De como la vida da tantas vueltas (Elysia, Planaria,Celsit) [25/03/2018 ]

Me desperté sin alarma, pero mi reloj interno no me dio ninguna tregua y tuve que abrir los ojos a las 8 am. Claramente, me hice la remolona en la cama todo lo que pude, pero las ganas de disfrutar de un día de relax me llenaban de energía. ¡Al fin un día libre en el trabajo, no tenía que ir a ese centro lleno de locos a los que tratar! Deslicé mi cuerpo entre las sábanas y rodé hasta el suelo, me dirigí a la ducha y me perdí en un mar de espuma. Como no me apetecía seguir la rutina, decidí salir a desayunar fuera, pasear, que me diera el sol (pese a que no me broncea la piel), quizá comprar fruta fresca... Quería disfrutar de esos pequeños placeres de la vida. Así pues, me puse mi vaquero negro y una camiseta de tirantes blanca, con una chaqueta de cuero y unas botas a juego.

Paseando por la ciudad, la cual conocía poco porque siempre estaba en Gotham, me percaté de que no conocía a nadie. Ni si quiera a mis vecinos. Cuando llegué a la cafetería busqué una mesa apartada y me quedé pensativa un momento. Realmente llevaba una vida solitaria. Cuando el camarero llegó me sorprendió y pegué un pequeño bote en mi asiento, le sonreí y él rió conmigo.

-¿Qué será, señorita?
-Un café expreso doble, por favor. ¡Oh! Y un trozo de tarta como el que se está comiendo aquella señora- dije, señalando el pastel que se llevaba a la boca una señora de unos 40 años-, y un vaso de agua. Gracias.
-Doble expreso y muerte por chocolate para la señorita, y el vaso de agua, claro. Ahora mismo se lo traigo- dio media vuelta y se fue rehaciendo sus pasos.

Yo estaba encantada mirando la pasividad de la gente que me rodeaba, cómo disfrutaban de su barrio, su gente, su lugar... y me encontré mirando por la ventana a un hombre moreno, no muy mayor, quizá tuviera mi edad, con barba morena y... feliz. Llamó toda mi atención. Me quedé mirando como una tonta lo fácil que parecía todo en él, y creo que se percató pese a estar él en la calle y yo detrás de un cristal dentro de la cafetería. ¿Sería por mis poderes? Al darme cuenta de ello, me ruboricé y aparté la mirada un segundo, pero en vano, porque cuando volví a mirar al segundo siguiente el chico seguía mirándome. ¿Y ahora qué vas a hacer, Belmont?

- Madre mía tío, ¡qué hambre! Necesito encontrar algo que llevarme a la boca a la de ya.- Aquella mañana no había tenido ni tiempo de desayunar. Había madrugado como un campeón para ir a ver a Tony para preguntarle algunas cosillas de física cuántica. Las necesitaba para mejorar el aparato que había diseñado para localizar las radiaciones emitidas por seres con poderes y con la que había ayudado a Billy a encontrar a sus amigos. Ahora estábamos buscando a su madre, pero todavía tenía que hacer algunos ajustes en la dichosa máquina, y Tony era el mejor en la física. Bueno, en realidad el mejor era Reed Richards, pero no le conocía de nada y no tenía la confianza para ir a pedírselo. Miré el reloj y vi que llevaba casi tres horas despierto. Señor, y yo sin haber probado bocado.

Estaba toqueteando la máquina cuando, de repente, al pasar junto a una cafetería, el pequeño aparato profirió un leve pitido. Extrañado, me paré y lo saqué del bolsillo. En la pantalla, apareció una lucecita naranja justo a mi derecha. Era la señal mutante. Tenía sincronizadas las radiaciones mutantes, las mágicas y las alienígenas, al menos por el momento. Miré a través de la cristalera y vi a una chica joven, como de mi edad, blanca como la nieve. No sólo su piel, sino su pelo también, y unos profundos y brillantes ojos grises. ¿Sería albina? Desde luego lo parecía. Aunque ahora que me fijaba el pelo lo tenía ligeramente rosado. La verdad es que me llamó la atención. Y entonces vi algo que me llamó todavía más la atención. A la chica le trajeron un trozo de tarta de chocolate del tamaño de un plato. Los ojos se me abrieron un montón y sonreí. Guardé el cacharrito en mi bolsillo y lo apagué. Ya sólo tenía una cosa en mente. Esa enorme tarta de chocolate. Entré en la cafetería y me acerqué a la chica, ofreciéndole una agradable sonrisa.

- Hola, buenos días. Veo que estáis sola señorita, y el resto de mesas de este sitio están llenas. ¿Le importa si me siento con usted? Mi nombre es Planaria, encantado.- Y le ofrecí mi mano. Puede que a los americanos tanta familiaridad les resultase incómoda, pero qué le iba a hacer. Tenía parte de sangre italiana, y por tanto era muy lanzado a veces. Además, quería unos cinco trozos de esa tarta al menos. Y era cierto lo de que la cafetería estaba a reventar. Y si por algún casual la chica era una mutante, habría encontrado a otro miembro más de nuestra comunidad.

Estando yo pasmada con el chico de la calle, el camarero consiguió mi atención de nuevo cuando me dejó mi pedido en la mesa. Dioses. Esa tarta debía de ser la mejor que iba a probar en mi vida, ¡qué pintaza! Cogí la cucharilla de postre y le di un buen bocado a la tarta. Mmmmmmm cerré los ojos para disfrutar aún más de los sabores y las texturas, pero cuando los abrí el chico ya no estaba en la calle. Estaba en la cafetería y se dirigía hacia mí.

-Hola, buenos días. Veo que estáis sola señorita, y el resto de mesas de este sitio están llenas. ¿Le importa si me siento con usted? Mi nombre es Planaria, encantado-. Y me ofreció la mano, la cual acepté de buena gana pero con desconfianza, pues estaba un poco aturdida por la situación.

-Buenos días, Planaria. Yo soy Lilith, igualmente encantada- respondí lentamente midiendo mis palabras. ¿Sería esta la pachorra habitual en los neoyorkinos? No parecía neoyorkino, pero desde luego yo sólo he tratado con la gente de Gotham y Arkham, así que no podía estar segura. ¿Por qué se ha sentado aquí conmigo? -No te preocupes, este es un lugar público, puedes sentarte- accedí con una de mis mejores sonrisas. Me quedé observando a aquel sujeto. Era cuanto menos, interesante. Extrovertido o desvergonzado, no sabría decir. Se le veía relajado pero algo le preocupaba, no tenía muy biena cara si te fijabas e ignorabas la positividad que desprendía. Pero desde luego no parecía guardar una maldad hacia mí, por lo que actué con la misma alegría que él y le invité a un café. -¿Quieres tomar un café?

- La verdad es que estaría bien, y un par de trozos de esa tarta también me entrarían... ¡Garçon! Un café con leche si es tan amable, y un trozo de tarta de esa de chocolate como el de esta señorita. Muchas gracias. Bueeeeeeeeeeeno, ruego me perdone señorita Lilith por ser tan lanzado y sentarme aquí como Pedro por su casa. Lo cierto es que llevo varias horas haciendo cosas sin probar bocado, y ver esa tarta ha hecho que se me nuble la vista y el raciocinio cortés. En cualquier caso, supongo que estará usted acostumbrada a que la inviten a alguna bebida. Podría apostar a que así es, ¿me equivoco?- Un pelín de picardía siempre iba bien para relajar el ambiente. Además, ese era uno de mis modus operandi. Parecer un estofado pero darte cuenta de hasta el último detalle de lo que está pasando a tu alrededor. De hecho, la gente tiende a contarte más de lo que habrían estado dispuestos. Y si ya corre el alcohol ni te cuento, más aún cuando no se dan cuenta de que, para que confesase que mis calzoncillos favoritos eran unos de corazones, necesitaría al menos un litro y medio de vodka.

El camarero trajo la tarta con una cucharilla, y el humeante café provocó que cerrase los ojos mientras inhalaba el aroma prohibido del sur. Bendito Colón y su descubrimiento del nuevo mundo. Gracias a él teníamos el mejor alimento de la tierra: ¡el chocolate! El cual, como bien es sabido, está mucho más rico si proviene del accidentado país montañoso conocido como Suiza, por supuesto. Y como buen Suizo que era, comencé a dar buena cuenta de aquel manjar.

- Mmm, vaya, no me extraña que te la hayas pedido, está de morirse de buena... ¿También eres una apasionada del chocolate? Yo cuando tengo chocolate delante me vuelvo loco. Pierdo la razón jajaja Ay señor... Debes estar flipando, ¿verdad? Oye, si te molesto dímelo. No querría estorbar ni ser el típico pesado. Simplemente estaba esto un poco lleno y es la primera vez que te veo por aquí. Además, parecemos tener la misma edad, y has captado mi curiosidad. Dime Lilith, ¿tú trabajas o estudias?- Una pregunta inocente para ir rompiendo el hielo. Como no estaba suficientemente roto ya con mi entrada... Ni el Titanic rompió así el iceberg contra el que se estampó. Pero qué demonios, lo peor que podía pasarme era tal vez una bofetada o algo por el estilo. Además, estaba de bastante buen humor puesto que lo que habíamos estado viendo Tony y yo esa mañana había sido muy productivo y útil.

FDI: Siento el retraso! >o<

Concentración. Concentración y serenidad. No podía dejar que nada perturbara mi mente..., pero estaba en medio de una cafetería tan ruidosa que no me dejaba concentrarme. Bueno, de eso se trataba. Entrenar la concentración.

Deslicé mi mano de nuevo en dirección al trozo de pastel de chocolate que había en mi mesa, y le di un buen bocado. Cerré los ojos con fuerza y puse una pequeña mueca de placer. El chocolate derretido siempre ayudaba a mejorar la situación, fuera cual fuera.

En mi cabeza pude escuchar una pequeña vocecilla interior que me hablaba de algo parecido a "respetar una dieta" y que Lissa muchas veces me echaba en cara cuando me la saltaba a la ligera. Por suerte mi querida "hermana" desconocía aquella cafetería que vendía el famoso pastel de chocolate "extremadamente delicioso". Suerte que jamás le dije la dirección, y ahora íbamos a tomar los cafés de la mañana en el local de Sasha.

Después de disfrutar del tentempié, deslicé mi mano derecha de nuevo al bloc del dibujo y con la izquierda cogí el lápiz 2B para seguir abocetando.

Decidida a continuar mi labor como maga, mi concentración fue interrumpida de nuevo. Esta vez por un hombre bastante alborotador que había entrado animado a la cafetería y había invadido el espacio vital de una pobre chica, que curiosamente era bastante guapa. Tenía unos rasgos particulares, piel extremadamente blanca y él pelo rosado. Ese color rosa molaba un montón, e inevitablemente me toqué los mechones turquesa de mi flequillo después de pensar en ello.

- Menuda forma tan patética de ligar... - susurré para mis adentros, escuchando como aquel maleducado se sentaba con la chica. ¿Porqué la muchacha le habría permitido sentarse? Si aquel hombre se hubiera sentado en mi mesa ya le estaba sacando a patadas por acoplado. ¿Y la excusa del chocolate? ¿Trabajas o estudias? Por favor... había oído frases más originales... Bueno, ella verá.

Intenté seguir a mi rollo, buscando esa concentración de la que tanto me había hablado mi maestro. Era de vital importancia que estuviera concentrada cuando usara mis poderes, sobretodo si quería que las cosas salieran bien. Aún era una novata en esto de la magia, pero empezaba a desenvolverme bastante bien. Ahora solo tenía que probarlo, hacer... experimentos...

Mis ojos azul eléctrico se clavaron en el camarero. Mi primera víctima. Después se desviaron al hombre de la gorra con la barba de facineroso. Mi segunda víctima. Bueno, vamos allá...

Esbocé primero al camarero, que estaba a punto de caerse encima de la pareja que había frente a la ventana. Dibujé a la chica de pelo rosa y al tío pesado. El camarero llevaba en su bandeja un par de cafés y un batido de fresa. El batido de fresa, por desgracia, había aterrizado en el hombre de la gorra y le había manchado la camiseta. Una verdadera lástima.

Cuando terminé el dibujo me reí para mis adentros y entonces, alcé la vista, esperando que algo sucediera. Sería una pequeña broma, así que no tendría que pasar nada malo y a demás aprovecharía para matar dos pájaros de un tiro: Entrenar mis poderes y a ayudar a una chica en apuros.

Salió de la cocina el camarero con una vandeja. Llevaba dos zumos y un batido de fresa. Bueno, al menos había acertado uno de tres. El camarero iba in dirección a una familia que había sentada al otro extremo de la cafetería, y el empleado tenía que pasar justo por al lado de la pareja de la ventana. Y cuando el hombre estuvo cerca de ellos...

Mis ojos se abrieron de par en par, esperando que sucediera el milagro dibujado.

FDI: Los poderes de Lyz son inestables, así que podéis decidir qué es lo que pasa con el camarero xD si pasa de largo, se cae el batido encima de Planaria o si ocurre algo mejor. Es decisión vuestra así que ya me diréis ;p

Me preguntó si estaba acostumbrada a que me invitaran a bebidas... En fin, me limité a sonreír con educación y no dije nada, que pensara lo que quisiera. Seguí tomando mi tarta y mi trozo de pastel, y le trajeron a Planaria el suyo. Lo disfrutó mucho y se pudo ver en su cara que era sincero el gusto que sentía al degustar el chocolate en su paladar.

- Mmm, vaya, no me extraña que te la hayas pedido, está de morirse de buena... ¿También eres una apasionada del chocolate? Yo cuando tengo chocolate delante me vuelvo loco. Pierdo la razón jajaja Ay señor... Debes estar flipando, ¿verdad? Oye, si te molesto dímelo. No querría estorbar ni ser el típico pesado. Simplemente estaba esto un poco lleno y es la primera vez que te veo por aquí. Además, parecemos tener la misma edad, y has captado mi curiosidad. Dime Lilith, ¿tú trabajas o estudias?- pero, ¿en serio? Asentí a su pregunta del chocolate mientras bebía mi café con calma. No, no me molestas pero la verdad es que me gusta la soledad. No le dije eso, pero lo pensé; no quería ser tan antipática de buenas a primeras, así que le daría una oportunidad a este neoyorkino tan... peculiar.

¿Que si estudio o trabajo? ¿Que si estudIO O TRABAJO? Pero, ¿y éste? Levanté mis ojos y los clavé en los suyos, claramente sorprendida. Dejé con calma mi café en la mesa de la cafetería en el momento exacto en el que el camarero se acercaba a nuestra mesa con unos zumos y un batido en su bandeja que llevaba a una familia que estaba sentada al otro lado. Ojalá se tropezara y se le cayera encima la bandeja al tipo este y se le bajaran los humos. Sin embargo, y para mi sorpresa, el camarero tropezó y yo me ilusioné. Y los fluidos que transportaba cayeron, y yo me ilusioné más. PERO CAYERON ENCIMA MÍA. Venga ya, ¡encima mía!

-¿En serio?- grité a la vez que me levantaba de mi silla en acto reflejo, miraba con odio al camarero y miraba a su vez mal a Planaria. No sé por qué pero mi sentido mutante me dijo que él tenía parte de culpa; hecho eso, me dirigí a los servicios para limpiarme como buenamente pudiera, cruzándome con una chica que no dejaba de mirarme según me acercaba a ella. Dioses, qué cabreo llevaba encima. -¿Qué pasa? ¿Nunca habías visto cómo se derraman líquidos encima de la gente?- y me metí en el baño enfurruñada y frustrada. No me gustaba enfadarme con la gente, y me frustraba mucho conocer a gente y que las cosas acaben así de bochornosas.

La pobre chica apenas tuvo tiempo para responder, puesto que el camarero que traía unas bebidas para una mesa de al lado. El hombre se debió tropezar o resbalar o vete tú a saber. El caso es que la chica del pelo rosa acabó cubierta de arriba a abajo de zumo, batido y cualquier cosa que iba en esa bandeja. Hice una mueca de dolor y me levanté al instante, cogiendo un par de servilletas y alcanzándoselas.

- Madre mía, ¿te encuentras bien?- Su mirada de odio hacia mí me hizo pensar en que no debía estar muy contenta, y que tal vez mi pregunta no había sido muy apropiada... De todas formas, ¡qué coño! Ni que hubiese tenido yo la culpa. Vi como se alejaba en dirección a los baños y negué con la cabeza mientras resoplaba. Ayudé al camarero a recoger lo que se le había caído y en voz baja le dije que cuando me cobrase, cobrase también lo de la chica, y que le trajese otro trozo de la tarta de chocolate. La suya estaba llena de zumo y batido. Algunos lo verían como una salida de tono, como una muestra machista o alguna mierda así, pero me daba igual. Si te paras a intentar satisfacer a todo el mundo ibas listo en la vida. Sólo te debía importar lo que pensase la gente que te apreciaba. Y si esta chica se iba a cabrear conmigo porque se le hubiesen caído unos zumos ya se podía ir yendo con viento fresco. Limpié un poco la mesa con algunas servilletas, pero el camarero me dijo que no lo hiciese, que se encargaba él. Lo limpió con un trapo y pidió disculpas varias veces.

- Lamento lo sucedido y haber ensuciado a su amiga.- Dijo con un tono de culpabilidad. No debía ser mucho mayor que nosotros.

- ¡Oh! No, no es mi amiga... De hecho, la acababa de conocer ahora. No suelo venir a esta cafetería y bueno, no sé, quería sentarme con alguien así de mi edad para tener una tranquila conversación... Y bueno, el pequeño accidente.- Dije encongiéndome de hombros y con una sonrisa. El tipo se marchó y me senté de nuevo en la mesa. Le di otra cucharada a la tarta, saboreándola tranquilamente, aunque me dejó un pequeño sabor amargo lo que le había pasado a la chica. Era una faena que te pasase eso la verdad, pero iba bien vestida, así que seguramente fuese a trabajar o algo. Esperé que no se le hubiese estropeado mucho la mañana con mi interrupción y el zumo, quedándome pensativo, mirando al tendido... Era curioso. El techo tenía un par de grietas y estaba decorado bastante aleatoriamente, como si cogieses una brocha y empezases a pintar dando pinceladas aquí y allá. Mentalmente empecé a recorrer las líneas y rellenar con color algunos huecos que había. Y luego intenté encontrar la salida a un pequeño laberinto que parecía haberse formado con las últimas paladas.

Mierda de poderes, en serio. ¿Alguna vez me harían caso?

El camarero se tropezó. Si, hasta ahí bien. Tiró el zumo de naranja en vez del batido de fresa. Bueno, una nimiedad. ¡PERO SE CAYÓ ENCIMA DE LA CHICA! Eso si que había sido un error grave. Tenía que haberme concentrado mejor a la hora de dibujar a la segunda víctima... algo había fallado allí. Si la situación fuera peligrosa, seguramente la muchacha estaría en grave peligro, por suerte solo había sido un zumo. Aunque menudos humos traía...

La pelirosa se acercó a mi con la cara llena de rabia y por un momento pensé que me había delatado. ¡Ay, dios! ¡Qué viene hacia aquí hecha una furia! ¡Me ha descubierto! No pude evitar mirarla todo el rato hasta que se paró en frente de mí y me dijo:

-¿Qué pasa? ¿Nunca habías visto cómo se derraman líquidos encima de la gente?-

Me dejó clavada en el sitio, bastante nerviosa pero a la vez aliviada. Lyz, idiota... ¿cómo podría haberte descubierto? ¡Si no la conoces de nada! No la conoces de...

Mis ojos azul eléctrico se clavaron un segundo en el hombre facineroso de la mesa, la víctima número dos. Y entonces se me encendió la bombilla. Guardé el bloc de dibujos en el bolso y me levanté de la mesa entusiasmada.

- ¡Hombre! ¡Cuánto tiempo, amiga mía! - Le di un medio abrazo a la chica del pelo rosa y la acompañé al baño, haciendo ver que la conocía de toda la vida. Quería llamar la atención del ligón de su mesa.

Una vez en el baño me disculpé y ayudé a la chica a limpiarse un poco la cara. No podía evitar sentirme ligeramente culpable, indirectamente se había manchado por mi culpa.

- Perdona el teatro de antes, me llamo Elysia. El chico con el que estabas sentada en la mesa... ¿es amigo tuyo? ¿Te está molestando? No he podido evitar fijarme... - me rasqué la cabeza algo incómoda, tras sacarle un tema que realmente no me incumbía. - El caso... si quieres podemos hacer ver que somos amigas y te sientas conmigo, así ese baboso deja de molestarte...

Mi sentido de justicia y protección a las mujeres estaba activado.

Esa chica a la que acababa de gritar vino tras de mí y me abrazó. ¿Por qué haces eso? ¿"Cuánto tiempo, amiga mía"? No la conocía de nada y en ese momento estaba muy enfadada. Ya en el baño se disculpó por abordarme de esa forma y me explicó que pensaba que Planaria me estaba molestando... aunque por su tono de voz pude darme cuenta de que pensaba que él era una especie de acosador baboso. Pobrecillo, no me lo pareció en absoluto. De hecho fue bastante simpático para lo que suele ser la gente.

-Oh... ¿Él? No, no es mi amigo, pero tampoco me molestaba. Se estaba comportando bastante bien y como las mesas estaban todas ocupadas me pidió permiso para sentarse conmigo, y yo accedí. No tienes de qué preocuparte- le dije. Parecía algo mayor que yo pero debíamos estar por la misma franja de edad-. Por cierto, soy Mindy. Gracias por ayudarme a limpiarme, aunque tendré que ir a algún sitio para cambiarme. Esto está inservible ya- le dije, sonriendo a la vez que sujetaba mi ropa con pena y una risa de lástima se escapaba de mis labios. Era una de mis camisetas preferidas.

Cuando salimos vi cómo Planaria seguía sentado en la mesa ya limpia mirando a las musarañas del techo. Miré yo también, pero realmente no había nada de interés allí arriba.

-Sígueme el rollo- le susurré por encima del hombro a Elysia. Fui hasta Planaria esperando que ella colaborara, y para mi sorpresa vi que aquel chico había pedido otra tarta para mí (la anterior quedó un poco maltrecha) y le pedí disculpas. Al fin y al cabo, no fue culpa suya que el camarero me tirara los zumos, ¿no?- Perdona mis modales antes, Plana. ¿Puedo llamarte así? Gracias por el nuevo trozo de pastel, es todo un detalle- iba hablando mientras me acomodaba de nuevo en mi silla, ahora limpia y seca. -Te presento a Elysia. Es una amiga mía, y hasta que no he ido al baño ninguna de las dos nos dimos cuenta de nuestras presencias. Elysia pensaba que eras una especie de acosador, pero no es así. ¿Verdad que no, Planaria? Podríamos salir a tomar algo los tres y conocernos mejor, dado que el destino ha decidido que nos encontremos- hice ese último inciso con malicia mientras disfrutaba de mi pastel de chocolate. Todo sabía mejor con chocolate.

"Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad; pero hoy no es ese día. En que una horda de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la Edad de los Hombres. ¡Pero hoy no es ese día! ¡En este día lucharemos! ¡Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra, os llamo a luchar!" Qué discursazo joder. Esque madre mía, la piel de gallina tenía en ese momento. Cómo me gustaban las películas del Señor de los anillos. Eran buenas, épicas, legendarias... ¿Que por qué estaba pensando en eso? Porque un hombre se estaba leyendo "El retorno del rey" en la mesa de en frente. Llevaba un rato esperando a Lilith, y comencé a pensar que ya no iba a volver. Suspiré y dije al camarero que se llevase mi plato. Iba a poner una nota en la tarta nueva que habían traído, explicando que si la chica del pelo rosa no se la llevaba la invitasen al día siguiente, dejando yo la diferencia, cuando apareció junto a otra chica. Esta debía ser de nuestra edad también. Castaña y con un pequeño mechón azul en el pelo. Me levanté en señal de educación y le tendí la mano. Elysia.

- Encantado Elysia. Me alegra saber que Lilith ya no está sola. Y sí, mucha gente me llama Plana. De hecho eso produce que mucha gente se "ría". ¿Lo pilláis? Jajajajaja Si... Menuda gilipollez.- E hice una mueca. "¿ES EN SERIO? ¿ES EN PUTO SERIO? ¿QUÉ CLASE DE CHISTE DE MIERDA ES ESE? En mi cabeza sonaba más gracioso... ¿EN TU CABEZA? ¡EN TU CABEZA VOY A ESTAMPARTE UNA CAJA FUERTE PEDAZO DE IDIOTA! Bueno tranquilo, no es como si estuviésemos intentando ligar con ellas. ¡Ya lo sé! ¡Pero tampoco se trata de quedar como un retrasado profundo!". Qué cojones, el chiste había sido gracioso.- ¡Uy, sí! Un acosador de los peores.

Y les sonreí. Acosador... Joder, ¿de verdad tenía pintas de acosador? No sé... Era amable, divertido... Coño, si sólo me había sentado con la chica del pelo rosa. No era como si lo primero que le hubiese dicho fuese algo en plan "¿te invito a algo o eres más de follar directamente?". Señor... Y entonces Lilith dijo lo del destino y no se qué. ¿De qué estaba hablando? Fruncí ligeramente el ceño, pero intenté sonreír para no parecer borde, quedando en una mueca bastante terrible. Debió ser el primer momento de la mañana en que era yo el que se sentía incómodo con la situación. El destino macho... ¿Qué era eso, una peli romántica? Plana, sé amable. Al menos ya no te mira raro. Eso es cierto. Además, ¿por qué no? Era nuevo en esa ciudad desde hacía poco y conocer a gente de mi edad era algo agradable.

- Sí, claro. ¿Por qué no? Me parece una buena idea. ¿Tú puedes Elysia? El sitio donde vosotras digáis. Yo llevo muy poco tiempo en la ciudad y apenas la conozco la verdad.

Asentí ante la propuesta de Mindy y ambas salimos del baño para encontrarnos con el señor acosador. La chica del pelo rosa aseguraba que había sido un caballero con ella y que no era ningún baboso a pesar de que no lo conocía de nada. Típico, lo primero es hacerse el simpático y luego ya vienen las insinuaciones. Además, el tipo había pedido otro trozo de tarta... ¿estaba intentando comprarla con chocolate? Qué bajo había caído...

- Hola, encantada... - no me esforcé nada en saludar entusiasmada y le estreché lo menos posible la mano al facineroso.

Genial, ahora Mindy me había dejado como una loca paranoica. ¿Cómo se le ha ocurrido decir que yo pensaba que ese tal Plana era un acosador? Así es cómo se hacen amigos, sí señor. Qué destino ni qué mierdas.

- El destino y yo no solemos llevarnos muy bien... - comenté con ironía mientras me sentaba entre los dos.

Y pensar que han sido mis poderes los que han causado este nefasto encuentro... Más me valía tener bien escondido el dibujo del camarero, o iba a liarse en la cafetería. ¿Es qué nunca podría tener un día normal? Oh, sí, ya había hablado de esto antes. La respuesta es no, pero eso ya lo sabía.

- ¿Planaria es un nombre de hombre? Parece de mujer, no lo había oído en mi vida. - quise ser educada, pero qué menuda mierda de chiste hizo, así que no me reí ni una pizca.

- Claro, vayamos a tomar algo los tres juntos, así nos conocemos mejor... - a ver si me das una razón para no llamarte acosador.

Me esperaba una mañana muuuuy divertida.

FDI: Me he reído mucho con el post de Plana xDDDDD

Al final con mi tontería de comentario sobre el destino y esas patrañas ambos accedieron a tomar algo por ahí y yo me salí con la mía. Me importaba bien poco lo que pensaran, aunque probablemente ahora yo habría quedado como la loca.

-¡Bien! No perdamos el tiempo entonces, demos una vuelta hasta encontrar un sitio más tranquilo por aquí. ¡Oh!- me levanté y llamé la atención del camarero, que llegó hasta nosotros enseguida y con el rabo entre las piernas. Pobre, debe sentirse fatal. -Tranquilo, no te preocupes por mis pintas, podré soportarlo... Pero, antes de que me olvide, ¿podrías ponerme esto para llevar? Tenemos que irnos y no me dará tiempo a tomarla aquí, y... ¿Cuánto te debo por lo que he tomado?- le dije acercándole la tarta y sacando mi cartera una vez que el camarero tuvo mi premio de esa noche en sus manos, pero me dijo que todo estaba pagando por cuenta del joven que tenía a mi lado. ¿Planaria? Le miré sorprendida e incrédula, ¿por qué tendría tal detalle? A lo mejor hasta es un acosador de verdad y todo, sin embargo, me mostré agradecida. -¿Por qué lo has hecho? ¡No era necesario, de verdad!- No me gustaba que me pagaran las cosas, pero qué iba a hacerle ya. -Aún así, muchísimas gracias. Es todo un detalle por tu parte-. En cuestión de minutos el camarero me trajo la tarta en un envoltorio muy mono, recogimos nuestras cosas y nos fuimos. No pude evitar fijarme en que Elysia llevaba un cuaderno típico de artista y no se separaba de ese cuaderno ni por un segundo (lo que lo hacía más llamativo para mi gusto), así que mientras caminábamos me picó la curiosidad.

-Oye... Elysia, ¿qué hay de ese cuaderno que llevas? ¿Eres artista o algo así?- no la increpé para que me lo mostrara porque sabía que esa gente artista es un poco reticente a mostrar sus bocetos o sus obras sin terminar. Además, quizá me equivocara y no fuera nada relacionado con el arte.

En el camino que hacían nuestros pasos dimos con un lugar que olía MAGNÍFICAMENTE y que estaba abierto y además había sitio para sentarse y, ¡qué maravilla! Me dieron ganas de entrar en ese establecimiento y se lo propuse a los chicos, pero por si acaso ellos no querían entrar, me fijé bien en dónde estaba para volver más tarde. El lugar se llamaba Central Tart. ¡Qué ingenioso! Definitivamente volvería si mis dos nuevos desconocidos no querían entrar.

- Ya bueno, me lo preguntan a menudo. No es siquiera nombre de humano a decir verdad. Es el nombre que tiene un tipo de gusano plano... ¡Qué le voy a hacer! A mis padres les gustaba y me lo pusieron. El por qué, nunca lo sabré, ya que ellos murieron antes de que se lo pudiese preguntar.- Eso era algo que me había rondado la cabeza durante años y años. ¿Por qué Planaria? ¿Por qué ese nombre? No era como si no me gustase, ni mucho menos, sino el hecho de que era cuanto menos curioso. Estaba seguro de que habían tenido una razón para ponérmelo, algo que escapaba a mi comprensión, y no negaré que en parte me daba rabia no saber por qué me pusieron ese nombre. Pero no podía remediarlo ya. Sólo llevarlo con orgullo, ya que era de las pocas cosas que me quedaban de ellos.

Salimos del sitio y comenzamos a andar después de que Lilith se llevase lo que quedaba de tarta en una bolsa. Se quedó algo cohibida cuando se enteró de que le había pedido que cargasen a mi cuenta su pedido, y me lo agradeció aunque algo contrariada. Le sonreí y negué con la cabeza.

- Es lo mínimo que podía hacer después del abordaje que te he hecho antes. Y bueno, el pequeño accidente. Pensé que eso te alegraría un poco.- No iba a decirle que para mí el dinero no era una preocupación. Gracias a Lord Rick, tenía una enorme fortuna guardada en una cuenta a mi nombre, lo suficientemente grande como para vivir una vida entera sin miedo a sufrir el agobio del dinero, o eso pensaba. En cualquier caso, para mí el dinero tenía otro significado muy distinto al que le daba mucha gente. Yo lo necesitaba para sobrevivir, y con las cosas que tenía, aunque no fuesen muchas, me bastaba de sobra. Me gustaba seguir trabajando a pesar de ello, ya que me llenaba mucho a decir verdad. Mi trabajo como ingeniero era genial, y el nuevo trabajo de profesor me alegraba bastante y tenía muchas ganas de seguir con él.

Me fijé en el pequeño cuadernito que llevaba Lyz después del comentario de Lilith y levanté las cejas ofreciéndole una sonrisa.

- Oye, si sabes dibujar yo quiero ver lo que haces. Seguro que está chulo. Yo la verdad es que soy un cero a la izquierda dibujando. Necesito reglas y demás para poder hacer algo medianamente decente.- La verdad es que el dibujo siempre se me había dado de culo. Aprobar dibujo en la carrera me había costado lo suyo, especialmente cuando teníamos que hacer cosas a mano alzada. Eso se me daba mal mal. Y cuando veía a alguien a quien se le daba bien me encantaba ver cómo eran capaces de hacer esos bonitos trazos, unirlos y crear mundos, personajes, escenas que pudiesen transportarte a lugares mágicos y únicos. Miré a nuestro alrededor y entonces fui consciente de dónde nos encontrábamos. Estábamos muy cerca de la pastelería de Sasha. Tal vez pudiésemos ir allí. Sus chocolates estaban de morirse. Además, así les quitaría a esas dos la imagen de acosador que se les había creado acerca de mí.- Chicas una cosa. Hay una pastelería aquí cerca, llamada "Central Tart". Está genial y muy rica. La dueña es además mi novia. Podríamos ir allí si queréis. No quiero que penséis que lo hago para hacerle publicidad, pero sus dulces fueron una de las cosas que me enamoró de ella. ¿Os apetece? Está ahí mismo.

Señalé la pastelería que estaba a unos pocos metros de nosotros. Si íbamos allí además podría aprovechar para darle una sorpresilla y robarle algún besillo. Podría estar bien. Esperé a ver qué decían ellas mientras miraba también a Lyz por si decidía dibujarnos algo.

Asentí y le seguí fuera de la cafetería, al fin y al cabo yo ya me había tomado mi té verde con leche, así que no me quedaba mucho que hacer allí, a parte de dibujar camareros tirando batidos de fresa encima de facinerosos pervertidos y acosadores de mujeres con el pelo rosa y pinta de pijas.

Maldita sea, ¿porqué todo el mundo tenía que deducir que era dibujante? ¿Era por mi mechón de pelo turquesa? ¿Verdad? ¿O por mi cuaderno? Claro, no podría estar escribiendo, no, o haciendo planes malvados sobre la conquista del mundo. No. Espera un momento. Llevaba el maldito bloc de dibujo en la mano… seré idiota…

Al darme cuenta lo metí dentro del bolso y con un gesto tímido les dije:

- Si, bueno… sé dibujar algo… - comenté con humildad e intenté evitar que la conversación se extendiera en ese tema. Si descubrían el dibujo del camarero con el batido de fresa tendría que dar demasiadas explicaciones.

-¿Central Trat? - pestañeé sorprendida.- Lo conozco, está justo a dos manzanas de dónde vivo.

Anda. Así que el facineroso tiene novia, ¿Y aún así estaba intentando ligar con otra? Lo que hay que ver. Bueno, quizás lo había malinterpretado desde el principio, pero es que con esas pintas y esas frases… quien lo diría.

-¿Sasha es tu novia?

Parecía que todos nos fijamos en la pastelería que estaba ahí cerca y por lo visto ellos dos la conocían y a la dueña del local también, Planaria mejor que Elysia ya que al parecer la dueña era su novia. Sasha se llamaba... Sasha. Qué recuerdos me traía ese nombre, qué malos recuerdos.

-De acuerdo, ¡me habéis convencido! Si ambos conocéis el lugar y tu novia es la dueña supongo que no nos llevarás a un mal sitio, ¿no? Estará rico, ¡vayamos! Tengo ganas de probar lo que hace la novia de un acosador en sus hornos...- le dije a Planaria riéndome y dejando claro que estaba de broma, que no iba en serio.

Llegamos al local y entramos sin pensarlo dos veces, al menos yo. Pasé la primera y fui directa a la vitrina donde había cupcakes con un frosting de un rosa precioso y con una pinta deliciosa. Miré con los ojos húmedos a la chica que estaba detrás de la barra percatándome de la chapita que llevaba en la camisa: "Elsa" decía que se llamaba. Qué bonito nombre.

-¡Hola! ¿Me das... me vendes uno de esos cupcakes rosas tan monos que tienes ahí? Por favor- debía parecer una niña pequeña pero me daba igual, quería probarlo. -¿Vosotros queréis algo? Y así Lyz, ¿puedo llamarte Lyz? Nos enseñas los dibujos que guardas ahí, ¿no? O no, si no quieres, puedo entender que te de reparo enseñar tu espacio personal. ¿Dónde está Sasha? Sasha se llamaba tu novia, ¿no? ¡Preséntanosla!- mi humor se disparó y parecía estar hiperactiva pero jopetas, me hacía mucha ilusión comerme ese cupcake en esa pastelería que olía tan bien.

OOC: Perdón por tardar tanto en contestar, necesitábamos Lilith y yo terminar el otro post.





Era un día muy relajado, los viernes la gente prefería desayunar en la oficina y terminar pronto su día para poder disfrutar del fin de semana. La gente vivía más feliz, eso también había que reconocerlo. Aunque para mi desgracia como propietaria, era día de papeleo y prefería ir a la tienda para forzarme a hacerlo. Asi que estaba en la oficina de la trastienda solucionando unas cuentas que al principio parecieron no encajar, hasta que las coloqué en la fecha correcta. Los viernes para mi capricho me gustaba ponerme un poco más mona de lo que solía ponerme para trabajar, siempre a mi estilo, claro. Con unas botas anchas, unas mallas negras rotas regularmente y una camiseta de tirantes granate. Nada de complementos, como siempre. El pelo recogido en un moño desaliñado para que no incordiase con las cuentas. Eso y un maquillaje discretito describían mi aspecto aquel viernes.
Unos golpes seguidos en la puerta de la trastienda me sacaron del ensimismamiento empresarial. Levanté la cabeza y me asomé por la puerta apoyando una mano en el marco. Las últimas entregas de la semana, tan puntuales como siempre. Salí corriendo por dentro del obrador hasta la puerta y cogí la caja que me dejaba el repartidor.

- ¡Buenos días! ¿Es todo el hojaldre?- y tras la respuesta afirmativa del repartidor, y tras coger el recibo me despedí con una sonrisa apoyando la caja en la mesa metálica de cocina isla, buscando con la mirada un cúter maravilloso que rondaba por ahí. De camino a cerrar la puerta lo busqué y no hubo manera. Tal vez estuviera por la oficina. Me asomé y tampoco. Agarré la caja con un brazo, apoyándola en mi abdomen y salí empujando la puerta, a la sala.

- Oye Elsa, acaba de llegar el último pedido, no teníamos por aquí el cúter este que- levanté la vista y sonreí al ver la cara de mi amor esperando, sonriente. La chica de los cómics y

y...

No...

Pelo rosa, piercing... Había cambiado mucho pero esos ojos... Esos ojos sólo los tenía ella. Eché el poco aire que me quedaba en los pulmones, mirándole a los ojos. La caja se resbaló hasta caer plana en un un ruido con eco que retumbó por toda la tienda. No me fijé en los clientes, ni en Plana. No miraba nada más. En ese momento mi mundo era ella, de nuevo.

Una calidez me enterneció y en lo que me pareció una eternidad, me lancé hacia ella y salté, abrazándome a ella con mis brazos sobre sus hombros y mi rostro hundido en su cuello. Lloré de nuevo como aquella noche amarga.
-Yo... yo... tenía que protegerte... Por favor, por favor.. Te he echado de menos te.... Me he estado preguntando qué era de ti y.... Dios... Te quiero Lilith, lo siento mucho- cerré los ojos y apretaba mis piernas en torno a su cintura, cerciorándome de no hacerle daño de ningún tipo. Sabía que podía sostenerme. La había echado TANTO de menos... Y... de manera increíble allí estaba. Dios... No podía ser real. Seguramente me despertase como una de tantas veces que había vivido ese momento.

Pero no. Era real. Sentía el dolor de la posibilidad de que no me perdonase. A la vez que su calor me invadía como mis años vividos en la mansión. Amaba a esa chica. La amaba de una forma en la que nunca amaría a una pareja. La amaba como si hubiera tenido hermana. Para mí ella era absolutamente todo. No me importaba si me tiraba al suelo. Si intentaba matarme en ese momento o si se echaba a llorar en mis brazos. Lilith había vuelto a mi vida y no pensaba dejarla escapar.

Una voz femenina apareció en la cafetería, venía de dentro, y debía ser una superior de la chica tan maja que me había atendido, Elsa, porque se refirió a ella y le habló de ciertos pedidos que no entendí ni me molesté en entender. Seguí con la mirada la trayectoria de los ojos de Elsa y lo que vi hizo que el cupcake que acababa de comprar se me resbalara de entre los dedos y cayera al suelo, quedando incomible y destrozado. Como yo. Tanto recuerdos en un segundo me paralizaron, tantos sentimientos, tanto odio y alegría al mismo tiempo, tanto rechazo, tanta... confusión.

No había duda de que fuera Sasha. Esos ojos verdes, esos labios, ese pelo descolorido a medias, su piel de color canela... Tiró lo que tenía en las manos y se lanzó a mis brazos y me abrazó, llorando y murmurando cosas sobre lo mucho que me había echado de menos y que me tenía que proteger, que me quería y se había estado preguntando qué había sido de mí. Por mi parte no le devolví el abrazo, estaba en estado de shock, recordando cómo al llegar a la Mansión X después de la despedida tres días después encontré su libro "El temor de un hombre sabio" sobre mi almohada y la habitación vacía. Mi primer impulso fue llorar su pérdida abrazando el libro, pero en lugar de eso la rabia se antepuso a todo y terminé por estampar el libro contra la pared haciendo que sus desgastadas hojas se desencajaran de su encuadernación. No quería saber nada de ese libro ni de su propietaria.

Pestañeé y solté el aire que no sabía que estaba conteniendo. Era ella. Moví mis brazos y los coloqué sobre sus hombros, para apartarla de mí con suavidad -no quería montar ningún numerito. No le quité el ojo de encima mientras separaba nuestros cuerpos, eso provocó que mi enfado aumentara y que yo comenzara a respirar sonoramente.

-¿Me has echado de menos?- le pregunté con la mejor cara que pude, con una sonrisita que pronto desaparecería- ¿Te has preguntado qué habría sido de mí? No lo creo... - solté el aire de mis pulmones a modo de risa, incrédula-. Has tenido tiempo de sobra de montar este sitio, has tenido tiempo de sobra para liarte con este tipo- dije con desdén señalando a Planaria- y ¿no has tenido tiempo de buscarme? ¡Podrías haber ido a preguntarle a Charles si de verdad te preocuparas por mí! A mí no me vengas con tonterías, Sasha. Esto no lo arreglas ni con palabras bonitas ni arrastrándote por el suelo, si es que puedes arreglarlo... - casi escupí esas últimas palabras si no fuera porque las dije apretando los dientes. Dioses, estaba furiosa. Quería hacerle daño, quería que viera el daño que me hizo, pero usar mis poderes en ese momento podría haber sido de lo más catastrófico para mí, pues habría quedado expuesta.

La miré de arriba a abajo con lentitud y salí a la puerta, decidida a largarme. No quería estar ahí.

- Si, es mi novia... ¿La conoces? ¡Qué fuerte! No me malinterpretes, seguramente Sasha me haya hablado de ti, pero tengo una memoria un poco mala para nombres y demás.- La verdad era todo lo contrario. Tenía una memoria prodigiosa para los nombres y las apariencias, fortalecida durante años al tener que aprenderme los nombres de todos los teoremas de la historia cuyos descubridores o creadores eran tíos con tantas consonantes en sus nombres que hasta para alguien que hablaba alemán perfectamente como yo le costaba pronunciar. No recordaba que me hubiese hablado de una tal Lyz con un mechón azul. Eso era algo que recordabas sí o sí. No pasaba por alto. Igual que las mechas rojas que Sasha tenía en las puntas de los cabellos. Me encogí de hombros y entramos.

Elsa nos dio la bienvenida mientras se frotaba las manos limpiándose algo de harina que tenía en ellas. Lilith se acercó a hablar con ella y le pidió uno de los deliciosos cupcakes que Sasha hacía. Guiñé un ojo a la chica que nos atendía y apoyé el brazo en el mostrador.

- ¡Buenos días Elsa! ¿Qué tal estás? Estábamos dando una vuelta por aquí y decidimos venir a tomar algo. Oye, ¿Sasha está por aquí o no ha llegado todavía?- Conocía a Elsa de un par de veces y me caía bastante bien. Era agradable y amable y siempre intentaba sonreír a cualquiera que le hablase. Iba a contestarme mientras servía el pedido a la chica del pelo rosa vi como la mujer a la que amaba salía de la trastienda. Le ofrecí una sonrisa y levanté ligeramente las manos como diciendo "¡sorpresa!". Sin embargo, su rostro fue el mismo que el que acaba de ver un fantasma. No era a mí a quien miraba, sino a la chica que había encontrado en la cafetería. Se lanzó a sus brazos llorando y abrazándola como un reencuentro de esos de película americana. La verdad es que me dejó totalmente de piedra. No recordaba tampoco que me hubiese hablado de ella, y al igual que Lyz, era alguien imposible no recordar si te hablan de él. Pelo rosa, piel blanca... No es una persona del montón. En realidad nadie es del montón, pero hay personas más fácilmente reconocibles que otras. Murmuró algo para ellas que fui incapaz de entender, pero que tampoco quería escuchar. Era su reencuentro o sus razones de llorar, y si ella quería contármelas ya lo haría cuando lo considerase oportuno.

Sin embargo, la reacción de Lilith me dejó un poco frío. Un poco bastante frío, no lo negaré. Se separó de ella lentamente, con el rostro tremendamente serio y enfadado. No era el rostro de alguien que se alegrase de reencontrarse con otra persona. Al menos yo no me ponía así ni nadie que yo supiese ponía esa cara cuando ves por primera vez desde hace tiempo a la otra persona. Entonces esas palabras salieron de su boca. Palabras sarcásticas, de ningún modo agradables. Me señaló y se dirigió a mí como si fuese un mindundi de poca monta con quien tan solo se había liado Sasha y nada más. Su actitud sacó todo el fuego que tenía en el alma desde hacía varios días. Si hacías daño a Sasha, si la insultabas o la tratabas con desprecio, me daba igual si estabas en tu derecho o no. Habías pisado un terreno que no te convenía. En aquellos momentos, yo estaba demasiado cabreado con el mundo y conmigo mismo como para pensar con calma, y si atacabas a la persona a la que más quería y que me había ayudado sin pensarlo dos veces, prepárate para lo peor. El odio y la ira me consumieron, y antes de que pudiese salir por la puerta aspiré aire... Y exploté.

- ¡EH! ¡¿Quién cojones te crees que eres?! ¡¿De qué coño vas?! ¡¿Te crees que esta es forma de tratar a la gente?! Ah no, claro. Perdóname. Tú eres de esa clase de personas que piensas que todo el mundo tiene que ir a por ti, ¿verdad? ¡¿Acaso tú no podías haber ido a buscar a Sasha?! ¡¿Eh?! ¡Claro que no! ¡Tenía que ser ella quien fuese a buscarte porque así es como funciona el puto mundo! Eres de esa clase de personas que cuando alguien no las escribe durante meses un día decides hacerlo tú y dices alguna gilipollez como "¡hace mazo que no sé de ti!" ¡¿Y TÚ QUÉ?! ¡¿Acaso tú no podías haber ido a buscarla?! Dices que podía haber ido a hablar con Xavier para preguntarle dónde estabas o qué era de ti, pero tú nunca pensaste en hacerlo, ¿verdad? ¡¿VERDAD?! ¡No tienes ningún puto derecho a juzgar a una persona por no ir a buscarte si tú tampoco lo has hecho! Y además, ¡¿qué cojones sabes tú que le ha pasado a ella durante todo este tiempo?! ¡¿Crees acaso que lo único que ha hecho ha sido liarse conmigo y montar este sitio?! ¡Ha hecho mucho más! ¡¿Crees acaso que para ella fue sencillo abandonar el único lugar que ha sido como un hogar o que ha sido su casa durante años?! ¡Y me da igual si piensas que no debo meterme, porque puto pienso meterme! ¿Y sabes por qué? ¡Porque a mí me da igual lo que hiciese o pensase en su día Sasha! Lo que importa es lo que piensa o hace ahora. ¿O esque acaso tú siempre has sabido qué ibas a hacer o decir en cualquier momento, y han sido siempre las mejores decisiones de tu vida? ¡Si tanto te importaba Sasha también podrías haberla buscado tú, así que déjate de gilipolladas de que no tuvo tiempo de buscarte ni cojones porque TÚ tampoco lo has hecho!- Cuando acabé mi discurso me di cuenta de lo agitada que tenía la respiración, de que mis ojos rojos brillaban un poco más y de que algunos pequeños rayos morados me recorrían el cuerpo, saltando contra alguna pared sin provocar daños más allá que un simple susto por el chasquido y un ligero olor a ozono. Tal vez no debería haberme metido en aquella conversación. Tal vez estaba dando palos de ciego y no tenía ni idea de lo que hacía o decía, pero yo había cambiado. Ya no era el Planaria reflexivo y que intentaba mantener la calma antes de actuar. En ese momento sólo quería estallar, montar en cólera y luchar por la persona que me importaba. ¿Que me había ganado el odio de ambas? Pues lo mismo. Pero ya lo había hecho, y no había vuelta atrás.

Me... había...apartado. Me había alejado de ella y me apartó como si me tuviese asco, intentando conservar el tacto. Si hubiese reaccionado por la vía del dolor, me hubiese derrumbado. Pero no. Reaccionó con odio, rechazo y orgullo. Yo lo había dejado todo de lado. El orgullo, la compostura, mi profesionalidad… Lo había apartado todo en ese instante para recibirla y así es como me la devolvía. Claro que le había hecho daño. Y MÁS ME HABÍAN HECHO A MÍ. A ella le abandonó su mejor amiga. Yo tuve que dejarlo todo atrás para intentar sobrevivir y proteger a los que me importaban. ¿Y ahora me venía con estas? ¿¿¿ Y NO SÓLO ESO SINO QUE SE IBA??? Lágrimas afloraron del final de mis ojos, pero no era tristeza sino pura ira y rabia. Antes de darme cuenta Plana estaba gritándole.
-Plana, ya vale. Elysia no tiene que soportar esto…- dije mirando a los ojos de Lilith mientras se daba la vuelta.
Pero él siguió.
- ¡YA VALE!- Y fui ignorada. Ignorada sobre decisiones de mi vida, tomadas en mi propio negocio, sobre mi novio y quien fue mi mejor amiga.
Esperé a que terminase su discurso, conteniendo toda la rabia que acabaría por liberarse. Mientras él gritaba yo corrí apresurándome a la puerta, para salir antes que Lilith, cerré la verja metálica quedándome por dentro y me di la vuelta, haciendo que se detuviese. Me adelanté, cerré la puerta de un portazo que hizo que los cristales se resquebrajasen y cayesen al suelo, igual que lo hacían mis lágrimas imparables. Apretaba los dientes. Miraba a todos los presentes.  Tenía la respiración acelerada y el ceño fruncido, parecía gruñir como un lobo enfurecido.

Me coloqué en el centro de la sala y le pegué una patada a una silla que se resquebrajó contra una pared mientras se astillaba antes de que mi pie tocase el suelo de nuevo - ¿¡PODEMOS DEJAR DE TOMAR DECISIONES POR MÍ DE UNA PUTA VEZ!? ¡ESTOY HASTA LOS HUEVOS! ¡¡DE TODOS!! - y en ese momento mi voz se alzó sobre todas las demás. Como cuando en el circo todos me miraban a mí. Mis pupilas se clavaron en las de Planaria. Sabía que lo había hecho por defenderme, pero no fue el momento. Le señalé con mi índice de la derecha- Te he dado TODO cuanto he podido. He luchado por comprenderte, darte hogar, conocerte y aun así entenderte. Con tus fallos, defectos, pasiones y experiencias dramáticas. NUNCA te he fallado. NUNCA. Y no me has respetado NI A MÍ, NI MI DECISIÓN NI A MI TIENDA. Y no sólo eso, sino que te he pedido POR FAVOR que te callases y me has ignorado. ¿Cómo te hubiese sentado eso si yo lo hubiese hecho días atrás? - y miré a Lilith- Pero tú… Tú te llevas la palma.- y mi brazo derecho empezó a arder como hacía cuando perdía los nervios- SÍ te he echado de menos, y no, no me he preguntado qué había sido de ti ¿Sabes por qué? PORQUE LO SÉ. - gesticulaba furiosa, gritando y enseñando los dientes – CLARO que he preguntado por ti. ¿TE Crees que Charles no me ha estado informando? ¿TE CREES QUE NO SÉ NADA DE TI? Está bien. Hablemos Lilith Belmont. ¿Qué tal vas en Arkahm, eh? Cuéntame ¿Cuál es tu loco favorito? Por cierto, ¿Cómo está Ifrith? ¿Tiene todas las vacunas?- lo que parecía una pausa para que ella interviniera en realidad fueron apenas unos segundos en los que me dediqué a secarme las lágrimas que salían inútilmente, contradiciendo mi verdadero estado de ánimo, o quizá acompañándolo. Tomé aire y seguí con mi pulso acelerado y mi tono elevado – Incluso cuando me largué lo hice pensando en ti - escupí – ¿Sabes lo que también sé de ti? Que estampaste lo único que quedaba de mí contra una pared. Que me odiabas. Que no querías saber nada de mí. ¿Sabes qué? Acabas de demostrártelo. Y vas a arrepentirte de ello. - las llamas giraban violentas y con más velocidad en torno a mi brazo – ¿Sabes qué? ME AMENAZARON. A mí y TODO cuanto amaba. Todo eso residía en la mansión. Y era poner tu vida en peligro o que me odiases. ¡PUES MIRA! NOS HA SALIDO BIEN LA JUGADA.  Espero que tengas una vida feliz y próspera y que folles mucho y tengas muchos críos. - avancé apresurada hacia la puerta de nuevo, pisoteando los cristales y levanté la verja de un movimiento rápido y violento que decoró la escena con un sonido fuerte y repentino . Me puse a su lado y la miré a los ojos mientras sujetaba la plancha metálica - Soy LA ÚNICA persona que ha hecho por entenderte. La única que A DÍA DE HOY te ha AMADO tal como eras. Te he cuidado hasta el último momento. Y lo que tú llamas “fallo” yo lo llamo solución. Porque no podías permitirte el conocer la historia entera. Si quieres largarte y no saber nada de mí , no seré yo la que te lo impida. - dije señalando con el brazo lleno de llamas la salida que se abría ante mí. ¿Qué descubrirían que soy mutante? Era lo que menos me importaba en ese momento. – Hay una última cosa que sé de ti. Que tú sí me olvidaste y no hiciste un MÍSERO intento de encontrarme. Le pregunté a Charles día y noche por ti. Yo sacrifiqué todo lo que quería por protegerte y esto es lo que recibo. ¿Pero sabes qué? He tenido tiempo para más cosas de las que dices. Me he enfrentado a mis peores miedos. He sucumbido a los maltratos de un demonio, he sufrido mil heridas. He creado este sitio, y le he conocido a él. Pero NINGUNA de estas cosas me sirvió como motivo para dejar de preguntar por ti. Ni cuando volví a la mansión dejé de preguntar. Ahora lárgate si te da la gana. No seré yo la que te persiga. Ya no. -  Y permanecí  firme, con el cuerpo contraído y una de las miradas más fieras que había construido jamás.

Ignoré al novio de Sasha sobremanera, no me parecía que tuviera nada que hacer o decirme a mí. No era nadie para mí ni yo para él. Me limité a girarme y mirarle a los ojos con los míos llenos de furia. ¿Quién me creía yo? ¡Quién se creía él! Dejé de escucharle y seguí mi camino hacia la puerta, hasta que Sasha me alcanzó y me cerró el paso.


Cuando Sasha me increpó sobre mi vida en Arkham, sobre Ifrith... Cerré los ojos para evitar que se me escaparan las lágrimas. ¿Si sabía tanto de mí por qué no vino a buscarme? Ella fue la que se largó. No llegué a decírselo, sus palabras retumbaron en mi interior como si fueran martillazos: "ME AMENAZARON. A mí y TODO cuanto amaba. Todo eso residía en la mansión. Y era poner tu vida en peligro o que me odiases"... Pasé por alto el comentario de follar mucho porque... no era de la incumbencia de nadie lo que hiciese en mi vida privada y me molestaba en especial que me lo dijera ella, habiendo sido la primera. ¿Quién te amenazó, Sash?

Sus manos estaban en llamas y aún así se las cogí. Sabía que quemaría, que dolería, que sería insoportable, pero también sabía que ella aunque estuviera furiosa no me haría daño intencionadamente sin un buen motivo. Con mis ojos llenos de lágrimas de dolor y de compasión, le susurré como pude.

-Sash... Sasha...- me costaba hablar sin hacer muecas- Podías habérmelo dicho. Te habría ayudado, lo habría entendido... -dejé de sentir tanto dolor y las palabras salían de mí sin pausa- ¡Éramos hermanas, por todos los dioses! Podríamos haberlo hecho juntas, sabes que te habría seguido hasta el fin del mundo. Eras todo lo que tenía... no te habría dejado sola si me lo hubieras pedido...

Solté sus manos y me quedé mirando mis palmas, quemadas, y me abracé a su cuello. Murmuré repetidas veces que le eché tanto de menos, la necesité tanto... Le confesé que sí pregunté por ella, no como ella creía.

-Sí te busqué, Sasha... Sí pregunté por ti. Averigüé que estabas en Nueva York aún, pero no me atreví a preguntar dónde. Tenía miedo. ¿Y si te encontraba y no me querías? ¿Y si te encontraba y me querías, y después te largabas otra vez? No podría pasar por eso de nuevo. ¿Sabes dónde tengo tu libro? Está en mi casa, guardado en el cajón de mi mesilla de noche. Lo leo siempre que pienso en ti... No voy a irme. No. No quiero irme y me da igual que me quemes o me congeles, Sasha. No soy la chica que conociste en la Mansión, he cambiado y no me conformo.

Mantuve mi prisión sobre su cuello, me mantuve firme, y si tenía que irme sería porque ella me obligaba. Pero yo no iba a dejarla ir.

FDI: Perdón por el retraso! Menos mal que me saltasteis el turno xD

Entramos tranquilamente a Central Tart, la pastelería esa tan rica que quedaba al lado de mi casa y que muchas veces pasaba a desayunar. Después del encuentro con Edward Nigma, Sasha y yo nos vimos un par de veces y charlamos más animadamente. Aquella muchacha era muy simpática, a demás de que me había confiado un secreto que yo jamás podría haber revelado a nadie. Ella era una mutante, una mujer fuerte que controlaba el fuego y las temperaturas. Fue gracias a ella que reuní el valor suficiente para hablar con Charles Xavier. Pero el profesor de la escuela de talentos no tenía ninguna respuesta sobre el origen de mis poderes. Era genético, pero no causado por el Gen X. Era algo mucho más complicado y difícil de explicar...
 
Entré charlando con Planaria algo más animada después de repetirme a mí misma que no era ningún pervertido que quería ligar con nosotras. Lilith, en cambio, se adelantó, se había quedado prendada de un cupcake de color rosa que hacía juego con su pelo. Muy típico de alguien como ella.
 
Pero lo más curioso fue lo que sucedió después. Cuando quise saludar a Sasha tras salir de la trastienda, ella ni siquiera nos miró. Sus ojos estaban clavados en la pelirosa, y en menos de un segundo había saltado a sus brazos, llorando como una niña pequeña.
 
¿Hola? ¿Estas dos se conocen de algo? Miré a Planaria para ver si encontraba algún tipo de explicación por su parte, pero él tenía la misma cara de conejo atropellado que yo. Vamos, que no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
 
Sasha parecía haberse reencontrado con alguien a quien quería muchísimo, vamos, yo no le doy un abrazo así de fuerte a nadie con quien no tuviera realmente confianza. Bueno, en realidad nunca he tenido la oportunidad de abrazar a alguien. Pero Lilith, en cambio, no parecía estar muy contenta con el reencuentro. Sus palabras fueron frías y tajantes, y el ambiente se enrareció. ¿Eso que volaba por ahí era polvo de diamante? En serio... ¿alguien me explica que está sucediendo?
 
Pero cuando Lilith quiso marcharse y huir, Planaria la detuvo. Bueno... y ese fue el momento perfecto para empezar la discusión típica de culebrón sudamericano.
 
Planaria le dijo DE TODO a Lilith, y mi cabeza parecía un Ping Pong que iba mirando a cada uno de los pilares de ésta discusión. Me sentí un poco fuera de juego. Planaria estaba cada vez más alterado. Alcé mi brazo para acariciarle el hombro y decirle que se calmara, pero recibí un pequeño calambre al tocarle.
 
- ¡Au! - ¿qué había sido eso?
 
Lilith intentó huir, pero Sasha la detuvo entre sollozos y rabia. Destrozó una silla, cerró la verja metálica y acabamos todos encerrados en la pastelería. Ahora el culebrón sudamericano se había convertido en un survival horror. ¿Quién sería el primero en morir calcinado?
 
- Chicos... calmaos... podemos hablar de las cosas tranquilamente como adultos que somos... estoy segura de que ambas tienen sus razones para hacer lo que hicieron, pero no creo que explicarlas gritando para que se entere toda la cafetería sea la mejor forma de...
 
Pero volví a ser ignorada y Sasha decidió que la mejor manera de liberar su rabia era prender fuego a su brazo. Mi corazón se aceleró, alarmada ante el peligro que eso supondría. Sin perder un instante, busqué el extintor reglamentario de cada establecimiento y en cuanto lo tuve entre mis manos, tiré de la anilla y apunté hacia las dos mujeres que empezaron a acercarse peligrosamente la una a la otra. Lilith ya había cogido las manos ardientes de a Sasha para cuando les lancé el chorro de espuma.
 
No sé si había sido muy buena idea hacer eso, pero al menos parecían más tranquilas...

Escuché la voz de Sasha detrás de mí pidiéndome que me callara, pero como era el final de lo que tenía que decir decidí terminar, lo cual no le sentó especialmente bien. Furiosa como una tormenta, me increpó y gritó, diciéndome que no la había respetado ni a ella ni a su decisión. ¿Qué cojones? ¿De qué demonios estaba hablando? ¿Que no había respetado su decisión? ¿¡Qué decisión!? ¿¡De qué leches me hablaba!? Fruncí el ceño contrariado, dolido por lo que me decía. Nada, ni siquiera lo que me hicieron los Abyss me dolió tanto como aquellas palabras que cargó contra mí. Yo la respetaba más que nada en este mundo, la respetaba más que a mí mismo. Qué era eso de que no la respetaba o no había respetado su decisión. Negué con la cabeza en señal de desaprobación. Sinceramente, la reprimenda me pareció completamente exagerada y fuera de tono. Lo único que yo había hecho había sido intentar defenderla, intentar comprenderla, intentar entender por qué demonios nunca me había contado que era una mutante. Le daba miedo, ¿y a mí no? ¿Acaso a mí no me había aterrado decirle lo que era después de que cientos y cientos de los que consideraba mis amigos me habían dado la espalda y me habían rechazado solo por ser algo que yo jamás había elegido?

- Al diablo con esta misión...- Murmuré y me di la vuelta. Quería irme de allí. Me sentía humillado, dolido, casi traicionado por alguien a quien le había contado mi mas profundo y doloroso secreto tan solo por intentar defenderla. Aquella fue una de las puñaladas más dolorosas que recordaba. Tal vez me lo había buscado yo. Tal vez no debería haber dicho nada, haberme callado y haber dejado que ella hablase con Lilith. Pero ya no era el antiguo Planaria que se quedaba tranquilo mirando a su alrededor, esperando que todo se solucionase por la palabra y por el bien. Ya no creía en eso. Ya me daba igual todo. Demasiado tiempo había vivido esclavo de mis miedos y mis dudas. Ya no iba a permitir que eso siguiese así.

Sin embargo, si hay algo que me arrancó el corazón del pecho definitivamente, fue pensar que esa chica del pelo rosa que estaba frente a nosotros había sido otra cosa más de Sasha que desconocía, otra cosa más que se había guardado y no me había contado por alguna razón que en ese momento no entendía. ¿Vergüenza? ¿Dolor? Yo que sé... Ya me daba igual. Lo único que quería hacer era largarme de aquella tienda. No podía soportarlo más. Lyz me intentó calmar y se llevó un fuerte chispazo al entrar en contacto conmigo. La miré asustado, pero vi que no era nada. Intentó calmar la situación llenando las manos de Sasha de espuma de extintor. En cualquier otra situación me habría parecido la mar de cómico, pero no en ese momento. Ahora sólo sentía rabia, solo sentía frustración y lejanía. Qué imbécil había sido. Conocía a Sasha desde hacía menos de un año y me había ido a vivir con ella. Aguanté que se me escapase una lágrima, y aprovechando que las dos chicas se abrazaban abandoné la tienda. Al menos ellas parecían haber hecho las paces. Lo único bueno de aquella mañana.

Lilith abrió por completo su corazón. La sinceridad que tanto buscaba hizo su aparición AL FIN en mi vida. Pude ver en sus ojos cómo lo que decía era real. Cómo ese gris brillante recuperaba el gesto que tenía mi Lilith. - Imagina hasta qué punto la amenaza era real que Charles me permitió abandonar. No era moco de pavo. Mi vida, la tuya, la de la gran mayoría de la mansión dependían de mí en aquel momento. Lo érais TODO para mí. No podía permitirlo. Era algo muy grande que espero no reencontrarme nunca...-De verdad quería que entendiese que no podía pedirle algo así, y que debido a la edad no pude hacer nada. A día de hoy lucharía con todas mis fuerzas si se repitiera el caso. Pero en ese momento hice lo único que podía haber hecho.

La miré a los ojos y por primera vez en mucho tiempo le sonreí. Echaba de menos tenerla conmigo. Verla, poder tocarla y disfrutarla como era ella. Increíblemente especial. Quería volver con ella hasta el punto de que ni noté que me acariciaba con el fuego hasta que el chorrazo de espuma del extintor me roció la mano. Me quedé mirando la espuma caer por entre mis dedos y luego miré a Eslysia, que parecía más perdida que un pulpo en un garaje.
No pude evitar soltar una carcajada nerviosa y volver a mirar a Lilith antes de que me abrazase. Disfruté de su contacto como no había podido hacerlo al abrazarla yo. "He cambiado y ya no me conformo" - Y no sabes lo que me alegro...- dije sonriendo, echando el aliento de mi sonrisa sobre su piel y recargando mis pulmones con su aroma, tan conocido con un matiz distinto. Me pegué a ella y disfruté ese abrazo, que a pesar de haber sido bastante duradero, se me hizo corto. Ya no podía parar de sonreír. - Te quiero, Lil- susurré junto a su pendiente antes de separarme y comprobar, borrándome la sonrisa que creía inmortal, que Plana no estaba.

Me llevé las dos manos al rostro, intentando limpiar todo rastro de llanto de ellos, frotando ambas manos en mis ojos, apretándome la coleta y rehaciéndome el moño con los ojos cerrados. Pensando qué coño hacer con él.
- Perdonadme chicas, tomaos lo que queráis. Elsa, gracias... Vuelvo ahora ¿vale? Sigue trabajando, gracias a todas...- por suerte, los dos clientes que había parecían más relajados que hace unos minutos, y juraría que uno de ellos se había hecho invisible hace un minuto...
Salí de la tienda por la puerta de entrada, agarré a Plana del brazo incluyendo tres chispazos sonoros que me hicieron cerrar un ojo como gesto de dolor y le llevé al callejón que daba a la trastienda, el del cuarto de basuras, un callejón estrecho y sin salida.

- Vamos a ver, sé que mis formas no han sido las adecuadas, ¿vale? LO SIENTO- dije, sonando más enfadada de lo que quería - Pero en asuntos no-mortales soy mayorcita, o eso creo, para defenderme sola. ¿Se puede saber qué te ha molestado tanto?- dije cruzándome de brazos y cargando mi peso sobre una pierna, esperando respuesta con el ceño ligeramente fruncido.

Léeme:

Cuando quise darme cuenta de todo lo que había pasado, yo ya no era yo misma. Al menos no en ese momento. Sasha me dijo que me quería antes de arreglarse el pelo y salir en busca de Planaria, supongo, puesto que era su novio y ya no estaba en la tienda. Sonreí a mi mejor amiga con los ojos llorosos y entonces me di cuenta de la espuma que Elysia nos había rocíado en las manos y lo mucho que me dolían estas. ¡Dioses!

-¡Aaaarrrghh!- grité- ¡Joder, cómo duele! ¡Elsa! ¡Elsa! Déjame un grifo con agua fría por favor- casi me arrodillé para suplicar, pero no fue necesario. MENOS MAL. Para mi sorpresa, Elsa apareció junto a Elysia detrás mía con el botiquín y unas vendas y me ayudó a limpiar las ampollas de las quemaduras. Yo me deleité con el agua fría que caía sobre mi piel, era como la bendición de los dioses.

Entre tanto y tanto yo seguía sorbiendo por la nariz y aguantando mis ganas de llorar, aunque lo conseguía muy vagamente. Me sentía muy bien, estaba feliz por haberme reencontrado con Sasha, pero también me sentía un poco mal por Planaria a quien increpé sin motivo y, además, las manos me dolían horrores. Cuando salí del lavabo me di cuenta de que los pocos clientes que había en ese momento en la cafetería, nos estaban mirando muy raro y que otros pocos se habían ido.

-Gracias... Creo que debería ir al hospital a que me miren esto. Diré que se me incendió el pavo o algo así...- levanté mis manos vendadas en señal deque me refería a ellas. Miré hacia la puerta y suspiré. Esperaría a que Sasha y Planaria volvieran para irme y disculparme con el pobre chico, por lo que cogí la primera silla que vi y me dejé caer en ella. Los próximos días iban a ser intensos...

FDI: os juro que pensé que Lilith no había posteado y no he visto este tema hasta ahora xD ya me parecía raro que siguiera parado. ¡Perdonad el retraso! Avisadme si no vuelvo a enterarme! D:

Bueno, al menos se habían reído por lo del extintor. Menos mal, porqué menudo drama hubiera sido tener a la chica del pelo rosa ardiendo por todo el local. por suerte, las cosas se habían calmado, y las dos amigas se estaban abrazando y haciendo las paces. Pero Plana ya no estaba, había aprovechado que estábamos todas distraídas para salir por la puerta. Intenté seguirle, pero Sasha se adelantó, y menos mal que lo hizo. Esperaba que todos los malentendidos se arreglaran el mismo día y que entran por la puerta abrazados y con una sonrisa en los labios.

Y ya de paso que alguien se parara a contarme que había pasado.

Una vez nos quedamos Lilith y yo a solas, me encogí de hombros y le pasé a Elsa lo que quedaba del extintor vacío, disculpándome por haberlo usado sin permiso. Pero menos mal que lo hice, porque a estas alturas la mano de Lilith hubiera sido un trozo de carbón. 

Miré su mano y Elsa y yo intentamos limpiarle las ampollas y tratarle las heridas. Eso debía doler un huevo. 

- Lo mejor es que vayas al hospital, ¿el agua te ha aliviado?

Lilith se sentó a descansar no muy lejos del mostrador, y yo volví junto a Elsa para comprarle los cupcakes rosas que habíamos visto nada más entrar a la cafetería, antes de que se produjera el alboroto. Me acerqué con los cupcakes a Lilith y le puse uno enfrente para despertarle de sus pensamientos. Así haríamos tiempo hasta que volvieran Sasha y Planaria.

- El color es bonito, se parece mucho al de tu pelo - le sonreí, intentando que me correspondiera también con una sonrisa.

Me giré al escuchar las palabras de Sasha con los labios aún fruncidos. Al menos sabía que sus formas habían sido un poco violentas. Yo tampoco es que me hubiese comportado de lujo, pero últimamente llevaba una temporadita con todo lo de los Abyss que a la mínima de cambio estaba que saltaba, y encima la del pelo rosa va y le suelta el petardazo ese a ella en su propia tienda. ¿Qué iba a hacer yo? ¿Quedarme de brazos cruzados? ¿Alguno lo habríais hecho? Si es así os admiro, porque yo en ese momento no pude. Resoplé, negué con la cabeza y miré al suelo, armándome de valor para mirarle a los ojos.

- Sasha, sé de sobra que eres mayorcita para pelear tus batallas y demás, pero ahora sé honesta contigo misma. ¿Si alguien entrase un día en mi despacho o donde fuese y tomase esa actitud chulesca y engreída conmigo con, pongamos por ejemplo, mis padres, después de lo de los Abyss, tú no habrías dicho algo? No te estoy diciendo que mi salida haya sido la más adecuada. De  hecho, te pido perdón por ella. No debería haberte desautorizado por así decirlo. Pero joder, ¿qué debía haber hecho? Sé lo duro que ha sido todo para ti desde niña. Que no recuerdas tu infancia, a tus padres y que has tenido que sacrificar muchísimo para estar donde estas. ¿Y esta chica viene y te dice que la abandonaste, te portaste como una zorra con ella y toda esa parafernalia? Lo siento, pero no puedo quedarme callado ante eso. No porque sé lo que tú eres, y jamás harías algo así. Las circunstancias que fuesen estarían más que razonadas, y estoy convencido de que no te quedó más remedio. Además, estoy hasta los huevos de la gente que coge y juzga sin tener ni puta idea de nada. ¿Cómo coño sabe ella que tú lo hiciste a posta? Me cansa muchísimo, porque en vez de intentar hablar contigo, de comunicarse, va y piensa lo peor, se pone en la peor situación. ¿Acaso tú alguna vez te has portado tan mal con ella, tan tan mal como para que lo primero que piense de ti sea lo peor? Lo dudo, de verdad. No puedo pensar en que tú le hicieses nada tan malo como para lo primero que le venga a la cabeza después de que desaparecieses es que la abandonaste a su suerte para siempre. A mí me lo han hecho demasiadas veces como para poder aguantarlo. Aquellos a los que consideraba amigos míos, los propios Abyss... Lo tengo todo demasiado reciente como para poder aguantar algo así. Y luego vas y me dices que no te he respetado, ni a ti ni a tu tienda, cuando yo te he respetado desde el día en que te conocí. Joder, si hasta casi que no te desnudaste delante de mí me atrevía a tocarte. ¿De verdad piensas que ha habido alguna vez que no te he respetado o ha sido por el calentón del momento? Porque si ha habido alguna vez me gustaría que me lo dijeses, entre otras cosas para no volver a cometer ese error en mi vida. He intentado respetarte todo. Respeté que no me dijeses que eras una mutante cuando sabías lo duro que había sido para mí serlo, porque entendí que tú necesitases guardarte eso para ti. He respetado tu espacio, tu casa, todo Sasha...- La voz se me atragantó con un pequeño nudo en la garganta. Mi alma era una montaña rusa de emociones y experiencias desde hacía unos meses. Las crisis de fe, la verdad acerca de cómo me habían utilizado los Abyss solo para conseguir hacer salir a Zenn de su madriguera, darme cuenta de los pocos verdaderos amigos que tenía... No es como si mi vida fuese solo un infierno, pero joder, tan solo pedía un poco de sinceridad, de verdad en mi vida. Y cuando por fin lo encontraba con ella, cuando por fin veía un poco de luz, de repente tenía la sensación de que cualquier cosa que dijese podía mandarlo todo al traste.

Me giré, ocultándole una pequeña lágrima que se me escapaba de los ojos. Suspiré mirando al horizonte, apretando ligeramente los puños.

- Nunca he sido un hacha con las relaciones sociales. No hay más que verme. Hasta los veinticuatro años ni novia, casi sin amigos, con mis únicos aliados tratándome como un sacrificio... Y encima, intento ser amable con estas dos chicas, y lo primero en lo que piensan es en que soy un jodido acosador... ¿¡Por qué?! ¿¡Esque acaso tengo pinta de puto grillado o algo!?... Lo siento. Siento haber saltado ahí dentro. Ahora que estoy en frío puedo verlo más claro... Es solo... Que no puedo soportar ver que te hagan daño... Ya hay pocas cosas en este mundo que me importen más que eso... Te has convertido en la persona más importante de mi vida... Y daría la mía sin dudarlo por ti. Vale que nos conocemos desde hace menos de un año, y todo parece ir muy deprisa... Pero sólo me quedas tú... Tú, algunos amigos que he hecho por el camino, y Sophie, la cual no tengo ni idea de dónde puede estar...- Suspiré al pensar en ella. Sophie era la monja que cuidó de mí especialmente durante mi etapa en el horfanato, enseñándome algunos trucos de camuflaje y lucha. Pero en el mismo momento en que enrolé en los Abyss, dejé de verla a diario. Poco a poco, la absorción que estos tenían hacia mí fue siendo peor y peor, hasta que nunca más volví a verla. Estés donde estés, espero que estés bien.

- Es igual... Tan solo es eso... Deberíamos entrar. Seguramente estén preocupados por nosotros, y será mejor que aproveches el bonito reencuentro que has tenido con Lilith antes de que se enfríe.-

Mi cabreo no amagaba, no quería discutir. ¡SIMPLEMENTE NO ME DABA LA GANA! Había pasado por demasiadas cosas y NO QUERÍA HACER NADA.
Le di un puñetazo al primer contenedor que vi. El estruendo y la abolladura me hicieron entender la herida que acababa de hacerme y retiré el puño de la vista de plana. Me ardían los nudillos, y noté una hilera cálida resbalar por el dorso de mi mano. Eché la vista al suelo y vi gotas de sangre caer desde mi diestra. Le escuché y... una vez perdí la adrenalina me eché a llorar. Tenía razón. Tenía toda la puta razón.
-Yo sólo...- murmuré, con la garganta en un nudo y la voz ahogada. Tragué un poco de saliva e intenté seguir, pero se me escuchaba igual. - No puedo más... Simplemente. Si existe mi momento para rendirme ese es ahora. ¿Quieres sinceridad? No tengo recuerdos de mi vida, hasta los trece mi mayor apoyo y de entre las personas que más quise fue Lilith. A quien tuve que abandonar por una amenaza de la que a día de hoy no tengo idea de a quién pertenece. Abandoné la mansión a los 18. Sí, te entiendo con lo de los Abyss... Toda mi vida se quedo ahí. Mis amigos, quien consideraba mi familia. Queridos, no tan queridos, parte de mi ropa, de mis libros, de mis cosas.... Ya sólo existía yo sola perdida en la gran Manzana. Después de vivir en la calle un par de meses me colé en un circo como escupefuegos y me cogieron para aprender habilidades y todo lo que pude en tres años y medio. Me despertaba a las cinco de la mañana, empezaba mi entrenamiento en todo lo que podía y me acostaba a las doce de la noche. Aprendí todo lo que me gustaba, enseñada por profesionales. Hacíamos giras, poco a poco fui recibiendo protagonismo y digamos que... me convertí en la "atracción principal" del director.- las lágrimas brotaron mas rápido que la sangre- Solo él sabía que era mutante, y cuando intentó sobrepasarse conmigo, alerté a los demás, de nuevo mi familia y mis amigos. Él les confesó que yo era mutante y me echaron de allí a patadas, literalmente. Recibí la paliza de mi vida. Al salir y con lo que tenía ahorrado decidí montarme la pastelería, así que sí, cuando me conociste prácticamente acababa de rehabilitarme de ese momento. - no podía de llorar. De vez en cuando paraba para respirar un par de veces seguidas, acelerada y seguía. Las lágrimas seguían y la sangre se iba enfriando- ¿Desde entonces? Todo ha ido mucho mejor. Mi mundo se va al garete por un choque misterioso que nadie sabe explicar, se me necesita en varios sitios a la vez y no puedo cumplir lo que se espera de mí. -miraba al infinito, intentando calmar los gestos de desesperación. No había explotado del todo hasta ese momento- Aterrizó un alien delante de mis narices. Alien que por cierto acogí en mi casa y curé. Me he encargado de llevar refuerzos a la mansión, se me han colado toda clase de personas y seres estrambóticos en la tienda. Te ayudé a contactar con Xavier. Ah, casi se me olvida, se me planteó un demonio que me hizo sentir la peor de las sensaciones de mi vida, acompañada de una niña en llamas. Tú tras tu experiencia has... cambiado. Y estoy luchando por seguir amándote como te amo. Hoy aparece una de esas personas a las que amé y me trata como si fuera basura.  Creo que no tengo más que esconder. Lamento TODO lo que he hecho. Y TODO por lo que te he hecho pasar. Supongo que sí, mi cabreo está sobre exagerado. [/b]- comenté ligeramente sarcástica. Mi tono era más triste y angustioso que atacante o hiriente. No le comentaba nada como para pasárselo en cara. Simplemente hablé desconsolada. Me sequé las lágrimas con la mano derecha, mostrándole mi brazo ensangrentado por los nudillos. Soy siempre la que tiene una sonrisa, para todos- dije mientras mi cuerpo se envolvía en una llamarada que empezaba a quemar la ropa que llevaba. No lo podía controlar. - Lo último que necesitaba hoy era discutir con la persona a la que más he amado de toda mi vida- dije mientras las lágrimas se abrían camino a través del fuego de mi rostro. Y entré en la tienda.

Se acabó. Todo se acabó. No iba a dañar a nadie más. Nadie me tocaría mientras tuviese fuego. Nadie iba a hacerme más daño. No al menos durante ese día. Entré a lo que era la trastienda y seguí llorando desconsolada, pero el fuego desapareció. Me quedé con la ropa chamuscada, agarré el bolso y cogí una crema de uno de los cajones. Salí a la tienda sin parar de llorar. Le di la crema a Lilith.-Échatela tres veces al día. Es lo que mejor te servirá, lo hace un amigo con dones para esto. Te sanará en tres o cuatro días- dije inexpresiva y fui rumbo al coche a arrancar e irme a casa. Si nada me lo impedía enviaría dos mensajes por el móvil. Uno a Elsa "Este es otro día especial..." Y me respondería con un -No te preocupes jefa -
Como siempre... la quería tanto.

El orto mensaje a Plana "Siento hacerte esto. Hoy no puedo ser Celsit, ni Sasha la pastelera, ni la novia perfecta. Dame dos horas en casa. Luego podéis veniros si queréis. Si vas a venir solo sabes que mi casa es la tuya. Sólo necesito estar sola."

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FDI: De momento, si vais a seguir el Rol ahí saltaos mi turno. Básicamente os he pedido dos horas que Sasha se va a pasar en casa, pero luego podéis ir sin problema. Dudas o problemas con el post, mp o whatsapp y solucionado.

FDI: voy a dejarle el control a Plana, para que sea él el que dé paso a si vamos a tu casa Cels o no. Os parece bien?? Lilith es una emo jajaja

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Elsa y Lyz se estaban portando maravillosamente conmigo, lo que me hizo pensar en lo mal que me había portado yo con Sasha y con Planaria. El chico no tenía la culpa de lo que había pasado entre mi amiga y yo, y yo le había increpado sin motivos por culpa de mi sobredosis de odio. Lo cierto es que me había comportado como me habría comportado hacía años, cuando Sasha y yo compartíamos habitación y recuerdos.

Lyz estuvo conmigo y me preguntó si el agua con la que me habían limpiado las quemaduras había ayudado, lo que me hizo volver al mundo real una vez más y, una vez más, sentí el dolor palpitante en mis manos. Rozaba lo insoportable.

-Sí, ha ayudado mucho. Gracias... Me gustaría ver a Sasha y a Planaria antes de irme- le contesté amable y algo avergonzada. La pareja estaba tardando bastante y yo temía que estuvieran discutiendo por mi culpa, a Sasha se la veía feliz cuando le miró al verle en la tienda: sus ojos brillaron y su sonrisa fue tan dulce como cuando solía sonreírme hacía unos años en la Mansión X. Y él... no parecía mala gente y ni si quiera le conocía. Si Sasha le quería sería por algo, igual que me quiso a mí.

Cuando la joven dibujante volvió a mi campo de visión llevaba consigo un par de cupcakes rosas como los que quise comprar en un principio. Su color rosado le recordaba a Lyz a mi color de pelo, tal como me hizo saber, y su comparación me resultó graciosa en aquel momento. Sonreí sinceramente por primera vez desde que entramos en aquella tienda y terminé sacudiendo la cabeza y riendo a causa de lo surrealista que me parecía todo. Sasha estaba bien, estaba viva... y era feliz. Eso era lo que importaba, que ella era feliz. En ese momento que consideré algo así como "íntimo" junto a Lyz, Sasha entró seria y callada en la tienda. Pasó de largo y ni me miró. Lo sabía porque yo no le quité el ojo de encima. Planaria entró después de ella, y yo le miré y empecé mi disculpa.

-Planaria... Yo... No sé qué me ha pasado, ha sido injusto que te hablara así. No tengo excusa, pero no supe reaccionar de otra forma. Esto es algo que no me esperaba y... Lo siento muchísimo, normalmente no soy así de borde. Sasha puede decírtelo. Ella me conoce. Y... me alegra que esté contigo: se la ve feliz cuando está contigo y cuando te mira, y eso es lo único que necesito saber para estar tranquila- le confesé. Me miré las manos avergonzada, me sentía como una niña a la que habían cantado las cuarenta. En ese momento Sasha volvió a aparecer en escena bañada en lágrimas, con la ropa quemada y con un aspecto deplorable... ¿Esto es por mí? Quiero decir, yo he desencadenado esta situación... Me dio una crema y me dijo que me la echara tres veces al día, que sería lo mejor que podría encontrar. Y se fue. No se despidió de nadie. Ni si quiera de Plana. ¿Significaba eso que habían...? Miré a Planaria con pánico en la mirada, pero no supe cómo abordar el tema sin que él pensara que además de idiota, era una metomentodo. Después mi mirada voló hasta Lyz y después hasta mis manos. Y empecé a sentirme como la mayor mierda.

FDI: perdonadme muy mucho el retraso!!!

La situación se había desbordado. Y para no hacerlo. Yo no siquiera podría llegar a imaginarme cómo habría reaccionado en una situación así, quizás lo hubiera hecho como lo hizo Plana. No lo sé, pero el momento acalorado ya había pasado. Las dos habían chocado, se habían perdonado, habían llorado y ahora todas las personas de mi alrededor estaban con las heridas abiertas. Sólo necesitaban tiempo. El tiempo lo cura todo, mi padre siempre lo decía. Y yo siempre le creí.

Acaricié con suavidad las manos de Lilith y le sonreí dulcemente para hacerle sentir cómoda. Saqué el pote de la crema y se la empecé a frotar suavemente por las manos, intentando aliviar su dolor.

- No es nada, esto se curará pronto. Sasha es muy tempramentel a veces, creo que necesita desconectar y pensar un poco en lo que ha pasado. No solemos tomar las mejores decisiones cuando estamos en caliente.

Mis ojos azul eléctrico miraron entonces a Planaria, podría ver como estaba destrozado por dentro, pero aún había esperanza en sus ojos. Si se hubieran peleado de verdad, ahora mismo Planaria no estaría con nosotras.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien, Plana? - le pregunté más decidida, al ver que Lilith no sabía cómo abordar el tema.

Y esta es una de las razones por las que es mejor estar soltera.

Sabía casi toda su historia, pero ahí salieron cosas que desconocía, como que había querido a Lilith. Me dejó un poco descolocado pero tampoco le di mucha importancia. Me consideraba alguien lo suficientemente abierto de mente como para entender el amor entre personas del mismo sexp. Después de todo, ¿quién era yo para juzgarles? Si Dios les había hecho así por algo sería. Cada palabra que salía de su boca era un nuevo mazazo que provocaba que apretase más y más los puños, escapándoseme algunos rayos morados. Dolor, sufrimiento, desesperación... Era lo único que podía ver. Habría cogido a todas y cada una de las personas que le causaron algún daño y les habría partido en dos sin dudarlo, empezando por el cabrón del circo y acabando por los que le mandaban las amenazas y la trataban a patadas. Apreté los dientes con los labios cerrados para evitar que viese lo furioso que estaba. Me sentí fatal por el pollo que le había montado, y me entraron ganas de darle a Lilith una sonora bofetada por su actitud de malcriada. Intenté mirar su mano pero ella me la apartó. Me sentí mal. Se suponía que yo debía estar ahí para cuidar de ella y sanar sus heridas, no para causarle nuevas. Me dolió mucho también el sarcasmo de sus palabras, pero entendí que no su intención no era hacerme daño. Simplemente se sentía dolida y desconsolada. Suspiré y la intenté abrazar.

- Perdóname... No quería hacerte sentir mal... Es solo... Eso. Que tú has cambiado por completo mi vida, y no puedo soportar la idea de que te hagan daño.- Entramos en la tienda y después de ofrecerle una pomada a Lilith para que se le curasen las quemaduras se fue, dejándonos a los cuatro allí. Recibí su mensaje. Apreté el teléfono con fuerza ante sus palabras por la impotencia de que encima se sintiese culpable. Recapacité y le contesté. "No se te ocurra pedirme perdón por nada. Eres la novia perfecta, la mejor que podía haber encontrado en mi vida. No necesito que todos los días seas Sasha o Celsit. A veces me tocará tirar a mí del carro, y lo haré las veces que haga falta. Tú desconecta y descansa. Cuando sepa qué vamos a hacer te escribiré o te llamaré. Te quiero Puntas-Rojas".

Me quedé mirando unos segundos al teléfono, sin saber muy bien qué hacer. Nunca antes había tenido que consolar a una chica, y no tenía ni idea de cómo hacerlo. "Por favor Dios, dame fuerza y paciencia para entender y aprender...". Escuché las palabras de Lilith y Lyz detrás de mí. Apreté los dientes y el puño que ellas no veían, intentando calmar mi ira. "Claro... Tú no querías decir eso... Nadie quiere decir eso nunca... Porque, ¡oh! No quería hacerle daño, de verdad... ¡BASURA! ¡ESTOY HARTO DE LA GENTE QUE DICE ESA GILIPOLLEZ CON TAL DE SENTIRSE MEJOR O JUSTIFICAR ESA MIERDA!". Quería estallar, quería explotar y decir lo que pensaba. Pero no podía hacerlo. Tenía que aguantar... Por Sasha. Me giré, sin poder controlar mi rostro, mostrando que estaba enfadado.

- El daño ya está hecho... Ahora sólo el tiempo puede curarlo... Lo que no entiendo es cómo, después de tantos años, vas y le sueltas eso... ¿Tan horrible fue? ¿Tan terrible fue lo que te hizo como para ni siquiera haber intentado entender por qué lo hizo?- No era tono de reprimenda o enfado el que salió de mi boca, sino de dolor, de pena porque se hubiese llegado a aquello. Sentía pena por Sasha, muchísima, por el hecho de lo que había pasado. El dolor me apretaba el corazón como unas garras.- Solo espero que a partir de ahora no actúes así con el resto de personas... Porque no te haces una idea de lo que duele que te traten como basura cuando lo único que has intentado hacer es sobrevivir...-

No sólo hablaba por Sasha. También yo me sentía así con todo lo de los Abyss y toda esa clase de cosas. Traicionado, dolorido, usado... Me volví a Lyz y suspiré, cansado.

- Y tú... Un tío se acerca a una chica a invitarla a algo, ¿y lo primero en que piensas es que es un acosador? Bravo por ti tía, en serio. Qué alegría debe ser vivir así, pensando que todos los hombres somos unos cerdos que sólo pensamos en el sexo... Me alegra que os hayáis llevado esta imagen de mí. Acosador e histérico. Es perfecto. Era justo lo que necesitaba hoy...- Y me dejé caer sobre una silla, cansado de todo, harto de que siempre la gente se fuese a lo peor. No les había echado a ninguna la bronca, no era ese mi tono, sino el de una persona cansada y dolida. Me habrían dado ganas de montarles un pollo de colores, pero estaba demasiado harto para hacerlo. Miré a Elsa e intenté sonreírle lo mejor que pude.- Siento todo el espectáculo Elsa... Lo siento de veras.-

OOC:

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Elsa contemplaba la escena impasible. Notó el móvil vibrar y contestó el mensaje a Sasha mientras sonreía. La vida de rutina de la pastelería con su jefa particular significaba para ella costumbre en esta clase de dramas extremos con poderes de por medio. Se enteraba de todo tipo de historias que no comprendía, pero se esforzaba y siempre empatizaba con su jefa. No le suponía un sacrificio ni era algo soportable, lo hacía encantada y sabía que el sueldo le compensaría, aunque no lo hacía ni por asomo por eso.

Miró a Planaria entonces, sonriente y muy tranquila

- No te preocupes Planaria, no tienes que sentirlo por mí.- dijo acercándose a la puerta y colocando la verja metálica que su jefa en un arrebato había descolocado. - Creo que ahora mismo sólo quiere estar sola, en realidad se lo merece... Ha sido demasiada intensa su vida en estos últimos meses.- miró a las chicas - Me he quemado más de una vez aprendiendo aquí y esa pomada actúa en seguida, es muy buena y de aquí a unas horas, si te lo hechas para que se mantenga siempre húmeda, la mayor parte de la herida habrá desaparecido. Me conozco esa pomada muy bien- continuó con su tono calmado, que aportaba cierta relajación a la escena que casi lo suplicaba.  

Iba vestida con unas mallas negras, unas converse rojas y una camiseta de media manga de color blanco. Se acercó a Plana, desplomado en una silla y le abrazó por detrás cruzando sus manos por delante. Tal vez no tuviesen todavía esa confianza, pero apostaba porque era lo que él necesitaba. Acercó la boca al oído de él y le susurró - Tú lo estás haciendo bien... créeme.... Si alguien sabe lo que piensa de ti que no seas tú, soy yo - y le dió unas malmaditas en el pecho antes de erguirse y deslizarse tras el mostrador. Se arremangó lo poco que podía y ensanchó su sonrisa  - ¿Puedo ayudaros ofreciéndoos algo?- dijo entonces esperando que se relajaran con algún dulce y un poco de agua que ya estaba preparando en una gran jarra y tres vasos.

Miré a Elysia cuando me tocó las manos sensibles y me empezó a aplicar la crema que nos dejó Sasha.

-No te lo tomes a mal, Planaria, pareces un tío majo y comprensivo, y si Sasha está contigo es por algo. Pero no sabes nada de lo que fue nuestra vida en la Mansión, no te imaginas lo que tuve que pasar. Y, de verdad, no te recrimino nada y espero que puedas entenderlo. Cada uno tenemos nuestras historias y... bueno, como se dice: cuando rompes un jarrón puedes volver a pegar las piezas, pero siempre verás las marcas, estarán ahí siempre.

En ese momento Elsa hizo su aparición y me tranquilizó diciendo que la crema hacía milagros, lo cual me relajó bastante, y después se fue con Planaria y le dio un abrazo desde la espalda que parecía que tenía segunda sintenciones, pero pronto se vio que era más fraternal que otra cosa. Nos ofreció pedirle algo mientras hacíamos tiempo.

-Yo... Si no te importa, me gustaría un vaso de agua... y el cupcake rosa que no llegué a probar- dije eso último en un susurro, un poco avergonzada, pero es que quería el cupcake.

Mi rostro mostraba preocupación cuando Planaria se giró a mirarnos y en sus ojos vi el dolor y la pena. Parecía muy enfadado, pero intentaba contenerlo en sus palabras. No quería herir, pero lo hacía, y lo que le había dicho a Lilith no iba a cesar el dolor que sentían todos en aquel momento, sino incrementarlo.
La que se iba a liar si seguíamos así...

Entonces sus ojos de color miel se clavaron en mí, y sentí un pequeño escalofrío.

-¿Oye de que coño vas?- protesté sorprendida de esa acusación. ¿Ahora iba contra mí? ¿Yo que le había hecho? - No me metas a mí en el fregado, si os habléis peleado entre vosotros yo no tengo la culpa, así que no me incluyas. No me conoces de nada... ¿y ya vas dando lecciones? Vale, quizás no ha sido la mejor impresión que podía tener de ti nada más conocerte, pero ahora ya sé que no eres ningún pervertido, LO SIENTO, ¿Vale? y ahora deja de lloriquear y...

Entonces Elsa apareció cómo una suave brisa de verano para calmar las cosas. Creo que era la típica chica que tenía un aura de buen rollo que contagiaba a los demás. Ahora entiendo como aguanta todas las situaciones caóticas de esta pastelería. Es una santa.

-y... tomate algo. Luego iremos a ver a Sasha que estará más calmada también y todos podremos volver a nuestras felices vidas... - susurré, y entonces me llevé el cupcake que había pedido a la boca, mientras me quedaba en silencio y pensativa.

Me quedé mudo ante las palabras de ambas. En serio, se me abrieron un montón los ojos y giré la cabeza para mirarlas... Y me eché a reir. No una risa cómica, sino más bien sarcástica y de incredulidad total. Pero claro, es como me sentía.

- Esperad, esperad, que esto no tiene precio... ¿Os quejáis ambas de que os haya juzgado de primeras sin tener ni idea de vuestra vida cuando es lo primero que habéis hecho conmigo? Mirad, es cierto que no tengo ni idea de vuestras vidas, pero vosotras tampoco de la mía, y sin embargo lo primero que habéis pensado es que yo era un acosador y hablando de mí y de Sasha sin saber qué había pasado todo este tiempo... Si no queréis ser juzgadas tampoco juzguéis vosotras, que estoy hasta las narices de esa clase de gente.- Noté como unos relámpagos morados se perdían por el suelo saliendo de mis manos, y me las froté. Mierda, ahora ya habrían visto que era un mutante. Genial Planaria, justo lo que necesitabas.

Estaba furioso, desconsolado por lo que acababa de pasar. Desde que sucedió todo lo de los Abyss sabía que había cambiado. Lo notaba. Sasha lo notaba, y aunque había hecho unos esfuerzos sobrehumanos por seguir queriéndome sabía que le estaba costando un montón. No la culpaba, pues tenía sus razones. Cuando te enamoras de alguien y este cambia de la noche a la mañana casi por completo el amor puede resentirse. Las palabras de Elsa me reconfortaron enormemente. La verdad es que era un encanto de chica. Sentía no conocerla un poco más, ya que me parecía alguien de quien se podían aprender muchísimas cosas, pero entendía que tenía su vida y además no era una mutante. Era más complicado coincidir con ella de manera social. Asentí ante sus palabras y cogí su muñeca cuando noté su abrazo desde la espalda. En cualquier otra situación me habría sentido violento, no porque sintiese algo por Elsa, sino por lo poco familiarizado que estaba con los abrazos del sexo opuesto. Pero en ese momento necesitaba eso. Lo necesitaba de verdad. Habría dado lo que fuese por haber podido abrazar a Sasha, pero sabía que tenía que ser fuerte para ella y darle su espacio. Suspiré y conseguí calmarme un poco, lo suficiente al menos como para que dejasen de salirme rayos de las manos sin control.

Mientras las chicas comían los dulces inevitablemente volvieron a mi cabeza las imágenes de los días anteriores. Zenn, Tanith, la muerte de aquel atracador. Era todo demasiado reciente como para poder olvidarlo como si nada. Volví a sentir esa repugnancia horrible por matar a sangre fría a aquel hombre, apretando los puños y los labios. No podía. No podía más... Necesitaba... Salí a trompicones de la tienda, casi tirando la silla y la mesa. Mi respiración estaba totalmente acelerada, y el corazón me martilleaba con la fuerza de una bola de demolición el pecho. Miré al cielo. Algunas nubes habían cubierto el azul celeste cambiándolo por un gris oscuro, como si el propio día se hubiese teñido con mi estado de ánimo. Me llevé las manos a los lados de la cabeza, arrastrándolas lentamente hacia mi coronilla... Y estallé.

De mis manos surgieron dos rayos que se unieron con otros que salían de mi boca y ojos sobre mi cabeza, convirtiéndose en un enorme y ancho relámpago morado que alcanzó el cielo. El estruendo fue como el de una explosión. Cualquiera desde fuera habría creído que lo que acababa de pasar era que me había caído un rayo en la cabeza. Apenas duró un par de segundos, y caí al suelo, humeando ligeramente, temblando, sin poder mediar palabra salvo lo que salía sin control de mi boca.

- Muerte... Muerte... La sangre... Malditos... Malditos Abyss... No... Zenn... No... Yo... No quería... Lo siento Sasha... Lo... Siento...-

Escuché hablar tanto a Elysia que seguía sentada a mi lado como a Planaria. Estaba enfadado porque le juzgamos mal, bueno, él tampoco se había quedado corto conmigo, así que lo dejé estar; si bien no me perdí detalle alguno de los rayos que salieron de las manos del moreno, alzando una ceja. Elsa nos trajo lo que le pedimos y yo con unas manos algo doloridas le di un buen bocado a ese cupcake rosa al que tantas ganas tenía de hincarle el diente.

-Mmmmmm.... quéricoestá,Elsa- le dije muy rápido con una voz de satisfacción enorme. Estaba delicioso, era la verdad. Miré a Elysia con camaradería y seguí devorando el pastelito. Cuando me quise dar cuenta, Planaria había salido a la velocidad de la luz (o eso me pareció a mí) de la tienda y estalló en un rayo morado tremendo, cayendo en la calle medio chamuscado y echando humo.

-¡Dioses! ¡Planaria!- grité, levantándome y yendo hacia él. Abrí la puerta con las manos, haciéndome daño inevitablemente y me agaché a verle. -¡Planara! ¡Elsa, Elysia, ayuda!- les grité desde la calle. Me quedé con él y le tomé el pulso sin moverle mucho, por si acaso empeoro algo su caída. Escuché algo que murmuraba y entendí Sasha. -¿Sasha? ¡Sasha! ¡Llamad a Sasha!- les dije a las chicas, sintiéndome impotente por no poder hacerlo yo misma. Al menos estaba consciente y hablaba.

Estaba claro que Planaria estaba tan cabreado que no iba a reaccionar bien de ninguna manera, ni aunque me hubiera disculpado con él a regañadientes. Miré a Lilith y ella ya estaba más calmada que yo, supongo que no llegaríamos a nada si seguíamos discutiendo por tonterías. Así que cerré la boca y me quedé con ella a terminarme el cupcake a regañadientes. Tenía el ceño fruncido y miré de reojo cuando el chico salió de la pastelería a trompicones.

-Eso, a ver si el aire fresco le quita la tontería… - dije con un tono malhumorado.

Y entonces ¡BOM! Desde la ventana de la tienda vi cómo un rayo violeta había cruzado el cuerpo de Planaria y éste se desplomaba en el suelo.

- ¿Pero qué narices? – Me levanté de la silla sobresaltada y asustada, y vi cómo Lilith se adelantaba y salía a fuera para comprobar como estaba el chico. El cuerpo de Planaria humeaba y su ropa estaba hecha jirones por culpa del rayo. Me acerqué entonces a Elsa y le dije que llamara urgentemente a Sasha, sólo ella sabría lo que teníamos que hacer. Ella era la única capaz de calmar el corazón de Planaria.

Elsa empezó a marcar los números algo agobiada, entonces saqué de mi bolsa la libreta y sin que nadie me prestara atención dibujé algo sobre ella.

Salí de la tienda con una manta y se la pasé a Planaria por los hombros, eso quizás ayudaría hasta que vinieran las emergencias.

-¿Tiene pulso? - tragué saliva mientras miraba a Lilith con preocupación.

Pasó todo tan rápido. Podía imaginarme de dónde salió ese rayo morado que atravesó al novio de Sasha por lo que vi salir de sus manos momentos antes, pero... Bueno. El caso es que Planaria era a todas luces un mutante también, eléctrico. ¿Pero sería inmune a la electricidad? Resistí el impulso de meterme en su cabeza por si podía descubrir algo, ya que no necesitábamos que yo también me cayera inconsciente al suelo.

Elsa llegó y parecía saber lo que hacía, así que la dejé actuar y la ayudé en lo que pude o me pidiera. Después llegó Sasha. Eso fue una entrada de película, sí señor. Llegó con el coche a toda mecha y aparcó en segunda fila, sí, pero de cualquier forma. Gritó a la gente, les echó de la calle, llegó hasta su amado y se lo llevó dentro de la tienda, cual heroína. Lo que siempre supe que sería. Una vez dentro de la tienda, me bebí el vaso de agua que Elsa nos dejó sobre la mesa y seguí observando lo que pasaba, no aparté la mirada de la escena tan íntima que nos ofrecía la pareja. Sentí que debía apartar la mirada, pero no quería. Quería empaparme de todo lo que tuviera que ver con Sasha. Cuando pareció que la cosa se había calmado un poco, me atreví a preguntar.

-Sasha... Plana... ¿es un mutante?- le pregunté. Estaba segura de que tenía que serlo, pero no tenía la certeza. Decidí preguntarle por otra cosa, de pronto me pareció que no era el mejor momento para preguntar aquello. -¿Se pondrá bien?- dije, acercandome a ella y posando una de mis quemadas manos en su hombro. Permanecí callada unos segundos, y después se me escapó una lagrimilla inocente.

-Siento todo esto, Sasha- me disculpé con sinceridad. No es que estuviese yendo de victima, ya no actuaba así, pero era verdad que si hubiera abrazado Sasha desde un principio esto podría haberse evitado. Me limpié la lágrima de mi mejilla y me reí.

-Supongo que querrás quedarte a solas con él, ¿no?

Escuché a Lilith y Lyz llamando a gritos para que alguien me socorriese, y que llamasen a Sasha. Intenté con todas mis fuerzas pararlas. No quería que la avisasen. Ella me había pedido tiempo y no podía hacerle esto. No podría perdonármelo... No podría... Intente alargar la mano hacia ellas, gritar con todas mis fuerzas... Pero de mis labios solo salió un silencio que nadie pudo cortar. Todo se volvió negro, frío, y sentí que la soledad se apoderaba de mí.


Un extraño repiqueteo en mi nariz me despertó de mi letargo. Unas gotas caían desde las hojas de una enorme planta que hacía frente a mí en una maceta. Fruncí el ceño y me intenté levantar. Mi peso era liviano, casi inexistente. No me costó nada ponerme en pie. Miré a mi alrededor. Estaba en lo que parecía una especie de templo griego estilo panteón pero sin techo. Unas largas columnas formaban una base rectangular. Todo era blanco. Absolutamente todo. Era capaz de diferenciar algunas marcas como el marmol del suelo o mi ropa, una camisa y unos pantalones inmaculados. Los pies descalzos. Miré mis manos y las vi más relucientes que nunca. Intenté sacar rayos de ellas pero fui totalmente incapaz. Nada salió de allí. Me percaté de que el charco de gotas que caían sobre mí era como un espejo, y decidí mirarme. No había rastro alguno de mis rojizos ojos. Solo vi esos de color miel que siempre habían decorado mi cara. Me la toqué, buscando algo que me indicase qué estaba pasando. Me remangué el brazo derecho, comprobando que allí no había ninguna cicatriz. Respiré lentamente, llenando mis pulmones de aire frío pero cálido al mismo tiempo. Di unos pasos, provocando que el eco de los mismos llenase aquella sala infinita.

- D... ¿Dónde estoy?-

- En el purgatorio...- Me giré con un respingo ante la voz masculina provenía de mi espalda. Allí, a unos pocos pasos de mí, un hombre moreno un poco más alto que yo y con unos ojos marrón oscuro me miraba serio. Frunció ligeramente los labios y asintió.- Ha pasado mucho tiempo Planaria... Mucho tiempo...-

Reconocí aquella voz y aquella presencia al instante. Lo habría reconocido entre un millón.

- ... ¿Padre?- Sonrió, enseñándome esa sonrisa que recordaba de mi infancia, de cuando todavía era un niño que no conocía de sus poderes. Una mujer apareció a su lado, con los ojos verdes y los cabellos castaños como las hojas del otoño. Me sonrió y suspiró.- ¿Madre?...-

- Hola hijo... Te echábamos de menos.-

FDI: Disculpad la tardanza, no sabía que ya habiais posteado todos!!

- ¿No tendríamos que llamar a una ambulancia? – pregunté preocupada. Todo el mundo sabe que no se puede mover a la víctima del suelo hasta que no vengan los médicos, pero Elsa parecía saber lo que hacía, así que dejé que se encargara de mover el cuerpo de Planaria hasta una zona segura.

La gente se arremolinaba a nuestro alrededor, se hacían preguntas, otros llamaron a urgencias y el resto simplemente se asomaba y después se marchaba. Aquello no era ningún espectáculo, maldita sea, ¡Un rayo le había alcanzado a Planaria! Entonces me quedé en blanco, no sabía que hacer ni que decir. Y recordé…

- Todo esto ha sido culpa mía… - susurré como una maldición. Esa aura de mala suerte que siempre acompañaba a las personas que estaban a mí alrededor, o a mí misma. Si no hubiera dibujado al camarero tirando sus copas encima de Planaria, Lilith no se habría manchado y no habríamos hablado en el baño. Si no hubiéramos hablado, Planaria no hubiera propuesto ir a otro sitio. Si Planaria no hubiera propuesto ir a otro sitio, no hubiéramos ido a ver a Sasha al Central Tart. Si no hubiéramos ido al Central Tart… Planaria, Sasha y Lilith no se habrían  enfadado, Celsit no se habría marchado llorando y Planaria no habría sido alcanzado por un rayo…

Respiré algo mejor cuando vi a la muchacha de cabellos negros apartando a la gente y lanzando un par de gritos al aire. Entre ella y Elsa cogieron a Planaria y lo entraron a la cafetería, allí estaríamos solos sin el agobio de la gente de la calle. No me aparté de Lilith en ningún momento y me senté a su lado mientras sostenía el baso de agua para intentar beber algo, pero las manos me temblaban demasiado. No podía estar tranquila, ¡Planaria se estaba muriendo!

Entonces Lilith preguntó si él era un mutante y todo empezó a encajarme. Por la pregunta, Lilith y Sasha también tendrían que ser personas con poderes sobrenaturales… ¿y si el rayo de antes tenía algo que ver con los poderes de Planaria?

Estaba muy confusa, y solo quería que esta pesadilla terminara y que el moreno abriera los ojos…

La respuesta de Sasha no me pareció borde ni de mala educación, pero se notaba que no quería ni verme en aquel momento, y que, por lo que parecía, tampoco le apetecía hablar de su novio y sus poderes conmigo en aquel momento.

-Está... Está bien... Lo siento de nuevo- le dije sincera, apoyando mi mano en su hombro durante un mili-segundo, el tiempo suficiente para que supiera que estaba ahí pese a todo lo que acababa de pasar y que no se incomodara. Me coloqué en el suelo, al lado de Planaria y me tumbé a su lado; no por nada, pero si podía evitarme un golpetazo al caer por usar mis poderes, pues...

-¿Algo clave que necesite saber de él? Ya sabes cómo funciona esto...- le dije, mirándola seria también. Usar mis poderes para estas cosas no era lo normal, así que estaba tomándomelo muy "profesionalmente".

Una vez supe lo que tenía que saber me adentré en la cabeza de Planaria: su mente era un caos de luces azules y moradas. Pude ver muchas cosas, la mayoría de ellas eran recuerdos con Sasha. Todos felices, incluido el momento en el que discutieron fuera. Había una zona a la que no pude llegar, estaba lejos y oscura: debía de ser un muy mal recuerdo y lejano que me invitaba a largarme. No necesitaba mirar más en realidad, si hay recuerdos que me hacen sentir algo por mínimo que sea es que el cerebro sigue en marcha, pero no vi a Planaria por ninguna parte.

Desperté abriendo mis ojos de golpe y me llevé una mano a la frente, me incorporé y miré a Sasha para decirle que estaba vivo, pero que no le había visto. Había zonas de su mente a las que no podía acceder y otras a las que no podría acceder nunca.

-Sigue consciente, no está en coma, pero no sé dónde está...- me disculpé y me fui al lado de Elysia, a esperar.

- P... ¿Padre? ¿M... Madre?- Y rompí a llorar mientras me echaba en sus brazos. Ellos me devolvieron el abrazo, acariciando mi espalda. Lloré como nunca recordaba haberlo hecho, sin poder creérme que ellos estuviesen allí. Al cabo de unos segundos, después de llenar sus caras de besos me sequé las lágrimas y sobrí la nariz, separándome un poco de ellos.- Pe... Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estoy... Muerto?-

- Tu mente está fragmentada, hijo. Has sufrido muchísimo últimamente, y aunque tu poder es capaz de sanar lentamente tus recuerdos, ha ocurrido algo que ha hecho que frene esa curación.- Mi madre sonrió, pero pude notar en sus ojos tristeza. Lo que me decía le dolía más que a mí, de eso no había duda. Con mirarla lo había podido deducir. Me rasqué ligeramente la cabeza, sin entender muy bien lo que me había dicho.

- Espera... ¿Quieres decir que mi factor de curación afecta también a mi mente?- Ella asintió, pero fue mi padre el que tomó esta vez la palabra.

- Tu poder reside en tus células hijo. El gen X que lo llaman. Eres un mutante por nacimiento, como lo éramos tu madre y yo... Yo era capaz de controlar la energía, la energía pura por así decirlo. No en grandes cantidades, pero sí como para usarla en experimentos o generar campos de protección, como escudos de energía pura. También podía lanzar rayos de energía pura. Y tu madre. Bueno, ella era como el viento. Era rápida, ágil, capaz de mover las cosas de su alrededor, siempre y cuando estas no fuesen extremadamente pesadas. Pero eso no es lo que nos atañe aquí. El caso es, que tu poder de curación está directamente ligado al de electricidad. Por eso tu mayor enemigo es el agua. Cuando esta te cubre, la electricidad se vuelve inestable, te daña. Y como no puedes curarte ya que es esa energía la que te cura... Bueno, puedes morir. Pero déjame que te haga una pregunta. ¿Nunca has pensado por qué nos echas de menos, pero nunca te ha dejado secuelas nuestra muerte? ¿O por qué superaste con facilidad la muerte de Leroy? ¿O los rechazos amorosos?- Fruncí el ceño sin entender muy bien que decía, pero reflexioné. Tenía razón. Siempre había pensado que el dolor sería mucho mayor. Sin embargo, había aceptado de buen grado las muertes y dolores en mi vida. Bien era cierto que no quería que se repitiesen, ya que no era masoca. Pero durante unos segundos lo vi claro, y me estremecí. ¿Significaría eso que si perdía a Sasha lo olvidaría con facilidad? ¿Esa herida desaparecería al cabo de unos días?

Noté la mano de mi madre acariciar mi pelo, lo cual me trajo de vuelta al lugar donde estaban ellos.

- No significa que no nos quisieses. Simplemente eres así. Tus poderes te curan todas las heridas, incluso las que no se ven. Es un proceso mucho más lento y menos efectivo, pero al final acabas aceptando esa clase de cosas... Sin embargo, ahora tu corazón es odio, odio hacia los Abyss, odio y miseria... A estas alturas casi deberías haber pasado de ellos. Y sin embargo, has cambiado. Tus poderes han cambiado. Tus pensamientos y sentimientos... Por eso estás aquí.- El corazón me dio un vuelco. ¿Ellos sabían por qué habían cambiado mis poderes? ¿Sabían por qué era ahora así? Pero ella parecía saber las preguntas que me surcaban la cabeza, y negó lentamente, con una sonrisa amarga.- Nosotros no tenemos esas respuestas hijo... Puede que nadie las tenga... Simplemente has cambiado. Tu vida ha cambiado. Ha dado un enorme giro, y ahora tienes un nuevo hogar. Con una chica muy guapa por cierto...-

Una sonrisa feliz le recorrió el rostro, y escuché a mi padre reír por lo bajo mientras apoyaba su mano en mi hombro.

- Hijo, nosotros nos fuimos muy pronto de tu vida. No pudimos darte una educación ni un hogar, ni envejecer contigo... Pero lo has hecho bien. Te has convertido en un hombre de provecho, un héroe de verdad... Por eso no debes dejar que el odio y la oscuridad te dominen... Debes luchar contra ello.-

- ¿Pero cómo? No... No entiendo qué debo hacer ni cómo debo hacerlo.- Miré al suelo, abatido. Había intentado toda clase de cosas desde que sucedió todo, y lo único que parecía alegrarme y hacer que esos sentimientos desapareciesen era Sasha. Ella y su amor parecían sanarme un poco el alma.

- El amor Planaria... El odio y la desesperación te convirtieron en esto... El amor y el apoyo son los que pueden salvarte de él...- Miré a mi madre con los ojos llorosos, y le formulé una pregunta que me llevaba rondando la cabeza varios días.

- ¿Volveré a ser el Plana de siempre algún día?- Ambos se miraron, serios, y luego se volvieron a mi, alejándose lentamente de mi presencia, como dos fantasmas en la niebla. Intenté correr hacia ellos, sin poder alcanzarles. Grité sus nombres, pero ni un solo sonido salió de mi boca. Todo iba a cámara lenta, y por mucho que me esforzase no había manera de avanzar. No obtuve respuesta alguna, y sentí que tiraban de mí desde atrás.

Abrí los ojos con violencia y la respiración agitada. Estaba tirado en el suelo de la pastelería. Me levanté dando tumbos, a punto de caerme de bruces por la velocidad de mi reacción. Debí asustar a las chicas, las cuales me miraban como si acabasen de ver a un muerto levantarse. Me di cuenta de que Sasha estaba en la tienda, y negando con a cabeza la miré a los ojos.

- Perdóname.........-

Recordé el día que conocí a Sasha y me mostró su truco a la hora de preparar los mejores pasteles. No usaba los hornos de la cocina, usaba el poder de fuego que salía de sus manos. Aquello era increíble, pero más increíble era que todos los que me rodearan también fueran mutantes sin yo saberlo. Son más de los que creía, pero viven en el silencio, oprimidos por la sociedad. Según Sasha, Planaria podía curarse y era eléctrico, por eso lo de aquel rayo… ¿Y Lilith? ¿Elsa también tendría poderes? Y yo seguía sin hablar, sin contarles nada de mí, ni quien era ni quien había sido. Ellos habían sido tan sociables y amables conmigo y yo siempre tan tosca y solitaria. No sabía cómo acercarme a ellos, como conseguir que me aceptaran…

Estaba muy nerviosa, y no sabía que hacer en una situación así. No podía hacer nada para ayudarles, era una inútil… la morena se acercó a mí y al verme tan abatida me miró a los ojos con ternura y me besó la frente. Se lo agradecí en silencio, y la abracé con fuerza. No quería que perdiera a alguien tan importante, Sasha no se merecía esto. Después del intenso abrazo la solté, y vi como se marchaba a tranquilizar a Elsa. Estábamos las tres inquietas por Planaria, y el seguía sin despertar…

Lilith se acercó a él mientras Elsa sacaba el botiquín y obligaba con ternura a que Sasha se estuviera quieta. Tenía cristales clavados por todo el antebrazo, y no se había roto nada durante la pelea de la cafetería, ¿habría sido en su casa? Conocía a Sasha lo suficiente como para saber que era cabezota e impulsiva… y no me gustaba verla sufrir de esta manera.

La pelirosa se tumbó al lado de Planaria y pareció hacer algo que sólo entendía Sasha. Por lo que dijo pude entender un poco lo que estaba haciendo, debía de ser mentalista o algo así parecido a lo que hacía Lissa. Cuando la mujer se sentó a mi lado le ofrecí el vaso de agua que Elsa había dejado en la mesa.

- ¿Te encuentras bien? – pregunté preocupada al ver que se masajeaba las sienes.

Miré de nuevo a Planaria, que seguía inmóvil y me cogí de las manos, deseando con fuerza en mi interior que despertara de una vez. Y así lo hizo. Planaria abrió los ojos y se levanto agitado. Todas dimos un respingo ante la brusca reacción del muchacho pero después me sentí aliviada al ver que se encontraba bien.

- ¿Plana, estás bien? ¿Qué ha pasado?

Las palabras de Elysia me consolaron un poco. Estaba bien, pero al no conocer nada de Planaria me resultaba más complicado centrarme en él y su mente, además del estrés que había sufrido minutos antes debido al reencuentro con Sasha. Todo estaba yendo demasiado rápido. Sin embargo, me giré hacia ella y asentí.

-Sí... Estoy bien, gracias por preocuparte. Las mentes de desconocidos son complicadas...- bajé la mirada y la dejé ahí, observando la mesa del local de Sasha, con sus rallajos y las muestras de que había pasado mucha gente por allí hasta que Planaria se despertó diciendo que le perdonaran... ¿Quién?

Sasha fue como un visto y no visto, estaba sentada en la silla y de pronto estaba incorporando a Planaria y avasállandole a preguntas, se la notaba preocupada. Les observé desde la silla, sin moverme, no quería interferir entre ellos, con lo que me quedé con Elysia y Elsa. ¿Ellas las únicas raritas?

-Hasta donde yo sé, los raritos somos los mutantes...- comenté uniéndome a las risas de Elsa, pero con menos ímpetu. Quería estar de buen humor, pero sentía que sobraba en esa situación. Era la pieza que no encajaba. Me pasé una mano por el pelo y respiré hondo, esperando que alguien dijera algo, que Planaria estuviera bien por Sasha, por Elsa...

-Elysia, ¿me enseñas tus dibujos?

Le devolví el abrazo a Sasha, todavía confuso, sin saber muy bien si seguía soñando o había vuelto al mundo real. La segunda opción parecía más viable, y besé la cabeza de mi pareja con cariño.

- Me habías pedido un tiempo para ti, y no he podido dártelo... No... No sé muy bien que ha pasado. Sasha yo...- Me llevó al sofá y me senté, frotándome las sienes, intentando recordar con claridad todo. Acaricié a Sasha las manos y entonces vi que tenía una de ellas vendada.- Dios mío Sasha, ¿qué te ha pasado? ¿Estás bien?-

Por suerte sólo eran cortes superficiales, pero no me hacía gracia pensar en que tal vez había sido causado por mí, por haber perdido el conocimiento y que ella se hubiese preocupado y roto algo en un ataque de frustración o rabia. Era muy impulsiva y apasionada, y una pequeña punzada de dolor me golpeó el pecho al verla así. Besé su frente mientras acariciaba su mano con cuidado de no hacerle daño. Elsa trajo comida y se lo agradecí de corazón. Me llevé un par de cosas a la boca y, tras suspirar, me lancé.

- Sasha... No sé muy bien que ha pasado. De verdad. De repente sentí un dolor en el corazón horrible. Fue como recordar el día que cambie y... Y caí en una especie de sueño donde... He visto a mis padres.- A juzgar por su cara sabía que no estaba mintiéndola ni inventándome nada. Ella sabía que la muerte de mis padres fue un hecho que me cambió la vida, pero siempre lo había llevado muy bien. Y nunca había soñado con ellos ni tenido visiones de ellos ni nada, y que de repente ahora, tras los incidentes que había sufrido, les hubiese visto, podía significar algo... Algo bueno o malo, pero algo sin duda.- Ellos estaban ahí conmigo, tan claro como te veo a ti o a las chicas y... Me hablaron acerca de mis poderes y de cómo puedo evitar... Empeorar. Me dijeron que el amor me salvaría. Tal vez por eso desde que estoy contigo me he podido controlar más y mejor... Pero... Pero no sé si podré volver a ser yo mismo algún día... Se lo pregunté pero no me dijeron nada...-

Esa pregunta que había quedado en el aire sin respuesta, una de las que más me preocupaban, y supuse que tendría que descubrirlo por mí mismo. Suspiré y negué con la cabeza, sin saber muy bien qué debía hacer ahora. Qué paso dar ni nada. Me rasqué la cabeza y comí algo más.

- Cuanto... ¿Cuánto tiempo llevo en ese estado? Siento haberos preocupado chicas, no sé qué me ha pasado.-

Me sentí aliviada al ver que las cosas volvían a la normalidad. Y pensar que hacía unos minutos estábamos todas histéricas y a punto de llorar… nunca había vivido una situación tan caótica como la de hoy. Había experimentado tres o cuatro emociones diferentes en una sola tarde. Menudo drama, tendrían que hacer un culebrón de esto. O un cómic.
 
Elsa trajo pastelitos y pastas saladas. Se lo agradecí con una sonrisa y piqué un poco de la bandeja. Tenía hambre, y cuando estaba estresada me venían más ganas de comer. Y eso no podía ser.
 
- No creas… aquí somos todos tan raros como un perro verde… - sonreí contestando a la frase de consolación de Elsa. No era el momento para explicarles a ninguno de los presentes que era una hechicera que podía cambiar la realidad a voluntad, pero tampoco quería mentirles. Lo mejor era dejar eso para otro día…
 
Y ya tuvo alguien que decir lo de los dibujos. Bueno, por suerte nadie en su sano juicio podría averiguar lo que era capaz de hacer con un lápiz y un papel. Así que saqué la libreta y arranqué la página dónde estaba el camarero dibujado, tirándole la copa a Planaria en la cabeza, y la tiré a una papelera que había en la cafetería. – Un esbozo horrible. – Me excusé. Menuda manera de conocer gente tengo, y pensar que las dos personas que había dibujado eran o fueron novios de Sasha… el mundo es un pañuelo. Sí, y mira que ya difícil de decir con la que está cayendo.
 
- En esta libreta no tengo gran cosa, aún así espero que te guste… - le alargué el cuaderno a Lilith y la miré esperando descubrir que clase de emociones le producirían mis dibujos. Como bien le había explicado, no había mucha cosa, casi todo eran apuntes de personas de la calle o el metro, y algunas ideas de personaje para mi webcomic de superhéroes. En otro de los folios había dibujado a Lobezno. pero es que Logan, es muy Logan.
 
- Me alegro de que estés bien, Planaria. Nos has dado un susto de muerte . –le sonreí con lo mejor sonrisa que tenía (normalmente no sonrío mucho), y esta vez me esforcé para hacerle sentir mejor. Ya habíamos sufrido todos bastante por hoy.

Pasé las hojas del cuaderno de Elysia en silencio y con cuidado de no tocar los dibujos, sabiendo que eso solía molestar a los artistas, podía estropear el resultado, arrastrar grafito, manchar de grasa el papel... Cosas de artistas. Aún así, en mi rostro había una sonrisa que le indicaba a Lyz que me gustaba lo que veía. Pero no entendía esas cosas que tienen los artistas de arrancar hojas.

-¡Eres buena! Al menos a mí me lo pareces- dije con entusiasmo. Le devolví el cuaderno y di unas pequeñas palmadas elogiando su trabajo.

Sonreí entonces a Planaria diciendole con la mirada que no se preocupara por nosotras. No sabía si Sasha le diría que usé mis poderes con él o si le diría algo de mí siquiera, pero no me importaba. Por la mirada que me dedicó mi antigua compañera no parecía muy contenta de tenerme allí. Sin embargo, por su comentario, no pude hacer otra cosa que alzar una ceja incrédula y coger una tarjeta para memorizar el número.


Cogí un bolígrafo que había al otro lado del mostrador, tomándome esa confianza. Di la vuelta a la tarjeta y le apunté mi número de móvil y mi dirección y se la di a Elsa.

-Dásela mañana, o cuando se tranquilice un poco, por favor- le sonreí con pobreza y me despedí de Elysia y la pareja.

Dejé atrás el Central Tart, a Sasha, y a mil recuerdos que no sabía si ella querría rememorar. Caminé en silencio por las calles de Nueva York cabizbaja y distraída en mis propios pensamientos, y no fue hasta que llegué al piso que me permití derrumbarme. Volver a ver a Sasha viva, feliz, con gente que la quiere... Sin mí... Fue un golpe duro para el que no estaba preparada. Nunca lo habría estado.