Dos murciélagos de un tiro [La batalla por la capucha] (Jason Todd, Joker) (16/05/2019)

Los cristales de la ventana saltaron hechos añicos cuando me la atravesé con los pies por delante, ya empezaba a moverme con cierta soltura con el traje de Bruce, lo seguía encontrando pesado y angosto, pero por lo menos ahora era capaz de usar ese peso para este tipo de cosas. 

Caí fuertemente, toda la habitación tembló ante el impacto... Levanté la mirada y pude contemplar la escena, un hombre llevaba un cuchillo en la mano y su cara estaba desencajada en una extraña mueca, su boca formaba una sonrisa anti natural y de su garganta brotaba una incesante carcajada mientras que sus ojos, muy abiertos, mostraban unas pupilas contraídas y estaban llorosos, signo de un gran terror: - Zolov, baja el arma. - 

Una denuncia por violencia doméstica había llegado a mi transmisor con el que pirateaba la frecuencia policial, una mujer había llamado diciendo que su marido las tenía retenidas, a ella y a sus dos hijas, en casa, que hacia una hora que había empezado a delirar y creía que ellas eran unos vampiros: - Ha...Acabarré con todoz los monstroz. - El tipo, ignorando mi advertencia y sin dirigir la mirada hacia mí propinó una fuerte patada en la puerta del baño, del que provino un grito de terror, la familia debía estar allí encerrada. 

Fruncí el ceño y cogí mi batgarfio: - ¡Zolov! - El artefacto se enganchó al pantalón del hombre y con un fuerte tirón le hice caer al suelo y lo aparté un metro de la puerta: - uh aaaa agh! - El tipo parecía luchar contra la fuerza invisible que le arrastraba agitando los brazos como podía, entonces, cuando logró deshacerse del rancho se puso en pie y me miró directamente: - N-no NO ¡El NOZFERATU! ¡HA!  ¡zi te mató mi familia volverá! - 

No me dio tiempo a sentir lástima por el hombre, una patada con la puntera metálica de mi bota fue la respuesta a su torpe intento de atacarme con el arma... El tipo soltó todo el aire de su cuerpo al recibir el impacto en la boca del estómago y al instante cayó inconsciente al suelo. Me acerqué y lancé el cuchillo a un lado mientras sacaba una jeringuilla de pequeño tamaño para tomar una muestra de sangre: 

- Ordenador, analiza la muestra que voy a enviarte. Aísla los componentes que pueden asemejarse a la toxina de Crane, quiero que la compares con la fórmula original y encuentras particularidades. Cruza los datos en busca de posibles lugares de origen de esos compuestos diferentes. - Ya era la tercera persona que encontraba con estos síntomas, al parecer Crane estaba experimentando con algo nuevo, y necesitaba averiguar el motivo: 

- Avisa también a una ambulancia y a Gordon. - Continué mientras ataba al tipo y lo esperaba al pie de la cama: - Es seguro salir.La policía está en camino. - Dije en un tono seco hacia la familia del baño, antes de salir por la ventana por la que había entrado y precipitarme a la noche. 

Algo estaba sucediendo en la ciudad, y necesitaba moverme por ella y balancearme para despejar mis ideas... Varios casos similares en poco tiempo repartidos por la ciudad, todo aquello parecía obra del Espantapájaros y sin embargo había algo en el patrón que no cuadraba, una pieza del puzzle estaba desaparecida... Me adherí con mi garfio a una cornisa y me impulsé balanceandome para después soltar el artefacto y dejar que la capa de Bruce me permitiera planear, llegué hasta el tejado de una pequeña iglesia y me puse en pie, la inmensa mole que mi cuerpo parecía con el traje de Batman se erigió sobre el techo del edificio, observé la ciudad y respiré, Gotham se estaba abocando al desastre, robos con violencia, asesinatos...Eran el pan de cada día. 

Desde la muerte de Bruce las cosas no habían hecho más que empeorar, y a veces no aprobaba los métodos de su mentor, pero tenía razón en una cosa, el miedo es la mejor arma para mantener a raya a los criminales, y ahora, con el cruzado enmascarado muerto todos aquellos que antes temían salir a la luz ya no se encontraban con impedimentos... Hasta ahora...

El transmisor emitió un pitido y examiné su pantalla mientras me ponía en pie, la fórmula tenía similitudes con la de Crane, aunque con algunas diferencias que probablemente provocaban aquel estado de locura en la gente.  El ordenador había separado los componentes y localizado posibles lugares de origen en la ciudad, la mayoría de ellos en activo a excepción de una fábrica en la que se elaboraba el elemento Hanium, con un 0,1% en su composición, cerrada hacía dos años. 

Me coloqué en el borde del tejado de la Iglesia y me propulsé con mi garfio para dirigirme rápidamente a la dirección que el ordenador me había proporcionado, mientras en mis adentros me preguntaba cuando se había convertido Jonathan Crane en alguien con sentido del humor*, y porque habría puesto una pista tan obvia para encontrarle. 


*Nota del escritor: En el universo DC, el elemento Hanium tiene la abreviatura Ha, que es como una risa *Consultar Batman Death of the Family para más información*

¿Recordáis cuándo dije que estaba en uno de mis puntos más bajos y que era jodido que la cosa empeorara? Pues parece que la vida de Jason Todd siempre puede ser un poco peor. Muestra de esto era la armadura semidestruida que tenía tirada en una esquina de la habitación como un recordatorio de lo que había sacrificado por el "bien" de Gotham.

Ahora entendía un poco más el peso que soportó Bruce todos estos años, el tener que alejar a todo aquel que intentaba derretir su corazón de hielo por miedo a que resultasen heridos, o peor, decepcionados. Ese fue mi caso con Elysia, la cual se había encargado de inutilizar por completo el regalo que me había hecho; una buena metáfora para representar que la rara relación que teníamos había sido jodida totalmente gracias a mis acciones.

Pero casi mejor, las cosas en Gotham se estaban poniendo aún más feas e iba a tener que mancharme mucho las manos por lo que tenerla lejos ayudaría a centrarme más. Al menos mis pequeñas muestras de poder habían acojonado a los mindundis de poca monta, pero las grandes ligas seguían activas. Concretamente no paraban de reportarse casos de lunáticos cagados de miedo liándola parda por todos lados, no haciendo falta ser el genio de la familia para darse cuenta que el maldito espantapájaros tenía que estar en el ajo.

La verdad es que se había mantenido bastante calmadito todo este tiempo, pero supongo que lo bueno no duraba. Viendo que los casos no paraban de volar de aquí a allá por toda la maldita ciudad suponía que él no podía encargarse de todos ellos por su cuenta, por lo que en vez de analizar a las víctimas me centré en la forma de distribución, tardando un par de casos en darme cuenta de que por los alrededores siempre pululaba algún vagabundo...


-Y ahora me vas a decir donde cojones te da esa droga o me encargaré personalmente de que no puedas volver a caminar durante una buena temporada-un mendigo se encontraba colgando boca a bajo desde una azotea, sujetado firmemente por mi mano enguantada.

-¡Te juro que no sé nada, solo m-e me acerco a la fábrica y en los contenedores ya está el pago, el producto y donde debo dejarlo para que detone...No sabía que provocaba esa mierda, en serio...-mi nuevo traje servía perfectamente para la intimidación, mezclando el estilo de Batman con el peculiar gusto de mi nuevo "aliado".

-Así que todo sale de esa fábrica en la periferia...Gracias, aquí tienes un regalito por las molestias-inyecté un poco de la fórmula que había mangado de la policía de Gotham en el cuello del cabrón y lo dejé colgando de una farola, no pudiendo evitar sentir cierta melodía entre los gritos de agonía que sufría.

Tenía ganas de acabar con esto cuanto antes por lo que no perdí tiempo y me dirigí a toda pastilla con mi moto hacia el punto indicado, aparcando a pocas calles de la fábrica, decidiendo usar un gancho para subir sigilosamente hacia el techo de esta. Era el primero que prefería ir con todo, pero hasta yo sabía que la discreción era una herramienta muy valiosa, por lo que intenté mirar por alguna de las ventanas de la fábrica en busca de alguna señal de actividad.

Aspecto del traje (los detalles dorados son carmesíes):

La convivencia con ese pijales estirado desafiaba a diario su paciencia y su estilo de vida. A veces hasta se encontraba de humor para tratar de pintarle una buena sonrisa en esa cara de idiota, pero el muy rancio no quería colaborar. Incluso cuando intentaba poner todo de su parte para que ese penoso playboy tullido tuviera un motivo para levantarse por la mañana.

- ¡HAHAHAHA!

Que gran remate. Tendría que recordarlo para contárselo a Brucy.

La cuestión era que a veces conseguía ponerle de los nervios, y él no era de piedra. Utilizaba esos momentos para dar una vuelta, despejarse y prestar atención a la atronadora multitud de voces que de vez en cuando le golpeteaban las sienes. Bruce Wayne... Le habría matado cien veces si no fuera el Reel gag necesario para poder conseguir que Batman acabara por aparecer para rescatarlo, y probara así de una vez que el tramposo despreciable de Calfun se equivocaba de lleno. ¡Y cuando por fin se diera cuenta no le dejaría en paz hasta que le entregara uno de los mejores trajes que pudiera encontrar!

Para su disgusto, la cosa se estaba demorando y él no podía quedarse a hacer de niñera de un mimado ricachón durante todo ese tiempo. Había descubierto un filón de lo más divertido de manera accidental y quería tener el número bien preparado antes de su siguiente pelea con el murciélago. Era cuestión de tiempo que acabara por publicitar el espectáculo en abierto. Entonces no le quedaría mas remedio que acudir.

Si existía otra opción, el Príncipe payaso del crimen ni se la había planteado.

Batman estaba tardando demasiado en hacer su entrada a pesar del rastro de migas de pan. Recordó el par de números anteriores que quedaron sin respuesta, lo cuál solo ayudaba a darle alas. Con cada rechazo, con más vehemencia trataba de llamar su atención. Su genio era incombustible, con lo que sus espectáculos no habían dejado de mejorar desde entonces. Lo haría mucho mas grande. Mas teatral. Divertido hasta la náusea.

El murciélago se había empezado a poner exquisito y las viejas provocaciones no funcionaban con él. Había tomado por costumbre desde el inicio de todo ese sin sentido de fenómeno cósmico "Comoloquisieranllamar" el no aparecer, cosa que estaba muy, pero que muy fea. Sólo tenía que recordarle lo importante que era que apareciera en esas deliciosas citas para una buena sesión de ejercicio al más puro estilo "tu la llevas".

La factoría parecía abandonada al principio, pero cuanto más se acercaban, más detalles dejaban de cuadrar con ese supuesto. La verja de la entrada que se había mantenido cerrada con una cadena oxidada tenía el candado reventado y habían vuelto a dejar como estaba dando vueltas entre los barrotes, pero no lo habían sustituido. Como si alguien no quisiera invertir demasiado tiempo en cerrarla de nuevo. Sólo en que lo pareciera. Tal vez porque la persona no era cuidadosa, o porque pretendían moverla de continuo, y cerrarla por completo de nuevo les supusiera un inconveniente. En los alrededores había claros rastros de polvo y tierra removida, como si hubieran estado accediendo vehículos hacia la zona del aparcamiento subterráneo. En el edificio principal nada era inusual, a menos que uno se aproximara lo bastante para cometer allanamiento. Una vez traspasada esa línea, a través de los ventanales podía verse que estos habían sido cubiertos con pintura negra opaca desde el interior. Acceder era sencillo desde las alturas, donde muchas ventanas tenían estropeados los seguros y bastaba con empujarlas con suavidad para dejarlas a medio abatir. Dentro, sólo oscuridad.

El edificio era inmenso, lleno de corredores, pasillos, y un laberíntico sistema de pasarelas superiores, que en otro tiempo habrían permitido a los supervisores vigilar cada sección con eficiencia y velocidad. Lo confiables que fueran a día de hoy dependía de lo mucho que estuvieras dispuesto a arriesgar tu cuello en esas crujientes estructuras metálicas que parecía imposible recorrer sin hacer ruido.

Había grandes secciones cubiertas de polvo que parecían no haberse tocado en años. Eso hizo fácil que a los ojos expertos sobresalieran varios rastros de huellas, desde humanas hasta algunas de ruedas que parecían circular hasta alguna sección interior. En las zonas mas lejanas al exterior, pudieron percibir con claridad como un par de elevadores funcionaban, pues en la pantalla superior parpadeaban números que indicaban la plantas -2 y -3 del subsuelo.

Había diversos modos de descender, desde utilizar el propio hueco del ascensor, hasta bajar por las escaleras accesorias laterales. A través de los sistemas de ventilación, comenzaron a llegarles leves sonidos que fueron aumentando a medida que profundizaban. Ambos detectives se dieron cuenta de que por mucho que pareciera abandonado, no lo estaba en absoluto. En la segunda planta subterránea, todo estaba iluminado con una antiséptica luz blanca fluorescente. Un grupo de personas ataviadas con batas de laboratorio y mascarillas trabajaban en lo que parecía un bien surtido laboratorio de química. Su buena disposición la lubricaba una cantidad irrisoria de dinero, del que no parecía preocuparles la procedencia ni el origen. Sólo la cantidad y si ocupaba el lugar que debía en el margen de tiempo oportuno. Parecía mentira lo que la gente estaba dispuesta a hacer por unos cuantos pedazos de papel con el careto de unas viejas momias de hace mas de cien años.

- ¿Es estable la solución? - escucharon que decía uno de los hombres, asomado a la cristalera por la que una silueta menuda con coleta metía las manos a través de unos guantes de seguridad.

- Si señor.

- Bien. A embotellamiento. Manda una primera remesa a través del montacargas. Ya se ocuparán ellos de probarlo en las coballas.

Mis botas chapoteando en la infecta agua residual de Gotham era el único sonido que rompía el sepulcral silencio que se extendía a través de la inmensa red de túneles que formaba el alcantarillado de la ciudad, un pequeño haz de luz me permitía ver lo que tenía un par de metros por delante, dándome la oportunidad de estar alerta cuando algún roedor se cruzaba en mi camino o pudiendo detectar las imperfecciones del terreno a tiempo. 


Había realizado un examen rápido de la fábrica y sus planos, entrar por una ventana habría sido exponerme demasiado, igual que las entradas principales o traseras, el conducto de ventilación estaba descartado si estaban trabajando con productos químicos... Así que el único punto de entrada que me quedaba era la red de aguas residuales, la fábrica contaba con diversas arquetas y puntos de alcantarillado de la época en la que las propias fábricas llevaban a cabo las tareas de limpieza de residuos, ahora todas esas instalaciones estaban en desuso y eran un punto perfecto de entrada. 

Me detuve ante una bifurcación y observé unos instantes antes de ir por el camino de la izquierda, debía ir con cautela, el alcantarillado era el territorio de Croc, y no quería acabar en una pelea con él sin buscarlo... Exhalé profundamente, intentaba respirar lo justo aquel ambiente, aún a pesar de los filtros que llevaba en la nariz el olor era horrible... Notaba como la parte del final de mi capa cada vez pesaba más al empaparse esta con el agua sucia que pisaban mis pues... Me detuve delante de una escalera de servicio y apagué la linterna, ahí estaba mi punto de entrada. 

Deslicé poco a poco la tapa de alcantarillado al no escuchar ruidos, al salir observé a mi alrededor, estaba en un almacén en el que había muchas cajas de madera con diversas etiquetas; Ayuntamiento de Gotham, Zoológico, Comisaria....Fruncí el ceño, fuera lo que fuera que preparaba Crane era grande...Examiné la sala, a ambos lados había puertas, una de tamaño considerable, doble y abatible que conducían a un montacargas industrial y en el lado opuesto una metálica que llevaba su unas escaleras que ascendían a los pisos superiores. 


De acuerdo a los planos que había podido consultar antes de entrar la zona de procesamiento y embotellado estaba en el nivel 1, el nivel 2 eran oficinas y el 3 una suerte de buhardilla. Fui a las escaleras y abrí la puerta con cautela, no me gustaban las escaleras, eran puntos ciegos muy vulnerables, la gente pensaba que Bruce entraba a través de ventanas o se metía en los sitios más complicados por teatralidad, pero muchas veces, su paranoia le llevaba a no meterse en lugares que tácticamente se pudieran convertir en una trampa, y, en parte, esa paranoia nos la había traspasado a la mayoría de sus aprendices. 

El ascenso fue lento debido a tener que estar vigilando cada rincón y punto, sin embargo no hubo inconvenientes, todo parecía muerto, llegué sin inconvenientes a la puerta metálica que daba acceso a la planta de procesado y a través del ojo de buey de la misma pude examinar la situación. 

Un grupo de cinco científicos trabajaban en silencio en unas mamparas mientras dos matones, armados con rifles paseaban a su alrededor, busqué puntos altos que pudieran esconder algún francotirador, nada, limpio...O eran muy confiados, o muy torpes. Me deslicé en silencio a través de la puerta y me resguardé debajo de las escaleras, amparado en la oscuridad. 

Si lanzaba una granada de humo en el piso inferior perderían la visibilidad, después solo tendría que aprovechar los puntos altos y mi garfio para inhabilitar rápidamente a los dos guardias, después podría hablar con los científicos para saber dónde estaba Crane... Levanté la granada, listo para lanzarla cuando de golpe el cristal de una de las ventanas saltó en mil pedazos y una figura oscura entró en el establecimiento: - ¿Qué...? -

Las ventanas opacas no me ayudaron a mi pequeña inspección de la fábrica, pero al menos me indicaba que alguien se había tomado la molestia de tapar todos los puntos de mira fuera de esta; una manera muy poco sutil de asegurarse la intimidad.

-A la mierda-mentiría si dijese que este nuevo traje no me daba cierta sensación de invencibilidad, ya no solo por el miedo que engendraba en los malnacidos que veían el símbolo del murciélago resurgir de la tumba, si no toda esa protección extra que mi vieja y fiable cazadora de cuero no me brindaba. Por lo que dejé de lado todas las sutilezas y de una patada rompí el cristal para dejarme caer sobre una de las pasarelas de la zona superior, amortiguando bien la caída para girar la cabeza en varias direcciones y asegurarme que no estaba a tiro de nadie.

Empecé a caminar lentamente por el pasillo elevado, asegurándome de que cada paso que diese se escuchase bien a lo largo del complejo, una advertencia para todo aquel que lo escuchase. Acabé aproximándome a uno de los ascensores, fijándome como aún seguían en funcionamiento e indicaban que su última posición era en la planta inferior, donde suponía que se escondía lo jugoso.-Tendré que darles un regalo por la hospitalidad-estaba seguro que quien fuese que estuviese en el piso de abajo ya se habría enterado de mi abrupta entrada por lo que estarían con los nervios a flor de piel esperando coser a balas a quien fuese que se acercase, algo con lo que jugaría a mi favor.

Llamé al ascensor y entré en él como Pedro por su casa, dejando una de mis bombas accionadas a distancia en medio del estrecho espacio entre sus paredes, marcando de nuevo como destino el piso inferior mientras me escabullía por la parte de arriba del artilugio y me mantenía en el hueco por donde circulaba el ascensor colgando de los cables.

Solo tuve que ser paciente hasta escuchar el pitido que señalaba que había llegado a su destino, sonriendo para mi al escuchar las primeras voces de confusión de los paletos que habían ido a mirar extrañados por el repentino movimiento de un ascensor que en teoría nadie podía haber utilizado.

Mi pulso no tembló a la hora de pulsar el botón que accionaría la pequeña bomba casera que había diseñado, provocando una explosión en todo el ascensor con la que esperaba llevarme a los pequeños malnacidos que estaban más cerca del radio del impacto.

Sin tiempo que perder me deslicé de nuevo hacia el hueco recién creado por el explosivo y salí de la cortina de humo producida por las llamas de mi pequeño juguetito con ambas pistolas alzadas, listo para utilizarlas en caso de que fuese necesario.

-Eso de creerse parte de Breaking Bad ya pasó de moda, así que será mejor que paréis o vais a acabar como vuestros amiguitos de aquí-di una pequeña patadita a uno de los cuerpos carbonizados de los guardias que se habían acercado a inspeccionar, esperando que con esa "pequeña" demostración sirviese para demostrar que no estaba para coñas.

Unas horas antes...

Ya hacía tiempo que aquella silla había dejado de ser confortable. La extraña silueta daba vueltas a su alrededor mientras jugueteaba entre todos los viales, alambiques y tubos efectuando esa especie de alquimia donde los cálculos sucedían mas allá del papel. Puede que en realidad, no los hubiera. O que de haberlos, sólo estuvieran en su cabeza. Obcecado en esa persecución interminable de la fórmula perfecta. La camisa de fuerza que le forzaba a ponerse mientras llevaba a cabo sus experimentos se le antojaba una medida de seguridad extrema. Le traía penosos recuerdos de su estadía en Arkham, de donde hacía pocas semanas que había escapado. Neblinas llenas de drogas, superficiales momentos de paz y un sin número de abusos.

No le gustaba.

Definitivamente no le gustaba.

- ¿Incómodo?

Apenas fue capaz de efectuar unos gañidos profundos desde el interior de la mordaza.

- ¡Eh, eh, eh! Vigila ese lenguaje jovencito.

Todo volvió a quedar en silencio, mientras sus ojos resecos privados de pestañeo por culpa del instrumental de metal que los sostenía abiertos seguían la figura, de nuevo dentro de la periferia de su visión.

- Deséame suerte, William. Puede que esta sea la última vez que la necesitemos.- su sonrisa roja refulgía sobre aquel rostro blanco como la cal, antes de perderse tras la máscara antigas.

Aproximó la jeringuilla cargada a su ojo izquierdo. El hombre se revolvió, gritó y pataleó, pero nada de eso impidió que cuando quedaban apenas un par de centímetros, el payaso presionara el émbolo que comenzó a verter las gotas, mientras sacudía con un movimiento descuidado de muñeca el compuesto salpicando sus ojos. A medida que sus mucosas absorbían el químico, la reacción se hizo patente enseguida. Primero su respiración se aceleró, su cuerpo se tensó y sus pupilas se contrajeron hasta que no fueron mas que dos pequeños puntos cargados de puro terror. Tras un par de minutos, su cuerpo transformó los temblores del miedo, transformándolos en otros distintos. Los pequeños sonidos que trataban de escapar a través de la capucha lo delataban.

La reacción había empezado...


En el presente

El sonido de cristales rotos, seguidos por una explosión, dejó poco o nada a la imaginación. ¿Podía ser posible?

¿ÉL?

¿AQUI?

¿AHORA?

Miró con avidez enfermiza hacia el techo. La acción se estaba desarrollando en la planta menos dos, justo a tiempo para que la última remesa cayera a través del montacargas con un chasquido triunfal. El payaso se dirigió de una carrera hacia allí, cogiendo los viales y guardándolos a buen recaudo en el interior de sus teatrales ropajes.

- Después de tanto tiempo, batsy...- sintió como se le erizaba la piel con un tremendo escalofrío, mientras una inmensa sonrisa emocionada florecía en su rostro hasta dolerle. - ¿Ahora te va el rollo duro? - por toda respuesta, el sonido de unas detonaciones que habría jurado que se trataban de disparos.

¿Armas de fuego? No podía ser cierto... pero si lo fuera...

Se tapó la boca con los dedos, mientras dejaba escapar una carcajada que casi parecía un cloqueo.

De nuevo un escalofrío, esta vez de pies a cabeza.

- Oh William. - canturreó mientras se acercaba al sujeto, que ya había sido liberado de la silla, pero no era consciente de que podía moverse. Joker se aproximó al hombre, cogiendo el artilugio de atrezzo, y deslizándolo sobre su cabeza hasta que encajó a la perfección. Levantó su cuerpo de la silla, imbuído de la fuerza que sólo podía proporcionar la formidable combinación de psicopatía natural mezclada con el frenesí químico. - Esta pantomima  deliciosa hará de tu homónimo un escritorzuelo de tres al cuarto.

Por toda respuesta, recibió una especie de carcajada rota.

- Un poco mas ronco sería lo ideal. - lo criticó, como buen director de escena, mientras hacía los últimos ajustes a los artilugios bajo la ropa. - Y ahora... ¡Que se alce el telón! HAHAHAHAHAHAHAHA- rió, mientras los dos se dirigían hacia el escenario principal.


En el piso superior, todo era caos. Los matones habían tratado de hacerse con sus armas y disparar al disrruptor que acababa de entrar a través del ascensor con una bomba como carta de presentación. El susto detonó el intinto de supervivencia de los científicos, que presas del miedo, se decantaron por echarse al suelo en posición fetal, salir corriendo, o tratar de huir hacia el otro lado de la nave, poniendo distancia entre el intruso y ellos, dando así tiempo a sus guardaespaldas para defenderlos. A la repentina confusión unida a la sordera producida por el estallido se unió una improvisada humareda, proveniente de algún tipo de bomba de humo, que fue lanzada desde el hueco de las escaleras. Tanto Jason como sus enemigos perdieron visibilidad, y se vieron forzados a retroceder mientras no dejaban de toser.

Mas tiros se sucedieron, mientras los cristales de las mamparas y los útiles de laboratorio restallaban en mil pedazos a causa del fuego cruzado. La gente gritaba, el fuego de los cuerpos quemados crepitaba pintando todo de una cálida aura rojiza. La figura bajo la escalera fué la primera en encontrarse de cara la silueta que subía los peldaños de dos en dos. Su rostro estaba oculto por una  máscara de gas y su cuerpo estaba cubierto de tubos, viales y otro tipo de artilugios que le proporcionaban un aspecto aterrador.

Ignorando su silueta oculta por las sombras y el humo, el improvisado espantapájaros avanzó con seguridad hacia el interior de la sala, paso tras paso, dándole al inteligente, sigiloso y estratégico sucesor del manto la oportunidad de emboscarlo, antes de que cumpliera su objetivo.