Celebrando la victoria (10-2-2019 Libre, amigos de Blair y demás gente influyente.)

Off::

Había ganado, apenas se lo creía, para ser justos, después de todo lo que había pasado, el terremoto de críticas por su naturaleza mutante y más cosas desagradables de la campaña, empezaba a tener dudas de sus capacidades de salir elegida, pero había ganado, allí estaba, en sus nuevas oficinas del congreso. Su partido había organizado una pequeña fiesta para los peces gordos del país, la habían votado, la habían apoyado, ahora tenían su oportunidad de felicitarla y empezar a hacer sus peticiones, suscribirse a sus políticas o no. Pero le daba igual, tenía el apoyo de la gente que había confiando en ella, en sus planes, lo que cuatro ricachones opinaran de ella le daba igual. Había llegado hasta donde estaba sin ellos y podía seguir adelante sin ellos.

Entró en la sala y un camarero le ofreció una copa de champán, mientras empezaba a saludar a los invitados, que estrechaban su mano y la felicitaban por su victoria, era un día de celebraciones, se lo tomaría con calma, tenía muchos días por delante de trabajo duro, no iba a pasar nada por tomarse un día de descanso.

Había elegido para la ocasión un sencillo vestido de cóctel en verde intenso y se había recogido el pelo en una coleta bien estirada, era una fiesta, pero no una gala ni nada por el estilo, incluso podía considerarse que aquello también era trabajo. La historia de su vida, nunca dejaba de trabajar...

Virginia estaba arreglándole la corbata a su prometido porque, como siempre, se había entretenido más de la cuenta en el taller y salían con casi media hora de retraso, Vamos a llegar tarde por tu culpa, otra vez, le dijo con cariño, el la miro con absoluta seriedad y le respondió sin inmutarse, Un millonario nunca llega tarde, Pepper Potts, ni pronto, llega exactamente cuando se lo propone, le dio un suave beso y sonrió, además teniendo en cuenta que vamos a ir en el nuevo Z9 que acabo de terminar, no tendremos problemas de trafico.


Claro, y tu esperas que me monte contigo en un deportivo volador que alcanza los cuatrocientos kilómetros por hora sin que se me escape el corazón por la boca ¿no?, dijo apartándose un poco de él, te prometo conducir con cuidado, no pasaré de cien y ademas Jarvis puede seguirnos con las armaduras por si hay algún problema, dijo el tomándola por la cintura, venga, por favor, te dejaré conducirlo a ti si quieres, ni muerta lo conduzco, anda vamos, no puedo negarte nada cuando me pones esa carita, me recuerdas al gato de Shrek


Ves, te dije que llegaríamos a tiempo, le dijo con un guiño a Pepper al entregarle las llaves al aparcacoches, chaval, por nada del mundo pulses ese botón vale, a no ser que tengas una licencia de piloto de combate claro, entonces no hay problema, te encanta presumir ¿no es así?, preguntó ella con una sonrisa, culpable de los cargos señoría, pero en mi defensa debo alegar que mi prometida ya lo sabía cuando aceptó casarse conmigo... me encanta como suena eso ¿a ti no?, ¿el qué?, mi prometida, contestó el con una amplia sonrisa mientras la tomaba del brazo y entraban en la sala.

Eran de los primeros invitados en llegar por lo que no fue difícil distinguir a la anfitriona y acercarse hasta ella, Felicidades Blair, aunque ahora empieza el trabajo duro, dijo Pepper saludándola, y no dejes que nadie te diga lo que hay que hacer, ahora empezarán a aparecer amigos como setas, tipos que dirán frases como “sin mi no eres nada” o “yo te puse ahí y puedo quitarte”, añadió Tony poniendo voces raras, pero si estas aquí es porque te lo has ganado, nunca olvides eso... y aquí estoy yo como un idiota diciendote lo que has de hacer, añadió casi riéndose.

Perdona campeón, le dijo al camarero que pasaba junto a él, me podrías traer un té helado por favor, continuó cuando el joven se paró a ofrecerles las bebidas que tenía en la bandeja.

Habia despertado con Alfred tocando a mi puerta para ofrecerme el desayuno, bastante rico, por cierto. Habia pasado la noche en una habitacion de la mansion, en una visita esporadica a Bruce que se habia truncado porque me dejo para ir a patrullar la ciudad. Pero esta mañana no se escaparia de mi. Sabia que estaba dormido, pero me habia prometido que iria a una fiesta a mostrar su apoyo a una de mis amistades, y por Hera que lo cumpliria.

-Gracias, Alfred. -Mencione mientras me ponia una bata que me habia dejado. Caminar descalza por el blanco piso de la Mansion Wayne era una experiencia muy comoda, como si es enorme mansion llena de silencio tuviese tantas historias que contar. Dudo mucho que esas historias fuesen escuchadas por alguien en esta vida... Pero nunca habia que perder la esperanza.

Mientras seguia al mayordomo por la mansion hacia la cocina, me quedaba admirando las obras artisticas. Las pinturas y las esculturas eran esteticas, agradables, aunque ciertamente, algo oscuras. Me hubiese gustado ver mas paisajes y menos retratos o fotografias de momentos historicos. Si por mi fuera, cambiaria por paisajes mas bonitos, como los puntillistas del impresionismo. Pero no era yo la dueña de la casa, y eso no me decia nada. Yo unicamente estaba de visita.

Al llegar a la cocina, me sente en la barra de la cocina para ver mi plato: tres huevos fritos, un pan tostado, un vaso de leche con chocolate y un panque con pasas. Delicioso. Empece a comer, disfrutando primero los huevos y luego el panque. En medio de mi ingerir comida, le pregunte a Alfred.

-¿Bruce no va a desayunar?
-No, señorita Diana. El amo Bruce no suele desayunar, su primer comida del dia es lo que para usted seria el almuerzo...
-¿Y porque no lo despiertas para que venga aqui? -Alfred me miro algo confundido, como si le hubiese pedido algo que no podia ser posible.
-Bueno... Si usted lo desea, asi sera, señorita Diana. -Y el mayordomo se salio a pasos largos de la cocina, mientras yo seguia devorando mi desayuno. Que rico cocinaba Alfred.

Pasaron los minutos, mi plato se vacio, y Alfred no llegaba, ni Bruce tampoco. Supuse que no seria posible que Alfred lo despertase a esta hora, pero la verdad es que nos teniamos que arreglar y apresurar, porque el viaje en coche de Gotham a Washington es largo, aun tomando vias rapidas. Por fin, Alfred volvio, con el mismo gesto con el que se habia ido.

-El amo Bruce no responde. Debe estar profundamente dormido.
-De eso nada, Alfred. ¿Me puedes preparar otra vez lo mismo? Yo ire a despertar a Bruce.
-Pero...
-Por favor, Alfred. -Mencione en un tono que no admitia replica. Bruce no iba a faltar a su palabra, aunque estuviese cansado. Lo siento, asi tenia que ser las cosas.

Me levante de mi lugar y sali de la cocina, caminando por la larga casa por donde recordaba que era la habitacion de Bruce. Subi escaleras, recorri corredores, y por fin, llegue a la puerta. Tome la manija y abri la puerta, entrando. Ahi estaba el, el caballero de la noche recostado en su cama bajo excelentes cobijas. Camine hasta su cama y lo tome del hombro.

-¡Bruce! Vamos, arriba, tenemos que apurarnos. -No fue hasta que obtuve una respuesta afirmativa que me fui, de vuelta por donde habia ido. -Ya veras si no te apuras... -Mencione en un tono serio, casi como una broma, casi como una amenaza. Era importante esto, y queria que el fuera conmigo. Me lo debia por no haber ido conmigo a la Fiesta de Año Nuevo de Tony Stark.

Volvi a la cocina, donde me esperaba otro plato identico al anterior. De nuevo, lo devore sin piedad alguna. Amaria tener a Alfred en mi casa cocinando mis desayunos, haria que todos mis dias fuesen los mas felices del mundo. Como decian algunas personas, la mejor forma de iniciar cada mañana es con el estomago lleno.


Despues de un rapido baño, de arreglarme y maquillarme, elegi un vestido de esos formales que usaba cuando iba a las reuniones estrategicas de la embajada. Me coloque mis pendientes de estrella, mi diadema, y camine hacia el garage, donde Bruce me habia dicho que lo esperara. Al verlo llegar, me senti sorprendida al verlo tan elegante, con su traje negro y su corbata que le hacia ver impecable. Sonrei, acercandome a el para tomarme de su brazo y ser guiada hasta el auto que usaria para irnos a la capital del pais.

Me subi en uno de esos coches deportivos de lujo que tenia en su garage, sentandome, acomodando mi asiento y colocandome el cinturon de seguridad. Bruce hizo lo mismo, y tras prender el motor, acciono la puerta electrica del garage y salio del lugar, en direccion a la carretera.

El viaje fue algo largo, sin mucho trafico a decir verdad. No hablamos tanto, pues me pase todo el camino cantando las canciones que ponia en la maquina de sonido. Parecia que a Bruce le gustaba, o eso sentia, pues no se quejaba para nada. Yo creo que el tambien queria cantar conmigo, pero debia concentrarse en manejar para no sufrir ningun percance.

Tras unas cuantas horas (que creo que aun estabamos en tiempo) llegamos al edificio del partido, donde Bruce estaciono su automovil. Me quite el cinturon de seguridad, y antes de abrir la puerta, mire al millonario, tomandole del brazo.

-Bruce, trata de sonreir, no se, se amable con las personas de arriba... Recuerda, estas personas pueden hacer cosas buenas por todos, y creo que pueden cambiar para bien lo que esta pais sufre. -Le dedique una sonrisa amable y me sali del coche, tomando su brazo cuando reviso que todo estuviera en orden. Caminamos hasta el elevador, donde presione el boton, entramos y subimos al piso donde me dijeron que estaba esta celebracion.

Al llegar al lugar vimos una pequeña reunion, no era la gran cosa, pero estaban ahi algunos senadores y congresistas que reconocia. Tambien estaban una pareja que conocia bastante bien, Mr & Mrs Stark. Y tambien ahi estaba la celebrada, Blair van der Woodsen. Solte a Bruce y me acerque a ella, dandole un fuerte y amistoso abrazo.

-Muchas felicidades, Blair. Me alegra que la gente haya confiado en ti para ese importante cargo. Recuerda que es a ellos a quienes sirves... Como dirian... tu biblia ahora es la constitucion, ¿Entendido? -Mencione en un tono amistoso, dejandola despues de que me respondiera para acercarme con Pepper y Tony. Primero salude a la chica, dandole un gran abrazo, y luego hice lo mismo con el Vengador. - ¡Hola! ¿Como has estado, Tony? Me alegra verte por aqui. ¿Fue comodo el viaje? ¿Llegaron en sus armaduras?-Pregunte mientras miraba tambien a Pepper, esperando respuesta de los dos.

Se acercó enseguida a los primeros invitados a la fiesta, la nueva pareja de moda que acaparaba páginas y páginas enteras de las revistas, los periódicos y cualquier publicación escrita, eran la pareja del momento y eso era indiscutible. Tony Stark había asentado la cabeza y lo había hecho con la mujer que llevaba toda la vida a su lado, y por supuesto, lo había hecho a su manera, de forma muy espectacular, todo en él era así, y con el tiempo y el trabajo conjunto habían conseguido llegar a ese punto en el que se conocían lo suficiente como para tenerse aprecio a pesar de tener caracteres tan fuertes. Abrazó a Pepper con cariño, desde luego, desde el principio le había inspirado mucho más aprecio de Stark, era más comprensiva y enseguida se hacía querer. La verdad, no entendía como ese idiota había tardado tanto en darse cuenta.

- Que me vas a contar Virginia, todavía no he empezado y el papeleo se acumula por toneladas en mi escritorio...

Se rió ante el comentario de Tony, pero él era así, no podía tomárselo a mal, porque la verdad, ni siquiera él se tomaba en serio a sí mismo, a pesar de que estaba reformado, pero estaba claro que Stark era perro viejo y había costumbres que nunca se olvidaban, una de ellas, la de ser el alma de la fiesta y no tomarse nada en serio, ni siquiera a él mismo.

- Tony, todos saben que si estoy aquí es por ti, que me has dado más trabajo del que nunca nadie podría haberme dado. Peeeeero, tampoco voy a decir que sólo tu eres el difícil; aquí estamos los dos, eso que nunca se te olvide, eres mi mayor inversor y todo esto es un logro de ambos, que ambos debemos mantener, a ver si te crees que te voy a dejar escaquearte ahora. ¡Nadie de mi equipo se escaquea nunca!

Sonreí mientras le dejaba con el camarero, me había asegurado que hubiera bebidas sin alcohol para Stark, también era probable que algún que otro abstemio visitara la fiesta, a fin de cuentas, no tenía muy claros los gustos de todos aquellos que se interesarían en su victoria. De lo que si estaba segura, es de que Diana, que en esos mismos atravesaba la puerta, apreciaría los canapés. Se acercó a ella con rapidez y la saludó con un amistoso abrazo.

- ¡Diana! ¿Que tal estás? Muchas gracias, pero te olvidas, que llevo esto en los genes, mi familia lleva sirviendo constituciones desde hace generaciones. Y créeme, la constitución, a veces es lo menos importante de todo, sino cómo puedes hacer las cosas mejor o mejorar la constitución. Pero ahora no hablemos de trabajo, tengo ya mucho papeleo acumulado y no se cuando voy a terminarlo, deberías probar los canapés, seguro que te gustan.

Era su amiga, la quería mucho, pero a veces ese ramalazo de amazona salía demasiado a la superficie y parecía que iba con un palo incrustado en el recto a todos lados, pero claro, eso sucedía hasta que le ponías un helado de vainilla y delante. No había nada con lo que Diana perdiera más la compostura que los helados, era curioso, una mujer hecha y derecha, engulliendo cucuruchos como si de una niña pequeña se tratase, o de una mujer menstruando, de hecho sus cambios de humor eran frecuentes también, pero daba igual, seguía siendo una de sus mejores amigas, alguien con quien comer helado y banderillas picantes, su vicio secreto, como si no hubiera un mañana.

Hace algunos años que había conseguido mi fortuna. Sin hacer nada, ¿Genial, no? Bueno, el problema era que no iba a durar para siempre, y era un tema que atender, no quería perder mi cualidad de ricachon, trabajar no estaba en mis planes, no si quería seguir siendo un justiciero "en toda regla".

Me estuve matando la cabeza los últimos días, Y... No, nada. La verdad que no se me ocurría en que invertir, yo no estaba para estas cosas. Solo había terminado la secundaria, aunque tenia veinte años cuando eso, por suerte entiendo rápido las cosas. El problema seguía siendo el mismo, algún día se me terminaría la fortuna. No era tonto, pero tampoco destacaba en nada. Tuve varias ideas, pero seguía sin decidirme. Por suerte, mi riqueza me daba ciertos privilegios, lugares entre los grandes, y no se equivoquen, no es algo que me fascine, mayormente eran cerdos corruptos que exprimían el sufrimiento de este mundo, para poder tomar su vaso de agua, mientras los demás toman de a gotas podridas. Aun así, esta vez, creo era diferente.

Se trataba del festejo por la victoria en las elecciones del Congreso. La política era algo que poco me interesaba, como dije antes, gordos corruptos, pero, como también dije, creería era diferente. Se trataba de una nueva congresista, una mutante si mis fuentes no me fallan. Ey, una fiesta era una fiesta, y podía tener la oportunidad de conocer gente influyente. Si empezaba con algún negocio, lo necesitaría sin duda.

Como todas las noches, había tenido una pesadilla, así que fue la oportunidad para levantarme temprano y darme un largo baño. La presentación era algo muy importante en las relaciones con otras personas, según tenia entendido. Me puse el mejor traje que tenia, perfume, y poco mas.

Traje:

Suspire una ultima vez al salir de mi casa, y me dispuse a entrar al auto, no quería llegar tarde, Washington me esperaba. Quedaba a unas buenas horas de New York, y luego del largo viaje por fin llegue a mi destino. Aparque el auto, y al entrar pude notar que no era el primero, pero tampoco el ultimo. Por una parte, pude distinguir a Tony Stark y a su prometida, un tema que rondaba en la televisión como ratón por trampa con queso. La anfitriona, y el motivo de la fiesta, estaba recibiendo invitados. Mientras esperaba tranquilamente en un costado, pude notar como una camarera me miraba. Le devolví la sonrisa que había lanzado hacia mi, y se me acerco.

-¿Desea algo para beber, señor?- Volvió a sonreír.

-Oh... Uh... Si, si. Algo 100% natural. Agua estará bien.-Sonreí y me rasque la cabeza, con los ojos cerrados, mientras en mis mejillas se marcaban unos "pocitos", una expresión bastante común en mi.
La camarera rió, me entrego el agua y guardo un papel con su numero en uno de mis bolsillos. La verdad, no puedo negar que tuve cierta suerte con las mujeres desde mi llegada, quizá mi acento ingles influyera en algo.

La anfitriona, Blair, según dijeron, termino con el ultimo invitado, y me adelante, sonriente, con el vaso de agua en una mano.

-Saludos... Bueno, primero que nada, felicitaciones, y.. Matthew Allen, un gusto. Seguramente desconozca de mi existencia, pero se me permitió venir dado a mi... Fortuna, heredara a decir verdad. Un gusto conocerla.- La misma expresión ocurrió, la sonrisa, rascándome la cabeza.
Parecía una mujer agradable, muy bonita a decir verdad, pero si era o no igual de corrupta como los demás políticos, eso estaba por verse, aunque en el fondo esperaba con sinceridad que no lo fuera, a este país le falta gente humilde, sincera y bondadosa que pueda dirigirlo, quizá algún día el servicio de gente como yo no fuera necesario, pero eso es una estupidez, mas que un sueño.

Acababa de soltar a su querida Diana cuando se percato, de que no iba sola... ¡No iba sola! Eso era un bombazo, la señorita adicta al trabajo, alérgica a las fiestas nocturnas y eternamente acompañada por los que ella calificaba como "Batsieso y Supersoso" en un tono jocoso dirigido para pincharla, estaba acompañada por un hombre. ¡Y que hombre! Aquella no era una pieza cualquiera, era una de esas piezas con las que muchas mujeres tenían sueños húmedos y soñaban casarse. Aunque, Bruce Wayne no parecía del tipo de hombres que se casaran, no iba a juzgarle por ello, ella también tenía alergia a ese tipo de compromisos, pero no puedo evitar pensar, que no estaba siendo del todo sincero con su super-amiga, a pesar de todo, ella era una mujer sensible y él, bueno, tenía más fama de cabrón mujeriego que de otra cosa, así que tras un saludo cortés con una deslumbrante sonrisa ante su amiga, para que viera que aprobaba su pareja, se acercó a él y se susurró al oído en un tono claramente amenazador.

- Hazle daño, y me encargaré personalmente de que lo lamentes el resto de tu vida.

No lo decía en serio, o quizás si. Ella no era una heroína peligrosa, no pateaba como Diana ni tenía una armadura como Tony o tenía un escudo con el que dejar KO a nadie, como Steve, tampoco peleaba por grandes cosas como la protección del planeta o de la humanidad o de esas cosas tan importantes por las que luchaban todos ellos, ella hacía lo que hacía por los niños de la escuela de Xavier, quería que tuvieran un futuro en el que pudieran hacer lo que quisieran sin ser mirados como bichos raros, que pudieran salir del colegio sin ser monstruos de feria, que dejaran de ser cosas raras encerradas en su jaula dorada. Ella luchaba por su gente, por la gente que apreciaba y quería, su familia y amigos y si tenía que partirle personalmente las rótulas con su bate, a un millonario cabrón, por hacerle daño a su mejor amiga, lo haría sin pensárselo.

- Muchas gracias señor Wayne, hay mucho trabajo por delante, eso desde luego, considero que demasiado para perderme en las banalidades del parlamento, éstas siempre son fruto de las mentes ociosas.

La verdad, le molestaban aquellas advertencias por parte de Diana y Bruce. ¿Acaso en algún momento había dado la más mínima sospecha de ser corrupta o una interesada? Y aún así, que intentaran aleccionarla como si ellos supieran más de lo que se cocía en esos lugares, que ella que se había criado en una familia totalmente metida en el sistema, le molestaba ligeramente. Si tan listos se creían. ¿Porque no lo hacían ellos? Tony y Pepper se habían limitado a dar buenos consejos de amigos, no a pretender que ellos podrían hacerlo mejor. Era fácil criticar y exigir desde la barrera, manteniendo las distancias, pero sinceramente, el día que viera a Bruce Wayne, pegar el cambio drástico que había pegado Tony, comenzaría a pensarse sus consejos.

Se apartó de la parejita para seguir saludando invitados a la fiesta, estaba claro que desde su partido habían decidido darle bombo, no faltaba nadie, todo aquel que era alguien, hacía aparición por allí para beber champagne, whisky y comer los deliciosos canapés mientras le eran presentados a Blair. Desde luego, era una fantástica noticia saber que tenía tanto apoyo desde su partido, y no pensaba desaprovechar ninguno de los nuevos contactos que le estaban facilitando, el siguiente en la lista era un chico joven, parecía algo perdido en aquel lugar, con su vaso de agua en la mano. Cuando se acercó a ella para darle su nombre, ella le extendió la mano para saludarle.

- Un placer señor Allen ¿Le interesa la política? Espero que pueda hacer un buen uso de su fortuna, sin duda este país necesita jóvenes comprometidos con su futuro como usted.

Le dejó la tarjeta con su número, por si estaba interesado en alguna rama en especial de la política o simplemente prefería decantarse por las obras benéficas, estaba segura que en su gabinete podrían aconsejarle bien cuales eran las mejores opciones para invertir su dinero si quería que llegara a algo francamente útil. Quizás podría convertirse en otro interesante colaborador de su carrera, o quizás no conseguía atraerle el ambiente de los pasillos del capitolio y se decidía por otra vía en la que emplear su dinero. Era joven y tenía muchas oportunidades de descubirlo, si no lo dilapidaba antes, claro. Se despidió de él con otro apretón de manos, y en cuanto se giró repasando con la mirada a la concurrencia, le vio, parado bajo el alfeizar de la puerta, frotándose las manos como un adolescente en su fiesta de graduación.

Así era Clark, el eterno adolescente, un joven tímido encerrado en el cuerpo de un hombre, el tipo de persona que no se creía lo que era, y que por desconocimiento acababa ahuyentando a las mujeres que se fijaban en él. Había perdido la cuenta de veces que le había señalado que la chica de la mesa de al lado o del final de la barra le estaba devorando con los ojos, y a juzgar por el gesto de las camareras, en esta fiesta tendría que hacer lo mismo. Se acercó a él con una sonrisa radiante en en los labios, realmente se alegraba de que estuviera allí, su honradez y honestidad, habían sido un gran apoyo para ella, había demostrado ser un buen amigo, uno de esos que merecía la pena tener cerca siempre, un poco demasiado tímido para su gusto, al igual que Steve, y precisamente por eso, se había planteado las mismas metas que con el archiconocido Capitán América, y es que se divirtieran un poco más y dejaran de ver pasar las cosas. La vida era para vivirla, no para verla como la vivían otros.

- ¡Clark! Finalmente viniste, menos mal, ya empezaba a preguntarme donde estaba mi periodista incisivo favorito. Vamos, hay un montón de chicas guapas deseando descamisarte con la mirada, hay champagne, hay canapés y para que veas que no te he hecho venir para nada, puedo conseguirte unas estupendas entrevistas con Tony Stark y el pedante de Bruce Wayne. No me des las gracias, ya me lo cobraré. Tu jefe va a adorarme.

Tiró de su brazo hacia el interior de la sala, sonriendo de su propio chiste, obviamente no iba a cobrarse el favor de arreglarle una entrevista con Stark, para esas cosas estaban los amigos, y a fin de cuentas, la última vez que había estado en Nueva York, la había ayudado a mover todos los muebles del despacho de su casa cuando en un ataque de histeria provocado por el estress le había dado por pintarlo y redecorarlo entero. Todavía no se explicaba como entre los dos habían conseguido mover aquella enorme estantería mientras Hisui preparaba el almuerzo, pero el caso es que lo había hecho y le estaría eternamente agradecida por aquello. Al menos ahora podía plantearse las cosas con algo más de relajación lo cual era bueno para ella, y por supuesto, bueno para sus amigos, que dejarían de ser daños colaterales de su, hasta el momento, perpetuo estress.

Estaba muy nervioso esa noche. Llevaba un traje negro con una camisa blanca bien planchada y una corbata roja que me habia costado anudar mas veces de las que desearía admitir; puedo desarmar un M16 con los ojos cerrados y armarlo de nuevo en un minuto pero necesito al menos seis intentos para hacer el nudo de la corbata. Nada de mi traje aprueba de balas, sin cinturón de combate ni bolsillos secretos, incluso mis zapatos eran normales y no las botas de combate con navajas ocultas en la suela que siempre usaba. Sin guantes de cuero oscuros, pues era un atuendo formal; solo un reloj caro para dar pintas de importante en la muñeca izquierda. De mas esta decir que estaba fuera de mi zona de confort. Incluso me había afeitado para la ocasión y peinado un poco. A excepción de una pequeña navaja balística en el bolsillo derecho de mi pantalón estaba completamente desarmado. Nada de explosivos, ni de cuchillos, ni siquiera una pistola. Ni. Una. Puta. Pistola. Encima. Casi me sentía desnudo sin armas de fuego en algún lado. Tampoco llevaba un chaleco de Kevlar ni ningún tipo de protección encima, para empeorar la situación. Desgraciadamente no podía llevar nada que me distinguiera de un ciudadano "común y corriente". Estaba a punto de enfrentar el que probablemente seria el mayor desafió de toda mi vida: ir a una fiesta, una fiesta con políticos y gente acaudalada. Seria la primera vez que iba a una de esas solo, sin embargo en esta ocasión seria sin intenciones de asesinar a nadie; bastante inusual entrar a un edificio lleno de políticos sin intención de asesinar a nadie. Mientras salia por la puerta de otra de mis casas seguras me preguntaba a mi mismo "¿En que mierda te has metido?" "¿Por que tenias que aceptar la oferta?" y "¿De todas las políticas honestas que tenias que elegir proteger por que tenias que elegirla a ella?". Desde luego todas esas preguntas tenían una rápida respuesta.

La mujer a la cual tenia que ver esa noche era Blair Van der Woodsen, básicamente una política que hacia poco había ganado las elecciones y se había convertido en congresista. Si bien usualmente me mantengo apolítico respecto a esas cuestiones, este era un caso especial. Da la casualidad que en el Congreso se estaba sopesando la idea de una ley de registro de mutantes que supuestamente tenia como fin servir de medida de seguridad. Si, como no; nada malo saldría de que el gobierno tuviese la información privada mas poderes de todos los mutantes de E.E.U.U. No es como si existieran gusanos de la cala de Stryker o los mismos hijos de puta que me hicieron lo que soy (A quienes no he buscado desde todo el lió del universo Omega) quienes son capaces de capturar y diseccionar inclusive a niños mutantes para obtener un poco de material genético o quien sabe que mierda científica para hacer armas o super soldados. Jamas entendí ese odio aserrimo de las personas hacia los mutantes. Es decir, por todos los cielos, ellos veneran a los alienistas, a los robots, a los vengadores, los cuatro fantásticos, incluso el hombre araña pero cuando se trata de alguien cuyos poderes vienen de una "anomalia" genética todo esta mal y es una aberración y hay que quemarlo en una hoguera o cortarlo en trocitos en nombre de la ciencia ¿Quien entiende a la sociedad de hoy en día?

El viaje hasta Washington fue bastante corto a decir verdad pero me dio tiempo a replantearme las preguntas anteriormente mencionadas un par de veces mas. Recuerdo haber leído sobre la tragedia causada por un grupo de extremistas anti-mutantes durante la época de elecciones. La pobre tiene suerte de haber sobrevivido y aun así había continuado con su campaña sin dejar que eso la amedrentara; tenia que reconocerle que era muy fuerte. Sin embargo después de la tragedia se hizo evidente que necesitaban mejor seguridad y ahí es donde yo entre. Varios miembros de su partido se pusieron a buscar encargados de seguridad y entonces yo me les presente con un curriculum bonito. No había un motivo muy profundo detrás de mi "elección de trabajo" y francamente no esperaba un empleo permanente. Solo necesitaba protegerla el tiempo suficiente como para que las cosas se calmaran y la gente dejara de pensar en esa estupidez de la ley de registro. No podía evitar pensar en el hecho de que tal vez esa seria la primera vez en mi vida que intentaba "ayudar" sin matar a nadie, al menos no directamente; era bastante raro para mi. Solo estaba yendo a su reunión de celebración por la victoria por dos motivos: el primero era conocer en persona a la mujer que debía proteger, averiguar sus hábitos, gustos, pasatiempos, etc y el segundo era examinar la seguridad del edificio así como a las personas en su interior, solo por si las dudas.

Finalmente llegue al lugar de la fiesta, el edificio del partido, que según tenia entendido serian las nuevas oficinas de la ganadora. Entre sin mucha prisa al lugar, pues la verdad no tenia apuro por llegar a la reunión sino todo lo contrario, y tome el elevador. Juguetee con mi navaja un momento mientras subía, tratando de distraer mi mente para olvidar que en encontraba en terreno desconocido/hostil y sin idea de como manejarme. No es como si no hubiese ido a ese tipo de reuniones antes pero por lo general era acompañado de algún alto mando militar que me presentaba con sus colegas, me felicitaba por una matanza bien cumplida y me invitaba algo de tomar. Para cuando llegue al piso indicado el arma en cuestión estaba de nuevo en mi bolsillo, lo suficientemente grande como par que no se notara. Hice todo lo posible por pasar lo mas inadvertido posible: espere afuera para entrar con un grupo mediano de invitados y lo hice con la cabeza baja, mirando hacia el suelo. Sin embargo mientras avanzaba examinaba la sala y a sus ocupantes con atención. A la primera que encontré con rapidez fue al centro de atención en cuestión, quien seguía recibiendo y saludando a los invitados, Blair Van der Woodsen. Pensé en acercarme a ella para saludar y luego volver a lo mio, pero justo cuando había comenzado mi avance por la habitación me detuve en seco. Estaban ahí...ellos estaban ahí... Pocas veces en mi vida había sentido tan urgentes deseos de saltar por la ventana mas cercana como en ese momento. Si antes estaba ligeramente incomodo ante la ida de pasar una noche rodeado de políticos y millonarios excéntricos, ahora ya estaba completamente nervioso.

¿Como no estarlo cuando compartes habitación con tantos conocidos a los que le caes mal? Por un lado estaba Tony Stark, de quien comenzaba a sospechar seriamente que me estaba siguiendo, al in y al cabo era como la cuarta vez que me lo encontraba por accidente, aunque esta vez al menos venia acompañado; Pepper creo que se llamaba su mujer. Afortunadamente no llegue a dar un solo paso de modo que no me hice notar entre ellos y me escude con un camarero que habia pasado. Sin embargo al menos con Stark no me llevaba tan mal, no somos amigos pero que yo sepa tampoco enemigos. No, el verdadero problema surgió cuando vi a otra de las acompañantes; la contemple por poco mas de un segundo pero basto para poder analizar las facciones de su rostro. Las había estudiado con detalle y estaba casi seguro de que tenia ante mi a la propia Mujer Maravilla, otra persona con la cual esperaba no volver a encontrarme jamas pero que para mi constante desgracia veía bastante seguido. Me llamo ligeramente la atención el acompañante de Diana, mas que nada por el hecho de que supuse que ella no era de andar con hombres, por todo el rollo de las amazona y eso. Su acompañante era el famoso Bruce Wayne, un hombre de tan alto perfil que incluso yo sabia quien es, aun considerando que no somos del mismo universo; un Tony Stark de otra realidad según había escuchado, curioso que estuviera con la heroína favorita de América. Pero, de nuevo, el foco de mi atención en esos momentos no eran los acompañantes sino las estrellas principales, en especial Diana. La primera vez que luchamos yo iba armado, ahora solo tenia un misero cuchillo y estaba claro para mi que si ella me descubría intentaría triturarme los huesos; basta con decir que en nuestro primer intento trato de quebrarme la columna y eso que ni tenia motivos para odiarme como ahora.

Aproveche la ubicación del camarero para pedirle no una sino dos copas de champan las cuales comencé a bajar lentamente, y le pedí que me fuera a buscar un vaso grande de Vodka, que lo iba a necesitar para esa noche. Me mantuve disimuladamente en mi posición, avanzando lentamente hasta otra ozona de la habitación, siempre procurando estar de espaldas al grupo de héroes y la congresista para que nadie notara mi presencia. Esa iba a ser una laaaaarga noche.

off: aviso que tengo la invitación de Blair así que estoy de forma legal y bonita en la fiesta

El resto de invitados fueron llegando, la primera de ellos Diana, preciosa como siempre, a ver si ella conseguía que el batriste se animara un poco, aunque a mi me parecía demasiada mujer para él estaba claro que a Bruce le vendría bien esa relación, incluso de vez en cuando la sonrisa que se veía en su cara parecía sincera en lugar de su máscara habitual, Diana, Bruce, no sabía que os conocíais, dijo el millonario sonriendo sin inmutarse ante la falsedad de su propio comentario, hacéis muy buena pareja, de verdad, continuó esta vez con sinceridad, pero como jamás había sabido guardarse una broma no pudo evitar hacerla esta vez, tenga cuidado señor Wayne o esta mujer le hará sentar la cabeza y le robará sus correrías nocturnas....

La voz de Tony se interrumpió con un pequeño codazo en las costillas por parte de su prometida, ¿Hay algo de malo en terminar con las correrías nocturnas de un millonario Play Boy, querido?, el tono era divertido y su mirada... picante, una mezcla de varias emociones difíciles de definir que la habían hecho ganarse aquel apodo cariñoso, Pepper, solo bromeaba, yo también tontorrón, dijo dándole un suave beso en la mejilla, y respondiendo a tu pregunta Diana, no, Tony quería algo de publicidad esta noche y vinimos en uno de sus nuevos coches... volando, no se como pretenderá volver él, pero yo te aseguro que me vuelvo en taxi a casa.

Blair volvió a hablar y Tony negó con la cabeza, No Blair, yo solo he puesto la pasta, lo que ha hecho que no hayas tenido que venderte como hacen la mayoría de políticos, que muchos de ellos prostituirían a su madre si eso les diera financiación, mientras sigas siendo honrada y honesta conmigo y contigo misma no te faltará mi apoyo, económico y moral, pero detesto la política y dudo que me implique más de lo que he hecho hasta ahora, así que lamento decirte que si, que me escaqueo de ese trabajo que quieres darme, ya tengo dos trabajos a tiempo completo y mi futura esposa también necesita de mi de vez en cuando... o eso espero, dijo con un guiño, ganándose otro golpe en el hombro.

Se presentó poco después un chaval rarito al que Tony no recordaba, si tenía una fortuna heredada no debía de darle mucho movimiento, eso lo explicaría, pero no le dio demasiada importancia volviendo a concentrarse en la pareja de héroes que tenía delante y en la anfitriona, Bruce, si esa estrella deja de guiar a la congresista Van Der Woodsen, tendrá que buscar financiación debajo de la piedras, el millonario se preparó para recibir otro codazo, pero este no llegó, parecía que por una vez Virginia había aprobado su broma, Blair ha pasado mucho por culpa de esto Bruce, lo del atentado fue horrible, perdona que lo mencione, pero solo por eso ya te merecías ganar, aparte de que eres la única que ha empezado a trabajar en su programa “antes” de salir elegida, y estoy segura de que hubieras seguido haciéndolo después aunque no lo hubieras conseguido.

Entonces llegó alguien que no esperaba ver allí, Este pañuelo es un mundo señor Kent, querida, te presento a Clark Kent, un reportero del Daily Planet de Metropolis, un placer señor Kent, al fondo de la sala había otro conocido más de Tony, pero desde esa posición no pudo verlo y Jhon Smith se deslizó hasta un punto desde el que podía vigilarlos a todos a la espera de que Blair se quedase sola.

OFF:

.

Apenas Blair me abrazo, le dedique una sonrisa. Me agradaba ver que la muchacha habia podido pasar por todo ese engorrioso tramite que era la eleccion democratica. Habia podido ganar, de una manera limpia, ganandose el aprecio de sus votantes, y me gustaba que no se le habia subido ese poder a la cabeza. Apreciaba, tambien, que no habia ganado ese tono solemne que muchos politicos tenian.

-Claro que probare los canapés. Ahora ire por uno. -Ya despues hablaria en privado con Blair. Seguramente, ahora tenia que atender a toda esa gente que llegaba a saludar y a dar sus felicitaciones, asi que, tome un canapé con jamon y fui a saludar a Virginia y a Tony.

Mientras ellos hablaban con los demas, pude observar a los demas invitados. Por ahi estaba un chico pelirrojo, no sabia muy bien de donde, aunque entre las cosas que pude escuchar gracias a mi superoido fue que habia ganado su fortuna por herencia. No pensaba que fuese una presentacion de lo mas adecuada, pero supongo que cada quien tenia su forma de entablar relaciones.

Tambien estaban por ahi senadores, unos empresarios, gente de las juntas directivas de la prensa... Vaya, habian juntado a una buena elite de personas de izquierda. Esto pintaba para bien, mientras no empezaran a hacer preguntas incomodas a los demas. Quizas ellos venian no solo a celebrar, si no a cobrar favores, o mostrar interes en ciertos temas que Blair les podria facilitar. La politica americana era demasiado complicada, a diferencia de lo simple que era el sistema de Themyscira: La Reina decia algo, se le indicaba a las amazonas que estaban debajo de ella, y todas eran felices porque mi madre siempre actuaba de manera correcta.

Segui observando a los demas invitados, y pegado a la pared, como quien esta formado en una fila para meterse al consultorio medico donde lo van a inyectar, estaba Kal-El ¿Superman? Vaya, no sabia que conocia a Blair. Sonrei y lo salude de lejos, esperando que se percatara de mi. Clark Kent no tenia mucha relacion con la Mujer Maravilla, pero el era periodista, y conocia a muchos superheroes que trabajaban en Metropolis. Quizas por eso es que el estuviera aqui, gracias a sus contactos dentro del Daily Planet le consiguieron la entrada y va a hacer la noticia de lo que pasara en esta fiesta.

Estabamos en una gran fiesta, con contactos notables, gente que podia cambiar (o arruinar) el pais y hacer de este un lugar mejor. Gracias a Hera, creo que todos estabamos del mismo lado y todos teniamos intereses en comun. Blair era nuestra... ¿Ala-pivot? Si, ella seria la que en el congreso, ese lugar donde no podemos entrar a mandar, lucharia por todos los superheroes que siempre habiamos hecho cosas buenas por el mundo.

Me gire hacia Tony al escucharlo hablar.

-Oh, si, lo conozco de hace un buen tiempo. -Sonrei, manteniendome discreta. A mi eso de mentir no se me daba bien, odiaba mentir. Podia dar medias verdades, o no decir nada de paso, pero mentir me dolia hasta el cuello. Simplemente, seguiria las cosas como son- El patrocino mi embajada cuando llegue a Estados Unidos, y sus subsidiarias han hecho mucho por las misiones de paz de la ONU -Abrace el brazo de Bruce, sonriendole a Tony y a Pepper.- Nosotros vinimos en uno de los coches de Bruce. Quizas un dia WayneTech incursione en el mercado automotriz... -Mi sonrisa era picara, casi como si estuviera bromeando. Me gustaba bromear con Bruce, aunque en realidad, rara vez sonreia, y mucho menos, se reia. La verdad es que Tony tenia las de ganar con sus vehiculos que vendia al publico. Es decir, hasta yo usaba una moto de Stark, pero nunca le diria que a Bruce que Iron Man le ganaba en ese campo... Ya el solito se podria dar cuenta.

Tome un par de copas de champagne, tomando una para mi y dandole otra a Bruce. Seguramente, el no tomaria mucho, o solamente se tomaria la mitad. Y estaba bien, si tenia que conducir de regreso a Gotham no queria que estuviese bajo los efectos del alcohol. Mire a Blair, y cuando vi que estaba libre, le hice un gesto para que se acercara.

-Blair, tenemos que ir a tomarnos algo. ¿Me puedes dar la direccion de tu nueva oficina en Washington? Pasame tu telefono. Se que quizas no tengas mucho tiempo libre, pero cuando necesites algo, sabes donde esta mi embajada. Y cuando quieras te paso mi direccion de mi casa.

Hisui arrugó el ceño, apoyado en una de las esquinas de la habitación. Desde su lugar privilegiado podía ver el ir y venir de los invitados, el frágil tejido de los tejemanejes políticos y en general cómo las alianzas se forjaban o dañaban sobre una bandeja de canapés.

Podría ser otro país. Podría ser incluso otra época, y otra cultura. Pero si había algo inamovible es que los que tenían poder siempre jugaban bajo las mismas condiciones. Reconoce los flujos de poder, y da igual el idioma en el que hablen, todos bailan al mismo son.

El hombre, de tez morena y pelo blanco, se ajustó la corbata y activó el manos libres, comenzando a andar a paso ligero hacia las mesas centrales con expresión severa, esquivando con la gracilidad de un bailarín a los distintos comensales. Pasó cerca de otro hombre trajeado y una bella mujer de orgulloso porte, entre dos hombres orondos que se regocijaban de una victoria en la que no habían hecho nada y orbitó alrededor de una comensal de curvas sinuosas y largas pestañas hasta llegar a su objetivo.

Cogió una de las bandejas de canapés y la intercambió con otra, intercalando así entre ellas una bandeja de canapés más suaves e insípidos, de modo que el salto de canapé salado a dulce fuera mucho menos violento. Recolocó un candelabro, paró a un camarero a mitad de camino y le obligó a colocarse bien la pajarita, paró a otra camarera obligándola a atarse los botones de la blusa y finalmente llegó hasta Blair mientras soltaba un pequeño exabrupto en japonés a quien quiera que fuese que estuviese en la línea

¡No me importa, como si decides hacerte sepuku! Pero por favor, si lo haces, ten la decencia de hacerlo lejos de la mirada de los invitados esclamó, molesto, antes de colgar. Soltó un suspiro y mostró su mayor sonrisa

Ah, Kenta-san por supuesto, era consciente de que había pronunciado mal el apellido del hombre, pero después de todo, no confiaba en él. Sus ojos se posaron en Blair inmediatamente, haciendo una reverencia Ojou-sama, me alegra informarle que los invitados parecen satisfechos con el servicio. Aunque si me permite agregar, tenemos miembros en el servicio que carecen de la profesionalidad apropiada a una fiesta de catadura. Debo recordarle que tiene media hora más antes de su siguiente discurso. Oh, y me ha parecido ver a un miembro de la oposición en una esquina. Le aconsejaría que le saludase y le recordase que en competiciones de honor siempre gana el mejor

Blair sonrió por la broma de Tony, para que acto seguido la sonrisa se congelara en su rostro, sabía que Pepper lo hacía con buena intención, si no fuera así, seguramente no sería su amiga, pero el atentado era todavía un asunto reciente que le estaba costando superar. Había días en los que se había visto con verdaderas dificultades para salir a la calle, la verdad es que Hisui en ese aspecto, había resultado ser más una ayuda que una molestía; disfrutaba pinchándola y gastándole bromas cuando llegaba de mal humor a casa, pero cuando la había visto frente a la puerta de casa, agarrando el picaporte con fuerza y sin atreverse a abrir la puerta para salir, enseguida la había calmado y tranquilizado. Aquel día se había desahogado con él, le había contado todo lo que había sucedido y había llorado de nuevo, la consoló, le preparó una de sus extrañas infusiones y luego se empeñó dándole el coñazo de todas las formas imaginables e inimaginables para convertirse en su secretario, en su protector. Seguramente cualquier psicólogo diría que eso no era realmente superar sus problemas, pero desde que llevaba siempre aquella figurita de jade rojo en su bolso, se sentía mucho más segura, y a pesar de sus reticencias, había resultado ser un ayudante mucho más eficiente que otros con currículums extensos llenos de masters y títulos universitarios.

- Lo siento Tony, pero desde el momento en el que plantaste sobre mi mesa ese proyecto de energías renovables con esa carita de entusiasmo que se te pone sabías que tendríamos que trabajar mucho en ello. Ahora que he conseguido que los senadores de Californa y Washington se unan a nuestro proyecto, no vamos a abandonarlo. Hasta el gobernador de Louisiana ve el potencial de llevar finalmente electricidad estable a las zonas más aisladas. Pepper dile algo, tu marido se quiere escaquear.

Había usado aquel calificativo “marido” con toda intencionalidad, nunca estaba de más tomarle un poco el pelo al anteriormente soltero empedernido con su futuro matrimonio. Hacían una pareja encantadora, y para alguien con cierta alergia a ese tipo de compromisos, no podía dejar pasar la oportunidad de reírse un poco de su próxima situación civil. Parecía que ella sería la única soltera empedernida que quedaría en aquel grupo de personas. Diana, cambió el hilo de la conversación preguntándole por la dirección de sus oficinas, cuando Hisui se acercó al grupo, con su cara de secretario eficiente, saltándose a la torera la correcta dicción para llamar a Clark como le salía del moño. Podía ser el hombre más eficiente y educado del mundo, pero empezaba a comprender, que los japoneses, o al menos Hisui, incurrían en pequeños insultos y faltas de respeto hacia las personas que no resultaban de su agrado. Seguramente otro compatriota suyo habría notado que su equivocación no era accidental, pero Clark era demasiado occidental e ingenuo como para darse cuenta de ello.

- Hisui, relájate... El partido ha contratado a alguien para estas cosas, así que... - Cogió un canapé de una bandeja cercana, y se lo metió en la boca a la vez que le ponía una copa de champagne en las manos.- Disfruta de la comida y la bebida, ya protestarás mañana de los camareros, y apúntale la dirección de nuestras oficinas a Diana, ya sabes, tenemos que hacer una quedada de chicas, Pepper debería apuntarse también.

Miró hacia donde Hisui le indicaba, para ver a uno de los aspirantes a congresista que no había salido elegido, era del partido republicano además, uno de tantos jueces que decidía hacer carrera política, con la mala suerte de que finalmente su programa se había visto machacado por el que ella había presentado. Se encogió ligeramente de hombros antes de volver a dirigirse al grupo.

- Oh, el juez Thompson, si, ya le saludé en cuanto llegó, pero parece demasiado cerca del bar, mira a ver si puedes hacer que alguien lo despegue del whisky, pero no vayas tu, no queremos que monte un espectáculo.

Hisui era buen secretario, pero también debía relajarse, no todo en la vida era trabajo, pero claro, a ver cómo le explicabas eso a un japonés, por muy dios y bromista que fuera, era como todos, si le dejabas, dormía en la oficina.

La noche pasaba de manera muy lenta. Me sentia como el tipico infante que es arrastrado por sus padres a un evento al cual no deseaba asistir y debe quedarse dos horas contemplando como el reloj como un bobo con cara de amargado, rezando por que el tiempo pase mas rapido. A decir verdad esta descripcion no variaba mucho de mi estado actual. Lo que mas hice durante la noche desde el momento en el que llegue fue previsar mi reloj cada dos minutos, como si el solo hecho de hacerlo provocara extrañas alteraciones en el tiempo, haciaendo que las horas pasen mas rapido; ojala la vida fuese tan sencilla. No tengo problema en admitir que los eventos de gala como ese nunca fueron de mi agrado, me sentia casi encerrado en una prision, solo que mas elegante y con bar gratis. Por otra parte era consciente de que esta podia ser una situacion excepcional y no muy frecuente, segun la informacion que mis contratantes me dieron sobre ella, Blair no es precisamente el tipo de mujer que disfruta llendo de fiesta en fiesta ni organizando reunionnes costosas en su casa para gente adhinerada. Por mi perfecto, la verdad, desde el principio les adverti a los miembros de su partido que no irira de club en club todas las noches para buscarla cuando estuviese tan ebria que solo pudiese levantar la cabeza para vomitar.

Sin embargo la que fue lejos la peor parte de la noche fueron los "policias" de la "prision", mas especificamente la que usa su ropa interior azul con estrellitas blancas por fuerta. Despues de todos nuestros combates juntos estaba seguro de que l menos Iron Man se contendria y no trataria de matarme ¿Pero Wonder Woman? Esa era otra historia bien diferente. Era capaz de impedir que me arrojara por la ventana solo para poder partirme todos los huesos del cuerpo y luego arrojarme ella misma. Su perfil psicologico la describe como una mujer con problemas de manejo de la ira, mas aun en situaciones hostiles, y como alguien por encima de todo muy rencorosa. No hay que ser un genio para saber que esa es una mala convinacion, mas aun para los que, como yo, tenemos un lugar bien asegurado en su lista negra.

Durante toda la jornada mis ojos se casi no pararon de moverse: primero era a ver el reloj, para comprobar si el tiempo habia pasado mas rapido; luego era hacia Blair, para observar como se encontraba, incluyendo su estado emocional, fisico y quienes la rodeaban para asegurarme de que no estuviese en peligro directo; luego iban directo a los superheroes de la fiesta, para corroborar hacia donde se dirigian y poder asi, dirigirme hacia otro lado; por ultimo pero no menos importante, dirigia mi mirada hacia los presentes de la fiesta y de vez en cuando intentaba escuchar sus conversaciones de la forma mas disimulada posible, solo por si las moscas. Tambien me aseguraba de tener vigilados a los camareros, procurando detectar cualquier objeto extraño que pudiesen llevar y, solo ocasionalmente, pidiendoles una copa de vodka o wisky que ayudara a alivianar la pesadez del ambiente. Cuando la mirada de la anfitriona o de los heroes y compania se dirigian hacia mi hacia todo lo posible por mirar hacia otro lado o incluso cubrir mi cara dandole un trago bien profundo a mi copa, procurando que esta llegase a taparme hasta la frente; no me preocupaba embriagarme pues tenia un muy buen aguante con esas cosas.

Fue casi por casualidad que escuche las palabras de la congresista, pidiendole a un joven de aspecto asiatico, quien a juzgar por su actuar a lo largo de la velada parecia ser su asistente/guardaspaldas/jefe de personal/ empleado multitareas, que mandara a alguien a encargarse de un tal juez Thompson. Estaba en la barra y no se le veia muy jovial sino que por el contrario parecia querer ahogar sus penas en alcohol. De seguro la idea de perder contra una mutante habia sido demasiado para èl y solo habia asistido a esa fiesta por mero compromiso politico y para mantener una buena imagen. No podia permitir que ese hombre armara un escandalo en la barra; estaba demasiado cerca de mi posicion y era la mejor zona que hbia encontrado para mantenerme alejado de la atencion indeceada y posibles problemas innecesarios. Por eso fue que, adelantandome a cualquier otro, me dirigi discreta pero rapidamente a su asiento. Estaba comando directo del pico de una botella de wisky de una manera un tanto desagradable a la vista.
Me posicione a espaldas del hombre sin que este me notara y, justo cuando se disponia a levantar la botella una vez mas, estire mi mano derecha y se la arrebate de las manos con un rapido movimiento mientras apoyaba con suavidad mi mano izquierda sobre su hombro. Obviamente provoque la molestia de este ultimo, quien se volteo con cara de pocos amigos y estaba seguro de que iba a empezar a gritarme enfrente de todos, pero no se lo podia permitir.

Aprovechndo la posicion de mi mano izquierda, levante ligeramente los dedos y presione una zona al costado de su cuello hubicada ligeramente por encima del nivel de los hombros mientras le3 pedia en voz baja que se calmara. Para cualquiera que nos observara y desconociera esa tecnica, que esperaba fuese el caso con todos los presentes, todo lo que estaba haciendo era calmar al hombre con mis palabras mientras depositaba mi mano sobre su hombro en señal de amistad. La realidad no podia ser otra: mis palabras eran solo un pantallazo para que las personas ignoraran el hecho de que le estaba aplicando la "Llave del Sueño". En realidad solo el dorso de mi mano estaba apoyado sobre su hombro, tenia dos dedos estirados presionando en su cuello, mas especificamente provocando una contraxion de los musculos que rodean la carotida, provocando una obstruccion en esta arteria; el cerebro esta irrigado por ramificaciones de esta arteria, basta con obstruirla por unos pocos segundos para detener el paso de la sangre. Afortunadamente las paredes musculares del seno carotido son lo suficientemente delgados como para bloquear el vaso con poca fuerza. Los receptores de presion de la zona indican señales al corazon para que este lata mas lentamente para equilibrar la cantidad de sangre en las venas, dado que por lo general los aumentos de presion en esta zona se deben al exceso de sangre y el corazon debe latir mas lentamente para controlar la irrigacion. En resumen: el flujo de sangre al cerebro y el enlentecimiento de los latidos cardiacos da como resultado la perdida de consciencia del individuo.

Al mismo tiempo que intentaba "calmarlo" contaba mentalmente desde el 1 hasta el 29. Al llegar a esa marca le solte y luego le sujete para evitar que callera al suelo; aplicar la llave por mas de medio minuto puede ser fatal y no queria arriesgarme a tener un invitado muerto en mis manos antes de comenzar siquiera mi primer dia. Le apoye con suavidad la cabeza en la barra y me quede para mi la botella de wisky. Entonces sujete al primer camarero que me encontre y le dije al oido- Este pobre hombre ha tomado demasiado, llama a los de seguridad, creo que debe retirarse antes de que se arme un escandalo.- Luego volvi a mi lugar de siempre.