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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018.
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Hellboy Dark Horse Universe
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Mensajes : 1081 Fecha de inscripción : 26/04/2014 Localización : Donde haya algún cabronazo Empleo /Ocio : Pateador de culos sobrenaturales a jornada completa Humor : ¡No juegues conmigo, mujer! ¡He estado bebiendo con esqueletos!
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Tema: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 3rd Febrero 2015, 18:54
11 de Junio de 2018 Zambia, África Mitad del desierto 17:45 de la tarde
El viento golpeaba la mano del demonio mientras andaba, cruzando las arenas. Cubría su rostro en la medida de lo posible. Los granos golpeaban con fuerza, provocando microscópicas heridas en piel y ropa. Dos días habían pasado desde que vencieron a Victoria, pero el precio a pagar había sido terrible. Hellboy no quería pensar en ello, sólo llegar a su destino: el legendario castillo de huesos del dios del Voodoo. Nadie sabía dónde se encontraba, excepto los que ya habían estado allí, o los que tuviesen cierta relación con el mundo del más allá, como él. Era un suicidio, una auténtica locura ir a ver al dios a su propia casa, pero el demonio estaba demasiado furioso como para siquiera pensar con claridad. Como arma, sólo llevaba su fiel Samaritano y un par de relicarios, así como su gran mano de piedra, la cual viajaba a su lado siempre. No había abandonado el continente después de enfrentarse al jinete, sino que directamente viajó hasta el país de Zambia en busca de la ancestral criatura. Él, en su naturaleza de dios, sabría cosas que escapaban a su entendimiento, así como el de la mayoría de seres que habitaban el mundo. ¿Moriría allí dentro? Era una opción, pero si llegaba a ese extremo no caería sin lucha. De eso estaba completamente seguro. Alcanzó lo alto de una duna de arena, tan alta como un edificio, y miró al horizonte. Allí, a unos cinco kilómetros de distancia, oculto en la lejanía, lo vio: el castillo de Papa Legba.
Sus ojos amarillos vibraron al observar aquella monstruosidad, tan bella como horrorosa, alzarse en mitad de la tormenta de arena. Dudó. Incluso el hijo del diablo respetaba a un dios, y más a aquel en concreto. Era astuto como nadie, inteligente y muy persuasivo. Cualquiera podía caer en sus triquiñuelas y ser víctima de un trato del que jamás podría liberarse. Resopló y frunció el ceño. Al diablo. Había llegado muy lejos, y no pensaba echarse atrás por unos muros que llegaban hasta donde alcanzaba la vista, hechos únicamente de hueso. Apuró ligeramente una pequeña petaca de agua, y se dejó caer por el otro lado de la gigantesca duna.
Una hora después, alcanzó los lindes del enorme edificio. El viento silbaba a través de los agujeros de los huesos, así como de entre los huecos que había entre ellos. Algunos buitres leonados con aspecto siniestro sobrevolaban el exterior, escuchándose algún que otro graznido en medio de la tempestad. Calaveras de bisontes, ñúes y toda clase de grandes mamíferos se apilaban semi enterradas en mitad del camino. La tierra estaba reseca y muerta, con los árboles mostrando el color gris de la ceniza. Un pequeño relicario bailaba en el pecho del demonio, brillando con una tenue luz anaranjada. Un protector contra no-muertos. Tal vez no sirviese de nada, pero era mejor prevenir que curar. Las huellas que el demonio dejaba desaparecían a su paso. Volvió a taparse la cara con la mano de piedra, intentando vislumbrar una entrada a aquel terrorífico antro de muerte. Cuando se acercó a la entrada, escuchó dos sonidos sordos, y dos cosas cayeron ante él, impidéndole el paso. Eran dos soldados, con alas en vez de brazos, y unas extrañas máscaras hechas de hueso. Arrancaron algo de los muros, y bloquearon el camino con una "X" hecha de huesos. Eran más bajos que Hellboy, de manera que pudo mirar por encima de sus cabezas. A lo lejos, un enorme pasillo se alargaba hasta el interior. No podía ver mucho debido a la tormenta. Miró a los guardias. Estos no se inmutaron.
- Bueno, supongo que vosotros sois los protectores del castillo. Tranquilos, no vengo a pegar a vuestro jefe... Por el momento. ¿Qué debo hacer, esperar aquí? No veo el timbre ni una campanita. ¿Serías tú tan amable de ir a avisarle y decirle que tiene visita?- El demonio se había agachado ligeramente y miraba al pequeño ser de su derecha. No se movió ni pronunció ningún tipo de sonido. Hellboy frunció el ceño y resopló. Volvió a incorporarse y gritó hacia el interior del castillo.- ¡Legba! ¡Sal de tu escondite y muéstrate! ¡No he venido a enfrentarme a ti, sino a entablar un pacto! Estoy seguro de que eso te agradará.- Engañar al dios del voodoo no era la idea más inteligente que había tenido nunca, pero no era una mentira total. No pretendía entablar un pacto donde el dios le pidiese su alma o algo por el estilo, pero sí que necesitaba obtener información. El precio que tuviese que pagar lo decidiría el propio dios. Lo único que esperaba Hellboy es que no le cabrease. Si perdía la paciencia, acabaría soltándole un puñetazo, y hacer eso en el castillo del dios era ponerse una diana en la nuca, un muñeco en sus manos y una lápida en el cementerio más cercano.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 23rd Febrero 2015, 18:08
Mmmmmnnh... Chilli.... Mi favorito. Anu debería andar cerca.
- ¡Legba! ¡Sal de tu escondite y muéstrate! ¡No he venido a enfrentarme a ti, sino a entablar un pacto! Estoy seguro de que eso te agradará- lo dicho...
En ese momento, y aún dentro de mi salón huesudo del trono que acogía mi hesudo culo, me levanté y contemplé mi hermoso cuerpo inmortal durante unos segundos de cortesía. Pose de croissant, pose de egipcio... Mira qué cachas.. Un último toque en el sombrero y cojo a mi querida Kuwasha y la acuesto sobre mis hombros. ¡Que empiece el espectáculo!
De los soldados que bloqueaban la puerta, el más cercano a rojo dejó notar cómo su pico se movía bajo parte de esa máscara. Su pico marcaba las sílabas y casi parecía que de él salía la voz original....
- Bienvenido Anung-Un-Rama, todopoderoso hacedor de caos y portador de la llave maestra- mientras mi guardia le entretenía yo bajaba las escaleras principales, hablando las palabras que él escuchaba de boca del pájaro. Enguantándome el último dedo, proseguí - ¿A qué se debe el honor? Hace mucho que no te veo por aquí- dije arrastrando ligeramente esa última bocal. A medida que hablaba, por la vocalización, se notaba que sonreía al final de cada frase. No solían pasar cosas interesantes alrededor de mi castillo más que conseguir algún hueso nuevo, alguna visita muy muy ocasional que me ayudaba a ampliar mi baraja... ¿¡PERO ESTO!? JOOOOO, ESTO SIN DUDA SE LLEVA LA PALMA JAJAJAJAJAAAA
Justo antes de llegar a los portones, y sin detenerme en mi paso, me convertí en un humo denso, pardo y efímero que daba paso a una entidad invisible al evaporarse a los segundos. Seguí mi camino, dejándome mecer por el viento hasta colocarme justo encima de la mole roja, viéndole cómo miraba a mi guardia.
En mi siguiente palabra, el pájaro enmudeció y se desveló la verdadera fuente de la voz. En un instante aparecí, sobre su cabeza y me dejé caer a espaldas de la vista de Hellboy.
-¡BU!- Y mientras sostenía con cuidado a la serpiente, comprobando que estaba bien, me tocaba uno de los aros de mi oleja izquierda, recolocándolo a ritmo de mi carcajada. La guardia aprovecharía para colocarse como si nada hubiera pasado en el instante en el que él me mirase a mí. - No seas tímido, adelante- dije extendiendo el camino al largo puente de mi castillo con un gesto de mi diestra.
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Última edición por Papa Legba el 1st Marzo 2015, 15:58, editado 1 vez
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 26th Febrero 2015, 10:19
Una voz captó la atención del demonio. Venía del interior de la máscara de uno de los guardianes. Era Legba, hablando a través de él como si fuese un telefonillo. Como siempre, verborrea. El demonio imitó las palabras de Legba moviendo la mano izquierda como si fuese una boca y haciendo alguna muequilla con la boca. ¿Que a qué se debía el honor? Seguro que estaba al tanto de los jinetes, y estaba convencido de que también sabía que estaba allí por ellos.
- Vamos Legba, sabes de sobra que si de mí dependiera, no estaría aquí. La última vez que vine no fue especialmente agradable para ninguno de los dos... En cualquier caso, estoy convencido de que sabes la situación que tenemos con los jinetes...- El demonio hablaba al pequeño soldado, pero sus ojos recorrían sus alrededores. Legba tenía el poder de aparecer y desaparecer a su antojo, o de que sólo algunas partes de su cuerpo fuesen las que pudiesen verse. Un repentino "¡bu!" hizo que el demonio se girase lentamente. Allí, estaba el dios del Voodoo. Papa Legba en persona. Era alto, muy alto de hecho. Con el sombrero más aún que el demonio. Acariciaba su serpiente y los aros que colgaban de su oreja. Sus pintas estrambóticas denotaban una mente totalmente rota y desquiciada, a la par que astuta y muy meticulosa. Una de las combinaciones más peligrosas que puede haber. Un demente inteligente. Eso siempre solía traer muchos problemas.
- No seas tímido, adelante.- Hizo un movimiento con su mano derecha y un largo camino se extendió sobre el puente en dirección al interior del gigantesco castillo de huesos. Los soldados habían dejado espacio para que ambos seres entrasen. El demonio, ajustándose la gabardina, lideró la marcha. Sabía que, mientras no le hiciese nada al dios ni realizase ningún pacto con él estaría seguro. Bueno, todo lo seguro que se puede estar en la morada del dios del Voodoo, claro está. Meterse allí habría sido un completo suicidio para cualquiera que no estuviese familiarizado con el dios, y hasta para el gran Anung-Un-Rama, hijo del caído y cuya mera existencia traería el fin de los días, era arriesgado. Los dioses eran en muchas ocasiones traicioneros, vengativos, y muy muy inteligentes. Legba no era una excepción, y aunque no se tratase del dios más poderoso que conocía, no dejaba de ser uno.
Las pesadas pisadas del demonio resonaban a través de los millones y millones de huesos que se superponían unos sobre otros, creando aquel horrendo edificio. La sustentación del mismo era mágica, de eso no tenía duda alguna. Tal vez Abe podría haberle dicho exáctamente qué era, pero no le acompañaba en aquel viaje. El propio Hellboy se lo había prohibido. Abe era más débil que él, y mucho más sensible a un ataque sobrenatural. Después de todo, el demonio tenía en su interior la fuerza del infierno. Un ataque mágico o sobrenatural le harían mucho daño, sin duda alguna, pero podría sobrevivir a ellos más fácilmente que su compañero azul. Legba parecía divertirse con la presencia de Hellboy, disfrutando de tener a un huésped tan poco usual. El demonio le miró por encima del hombro y el dios le mostró una siniestra sonrisa.
- Supongo que te habrás enterado de que los cuatro han sido liberados... Por el momento hemos sido capaces de frenar, por así decirlo, a dos de ellos. Pero me temo que aún quedan los dos más peligrosos y devastadores... Y esto no es algo que sólo nos atañe a unos pocos, Legba. Tú lo sabes... Y también sabes que venir aquí no era una opción del todo, sino una necesidad.- Pedir ayuda o buscar información en el dios era peligroso. Legba querría algo a cambio, de eso no había duda, y el demonio temía cuál podía ser el precio que quisiese a cambio el dios. Sólo esperaba que dependiese única y exclusivamente de él.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 4th Marzo 2015, 00:15
El dios iba levitando, casi a la misma altura del demonio, como si caminase, y le acompañó en el camino del largo puente hasta la entrada. Escuchaba su oferta, permitiéndole conocer su opinión sincera en la expresión del rostro. Hablaba de los jinetes. Realmente cualquiera que hubiera mirado a su alrededor últimamente sabía que algo no iba bien, y yo no soy la excepción como para decir que no temí volver a la mortalidad.
Acompañé al pequeño diablo con una sonrisa constante y segura. A nuestras espaldas los soldados se recompusieron y adoptaron la pose original en la que “vivían”. El humo de mis pies acompañaba el camino hacia la entrada y a medida que la perspectiva del portón óseo crecía, las conclusiones de la visita del ser rojo llegaban a mi mente. Cualquiera que hubiera visto la tele, o simplemente a base de rumores se hubiera enterado. No me jodas, caballos del puto y jodido apocalipsis. El que no quiere enterarse es porque se esfuerza mucho. Pero la curiosidad me asaltó. ¿Qué estaría buscando Anung en mí respecto a los jinetes? Tampoco me importó en primera instancia, sacaría algo a cambio.
All llegar a la puerta, otros dos soldados de mi guardia hicieron la reacción opuesta a la que había conocido el demonio en un principio. Agarraron con sus garras los manillares y tiraron cada uno de un portón para abrir la vista y el acceso al vestíbulo. Varias velas iluminaban el lugar lo suficiente como para poder leer o escribir con claridad. Y una mesa de cristal sustentada en columnas vertebrales reforzadas a modo de patas. Dos tronos gigantescos, acorde al tamaño de los dos protagonistas, también de hueso, franqueaban la mesa. El cuerpo del dios se desplomó sobre uno de los tronos, forrado en ciertas zonas con piel de serpiente, telas, fragmentos de espejo y algún cascabel o campanita. Una vez acomodó el trasero, le hizo un gesto al gigantón rojo para que se sentase al otro extremo de la mesa, en el asiento libre.
Quizá su viejo amigo no se había replanteado bien la oferta que tuviera que hacerle. Aparecer así en su castillo ya era una prueba de valor. Aparecer SOLO sin sus amiguitos, decía mucho de él, aunque no cesó su desconfianza al pensar en que una de sus dichosas naves estaría sobrevolando el techo de su palacio. ¿¡PERO ESTO!? Era cuanto menos una ofensa que podía convertirse en oferta, si mejoraba demasiado.
- Así que dime…- dijo el dios mientras desenvolvía de su bolsillo una pitillera cargada de los verdes más intensos sobre la faz de la tierra – ¿Cómo se supone que vas a convencer a una entidad africana? – Dijo mientras se encendía uno de los porros con un zippo plateado que había por la mesa mientras cruzaba las piernas en uno de los reposabrazos del trono y disfrutaba del aroma – Quiero decir… sí, tienes razón. “Esto no es algo que nos atañe a unos pocos” a no ser que seas de aquí, cuando sólo afecta a los africanos al resto del mundo le importa un carajo. ¿Cuánta HAMBRE, GUERRA y MUERTE crees que hay en África…? Aquí es nuestro pan de cada día, si es que hubiese pan, así que más te vale que la oferta sea buena… No estamos acostumbrados a la VICTORIA.- - dijo poniendo énfasis en los nombres de los cuatro grandes, dando una calada honda como punto y final, mientras miraba a los ojos amarillos de su huésped.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 6th Marzo 2015, 12:06
Había pocos lugares en los que el demonio había estado tan oscuros, tenebrosos y con ese aura de maldad palpitante en el ambiente. Hellboy memorizaba el camino y todo lo que veía. Si tenía que salir de allí por patas tendría que hacerlo lo más rápido posible. Fuera del castillo Legba tenía poder, pero el demonio podría haberse enfrentado a él. Dentro de su castillo, no tenía oportunidad. Era su hogar, sus normas, sus leyes. Habría sido capaz de crear un muro de huesos tan alto como un rascacielos y tan denso como el titanio, atrapando o bloqueando el camino del invitado. Fuera tenía sus truquillos también, pero allí el brazo de piedra era más poderoso que él. A menos claro estaba que le diese su alma, cosa que no pensaba hacer bajo ninguna circunstancia.
Unos soldados abrieron una puerta que dio a una enorme sala con una gran mesa y dos tronos para que se sentasen. Todo estaba hecho de huesos y columnas vertebrales, y había calaveras por doquier.
- ¿Sabes que ya se ha descubierto la electricidad? Podrías poner un par de lamparitas por aquí. Sería más cómodo que estas velas. Por cierto, deberías conocer a los Motoristas. A ellos también les encantan las calaveras como a ti...- El demonio se sentó frente al dios. Este se encendió un cigarrillo de la risa, y escuchó las sarcásticas palabras de la entidad. De no haber sido por sus constantes sonrisas, el demonio se lo habría tomado como una verdadera amenaza o sarcasmo. Pero Legba estaba loco, le gustaba acojonar a sus invitados o a aquellos a los que sabía tenía bien cogiditos de salva sea la parte.- Bonito juego de palabras, me has conmovido. De todas formas, creo que eso deberías preguntárselo a los jefes de estado. Yo no pinto nada en eso. Pero no estoy aquí para hablar de política. Te explicaré la situación. Los cuatro andan sueltos. Hambre lo encontramos de casualidad en Inglaterra. Le perseguimos hasta Escocia donde pudimos acabar con él. Victoria, por el contrario, nos ha dado un quebradero de cabeza de tres pares. Más de un mes hemos estado siguiéndole la pista, hasta que finalmente pudimos encontrarle en Marraquesh. Sin embargo, ha causado mucho dolor y daño durante ese tiempo. Mató a mucha gente, destrozó pueblos enteros y no pudimos hacer nada ya que no éramos capaces de localizarlo. Y aún quedan Guerra y Muerte, sus dos hermanos mayores y más peligrosos. No sé cuál de los dos me da más respeto, pero créeme cuando te digo que no podemos dejarles hacer lo que quieran. Tú eres un dios, y uno de los que suele enterarse de todas las cosas que suceden en la tierra, incluso de los secretos mejor guardados por la gente. Y sé que tienes a tus propios informadores, espías o como quieras llamarlos...-
La cara de Legba era una mezcla de regocijo y curiosidad. El momento de la petición del demonio se acercaba y él lo sabía. Hellboy llevaba unos días pensando en qué podía ofrecerle al dios, pero no se le había ocurrido nada que realmente pudiese captar la atención del dios. Bueno, en realidad sí, pero eran cosas que no estaba dispuesto a darle.
- El caso es, que necesitamos saber cuándo y dónde atacarán los dos restantes antes de que puedan causar más daños de los que ya provocarán cuando vayamos a por ellos. Necesito saber exactamente cuándo aparecerán, o cuando lo hagan saberlo en cuestión de minutos. Sé que tú eres capaz de hacer eso... Y eso es lo que he venido a pedirte. Necesito que me informes de cuándo y donde atacarán Guerra y Muerte. El precio lo pones tú. Pero habrá cosas que no pueda darte como es lógico. Esto es entre tú y yo. Sólo podrá ser algo que pueda darte yo.- Las cartas estaban sobre la mesa. Ahora era el turno de Legba de decidir qué cobrarle al demonio. Era una apuesta muy arriesgada, especialmente porque el dios podía jugársela a Hellboy y atraparlo allí hasta que decidiese darle lo que pedía. Torturas, pesadillas, cualquier cosa lo suficientemente horrible como para hacérselo pensar dos veces al demonio.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 6th Marzo 2015, 15:25
Echó el denso humo que salía de su amigo verde y escuchó atentamente al demonio. Con la siguiente calada jugueteaba con el humo entre sus manos, y hacía aros de humo con los labios. - ¿Sabes que hay gente que lleva pantalones sin un agujero en el culo?- dijo como respuesta a su comentario de la electricidad. Aparte de eso, todo era brabuconería.
Y el Dios se quedó escuchando como palabrería los comentarios del demonio, imitando y resumiéndolos a su manera con voz de niña pequeña en la cabeza. "Oh, mírame, soy un demonio rojo hijo de papi Satán y romperé todo lo que esté vivo. Uh, he roto tu tacita de te, lo siento señor monstruo, ahora le patearé el culo por comerse a los ciudadanos."y cambió en su imaginación la voz con la que se recreaba, y con una voz de Geyperman narró su siguiente escapada a la creatividad. "Eh, mírame, soy una guindilla mala de casi dos metros que patea el culo a sus hermanos malos. Mi grupo de yonkis tiene naves muy guay, mi grupo de yonkis le ha pateado el culo al mismísimo JesuCristo, mi grupo mi mi yo mi me conmigo mimimi, momomo..."
No pudo evitar sonreír hasta que escuchó "Marraquesh". Borró ligeramente la sonrisa pero escuchó con curiosidad, rebuscando en cada palabra un rincón del que poder sacar algo a cambio. Y el favor no era un poco de sal, no, era algo gordo. Y ahí llegó la petición. Lo que avivó la sonrisa del dios de nuevo fue el hecho de que no le estaba ofreciendo un cambio. No era una oferta, él no tenía producto ni garantía... Era una petición, podría decirse súplica.
- Esto sí que es bueno...- dijo casi susurrando y entornando los ojos, echando otra calada al aire. Miró la punta encendida del porro, que iba a poco más consumido de la mitad y se lo apagó en la lengua, dejándolo apoyado en un cenicero. Se colocó sentado en el trono, con ambos pies apoyados en el suelo y los codos sobre sus rodillas, acariciándose las palmas de la mano mutuamente. Se pasó un pulgar por los labios antes de concluir en un par de minutos pensativos. - Quiero algo que tienes pero no es tuyo - dijo levantando la cabeza, mirándole a los ojos. No sabría si ella se lo contaría. No conocía tanto su relación, pero sabía que existía, y la visita previa a la chica le sirvió de precedente. - La sheriff, tráemela. Yo te diré el primer golpe de esos dos, luego tú me la traerás, no estoy diciendo que no puedas quedarte, o que tengáis que venir los dos solos. Mi única condición es que no intentéis nada raro cuando lo hagas. Una vez me la hayas traído te chivaré el segundo golpe, y ya se me ocurrirá qué pedirte a cambio.- y el dios le sostuvo la mirada al demonio, firme y severa.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 10th Marzo 2015, 10:28
"Menudo graciosillo. Pantalones con agujero en el culo... Ya me habría gustado verte a ti con una enorme cola en los pantalones, a ver qué hacías", pensó el demonio. Y luego se dio cuenta de sus palabras. Si era cierto lo que decían de los negros, tal vez lo supiese. Tras explicarle la situación Legba se quedó pensativo, seguramente relamiéndose por dentro al tener a Hellboy pidiéndole ayuda tan descaradamente. En el fondo lo hacía porque no le quedaba otra. Legba tenía esa capacidad de sentir el mal a lo largo y ancho del mundo. Además, era un dios, y por tanto tendría acceso a distintas maneras de predecir eventos sobrenaturales con una precisión casi milimétrica.
Y llegó el momento de la petición del dios a cambio del favor, y lo que el demonio escuchó no le gustó ni un pelo. Frunció el ceño y apretó los dientes.
- ¿La vaquera? ¿Acaso lleva alquitrán el porro ese? No pienso dártela, olvídalo. Ella no tiene nada que ver en todo esto. Si quieres algo tiene que ser mío, y ella no lo es, así que vete pensando en otra cosa.- Hellboy conocía lo suficiente a Legba como para saber que si quería a Rebecca era por alguna razón oscura, o quizás para darle a él una lección. Fue muy cuidadoso de no decir su nombre. No pensaba que pudiese hacer nada con él a menos que la vaquera hiciese algún tipo de pacto o algo por el estilo, pero cuando menos sepa de ti el dios del Voodoo mejor.
Llevarle a Rebecca. ¡Lo que le faltaba por oír! Él estaba en peligro de muerte allí dentro, no se quería imaginar lo que podía pasarle a la vaquera. Además, ya había contestado a las provocaciones de los jinetes. Era cuestión de tiempo que le dijese algo al dios que le costase la vida, y eso no lo podía permitir el demonio. Había una serie de personas a los que consideraba sus protegidos. Abe, Rebecca, Liz... Gente por la cual habría muerto sin dudarlo ni un segundo con tal de protegerles o salvarles. Y llevarles al interior de aquel castillo era de todo menos ponerlos a salvo.
Alguna duda asaltó la cabeza de Rojo. Después de todo, sólo había pedido que se la llevase, no que se la entregase... ¡No, no! De ningún modo. ¿Y si solo quería verla o hablar con ella? Hellboy apretó los dientes en señal de impotencia. Sabía que el dios iba a pedir a Rebecca o no habría trato, estaba casi seguro. No tenía muchas más opciones, pero no podía hacerle eso a la vaquera. La consideraba su amiga, y los amigos no se traicionan así. Maldito fuese el momento en el que le pidió algo al dios del Voodoo. ¿En qué estaría pensando?
Finalmente, volvió a mirar a Legba con el ceño fruncido.
- Está bien. Pongamos que acepto el trato y traigo aquí a la vaquera. ¿Qué le harías? ¿Cuáles son tus intenciones?- No le hacía nada de gracia aquello. Se sentía rastrero, pero al menos quería saber cuáles eran todas las condiciones antes de dar el "no" rotundo, o de aceptar si las condiciones no eran extremadamente peligrosas para Rebecca.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 10th Marzo 2015, 15:29
La negativa no sentó nada bien al Dios. Apagó el porro en su lengua, se levantó y lo tiró cruzando la mano por delante de su cuerpo, mirando más severamente a Hellboy.
- ¿Si quiero algo tiene que ser tuyo? ¿TE CREES QUE PUEDES VENIR A MI JODIDA CASA Y DECIRME LO QUE TE TENGO QUE PEDIR? ¿¡QUIÉN COJONES TE HAS CREÍDO QUE ERES!? --
Las velas empezaron a perturbarse en su calma y vibraban haciendo variar los brillos de la mansión.
- ¿Qué te importa lo que quiera hacer con ella? ¿Te he preguntado yo lo que haces con ella? Ya la conozco, he tenido conversación con ella y sigue viva ¿no? - y me dejé caer de nuevo intentando calmarme. Esta vez abrí una caja bajo la mesa, apoyándola encima y retirando dos dos puros. Me coloqué uno en la boca y aspiré profunda la primera calada después de escupir el mordisco del filtro. Eché una calada profunda llevándome las manos a las sienes.
- Esta bien, no hay que perder la calma. Estoy diciendo que puedes venir también si no te fías, ¿qué más quieres? Además, ¿tienes otra opción para conocer sus planes? Dudo mucho que te la jugases viniendo aquí si tuvieras más alternativas- me incliné sobre la mesa estirando el brazo para alargarle el otro puro, aún apagado, y el zippo.
Me quedé fumando, esperando una respuesta echando de vez en cuando la ceniza del puro en uno de los ceniceros, intentando cerrar un poco más el trato. Crucé de piernas y acaricié a Kuwasha.
-Vale, olvidemos eso. Vamos a hacer una cosa. Tú me la traes, yo te lo cuento y me comprometo a protegerla durante las misiones de los jinetes esas que tenéis. Si algo sale mal y puedo contribuir, apareceré. A cambio me la traerás y vendréis como mucho 4 personas. - si sólo una me había conseguido poner de mala ostia no quería llenar mi castillo de gente imbécil.
-Vaaaaaaamos, ¿No das la mano a un pobre pecador?- dije extendiéndola.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 12th Marzo 2015, 09:35
Estupendo, justo lo que el demonio menos quería: cabrear al dios. Apretó los dientes y aguantó el chaparrón. No era momento de sacar el revolver ni atizarle. A menos claro está que quisiese permanecer en aquel castillo para toda la eternidad. Legba parecía enfadad, muy enfadado. Y lo peor es que no le faltaba razón. ¿Cómo había podido ser tan estúpido? Decirle que no tan directamente al dios del Voodoo en su propia casa. Muy bien Hellboy, esta vez te has lucido. Pero Rebecca era su protegida, y además no había salido muy bien parada de Victoria. A diferencia de él, Abe, Diana, Sloan, es que era una humana corriente. Tardaba bastante más que ellos en curarse y sanar sus heridas, y necesitaba un mínimo de días para poder volver a la carga. No lo reconocería nunca, pero en el momento en que Legba estalló como lo hizo, el demonio sintió algo de miedo. Era lógico. Estaba totalmente en su terreno, y debía ir con pies de plomo a partir de ahora si quería salir de allí de una pieza.
Lo que le sorprendió fue que dijese que ya la conocía, que había hablado con ella. Aquello le extrañó. ¿Por qué no le había comentado nada? No es que esperase que la joven vaquera le contase todos y cada uno de sus secretos o cosas que hacía, pero habría esperado que, en el caso de haber coincidido con un dios se lo hubiese comentado, aunque sólo hubiese sido de pasada. Bueno, tal vez ni siquiera ella supiese que era un dios. Fuera como fuese, tenía que hablar con ella de todo aquello. En el fondo, visto así no tenía nada que perder. Él podría estar a su lado cuando la llevase ante el dios, él la protegería contra Guerra y Muerte... Pero claro, ¿qué tipo de protección? ¿Qué pediría a cambio? ¿Su alma? Era demasiada responsabilidad, y el demonio lo sabía.
El demonio frunció el ceño. Legba sabía que no tenía otra opción. De lo contrario, no estaría allí. No le quedaba otra alternativa.
- Está bien Legba, tú ganas. Sólo vendré yo cuando venga con Rebecca, nadie más. Lo prometo. No permitiré que nadie más nos acompañe. No sé muy bien qué quieres de ella, pero confiaré en ti. En el fondo no me queda demasiadas opciones más, como bien has dicho. Como comprenderás, si en algún momento veo que la vida de ella peligra deberé protegerla. No podría permitir que le pasase algo. Y también espero que entiendas que, conociéndote como te conozco, sea algo más precavido con todo esto...- Miró la mano del dios y se la estrechó con la mano izquierda.- Si le pasa algo, o si intentas joderme de alguna manera, sabes que tendré que ir a por ti. No es una amenaza Legba. Es una advertencia. No puedo permitirme fallar ante las personas a las que aprecio. Tu turno, ¿cuándo quieres que la traiga y cuándo atacará Guerra?
Cogió el puro y se lo encendió. Lo mejor que podía hacer ahora era vigilar su espalda, y hacer todo lo que dijese Legba. Después de todo, dependía totalmente de él que saliese vivo de allí.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 12th Marzo 2015, 16:46
Una vez las cartas estaban más que claras para el lado del hombre negro, se relajó mucho más y tragó una calada más del puro. Exhaló lento y denso y miró a lo ojos al demonio que esperaba, contemplativo y dolido por haber cedido al contrato. Una vez las manos se habían estrechado, no había nada que hacer, el trato se había pactado y debía cumplirse.
Legab se apoyó sobre el confortable trono,cómodo con la situación y con su asiento y miró al demonio. -Cronológicamente es difusa la decisión del jinete. Guerra aún no ha ascendido. Ten en cuenta que se manifestará allí donde residen sus verdaderos culpables y no donde yacen sus víctimas. En los almacenes de corrupción y dinero manchado con sangre de los niños inocentes de los que nadie recuerda jamás.... En una gran ciudad. O eso es lo que supongo yo y todos los que sabemos de su llegada. ¿Acaso la gente hace algo con las guerras africanas o las de el Asia más oriental? No, porque a nadie le importan salvo a los que la sufren. Guerra quiere que todo el mundo se entere de que va a llegar. Y al gente reaccionaría de manera muy distinta si fuese en Nueva York, Berlín o Tokyo. - la luz de las velas alumbraba ambos rostros envolviendo la estancia en un tono sepia crepitante de preguntas sin resolver.
- Respecto a la vaquera... Me contentaré con que me la traigas cuando sea posible... - y se lo replanteó un segundo - Antes del fin del verano- Apareció por la puerta uno de los soldados similares a los que había encontrado el demonio en la entrada. Se acercó al dios y le dió un papel doblado. Éste lo cogió con dos dedos, lo guardó en un bolsillo y siguió con la conversación.
-Si vas a requerir de mis servicios durante la carrera de caballos, te recomiendo avisarme con antelación. No les gusta que me retrase en mi trabajo, ¿sabes...? -y la serpiente que descansaba sobre su regazo dio una vuelta suelta alrededor de su cuello.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 13th Marzo 2015, 10:54
Ya estaba otra vez tirándose el pisto con las historias de África y los países pobres. ¿A él qué le contaba? Venía del infierno. Eso era peor que cualquier pobreza de la tierra. Además, él no tenía nada que ver con la política, el hambre ni esas cosas. No le gustaba, estaba claro, pero su tarea era la de frenar a todos los bichos y monstruos que se colaban en la tierra. Había echado una mano a más de un mendigo, dándoles algo de comer o ropas con las que pudiesen calentarse, pero no podía hacer mucho más que aquello. Al fin y al cabo, él vivía en el B.P.R.D porque les ayudaba y formaba parte del equipo más que otra cosa. Si el día de mañana este desapareciese, se quedaría vagando por la tierra buscando albergues o cosas así. Fue entonces, mientras pensaba en eso, cuando Legba dijo que aún no sabía nada de Guerra, pero que atacaría probablemente en alguna ciudad grande, con muchos habitantes. Aquello provocó un gesto serio en el rostro del demonio. Un ataque así podría causar miles de muertes de gente inocente. ¿Cómo no se le había ocurrido? Era totalmente lógico.
- Gracias por el soplo. No es mucho, pero desde luego es mejor que nada, que era lo que teníamos. La vaquera ahora está recuperándose de Victoria. A diferencia de nosotros, es una humana normal y corriente. Hablaré con ella de todas formas si no te importa. Después de todo, no depende sólo de mí que ella venga. La traeré, descuida. Yo cumplo mi palabra.- Dijo antes de que el dios le replicase que tenían un trato. Si era verdad que Legba la conocía debía hablar con ella y explicarle el peligro que ese ser conllevaba. No le gustaba nada el pacto, pero no había tenido más remedio que hacerlo. Estar entre la espada y la pared dependiendo de las vidas de otros que no fuesen la suya era lo que menos le gustaba. Él era un defensor, un protector, y esas situaciones que escapaban a su control eran las que de peor café le ponían.
Un soldado se acercó al dios y le dio algo que guardó en el bolsillo. No alcanzó a ver qué era, pero pareció un pequeño papel. Exhaló una nube de humo del puro que le había dado el dios. A decir verdad, aquel era uno de los mejores cigarros que había probado en su vida. En otra situación lo habría rechazado, pero no debía cabrear más a Legba. Ya lo hizo una vez, lo acababa de volver a hacer hacía escasos minutos y no pretendía repetir aquel error de nuevo. Además, le encantaban los puros, para qué negarlo.
- ¿Unirte? ¿Acaso quieres ayudar? ¿Por qué querrías hacerlo? Quiero decir, por regla general sueles mantenerte al margen de los asuntos de los mortales y el mundo. Te interesan más las almas de la gente. ¿Por qué arriesgar tu pellejo contra unos seres que podrían matarte? ¿Hay algo que te interese y no me hayas dicho?- La astucia de los demonios y los dioses era enorme. Mucho mayor que la que podáis imaginar, y Hellboy lo sabía. No estaba seguro de si el ofrecimiento del dios era sincero o había alguna oscura intención detrás de él. Fuera como fuese, no le hacía especial gracia que repentinamente quisiese unirse a ellos. Aunque bueno, le había dicho que le avisase. Lo mismo ponía unos términos y condiciones imposibles de pagar. Miró a Legba con expectación. A ver por dónde salía el tipo este esta vez.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 19th Marzo 2015, 13:28
Ante la pregunta de desconfiana del demonio, Legba miró de arriba a abajo su aspecto, desde los cuernos limados pasando por la pequeña llama del puro, su gabardina y sus botas.
- ¿Crees que no voy a sacar nada de ahí? Imagina que algo sale mal, imagina la de gente que va a morir, ¿O es que crees que va a salir todo el mundo ileso? - la serpiente se deslizó por el respaldo y se perdió entre el suelo para finalmente trepar por los huesos. - Vamos a ver, a mi Los Grandes me conceden lo que tengo por las almas que les llevo. Bien por cantidad tanto como por calidad. Piensa que un simple autobús se estrella porque un jodido caballo del apocalipsis lo derriba. ¿No crees que van a estar muy contentos los de allí abajo? Además la vaquera me interesa... Y mucho. No quiero que nada la perjudique, ni siquiera tú.- Y me estiré en el respaldo.
-Estate atento, Rama, Los jinetes se presencian donde nace algo de esperanza - y saqué el papel de mi chaquetón, para empezar a leer.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 24th Marzo 2015, 10:19
OCC:
Uso la primera persona en este post para darle mayor dramatismo
Allí estaba yo. Escuchando las palabras del dios del voodoo, escuchando lo que él pretendía. ¿Ayudarnos contra los jinetes? Sí, su poder era suficiente para enfrentarse a ellos y sobrevivir, y además sabía qué cosas se podían hacer y cuales no... ¿Pero estaba dispuesto a permitírselo? ¿Estaba dispuesto a entregarle todas aquellas almas inocentes solo para saciar su apetito? ¿Cuántas almas podría salvar sin que él viniese? ¿Estaría dispuesto a sacrificar a todos aquellos pobres que estuviesen en el momento equivocado en el lugar equivocado solo para obtener la ayuda del dios? ¿Cuál sería el precio? ¿Mil? ¿Dos mil almas? ¿A cambio de cuantas? ¿Cuántas salvaría si él venía? ¿Miles? ¿Millones? ¿Estaba dispuesto a aceptar esa carga? ¿A lidiar con aquello? ¿A permitir que miles de almas sucumbiesen con el dios en vez de encontrar el descanso eterno en el cielo? ¿Quién era yo para permitir algo así? ¿Quién era yo para creer que podía aceptar que algo así sucediese ante mis narices sin siquiera inmutarme? ¿Estaría dispuesto a entregar el alma de la única persona a la que yo recordaba haber querido de verdad? ¿Y si no pudiese luchar contra él llegado el momento? ¿Y si solo era una estratagema del dios para robarme algo que sabía que me era muy preciado? ¿Y si... Rebecca se iba para siempre?
Miles de dudas me asaltaban la cabeza, revolviéndomela y provocándome una sensación de vértigo horrible, en esa situación donde sabes que no tienes escapatoria, donde no hay manera de salir de ella salvo aceptando los términos y dejándote caer al vacío, confiando en que al final frenarás antes de estrellarte contra el suelo. Mas aquel día no era así. Cada palabra que salía de sus labios era dolor, era sufrimiento, era una congoja que me ahogaba y me apretaba el cuello. ¿Por qué el mundo era tan cruel? ¿Por qué debían aparecer ahora los jinetes del apocalipsis? ¿Qué o quién había invocado a aquellas criaturas? No lo podía saber. Ninguno lo podíamos saber. Ni siquiera Legba lo sabía. El corazón me palpitaba con fuerza, pero no sentía vida recorriéndome el cuerpo. Sentía vacío, resignación, dolor... No existía en este mundo una sensación de impotencia tan grande como la que tenía encima. Mephisto, Legba, Rasputín... Siempre había alguien que destrozaba las cosas que amaba. ¿Acaso era la maldición que pesaba sobre mí? ¿Que cualquier cosa que se me uniera terminaba rompiéndose, como un jarrón de porcelana al caer al suelo? ¿Sería esa mi vida? Una vida de soledad... Durante el tiempo que abandoné el B.P.R.D para luchar a solas contra los demonios había causado daño, pero era un daño que de ninguna manera podría haber evitado, puesto que eran cosas que ya estaban rotas desde antes de que yo llegase. ¿Tendría que volver a hacerlo? ¿Renegar de lo que amaba sólo para no romperlo?
Apreté ligeramente los puños, impotente, y entonces el dios dijo algo que me hizo volver a abrir los ojos. "Los jinetes se presencian donde nace algo de esperanza...". ¿Podía ser cierto? Eso es... La esperanza. La esperanza de crear un mundo mejor, un mundo sin dolor, sin injusticias, sin demonios asolándolo día y noche. Por eso estaba en la tierra y aún no había llegado el domingo sin ocaso. Porque yo tenía la esperanza de superar mi condición, de terminar con aquellos que deseaban sucumbir el mundo en el fuego eterno. Yo estaba allí para luchar, para defender a aquellos que no podían hacerlo por su cuenta, para pelear cuando las fuerzas fallasen o no quedase nada a lo que aferrarse... Yo estaba allí, para proteger al mundo. Era un guardián, un protector, un guerrero apostado en la entrada al mundo, que vigilaba que nada ni nadie que pudiese dañarlo pudiese colarse sin que yo lo supiese. Ese era mi verdadero cometido. Esa era mi naturaleza. Era bueno. Había esperanza incluso para mí. Padre siempre la había visto.
Miré al dios y sonreí. Tal vez no se diese cuenta, pero acababa de aliviar mis cargas y dolores más grandes con una sola frase. Me percaté de que leía algo, y llevándome el puro a la boca provoqué que la punta se enrojeciese ligeramente, con un sonido chispeante casi inapreciable.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 30th Abril 2015, 19:14
El dios miró de arriba a abajo al demonio mientras juzgaba con su mirada cada jugada producida a lo largo de la visita. El caso de este "hombre" era cuanto menos peculiar. Tenía una misión clara y había sido específicamente entrenado para el día del juicio final. Pero ahora quería detener a los jinetes del apocalipsis... Curioso.
Preguntó serio, sobre el papel que el súbdito acababa de otorga y Legba sonrió mostrando una fundas de plata en uno de sus colmillos. - ¿Qué es? Nuestro contrato, por supuesto... Hemos hecho un trato, ¿No? Y ¿Qué clase de necio sería si no lo guardase por escrito? - dijo mientras jugueteaba con él entre los dedos. - Una vez hemos acordado que me entregarás a la vaquera y que cumpliremos ambas partes nuestro cometido sólo falta un pequeño detalle...- empezó desdoblando el papel, plantándolo sobre la mesa y deslizándolo cerca del demonio con el dedo índice. En la parte final, justo encima de donde irían las dos firmas había claramente un hueco en blanco que debía completarse. - ¿Quieres de mis servicios para detenerles o no? Al fin y al cabo no tienes nada que perder, y dudo mucho que con tanto albedrío quieras pararte a preocuparte por mí cuando soy tu mayor fuente de información...- sonrió mientras otro de los súbditos, ataviado exactamente como el que le había traído la carta, dejó sobre la mesa un tintero de tinta negra y una pluma con bordados finos de oro. - ¿Y bien?-
Definitivamente el dios dudaba sobre si Hellboy conocería su voluntad. Era obvio que conocía la fama de embaucador y persuasivo de la que Legba era portador, pero siempre hay que desconfiar de lo desconocido. Hay quien prefiere disfurtarlo y en más de una ocasión se juega la vida, eso no es asunto de nadie, pero cuando una masa de gente te habla mal sobre el mismo foco y tú decides tentar a la suerte.... Puede que seas un kamikaze o el tipo más afortunado del mundo.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 4th Mayo 2015, 13:51
Llegó el momento de la verdad: firmar el contrato. No le gustaba ni un pelo, ¿pero qué otra opción tenía? Odiaba tener que entregar a la vaquera, y más a alguien tan oscuro como Legba. Era un ser poderoso, y habría deseado que le hubiese pedido cualquier otra cosa. Depender de un trato donde debía entregar a su amiga le quemaba, pero el dios era un poderoso aliado, y saber en todo momento dónde estaban los jinetes y cuándo iban a atacar de nuevo era crucial, casi indispensable después de lo ocurrido en Marrakesh. Cogió la pequeña pluma, mojándola en la tinta y firmó el papel que le había ofrecido el dios, dibujando en su rostro seguramente una sonrisa. Suspiró abatido, sabiendo que aquello era una traición en toda regla. No era así como había pensado defender a los inocentes y los buenos de las criaturas del inframundo. No poniéndolos en más peligro del que ya estaban.
- Cuando traiga a la vaquera, vendremos sólo ella y yo. No sé si podré antes de acabar el verano, dependerá de si se cura de todo lo de Victoria. Le explicaré la situación para que sepa por qué vendremos aquí. Y con respecto a los jinetes, avísame acerca de lo que hacen en cuanto tú sepas. La idea que nosotros podemos tener de cuando van a atacar o a actuar es bastante limitada. De manera que en cuanto sepas tú algo necesito que me lo digas. Sea lo que sea. Quién será el siguiente, dónde atacará... Cualquier detalle que sepas, por pequeño que sea.- Hellboy esperaba que no se la liase más de la cuenta. No le hacía ni pizca de gracia enfrentarse a un dios, y menos aún si había acordado entregarle a Rebecca. Ahora mismo le tenía contra las cuerdas, estaba prácticamente a su merced. Si estaba haciendo algo totalmente loco o no, sabía de sobra que la respuesta era que si. Nadie que hubiese hecho un pacto con Legba había salido bien parado. Nadie. Y desde luego no esperaba que él fuese el primero.
Suspiró y se recostó de nuevo en la silla. La verdad es que el dios se lo había montado bien. Un enorme castillo en mitad de la nada donde nadie iba a molestarte. Nadie era tan estúpido como el demonio como para ir a la boca del lobo, y menos aún para hacer un trato con él.
- Bueno, ¿cuál es el plan ahora? ¿Qué va a pasar? Me refiero entre tú y yo.-
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 15th Mayo 2015, 13:45
En realidad el dios no tenía ninguna prisa. Sabía que aparecería en el plazo establecido en el contrato. Hellboy tardó demasiado poco en ir a firmarlo y Legba se preguntaba inevitablemente si se habría parado a leer detenidamente cada letra del papiro. No hay mayor necio que aquel que firma sin saber.
- Explícale lo que quieras, Hell, aunque creo que estará más que informada- estiró el brazo para recoger el pergamino y guardárselo en el bolsillo interior de su abrigo, a la altura del pecho - Tengo mis recursos, ¿sabes?- y miró con una sonrisa amplia a los ojos amarillos del demonio - Quieres que sea tu "infiltrado" dentro de este mundo... Bien, es entendible, forma parte del trato- la pluma y el tintero desaparecieron en ese momento. Ya no podía echarse atrás -
El dios respiró hondo y le dio otra calada al puro. El chisporroteo del puro quemándose y el sonido de los labios del dios fue lo único que se escuchó en el castillo por un momento.
- Entre tú y yo...- dijo interesante, mirando la parte humeante del habano- Has establecido un pacto, con palabra de hombre. De ti depende cumplirlo o no, pero mi recomendación personal es que lo cumplas. ¿Sabes lo que pasa? Que soy un hombre de palabra- echaba la chusta en un cenicero, se llevó una mano al pecho- Y como yo haré la parte del trabajo, significa que tienes una deuda. Cuando tú me pides algo, no me supone un problema, ¿Sabes? Lo que pides es un problema para ti- dijo señalándole con el puro- Una deuda es un asunto serio. Empieza serio y se pone más serio con el tiempo. Y cuanto más tiempo pasa, más serio es y por lo tanto, peores consecuencias alberga. Créeme, no hago muchos tratos con demonios, estaré pendiente de este. - y sin separar su mirada, se inclinó hacia delante con los codos apoyados en las piernas- Eres una marca roja en mi calendario. Mi baile de graduación, mi salida de cuentas... No quieres deberme nada, pero ya has firmado. - Se recostó tranquilo entonces, sobre el trono- Y si te echas atrás, buena suerte con los jinetes- dijo sonriente, disfrutando el aroma de su compañero.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 5th Agosto 2015, 16:42
El demonio ya sólo podía resignarse y e intentar confiar en lo que decía Legba. No se fiaba ni un pelo, pero como bien había dicho, era un pacto de caballeros, y ya no había vuelta atrás. Hora de ir hasta el final. ¿Tal vez darle un voto de confianza no fuese tan descabellado? La experiencia le decía a Hellboy que los demonios eran, por regla general, bastante traicioneros, y que podían engañarte a la mínima de cambio, aprovechándose de un pacto o alguna deuda que les debieses. Pero Legba no era exactamente un demonio. Era un dios. Un dios que antaño había sido una especie de hechicero que terminó haciendo un pacto con los demonios del voodoo. Ellos sí eran más peligrosos, pero pensándolo fríamente él no tenía por qué comportarse como uno más. Suspiró y dándose cuenta de que no tenía otra opción, decidió darle una oportunidad, relajarse y ver cómo avanzaban los acontecimientos.
- Mi palabra de hombre cuenta tanto como la tuya. Recuerda que tengo mitad de humano. Si tú mantienes tu palabra, yo mantendré la mía. Te traeré a la vaquera y tú a cambio me informarás de los jinetes del apocalipsis. El dónde van a atacar y quién lo hará. Y si puedes obtener más información de ellos, ya sabes, qué poderes tienen y esas cosas, sería ya perfecto. Supongo que serán poderes infernales y celestiales, una mezcla de ambos. Necesitaré encontrar una forma de frenarlos. No creo que Guerra y Muerte sean tan sencillos de frenar como Peste y Victoria.- El demonio dio una larga calada al puro y exhaló una densa nube de color grisáceo que flotó sobre su cabeza unos segundos antes de irse.- Y cuéntame un poco de ti. ¿Qué tal va el negocio de almas? ¿Hay mucho incauto dispuesto a hacer negocios contigo? Con todo el tema del choque habrás tenido mucho trabajo. A todo esto, ¿sabes algo de eso? El por qué se ha producido y demás.-
Puede que alguien como él supiese qué podía haberlo producido. Si se trataba de un ente superior, celestial o demoníaco, seguramente él lo supiese. Tal vez por haberlo sentido, por haber sido partícipe de él... Vete tu a saber. El caso era que cualquier información que pudiese facilitarle le vendría bien. En el B.P.R.D trabajaban noche y día intentando encontrar una explicación a todo eso, sin éxito. Se habían encontrado diversas radiaciones producidas por el choque, muy parecidas a las del Big Bang, pero no se había llegado a una conclusión que convenciese a nadie.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018. 16th Septiembre 2015, 09:38
- ¡JAJA! Eres muy iluso al creer que tu palabra vale más que la mía... Pero sigue- dijo Legba haciendo una breve interrupción a las palabras de Hellboy. El puro se iba consumiendo a una velocidad bastante acelerada y cuando acabó, hizo una última y larga calada antes de apagarlo en el cenicero.
- Bien, cerremos ya esta desagradable conversación... -dijo manteniendo la postura, con los codos sobre las rodillas - Primero irá guerra. Curiosamente aparecerá en una noche en la que todo el mundo propicia la paz...¿Qué irónico no...?- dijo sonriendo, confiando en la suspicacia del demonio - De muerte no puedo decirte mucho más... aun es incierto su plan. Y de sus poderes... ¿Cómo decirlo? Es demasiado abstracto como para poder explicarlo... Sería como definir los míos- dijo recostándose en su gran trono. Y dio por zanjado el tema.
-El negocio de las almas va bien, desde el choque de universos la gente está desesperada y ¡uh! piden como en la bolsa, es bastante fácil. Y si, incautos hay en todas partes...- dijo haciéndole una larga mirada antes de seguir contestando - Lo cierto es que no hay mucho más que contar. Los humanos intentan encontrarle leyes físicas a todo sin parar a pensar en que eso no se puede hacer. Se concentran en preguntarse el por qué de los problemas antes que en solucionarlos... Aunque bueno, gracias a esa desesperación consigo trabajo así que no me quejo. No, no sé gran cosa del choque y tampoco me interesa demasiado, mi mundo está intacto. - comentó distraido, como quien habla de problemas de un vecino al que odia.
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Tema: Re: Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018.
Un dios entre dioses (Papa Legba) 11 de Junio de 2018.