Un invitado inesperado. (Priv. Batman) (Pre-Omega)

24 de Diciembre, 2017.

Las luces de navidad brillaban por toda Gotham, en un intento de dar alegría y esperanza a la gente que vivía en esa patética ciudad, de una forma aún más patética, igual que aquella fiesta. "Amor y paz", querían dar como mensaje. "Dolor y guerra", era lo que conocía él. Pero bueno, tenía que integrarse, no? Porque era parte de la misión. Su obejtivo era ir a por uno de los más fuertes enemigos políticos que tenía el tío que le había contratado. ¿El nombre de su futura víctima? Bruce Wayne. Por lo visto, iban a dar una gala benéfica con motivo de aquella fecha tan señalada, cuyo donativo iría a los niños del orfanato, para que todos pudiesen tener sus regalos de navidad. Qué bonito...lástima que se tuviese que derrramar sangre. La ironía era su punto fuerte, por si nadie lo sabía.

Slade vestía de traje para la ocasión, algo casi inaudito en él. Con el pelo recogido en una pequeña coleta hacia atrás, y su perilla bien acicalada. El parche era nuevo, negro como el azabache, como solían ser todos los demás. Llevar corbata se le hacía raro pero ahí estaba, dándole "caché". Pero lo más importante que llevaba en ese momento no era su vestimenta No, ni mucho menos. Lo más importante se trataba del maletín que llevaba en las manos, y su contenido: su bo compactada, su traje, un par de M36 y tres granadas de mano. Claro que Slade era un arsenal andante, no iba a quedarse sin nada encima: bajo la chaqueta y blusa llevaba una de sus Katanas. Le había quitado lo necesario para que precisamente no hiciese mucho bulto, además de que la americana ya le iba un poco ancha para que precisamente no se marcase la forma en su espalda, aunque el hecho de que el mercenario soliese andar bastante recto también le ayudaba. Y en el cinturón, ocultas, unas microbombas compactadas que creaban una pequeña explosión y una gran humareda.


Cuando llegó al edificio donde se hacía el evento, no entró por la puerta convencional: esa que estaba llena de vigilantes y por donde hacían pasar a las personas por debajo de un detector de metales y rayos X. Nah, para nada. Él prefirió entrar por la puerta de atrás, donde solo habían dos guardias despistados que se creían que no iba a pasar nada. Sus cuerpos acabaron en el contenedor de basura que tenían al lado. Caminó por los largos pasillos hasta que llegó a la zona donde iba a estar todo el mundo, la sala principal de la fiesta. Y ahí estaba su objetivo, subido en la parte del escenario. Entrecerró un poco su ojo para verlo mejor. Ahora solo tendría que hacer un poco de teatro, acercarse a él y, en cuanto pudiese...adiós, pajarito.

Entre tanta conmoción solo podía permanecer tranquilo, esperando que el lugar se vaciara. No se dejo sorprender por los efectos que habían causado los artilugios del murciélago. Sabía que tenía una misión y esa era acabar con la reputación de Bruce Wayne…aparte de con el mismo, claro estaba. Poca era la sorpresa que encontró al saber que el murciélago estaba de por medio, era obvio que tarde o temprano iba a aparecer. Estaba en Gotham, y esa era su ciudad. Los ojos de Slade se fijaron en el recién llegado “no invitado” a la fiesta, viendo como su primer movimiento fue lanzarse esa descarga eléctrica para que soltara el maletín. Una estrategia muy acertada, desde luego, pero no esperaba menos de él. A fin y a cuentas, él era Batman, no? Un gran adversario, a mi altura. De mientras, la maleta al caer al suelo se abrió, dejando ver la multitud de armas que había en ellas.

-Gracias por ayudarme a abrir mi maleta, murciélago. Y ahora, si no te entrometes más en mi camino…quizás te deje vivir.

Dicho eso se quitó la chaqueta dejando mostrar sus dos katanas. No tenía su armadura puesta, una potente desventaja, desde luego. Tenía que intentar llegar hasta algún lugar que le diese un tiempo mínimo para cambiarse o su misión sería un poco bastante más…complicada. No supe si fue suerte o casualidad, pero alcancé a oír un gemido que me hizo mirar por unos momentos a un lugar totalmente distinto. Era un chico arrinconado, sujetando unas toallas. Temblaba como si de un corderito se tratase…qué gracioso, qué insignificante.

-Tú me disparas en el brazo y yo mato a uno de tus ciudadanos, es un trato justo.

Contesto con una mezquina sonrisa, a la vez que en una rápida finta se dirigió hacia el chaval, cogiéndole y dándole un corte fino y limpio en la pierna. El chico soltó un grito de dolor mientras Slade lo empujó hacia adelante. No había nadie más en ese momento, así que…¿sería Batman tan bondadoso de ayudar al pobre chico? No lo sabía, pero con el empujón volvió a coger su maleta.

-Vengó a por el mecenas de esta farsa, a por Bruce Wayne. Así que murciélago…no te entrometas en mi camino y déjame disfrutar de esta cacería. Aunque tu cabeza es un digno trofeo…mira, incluso te haría una vitrina solo para ella.

Y mientras decía aquello sacó del maletín una de sus pistolas, apretando el gatillo sin dudar ni un solo segundo. Sabía que solo necesitaba un par de tiros para acabar con él, ya que no eran balas comunes: eran balas perforantes, dignas de estar entre su munición. Comenzó a caminar hacía atrás mientras disparaba: quería comprobar si era tan buen guerrero como todo el mundo decía y decidiría ir a por él aún en esa situación. A fin y a cuentas, también quería ver cuáles eran sus “juguetitos”. Alguno tendría que sacar. Igual que yo tenía que sacar tiempo para acabar de armarme.