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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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[Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019]
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Poison Ivy
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Poison Ivy DC Universe
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Tema: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 16th Septiembre 2022, 15:38
La situación en Gotham era cada vez más y más tensa. Por un lado estaban aquellos ciudadanos que desde el estallido del verde en Gotham se sentían más seguros cuando veían las noticias de lo que ocurría en el mundo exterior. ¿Quién no escogería un poco de salvajismo y ecoterrorismo en comparación a inmensos y titánicos demonios y su capacidad destructiva, posesiva, influyente e incendiaria.? Ya en sus inicios un grupo de fanáticos formaron la Logia de la Hiedra, un grupo donde se reunían para interpretar los propósitos e intenciones de la villana, honrarlos, difundirlos y procurar que aquel que no estuviese conforme no supusiera un problema.
Se sabía que la Logia realizaba asesinatos, rituales y dios sabe qué otros oscuros secretos llevaban a la práctica. Nadie hablaba de ello. Como el asesinato de Lady Diana y otros tantos hechos históricos, era un secreto a voces que nadie se atrevía a compartir en voz alta. Por eso fue una sorpresa para toda la ciudad el anuncio público de una ceremonia como aquella. La logia hizo un llamamiento anunciando una procesión que tenía origen en el antiguo jardín botánico, o lo que quedaba de él. Donde Ivy arrancó su glorioso plan, aunque ya no podía seguir operando allí desde que el enfrentamiento con el murciélago hizo que se viniese abajo. Sin embargo las flores y plantas exóticas se habrían sobrepuesto a la situación y empezaron a crecer sobre las ruinas. El camino comenzaría allí y harían su recorrido hasta terminar en el bosque, donde tenían intención de hacer un ritual en el que todos los ciudadanos de Gotham eran bienvenidos.
Por el otro lado, la resistencia, los reaccionarios disidentes del ecoterrorismo de la villana se habían organizado en un grupo secreto. Las personas integrantes de este equipo no veían tan obvio que se encontrasen más a salvo que con la invasión demoníaca, o consideraban que era un mal sumado a la lista, no una alternativa. Formaron su propio blasón y se agrupaban en comandas pequeñas para reunirse en rincones clandestinos de la ciudad y llevar a cabo sus planes. Muchos de ellos se reunían cerca de la milla de la diversión, sitio que las plantas habían respetado por algún motivo desconocido para el público. Dentro de los búnkeres de carga del puerto o en cualquier rincón que les permitiera organizarse con algo de privacidad. Habían desarrollado tácticas de comunicación silenciosa en público, contraseñas para cada día de la semana, insignias y todo tipo de técnicas para no ser descubiertos. La resistencia siempre estaba abierta para aquel que estuviese dispuesto a implicarse y respetarla. Conall, el esbirro de Ivy, sentía que esta había perdido el norte. Empezó cooperando con Selina y poco a poco encontró sus momentos para ser de gran ayuda a la resistencia, ofreciendo información como la noticia del ritual. Cuando llegó a sus oídos se pusieron en marcha cuanto antes. Era el momento perfecto para organizar un ataque. Los fanáticos estarían expuestos y con la cabeza en otro sitio. En caso de no conseguir nada para la ciudad, al menos podrían conseguir detener ese misterioso rito. Habían estado robando material inflamable de las alcantarillas gracias al chivatazo de la gata y ese era el momento perfecto para usarlo. El almacén principal de estos compuestos seguía estando en las cañerías bajo el viejo jardín.
Tanto los miembros de un lado como del otro sintieron que el día se les había escapado entre los dedos con los preparativos. Rápidamente cayó la noche, y a las 20:00 sonaron las tres campanas que daban comienzo al ritual. Las calles seguían siendo el ecléctico amasijo de modernismo y selva fusionados de cualquier manera, pero tanto los reaccionarios como la logia habían aprendido sus caminos de sobra. Las velas de fuego verde iluminaban los rostros de los miembros en túnicas, que se abrieron paso para que su líder encabezase el paseo. Los ciudadanos que intentaban hacer vida se apartaban rápido de su camino, algunos se fueron incorporando al desfile sobre la marcha. La inmensa mayoría guardó cuarentena en sus casas. Sólo los miembros con túnica iban murmurando en susurros algo inaudible, pero todos en conjunto. Parecía latín.
Hiedra había informado a sus allegados con unas indicaciones vagas y algo desencajadas. El verde reclamaba un esfuerzo extra por parte de los humanos, y ellos debían responder o las consecuencias serían mucho peores para la ciudad. Todos aquellos que contaron con el beneplácito de Ivy, o que la conocían con anterioridad y estaban de su lado, recibieron un pañuelo con el símbolo de la logia bajo las instrucciones de llevarlo visible en todo momento. Hiedra era consciente de que muchos de sus amigos la seguían por lealtad y no por simpatía hacia sus ideales.
La caminata continuó por las calles de la ciudad con el susurro lúgubre de los sectarios durante unos minutos más. No fue hasta que el ruido de un cristal roto, que se rompió la formación y el caos se apoderó de la ciudad. Decenas de cócteles molotov volaron hacia la Logia y quienes se habían unido a ella. Cientos de reaccionarios, encapuchados, con pañuelos cubriéndoles el rostro y mobiliario urbano como armas tomaron posición para hacer que la secta retrocediese. Acababa de empezar una guerra urbana en la selva más salvaje del mundo.
OOC: Tenéis total libertad, si queréis masmolaros, si queréis centraros en buscar a Hiedra que de momento no sabéis dónde está. Si queréis usar miembros de la logia o chavales de la resistencia como carnaza de vuestros ataques, también se vale. Si queréis enfrentaros entre vosotros. La líder de la logia es la única a la que no podréis matar de momento. Si decidís atacarla notaréis que los golpes, disparos, etc, no le hacen nada, como si le atravesasen. ¡Pasadlo bien y si tenéis cualquier duda me comentáis!
Sólo para Kim (si creéis que vais a poder evitar el metarol y os puede la curiosidad, adelante):
Como Kim está en la logia, ya desde dentro podrá empezar a ver cosas raras. La vinculación con el latín, el uso del fuego a pesar de que Hiedra lo odia, el cambio físico de hiedra, el sutil olor a azufre cuando está cerca (aunque lo camuflan un poco las flores)... No es que lo tenga claro porque no es muy evidente, pero hay cosas que le suenan demasiado familiares al mundo demoniaco.
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Eclipse Marvel Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 21st Septiembre 2022, 10:58
- Ha tenido suerte, señor Valjean -estaba diciendo en aquellos momentos el médico-. Sólo tiene una concusión leve. Diría que es bastante sorprendente considerando la brutalidad de la agresión.
Apoyado en la barandilla de la terraza con la mirada perdida en el skyline de Gotham, Drago lo escuchaba todo como si viniera desde muy lejos. No podía parar de pensar, una y otra vez, que Daredevil, su amigo, le había hecho aquello a la persona más importante de su vida, y ésta no había sido capaz de explicarle por qué.
Era el diablo, le habían dicho. El mal encarnado. Pero Eclipse conocía al hombre que se escondía tras la máscara. Siempre se había considerado bueno a la hora de discernir la oscuridad que se ocultaba dentro de las personas. No era posible que hubiera podido engañarle durante tanto tiempo... ¿verdad? Además, le había salvado la vida...
Se sentía profundamente dividido entre la lealtad que le profesaba a Cédric y el afecto que había llegado a desarrollar hacia Matt, y no sabía qué hacer. Por lo pronto, había insistido en abandonar la Torre Fisk lo antes posible. Todo lo que había sucedido aquella noche había sido cuanto menos... turbio. Al parecer, Fisk había enviado a su perro para comprobar que llevaba a cabo el trabajo... pero había intentado matarle a la primera vacilación, sin aguardar a comprobar el resultado final, y, en cualquier caso, eso no era en absoluto lo que habían acordado. El trato había sido protección a cambio del trabajo. Fallar en el mismo no debería haber implicado la muerte. Cédric no paraba de defender a Fisk, arguyendo que había sido él quien le había salvado cuando Daredevil había intentado matarle, pero para Drago no era suficiente. Había estado a punto de perderle y no había estado allí para protegerlo. No sabía qué ocurría exactamente entre Daredevil, Bullseye y Kingpin, pero lo que le había quedado claro es que Fisk no era de fiar, y no deseaba arriesgar a Cédric ni un segundo más.
Por fortuna, Daredevil no le había lesionado de gravedad. Había terminado con una conmoción cerebral leve y muchas magulladuras que el mutante no era capaz siquiera de percibir, así que se encontraba en condiciones de viajar, pero no debía agotarse en exceso, por lo que había aceptado la oferta de Kingpin de cederles un helicóptero para el viaje.
Entre Gotham y Nueva York, por vía aérea, no había más de 80 kilómetros, así que podía decirse que habían tardado más en los despegues y aterrizajes que en el viaje en sí, que no habría llegado a durar ni quince minutos.
El estilo de vida de Cédric le llevaba a estar herido a menudo, ya que además, al tener embotado el sentido del dolor, muchas veces no se daba cuenta de la gravedad de una herida hasta que ya era tarde, por lo que una de las primeras cosas que había hecho al llegar a Gotham había sido buscar un médico de confianza al que pudiera condicionar adecuadamente para asegurarse de que nunca le traicionaría.
- Los síntomas desaparecerán en torno a los diez días, aproximadamente, pero en ese tiempo es importante que descanse y no realice ninguna clase de esfuerzo mental, para que el cerebro se recupere. Deberá limitar las actividades que impliquen pensar y concentrarse durante los dos primeros días, y también debería evitar el esfuerzo físico general. Para el dolor le aconsejo tomar Tylenol, no necesita receta y no...
- No se preocupe por el dolor, doctor. Estaré bien.
Drago escuchó cómo se despedían, y el sonido de la puerta al cerrarse, y sintió, aún sin verlo, cómo la atención de su amante se centraba en él.
- Un penique por tus pensamientos -le dijo desde el sofá del salón. Drago agachó la mirada.
- Cuando llegamos al apartamento, había un mensaje en el buzón -reveló, mostrándole un pequeño papel que se sacó del bolsillo. En éste se veía dibujado un curioso blasón conformado por un puño alzado sobre un fondo de cadenas cruzadas. Los ojos de Cédric se abrieron.
- ¿Cuándo? -inquirió únicamente. La mirada de Drago se oscureció.
- Ésta noche.
Los ojos de Cédric se agrandaron aún más.
- No... No estarás pensando... ¡Drago, no!
- He de hacerlo. Tengo que ir -replicó el mutante regresando al interior del salón-. Hicimos una promesa, Cédric, para detener el mal, tú y yo, para hacer lo que todos esos cobardes e hipócritas no se atreven a hacer. Hiedra es malvada, ya lo viste hace dos semanas. Tiene invadida la ciudad y sólo Dios sabe qué pretende hacer con ella mientras va por ahí codeándose con la compañera de uno de los mayores asesinos que ha conocido ésta ciudad. Tengo que detenerla.
El cuerpo entero de Cédric se tensó al recordar lo que había sucedido la última vez que su mascota se había encontrado cara a cara con Hiedra. La manera en la que ella le había inmovilizado con sus malditas plantas, cómo le había manipulado con sus asquerosas feromonas...
"Me alegro de volver a verte", le había dicho con aquella voz sugerente y aterciopelada mientras se atrevía a acariciarle, su elegante mano de finos dedos verdes recorriendo la curva de su pómulo hasta llegar al cabello...
Cada vez que lo recordaba sentía que le ardía la sangre. La muy zorra se había atrevido a llevárselo dejándole a él atrás, apresado, inmovilizado y a merced de Alice. Le había desafiado al llevarse consigo algo que le pertenecía, al tocarlo y tratar de arrebatárselo, y era algo que no pensaba perdonarle, por eso se había unido a aquél ridículo grupo de milicias. Habría sido todo mucho más fácil de haber podido prenderle fuego en el invernadero, pero Drago, que estaba entonces bajo la influencia de la mujer, se lo había impedido. Y ahora, pretendía ir sin él... Sólo de pensar que pudiera arrebatárselo de nuevo sentía la bilis subirle por la garganta, y no tenía nada que ver con amor, sino con la humillación y la provocación que supondría, sabiendo Ivy que lo había marcado como suyo.
- No -le cortó con sequedad aferrando su muñeca, un peligroso brillo amenazante destellando en sus ojos rojos-. No irás.
Drago le miró con cierta confusión, pero se deshizo de su agarre con facilidad. Estaba demasiado débil, y no podía recurrir a sus poderes mentales para obligarle a cumplir su voluntad. En gran medida era culpa suya. Había realizado un trabajo muy concienzudo para manipularle hasta convertirle en el amante perfecto.
Lo único que excitaba a Cédric era el dolor y la tortura, razón por la cual por lo general sus relaciones no solían durar mucho, pero Drago le gustaba. Le gustaba lo suficiente como para querer conservarlo algún tiempo más, y eso significaba que no podía desfogarse con él, así que necesitaba encontrar la manera de conseguir que matara con él. Sin embargo, era muy difícil forzar a un hombre a quebrantar radicalmente todos sus principios. Nunca habría podido obligar a Drago a matar a un inocente de primeras, pero sí podía retorcer sutilmente sus valores morales, encontrar la grieta, el resquicio en sus convicciones que le permitiera anidar y medrar como un virus. En el caso de Drago, esa grieta había sido muy fácil de encontrar, puesto que él mismo se había visto seducido en el pasado con la idea de castigar a los criminales que habían conseguido evadir la justicia tras sus crímenes de guerra. Auténticos monstruos y criminales como el serbio que le había torturado en Colombia. Cuando supo que se encontraba en Nueva York, había sido el acicate perfecto para el bautismo de sangre de Drago. ¿Quién podía merecer más la muerte que Marek Kotska, su torturador, el hombre que había encabezado el ataque a su ciudad natal cuando era niño?
Sobre la sangre de aquél monstruo habían mantenido relaciones por primera vez... y no podría haber sido más perfecto. Desde entonces, habían estado cazando criminales y delincuentes para saciar los más bajos instintos de Cédric al tiempo que hacía creer a Drago que era todo por un fin mayor, pero al final resultaba que había hecho su trabajo demasiado bien. La grieta que se había abierto con la muerte del líder de los Escorpiones se había hecho más y más grande con cada asesinato hasta que las raíces de su ponzoña habían terminado de abrirse camino para asentarse en lo más profundo de él, conformando un hombre que sólo veía en blanco y negro, obsesionado con la idea de cazar y castigar a los delincuentes, y el único al que se le podía culpar era a él. Lo único que estaba haciendo Drago era seguir su condicionamiento, y ése mismo condicionamiento era lo que le podía llevar a perderlo.
Drago era particularmente vulnerable a la clase de efectos que podían inspirar Ivy o él mismo, y Cédric sabía que si la bruja volvía a utilizar sus feromonas sobre él, no podría resistirse. Podía perderlo... y todo el esfuerzo y el tiempo que había dedicado a moldearlo, con la paciencia y el tesón de un buen artesano, habría sido para nada. No podía permitirlo. No le apetecía perder tan pronto a su juguete. Así que, si no podía utilizar la fuerza para doblegarle, recurriría a otra estrategia, una que la nobleza que aún permanecía enterrada dentro de él no podría ignorar.
- Drago... recuerda lo que dijo el médico -le dijo, cambiando su tono autoritario por uno implorante-. Alguien tiene que estar a mi lado las primeras 24 horas para cerciorarse de que mi condición no empeora. Te necesito...
Había sido una buena interpretación, tanto que se congratuló viendo la duda asomar a sus limpios ojos azules, pero lo que el bosnio dijo cuando se inclinó para tomar sus manos entre las suyas no era en absoluto lo que había esperado oír:
- Te iré llamando de manera regular, te lo prometo -le aseguró-. No puedo dejar pasar ésto. La logia de hiedra realiza asesinatos rituales y aberraciones antinaturales, tiene la ciudad sometida y justo ésta noche van a realizar una especie de ceremonia. Estarán todos reunidos de manera pública y visible, y Dios sabe para qué. Se rumorea que pretende realizar alguna clase de sacrificio -miró a su compañero fijamente a los ojos, una ocasión que, de haberse encontrado en buenas condiciones, le habría resultado de lo más propicia a Cédric para obligarle a desistir-. A ésto es a lo que nos dedicamos, Cédric... Nadie dijo que la vida de héroe fuera fácil.
El pobre imbécil aún seguía pensando que era un héroe... que lo que le estaba obligando a hacer era por alguna clase de bien común... Si no hubiera estado tan furioso se habría partido de risa allí mismo.
- Sólo te pido un esfuerzo -culminó, poniéndose de nuevo en pie-. Volveré lo antes posible, te lo prometo.
Y, tras ésto, empezó a caminar hacia la salida.
- Drago... -Cédric hizo un último intento, un último esfuerzo. Cuando su sombra se volvió a mirarlo, trató por última vez de acceder a su mente sumisa para doblegarla, pero a pesar de que se abrió dócilmente ante él, el dolor que atravesó su cerebro como un cuchillo le obligó a desistir con un grito contenido que le hizo caer del sofá hasta el suelo.
- No te fuerces -Drago volvió a su lado para volver a recostarle antes de marcharse-. Descansa... Estaré de vuelta antes de lo que imaginas.
Se quedó contemplando la puerta con la mayor sensación de impotencia que había experimentado en años. Cédric no estaba acostumbrado a no obtener lo que quería en el momento en el que lo deseaba, y la sensación no le agradó en lo más mínimo. Con cuidado, volvió a ponerse en pie, asegurándose de que no se mareaba en el proceso. Era cierto que su poder mental era una de sus mayores fortalezas, pero no era la única, pensó mientras se desplazaba al dormitorio para coger su pistola y el equipamiento de S.H.I.E.L.D. De hecho, el inútil de Gabriel casi nunca recurría a ello, y él poseía todos sus recuerdos y su entrenamiento. Era una ventaja no poder sentir el dolor físico, y, mientras no tratarse de utilizar sus poderes debería estar a salvo de las migrañas. Mientras contemplaba la titilante llama de su encendedor, pensó que la parte buena de enfrentarse a Poison Ivy era que no necesitabas poderes mentales para hacerla arder.
* * * *
Desde lo alto de uno de los tejados de Gotham, Drago observaba, invisible, el paso de la comitiva bajo sus pies. Había proyectado utilizar sus gárgolas para encontrar a los sectarios, pero había resultado ser innecesario. La logia de Ivy no estaba haciendo el menor esfuerzo por ocultarse o pasar desapercibida, sino al contrario, se desplazaban por aquél laberinto de enredaderas y raíces como si la ciudad les perteneciera, musitando una especie de salmodia ininteligible en conjunto. Era todo demasiado extraño, demasiado fácil... ¿Acaso Ivy no pensaba que alguien trataría de detenerla?
Como no podía ser de otra manera, pronto comenzaron los disturbios, y el griterío y el caos se esparcieron por la otrora ordenada comitiva en cuanto los miembros de la milicia iniciaron el ataque, convirtiendo las calles en el escenario de una guerrilla urbana. Eclipse, por su lado, permaneció observando desde arriba. Aquellos desgraciados no le interesaban. No eran más que pobres necios que habían sido manipulados por Poison Ivy. No... él la quería a ella, a ella o a Harleen Quinzel, la compañera del Joker. Ivy le había impedido acabar con la arlequina la última vez que se habían visto, pero pretendía remediar de inmediato aquél error. Tenía además la sospecha de que aquello debía ser una trampa. Sería lo único que explicaría un acto tan visible, diseñado para atraer a los disidentes mientras la propia Ivy se escondía en algún lugar seguro.
Concentrándose en el espectro lumínico comenzó a crear pequeñas distorsiones, pulidas como espejos que permitían la refracción de la luz de una a otra hasta regresar de nuevo a él, ofreciéndole así una panorámica casi completa de la ciudad. En el espectro visible eran como diminutas gárgolas que iban volando de un lado a otro, recorriendo la ciudad con un único objetivo: encontrar a Harleen o Ivy.
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Aidan Doyle Marvel Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 22nd Septiembre 2022, 00:54
Aidan Doyle era uno de los que se sentían más seguros desde que habían pasado a formar parte de la logia de Hiedra. A decir verdad, sólo llevaba allí cuatro días, y los había pasado casi en su totalidad en compañía de Harleen en las partes del jardín botánico que aún quedaban en pie, por lo que no tenía ni idea de los supuestos asesinatos y rituales que se llevaban a cabo allí, ya que se trataba de algo de lo que nadie hablaba y no había transcurrido el tiempo suficiente como para notar nada extraño. En lo que al cantante se refería, aquello era básicamente el paraíso. Pasaba sus días componiendo, cantando y estrechando lazos con la arlequina mientras trataba de olvidar los fatídicos acontecimientos de Metrópolis, que parecían muy lejanos allí, como si le hubieran ocurrido a otra persona. Milagrosamente, en aquellos cuatro días no había probado apenas ni gota de alcohol. El efecto que el Verde provocaba en él era sanador y reconstituyente. Se sentía mejor, tanto física como espiritualmente, casi como si se encontrara de vuelta en Irlanda, y podía permitirse el lujo de hacer como que nada de lo ocurrido en los últimos meses había tenido lugar en realidad. Trataba de no pensar demasiado tampoco en el trato que había hecho con Legba y Loki, a pesar de saber que el tiempo apremiaba y tenía que darse prisa en terminar la canción que les había prometido.
Cuando le dijeron, la noche del cuarto día, que iban a realizar alguna clase de ceremonia, inicialmente se sorprendió, pero por más que lo intentó no consiguió que nadie le diera una explicación clara de lo que se iba a hacer. Lo único que le dijeron era que Ivy les había pedido dirigirse en procesión hacia el bosque y que debían de llevar consigo un pañuelo verde visible. Aidan se anudó en el antebrazo el que le entregaron, y rápidamente buscó a Harley entre la multitud.
Viajaban algo más alejados de la parte frontal de la procesión, donde viajaban los miembros de la logia ataviados con túnicas y recitando salmos extraños, más cerca del final de la fila, charlando entre ellos.
- Entonces, bueno... se me había ocurrido... -comentó, iniciando el tema al que llevaba dándole vueltas los últimos días-. Sé que tienes experiencia en robos... De hecho, bastante más que yo, y estaba pensando... Dentro de pocos días, a principios de mayo, se va a llevar a cabo una subasta en la casa de subastas Winkle, en Nueva York... Según mis fuentes se tratará de un evento privado donde se subastarán objetos mágicos y antiguedades muy valiosas, y pienso que podríamos sacar una pasta curiosa revendiendo esos objetos en el mercado negro, ¿sabes? Seguro que tú sabrías a quien acudir.
Por lo que a él respectaba, la arlequina se podría quedar con casi todo. Él sólo estaba interesado en una cosa: el Clavo de Helena, un objeto santificado que le protegería y le permitiría regenerar cualquier daño recibido. De éste modo podría enfrentarse a Gob sin temor a morir y a que su alma terminase en el infierno.
- Se me ocurre que tú y yo... juntos... podríamos dar un buen golpe y sacar tajada, ¿no te parece? Creo que podría ser algo relativamente sencillo. Es decir... no sé cómo estará la seguridad del lugar, pero con mis poderes y tus habilidades estoy seguro de que podríamos conseguirlo.
Iba a mencionar que podían pedirle ayuda a Javis, pero entonces recordó lo que había sucedido hacía tres días. Todavía no sabía cómo sentirse. Parecía que no había llegado a asimilarlo del todo. Lo que Ivy contó... acerca del niño que había muerto entre sus brazos sólo por tocarla... ¿Cómo podía uno seguir adelante después de aquello? Pensó en su propio hijo muerto. Era horrible. Toda la conversación que habían estado manteniendo había pasado a mantener de repente un cariz horrible. Y la tranquilidad con la que habían hablado de tomar la vida de Javis... Pero después recordó su rostro tranquilo, su expresión de paz... Una paz que todos habían experimentado. Y su sonrisa... Sospechaba que la primera que había esbozado en muchísimo tiempo... No... aún no sabía cómo procesar todo aquello, pero no iban a darle lugar para hacerlo porque el repentino y estridente sonido de cristales rompiéndose interrumpió sus reflexiones. Las llamas no tardaron en aparecer, y el cantante agarró a la arlequina del brazo en cuanto escuchó los gritos y visualizó a los atacantes saliendo de entre las sombras de los callejones.
La visión del fuego había activado en él recuerdos traumáticos muy recientes (la muerte de su mujer y su hijo, la matanza de Metrópolis...), y de inmediato el miedo se apoderó de él, invadiéndole con una sensación limitante y paralizadora. No tenía la menor idea de lo que estaba ocurriendo, pero algo sí que tenía claro...
- ¡Tenemos que salir de aquí! -siseó.
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Jason Todd DC Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 1st Octubre 2022, 09:40
Me estaba empezando a replantear si esta ciudad merecía ser salvada. ¿En serio esta panda de paletos ingenuos merecía la sangre, el sudor y las lágrimas de toda mi familia? Total, ¿para qué? A la primera de cambio esos imbéciles olvidaron toda la mierda que Poison Ivy y sus amigos psicópatas les hicieron pasar para adorarla como si fuese una maldita diosa. ¿Estábamos de coña? Habían vendido el alma al diablo y no tenían ni puta idea.
Tuve que recordarme a mí mismo todo el dolor y años de vigilia que Bruce pasó para no mandar todo a la mierda, si él se hubiese rendido con esta ciudad corrupta estaba seguro de que hubiese acabado siendo un pandillero más si es que seguía vivo y no me moría de una sobredosis en cualquier callejón como mi madre.
-Al menos no todos están perdidos...-llevaba horas mirando todos los informes que tenía desperdigados a lo largo de mi piso franco sobre esos reaccionarios que querían pararle los pies a esos lunáticos. Para ser meros aficionados tenía que admitir que se habían organizado bastante bien, rápidamente y de forma discreta; un buen inicio. Tenían hasta un símbolo al que aferrarse, algo que parecía una tontería pero podía marcar la diferencia, algo que Bruce me enseñó desde pequeño.
Pero tenía que dejar de perder el tiempo rememorando el pasado, según mis fuentes habría un desfile a las 20:00 donde todos esos pirados marcharían como si fuesen los líderes del cotarro...una osadía que les pasaría factura.
...
Y aquí me encontraba, encaramado a una de mis mejores amigas durante la infancia: Una maldita gárgola, con mi fiable fusil francotirador apuntando a la que encabezaba la marcha. Nada mejor para acabar con una serpiente que acabar con su cabeza, pena que no estuviese Hiedra, pero aquella mujer serviría.
Lamentablemente los de la resistencia no se podían andar quietecitos, desatando un infierno sobre los sectarios, creando tal caos en cuestión de segundos que la figura de la líder se perdió entre la muchedumbre. Maldiciendo empecé a enfocar en distintas direcciones en busca de ella, girando frenéticamente mi arma hasta que me paré bruscamente al notar una presa mucho más suculenta: La jodida Harley Quinn.
-No falla, la reconocería en cualquier sitio-eso de que se había reformado era una puta basura, seguro que estos últimos días estaría copulando como una coneja con Hiedra riéndose del mal ajeno antes de volver con el maldito psicópata de su novioy no iba a permitírselo.
Pensé en en acabar todo con un balazo, pero entre tanta gente me arriesgaba a acabar con un civil, y aunque nunca le puse muchos ascos a los daños colaterales, creo que esa maldita enferma se merecía una muerte más personal...y lenta.
Así que salté de mi posición, lanzando un gancho en un tejado cercano para balancearme hasta caer violentamente detrás de ella y aquel hombre que parecía aferrarse a la loca como un gatito asustado.
-¿Qué pasa Quinn? ¿Hiedra y tú os aburrís y tenéis que traer a una tercera rueda?-solo verla me recordaba a aquel desgraciado, empezando a ver todo rojo mientras sacaba uno de mis fieles cuchillos y avanzaba amenazadoramente hacia la pareja.
-Hablando de Ivy, ¿no sabrás dónde se esconde de casualidad, no? Es para mandarle tu maldita cabeza de psicópata-y sin esperar respuesta hice caso a mis instintos y me lancé con el cuchillo alzado listo para intentar apuñalar en pleno abdomen a la mujer, esperando que pudiese sobrevivir al golpe; no se merecía una muerte tan rápida.
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Kim HwaJae Marvel Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 20th Enero 2023, 01:20
Una parte de nosotros sabía que no podía ser verdad. En los pocos momentos en los que frenábamos, sólo con la intención de decidir hacia donde íbamos y con qué objetivo, aprovechábamos para sacar información ya fuera de televisión, noticiarios, periódicos, e incluso la radio de los coches de la policía. Muchas ciudades habían sido desalojadas, utilizadas como bases para los militares, destruidas por completo o saqueadas hasta los cimientos. Otras, que podían considerarse afortunadas, se encontraban ahora en estado de sitio. Los demonios las mantenían acorraladas por su influencia y no permitian a nadie entrar ni salir.
Pero cuando nos llegó el rumor... tuvimos que acudir a desmentirlo con nuestros propios ojos.
Se decía que quedaba una gran ciudad en la que los demonios habían sido incapaces de penetrar, por más que lo intentaran. Una ciudad que antaño había sido considerada lúgubre y oscura, ahora se convertía en el último faro de nuestro futuro, ennegrecido por la constante huída. La sola posibilidad de que aquello fuera cierto prendió como una tea nuestro espíritu, dispuesto a desmentirlo para acabar con los últimos y pesados resquicios de esperanza que ese espejismo nos producía... o corroborarlo y encontrar el único lugar al que una criatura repudiada en el infierno como nosotros podría permanecer sin la continua amenaza que suponía convivir con sus moradores.
Recorrimos la distancia que nos separaba de la ciudad de Gotham, sólo para encontrar un fortín de pura fuerza natural envolviendo todos sus límites. Envuelto en ceñidas enrredaderas de espinos, enormes troncos y peligrosas plantas carnívoras que habrían resultado letales para cualquiera... que tuviera carne que pudiera resentirse. No podíamos apagar el fuego que nos rodeaba, pero sí pasar lo mas rápido posible. O intentarlo.
No tardamos ni unos segundos en percatarnos de que no sólo se trataba de naturaleza viva, si no que además tenía algún tipo de magia o voluntad tras ella. Las enrredaderas de espino se ciñeron sobre nosotros tratando de aplastarnos por presión, antes de percatarse del fuego que nos envolvía. Incluso con su retracción, otras muchas lianas espinosas trataron de embestirnos a latigazos, desmembrando en el proceso partes de nuestro cuerpo que debíamos recoger en el camino. Un ejercicio que se convirtió en tan doloroso como extenuante. Aquellas plantas no cejaron en su empeño, y nos hicieron el camino al interior tan difícil que estuvimos a punto de rendirnos. Sin embargo, al sobrepasar uno de los segmentos, comprobamos que aún existían resquicios de la civilización al otro lado.
Tratamos de levantarnos, sólo para percatarnos de que todo nuestro cuerpo temblaba. En el exterior, el mundo entero apestaba. Pero allí...
Al tomar aliento, la fragancia de cientos de flores atravesó cada uno de nuestros huesos, y si Mephisto no nos hubiera privado del cuerpo de nuestro huésped, seguro que no se habría privado de llenar sus ojos de lágrimas. Caímos sobre las rodillas, tratando de poner todos nuestros sentidos a trabajar, rebuscando en el eco de la energía demoníaca, y no encontramos mas que un tranquilizador silencio. Nuestros sentidos sobreestimulados en el exterior durante tanto tiempo de pronto habían recibido un instante de absoluto reposo.
Su voz nos sacó de nuestra parálisis. Ignoramos el tiempo que habíamos estado allí. Quietos. Sin necesidad de correr. De huír. Apareció ante nosotros con la mágica silueta que parecía sólo reservada a las criaturas de los sueños. Cubierta de plantas y flores, con la belleza que sólo se reservaba a las sirenas y a las Diosas.
Se aproximó a nosotros con curiosidad, no con miedo. Permitió que le explicáramos lo que nos atormentaba y ella nos mostró el milagro que había conseguido. Un trozo del paraíso en el infierno. La última esperanza, en medio del mismísimo fin del mundo.
El último reducto.
El único sitio en el que estaríamos a salvo...
[----------]
Habíamos tratado de mantenernos alejados todo lo posible. Si alguien llegaba a considerar que podíamos ser una amenaza para la utopía que Ivy podían llegar a plantearse expulsarnos de allí, y habríamos sido capaces de aceptar cualquier término para evitar que eso sucediera. No habíamos podido destransformarnos desde lo ocurrido en el templo de la Meca, pero al menos ahora no teníamos que afrontar las numerosas situaciones de violencia, agresiones, persecuciones ni inseguridad. Allí podíamos permanecer escondidos en paz, siempre y cuando tuvieramos cuidado de no abrasar nada.
A eso también nos había ayudado Ivy.
Nuestra forma era ahora un poco distinta, pero el silencio y la seguridad nos había hecho cada vez más conscientes de que en épocas de desesperación absoluta, algunas medidas extremas eran necesarias. La Logia estaba cumpliendo con los objetivos que se necesitaban, incluso a pesar de las reservas de sus congéneres. Nos resistíamos a creer que una gente que no había presenciado el genocidio en el exterior pudiera quejarse con cosas tan nímias como la presencia de las plantas, o la reorganización que la Logia estaba llevando a cabo para conseguir una transición que ayudase a todos los ciudadanos a protegerse de la guerra demoníaca.
Cuando fuímos necesarios, acudimos a la llamada.
No habríamos podido negar nada a la única persona que podía protegernos.
De ello dependía nuestra vida.
Así que aquella noche, nos encontrábamos en los alrrededores. No marchábamos con la Logia, si no en torno a ella, vigilando a través de los callejones, pasadizos, puentes y alcantarillados. Cuidáamos de ellos. Las ordenes eran claras. En el momento en que surgiera cualquier problema o cualquier obstáculo impidiera su camino, estábamos llamados a hacer lo que fuera necesario.
Y para nuestro pesar, lo fué.
Los disturbios comenzaron con una hondonada de gritos, cristales rotos, fuego. Los reaccionarios se lanzaron a las calles como una vorágine desenfrenada de insectos dispuestos a defender un hormiguero en el que hacía tiempo que no eran si no invitados. Por eso actuamos con rapidez. Nos arrojamos desde una de las escaleras de incendios próximas aterrizando a la cabecera del grupo, y antes de permitirles colisionar siquiera desde delante, nuestra llameante silueta diminuta les recortó el paso.
Acompañados de un látigo hecho con una sólida liana trenzada que ella nos había dado, en lugar de nuestra habitual cadena, el fuego verdoso que nos envolvía se extendió a través de ella y dibujó un arco sobre nuestras cabezas chascando con potencia, haciendo que una primera oleada de llamaradas se extinguiera contra el cielo a modo de aviso. Algunos protestantes retrocedieron, otros se quedaron paralizados, y sólo unos pocos, los más valientes, continuaron con su carga. Un cóctel molotov impactó directo sobre nosotros, pero no sirvió mas que para alimentar el fuego que ya hacía milenios que nos consumía.
Con un grito estremecedor hicimos cobrar aún mayor tamaño a las llamaradas que nos mantenían sobre el suelo como cuchillas. Aceleramos hacia los mas próximos, dispuestos a utilizar la liana para sacar del camino a todos los que pudiéramos, e inutilizar al mínimo imprescindible que hiciera falta para que el resto comprendiera que la resistencia era inútil.
Aquel paraíso debía ser preservado.
La Logia debía prevalecer.
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Viviendo un infierno en la tierra
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Harleen Quinzel DC Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 8th Febrero 2023, 21:50
Harley se despertó radiante como cada mañana que amanecía en la Gotham sumergida en la naturaleza. Nunca antes había sido tan feliz como hasta ahora. El sólo hecho de que lo primero que veían sus ojos al despertar era el hermoso rostro de Pamela Isley, la convertía en la mujer más afortunada del universo. A su lado, sentía como todos sus demonios desaparecían con tan solo disfrutar del fresco y afrutado aroma de la acacia. Estar junto a ella era como vivir en un sueño del que no querría despertar jamás.
Pero aquella mañana, la pelirroja tenía otros asuntos que atender. Pamela nunca quería implicar a su amada, decía que eran problemas sin importancia y que no se preocupara. Harley tampoco necesitaba preguntarle por todo, tenía plena fe y confianza en su querida amiga, y sabía que, fuera lo que fuera, todo estaría bien. Porque por fin estaban juntas…
Cuando sus pasos la llevaron al corazón verde de la ciudad, sintió por primera vez una extraña sensación de inquietud. Se ató al hombro el pañuelo verde que indicaba que pertenecía a los miembros más selectos de esa logia de la que apenas conocía, y observó desde uno de los balcones de la ciudad como las masas de sectarios caminaban con lentitud hasta su objetivo, portando entre sus manos unas delicadas velas candentes, de un fuego igual de verde y abrasador que la piel de Pamela cuando la rozaba con sus labios.
A Harley le parecía una flipada el comportamiento de toda esa gente. Ivy no era ninguna diosa, era un ser de carne y hueso como todos los demás. Aunque había sido bendecida con un don y lo había usado para proteger la ciudad de los demonios, no sabía hasta qué punto ella se sentía alabada por tener… a esos tipos raros susurrando cánticos creepes por la calle…
Sin embargo, tampoco entendía porque alguien preferiría vivir en una Gotham anegada por el fuego de los demonios, cuando podía escoger un paraíso de flores y plantas, donde la naturaleza campaba a sus anchas y les brindaba con los más hermosos de los paisajes. Era la mejor versión que Gotham había tenido jamás, un lugar donde la gente podía sentirse libre y vivir como quisiera. Y Harley no podía ser más feliz dentro de esa pequeña burbuja, junto a Pamela y el resto de sus amigos. En esa Gotham no existía el Joker, ni el murciélago ni ningún otro hombre que le impusiera cómo debía ser ni cómo debía vivir su vida.
También era muy afortunada de haber encontrado en Aidan a un buen amigo, que se preocupaba por ella y por lo que parecía sentir un genuino afecto. Cuando llegó a la calle, Harley le saludó con uno de sus juegos de manos super largos, los cuales al moreno todavía le costaba aprender. Después, el cantante le hizo una proposición en la que casi convierte las pupilas de la rubia en símbolos del dólar.
—Así que un golpe, ¿eh? Suena bien... Tú sí que sabes cómo seducir a una dama…— bromeó, soltando una pequeña carcajada para después palmear la espalda a su amigo.—¿Vas a decírselo también a ese aburrido? No sé… yo creo que nosotros dos bastamos para…
En aquel momento, el ejército rebelde avanzó, lanzando desde una de las ventanas del edificio contiguo un cóctel molotov que iba directo hacia ellos. Tras esquivarlo, el rostro de la arlequina se torció en un gesto de furia salvaje. Arrojó entonces una piedra que tenía a mano, y le dio en toda la cabeza al hombre que les había atacado.
—¡QUE CASI ME JODES EL TRAJE, PEDAZO DE ANIMAL!— gritó enfurecida. Con lo que le había costado hacerse con otro modelito que fuera a juego con su pichoncita.
—¿Salir? — espetó la rubia ante la propuesta de una huida segura— Han venido a fastidiarnos en nuestro propio patio de juegos… ¡démosles su merecido!
La arlequina lanzó una buena carcajada al aire y sacó los dos revólveres de sus cartucheras, para ponerse a disparar a diestro y siniestro con la intención de despejar el camino de insurgentes. Aunque todavía no entendía muy bien lo de la logia, ni lo del ritual, ni todas esas movidas complicadas que estaba organizando Roja, no iba a permitir que nadie le hiciera daño. Iba a defender su paraíso con uñas y dientes.
Cuando Aidan tiró de ella, un hombre encapuchado con una armadura oscura les cerró la retaguardia de pronto.
—¿Qué pasa Quinn? ¿Hiedra y tú os aburrís y tenéis que traer a una tercera rueda?-
— Vaya…hola, guapo… —se burló la arlequina, enfundando sus dos pistolas para después desarmar el bate de madera maciza de roble que colgaba de su cinto.— ¿Eres un admirador o algo así…? Por qué esta no es la cola de los autógrafos...—dijo extrañada, no le sonaba haber visto a un tío así antes, lo recordaría. Aunque pensándolo bien, lo más normal del mundo era que todo el mundo de aquella maldita ciudad supiera quién es Harley Quinn.
La novia de Pamela apartó a Aidan de un manotazo para interponerse entre el encapuchado y su amigo. Con una ágil acrobacia, esquivó por los pelos esa rápida puñalada, que iba directa hacia su precioso abdomen descubierto.
—Fiu… ¡Por los pelos! —exclamó con una sonrisa y miró a su agresor con los ojos brillantes por la adrenalina.—Veo que eres de los que les gusta ir al grano… pero a una dama… ¡Hay que tratarla con más delicadeza!
Tan pronto como tuvo la oportunidad, Harley Quinn se lanzó a por el desconocido y le intentó dar en la máscara con el bate, empleando todas sus fuerzas.
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Poison Ivy DC Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 22nd Febrero 2023, 03:20
Ivy se sentía profundamente agradecida respecto a quienes habían decidido quedarse con ella, aún sin saber exactamente en qué consistía el día D. Ofreció los pañuelos verdes a modo de protección y evitó hablar del propio ritual todo lo que pudo. Harleen, quien era más cercana a ella, sabía que algo no iba bien y aun así había decidido apoyarla de forma incondicional. Y el corazón tras el pecho verde lo agradecía enormemente. Sin embargo aunque la pelirroja no se hubiese excedido con las explicaciones sí se encargó de dejar muy claro que era de vital importancia portar el pañuelo verde aquella noche. Como favor especial le pidió a sus allegados más poderosos que protegieran la ruta de la logia y aquellos que quisieran unirse por el camino hasta conseguir hacerles llegar al punto de encuentro.
El camino de la logia había empezado como estaba previsto, con los conflictos de algunas conciencias hasta entonces dormidas de la resistencia. No participar en un pavoneo tan jugoso del enemigo hubiese sido la peor de sus decisiones, pero era la única manera que tenía Hiedra de hacer que los sacos de carne que formaban la resistencia se viesen expuestos a su poder.
Los estallidos, gritos y disparos pronto invadieron las calles selváticas de la ciudad. El fuego verde de las velas y del ghostrider se enfrentaba al fuego más cálido que habían provocado los explosivos caseros. La policía de Gotham se puso manos a la obra rápidamente añadiendo a esa colorida escena reflejos intermitentes de azul. Descendieron desde los helicópteros ya que las carreteras estaban inutilizadas y aunque aterrizaron poco a poco, en cuanto los agentes bajaban se acercaban a los acólitos de la logia con decisión y sin mediar palabra. Pronto empezaron a repartir golpes, palizas y contenciones a todos los allí presentes. No podían permitirse pararse a distinguir el bando de todos los civiles.
El ghostrider terminó su primera vuelta justo a tiempo para llegar a ver a la asesina y el cantante encararse con el encapuchado, casi ajenos al conflicto general. Algunos de la logia fueron tras el ghostrider sintiéndose protegidos, así como los ciudadanos que se habían sumado a la marcha y no les había dado tiempo de recibir su identificativo. Las eficaces gárgolas del mutante encontraron rápido la ubicación del grupo gracias a los gritos de la rubia. Acababa de encontrar a una de sus dos presas y estaba convencido de que no debía faltar mucho para que apareciese la otra.
La situación era muy confusa. El ruido no ayudaba. La ondulación y lo aleatorio del terreno no facilitaba una huida y ahora que estaban en plena guerrilla campal los objetos volaban de un lado a otro, la gente gritaba buscando caminos que creía familiares, ahora cortados. El olor a bosque incendiándose pronto inundó la nariz de los presentes, el humo dificultaba la visión más allá de unos pocos metros.
Algunos huían de las llamas, otros se acercaban al fuego pensando que eso les mantendría a salvo de las plantas.
Las plantas.
Ni una sola hoja se había movido desde el inicio de la procesión ni del conflicto.
¿Por qué?
En medio de todo el caos parecía que lo único que se distinguía eran las pequeñas luces verdes de las velas de la logia, cuyos portadores parecían dispuestos a protegerlas con su propia vida. Cualquiera que se fijase en el denso humo (fruto de los distintos ataques con fuego) que ahora les rodeaban podría ver claramente cómo de las pequeñas llamitas de fuego verde salían diminutas virutas de luz que se esparcían en el espacio como luciérnagas.
Empezaron un baile con el viento recorriendo un camino que si no fuese por el entorno, hubiese sido un espectáculo maravilloso de contemplar con detenimiento. Las luces se movían como con conciencia propia, iluminando los rostros de todos aquellos que no portaban un pañuelo verde con ellos. Se detuvieron justo frente a la boca de muchos policías, de muchos civiles sin identificar dándoles una tonalidad verde a sus labios. Y bajo su nariz, desaparecieron.
Los policías que habían recibido esa bendición poco a poco cesaban en su violencia. Retiraban su casco, soltaban las armas y detenían las órdenes. Los civiles suspiraron profundo sintiendo que ese destello de luz olía al perfume de su ser más amado. Todos los que habían recibido la luz ahora tenían un rostro tranquilo y sereno. Y observaban todos hacia el mismo lado. Hacia la líder de la logia que intentaba reagrupar a la gente y continuar con la marcha. La miraban con una sonrisa pacífica, ensimismados con su voz, con su belleza y la pureza de sus palabras. Suspiraban por ella con devoción.
En algún lugar de la enraizada selva de Gotham:
Entre los nudos de su propia creación, Poison Ivy se encontraba perdida. Más bien, se sentía más centrada que nunca a pesar de haberse perdido. Entre la espesa naturaleza había un árbol que refulgía un potente fuego verde que hacía que el sauce pareciese aún más vivo. Frente a ese árbol decenas de grietas verdes parecían surgir del mismo infierno, agrietando el suelo y esparciendo la tierra a un abismo sin fin. Poco a poco se abría un foso verde circular del tamaño de cualquier rotonda de la ciudad. Una dolina cada vez más grande que no podía dejar de sacar el mismo fuego verde que habitaba en el sauce.
Más de cerca parecía que la corteza distinguía abrazaba dos siluetas. Ambos relieves estaban tan integrados con la corteza que costaría hasta al más hábil de los observadores distinguirlas del propio árbol. Se intuían dos diferentes. Una masculina, de gran tamaño. Casi parecía que el árbol hubiese crecido con ese porte de forma natural. Éste abrazaba una figura femenina más pequeña que se extendía hacia atrás, como Dafne tratando de escapar de Apolo. Aunque la postura de la figura femenina delataba una sensación de poder y libertad mucho mayores que la de la pobre Dafne. Alzaba los brazos uniéndolos a las ramas como si estuviese a punto de echar a volar. Aquel cuento era muy distinto.
Los rasgos humanos se fusionaban con los vegetales al completo. Sus tres poderes, el propio, el verde y el del visitante se acababan de encontrar en una unión perfecta, casi romántica. El cuerpo humano de Pamela se desdibujaba con la maleza. ¿Las narinas de su nariz aún lo eran o era un hueco casual de las cortezas? Su pelo había pasado a ser una conveniente cascada de hojas granates con algún mechón aún asomando. Sus ojos brillaban de un rojo ansioso por ver a la logia aparecer por el camino.
Poison Ivy se sentía mucho mejor que Dafne. Se sentía más verde que nunca.
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OOC: Os cuento por si no ha quedado muy claro: Os acabáis de juntar y lo que acabáis de leer viene a ser que las virutas de fuego que salen de las velas están buscando gente sin el pañuelo verde. Lo que está ocurriendo es que se están esparciendo feromonas a través de esas chispas. Sólo para quienes las respiran directamente. En principio los identificados estáis a salvo, los que no lo estáis podéis decidir si lo respiráis o no. El efecto es el mismo que las feromonas pero hacia la líder en vez de hacia Hiedra. Si queréis que no os afecte tendréis que encontrar una manera de evitarlo. A todos los efectos funcionan como chispas de fuego normal, salvo porque no quema y no se extinguen con el oxígeno. Es decir que no se apagan solas.
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 7th Marzo 2023, 00:57
La arlequina parecía interesada en su propuesta, pero la conversación se vio interrumpida antes de que pudieran concretar nada cuando la comitiva se vio atacada. Casi le dio un infarto al verse venir de repente un cóctel molotov directo hacia ellos. Harley pudo apartarse a tiempo, pero sus reflejos eran mucho peores y apenas acertó a lanzar un grito sónico por puro instinto, desviando el objeto inflamable, que reventó contra la pared de un edificio cercano. Para entonces, Harley ya se había deshecho del tipo que les había atacado, y para su absoluta frustración, no sólo rechazó su propuesta de buscar cobijo sino que, sacando dos pistolas de sus fundas empezó a disparar a discreción, sembrando el camino de muerte y balas a su alrededor.
¿Qué estaba haciendo él allí? No era un guerrero, no sabía pelear, no tenía chaleco antibalas ni ninguna clase de protección, porque cuando había traspasado el portal al Pub de Morgan iba con su ropa de calle, Gotham estaba bastante lejos de Nueva York y, en el escaso tiempo que llevaba en aquél paraíso no había sentido en ningún momento la necesidad de ir a buscar su traje de Wraith. Tampoco tenía armas, y se encontraba rodeado de llamas y balas que siseaban letalmente a su alrededor. ¿Cómo era posible que en poco más de una semana volviera a encontrarse de nuevo en una situación de vida o muerte? Se suponía que se había trasladado allí precisamente para escapar de toda esa violencia después de lo que había experimentado en Metrópolis. Sabía que tenía que ayudar a Harley, pero no le sería de ninguna ayuda si le convertían en un colador humano, así que, de momento lo más importante era buscar refugio, un lugar desde donde pudiera ofrecerle apoyo a distancia sin exponerse a morir directamente. De hecho no entendía cómo la arlequina podía estar caminando tan alegremente entre aquella lluvia de balas. Quizá fuera suerte, valentía o locura; lo que estaba claro era que él no tenía lo suficiente de ninguna de las tres, así que se volvió con la intención de retirarse hacia uno de los edificios, pero un tipo con una máscara muy intimidante le cortó el paso.
—¿Qué pasa, Quinn? ¿Hiedra y tú os aburrís y tenéis que traer a una tercera rueda?
Se quedó bloqueado mirando el gigantesco cuchillo, que en su mente, tomó la forma de los colmillos de los perros del infierno de Belial mientras se abalanzaban sobre los pobres desgraciados a los que había atraído con su canto para despedazarlos en una orgía de sangre y vísceras.
Por fortuna para él, Harley se dio cuenta y se interpuso, apartándole justo a tiempo para evitar la cuchillada mortal. Aidan tropezó y cayó al suelo mientras su amiga y el desconocido se enzarzaban en una pelea cuerpo a cuerpo.
- Harley -musitó con voz ronca-. Necesito que te separes de él.
De lo contrario no podría ayudarla sin que la psiquiatra quedara también atrapada en la onda expansiva de su grito.
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 7th Marzo 2023, 01:02
Aidan no era el único interesado en el desenlace de aquél conflicto. Encaramado en su atalaya, Eclipse observaba el pequeño drama que estaba teniendo lugar en las calles a través de los ojos de una de sus pequeñas gárgolas, pero no se movió. No aún.
Había reconocido al cantante; sabía quién era y no parecía ser una verdadera amenaza para nadie, así que, tal como él lo veía, la situación quedaba reducida a un uno a uno de Harley contra Capucha Roja. Sí, también sabía quién era éste último. Después de todo, había pasado varios meses como pareja de Cassandra Caín, patrullando las calles de Gotham, teniendo de suegro a Batman y de cuñado a Nightwing. Era imposible no saber quién era el chico con el logo del murciélago rojo en el pecho en ése contexto. Batman no aprobaba los métodos de Capucha Roja, pero en aquellos momentos Jason sólo estaba haciendo lo que él mismo habría hecho en su lugar. Conociendo la fama del chico, era poco probable que la arlequina consiguiese salir bien parada, así que, al menos por el momento, la situación estaba controlada por aquél frente. Seguiría vigilando la escena con sus gárgolas, pero estaba más interesado en encontrar a la verdadera responsable de todo aquello...
Y aquél interés no hizo más que tornarse en necesidad cuando vio cómo la actitud de los policías que trataban de intervenir cambiaba de manera ostensible cuando aquellas virutas de luz, que en la oscuridad de la noche resplandecían como neones para el mutante lumínico, se desplegaron como luciérnagas que iban a morir en sus rostros. Los policías afectados, y también muchos civiles que ahora tenían los labios de color cetrino, cesaban de inmediato sus actividades hostiles, deponiendo sus armas y sus cascos, pasando a comportarse como si estuvieran... hipnotizados...
El primer pensamiento que le sobrevino fue que Ivy debía de ser la responsable de aquello, y que si exterminaba la fuente, el extraño conjuro se desvanecería. Pero después observó cómo todos los afectados se volvían hacia la líder de la comitiva, mirándola con absoluta adoración, como si les hubiera hechizado, y se le ocurrió que, quizás, matándola a ella podrían liberarse. Lo primero que hizo fue ascender todo lo posible para quedar lo más fuera del alcance de las luces que pudiera, pues no estaba seguro de que su control lumínico pudiera afectarlas. Si alguna llegaba a acercarse lo suficiente intentaría apagarla usando su poder. En cualquier caso, se arrancó un pedazo de tela de la ropa y se envolvió la parte baja de la cara con ella. No protegería mucho, pero algo haría. De momento tendría que confiar en su mayor capacidad para percibir las fuentes de luz para mantenerse fuera de alcance. Una vez hecho todo ésto, apuntó hacia la sacerdotisa y disparó.
Fue como si varios demonios de oscuridad y fuego se proyectaran hacia ella con las fauces abiertas, ávidos de devorar su carne. Estaba a mucha altura, así que no sabía si sus rayos la alcanzarían o, en caso afirmativo, cuánto daño real le podrían causar, pero su intención era ir a matar. Al hacerlo, no obstante, no pudo mantener el control sobre las refracciones, pues estaba concentrando todo su poder lumínico para la condensación de los rayos, así que las pequeñas gargolitas se esfumaron en el aire, haciéndole perder el control visual sobre lo que estaba sucediendo en su entorno, incluida la pelea entre Jason y Harley. Otra consecuencia negativa era que acababa de revelar su posición para cualquiera que pudiera atacarle, aunque esperaba que lo elevado de su situación desalentara a la mayoría.
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 27th Marzo 2023, 12:21
-Eso es, haz que sude un poco maldita maníaca--claramente las cosas no iban a ser tan fáciles como llegar y quitarle el bazo de una hostia a Queen, pero soñar era gratis. Viendo la reacción del pringado que tenía al lado, parecía ser inofensivo, así que lo mejor era centrarme en la psicópata con dotes atletas de nivel olímpico que tenía delante.
-Menos mal que eres de todo menos una dama-convoqué mi segunda all blade para cruzarla junto a la otra de forma que intercepté el golpe de su famoso bate, desviándolo de mi "bonita" cabeza mientras la capucha que me cubría se bajaba para mostrar...otra capucha. Sí, nunca salía de casa sin mi archiconocido casco, ya no solo por protección si no por ver la cara de miedo de todos los desgraciados al identificar el rojo entre la noche.
Estaba a punto de volver a intentar quitarle las tripas cuando noté como el revuelo a nuestro alrededor poco a poco iba disminuyendo, teniendo que desviar un momento la mirada para ver como las briznas de luz iban desperdigándose poco a poco entre toda la muchedumbre, calmándola en el proceso.-Mierda Jason, tienes que centrarte y dejar las rencillas personales de lado...por el momento. No viniste aquí solo a por una loca venida a menos, si no a parar esta locura-se me había olvidado con quien estaba tratando, la jodida Poison Ivy, una de las villanas que más tiempo tuve que estudiar al lado de Bruce gracias a sus peculiares habilidades, no tardando mucho en hilar los cables para darme cuenta que esos puntos luminosos que de vez en cuando intentaban colarse en mi casco podían ser la clave para que todo el mundo a mi alrededor empezase a comportarse como auténticos peleles.
-¿Feromonas incorporadas al fuego? ¿Acaso se puede hacer?-pensé en alto mientras volvía a centrarme en la payasa y su compañero. No tenía más tiempo que perder, estaba rodeado de enemigos y... ¿eso que veía en el fondo era un tío ardiendo con un látigo en llamas? Sí, cada vez la cosa se ponía peor para el bueno de Jay.
-No tengo tiempo como para seguir malgastándolo contigo Queen, así que hacedme un favor y desapareced de mi vista, los adultos tenemos cosas importantes que hacer-la clave seguía siendo la figura a la que todos estaban venerando, acaba con la cabeza y el cuerpo cae solo, tenía que encargarme de aquella líder.
A regañadientes decidí dejar de lado a la pareja, lanzando una de mis all blade a cada uno de la pareja respectivamente, girándome para emprender una huida mientras dejaba caer una granada de humo para tapar mi escapada, volviendo a agradecer a mi fiel casco que tuviese visión térmica incorporada.
El plan era aprovechar los pocos segundos que había ganado con la bomba de humo y avanzar en dirección a la líder, capucha de nuevo puesta intentando camuflarse entre la multitud. -¿Qué cojones?-hasta desde dentro de la cortina de humo que había creado se veía una fuente de luz repentina apuntando hacia la líder, pero ahora eso no importaba, tenía que centrarme, así que seguiría intentando avanzar entre la muchedumbre esperando haber confundido suficiente a sus dos rivales para que no le siguiesen.
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 14th Junio 2023, 21:04
El mundo era distinto allí dentro. La invasión demoníaca había llenado el mundo entero de una pestilencia que se atenuaba sólo con la soledad forzosa. Tal vez quedaban algunos puntos del globo exentos de su presencia, pero incluso a la distancia, seguíamos detectando ese horroroso hedor que lo impregnaba todo. Que nos recordaba de manera constante que estábamos viviendo un infierno. Por eso resultaba irónico que Gotham, la ciudad que en el pasado se había considerado una manzana podrida, fuese la única en la que aquella pestilencia repugnante se atenuaba tras una constante esencia cubierta de fresco verdor y el aroma de un millón de flores. Habíamos asociado aquel aroma con la seguridad. Con lo único que podía darnos un poco de descanso. Era el único lugar del mundo donde no teníamos que estar solos para estar a salvo.
No permitiríamos que nada en el mundo amenazara aquel oásis. El último reducto.
Por eso sentíamos la urgencia de protegerlo. Incluso si aquellos ciudadanos y policías trataban de impedirlo, de interponerse en nuestro camino. Era una cuestión de tiempo. Hiedra les había mantenido a salvo, tal vez sin que fuesen conscientes de lo mucho que el mundo se degradaba en el exterior. En su pequeña burbuja veían a Hiedra como una tirana, cuando la realidad es que sólo intentaba protegerlos.
Cosa que se confirmó cuando las pequeñas flamas volaron hacia ellos. Procuramos no hacerles más daño del estrictamente necesario. Nuestro objetivo no era otro que proteger a la sacerdotisa y al resto de la Logia. Cuando las diminutas incandescencias tocaban sus rostros, deponían las armas. Su efecto pacificador era una muestra más que confirmaba nuestras sospechas. Hiedra no era una conquistadora. Era una protectora. Los acogía, sin juzgarlos, como había hecho con nosotros, en un momento de absoluta necesidad.
Nos replegamos, tratando de proteger a las personas que en el camino habían buscado cobijo detrás nuestro, y un momento antes de elevar la vista para encontrarnos de cara con un amasijo de criaturas de fuego rojo ardiente que se precipitaron desde las alturas sobre la sacerdotisa, ávidas por consumirla.
La parálisis nos duró sólo un instante.
¿Demonios?¿AQUÍ?
Bramamos con un grito ensordecedor y metálico, al tiempo que dejábamos la primera línea, avanzando a toda velocidad en dirección a ella, dispuestos a protegerla con la vida, de ser necesario. Incluso con toda nuestra velocidad no llegamos a interponernos antes de que las criaturas impactaran contra ella... y la atravesaran como a un etéreo fantasma.
Un inmenso estallido de humo se adueñó de la parte central de la marcha, cada vez más numerosa, mientras las pequeñas luciérnagas de fuego seguían esparciéndose hacia los disidentes. Yo solo podía pensar en que, de algún modo milagroso, la sacerdotisa se había salvado de aquel ataque.
Todo era confusión.
Cientos de preguntas repiquetearon en el interior de nuestro cráneo embotado, pero como solía suceder ante las amenazas y en nuestro actual estado, el pensamiento frío se evaporó al contacto con nuestra rabia incandescente. El fuego ardió mientras nuestros ojos se concentraban en la dirección de procedencia de aquel extraño ataque, que en algún lugar de mi mente, me traía reminiscencias de un pasado borroso y de aroma insípido. Pero no disponía de más tiempo.
Afrontaría al que hubiera orquestado aquel ataque plagado de monstruos, sin importar su procedencia. Trigon, Obst´h R´arh, Mephisto... incluso a pesar del miedo, continuamos moviéndonos.
Por primera vez en mucho tiempo, hicimos algo que no habíamos necesitado desde nuestra llegada a ese pequeño paraíso. Nos elevarnos sobre el suelo. Hacia arriba, tan alto como los apiñados edificios de Gotham se alzaban, entremezclados con el denso verdor que Ivy había construido en su entorno.
Arriba, donde moraban los demonios y los monstruos.
Los cristales restallaron a nuestro paso, y la estela verdosa se volvió amarilla a medida que nos alejábamos. Allí, a la altura de las gárgolas, el aire era helado y muerto. No traía notas de relajante lavanda, ni la dulzura del azahar. Aquel repentino vacío nos produjo vértigo, pero entonces, una nota más sutil atrajo nuestra atención. Olores viejos, llenos de recuerdos. Si hubieramos tenido ceño que fruncir, lo habríamos hecho.
Nos precipitamos a su caza, con un único objetivo. Le encontraríamos. Le hablaríamos. Le haríamos entrar en razón... y si no lo conseguíamos nosotros, las luciérnagas lo harían.
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Viviendo un infierno en la tierra
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Harleen Quinzel DC Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 17th Agosto 2023, 11:03
Harley estaba tan enfrascada en la pelea con el enmascarado, que no se detuvo a admirar las estelas de las sirenas de la policía, ni a los miembros de la logia correteando inquietos a su alrededor, ni cómo los rebeldes lanzaban los cócteles molotov sobre su cabeza, pintando así las tristes calles de Gotham de un azul, verde y rojo intensos, como un cuadro pintoresco digno de admirar, lleno de pasión y expresividad.
—Menos mal que eres de todo menos una dama…
La arlequina no pudo evitar soltar una sonora carcajada al aire. Al menos su contrincante tenía sentido del humor. Una lástima que tuviera que ponerle fin a su vida muy pronto.
El hombre detuvo el furioso golpe de su bate con una espada que brillaba en una incandescencia escarlata. Harley notó el calor de su filo y rápidamente se separó de él con un ágil salto, aterrizando a una distancia prudencial con una acrobacia.
—Es una lástima que tenga que matarte, me habría gustado saber si eras guapo bajo esa máscara…
Escuchó de pronto las palabras del cantante y se apartó a tiempo para dejarle hacer, no sin antes pegarle cuatro tiros en el pecho a su contrincante. El Kevlar hizo bien su trabajo por lo que parecía, el encapuchado de rojo no había sufrido ningún daño bajo esa armadura tachonada.
—¿Feromonas incorporadas al fuego? ¿Acaso se puede hacer?— susurró su enemigo de pronto, extrañado, creando así un ligero momento de confusión para ambos.
La rubia también se detuvo durante ese instante para admirar el escenario que les envolvía. Ya no había violencia, tan solo una inquietante sensación de paz y tranquilidad. Los civiles ahora respiraban tranquilos e incluso la policía se había unido al desfile de la logia, admirando y protegiendo a su líder con una devoción innata.
—No tengo tiempo como para seguir malgastándolo contigo Queen, así que hacedme un favor y desapareced de mi vista, los adultos tenemos cosas importantes que hacer.
De pronto, el encapuchado separó su espada en dos, y una de las lanzas de fuego voló hacia su dirección y la otra hacia la de Aidan. Se le hizo un nudo en la garganta al imaginar a su amigo atravesado por una de esas cosas, y actuó sin pensárselo dos veces. Con un disparo certero, la arlequina desvió la trayectoria de la espada voladora, permitiendo al cantante esquivar sin problemas. Pero a cambio, ella no fue lo suficientemente rápida para ahuyentar la suya. El filo incandescente mordió sin compasión su muslo izquierdo, arrancándole un terrible quejido de sus labios.
—¡Van a por la sacerdotisa! ¡Tenemos que protegerla!— gimoteó la mujer desde el suelo, retorciéndose sobre su propia herida.
La arlequina se desanudó el pañuelo verde del brazo para rodear su muslo malherido mientras contenía el aliento. Tras unos instantes de recuperación, ambos salieron corriendo detrás de su agresor, pero ya era demasiado tarde para impedir lo que se avecinaba. Harley enmudeció al ver a lo lejos a dos gusanos infernales traspasar el cuerpo de la líder de la logia…
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Poison Ivy DC Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 31st Agosto 2024, 04:38
El cantante tropezó pero no cesó en su empeño. Desde el suelo y mientras volvía a tomar posición ordenó a la arlequina que se apartase para poder liberar con total capacidad su poder. Pero el enemigo fue ágil y entre el humo consiguió perderse por un momento de la vista del grupo. Al menos para aprovechar unos segundos para reposicionarse.
Súbitamente los cielos se vieron atravesados por distintos vestigios de oscuridad y fuego que iban directos hacia la sacerdotisa. Inmensas figuras que inspiraron la imagen de unos dragones infernales estaban a punto de impactar contra la líder. El ghostrider intercedió parte del ataque mientras varios policías de aquellos que aspiraron las chispas corrieron a interponerse y con el impacto, salieron disparados. Por suerte ninguno murió… pero ella ni siquiera se había despeinado. Los vestigios que debían haber impactado contra un cuerpo tangible lo atravesaron y fue entonces cuando el mutante se dio cuenta de que algo no iba bien. Como si esa figura no fuese real, o dentro de ella hubiese un cuerpo más pequeño. La sensación era similar a su encuentro con Sieglinde. Lo que veían sus ojos, no correspondía con lo que ahí estaba. Pero si un experto de la luz no era capaz de distinguir una ilusión visual… ¿Ante qué tipo de magia se encontraba? ¿Podría el mutante identificar que el cuerpo de la líder era en realidad la proyección de un alma demoníaca?
El silencio se adueñó de todo Gotham y sólo se escuchaba el refulgir del árbol en el interior del bosque junto con el viento atravesando las hojas de la ciudad arbolada. Los seguidores abandonaron la ciudad poco a poco y trazaron un camino claro hacia el interior del bosque en una procesión inconsciente para muchos que les llevaba a aquel viejo sauce que brillaba cada vez más y extendía sus llamas.
Quedaban cada vez menos personas. Los que apoyaban la logia defendían la voluntad de sus pasos, los que estaban en contra habían aspirado aquellas feromonas y seguían dóciles el camino. Las calles fueron abandonadas por casi todos. En la ciudad prácticamente quedaban nuestros protagonistas y una decena de rezagados. Resultaba inquietante que en cuestión de un minuto la circunstancia hubiese cambiado tanto. Transmitía una sensación de irrealidad difícil de procesar para cualquiera.
Había un foco claro, aquella fuente de luz verde proveniente del bosque a las afueras de Gotham. Podrían seguir los pasos de la logia, cada uno con su método preferido. Podrían camuflarse entre las gentes esquivando aquellas chispas. Podrían seguir un camino paralelo. Retirarse si así lo deseaban y huir de aquel edén maldito. Atacarlos a todos sin distinguir entre civiles y cómplices…
¿Qué haría aquel grupo tan variopinto que había estado tan enfocado en las antiguas rencillas? Tal vez se olvidasen una vez alcanzasen el claro.
Una vez llegasen allí, verían la inmensa dolina sin fin de la cual emanaba la misma luz que el fuego verde que abrazaba al sauce y a las dos figuras entrelazadas en su tronco. Un fuego sin calor se adueñaba de todo e iluminaba los rostros de los civiles ciegos que habían seguido a Ivy en esa locura junto a los que sufrían una sumisión involuntaria con una mirada mucho más ausente. Y todo estaba iluminado en ese verde intenso y turbio.
La líder caminó hasta el sauce y su imagen se desvaneció una vez tocó con la palma el tronco. Los civiles que portaban el pañuelo la acompañaron quedándose de espectadores apartados, cerca del árbol y aquellos sin él empezaron a agruparse a corro en el contorno del agujero, empezando a abarcar su contorno. Una vez el borde de la dolina ya estaba cubierto, los siguientes describieron otro círculo a su alrededor, y una vez este se completó, se formó uno nuevo. Todos se agruparon como los anillos de edad de un tronco en torno al inmenso agujero sin fin que liberaba gritos provenientes del mismo infierno. Ancianos y adultos, mujeres y hombres, policías y criminales se dieron la mano mirando hacia el centro.
Las ramas del árbol empezaron a crujir mientras se movían y con ellas las raíces, haciendo temblar la tierra. Se movían para liberar en una metamorfosis lenta a las dos figuras que yacían abrazadas en él. Sus siluetas claramente reconocibles delataban para quienes habían tratado con ellos en vida que eso era apenas la cáscara de quienes fueron una vez
- Bienvenidos… - Todo rastro de humanidad había desaparecido salvo por la forma antropomórfica que aún conservaban ambos. Sus voces sonaban juntas y cuando uno hablaba, el otro movía también los labios, pero se escuchaban cuatro voces, no las dos que deberían acompañarles. Dos femeninas y dos masculinas. - Honraremos el sacrificio de vuestras almas hoy aquí forjando un amor indestructible -
¿Había algo de la Hiedra que todo el mundo conocía ahí dentro? Tal vez, si alguien prestaba atención, podría fijarse en que entre los civiles no había un sólo menor de edad.
Un escalofrío recorrió el espinazo de todos nuestros protagonistas.
- Es el momento - Sentenciaron ambos justo antes de besarse. - Rindo mi alma a los valientes enamorados Pinet y Florina - Sentenciaron todos los civiles a la vez.
Y con esa despedida, todos pudieron presenciar cómo el primer corro de ciudadanos extendían una de sus piernas para dar un paso al vacío.
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Aidan Doyle Marvel Universe
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019] 27th Septiembre 2024, 00:40
Aidan se disponía a lanzar su grito, pero, entonces, incomprensiblemente, el tipo se dio la vuelta y salió corriendo. El cantante, que no dejaba de ser un tipo que, hasta hacía literalmente dos meses, había sido un civil normal y corriente y ahora se encontraba en mitad de una puta guerra de guerrillas, estaba bastante ocupado agazapándose en el suelo para tratar de esquivar las balas y demás amenazas como para darse cuenta de lo que fuera que le había hecho marcharse. Para colmo, el cabrón les lanzó una bola que exudaba humo impidiéndoles distinguir nada (¿qué era, una especie de ninja?). Y cuando digo nada, quiero decir NADA. Por eso no pudo hacer más que gritar (y no de la manera molona, creedme) cuando de repente notó el sonido que hacía la espada cortando el aire y distinguió el centelleo que le habría atravesado la cabeza... un segundo antes de que la arlequina la desviara con sus balas.
Aidan, que se había encogido por reflejo sobre sí mismo protegiéndose la cabeza con los brazos (sí, como si eso fuese a servir para algo), abrió un ojo al notar que aún seguía vivo, y descubrió a su compañera retorciéndose en el suelo con una pierna malherida.
- ¡Jesús, Harley! -exclamó exhalando todo el aire que había estado conteniendo sin darse cuenta. Rápidamente corrió hacia ella y la ayudó a hacerse un torniquete de primeros auxilios con el pañuelo-. Me has salvado la vida... Otra vez.
—¡Van a por la sacerdotisa! ¡Tenemos que protegerla!
- ¡Pero qué dices! ¿Estás loca?
Trató de retenerla, pero la arlequina se movía llevada por la determinación, y no pudo evitar que se pusiera de pie.
- ¡Harley! Me parece que lo más sensato sería hacerle caso a ese tipo y salir pitando de aquí. ¡Mira a tu alrededor; es una batalla campal! ¿Es que quieres morir?
Pero la gothamita ya había salido corriendo, con una agilidad sorprendente considerando la herida. Aidan se replanteó seriamente qué hacer durante seis segundos completos.
Él no había firmado para aquello. No hacía ni diez días que había conseguido escapar de una carnicería; Había comprado el discurso de Ivy de que allí estaría seguro, y había atravesado el portal con la esperanza de encontrar protección contra amenazas como la que había devastado Metrópolis. Encontrarse metido de lleno en otra puta batalla dos días después no era lo que le habían prometido, y no tenía el menor motivo para jugarse la vida allí. Él no era un héroe, y no le debía nada a Ivy.
Pero Harley le había salvado la vida tantas veces ya que había perdido la cuenta. Demonios, acababa de comerse un espadazo por salvarle a él.
¡Joder, mierda, joder!
Poniéndose en pie siguió a Harley a la carrera. La mujer le llevaba cierta ventaja, pero aunque era encomiable su capacidad para continuar corriendo a pesar de la herida, ésta la ralentizaba, permitiendo al irlandés alcanzarla.
- Harley, espera... -la llamó, sujetándola del brazo.
Iba a continuar tratando de convencerla, pero entonces se dio cuenta de que la mujer ya no corría, y que su mirada estaba fija en otro lugar. Aidan siguió la dirección de sus ojos y reparó en el brillo verdoso que emanaba de la dolina, cerca de la que se habían detenido, y de la cual emergían gritos aterradores que una vez más le trajeron recuerdos del infierno que acababa de abandonar.
Una sensación terrible se extendió por todo su cuerpo; una especie de pavor paralizante que comenzaba en la boca del estómago y ascendía hacia la garganta, y que no hizo más que incrementarse cuando vio cómo las decenas de civiles sin pañuelo se agrupaban en torno al agujero agarrándose de las manos como autómatas.
Cuatro noches atrás, Aidan había estado en el núcleo de un inmenso sacrificio demoníaco. Belial había utilizado su voz para atraer víctimas para el gran festín en el que se había convertido la ciudad de Metrópolis. Había asistido impotente a la carnicería que se había desarrollado a continuación, mientras los demonios devoraban y desgarraban a la gente y la sangre y las vísceras caían sobre él como una lluvia impía. La escena que se estaba desarrollando ante sus ojos tenía un halo terroríficamente familiar, y Ivy... Ivy tenía el mismo aspecto demoníaco que había tenido Wonder Girl tras ser poseída por Belial.
- Esa no es Ivy -susurró en un gemido ahogado que únicamente Quinn pudo escuchar-. Pinet y Florina son dos demonios -había estudiado suficiente ocultismo a raíz de su pacto como para saber al menos eso-. Esto no es una boda normal, ¡es una boda satánica!
Resultaba evidente lo que iba a pasar con los civiles desde incluso antes de que dieran el primer paso, pero, al igual que le había sucedido en Metrópolis, Aidan se quedó completamente petrificado e incapaz de reaccionar a causa del terror, sus dedos crispados en torno al brazo de Harley el único indicio de que no se había convertido en una estatua.
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Tema: Re: [Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019]
[Mini-Evento] La milla verde: Milicias (Eclipse, Cedric Valjean, Harley Queen, Jason Todd, Kim HwaJae, Aidan Doyle) [27/04/2019]