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La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018
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Alice Delaney Marvel Universe
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Tema: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 18th Mayo 2016, 12:19
Habían pasado dos días desde su inesperada aventura en Nueva York, y hoy se encontraba con que al pasear no podía evitar mirar a su alrededor. Se sentía frágil, desprotegida, y cada vez más a menudo se sobresaltaba cuando alguien se acercaba a ella más de lo necesario. Recordaba la voz de la mujer con la sangre de ácido, la furia de sus gestos, el fuego de su mirada. Y la perseguía su recuerdo, con la creciente sensación de que no estaba segura, que era indefensa, y que si volvían a por ella, no tendría a nadie que la protegiera. Su propio trastorno no hacía mucho por ayudar a superarla, repitiendo las peores escenas de ese día en forma de obsesiones, con la sensación de estar al borde de desarrollar una manía persecutoria.
Necesitaba encontrar el modo de aprender a defenderse, de encontrar un modo de enfrentarse a aquella mujer y sobrevivir si volvían a ir a por ella. ¿Pero cómo? No se lo había contado a sus padres, no podía. Se volverían locos de preocupación y la querrían de vuelta a casa, y ella era demasiado testaruda para aceptar eso ahora mismo, cuando al fin había encontrado la oportunidad de aprender a controlarse. Tampoco tenía amigos en la mansión, ni trato con los profesores para explicarles lo que estaba sucediendo.
Tal vez fuera ese último pensamiento el que había hecho resurgir un nuevo recuerdo. La despedida. Aquella mujer le había entregado una tarjeta, y en ella había una dirección.
"...te enseñare algunas cosas, si quieres…"
Y sí, quería.
[···]
Cuando llegó a la susodicha mansión, se tomó unos minutos para contemplarla, con los ojos muy abiertos, asustada. Eso era enorme… Y ella se sentía tan pequeña y tan frágil…
Pero podía aprender. Quería, aprender a defenderse. Por eso había venido a Nueva York, por eso estaba en esa mansión. Tocó el timbre y esperó con paciencia hasta que una voz le preguntó quién era.
- Soy la Imperatritsa. - comentó, en su usual voz baja.
Las puertas se abrieron con el sonido de un timbre metálico, y cruzó las vallas en dirección a la entrada del imponente edificio. Y una vez llegó a las puertas… Esperó. ¿La recordaría Natasha? Probablemente. Al fin y al cabo… Era ella quien la había citado ahí.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 19th Junio 2016, 17:19
Bebí un sorbo más de whisky. La luz entraba por las ventanas de una manera preciosa, arracandole un precioso tono de blanco al número de mi camiseta, que era masomenos lo único medianamente normal que habían dejado en mi guardarropas entre tanta camiseta de superhéroe. Habían pasado dos días y sin embargo, seguía con la mente fija en aquella perra, pero soy profesional, no es odio, solamente curiosidad. No es normal que alguien se sienta lo suficientemente confiado para hacer marchar a un pelotón de androides en Nueva York con tal de secuestrar a una mutante. No tengo mucho con lo que trabajar si quiero conocerlos, "Incense" y "Crow" no figuran en ninguna base de datos que haya registrado y si tomo en cuenta que aún deben de haber cientos de organizaciones no descubiertas rondando por este nuevo y mezclado mundo que tenemos, lo mas probable es que no encuentre nada. bebí otro sorbo, mirando por la ventana aún, los jardines eran preciosos en días como este. Me llevé la mano a mi abdomen cuando me dió una puntada, la muy zorra me había golpeado bien, justo donde tenía que hacerlo para que me quedara adolorida por días, ¿Por que no me mató cuando tuvo la oportunidad? ¿Será que a pesar de su poder, era una novata? Y luego está que nunca he visto mutantes trabajando de esa forma, secuestrando a otros en grupos comando apoyados por androides, y ese diseño tampoco está en ninguna parte. Drajtza, odio cuando quiero atar cabos pero no tengo con que hacerlo.
Acabé mi whisky y me di la vuelta para ir a dejar el vaso a la cocina. Tienen que ser al menos mutantes de nivel cuatro, no menos, Crow podía controlar el cuerpo ajeno a voluntad y hacerse inmaterial, ella sí parecía saber lo que hacía, no todos allí son principiantes.
- Señorita Romanoff, la "Imperatritsa" ha venido a la mansión, y de acuerdo a sus especificaciones, le he permitido el acceso -
- Spasibo (gracias) Jarvis...- Sonreí de lado, asique habia venido, ¿eh? Comencé a caminar hacia las escaleras del segundo piso para poder bajar al largo corredor que llevaba al recibidor, pero lo hice con calma, necesitaba acomodar mis ideas en mi mente. Le dije que iba a enseñarle cosas, y que haya reunido el coraje para venir hasta aqui habla muy bien de ella tan menudita y pasiva como la recuerdo de aquel día. Me detuve a mitad del corredor para mirarme. Mis jeans acampanados no son lo mejor para entrenar, pero he matado a gente usando unos parecidos, y estas botas no tienen tacón, y buen agarre, servirán, solo espero que haya venido vestida para la ocasión, porque si viene vestida como el otro día, va a ser complicado. Terminé de caminar la distancia hasta la puerta y respiré hondo. En el fondo, me alegra recibir una visita aún si es solo para buscar algo de mí. Abrí la puerta con seguridad mirandola allí paradita en el umbral, toda insegura, como la primera vez que la ví.
- Imperatritsa...- Sonreí de lado. - Pasa pasa...- La dejé pasar y cerré la puerta tras de mí. Tomando en cuenta la cara que puse tengo suerte de haberme pasado a medio camino a dejar el vaso en la cocina, o parecería el hombre de la mansión llena de rubias que sale en los programas de aqui. - Ven, no quisiera que vengas aqui sin al menos un poco de hospitalidad...- Le indiqué con un gesto que me siguiera y discurrimos por el corredor central hasta girar en un recodo que nos llevó a otro corredor rematado en una espaciosa cocina,, una que siempre me habia agradado bastante era como si los Stark no pudiesen construir una viviendo sin una cocina monumental. - Toma asiento donde quieras...- Caminé hasta el refrigerador y lo abrí para buscar jugo y servirlo en dos largos vasos, guardando todo antes de alcanzarselos a una de la mesa de la cocina y sentarme cerca de ella mirandola a los ojos. - Asique...has venido...- Asentí tomando el vaso y bebiendome un trago. No está nada mal, ¿Maracuyá, se llamaba? - Tienes suerte, no vivo aqui, pero estaba de paso...- O mas bien, habia decidido no regresar a mi casa en un intento fallido de encontrar con quien charlar luego de algo tan fuerte como esto, a veces no me doy cuenta y no controlo mis nervios.- ¿Como te encuentras? Esa golfa me dió una paliza para los libros de historia...- De hecho, aun me dolian varios puntos de mi cuerpo, pero por suerte el suero en mis venas se aseguraba de que regenerase mi piel, y algo tan tonto como unos moretones se desvaneciera en ese tiempo, salvo los moretones en el abdomen, uno en mi hombro derecho y uno que tengo en medio de una nalga y ni sqiuiera sé como me lo hizo.
- Imagino que vienes buscando aprender y claro, no bromeaba con mi oferta...pero dime, ¿Como te llamas? No puedo estar llamandote "Imperatritsa" todo el tiempo, ¿Da? - Le sonreí y acaricié su muñeca con mi mano cuidadosamente para que se sintiera en confianza. Es bueno ver que en toda la vorágine de mi vida aun puedo ser amable con las personas.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 23rd Junio 2016, 14:00
Siguió a la Viuda en silencio.
Verla en ropa informal, había resultado algo más impactante de lo que se había esperado. Pero al fin y al cabo era natural, y cabía esperar que Natasha no fuera vestida con ropa de trabajo mientras estaba en su casa... Si es que eso era su casa. O una casa en absoluto, puesto que era más una mansión de última generación, de las que aparecen en revistas de famosos o en las imagenes de google cuando buscas las casas de tus sueños. La mansión estaba impoluta y eso la ayudaba a sentirse tranquila, y Alice paseaba la mirada de uno a otro lugar, preguntándose el precio de tal o cual objeto. Era casi como revivir su primera visita a la Mansión mutante, con la diferencia de que esta vez era mera curiosidad y en la otra mansión, estaba contemplando su nuevo hogar.
Juntas caminaron hasta la cocina y ahí Natasha sirvió dos largos vasos de tubo y los rellenó de zumo del fruto de la pasión. Alice se sentó en una de las sillas y dio un largo sorbo, mirando a Natasha por debajo de las pestañas. Estaba nerviosa. Negarlo no tendría sentido alguno. No sabía muy bien qué esperaba conseguir ahí, ni que tipo de ayuda tenía la pelirroja en mente al invitarla a su casa. Pero el encuentro con Incense era demasiado reciente, se sentía desprotegida y en peligro, y era una sensación que, cuando de por sí vives con el miedo de hacer daño a la gente de tu entorno, no hace si no sumar a la ansiedad y las manías de la joven británica.
Cuando Natasha afirmó que había venido, ella asintió levemente con la cabeza y cuando afirmó no vivir ahí, sus comisuras se tensaron muy levemente, mostrando la sombra de una sonrisa al recibir una respuesta a una pregunta no formulada. Permaneció en silencio mientras ella hablaba, sopesando las respuestas que podía darle. Y cuando finalmente ella le acarició la muñeca y sonrió, al fin fue capaz de devolverle la sonrisa con naturalidad.
Alice se inclinó levemente, retirando de su bolsillo trasero un papel doblado y un bolígrafo.
Mi nombre es Alice Delaney. La verdad es que no estoy muy segura de lo que busco. Supongo que... ser capaz de protegerme a mí misma si vienen a por mí. Y yo estoy bien, algún moretón pero nada severo. También quería tener la ocasión de agradecerle que me salvara la otra vez...
Alzó levemente la mirada, y aunque no estaba segura de si Natasha podría entender el lenguaje de sordomudos, lo empleó de todos modos para darle las gracias, completando el gesto del mismo modo que había hecho Natasha minutos antes, colocando con suavidad su mano sobre la de ella, durante un instante breve como un suspiro.
Una vez hecho esto, le entregó el papel para que pudiera leerlo, y volvió a tomar el vaso de zumo entre sus manos. No sabía que más podía decir, no sabía qué más podía hacer. Estaba ahí, a la espera de una respuesta, tal vez deseando que alguien pudiera responder lo que ella no había logrado en estos días.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 6th Julio 2016, 09:17
Le dejé acariciarme la mano suavemente. Tiene el toque de una princesa y el aspecto de una, pero si me pusiera ropa mas bonita, nadie pensaria tampoco que soy una maquina de matar, y estarian cometiendo el peor jodido error de sus vidas. Tomé el papel que me pasó y lo abrí para darle una leida, y luego el lenguaje de sordomudos. Era extraño, juraria que me habia oido bien el hablar y que hasta habia pronunciado palabras, no es sordomuda, o eso habia pensado cuando la conocí. Le contesté a su agradecimiento con un "No es nada" en el mismo lenguaje de señas, cosas que aprendes en la KGB.
- No necesitas ser formal conmigo, Alice, no soy tu abuela o algo por el estilo...Si algo, soy como tu hermana mayor, porque me llevé unos cuantos golpes protegiendote...- Le sonreí, mi humor tiene ese toque mordaz de cuando en cuando, pero es quien soy y comportarme de otro modo seria estar fingiendo ser algo que no soy, y eso prefiero dejarlo para el trabajo. - Y tampoco necesitas agradecerme, es parte de mi trabajo rescatar personas de esa clase de maniaticos, aunque yo no hice mucho que digamos, esa Incense era mas de lo que podia manejar...- Miré largamente el vaso de jugo de Maracuyá, tomandolo y bebiendo un trago largo, algo perdida volviendo a repasar en mi mente algunos de los movimientos de aquella estrafalaria chiquilla. Su velocidad era increibles, los golpes no la amilanaban, y cuando los devolvia lo hacia con tal fuerza que creo que una persona normal no podria haber soportado mas de dos de ellos. - Llamé a Dazzler, estaba en la cama, destrozada como yo, pero dice que está bien, que sanará y que de todos modos irá a dar su proximo concierto dentro de unas semanas...- Reí suavemente, negando con la cabeza. Una mutante capaz de controlar la luz cantando música disco y patinando por una pista con luces, a veces no sé si Xavier lleva una escuela, un campo de entrenamiento o un loquero.
- No te preocupes, tritsa, todos hemos ido a algún lugar sin saber bien que estabamos buscando, pero es de esa clase de experiencias que obtienes algunas de las mejores cosas de la vida...- Yo no sabía de que rayos tratarian los Avengers, y miranme, hecha toda una agente del orden. - Aunque deberias tomar en cuenta que la gente que te perseguía no iba de broma, estamos hablando de mutantes, y de unos peligrosos, estoy casi segura de que Incense era la mas débil de ambas, y pudo dejarnos en el suelo a mi y a Dazzler, y creeme, he enfrentado cosas alocadas en mi tiempo...- Terminé de beberme el maracuyá y me acerqué al lavabo, dejando el vaso alli y acercandome denuevo a ella, esperando pacientemente a que se terminara su jugo. - Tritsa...- Tomé una de sus manos suavemente entre las mias, acariciandola. Estoy por soltarle algo dificil, una de esas cosas que piensas en soltarle a una recluta mas que a una muñequita como la que tengo frente a mi. - Yo puedo enseñarte a luchar, pero no va a ser fácil, y si quieres alcanzar el nivel como para al menos tener una oportunidad de sobrevivir contra alguien como Incense, vas a tener que entrenar duro, y no hablo de tu poder mutante, eso es responsabilidad de Xavier, hablo de tu físico, esto no es para cualquiera, pero ese día, vi algo en ti...algo que puede tomarse y pulirse, hay algo en ti, tengo suficientes años en esto como para darme cuenta con solo mirarte...- Solté lentamente su mano, alejandome unos pasos y cruzandome de brazos, mirandola con seriedad. Comprendo que sea timida, o algo recatada, pero esto es serio, estas no son preguntas que haces a tontas y a locas.
- La pregunta es si quieres explotarlo, si verdaderamente quieres aprender a levantar esos puños y esas piernas en tu defensa y en la de los que quieres, aun si eso te pone en mas riesgo...- Si, es muy sencillo escribirlo en un papel y ya, pero esto va mucho mas allá. Saber combatir te vuelve una amenaza inminente ya no eres la doncella a ser rescatada, eres una guerrera y por tanto nadie va a tomarte prisionera salvo que tenga algún interés grande detrás de ello. Cuando eres una guerrera, es a vencer o morir, no van a haber secuestros, no es una decisión para tomarse a la ligera. - ¿Que va a ser, Alice? ¿Quieres aprender o no? - Me quedé en silencio, tenemos todo el tiempo del mundo y nada nos apura. ¿Emperatriz Silenciosa o Señora de la Guerra? Eso queda en ella.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 10th Agosto 2016, 18:35
La gente que la perseguía. Alice ya le había dado vueltas, había pensado largo y tendido en los mutantes que la habían perseguido por Nueva York con la evidente intención de secuestrarla. Se pasó una mano por los lisos cabellos negros, intentando valorar lo que sentía y lo que le decía Widow. Y era obvio que tenía razón. Si ese grupo había sido capaz de dejar fuera de escena a dos combatientes tan capaces como lo eran Natasha y Dazzler, ¿qué posibilidades tenía ella? Ninguna. Menos que ninguna.
Natasha terminó su jugo y se alejó para dejar el vaso en el lavadero, momento en que Alice bajó la mirada a su propio vaso, a las delicadas manos que envolvían el cristal. Manos de pianista, que siempre las llamaba su madre. Manos que ella esperaba emplear en un futuro en la medicina, en cuidar y hacer más fácil la vida de las personas, no en luchar, aunque fuera únicamente para defenderse a sí misma.
Entonces sintió la mano cálida de ella y alzó la mirada, buscando sus ojos. Las manos de Natasha se le antojaban protectoras, y no tan ásperas como se hubiera imaginado de alguien con semejante vida. ¿Serían así las suyas con el tiempo? Manos duras, capaces de proteger y defender, pero delicadas, sin dejar de ser manos de mujer. Mientras hablaba, sus palabras parecían quedar grabadas a fuego en el corazón de la británica, que intentaba no perder de vista aquellos ojos verdes que parecían querer llegar a ver su alma.
- Yo puedo enseñarte a luchar, pero no va a ser fácil, y si quieres alcanzar el nivel como para al menos tener una oportunidad de sobrevivir contra alguien como Incense, vas a tener que entrenar duro, y no hablo de tu poder mutante, eso es responsabilidad de Xavier, hablo de tu físico, esto no es para cualquiera, pero ese día, vi algo en ti...algo que puede tomarse y pulirse, hay algo en ti, tengo suficientes años en esto como para darme cuenta con solo mirarte…
Soltó su mano, pero Alice no cejó de contemplarla. Sabía, o al menos intuía las razones que pudieran llevar a Natasha a asegurarse de que Alice estaba segura de lo que quería hacer. Pero eso último… Que había visto algo en ella, que la ve capaz, que la ve apta. Nunca antes se lo había planteado. Había empezado a entrenar, pero con la sola intención de llegar a ser capaz de defenderse a sí misma, no con la intención de poder poner sus habilidades al servicio de nadie más que ella misma. Pero se conocía demasiado bien, y era consciente de que, siempre que tenía la opción de ayudar, de intentar ser de utilidad a alguien más, se lanzaba de cabeza a esa idea. Si Natasha la veía capaz de luchar… ¿A cuánta gente sería capaz de defender?
- La pregunta es si quieres explotarlo, si verdaderamente quieres aprender a levantar esos puños y esas piernas en tu defensa y en la de los que quieres, aun si eso te pone en más riesgo…
Natasha estaba logrando despertar algo en ella. Un sentimiento que había mantenido durante su infancia y que había perdido peso a lo largo de los años, pero demasiado fuerte para morir, como unas pequeñas brasas olvidadas y que poco a poco volvían a nacer alimentadas por la brisa, que cada vez soplaba con más fuerza. El sentimiento de querer proteger y defender a la gente, de ser alguien en quien la gente pudiera confiar, un refuerzo y no otro peso en los hombros de quienes podían proteger. Dejar de ser una carga, para pasar a ser alguien capaz de sostener la responsabilidad de una vida humana.
No se lo pensaba. Así era ella. Todo su ser pedía que a gritos que se moviera cuando otra persona se veía en peligro. Bien si era por altruismo o por el egoísmo de no querer cargar en su memoria el recuerdo del sufrimiento ajeno, Alice era de las que preferían salir herida a ver heridos.
- ¿Que va a ser, Alice? ¿Quieres aprender o no?
Se terminó el zumo, y al bajar de nuevo el vaso, suspiró. En realidad, había muy poco que preguntarse, pues tenía ya la respuesta en la propia naturaleza de Alice. Estaba dispuesta a esforzarse como nadie, a superarse como nadie, y ser la mejor alumna que Natasha hubiera visto jamás. Y aunque a menudo se sentía muy poca cosa… Tenía la sensación de que, gracias a todas las personas que estaba conociendo desde su llegada a América, iba a ser capaz de cambiar. Podría alzarse, alzar los puños, como bien había dicho Natasha, para defenderse a ella misma, y a aquellos que quería. Iría incluso más lejos, si podía, e intentaría no dejar abandonados sus estudios.
- Quiero aprender. Quiero ser capaz de luchar… por mí misma, y por aquellos a quien quiero.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 6th Septiembre 2016, 05:56
Me quede en silencio mientras Alice me decía esas palabras. No va a saberlo, pero la verdad es que soy una atolondrada, como siempre. Da, he entrenado reclutas en Shield, pero esas son cosas básicas, todo bastante impersonal y profesional, esto...es diferente, nunca he tenido un aprendiz, no uno solo, alguien a quien enseñarle más que lo básico. Todo lo que sé acaba con matar a alguien, y lo he utilizado más de lo que quiero admitir, y para cosas que me atormentan cada noche. ¿Qué puedo enseñarle de verdad a esta chica? Drajtza, ni siquiera sé si va a poder depender de mi las veces suficientes como para aprender algo, quizás huya, quizás me esconda, quizás muera y ella se quede a medio camino, y como siempre, la decepcionaría, como decepciono a todos. Mierda, que suerte que sé actuar.
- Eso es lo que queria oir...- La verdad del asunto es que estoy llenándome poco a poco de dudas acerca de esto, tengo que pensarme muy bien qué y hasta dónde puedo enseñarle, no quiero que se convierta en un peligro como yo, quiero que pueda hacer algo que tenga más que ver con la clase de buena chica que parece ser. En cuanto a lo de desaparecer de su vida, en vano estárselo pensando, si sucede, sucederá, y no hay nada que pueda hacer. Vamos Nat, es una recluta más, no es como si le debieras estar en su vida o algo por el estilo, actúa segura y deja de hacer silencios tan largos. - Ven, hay algo que tengo que mostrarte entonces...- Me di la vuelta y caminé fuera de la cocina, esperándola con paciencia a que me siguiera. Aun recuerdo cuando recién conocia esta casa, me perdía en cada esquina, y por momentos, me gustaría que volviese a ser asi. - Aqui...- Abri la puerta y entramos en una habitación con grandes ventanales por los que entraba en Sol plenamente, iluminándolo todo, recortando nuestras siluetas. En las paredes, decenas de armas de todo tipo nos daban la bienvenida. Nada de armas de fuego, claro, pero fuera de eso, de todo lo imaginable, desde los clásicos hasta cosas para gustos mas...refinados. - Esta es la sala de armas...no la usamos desde que instalamos el simulador en la base subterranea...- Sonreí, dejando que ella se hiciera a la idea de las maravillas que podiamos estar ocultando debajo del suelo. Cerré la puerta lentamente, caminando hasta quedar frente a ella. - Pero estás aquí porque hay una lección importante, una que viene justo antes de todas las demás...- Me quité las botas, y esperé que mi ejemplo fuese suficiente para que ella captara el mensaje, luego respiré hondo, tratando de acomodar las palabras en mi mente. No me había dado cuenta, pero la primer lección ya iba a ser difícil, creo que la más difícil de todas.
- Empezaremos por lo esencial...- me crucé de brazos. - No te sirve de nada un cuerpo entrenado y un montón de técnicas si no estás con la mente puesta en esto...y nada de lo que has vivido te puede preparar para combatir...- Repentinamente, tomé su muñeca, no con demasiada fuerza, solo la suficiente como para que notara que invadía su espacio personal. - Aquí está tu primer lección: Nadie va a pedirte permiso en un combate, nadie va a sentarse a esperar que pienses, o lidies con tus emociones, van a hacer lo que sea que quieran hacer contigo, y lo único que hay entre ellos y eso eres tú...- Luego acerqué su mano sin ningún pudor a mi pecho, directamente sobre mi corazón, y no hubo ninguna palma de novela rosa cerca de mi clavícula, la mitad de su mano estaba sobre uno de mis pechos. -...Luchar no siempre es algo prolijo o impecable, a veces, será sucio, vil, incomodo...el cuerpo del enemigo es tu blanco, todo él...no puedes tener pudor, no puedes tener delicadeza, dudar de un ataque podría ser la diferencia entre la vida y la muerte...- Me puse en cuclillas, subiendo toda su mano ahora sí por debajo de mi clavícula, para que sintiera del todo mi corazón, tampoco es que quiera que esto se convierta en una pelicula porno, el punto era incomodarla y exponerla a eso. - ¿Lo sientes? Es mi corazón, que late, como el tuyo...- Subí suavemente su mano hasta mi rostro, haciendo que tuviera una de mis mejillas contenida suavemente, mientras la miraba con firmeza. A su favor, es capaz de sostenerme la mirada, chica valiente. - ¿Ves mis ojos? Mi corazón late, siento, respiro, soy una persona, como tú...- Me puse lentamente erguida de nuevo, tomando su rostro suavemente entre mis manos, respirando lentamente.
- Alice, cuando ataques a alguien, estarás atacando sus sueños y esperanzas, estarás atacando sus inseguridades, sus miedos, su futuro...- Me separé lentamente de ella, imponiendole la distancia necesaria para que el calor se fuera y cayera sobre sus hombros todo el peso de mis palabras, toda la realidad detrás de ese discurso que parecia desconectado de todo en aquella cálida habitación de una casa de dinero. - Cuando alces tu mano para defender, estarás hiriendo a alguien, y las cosas no siempre serán limpias o saldrán como esperas...habrán accidentes, y no será sencillo, pero esto no es un juego, y no puedes hacer de cuenta que no eres responsable...- Miré hacia afuera, entrecerrando los ojos, pensativa. - Cada vez que luches, parte de lo que ocurrirá será por tus decisiones, y si no estás dispuesta a vivir con las consecuencias y hacerte cargo de ellas...- Dejé que esas palabras se desvanecieran en el aire, las había dicho con suavidad, quizás pensando en toda la gente cuyo futuro arruiné con estas manos curtidas con las que ahora trataba de guiar a una criatura tan pura hacia un mundo tan dificil.
- Después de todo esto...- Giré lentamente la mirada hacia ella, sosteniéndosela, no con dureza, sino con empatía. En el fondo, imagino cómo debe estarse sintiendo con esto, con todo lo que pasó. - ¿Aún quieres aprender a luchar? - En el fondo, espero que sí, hay mucho que puede lograr si se lo propone, pero por otra parte, nadie debería adquirir un conocimiento o poder que no es capaz de usar responsablemente. Creo que a la larga, no hay respuesta correcta para algunas preguntas.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 3rd Octubre 2016, 16:04
Tras haber aceptado empezar el entrenamiento, Natasha no tardó en guiarla hacia una espaciosa sala bien iluminada. Las paredes mostraban un verdadero arsenal digno de un castillo medieval, que contrastaba con la arquitectura moderna y la espaciada cristalera de la propia sala. Escuchaba atentamente a Natasha sin dejar de contemplar a su alrededor con interés y curiosidad, hasta que el gesto repentino de la pelirroja llamó su atención. Vio su mano aprisionada en el firme agarre de la rusa, y la contempló con seriedad, intentando no parecer cohibida… Pero no lo logró, en cuanto su mano se posó sobre una superficie cálida y blanda. Las mejillas de Alice se tornaron rojas en cuestión de segundos, y cerró los ojos con fuerza, evitándo así que estos quedaran fijos en torno al torso de Natasha. Aun así escuchaba, escuchaba y asentía a medida que su nueva mentora le explicaba el porqué de sus acciones.
Alice lo sabía, veía el razonamiento y la lógica tras sus palabras, pero su musculatura tensa deseaba dejar de palpar el pecho de Natasha. Lo sentía y sabía que ella tenía razón. Tenía que superar ese miedo al contacto físico si realmente iba a aprender a luchar como ella, a defenderse… Su primera lección con ella. Recordó entonces su primera lección con Logan, quien había estado a punto de casi romper esa misma mano. Una parte de su mente pensó en ello, en lo curioso de que ambas personas hubieran empezado con lo mismo… Que a diferencia de Planaria y Jean, ellos dos le mostraban a Alice una realidad mucho más cruda, salvaje, donde la muerte era una consecuencia más que tener en mente, y no un tabú al que evitar. De algún modo, eso la ayudó a abrir los ojos, ahora parcialmente verdes por el instante de descontrol. Natasha tiró de su mano, algo más arriba, bajo la clavícula, y Alice sintió el corazón latiendo bajo capas de piel y músculo. Ese sonido, transmitido a través de la piel, la relajaba, aunque no dejaba de hacerla más consciente de lo que estaba sucediendo. Fijó su mirada en Nat, decidida a asimilar y memorizar cada una de sus palabras.
Entonces sus manos subieron al rostro de ella, y Alice sostuvo las mejillas cálidas entre sus pequeñas y frías manos. Miró a los ojos de ella, tal y como le había pedido. Los claros ojos de la británica eran una puerta abierta a sus sentimientos. Tenía una clara aversión ante la perspectiva de arrebatar una vida, era inocente y hasta cierto punto, frágil. Pero también era decidida, y tenía un fuerte sentido de la justicia. Creía en la inocencia y la bondad de las personas por encima de todas las cosas, y se criticaba a sí misma con dureza, considerándose altamente responsable de todos y cada uno de sus actos. Entre ellos, el no ser capaz de defenderse, el no ser capaz de defender a Natasha y Dazzler cuando las atacaron.
Sí, Alice era frágil. Era una muñeca, y estaba colmada de bondad. Pero también tenía una voluntad dura como el acero, y un sueño que la hacía constantemente perseguir la superación personal. Finalmente la rusa dio un paso atrás, dejando que sus palabras hicieran mella en la mente de la joven adolescente.
Aunque las palabras fueran distintas su significado era esencialmente el mismo. Tenía que estar dispuesta a vivir con las consecuencias que traería consigo el saber combatir. Aceptar que las cosas podían salir mal, que probablemente lo harían, habría gente herida, y tal vez, incluso muertes. Tenía que aceptarlo, y vivir con ello, preparar su propia conciencia para el peso de unos pecados que de bien seguro terminaría por cometer. Y mientras todos sus pensamientos encajaban en un extraño puzzle dentro de su propia cabeza, su mirada seguía fija en los claros ojos de Natasha. Recordaba a su padre, su querido padre, quien desde su posición de jefe de comisaría volvía a casa triste, abatido tras la responsabilidad de llevar una vida, pero sin dejar que eso le impidieron despertarse al día siguiente para cumplir con su deber. Su madre, dulce y encantadora, quien tenía sobre sus hombros la responsabilidad de todos sus pacientes en el hospital, quien día a día se esforzaba por salvar incontables vidas a lo largo de su carrera. Y quien, aunque a veces no lo conseguía, siempre se esforzaba por todos y cada uno de ellos.
En realidad, la decisión hacía tiempo que estaba tomada. El miedo era que su mente fuera capaz de asimilar el shock que traería consigo la responsabilidad. Pero sabía, que tanto si ella terminaba trabajando en medicina o con la policía, era un paso que tarde o temprano, tendría que dar. ¿Porque no prepararse para él entonces?
- Quiero… Quiero entrenar. Quiero aprender a luchar.
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018 6th Diciembre 2016, 06:24
Le tomó un buen rato decidirse, pero finalmente, dio el sí. Asentí lentamente. - Bienvenida a un nuevo mundo, entonces...- Sonreí de lado y extendí una mano para acariciar su hombro unos momentos, no estoy entrenando a una viuda, ella solamente quiere combatir lo suficientemente bien como para poder ayudar y defenderse ella misma, y respeto totalmente su deseo de dejar de ser una carga para otros, yo no podría soportar serlo, en absoluto. Me cruzo de brazos y cierro los ojos, tratando de pensarme cómo voy a encarar esto. Steven siempre fue un soldado, Shield tiene su manualito, todos aprendieron de alguna manera estandarizada o con algún gran maestro al que han buscado, todo funciona así en ese mundillo de gente impresionante, pero, ¿Como le enseñas a alguien que no lo buscaba en verdad? Está claro que no puedo arrojarle un manual de Shield, no tiene el entrenamiento o conocimiento suficiente como para entender la mitad de lo escrito ahí, y la otra mitad no podría llevarla a cabo. Nyet, tengo que comenzar por algo mucho más básico que entrenamiento físico y teórico, necesito construir una mentalidad de guerrera, convertir su reticencia en voluntad, en energía. - Eres preciosa, Alice...- Musito, mirándola a los ojos. - Toda una muñequita de porcelana, podrías haber bailado en el bolshoi si supieras ballet...- Paso por su lado caminando tranquilamente, yendo hasta el armero de caoba que estaba instalado en toda la pared, buscando entre las decenas de armas que allí había. -...¿Cuidas mucho tu piel? ¿Lavas tu cabello con cuidado? - Pregunté, alzando la voz y pasando mis yemas por los palos de armas que le harían mearse encima con solo acercárselas a la cara, hasta que llego al fondo, y cierro mis dedos en torno a un simple bastón largo de sólido roble, mi favorito cuando aún entrenábamos en esta habitación. - De verdad te cuidas, es como si el paso del tiempo no te afectara en nada, ni una sola arruga...- Sigo hablando, distrayéndola, responda o no, la quiero distraida.
Muevo el bastón en mi mano, tiene buen balance, está bien pulido, servirá bien para entrenar. Ni una sola palabra más, el palo aterriza directamente en su brazo, dejo que reaccione, no fue un golpe duro, apenas si suficiente para darle un espasmo muscular moderado, que lo sienta. Me acerco lentamente y tomo sus hombros con suavidad, inclinándome para susurrarle. - Primera lección: Dolor...- Llevo mi mano en una caricia que desciende por su brazo para que tenga claro que no pretendo apalearla ni nada por el estilo, pero cuando llego al lugar donde he golpeado, presiono lo justo para intensificar el dolor. - Cuando estás allí afuera, viendo a otros pelear, poniendo tu parte para lograr algo, es muy sencillo ignorarlo, pero aquí estas sola, conmigo y con tu dolor como única compañía, ¿Puedes sentirlo? - Aplico algo más de presión con el pulgar. - Duele, arde, es incomodo, y no te voy a creer si me dices que no estás sintiendo una punzada de desprecio hacia mí por habértelo causado...- Esta va a ser la segunda gran lección, Alice, voy a hacerte entender lo que el dolor significa. - ¿Sientes? No hay nada de grandioso ni heroico en sentir dolor, es una mierda, una sensación horrenda que te llena de odio e impotencia, nada más...- Dejo de presionar y me separo de ella lentamente, haciendo girar el bastón en mi mano mientras paso a su lado. - Solo aislando al dolor de todo lo demás es que puedes comprender lo que significa...lo heroico es lo que haces, lo que tus acciones representan, pero el dolor no tiene un cuerno de heroico, es solamente una mala experiencia...- Me doy la vuelta y le arrojo el bastón, procurando que el vuelo sea lento y predecible y pueda tomarlo decentemente, buena manera de levantarle la moral.
- Hay mucho dolor en una pelea, y con el tiempo, tendrás que aprender a vivir y lidiar con él, porque donde permites que el dolor te supere y dejas de luchar, estás muerta, no siempre habrá un amigo o amiga que venga a salvarte, a veces, todo lo que tienes es a ti misma para evitarte esa experiencia de mierda...- Me acerco lentamente y tomo sus brazos, haciendo que tome el bastón apropiadamente y adopte una buena postura de golpe. - Este bastón es muy básico, técnicas sencillas, esas puedes aprenderlas con una base de datos, la mayoría de armas básicas puedes incluso aprenderlas de internet, lo que no puedes aprender es qué significa usar un arma en contra de alguien...- Me alejo unos pasos y la miro unos momentos, ahí paradita, tratando de que su expresión sea difícil de leer. No te has ido luego de esto, vas bien, Alice.
- Para comprender lo que es causar dolor, tienes que hacerlo en verdad, y no vamos a salir a la calle a golpear gente para que lo aprendas, ¿Verdad? - Le guiño un ojo y le sonrío de lado, no soy ninguna sensei solitaria de la montaña, las bromas y lo inapropiado van a estar permitidos en cantidad aquí. - Ahora, golpéame...- Mi mirada se vuelve seria de un instante al otro, y mi tono pierde todo sesgo de humor, cuando es momento de aprender algo, es momento de aprenderlo, sin rodeos. - Del cuello hacia abajo, elige un lugar y golpéalo con fuerza, pero nada de cerrar los ojos, quiero que me golpees en silencio, apenas un grito si lo necesitas, y con la mirada bien puesta en mi rostro y mi cuerpo, vas a causarme dolor y vas a verme sufrirlo...¿Entendido? - ¿Te creías que aquí acababa la lección? Tengo que convertirte en una luchadora, y si sigues teniéndole miedo a causar una herida o arrancarle un grito a alguien, entonces no vamos a poder dar ni el primer paso. De verdad espero que mantenga los ojos abiertos, si nada, para que apunte, porque como me meta ese palo en una teta, la voy a odiar.
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"Oh you song! Little song of a maiden,
Head for the bright sun.
And reach for the soldier
On the far-away border
Along with greetings from Katyusha"
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Tema: Re: La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018
La Imperatritsa - Natasha Romanova - 14 de Noviembre 2018