al cuarto.

-¿¡Cómo que payaso de tres al...!? - escuché entonces cómo preparaban las armas paras disparar -. Sois todos unos cobardes. A ver, ¿de qué se me acusa?

-De hacer arder la selva amazónica.

-Ah, claro, porque tengo que ser yo, ¿no? El que es distinto a los demás.

Estaba pisandole los talones a mi amigo X, cuando de golpe me di cuenta que no estaba pisando el suelo. Estaba flotando durante un segundo y segundo despues empeze a caer en un agujero algo profundo.

Me di un buen talegazo en mi preciosa cabeza de comunista digna del leningrado. No sabia como salir de ese maldito foso capitalista  que me hacia pensar en cosas no comunistas. Escuche voces que me decian compra mucho y deja de ser rojo para volverte como nosotros. Sucumbi al capitalismo, necesito comprar cosas el dinero es mio y solo mio, a la porra mis ideales, ¡VIVA USA!

En ese extraño agujero pasaban cosas raras, no paraba de ver algunas cosas moverse todo el rato. Intente visualizar aquello y al hacerlo cai un poco mas, entonces acabe en una pequeña villa subterranea con pequeños hombres-topo con pintas de compradores compulsivos y capitalistas a muerte. Todo en esa pequeña villa estaba adornado con banderas estadounidenses y una musica extraña para mis oidos que me hacia pensar en la libertad y en matar.

Esos pequeños bichos me agarraron y me empezaron a quitar la ropa. Me pusieron una ropa bastante extraña para mi toda roja, azul y blanca junto a una barba postiza y un sombrero de copa. Pusieron la musica muy alta a medida que se congregaban para irme alzando hacia arriba.

-¡¿QUE DEMONIOS ME ESTAIS HACIENDO?! Veo la luz me esta quemando mis preciosos ojos...

Por si fuera poco que me hubieran asaltado los de Greenpeace por culpa de algo que había ocurrido únicamente por culpa de aquel viejo senil apestoso, encima se emperraba en dar la nota. Ya me olí algo raro cuando, teniendo en cuenta que me estaba siguiendo, no había llegado para cuando estaba rodeado. Comencé a pensar en qué podía hacer para huir y salir indemne de la situación cuando comencé a escuchar un himno que a cualquier ruso le daba alergia. Yo noté cómo se me ulceraba el estómago con cada nota que escuchaba, por ejemplo. El sonido fue tal que los ecologistas decidieron que había más decibelios de los que la naturaleza podía permitir sin volverse loca y decidieron separarse en dos grupos. Uno de ellos fueron a investigar en las profundidades de la selva, la otra mitad intentaron mantenerme controlado.

Craso error; si hubieran sido todos ellos sí que me habrían podido mantener en jaque - bueno, no, pero ya me entendéis, quizá hubieran tenido una mínima posibilidad si una fuerza superior hubiera decidido estar de su parte -, pero siendo los que eran ahora... Un par de trucos de ilusionismo y unos golpes secos en la nuca bastaron para que me dejaran en paz. Eso fue lo bueno. Lo malo vino después, cuando a mí también me dio por ver qué pasaba cuando el volumen de esa estúpida música seguía aumentando.

Para cuando llegué, el idiota con el que asalté la banca de un casino japonés estaba saliendo de un agujero, ayudado por hombres-topo, mientras señalaba con el dedo a los de Greenpeace, en una pose que plagiaba al Tío Sam tanto como su ropa.

<< Que alguien me despierte y me diga que esto es una pesadilla, por favor. >>

Al salir vi que Xerbalt se habia escapado de esos malditos ecologistas, se me quedo mirando con una cara de asombro. Con lo cual decidi transformarme con mi habilidad en uno de esos hombres topo par hacerles el lio a los pocos que quedaban. Convencí a esos misteriosos seres que se desperdigaran para distraer a esos greenperianos, para irmelos cargando poco a poco con mis habilidades asesinas barra mercenarias, y por supuesto ya no tan comunistas, más bien capitalistas.

- Pues empezamos con el sorteo mega increible y magnifico premio de una somanta palos para alguno de vosotros.

Entonces Xerbalt y esas criaturas empezaron a adornar el show para hacerlo mas creible. El circense se encargo de la musica tradicional de sorteo de la odinnadtsat' y los otros adornarlo con focos para hacerlo mas espectacular.

- Y ahora viene elegir una bolita. ¿Quien es quien? ¿Quien sera el ganador? ¿Seras tu? ¿O tu? ¿O quiza tu? - señalando a todos los verduleros amateur tal cual lo decia.

Al terminar de decir eso empecé a moverme a una velocidad increible golpeando uno tras otro de esos malditos ecologistas de pacotilla. Cayendo de uno en uno como si fuera una lluvia de personas verdulerianas.

Una estupidez en forma de sorteo de hostias, que obviamente estaba más amañado que la lotería, porque los premios volaron hacia los de Greem-Li. Y él los hizo volar. Y yo no volé de él porque me aparté a tiempo. El mugriento capitalisto poco listo había empezado a repartir mamporros a todo trapo, y cuando una persona iba tan rápido y estaba tan bebido solamente había una solución posible; accidente de tráfico. Personalmente no me apetecía ser una víctima colateral de su alcohol en sangre.

Una vez estuvieron todos pajarito en el suelo, prendí fuego a los altavoces antes de que me diera un jamacuco. Tanto himno de Estados Juntitos comenzaba a afectarme de verdad. Una vez las llamas se extinguieron y con ello la música acabó para siempre, me dirigí directamente hacia el apestoso.

-Pues al final resultará que eres útil y todo - me limpié un poco la ropa porque me manché de tierra con tal de no recibir un puñetazo al licor del indigente de turno -. Si te lavaras de vez en cuando hasta serías un compañero decente. No bueno. Decente.

Porque obviamente el único compañero que pasaba de decente, de bueno y de extraordinario era yo mismo. No había mejor forma de operar que hacerlo completamente solo, porque la única persona que pensaba como tú eras tú mismo. Evitabas fallos de plan por ese estúpido tesoro que decían que era de los mejores del ser humano que era la variedad. ¡Y una porra!

No me lo creia el circense me habia hecho un elogio. ¿Podria ser el fin del mundo? Es que para que el suelte eso de su boca es tan increible, que pienso que estaba borracho o algo por el estilo.

-¿Eres tu? ¿O alguien te ha sumplatado de los greemlerianos? ¿O de los hombres topo? Porque no puede ser que tu me sueltes algo asi por las buenas - dije todo esto con los ojos como platos y una cara de asombro que hasta el mismo rasputin se alzaria de su tumba para confirmarlo y beber vodka junto a el.

- La verdad es que creo que deberia cambiar algo de mi higiene personal porque esta ropa me esta empezando a molestar y picar. Incluso podria decir que si no es por mi regeneracion celular habria cogido la lepra, la peste y el cólera juntos. ¿Sabes de algun sitio donde pueda ducharme y lavar mi ropa tan preciada?

Espera, espera, espera... ¿Estaba diciendo ese saco de roña que quería mejorar su higiene? Puede que el capitalismo no fuera tan malo, al menos en el sentido de que impedía atentar contra las glándulas olfativas de los demás. No había hablado de su mal olor en plan mal hasta que había salido vestido de tío Sam. Le perdonaría la vida al capitalismo durante una semanita solo por ello.

O quizá no, porque si teníamos que hacer que se lavara en poco tiempo, contaminaríamos todo el mundo en cero coma. Al final encima tendría que irse a mi casa a pegarse la ducha, porque tenía filtros especiales anti-contaminación del agua.

Sí, era la única opción. Así no nos vendrían más oenegés a tocarnos las narices.

-Pues mira, da la casualidad de que tengo una mansión en algún lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme. Es broma, no voy a hacerme una mansión allí. Ni que fuera un paraíso fiscal. Pero eso. Allí podremos ponerte un poco decente para ser mi esbirro. Y también sabrás las normas que hay que cumplir en el Club de Xerbalt. ¿Capisci?