Mini-Evento: La Batalla por Atlantis- La lucha por los cristales (Batman, Wonder Woman, Nightwing)

El día después del aviso de Wonder Woman, Batman, Nightwing y la propia Mujer Maravilla se encontraban iniciando el descenso a las profundidades de los dominios de su amigo Arthur, que llevaba desaparecido desde los principios del fenómeno Omega. Según les había informado la forma astral de Arión durante su repentina (y fugaz) visita a la Atalaya del día anterior, coincidiendo con la Colisión de universos, una Atlántida procedente de una dimensión desconocida se había fusionado con la que gobernaba su compañero de la Liga, y su soberano, un tal Namor, la había rodeado con una especie de barrera mágica de naturaleza desconocida que no sólo impedía la entrada o salida de cualquier habitante de la ciudad submarina, sino que también bloqueaba las señales y comunicaciones.

Wonder Woman había enviado a Arión, un extraño personaje que había aparecido el día después de la Colisión asegurando ser un ciudadano de la Atlántida de hacía 45.000 años, a demostrar sus palabras averiguando qué era lo que estaba sucediendo en el reino submarino, y tras más de una semana, su respuesta había sido aquél alarmante mensaje que hablaba de una guerra que estaba teniendo lugar entre las dos ciudades. Aquaman estaba acorralado, y para romper el sitio era necesario destruir una serie de cristales mágicos que eran los que estaban manteniendo la barrera, pero éstos a su vez estaban siendo retroalimentados por un receptor que se encontraba en los dominios del enemigo. Así pues, Arthur y Arión deberían destruir el receptor para que ellos pudieran hacerse cargo de los cristales. Esa era toda la información de la que disponían por el momento, aunque eso estaba a punto de cambiar...

Repentinamente, el agua que se encontraba frente a los poderosos faros del batboat comenzó a cambiar, arremolinándose hasta conformar la imagen del mago atlante, al que Batman aún no conocía. Sus labios se movieron pero sus palabras se dejaron escuchar directamente en el interior de sus mentes:

>>Saludos, compañeros, me alegra ver que habéis venido. He sido enviado para poneros al tanto de nuestro plan. En éstos momentos los hombres de Arthur se disponen a realizar una maniobra de distracción para posibilitar que él y yo podamos infiltrarnos en los territorios de Namor para localizar y destruir el receptor que alimenta los cristales, pero el grueso de nuestras tropas se encuentra ahora mismo situado junto a la barrera mágica, de manera que, cuando consigáis hacerla caer, se unirán a vosotros para que podáis comandarlos en un ataque por la retaguardia, ya que Namor no dispondrá de defensa alguna en la zona que ya está protegida por la barrera. Los cristales son cuatro, y están situados en los cuatro puntos cardinales de la ciudad. Ésa es toda la información de la que disponemos, aunque es de suponer que contarán con una buena defensa. Por el momento aún no podéis hacer nada, ya que si iniciáis el ataque pondréis sobre aviso a Namor y es posible que nos descubran a Arthur y a mí.Mi consejo es que os dividáis y os dirijáis cada uno hacia uno de los cristales y os apostéis allí hasta que hayamos destruido el receptor que los alimenta, procurando no ser detectados por las patrullas. Os aviso que según los informes que hemos recibido, Namor tiene gente vigilando el perímetro de la ciudad en un radio de 20 kilómetros, quizá más, y que sus guardias van montados a lomos de calamares gigantes, que disponen de una visión magnífica en la oscuridad. Sabréis que son el enemigo porque, a diferencia de los soldados de Aquaman, tienen la piel de color azul. Os daréis cuenta de que el receptor ha caído cuando volváis a tener señal para las comunicaciones. En ese momento deberéis atacar con todo lo que tengáis y procurar hacer el mayor daño posible en un sólo ataque, ya que sois únicamente tres, mientras que los cristales son cuatro. Por tanto, en cuanto hayáis destruido vuestros objetivos lo más probable es que Namor envíe refuerzos para proteger el cristal restante, y tendréis que volver a reuniros para realizar un ataque conjunto. Cuando la barrera caiga, nuestros hombres se reunirán con vosotros y dará comienzo el asalto final. ¿Está todo claro o tenéis alguna duda?

De ésta manera, gracias al apoyo de Dick, la joven Carrie pudo sumarse a la misión, y el grupo se separó. El Batboat disponía de una esclusa que permitía a dos personas abandonarlo, dejando un lapso de tiempo antes de poder ser utilizada de nuevo. Como Diana era la más rápida, la dejaron a ella para la segunda ronda de la esclusa, saliendo Batman y Nightwing los primeros.

La vigilancia aumentaba más y más a medida que el joven Titán se iba acercando a la zona donde tenían escondido el cristal, al tiempo que el terreno se hacía gradualmente más abierto y despejado, con lo que cada vez resultaba más complicado esconderse o esquivar las patrullas. En un momento dado, llegó ante una formación natural con forma de túnel. Según las coordenadas que les había dado Arión, para llegar hasta el cristal tendría que pasar al otro lado, pero había un grupo de guardias patrullando a lo largo. Dos de ellos se encontraban separados del resto, custodiando la entrada armados con lo que a primera vista hubieran podido parecer rifles de asalto, sólo que acaban en dos puntas metalizadas de aspecto futurista. Nightwing sabía, por sus experiencias en Atlantis con su amigo Kaldur, que los Homo Mermanus, al ser una raza completamente adaptada para la vida en las profundidades, debían de ser mucho más rápidos y fuertes que él, y, a diferencia del joven humano, cuyos movimientos se veían ralentizados y entorpecidos por el agua, el líquido elemento les era completamente natural y funcionaban en él a la perfección. Sin embargo, si conseguía emboscarlos y deshacerse de uno antes de que el otro pudiera reaccionar, quizás tuviera alguna oportunidad...

La amazona no era tan buena para las infiltraciones sigilosas como Batman o Nightwing, y aunque se movía mucho más rápido, no tardó en ser descubierta por una patrulla formada por tres Homo Mermanus montados sobre calamares gigantes, cuando se encontraba a unos veinte kilómetros de distancia de su objetivo. Ella no pudo verlos a tiempo porque los calamares tenían una impresionante visión a mucha distancia en las profundidades oceánicas. Los atlantes de piel azulada apuntaron hacia ella con sus curiosas armas y empezaron a disparar. Varios rayos impactaron de lleno en la amazona, envolviéndola en una red de descargas de color carmesí, como sacudidas eléctricas, en lo que parecía ser alguna clase de tecnología aturdidora adaptada para funcionar bajo el agua... Los rayos no eran letales, pero el dolor que causaban era tan intenso que, si no se andaba con cuidado, podría llegar a perder el conocimiento...

CARRIE

En cuanto a la joven Robin, el uso del Batboat conllevaba tanto grandes ventajas como profundos inconvenientes. La ventaja evidente era, claro estaba, la resistencia y fortaleza del vehículo, así como el variado arsenal con el que iba equipado, pero, por otro lado, resultaba considerablemente más grande y llamativo que si se hubiera aventurado enfundada en un simple traje como los demás. Para las patrullas de Homo Mermanus, la visión de lo que parecía ser un acorazado de guerra en miniatura, hizo que cundieran todas las alarmas. Alarmas que llegaron a oídos de un viejo conocido de la Liga...

Desde las habitaciones que Namor había preparado para él, Ocean Master observaba la irrupción del pequeño bote acorazado a través de una burbuja mágica que flotaba sobre el crisol que utilizaba para la realización de sus conjuros. Quizá para aquellos estúpidos Homo Mermanus el Batboat no significase nada, pero él sabía muy bien lo que implicaba, y sabía que iban a hacer falta algo más que unas simples patrullas para detener su avance hasta los cristales. Los soldados de Namor iban a necesitar refuerzos... La clase de refuerzos que él podía convocar por vía telepática.


----------------------------------------

Por el momento, Carrie no estaba teniendo problemas para avanzar. Las patrullas que le salían al paso no podían hacer nada para frenar su avance hacia el tercer cristal, pero entonces, el sónar de la nave comenzó a captar algo que se aproximaba hacia ella... Algo muy, muy grande...

¿Qué demonios...? ¿Peces monstruosos del tamaño de acorazados? ¡E iban equipados con torpedos! Las criaturas dispararon y los sensores internos del vehículo empezaron a pitar activando todas las alarmas...

Sin embargo, a diferencia de lo que Ocean Master pensaba, Batman no se encontraba en el interior del Batboat. Quizá, de haberlo sabido, no habría malgastado unas fuerzas de ataque tan poderosas sobre una simple niña y habría preferido enfocarlas en otra dirección... Aquella en la que el justiciero enmascarado avanzaba inadvertido.

Si algo podía decirse de Batman, era que se trataba de un verdadero experto en cuanto a infiltraciones sigilosas se trataba, aún estando bajo el agua. Escogió para sí mismo el cristal que se encontraba más alejado y aislado, y recorrió los primeros kilómetros utilizando su unidad de propulsión acuática sobre el traje anfibio, un dispositivo que, diseñado para parecerse a las alas de un murciélago, le permitía nadar a una velocidad mucho más rápida y contaba además con fuentes de luz sobre las correas que se ceñían a los hombros, para permitirle ver en las oscuridades marinas. Su traje anfibio le confería protección extra para las temperaturas extremas de las profundidades y estaba provisto con ocho horas de suministro de aire, ya que había preferido no confiar en las conchas que les había proporcionado Diana.

El último cristal se encontraba situado en unas fábricas abandonadas que había a las afueras de Atlantis, y para llegar habría que atrevsar una amplia explanada en donde no había absolutamente nada que pudiera usar para esconderse. Por fortuna, la oscuridad allí abajo era absoluta, por lo que, mucho antes de llegar a terreno descubierto, se deshizo de la unidad de propulsión acuática, dejándola oculta tras unas rocas, y se dispuso a recorrer el resto del camino a nado, guiado únicamente por las indicaciones del mapa que le mostraba su visor, en el que había introducido las coordenadas con la localización del cristal antes de salir.

Totalmente a ciegas, estaba a punto de adentrarse en la llanura descubierta, cuando un súbito resplandor atrajo su atención. Por puro instinto se revolvió en el agua y miró en la dirección de la luz, y pudo ver cómo un pez espantoso se iluminaba de repente y uno de los tiburones más feos que había visto en su vida, con un tamaño de casi cinco metros, se arrojaba sobre él, engulléndolo de un bocado. Pero lo más sorprendente es que fue capaz de ver aparecer el tiburón como si literalmente se dibujara ante sus ojos, emergiendo de las tinieblas con la misma luz, en apariencia mágica, que había desvelado al pez. No le costó más que unos segundos darse cuenta de que había peces brillando por todas partes, a intervalos regulares. Un instante antes no había nada, y un momento después su silueta se iluminaba y resplandecía para desaparecer poco después, y cuando la presa era lo suficientemente grande, acudian los tiburones.

Entonces lo comprendió, y fijándose bien fue capaz de distinguir una miríada de diminutas gambas que imbuían de una sustancia fosforescente a todas las criaturas que se adentraban en la llanura, de manera que su silueta quedaba resplandeciendo vivamente en la oscuridad, para que los guardias que sin duda estarían apostados en las torretas de vigilancia de las fábricas pudieran distinguir a los posibles intrusos a mucha distancia. Posiblemente los tiburones estuvieran entrenados para abalanzarse sobre todo lo que brillara y alcanzara un tamaño mínimo... Era el sistema de alarma más ingenioso con el que se había topado nunca, y suponía un reto incluso para él. ¿Cómo iba a hacer para acercarse sin activarla? Porque si se desvelaba estaría atrayendo sobre sí a todos los hombres que pudieran estar apostados en las fábricas, y los atlantes eran más rápidos y más fuertes, por no hablar de que se encontraban en su medio y él no, y poseían una avanzada tecnología, además del apoyo de las criaturas marinas...

El plan de Dick salió bien a medias; Cuando el soldado atlante disparó con su rifle, un rayo de energía roja emergió del cañón impactando de lleno en su compañero y envolviéndolo en una intrincada red de descargas eléctricas que obligaron al antiguo Titán a soltarlo, so riesgo de quedar envuelto también en convulsiones espasmódicas. Nightwing entendía bastante de los efectos de la electricidad en el organismo, ya que sus bastones estaban imbuidos de dicha energía, y comprendió rápidamente que debía de tratarse de algo bastante similar, pese al color. El otro soldado volvió a disparar, sólo que ésta vez lo que emergió de un cañón secundario del rifle fue un amasijo de red que rápidamente se desenrolló al contacto con el agua e, impulsada por la potencia de disparo del arma, se abatió directamente sobre el joven héroe. Nightwing trató de esquivarla, pero sus reflejos bajo el agua estaban considerablemente mermados (además del hecho de que no podía ver absolutamente nada y sólo podía moverse por el oído), y no fue capaz de apartarse con la rapidez suficiente, por lo que quedó atrapado y envuelto bajo la red mientras el hombre daba la voz de alarma y avisaba a sus compañeros para ir a por él. La luz de las descargas se había apagado ya, pero Dick sabía que el soldado caído, junto con su arma, no podían encontrarse muy lejos. Si pudiera alcanzarlos...


Los, como la muchacha acertadamente los había llamado, "peces de guerra", impactaron brutalmente contra la barrera mágica llevados por la inercia de la velocidad que llevaban, mucho mayor por tratarse de criaturas orgánicas de la que podrían haber alcanzado otras naves de su tamaño. Los soldados atlantes que iban sobre el acorazado salieron despedidos hacia delante por la fuerza del golpe, chocando con la barrera a su vez y quedando tan aturdidos como las criaturas que comandaban, momento que Carrie aprovechó para buscar algún lugar que le sirviera de cobijo en el fondo del mar.

No podía creer en su suerte cuando encontró un amplio arrecife de corales negros, una subespecie de los corales normales que se desarrollaban en ambientes marinos más profundos y oscuros que los arrecifes de coral de la superficie, y poseían además el color idóneo para camuflar su vehículo.

El sónar de los atlantes no podría detectarla allí, entre tanto coral, y el color dificultaría que pudieran descubrirla a simple vista, pero sabía que lo primero que harían en cuanto se recuperaran del impacto sería peinar toda la zona para encontrarla. La cuestión era si conseguiría permanecer oculta el tiempo suficiente hasta que recibieran la señal de ataque de Arión...


En situaciones normales, una flecha no podría haber sido disparada en el agua, pero Diana era una amazona, y estaba bendecida por los dioses del Olimpo, los cuales le habían concedido, entre otras cosas, una fuerza muy superior al límite humano. Poseía además la destreza y la puntería de Artemisa, por lo que su flecha surcó las aguas desafiando su empuje con la fuerza suficiente como para impactar en el pecho del hombre que había tratado de dispararla.

Sin embargo, había un don que no poseía, y éste era la capacidad de poder ver en la oscuridad más absoluta, problema que sus enemigos no tenían. Además, los atlantes tampoco eran tontos, y en cuanto comprendieron que se estaba guiando por la luz de sus rifles para atacarles dejaron de disparar y encauzaron sus monturas hacia ella. El calamar que se había quedado sin conductor también atacó, y entre los tres no tardaron en atraparla entre sus tentáculos...


Las alarmas estaban empezando a dispararse por todas partes, todas en las cercanías e inmediaciones de las zonas en las que se encontraban los cristales. La visión que le otorgaban los peces le permitió distinguir por un lado a la Mujer Maravilla, y por otro al jovencito que había sido anteriormente pupilo de Batman. El escuadrón que había enviado a por el Hombre Murciélago acababa de fracasar miserablemente y habían perdido momentáneamente su rastro, y en la zona de las fábricas abandonadas se había activado la alarma de intruso, aunque aún no habían podido encontrarlo. Esperaba con todas sus fuerzas que no se tratara de Supermán. En cualquier caso, de los objetivos que actualmente tenía a la vista, estaba claro cuál era el más vulnerable. Se dirigió hacia una perla gigante que se encontraba en un extremo de la sala y realizó un movimiento con la mano, provocando que la imagen se enturbiara y apareciera el rostro de Black Manta:


- David, nos ataca la Liga de la Justicia, estoy seguro de que ya habrás escuchado las alarmas.

- Así es, señor. ¿Qué debo hacer?

- Tenemos a Batman en el cristal Este, a Wonder Woman en el Norte y a un desconocido en el Sur, pero ahora mismo el que me interesa más es Nightwing, que se encuentra en las proximidades del cristal Oeste. De todos nuestros indeseables invitados es el más fácil de derrotar aquí abajo, fuera de su elemento. Llévate una patrulla, ve a por él y tráemelo vivo a toda costa. No falles bajo ningún concepto, David; si Supermán está involucrado además de Batman y Wonder Woman, tener al chico como rehén será nuestra única baza para superar ésta crisis.

- Así se hará.

La imagen de Black Manta desapareció, y Ocean Máster se giró hacia un soldado que se encontraba cerca.

- Que suelten las anguilas rastreadoras en la zona de las fábricas. ¡Quiero cada edificio en las cercanías del lugar en donde se ha detectado al intruso registrado de arriba abajo hasta encontrarlo!

- A sus órdenes, señor -dijo el atlante antes de desaparecer nadando.

No tenía grandes esperanzas de acabar con Wonder Woman, pero si David lograba traerle a Nightwing quizá aún pudieran ganar la guerra. Siempre y cuando Namor cumpliera su parte dentro de los confines de la barrera, claro estaba...


El complejo industrial, visto desde lo alto, constituía un extenso conjunto de cúpulas complejamente entrelazadas entre sí mediante enormes tubos que ascendían y descendían para conectar con gigantescas esferas que se apoyaban sobre pilares ridículamente delgados, conformando un entramado tridimensional que recordaba en cierta manera a un racimo de uvas en el que las uvas estuvieran entrelazadas.


Su interior carecía de entreplanta; dado que los Homo Mermanus podían funcionar en tres dimensiones, la existencia de un suelo que limitase el espacio no habría tenido el menor sentido. En lugar de ello, una especie de esqueleto de vigas de una aleación metálica servía tanto para mantener los componentes de lo que parecía ser maquinaria firmemente sujetos a la pared o al techo en las aberturas, como para facilitar el movimiento y el apoyo de los trabajadores, con pequeños asideros y agarres y algún que otro cuadro de mandos.

En el centro había una estilizada columna con un sinfín de superficies táctiles y cuadros de mandos, por cuyo interior seguramente circularía la energía que sostenía la producción. La base de cada triángulo la conformaba un tubo transparente que probablemente serviría para transportar el producto cuando la fábrica estaba activa, a modo de cadena de montaje, pero que ahora mismo estaban vacíos y en silencio. La mayor parte de la maquinaria parecía haber sido retirada también, lo que reforzaba la impresión general de haber destinado aquella zona a otros fines (la custodia del cristal).


No había tenido aún tiempo de asombrarse cuando vio cómo una anguila de un tamaño superior a los tres metros se filtraba por una de las ventanas del edificio, rastreando cada esquina y rincón a la búsqueda del intruso, seguida de cerca por una patrulla de cuatro Homo Mermanus armados. En el interior de la fábrica no había muchos lugares en los que esconderse... ¿Qué haría?

El plan salió bien y Dick consiguió salir de la red habiéndose librado de los dos guardias. Ahora, además, contaba con una nueva y efectiva arma. Pero por desgracia, la alarma había sido lanzada, y los guardias que custodiaban el cañón se dirigían nadando hacia él. El joven titán pensó a toda prisa una estrategia que le permitiera superar el obstáculo y la respuesta le llegó del leve zumbido que notó en el rifle futurista que sostenía entre sus manos. Acababa de dispararlo y ahora se estaba recargando, como indicaban los niveles de batería en azul que se iban iluminando en el lateral. Eso le dio una idea. Si mantenía apretado el botón de recarga utilizando un cordón de la red, y utilizaba la propia red para fijarlo en una de las paredes del cañón, conseguiría que el rifle se sobrecargase y, si explotaba, era más que probable que pudiese generar un pequeño derrumbe en el pasadizo. Como se trataba de una construcción natural y estaba abierta por arriba, podría aprovechar el caos y la confusión resultantes para colarse por detrás, robar otra de aquellas curiosas armas y, quizás, dejar fuera de combate a cuatro o cinco antes de dirigirse hacia el cristal...


Diana tenía razón: los atlantes habían cometido un grave error. Porque la amazona había sido bendecida por Démeter con la fuerza extraída del espíritu de la misma Tierra, convirtiéndola en una de las heroínas más poderosas del planeta entero, y gracias a los dones de Pallas Atenea era una maestra en el combate cuerpo a cuerpo. Ello, unido a su fabuloso oído, otorgado por Artemisa, y a su increíble velocidad, concedida por Hermes, hacían de ella una de las adversarias más temibles que aquellos pobres soldados habían tenido la desgracia de enfrentar, y armada con su hacha era prácticamente imparable. En cuestión de segundos las aguas estaban teñidas con la sangre de los moluscos, los tentáculos cortados flotaban por todas partes y los soldados estaban tratando de nadar para alejarse de ella y poder dispararle nuevamente con sus armas en un gesto desesperado. Los refuerzos no debían tardar demasiado en acudir...


El escondrijo entre los corales era muy bueno, pero los soldados atlantes no estaban perdiendo el tiempo, y después de hacer varios barridos por la zona, finalmente localizaron el vehículo con sus sónar... Iba a tener que darlo el todo por el todo y llegar hasta el cristal antes de que le dieran alcance.


- ¡Señor, señor! -exclamó uno de los soldados irrumpiendo en la estancia-. ¡Por fin hemos localizado al intruso de las fábricas! ¡Se trata de Batman, señor!

- ¿Qué? -un sudor frío empezó a brotar por los poros del hechicero al tiempo que su mirada se focalizaba en la imagen del acorazado del murciélago, que acababa de volver a ponerse en marcha-. Pero entonces... ¿quién...? ¡Robin! ¡Maldición! ¡Desviad todas las fuerzas que podáis! ¡Centradlas en los alrededores del cristal en las fábricas! ¡No permitáis que el murciélago se acerque!

Pero ya era demasiado tarde, porque Batman había conseguido pasar inadvertido el tiempo suficiente, y ahora se encontraba en el lugar indicado, en el momento justo, en el preciso instante en el que el rostro del mago se materializó de nuevo ante cada uno de los miembros del grupo de infiltración para decir una simple frase:

- El receptor ha caído, los cristales están vulnerables: ¡Actuad ahora!

El cuanto los integrantes del grupo recibieron el aviso del mago, se apresuraron a llegar a su destino, algunos con más suerte que otros.

La estratagema de Dick surtió efecto; el túnel se derrumbó, atrapando a algunos de los soldados bajo las piedras y creando un considerable monto de confusión entre el estrépito y el polvo que se había levantado del lecho marino, cubriéndolo todo con un espeso velo de arena y sedimentos que el Titán aprovechó para dejar inconsciente por la espalda a uno de los guardias y sustraerle su arma eléctrica. Más adelante se valió de su astucia y su ingenio para continuar abriéndose camino al más puro estilo Dick Grayson, hasta que, finalmente, llegó al amplio anfiteatro natural en cuyo centro descansaba el cristal.

Más y más soldados se aproximaban al oír la llamada de alarma, pero Dick se impulsó y, tras un último empujón, alcanzó su objetivo, en el preciso momento en el que Black Manta y sus secuaces alcanzaban el anfiteatro. El joven héroe miró a su antagonista, sonrió... y descargó toda la potencia de los dos rifles eléctricos sobre el cristal. Se produjo un chispazo seguido de un intenso resplandor y Nightwing salió despedido hacia atrás. Cuando la luz se apagó, el cristal permanecía opaco y sin brillo, como cuando una bombilla se funde. Había logrado su objetivo, pero poco pudo enorgullecerse del mismo, pues los hombres de Black Manta se arrojaron sobre él antes de que pudiera recuperarse y rápidamente le dejaron inconsciente.

---------------------------

Diana no tuvo tanta suerte en un principio, aunque resultó ser considerablemente mejor al final; había perdido mucho tiempo con las criaturas y para cuando logró llegar a las inmediaciones del cristal había ya todo un ejército esperándola. Sin embargo no suponían gran cosa para la amazona; era rápida y extraordinariamente resistente, por lo que lo único que consiguieron fue prolongar lo inevitable. Puede que la heroína no viera muy bien en la oscuridad absoluta, pero el cristal brillaba con luz propia y resultaba un blanco claro para la guerrera, quien, utilizando su velocidad, pasó a través de las hordas que intentaban frenarle el paso y le propinó un poderoso golpe con la espada, partiéndolo en dos. La misión estaba cumplida, ahora sólo restaba salir de allí...

----------------------------

En cuanto a Carrie, la orden del mago le llegó al mismo tiempo que los sensores del Batboat se iluminaban con las señales de alerta que indicaban que los enemigos habían acabado detectando finalmente el vehículo. La intrépida Robin puso en marcha todos los controles y salió disparada a la máxima velocidad en dirección al cristal, obligando a los atlantes a esquivarla para no ser atropellados. Con su mayor rapidez no le costó dejarlos atrás y, en cuanto tuvo el cristal a tiro de los torpedos apuntó y disparó los dos a la vez.

Los pequeños pero efectivos proyectiles, diseñados inicialmente para dañar los sistemas de propulsión de otros vehículos marinos, surcaron las aguas en línea recta, dejando una estela blanquecina tras de sí hasta finalmente impactar en el blanco establecido, haciendo estallar en mil pedazos el cristal. Mientras atlantes y animales submarinos se apresuraban a darle alcance, la muchacha se preguntó si su jefe habría tenido éxito en su misión.