Joker Rojo, Joker negro (Autoconclusivo para Batman)

La noche había sido tranquila. Demasiado. El protector número uno de Gotham sabía que de una noche así no podía augurarse nada bueno. En su patrulla no había encontrado nada. Ni siquiera un carterista. Era como si toda la perversidad que de manera habitual poblaba las calles, esa noche fría de invierno se hubiese quedado dormida. No había rastro en el cielo de la señal con la que, desde que comenzara a ayudar a la policía de manera encubierta, solían contactar con él. Al fin y al cabo el departamento de policía de Gotham no era más que otro nido de ratas. Cualquier línea secreta podría haber sido intervenida, cualquier método de comunicación más avanzado, hackeado por algún poli descontento con su sueldo, su trabajo o su ambición, intentando jugar a dos bandas. Para él no sería difícil averiguar si algo marchaba mal, pero prefería no darles siquiera motivos para intentarlo. A veces, la solución mas sencilla es la correcta.

El frío era atenazante, y las carreteras estaban siendo salpicadas ya con sal, para evitar que la escarcha se convirtiera en placas de hielo que impidieran el paso de los vehículos. Incluso aunque fuera una de las ciudades más oscuras del mundo, y no sólo por su curiosa formación entre montañas que la mantenían en un nublado constante, de día la actividad era tan envidiable como en cualquier gran ciudad, salvo por el nivel de delincuencia. Ese no decrecía nunca.

Sobre una de las numerosas gárgolas de la iglesia central, el hombre murciélago, con su expresión severa, tenía el instinto en alerta, y el vello erizado. Algo le decía que no era sólo por el frío. Era como el ojo del huracán, la calma antes de empezar la tormenta. Decidió que lo mejor que podía hacer era acudir a la comisaría por su cuenta. Era raro que una noche como esa no hubieran empezado a mover algún operativo. Con suerte, Gordon estaría allí, y podría decirle algo acerca de sus sospechas. Lanzándose sobre los edificios y cornisas, atravesando con sus ganchos la gran distancia que lo separaba de la comisaría, percibió cómo de manera simultanea, docenas de alarmas de los coches patrulla se encendían por toda la ciudad, dirigiéndose hacia el mismo punto. La comisaría. Batman podía estar seguro de que sus sospechas no eran infundadas.

Encontró como los agentes se desplegaban en la parte baja del edificio, cargados con linternas y pistola en mano, mientras algunos otros daban órdenes, frenéticos. Al llegar, encontró a Gordon en la azotea donde tantas otras veces se habían reunido. Un grupo de policías acordonaba la zona, mientras el jefe de policía se frotaba los ojos con cansancio. Encontró al encapuchado en simbiosis con la oscuridad, y se acercó hasta donde estaba, guarecido en la sombra.

- Esto no pinta nada bien. - murmuró, mientras guarda las manos en los bolsillos, dispuesto a calentarse. - Ya sabía yo que lo de esta mañana no podía ser nada. - introdujo una de sus manos en su gabardina, y extrajo de ella una bolsa de pruebas. En su interior había un sobre en blanco y también, un naipe. El número era al nueve de tréboles. - Mi ex-mujer, Bárbara, recibió esto esta mañana.

A su alrededor, se oía el griterío de los policías buscando, a pesar de lo cual, Batman tuvo la certeza de que no encontrarían lo que fuera que estaban buscando. Gordon le hizo un gesto con la cabeza, pidiéndole que se acercara. Pasó a través del cordón policial y le enseñó lo que había en su interior. La bat-señal.

- Perdona que no te llamara, pero como ves, nos ha sido imposible. - añadió, negando con la cabeza.

Ahí estaba, la gran luz con su símbolo, dedicada a ser una llamada de atención. Un reclamo. Pero ahora era imposible alumbrar con ella. Estaba cubierta casi por completo con un montón de naipes. Alguien se había dedicado a forrarla, y el cristal, la estructura, todo estaba tapado por esas miles de caras que le miraban con una sonrisa.

- Creo que no hay duda de quien está detrás de esto. Lo que me pregunto es qué pretende. - el jefe de policía negó con la cabeza.

El aire invernal sopló, arrancando unas cuantas cartas y levantándolas. Miles de esas imágenes rodaron alrededor de la comisaría. Batman observó las cartas, que desde hacía mucho, eran la firma de su némesis principal. Jokers Negros. ¿Qué podían significar?