Finalmente la fiesta había acabado, los invitados se habían retirado a sus casas u hoteles y Blair se encontraba sentada en una de las mesas con una botella de champagne delante de ella que bajaba su nivel a gran velocidad, satisfecha de como habían salido las cosas finalmente. La fiesta había ido bien, dentro de lo que podía esperarse y ahora ella se permitía su pequeña fiesta asaltando el bar con entusiasmo, no iba borracha... ¡Ni mucho menos! Sólo estaba tremendamente encantada de haberse conocido y por supuesto de haber conocido aquella botella de champagne que hacía compañía a las otras que se había bebido durante la fiesta, apenas ahogadas en unos cuantos canapés, había estado demasiado nerviosa como para comer y demasiado sedienta como para dejar de beber.
Pero en aquellos momentos también estaba algo preocupada, Hisui hacía un rato que se había ido a hacer... algo, y todavía no había regresado, y por muy fuerte que mirara la figurita de jade, el kitsune no se materializaba ante ella. Se sentía tentada de gastarle una pequeña broma, pero no tenía muy claro si funcionaría, aun así, no se lo pensó demasiado, su mente en aquellos momentos era una ligera neblina en la que hacer aquello le parecía una idea cojonuda. Así que ni corta ni perezosa dejó caer la figurita dentro de la copa de champagne que llenó de nuevo para beber su contenido, con la figurita dentro, pero enseguida se dio cuenta de que era un poco incómodo beber así, se acabaría tirando el champagne por encima, y eso sería inaceptable en aquel momento, así que sacó la figurita de la copa y en aquel momento en el que su cerebro sólo era capaz de hilar una idea "fantástica" tras otra, y al no tener ninguna servilleta a mano, pues la más cercana estaba más allá de la longitud que le permitía abarcar su brazo estirado, optó por la siguiente opción más sencilla, que fue meterse dicha pequeña obra de arte en jade rojo en la boca para rechupetearla bien y eliminar cualquier rastro de champagne para acto seguido y después de haber tratado el tótem de Hisui como si de un chupachups se tratara la dejó encima de la mesa. Esperaba que luego no se le olvidara cogerla... Hisui le echaría una bronca monumental si se dejaba su estatuilla olvidada por ahí, y estaba demasiado contenta como para tener ganas de escuchar una bronca en un idioma que no entendía. Lo que más le apetecía era volver al hotel y quitarse los zapatos.