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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Un cuchillo en la oscuridad (Autoconclusivo). 12 de Noviembre de 2018.
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Omega
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Mensajes : 349 Fecha de inscripción : 10/03/2014 Localización : En el último Universo Empleo /Ocio : Cronista Humor : Y, al final, todas las realidades son una...
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Tema: Un cuchillo en la oscuridad (Autoconclusivo). 12 de Noviembre de 2018. 3rd Febrero 2016, 12:12
12 de Noviembre de 2018. Cementerio de los celestiales. Rincón más oscuro de la galaxia. Hora desconocida.
- Mi... ¡Mi señor! ¡No... No deberíamos estar aquí! ¡Este sitio me da escalofríos...!- Gigantescas estatuas de piedra flotaban alrededor de una pequeña nave situada en mitad de todas ellas. Aquel lugar era siniestro, oscuro y muchos decían que estaba embrujado. Los insensatos que se adentraban en el cementerio de los celestiales nunca volvían, o perdían la razón. Estos seres eran tan grandes como un planeta en muchos casos, dueños y señores de la galaxia, con un poder suficientemente grande como para destruirla si lo deseasen. La propia estación Sapiencial era la cabeza de uno, y a pesar de todos los años en que había permanecido separada del cuerpo, muchos decían que podían escucharse sus pensamientos y sentir sus deseos de venganza. Los dos seres eran tan pequeños en comparación que habrían pasado desapercibidos para cualquiera que allí se encontrase. La puerta de la nave se abrió, y Delphinia, la centuriana exiliada salió de ellas, con el rostro cubierto por una escafandra, en dirección a los dos seres que esperaban sobre la nave.
- ¡Cállate Bligh! ¡La única razón por la que sigues aquí es porque a pesar de lo patético e inútil que eres aún le debes mucho a nuestro señor!- La mujer se acercó a la inquebrantable figura que observaba el terrible lugar pacientemente, con las manos cruzadas en la espalda.- Mi señor... ¿Cuándo cree que...?-
- Veo que habéis escuchado mi llamada, Señor Cuchillos...- Una voz profunda, tenebrosa y oscura resonó alrededor de todos ellos. Tanto Bligh como la centuriana dieron un bote, mirando a su alrededor, mas el Señor Cuchillos se mantuvo inmóvil, sin inmutarse ni lo más mínimo. Una sombra fue lentamente formándose ante todos ellos, tan grande como uno de los celestiales. Dos luminosos ojos rojos brillaron mirándoles, y una sonrisa plagada de blancos dientes se dibujó en lo que debía ser el rostro de aquel extraño ser. No podían diferenciarse rasgos faciales, ni corporales de ningún tipo. Solo una gigantesca silueta negra que los observaba. Bligh se lanzó al suelo, tapándose la cabeza con las manos, farfullando y maldiciendo su mala suerte. Delphinia abrió mucho la boca, alejándose paso a paso del lado de su señor, a quien en tantas ocasiones había apoyado sin dudarlo. Pero aquello era algo contra lo que jamás se habría podido preparar. La sombra rió, mirando a todos ellos, mas sólo había uno que realmente le importase.
- Pediste que viniera, y así lo he hecho. Ahora dime, ¿qué es lo que deseas de mí?- El Señor Cuchillos tenía una voz grave, marcada por una distorsión casi robótica, causada por el casco que debía llevar puesto. La enorme sombra volvió a sonreír, relamiéndose con una lengua negra. Se agachó hasta alcanzar la altura de la nave. Su rostro era más grande que esta, y pudieron ver esos gigantescos ojos rojos más de cerca. Bligh se encogió todavía más si era posible, y la centuriana miraba a su señor y al ser que les había convocado sin saber qué debía hacer.
- Sé cómo eres, y que tu fama y crueldad te preceden. Verás, el universo está en constante movimiento, y se avecinan una serie de acontecimientos que lo cambiarán para siempre. Sin embargo, hay quienes pueden frenar ese cambio... Los llamados héroes.- Dijo esta última palabra con asco. Era cláramente algo que le desagradaba y le enfurecía, a juzgar por los límites de su ser, donde miles de pequeñas sombras parecían arremolinarse como espinas antes de desaparecer. Su sonrisa volvió a ser ofrecida al ser que tenía ante él.- Es curioso como un ser tan pequeño puede causar tanto surimiento... Verás, nosotros aún preferimos actuar desde la sombra, preparando el camino para nuestra victoriosa llegada, momento donde doblegaremos el universo para siempre a nuestro favor... Aquellos que osen enfrentarse a nosotros serán destruídos. Pero quienes colaboren y nos ayuden en esta causa... Obtendrán un poder inigualable. Destruye a los héroes, a todos aquellos que obstaculizan nuestra llegada al poder, y te convertirás en un dios...-
Acabar con aquellos que se hacían llamar héroes... La lista era larga, y más desde el choque de universos. Pero al fin y al cabo, era lo que mejor se le daba al Señor Cuchillos. Su afán de tiranizar la galaxia y doblegar a todos aquellos que se creían lo suficientemente buenos como para frenarle era enorme, lo suficiente como para enfrentarse él solo a los guardianes de la paz y la unidad universales.
- ¿Quiénes más pertenecen a esta causa?- El ser rió de nuevo, con una risa que habría helado la sangre de cualquiera que hubiese carecido del aplomo del hombre que le escuchaba. Ante él, unas imágenes de seres famosos por su poder y crueldad aparecieron, lentamente moviéndose, cambiando entre ellos. El señor Cuchillos asintió.- Así se hará...-
La sombra se relamió una vez más y con una nueva risa fue lentamente desapareciendo, hasta que tan solo quedaron de nuevo los celestiales flotando alrededor de ellos. La centuriana miró a su señor y, tras un asentimiento de este, entró en la nave a toda velocidad. Bligh se arrastró como pudo hacia él, casi tocando sus pies. Cuchillos se llevó la mano al interior de la gabardina y extraño un extraño cristal oscuro de forma rectangular. No sería más grande que un mechero, y tras pronunciar unas incomprensibles palabras, lo aplastó entre sus manos. Un rayo tizón salió en dirección a todos los celestiales muertos, golpeándolos con brusquedad. Lentamente, los enormes seres comenzaron a moverse, colocándose unos junto a otros. Bligh abrió mucho los ojos señalándolos con un tembloroso dedo.
- Es... ¡ESTÁN VIVOS!-
- ¡SILENCIO! No lo están. Tan solo nos señalan nuestro próximo objetivo...- Una vez estuvieron todos en la misma posición unos junto a otros, sus brazos comenzaron a estirarse frente a ellos, y señalaron en la misma dirección. Los crujidos de la roca al moverse después de eones resonaron con una fuerza incomparable. El Señor Cuchillos se dio la vuelta tras ver el punto que señalaban y se dirigió al interior de la nave.- Vamos, tenemos mucho que hacer... Muchos viejos amigos con los que contactar... Y un artefacto que encontrar.-
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Un cuchillo en la oscuridad (Autoconclusivo). 12 de Noviembre de 2018.