Dos pájaros de un tiro [Canario Negro] [Tema de historia]

Tecnología.

Si tuviera que poner dos extremos a la afinidad con los ordenadores y demás aparatos, hablaría del "nivel Ollie" por un lado, y el "nivel Bruce" en el contrario. Y, lamentablemente para mí, en esta y en otras cosas en la vida, estoy mucho más cerca del primero que del segundo.

Lo que, traducido, vendría a significar que la tecnología y yo sólo nos entendemos a nivel básico. Y eso cuando tengo un buen día.

Los tubos zeta están dispuestos a corroborar mi versión.

Clark puede volar. Bruce tiene su bat-avión, su bat-móvil, y seguro que un bat-submarino por alguna parte. Barry tiene coche... sí, en serio, lo tiene, aunque todavía no me quede claro el por qué. El anillo de Hal puede hacer, virtualmente, cualquier cosa... y eso incluye transporte. Y ellos sólo son una parte de la larga lista que pasa por los delfines de Arthur, las plumas de Carter o las líneas de teléfono de Ray.

Pero claro, por muy Canario Negro que sea, yo no tengo alas. Lo cual es un problema a la hora de desplazarse, y más cuando tu cuartel general está en el espacio exterior.

¿En serio? ¿De quién fue la idea?

Bueno, la última vez que miré, la Liga contaba con, al menos, un par de extraterrestres. A Hal y los suyos les encanta jugar a los marcianitos, así que les conviene una base espacial. Y apuesto a que Batsy no quiere nada que sea menos oscuro y silencioso que su Batcueva. Supongo que el Espacio Exterior era una alternativa lo bastante buena como para convencerle.

Pero volvamos a los tubos zeta. Porque, por alguna razón, no parecen dispuestos a conducirme a mi destino esta noche.

Error: identidad incorrecta. Canario Negro ya se encuentra en la base.

- ¿Cómo? - exclamo, confusa.

No, no tiene ningún sentido. Yo estoy aquí fuera, máquina estúpida.

Abortando transporte.

- ¿¡Cómo que abortando transporte!? - repito, incrédula, antes de que el maldito trasto me escupa, literalmente, en medio del asfalto. - Maravilloso, ahora tendré una carrera en las medias- maldigo, no sin cierta ironía, mientras me incorporo.

Llueve a raudales. El paisaje a mi alrededor me resulta vagamente familiar. ¿Dónde estoy...? ¿Sigo en Star City? No, este lugar es...

- ¿¡Gotham!? ¿Quién diablos te dijo que me trajeras a Gotham?

Otro retraso. Tengo que avisar a la Atalaya de que tardaré un poco más por culpa de los problemas informáticos. Me aparto de la entrada de los tubos zeta y busco cobijo bajo una repisa, concentrándome en encontrar el transmisor de la Liga. Hay un flash de luz a mi espalda; probablemente, un relámpago. Suenan sirenas por todas partes; supongo que no debería sorprenderme, tratándose de Gotham...

Una figura pasa corriendo a mi lado, en dirección a la salida del callejón. Probablemente también intente protegerse de la lluvia.

- ¿Roy? Roy, soy Dinah. ¿Roy, me recibes?

El transmisor tampoco funciona. Toda la condenada electrónica parece haberse vuelto loca.

- Roy, voy enseguida, he tenido un contratiem...

No puedo terminar mi frase, porque tengo que agacharme por puro reflejo. Un tipo acaba de pasarme volando por encima de la cabeza.

¿Qué demonios está pasando aquí?

Me vuelvo con algo de brusquedad, sólo para descubrir que hay una pelea a la entrada del callejón y, al parecer, nadie me ha invitado. El individuo que intentaba ser Superman (y que ahora está en el suelo, semiinconsciente) lleva el uniforme de los presos de Arkham.

La luz de un relámpago ilumina la noche. Hay más hombres con ese traje al final de la calle, tratando de rodear a la figura que lucha contra ellos. No consigo verla con claridad.

Uno de los reclusos alza un bate, dispuesto a golpear a...

¿Batman?

No. La voz que ha gritado de dolor es la de una mujer.

¿Batgirl, entonces?

No importa. Ha caído de rodillas en medio de un grupo de siete matones. Necesita ayuda.

Corro en dirección a la pelea, lanzándome sobre uno de los presos de espaldas a mí y arrojándolo al suelo con una llave de judo. Ambos nos llenamos de barro, y además oigo un desgarrón. Adiós a mi vestido caro.

- ¿Estás bien, chica? - pregunto, manteniendo la presión en el cuello de mi oponente hasta que siento que su cuerpo se relaja al perder el conocimiento.

- Sí - murmura ella, incorporándose en la oscuridad - Gracias.

Sin añadir nada más, se lanza contra un tipo que venía directo hacia mí. Veo su silueta moverse con precisión: patada en el abdomen, codazo en la nuca, una combinación que siempre me ha gustado.

Dos estúpidos menos. Quedan cinco.

Los presos se repliegan para formar un círculo a nuestro alrededor. Mi improvisada compañera y yo retrocedemos, hasta ponernos espalda contra espalda. Un nuevo relámpago ilumina el rostro de los hombres a los que nos enfrentamos. Por el maquillaje exagerado que llevan, deduzco que son matones del Joker.

- ¡Tápate los oídos! - dice mi compañera, de improviso, en medio de la refriega.

Apartando de un rodillazo al preso que tengo encima, me llevo ambas manos a las orejas, sin preguntas. No es el momento para...

La chica echa los hombros hacia detrás y siento vibrar el aire a nuestro alrededor. Los matones abren la boca para gritar y tratan de protegerse de las ondas que los ensordecen. Mis ojos se abren de par en par por la sorpresa y el reconocimiento, buscando el rostro de la mujer que lucha conmigo.

Y, entonces, otro relámpago desgarra la noche, y puedo verla con claridad.

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Dos pájaros de un tiro [Canario Negro] [Tema de historia] Firma10

Dos pájaros de un tiro [Canario Negro] [Tema de historia] Canary_zps6303ddf7

Mi grito se detiene.

- ¿Canario Negro?- pregunta ella, mirándome como si fuera un fantasma, mientras se destapa lentamente los oídos.

La miro, extrañada, y a la luz de la tormenta consigo ver sus rasgos, demasiado familiares. Es casi idéntica a mí, sólo que ligeramente mayor, y no va vestida con el uniforme y el antifaz que tan acostumbrada estoy a ver. La palabra acude directamente a mis labios, aunque algo me dice que ésa no es la respuesta correcta a su pregunta.

- ¿Madre? - le digo, despacio.

Pero ella me mira con una expresión que no tiene nada que ver con la que pondría yo si me encontrara a mi hija en un callejón, pateando los traseros de unos cuantos matones. Está mucho más sorprendida que eso. Sobre todo después de oírme hablar.

- ¿Madre?- repite -Y... ¿eso ha sido el grito de canario...? Dios...

Todos los lacayos del Joker están en el suelo, inconscientes; algunos a golpes, otros a fuerza de ondas sonoras. Ella se lleva una mano a la frente, como si todo esto le fuera grande.

- ¿Estoy en Gotham, verdad? Y tú eres... ¿cómo es posible?

- ¿Soy quién?

- Dinah. Dinah Laurel Lance.

La miro en silencio. La lluvia nos empapa de arriba abajo, haciendo que los mechones rubios de la peluca se me peguen a la cara, y arruinando el vestido negro de mi aliada, ya bastante maltrecho tras la pelea.

- Canario Negro- repite.

- Será mejor que me expliques cómo sabes...

- Aún no has perdido el grito...- continúa, llevándose la mano a la garganta -Y... ¿llevas la peluca? Es como si fueras...

- ¿Podrías explicármelo? - intervengo, viendo que no voy a sacar nada de sus palabras sueltas. No es mi madre; al menos, no mi madre tal y como yo la recuerdo. Pero entonces, ¿quién es? ¿Por qué conoce el grito de canario?

- Me encantaría- dice, despacio - ¿Te parece que los atemos mientras? - añade, dirigiendo una mirada a los tipos a los que hemos derrotado.

Asiento brevemente y empezamos a sacarles las chaquetas del uniforme, improvisando las ataduras con ellas.

- Antes que nada, ¿qué está pasando aquí?- pregunta ella, mientras apoya el cuerpo inconsciente de un hombre del Joker contra la pared.

- Guerra de bandas en Gotham - explico, escuetamente - Hace una semana tuvimos una fuga en Arkham. El Joker y sus hombres han reclamado la Milla de la Diversión... y a los líderes mafiosos no les ha gustado la nueva competencia. El terremoto sólo ha complicado las cosas. He venido para echarle una mano a Batman... porque no creo que él la pida. Y ésta también es mi ciudad.

- ¿Y el resto de la Liga? ¿Están en la Atalaya?

- ¿Cómo sabes...?

- No importa, olvídalo. ¿Y Ollie? ¿Ollie está bien? - añade ella, con cierta ansiedad.

Me cuesta un momento comprender lo que me está preguntando. ¿De qué me suena ese diminutivo? Ah, sí. Oliver Queen. Hago una mueca de desagrado.

- ¿Flecha Verde? Seguro. Cualquier cosa se hará más daño que él si choca con su cabeza dura.

Por alguna razón, mi respuesta le resulta muy divertida. Rompe a reír abiertamente, y me siento algo incómoda, como si me hubiera perdido un chiste que ella sabe y yo no.

- ¿Qué es tan gracioso? - musito, dejando bien atado al último matón.

- Nada- murmura, haciendo un verdadero esfuerzo por contener la risa - Sólo que... no pareces una gran admiradora del arquero.

- ¿Por qué debería admirar a ese engreído? - resoplo. Una cosa es que las mallas le sienten bien; otra bien distinta, que el resto de él esté a la altura - Hasta donde yo sé, está en Star City, haciendo ver que persigue criminales. Pasa más tiempo arreglándose esa barbita de chivo que practicando con el arco, eso seguro.

Hace poco que Queen y yo nos conocemos, y reconozco que le he echado algún que otro vistazo. Pero de ahí a "admirar" a ese bocazas...

- Seguro. Pero esa perilla le sienta bien.

Miro a la mujer, perpleja.

- ¿Crees que podrías llevarme a la Atalaya? - continúa ella, apoyándose en la pared del callejón para protegerse un poco de la lluvia, mientras escurre su vestido con las manos.

- ¿Quieres que Batman me mate por llevar civiles a...?

- No soy una civil.

- Ni siquiera me has dicho quién eres.

- Dinah. - dice, como dirigiéndose a mí de nuevo.

- ¿Qué pasa ahora? - pregunto.

- No. - aclara - Mi nombre. Mi nombre también es Dinah Laurel Lance.

Me gustaría poder decir que me suena completamente descabellado, que me resulta sorprendente, inesperado, increíble. Pero, por alguna razón, no reacciono con la sorpresa que debería, como si el rato que llevamos hablando me hubiera ido preparando para ese momento.

- Si esto es una broma...

- Sabes que no. Sé demasiado sobre ti.

- Y no lo entiendo.

- Lo he vivido.

- Sigo sin entender como puedo estar hablando con una versión más vieja de mí.

- ¿Vieja? Prefiero "experimentada". ¿Puedes llevarme a la Atalaya, o no?

Saco el transmisor de mi cazadora y se lo tiendo.

- Convéncelos tú.

Ella mira el aparato un buen rato antes de cogerlo.

- Espero que esté J'onn- suspira - Porque es el único que va a creerse esto.

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Mi madre fue miembro de la JSA. Conoció a gente como el Doctor Destino o el primer Green Lantern, Alan Scott. No tenía ningún superpoder, pero aprendió que, cuando te dedicas a esta clase negocio, acabas codeándote con quien sí lo tiene. Yo he sido miembro de la Liga de la Justicia en mi propia época; compañera de Superman, de Wonder Woman, de Shazam. Al principio fue difícil asumir que yo tuviera algo que aportar a un grupo de héroes tan poderosos. Pero el tiempo y mis compañeros me enseñaron que mi hueco en la Liga sólo podía llenarlo yo, aunque no tuviera un anillo mágico ni lanzara rayos por los ojos. Ellos cuentan conmigo para cosas que sólo Canario Negro puede hacer. Y yo cuento con ellos para cosas que están fuera de mi alcance o de mi comprensión.

Me he tropezado conmigo misma en un callejón de Gotham. ¿Qué explicación lógica puede tener esto? Parece la Dinah de tiempo atrás; la peluca rubia que yo ya no uso, el grito de canario que yo perdí. Una Canario Negro que ni siquiera parece haber empezado esa desastrosa relación con Oliver Queen. Sé que viajar al pasado es posible en mi mundo, el problema es que yo no recuerdo haber vivido antes los acontecimientos a los que ella se está enfrentando. ¿Una guerra de bandas en Gotham? Las ha habido a decenas pero, si yo me hubiera metido en medio de algo así, lo recordaría. Y no lo recuerdo.

Queda una última opción. Si no es mi pasado, si no es mi realidad... ¿es posible que se trate de otra? Una prácticamente idéntica a la mía; un Joker, una Canario Negro, una Liga de la Justicia. No sería la primera ni la última Tierra de la que tenemos noticias. ¿Tendrá esta Dinah en el futuro la misma vida que yo viví? ¿Perderá también su grito después de que la torturen? ¿Conocerá a Mía, a Connor...?
No lo sé. De disponer de más tiempo, hubiera podido darle algunos consejos. Pero no tenemos la ocasión de sentarnos a charlar. Tanto en su mundo como en el mío, al parecer, hay una crisis que solucionar. Mi única esperanza es que J'onn J'onzz, el Detective Marciano, exista también en su versión de la Liga. Él podría leer mi mente y confirmar al resto de la JLA que yo soy quien digo ser. Después, si hay suerte, podrán ayudarme a regresar a mi realidad. Estoy preocupada por Oliver, que ha desaparecido; por Roy, que me espera en la Atalaya; por Bruce, Clark, Diana, Hal... Mi mundo me necesita de una manera o de otra. Tengo que volver.

El transporte a la Atalaya es más complicado de lo que esperaba. Los tubos zeta no permiten el acceso de dos Canarios Negros a la base y, con la inestabilidad que han demostrado, tampoco es seguro utilizarlos de nuevo, ni tratar de reprogramarlos (aunque me entendiera con esos malditos aparatos, que no es el caso). Cojo el transmisor que me tiende Dinah y reconozco la voz al otro lado.

- Canario: ¿Cómo está la situación en Gotham?

- ¡Tornado! Necesito hablar con J'onn cuanto antes. ¿Está en la base?

- Afirmativo. ¿Quieres que abra comunicación con él?

- No, necesito ir en persona a la Atalaya, pero los tubos zeta están descontrolados. Necesito un transporte alternativo... para dos personas.

- Hablaré con Zatanna.

Tornado interrumpe la comunicación, pero su eficiencia no se hace esperar. Un círculo de luz aparece frente a nosotras, y de él sale una mujer de cabellos negros, vestida con levita y sombrero de copa.

- ¿Dos Canarios? - pregunta, aunque no parece del todo sorprendida. Supongo que, para un mago, cosas como que la gente se duplique de repente no deben de ser tan sorprendentes.

Tras un par de explicaciones apresuradas, Zatanna asiente con la cabeza. Hay un "sonatropsnart a al ayalata", un estallido de luz y un parpadeo... y, cuando miro a mi alrededor, ya estamos allí.
Tornado nos espera, pero no está solo. A su lado están J'onn y Hal. Genial. Tengo a los dos verdes que necesito en la misma habitación. Reconozco que la presencia de un tercero me hubiera hecho mucha más gracia; si las cosas funcionan como parece, el Ollie de este mundo sería, por lo menos, cinco años más joven. En plena época de exaltación política liberal.

- ¿Dinah? - inquiere Green Lantern, sin tener muy claro a cuál de las dos se está dirigiendo.

- Hola, chicos. Adivinad lo que me he encontrado en Gotham - responde mi otra yo.

- Parece que el avistamiento de un dodo no va a ser lo más raro que suceda esta noche - comenta Zatanna, que sigue junto a nosotras.

- ¿Dónde ha sido eso? - inquiere Hal, muerto de curiosidad.

- En las Islas Mauricio, claro. Sólo que, por alguna razón, las Islas Mauricio han retrocedido quinientos años en el tiempo en una sola noche. Destino está investigándolo. Os dejo, tengo un par de problemas que solucionar. Luego me contáis cuál era la verdadera.

Zatanna hace un gesto de despedida con su sombrero de copa y a continuación pronuncia unas palabras ("emavell a serdnol"), desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos.

Dinah (la otra Dinah) carraspea.

- Volviendo al asunto de los dobles...

- Eh.

- Bueno, el asunto de la "segunda Canario".

- Técnicamente tercera Canario.

- Gracias por la aportación, Hal.

- Un placer.

- Nos hemos encontrado en Gotham - tercio - Usé un tubo zeta para tratar de ir a la Atalaya desde Star City, pero por alguna razón no funcionó como debería...

- ¿Por qué estabas en Star City? Ése es territorio de...

- ... y terminé aquí, y cuando digo "aquí", quiero decir que tengo la teoría de que éste no es mi mundo de origen, ni siquiera una versión del pasado de mi mundo de origen, aunque se le parece bastante.

- ¿Una Dinah de un mundo paralelo? A Ollie le va a encantar - interviene Hal.

- Muy gracioso. Por cierto, ¿por qué no está aquí?

- Estaba en una redada en Star City cuando todo comenzó, o eso indicaba su comunicador cuando perdimos la señal.

Esa historia me suena.

- No tendremos que rescatar al novato, ¿no? - pregunta Dinah. Si me conociera peor, diría que no está preocupada por el arquero. Pero, por desgracia para ella, me conozco bastante bien.

- No creo que sea necesario, Oliver sabe cuidarse solito, además...

En ese momento, una señal de aviso aparece en los ordenadores de la Atalaya, segundos antes de que el rostro de Guy Gardner aparezca multiplicado por cinco en las pantallas de plasma.

- Green Lantern a la Atalaya.

- "Green Lantern a la Atalaya", ja. Todos dicen lo mismo - musita Hal.

- Tenemos más problemas con los malditos portales. Se están abriendo por todas partes, y cuando digo todas, quiero decir todas.

Tornado se dirige al teclado del ordenador y teclea algo. El resultado es que el mapa del mundo se llena de luces rojas parpadeantes. Como dice Guy, los portales están por todos lados; algunos desaparecen del mapa enseguida, otros se quedan más tiempo. Uno de los puntos rojos empieza a parpadear furiosamente en la Costa Oeste de los Estados Unidos, llamando poderosamente nuestra atención.

- Star City - digo, preocupada.

- Está en la zona en la que hemos perdido la señal de Green Arrow - dice Tornado.

- Adivina quién necesita que le echen una mano - interviene Hal.

- Si vas a tener tiempo de echarle una mano a alguien, Jordan, ¿por qué no a mí? - protesta Guy.

Un brillante portal acaba de abrirse tras él, en medio de una transitada calle de Metropolis. Se oyen los gritos aterrorizados de varios ciudadanos cuando varios coches empiezan a precipitarse hacia el agujero. Guy chasquea la lengua y se vuelve para crear una reluciente red verde que tape el boquete.

- Niveles de energía en descenso - advierte su anillo.

- Lo que decía - resopla el Green Lantern - Las cosas se están poniendo muy feas aquí.

Hal parece contrariado. No le gusta lo que está viendo detrás de Guy, pero Oliver es su mejor amigo. Se siente dividido.

- ¿Por qué no vas a ayudar a Gardner y dejas que yo me encargue de Flecha? - interviene Dinah - Aunque me iría bien algo de transporte a Star City. "Algo" que no sean tubos zeta, a ser posible.

- Ya que la otra "Zeta" acaba de irse - añado - Nos iría bien que nos llevaras, Hal.

- ¿Nos? - repite Dinah.

- Iré contigo.

Hal no parece muy convencido, pero J'onn ya se ha adelantado y me mira, como pidiéndome permiso.

- Adelante - concedo, y él cierra los ojos, rozando mis sienes con la punta de sus dedos. Respiro hondo, dejando que explore mi mente, aunque no me resulte una idea agradable. Finalmente, el Detective Marciano abre los ojos de nuevo, y hay una expresión extraña en su rostro, que normalmente es tan impenetrable. ¿Cuántas cosas de las sucedidas en mi mundo habrá contemplado? Para él habrá sido algo parecido a echar un vistazo al futuro, incluso aunque sea más que probable que mi mundo y el suyo no compartan el mismo destino.

- Es quien dice ser - anuncia a los presentes, con voz neutra.

- Entonces no hay tiempo que perder - dice Hal - Tengo una entrega urgente que hacer en Star City, y me esperan en Metropolis en diez minutos.

- Investigaré la radiación zeta del punto por el que entraste, Canario - interviene Tornado - Hay un porcentaje elevado de posibilidades de que alguno de los portales abierto comparta sus mismas características.

- Lo que significa...

- Que cruzándolo deberías ser capaz de regresar a tu mundo de origen.

Asiento, esperanzada, mientras Hal se prepara para la partida y Dinah se ajusta los guantes.

- Vámonos, antes de que Queen se haga daño con su propio arco.

Estoy de acuerdo. Al parecer, Ollie ha desarrollado la habilidad para desaparecer en ambos mundos, así que espero poder ayudar a esta Dinah a encontrar al suyo... Antes de regresar a mi mundo y ponerme a buscar al mío.

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Hal nos deja en el último sitio donde se recibió la señal de Queen, y desaparece para ir al rescate de Guy en Metropolis. Dinah y yo miramos a nuestro alrededor. Star City está en relativa calma comparada con Metropolis, salvo por la zona en la que hemos aterrizado.

Hay un boquete frente a nosotras, como si la ciudad estuviera construida con bloques y alguien se hubiera llevado un trozo. Los bordes de ese cubo invisible están delimitados por una luz violeta que parpadea y chisporrotea, pero que no emite ningún calor. Si Flecha cayó ahí dentro...

Me acerco al límite, mientras el transmisor que lleva Dinah empieza a zumbar. No veo nada al otro lado, salvo oscuridad, una ondulante oscuridad teñida de púrpura.

Mi compañera se ha acercado a mirar también, pulsando la tecla de recepción del comunicador mientras ambas nos asomamos a la apertura. El sonido es tan malo que no resulta difícil adivinar por qué perdieron el rastro de Oliver.

- Tornado a Canario. He comprobado los... zzZzzZtTttt... viniste. Los portales presentes en el área donde perdimos la señal de Green ArrzzZzzzTtttT... misma frecuencia, es probable que haya una conexión bidireccional con zzzzZzzztTTttt...

La línea crepita una última vez, y la comunicación se interrumpe definitivamente.

- Mierda - oigo decir a Dinah.

No podría estar más de acuerdo. ¿Será este enorme boquete algo parecido a un portal? Que no se vea nada al otro lado no significa que no haya otro lado... pero sólo de pensar en cruzarlo siento un nudo en la boca del estómago.

- Tenemos que entrar - dice mi compañera, mirando fijamente a la oscuridad - Puede que Tornado intentara decirme que esto es un portal a mi mundo, o puede que no. Pero si Green Arrow está atrapado ahí dentro, tenemos que ir. Se lo debo a Ollie.

En su forma de hablar hay una extraña lealtad. Oliver Queen es un miembro de la Liga; reciente en mi mundo, posiblemente veterano en el suyo. Sólo por eso podría entender su voluntad de salvarlo. Pero hay algo más, una preocupación que va más allá de la que se siente por un compañero. ¿Somos...? ¿Son muy cercanos Canario y el Arquero en su propio universo? ¿Y cómo de cercanos? ¿De verdad habrán llevado las sugerencias de Queen a alguna parte? No creo que ninguna Dinah Laurel Lance sea tan ingenua como para...

- ¿Y qué pasa si no podemos volver? - pregunto, sólo por preguntar. Mi misión es salvar el trasero de Flecha (bonito trasero, por cierto), y eso es lo que pienso hacer, aunque meterme en ese sitio no estuviera en el contrato cuando lo firmé.

- Encontraremos la manera - dice ella, tendiéndome de vuelta el comunicador inservible para que lo deje en mi cazadora.

No sé si la creo o no, pero no tenemos tiempo de debatirlo. Ella salta primero, y yo la sigo, cerrando involuntariamente los ojos al traspasar el umbral.

Si he muerto de alguna manera horrible al cruzarlo, al menos ha sido indoloro. Nada sucede salvo la sensación de estar cayendo al vacío, en espiral, e incluso eso sólo dura unos segundos hasta que la gravedad vuelve a ser la de antes. Para mi extrañeza, el salto termina como si sólo hubieran sido unos metros, y mis pies vuelven a afianzarse en el suelo. Vuelvo a abrir los ojos. Hemos cruzado el velo de oscuridad, estamos al otro lado del agujero. O, lo que es lo mismo, en el pedazo que faltaba de Star City, con la diferencia de que ya no veo ningún lugar por el que regresar al escenario anterior.

Dinah mira a su alrededor y toma la delantera, examinando el suelo del callejón. Su expresión se vuelve mortalmente seria. Me acerco a ella y veo lo que ella ve. Un rastro de sangre en el suelo.

Ambas alzamos la mirada al unísono. Una única flecha verde está clavada en la pared, al otro lado de la calle, a la altura y distancia perfectas para haber sido disparada desde nuestra posición. Un tipo está colgando de esa flecha, con la camisa atrapada por su punta, y sus pies sacudiéndose lastimeramente a dos metros del suelo.

- Sujétame esto - dice Dinah, pasándome su bolso negro.

Canario echa a correr en dirección al otro lado. Tras un segundo de duda, me cuelgo el bolso y la sigo.

El tipo no parece muy contento de vernos. ¿Cuántas veces en su vida habrá tenido la atención de dos rubias sólo para él?

- ¿Quién te ha hecho esto? - pregunta Dinah, aunque lo sabe tan bien como yo.

- El... el arquero de verde... p-por favor... b-bajadme de aquí...

- ¿Dónde ha ido?

- Bajadme, por favor...

- ¿¡Dónde!?

- Se fue avenida abajo... No sé nada más, ¿vale? Yo sólo intentaba ganarme la vida, ¿vale? No es fácil. Por favor...

Canario ignora sus súplicas.

- ¿Estaba herido?

- ¿Quién?

- Green Arrow.

- No lo sé, no lo vi bien... Bueno, tal vez. Caminaba raro. Oh, por favor, bajadme de aquí. Tengo que volver a casa con mi mujer...

- Te diré lo que vas a hacer. Nosotras vamos a ir a buscar a Flecha, y tú vas a esperarte aquí, quietecito como un niño bueno. Y si cuando vuelva estoy de mejor humor, es posible que te baje.

Dinah es una mujer dura, pero la vista de la sangre la ha preocupado más de lo que está dispuesta a admitir. Y a mí también. Hay un Oliver Queen herido, y ahora mismo no tengo muy claro de cuál de los dos se trata. ¿Estamos en el mundo de mi compañera? ¿También ha terminado allí mi Green Arrow después de desaparecer? ¿Se han encontrado también ellos, como lo hicimos nosotras?

El rastro de sangre es tenue, apenas una gota cada muchos pasos, como si el hombre herido hubiera conseguido contener un poco la hemorragia. Aún así, no lo perdemos de vista. El rastro se aleja del almacén y se adentra más en la ciudad. Algo llama mi atención al pasar cerca de la entrada a un callejón: un cuerpo inconsciente, tirado en el suelo.

- Merlín... - susurra Dinah, perpleja, cuando le doy la vuelta.

- Está vivo - señalo, después de tomarle el pulso. Alguien lo ha dejado inconsciente, eso es todo.

- Oliver - dice mi compañera.

Retrocedemos de nuevo hasta la sangre, y ésta nos conduce a una bodega con el aspecto de estar abandonada. Cerca de la entrada, la huella de una bota borra ligeramente el rastro; alguien llegó allí después del hombre herido.

Dinah y yo cruzamos una mirada. Con cuidado, nos aproximamos a la puerta, colocándonos una a cada lado. Yo la abro de una patada, ella entra primero. El pasillo está despejado. Al fondo, una habitación llena de cajas y barriles de madera, y, recostado en el suelo...

Ella lo ve primero y emitió un grito de dolor, como si acabara de alcanzarla una flecha invisible. Corre hacia la habitación, arrodillándose junto al cuerpo que yace en su centro. Sus hombros empiezan a temblar con violencia, y oigo con claridad como rompe a llorar.

Mis rodillas flaquean, pero me obligo a avanzar el resto del pasillo, apoyándome en el marco de la puerta al llegar. Green Arrow yace en el suelo, su silueta recortada sobre un charco de sangre que mancha sus ropas, procedente de una herida en su costado. Tiene los ojos cerrados, como si durmiera, y alguien le ha puesto su arco y flechas en las manos. No reconozco el uniforme; lleva una capucha verde en lugar de su sombrero de Robin Hood, el arco es distinto...

No es mi Oliver pero, lejos de sentir alivio, siento una profunda e inexplicable tristeza. Dinah solloza, temblando con fuerza, y su angustia me oprime el pecho como si fuera mía. Él es el Green Arrow al que ella conocía... y ahora está muerto.

Me pregunto qué sentiría yo al ver a uno de mis compañeros de la Liga en la misma situación, y sé al instante que hay algo más, algo que Dinah no me ha explicado, y que yo no me atrevo a preguntar, no en una situación así.

No sé cuánto tiempo transcurre en silencio hasta que Canario se levanta lentamente y me mira.

- Dinah... - dice. Las lágrimas han dejado surcos en su cara, pero su mirada es de determinación - Márchate.

- Pero...

- Tienes que encontrar a Flecha, ¿recuerdas?

¿Para qué? Ni siquiera estoy segura de que esté aquí. Y, si lo está... ¿y qué pasa si está muerto, como el Oliver Queen que hay a nuestros pies? No tengo ningún rastro que seguir; la sangre que nos ha guiado hasta aquí pertenecía al Green Arrow que descansa en la bodega. Pero... ¿quién cerró sus ojos, quién le colocó las armas sobre el pecho? ¿Quién dejó a Merlín inconsciente en ese callejón? El rastro de sangre pasaba lejos del villano. No fue este Oliver.

Dejo pasar unos segundos antes de atreverme a preguntar:

- ¿Y tú?

Dinah me mira en silencio.

- No lo sé - admite - Necesito más tiempo. Necesito encontrar a quien ha hecho esto.

- Puedo quedarme contigo - ofrezco.

- Podrías, pero tienes una misión que cumplir. ¿Sabes? Creo que Oliver... el Ollie al que conoces, estuvo aquí. Puede que hablara con él antes de...

Dinah se encoge de hombros, incapaz de encontrar las palabras.

- Iré a buscarlo - prometo.

Y, por alguna razón, sé que ella no me seguirá.

- Buena suerte, Dinah - musita, forzando una sonrisa que le queda demasiado triste.

- Gracias... para ti también - murmuro.

El camino de vuelta se me hace penoso. Avanzo por las calles desiertas, sin ser realmente consciente de hacia dónde voy. No conozco Star City ni la mitad de bien de lo que parecía conocerla Dinah.

En algún momento, como si hubiera cruzado una barrera invisible, la señal regresa, porque oigo el sonido del transmisor. Busco en mi cazadora, pero no es el mío el que está sonando. Es el del bolso de Dinah, que ni siquiera recordaba llevar conmigo. Por un instante, dudo entre cogerlo o no. Finalmente pulso el botón, y una voz llega desde el otro lado.

- Atalaya a Canario. Canario, ¿me oyes? - pregunta.

¿Es Roy? ¿Roy Harper?

- ¿Speedy?

- Flecha Roja - resopla el interpelado, como si acabara de insultarlo, o algo así - ¿Qué ha pasado? He perdido tu señal poco después de que me dijeras que venías hacia aquí. ¿Está todo bien?

Miro el comunicador en silencio, comprendiendo. El transmisor de Dinah. Alguien que parece Speedy, pero no lo es. Una conversación con La Atalaya que no recuerdo haber tenido nunca.

- ¿Canario? - pregunta Roy, o el que creo que es Roy, al cabo de unos segundos, extrañado por mi largo silencio.

- Todo bien - respondo, lentamente, aunque no esté segura de que sea cierto - Voy para allá.

Devuelvo el transmisor al bolso. Dinah lleva sus cosas allí: las llaves de un apartamento, la documentación, su cartera. Salió de casa en su identidad civil antes de conocernos.

Me pregunto si volveremos a vernos alguna vez. Y también me pregunto si encontraré a Oliver Queen en este mundo, o sólo el vacío que su otro yo dejó al morir.

Y, aunque consiga encontrarlo, tampoco sé a qué Liga vamos a regresar...

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