[Mini-Evento] Una Muerte X-Celente: Investigando a lo S.H. (Planaria, Celsit, Lobezno, Blair) [15-09-2018]

Viene de aquí

- Muy bien, chica -dijo Elektra una vez se encontraron en el pasillo-. Vas a empezar por explicar con todo detalle todo cuanto sepas de la gente que estaba dentro de esa sala. Y no te dejes nada.

Los miembros de la Patrulla los habían tratado un poco más, pero ella no los conocía de nada y necesitaba saber en quiénes se podía o no confiar.

- Bien. Empezaré por Michael -asintió la mujer mientras les guiaba por los pasillos de la planta baja, donde se encontraban las oficinas y los cuartos del perdido personal de seguridad-. No sabemos con certeza si se trata de alguna clase de niño prodigio, ya que su madre no nos deja hacerle ningún test para calcular su coeficiente intelectual. No cree en los test, ¿sabéis? Pero lo que está claro es que con un par de alambres y una pila puede hacer cosas que pondrían nerviosa a la gente de Los Álamos pensando si no van a quedarse sin trabajo. Gerald, el doctor Laughlin, le descubrió en un concurso de ciencias y lo mantuvo bajo su ala. El chico nunca fue a ninguna escuela, Leona se ocupaba de su educación. Cuando Gerald le ofreció un trabajo tres veces mejor pagado que el que tenía su madre, no dudaron en aceptar. Hmmm... Gerald es encantador, pero no se dio cuenta de lo más importante: Que el milagro no fue que Michael supiera tanto sobre neurocibernética; El milagro es que Leona se lo enseñó. Ella es la verdadera genio. Sin embargo, no parece muy interesada en investigar por su cuenta, lo cual seguramente es la razón de que no la contratara a ella. Eso sí, una vez le has explicado algo, es capaz de enseñárselo a cualquiera... incluido Jonathan.

Al pasar a hablar de su compañero, el desprecio se hizo patente en su voz.

- Andrews no ha tenido una idea original en su vida. He trabajado con él en otros proyectos y sé que no es más que un enchufado del gobierno. Tiene todos los diplomas que quieras, pero su verdadero trabajo es descubrir a los disidentes o a los infiltrados. Y luego está Henry; Gyrich no es realmente nuestro jefe de seguridad; es un empleado del gobierno que vino en visita de inspección y se vio aquí encerrado con nosotros. Cuando nuestro propio equipo de seguridad desapareció, Henry se autoproclamó jefe, pero su único mérito para serlo es que está paranoico.

- ¿Y el doctor Craig?

- ¡Oh! Thomas es un buen tipo. Supongo -añadió después, con algo de duda-. Al menos es bastante competente, aunque tenga una imaginación un poco limitada. No se interesa mucho por conseguir lo imposible. Y bueno, ya sabéis lo que dicen, ¿no? ¿Por qué limitarte a ser genial cuando puedes ser realmente cósmica? -bromeó, gesticulando aparatosamente con las manos.

Finalmente llegaron a las escaleras que conducían al primer nivel subterráneo, donde se encontraba la administración. Después, llegaron al segundo nivel, donde estaban los laboratorios. Y, por fin, al tercero, en el que vivían los científicos.

- Lo construyeron en forma de laberinto a propósito, para confundir a los intrusos -le explicó a Elektra-. Por ahí se baja al sótano -indicó, empezando a bajar el último tramo de escaleras-. El sótano se utiliza sobretodo como almacén. Allí tenemos la unidad de aire acondicionado, el generador, y el equipo para el campo de masa.

Jesse encendió la luz de la escalera y la siguieron a las bóvedas del complejo. Era el único nivel que no recordaba a un laberinto; Una sala gigantesca, del tamaño de un campo de fútbol, contenía un montón de embalajes y las tres piezas de maquinaria de las que había hablado la mujer.

Planaria nunca había visto un generador igual. En forma de dodecaedro, con lados de más de un metro, parecía una sombra oscura. Sólo los cables que surgían de sus lados, reptando, revelaban su función.

- ¿Qué lo alimenta? -inquirió Elektra, curiosa.

- Lo siento, no estoy autorizada a contestar a eso. Se halla en fase experimental y es alto secreto. Éste es el generador del campo de masa -dijo señalando una de las piezas de la maquinaria-. Crear el campo requiere un delicado equilibrio que ha de controlarse por computadora. Pero tenemos ciertos problemas con el programa: a veces no suministra la energía necesaria para mantener el campo, y, entonces, tengo que bajar y ajustarlo manualmente. La verdad, no lo comprendo; el programa debería funcionar perfectamente, lo creé yo misma.

Mientras Jesse le explicaba a Planaria el funcionamiento de la maquinaria, Elektra se dedicó a pasear por la estancia examinando todo con la mayor atención. El suelo era de cemento, y se detuvo al descubrir una larga grieta circular.

- Jesse, ¿qué es ésto? -inquirió señalando la grieta. La muchacha se acercó.

- No lo sé, ¿un defecto de construcción? -contestó la aludida, encogiendo los hombros sin darle importancia.

Elektra colocó las manos encima de la grieta y le hizo un gesto a Planaria para que se acercara.

- Positrón, por la mano aquí -le pidió-. ¿Lo notas?

Una corriente de aire les llegaba desde abajo. Aire caliente...

- E... está bien -musitó la chica, asustada ante la idea de que los mutantes les dejaran de ayudar-. Es un generador iónico, funciona con energía de ionización, la cual deduzco por tu nombre es el opuesto de la energía que utilizas, ya que el positrón es la antipartícula del electrón, seguramente por eso no puedes percibirla. ¿Es algo grave? -inquirió, abriendo mucho los ojos.

¿Era algo grave? Podía serlo. Planaria sabía que los modelos más modernos de Centinela utilizaban generadores iónicos como fuente de energía, sin embargo, éstos modelos más avanzados habían sustituido la inteligencia artificial por mechas tripulados que eran mucho más fiables, ya que el gobierno había tenido problemas alguna que otra vez con los modelos antiguos que tomaban consciencia de sí mismos y se volvían contra sus creadores. Si el Centinela que estaban buscando era un modelo antiguo abandonado, de los que usaban inteligencia artificial como los centis, esos utilizaban una clase de energía totalmente diferente (y mucho más oscura), ya que se alimentaban de la energía de los mutantes a los que capturaban. Entonces, si se trataba de un modelo antiguo, el generador no debería tener nada que ver, y si se trataba de un mk3 tampoco, porque sin un tripulante no sería más que chatarra inservible... ¿no?

En cuanto se agachó pudo ver que la grieta formaba un círculo prácticamente perfecto. ¿Una puerta quizás? Intentaron hacer palanca primero con el catalizador, pero el bloque de cemento no se movió un ápice, ni tampoco cuando Planaria lo golpeó con la barra de titanio.

Al ver sus intentos la mujer les ofreció traer un martillo pilón que se encontraba allí mismo en el sótano, y cuando accedieron, lo trajo y lo instaló sobre la grieta con forma circular.

- ¿Estáis seguros de que queréis hacer ésto? -inquirió antes de ponerlo en funcionamiento-. Podría ser peligroso.

Tras aguardar nuevamente su confirmación, puso en marcha el potente martillo mecánico y la porción de cemento no tardó en ceder, desplomándose al vacío.

Si Elektra y Planaria se asomaban por la abertura abierta podrían ver un pozo vertical de unos tres metros de diámetro. Jesse enfocó el interior con su linterna y calcularon que tendría una profundidad estimada de unos diez metros. Un pasillo de un diámetro aproximado se abría al fondo en un lateral, perdiéndose en la oscuridad. A pesar de estar excavado en la roca, las paredes estaban perfectamente alisadas de una manera que dejaba claro que no se trataba de una formación natural.

- Deberíamos investigar ese conducto -dijo Elektra.

- Uuhhh... ¿no deberíamos primero avisar a Lobezno y los demás? -titubeó la doctora, nerviosa.

Jesse observaba cómo Elektra buscaba un lugar en el que asegurar el extremo de un rollo de cuerda terminado en un gancho que llevaba consigo, comprobando las columnas y pilares del sótano, así como su estabilidad y consistencia.

- ¿Sabes? -comentó, echando un nuevo vistazo pensativa al túnel que acababan de descubrir-. Quizá... quizá sólo sea un viejo pozo... o una mina abandonada. Antes de venir aquí escuché que por la zona existían algunas excavaciones mineras.

Elektra terminó de asegurar la cuerda y comenzó a retroceder hacia donde aguardaba Jesse, desenrollándola por el camino. Cuando llegó junto a ella dejó caer el rollo por el agujero y lo alumbró con la linterna.

- Esto no es una vieja mina. Las paredes están demasiado pulidas, ¿ves?

- Tienes razón -admitió la chica-. Parece construido con maquinaria moderna...

Se interrumpió al escuchar sonido de pasos provenientes de la escalera que conducía hacia el sótano. Planaria estaba de vuelta... y no venía solo.

Plana me apoyó incondicional, fortaleciendo mi argumento con razonamientos lógicos que mejoraban mi plan. Asentí con la cabeza y fui hacia Logan para darle una palmada en el hombro e indicarle que debíamos ir delante con un movimiento de cabeza. Estiré la mano para ayudar a Gyrich a levantarse y tenerle bajo control y sin darle más importancia, nos pusimos en rumbo.

Si algo me gustaba de la patrulla era la sensación de unidad. Éramos muchos, pero siempre sabíamos cómo complementarnos, qué hacer para sacar a cualquiera de nosotros de un apuro como si fuera nuestro propio pellejo. Saber que si tú no podías, alguien que tenías a tu lado sí.

Así que de camino pensé en el centinela, en cómo nos enfrentaríamos cada uno a él. A mí no me sería muy difícil, esos materiales fundían bien, Plana... qué decir. Y Logan era una bestia del destrozo. Di podría cubrirnos bastante bien y advertirnos de lo que nosotros no podríamos percibir. Al fin y al cabo los sonidos eran su elemento, y en un túnel los ecos le ayudarían mucho. Pensé en Blair, no sabía si al ser subterráneo le sería más complicado localizar alguna señal, hacer algo con su habilidad, pero desde luego siempre había algo útil que hacer.

Seguí caminando y al fondo vi la silueta de dos mujeres. Giré el rostro de Logan para comprobar un segundo su expresión. Era una persona que me daba muchísima curiosidad, y quería ver cómo se sentía, si era capaz de hacerlo a través de ese rostro tan estoico. Volví a girar el rostro y levanté la mano, haciendo fuego con ella. - Somos nosotros- dije sin gritar demasiado al escuchar las voces de las chicas que se habían quedado.

Ante la pregunta de Planaria, Elektra iluminó con la linterna la cuerda que había dispuesto para poder bajar. Uno de los extremos estaba sujeto a un pilar mientras que el otro se perdía en la oscuridad del pozo, razón por la cual debía haberle pasado inadvertida. Al ver el agujero, Gyrich se puso nervioso:

- ¿Estáis locos? -inquirió, asustado-. ¡Vais a liberar lo que sea que esté prisionero bajo la base!

Elektra le dirigió una mirada llena de hastío, preguntándose seguramente por qué diablos lo habían traído hasta allí.

- Gyrich, si hay un Centinela bajo este edificio, hasta tú eres capaz de saber que un poco de cemento no lo iba a detener.

Los que se acercaron al agujero pudieron notar una corriente de aire cálido que ascendía desde el pozo. Se oía silbar el viento en las profundidades. Elektra enfocó de nuevo el interior con la linterna de Jesse:

- Debe de tener unos diez metros de profundidad. Voy a bajar a investigar, y aconsejaría que sólo los miembros de la Patrulla me sigan. Si queréis mi opinión, los civiles deberían regresar a la sala de control, pero si tienen que quedarse, procurad que no nos acompañen, al menos hasta que hayamos averiguado lo que se esconde ahí abajo y si es peligroso o no.

Sin más preámbulos, la ninja descendió, descolgándose hábilmente por la cuerda hasta dejarse caer en el suelo de abajo, silenciosa como un gato. El pasillo era estrecho y no cabía más de una persona a la vez, por lo que aquellos que la siguieran tendrían que ir en fila india. Veinte metros más adelante el camino se interrumpía ante una herrumbrosa puerta de acero asegurada con un viejo candado. La ninja extrajo de entre sus ropas un pequeño vial repleto de una sustancia de color verdoso que despedía un penetrante olor que Lobezno (y quienes sean capaces de reconocerlo) identificó como ácido y, con extremo cuidado, procedió a verterlo sobre el candado.


En ese momento, una especie de chasquido metálico se dejó oír en el pasillo, seguido por un zumbido que les resultaba terriblemente familiar... Un centibot.

El que iba el último de la fila dio media vuelta y pudo enfocarlo con la linterna. Parecía moverse más lentamente que los otros, debía de andar "escaso de pilas", ya que las extrañas esferas se recargaban con luz solar, algo que no abundaba precisamente en aquél oscuro pasadizo.

Ante la advertencia de Logan me detuve un instante, advirtiendo a los que teníamos detrás nuestra de que me detenía con un gesto levantando el brazo. Empecé a olfatear un poco en el ambiente, era el aroma que se quedaba sobre Plana siempre que usaba sus poderes. Él, el ambiente, la ropa... -Sí...- Pero supuse, antes de la explicación de Plana, que Dianne lo podría decir mejor. -¿Locke?- pregunté en alto sin girarme hacia atrás, pero ya lo explicó él.

Sonreí para dentro cuando Plana preguntó sobre la cuerda, observándola ya colocada en el agujero. Y... DE NUEVO EL IMBÉCIL ABRIENDO LA BOCA. Y la chica de rojo pasó a la acción. Me asomé al tunel, notando esa sensación de vértigo y vacío acompañado del aire cálido. La vi bajar y después de dedicar una mirada calmada a Plana, bajé detrás de ella. Al fin y al cabo la organización de la gente ya no era asunto mío, había propuesto algo antes, pero ahora le tocaba decidir a él.

Me detuve, caminando detrás de ella intentando observar sobre sus hombros o bordeando su cuerpo lo que hacía. -Si me lo hubieras dicho te habría ahorrado el ácido- dije sin reproche ni desagrado, simplemente informativo. -Controlo las temperaturas extremas de las cosas... Tal vez el ácido hubiese sido útil más adelante- dije calmada, apreciando aun así lo preparada que parecía. Era una persona considerada al fin y al cabo... Ya me iba cayendo bien.

Súbitamente el golpe hizo que me diera la vuelta, comprobando lo que se nos echaba encima. Volví a girarme a Elektra -¡ABRE ABRE ABRE ABRE!- un impulso me decía que empujase para abrir la puerta y tener un sitio al que entrar, que fuese en dirección contraria al centi. Otro impulso decía que me diera la vuelta e intentase enfrentarme a él, empujando el cuerpo de mis compañeros hasta abrirme paso, ya que seguramente fuese la única que tuviera posibilidades cuerpo a cuerpo contra uno de esos. Pero no podía hacer nada más que esperar, pasar a la puerta que teníamos enfrente, ayudar a la gente a entrar y salir para enfrentarme al robot. Ojalá todo saliera bien...

Corrección:

Mientras Elektra lucha con el candado, Lobezno percibe que algo se les aproxima, una pequeña mancha de luz que se acerca más y más. El mutante salta hacia delante proyectando las garras al mismo tiempo que el centibot dispara un fino rayo azul que impacta de lleno en su pecho. El rayo está concebido para freír la sangre en los capilares más cercanos a la piel. Si hubiera recibido la descarga durante un minuto o más, se habría convertido en un pavo asado, pero, por fortuna, su ataque lo ha dejado tan dañado que la exposición no dura más de unos segundos antes de interrumpirse. Aún así, Lobezno siente que el torso le duele y le arde al mismo tiempo, pero no es nada que su poder de regeneración no pueda solucionar con relativa rapidez. El centi, al verse dañado, empieza a retroceder a toda velocidad, tratando de llegar al pozo vertical que comunica con la base y en donde están esperando los civiles desarmados...

Resumen de situación:

Planaria disparó contra el centibot, acertándole de pleno. Inicialmente, el robot pareció confuso. La esfera robótica lanzó varios rayos azules contra los muros, voló erráticamente y terminó por explotar.

- ¡Y pensar que fui yo la que diseñó las armas de los centis! -exclamó Jesse, furiosa, mirando a Gyrich-. ¡Jamás lo habría hecho de saber lo que éste canalla pensaba hacer con ellos! Pero... ¿cómo llegó hasta el pasadizo? Ambos extremos están bloqueados, ¿no?

- ¡Percibo un túnel cubierto de agua junto al extremo en el que se han detenido nuestros compañeros -dijo Dianne, que se había quedado arriba junto a Planaria y los civiles, concentrándose en su sentido radar-. Debió de venir por allí cuando estaba seco. Ahora no podría conseguirlo sin fundirse los circuitos, por eso huyó en la dirección opuesta.

- Y se movía tan lentamente porque, sin luz solar, no podía recargar sus baterías -concluyó Jesse. Fue entonces cuando les llegó el aterrorizado grito de Blair.

Elektra asintió ante el comentario de Sasha para indicarle sin palabras que lo tendría en cuenta. La verdad, no la conocía ni sabía en qué consistían exactamente sus poderes, pero saltaba a la vista que se trataba de una persona competente. Ojalá pudiera decir lo mismo de todos los que formaban parte de la comitiva.

Miró con irritación a Blair cuando gritó y le espetó, en un susurro furioso:

- Difícilmente podría un Centinela caber en un túnel tan estrecho, señora. Ahora haga el favor de callarse si no quiere atraer de verdad su atención, si es que realmente existe. Y si tanto le asusta la idea de encontrarse con uno, le recomendaría encarecidamente que se quedara arriba con los demás civiles.

Sus palabras fueron rudas, pero Elektra no era precisamente un prodigio de sutileza, y tampoco le pagaban habitualmente para hacer amigos. La verdad, no entendía qué hacía una mujer cómo aquella, que más parecía sacada de la portada de una revista del Vanity Fair, en un equipo como los X-Men, cuyos miembros se suponía que estaban todos entrenados para enfrentarse a situaciones como aquella. Sin embargo, no le correspondía a ella juzgar los métodos de la Patrulla, y, siendo una mutante, estaba claro que alguna habilidad tendría, de lo contrario no estaría allí.

- Logan, ¿te encuentras bien?

Tras recibir una respuesta afirmativa por parte del mutante, la asesina quitó el candado y abrió la escotilla. El eco reverberó por todo el pasadizo sin que ninguno pudiera hacer nada por evitarlo. Al otro lado se abría un nuevo pasillo que parecía exactamente igual al que habían venido siguiendo.

- Avisad a Positrón de lo que hemos encontrado, por si quiere venir con nosotros -dijo la mujer-. Que alguno de los científicos baje para dejar la puerta atrancada desde fuera una vez hayamos pasado. Después de lo que ha pasado es preferible no dejar ninguna vía de acceso a esos centibots si dejamos vidas inocentes detrás, incluyendo un niño.

Me peleé todo lo que pude para girarme y tratar de ver lo que estaba pasando, pero sólo escuchaba ruidos y gritos que rebotaban en el eco del túnel, haciendo que me quedase sin comprender nada de lo que pasaba. Primero Plana y luego Blair, aunque a esta última sí pude entenderla mejor. Me estaba poniendo de los nervios, impaciente y se me notaba con mirarme a la pierna derecha, moviéndose sin parar como gesto inquieto.

-No, no es un centinela... Es un centibot. Con un centinela sí que tendríamos un problem- dije empezando a corregir, pero las palabras súbitas de la morena me dejaron sin habla. Abrí mucho los ojos y enmudecí con seriedad, mirando intercaladamente a Blair y a quien llevaba la voz cantante en ese roce. Me paré a pensar, era cierto que era su primera misión, pero tampoco estaba centrándose en aprender nada. No había hecho un uso realmente útil de sus poderes y más allá de eso, se estaba dejando llevar por los nervios, cosa que no debería pasar... O eso parecía haber argumentado cuando me había pasado a mi con Gyrich. Supongo que son cosas que a una no le enseñan en Wall St.

Tras comprobar que Logan se encontraba bien y que todos seguíamos en marcha, le susurré a Elektra -Es su primera misión... Se le ha hecho grande- aclaré con cuidado de que no me oyeran. Recibí sus instrucciones después y me giré hacia atrás para repetirlas por si acaso - Tal y como ha dicho, que el último llame a Plana y que alguien baje a bloquear la puerta detrás de nosotros- dije con normalidad y a un tono suave, al fin y al cabo si lo intentábamos alguno de los que seguíamos en el tunel, seguiría sin entenderse nada.

Los demás seguramente tuviesen sensación de prisión, por suerte para mí eso no existía. Era difícil gracias a mis poderes que me sintiese atrapada, y más cuando podría atravesar las puertas o cualquier pared usando mis poderes. Esperé con paciencia a que Plana se reuniese con nosotros y a que la puerta estuviese cerrada, pero antes de seguir apoyé una mano en el hombro de Elektra -Déjame ir primera, puedo hacer algo y si nos encontramos otra cerradura será más rápido- y cuando me dio el visto bueno me coloqué delante pasando pegada a ella, intentando acercarme a la pared lo máximo posible pero sin poder evitar presionarla un poco y notar su cuerpo contra el mío o mejor dicho, el mío contra el suyo. Me sentí un poco incómoda al ser una desconocida y al pensar que con el carácter que tenía seguramente me dijese algo, pero era necesario. Me coloqué delante y después de echar una vista atrás para asegurarme de que estábamos listos, eché a caminar, encendiendo desde el codo hasta la punta de mis dedos de una llama intensa y luminosa, dando una visión general del túnel que aun así me hacía entornar un poco los ojos. Caminé con cuidado, comprobando esquinas y buscando con la vista algo fuera de lo común en toda la regularidad del túnel. La llama estaba más o menos estable, ya que no había aire que pudiese hacerla temblar, pero los propios movimientos del fuego alrededor de mi brazo no lo hacían una luz tan estable como la de una lámpara. Sin girar la vista atrás y sin pararme susurré a Elektra -¿Todo bien?- con intención de que comprobase o por lo menos echase un vistazo atrás para asegurar.

Contrariamente a lo que Sasha podría esperar, Elektra no reaccionó mal ante su roce. Era una guerrera, estaba acostumbrada a las situaciones incómodas. A menudo en su trabajo había tenido que hacer frente a situaciones embarazosas, y más de una vez había tenido que hacerse pasar por stripper o prostituta para poder llegar a una víctima. Si permitías que cosas así te desconcentraran o te apartaran de la misión te arriesgabas a terminar con una bala en la cabeza, así que sencillamente procuró apartarse todo cuanto pudo, pero no porque le desagradara el contacto de la mutante, sino únicamente para facilitarle el paso.

El pasaje terminaba en otro túnel vertical que conducía hacia abajo, sin embargo, a diferencia del que venían siguiendo, éste estaba tallado en roca natural, por lo que tenía salientes y lugares en los que agarrarse. Elektra, que se había ocupado de traer más cuerda consigo, aseguró un extremo en una protuberancia rocosa y bajó primero para asegurarse de que era capaz de resistir el peso. Una vez abajo, dio un par de tirones para indicar a los demás que era seguro bajar.

La grieta rocosa desembocaba en una enorme caverna natural. Elektra estaba acurrucada en un oscuro rincón y les hizo señas para que se reunieran rápidamente con ella a medida que iban bajando, ya que el otro extremo de la amplia caverna estaba totalmente inundado de centibots, los cuales flotaban sobre un enorme pozo, pero de momento todavía los mutantes no podían ver lo que había dentro de él. Por fortuna, tampoco los centibots parecían aún conscientes de su presencia.

Lobezno se marchó y, entonces, los mecanoides abrieron filas y se alejaron del pozo, como abriendo camino a algo. Justo en ese momento una enorme forma surgió del pozo: un Centinela (ésta vez sí), en concreto uno de los antiguos, un mkII, pero eso para Planaria no tenía sentido, porque los Centínelas únicamente se alimentaban de energía iónica a partir de los modelos más recientes. ¿Qué significaba? ¿Habría conseguido actualizar su software de alguna forma, quizás con la ayuda de los Centibots?  

Tenía unos diez metros de altura y estaba blindado de la cabeza a los pies, aunque la coraza exterior estaba algo desmejorada, haciendo que cobrara peso la teoría de que había resultado dañado y había quedado olvidado allí después de alguna pelea.

Su voz metálica retumbó en la caverna:

- Informe a La Mano que el "Proyecto: Muerte X-Celente" continúa. El pago final no será efectuado hasta que todos los humanos de la isla de Obar hayan muerto. Se estudia un nuevo plan para abatir el muro de masa que rodea la isla. Se completará antes de nuestra partida.


El Centinela alzó entonces las manos hacia el techo y un rayo rojo surgió de sus palmas. La caverna empezó a temblar, y parte de los muros y el techo cayó sobre las cabezas de los mutantes escondidos, pero por fortuna Dianne pudo reaccionar a tiempo para crear un escudo que les librara de la peor parte. Sobre el Centinela empezó a abrirse una grieta; en su afán por irrumpir en la base estaba provocando un terremoto y, repentinamente, ahogado por el rayo del gigantesco robot, los mutantes pudieron escuchar un grito de auxilio por encima de sus cabezas, procedente de los túneles que acababan de abandonar.


El mutante deshizo el camino siguiendo el rastro, subiendo por el pozo hasta llegar al túnel inmediatamente superior, sólo para encontrar que se encontraba bloqueado por un desprendimiento de rocas bastante reciente, ya que todavía caía polvo del techo. Michael estaba luchando frenéticamente por extraer algo enterrado bajo el derrumbamiento. El muchacho se apartó al ver al mutante, y entonces Lobezno pudo ver lo que sujetaban sus manos... un brazo de mujer sobresaliendo de entre las rocas.

Tras un tremendo esfuerzo, logras sacar a la mujer de entre la montaña de escombros. Se trata de Leona Taggert, la madre de Michael. Su pecho asciende y desciende, pero está inconsciente.

- Jesse fue a buscar algo para bloquear la puerta, como ordenó Positrón, pero yo quería ayudaros -gimoteó Michael, sollozando-, así que me escapé en un descuido suyo. Mi madre vino detrás mío para detenerme, y entonces empezó el derrumbe y le cayó una roca en la cabeza. ¿Se pondrá bien?

Puedes notar que el derrumbamiento aún no ha terminado, pues siguen cayendo piedras del techo. Está claro que el pasillo no es seguro, pero el camino de regreso a la base ha quedado bloqueado por las piedras y la única vía de escape disponible ahora mismo es el pozo que comunica con la caverna en la que has dejado a tus compañeros y donde se encuentran todos los centibots...

OOC: Encima has escogido la imagen de Witchblade... Te adoro

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Mi mirada se quedó fija en los reflejos metálicos de los centibots, intercalándola de vez en cuando con la dura mirada de Elektra. A partir de entonces todo se complicó... De un frenético temblor acompañado de un estruendoso ruido metálico surgió el centinela frente a nosotros, le miré con respeto pero seguridad, analizando su estructura con la mirada buscando puntos flacos a los que atacar, las zonas más finas. Eché a correr directa al centinela, pero el temblor me desequilibró justo a tiempo para ver ante mí uno de los escudos de Di, cubriéndonos de los cascotes y escombros que caían. -Bien hecho...- dije preocupada mirando con impaciencia pensando en lo que les estaría ocurriendo a los de la superficie en la sala de control. El grito me heló la sangre un segundo, poniéndome en lo peor. -Logan estará con ellos, todo irá bien...- espero.

Aguanté las ansias de correr hasta que el escudo no estuviera. Y aguanté intercalando la mirada entre el robot gigante y mis compañeros detrás de mí. Estaba moviendo las piernas nerviosa sin darme cuenta y en cuanto se retiró el escudo grité. -¡¡NECESITO UN RAYO JUSTO A SU CABEZA, POSITRÓN!!!- y dejando a mi equipo atrás eché a correr directa al centinela, confiando en la puntería de Plana. Corrí todo lo rápido que pude. A medio camino ya estaba envuelta en llamas, estaba dejando liberar mi poder por un momento al menos y el aire de mi alrededor se calentó tanto que me envolvió en llamas por completo. Así me dirigí veloz como una llama flotante hasta que entré en contacto con su pie y lo atravesé notando todos los materiales quedándose pegados a mi piel, siendo fundidos deslizándose por mi rostro, hombros y muslos hasta caer en gotas al suelo. Los cables se fundían antes de entrar en contacto conmigo, lo que me evitó electrocutarme aunque escuchar un par de chasquidos cerca de mi rostro me hizo dudar de si me iba a llevar un calambrazo. Suspiré frenándome después de traspasar al centinela y me di media vuelta para no perderle de vista. Sería complicado que me hiriese a mí directamente, pero no convenía que me pillase desprevenida. Eso sí, el subidón me hizo sentir genial... Adoraba esa sensación de invulnerabilidad.

Y así, inesperadamente, la batalla dio comienzo. Celsit había conseguido abrir una brecha en el pie del Centinela, dejando al descubierto cables y circuitos mientras que Positrón había impactado de lleno en su cabeza con un potente rayo violáceo. La reacción del Centinela no se hizo esperar, disparando una serie de cables metálicos que salieron del dorso de una de sus manos, envolviendo con ellos a Planaria. El mutante notó como los cables se tensaban y apretaban sus miembros de manera tan repentina y violenta que perdió pie y cayó al suelo como un fardo, totalmente inmovilizado de la cabeza a los pies.

Acto seguido, una vez liberado, al menos momentáneamente, de una de las molestias, el monstruo movió su mano libre y atrapó a Celsit en el momento en el que se daba la vuelta. El intenso calor que la mutante desprendía comenzó a reblandecer el metal, produciendo enormes abolladuras, pero aún así la fuerza del Centinela era grande y estaba apretando cada vez más el puño, aumentando la presión. La cuestión era si conseguiría fundir la mano a tiempo antes de morir aplastada, y ya empezaba a resultarle difícil respirar...

Elektra saltó al instante sobre el Centinela con la intención de liberarla, pero sus sais entrechocaron inútilmente contra la superficie de metal y sólo consiguió que el Centinela la apartara de un manotazo, haciéndola estrellarse contra una pared.

Por su parte, Root intentó repetir una estrategia que ya le había dado fruto en el pasado, controlando al robot que estaba al mando del grupo de centibots, pero hubo una cosa que no tuvo en cuenta, y era que los centis habían sido programados para obedecer a los Centinelas por encima de todas las cosas, por lo que su orden de volverse contra su líder contradecía absolutamente toda su programación. Por tanto, en lugar de atacar al Centinela, se volvieron contra el centibot al mando y lo dejaron inutilizado con sus rayos, justo antes de volverse hacia Blair y dirigirse todos volando hacia ella en colmena con la clara intención de eliminarla.

Mientras tanto, Lobezno había conseguido descender hasta la grieta sosteniendo a la mujer inconsciente bajo un brazo y llevando a Michael colgado de su cuello. La caverna no parecía el sitio idóneo para dejar a dos civiles indefensos, viendo la espectacular batalla que estaba teniendo lugar, pero el pasillo que acababa de abandonar parecía mucho más inestable, y nada le aseguraba que el techo no fuese a desprenderse sobre sus cabezas si los dejaba arriba, así que no tuvo más remedio que bajar y ocultarlos tras un peñasco, donde Dianne se ofreció a cuidar de ellos para que pudiera unirse a la batalla.

OOC: Perdón por la tardanza, como comenté he estado ausente estos días y he hecho un parón general bastante importante. ¡Pero I´m back! Volveré a tener el ritmo constante y enfermizo de siempre XD


Vi el brillo morado de los nuevos rayos de Plana salir con su puntería tan certera. Sonreí y no dudé un instante en continuar mi ataque. Las últimas gotas y pedazos de plástico y metal terminaban de caer sobre mi piel hasta el suelo, derritiéndose y derramándose. Emprendí carrera hacia la otra pierna -¡ESO INTENTO!- dije gritando a Plana a modo de contestación. Antes de seguir desvié la mirada para contemplar a Blair con gesto de concentración, a Logan llegar y a Dianne alejarse. Supuse que había a quien proteger, y que Logan era más para el ataque, tal y como llegó. Pero cuando creía que empezábamos a ganar me detuve por completo, clavándome en el sitio viendo cómo Plana era sujetado por una marabunta de cables que le oprimían el cuerpo. -Mierda...- Eché a correr para fundir los cables y liberarle, pero noté una presión metálica que se cernía sobre mí, oprimiendo toda respiración. Cerré los ojos con fuerza, mientras yo tensaba todo el cuerpo para intentar oprimir resistencia, calentándole cada vez más, pero un sonido metálico me hizo volver a enfocar la mirada, lo justo para ver a la mujer salir volando por los aires. Mierda, mierda MIERDA. Me aprisionaba cada vez más y más. Empecé a notar un fuerte dolor en el costado derecho, intenso poco a poco hasta que un clac me partió de dolor. La costilla....

Si no me hubiese pillado desprevenida no le habría dado tiempo a apretarme tanto. Pero cerré los ojos con fuerza y empecé a concentrarme...

Vamos, lo has hecho mil veces... Las temperaturas medias es lo que te cuesta controlar... Déjate, libérate... todo saldrá bien si simplemente eres tú... El profesor confía en ti y sabes cómo controlarlo. Sólo déjalo ir. Mi verdadero poder residía en las temperaturas extremas. En fundir las cosas con tocarlas, en derretir el suelo bajo mis pies y congelar el agua con rozar el vaso... Vamos. El profesor te ayudó a controlarlo, ahora... déjalo libre.

Abrí los ojos con fuerza. El aura de fuego que me envolvía llegó hasta el codo del centinela. No podía parar de gritar con la voz y el aire que salía de mis entrañas, a todo volumen. Lo fácil para mí era eso, mi sudor era controlar grado por grado. Y hacía tanto que no lo dejaba escapar....
Mi grito poco a poco amenizó. La temperatura de la caverna se elevó unos cuantos grados mientras el fuego recorría mi cuerpo y el aire de mi alrededor en forma de aura ígnea. Demasiado tiempo sin descontrolarme, lo había echado tanto de menos... Tenía que funcionar, y si no funcionaba significaba que ese maldito material no tenía cambio de estado... Y si salíamos con vida el material sería de útil para los de la mansión. Aunque evidentemente en ese momento no pensaba nada de eso.

Mi calor invadió todo el brazo del robot gigante, mientras soltaba todo el aire. A la hora de volver a respirar me encontré con más dificultad de la que pensaba, notando cómo la costilla rota me jodía la vida. Tenía que funcionar... o lo próximo que llevaría sería un traje de madera.

El inmenso calor que Celsit era capaz de generar comenzó a hacer notar sus efectos haciendo que los dedos que la envolvían empezaran a doblarse y a fundirse, perdiendo su consistencia. Cuando Lobezno logró llegar hasta el hombro, dejando un rastro de cables cortados y metal destrozado a su paso, el armazón que mantenía unido el brazo crujió y saltó hecho pedazos, provocando que la mutante, aún envuelta en la chatarra medio fundida, cayera hasta el suelo, donde pudo terminar de liberarse por completo.

El Centinela, privado de uno de sus brazos e incapaz de detener los destrozos que Lobezno le estaba haciendo, volvió la cabeza hacia él y le disparó rojos rayos láser por los ojos, haciéndole gritar ante el ardiente dolor que recorrió su cuerpo, chamuscándole y lacerándole hasta el punto de hacerle perder su agarre y caer hasta el suelo desde aquella gran altura, lo que sin duda le costó algún que otro hueso roto ya que, a diferencia de Celsit él no contaba con la estructura del brazo para amortiguar la caída.

Aquél fue el momento que Planaria aprovechó para descargar sus rayos con la máxima intensidad aprovechando la conducción del metal que le aprisionaba. De repente, el Centinela se quedó inmóvil y los cables que le envolvían aflojaron su presa, permitiéndole liberarse. Parecía que aquella descarga en la cabeza, unida a la primera que le había arrojado, había terminado de quemar sus circuitos...

Por su parte, Dianne, en medio de la agitación y el estrés de la batalla, no fue capaz de localizar una salida alternativa con la suficiente rapidez y los centis comenzaban a rodearles, así que Michael, soltando las piernas de su madre, se llevó las manos a la pistola sónica y apuntó contra los que revoloteaban más cerca, haciéndoles explotar en pleno vuelo. Pero eran demasiados, y ellos estaban solos, y cada vez eran más los que les rodeaban...

Espera... ¿qué estaba ocurriendo? Michael estaba disparando a los escasos centis que se mostraban amenazantes, pero la mayoría había dejado de moverse y flotaba mansa y pasivamente por la cueva. Y es que, hasta ahora, Root había tenido que combatir contra la poderosa voluntad del Centinela que controlaba a los centis pero, al desaparecer ésta, su inmenso poder se había abierto camino sin oposición entre los agresivos robots, cortando cualquier conexión existente entre ellos como si del aguzado bisturí de un cirujano experto se tratase, anulando sus comandos y sus órdenes y dejándolos completamente a la deriva y sin saber qué hacer.

Elektra se acercó al chamuscado cuerpo de Lobezno y le ayudó a incorporarse, pasándose su brazo sobre los hombros. No iba a molestarse en preguntarle si se encontraba bien; le habían asado y aplastado, así que no debía encontrarse bien... pero viviría. Había salido de cosas considerablemente peores.

- Creo que está definitivamente muerto... -comentó mirando al Centinela, que no se había movido desde hacía varios minutos. El único sonido que emitía era el zumbido de sus estropeados circuitos.

Sus sais aguzados no habían servido de mucho en la pelea, pero los poderes combinados de los X-Men habían bastado para hacerse cargo eficazmente de la situación.

- Parece que me equivoqué al juzgaros... -comentó en tono respetuoso-. Formáis un gran equipo. Mis disculpas -añadió, mirando a Positrón-. Ahora deberíamos encontrar una manera de volver con los otros...

EPÍLOGO

Tras una exhaustiva búsqueda consiguieron localizar una salida alternativa de la gruta y, no mucho después, se encontraban todos una vez más reunidos en el centro de mando, con Gyrich y los científicos y con Leona Taggert recibiendo la adecuada atención médica.

- Sólo falta encargarse de La Mano -comentó Elektra.

- No necesariamente -replicó Michael-. Podemos reprogramar a los centis restantes para que se ocupen de perseguir y combatir a los asesinos que aún queden en la isla.

- ¿Es posible eso? -inquirió la ninja, escéptica.

- Claro. Los programamos inicialmente para que atacasen a cualquiera que no llevara una identificación especial (de manera no letal, por supuesto). El Centinela debió de borrar esa orden para que atacasen a cualquiera, volviéndolos mucho más agresivos en el proceso. Sin ella, no podían distinguir a un humano de otro.

- Por eso llevaba uno de los asesinos de La Mano una pistola sónica -asintió Elektra-. Los ninjas fueron contratados por el Centinela, pero los centis no lo sabían, y al Centinela no le importaba si los asesinos morían llevando a cabo el encargo.

- Pero, ¿cómo llegó el Centinela hasta aquí? -indagó Jesse.

- He consultado mis fuentes e investigado sobre ese modelo concreto -intervino, sorprendentemente, Gyrich-. Parece ser que en el pasado perteneció al Club Fuego Infernal, los cuales, si no me equivoco, son enemigos vuestros.

Su tonillo de suficiencia indicaba que se sentía muy satisfecho de haber podido demostrar que el Gobierno no había tenido nada que ver con aquello, y, de alguna manera se las estaba ingeniando para conseguir darle la vuelta a la tortilla y responsabilizarles a ellos de lo ocurrido.

- Debió de sobrevivir a alguna de vuestras peleas e, incapaz de regresar a su base, se refugió en esta cueva. Sus amos debieron de pensar que era imposible de arreglar y lo abandonaron. Desgraciadamente, el laboratorio fue construido muy cerca de él. Los centis debieron encontrarle entrando por la otra cueva.

- Y cuando el Centinela descubrió a los centis, les llamó y les ordenó que lo reparasen.

- ¿Y cómo se pusieron en contacto con La Mano?

- Bueno, los centis se comunican en frecuencias de radio. Le dicen a la computadora lo que están haciendo y la computadora lo traduce para nosotros, pero la computadora también puede realizar llamadas telefónicas automáticamente. Imagino que el Centinela debió ordenar a los centis que llamaran a La Mano a través de la computadora.

- Parece que el misterio ha sido resuelto... -dijo el doctor Laughlin acercándose al grupo-. No sé cómo daros las gracias por todo lo que habéis hecho. ¿Hay algo que podamos hacer por vosotros?