Citas pendientes [10-10-2018] (Lobo Feroz, Tony Stark, Libre)

Blanca parece satisfecha al escuchar a Tony. Me mira y me sonríe. Está más relajada y ya no pone esa mirada que hasta a mí a veces me impone. Aun así, no deja su pose de mujer de negocios, con los brazos cruzados y la mirada fija. Cuando se pone a trabajar, no hay quien la pare.

- Bueno, es un alivio escuchar eso. Bien pues, empecemos. - Con una sonrisa se acerca a Tony para acortar distancias. Ese truco lo ha hecho muchas veces conmigo cuando ha querido quitarme algo de la cabeza. - Como ya le habrá dicho Lobo, para vosotros somos personajes de cuentos de hadas. Nuestras historias son verídicas, solo que algunos autores se tomaron libertades a la hora de escribir según qué. - Como el asunto de los enanos. Jamás hay que preguntarle a Blanca sobre los enanos. - Muchos de nosotros hemos vivido durante siglos, y eso nos hace ver el tiempo de otra forma. Así que me disculpo de antemano si alguna vez nos retrasamos en algo: no corremos tanto como los mundanos. En relación a qué hacemos en Nueva York tuvimos que salir de nuestras Tierras Natales por culpa de un conquistador llamado El Adversario, el cual en nuestro universo conseguimos derrocar y restablecer el contacto con dichas tierras. Una parte de nuestras fábulas volvieron a su hogar, y otros como nosotros decidimos quedarnos. - Ahora viene el quid de la cuestión. - Tras el choque de los mundos... bueno, ya sabrá a lo que me voy a referir pero, es posible que lo que hicimos en nuestro universo no haya tenido repercusión en éste. Nos hemos encontrado con Fábulas que tendrían que estar muertas, desaparecidas o que simplemente, cambiaron. Por ende, creemos que El Adversario podría seguir vivo y atacar nuestra villa. No podemos estar peleando en dos o tres frentes a la vez. No somos un grupo militar ni somos guerreros. Entenderá entonces nuestros ruegos y preguntas para los Vengadores.
- Eso ya lo dejamos claro.
- Me alegra oír eso.
- Bueno, sacados a relucir los dones de mi hermana para tocar las pelotas, ¿nos vamos a la Granja ahora o después? Si nos van a aceptar como parte de éste mundo al que proteger, bien tienen que ver la cara oculta de Villa Fábula.
- A eso vamos. Señor Stark, debe comprender que Villa Fábula ha vivido siempre como un órgano único: cuidamos de nosotros y solo de nosotros. Eso implica que no seguimos la mayoría de leyes impuestas por el gobierno. Tenemos nuestras propias leyes, las cuales no chocan con las vuestras porque no afectan a los mundanos. Dicho ésto-

Suena un móvil de repente. Blanca para de hablar de inmediato y responde, pues es el suyo.

- ¿Diga? Ah, si... vale... vale... Iré enseguida, no te preocupes. Gracias. - Me mira como si yo tuviera la culpa de algo. Entonces caigo.
- ¿Los monstruitos?
- Si... como no. Rosa, ¿te puedes encargar del resto? Tengo que volver a casa.
- Descuida hermana. Anda: ve y dales un escarmiento.
- Nos vemos luego, Blanca,
- Si es que salgo viva. - Sonríe y me pone una mano sobre el pecho. Me deja al cargo para que termine con Tony. Bueno, mejor dicho, para que vigile a su hermana. Sin muchos preámbulos sale de la habitación, y la siguen Bestia llevándose a una Bella con mirada bobalicona y un silencioso Chico de Azul. Jamás lo había visto tan callado. Nos quedamos solos los tres. Rosa parece que tiene más ganas de salir hacia la Granja que yo de terminar con todo ésto.
- ¿Nos vamos?
- Conduzco yo. - Rosa saca las llaves de un coche y le da un golpe de cadera a Tony antes de salir.
- Venga, vamos. Y si tienes alguna pregunta más ahora es el momento. En cuanto lleguemos a La Granja no vas a tener ni para respirar.

- ¿Por qué todo el mundo me hace la misma pregunta?
- Hombre Lobo, es evidente: pasar de un príncipe azul y recatado a un... bueno... a ti, como que impacta. A mi me impactó cuando me enteré.
- Bueno, admito que no soy el tío con el que sueñan todas las mujeres, ni me baño en perfume... pero la hago feliz, y con eso me basta. - Nos dirigimos al coche de Rosa. Espero que haya aprendido a conducir mejor desde la última vez que nos subimos. - No tienes que darme permiso para informar a tu amigo.

Salimos del edificio y nos metemos en el coche. Bueno, más bien furgoneta: la vida en La Granja ha cambiado tanto a Rosa que incluso lo exterioriza. Si fuera por la antigua Rosa nos llevaría en un descapotable último modelo mientras suena "Born to be wild" en la radio, con sus gafas de sol y su peinado a lo loco.

- No, tranquilo. Tan solo prepárate porque no creo que veas algo como La Granja en mucho tiempo. - Rosa arranca y nos ponemos en marcha. - En cuanto a lo de Blanca y yo si, estamos casados y no importa que no seamos del mismo cuento: en nuestras tierras los territorios de los cuentos se unían como los bosques y las ciudades en vuestro mundo. La cosa es que cuando la vi supe que quería estar con ella para siempre. Un lobo reconoce a su pareja y es de por vida. No lo pude evitar y no quise.
- ¿Y por eso le hiciste un bombo? Porque aun recuerdo cuando se enteró.
- Bueno, no es que me arrepienta, pero tampoco estábamos en nuestras mejores facultades. Ricitos nos había hechizado.
- ¿Ves? Siempre me olvido de esa parte de la historia. Pero el cuento terminó bien para ambos.
- Si, y bastante bien. Eso me recuerda... fuiste tú quien les enseñó a decir palabrotas a los niños, ¿verdad?
- Eh, bien tienen que defenderse verbalmente en el mundo exterior.

Salimos de la ciudad cuando Tony menciona los lazos de sangre entre Rosa y Blanca. Es verdad, Rosa no es una fábula muy famosa dentro de los cuentos, y tan solo la mencionan un par de veces... pero aun así es de la familia.

- No, es distinto. A mí me mandó a vivir con otros familiares cuando tuvo el poder. Decía que sería una mala influencia para Blanca. Ya sabes, una tenía que ser princesa y la otra tenía demasiado carisma para serlo. Blanca y yo nos parecemos como una pelota a un castaño, y durante algún tiempo no nos llevamos bien. - Nota que la miro fijamente. - Vale, igual fue porque me acosté con su maridito, pero mira le hice un favor: así se enteró de que el Príncipe Encantador era un faldero de cuidado.
- El Príncipe es el mismo en todos los cuentos: Cenicienta, Blancanieves, La bella durmiente...
- Si... cosas de familia supongo. Pero eh, ahora nos llevamos bien: ella cuida Villa Fábula y yo de La Granja, a la cual estamos a punto de llegar.

La mención de el Adversario, Rosa se calla. Aun recuerda lo mucho que sufrió en sus manos antes de poder escapar hacia el mundo mundano. Y también recuerda como todos la gente querida que perdimos durante las crudas batallas que tuvimos que librar en Nueva York.

- El Adversario es alguien terrible. Si viene llegará con un ejército de brujos, hechiceros, caballeros montados, hombres de madera, objetos mágicos... Podría ser el fin del mundo mundano si llegara. En nuestro mundo conseguimos vencerle por un ataque sorpresa y por poco más.

Llegamos al fin a La Granja, solo que Rosa se tiene que parar en la frontera para que yo me baje.

- No me está permitido ir a La Granja, así que me bajo aquí. Os estaré esperando a la vuelta.

Bajo del coche, me enciendo un cigarrillo y los veo marchar. Sé lo que toca ahora: Tony verá que están entrando en un espacio rural, con un montón de casitas alrededor y una granja de frente. Verá animales sueltos por todas partes, pero se va a sorprender cuando veo que los animales van vestidos y hablan. Seguro que no se lo espera. De lo que no se va a librar será de Rosa y su lengua larga. [/color]

Rosa miró por encima de Tony cuando éste le señaló al puerco. No pudo sino sonreír ladinamente.

- ¿Y eso te sorprende? Pues aun no lo has visto todo. Ese es Todd, y es nuestro carpintero particular. ¡Buenos días Todd!
- ¡Hola Rosa! ¡Luego nos vemos en el taller! - gritó el cerdo.
- ¡Dalo por hecho! - Rosa giró a la izquierda y entraron en lo que parecía ser la plaza del pueblo, pero sin fuente ni nada por el estilo. Tan solo un círculo de casas y almacenes alrededor. - Ésto es La Granja. Aquí vienen todas las fábulas que no pueden vivir entre los mundanos debido a su cuerpo y no pueden pagarse los glamours que los disfracen de mundanos. Algunos simplemente no quieren vivir en otro lugar que no sea la Granja. Hace tiempo esto era un caos y hubo una revolución debido a Ricitos de oro y la tensión que había entre Villa Fábula y la Granja. La cosa se pagó con sangre y muchos murieron... pero conseguimos llegar a un acuerdo y volvió la paz. Ahora yo estoy al cargo y tengo que decir que me encanta: mi hermana es la princesa en la ciudad, y yo en la granja.

Aparcó la furgoneta donde pudo, que bien podía ser en medio de todo, pero apartada de las puertas de los edificios. Salió de un portazo y se estiró como si jamás se hubiera sentido libre. Cada animal que pasaba por delante saludaba y éstos le devolvían el saludo.

- Lobo es el único que no puede venir a la Granja por decreto ley. Como entenderás muchos de los habitantes de la Granja no están muy cómodos con el Gran Lobo Feroz rondando por aquí, así que se tiene que quedar fuera del dominio de la Granja. - Un cuervo un poco más grande de lo normal descendió desde la ventana de la casa más grande de la Granja y se posó sobre el hombro de Rosa. - Hola pequeñín. - Al rascarle la barriga al bichejo, éste abrió el pico y escupió una lengua de fuego. - Era un antiguo dragón, pero no podíamos tenerlo con ese tamaño descomunal rondando por aquí. Bueno vamos, voy a enseñarte un poco mejor el sitio.

Rosa acompañó a Tony Stark en una visita no muy larga por los alrededores de la Granja, para que viera que aquellos animales también eran habitantes a los que proteger, y que tenían unas vidas no muy distintas a los granjeros.

Terminada la visita, Rosa volvió junto a su furgoneta acompañada de Tony Stark. Había sido una visita tranquila a la par que graciosa: la mayoría de los habitantes de la Granja sabían quién era Tony Stark, y fue divertido ver como Mamá Ganso se desmayaba de la impresión por ser "su mayor fan".

- Gracias entonces. Ésta noche haremos una reunión en el ayuntamiento para que sepan que los Vengadores les protegerán. Puede que no lo haya parecido - gran sarcasmo - pero aquí tenéis muchos admiradores que estarán encantados de veros pasar alguna vez por la Granja. - Por decirlo de alguna forma, era una invitación.

La noticia de la fiesta de fin de año se le atascó en la garganta como un mal trago. No porque no quisiera asistir sino porque le recordaba a su antiguo yo y a su antigua vida. De hecho, si no hubiera sido por Lobo y su hermana, tal vez seguiría con esa vida, perdida en alguna cuneta, buscando la menor oportunidad para sacar cuatro pavos de vete tú a saber dónde.

- Se lo diré a Blanca. No creo que asistamos pero si dices que sería posible conocer al resto de los Vengadores, seguro que manda a Lobo: es su perrito de los recados. - se rió muy desde el fondo de su garganta, seguramente para que Lobo pudiera escucharla (y lo haría). Luego se calmó y le estrechó la mano a Tony Stark. - Ha sido un placer el conocerte. Pásate alguna vez si necesitas respirar aire fresco o desconectar un poco de la vida de la ciudad.

Después se apartó al ver que algo descendía de los cielos. Jarvis se abrió para que Tony pudiera "ensamblarse" y salir volando como Iron Man. Era todo un espectáculo verlo despegar y desaparecer entre las nubes. Sin embargo Rosa no podía quedarse viviendo en dicho reino esponjoso.

- Venga chicos, acercaos que tengo algo que contaros.