Descendiendo hacia el infierno (Wiccan, Leah, Wally West)[7/4/2018]

Viene de: El largo camino a Midgard

Fecha: 7 de Abril de 2018

Los primeros dos materiales para reparar el puente del arcoíris los habían encontrado con bastante facilidad. Los minerales de color Añil y Morado estaban escondidos en los reinos de Helheim y Niflheim, ambos dominios de la diosa Hela. Wally estaba bastante contento al ver que no era tan difícil aquella misión que les había encomendado Hermod, y a demás, eso le ayudaría a volver de nuevo a La Tierra, o tal cómo la llamaba Leah, al reino de Midgard.

Vanaheim y Alfheim habían sido dos reinos bastante pacíficos, pero a pesar de las dificultades que se encontraron, los minerales de color Verde y Amarillo eran suyos. Después, Leah y Wally viajaron a la fría tundra de Jothunheim, dónde encontraron el quinto mineral, que era de un color azul cristalino.

Ya solo les quedaban dos. El mineral rojo se encontraba en los más profundo de Muspelheim, hogar de los demonios de fuego, y el mineral Naranja se encontraba con los elfos oscuros de Svartálhafeim. A Wally no le entusiasmaron mucho aquellos nombres ni las descripciones de esos reinos, pero tenían que arriesgarse. Con mucha suerte no se pelearían con nadie, y el detector de minerales de Hermod facilitaría las cosas. 

El velocista soltó un largo suspiro tras regresar de nuevo a Asgard. El muchacho se llevó las manos los brazos y sus piernas empezaron a moverse con rapidez, intentando entrar en calor. 

-Diooooos... ¡qué frío! ¡Si lo llego a saber me hubiera llevado el traje especial para la nieve antes de morirme- dijo con ironía, frotándose las manos y echando el aliento sobre ellas.

- Bueno, ¿y ahora a dónde vamos?- dijo el pelirrojo mirando fijamente a la diosa de los muertos. - Me tienes que explicar un poco más esos dos reinos que nos faltan, que para serte sincero, no se si es muy buena idea ir hasta allí por lo que tengo entendido...

El chico dejó que Leah le explicara más sobre el tema de los minerales, el reino del fuego y el de los elfos oscuros. Entonces las tripas de Wally West rugieron.

-Oye... ya se que hemos parado unas cuatro o cinco veces desde que empezamos el viaje pero... - interrumpió Kid Flash a la diosa - ¿Podríamos tomarnos otro descanso? ¡Vuelvo a tener un hambre que me muero! Literalmente.

Leah conocía las limitaciones del velocista, así que no tenían más remedio que parase a descansar en algún sitio y darle de comer al chico.

Mapa de Yggdrasil:

Zafiro de Helheim y amatista de Niflheim. Esmeralda de Vanaheim y crisoberilo de Alfheim. Aguamarina de Jothunheim. La larga lista de materiales para reconstruir el puente del arco iris estaba prácticamente completa, pero aún les quedaba el ámbar de Svartálhafeim y el rubí de Muspelheim.

Sorprendentemente para Leah, viajar con Kid Flash había sido mucho más divertido de lo que esperaba. Su compañero era demasiado hablador e inquieto para su gusto, pero había llegado a acostumbrarse a su preferencia por los colores chillones y sus continuos ataques de hambre. Mientras buscaban el crisoberilo de Alfheim, lo que resultó ser una tarea bastante pesada, ambos habían decidido empezar a llamarse por su nombre de pila. La diosa optó por el nombre de Leah, que hacía tanto que no usaba, y el chico resultó que no se llamaba ni Kid, ni Flash, ni Walkid Flash, sino Wally. El nombre era curioso, pero le sentaba bien, así que ella empezó a usarlo; no sin mostrar, al principio, cierta reticencia. En Jothunheim, ambos habían estado a punto de ser sepultados por un alud, lo cual los había unido bastante. De hecho, el chico tenía por costumbre morir en sitios muy, muy fríos, según creyó entender Leah en uno de sus monólogos para velocistas. El problema era que, según los estándares de Niflheim, aquel chico no estaba muerto en absoluto, por más que se empeñara. Y si de algo sabía Leah, era de muertos, así que no era sensato discutírselo.

La pareja de aventureros había regresado a Asgard por enésima vez en busca de Hermod, el dios encargado de reconstruir el Bifrost, y le habían entregado la cuarta gema. Wally estaba impaciente por partir de nuevo. Ahora que veía el regreso a Midgard cada vez más próximo, se pasaba el día correteando arriba y abajo y mencionando cada dos por tres a aquella novia de nombre aún más raro que había dejado en el Reino Medio. El cómo alguien como Wally podía tener una novia que lo aguantara era todo un misterio para Leah, pero había decidido hacía unos días que intentaría tener el tacto de no decirlo en voz alta.

- Bueno, ¿y ahora a dónde vamos?- preguntó el velocista, cuando Hermod hubo desaparecido en la distancia - Me tienes que explicar un poco más esos dos reinos que nos faltan, que para serte sincero, no se si es muy buena idea ir hasta allí por lo que tengo entendido...

- Muspelheim es el reino del fuego - dijo Leah - Allí viven los Gigantes de Fuego, y Surtur es el más poderoso de todos ellos.

La propia Leah era, en parte, una hija de aquel reino, ya que Loki la había creado a partir de la sombra de Crepúsculo, la espada del terrible Surtur. Ella misma había servido al demonio durante un tiempo, cuando el hecho de ser una criatura incompleta la había atormentado, enfrentándola a su único amigo. Tenía la sensación de que todo aquello había sucedido hacía siglos... y, en cierto modo, así era. En ese intervalo, ella había tenido tiempo de ser traicionada por Loki y convertirse en la señora de Niflheim. Él, por su parte, se había alzado como gobernador de Asgard, para luego ser derrotado de nuevo por su hermano, Thor, y finalmente precipitarse al abismo desde el puente de Bifrost. Aquel, según Hermod, había sido el final del dios del engaño.

Sí, su detestado Loki había muerto, y Leah no hallaba ningún consuelo en aquello, por mucho que la molestara reconocerlo.

Pero no era el momento de pensar en aquello. Niflheim, Wally, Bifrost. Aquellas eran sus prioridades, las que debían ocupar su mente, y no el destino del Rey Usurpador de Asgard, por muy funesto que hubiera sido.

- Diría que la probabilidades de volver con vida de Muspelheim son más bien bajas, así que dejaría el rojo para el final - explicó la muchacha, con voz desapasionada, mientras acariciaba el morro de Sleipnír con aire distraído. - Svartálhafeim es algo más seguro desde que Malekith fue derrotado...

Malekith, el Elfo Oscuro. Había sido un aliado de Hela, Surtur e incluso Loki, al menos durante un tiempo. Sin embargo, cuando fue derrotado, su reino regresó a las manos de la reina Alflyse, convirtiéndose en un lugar mucho más pacífico de lo que había sido. Era probable que aún quedaran simpatizantes de Malekith, y Leah tendría que hacer algo con su aspecto para que nadie la reconociera, pero parecía un lugar mucho más acogedor que las llanuras de fuego.

Leah iba a explicárselo a Wally, pero no tuvo ocasión; el velocista, como siempre, no podía esperar a que terminara de hablar.

-Oye... ya se que hemos parado unas cuatro o cinco veces desde que empezamos el viaje pero... - interrumpió - ¿Podríamos tomarnos otro descanso? ¡Vuelvo a tener un hambre que me muero! Literalmente.

Leah resistió el impulso de poner los ojos en blanco. ¿Cuatro o cinco? Mínimo. La diosa había perdido la cuenta de todas las veces que habían tenido que detenerse para saciar el inagotable apetito de su compañero. Lo peor era que no podía negarse; sin comida, el chico no podía ni correr, ni moverse. Y, según decía él, las cosas podían seguir empeorando si no se llevaba algo a la boca. Si se moría de verdad sí que sería un problema...

El problema era que, estando como estaban en medio de la Llanura de Ida, no es que hubiera ninguna posada a la que pudieran ir... La Ciudad de Asgard seguía cerrada mediante la barrera mágica de Odín, y Leah dudaba mucho que el dios tuerto les fuera a ofrecer una bandeja de carne con hidromiel. Y, como era de esperar, Leah no cargaba con comida como si fuera una despensa ambulante. Tenían pocas opciones; o subía a Wally a la grupa de Sleipnír y lo llevaba de ese modo a la próxima misión, o...

Los ojos de Leah se iluminaron ligeramente ante la idea. ¡Invocar comida! ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Hasta ahora, habían ido improvisando con lo que encontraban, pero traer un alimento de cualquier parte de los Nueve Reinos podía ser bastante sencillo para ella.

- Está bien, ¿qué te apetece comer? - preguntó, mientras empezaba a trazar un círculo mágico. Alguna comida rara de Midgard, seguro...

... espera, ¡ella conocía, al menos, una comida de Midgard! La había compartido con alguien tiempo atrás, cuando Asgard había estado instalada (provisionalmente) en el Reino Medio. Estaba segura de que a Wally le encantaría; ella la adoraba. ¡Hacía tanto que no tomaba uno de esos! Casi había olvidado cómo se llamaban...

Sin esperar la respuesta del velocista, la diosa avanzó hasta colocarse frente al círculo, alzando los brazos para canalizar su poder. Sabía perfectamente lo que ambos necesitaban antes de enfrentarse a la siguiente misión.

- ¡Batidos de Midgard, yo os convoco! - exclamó Leah, con voz autoritaria, mientras desataba su magia de invocación sobre la llanura.

- Eso de los gigantes de fuego no parece muy divertido, la verdad... -  comentó Kid Flash tras escuchar las historietas de Leah. Parecía que llevaba casi una semana en esas extrañas tierras, y aún le quedaba mucho por aprender de ellas.

-¿Quién es Malekith? - preguntó curioso el muchacho, pero la conversación sobre la comida le resultó mucho más interesante que seguir hablando de elfos oscuros.

- Está bien, ¿qué te apetece comer? - dijo Leah mientras empezaba a hacer dibujito sobre la tierra. Wally pensó que tenía unas aficiones un tanto raras, ya casi se parecía a Zatanna.

- Pues un par de Frankfurts estaría bien... ¡y cuatro bolsas de patatas fritas! no, apunta también unas cuantas hamburguesas, dos pizzas medianas de barbacoa, pinchitos de pollo y... espera ¿porqué batidos? eso no me va a llenar ni un cuarto del hambre que tengo!

Leah alzó las manos al cielo invocando a los batidos y Wally se cruzó de brazos haciendo morritos. Del suelo salió una pequeña humareda y de dentro de ella surgió un muchacho mareado con un batido de chocolate. 

-¡Mi sabor favorito!- pensó el chico.

- Bueno, al menos has adivinado el que me gusta, pero no será suficiente... - suspiró Kid Flash tras ver al muchacho desubicado y después le ofreció su mano para que se irguiera. ¿Qué hacía aquel chico allí? ¿Le había invocado Leah con sus "poderes científicamente demostrables"?

En aquella fracción de tiempo, a Wally West le dio tiempo de inventarse toda una historia sobre "porqué Leah había invocado a un chico con un batido", que podría ser escrita perfectamente en una trilogía.

- ¡Un momento! ¿No serás caníbal? - le dijo a Leah sin venir a cuento mirándole con la boca abierta de la sorpresa.

El hecho de llevar prácticamente una semana viajando juntos había permitido a Leah establecer una cierta cantidad de... filtros mentales a los continuos comentarios de Wally. El velocista parecía tener preguntas, comentarios y teorías para todo. Además, había demostrado ser completamente refractario a la idea del misticismo o los dioses en general. Teniendo en cuenta que la existencia de dichos dioses dependía en gran parte de la fe de los mortales, el hecho de que no hubiera cientos de personas como Wally West no era sólo un alivio para Leah, sino una garantía de supervivencia para muchos.

La diosa agradeció poder concentrarse en su magia para evadirse de la interminable lista de comida basura de la que estaba hablando su compañero. De haber sido otra persona, hubiera esbozado una mueca de disgusto; pero hay que recordar que estamos hablando de Leah, y que la palabra expresividad no figura en su diccionario (ni siquiera en su traducción asgardiana).

De modo que, lejos de pensar en frakfurt o patatas fritas, la chica evocó el recuerdo de una deliciosa mezcla de leche y helado de chocolate, coronada de nata y adornada con una fresa cortada por la mitad, en un vaso alto con pajita... La magia la recorrió y se canalizó a través del círculo de invocación, suavizando su propia punzada de hambre. Hacía siglos que no probaba una de aquellas cosas...

Pero, por alguna razón, el conjuro no salió como ella había esperado... El batido se materializó ante ellos, sí, pero la diosa no recordaba haber pedido una ración de midgardiano para acompañarlo... Lo cual era casi tan preocupante como que el vaso de batido estuviera medio vacío. Bueno, de acuerdo, tal vez fuera aún más preocupante el hecho de que hubiera traído a un mortal a Asgard. Un mortal que era de bastante buen ver y todo eso, pero un mortal al fin y al cabo (y ella juraría ante quien quisiera oírla que sólo había estado pensando en chocolate).

-¡¿Pero qué...?! ¿Quiénes sois y qué habéis hecho conmigo? ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este? - profirió el chico, ignorando la mano que le tendía Kid Flash y retrocediendo varios pasos hacia atrás.

- Odín tiene que haberme echado un mal de ojo - musitó Leah para sí, con su mejor cara de póker, totalmente consciente de la ironía implícita en su expresión. No se le ocurría una explicación mejor para todo lo que le sucedía últimamente. Primero, su reino se derrumbaba sobre sí mismo; segundo, se le aparecía un velocista en mallas que no callaba ni debajo del agua; tercero, aceptaba hacer de girl scout para reconstruir el puente del Arcoiris (oh, detalle aleatorio: su ex-mejor amigo había caído al vacío desde aquel mismo puente días atrás, y probablemente estuviera muerto, lo que no sólo le quitaba la posibilidad de vengarse de él de alguna forma retorcida... sino que encima era doloroso), y ahora acababa de crear una proyección astral a partir de un humano... ¡que, para terminarlo de arruinar, le traía un batido a medio beber!

Sí, tenía que ser una proyección, reflexionó Leah mientras lo miraba. Su hechizo, ideado para convocar objetos, no habría sido lo bastante fuerte como para traer un mortal entero. No sabía qué había fallado exactamente, pero el chico sólo estaba allí a medias (sí, igual que su batido, maldita fuera su suerte). ¿Sería consecuencia del poder que había sacrificado al proteger Niflheim? ¿O algún efecto colateral del caos universal que se había desatado la semana pasada?

- ¡Un momento! ¿No serás caníbal? - la voz de Wally se abrió camino entre los pensamientos de la diosa. No tenía ni idea de a qué venía aquella pregunta. Si Leah no hubiera sido Leah... bueno, se hubiera dado una palmada en el rostro, o habría puesto los ojos en blanco.

De nuevo, estamos hablando de Leah, así que nada de eso sucedió.

En su lugar, la diosa contempló al asustado muchacho que había invocado con su rostro inexpresivo.

- Saludos, mortal. Estás ante Hela, Diosa de los Muertos, Señora de Niflheim. - dijo, presentándose con su título completo - Y no, eso no implica que hayas muerto... - aclaró, antes de que el chico hiciera alguna conexión extraña - ... aún - creyó necesario añadir - Has sido convocado... por accidente... al Reino de Asgard - prosiguió, en un tono perfectamente neutro; Leah hubiera sido una magnífica azafata de vuelo, de habérselo propuesto. Su inexpresividad era perfecta para las situaciones de crisis. - ¿Te importa cederle a mi compañero el batido que tienes en la mano? Así se mantendrá callado al menos una fracción de segundo.

Leah hizo un vago gesto hacia Wally, antes de añadir:

- Eso te dará el tiempo suficiente para decirme tu nombre.

-¡Gracias tío!- Kid Flash no tardó ni medio segundo en coger el batido de William y llevárselo a la boca. Solo tardó otro segundo más para succionar el resto del líquido achocolatado y dejar el vaso vacío. Esa acción confirmaba que la teoría de Hela era falsa. Había tardado segundo y medio en hacer esa acción y no una fracción de segundo. Eso es que algo iba mal.

- Estaba riquísimo, pero dudo mucho que esto me llene lo suficiente como para aguantar el resto del camino. O tengo algo que llevarme a la boca y llenar el agujero negro que tengo por estómago... o me parece a mí que no voy a poder usar la supervelocidad hasta que volvamos... - explico el pelirrojo, tirando el vaso hacia atrás. Nada más llegar al suelo éste se rompió. A Wally no parecía preocuparle si en Asgard pasaban los camiones de la basura.

Kid Flash parecía muy despreocupado por la situación. Sintió algo de lástima por el muchacho del batido, que estaba confuso y asustado, pero como él se sentía tranquilo esperaba transmitirle aquella tranquilidad a él también.

- Yo me llamo Wally, ¡Un placer conocerte! perdona que la señorita te haya invocado por error, ya le dije que me trajera patatas fritas, pero se empeñó con lo del batido y una cosa trajo a la otra... ¡en fin! No tienes que preocuparte de nada. Ahora la señorita "se mucho de magia" volverá a escanear la posición de tus átomos, transformarlos y trasladarlos de nuevo a su posición original en la tierra... que por cierto ¿dónde dices que estabas?

Off-Rol:

-Eh... claro. Mi nombre es William Kaplan. - respondió el chico - Perdonad mi imprudencia pero, ¿cómo es que he sido convocado accidentalmente al Reino de Asgard?

Leah iba a responder, pero su compañero de aventuras ya se había terminado el batido, y estaba dispuesto, como siempre, a meter baza en cualquier conversación.

- Yo me llamo Wally, ¡Un placer conocerte! perdona que la señorita te haya invocado por error, ya le dije que me trajera patatas fritas, pero se empeñó con lo del batido y una cosa trajo a la otra... ¡en fin! No tienes que preocuparte de nada. Ahora la señorita "sé mucho de magia" volverá a escanear la posición de tus átomos, transformarlos y trasladarlos de nuevo a su posición original en la tierra... que por cierto ¿dónde dices que estabas?

Leah le dirigió a Wally una de esas miradas que podrían haber congelado toda Asgard.

- Para empezar, se trata de una proyección astral, que por alguna razón ha quedado atada al batido que acabas de tragarte. El chico no está aquí de verdad. - lo cierto es que Leah estaba bastante molesta, pero era, sobre todo, consigo misma. No había calculado que un fenómeno así podía suceder. - Y para seguir, no voy a arriesgarme a hacer el conjuro inverso si una simple convocación ha quedado tan distorsionada. - la diosa dirigió una mirada a Asgard, frunciendo levemente el ceño. ¿Sería influencia de la barrera de Odín? ¿O se debía a lo debilitada que se encontraba todavía su magia? - Otro error podría convertirnos a cualquiera de nosotros en un alma a juego con las que escaparon de Niflheim.

Leah miró la proyección de Willian Kaplan. Parecía bastante sólida.

- Si quiere volver con su cuerpo original, va a tener que hacerlo a través del Bifrost, como tú - le dijo a Wally - Además, si no estuvieras siempre comiendo, no lo hubiera convocado, así que está aquí por culpa tuya, no mía. Y tendremos que encontrar otra cosa que comer más adelante. No me voy a arriesgar a hacer más magia aquí.

La diosa entornó los ojos. Había algo más en aquel fragmento de alma traído desde Midgard, algo que se le había pasado por alto en el primer vistazo, pero que ahora atraía poderosamente su atención.

- ... ¿Eres mago...? - preguntó, no muy convencida. Era una forma de magia distinta a la suya, pero, sin duda, aquel chico tenía algún tipo de habilidad fuera de lo común. Tal vez les resultara de utilidad si decidía unirse a ellos en la búsqueda de las gemas que quedaban.

FDI: Diculpad la tardanza! >o< ya sabéis que he estado de trabajos y exámenes! Espero poder contestar con regularidad!!

Cuando Wally West finalizó con la verborrea, sintió un punzante escalofrío recorrer su espalda, hasta que se encontró con los ojos semicerrados de la diosa. A la mujer no le había parecido muy bien que se la interrumpiera mientras trataba de hablar con Wiccan.

El muchacho le devolvió una sonrisa y levantó ligeramente los hombros para disculparse, después intentó quedarse callado mientras ambos magos hablaban. Pero Wally West, por mucho que se esforzara, siempre tenía que opinar en algo.

- ¿Qué si hay algún problema para cruzar el puente? - el pelirrojo esbozó una sonrisa tan grande que casi estuvo por soltar una enorme carcajada. Por suerte se contuvo ante su nuevo compañero. - Uno no. Tenemos siete problemas. El puente de Bifrost está destrozado, al parecer a un amigo de Hela le pareció buena idea hacerlo cachitos... ¿cómo decías que se llamaba? ¿Liko? ¿Koli? El caso, es que para reparar el puente necesitamos siete piedras mágicas que se encuentran en cada uno de los mundos de Yggdrasil. Nosotros ya tenemos cinco, pero nos faltan dos más. La piedra roja la tienen unos bichos de fuego muy feos, y la piedra naranja está con los elfos negros. ¿No es así? - dijo mirando esta vez a Leah para que le confirmara la historia.

Wally se sintió cómo que acababa de contar la historia a Wiccan muy por encima, y que quizás no había sido lo suficiente coherente. Pero él no tenía la culpa de no conocer los reinos de Yggdrasil y sus extraños nombres. 

Dejó entonces hablar a Leah, y mientras ella le explicaba lo mismo pero de forma entendible, Wally observó que el muchacho era realmente palpable. Sí que parecía hecho de carne y hueso, pero... ¿qué sería eso de una proyección astral? Los magos siempre acababan añadiendo más problemas al asunto con sus tonterías. La culpa había sido de Hela, él sólo tenía hambre y la que había insistido en traer batido en vez de patatas fritas había sido ella.

- Bueno, tu proyección astral es demasiado sólida para tratarse de la de un mortal corriente, y puedo sentir en ella las vibraciones de una magia distinta a la mía - fue la respuesta de Leah a la primera pregunta del muchacho.

Wally se encargó de responder a la otra, a su propia manera.

- ¿Qué si hay algún problema para cruzar el puente? Uno no. Tenemos siete problemas. El puente de Bifrost está destrozado, al parecer a un amigo de Hela le pareció buena idea hacerlo cachitos... ¿cómo decías que se llamaba? ¿Liko? ¿Koli?

- Loki. - corrigió Leah, de mala gana. No es que sirviera de mucho; Wally lo olvidaría en la próxima fracción de segundo; no sabía ni por qué lo intentaba.

- El caso, es que para reparar el puente necesitamos siete piedras mágicas que se encuentran en cada uno de los mundos de Yggdrasil. Nosotros ya tenemos cinco, pero nos faltan dos más. La piedra roja la tienen unos bichos de fuego muy feos, y la piedra naranja está con los elfos negros. ¿No es así?

Bastante impreciso, pero correcto, supuso Leah.

- Recientemente, hubo una conmoción que afectó a todos los Reinos. Asgard no fue una excepción; al parecer, una batalla entre Thor y Loki destruyó el Bifrost, y Odín ha establecido una barrera que nos impide la entrada en la Ciudad. Para que puedas regresar con tu... cuerpo... tendrías que esperar a que el puente esté reparado. Cosa que, de todos modos, estábamos haciendo, porque Wally no sabe mantener la boca cerrada cuando un dios le pide un favor - Leah reprendió a su compañero con la mirada. - Tenemos dos gemas por recuperar todavía. Una de ellas está en Svartálhafeim, y la otra en Muspelheim. Sin ellas, el Bifrost no será transitable, y ninguno de vosotros dos podrá regresar a casa. - finalizó.

FDI: Como el user de Wiccan desapareció doy por cerrado el tema. Más adelante podemos resucitar el tema y terminarlo como dios manda xD

Wally, Wiccan y Leah marcharon a los dos últimos reinos y consiguieron las dos gemas que les faltaban para reparar el bifrost. Los muchachos se despidieron de la diosa de los muertos y Heimdal les envió de vuelta a La Tierra.