Mini-Evento: La Batalla por Atlantis - Confrontación final (Dick Grayson y Tony Stark primero, Wonder Woman, Batman, Carrie y Smith después)

Namor estaba furioso. Ostensiblemente furioso. Flotaba de un lado al otro de la acuosa sala que constituía su dominio mientras el Vengador conocido como Tony Stark le contemplaba desde el suelo. La situación era mala, muy mala. El receptor había caído, y aún estaba esperando noticias de sus hombres acerca del estado de los cristales y la barrera, pero al menos habían conseguido capturar al impostor. Había dejado a Smith y Barton para que interrogaran al supuesto rey atlante cuando recuperara el conocimiento, ya que en aquellos momentos Stark era el único en el que confiaba lo suficiente como para permitirle permanecer a su lado y albergaba inquietudes que necesitaba compartir con él.

- No podía controlar al kraken -le dijo finalmente, cuando cesó en su furioso deambular de animal enjaulado-. Soy el Señor de la Atlántida, poseo control sobre todas las criaturas marinas, tú lo sabes bien. Yo mismo dejé al kraken al cuidado y custodio del receptor, pero cuando se volvió contra nosotros y empezó a atacar a mis huestes... no podía pararlo. Era como si algo le bloqueara y le impidiera recibir mis instrucciones. No podía llegar hasta él...

Se detuvo a escasos pasos del millonario y, por vez primera desde hacía mucho, pareció verdaderamente vulnerable.

- Al principio pensé, por las palabras del impostor, que se trataba de alguna clase de brujería orquestada por él y por sus aliados, pero lo que dijo al final... -movió la cabeza, consternado y preocupado-. No sé qué pensar... Dijo algo acerca de haber sido corrompido por energías demoníacas. Tu lo combatiste, dime... ¿notaste algo raro o inusual en él?

Namor meditó largamente las palabras del Vengador, sentándose en su trono.

- Creo que es hora de que conozcas al mago de mi corte -dijo antes de llamar a uno de sus guardas-. Traedme a Ocean Master.

Poco después, apareció un hombre de aspecto altivo escoltado por los guardias del rey. Usaba un tridente a modo de bastón y llevaba una curiosa máscara de tritón que le cubría las facciones.


- Iron Man, te presento a Ocean Master. Él y su aliado, Black Manta, aparecieron después de la Colisión y se unieron a mis tropas. Es un mago muy poderoso, en concreto el que instaló el sistema de cristales mágicos que alimentaban la barrera. También estaba encargado de su custodia. ¿Qué tienes que decir a eso, Ocean Master?

El rey había fruncido levemente una ceja al hacer la pregunta. Posiblemente ya hubiese llegado a sus oídos lo que había sucedido, aunque Tony Stark no pudiese más que imaginar cómo.

- Mi rey -el aludido hincó una rodilla en tierra e inclinó la cabeza antes de volver a incorporarse-. Como sin duda ya habéis oído, la barrera ha caído, pero sólo porque el usurpador se las ingenió para destruir primero el receptor que se encontraba en vuestros dominios...

Su voz era meliflua, convincente, seductora. Namor se levantó de su trono.

- Después hablaremos del receptor y las defensas que pusiste para protegerlo, hechicero. En éste momento me interesa más saber cómo cayeron los cristales.

- Estaban fuertemente custodiados, mi rey, pero el enemigo trajo poderosos aliados de la superficie...

Una burbuja del tamaño de un balón de fútbol flotó entre él y Namor para mostrar dos rostros: el de una mujer y un hombre con un disfraz de murciélago.

- Wonder Woman, una amazona bendecida con los dones de los Dioses, tan poderosa como el mismo Thor, y Batman, un hombre que, pese a no tener superpoderes, posee un ingenio y una astucia por encima de lo corriente.

- ¿Me estás diciendo que fueron capaces por sí solos de atravesar las defensas de los cuatro cristales? -inquirió escéptico el rey.

- Tuvieron ayuda, mi señor, pero hemos conseguido capturar a uno de ellos.

Ocean Master hizo una señal y Black Manta se adelantó empujando una burbuja enorme en cuyo interior se debatía un muchacho joven ataviado de negro y azul, con el rostro cubierto por un antifaz.


- Es un rehén valioso, rey Namor... ni más ni menos que el pupilo del cerebro de toda la operación: Batman. Podemos usarlo a nuestro favor para obligarles a retirarse y conseguir así el tiempo necesario para restituir la barrera...

- Un segundo, hechicero... Quiero escuchar lo que el muchacho tenga que decir -indicó Namor-. Haz que la burbuja desaparezca.

- Pero señor... El chico pertenece a la superficie. La burbuja le facilita el oxígeno que necesita para no perecer asfixiado...

- Al mismo tiempo que le imposibilita por completo pronunciar palabra alguna -completó el rey, frunciendo aún más el ceño-. Me consta que conocerás la manera de conseguir que hable sin morir ahogado, y más te vale que sea así, ya que es, según dices, un rehén tan valioso...

Ahora le tocó el turno a Ocean Master de fruncir el ceño ante el tono plagado de amenaza del rey, pero no hizo nada. Con un gesto, se limitó a deshacer la burbuja. Ésta reventó y pareció colarse a través de la nariz y boca del muchacho, que, durante un agónico instante, sintió que se ahogaba, pero ya después pudo comprobar que podía respirar en el agua con normalidad como si se tratara de oxígeno.

- El hechizo le permitirá respirar durante algún tiempo -dijo Ocean Master, lanzando al Titán una mirada cargada de advertencia-. Más le vale no desaprovecharlo.

Nightwing echó una mirada rápida a su alrededor, pero la situación no parecía nada halagüeña para él... Tenía ante sí al que parecía ser el rey de los atlantes junto a un extraño hombre embutido en una vistosa armadura roja y dorada, y detrás de él estaban Ocean Master, Black Manta y al menos una docena de guardias atlantes armados. Parecía que no podría salir de aquella situación peleando...

El ataque del Hombre de Hierro fue fulminante y pilló por sorpresa a todo el mundo. Nadie se esperaba que, en mitad de un interrogatorio a un prisionero, cuyas palabras a priori habían de inspirar muy poca confianza, el hombre venido desde la superficie iniciara un ataque contra el aliado del rey sin tener (aparentemente) la más mínima prueba de que lo que decía el muchacho era cierto y no una simple excusa para ganar tiempo.

Ocean Master no se lo vio venir; en el tiempo en que se tarda en parpadear una vez, la finísima red del arma del Vengador se abatió sobre él, envolviéndolo y aturdiéndolo con la descarga hasta dejarlo incapacitado.

Black Manta y sus hombres se llevaron las manos a las armas, pero antes de que pudieran iniciar un ataque los soldados del rey atlante les habían rodeado, apuntándoles con sus rifles y tridentes y apresurándose a tomar sus armas.

- ¡Majestad! -exclamó Black Manta- ¿Qué significa ésto? ¿Vais a creer las palabras de un prisionero de guerra y un habitante de la superficie antes que la de los aliados que os ayudaron a levantar la barrera y a defenderos del enemigo?

- Namor -intervino entonces el millonario-, creo que este tipo te ha engañado, si el calamar estaba corrompido por energías demoníacas es mucha casualidad que su tridente use el mismo tipo de energía, sabes que no creo en las casualidades, pero ahora todo empieza a cobrar sentido, tanto a ti como al otro os han manipulado para que os enfrentéis, para que vuestros pueblos luchen y mueran, es momento de pararse a pensar y analizar lo que realmente está pasando aquí, pero te aconsejo que mientras tanto mantengas a este tipejo a buen recaudo.

Se produjo un tenso silencio en la sala; todas las miradas estaban clavadas en el rey, que, finalmente, se incorporó con un leve impulso que lo elevó flotando en las aguas por encima del trono hasta descender cerca de donde se encontraban todos. Su rostro mantenía una expresión impasible, de manera que, a primera vista, nadie habría sabido anticipar lo que iba a decir o cuál iba a ser su veredicto.

Y, entonces, habló:

- Ya sabía que Ocean Master y el usurpador eran hermanos -dijo, acercándose primero a Dick y mirándole desde su posición, ligeramente superior en el agua-. Fue lo primero que me dijo para convencerme de su utilidad para mí en ésta guerra. Aseguró tener conocimientos que podrían venirme muy bien para derrotar a mi adversario, y no dudó en enumerar la larga lista de agravios a los que su hermano le había sometido, incluido su destierro.

Hizo una breve pausa para mirar al hechicero inconsciente y a su segundo, que le observaba con impotente furia al otro extremo del aguzado filo de las lanzas de los soldados.

- Nunca me han gustado los traidores -continuó el egregio y adusto rey-. ¿Qué clase de lealtad puede esperarse de alguien que lleva la traición en la sangre? ¿Quién me podía asegurar que no habría de traicionarme a mí cuando las circunstancias ya no le fueran convenientes? Pero tengo que admitir que, en aquél momento, e influido también por mis consejeros, me dejé llevar por lo que creí que era mejor para mi ciudad. Tener un Efialtes en mi bando me aseguraba una victoria más rápida y por tanto un sufrimiento menor para mi pueblo. Me doy cuenta ahora de que me equivoqué.

- Pero... alteza -protestó Black Manta-. No tenéis pruebas...

- ¡Silencio! Le encargué a tu señor la protección del receptor, y él lo dejó al cargo del kraken, un kraken que había sido corrompido por energías demoníacas, ¡las mismas que emanan del tridente que utiliza como arma! En mi opinión, las pruebas son convincentes, tanto, como conveniente fue vuestra aparición en el momento en el que más desesperados estábamos. ¡¡Encerradlos en celdas!! -le dijo a los guardias-. Y aseguráos de que el mago no pueda utilizar ningún truco para escapar. ¡Quitadle el tridente! ¡Y traedme ahora mismo a Arthur Curry! Creo que tenemos una larga conversación pendiente...


Mientras tanto, en las celdas, el prisionero de rubios cabellos acababa de recuperar el conocimiento. El mercenario se disponía a "interrogarle" tal y como le había sido encomendado, cuando los soldados de Namor irrumpieron antes de que pudiera llegar a comenzar con sus cuidadas "atenciones".

- Traemos órdenes del rey -dijeron los soldados-. El prisionero debe ser conducido ante su presencia, intacto. Nos pidió que te dijéramos que viniérais también, tú y el otro Vengador.

Los guardias se ocuparon de abrir los grilletes que mantenían al atlante encadenado a la pared, lo inmovilizaron sujetándole las manos a la espalda y lo condujeron a la sala del trono donde se encontraban Tony, Dick y Namor.


Rodunn, el capitán de la Guardia Real de Aquaman, aguardaba nervioso junto con el grueso de sus tropas en el lugar establecido a que se reunieran con él los miembros de la Liga de la Justicia que habían venido desde la superficie para ayudar a su señor.

Aqualad había regresado muy alterado hacía algún tiempo, diciendo que Aquaman había caído en una emboscada y que no sabía lo que había sido del mago, pero que su mentor había sido hecho prisionero. Arión había regresado poco después, extenuado y malherido, comunicando que había continuado él sólo con la misión y que había destruido el receptor, logrando por el camino que el kraken guardián que lo custodiaba enloqueciera y se volviera contra sus aliados utilizando sobre él sus poderes mentales, aunque a costa de un gran esfuerzo.

Los aliados del otro lado de la barrera habían tenido éxito igualmente; Rodunn lo sabía porque la cúpula mágica que les aislaba del exterior había caído, pero se estaban retrasando más de la cuenta, y eso le inquietaba. ¿Les habría sucedido algo? Si querían tener éxito en el ataque sorpresa debían partir lo antes posible para pillar desprevenidos a los hombres de Namor en la retaguardia antes de que pudieran reorganizarse. Si tardaban mucho más no iba a tener más remedio que iniciar el ataque por su cuenta... Su señor le necesitaba.

Namor frunció el ceño al ver aparecer de aquella guisa al supuesto héroe.

- Que alguien le traiga algo para cubrirse -ordenó a sus hombres-. Éstas no son formas de tratar a un prisionero de la realeza.

Volvió a sentarse mientras uno de los soldados cubría al prisionero con una capa. La situación parecía haber variado de manera drástica en muy poco tiempo.

Por su parte, Arthur se mantenía impasible, digno y desafiante, por completo ajeno a su desnudez, clavando la mirada en el rey sin mostrar un ápice de vacilación. Sólo cambió su rostro cuando percibió la presencia de Dick en la sala, para mostrar esperanza y a la vez preocupación.

- ¡Nightwing! Si estás aquí significa que os llegó nuestro mensaje y que acudísteis en nuestra ayuda. Imagino que también implica que cayó la barrera...

Eso significaba que el mago había cumplido con su parte completando la misión después de que resultara capturado, pero si él estaba allí...

- ¿Te han capturado éstos bastardos?

No importaba; si todo salía tal y como estaba previsto, Batman y los demás se habrían reunido ya con Rodunn y la retaguardia de Namor resultaría atacada antes de que tuviera tiempo de reaccionar...

- Te aconsejaría mostrar un poco más de respeto ante aquellos que están dispuestos a escucharte, "Aquaman" -dijo Namor, interrumpiendo la escena con cierto grado de molestia-. Hace unos segundos íbamos a torturarte para obtener lo mismo que ahora te preguntamos por las buenas, así que no tientes a tu suerte: Según nuestras fuentes eres una especie de héroe en tu dimensión... ¿Puedes explicar por qué entonces asesinaste a mis emisarios cuando se produjo la Colisión?

- ¿Qué? ¿Qué emisarios? ¡Nos declaraste la guerra sin motivo, bastardo arrogante! ¡Mi hijo está muerto por tu culpa!

Incluso a pesar de las cadenas, hicieron falta varios hombres para impedir que el prisionero, enloquecido por el dolor y la rabia, se abalanzara sobre el monarca.

Nota:

Arión estaba siendo atendido por los hombres de Rodunn en la zona del campamento habilitada para actuar de enfermería. Estaba desnudo de cintura para arriba y mostraba unos feos y enormes cardenales longitudinales en la zona del estómago que le estaban vendando. Al ver acercarse a Batman, se incorporó a medias en la improvisada camilla.

- Sí, he podido percibir la destrucción de la barrera. Os damos las gracias por ello, sin embargo la inteligencia militar no es competencia mía, sino de Rodunn, el capitán de la guardia -indicó, haciendo un gesto hacia el atlante-. Yo sólo me ocupé de destruir el receptor; si deseas los planes de la batalla vas a tener que preguntarle a él... No poseo en realidad ninguna clase de mando aquí; sólo soy el mago de la corte.

- Venid por aquí -pidió Rodunn a los miembros de la Liga-. Os pondré al corriente del plan original.

- Sí, por favor -los médicos habían terminado de ponerle el vendaje, de manera que se incorporó, dispuesto a seguirles también-, cualquier información nos será útil.

- Aunque me temo no será grata...

Rodunn les condujo hasta las ruinas que había estado utilizando como centro de mando, extendió un mapa plastificado sobre una piedra grande aplanada y se lo mostró a los héroes. Se trataba de un mapa de la ciudad tal como había quedado tras la Colisión y la guerra, dibujado a mano, en donde podía observarse claramente la frontera entre la sección perteneciente a Namor, marcada en azul, y la de Arthur, en colores rojos.

- Nos encontramos ahora mismo aquí -indicó señalando la zona lateral derecha del mapa donde estaban los colores en rojo-. La idea era la siguiente:

El capitán puso el dedo sobre la zona en rojo de la esquina superior izquierda.

- Toda ésta zona es un área industrial de fábricas fuertemente fortificada y defendida. Se envió una fuerza de ataque hasta aquí -con el dedo señaló las flechas rojas que se movían hasta el edificio situado justo enfrente de las fábricas-, para atraer parte de las defensas de la línea -señalando ésta vez las líneas azules que avanzaban hacia la zona marcada en rojo-, con el objetivo de conseguir que nos persiguieran y retirarnos hacia las fortificaciones utilizando principalmente infantería y armas de artillería. Eso debía proporcionar a su alteza y a lord Arión la distracción y el tiempo necesarios para infiltrarse en los dominios del enemigo, donde el mago podría detectar las emisiones del receptor y destruirlo.

>>Ya que realmente no podíamos prever cuál sería la reacción de Namor una vez hecho ésto, teníamos una fuerza de reserva situada aquí, el lugar más probable para iniciar un contraataque -dijo señalando la línea azul que se introducía en la ciudad y los pequeños círculos rojos que rodeaban tres edificios situados en el camino-. Ésta fuerza tenía que estar esperando hasta que Namor hiciera su movimiento para poder tener nosotros la última palabra. Si Namor decidía atacar por aquí, podríamos contrarrestarle; si no lo hacía, irían a reunirse con nosotros aquí.

Volvió a señalar la esquina superior derecha del mapa, donde se suponía que se encontraban ellos.

- Nos encontramos justo en la retaguardia de las tropas de Namor. Toda ésta zona está desprotegida porque hasta ahora contaban con la protección de la barrera; al desaparecer ésta, no dispondrán del tiempo necesario para reorganizarse antes de nuestro ataque. Éste era el plan inicial, pero ahora que nuestro señor ha sido capturado, no tenemos idea de qué hacer. Se nos indicó que, en caso de que a él le sucediera algo, debíamos cederos a vosotros el mando temporal de las tropas, así que contamos con dos fuerzas; la que aún aguarda en la ciudad, pequeña pero suficiente, y con el grueso de las tropas que se encuentran aquí a la espera de saber nuestra próxima medida a tomar. Disponemos de monturas acorazadas y cangrejos gigantes.

El vigilante observó el mapa con detenimiento, ponderando las tropas, las ubicaciones y los recursos de que disponían.

- Aceptare el mando... Pero la caída de la barrera cambia nuestra estrategia... -acotó, mirando con ojos entrecerrados, meditabundo, jugando en su mente con las posiciones de las tropas unos momentos, tratando de predecir los movimientos de Namor para contrarrestarlos-. Lo mas probable es que las fuerzas de Namor actúen con mayor agresividad y abandonen sus posiciones defensivas, no tiene sentido mantenerlas sin la barrera, pero no tienen conocimiento del total de nuestras fuerzas...

>>...Aquí...-dijo a Rodunn y a los presentes, señalando dos plazas abiertas entre la ciudad (referencia: la que está cerca del teatro triangular, y la que está del otro lado, ambas figuran con el nombre "platz" en el mapa)-. Se precipitarán no esperaban este cambio de la situación, así que lo que haremos será abrir fuego sobre su posición desde los edificios que están frente a la parte enemiga de la zona fabril...-puso su dedo sobre el primer edificio que el militar atlante le había señalado-...lo reforzaremos con algo de artillería, pero mantendremos las fuerzas escasas. Cuando noten los números, intentarán un rodeo por la zona indicada en el mapa...-Trazó con su dedo la ruta de la flecha azul que se adentraba por el flanco derecho del edificio antes señalado-. Tú tomaras a la caballería y esperarás a que las tropas de Namor ingresen por el flanco derecho, donde tomarán la avenida que has marcado, porque adentrarse en el complejo de edificios sería la muerte para ellos...-explicó, trazando la ruta con su dedo hasta el edificio al fondo de la avenida que estaba reforzado con tropas en los planes originales-. Retiraremos nuestras tropas de aquel edificio y las enviaremos a dar un rodeo por el flanco derecho de la columna de Namor, creerán que el rodeo que ellos están efectuando para flanquearnos tuvo éxito, pero cuando su columna llegue aquí...-señaló la plaza cerca del edificio triangular-, los estarás esperando con la caballería. En la otra plaza esperarán los cangrejos y el ejército de a pie. A partir de ese punto ejecutaremos nuestro contraataque:

>>Los cangrejos avanzaran junto con la infantería y le plantearán un primer frente de combate al ejercito enemigo, el cual se concentrará en la que cree que es la única oposición a su avance, y pensarán que ésa es la verdadera emboscada, hasta que las tropas que enviamos a rodearlos los ataquen por donde habían venido ellos, o sea, descendiendo desde la avenida...-acompañó sus palabras con el dedo índice señalando las rutas de cada ejercito-. Para cuando puedan comprender su situación, tu caballería estará cayendo sobre la que ahora sería su retaguardia, una maniobra de triple pinza los atrapará desprevenidos e incapaces de usar sus números o armas a su favor, será un combate breve y una rendición rápida... -concluyó y dio un paso alejándose del mapa, mirando a Diana-. Si ella está de acuerdo, comandarán juntos nuestras fuerzas, es una comandante mucho mas experimentada y capaz que yo, tengo algo personal de lo que hacerme cargo...-concluyó- ¿Estas de acuerdo tú con esta estrategia, Rodunn?

El hombre pareció algo sorprendido mientras sopesaba lo que le estaba diciendo el enmascarado:

- Entonces, ¿pretendes renunciar a la sorpresa de un ataque que no se esperan y mantenernos a la espera de que ellos decidan tomar la iniciativa atacando la ciudad? Te advierto que los cangrejos y las unidades acorazadas no son muy efectivas en ciudad, porque son demasiado grandes, lentas y torpes... Son mas eficaces en terreno abierto.

El enmascarado ponderó durante unos instantes, luego lo miró:

- Atacarán, no van a quedarse en sus posiciones luego de que caiga la barrera, saben que su única oportunidad de éxito es tomar la ofensiva, porque ya no cuentan con una defensa impenetrable...-explicó, reflexionando unos momentos mientras observaba el mapa-. Podríamos tomar la caballería y moverla a la misma plaza, desmontarla, enviar las guarniciones que íbamos a enviar por el flanco derecho a reforzar a la caballería desmontada y a partir de esa situación cerraríamos una maniobra de pinzas junto con el resto de tropas, que compondrían nuestro flanco izquierdo. Necesitarán reagruparse para adoptar posiciones de combate, así que no tendrán mas opción que buscar campo abierto... donde deberían estar esperando nuestros cangrejos...-señaló en un largo movimiento toda la extensión de terreno abierto en el fondo del mapa- Los obligaremos a chocar contra ellos a base de la maniobra de pinzas... -concluyó, mirando al militar de nuevo- ¿Es factible dadas las condiciones?

Rodunn lo pensó un momento, luego asintió.

- Sí, creo que sería posible. Si la amazona liderará la carga, ¿qué harás tú mientras tanto?
- Me infiltraré y trataré de alcanzar a Arthur...-Y a Richard, pensó, si es que su teoría era correcta, pero Rodunn no necesitaba saber eso- Es esencial que aseguremos su libertad y no podemos prescindir de mas gente, todos deben participar en la batalla. Puedo hacer la infiltración junto con Robin...-Lo miró- Mi teoría es que deberían estar en el palacio, probablemente en los calabozos, pero mi conocimiento de Atlantis no es tan bueno... ¿Alguna idea?
- Aqualad podría acompañaros -señaló un muchacho de color bastante joven. A Bruce quizá le sonaría por haberlo visto de vez en cuando en compañía de Richard-. Ha sido miembro de los Jóvenes Titanes, y es el pupilo de Arthur. Estaba con él cuando cayó preso en la emboscada y se ha sentido bastante culpable desde entonces, creo que estará encantado de ayudar, y conoce al dedillo ésta zona. Otra opción podría ser el lord mago, pero no lleva tanto tiempo entre nosotros como Aqualad y por tanto no conoce la zona tan bien...
- Lo cierto es que estoy bastante debilitado -respondió el aludido-. Creo que quizás podría ser de más utilidad ayudando en la defensa de la ciudad junto a la amazona, pero haré lo que me digáis.
- Si Diana te acepta, podrías ser de gran ayuda en la batalla que nos espera, en lo que respecta a Aqualad, lo conozco, llámenlo, si esta dispuesto, sus habilidades y su conocimiento de la ciudad podrían ser de gran utilidad... ¿En cuanto tiempo podrían estar dispuestas las tropas para la batalla?
- Tan sólo el tiempo que tardemos en impartir las instrucciones, regresar a la ciudad y adoptar las posiciones que has indicado. Puedo enviar a mis lugartenientes ya para que vayan disponiendo a las tropas. Como mucho una hora.
- Entonces no hay mas que hablar, si Diana esta de acuerdo, deberíamos comenzar a tomar posiciones de inmediato. Saldré en cuanto llegue Aqualad y hablaremos de la mejor estrategia para llegar al palacio...-los miró a todos- Recuperaremos al Rey y habrá paz en Atlantis...

TURNOS:

Mal, mal, mal... Nada estaba saliendo como debiera. Era su problema, claro, por tratar de confiar en que un humano sería capaz de hacer bien el trabajo. Garn Daanuth había resultado ser mucho más competente que aquél pequeño inútil. En su momento había repetido la misma estrategia que ahora había encomendado a Ocean Master: infiltrarse en la ciudad de Thamuz y ganarse la confianza de su rey, M'Zalle, como Sumo Mago, vertiendo palabras ponzoñosas entremezcladas con magia en su oído hasta convertirlo en un simple títere y empujarlo a la guerra contra Atlantis, derrotando a Arión y sometiendo la ciudad de la Puerta Dorada. Pero claro, Garn Daanuth había sido hijo suyo, lo cual justificaba su habilidad para el engaño, pese a lo cual había pensado ingenuamente que lo tenía bajo su control, cuando era el demonio el que sostenía las riendas todo el tiempo. Y ahora, por culpa de la ineptitud de Ocean Master, no tendría más remedio que volver a tomarlas de nuevo.

En mitad de una vaharada de azufre se materializó en la sección aislada del calabozo en la que habían encerrado a Ocean Master. Los guardias que allí había se pusieron en pie en el acto, mas bastó un simple gesto del demonio para que sus cuellos se torcieran en un ángulo antinatural con un seco chasquido. Otro gesto y la cerradura de la celda estaba rota. El prisionero recobró la consciencia a tiempo de ver un terrorífico rostro de color carmesí contemplándole con expresión de desaprobación.


- ¡Maestro! -exclamó-. El terráqueo de la armadura...

- Sí... sí -el demonio le interrumpió con hastío-. De alguna manera descubrió que la energía que irradiaba tu tridente era la misma que se le había imbuido a la gema que colocaste en el kraken. Un inconveniente que me encuentro a punto de solucionar. Pero tú, tienes una guerra que librar...

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En el frente de batalla, los soldados a los que se les había dado la orden de aguardar, recibieron por fin la visita de su señor, ataviado para la guerra

- ¡Rey Namor! -exclamó el capitán de sus ejércitos-. Los hombres empezaban a ponerse nerviosos, señor. La barrera ha caído, tenemos muchos flancos desprotegidos, no podemos permitirnos...

El rey dirigió hacia su capitán su característica mirada severa y asintió.

- Prepara a los soldados. Tenemos a su rey prisionero. Seguramente estén desorientados y desmotivados, sin saber qué hacer, es el mejor momento para atacar.

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Y mientras tanto, en la sala del trono, el verdadero Namor escuchaba atónito las conclusiones de Dick. Frunció ligeramente el ceño al escuchar su última pregunta antes de responder:

- Me los devolvieron... muertos. Perdonaron la vida de uno de ellos, quien asegura que fueron recibidos por un hombre cuya descripción encaja con la de aquél al tú llamas "Aquaman". Dijo que se rio al escuchar mi petición para parlamentar y que ordenó la ejecución de sus compañeros, dejándole vivo a él para que me transmitiera el mensaje de que no habría diálogo alguno entre nosotros.

- Yo no sé nada de esos emisarios -replicó Arthur, todavía conmocionado por la trágica pérdida de su pequeño-. Mi hijo, Arthur... Fue secuestrado un día que había salido a jugar junto a su escolta. Eran tiempos de paz... Todavía no había estallado la guerra. Lo estuvimos buscando durante días, y cuando finalmente lo encontramos, estaba muerto en las cercanías del territorio que estos... falsos atlantes reclaman como suyo. Justo después empezó la guerra. Las conclusiones eran obvias -afirmó, con los dientes apretados.

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Después de liberar a Ocean Master, el demonio se dirigió con pasos majestuosos hacia la ventana, pasando por entre los cadáveres de los soldados que habían intentado hacerle frente. Una vez en la ventana, sacó las manos y, de las yemas nacarinas de sus dedos brotaron descargas de energía que alcanzaron la escarpada formación de coral sobre la que descansaba el palacio, la cual, acuchillada por las descargas doradas, se rasgó para crear unos seres horripilantes que se desprendieron de sus nichos de coral y subieron nadando hacia las ventanas y orificios de la construcción. El palacio quedó privado de sus cimientos y, en la sala del trono, todos los presentes se tambalearon ante los súbitos y violentos temblores.

Batman y Robin se sumergieron en las oscuras profundidades de la fosa abisal, allí donde la luz no se atrevía a penetrar. A medida que bajaban los sensores de los trajes les iban indicando el aumento gradual de la temperatura, pero, mientras la cosa no fuera a mayores, aún podrían soportarlo durante algún tiempo más. En un momento dado llegaron a un punto en el que la fosa se bifurcaba; un brazo se dirigía hacia arriba formando la "U" que les había indicado Aqualad, mientras que el otro continuaba su descenso a las profundidades. Se disponían a tomar el ramal de ascenso cuando Caroline notó que algo la agarraba por la bota y tiraba de ella hacia abajo. Lo que la linterna reveló al revolverse fue una visión de pesadilla que podría haber surgido de alguna obra Lovecraftiana: una criatura con cola de pez, garras afiladas y escamas por todo el cuerpo. Dejando escapar un aguzado siseo, comenzó a tirar de Caroline con la intención de llevársela consigo a las profundidades abisales.

Nota:

Namor frunció levemente el ceño ante las palabras de Dick.

- Lo cierto es que hasta el momento no me ha dado la impresión de ser una persona honorable, muchacho, y tu palabra tampoco es completamente confiable. Hasta hace dos minutos formabas parte de los enemigos que están tratando de invadir mi ciudad, y es evidente que decir lo que estás diciendo es lo que más te beneficia en tu situación actual. Sin embargo, soy un hombre de palabra, y está claro que aquí hay demasiadas cosas que no encajan, demasiados comportamientos cuestionables por parte de mis "asesores". Así que tranquilos, me ocuparé personalmente de... ¿eh? ¿Qué diablos...?

En cuanto se inició el temblor, Namor nadó rápidamente hacia la puerta de salida de la sala del trono para llamar a sus guardias, pero fue una dantesca escena la que lo recibió; los hombres que custodiaban la sala estaban muertos y la carne se desprendía de los huesos, ojos, mejillas y pecho hundiéndose cada vez más hasta quedar reducidos a huesos macabros que comenzaron a incorporarse de nuevo, recogiendo sus armas, enfundados en sus armaduras, ávidos por obedecer las órdenes de su nuevo señor y reclamar la sangre del antiguo.

- ¡Por todo lo sagrado! -exclamó Namor, retrocediendo nuevamente hasta la sala-. ¿Qué clase de profanación es ésta? ¡Ayudadme a cerrar las puertas!

Iron Man nadó rápidamente hacia la segunda hoja y, activando sus propulsores, la empujó mientras el soberano se ocupaba de la primera, tensando sus enormes músculos.

Por su parte, Nightwing, Smith y Clint pudieron ver cómo por las ventanas comenzaban a irrumpir decenas de horripilantes criaturas de cuerpos descarnados, como hechos de coral, con la cabeza repleta de horribles tentáculos y la parte inferior terminando en una especie de cola de pez sin aletas que movían de un lado al otro para reptar por las paredes y el techo imposibilitando la huida.


Parecía que estaban atrapados entre un ejército de no-muertos y otro de criaturas demoníacas marinas...

Aclaraciones:

Un inquietante viento de guerra asoló los mares porque una ciudad se disponía a luchar contra la otra, hermanos contra hermanos, atlantes contra atlantes.

Las tropas de Namor se aproximaban, dispuestas a atravesar el que, en apariencia, era el flanco más débil de la ciudad, mientras que los  hombres que Batman y Wonder Woman habían distribuido a lo largo de la avenida y en las dos plazas principales aguardaban escondidos a que el enemigo cayese en la maniobra de triple pinza que habían preparado. Mientras veían avanzar a las tropas enemigas tenían miedo... Por ellos, por su reino, y por su señor, cuyo destino permanecía incierto.

Aclaraciones:

- - - - - - - -

Al final, Batman había demostrado tener razón y el enemigo había iniciado una maniobra de ataque que muchos podrían haber considerado precipitada, a pesar de que inicialmente se había mantenido en una cautelosa espera tras la caída de la barrera. Era como si les hubiera entrado prisa de repente, o pensaran que ya tenían la batalla ganada, pero desde luego la manera de adentrarse en los territorios de Arthur fue mucho más agresiva y directa de lo que había sido hasta el momento.  

Y, ahora, Arión aguardaba al final de la larga avenida por la que avanzaba el ejército de Namor, con la vista puesta en su propia infantería, recordando la aciaga batalla que había tenido lugar en la antigua Atlántida 45.000 años atrás, una batalla que, al igual que ésta, había enfrentado a hermanos contra hermanos. No había estado seguro entonces de estar haciendo lo correcto, y tampoco lo estaba ahora, pero su lealtad estaba junto a Arthur, de la misma manera que en su día había estado junto a D'Tilluh, así que ejecutaría sus órdenes, por más que le doliera.

Ya empieza, pensó, abrumado ante el avance de las tropas invasoras. ¡Los dioses nos protejan!.

Ante él, llenando la plaza, se encontraba el ejército de infantería junto con los cangrejos acorazados que podrían utilizar como cobertura y a modo de tanques.

La amazona y Rodunn se encontraban en la otra plaza, con la caballería que conformaban los enormes peces acorazados y los escorpiones gigantes, esperando a que se produjera el choque para contraatacar desde atrás.

La gran ventaja de Namor había sido el kraken, pero él se había ocupado de inutilizarlo durante su incursión en la ciudad, de manera que ahora sólo le quedaban los tiburones, los pulpos, las anguilas y los calamares gigantes.

En general no le preocupaban demasiado; Los pulpos eran más maniobrables pero tenían un alcance más corto, a diferencia de los animales del ejército de Aquaman, más grandes y lentos pero equipados con armas de mayor alcance.

Mientras las tropas de Arthur aguardaban el inminente encontronazo, el gran mago se concentró en sus objetos y artilugios mágicos, preparándose para asumir el poder que antaño habría extraído del mismísimo cosmos. Y, mientras tanto, los hombres y mujeres de la Atlántida que no poseían formación o aptitud militar, aguardaban refugiados en sus casas llenos de temor; Por ellos, por su reino y por su rey.

Y se produjo el encuentro; los hombres montados a lomos de tiburones y calamares gigantes contra los soldados de infantería y sus armas, los cangrejos acorazados contra las enormes anguilas eléctricas y los pulpos, y el agua se llenó con el sabor de la sangre... y la muerte.

Arión alzó el vuelo, provocando que el agua se congelara en torno a uno de los jinetes tiburón, haciendo que tanto jinete como montura se desplomaran en su cárcel de hielo.

- ¡Ahí está el mago atlante! -exclamó uno de los Homo Mermanus que iban a lomos de calamares gigantes.

- Lo veo -respondió su compañero alzando su arma de descargas eléctricas y apuntando hacia él-. ¡Pero pronto desaparecerá!

Por fortuna, su Sentido del Peligro le alertó con tiempo suficiente para poder esquivar los disparos de los dos guerreros, pero los Homo Mermanus y sus monturas marinas actuaban con mucha más desenvoltura en el agua que él. No podría seguir esquivando indefinidamente los disparos, a menos que utilizara la magia para contrarrestarlos... Rápidamente urdió las palabras y gestos del conjuro que le permitiría invocar el Escudo de Attatak y una esfera de color verdoso le recubrió, haciendo que los disparos rebotasen contra su superficie. Acto seguido, ya a salvo de los disparos, arrojó dos proyectiles mágicos contra ellos, haciéndolos explotar mientras sus monturas se descontrolaban.

Dioses, me repugna mi deber de mago, pensó al ver cómo las cenizas se difuminaban por el agua.

Una súbita conmoción en la retaguardia de las tropas enemigas le advirtió de la llegada de la Amazona y las tropas que habían dejado en la zona de las fábricas. Los hombres de Namor estaban atrapados en una triple pinza, sin duda su opción más inteligente sería rendirse, pero... ¿Eh? ¿Qué era eso? Su Sentido del Peligro parecía haber enloquecido de repente, y no fue hasta demasiado tarde que comprendió por qué...

- ¡Cadena de Deedra!¡No!



De entre los dos tipos de monturas disponibles, los peces acorazados y los escorpiones gigantes, Diana escogió un hermoso ejemplar de éstos últimos, por considerar que serían mucho más maniobrables. Los peces acorazados habían sido equipados con cañones y otras armas de tipo explosivo con el objeto de disparar sobre el ejército enemigo desde arriba, pero el escorpión le permitiría meterse de lleno entre las filas invasoras para poder dar rienda suelta a su hacha, y es que Wonder Woman sabía que resultaría de mucha más utilidad en combate directo que si se resguardaba detrás de una montura acorazada en las alturas.


Cuando recibieron la señal acordada por parte del tercer batallón se pusieron en camino y no tardaron en chocar contra los hombres de Namor, acorralándolos entre tres frentes. Los peces acorazados se dedicaron a hacer pasadas disparando los cañones y arrojando cargas explosivas mientras los jinetes tiburón intentaban en vano socavar su dura piel, y los escorpiones se estaban ocupando eficazmente de las anguilas y los pulpos. La batalla parecía ganada...

Arión, desde lo alto, combatía contra los calamares gigantes, pero Diana tenía otro objetivo en mente, uno más ambicioso, y, rápidamente, se dedicó a diezmar las filas enemigas buscando a la persona que estaba detrás de todo, el hombre que había iniciado la batalla y que debía estar al frente de aquél ejército: Namor, el impostor que se proclamaba a sí mismo rey de Atlantis.

No tardó en localizarlo, ataviado con una llamativa armadura dorada, y rápidamente enfiló hacia él. No fue hasta que se encontraba ya cerca que reparó en el tridente que el hombre llevaba... un tridente que le era muy familiar... El impostor la miró, y una inquietante sonrisa, teñida por el reconocimiento, enturbió sus facciones.

De repente, el agua comenzó a arremolinarse sobre su cabeza, creando una tormenta giratoria de proporciones monstruosas que se llevó por delante enemigos y aliados por igual, alzándose hasta crear una ventana abierta hacia el cielo.

Entre carcajadas histéricas, alzó su tridente y decenas de rayos comenzaron a caer desde las alturas al tiempo que una gran cantidad de tiburones Mako, los más veloces del océano, se desplazaban sorteando las callejuelas con agilidad, aprovechando el caos y la confusión. Capaces de alcanzar más de 124 kilómetros por hora, nadie era capaz de detenerlos, ni a ellos ni a las cargas explosivas que tenían sujetas a la espalda...



La situación era cada vez más desesperada para los hombres atrapados en la sala del trono. Con la excepción de Namor, que no poseía armas a distancia y tenía que reservar todas sus fuerzas para mantener cerradas las puertas, todos los demás disparaban hacia las criaturas, que no paraban de colarse por las aberturas pasando por encima de los restos destrozados de sus compañeras. Los héroes no lo sabían, pero no podían acabar con ellas ya que, por cada diez que caían, veinte más se desprendían del palacio, que no cesaba de temblar y estremecerse ante la pérdida de sus cimientos. El palacio entero estaba fabricado de coral, y las huestes del demonio se desprendían de sus propios muros, alimentando al mismo tiempo su destrucción. El palacio, antaño un prodigio orgánico de vida marina y armonía, había sido corrompido por el demonio y se estaba fagocitando a sí mismo.

Nightwing trató de buscar sus armas sin éxito (estaba claro que los guardias que le habían escoltado hasta allí para ser interrogado no las habían traído consigo), pero lo que sí notó, mientras los demás estaban ocupados en tratar de repeler la horda de criaturas que amenazaba con avasallarles, fue el curioso aspecto que tenía el coral de las paredes, el cual se encontraba deformado, ennegrecido, como muerto, y cubierto por una extraña sustancia pegajosa resplandeciente. Si, llevado por la curiosidad, decidiera acercarse y tocar la pared, la sentiría extraña al tacto, pulsante, caliente, como si tuviera fiebre. Como si el edificio entero estuviera... enfermo. Como si estuviera muriendo.

Y, cuando la situación parecía ya perdida para todos, la parte superior de la cúpula del palacio explotó, dejando ver los rostros de un hombre enfundado en un disfraz de murciélago y una chiquilla pelirroja de grandes gafas.

Sin duda el más sorprendido de todos fue Dick, tan atónito por lo que estaba ocurriendo en el techo que no se dio cuenta de la miríada de finos tentáculos que emergían del coral hacia él, con la firme intención de atraparle y atraerle hacia la pared. El respingo que pegó al darse cuenta le hizo retroceder por puro instinto hacia donde aguardaba una de las criaturas, que podría haber acabado con él de no ser por el ataque coordinado de Batman y Robin, que la impulsaron varios metros hacia atrás antes de situarse protectoramente a ambos lados de Dick.

- ¡Podrias haberme dicho que estabas con vida!

- ¿Podemos dejar los emotivos reencuentros para luego? -exclamó Iron Man señalando la abertura que Batman y Robin habían abierto en el techo-. ¡Esos bichos no están entrando por ahí!

Y era cierto, la horda de monstruos de coral no dejaba de afluir por las ventanas, pero aún no se habían dado cuenta de que se había abierto una nueva vía de acceso al salón del trono.

- ¡Rápido, salid! ¡Yo me ocuparé de contener las puertas y la invasión hasta que estéis fuera!

Ni corto ni perezoso, Namor fue el primero en impulsarse hacia arriba, sin lugar a dudas pensando en su pueblo, y los demás no tardaron en ir detrás, mientras el Hombre de Hierro disparaba andanada tras andanada a los monstruos de coral. Clint dudó antes de seguir a los demás, reticente a abandonar atrás a su compañero al ver que era muy posible que tal ingente cantidad de enemigos terminara por sobrepasarle. Sin la ayuda de Namor resultaba mucho más difícil contener las dos gigantescas hojas de la puerta a la vez y pelear al mismo tiempo, así que, cambiando de idea, regresó a su lado y comenzó a disparar los pequeños misiles que tenía incorporados su armadura.

- ¡Lárgate, Clint, va en serio! -exclamó Tony-. ¡Sabes que puedo propulsarme mucho más rápido que éstos bichos!

Pero el arquero no obedeció, y el techo, ya resentido por la explosión y los continuos temblores, terminó de venirse abajo enterrando bajo los cascotes a los seres de coral conjuntamente con los dos Vengadores que se habían quedado atrás.

Los que habían conseguido salir a tiempo contemplaron impactados cómo el edificio entero era engullido por una especie de vórtice que se generaba desde la misma base, destruyéndolo por completo, mientras la mirada de Namor permanecía fija allá donde una columna de agua parecía elevarse hacia la superficie, en los territorios de Aquaman, sirviendo de conducto para los rayos de la terrible tormenta que se estaba generando en el cielo.

- ¿Qué es esto? -inquirió Namor, contemplando las explosiones que se sucedían en los terrenos de Arthur-. ¿Dónde están mis hombres? ¿Quién ha ordenado el combate?

- Ocean Master -masculló Arthur entre dientes, impulsándose rápidamente en dirección al lugar donde las explosiones iluminaban la oscuridad del oceáno sin pararse a comprobar si los demás le seguían.

- ¡Clint! -exclamó la voz de Iron Man tras ellos-. Estaba justo detrás de mí, y entonces el palacio se nos vino encima. ¿Ha podido...?

Sólo el silencio acudió por respuesta.

- Maldito arquero cabezota... ¡Id! ¡Detened ésta masacre! Yo trataré de buscarle -exclamó justo antes de desaparecer de nuevo entre los restos agitados por las antinaturales corrientes mágicas.

- ¡Seguidme! -ordenó Namor.

No muy lejos de allí había una suerte de establo que contenía tiburones Mako debidamente ensillados para ser utilizados por mensajeros y exploradores. Namor les habló para tranquilizarles y les ofreció las bridas a los terráqueos.

- Con ésto llegaremos más rápido.

Aquaman era mucho más veloz nadando que Namor, pero las cadenas entorpecían su movimiento y el soberano del otro universo no tardó en alcanzarle a lomos del tiburón.

- Sube -le ofreció la mano, no sólo para ayudarle a subir, sino también para mostrarle la llave de las cadenas-. Vamos a detener éste sinsentido.

[Por favor, enviadme por mp vuestras acciones para la batalla final ahora que habéis llegado al lugar donde Ocean Master se enfrenta con Diana. La situación que os encontráis es tal y como la ha descrito Batman y cómo la describí yo en mi turno anterior. Mi intención es cerrar ya ésto en el próximo turno, así que, para ir más rápido, no es necesario que me narréis nada en el mp ni que esperéis turnos, sólo indicadme una breve descripción de lo que hacéis y ya me ocupo yo de narrarlo a la mayor brevedad posible. ¡Muchas gracias!]

Mucho tiempo atrás, Arión había perdido su magia ilimitada, pero siempre, donde ha existido un gran poder, una chispa permanece. La llama que ardía dentro de él era débil, cierto, pero ardía, y aunque había perdido la totalidad de sus conjuros ofensivos, aún podía haber un uso útil para los que le quedaban, como el conjuro de teleportación. Una vez hubo identificado de dónde procedía el peligro más inmediato del que sus sentidos le alertaban, se dedicó a ir, uno por uno, teleportando las bombas que portaban los tiburones Mako al interior del tornado que había creado Ocean Master, donde serían arrastradas hacia la superficie, lejos de la ciudad, y explotarían sin causar daños mayores. Se trataba de una tarea ardua, pues tenía que ir uno por uno, y algunos estallaron sin que pudiera hacer nada por evitarlo, originando las explosiones que nuestros héroes habían vislumbrado desde el palacio de Namor, pero de ésta forma consiguió enviar fuera la mayor parte de los dispositivos explosivos.

Tanto Arthur como Namor estaban horrorizados ante la visión de aquél espectáculo y ante el hecho de que Ocean Master hubiera sido capaz de utilizar inocentes animales marinos para hacerlos explotar de aquella forma tan ruin, e, inicialmente, aturdidos e impactados ante la visión de destrucción y muerte que les rodeaba, no fueron capaces de reaccionar.

Por su parte, Smith lo tenía mucho más claro, y en cuanto tuvo en alcance de tiro al falso rey, descargó sobre él las bombas a propulsión de las que disponía como si se tratase de misiles dirigidos. Ocean Master reaccionó con presteza moviendo el tridente para generar un escudo de agua que desviara los misiles, con tan mala fortuna que coincidió con el momento en el que Nightwing intentaba arrebatarle el arma utilizando el gancho de la batgarra, que chocó a su vez contra el escudo y fue proyectada a varios metros de distancia, arrancándosela de las manos por la fuerza de las aguas.

Pero no todo fue en vano; La atención de Ocean Master estaba centrada en Smith, que había desenfundado sus armas a distancia diseñadas para funcionar bajo el agua y mantenía un acoso continuado sobre el impostor, de tal manera que éste no pudo ver cómo la princesa de las amazonas se incorporaba y, tras darle brevemente las gracias a su salvador, se proyectaba sobre él para asestarle un poderoso golpe en la mandíbula que no fue capaz de esquivar.

Tampoco Batman perdió un segundo a la hora de actuar. Tras analizar rápidamente cómo estaba la situación, le bastó una leve señal para indicar a Carrie lo que debían de hacer. Ella asintió, indicando que lo había comprendido, y, aprovechando el estado de aturdimiento de Ocean Master, Bruce se coló por su flanco izquierdo hasta situarse a su espalda al tiempo que, en un ejercicio de coordinación ejemplar, Carrie atacaba por la derecha y le propinaba un empujón con el objetivo de desestabilizarle, propiciando que el Hombre Murciélago realizara una presa desde atrás para arrebatarle el tridente para, acto seguido, arrojárselo a Arthur.

Los dos reyes de Atlantis se alzaron a lomos de su tiburón por encima de las tropas y, mientras Arthur se dedicaba a deshacer los efectos del tornado y la tormenta que su maléfico hermano había generado, Namor se dirigió hacia sus hombres señalando al hechicero.

- ¡Hombres y mujeres de Atlantis! -clamó con su poderosa voz-. ¡Ese hombre es un impostor! Utilizando la ayuda de un demonio consiguió organizar un complot para conseguir que nos matáramos entre nosotros.

- ¡Se trata de Ocean Master! -añadió Arthur, después de calmar la tormenta-. ¡Arión! ¡Deshaz el hechizo!

El mago atlante llegó volando y, tras realizar un simple gesto, la máscara de ilusión que cubría al impostor se desvaneció, revelando su verdadero rostro ante todos, levantando una ola de exclamaciones y comentarios de asombro entre los soldados.

- ¡Nos ha manipulado para que combatiéramos entre nosotros! ¡Él fue el responsable de la muerte del príncipe!

- ¡Y de los emisarios! -completó Namor-. ¡Todos somos atlantes! ¡Ambas ciudades pertenecen a diferentes universos que se han fusionado tras la colisión! ¡Deponed ahora vuestras armas pues aquellos contra los que las levantáis no son el enemigo, sino éste hombre!

Al volver a señalar a Ocean Master, los soldados, tanto de un bando como de otro, se volvieron hacia él con las armas desenfundadas. El hechicero, que, una vez perdido el tridente que era fuente de su poder apenas podía hacer nada para defenderse, reculó, atemorizado. Ahora estaba a merced de los héroes.