A ritmo de jazz [Celsit, Libre] [19-04-2018]

FDI: ME GUSTA!!! <333333

-----------------------


Con el parpadeo del último fluorescente, dejando que el aroma que quedaba del último café preparado, cerré la caja. Estaba de espaldas poniéndome una chaqueta de cuero negro y colgando el delantal. Cuando escuché el saludo me sobresalté dándome la vuelta.
Respiré hondo notando el pulso acelerado.

- ¡Buenas tardes! He hecho lo que he podido con el dinero que tenía... Y no se preocupe por la hora... - Y me giré de nuevo para terminar de prepararme, cargarme el bolso al hombro y soltarme el pelo de nuevo. Sonreí hacia dentro planteándome, nerviosa, si debería tutearle fuera de la escuela, y opté por la opción más inteligente - ¿ Le... Te importa que te tutee fuera de la escuela? No es que no le tenga respeto fuera de ella pero... me parece más personal, precisamente acorde a una cita fuera de la escuela - dije empleando CITA en el sentido más literal de la palabra. Estaba algo inquieta, para qué negarlo. Ahora no se me juzgaría como alumna, sino como persona. Simplemente yo. Sin notas, aptitudes o carácter.

Revisé echando un vistazo de arriba a abajo que todo estaba perfecto. Salí agachándome bajo el metal y dedicándole una sonrisa le ofrecí- ¿Quieres algo de la tienda antes de irnos? ¡Invita la casa!-

Si quería algo ese era el momento. No había prisa y no habíamos quedado con un fin concreto, así que no había nada que perder.

¡La propuesta era brillante! Casi pude ver el brillo de mis ojos en los suyos. Un nudo nervioso se me hizo en el estómago. Hacía mucho que no salía y me apetecía muchísimo, además era un sitio estupendo y siempre apetecible para amantes de la música.
Y me dejé llevar.
Terminé de chapar y con el cierre centralizado abrí el coche, invitándole al asiento de copiloto mientras me acoplaba al de conductor. Espejos, cinturón, sonrisa, fantástico...

Recuerdo que de camino no hubo palabras. Yo sonreía y él parecía cómodo. Cuando no hace falta decir nada, nada hay que decir. Y no me sentí en absoluto incómoda. En un parpadeo estábamos aparcando cerca del local. Me eché un vistazo de arriba a abajo. No estaba como para ir orgullosa de mi ropa pero... no tenía otra opción y las ganas no iban a pararse por eso.

Avanzamos un par de pasos dejándonos embriagar por la primeras notas que salían de la puerta del local. Acababan de abrir y faltaba poco para la actuación, siempre abrían con el tema de Nueva York de Frank Sinatra... cómo no.
Vivía enamorada del Jazz.

- Ha sido una opción estupenda, de verdad, gracias por la idea Drago - se me hizo raro no poner la palabra "profesor" delante, y aún me costaba tutearle.

Las escaleras se abrían ante nosotros dejando un local totalmente ambientado en el espectáculo que se podía gozar en los locales de jazz clandestinos. Era increíble... El escenario estaba con todo predispuesto, 4 guitarras en diferentes atriles, los micrófonos perfectamente equipados, un batería al fondo, el telón rojo, los focos... Se respiraba magia junto el aroma a whisky.

Me arreglé en un par de gestos. Me desvié el pelo hacia un lado para apañarme una trenza degradada y sencillita. Abrí el bolso y saqué un pintalabios rojo.
Puedes ir sin maquillar, que el carmín rojo viste hasta a la mujer nudista más convencida del mundo.

Hice ventosa con mis labios, me quité los excesos y un poco de los dientes, con la referencia de un espejo de bolsillo que abrí previamente y lo guardé todo dentro del bolso para quitarme la chaqueta después.

- Tengo que admitirlo, hace mucho que no disfruto de la música de esta manera... Lo echaba de menos, gracias por esto - y apoyé mi mano sobre su brazo izquierdo, que me quedaba más cerca.

Busqué con la mirada a un camarero, estaba realmente hambrienta...

Me miré de arriba a abajo y en mis labios relució la sonrisa especial que me salía sólo cuando alguien usaba sus poderes para algo hermoso.
Le miré a los ojos manteniendo la sonrisa.
No parecía ser tan... "informal". Romper la barrera de la relación estudiantil me abrió a conocer a un Drago más libre, más sonriente, más vital.

Abrí la carta casi con ansiedad, dejando que el hambre hablase por mí. Cuando se ofreció a invitar le dirigí una mirada un tanto ruda, pero su sonrisa y un asentimiento me impidió llevarle la contraria. Además... seguía un poco cortada, aún no había dejado de verle como profesor. No del todo.

- Yo quiero la ensalada César y.... - una mirada de arriba a abajo a la carta - ¡La pasta rigatoni! - le miré como esperando algún gesto, una reacción, aprovación... No solía gustarme que me invitasen. El camarero se retiró y mencionó la visita con Plana a la mansión. Sonreí dejando la mirada perdida en la nada.... Era encantador.

Carraspeé - Sí, es alguien muy importante para mí y quiso ofrecer su ayuda incluso antes de que lo fuese. Al parecer es el único mutante de el grupo que tiene allí en Europa y... je... ¿Quién soy yo para explicar lo que es acogerse en la mansión no? - miré a los ojos de Drago. Eran profundos, severos y emotivos a la vez. Me pregunté cuál sería su historia, aunque sabía que no debía incumbirme. El silencio se interrumpió por un rugido de mi estómago y me llevé las manos sobre él.
- ¡Lo siento! Al terminar del trabajo acabo con muchísima hambre... - y le miré con media sonrisa nerviosa.

La verdad es que el sitio estaba genial, había buen ambiente, la gente sonreía... yo estaba más cómoda sabiendo que la ropa estaba más acorde a la ocasión y le agradecía dentro de mí cada detalle.

- Gracias por esta noche, estoy segura de que será memorable ¡Luego nos sacamos una foto juntos!

La tristeza de la información me desanimó bastante. ¿En serio pocos alumnos se interesaban? ¿Por qué? ¡La gente es fantástica!

Miré a los ojos del profesor, eso le tocaba la fibra de verdad y ¡yo no podía permitir que la noche decayese!

- Eh eh eh eh eh  ¿Molestia? En ningún momento me has resultado una molestia, esto es puro placer. - dije mientras enmarcaba mi discurso en una sonrisa - Me disgusta que los alumnos no se interesen aunque... bueno, para todo hay una primera vez ¿no? ¡Igual soy la pionera!- y ensanché la sonrisa, antes de que se me torciese ligeramente triste también - Además... la gente que lo pone fácil acabamos aburriendo a la larga y... indica que has sufrido cosas que seguramente yo no llegue a imaginar. - me entristecía la idea, y mucho... No sabía cómo ayudar y quizá no pudiese hacerlo de ninguna manera. Y debía asumirlo o intentarlo. Y decidí intentarlo - Aunque no hay nada hermoso si no has sido infeliz. - Levanté la copa de nuevo para brindar - Por las vidas complicadas dispuestas a contemplar lo hermoso - Y esperé mientras veía nuestra comida llegar por el rabillo del ojo, conteniendo de nuevo otro rugido.

La belleza de la luz interior... Qué bello brindis.
Disfruté de las primeras bocanadas del plato que resolvieron mi hambre ansiosa, y a medio camino noté cómo la tensión que quedaba entre nosotros se disolvía con sus palabras.

- La verdad es que nunca lo he puesto fácil - me pareció introducción más que suficiente como para tragar, pasarlo con una copa de la que yo sí había repetido aun a riesgo de que creyese que era una borracha... Y escuchar atentamente, mirándole a los ojos.

¿Por qué iba a huir de él? Había sido mi profesor y no podía inspirarme otra cosa que respeto, dedicación, y los propios valores que cada maestro quiere vincular a sus alumnos. ¿Temor? Para mí no era factible estando dentro de la mansión.
Una vez más, él era otro mutante al que la vida le había regalado a Charles... O no sabría decir si Charles le había regalado la vida. Como a tantos otros. Todos habíamos hecho cosas de las que nos arrepentíamos y aunque no todas fuesen tan terribles me costaba mucho pensar que Xavier estaba confiando en un hombre de tan cuestionable moral como se estaba pintando a sí mismo.
Y entonces me dio la sensación de estar leyendo un libro abierto por primera vez. Que el sonido de sus páginas volando libres era una sonata nueva que acababa de ser compuesta. Y no pude evitar sentir una ternura extraña, pues al fin y al cabo se trataba de un maestro, hacia lo que parecía sinceridad pura de alguien desconfiado. Y esa, es una de las mejores sensaciones que hay en la vida. Que alguien confíe en ti... Y por encima de todo era alguien que no había confiado en mucha gente más.
No pude evitar sonreír para mí, ante el estado privilegiado en el que me hallaba.

Aunque fuese a modo de advertencia, me contó sus inseguridades. ¡Había confiado en mí como en Ororo, Bobby o en el profesor! Y nada de eso se compra con dinero, nada de eso iba a ser olvidado, y nada de eso serían palabras vacías volcadas en saco roto.

Y yo, a pesar de ser desconfiada por naturaleza, no pude reaccionar de otro modo que con una sonrisa suave y alargando mi mano para cogerle la suya con firmeza. La agarré con suficiente fuerza como para que si su dolor a modo de orgullo le impulsaban a apartarla, no pudiese. Y aunque quizá le molestase fue mi único modo de intentar proporcionarle estabilidad, aparte de mi discurso.

- Las cosas que merecen la pena de verdad nunca son fáciles, Drago, y estoy segura de que conocerte es una de ellas. Si no lo pones difícil tú ¿quién iba a hacerlo? - recoloqué mi mano para ponerla más cómoda, sin soltar la suya- Hablas del miedo como si fuese una maldición cuando sólo te hace más humano. Todos los mutantes lo tenemos, y ahí está la raíz indiscutible de que no somos monstruos. - suspiré sonriendo, buscando sus pupilas con mi mirada - Dices que careces de valor justo después de hacer una confesión vital para ti a una persona que estás conociendo. Créeme, unas palabras mal confiadas pueden acabar con tu vida y esto que has hecho vale mucho para mí y significa demasiado para un cobarde como para tacharte de serlo.- cerré los ojos un segundo mientras suspiraba de nuevo, organizando mis palabras rápidamente - No me has engañado. Sé a lo que vengo, y que tengas un poder capaz de hacer cosas malas no significa que tú seas malo. Estoy convencida de que hay más humanos con capacidad de hacer daño a nivel global de lo que lo somos todos los mutantes juntos - esbocé media sonrisa, creyendo en esa realidad - Además... dices que eres todo oscuridad pero el poder de la luz es precioso, y confío en tu fuerza para que llegues a descubrirte a ti mismo sin perder la cordura. Primero, porque cuentas conmigo para lo que necesites desde este instante. Y segundo... porque tienes la tranquilidad de que si resulta que eres oscuridad... serías algo indispensable para crear luz a tu alrededor. - y mi voz se desvaneció con los últimos acordes dando paso a una de las sonrisas más sinceras que he esbozado nunca.

Y si en ese momento él tenía un poco abiertos los ojos, sabría que todo lo que había dicho era sincero y tan real como el vino que estaba bebiendo.


------------------------------------

OOC: si hay algo que no te guste (como que te coja la mano, y no quieres que llegue a hacerlo) roleas como si no hubiese pasado diciendo que apartas la mano o me lo dices y lo edito. ¡Espero que lo hayas disfrutado!

Sus palabras me dejaron helada... Hasta que una nueva canción empezó.
Había confiado en mí como en nadie. Había decidido que YO merecía la pena para conocerle... Y eso me llenaba de una sensación difícil de expresar...

Recuerdo todo, las notas llenando el espacio, las sonrisas, la tranquilidad, la confianza... Recuerdo incluso que se me pasó por la cabeza sacarle a bailar, pero no había que forzar.

Por mí había conseguido bastante.

Tomé un último gesto de confianza y le llené un poco su copa con parte de la mía.
- Hacer un brindis con la copa vacía de mala suerte y más si es el brindis definitivo - le miré a los ojos y le guiñé uno.  

- Definitivamente, y porque no necesitamos más explicaciones... Por nosotros

Y con un tchin terminó aquella noche llena de música, ilusiones, confesiones... Y empezó una gran amistad.