Primer día: La irrupción de...[Sloan Jenkins](11-1-2018)

- Buenas noches... - dijo Elysia con retintín mientras abandonaba el comedor después de cenar. Echó una rápida mirada hacia atrás para ver lo que hacía Project y de pronto se encerró en su cuarto con su Malamute gigante. Sloan pudo escuchar como la muchacha movía muebles de la habitación y éstos golpeaban la puerta.  Acababa de poner parte del armario y la silla para que la puerta no pudiera abrirse. Lyz no se fiaba ni un pelo de aquel desconocido que iba a pasar la noche en su casa. ¿Y si en realidad fuera un asesino en serie? ¿Y si S.H.I.E.L.D. lo había contratado para matarla mientras duerme? Elysia no sabría si podía descansar aquel día, aunque después de aquella intensa jornada terminó por quedarse dormida medio encima de Lycos. Aquel curioso perro hecho de papel y lápiz le inspiraba confianza, y sabía que podía confiar su vida en él si le pasaba a algo.

Después se hizo el silencio, y Sloan quedó a solas en aquel piso de alquiler en mita de Nueva York. Sin entender todavía porqué estaba allí, ni porqué S.H.I.E.L.D. se había interesado en aquella curiosa muchacha. ¿Qué tendría de especial?

Sloan no podía dormir, era uno de los misterios de su existencia, así que pasó la noche intentando hacer tiempo para no aburrirse hasta el día siguiente. La casa estaba en completo silencio, solo se escuchaba el murmullo del reloj que había colgado en la pared del comedor. Las luces estaban apagadas y lo único que brillaba en aquella casa eran los rayos de luz de luna entrando suavemente por una de las ventanas del comedor. La brisa acariciaba las cortinas y el cabello de Sloan en su espera eterna...

Entonces Sloan dejó de escuchar el reloj cuando éste terminó de dar las campanadas de media noche. El segundero del reloj de pared se detuvo en ese instante y el hombre pudo escuchar como la brisa sonaba cada vez más fuerte cerca de la ventana. Después de unos segundos el viento volvió a calmarse, de la misma forma brusca con la que había aparecido y el segundero del reloj se puso en marcha, como si nada hubiera sucedido en aquel instante. Pero si que sucedió algo.

Sloan bajó la mirada y vio la sombra de un niño reflejada en el suelo de la habitación. La sombra saltó de la ventana y empezó a caminar sigilosamente por el comedor...

FDI: La sombra solo se mueve por el suelo, no es tridimensional por decirlo de alguna manera. Espero que así quede más claro xD

Hoy era una noche bastante curiosa. Jake, acostumbrado a encontrarse las ventanas abiertas del piso de Elysia Stavridis no se esperó aquella pila de libros y carpetas bloqueando la entrada a la habitación. Normalmente usaba aquella ventana, pero ésta vez tuvo que buscar otra manera para entrar a la casa de Elysia. Por suerte, la chica solía dejar también la ventana del salón comedor abierta.

¿Cómo es que tenía la ventana y la puerta cerradas de aquella manera tan exagerada? ¿Se habría dado cuenta de su presencia?

El muchacho posó sus converse en el marco de la puerta y dio un pequeño salto, volando hasta el centro de la habitación. Una vez aterrizó, empezó a caminar con sus pies ligeros a la cocina y entonces abrió la nevera. Sus ojos verdes buscaron algún tipo de bebida refrescante para aclararse la garganta y cuando vio la lata de coca-cola no dudó un instante en cogerla. La cena que había conseguido de la vecina de en frente fue bastante copiosa aquella noche y se sentía sediento. La mujer no debía de encontrarse muy bien para dejar tantas sobras para cenar.

Fue entonces cuando el muchacho se sobresaltó al ver que las luces del comedor se habían encendido de repente. ¿Elysia no estaba encerrada en su propia habitación? Si hubiera salido de allí la habría escuchado mover los muebles de en frente de su puerta. Pero Jake no se encontró con Elysia, sino con Sloan.

El muchacho se asomó por el marco de la cocina para observar a la otra criatura humana que vivía en aquella casa. Era la primera vez que le veía, ¿Sería un amigo de Stavridis? ¿Qué hacía allí? ¿Cómo le había detectado? Entonces Jake cayó en la cuenta y miró en dirección a sus pies. Ahí estaba su sombra proyectada en el suelo y el desconocido la estaba mirando fijamente, intentando encontrarle una lógica. 

Sloan pudo escuchar una pequeña risa burlona que provenía de la sombra, y entonces Jake chasqueó los dedos para deshacer su hechizo de invisibilidad. Apoyado en el marco de la puerta, Sloan pudo ver como se materializaba delante de él un niño de cabellos castaños y ojos verdes y con una sudadera con capucha del mismo color. Jake le miró divertido mientras le daba un sorbo a la coca-cola, Sloan le parecía una criatura bastante graciosa.

Podía haber escogido marcharse, seguir siendo invisible y escapar de nuevo por la ventana. Hubiera dejado a Sloan confuso un buen rato mientras buscaba sombras en la larga noche y así se habría evitado problemas... pero entonces, no hubiera sido tan divertido para él.

-¿Quién eres tú? - preguntó el muchacho, como si el intruso en aquella casa fuera Sloan.

Jake dio otro sorbo a la coca-cola mientras miraba divertido al sujeto. Sloan parecía alterado y al niño le encantaban las reacciones humanas, sobretodo las exageradas, y ese hombre parecía coleccionarlas todas.

- He preguntado yo primero, es de mala educación no contestar... - el muchacho miró como Project cerraba la nevera de golpe y volvía hacia él con intención de agarrarle por la sudadera.

Sin mucho esfuerzo, el niño se escabulló del agarre como si fuera intocable y dio una pequeña acrobacia hacia atrás mientras volaba, para aterrizar suavemente y de puntillas encima de la mesa.

-¿Quieres hablar? Hablemos... - El muchacho le sonrió de manera pícara y le mostró sus dientecitos blancos y perlados. Se dejó caer hacia una silla y puso los pies encima de la mesa mientras estiraba los brazos para luego colocar sus manos detrás de la nuca con un aire desenfadado. - Puedes llamarme Jake, o chico, o lo que más rabia te dé...-

Sloan se sentó enfrente de él y le lanzó una mirada penetrante para después interrogarle. La última pregunta le pareció tan estúpida que la ignoró por completo y sólo respondió lo que le parecía más divertido e interesante de contestar.

-¿Qué hago aquí? Vivo aquí, ¿y tu? No te había visto nunca... ¿eres amigo de Lyz? - estiró el brazo y volvió a darle un sorbo a la coca-cola con aire despreocupado.

- Alguien que habla con propiedad... me gustas - el chico soltó una pequeña carcajada, y sonriente volvió a llevarse la lata de coca-cola a la boca. Le resultaba bastante divertida aquella charla con Sloan.

- Pues te lo creas o no, vivo aquí. Otra cosa es que Lyz lo sepa - sonrió de nuevo y después analizó de arriba a bajo al hombre, como si buscara en él algo que representara esa faceta de "guardaespaldas".

- Ahá... - dijo ya con muy poco interés o como si pusiera en duda algunas de las cosas que Sloan le contaba. El muchacho volvió a ignorar la pregunta de la nevera, le parecía divertido que el hombre le siguiera insistiendo en lo mismo otra vez.

- Lyz me conoce aunque no le recuerda y tu tamb... - el niño se detuvo un momento y entonces se sentó en la silla de cuclillas e inclinó su rostro hasta tenerlo muy cerca del de Sloan. Abrió sus ojos verdes de par en par y luego parpadeó varias veces. - Tú... ¿qué eres tú? No eres un humano.

- Pues...veo.... - el chico abrió un poco los ojos, como si con eso supiera ver lo que había detrás de su coraza humana.- Eres... eres un... 

- Eres un bicho muy feo. - dijo finalmente con una sonrisa divertida en los labios. Había estado alargando la frase solo para divertirse un poco más. El muchacho volvió a echarse para atrás y se sentó de nuevo en la silla.

- No no soy ningún duende -respondió divertido ante el juego del "quién es quién" - y no arreglo la vida de nadie, de echo he venido porqué tenía algo de sed y para ver qué tal le iba a la chica... - explicó, volviendo a llevarse la coca-cola a los labios, pero esta vez se dio cuenta de que ya no le quedaba. Agitó un poco más la lata, y al ver que no caía más líquido la lanzó hacia atrás y una suave brisa la dejó dentro de la papelera.

- Bueno, creo ya es hora de irme... ¿por cuántos días dices que te vas a quedar aquí?

Jake se levantó de su asiento de una voltereta y se colocó con suavidad detrás de dónde Sloan se había sentado.

- Acabas de hacerlo - y el niño le mostró sus brillantes y redondos dientes perlados mientras se le escapaba una silenciosa risilla.

Aquel niño tenía los pies muy ligeros y a pesar del ruido que se había formado en la cocina, Lyz y su perro no se habían ni si quiera asomado para ver que juerga había montado Sloan a aquellas altas horas de la noche. De hecho, tendrían que mover un par de muebles si querían salir de la habitación de la chica, y eso sí que sería ruidoso.

El niño atrapó la lata al vuelo y sus ojos brillaron llenos de felicidad. El chaval parecía más que nunca un crío con su juguete nuevo. Sin poder resistir a la tentación, el muchacho abrió la lata y volvió a sorber, disfrutando del delicioso sabor a cola.

- Me encantan estos inventos... - Jake se relamió los labios como si nunca hubiera probado en su vida una bebida con burbujas.

-Historias... ¡Me encantan las historias! Podría contarte miles de historias... - el niño volvió a acercarse a Sloan con la cara iluminada de la emoción. Parecía como si su cabeza fuera a estallar de las muchas cosas que intentaba decir y con todas aquellas palabras atropelladas en su boca. Entonces, el niño se detuvo un momento a pensar y se llevó de nuevo la lata a los labios - pero se me da fatal contar historias... - explicó, esta vez habiendo razonado antes de continuar hablando.

El muchacho dio un paso más al frente, acercándose al hombre y mirándole de nuevo a los ojos.

- Yo conozco algo de tu historia, cuando te conocí todavía eras un niño. - dijo Jake, como si en realidad estuviera hablando del tiempo. Entonces, el muchacho se percató de algo y se remangó su manga derecha. Sloan pudo ver un pequeño brazalete dorado que se cerraba en la muñeca derecha del chico. El brazalete parecía muy viejo, tenía rasguños y grietas en los detalles dorados, como si se hubiera usado por mucho tiempo. En él estaba incrustado un rubí que parpadeaba débilmente.

- Lo siento, pero hoy no me va a dar tiempo a contarte más cosas, tengo algo que hacer. - el chico dejó la coca-cola a medias encima de la mesa y volvió a darle la espalda a Sloan, dirigiéndose de nuevo hacia la ventana. - Ahora que se que Lyz va a estar bien cuidada por ti unos días tengo que hacerle una visita a la otra...

El muchacho se detuvo entonces a medio camino y de repente se giró con una sonrisa traviesa en la cara. Volvió a acercarse a Sloan como si se hubiera olvidado de hacer algo importante.

- Pero bueno, si tienes tanta curiosidad por saber de que conozco a Lyz...- sonrió con aún más picardía, sin apartar la mirada de los ojos de Sloan - dejémoslo en que le prometí a alguien que cuidaría de ella...

- Pero bueno, para mañana ya te habrás olvidado de todo esto, así que... - dijo el muchacho encogiendo los hombros y levantando una mano en dirección a Sloan - Nos volveremos a ver algún día, y entonces es posible que te acuerdes de lo que ha pasado esta noche...

El muchacho abrió el puño derecho y sopló. Un suave airecillo entró por los oídos de Sloan y para cuando el hombre se percató de la situación, el niño ya había salido volando por la ventana.

Sloan se encontró sentado en la mesa del comedor. El reloj terminó de dar las doce, y lo último que recordaba era que se había levantado para coger una coca-cola y sentarse a charlar con alguien. Ese alguien estaba borroso en su cabeza, ¿había estado bebiendo con Lyz? Porqué se había dejado la coca-cola a medias...

FDI: Con tu post cerraré el ya el tema :3 ¡espero que te hayas divertido! xD