From Tokyo mit liebe (Enar, Planaria, libre) [11/2018]

OOC: Por cierto, al final qué día hacemos este post? No lo tengo con día en la crono, solo tengo Noviembre del 2018.

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- Na, era broma mujer. Ya sabes que yo siempre he sido bastante zote con las chicas, y pensar en que... Bueno, ya te parecí atractivo o de alguna manera te atraje desde antes de empezar... Me parece tierno.- Seguramente tenía en ese momento una de las sonrisas y miradas de más enamorado que habría puesto en mi vida. Mi yo asustadizo con las mujeres, que pensaba que moriría solo había muerto desde el día en que empezamos, pero tras ese comentario... Fue como si renaciese totalmente mi fe en mi mismo. Llevábamos varios meses juntos, y aunque habíamos tenido altibajos como cualquier pareja, íbamos por buen camino y éramos felices. Tan mal no lo estaría haciendo.

Las palabras de Sloan me conmovieron en plan bien. No sabía si yo sería capaz de ir tan campante por la vida si muriese mi esposa. Supuse que sí, ya que el tiempo lo termina curando todo. PEro aún así me sorprendía gratamente verle tan entero y tan feliz. No era como si le conociese mucho de antes de aquel día, pero sí noté alguna diferencia con respecto al día en que nos conocimos y demás. Mientras hablaba me terminé la hamburguesa, tal y como hizo Sasha. El helado vino. Chocolate. Mmmmmmmm... Dulce placer de los dioses hecho tableta, densa bebida, helador éxtasis... Sí, vale, es posible que tuviese algún problemilla con el chocolate. Ya que no tenía otra droga ni vicio, y no me hacía ningún mal, ¿qué tenía de malo? Cogí la cuchara, me llené la boca a base de bien y disfruté de aquel delicioso sabor. Los dientes me temblaron del frío, y puse una de esas caras que te salen cuando te congelas vivo la boca por el helado. Soplé un poco con la boca entreabierta y una pequeña nubecilla de vaho salió de mi boca.

- Ma' quisiera' moreno. E'to no e' una carrera, e' a ver quién se lo termina todo.- Dije con la lengua y los dientes llenos de chocolate. TRagué y me relamí, disfrutando de esas manchas que tenía en los labios.- Lo mismo digo. Podéis contar con nosotros cuando sea, y para lo que sea. Excepto, claro está, para unas clases de natación. Eso casi mejor se lo dejo a Sasha.-

...

¿Cómo se describía el silencio? ¿Se podía, acaso? ¿Y cómo narices estos dos seguían comiendo tan panchos después de la declaración que se había marcado Sloan? ¿Y CÓMO SLOAN LO HA DICHO TAN TRANQUILO? Vale, vale... Quizás esté exagerando. A lo mejor él no quería decir eso y yo le he malinterpretado, ¡¿no?! Podía ser. O no. Lo más probable es que no.

Vale, Lilith. No pasa nada. Está bien: somos adultos, la gente ya no te rechaza, y él se ha molestado en conocerte, no tienes por qué ponerte nerviosa por los sentimientos que tengáis el uno para el otro. ¿No?

-¿De verdad sientes eso?- le dije muy seria, parando de tomar el helado.
-Pues si. De verdad- me dijo con cara de "¿No se nota?"
-Pero, eso significa que...- me quedé pensando, sin saber si estaba equivocada o no- ..que me qu-- me corté al decir la palabra prohibida, si bien el moreno no perdió el tiempo y terminó mi frase.
-¿Que te quiero? Pues si.
-¿Tú también me quieres?- le pregunté, con voz aguda y estupefacta.
-¿Yo también? ¿Tu también? Es decir, ¿nosotros?- preguntó, creo que nervioso, y levantándose.

Le observé levantarse de su asiento y mirarme.

-¿Yo? Yo.. ¿Sí? ¿Te quiero?- pensé esas preguntas en voz alta, por los nervios. Los malditos nervios. Para qué seré de mente fría, si ahora no lo soy en absoluto. -¡T-te quiero, Sloan!- me levanté y me puse a su "altura".
-¡Te quiero!- y me abrazó con fuerza. Abrazo que le devolví con la misma fuerza, y casi llorando, pero no. ¿Le había dicho que le quería? Y delante de gente. Wow, Lilith.

Miré a los chicos sonrojada y me sorbí la nariz y me reí, sentándome de nuevo y comiendo el helado. Era de chocolate y Sloan no había dejado mucho que se diga... Maldito. Aunque eso me facilitaría terminar antes que Planaria. Cosa que hice con facilidad: entre que el helado estaba tremendo y que necesitaba esa dosis de azúcar como mujer que acaba de pasar por un drama romántico, fue cuestión de unos escasos segundos lo que tardé en devorar el helado. Me ayudó a tragarme las lágrimas de felicidad que amenazaban por salir de mis ojitos grises y que no pensé que estarían ahí llegado este momento. Sorbí de nuevo por la nariz y me levanté de un salto cogiendo el reloj y haciendo el gesto del pulgar hacia arriba hacia ellos.

-¡Wooo!- grité, victoriosa. Me giré hacia mi moreno y choqué los cinco con las dos manos con él, sentenciando nuestra victoria.

Pasó entonces, ante nosotros, uno de esos momentos de película que siempre ves venir, y cuando por fin sucede no sabes muy bien si finalmente ambas partes se querrán, si ambas se dirán el "te quiero" y esas cosas. Y, por suerte, fue como en las pelis. Final feliz de esos donde ambos se abrazan, ambos se quieren, ambos sonríen y durante un instante, no importa nada más. No importa nada de lo que te rodea. Porque para ti, ese momento lo es todo. Ese momento donde sabes que la persona que está a tu lado es la que más feliz te va a hacer durante tu vida, o piensas que será la persona que más feliz te va a hacer el resto de tu vida. Bueno, no era como si tuviese mucho donde elegir, ni mucho donde mirar ni nada de eso, pero era lo que yo sentía cuando Sasha estaba cerca de mí. Esa confianza, esa especie de felicidad que te hacía flotar y sonreír como un idiota. Y ellos la tenían. La tenían de verdad. No había más que mirarles a la cara y ver lo felices que eran por la sencilla y simple razón de haber mostrado el amor entre los dos.

Me enternecí con esa imagen, e inevitablemente miré a Sasha, pensando en nosotros... Y lo vi. Vi aquella mirada, aquellas gotas que aún no habían salido de sus ojos. Vi esa mirada que tantas y tantas veces había puesto yo cuando una persona a la que yo había querido le decía a otro que la quería. Vi esa mirada que había repetido tantas veces que perdí la cuenta. Mi sonrisa fue desapareciendo lentamente. Las comisuras de mis labios bajaron hasta convertir mi boca en una linea perfectamente recta. Se levantó, sacando el teléfono, disculpándose, y saliendo del restaurante. Dejé la cuchara apoyada en el enorme recipiente donde estaba el helado, y tragué lo que tenía en la boca. Sentí un vacío en mi estómago abismal. Sentí como si un cubo de agua helada se me derramase en la cabeza y por los hombros. El apetito se esfumó como un diente de león en los vientos primaverales, dejándome una sensación de nausea en la garganta horriblemente fría. Y entonces, todo encajó.

*CLACK*

Lilith y Sasha habían sido compañeras en la mansión...

*CLACK*

El día en que se reencontraron, Sasha estuvo destrozada. Fue una de las veces donde más triste y de bajón la había visto nunca. Como si Lilith hubiese sido alguien que le había cambiado por completo la vida, y de repente, ese alguien, por quien tú habías vivido y habrías dejado todo, te trata como basura.

*CLACK*

... Sasha... Y Lilith... Ellas... Había habido algo... Estaba seguro... Era una corazonada pero, ¿qué otra explicación había a esa cara de Sasha? ¿Acaso era una idea tan descabellada? No... No, reconocía esa cara. Reconocía esa mirada. La había puesto yo tantas y tantas veces que ya me resultaba demasiado familiar. La pica... La pica del tobillo de Sasha... Lilith tenía una en el pecho...

Me derrumbé. El hambre desapareció en alguien que siempre quería comer algo. El chocolate me dio hasta asco, ahí delante de mí. El labio inferior me tembló ligeramente. ¿Por qué nunca me había dicho nada? ¿Acaso aún sentía algo por ella? No, no podía ser... Ella siempre me había dicho que yo era el único al que amaba, ella me había dicho que me quería, que me amaba, que yo era todo para ella... No... Sasha no me habría mentido... Y sin embargo, una parte de mi alma estaba destrozada. Una parte de mí se colapsaba por lo que acababa de pasar. Una parte de mí se sentía traicionado de nuevo, se sentía engañado, se sentía frustrado y furioso. Unos pequeños rayos morados recorrieron mi brazo, y me los sacudí con el otro a toda velocidad. No... No, ella te quiere. Vamos joder, ella te quiere... ¡Te lo ha dicho mil veces! ¿De verdad crees que te iba a engañar? No... No, ella nunca me engañaría... ¿Verdad?

Volvió a entrar, felicitándoles, y llamando a Lilith "chicle", sin duda alguna por el color de su pelo. Eso... Fue toda una puñalada. No eran celos. No sentí celos. Me sentí engañado, estúpido y gilipollas como tantas otras veces. No podía. No era así. Ella nunca haría eso... No. Vamos Plana, ella te quiere joder... Negué con la cabeza a su pregunta, y le ofrecí una sonrisa como buenamente pude.

- No... No me apetece más. El frío me ha matado... Lo siento.-

Entre Sloan y yo era todo jolgorio y fiesta, ¡habíamos ganado! Y había sido muy divertido y ameno, la verdad. Estaba yo dando palmaditas y saltitos en el sitio mirando al moreno con cara de felicidad, la felicidad de quien se lo ha pasado bien, cuando la voz de Sasha me desconcentró y me hizo parar en seco y mirarla muy seria.

Iba a decir algo pero no me salieron las palabras, no me esperaba que nadie me llamara "Chicle" de nuevo. Lo que me hizo mirar a Planaria discretamente, pensando en qué sabría él de todo eso y, por la estampa que encontré, no lo sabía hasta hace un minuto. Volví a mirar a Sasha. ¿Plana no lo sabía? ¿Ella no se lo había contado? Era verdad que yo a Sloan tampoco, pero me daba igual decírselo. Fue cosa del pasado y no es algo de lo que me tenga que arrepentir, pero Planaria... Parecía claramente afectado. ¿Por qué? Si sólo era cosa del pasado, ¿no?

-Hey, Plana, no te pongas así, ¡vamos! ¡Sólo era un juego!- le dije intentando animarle sin saber si saldría exitosa o no. Entonces me giré hacia Sloan y le susurré que la próxima vez les dejaríamos ganar la estúpida competición de comer.

Sin embargo, algo me preocupaba. Plana parecía realmente abatido pese a la sonrisa forzada que le ofreció a Sasha. Dejé que hablaran si tenían que hablar y fui a hablar con Rick llevándome a Sloan de la mano para que la pareja tuviera intimidad.

-Hey, Rick. Plana está un poco decaído, ¿qué nos recomiendas para animarle? Ni si quiera le apetece el helado de chocolate, y eso que tengo entendido que le gusta mucho- le dije al dueño del local. -Y, ¡ah! Hemos ganado, queremos la foto- terminé con una amplia sonrisa.

Rick por su parte se asomó y miró a Planaria y negó con la cabeza y se encogió de hombros, como sin saber qué hacer, y nos felicitó y nos dijo que iría a por la cámara para hacer la foto.

Ante las palabras de Lilith sonreí, intentando mantener la compostura lo que podía. Vamos, no era tan grave... ¿Verdad? Debían ser paranoias mías... Pero me había golpeado como un mazo en todo el pecho. Me froté el brazo y negué un poco con la cabeza.

- Lo sé, lo sé... Es solo que bueno, soy competitivo jajaja Supongo que se me habrá pegado de Sasha... Tranquilos, estoy bien.- Pero tanto ella como Sloan se fueron, dejándonos a mi pareja y a mí a solas. Ella me preguntó qué me pasaba, y suspiré. No tenía sentido alguno mentirla a ella, entre otras cosas porque me conocía de sobra y sabía que algo me pasaba, al igual que yo había sabido que algo le había pasado a ella. Pero... A pesar de que me dolía, no quería hablar de un tema tan delicado por así decirlo en un restaurante lleno de gente. No era el lugar ni el momento. Bueno, puede que el momento sí, pero no el lugar. No me sentía cómodo. No sabía si lo entendería, pero necesitaba que me concediese eso en ese momento.- Si, es solo... No creo que este sea el mejor lugar para hablarlo. Ha habido un par de gestos que me han hecho darme cuenta o pensar que me he dado cuenta de algo que no sabía. Si no te importa, preferiría hablarlo en casa tranquilamente, en un ambiente más íntimo... No te preocupes, de verdad, estoy bien. Anda, será mejor que felicitemos a estos dos por su victoria... Y gracias por acabarte el helado por los dos.-

Me levanté y le ofrecí ir a felicitar a la pareja que estaban a punto de unirse al grupo de gente que había sido capaz de superar el reto en las paredes del restaurante. Rick se encargaría de hacerles la foto y colgarla, poniendo sus nombres debajo y la fecha del día en que lo consiguieron. Les ofrecí una sonrisa y les guiñé un ojo.

- Enhorabuena chicos. Ganarnos es todo un honor a decir verdad. Rick, les vas a hacer ahora la foto, ¿no?-

Miré algo alarmada a Sloan, pero sabía que era sincero cuando decía que no le importaba lo que hiciera en el pasado ya que en ese momento estaba con él, y eso era lo que importaba. Hice una pequeña mueca y le cogí de la muñeca, mirando nuestras manos.

-Lo tuvimos, pero fue hace mucho y bueno, te lo puedo contar en otro momento si quieres. Por lo demás, no deberíamos entrometernos. A menos que nos metan ellos. O que me metan a mí, más bien... Es algo que debo hablar con Sasha, y contigo- fruncí el ceño. No me molestaba que Sloan lo supiera, pero me habría gustado contárselo yo y que no sacara sus conclusiones él, si bien no sabía cómo contárselo: no era una charla para tener mientras se cena. Le miré y bajé mi palma hasta su mano y le di un apretoncillo, para que supiera que todo estaba bien.

En ese momento llegó Rick con la cámara y la pareja se nos unió. Sasha parecía claramente preocupada y Planaria podría engañar a muchos, pero sabía que seguía dándole vueltas al tema.

-¡Sí, ahora la hará! Oye, ya que la victoria ha sido un poco ambigua... quiero que salgáis los dos en la foto con nosotros. Así se te alegra es acara, Plana... ¿Te parece bien, cariño?- le pregunté al moreno guiñándole un ojo.

Tras hacernos la foto tocaba decidir quién se cambiaba la ropa interior por la de su pareja, ya que como la victoria era un poco confusa (aunque no tanto) había que votar.

-Yo creo... que deberíais hacerlo vosotros- les dije a la parejita, abierta a sus opiniones y razonamientos. Sin embargo, esperaba que no le diéramos muchas vueltas, quería que fuera divertido, no un rompecabezas.

Aquella mirada de frialdad que me lanzó Sasha provocó que se me encendiesen ligeramente los ojos de rojo y un par de relámpagos se perdiesen en mis apretados puños. ¿Por qué no lo entendía? Joder, sólo le había pedido dejarlo para luego, ¡nada más! Sabía que odiaba que dejase las cosas para otro momento, pero joder, en ese momento yo no tenía ninguna gana de hablar, porque era algo que sabía qu eseguramente iría para largo, y desde luego un restaurante con colegas y un puñado más de gente no era el sitio apropiado. Entonces, ¿por qué se cabreaba? Dios, qué frustración. Cuando ella me había pedido que dejase las cosas para otro momento, siempre lo había respetado. Siempre respetaba que tuviese sus pequeños secretos o sus momentos a solas, incluso cuando no me decía de qué iban o simplemente me decía que eran cosas suyas y que prefería que se le pasasen, al menos un poco el mosqueo o el disgusto. Y sin embargo, si yo le pedía lo mismo a veces me daba la sensación de que tenía que saberlo. Emití un largo suspiro y me concentré en no dejarme llevar. Tranquilidad, estamos con amigos y nada más.

Cuando Sloan nos apretujó para la foto y sonreí como pude, pensando en que el cabrón tenía bastante fuerza. No era como si hubiese intentado zafarme de él ni nada, pero la manera en que nos estrujó contra él, joder, como para querer pelea. El caso es, que al final se acordó que ambas parejas hiciésemos lo de intercambiar la ropa interior, lo cual a mí personalmente no me pareció del todo justo. Ellos habían ganado y nosotros habíamos perdido, de manera que nos tocaba a nosotros pagar el pato. Pero Sloan parecía estar ya pensando en que lo iba a hacer, y daba igual lo que dijésemos él estaría ahí haciéndolo antes que nosotros si hacía falta. Me encogí de hombros y me dirigí junto con Sasha a los baños. Bueno, a ver cómo acababa todo esto.

Una vez allí, Sasha volvió a poner esa cara de disgusto o enfado o vete tú a saber qué cojones, porque yo nunca he sido bueno leyendo las caras. El caso es, que mientras me quitaba la camiseta me quedé parado y suspiré.

- He visto cómo has mirado a Lilith cuando ha dicho que quería a Sloan.- Fruncí ligeramente los labios, esperando que ella asimilase las palabras o comprobar que escuchaba lo que decía. Mi tono no era de dolor, ni de enfado, sino de total sinceridad, de alguien que está abriendo su corazón a otra persona y le está contando secretos o cosas que nadie más quiere que sepa.- Cuando ella ha dicho que le quería, has puesto una cara que he visto demasiadas veces al otro lado del espejo o en cristales en bares. Es una cara que yo habré puesto tantas veces que ya ni las recuerdo. Es la cara de ser consciente de que alguien a quien has querido se te escapa para siempre. Me ha pasado con esas chicas que te conté por las que estaba pillado y de repente las veía besándose con otro en un bar, o llamándome para decirme que habían empezado a salir con no se qué tío... Mira Sasha, te voy a ser muy sincero. Sé, o quiero pensar, que tú no estarías conmigo si estuvieses enamorada de otra persona. Creo que puedo decir que te conozco de sobra y que sé que jamás harías eso... Tú nunca habrías empezado a salir conmigo si no estuvieses enamorada de mí. Pero cuando he visto esa cara he comprendido tantas cosas... He comprendido por qué te dolió tanto las palabras de Lilith el día de vuestro reencuentro. He entendido por qué la has llamado chicle. He comprendido por qué te has salido un momento fuera del bar. He podido ver esa pena, esa congoja en tus ojos. Lilith y tú fuisteis algo más que amigas, ¿verdad? No me importa, no te juzgo, y aunque soy católico también soy batante abierto de mente, y quién soy yo para opinar del amor ajeno. Pero no puedo negar que una vida de tanto rechazo me haya dejado alguna que otra secuela, o alguna que otra pequeña maleta, y lo siento, pero una pequeña parte de mí se ha sentido desplazado, se ha sentido como la tercera rueda de una bicicleta de nuevo... Por eso me ha dado esa tristeza repentina. De verdad que sé que me quieres. Me lo has demostrado muchísimas veces y me has cuidado como nadie. Has mostrado tener más paciencia que nadie que recuerdo, especialmente en esta última etapa donde aún no sé quién soy o dejo ser... Pero no he podido evitar sentirme así. Simplemente era eso... Siento si te he aguado la comida.-

Terminé de desnudarme y darle mis cosas. Me abroché el sujetador como buenamente pude, lo cual fue un espectáculo bastante lamentable. Aunque peor fue ponerme sus bragas. A ella mis calzoncillos boxer le quedaban de lujo. Eran como unos pequeños pantalones. Pero lo suyo me mataba. Era demasiado estrecho y obviamente no estaba pensado para sostener nada por la parte de delante, lo cual me obligaba a encajarlo como podía. Dios, y encima los vaqueros por encima. Eso iba a ser toda una proeza.

Planaria y Sasha no perdieron el tiempo y fueron directos a los baños a cambiarse, lo que no nos dio mucho margen a Sloan y a mí. Me giré hacia el moreno y le propuse ir al otro baño, así sería más divertido. Le cogí de la muñeca tal como Sasha había hecho con Plana, y tiré de él con cariño. Una vez dentro del baño me reí y le besé, estaba algo emocionada y contenta pese al ambiente que había con la pareja...

-No vale pasarse de listos, ¿eh?- le saqué la lengua y comencé a bajarme los pantalones quitándome las zapatillas al mismo tiempo. El sujetador me lo quité por debajo de la camiseta, respirando bien hondo cuando mis pechos quedaron libres. ¿Era la única que respiraba cuando se quitaba el sujetador? Debía ser uno de los mayores placeres de la vida e iba a comentarlo con Sasha. Pero, el caso es que le pasé mi ropa interior y esperé a que me diera la suya.

-Eres consciente de lo bien que me lo voy a pasar viéndote caminar con mis braguitas, ¿no?- me reí a carcajadas imaginando los andares de Sloan y lo incómodo que estaría. -Esto va a ser un show...- murmuré jovial, ellos darían el espectáculo por lo incómodos que iban a estar, pero Sasha y yo... no éramos precisamente tablas de planchar.

Una vez nos despedimos de Rick y estuvimos todos fuera llegó el momento de dividirse para ir a mi casa. Porque ese era el plan, ¿no?

-Bueno, vamos a mi casa, ¿no?- les dije mi dirección a la pareja para que fueran en coche y yo me fui con Sloan hasta un callejón algo oscuro para ir hasta el piso. -¿Preparado para más?- le di un apretón en la mano y le sonreí. No estaba segura de que él lo entendiera, probablemente él pensaría en la noche que se avecinaba, pero yo le hablaba de nuestra relación. En fin, eso era un caso aparte. Antes de irnos a mi piso le pedí entre risas que me dedicara un pase de modelo, quería verle caminar un poco más. Resultaba muy chistoso, con lo que imponía el moreno y saber lo que escondía bajo la ropa...

Ya en nuestro piso esperamos a que llegara la pareja y cuando lo hicieron, les invité a que se acomodaran en el salón. Sí, señores: nuestro piso.

off:

Escuché sus palabras mientras me vestía como podía, sintiéndome más incómodo que nunca. Fruncí un par de veces el ceño debido a la ropa pero finalmente conseguí apretarme como pude. Prefería ni pensar en lo que iba a pasar en cuanto diese dos pasos con salva sea la parte. El caso fue, que Sasha me abrió su corazón como nunca antes había hecho. Ella no solía ser tan sincera, aún teniendo mucha confianza, y desde luego esa historia nunca me la había contado. Así que había tenido que imaginarme todo antes de que me lo contase. Cuando por fin lo hizo, se giró, con unas últimas palabras, no dándome la oportunidad de hacer nada ni decir nada. Últimamente hacía eso mucho. Lo de necesitar su espacio y soledad. No es que esté mal que la gente quiera un poco de espacio, pero cuando es casi siempre acaba uno cansándose, sintiéndose como si no confiase en mí o vete tú a saber. Pero no podía mostrar esos sentimientos, no después de la forma en que me había hablado. Sasha tenía muchas virtudes, pero la de creer que siempre debía tragarse sus sentimientos por los demás era uno de los peores defectos que podía tener, por así decirlo. Muchas veces no se daba cancha, no se permitía el lujo de llorar o de decir lo que pensaba, y muchas veces, cuando eras tú el que lo hacías cuando ella también estaba dolida, podía notar cómo se aguantaba su cabreo con tal de sacar una sonrisa. Eso, era una de las cosas que más me dolía. Porque a la larga, no le hacía ningún bien ni a ella ni a los demás.

Salimos y andamos un poco como pudimos. Ridículo, sinceramente. Ellas tendrían las bufas dando pequeños botes debajo de sus camisetas, pero yo tenía un hilo (porque os prometo que tenía la sensación de que era un hilo) que me cruzaba por mitad de... Eso mismo, como un hilo dental. Y para colmo de males no podía intentar colocarme nada, ya que habría sido demasiado descarado a ojos de casi cincuenta personas que nos miraban con curiosidad. El ojo izquierdo se me cerraba con un tic y sonreí como pude, cagándome en todo lo que se me ocurría por dentro, deseando la muerte de quien hubiese dicho la apuesta. En esa situación ya ni me acordaba. Estaba más ocupado notando como los vaqueros me rozaban todo y manteniendo la calma como podía.

Salimos a la calle y nos separamos. Sasha me abrazó entonces preguntándome si quería surfear un poco y sonreí con un suspiro.

- La verdad es que me vendría bastante bien... Me ayuda a desconectar, y ahora lo necesito más que nunca. Como siga pensando en tu ropa interior me voy a poner malo, y no en el sentido que me gustaría. Esto es peor que una china en el zapato.- Se subió a mis hombros, y agarrándome a un cable del lateral del edificio, nos lancé a los dos a toda velocidad hacia arriba, y comenzamos el paseo hacia la casa de Lilith. Pensaba en lo que ella me había dicho, en lo de que ya no era importante. Negué con la cabeza mientras dejaba que ella me manejase con cuidado. Era una sensación como pocas lo de surfear los cables de alta tensión a toda velocidad. Ver la ciudad bajo tus pies, coloreada por los miles de coches y personas que la recorrían, tiñiendo la noche de amarillos y naranjas, acompañado de los pequeños rayos que salían de mis pies y se unían con el cable. Di un pequeño rodeo, y de un salto me encaramé a una enorme antena, desde donde podíamos ver una puesta de sol que en cualquier otra situación no se me habría hecho tan amarga.

Recobré un poco el aliento y luego volví ligeramente la cabeza hacia ella.

- Sé lo que sentías por Lilith. Puede que no me creas, pero yo tuve una persona así también en mi vida. Nunca llegamos a besarnos ni nada, pero para mí era como el hermano que jamás tuve. Cuando me internaron en el orfanato había un chaval un poco menor que yo, debía tener tu edad. Un niño con gafas que lloraba porque su madre no estaba. Le consolé como pude y le apoyé en esas noches de insomnio y dolor. Dormía abrazado a él, y durante tres años vivimos prácticamente unidos el uno al otro. Me escapaba de mi cuarto para estar con él y charlar de nuestras cosas. Su nombre era Leroy. Él fue el único que nunca tuvo miedo de mis poderes, sino que los encontraba fascinantes, mágicos. Me ayudó a aprender a controlarlos, y aunque le electrocuté varias veces por accidente siempre quería seguir ayudándome, apoyándome, intentando que llegase más allá cada día. Cuando cumplí los trece años decidimos que podíamos sacar partido de mi poder saliendo a la calle a luchar contra los villanos y gente que quisiese robar o cometer toda clase de crímenes ocultos por la oscuridad. Él era uno de los mejores hackers que he conocido nunca, y aprendió a guiarme con una cámara y un intercomunicador. Al principio fueron escaramuzas, pero con el tiempo, juntos fuimos capaces de hazañas inimaginables. Él lo era todo para mí. Era mi mejor amigo, mi hermano, el que jamás había dudado en defenderme o dar la cara por mí. Un día descubrimos que había un ataque a un banco mucho más brutal que el de otras veces, y poco antes de salir aquella noche me dijo que debía ponerme un nombre de héroe. ME conocían como el "Guardián de Ginebra", pero queríamos algo más sencillo de recordar. Se me ocurrieron muchos, muy buenos, pero a él le gustaba "Positrón". Lo odié en el momento en el que me lo dijo, pero decidí que lo discutiríamos a la vuelta. Aquella noche, conocí a Tanith, la líder de los Abyss, y aquella noche fue cuando asesinaron a Leroy. Es posible que pienses que esta historia es tonta, o que a qué demonios viene. Y la razón por la que te la cuento es porque Leroy cambió mi vida, y jamás ha dejado de ser importante para mí, a pesar de que ya no esté aquí. He visto cómo te mira Lilith, y esta vez sí que puedo decir que no me equivoco con la mirada. No has dejado de ser importante para ella nunca, y jamás lo dejarás de ser. Una relación así dura para siempre. Si no fueses importante jamás habría reaccionado así el día en que os reencontrasteis. El dolor de tu pérdida la ha acompañado todos estos años, y cuando creía que lo había conseguido superar, te volvió a ver, y esa supuesta muralla que había construído alrededor de sus sentimientos se derrumbó como un castillo de naipes con una brisa. Que haya encontrado a otra persona no significa que te haya olvidado, ni que ya no seas importante. Eso es algo que se ve a la legua. Así que ni se te ocurra volver a pensar en eso jamás. ¿Lo has entendido? Y aprovecha que la tienes cerca para recuperar el tiempo perdido. Nunca sabes cuándo va a haber una misión tras la que, al volver, ella ya no esté.- No fue una regañina. No fue algo que le echase en cara. Tan sólo quería que viese que entendía sus sentimientos. Que entendía su forma de pensar. Mi cara mostraba una sonrisa durante todo mi discurso, dibujada por los recuerdos que me traía Leroy. Sabía que ella no tenía razón. No esta vez. Para Lilith seguía siendo alguien importante, y de eso no tenía ni la menor duda. Y sin dejarle tiempo a reflexionar, me dejé caer al vacío, solo para alcanzar unos cables a un par de decenas de metros más abajo, y volver a surfear a toda velocidad.

Llegamos en seguida a la casa de la pelirrosa y nos acomodamos como pudimos. Nos ofrecimos a echar un cable y a colocar un poco el salón para que cupiésemos todos. Cogí una birra bien fría y, aunque no era alemana no estaba mal. Le pegué un señor trago y sonreí, satisfecho. Miré a mi alrededor y me quedé pensativo.

- Lo de preguntas embarazosas puede ser graciosos. Y aunque en cualquier otra situación jugaría sin dudarlo al suelo es lava, teniendo esto entre las piernas casi prefiero quedarme lo más quieto posible.-

Cuando llegó la pareja al piso yo estaba más nerviosa de lo que esperaba estar para ser yo; por suerte Sloan estaba allí para amenizar el asunto y se ofreció para traer las bebidas, así que me dirigí a la cocina primero para ver si me relajaba un poco. Nunca me había importado traer a nadie a mi casa, de hecho había metido allí a más de uno que no era ni bienvenido, pero qué sé yo... Quizás es porque era Sasha. No sé. El caso es que en la cocina no escuché la voz de mi chico a mi espalda sino la de mi mejor amiga, preguntando qué sacar al salón.

-¡Oh! Eh...- me quedé un poco en shock durante unos segundos, los cuales utilicé para mirar a la morena que tenía delante y colocarme el pelo detrás de las orejas. -Pues... Bueno, de lo que veas lo que más te apetezca. En la nevera tengo: agua, zumo, cerveza, refrescos y vino blanco. Y en el minibar... pues... alcohol de verdad- dije eso último encogiéndome de hombros como si lo que acababa de decir fuera lo más lógico del mundo. Me quedé callada un segundo mientras sacaba algo para picar, unas patatas o lo que fuera.

-A mí pásame una cerveza, por favor- le pedí, mirándola fijamente en silencio, pensativa. Al final, me animé a soltarlo.

-¿No se te hace súper raro esto? Quiero decir, tú y yo. Y nuestros novios. No es como lo habíamos imaginado, ¿eh?- le di un trago a mi cerveza. -Planaria no sabía nada, ¿verdad? ¿Estáis bien? Si necesitas que le diga lo que sea no dudes que lo haré, no quiero que ahora que hemos retomado la relación suponga un problema para vosotros... Sloan tampoco lo sabía, pero él se lo olía- empecé a negar con la cabeza y a reírme suavemente. Recordé que estaban los chicos con nuestras braguitas y que probablemente lo último que querrían era moverse, y nosotras aquí tan panchas y liberadas.

-Has cambiado...- pensé en voz alta mirando a la nada y, cuando me di cuenta, me di la vuelta y cogí las cosas para picar. -Vamos, deben estar esperando...

En el salón propusieron un par de cosas para hacer, y yo sin duda quería ver a los chicos saltando por los sofases. -¡El suelo es lava! ¡El suelo es lava!- grité animada al lado de Sloan, al cual le saqué la lengua descaradamente.

Sloan se sentó, y escuché el sonido tan claro y característico de ropa al romperse. Le miré arqueando una ceja y negué con una sonrisa en la cara. Me dijo que me callase mientras veía como se quitaba las bragas y se las guardaba en el bolsillo. Qué morro. Al menos él estaba ahora libre. Aunque bueno, teniendo en cuenta que yo llevaba vaqueros no sabía hasta qué punto era un alivio o una maldición mayor no tener ropa interior y dejar que todo el asunto rozase con esa tela tan gruesa. Las chicas volvieron con las bebidas y Lilith votó al instante por el suelo es lava. Joder, cómo no. En cuanto tengo un hilo de acero tan metido dentro del culo que podía olerlo y los huevos tan apretados que seguro que había que amputar se les ocurría la genial idea de ponerse a saltar por el salón como críos. Madre mía, qué mal, qué horror. Solo de pensarlo se me quitaban las ganas de todo. Qué tortura de verdad. Pero bueno, si era a lo que querían jugar jugaríamos a eso.

Sasha le explicó las normas a Sloan que en su vida había jugado a algo así, lo cual tampoco era difícil de entender. A saber cuánto hacía desde que era un adolescente hormonado o un crío pequeño con el moquillo colgando. Y antes de que pudiese pisparme de lo que estaba pasando, ella gritó que el suelo era lava y salió de un salto en dirección al sofá más cercano. Yo me quité como pude los zapatos y, tras dudar un par de segundos, salté a una silla que tenía cerca. Bueno, por suerte tenía una agilidad envidiable y me iba a costar muy poco saltar de un sitio a otro. O bueno, me costaría muy poco si hubiese estado en una situación más sencilla y menos incómoda. Mierda de apuesta. Me volví hacia el resto manteniendo sin problema el equilibrio y fruncí el ceño.

- Vale, entonces... ¿Quién empieza con las preguntas incómodas?- PReguntas incómodas... Estos pobres se iban a aburrir un huevo conmigo. No tenía nada misterioso ni oscuro en mi pasado, así que respondería a cualquier cosa que quisiesen sin reparo. Y teniendo en cuenta que la mayoría de las preguntas incómodas tenían que ver con el sexo... Pues lo dicho, que poco iban a sacar de mí.

¿El suelo es lava? ¡AH! Corrí a quitarme las zapatillas también y animé a Sloan a que hiciera lo mismo para que no saliera ardiendo, colocando los pies dentro del espacio del sofá. Sasha y Planaria saltaron al otro sofá y les miré como lo hace un anfitrión cuando maltratan sus muebles, pero después se me pasó porque estábamos jugando. Ese beso en la frente de Sasha me había dejado un poco confusa.

-¡Venga vale! ¡Empiezo yo! Mmmm... ¡Sasha! ¿Cuántas veces has querido quemar a Planaria, por el motivo que fuera?- pregunté alzando una ceja y sonriendo divertida. Cogí de la mano a Sloan porque tropecé y casi me caigo a la lava.

-¡...Prepárate para cambiar de mueble!- le avisé, a la par que saltaba y cambiaba de mueble.


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Lo sejo así para que haya feedback, ¿vale? Si lo queréis pues describimos más. Y Sloan es libre de soltar a Lilith y no saltar y arder en la lava o salvarse con ella

Cuando Lilith hizo la pregunta me quedé con el ceño fruncido. No entiendo. ¿No se supone que la gracia era hacer una pregunta al aire y que el último en saltar tenía que responderla? Vamos, así lo había entendido yo. Si directamente le hacía la pregunta a Sasha no tenía sentido alguno el juego. Vamos, creo yo, que lo mismo estaba equivocado. La respuesta de mi pareja me sacó de dudas. Era como yo había pensado. Tal vez Lilith no lo había cogido bien, pero supuse que para la siguiente lo haría bien. Ella saltó y lanzó la pregunta al aire. ¿Quién había tomado la iniciativa en la cama? Joder, directa al grano. No pude evitar reírme ante la pregunta, y agradecí no haber sido el último, porque la verdad es que era de las de ir un poco a pillar. La verdad es... ¿Quién de ellos lo habría hecho?

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la actuación de Sasha, que casi se nos mata allí mismo. Sin embargo usó sus conocimientos y dotes del circo para mantener el equilibrio con una perfección incomparable y evitar desmorrarse viva, lo cual no habría sido nada agradable. Levanté ligeramente las cejas, cláramente sorprendido por lo que acababa de ver. La única vez que le había visto usar lo que había aprendido en su estancia en el circo fueron los lanzamientos de cuchillos y un par de volteretas y saltos acrobáticos de esos. Pero poco más. Eso que acababa de ver era verdaderamente chulo sin duda. Ahora ya me había dejado enganchado, y quería ver más de ese aspecto de Sasha. Había captado mi atención, y me había enganchado. Era lo que solía pasar. Me mordí ligeramente el labio y, discretamente, me llevé la mano al pantalón para ajustarme la dichosa ropa interior. No olvidemos que aún llevaba la suya y me estaba matando.

Volví a pensar en quién de los dos había tomado la iniciativa, y la verdad es que no tenía ni la menor idea. Decían que eran amigos y era un experimento, así que por esa regla de tres apuntaba a que había sido Lilith la que había tomado el primer paso. Sí, Lilith seguro. A ver si había acertado en cuanto respondiesen, pero algo me decía que iba a haber una pequeña discusión divertida.

-Sé cómo se juega- contesté seca, cambiando con cuidado de mueble para no perder. No sabía muy bien por qué hice esa pregunta directa, ni tampoco por qué esa. Puestos a preguntarle cosas a Sasha tenía una lista de cosas mejores que preguntarle que esa. Maldita impulsividad.

El siguiente turno fue de Sasha, obviamente, y su pregunta me dio la sensación de ir a pillar y a matar. ¿Por qué preguntaba eso? Planaria se rió y le lancé una mirada a Sloan de ternura. Muy bipolar todo. Muy confusa estaba yo, también. ¿Quién tomo la iniciativa? En realidad no hay una respuesta concreta, ¿no? Fuimos los dos. Alcé las cejas esbozando una sonrisa.

-Pues... es un poco ambiguo... Fuimos... Fuimos los dos, ¿no? Yo le traje a casa, sí, pero fue un poco mutuo...- dije recordando lo que pasó ese día. Lo cierto es que lo recordaba con mucho cariño y como un día especial. Solía llevarme a muchos hombres a la cama y al día siguiente si les veía no me acordaba, pero con Sloan fue diferente. Con él esa noche sentí que no era la única depredadora, y eso... Eso fue nuevo, refrescante y, sobre todo, necesario para mí. Me sonrojé un poco rememorando cada paso que siguió a ese momento en el bar donde ocurrió todo. ¿Le pasaría a él lo mismo?