El largo camino a Midgard [Wally West, Leah]

Viene de: El país de la niebla
Fecha: 11 de Marzo de 2018

Asgard era el más hermoso de los Nueve Reinos. Por eso, Odín y los suyos lo habían elegido como su hogar, edificando una bella ciudad a la que habían bautizado con el mismo nombre que al continente, a la que se accedía desde Midgard con un puente de los siete colores más brillantes del arco iris. Un puente que ahora mismo parecía estar roto, impidiendo el paso entre el Reino Medio y el continente de los dioses.

Tras salir del portal que los había traído, Leah contempló en silencio el paisaje que se abría ante ella y el chico de amarillo. Hela lo habría odiado; la diosa de la muerte aún estaba resentida con Odín por el papel que le había sido asignado. El dios tuerto no se había conformado únicamente con relegarla a los dominios oscuros de Niflheim; ni siquiera le permitía ser la señora de las almas de los héroes de Asgard. Ellos descansaban en el Valhalla, festejando y bebiendo hidromiel. Eran muertos, por lo que eran de Hela por derecho; Odín se los arrebataba y la dejaba únicamente como reina de enfermos, débiles y traidores.

Leah cerró los ojos a la belleza de Asgard por un instante, y el resentimiento se apartó lentamente de ella. La Reina de los Muertos se debía a sus almas, hubieran sido lo que hubieran sido en vida. Hela había soñado con poseer el espíritu del mismísimo Thor, con que los más valientes asgardianos se arrodillaran ante su trono. Pero aquella amargura que llevaba consigo ya le había causado bastantes problemas en el pasado. Aquel día no estaba allí para recordarla. Estaba allí para recuperar su reino, y para ayudar a Kid Flash a volver a casa.

Aquello pasaba por encontrar a Hermod y provocarlo para que compitiera con el pelirrojo a cambio de parte de su poder. Y Hela sabía que, como buen asgardiano, si algo le sobraba al más rápido de los dioses era orgullo. Si insinuaba que no podía superar a aquel humano, lo tendría a su merced en un instante. Y, con el poder de Hermod y el corcel de Odín, Sleípnir, a quien el dios estaba encargado de cuidar, Hela podría recuperar sus almas y, con ellas, su reino.

Leah se preguntó si seguiría siendo ella misma cuando todo terminara, o si Hela regresaría de nuevo, relegándola a lo más profundo de sus recuerdos.

La diosa echó a andar, dando la espalda a la ciudad de Asgard y encaminándose a la inmensa Llanura de Ida, que se extendía tras ella. Hermod solía recorrerla a lomos de Sleipnir, y era probable que lo encontraran allí.

- Sígueme - le indicó a Kid Flash.

Pronto lo vieron en la distancia; una nube de polvo que recorría la pradera, y parecía avanzar en su dirección.

- ¡Hermod! - llamó Leah, y la figura que levantaba aquella estela se desvió ligeramente de su trayectoria, deteniendo el caballo frente al extraño dúo.

- Hela... - exclamó el dios, al reconocer a la mujer de cabellos negros que lo había llamado - ¿Qué estás haciendo en Asgard?

- ¿Es que acaso no ha temblado también vuestro reino, hijo de Odín? Niflheim no ha sido la excepción. Veo que el Puente ha sido destruido... ¿es eso lo que ha provocado este caos? ¿Dónde está vuestro rey usurpador? - los ojos de Leah se estrecharon mientras pronunciaba el título.

- Loki ha muerto - dijo Hermod - Odín ha recobrado su reino. Bifrost fue destruido en una batalla que no te concierne, Señora de los Muertos. Hace mucho que no eres bienvenida aquí.

Leah ignoró las emociones que le causó aquella revelación. No era el momento de pensar en ello.

- El Rey Tramposo me importa poco, asgardiano. Es a ti a quien buscaba. Hace tiempo te oí decir que no existía dios ni mortal capaz de igualarte en una carrera, pero creo que lo he encontrado. ¿Aceptarás su desafío?

Hermod miró a la diosa y al chico, perplejo por el giro que habían tomado los acontecimientos. ¿Un rival digno de él? El asgardiano era el mensajero de los dioses, más rápido que el viento, igualando en la carrera incluso a los rayos de Thor. Sus ojos claros estudiaron a Wally con cautela, pero sólo vieron a un mortal pelirrojo que apenas superaría la veintena, vestido con un traje demasiado llamativo. Lo único en lo que podía pensar era en que Hela lo estaba insultando.

- ¿Qué me entregarás si derroto a tu humano? - dijo, mirando a la mujer de verde.

- El alma que tú elijas de entre las que me sirven - replicó Leah, sin dudar. No había asgardiano capaz de rechazar aquella oferta; todos tenían a alguien a quien amaban perdido en la oscuridad de Niflheim, alguien a quien ansiaban recuperar. - Y, si eres derrotado, me entregarás un tercio de tu poder, y a Sleipnir.

- Lo que pides es demasiado. - dijo Hermod.

- Entonces, si pierdo, te entregaré mi manto, además del alma prometida

Hermod guardó silencio unos instantes. Sleipnir piafó, nervioso.

- De acuerdo - aceptó finalmente el dios.

Aquel reino parecía sacado de un cuento de hadas, pensó Wally. Aunque realmente era así, Asgard era la ciudad de los dioses de la Mitología Nórdica, y había escuchado muchas de sus historias, pero era incapaz de pensar que todo lo que estaba viviendo fuera real. ¿Sería capaz de explicarlo con alguna de sus teorías científicas? ¿O simplemente empezaría a aceptar que la magia existe?

Kid Flash asintió a Leah, y la siguió por la pradera sin decir nada más. A lo lejos, una humareda se acercó a los nuevos visitantes de Asgard y un hombre con un caballo empezó a discutir con la reina de los muertos. Wally entendió la mitad de lo que hablaban, aunque tampoco es que les prestara mucha atención, el pelirrojo se había quedado hipnotizado con la belleza del lugar.

- ¿Así que tu eres el tipo rápido? - dijo Wally al acercarse a Hermod y mirarlo de arriba a bajo.- Pues venga, no perdamos más el tiempo...¡A correr!

El velocista espero a que el dios se bajara del caballo y se colocó a su lado, deseando que Leah explicara las condiciones de la carrera. Tenía tantas ganas de volver a La Tierra y ver a sus amigos que empezaba a impacientarse.

La manera en que Kid Flash habló indicó a Leah que el pelirrojo no había escuchado ni la mitad de lo que Hermod y ella habían estado diciendo. La diosa reprimió un suspiro de impaciencia. ¿Realmente acababa de poner una de sus almas y su manto en las manos de aquel habitante de Midgard? ¿Y si no lo lograba? Los dioses tenían que atenerse a ciertas normas, y Leah ya no podía retractarse de su apuesta, igual que Hermod no podía hacerlo de la suya.

Si Kid Flash le fallaba, lo colgaría del Árbol del Conocimiento por los pulgares, decidió finalmente Leah, mientras se disponía a explicar a los dos hombres las condiciones de la carrera.

- Partiréis de este punto cuando yo dé la señal. Correréis hasta los pies de las Montañas de Asgard, regresaréis aquí, y seguiréis en línea recta hasta las murallas de la Ciudad. Y, entonces, regresaréis de nuevo. El primero en hacer esto cien veces, será el vencedor.

Con un gesto, Leah trazó una línea de meta mágica, que brilló unos instantes a un palmo del suelo y luego se fundió con la hierba. Funcionaba como una barrera mágica a la que la diosa estaba conectada, permitiéndole determinar cuántas veces la cruzaba cada uno de los dos hombres. Puesto que dudaba ser capaz de seguirlos con los ojos, ésta sería la única manera de determinar al ganador.

- ¿Estáis preparados? - inquirió, esperando que ambos corredores se colocaran junto a la línea de salida - En vuestras marcas...

Leah extendió el brazo, dejándolo paralelo al suelo.

- Listos...

Hermod dirigió una breve mirada a su rival, devolviendo inmediatamente después sus ojos a la línea del horizonte.

- ¡Ya! - exclamó Leah, mientras su brazo descendía, dando por iniciada la competición.

No había entendido ni papa de lo que Leah había dicho, aún así, Wally West asintió a sus indicaciones. Algo le había quedado claro, tenía que correr en línea recta y cruzar la línea unas cien veces. Parecía fácil, ahora solo le faltaba calcular la velocidad de su oponente.

Leah se apartó para dejar paso a los dos corredores y se dispuso a dar la salida, entonces Wally sintió cómo sus tripas rugían del hambre que tenía. 

- Vamos Wally... después de esto podrás comer... - se dijo el chico a si mismo mientras miraba la línea del horizonte. No se percató que Hermod le había lanzado una mirada desafiante, y seguramente eso fue lo que más le ofendió.

- ¡Ya! - exclamó Leah y entonces ambos corredores salieron disparados a toda velocidad.

Al segundo y medio Wally se detuvo enfrente de Leah y Hemrod había dado su primera vuelta cuando los dos dioses se percataron de lo que realmente estaba ocurriendo. La señal de Leah indicaba que Wally había dado ya la cien vueltas...

El pelirrojo llevaba consigo una enorme bolsa de frutas y se estaba comiendo una naranja. 

- Si que eres lento, tío...- dijo Kid Flash recordando el momento de la salida en el que vio que Hemrod no avanzaba casi de su puesto. 

- Me he perdido, y como no sabía cual era la ciudad de las murallas esas he dado un par de vueltas más... - comentó como si nada mientras le ofrecía una manzana a la diosa de los muertos.- ¡Ah! ¡Y también he cogido esto de forma prestada! Como tenía tanta hambre no he podido resistirme, pero solo he cogido una pieza de fruta de cada puesto, para que no se enfaden mucho si se dan cuenta de que les falta.

Por un momento, Kid Flash pareció verse a si mismo desaparecer por el horizonte, algo que nunca le había sucedido. ¿Sería verdad que ahora corría aún más rápido que antes?

El pelo de Leah se agitó en todas direcciones al paso de los corredores, arruinando su peinado de un modo que la diosa Freya hubiera considerado intolerable.

Afortunadamente, la diosa de los muertos no compartía su preocupación por el físico. Había algo que le parecía mucho más turbador: sus cabellos aún no habían caído por su propio peso a su posición original, pero la carrera ya había terminado.

Sus conexiones mágicas con la barrera no mentían: Kid Flash había cruzado cien veces la línea de meta, y le había dado tiempo a perderse por el camino y coger algunas frutas... ganando a Hermod de todos modos. Leah aceptó, casi sin darse cuenta, la manzana que el chico le ofrecía. Su manto estaba a salvo. Y los pulgares del pelirrojo también. Hermod había perdido... Y parecía profundamente humillado.

- Tenemos un vencedor - anunció Leah, recuperándose de la impresión inicial. Tenía que preguntarle cómo había hecho eso, aunque sería mejor hablarlo cuando estuvieran lejos.

- ¿Qué clase de brujería es ésta? ¿¡Un mortal que corre más que un dios!? ¡Habéis obrado magia oscura, señora de los muertos! - exclamó Hermod, furioso.

Leah lo miró con ojos relampagueantes.

- Repite esa acusación - lo desafió.

Hermod hizo una pausa y volvió a mirar al chico de amarillo. La energía lo rodeaba, chispeando a su alrededor. El dios se sentía insultado, pero había perdido. No podía acusarlos de hacer trampas, y su orgullo lo había impulsado a aceptar el desafío... De modo que tenía que cumplir la palabra dada.

- He sido derrotado... - reconoció, de mala gana. En el momento en que lo dijo, una brillante energía dorada pareció rodearlo, para luego abandonarlo y alojarse en el cuerpo de Leah. La primera parte del trato: un tercio de su poder. Ahora faltaba la segunda. Hermod tomó aire. - Las riendas de Sleipnír son tuyas... - añadió, antes de musitar una última cosa, con aspecto abatido - Y mi padre va a matarme...

Algo en su tono indicaba que se trataba de algo más que del hecho de quedarse sin caballo; seguramente alguna tarea que le habrían encomendado, y para la que seguramente necesitara a Sleipnír. Leah no le prestó atención. Había venido a buscar al animal, y no tenía demasiado interés en los problemas en los que Hermod pudiera meterse luego. Así que el dios clavó sus ojos suplicantes en el chico que lo había vencido, esperando que al menos él lo comprendiera.

- A lo mejor vosotros podríais ayudarme... no os llevaría mucho tiempo, con tu velocidad y con Sleipnír...

-¡Eh!- le gritó Kid Flash indignado a Hermod - ¡Yo soy tu contrincante! Aquí la señorita no tiene nada que ver - dijo llevándose otra manzana a la boca y salpicando saliva por el camino. El mérito había sido suyo y no le gustaba que lo tacharan de tramposo.

Tras ver lo abatido que quedaba su contrincante al ser apalizado brutalmente en una carrera, Wally sintió algo de lástima por él, aunque la humillación se la había ganado a pulso desde el principio.

- ¿Nunca te han dicho que hacer apuestas es malo? ¿Qué pasa? ¿Tu viejo te meterá bronca por perder al caballito? - Wally aprovechó la pausa para darle un sorbo a un cuenco que llevaba en la mano. Era parecido a un vaso de madera con zumo de arándanos dentro. ¿De dónde habría sacado eso?

- ¿Ayudarte en qué? - preguntó Wally con curiosidad. La lengua de Kid Flash siempre acababa metiendo en problemas a la gente.

-¡Eh!- Kid Flash hizo gala de algo parecido a la caballerosidad, defendiendo a Leah de las acusaciones de Hermod, aunque su manera de comer arruinara bastante la impresión general. - ¡Yo soy tu contrincante! Aquí la señorita no tiene nada que ver.

Leah ya había dado por concluida la entrevista con el otro dios, pero Kid Flash no pudo mantener la boca cerrada, ni siquiera teniendo a mano comida con la que ocuparla.

- ¿Nunca te han dicho que hacer apuestas es malo? ¿Qué pasa? ¿Tu viejo te meterá bronca por perder al caballito?

Un tic nervioso apareció encima de una de las cejas de Hermod pero, por lo demás, el dios toleró la afrenta (dirigida no sólo a él, sino también a Odín) bastante bien... dentro de lo que cabe. Si quería la ayuda de aquella pareja, tendría que humillarse un poco más. Todo fuera por el dichoso Puente de Bifrost.

- ¿Ayudarte en qué? - preguntó Kid Flash. Hermod sonrió para sus adentros. Al menos, había logrado captar la atención del muchacho.

Leah, que ya se alejaba con Sleipnír, se quedó congelada en el sitio.

- Verás, recientemente hubo una batalla en las afueras de Asgard... - empezó Hermod.

- Kid Flash, nos vamos - interrumpió Leah, sin volverse.

- ... en la que el puente del Arco Iris, que es el camino más directo hacia Midgard, fue destruido. - continuó el dios, remarcando las palabras - Mi padre y Heimdall, el Guardián del Puente, me encargaron el cometido de ir a buscar los materiales necesarios para repararlo, que se encuentran dispersos por los Reinos... Pero, como he perdido la apuesta, lo tengo un poco difícil ahora mismo...

Leah se volvió finalmente, lanzando al dios la mirada más gélida que fue capaz de conjurar. Un escalofrío recorrió la espalda de Hermod, pero no se echó atrás. Había logrado la atención del pelirrojo. Había sido un poco arriesgado asumir que Midgard le interesaría, pero el hecho de que fuera humano aumentaba bastante las probabilidades de dar en el blanco. Y, efectivamente, mencionar el Reino Medio había sido una buena jugada, a juzgar por las expresiones de Hela y el chico.

- Como he dicho, no os llevaría mucho tiempo... y a lo mejor Odín tiene mejor disposición hacia vosotros si lo ayudáis. Ya sabéis, yo podría interceder por vosotros ante él, incluso podríais usar el Puente vosotros mismos... Una vez reparado, claro, Thor y Loki lo dejaron hecho un desastre...

La mención de Loki no hizo nada por mejorar el humor de Leah. Así que aquélla era "la batalla que no te concierne" a la que había hecho referencia Hermod en el momento de su encuentro. Thor se había enfrentado a su hermanastro, y Bifrost se había destruido en el proceso. El resultado de la batalla no era ningún secreto: el Rey Usurpador ya no gobernaba en Asgard.

La diosa apretó los dientes, tensando la mandíbula. Los hijos de Odín (adoptados o no) eran todos unos mequetrefes insolentes. Hermod tenía razón, el Bifrost era el camino más directo a Midgard, y eso seguramente sería del interés de Kid Flash... Leah no podía esconderle aquella información al velocista, aunque hubiera preferido encontrar otro modo de solucionar las cosas. Nunca le había gustado tratar de salvar el mundo: su experiencia le decía que aquellas cosas nunca terminaban bien.

Por supuesto, el chico de amarillo tendría, con toda seguridad, una visión muy distinta del problema.

Kid Flash no escuchó la advertencia de Leah, de hecho ni siquiera se había dado cuenta de que la diosa de los muertos ya se estaba alejando de la pareja de velocistas. Sí, aunque hubiera perdido de forma penosa, Wally consideraba a Hermod un velocista, aunque no le había dado el tiempo suficiente para demostrárselo.

A Wally le pareció un rollo patatero lo que le contaba el dios, que por un momento en su cabeza solo pudo escuchar esto: bla bla bla, blabla, bla bla MIDGARD bla bla, bla blabla bla. 

Wally se consideraba un hombre inteligente, pero le costaba mucho concentrarse en conversaciones que no le interesaban o no entendía bien. Aquel mundo "mágico" era muy confuso para él y había palabras y personas que desconocía, así que ese tipo de información se le iba colando por esas orejas tan separadas de la cabeza que tenía. Por suerte para él (y no para Leah), Wally se quedó con una de las palabras Asgardianas que más le podía interesar. Midgard, también conocido para él como "La Tierra". Un planeta que tenía tres cuartas partes de agua y una de tierra en la que le estaba esperando su rubia mujercita con los brazos abiertos a punto para estrecharle con fuerza. 

Claro que para ese entonces, Wally West no sabía que habían pasado casi dos años desde que desapareció en la Speed Force. El velocista aún creía que habían estado fuera de casa tan solo dos días, o cómo mucho una semana. 

- Repite... ¿qué has dicho? - dijo el pelirrojo ahora prestándolee a Hermod su total atención - ¿Ese puente del que hablas es el camino más corto para ir a "La Tierra"? ¿Y está roto? Pero se puede reparar, ¿no?

El chico se giró a mirar a su tenebrosa acompañante y le sonrió abiertamente, mostrándole sus dientecillos blancos. 

-¿Has oído eso? ¡Podríamos reparar el puente y volvería a casa por fin!- Wally le expuso la situación a Hela como si fuera la mejor idea que se le podía ocurrir en años.

- Repite... ¿qué has dicho? - Leah, de espaldas al pelirrojo, cerró los ojos con fuerza, como si así pudiera lograr que lo que acababa de oír dejara de ser real, para convertirse en producto de su imaginación. Hermod, en cambio, tuvo que disimular una sonrisilla de triunfo.- ¿Ese puente del que hablas es el camino más corto para ir a "La Tierra"? ¿Y está roto? Pero se puede reparar, ¿no? - dijo Kid Flash.

El velocista se volvió hacia Leah.

-¿Has oído eso? ¡Podríamos reparar el puente y volvería a casa por fin!- exclamó.

- ¡Por supuesto! - se apresuró a corroborar Hermod - Estaría en casa en un momento.

Leah le dirigió una mirada glacial, pero ya sabía que había perdido. Al fin y al cabo, Kid Flash la había ayudado a conseguir al caballo, y ella le había prometido que lo ayudaría a volver. Un trato era un trato, y la Reina de Hel siempre cumplía su palabra... por mucho que le pesara.

- ¿Cuánto tiempo nos llevaría? - inquirió, gélida.

- Oh... no mucho. - aseguró Hermod - Sólo son siete gemas; la roja, la naranja, la...

- Conozco los colores del Arco Iris.

Hermod carraspeó.

- Yo creo que... una semana sería más que suficiente, asumiendo que algunos sitios son más... uh... entretenidos que otros.

Leah frunció el ceño.

- ¡... Pero seguro que una Diosa de los Muertos no tiene nada que temer a... uhm...! ¿A nada? - Hermod ensayó una sonrisa que mostraba todos sus perfectos dientes. Leah contuvo el impulso de resoplar.

- Muy bien. Tengo mis propios asuntos que atender en los otros reinos, así que no me supondrá un contratiempo excesivo.

Las almas que se habían dispersado, al fin y al cabo, estaban vagando sin rumbo por el resto de mundos ligados a Yggdrassil. Mientras buscaban los componentes del Puente, el chico y ella podrían reunir a sus súbditos perdidos y ayudarlos a regresar a Niflheim.

- ... Muy bien, arreglaremos el Bifrost, y el chico podrá cruzarlo para volver a casa. Sin interferencias de Odín.- Leah miró fijamente a Hermod antes de añadir: - Y ahora, dinos cómo encontrar esas gemas...



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Las aventuras de Leah y Kid Flash continúan en... Descendiendo hacia el Infierno