De como la vida da tantas vueltas (Elysia, Planaria,Celsit) [25/03/2018 ]

Me giré al escuchar las palabras de Sasha con los labios aún fruncidos. Al menos sabía que sus formas habían sido un poco violentas. Yo tampoco es que me hubiese comportado de lujo, pero últimamente llevaba una temporadita con todo lo de los Abyss que a la mínima de cambio estaba que saltaba, y encima la del pelo rosa va y le suelta el petardazo ese a ella en su propia tienda. ¿Qué iba a hacer yo? ¿Quedarme de brazos cruzados? ¿Alguno lo habríais hecho? Si es así os admiro, porque yo en ese momento no pude. Resoplé, negué con la cabeza y miré al suelo, armándome de valor para mirarle a los ojos.

- Sasha, sé de sobra que eres mayorcita para pelear tus batallas y demás, pero ahora sé honesta contigo misma. ¿Si alguien entrase un día en mi despacho o donde fuese y tomase esa actitud chulesca y engreída conmigo con, pongamos por ejemplo, mis padres, después de lo de los Abyss, tú no habrías dicho algo? No te estoy diciendo que mi salida haya sido la más adecuada. De  hecho, te pido perdón por ella. No debería haberte desautorizado por así decirlo. Pero joder, ¿qué debía haber hecho? Sé lo duro que ha sido todo para ti desde niña. Que no recuerdas tu infancia, a tus padres y que has tenido que sacrificar muchísimo para estar donde estas. ¿Y esta chica viene y te dice que la abandonaste, te portaste como una zorra con ella y toda esa parafernalia? Lo siento, pero no puedo quedarme callado ante eso. No porque sé lo que tú eres, y jamás harías algo así. Las circunstancias que fuesen estarían más que razonadas, y estoy convencido de que no te quedó más remedio. Además, estoy hasta los huevos de la gente que coge y juzga sin tener ni puta idea de nada. ¿Cómo coño sabe ella que tú lo hiciste a posta? Me cansa muchísimo, porque en vez de intentar hablar contigo, de comunicarse, va y piensa lo peor, se pone en la peor situación. ¿Acaso tú alguna vez te has portado tan mal con ella, tan tan mal como para que lo primero que piense de ti sea lo peor? Lo dudo, de verdad. No puedo pensar en que tú le hicieses nada tan malo como para lo primero que le venga a la cabeza después de que desaparecieses es que la abandonaste a su suerte para siempre. A mí me lo han hecho demasiadas veces como para poder aguantarlo. Aquellos a los que consideraba amigos míos, los propios Abyss... Lo tengo todo demasiado reciente como para poder aguantar algo así. Y luego vas y me dices que no te he respetado, ni a ti ni a tu tienda, cuando yo te he respetado desde el día en que te conocí. Joder, si hasta casi que no te desnudaste delante de mí me atrevía a tocarte. ¿De verdad piensas que ha habido alguna vez que no te he respetado o ha sido por el calentón del momento? Porque si ha habido alguna vez me gustaría que me lo dijeses, entre otras cosas para no volver a cometer ese error en mi vida. He intentado respetarte todo. Respeté que no me dijeses que eras una mutante cuando sabías lo duro que había sido para mí serlo, porque entendí que tú necesitases guardarte eso para ti. He respetado tu espacio, tu casa, todo Sasha...- La voz se me atragantó con un pequeño nudo en la garganta. Mi alma era una montaña rusa de emociones y experiencias desde hacía unos meses. Las crisis de fe, la verdad acerca de cómo me habían utilizado los Abyss solo para conseguir hacer salir a Zenn de su madriguera, darme cuenta de los pocos verdaderos amigos que tenía... No es como si mi vida fuese solo un infierno, pero joder, tan solo pedía un poco de sinceridad, de verdad en mi vida. Y cuando por fin lo encontraba con ella, cuando por fin veía un poco de luz, de repente tenía la sensación de que cualquier cosa que dijese podía mandarlo todo al traste.

Me giré, ocultándole una pequeña lágrima que se me escapaba de los ojos. Suspiré mirando al horizonte, apretando ligeramente los puños.

- Nunca he sido un hacha con las relaciones sociales. No hay más que verme. Hasta los veinticuatro años ni novia, casi sin amigos, con mis únicos aliados tratándome como un sacrificio... Y encima, intento ser amable con estas dos chicas, y lo primero en lo que piensan es en que soy un jodido acosador... ¿¡Por qué?! ¿¡Esque acaso tengo pinta de puto grillado o algo!?... Lo siento. Siento haber saltado ahí dentro. Ahora que estoy en frío puedo verlo más claro... Es solo... Que no puedo soportar ver que te hagan daño... Ya hay pocas cosas en este mundo que me importen más que eso... Te has convertido en la persona más importante de mi vida... Y daría la mía sin dudarlo por ti. Vale que nos conocemos desde hace menos de un año, y todo parece ir muy deprisa... Pero sólo me quedas tú... Tú, algunos amigos que he hecho por el camino, y Sophie, la cual no tengo ni idea de dónde puede estar...- Suspiré al pensar en ella. Sophie era la monja que cuidó de mí especialmente durante mi etapa en el horfanato, enseñándome algunos trucos de camuflaje y lucha. Pero en el mismo momento en que enrolé en los Abyss, dejé de verla a diario. Poco a poco, la absorción que estos tenían hacia mí fue siendo peor y peor, hasta que nunca más volví a verla. Estés donde estés, espero que estés bien.

- Es igual... Tan solo es eso... Deberíamos entrar. Seguramente estén preocupados por nosotros, y será mejor que aproveches el bonito reencuentro que has tenido con Lilith antes de que se enfríe.-

Mi cabreo no amagaba, no quería discutir. ¡SIMPLEMENTE NO ME DABA LA GANA! Había pasado por demasiadas cosas y NO QUERÍA HACER NADA.
Le di un puñetazo al primer contenedor que vi. El estruendo y la abolladura me hicieron entender la herida que acababa de hacerme y retiré el puño de la vista de plana. Me ardían los nudillos, y noté una hilera cálida resbalar por el dorso de mi mano. Eché la vista al suelo y vi gotas de sangre caer desde mi diestra. Le escuché y... una vez perdí la adrenalina me eché a llorar. Tenía razón. Tenía toda la puta razón.
-Yo sólo...- murmuré, con la garganta en un nudo y la voz ahogada. Tragué un poco de saliva e intenté seguir, pero se me escuchaba igual. - No puedo más... Simplemente. Si existe mi momento para rendirme ese es ahora. ¿Quieres sinceridad? No tengo recuerdos de mi vida, hasta los trece mi mayor apoyo y de entre las personas que más quise fue Lilith. A quien tuve que abandonar por una amenaza de la que a día de hoy no tengo idea de a quién pertenece. Abandoné la mansión a los 18. Sí, te entiendo con lo de los Abyss... Toda mi vida se quedo ahí. Mis amigos, quien consideraba mi familia. Queridos, no tan queridos, parte de mi ropa, de mis libros, de mis cosas.... Ya sólo existía yo sola perdida en la gran Manzana. Después de vivir en la calle un par de meses me colé en un circo como escupefuegos y me cogieron para aprender habilidades y todo lo que pude en tres años y medio. Me despertaba a las cinco de la mañana, empezaba mi entrenamiento en todo lo que podía y me acostaba a las doce de la noche. Aprendí todo lo que me gustaba, enseñada por profesionales. Hacíamos giras, poco a poco fui recibiendo protagonismo y digamos que... me convertí en la "atracción principal" del director.- las lágrimas brotaron mas rápido que la sangre- Solo él sabía que era mutante, y cuando intentó sobrepasarse conmigo, alerté a los demás, de nuevo mi familia y mis amigos. Él les confesó que yo era mutante y me echaron de allí a patadas, literalmente. Recibí la paliza de mi vida. Al salir y con lo que tenía ahorrado decidí montarme la pastelería, así que sí, cuando me conociste prácticamente acababa de rehabilitarme de ese momento. - no podía de llorar. De vez en cuando paraba para respirar un par de veces seguidas, acelerada y seguía. Las lágrimas seguían y la sangre se iba enfriando- ¿Desde entonces? Todo ha ido mucho mejor. Mi mundo se va al garete por un choque misterioso que nadie sabe explicar, se me necesita en varios sitios a la vez y no puedo cumplir lo que se espera de mí. -miraba al infinito, intentando calmar los gestos de desesperación. No había explotado del todo hasta ese momento- Aterrizó un alien delante de mis narices. Alien que por cierto acogí en mi casa y curé. Me he encargado de llevar refuerzos a la mansión, se me han colado toda clase de personas y seres estrambóticos en la tienda. Te ayudé a contactar con Xavier. Ah, casi se me olvida, se me planteó un demonio que me hizo sentir la peor de las sensaciones de mi vida, acompañada de una niña en llamas. Tú tras tu experiencia has... cambiado. Y estoy luchando por seguir amándote como te amo. Hoy aparece una de esas personas a las que amé y me trata como si fuera basura.  Creo que no tengo más que esconder. Lamento TODO lo que he hecho. Y TODO por lo que te he hecho pasar. Supongo que sí, mi cabreo está sobre exagerado. [/b]- comenté ligeramente sarcástica. Mi tono era más triste y angustioso que atacante o hiriente. No le comentaba nada como para pasárselo en cara. Simplemente hablé desconsolada. Me sequé las lágrimas con la mano derecha, mostrándole mi brazo ensangrentado por los nudillos. Soy siempre la que tiene una sonrisa, para todos- dije mientras mi cuerpo se envolvía en una llamarada que empezaba a quemar la ropa que llevaba. No lo podía controlar. - Lo último que necesitaba hoy era discutir con la persona a la que más he amado de toda mi vida- dije mientras las lágrimas se abrían camino a través del fuego de mi rostro. Y entré en la tienda.

Se acabó. Todo se acabó. No iba a dañar a nadie más. Nadie me tocaría mientras tuviese fuego. Nadie iba a hacerme más daño. No al menos durante ese día. Entré a lo que era la trastienda y seguí llorando desconsolada, pero el fuego desapareció. Me quedé con la ropa chamuscada, agarré el bolso y cogí una crema de uno de los cajones. Salí a la tienda sin parar de llorar. Le di la crema a Lilith.-Échatela tres veces al día. Es lo que mejor te servirá, lo hace un amigo con dones para esto. Te sanará en tres o cuatro días- dije inexpresiva y fui rumbo al coche a arrancar e irme a casa. Si nada me lo impedía enviaría dos mensajes por el móvil. Uno a Elsa "Este es otro día especial..." Y me respondería con un -No te preocupes jefa -
Como siempre... la quería tanto.

El orto mensaje a Plana "Siento hacerte esto. Hoy no puedo ser Celsit, ni Sasha la pastelera, ni la novia perfecta. Dame dos horas en casa. Luego podéis veniros si queréis. Si vas a venir solo sabes que mi casa es la tuya. Sólo necesito estar sola."

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FDI: De momento, si vais a seguir el Rol ahí saltaos mi turno. Básicamente os he pedido dos horas que Sasha se va a pasar en casa, pero luego podéis ir sin problema. Dudas o problemas con el post, mp o whatsapp y solucionado.

FDI: voy a dejarle el control a Plana, para que sea él el que dé paso a si vamos a tu casa Cels o no. Os parece bien?? Lilith es una emo jajaja

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Elsa y Lyz se estaban portando maravillosamente conmigo, lo que me hizo pensar en lo mal que me había portado yo con Sasha y con Planaria. El chico no tenía la culpa de lo que había pasado entre mi amiga y yo, y yo le había increpado sin motivos por culpa de mi sobredosis de odio. Lo cierto es que me había comportado como me habría comportado hacía años, cuando Sasha y yo compartíamos habitación y recuerdos.

Lyz estuvo conmigo y me preguntó si el agua con la que me habían limpiado las quemaduras había ayudado, lo que me hizo volver al mundo real una vez más y, una vez más, sentí el dolor palpitante en mis manos. Rozaba lo insoportable.

-Sí, ha ayudado mucho. Gracias... Me gustaría ver a Sasha y a Planaria antes de irme- le contesté amable y algo avergonzada. La pareja estaba tardando bastante y yo temía que estuvieran discutiendo por mi culpa, a Sasha se la veía feliz cuando le miró al verle en la tienda: sus ojos brillaron y su sonrisa fue tan dulce como cuando solía sonreírme hacía unos años en la Mansión X. Y él... no parecía mala gente y ni si quiera le conocía. Si Sasha le quería sería por algo, igual que me quiso a mí.

Cuando la joven dibujante volvió a mi campo de visión llevaba consigo un par de cupcakes rosas como los que quise comprar en un principio. Su color rosado le recordaba a Lyz a mi color de pelo, tal como me hizo saber, y su comparación me resultó graciosa en aquel momento. Sonreí sinceramente por primera vez desde que entramos en aquella tienda y terminé sacudiendo la cabeza y riendo a causa de lo surrealista que me parecía todo. Sasha estaba bien, estaba viva... y era feliz. Eso era lo que importaba, que ella era feliz. En ese momento que consideré algo así como "íntimo" junto a Lyz, Sasha entró seria y callada en la tienda. Pasó de largo y ni me miró. Lo sabía porque yo no le quité el ojo de encima. Planaria entró después de ella, y yo le miré y empecé mi disculpa.

-Planaria... Yo... No sé qué me ha pasado, ha sido injusto que te hablara así. No tengo excusa, pero no supe reaccionar de otra forma. Esto es algo que no me esperaba y... Lo siento muchísimo, normalmente no soy así de borde. Sasha puede decírtelo. Ella me conoce. Y... me alegra que esté contigo: se la ve feliz cuando está contigo y cuando te mira, y eso es lo único que necesito saber para estar tranquila- le confesé. Me miré las manos avergonzada, me sentía como una niña a la que habían cantado las cuarenta. En ese momento Sasha volvió a aparecer en escena bañada en lágrimas, con la ropa quemada y con un aspecto deplorable... ¿Esto es por mí? Quiero decir, yo he desencadenado esta situación... Me dio una crema y me dijo que me la echara tres veces al día, que sería lo mejor que podría encontrar. Y se fue. No se despidió de nadie. Ni si quiera de Plana. ¿Significaba eso que habían...? Miré a Planaria con pánico en la mirada, pero no supe cómo abordar el tema sin que él pensara que además de idiota, era una metomentodo. Después mi mirada voló hasta Lyz y después hasta mis manos. Y empecé a sentirme como la mayor mierda.

FDI: perdonadme muy mucho el retraso!!!

La situación se había desbordado. Y para no hacerlo. Yo no siquiera podría llegar a imaginarme cómo habría reaccionado en una situación así, quizás lo hubiera hecho como lo hizo Plana. No lo sé, pero el momento acalorado ya había pasado. Las dos habían chocado, se habían perdonado, habían llorado y ahora todas las personas de mi alrededor estaban con las heridas abiertas. Sólo necesitaban tiempo. El tiempo lo cura todo, mi padre siempre lo decía. Y yo siempre le creí.

Acaricié con suavidad las manos de Lilith y le sonreí dulcemente para hacerle sentir cómoda. Saqué el pote de la crema y se la empecé a frotar suavemente por las manos, intentando aliviar su dolor.

- No es nada, esto se curará pronto. Sasha es muy tempramentel a veces, creo que necesita desconectar y pensar un poco en lo que ha pasado. No solemos tomar las mejores decisiones cuando estamos en caliente.

Mis ojos azul eléctrico miraron entonces a Planaria, podría ver como estaba destrozado por dentro, pero aún había esperanza en sus ojos. Si se hubieran peleado de verdad, ahora mismo Planaria no estaría con nosotras.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien, Plana? - le pregunté más decidida, al ver que Lilith no sabía cómo abordar el tema.

Y esta es una de las razones por las que es mejor estar soltera.

Sabía casi toda su historia, pero ahí salieron cosas que desconocía, como que había querido a Lilith. Me dejó un poco descolocado pero tampoco le di mucha importancia. Me consideraba alguien lo suficientemente abierto de mente como para entender el amor entre personas del mismo sexp. Después de todo, ¿quién era yo para juzgarles? Si Dios les había hecho así por algo sería. Cada palabra que salía de su boca era un nuevo mazazo que provocaba que apretase más y más los puños, escapándoseme algunos rayos morados. Dolor, sufrimiento, desesperación... Era lo único que podía ver. Habría cogido a todas y cada una de las personas que le causaron algún daño y les habría partido en dos sin dudarlo, empezando por el cabrón del circo y acabando por los que le mandaban las amenazas y la trataban a patadas. Apreté los dientes con los labios cerrados para evitar que viese lo furioso que estaba. Me sentí fatal por el pollo que le había montado, y me entraron ganas de darle a Lilith una sonora bofetada por su actitud de malcriada. Intenté mirar su mano pero ella me la apartó. Me sentí mal. Se suponía que yo debía estar ahí para cuidar de ella y sanar sus heridas, no para causarle nuevas. Me dolió mucho también el sarcasmo de sus palabras, pero entendí que no su intención no era hacerme daño. Simplemente se sentía dolida y desconsolada. Suspiré y la intenté abrazar.

- Perdóname... No quería hacerte sentir mal... Es solo... Eso. Que tú has cambiado por completo mi vida, y no puedo soportar la idea de que te hagan daño.- Entramos en la tienda y después de ofrecerle una pomada a Lilith para que se le curasen las quemaduras se fue, dejándonos a los cuatro allí. Recibí su mensaje. Apreté el teléfono con fuerza ante sus palabras por la impotencia de que encima se sintiese culpable. Recapacité y le contesté. "No se te ocurra pedirme perdón por nada. Eres la novia perfecta, la mejor que podía haber encontrado en mi vida. No necesito que todos los días seas Sasha o Celsit. A veces me tocará tirar a mí del carro, y lo haré las veces que haga falta. Tú desconecta y descansa. Cuando sepa qué vamos a hacer te escribiré o te llamaré. Te quiero Puntas-Rojas".

Me quedé mirando unos segundos al teléfono, sin saber muy bien qué hacer. Nunca antes había tenido que consolar a una chica, y no tenía ni idea de cómo hacerlo. "Por favor Dios, dame fuerza y paciencia para entender y aprender...". Escuché las palabras de Lilith y Lyz detrás de mí. Apreté los dientes y el puño que ellas no veían, intentando calmar mi ira. "Claro... Tú no querías decir eso... Nadie quiere decir eso nunca... Porque, ¡oh! No quería hacerle daño, de verdad... ¡BASURA! ¡ESTOY HARTO DE LA GENTE QUE DICE ESA GILIPOLLEZ CON TAL DE SENTIRSE MEJOR O JUSTIFICAR ESA MIERDA!". Quería estallar, quería explotar y decir lo que pensaba. Pero no podía hacerlo. Tenía que aguantar... Por Sasha. Me giré, sin poder controlar mi rostro, mostrando que estaba enfadado.

- El daño ya está hecho... Ahora sólo el tiempo puede curarlo... Lo que no entiendo es cómo, después de tantos años, vas y le sueltas eso... ¿Tan horrible fue? ¿Tan terrible fue lo que te hizo como para ni siquiera haber intentado entender por qué lo hizo?- No era tono de reprimenda o enfado el que salió de mi boca, sino de dolor, de pena porque se hubiese llegado a aquello. Sentía pena por Sasha, muchísima, por el hecho de lo que había pasado. El dolor me apretaba el corazón como unas garras.- Solo espero que a partir de ahora no actúes así con el resto de personas... Porque no te haces una idea de lo que duele que te traten como basura cuando lo único que has intentado hacer es sobrevivir...-

No sólo hablaba por Sasha. También yo me sentía así con todo lo de los Abyss y toda esa clase de cosas. Traicionado, dolorido, usado... Me volví a Lyz y suspiré, cansado.

- Y tú... Un tío se acerca a una chica a invitarla a algo, ¿y lo primero en que piensas es que es un acosador? Bravo por ti tía, en serio. Qué alegría debe ser vivir así, pensando que todos los hombres somos unos cerdos que sólo pensamos en el sexo... Me alegra que os hayáis llevado esta imagen de mí. Acosador e histérico. Es perfecto. Era justo lo que necesitaba hoy...- Y me dejé caer sobre una silla, cansado de todo, harto de que siempre la gente se fuese a lo peor. No les había echado a ninguna la bronca, no era ese mi tono, sino el de una persona cansada y dolida. Me habrían dado ganas de montarles un pollo de colores, pero estaba demasiado harto para hacerlo. Miré a Elsa e intenté sonreírle lo mejor que pude.- Siento todo el espectáculo Elsa... Lo siento de veras.-

OOC:

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Elsa contemplaba la escena impasible. Notó el móvil vibrar y contestó el mensaje a Sasha mientras sonreía. La vida de rutina de la pastelería con su jefa particular significaba para ella costumbre en esta clase de dramas extremos con poderes de por medio. Se enteraba de todo tipo de historias que no comprendía, pero se esforzaba y siempre empatizaba con su jefa. No le suponía un sacrificio ni era algo soportable, lo hacía encantada y sabía que el sueldo le compensaría, aunque no lo hacía ni por asomo por eso.

Miró a Planaria entonces, sonriente y muy tranquila

- No te preocupes Planaria, no tienes que sentirlo por mí.- dijo acercándose a la puerta y colocando la verja metálica que su jefa en un arrebato había descolocado. - Creo que ahora mismo sólo quiere estar sola, en realidad se lo merece... Ha sido demasiada intensa su vida en estos últimos meses.- miró a las chicas - Me he quemado más de una vez aprendiendo aquí y esa pomada actúa en seguida, es muy buena y de aquí a unas horas, si te lo hechas para que se mantenga siempre húmeda, la mayor parte de la herida habrá desaparecido. Me conozco esa pomada muy bien- continuó con su tono calmado, que aportaba cierta relajación a la escena que casi lo suplicaba.  

Iba vestida con unas mallas negras, unas converse rojas y una camiseta de media manga de color blanco. Se acercó a Plana, desplomado en una silla y le abrazó por detrás cruzando sus manos por delante. Tal vez no tuviesen todavía esa confianza, pero apostaba porque era lo que él necesitaba. Acercó la boca al oído de él y le susurró - Tú lo estás haciendo bien... créeme.... Si alguien sabe lo que piensa de ti que no seas tú, soy yo - y le dió unas malmaditas en el pecho antes de erguirse y deslizarse tras el mostrador. Se arremangó lo poco que podía y ensanchó su sonrisa  - ¿Puedo ayudaros ofreciéndoos algo?- dijo entonces esperando que se relajaran con algún dulce y un poco de agua que ya estaba preparando en una gran jarra y tres vasos.

Miré a Elysia cuando me tocó las manos sensibles y me empezó a aplicar la crema que nos dejó Sasha.

-No te lo tomes a mal, Planaria, pareces un tío majo y comprensivo, y si Sasha está contigo es por algo. Pero no sabes nada de lo que fue nuestra vida en la Mansión, no te imaginas lo que tuve que pasar. Y, de verdad, no te recrimino nada y espero que puedas entenderlo. Cada uno tenemos nuestras historias y... bueno, como se dice: cuando rompes un jarrón puedes volver a pegar las piezas, pero siempre verás las marcas, estarán ahí siempre.

En ese momento Elsa hizo su aparición y me tranquilizó diciendo que la crema hacía milagros, lo cual me relajó bastante, y después se fue con Planaria y le dio un abrazo desde la espalda que parecía que tenía segunda sintenciones, pero pronto se vio que era más fraternal que otra cosa. Nos ofreció pedirle algo mientras hacíamos tiempo.

-Yo... Si no te importa, me gustaría un vaso de agua... y el cupcake rosa que no llegué a probar- dije eso último en un susurro, un poco avergonzada, pero es que quería el cupcake.

Mi rostro mostraba preocupación cuando Planaria se giró a mirarnos y en sus ojos vi el dolor y la pena. Parecía muy enfadado, pero intentaba contenerlo en sus palabras. No quería herir, pero lo hacía, y lo que le había dicho a Lilith no iba a cesar el dolor que sentían todos en aquel momento, sino incrementarlo.
La que se iba a liar si seguíamos así...

Entonces sus ojos de color miel se clavaron en mí, y sentí un pequeño escalofrío.

-¿Oye de que coño vas?- protesté sorprendida de esa acusación. ¿Ahora iba contra mí? ¿Yo que le había hecho? - No me metas a mí en el fregado, si os habléis peleado entre vosotros yo no tengo la culpa, así que no me incluyas. No me conoces de nada... ¿y ya vas dando lecciones? Vale, quizás no ha sido la mejor impresión que podía tener de ti nada más conocerte, pero ahora ya sé que no eres ningún pervertido, LO SIENTO, ¿Vale? y ahora deja de lloriquear y...

Entonces Elsa apareció cómo una suave brisa de verano para calmar las cosas. Creo que era la típica chica que tenía un aura de buen rollo que contagiaba a los demás. Ahora entiendo como aguanta todas las situaciones caóticas de esta pastelería. Es una santa.

-y... tomate algo. Luego iremos a ver a Sasha que estará más calmada también y todos podremos volver a nuestras felices vidas... - susurré, y entonces me llevé el cupcake que había pedido a la boca, mientras me quedaba en silencio y pensativa.

Me quedé mudo ante las palabras de ambas. En serio, se me abrieron un montón los ojos y giré la cabeza para mirarlas... Y me eché a reir. No una risa cómica, sino más bien sarcástica y de incredulidad total. Pero claro, es como me sentía.

- Esperad, esperad, que esto no tiene precio... ¿Os quejáis ambas de que os haya juzgado de primeras sin tener ni idea de vuestra vida cuando es lo primero que habéis hecho conmigo? Mirad, es cierto que no tengo ni idea de vuestras vidas, pero vosotras tampoco de la mía, y sin embargo lo primero que habéis pensado es que yo era un acosador y hablando de mí y de Sasha sin saber qué había pasado todo este tiempo... Si no queréis ser juzgadas tampoco juzguéis vosotras, que estoy hasta las narices de esa clase de gente.- Noté como unos relámpagos morados se perdían por el suelo saliendo de mis manos, y me las froté. Mierda, ahora ya habrían visto que era un mutante. Genial Planaria, justo lo que necesitabas.

Estaba furioso, desconsolado por lo que acababa de pasar. Desde que sucedió todo lo de los Abyss sabía que había cambiado. Lo notaba. Sasha lo notaba, y aunque había hecho unos esfuerzos sobrehumanos por seguir queriéndome sabía que le estaba costando un montón. No la culpaba, pues tenía sus razones. Cuando te enamoras de alguien y este cambia de la noche a la mañana casi por completo el amor puede resentirse. Las palabras de Elsa me reconfortaron enormemente. La verdad es que era un encanto de chica. Sentía no conocerla un poco más, ya que me parecía alguien de quien se podían aprender muchísimas cosas, pero entendía que tenía su vida y además no era una mutante. Era más complicado coincidir con ella de manera social. Asentí ante sus palabras y cogí su muñeca cuando noté su abrazo desde la espalda. En cualquier otra situación me habría sentido violento, no porque sintiese algo por Elsa, sino por lo poco familiarizado que estaba con los abrazos del sexo opuesto. Pero en ese momento necesitaba eso. Lo necesitaba de verdad. Habría dado lo que fuese por haber podido abrazar a Sasha, pero sabía que tenía que ser fuerte para ella y darle su espacio. Suspiré y conseguí calmarme un poco, lo suficiente al menos como para que dejasen de salirme rayos de las manos sin control.

Mientras las chicas comían los dulces inevitablemente volvieron a mi cabeza las imágenes de los días anteriores. Zenn, Tanith, la muerte de aquel atracador. Era todo demasiado reciente como para poder olvidarlo como si nada. Volví a sentir esa repugnancia horrible por matar a sangre fría a aquel hombre, apretando los puños y los labios. No podía. No podía más... Necesitaba... Salí a trompicones de la tienda, casi tirando la silla y la mesa. Mi respiración estaba totalmente acelerada, y el corazón me martilleaba con la fuerza de una bola de demolición el pecho. Miré al cielo. Algunas nubes habían cubierto el azul celeste cambiándolo por un gris oscuro, como si el propio día se hubiese teñido con mi estado de ánimo. Me llevé las manos a los lados de la cabeza, arrastrándolas lentamente hacia mi coronilla... Y estallé.

De mis manos surgieron dos rayos que se unieron con otros que salían de mi boca y ojos sobre mi cabeza, convirtiéndose en un enorme y ancho relámpago morado que alcanzó el cielo. El estruendo fue como el de una explosión. Cualquiera desde fuera habría creído que lo que acababa de pasar era que me había caído un rayo en la cabeza. Apenas duró un par de segundos, y caí al suelo, humeando ligeramente, temblando, sin poder mediar palabra salvo lo que salía sin control de mi boca.

- Muerte... Muerte... La sangre... Malditos... Malditos Abyss... No... Zenn... No... Yo... No quería... Lo siento Sasha... Lo... Siento...-

Escuché hablar tanto a Elysia que seguía sentada a mi lado como a Planaria. Estaba enfadado porque le juzgamos mal, bueno, él tampoco se había quedado corto conmigo, así que lo dejé estar; si bien no me perdí detalle alguno de los rayos que salieron de las manos del moreno, alzando una ceja. Elsa nos trajo lo que le pedimos y yo con unas manos algo doloridas le di un buen bocado a ese cupcake rosa al que tantas ganas tenía de hincarle el diente.

-Mmmmmm.... quéricoestá,Elsa- le dije muy rápido con una voz de satisfacción enorme. Estaba delicioso, era la verdad. Miré a Elysia con camaradería y seguí devorando el pastelito. Cuando me quise dar cuenta, Planaria había salido a la velocidad de la luz (o eso me pareció a mí) de la tienda y estalló en un rayo morado tremendo, cayendo en la calle medio chamuscado y echando humo.

-¡Dioses! ¡Planaria!- grité, levantándome y yendo hacia él. Abrí la puerta con las manos, haciéndome daño inevitablemente y me agaché a verle. -¡Planara! ¡Elsa, Elysia, ayuda!- les grité desde la calle. Me quedé con él y le tomé el pulso sin moverle mucho, por si acaso empeoro algo su caída. Escuché algo que murmuraba y entendí Sasha. -¿Sasha? ¡Sasha! ¡Llamad a Sasha!- les dije a las chicas, sintiéndome impotente por no poder hacerlo yo misma. Al menos estaba consciente y hablaba.

Estaba claro que Planaria estaba tan cabreado que no iba a reaccionar bien de ninguna manera, ni aunque me hubiera disculpado con él a regañadientes. Miré a Lilith y ella ya estaba más calmada que yo, supongo que no llegaríamos a nada si seguíamos discutiendo por tonterías. Así que cerré la boca y me quedé con ella a terminarme el cupcake a regañadientes. Tenía el ceño fruncido y miré de reojo cuando el chico salió de la pastelería a trompicones.

-Eso, a ver si el aire fresco le quita la tontería… - dije con un tono malhumorado.

Y entonces ¡BOM! Desde la ventana de la tienda vi cómo un rayo violeta había cruzado el cuerpo de Planaria y éste se desplomaba en el suelo.

- ¿Pero qué narices? – Me levanté de la silla sobresaltada y asustada, y vi cómo Lilith se adelantaba y salía a fuera para comprobar como estaba el chico. El cuerpo de Planaria humeaba y su ropa estaba hecha jirones por culpa del rayo. Me acerqué entonces a Elsa y le dije que llamara urgentemente a Sasha, sólo ella sabría lo que teníamos que hacer. Ella era la única capaz de calmar el corazón de Planaria.

Elsa empezó a marcar los números algo agobiada, entonces saqué de mi bolsa la libreta y sin que nadie me prestara atención dibujé algo sobre ella.

Salí de la tienda con una manta y se la pasé a Planaria por los hombros, eso quizás ayudaría hasta que vinieran las emergencias.

-¿Tiene pulso? - tragué saliva mientras miraba a Lilith con preocupación.

Pasó todo tan rápido. Podía imaginarme de dónde salió ese rayo morado que atravesó al novio de Sasha por lo que vi salir de sus manos momentos antes, pero... Bueno. El caso es que Planaria era a todas luces un mutante también, eléctrico. ¿Pero sería inmune a la electricidad? Resistí el impulso de meterme en su cabeza por si podía descubrir algo, ya que no necesitábamos que yo también me cayera inconsciente al suelo.

Elsa llegó y parecía saber lo que hacía, así que la dejé actuar y la ayudé en lo que pude o me pidiera. Después llegó Sasha. Eso fue una entrada de película, sí señor. Llegó con el coche a toda mecha y aparcó en segunda fila, sí, pero de cualquier forma. Gritó a la gente, les echó de la calle, llegó hasta su amado y se lo llevó dentro de la tienda, cual heroína. Lo que siempre supe que sería. Una vez dentro de la tienda, me bebí el vaso de agua que Elsa nos dejó sobre la mesa y seguí observando lo que pasaba, no aparté la mirada de la escena tan íntima que nos ofrecía la pareja. Sentí que debía apartar la mirada, pero no quería. Quería empaparme de todo lo que tuviera que ver con Sasha. Cuando pareció que la cosa se había calmado un poco, me atreví a preguntar.

-Sasha... Plana... ¿es un mutante?- le pregunté. Estaba segura de que tenía que serlo, pero no tenía la certeza. Decidí preguntarle por otra cosa, de pronto me pareció que no era el mejor momento para preguntar aquello. -¿Se pondrá bien?- dije, acercandome a ella y posando una de mis quemadas manos en su hombro. Permanecí callada unos segundos, y después se me escapó una lagrimilla inocente.

-Siento todo esto, Sasha- me disculpé con sinceridad. No es que estuviese yendo de victima, ya no actuaba así, pero era verdad que si hubiera abrazado Sasha desde un principio esto podría haberse evitado. Me limpié la lágrima de mi mejilla y me reí.

-Supongo que querrás quedarte a solas con él, ¿no?

Escuché a Lilith y Lyz llamando a gritos para que alguien me socorriese, y que llamasen a Sasha. Intenté con todas mis fuerzas pararlas. No quería que la avisasen. Ella me había pedido tiempo y no podía hacerle esto. No podría perdonármelo... No podría... Intente alargar la mano hacia ellas, gritar con todas mis fuerzas... Pero de mis labios solo salió un silencio que nadie pudo cortar. Todo se volvió negro, frío, y sentí que la soledad se apoderaba de mí.


Un extraño repiqueteo en mi nariz me despertó de mi letargo. Unas gotas caían desde las hojas de una enorme planta que hacía frente a mí en una maceta. Fruncí el ceño y me intenté levantar. Mi peso era liviano, casi inexistente. No me costó nada ponerme en pie. Miré a mi alrededor. Estaba en lo que parecía una especie de templo griego estilo panteón pero sin techo. Unas largas columnas formaban una base rectangular. Todo era blanco. Absolutamente todo. Era capaz de diferenciar algunas marcas como el marmol del suelo o mi ropa, una camisa y unos pantalones inmaculados. Los pies descalzos. Miré mis manos y las vi más relucientes que nunca. Intenté sacar rayos de ellas pero fui totalmente incapaz. Nada salió de allí. Me percaté de que el charco de gotas que caían sobre mí era como un espejo, y decidí mirarme. No había rastro alguno de mis rojizos ojos. Solo vi esos de color miel que siempre habían decorado mi cara. Me la toqué, buscando algo que me indicase qué estaba pasando. Me remangué el brazo derecho, comprobando que allí no había ninguna cicatriz. Respiré lentamente, llenando mis pulmones de aire frío pero cálido al mismo tiempo. Di unos pasos, provocando que el eco de los mismos llenase aquella sala infinita.

- D... ¿Dónde estoy?-

- En el purgatorio...- Me giré con un respingo ante la voz masculina provenía de mi espalda. Allí, a unos pocos pasos de mí, un hombre moreno un poco más alto que yo y con unos ojos marrón oscuro me miraba serio. Frunció ligeramente los labios y asintió.- Ha pasado mucho tiempo Planaria... Mucho tiempo...-

Reconocí aquella voz y aquella presencia al instante. Lo habría reconocido entre un millón.

- ... ¿Padre?- Sonrió, enseñándome esa sonrisa que recordaba de mi infancia, de cuando todavía era un niño que no conocía de sus poderes. Una mujer apareció a su lado, con los ojos verdes y los cabellos castaños como las hojas del otoño. Me sonrió y suspiró.- ¿Madre?...-

- Hola hijo... Te echábamos de menos.-

FDI: Disculpad la tardanza, no sabía que ya habiais posteado todos!!

- ¿No tendríamos que llamar a una ambulancia? – pregunté preocupada. Todo el mundo sabe que no se puede mover a la víctima del suelo hasta que no vengan los médicos, pero Elsa parecía saber lo que hacía, así que dejé que se encargara de mover el cuerpo de Planaria hasta una zona segura.

La gente se arremolinaba a nuestro alrededor, se hacían preguntas, otros llamaron a urgencias y el resto simplemente se asomaba y después se marchaba. Aquello no era ningún espectáculo, maldita sea, ¡Un rayo le había alcanzado a Planaria! Entonces me quedé en blanco, no sabía que hacer ni que decir. Y recordé…

- Todo esto ha sido culpa mía… - susurré como una maldición. Esa aura de mala suerte que siempre acompañaba a las personas que estaban a mí alrededor, o a mí misma. Si no hubiera dibujado al camarero tirando sus copas encima de Planaria, Lilith no se habría manchado y no habríamos hablado en el baño. Si no hubiéramos hablado, Planaria no hubiera propuesto ir a otro sitio. Si Planaria no hubiera propuesto ir a otro sitio, no hubiéramos ido a ver a Sasha al Central Tart. Si no hubiéramos ido al Central Tart… Planaria, Sasha y Lilith no se habrían  enfadado, Celsit no se habría marchado llorando y Planaria no habría sido alcanzado por un rayo…

Respiré algo mejor cuando vi a la muchacha de cabellos negros apartando a la gente y lanzando un par de gritos al aire. Entre ella y Elsa cogieron a Planaria y lo entraron a la cafetería, allí estaríamos solos sin el agobio de la gente de la calle. No me aparté de Lilith en ningún momento y me senté a su lado mientras sostenía el baso de agua para intentar beber algo, pero las manos me temblaban demasiado. No podía estar tranquila, ¡Planaria se estaba muriendo!

Entonces Lilith preguntó si él era un mutante y todo empezó a encajarme. Por la pregunta, Lilith y Sasha también tendrían que ser personas con poderes sobrenaturales… ¿y si el rayo de antes tenía algo que ver con los poderes de Planaria?

Estaba muy confusa, y solo quería que esta pesadilla terminara y que el moreno abriera los ojos…

La respuesta de Sasha no me pareció borde ni de mala educación, pero se notaba que no quería ni verme en aquel momento, y que, por lo que parecía, tampoco le apetecía hablar de su novio y sus poderes conmigo en aquel momento.

-Está... Está bien... Lo siento de nuevo- le dije sincera, apoyando mi mano en su hombro durante un mili-segundo, el tiempo suficiente para que supiera que estaba ahí pese a todo lo que acababa de pasar y que no se incomodara. Me coloqué en el suelo, al lado de Planaria y me tumbé a su lado; no por nada, pero si podía evitarme un golpetazo al caer por usar mis poderes, pues...

-¿Algo clave que necesite saber de él? Ya sabes cómo funciona esto...- le dije, mirándola seria también. Usar mis poderes para estas cosas no era lo normal, así que estaba tomándomelo muy "profesionalmente".

Una vez supe lo que tenía que saber me adentré en la cabeza de Planaria: su mente era un caos de luces azules y moradas. Pude ver muchas cosas, la mayoría de ellas eran recuerdos con Sasha. Todos felices, incluido el momento en el que discutieron fuera. Había una zona a la que no pude llegar, estaba lejos y oscura: debía de ser un muy mal recuerdo y lejano que me invitaba a largarme. No necesitaba mirar más en realidad, si hay recuerdos que me hacen sentir algo por mínimo que sea es que el cerebro sigue en marcha, pero no vi a Planaria por ninguna parte.

Desperté abriendo mis ojos de golpe y me llevé una mano a la frente, me incorporé y miré a Sasha para decirle que estaba vivo, pero que no le había visto. Había zonas de su mente a las que no podía acceder y otras a las que no podría acceder nunca.

-Sigue consciente, no está en coma, pero no sé dónde está...- me disculpé y me fui al lado de Elysia, a esperar.

- P... ¿Padre? ¿M... Madre?- Y rompí a llorar mientras me echaba en sus brazos. Ellos me devolvieron el abrazo, acariciando mi espalda. Lloré como nunca recordaba haberlo hecho, sin poder creérme que ellos estuviesen allí. Al cabo de unos segundos, después de llenar sus caras de besos me sequé las lágrimas y sobrí la nariz, separándome un poco de ellos.- Pe... Pero, ¿qué ha pasado? ¿Estoy... Muerto?-

- Tu mente está fragmentada, hijo. Has sufrido muchísimo últimamente, y aunque tu poder es capaz de sanar lentamente tus recuerdos, ha ocurrido algo que ha hecho que frene esa curación.- Mi madre sonrió, pero pude notar en sus ojos tristeza. Lo que me decía le dolía más que a mí, de eso no había duda. Con mirarla lo había podido deducir. Me rasqué ligeramente la cabeza, sin entender muy bien lo que me había dicho.

- Espera... ¿Quieres decir que mi factor de curación afecta también a mi mente?- Ella asintió, pero fue mi padre el que tomó esta vez la palabra.

- Tu poder reside en tus células hijo. El gen X que lo llaman. Eres un mutante por nacimiento, como lo éramos tu madre y yo... Yo era capaz de controlar la energía, la energía pura por así decirlo. No en grandes cantidades, pero sí como para usarla en experimentos o generar campos de protección, como escudos de energía pura. También podía lanzar rayos de energía pura. Y tu madre. Bueno, ella era como el viento. Era rápida, ágil, capaz de mover las cosas de su alrededor, siempre y cuando estas no fuesen extremadamente pesadas. Pero eso no es lo que nos atañe aquí. El caso es, que tu poder de curación está directamente ligado al de electricidad. Por eso tu mayor enemigo es el agua. Cuando esta te cubre, la electricidad se vuelve inestable, te daña. Y como no puedes curarte ya que es esa energía la que te cura... Bueno, puedes morir. Pero déjame que te haga una pregunta. ¿Nunca has pensado por qué nos echas de menos, pero nunca te ha dejado secuelas nuestra muerte? ¿O por qué superaste con facilidad la muerte de Leroy? ¿O los rechazos amorosos?- Fruncí el ceño sin entender muy bien que decía, pero reflexioné. Tenía razón. Siempre había pensado que el dolor sería mucho mayor. Sin embargo, había aceptado de buen grado las muertes y dolores en mi vida. Bien era cierto que no quería que se repitiesen, ya que no era masoca. Pero durante unos segundos lo vi claro, y me estremecí. ¿Significaría eso que si perdía a Sasha lo olvidaría con facilidad? ¿Esa herida desaparecería al cabo de unos días?

Noté la mano de mi madre acariciar mi pelo, lo cual me trajo de vuelta al lugar donde estaban ellos.

- No significa que no nos quisieses. Simplemente eres así. Tus poderes te curan todas las heridas, incluso las que no se ven. Es un proceso mucho más lento y menos efectivo, pero al final acabas aceptando esa clase de cosas... Sin embargo, ahora tu corazón es odio, odio hacia los Abyss, odio y miseria... A estas alturas casi deberías haber pasado de ellos. Y sin embargo, has cambiado. Tus poderes han cambiado. Tus pensamientos y sentimientos... Por eso estás aquí.- El corazón me dio un vuelco. ¿Ellos sabían por qué habían cambiado mis poderes? ¿Sabían por qué era ahora así? Pero ella parecía saber las preguntas que me surcaban la cabeza, y negó lentamente, con una sonrisa amarga.- Nosotros no tenemos esas respuestas hijo... Puede que nadie las tenga... Simplemente has cambiado. Tu vida ha cambiado. Ha dado un enorme giro, y ahora tienes un nuevo hogar. Con una chica muy guapa por cierto...-

Una sonrisa feliz le recorrió el rostro, y escuché a mi padre reír por lo bajo mientras apoyaba su mano en mi hombro.

- Hijo, nosotros nos fuimos muy pronto de tu vida. No pudimos darte una educación ni un hogar, ni envejecer contigo... Pero lo has hecho bien. Te has convertido en un hombre de provecho, un héroe de verdad... Por eso no debes dejar que el odio y la oscuridad te dominen... Debes luchar contra ello.-

- ¿Pero cómo? No... No entiendo qué debo hacer ni cómo debo hacerlo.- Miré al suelo, abatido. Había intentado toda clase de cosas desde que sucedió todo, y lo único que parecía alegrarme y hacer que esos sentimientos desapareciesen era Sasha. Ella y su amor parecían sanarme un poco el alma.

- El amor Planaria... El odio y la desesperación te convirtieron en esto... El amor y el apoyo son los que pueden salvarte de él...- Miré a mi madre con los ojos llorosos, y le formulé una pregunta que me llevaba rondando la cabeza varios días.

- ¿Volveré a ser el Plana de siempre algún día?- Ambos se miraron, serios, y luego se volvieron a mi, alejándose lentamente de mi presencia, como dos fantasmas en la niebla. Intenté correr hacia ellos, sin poder alcanzarles. Grité sus nombres, pero ni un solo sonido salió de mi boca. Todo iba a cámara lenta, y por mucho que me esforzase no había manera de avanzar. No obtuve respuesta alguna, y sentí que tiraban de mí desde atrás.

Abrí los ojos con violencia y la respiración agitada. Estaba tirado en el suelo de la pastelería. Me levanté dando tumbos, a punto de caerme de bruces por la velocidad de mi reacción. Debí asustar a las chicas, las cuales me miraban como si acabasen de ver a un muerto levantarse. Me di cuenta de que Sasha estaba en la tienda, y negando con a cabeza la miré a los ojos.

- Perdóname.........-

Recordé el día que conocí a Sasha y me mostró su truco a la hora de preparar los mejores pasteles. No usaba los hornos de la cocina, usaba el poder de fuego que salía de sus manos. Aquello era increíble, pero más increíble era que todos los que me rodearan también fueran mutantes sin yo saberlo. Son más de los que creía, pero viven en el silencio, oprimidos por la sociedad. Según Sasha, Planaria podía curarse y era eléctrico, por eso lo de aquel rayo… ¿Y Lilith? ¿Elsa también tendría poderes? Y yo seguía sin hablar, sin contarles nada de mí, ni quien era ni quien había sido. Ellos habían sido tan sociables y amables conmigo y yo siempre tan tosca y solitaria. No sabía cómo acercarme a ellos, como conseguir que me aceptaran…

Estaba muy nerviosa, y no sabía que hacer en una situación así. No podía hacer nada para ayudarles, era una inútil… la morena se acercó a mí y al verme tan abatida me miró a los ojos con ternura y me besó la frente. Se lo agradecí en silencio, y la abracé con fuerza. No quería que perdiera a alguien tan importante, Sasha no se merecía esto. Después del intenso abrazo la solté, y vi como se marchaba a tranquilizar a Elsa. Estábamos las tres inquietas por Planaria, y el seguía sin despertar…

Lilith se acercó a él mientras Elsa sacaba el botiquín y obligaba con ternura a que Sasha se estuviera quieta. Tenía cristales clavados por todo el antebrazo, y no se había roto nada durante la pelea de la cafetería, ¿habría sido en su casa? Conocía a Sasha lo suficiente como para saber que era cabezota e impulsiva… y no me gustaba verla sufrir de esta manera.

La pelirosa se tumbó al lado de Planaria y pareció hacer algo que sólo entendía Sasha. Por lo que dijo pude entender un poco lo que estaba haciendo, debía de ser mentalista o algo así parecido a lo que hacía Lissa. Cuando la mujer se sentó a mi lado le ofrecí el vaso de agua que Elsa había dejado en la mesa.

- ¿Te encuentras bien? – pregunté preocupada al ver que se masajeaba las sienes.

Miré de nuevo a Planaria, que seguía inmóvil y me cogí de las manos, deseando con fuerza en mi interior que despertara de una vez. Y así lo hizo. Planaria abrió los ojos y se levanto agitado. Todas dimos un respingo ante la brusca reacción del muchacho pero después me sentí aliviada al ver que se encontraba bien.

- ¿Plana, estás bien? ¿Qué ha pasado?

Las palabras de Elysia me consolaron un poco. Estaba bien, pero al no conocer nada de Planaria me resultaba más complicado centrarme en él y su mente, además del estrés que había sufrido minutos antes debido al reencuentro con Sasha. Todo estaba yendo demasiado rápido. Sin embargo, me giré hacia ella y asentí.

-Sí... Estoy bien, gracias por preocuparte. Las mentes de desconocidos son complicadas...- bajé la mirada y la dejé ahí, observando la mesa del local de Sasha, con sus rallajos y las muestras de que había pasado mucha gente por allí hasta que Planaria se despertó diciendo que le perdonaran... ¿Quién?

Sasha fue como un visto y no visto, estaba sentada en la silla y de pronto estaba incorporando a Planaria y avasállandole a preguntas, se la notaba preocupada. Les observé desde la silla, sin moverme, no quería interferir entre ellos, con lo que me quedé con Elysia y Elsa. ¿Ellas las únicas raritas?

-Hasta donde yo sé, los raritos somos los mutantes...- comenté uniéndome a las risas de Elsa, pero con menos ímpetu. Quería estar de buen humor, pero sentía que sobraba en esa situación. Era la pieza que no encajaba. Me pasé una mano por el pelo y respiré hondo, esperando que alguien dijera algo, que Planaria estuviera bien por Sasha, por Elsa...

-Elysia, ¿me enseñas tus dibujos?

Le devolví el abrazo a Sasha, todavía confuso, sin saber muy bien si seguía soñando o había vuelto al mundo real. La segunda opción parecía más viable, y besé la cabeza de mi pareja con cariño.

- Me habías pedido un tiempo para ti, y no he podido dártelo... No... No sé muy bien que ha pasado. Sasha yo...- Me llevó al sofá y me senté, frotándome las sienes, intentando recordar con claridad todo. Acaricié a Sasha las manos y entonces vi que tenía una de ellas vendada.- Dios mío Sasha, ¿qué te ha pasado? ¿Estás bien?-

Por suerte sólo eran cortes superficiales, pero no me hacía gracia pensar en que tal vez había sido causado por mí, por haber perdido el conocimiento y que ella se hubiese preocupado y roto algo en un ataque de frustración o rabia. Era muy impulsiva y apasionada, y una pequeña punzada de dolor me golpeó el pecho al verla así. Besé su frente mientras acariciaba su mano con cuidado de no hacerle daño. Elsa trajo comida y se lo agradecí de corazón. Me llevé un par de cosas a la boca y, tras suspirar, me lancé.

- Sasha... No sé muy bien que ha pasado. De verdad. De repente sentí un dolor en el corazón horrible. Fue como recordar el día que cambie y... Y caí en una especie de sueño donde... He visto a mis padres.- A juzgar por su cara sabía que no estaba mintiéndola ni inventándome nada. Ella sabía que la muerte de mis padres fue un hecho que me cambió la vida, pero siempre lo había llevado muy bien. Y nunca había soñado con ellos ni tenido visiones de ellos ni nada, y que de repente ahora, tras los incidentes que había sufrido, les hubiese visto, podía significar algo... Algo bueno o malo, pero algo sin duda.- Ellos estaban ahí conmigo, tan claro como te veo a ti o a las chicas y... Me hablaron acerca de mis poderes y de cómo puedo evitar... Empeorar. Me dijeron que el amor me salvaría. Tal vez por eso desde que estoy contigo me he podido controlar más y mejor... Pero... Pero no sé si podré volver a ser yo mismo algún día... Se lo pregunté pero no me dijeron nada...-

Esa pregunta que había quedado en el aire sin respuesta, una de las que más me preocupaban, y supuse que tendría que descubrirlo por mí mismo. Suspiré y negué con la cabeza, sin saber muy bien qué debía hacer ahora. Qué paso dar ni nada. Me rasqué la cabeza y comí algo más.

- Cuanto... ¿Cuánto tiempo llevo en ese estado? Siento haberos preocupado chicas, no sé qué me ha pasado.-

Me sentí aliviada al ver que las cosas volvían a la normalidad. Y pensar que hacía unos minutos estábamos todas histéricas y a punto de llorar… nunca había vivido una situación tan caótica como la de hoy. Había experimentado tres o cuatro emociones diferentes en una sola tarde. Menudo drama, tendrían que hacer un culebrón de esto. O un cómic.
 
Elsa trajo pastelitos y pastas saladas. Se lo agradecí con una sonrisa y piqué un poco de la bandeja. Tenía hambre, y cuando estaba estresada me venían más ganas de comer. Y eso no podía ser.
 
- No creas… aquí somos todos tan raros como un perro verde… - sonreí contestando a la frase de consolación de Elsa. No era el momento para explicarles a ninguno de los presentes que era una hechicera que podía cambiar la realidad a voluntad, pero tampoco quería mentirles. Lo mejor era dejar eso para otro día…
 
Y ya tuvo alguien que decir lo de los dibujos. Bueno, por suerte nadie en su sano juicio podría averiguar lo que era capaz de hacer con un lápiz y un papel. Así que saqué la libreta y arranqué la página dónde estaba el camarero dibujado, tirándole la copa a Planaria en la cabeza, y la tiré a una papelera que había en la cafetería. – Un esbozo horrible. – Me excusé. Menuda manera de conocer gente tengo, y pensar que las dos personas que había dibujado eran o fueron novios de Sasha… el mundo es un pañuelo. Sí, y mira que ya difícil de decir con la que está cayendo.
 
- En esta libreta no tengo gran cosa, aún así espero que te guste… - le alargué el cuaderno a Lilith y la miré esperando descubrir que clase de emociones le producirían mis dibujos. Como bien le había explicado, no había mucha cosa, casi todo eran apuntes de personas de la calle o el metro, y algunas ideas de personaje para mi webcomic de superhéroes. En otro de los folios había dibujado a Lobezno. pero es que Logan, es muy Logan.
 
- Me alegro de que estés bien, Planaria. Nos has dado un susto de muerte . –le sonreí con lo mejor sonrisa que tenía (normalmente no sonrío mucho), y esta vez me esforcé para hacerle sentir mejor. Ya habíamos sufrido todos bastante por hoy.

Pasé las hojas del cuaderno de Elysia en silencio y con cuidado de no tocar los dibujos, sabiendo que eso solía molestar a los artistas, podía estropear el resultado, arrastrar grafito, manchar de grasa el papel... Cosas de artistas. Aún así, en mi rostro había una sonrisa que le indicaba a Lyz que me gustaba lo que veía. Pero no entendía esas cosas que tienen los artistas de arrancar hojas.

-¡Eres buena! Al menos a mí me lo pareces- dije con entusiasmo. Le devolví el cuaderno y di unas pequeñas palmadas elogiando su trabajo.

Sonreí entonces a Planaria diciendole con la mirada que no se preocupara por nosotras. No sabía si Sasha le diría que usé mis poderes con él o si le diría algo de mí siquiera, pero no me importaba. Por la mirada que me dedicó mi antigua compañera no parecía muy contenta de tenerme allí. Sin embargo, por su comentario, no pude hacer otra cosa que alzar una ceja incrédula y coger una tarjeta para memorizar el número.


Cogí un bolígrafo que había al otro lado del mostrador, tomándome esa confianza. Di la vuelta a la tarjeta y le apunté mi número de móvil y mi dirección y se la di a Elsa.

-Dásela mañana, o cuando se tranquilice un poco, por favor- le sonreí con pobreza y me despedí de Elysia y la pareja.

Dejé atrás el Central Tart, a Sasha, y a mil recuerdos que no sabía si ella querría rememorar. Caminé en silencio por las calles de Nueva York cabizbaja y distraída en mis propios pensamientos, y no fue hasta que llegué al piso que me permití derrumbarme. Volver a ver a Sasha viva, feliz, con gente que la quiere... Sin mí... Fue un golpe duro para el que no estaba preparada. Nunca lo habría estado.