El novio perfecto (Elissa, Jake, Planaria, Celsit, libre)

Ya era la segunda vez que había tenido que ampliar el piso desde que llevaba viviendo con mi hermana. Primero no teníamos espacio para vivir las dos, y me las ingenié para convertir un piso de aproximadamente cien metros cuadrados en uno de cientocincuenta sin que nadie se diera cuenta y no se notara desde el exterior. Vale, lo admito, no fue todo mérito mío. La ayuda vino directa del maestro Aureole. Llevaba casi un año de aprendiz con el cincuentón, y la verdad es que había empezado a controlar el espacio con mi imaginación a límites que jamás habría podido conseguir sin él. Y la verdad, es que a pesar de que me hubiera escondido su verdadera identidad desde el principio, ahora ya no le guardaba ningún rencor. Era un buen maestro y yo una buena aprendiz. Creo. Aunque me rompió el corazón saber que su joven y guapo sobrino del que estaba platónicamente enamorada era en realidad mi propio maestro. Es la última vez que me fío de un hombre guapo.

Volviendo a las quejas de antes, estaba diciendo que a demás tuve que volver a ampliar al piso después de que llegara el maldito...

- Eh, mira que eres vaga... podrías estar haciendo algo más útil en vez de mirar la tele ¿Qué tal si preparas algo para desayunar?

El maldito niño pesado de las narices. Jake, o como quiera que se llame en realidad. Ese chaval era todavía una caja de sorpresas para nosotras, pero no había manera de quitárselo de encima. Pero claro, Lissa no quería echar al niño a la calle y menos sabiendo que tenía alguna relación con su desaparecido padre. Pero el niño no iba a soltar la prenda así cómo así, y cómo tampoco lo íbamos a mantener de gratis decidimos que lo mejor era enviarle al colegio, y así no molestaría las veinticuatro horas del día. A excepción de los fines de semana.

- ¿No es Lunes? ¿Porqué no estás vestido? El autobús llegará a recogerte en nada, niño.

Se que me había enseñado la lengua y después había vuelto a su cuarto con un aire enfadado, pero no me importó y seguí haciendo zapping. Después escuché una reprimenda por parte de Lissa y entonces me levanté a hacer el desayuno. La verdad es que no tenía ganas de hacer absolutamente nada esa mañana. Cuando terminamos de desayunar, Jake y Lissa se marcharon. Elissa a su consulta de locos y Jake al colegio de secundaria. Menudo respiro, por fin me quedaba sola en casa. Me vestí, hice un poco de ejercicio matutino y después saqué a pasear a Lycos hasta la hora de comer. No tenía nada que hacer, ni dibujar, ni entintar, ni guiones... ¡por fin un día libre!

Una vez terminé de comer, pensaba aprovechar que aquella tarde tenía el comedor entero para mí, y me puse a practicar los últimos trucos de magia que me había enseñado Aureole. Empecé con cosas pequeñas como jarrones o plantas. Les cambiaba de forma y luego las convertía en cosas completamente diferentes, para luego devolverlas a su estado original. Era genial poder imaginar cualquier cosa y que se convirtiera en realidad, pero esa magia avanzada tenía un gran precio. No era lo mismo que sacar objetos de dibujos o generar escenas en la vida real con un lápiz y un papel. Era una canalización diferente de mi magia, y eso hacía que quedara exhausta más rápido de lo normal. 

Al cabo de media hora ya estaba arrastrándome de nuevo al sofá y haciendo zapping. Entonces uno de los canales me llamó la atención.

- Oh, José Juan Javier de todos los Santos... te amo tanto... es cómo si estuviéramos echos el uno para el otro ¿no crees?- dijo la actriz sudamericana, mientras se colocaba en una pose imposible y abrazaba a su novio cachas sin camiseta.

- Sí, María Juana, estoy seguro de que he sido creado para estar contigo, pero hay algo que no te he podido decir antes y es que yo... en realidad... 

El cambio de cámara enfocó entonces el rostro del hombre y sus ojos empezaron a brillar en un extraño color rojo.

- Soy un extraterrestre...

La mujer dejó escapar un grito de sorpresa extremadamente exagerado mientras empezaba a sonar la música del final del capítulo. Cuánto daño había hecho la colisión de los mundos a los culebrones sudamericanos.

Pero no pude quitarme su frase de la cabeza. "He sido creado para estar contigo". Y automáticamente me vino a la cabeza la imagen de Eclipse, uno de los pacientes de Lissa. Ella no quiso hablar más del tema después de lo que había hecho, y la entendía perfectamente, pero también sabía que había hecho mal en decidir por la otra persona. ¿Y si estaba equivocada? ¿Y si su relación hubiera podido funcionar? A lo mejor a estas alturas estaban felizmente casado. Pero tampoco conocía la historia entera, lo que si sabía con seguridad era que se gustaban, que había pasado algo muy intenso entre ellos y que ahora Lissa estaba más decaída de lo normal por culpa de eso. Me entraban todos los males cada vez que recordaba la noche en la que nos habíamos quedado las dos llorando como unas magdalenas y comiendo helado de chocolate mientras veíamos terminar las películas románticas del canal griego. Tampoco defiendo el comportamiento que tuvo Lissa con Eclipse cuando decidió terminar su relación, pero tampoco podía perdonar a ese hombre, que aunque a estas alturas no supiera ni la mitad de esta historia, le había hecho mucho daño a mi hermana. Y yo por mi hermana mato. 

Entonces se me ocurrió una idea, y fue la más terrible de todo mi historial como maga.

- Venga, manos a la obra... - 

Me acerqué a una de las paredes más libres que había en el comedor y quité el cuadro que había colgado encima para poder colocar con celo un papel de dibujo a mano alzada de dos metros. Empecé a hacer un boceto general, con la estructura básica del cuerpo humano, pensando al milímetro en cómo sería cada parte de su cuerpo. En cuanto llegué a la parte de la entrepierna no pude evitar sonrojarme y no me fijé mucho en lo que estaba dibujando. Dónde más me dediqué fue en la parte de la cabeza, quería que realmente quedara guapo. Le dibujé un pelo un poco largo y fino, con uno de esos peinados modernos que siempre veía en las revistas de peluquería. Y después me centré en su mirada, quería que tuviera unos ojos del color del cielo. Mientras le dibujaba, no dejaba de pensar en cómo sería. ¿Qué tipo de hombre le gustaría a Lissa? Ella y yo solíamos tener casi siempre los mismo gustos, así que pensé en lo qué me gustaría que tuviera un hombre que me atrajera. Primero de todo quería un hombre de buen corazón, fiel y leal a la mujer a la que ama. Después tendría que ser simpático, que siempre intentara sacarme una sonrisa. Un hombre caballeroso, educado, encantador, seductor, que supiera cocinar... ¿Porqué estaba pensado ahora en Aureole? 

Di dos pasos hacia atrás y contemplé mi obra maestra. Ahora no sabía muy bien que paso dar. Sería la segunda vez que intentaría crear vida inteligente a partir de un trozo de papel. El primero intento fue Lycos, mi leal perro de papel. Pero claro, era un perro de personalidad simple. Lo que estaba a punto de hacer era comparable a Stan, el gólem que había creado Aureole con su magia de sangre. Tenía las bases para conseguir algo así, ¿pero y si fracasaba? ¿Y si sólo salía de la pared un muñeco de papel sin vida? O peor aún, ¿Y si era un chico defectuoso? ¿Sería capaz de desecharlo de la misma manera en la que tiro a la papelera un dibujo mal esbozado?

No. Pero tenía que arriesgarme, no sólo para tratar de que Lissa se animara un poco, sino por mi propio orgullo como hechicera.

Acerqué mis manos al papel y acaricié la cabeza del chico con suavidad. Me tomé todo el tiempo del mundo para concentrarme lo máximo posible.

- Vamos, pequeño... 

Y el papel empezó a iluminarse con la magia de mi imaginación, y noté cómo el hombre que había dibujado en la pared salía de su papel lentamente, tomando color al hacer contacto con la realidad. Sus cabellos empezaron a tener volumen, y eran de un color rubio ceniza. A pesar de mis esfuerzos por conseguir un color carne, su piel había quedado demasiado pálida de lo normal. Y antes de que el chico consiguiera salir del todo del cascarón, tropecé con el taburete que había usado para esbozar las partes más altas del dibujo y caí al suelo. El hombre se venía directo a caer encima de mí, y cuando me preparé para aguantar su peso no sentí absolutamente nada. Abrí los ojos sorprendida al darme cuenta de que el chico tenía el ancho de la hoja de ochenta gramos. Vamos, que había creado un novio en 2D.

- Seré idiota... no pensé en su volumen cuando lo estaba dibujando... - dejé escapar un largo suspiro mientras apartaba al hombre hoja sobre mí. También me di cuenta de que se me había olvidado dibujarle la entrepierna. Bueno, ahora era un muñeco de Barbie. 

Era un fracaso en toda regla.

- Hola

Me llevé tal susto que me tiré hacia atrás y me di un golpe en la cabeza con la esquina del sofá. Después de llevarme las manos al lugar donde me saldría un señor chichón, miré en dirección a la cosa que me había hablado.

- Encantado, es un placer conocerte.

La hoja de papel se levantó del suelo como pudo, y el chico 2D se quedó medio arrodillado a mi lado mostrándome una sonrisa encantadora. Había abierto los ojos, unas hermosas joyas azules que parecían claramente dos ventanas al cielo. 

Acababa de crear al novio perfecto.

- ¡Esto no es lo que parece! - dije con la cara toda roja que pensé que me iba a explotar, a demás con el extra de rabia que llevaba encima porqué justamente él fuera quien entrara por esa puerta y me viera de forma tan avergonzada.

- ¡¿PERO SE PUEDE SABER PORQUÉ ROMPES LA PUERTA?! - dije a grito pelado mientras me levantaba del suelo con poco cuidado de no romper al chico de papel y apretaba el paso hasta detenerme en frente de Sloan. Si hubiera sido la antigua Elysia, seguramente el alien se hubiera llevado un buen sopapo en la cara (o quizás otro diccionario de griego a la cabeza), pero esta vez me abalancé sobre él y le rodeé con un fuerte abrazo. No podía creer que le echara (un poco) de menos.

- ¿Cómo has estado, Slo? - le sonreí divertida.- ¿Eso es para mí?

Cogí rápidamente el paquete y lo desenvolví en la mesa del comedor con ilusión. Había traído pasteles de todo tipo y los repartí por la mesa a medida que los iba sacando. Menudo festín me había preparado.

- ¿Hola? No veo nada...

Entonces me acordé de que había dejado al novio perfecto estirado con la cara contra el suelo. Me acerqué a él y lo levanté, para ver cómo su cuerpo de papel ondeaba con la corriente que venía de la puerta principal. Nada más verme, el chico me dedicó una sonrisa sincera.

- ¿Y ahora qué voy a hacer contigo? - cogí de nuevo el celo y lo enganché a la pared para que no saliera volando por la entrada. -Vas a pagarme esa puerta, Sloan Jenkins.

- Oh, ¿hay un invitado? ¡Hola! Soy el nov-¡Nadie, no es nadie! - interrumpí a tiempo.- Pero le puedes llamar...em... esto... ¡Ene!, sí, N.

N de nadie. Menudo nombre, Lyz, sueles tener más imaginación que eso.

La vida da muchas vueltas. Muchas, y ninguna puede ser controlada por nosotros aunque nos esforcemos. Bien es cierto que podemos cambiar ciertas cosas de nuestros alrededores o de nuestra persona, pero al final, los grandes cambios terminan viniendo solos, tanto para bien como para mal. Y ahora, estábamos para mal. A mediados de mayo, descubrí por medio de los Abyss Knights la razón de mi existencia en ese grupo, y el cómo mis padres habían sido asesinados premeditadamente por nuestro mayor enemigo: el doctor Zenn. Yo había sido usado de cebo y sacrificio por los que llamaba "familia" tan solo para poder cobrarse una venganza personal. Poco después, Sasha descubrió no sólo su origen, y quiénes habían sido su padre y su madre. Y no sólo eso. Había descubierto que era mitad asgardiana, una raza alienígena que vivían según las leyes y religión conocida en la tierra como la nórdica. Ella tenía casi doscientos años, pero ciento cincuenta y tres de ellos los había pasado congelada, sin envejecer ni apenas vivir. Aquello había sido un golpe durísimo para ella, y añadiendo todo lo que había pasado durante todo el año la situación era bastante tensa para ella: mi cambio de forma de ser, que durante el principio ella se sintiese medio dejada de lado porque yo fuese con los miembros de la patrulla de misiones, descubrir que tenía una hermana... Fue todo demasiado, y la notaba mal. Yo me esforcé todo lo que pude por animarla y ayudarla, pero a veces hay que ir un paso más allá.

Cuando pasé todo lo de mi tortura y demás, y unido al tema de los Abyss, y después de hablarlo con Sasha, decidí que lo mejor que podía hacer era ir a terapia. Y así conocí a Elissa Stavridis, la hermana gemela, por llamarlo de alguna manera, de mi amiga Lyz, a quien conocí en una cafetería bastantes meses atrás. El caso es, que la terapia con Lissa me había venido bastante bien, y yo estaba muy contento. Me sentía más feliz, más renovado, con más ganas de seguir adelante y rehacer mi vida junto a Sasha y como miembro de la patrulla. Aún seguía en tratamiento, y pensé que, tal vez, ella podría hacer lo mismo, y probar el tema de la terapia. Lissa era buenísima, o esa fue la sensación que me dio y me daba en cada una de nuestras sesiones. Así que, después de proponérselo, y debatirlo bastante, Sasha accedió a, por lo menos, probar.

- ¿Seguro que quieres hacer esto entonces cielo? A mí me está viniendo muy bien. Además, Lissa es muy agradable y muy profesional.-

- No es que quiera o no... Es que lo necesito. Sólo espero que no me haga tomar nada...- Le cogí de las manos y la besé con ternura en los labios, abrazándola y frotando mi mano contra su espalda.

- Todo va a ir sobre ruedas. Yo estoy aquí para lo que haga falta. Te apoyo en esto totalmente. Soy tu roca, ¿vale? No pienso dejarte nunca de lado mi amor.- Me separé un poco de ella, todavía sujetándola por la cintura, y mirando aquellos preciosos ojos verdes en los que me encantaba perderme día y noche. Ahora necesitaba apoyo, y yo pretendía darle todo el que pudiese.

Así que así quedó. Hablé con Lissa y le expliqué la situación. A ella le pareció genial la idea, y decidí ir a visitarla aprovechando que yo esa tarde no tenía clase y Sasha salía pronto. Nos dirigimos al piso de las hermanas en el coche de ella. Aparcamos, nos bajamos y subimos. Cogí a Sasha de la mano, apretándola ligeramente y sonriéndola. "Todo va a ir genial cielo". Cuando llegamos al rellano, vimos que la puerta estaba abierta, así que nos asomamos, llamamos y miramos al interior.

- ¡Toc, toc! ¿Se puede? ¿Lissa? ¿Lyz? ¿Hay alguien en casa? ¡Hola Lyz! ¿Qué tal estás? Anda, Sloan, ¿qué haces aquí? ¿Qué tal estás?- Y entonces vi que, junto al moreno y a la castaña había un muñecote de papel tamaño humano saludando, con cara de alegría y que hablaba. Me quedé helado un par de segundos, y entonces miré a mi amiga.- Bien Lyz, no pensaba que lo necesitases, pero tenemos que hablar. Acerca de chicos... Con urgencia. ¡Ya! De hecho, arréglate y ponte guapa. Vamos a salir a dar una vuelta y vamos a presentarte a unos amigos nuestros que son un encanto.-

OOC: Un inciso tonto, el 26 de Febrero creo que es Martes, no lunes. CREO pero amos que tampoco es hiper relevante.

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Había pasado casi un año ya de la colisión, y se me había hecho como una eternidad. Todo lo bueno que había en mi parecía haber desaparecido con el tiempo y los accidentes con los que me había ido topando. Tenia carácter, y era una chica de conciencia fuerte, pero después de todo lo acontecido mi sonrisa, mi espíritu vital, la chica que tenía una buena cara para todo el mundo había desaparecido. No me tomaba las cosas e la misma manera ni reaccionaba igual. Así que poco a poco la idea de ir a terapia que me parecía distante incluso inviable, ahora se hacía realidad ante mí.

Quien más lo habría notado sería Plana, de hecho había tenido un par de conversaciones con él diciendo que yo no era la Sasha de siempre, que no era como la Sasha del principio. Y tenía razón. Estaba muchísimo más apagada, intentaba animarme pero a veces eso no es suficiente, y tampoco podía hacer más. Así que finalmente, después de negarme a mí misma y a él mil veces que lo necesitaba, accedí. Lo que significó para mí un gran esfuerzo y valor mental. Antes de subir, busqué en el bolsillo interior de mi chaqueta, miré el cinco de corazones, lo volví a guardar y me eché a llorar. Este mundo era demasiado…
Retrasamos nuestra llegada al piso unos minutos que yo necesité para desahogarme y él para intentar calmarme. Finalmente, subimos.

Lo que vi, a pesar de que mi capacidad de asombro se había reducido considerablemente, me dejó ligeramente extrañada. Lyz, Sloan y una especie de hombre bidimensional.
- Hola… ¿Qué tal todos?- comenté con la vista distraída en ese hombre plano. Imaginé que había sido fruto de Lyz, tampoco había mucha más opción pero tardé bastante en imaginar el motivo por el que hacer eso… Oh lala.
La verdad es que me sentí bastante molesta al ver que había visita, que después de tanto mentalizarme en la terapia, en tener que abrirme por completo a alguien más que a Plana, no valdría para nada. Que llevaba semanas mentalizándome para al final no hacerlo. Inconscientemente empecé a pensar que Sloan era una molestia allí, y aquel muñecajo también. No podía pensar así de esa gente… Necesitaba calmarme. Así que cuando mi chico propuso salir a tomar algo me relajé bastante. Podría beber un poco, estar a mi bola y distraerme. Además… librarse de la terapia no era tan terrible.

- ¡Venga! ¡A la primera ronda invito yo! - dije intentando sonar más animada.

FDI: Perdonad, me confundí pensando que Sloan se había cargado la puerta para poder entrar xD no entendí que se podía teletransportar, así que lo corrijo ahora! Sorry!!
 
La situación se volvía cada vez más surrealista, entonces escuché el timbre de casa y me puse como una histérica ¿Y si era Lissa? Salía del trabajo a esta hora ¿Habría salido cinco minutos antes de su trabajo? Podría estar a punto de entrar por la puerta en cualquier momento, y vería a ese monigote parlanchín colgado en la pared...
 
La puerta. La puerta estaba en su sitio.
 
- Pero, yo pensé... entonces...¿ Cómo has entrado en casa, Sloan? - este hombre cada día me sorprendía más.
 
Pero antes de que me respondiera se asomaron por el rellano dos rostros agradables conocidos. Sasha y Planaria me miraron sorprendidos y yo no pude evitar sentirme totalmente avergonzada. Sentí cómo mis mejillas estaban cada vez más acaloradas al ver que todo el mundo había descubierto mi mágico secreto.
 
- Aprende Sloan, al menos Planaria y Sasha avisan antes de entrar... - me abalancé también sobre ellos para darles un fuerte abrazo a cada uno. Plana y Sasha se habían convertido en los mejores amigos que podía tener en esta dimensión.
 
- ¿Qué? ¡Qué no! ¡Qué estoy bien! ¡Que no es lo que pensáis!
 
Entonces Sloan me empujó hacia mi habitación con la intención de que me cambiara de ropa y saliéramos a tomar algo. Qué rápido se movía cuando oía la palabra "invitar".
 
- ¡Que no voy a ninguna parte! ¡Lissa estará a punto de llegar y...!
 
- Oh, hay nuevos amigos de Elysia. ¡Hola! - dijo N desde una esquina, saludando con una sonrisa perfecta a Plana y Sasha mientras estaba enganchado de forma poco digna en la pared.
 
- ¡Y tengo que esconder a N antes de que ella llegue! Que no, que no necesito que me presentes a nadie ¡QUÉ NO ES PARA MÍ! ¡QUÉ ES UN NOVIO PARA LISSA!
 
...
...
...

- Menuda has liado, dibujante.
 
Detrás de Planaria y Sasha estaban Jake y Elissa, que se habían quedado mirando el espectáculo tras la puerta de entrada a la casa Stravidis.  

 
FDI: Ahora es turno para Lissa y ya podemos seguir todos otra vez xD

- Adiós, hasta la semana que viene - se despidió Lissa.

La puerta se cerró, dejándola sola en el despacho tras la salida de su último cliente. La psicóloga regresó a su escritorio, se sentó y anotó varios detalles en la ficha que había sobre la mesa. La mujer a la que acababa de ver estaba mejor, en pleno proceso de hacer las paces con su pasado y de reafirmarse en su decisión de haberse convertido en heroína. No era el primer caso de aquellas características que trataba Elissa, pero siempre removían algo en su interior. El viejo deseo de usar sus poderes para algo más grande que ella misma.

Con un suspiro, la psicóloga guardó la ficha en el archivador y consultó su reloj de cadena. Había terminado pronto, lo cual era bueno. Había quedado con Planaria, a quien llevaba cierto tiempo tratando. Vendría a su piso con su chica, Sasha. Al parecer, ella estaba pasando una mala época, y el mutante le había propuesto conocer a Elissa y ver si ambas podían trabajar en su caso.

Al salir, la psicóloga agradeció llevar su bufanda favorita y unas medias tupidas; aquel febrero en Nueva York estaba siendo especialmente frío. Hizo caminando el trayecto hasta su casa, tratando de no pensar en nada excesivamente profundo (algo que le estaba costando demasiado últimamente). Afortunadamente para ella, una voz la sacó de su inminente momento de introspección.

- ¡Lissa!

Jake llegó corriendo hasta el lugar en el que estaba, con la mochila colgada del hombro, y la joven esbozó una sonrisa. Al final, el chico se había adaptado al instituto mejor de lo que parecía, aunque se quejara y resoplara cada mañana antes de coger el autobús.

Regresaron juntos, charlando. Lissa le preguntó a Jake acerca de su día. Al salir del ascensor, la psicóloga empezó a prepararse mentalmente para la calurosa bienvenida que, con toda probabilidad, les daría Lycos al entrar en el piso.

La sorprendió encontrarse con la puerta abierta. Oyó muchas voces procedentes del interior, y entonces la de Lyz sonó más alto que las demás. Lissa y Jake se detuvieron tras cruzar la puerta.

- ¡Y tengo que esconder a N antes de que ella llegue! Que no, que no necesito que me presentes a nadie ¡QUÉ NO ES PARA MÍ! ¡QUÉ ES UN NOVIO PARA LISSA!

Hubo un tenso silencio.

- Menuda has liado, dibujante. - dijo Jake.

- Un... ¿qué...? - musitó Elissa, mientras su mirada recorría la habitación, perpleja.

Al verla, Elysia había adoptado una expresión de terror digna del gas del miedo del Espantapájaros. A Planaria y a la chica que debía ser Sasha los esperaba... pero a la psicóloga le sorprendió ver a Sloan allí. Por no hablar de aquella... cosa que se movía, pegada a la pared.

- Me he perdido algo, ¿verdad? Lyz... ¿qué has hecho?

Si había oído bien, aquella... criatura... era un "novio para ella". ¿Hola? ¿En serio? ¿Tenía que empezar a tratar a su hermana, de entre todas las personas?

- Creo que voy a necesitar asimilarlo - decidió, frotándose las sienes.

El muñecote de papel habló y me quedé con los ojos como platos. Vale, eso sí que no me lo esperaba ni de lejos. Sabía que Lyz era capaz de hacer cosas con sus dibujos, pero de ahí a dar vida a uno... Madre mía. Metí mis labios hacia dentro y me comencé a reír negando ligeramente con la cabeza.

- No es lo que nos pensamos, ya... Oye Lyz, no es por ser quisquilloso ni nada, pero si pretendías tener un ratito a solas con tu "amigo" deberías haber dibujado algunos detalles más, ya sabes a qué me refiero...- Meterme con mi amiga era algo que jamás podía hacer, ya que por regla general el que se llevaba los vaciles y demás era yo por mi súper poder de atraer las escenas embarazosas hacia mí. Y eso que estaba pasando ante nosotros no tenía precio. Casi me sentía mal por hacer que Lyz se sonrojase aún más. CASI. Sólo iba a ser malo un poquito más. Solo una pizca más.- Si quieres puedo echarte una mano. En la universidad nos llenábamos los cuadernos, ya sabes...-

Miré por encima de mi amiga al muñeco de papel y le sonreí.

- ¡Hola! Encantado. Mi nombre es Planaria Glámez. ¿Qué tal estás?- Lyz me iba a atravesar con una lanza.

Y ya, al borde de un ataque de nervios, nos gritó que no era para ella, sino que era un novio para Lissa. Negué con la cabeza llevándome la mano a la cara. Entonces el rostro de Lyz se volvió todavía más blanco de lo normal y fruncí el ceño. Estaba a punto de preguntar qué pasaba cuando escuché una voz adolescente detrás de nosotros. Me di la vuelta y vi a Lissa acompañada de... ¿Quién era ese chaval? Me sonaba horrores, pero no sabía decir de qué. Joder, venga, que sí hombre, este tío le has visto en... ¿EN DONDE? Agité la cabeza mirándole con esa sudadera verde y esos ojos a juego que casi podían ver tu alma. Por culpa del chaval casi me perdí el impresionate espectáculo que estaba teniendo lugar delante de mí. Oh, por dios, esto no tenía precio. Lissa le había hecho un cazote de tales dimensiones a su herm... A su gem... A ella misma que no tenía ni gracia. Increíble. La de veces que me he encontrado yo siendo parte de una cagada así, y lo divertido que quedaba visto desde fuera. A ver, entendedme, no me lo estaba pasando bien en plan cabrón, simplemente me hacía mucha gracia. No era el fin del mundo, pero no sabría deciros quién tenía mejor cara, si Lissa que no se podía creer lo que estaba viendo y seguramente estaba pensando en la cantidad de terapia que iba a tener que hacer a su hermana, o Lyz, que tenía esa cara de "tierra trágame y escúpeme por el otro lado" que tantas veces se me ponía a mí. Me crucé de brazos y volví la vista a Lyz esperando a ver por dónde salía la pobre.

Tierra, trágame. Osea, tierra trágame. Voy a grabarme con fuego una nota mental que me va a durar hasta que me muera: no volver a hacer algo ASÍ nunca más.

-Oh... ¿Lissa? ¿Eres tú? Bienvenida a casa ¿Has tenido un buen día? - N tenía una sonrisa profident perfecta, pero cuando trató de levantar la mano para saludar se la volvió a llevar el viento. Por suerte estaba enganchado con celo a la pared.

- Dios esto... puedo...puedo explicarlo- No, en realidad no puedo. - Veréis...

- Hola Planaria, hola Sasha, hola  Sloan... - dijo Jake pasando por delante de todos ellos, interrumpiendo la charla de Elysia. Mientras el muchacho los saludaba con una sonrisa en los labios, los tres amigos de las hermanas Stavridis se quedaron estupefactos ante la presencia del chico, en espacial Sloan, quien empezaba a recordar los fragmentos de un recuerdo que había olvidado.  El muchacho se detuvo entonces en frente del muñeco de papel y su sonrisa se ensanchó. Era el primer síntoma de una travesura.

- ¡JAKE!, ¡NO LO TOQUES QUE TE VEO! - gritó Elysia tras acercarse al muchacho e impedir que desenganchara a N de la pared.

- Yo sólo quiero jugar con él un rato... ¡ya verás cómo es muy divertido! - dijo el niño castaño hinchando los carillos de aire.

- Vale, a ver, me estoy empezando a agobiar...- dijo llevándose las manos a la nuca y masajeándose el cuello.

- Oh... ¿quieres que te masajee los hombros? Seguro que así te calmas...-

- ¡N!, ¡NO-AYUDAS! - Elysia cogió aire y se dispuso a hablar cuando volvió a ser interrumpida.

- Te saldrá una úlcera si sigues gritando así... - susurró Jake con cara de póker.

- ¡A TU CUARTO! -

La castaña de la mecha turquesa señaló una de las habitaciones del hogar, pero Jake tenía otra idea. El muchacho levantó las cejas y se fue directamente a la cocina a cogerse una Coca-cola mientras veía el espectáculo desde allí.

- Vale, dejalo. A ver. Yo...me aburría esta mañana, ¿Vale? Y estos meses llevaba trabajando con mi maestro Aureole la manera de darle sentimientos a uno de sus homúnculos. De ahí pillé la idea, vamos, que quería probar si era capaz de crear algo con sentimientos y emociones...

Lycos, el malamute de Aslaska hecho de papel y lápiz, ladró desde el fondo de la habitación.

- Si... ya lo se, está Lycos. Pero Lycos es un perro, y quería hacer algo más complejo...algo más humano...

No esperaba que con esa explicación me entendieran, la verdad es que no pensé mucho en las consecuencias al intentar crear un novio perfecto para Lissa...


FDI: Doy permiso a Sloan para que desbloqué de su memoria el recuerdo de Jake en la casa de Elysia, si quiere xD

Aquello era una completa locura. Elissa no podía estar más agradecida por haber hecho las prácticas en Arkham (o haber estado en la mente de Sloan, para el caso). Era como más fácil manejar situaciones surrealistas como aquella.

De hecho, no tenía que "manejar" demasiado. Antes de que ella llegara, alguien había propuesto salir de allí para tomar una copa y, aunque Elissa no solía beber, tampoco le parecía una mala opción. Lyz lo estaba pasando francamente mal, Sasha parecía estar completamente fuera de lugar, y alguien había dado al botón de "on" de Plana y Sloan. Lo mejor era salir de allí cuanto antes.

- Oh... ¿Lissa? ¿Eres tú? Bienvenida a casa ¿Has tenido un buen día?

- Sí, soy yo, y sí, hasta ahora. - respondió la psicóloga, de forma casi mecánica.

- Dios esto... puedo...puedo explicarlo. Veréis...

- Hola Planaria, hola Sasha, hola  Sloan...

- Hola Elissa, siento aparecer en tal mal momento. Hemos propuesto salir a tomar algo para... ¿Normalizar la situación? Tal vez obviarla...  Bueno, ¿qué os parece si vamos saliendo? Tengo el coche abajo, me cabéis todos los que tenéis edad para beber

- Sí, podría ser buena idea. Lo siento, Sasha... ¿quizá deberíamos diferir nuestra charla por el momento...?

- ¡JAKE!, ¡NO LO TOQUES QUE TE VEO! - la interrumpió el grito de Elysia.

- Yo sólo quiero jugar con él un rato... ¡ya verás cómo es muy divertido!

- Vale, a ver, me estoy empezando a agobiar...

- Oh... ¿quieres que te masajee los hombros? Seguro que así te calmas...

- ¡N!, ¡NO-AYUDAS!

- Te saldrá una úlcera si sigues gritando así...

- ¡A TU CUARTO!

Elissa estaba francamente preocupada por Lyz a aquellas alturas. Probablemente, ella también hubiera perdido los papeles en su situación. Sin embargo, su hermana consiguió dominarse un poco y explicar qué había sucedido en su ausencia, algo que la psicóloga agradeció.

- Vale, dejalo. A ver. Yo...me aburría esta mañana, ¿Vale? Y estos meses llevaba trabajando con mi maestro Aureole la manera de darle sentimientos a uno de sus homúnculos. De ahí pillé la idea, vamos, que quería probar si era capaz de crear algo con sentimientos y emociones... - un ladrido - - Si... ya lo se, está Lycos. Pero Lycos es un perro, y quería hacer algo más complejo...algo más humano...

La dibujante estaba tan alterada que Sasha se aproximó para intentar calmarla.

– Y a nosotros nos parece estupendo, no tienes que darle explicaciones A NADIE ¿Vale? Ahora...¿Qué vas a querer beber?

Elissa aún intentaba procesarlo. Si no se equivocaba, Lyz había hecho algo bastante cercano a crear vida (otra vez), en este caso vida humana. Y, hasta donde la psicóloga sabía, ninguna historia que empezaba así terminaba bien. Aunque, claro, también era una aficionada a las leyendas griegas, y ésas pocas veces terminan bien.

- Por cierto Lissa, te doy las gracias de nuevo por tu sesión. Me está yendo de maravilla y creo que cada vez voy a mejor. Si un día quieres, podemos echarme un vistazo a ver si tengo razón. - dijo entonces Sloan.

Elissa sonrió.

- Me alegro... - dijo, francamente aliviada. Lo del moreno había sido un experimento para ambos, pero parecía que estaba bien, y aquello la dejaba mucho más tranquila.

- Celsit tiene razón. En ambos casos. Creo que si vamos, salimos un rato y nos ponemos en un ambiente más relajante y con algunas bebidas delante, podemos normalizarlo hasta lo más anormal... aun estando yo presente. Y con lo segundo, no tienes que dar explicaciones... aunque oye, para una dibujante tan buena como tú, dejarte una parte del cuerpo humano... No sé, me parece raro. ¿Acaso no tenías modelo de dónde sacarla? ¿O jamás has dibujado una? Si es así, Plana y yo te ayudamos. Plana, acompáñame - y, dicho esto, Sloan empezó a desabrocharse el pantalón, y todo el alivio que sentía la psicóloga por haberlo ayudado se esfumó de un plumazo.

- Creo que nuestra sesión va a necesitar unos retoques - afirmó la psicóloga, dando un paso adelante y frenando a Sloan antes de que hiciera alguna locura, y lanzando una mirada de advertencia a Planaria por si decidía seguir su ejemplo - Ni se os ocurra, hay menores delante. - al fin y al cabo, Jake seguía en la cocina. - Continuaremos todo esto en el bar. La charla, no el striptease. Jake, estás a cargo de la casa - dicho esto, empezó a empujar a Sloan hacia la puerta - Ni se te ocurra tocar a... - ¿como era? - ene... hasta que volvamos. Si lo haces, me enteraré. Lycos, vigila a N. - Lissa cogió aire, había encadenado una frase tras otra sin apenas darse tiempo a respirar.

Con ella y Sloan casi en la puerta, la psicóloga se volvió hacia los demás.

- Sasha, Planaria, Lyz... ¿vamos?

- Oye Lyz, perdona. Era una broma. No queríamos ser molestos, al menos yo. Perdona.- Le dije con una sonrisa y dejando caer los hombros.

Madre mía, menudo caos se había armado en cuestión de unos pocos segundos. Sin embargo, la sonrisa de no poder estar creyéndomelo que tenía desapareció al instante cuando Sloan dijo que podíamos servirle de modelo y que le acompañase mientras se comenzaba a desabrochar el pantalón. Noté como la sangre me subía a la cara y esta me ardía de lo roja que debía estar. Negué con la cabeza y los ojos muy abiertos mientras levantaba las manos como si me estuviesen apuntando.

- ¡Eh, eh, eh, eh! Ni se te ocurra vamos. Si piensas que voy a desnudarme aquí a las bravas vas listo. Tío, ¡no te quites los pantalones! Por dios, qué vergüenza...- Qué mal llevaba esas situaciones de vergüenza ajena, lo digo en serio. Lo pasaba fatal, y lo peor es que Sloan lo hacía tan tranquilo, como si fuese lo más normal del mundo. O era un pasota de la vida o realmente no se estaba pispando de la situación que teníamos entre manos. Era imposible que fuese eso porque joder, era un hombre adulto hecho y derecho. ¿Acaso no se había dado cuenta de que había niños delante? Bueno, niños y las chicas. Desde luego no me iba a quitar la ropa delante de ellas ni de coña. Había veces donde aún me daba palo hacerlo delante de Sasha como para hacerlo con gente a la que consideraba amigas. Buenas amigas, pero amigas al fin y al cabo. Y una de ellas me estaba tratando. Vamos, que ni de coña. Que mal...

Agradecí enormemente que nos pusiésemos en movimiento, y apostaría a que mi cara había sido un poema de los buenos con las palabras del moreno. Me froté las manos y sonreí, todavía ligeramente nervioso.

- Por aquí cerca... ¿Qué tenemos? La verdad es que a mí todo me parece bien, aunque ya sabes que tengo especial gusto por la cerveza... Cualquier cosa me entra ahora mismo. Aunque con la hora que es podemos buscar un sitio donde merendar. ¿Qué os parece? Unas tortitas o algo así, o un poco de chocolate...- Vale, sí, era un tragaldabas. Me gustaba mucho comer, lo reconozco. Era una de mis pasiones, y si encima había chocolate de por medio... La cosa ya sólo podía mejorar vaya. Al menos hasta que se acabase el chocolate.

Empezaba a tener un grado de estrés preocupante y demencial. Por suerte, Lissa era la persona más pacífica y calmada que conocía. Bueno, en realidad engañaba mucho a primera vista, pero por lo menos lo era mucho más que yo. Después Sloan empezó a quitarse los pantalones y ya era lo que me faltaba. Me llevé las manos a la cara totalmente avergonzada y escuché como Lissa calmaba la situación.

- Quiero un Whisky con cola… - dije con un tono muy serio cuando Sasha se acercó a mi para intentar calmarme. Estaba ya al borde de la histeria, y el niñato volador no me ayudaba en absoluto a calmarme.

- Pero no pienso dejar a Jake y a N a solas…  - me acerqué a la pared y despegué al novio perfecto del celo y las chinchetas que le sujetaban. Empecé entonces a doblar su cuerpo como un origami y a dejar sin doblar únicamente la cabeza y un poco el torso. Cuando terminé, metí a N en el bolsillo delantero de la chaqueta, procurando que nada del muchacho asomara y recé para que no se saliera de allí.

- Oh, gentil Elysia, no podría estar más cerca de tu corazón ahora mismo… - susurró una vocecilla seductora desde mi pecho.

- N, no hables mientras estés en mi bolsillo, ¿vale? – le susurré desde arriba.

- Es injusto… ¿me vaís a dejar sin diversión? – se quejó Jake al ver que empezábamos a salir todos de la casa para ir a tomar algo.

- Haz caso a Liss. Tu cuida de Lycos, volveremos en un rato – le dije con mi cara de pocos amigos y el muchacho hinchó los carrillos en modo de protesta.

- Sí, vámonos… - crucé la puerta y seguí al grupo en silencio. Acababa de experimentar varias emociones a la vez y estaba completamente confundida. ¿Qué pasaría ahora con N? Era un chico de papel que hablaba, no podía dejarlo siendo 2D para siempre…

PD: que el siguiente en postear explique a donde vamos xD

Lyz terminó aceptando la oferta de salir de allí, y una vez superada la crisis de los pantalones de Sloan, todos se pusieron en marcha. N se unió a la comitiva, metido en el bolsillo de la dibujante en lo que podría definirse como "doblado en un ángulo incómodo". Ojalá no le diera por hablar con los camareros, porque un bolsillo parlante resulta algo complicado de explicar.

- El placer es mío - respondió a Sasha, una vez estuvieron en el bar.

- ¿También vas a tener una sesión con Lissa? Entonces estarás en buenas manos. A mi me arregló un problema que tenía en la cabeza, por así decirlo, y desde entonces carburo mucho mejor...

- Hay muchos problemas en tu cabeza, y no todos tienen arreglo, Sloan - comentó Lissa, permitiéndose meterse con el moreno (con suavidad) por una vez. Había visto a Sasha cansada y preocupada, aunque ahora parecía estar mejor, y el ambiente caótico había empezado a relajarse alrededor de la mesa. Sintió que bromear no estaba fuera de lugar.

Elissa pidió un café con caramelo y observó a los que se habían reunido. No pudo evitar pensarlo: amigos de Lyz, clientes suyos. Normalmente, la psicóloga no habría tratado a gente cercana. El porqué era sencillo; el vínculo de la terapia era muy distinto al vínculo de la amistad. Las cosas en el despacho solían circular en una sola dirección, no en las dos. Elissa siempre había creído que era malo mezclar ambas cosas, amigos y trabajo; la experiencia con Dragoslav no había hecho más que reforzar aquella idea (culpa suya, no de él. Cómo lo echaba de menos). Sabía dos cosas: Cuando se abría, se exponía. Cuando la conexión era bidireccional, algo salía mal. Y, sin embargo...

Sin embargo, la reciente experiencia con Sloan, o el mismo Planaria, le habían demostrado que, por azar o por destino, una relación profesional podía terminar convertida en amistad. Al fin y al cabo, Lyz y ella eran la misma persona. Y, ¿cómo sería aquello? ¿"Los amigos de mi otro yo son siempre mis amigos"?

- Bueno, Elysia... ¿El maestro Aureole sabe que ibas a intentar crear... uhm... cosgente... gente como N? - preguntó, mientras daba un sorbo a su café. Demasiado caliente. - Es peligroso, ¿no? Recrear vida... Aunque... bueno, te agradezco que lo hicieras para animarme, la verdad.

Elissa sonrió con suavidad. Sí, estaba preocupada, aunque N pareciera algo inofensivo. Preocupada porque no sabía si se había roto alguna ley de la magia en el proceso, o si tendrían que destruirlo, o si habría alguna consecuencia peor... Pero también se sentía agradecida, y tenía ganas de abrazar a Elysia y decirle que dejara de preocuparse por ella.

Techo. Oscuridad. Techo. Oscuridad. Techo... Estaba tirada en la cama sin hacer nada, acompañada por Ifrith, aburrida hasta los topes tapando y destapando mis ojos. Me había duchado, había hecho compra, había limpiado la casa entera de arriba a abajo, llevado a Ifrith al parque y comí sola... Y Sloan por ahí. Me llevé ambas manos a la cara y gruñí. No podía culparle: él vivía conmigo, sí, pero no era su casa. No era su "obligación" hacer cosas en ella, por así decirlo. Me giré sobre mí misma y acabé abrazada a Ifirth. Ambos suspiramos.

-Ya... Yo tampoco te aguanto...- le dije riendo y acariciándole el morro como sabía que le gustaba, a lo que el can respondió con un lenguetazo en mi mejilla.

*Beep* *Beep*

Me froté la cara y me aparté el pelo de esta, dormida. Gemí y me estiré, cogiendo el móvil y viendo un mensaje de Sloan diciendo que se iba a un pub a tomar algo. Me encogí de hombros, no tenía nada mejor que hacer y salir a que me diera el aire me vendría bien. Me desperecé y me arreglé un poco recogiéndome el pelo en un moño un poco descuidado, me enfundé mis vaqueros negros, las botas, la chupa y la bufanda, y lista para salir. Abracé con cariño a mi pequeño y con las llaves del coche en la mano dejé la casa camino al pub.

Tras media hora buscando aparcamiento estaba en la puerta del pub. Suspiré mirando su aspecto y entré buscando con la mirada a Sloan mientras me quitaba la bufanda y me abría la chaqueta. Y... le encontré. Pero no estaba solo. Joder... Fui hasta ellos y posé mis manos sobre los hombros del moreno mirando a todos. No es que no quisiera estar con ellos o que no me cayesen bien, porque no; el problema era que no me esperaba tanta gente y, menos aún, tanta gente a la que conocía. Sé que debería ser al revés, pero con todas esas personas había vivido muchos dramas, y no sabía cómo se lo tomaría Sasha, tampoco.  

-¿Reunión familiar?- sonreí y saludé a todos uno a uno, mirando a mi alrededor de vez en cuando para buscar una silla para mí para sentarme al lado del moreno y darle un beso corto para no incomodar a nadie.

El novio de papel para el bolsillo, la cosa más o menos aclarada y más tranquila y dirigiéndonos todos  a un bar a tomarnos algo y desconectar. La verdad es que a pesar de que nuestra idea inicial era que Sasha y Elissa se conociesen un poco antes de empezar una terapia al final parecía que lo iba a hacer pero en un ambiente más lleno de gente. Bueno, quién sabe. Tal vez fuese mejor así. Estar más tranquilos y más metidos en conocernos mejor unos a otros era una manera menos formal y más natural de entablar una conversación. Dicho esto, nos subimos todos al coche y nos pusimos rumbo al Harry's Bar, el sitio que Sasha había elegido para que nos tomásemos algo. Nos bajamos tranquilamente, entramos en el sitio y nos acercamos a la barra. Las peticiones comenzaron y aproveché para volverme y sonreír a los presentes.

- Bueno doctora, ¿cómo debería llamarte hoy?- Sloan captó la información de que mi pareja estaba planteándose tener terapia con ella y dijo que le gustaría, ya que él había tenido también su sesión. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordar la verdadera forma de Sloan aquel día que la vi en la mansión, e inconscientemente acaricié por encima de la ropa la pequeña cruz que colgaba de mi cuello. Supuse que una criatura así es lo que habitaba en las profundidades el averno, y me extrañó que estuviese por ahí danzando como si nada. Le había comentado un poco la situación a Sasha por encima, pero no quise ahondar demasiado en el tema ya que sabía que todavía tenía la experiencia que vivió con el demonio demasiado metida dentro del alma, y no quería hurgar en la herida ni de lejos. Suspiré, recuperando la sonrisa que se me había helado al pensar en Sloan y nos dirigimos todos a la mesa.

Un largo y delicioso trago de la cerveza me reconfortó el alma y el espíritu, y le lancé a Sasha un guiño confidente en el que le mostraba que agradecía su esfuerzo así como la elección (una vez más) perfecta. Me relamí, limpiando un poco de espuma del bigote y fruncí el ceño con las palabras de mi doctora.

- ¿Existen leyes dentro del mundo mágico? A ver, perdón, pregunta mal formulada. ¿Cuáles son las leyes del mundo mágico? Supongo que cosas como "no matar" y demás estarán entre ellas, ¿no?- En ese momento vi a la inconfundible Lilith aparecer tras Sloan. Digo inconfundible porque ese pelo no era algo que se viese todos los días, y la saludé con una sonrisa y una leve agitación de la mano. Se sentó junto a nosotros y supuse que la habría avisado el moreno. Bueno, por uno más no iba a cambiar la mesa creo yo, pero ver a dos personas encargadas de tratar las mentes cara a cara sí era algo que merecía la pena. ¿Tendrían palomitas allí?

Me quedé la última para cerrar la puerta con un suspiro de resignación, pero en cuento me di la vuelta vi que Sloan me estaba esperando y me rodeó cariñosamente con uno de sus brazos. Su gesto me pilló desprevenida, y tiempo atrás le hubiera hecho comerse el mango de la puerta y tragarse las llaves del piso. Pero ahora éramos amigos. ¿Quién lo diría, eh? Pero la verdad es que me sentí reconfortada al ver que me había echado de menos. La verdad es que yo también… y eso que acabé hartísima de vivir con él.

- Yo también, tonto – sonreí un poco avergonzada y le di un fuerte abrazo antes de que bajáramos las escaleras. – Con los pasteles que has traído ya tengo suficiente para un mes… deberías haberte acordado de que estoy a dieta… 

De camino al bar seguí hablando con Sloan. Lo último que supe de él fue cuando me dejó a salvo en casa tras el ataque de Gotham. Y después me enteré de que Lissa le había estado tratando, que el moreno se había echado una novia y que quería que le arreglara algo raro que tenía en la cabeza. - Por cierto. ¿Cuándo vas a presentarnos a tu amiga…? – arqueé las cejas y mi sonrisa fue burlona – Que con ese rollo alienígena me dijiste que no podías sentir nada por ninguna mujer y luego mírate ahora, bribón…

Llegamos entonces al Pub Irlandés recomendado por Celsit, y nos sentamos alrededor de una mesa amplia. Todo el mundo empezó a pedir cosas y yo le indiqué al camarero que me trajera un refresco.

-Bueno… a decir verdad… - me rasqué la nunca un poco incómoda ante la pregunta de mi hermana.- Aureole me ha pedido que trabaje en un homúnculo que está fabricando. Quiere hacerle una compañera de vida a su fiel guardaespaldas Stan… y me ha pedido que intente proyectar algo de vida en ella… - sorbí un poco de Fanta y continué – Eso me dio muchas cosas de las que pensar… y quería saber hasta que punto era capaz de crear un ser consciente y con sentimientos…

- Gracias por haberme creado, hermosa Elysia. – la voz de N sonó desde mi bolsillo y nada más escucharle lo apreté con mi dedo para hacerle callar - ¡Au!

- Si… pero no se hasta que punto eso está bien… - suspiré y me giré a contestar a Planaria- Existen nueve leyes fundamentales de la magia: La ley del rebote, la de las tres demandas, desafío, igualdades, equilibrio, peticiones, polaridades, causa y efecto, abundancia…- Me llevé una mano a la cabeza para sacudirme el flequillo de la cara, y entonces alguien interrumpió la charla. ¿Pero qué cojones? Lilith Belmont estaba de pie frente a nosotros con cara de pocos amigos y una sonrisa vaga. Se acercó a Sloan y le plantó un beso en los labios que hizo que derramara toda mi Fanta por la boca como un aspersor, de forma que llamé la atención de toda la mesa. Empecé a toser y me llevé la servilleta a los labios y a la chaqueta para limpiar el estropicio.

Ahora en serio. Déjame que recomponga mi cerebro: conocí a Lilith y a Planaria en una cafetería, fuimos al Central Tart y se lió pardísima. Lilith era la amante de Sasha. Sasha es la novia de Planaria. Planaria también conoce a Sloan. Sloan trabajaba para SHIELD y estuvimos viviendo juntos un par de días y me besó. Lissa le hizo terapia a Sloan. Sloan y Lilith son amantes ¿Me estáis diciendo que las ex parejas de Lilith y Celsit están ahora con Planaria y Sloan? ¡¿Esto es una jodida telenovela o qué?!

- Vale, creo que N no es lo más bizarro que me puede pasar hoy… - dije con voz de amargada tras toser un par de veces y llevarme la Fanta a la boca otra vez para recuperarme.- ¿Camarero, no me puede poner un poco de alcohol en el refresco? Creo que lo voy a necesitar…

- Creo que con "Elissa" bastará - dijo Elissa, sonriendo a Planaria.

Las leyes de la magia eran muchas, escritas y no escritas. Por ejemplo, ésa que impedía que un mago tuviera control, al mismo tiempo, sobre el tiempo y el espacio, elevándose a la categoría de dios. O la de crear vida, que iba más o menos por la misma línea. ¿Una novia para Stan? Qué locura... A lo mejor Lyz tenía pensado crear una secta de chicos en dos dimensiones que la adoraran como una diosa. Elissa se contuvo para no comentarlo, y entonces Lilith entró en escena.

Saludó a los presentes y besó en los labios a Sloan. La psicóloga estaba informada de antemano de que ambos mantenían una relación, pero se le había olvidado mencionárselo a su otro yo, que se había convertido en un aspersor de Fanta sin previo aviso. De un momento al otro, la situación volvía a descontrolarse; Sasha abrazaba a Lilith (¿se conocían de antes?), Sloan diciendo algo acerca de su trabajo, Lyz en pleno ataque de tos, y una voz procedente del bolsillo de la dibujante...

- ¡Oh, Elysia! ¡No temas! Yo insuflaré aire en tu pecho a través de tus labios, para devolverte el aliento...

- Frena un poco, N, va a ahogarse más - musitó Elissa, poniendo los ojos en blanco, mientras Lyz pedía algo con alcohol al camarero - No, no hace falta que se lo traiga. Mejor póngale agua. - suspiró.

Cuando todo se calmó un poco, la psicóloga miró a Lyz arqueando las cejas.

- ¿Estás bien? - preguntó, algo preocupada.

- Nueve leyes... Ya veo. supongo que la ley del rebote tiene algo que ver con que los hechizos pueden volverse contra ti, como le pasó al estofao de Ron Weasley con el traga babosas. Las tres demandas ni idea, igual que la del desafío y la igualdad. Lo del equilibrio supongo que es algo así como que debe existir un equilibrio en el plano mágico para evitar que este se destruya o algo así. Peticiones ni idea... Las polaridades supongo que funcionará parecido al tema de la electricidad, en este caso contándose como positivo (lo que serían los protones) el lado bueno, y negativo (véase electrones) como el lado malvado, o lo mismo estoy tirándome un pisto de aúpa. La causa y efecto se explica por sí misma, ¿y presumo que la abundancia será el no crear dinero eterno u oro eterno...? Simples divagaciones. Ya sabes que tengo mente científica, me gusta aprender cosas e intentar razonar o buscar una explicación más o menos lógica a las cosas.- Algunos podrían tacharme de hipócrita por decir eso ya que aceptaba y creía en la existencia de un Dios supremo, algo totalmente inexplicable a través de la ciencia, y a decir verdad no les culparía. La diferencia es que en el ámbito religioso entraba una variable imposible de explicar mediante la ciencia: la fe. Esa capacidad de creer en algo que está por encima de lo que puede ser explicado y en lo que uno cree. No tiene más explicación en realidad. O crees o no. A lo largo de la historia ha habido toda clase de sucesos que no han podido ser explicados por medio de la ciencia, los cuales han sido catalogados de magia o milagros. Y eso era lo que yo quería creer. Quería ver la magia como la fe de los paganos. Eso que no se puede explicar mediante ciencia, sino simplemente creyendo en ella. Habría conjuros, libros y toda clase de cosas, pero al final la esencia de la propia magia era que no terminábamos de entenderla del todo, o al menos quería creer en ella así y deseaba que Lyz me dijese algo que fuese totalmente incapaz de entender para creer en ella. Después de todo, era estúpido y absurdo negar que había magia o como mínimo poderes mutantes muy bien disimulados. Fuera como fuese, después de haber visto toda clase de poderes y conjuros no podía negar su existencia.

Sasha cogió mi mano y se la apreté ligeramente. Sabía qué significaba ese gesto. Necesitaba sentir que estaba ahí, que tenía apoyo por mi parte o la de quien fuese. La conocí alo suficiente como para haber aprendido algunos pequeños gestos cotidianos y relacionarlos con un estado de ánimo o una petición, así que le guiñé cariñosamente un ojo y ladee ligeramente la cabeza al beber, señalándole que todo iba bien, y que no se preocupase. Lyz entonces escupió su Fanta lo cual me dejó con los ojos abiertos y con un esfuerzo titánico por no empezar a partirme la caja. Su cara valía oro, y a juzgar por el momento en que lo hizo deduje que el beso entre Lilith y Sloan había sido la causa de semejante riego sorpresa. Le alcancé un par de servilletas para que pudiese secarse mientras tosía con fuerza. Fanta por el otro lado. Delicioso. Si le salía toda la espuma por la nariz tenía el oro ganado.

- Límpiate un poco anda. La Fanta tiene azúcar y te quedarás pringosa sino. Toma más servilletas. ¿Alcohol? ¿Quién eres tú y qué has hecho con Lyz?- Dije riendo, intentando suavizar la situación. La verdad es que con Lyz había estado en sitios peligrosos como la aventura de Villa Fábula. Pero el careto que había puesto era muy distinto. Supongo que es como cuando te enteras por primera vez de que Darth Vader es el padre de Luke. De hecho, era más o menos es la cara que suponía se le quedaba a la gente. El caso fue que al parecer la razón por la que Lyz había creado a N fue porque estaban practicando la creación de un homúnculo y debía haber pensado en probar por su cuenta suerte, con un éxito más o menos aceptable, dependiendo de qué se hubiese planteado hacer. Seguramente darle algo de volumen, pero no se podía pedir todo. Si yo hubiese tenido que jugar con la magia seguro que me habría volado más de una vez el brazo. En cuanto Lyz pareció estar mejor con las atenciones de Sasha y Lissa cogí mi cerveza y la alcé ligeramente.- Bueno, ahora que estamos todos... ¿Qué tal si brindamos por este momento? Un poco de alegría y buenos amigos en un mundo que cada día es más caótico, pero que gracias a gente como nosotros conseguimos que no pierda la cordura tan rápidamente.-

El abrazo de Sasha fue tanto inesperada como deseado, aunque yo no lo supe hasta que me lo dio. Echaba de menos su impulsividad, se complementaba bien con la mía, y antes solíamos abrazarnos porque sí y no necesitábamos un motivo para hacerlo. Aquellos recuerdos me invadieron y me llenaron de calidez, lo que hizo que mi cara pasara de estar un poco tensa a una más bien relajada. Aún no habíamos hablado ella y yo a solas sobre lo que ocurrió y por qué, o por qué no volvimos a hablar pese a estar ambas en la misma ciudad... Teníamos que hablarlo.

Según me senté al lado de Sloan y tras saludarle, Elysia escupió toda la fanta que tenía en la boca.

???????????????

¿Qué le había pasado? ¿Quizás había pedido un refresco de naranja pero sin gas y le trajeron ese que tenía gas? ¿Qué? Por suerte, no llegó a empaparme, pero wow. Ayudé con las servilletas en un acto reflejo y se las pasé, para que se limpiara, con una mueca de risa en mi cara, evitando reírme demasiado. Quizás no le sentaba del todo bien. Cuando el camarero se acercó para ver qué había ocurrido aproveché para pedirme una cerveza para mí.

Unos momentos después, Lyz estaba mejor y tenía su agua y yo mi cerveza, y Plana sugirió un brindis. Me pareció bueno su motivo, además de gracioso, por lo que alcé mi cerveza y la moví un poco en su dirección, como se suele hacer para decir que estás de acuerdo con el brindis.

-Bueno, eso último nos lo debéis a Lissa y a mí- bromeé guñándole un ojo a la griega, y esperando a que todos alzaran sus copas para brindar. Lo cierto es que a pesar de mi primera impresión cuando entré en el bar, estaba muy cómoda en ese sitio, rodeada de personas con las que podía identificarme.

Llamé  una atención indeseada, y me puse en compromiso. Lissa y Sasha me miraron preocupadas e incluso Lilith y Planaria se inclinaron para ayudarme con las servilletas. Agradecí en silencio el gesto amable de todos mis amigos.

- Mujer, si no te gusta, ¿para qué te la pides? – me sorprendió la contestación de Sloan, menos mal que el pobrecillo seguía siendo el mismo idiota de siempre.

- Si, estoy bien… se me ha ido la Fanta por el otro lado.- me disculpé tosiendo, y agarré cariñosa la mano de Sasha y la acaricié suavemente. Ella era muy buena conmigo y me tranquilizaba saber que siempre estaba allí.- Es solo que no me lo esperaba… - susurré algo más bajito para que no me escuchara el resto de la mesa.

Después miré a mi hermana pero no dije nada. La conexión que tenia con Lissa era todavía más profunda. Nuestros ojos azul eléctrico conectaron durante un instante y sonreí a mi gemela. El culebrón amoroso de esta mesa iba a comentárselo mejor en privado, así que con solo mirarla Lissa sabría que no era el momento adecuado para hablar del tema, pero no tenía que preocuparse de nada. Mis ojos se iluminaron cuando el camarero trajo la Fanta con vodka que… volvió a llevarse y después la sustituyó por agua.

-No, ahora en serio ¿Qué os pensáis? ¡No soy abstemia! – y menos en celebraciones. Cuando iba a la universidad y sobretodo durante la navidad, muchos estudiantes colaban alcohol en el recito y se hacían sus propios cócteles. No era ninguna adicta pero me gustaba tomarlo de vez en cuando. El sabor del malibu con piña o del Mai Tai era de mis favoritos. Pero nada, seguí con la conversación bebiendo un triste vaso de agua.

- En la teoría mágica todavía soy una patata, hay miles de cosas que no se, pero Aureole me introdujo en algunas bases. Mi maestro tiene una gran biblioteca en su mansión con miles y miles de libros sobre la magia Arcana. – Profundicé entonces un poco más en el tema al ver a Planaria tan interesado.- La ley del Rebote se aplica cuando un mago es más poderoso que tu. La magia que proyectemos hacia él nos será devuelta de manera proporcionada a la de nuestro enemigo. Pero si, también cuando un hechizo se formula mal y se vuelve contra ti. La ley de las tres demandas no la tengo muy clara todavía, pero tenía algo que ver con que las consecuencias de la magia siempre vienen por triplicado…La ley del desafío se basa en saber distinguir la realidad de la ilusión o el engaño, es cuando un hechizo aturde tus sentidos y lo superas gracias a la fuerza de tu voluntad. La ley de las igualdades es cuando dos fuerzas similares se encuentran y con el paso del tiempo una siempre acaba superando a la otra. La ley del equilibrio habla sobre que cada hechizo requiere una compensación física o psicológica para realizarlo. La magia siempre está en constante equilibrio. La ley de las peticiones es cuando tienes un suficiente nivel mágico como para que las cosas o las personas te obedezcan y saber en que modo lo hacen. La ley de las polaridades habla del individualismo de cada hechizo y de su diferente repercusión sobre las cosas. Funciona como la física sí, si hay un positivo existe un negativo, arriba y abajo, femenino masculino…Y como bien has dicho, la Ley de la causa y efecto es que toda la energía que proyectes, cambies o transformes será devuelta de la misma forma, es a lo que se denomina el intercambio equivalente. Y la ley de la abundancia es más o menos parecida a la fe, cuanto más quieras o desees algo y trabajes en ello lograrás tus objetivos. Es la típica expresión de el dinero llama al dinero. – expliqué, terminando e recitar las leyes que había visto en uno de los libros de Aureole.- Pero hay muchas más, la magia es extensa y poderosa y cada mago la ha estudiado a su manera. Muchas veces es inexplicable e incontrolable, por eso hay que tenerle mucho respeto y actuar sin miedo y sin emociones negativas. Si realizas magia en esas condiciones lo más probable es que falles estrepitosamente con lo que hagas.

Una vez terminada la primera lección mágica para noobs, Planaria propuso un brindis y me pareció una idea muy acertada.

- ¡Por los buenos amigos!- dije refiriéndome a todos los que estábamos en la mesa. Sonreí alegre y choqué mi vaso con el de todos los demás. Después me llevé la Fanta a la… el agua. Brindé con agua. ¿Eso no daba mala suerte?

- ¡Y por las mujeres hermosas! – escuché la voz de N como un eco en mi bolsillo.

FDI: No se si queréis seguir y hacer alguna ronda más o preferís que lo dejemos aquí. Gracias a todos por participar en el post, espero que os haya divertido ^^