Preparativos [Flashback Pre-Omega][DC][Batman]

Aquella visión... Había sido demasiado real.

¿Cuánto tiempo había estado buscando por la galaxia, cuánto había perseguido aquel rastro que cada vez parecía más frío? Era incapaz de decirlo con certeza. La única verdad ahora era que había fracasado en su empeño... Lo que fuera que estuviese por ocurrir iba a hacerlo, le gustase o no, y no había nada que pudiese hacer por impedirlo. Sólo quedaba una alternativa, pero era una que no le gustaba lo más mínimo. Sabía perfectamente lo que la decisión que acababa de tomar implicaba: Dejar atrás todo. Su familia, sus amigos, a Lois... Metrópolis.  Y, con todo, sabía que era el único modo de proceder. Lo peor de todo era que nadie podía saberlo, nadie en absoluto, o todo el plan se iria al traste.

Quizá debiese haber procedido de esa manera, marcharse sin decir nada, pero, en el fondo, sabía que no podía hacerlo. Sabía que era quizá lo mejor, pero no podía sin una última garantía... Por fortuna, sabía perfectamente a quién tenía que acudir para aquello, aunque se hacía una vaga idea de cómo iba a ir esa conversación y tampoco es que le gustase.  Pero también era cierto que era completamente inevitable, hasta comprensible... Que no le fuese a gustar el resultado no significaba en lo más mínimo que hubiese forma de evitarlo.  Pero tardó en tomar la decisión, quizá demasiado teniendo en cuenta que el tiempo que les quedaba cada vez era más corto. Lo que fuese que estaba por ocurrir no iba a esperarles, por poco que le gustase, y eso no cambiaría por mucho tiempo que pasase en la Fortaleza de la Soledad intentando organizar sus pensamientos...  Así que finalmente tomó la decisión. Era la última que tomaría antes de hacer lo que había que hacer.

Un destello, rojo y azul, cruzó el cielo nocturno a una velocidad tal que apenas era visible, un borrón contra el manto nocturno. La trayectoria habría sido difícil de deducir hasta para el más preparado de los sistemas de seguimiento pero, entonces, del mismo modo que había aparecido, desapareció del mapa.  Sólo cuando sus pies tocaron el suelo, sin embargo, sintió Kal-El que no había sido todo lo sigiloso que había podido aunque, realmente, eso era imposible, dado dónde se estaba metiendo... Podría haber sido una sombra y habría sido detectado igualmente. Era una fortuna que esos sistemas tampoco lo tuviesen demasiado difícil para identificarlo, pues en el caso contrario se hubiese visto acribillado en cuestión de segundos, por muy poco efecto que eso fuera a tener sobre él.  En cualquier caso, nada más poner los dos pies en la batcueva sintió aquella comezón en la nuca, como siempre. La sensación evidente de alguien que está siendo observado, lo peor es que era imposible deducir el ángulo. Todos, posiblemente.   Sin embargo, no era incómodo. Lo sería de ser cualquier otro, pero... No de él.

Una sonrisa se dibujó en el rostro.



- ... Bruce, puedes salir. Te aseguro que no vengo a echarte una reprimenda por nada. Todo lo contrario, de hecho. Necesito que hablemos. Es importante.


Sabía que a Bruce no le gustaba en lo más mínimo las sorpresas, pero dudaba que su visita lo fuese.  Ni él era capaz de sorprender al hombre murciélago.  Si es que existía alguien capaz, claro... Cosa de la que dudaba honestamente. En cualquier caso, no es como si pudiese hacer mucho más que esperarlo. Ya se mostraría.

Los sistemas de detección de la Batcueva señalaron la cercanía de un objeto volador no identificado, viajando a una velocidad demasiado rápido para el tipo de tamaño que tenía el objeto, sobre Gotham City. Bruce, sentado delante de su enorme ordenador, tenía el traje de murciélago puesto, pero su capucha estaba echada hacia atrás, mientras disfrutaba de una taza de café caliente. Era el segundo día sin dormir, pero estaba acostumbrado a ese tipo de cosas. Las ondas zeta habían fluctuado durante mucho tiempo, principalmente aumentándose como si fuese una tormenta solar, pero amainándose en otras ocasiones. No tenía porqué significar nada, si no fuese por el hecho de que no estaba ocurriendo sólo en los alrededores del Sistema Solar. Green Lantern le había avisado de que también sucedía en otros lugares de la Vía Láctea, y cuando Batman se puso a investigar, descubrió que todo tipo de radiación había sido alterada de la misma forma, aunque en diferentes porcentajes. Algo estaba ocurriendo. Algo gordo, algo serio. Incluso los místicos de la Liga de la Justicia parecían alterados, especialmene el Doctor Destino, que se había encerrado en su torre y se negaba a salir o dar audiencia a nadie.

Así pues, cuando Superman llegó a la Batcueva, se encontró con el ordenador encedido con múltiples datos técnicos, una taza de café a medio tomar aún humeante y la silla girada hacia un lado. Batman se había escondido detrás de una placa de plomo que formaba parte de una plataforma que sostenía un artefacto a medio construir (o quizás medio destruido), un aparato que Bruce no había acabado de diseñar aún que mejoraría algunos sistemas sensores de la Watchtower, la base de la Liga. Hasta hacía poco no le había parecido importante, pero estaba equivocado. Obviamente, nunca se podía estar lo suficientemene preparado, y debería habérselo recordado a sí mismo. Salió de las sombras sin hacer ruido y se quedó de pie, mirando a Superman, en su flanco derecho. Las sombras cubrían la mitad inferior de su cuerpo y le daban un aspecto macabro y fantasmagórico. Aunque los dos conocían la identidad secreta del otro, Bruce se había echado por encima su capucha de Batman.

-Algo va a ocurrir-contestó, con su voz grave y seria, demostrando una vez más que el murciélago siempre estaba un paso por delante en las investigaciones-. Algo malo, algo terrible. De eso querías hablarme.

-¿Amo Bruce?-llamó inmediatamente Alfred, que vio desde la parte superior de las escaleras a Superman- Oh, deconocía que tuviese visita-mintió, pues él había sido alertado de la llegada de Superman, y había bajado para ejercer su oficio- ¿Desea algo su noble invitado? ¿Un té, quizás?

Mientras tanto, Batman ya se había acercado de nuevo al ordenador. Desdeñando la taza de café, pulsó varias veces el mismo botón en su teclado personalizado y las ventanas con las diferentes ondas de radiación se fueron cerrando una a una, para acabar descubriendo una serie de ensayos que aún permanecían abiertos. Eran de gente brillante, científicos que habían inventado la teleportación que usaba la Liga de la Justicia, así como muchas otras cosas de la Watchtower, y Batman había estado leyendo todo lo que pudiese valer de algo en la investigación. Lo cual significaba una cantidad de artículos científicos enorme, razón principal de haberse quedado despierto en las últimas 48 horas.

Debía admitir que nunca dejaba de sorprenderle, aunque no entendía por qué... Debía haberselo imaginado.


- ... Sí. No sé qué es exactamente pero, como dices, es algo malo. ¿Has averiguado algo por tu lado? Lo único que yo he conseguido averiguar es que, pese a todo, parece ser que no es cosa de Darkseid, ni un intento de invasión por parte de Apokolips. Sea lo que sea, es algo peor, algo que quizá no hayamos visto antes. Y eso me preocupa.


Y no sin razón. Casi todo el mundo en aquel lugar sabía que había pocas cosas que el Hombre de Acero, o la Liga, no pudiesen combatir. Una vez tras otra habían combatido contra los más terribles enemigos y una vez tras otra habían salido victoriosos, incluso cuando sus contrapartidas de otros universos volvían sus propias fuerzas en su contra siempre habían encontrado la forma de prevalecer contra todo pronóstico... Y, sin embargo, en aquella ocasión el Hombre de Acero se encontraba tan perdido como un niño de cinco años en una autopista en hora punta. Lo peor no era eso, sin embargo... Lo peor era la terrible sospechas de que el Caballero Oscuro estaba exactamente igual de perdido que él en lo que a eso se refería. Kal había tenido la esperanza de que Bruce ya hubiese descubierto lo que ocurría y hubiese preparado alguna contramedida, como solía hacer siempre, incluso cuando se trataba de ellos, pero parecía evidente que no era el caso. Y no por falta de intentarlo, precisamente. Lo cual, de alguna forma, sólo conseguía empeorar las cosas.

Había estado esperando una respuesta cuando la voz de Alfred resonó en la Batcueva. La mentira de Alfred era transparente para cualquiera que conociese el modus operandi de Batman, pero para Clark fue casi reconfortante... No importaba el tiempo que pasase, siempre podían contar con que algunas cosas no cambiasen, y la forma de hacer aparición de Alfred era una de ellas. Le hubiese gustado aceptar su oferta pero, por desgracia, lo último que necesitaba en aquel instante era otro par de oídos escuchando lo que estaba a punto de hablar con Batman. No era que desconfiase de Alfred, en absoluto, pero... No quería que pudiese acabar puesto en peligro por saber más de lo necesario.


- Te lo agradezco, Alfred, pero estoy bien. Escucha... Sé que es una petición extraña, pero me gustaría poder hablar con Bruce a solas. Espero que no sea un inconveniente.


A Clark se le partía el alma sólo con hacer semejante petición, pero era necesario aún así. Sabía perfectamente que, para Alfred, Bruce era como un hijo y él siempre se había ocupado de extender su cordialidad hacia él también, de modo que no podía evitar sentir que estaba tratando de forma injusta a una de las personas que nunca le había mostrado otra cosa más que respeto... Se sentía como un trozo de basura al hacerlo, pero por desgracia creía que era lo que tenía que hacer. De todos modos, esperó una respuesta por parte de ambos. Si Alfred decidía quedarse, después de todo, no había mucho que él pudiese hacer por disuadirlo de lo contrario más que confiar en que Bruce le hiciese la misma petición y decidiese, esta vez sí, hacerle caso... Pero no podía pedirle eso al caballero oscuro, tampoco. Sólo esperar que lo hiciera.

Esperar... De nuevo.

Alfred respone al Hombre de Acero con un escueto "por supuesto" y una reverencia pequeña y muy elegante, digna de su educación de mayordomo. Alfred, el hombre en el que más confío por encima de todos, sabe perfectamente que si Superman noquiere que oiga algo, es por una muy buena razón. Al fin y al cabo, él fue el primero en fiarse del kriptoniano, mucho antes de empezar a hacerlo yo. Al igual que la mayoría de los seres humanos de éste planeta, Superman era un símbolo de esperanza y Alfred no era inmune a ella. Una vez cerró la puerta oculta tras el reloj de pared, nos quedamos solos, y sentado en mi silla me giré hacia Superman. No le ofrezco asiento porque nunca lo acepta y, de todos modos, no creo que estemos en estos momentos para formalismos. Conecto visualmente con él y noto su preocupación. Al igual que yo, Clark siempre se preocupa por el inocente, pero en él es más palpable. Sabe poner cara de póquer, pero estoy acostumbrado a leer caras de sociópatas sin sentimientos aparentes, así que para mí es tan fácil como leer un libro abierto. Vuelvo a mi ordenador para empezar a mostrar informes de la Liga de la Justicia, la mayoría de Hal Jordan y sus compañeros Lantern Corps.

-He estado trabajando con Green Lantern y usando los aparatos de medición de la Watchtower junto a Marcian Manhunter. Hemos captado cambios tormentosos en las onas zeta así como en otro tipo de radiaciones inocuas alrededor de toda la galaxia. Los expertos mágicos de la Liga están preocupados, pues sienten algo extraño en la propia estructura del universo-entonces me giro y miro a Superman-. No sabemos qué va a pasar, pero va a suceder en toda la Vía Láctea, Clark.

Junto mis dedos y apoyo los codos sobre los apoyabrazos de mi silla, mirándolo intensamente. Estoy preparado para lo que me va a decir, pues Superman está tan preocupado que obviamente va a decirme algo que no quiero oír. Otra mala noticia con toda seguridad, concerniente a él. Pero no me hago ilusiones, pues si fuese Darkseid ya lo habría descubierto por su modus operandi. Incluso los dioses no son capaces de tener hábitos y manías recurrentes, probablemente un efecto secundario de todas las criaturas inteligentes. Siniestro tampoco parecía estar involucrado, ni en definitiva ningún villano conocido.

-Y ahora es cuando tú me das otra mala noticia.

Lo cierto es que anhelo una respuesta más clara de Superman, pero estoy seguro al 100% de que no la tiene, o ya me la habría dicho, probablemene interrumpiéndome mientras le describía la situación. Pero Batman no ha combatido jamás el crimen esperando una respuesta de una mano amiga, sino buscándola por sí mismo. Y aunque Clark poseía una inteligencia alienígena superior a la humana, era sólo un hombre contra un evento de proporciones galácticas. Ni con toda su inteligencia, tecnología rescatada de krypton y poder físico era capaz de superar la red de contactos de los Lantern Corps, y por ello necesitaba a la Liga de la misma forma que ésta le necesitaba a él. Así que lo que le fuese a decir tenía que afectarle a él, a algo que iba a pasarle o que iba a hacer. Sólo esperaba que no fuese una tontería derivada de la testarudez de la que los kriptonianos podían hacer una gala extraordinaria, o la reprimenda se la acabaría llevando él.

Cuando Alfred se fue, Clark sólo pudo seguirlo con la mirada durante un instante.

No le gustaba nada tener que pedirle que se marchase y, quizá por ello, no pudo evitar que se le escapase un tenue "lo siento" entre dientes, aunque en un tono tan bajo que quizá sólo su superoído habría podido captarlo... En cualquier caso, su vista se desvió del mayordomo inglés tan pronto las palabras empezaron a llegar por parte del Hombre Murciélago, quien ya se había girado en su silla para mirarlo. Por supuesto. Tenía que haber imaginado que Bruce ya habría empezado a trabajar en ello usando todos los medios a su alcance, pero de cualquier forma le sorprendía el alcance de todo aquello. Había esperado que Bruce le dijese que no era para tanto, pero evidentemente eso no iba a ser así. Lo único que había hecho era confirmar sus sospechas.

En ese momento, Clark se sintió como si hubiese un núcleo de Kryptonita cercano, porque le fallaron las fuerzas levemente, aunque no lo bastante para tambalearse. Era una lástima que Bruce no le hubiese ofrecido sentarse, porque hubiese sido la rara vez que hubiese aceptado la invitación de buen grado... Pero, en cualquier caso, como de costumbre, de nuevo había deducido por qué estaba allí. En gran medida, al menos, aunque ni él mismo tenía muy claro qué era exactamente lo que iba a hacer. En fin...


- ... El mejor detective del mundo, desde luego... ¿O es que yo soy tan transparente como dicen? Vaya...


No era muy amigo de ese tipo de cosas, y Bruce tampoco, pero Clark necesitó hacer esa broma, relajar un poco el ambiente mientras se cruzaba de brazos, buscando la mejor forma de decir lo que iba a decir. Cuantas más vueltas le daba, más le parecía que todo aquello era una maldita locura, pero por desgracia eso no no iba a hacer que las cosas cambiaran lo más mínimo... Habría tenido una oportunidad, en aquel momento, para cerrar la boca y simplemente marcharse pero, finalmente, acabó por suspirar ligeramente, abriendo los ojos acto seguido.


- ... Tengo que dejar la Tierra, Bruce. No sabemos a lo que nos enfrentamos pero, sea lo que sea, es algo gordo y temo que no podamos detenerlo en nuestro estado actual. Lo único que podemos hacer es intentar prepararnos para cuando llegue el momento y, para eso... Tengo que irme.


No le había dicho todo el plan, desde luego, por miedo a parecer pretencioso. Clark esperaba que, una vez se hubiese marchado, el resto de héroes de la Tierra fuesen capaces de lidiar con todas las amenazas que normalmente combatían juntos, pero también esperaba que aquellos que no se habían levantado por la sola presencia de Superman acabasen haciéndolo. En cierto modo, esperaba que un mundo sin su presencia crease los héroes que necesitaba para protegerse a sí mismo de la amenaza que estaba por llegar, fuera aumentando la fuerza de los héroes ya presentes como creando otros nuevos. Pero, de nuevo, eso significaba apostarlo todo a su importancia. La otra parte del plan, la que no podía decir, implicaba el lugar donde iba a exiliarse, donde no podría ser encontrado... Y donde sus fuerzas aumentarían hasta un punto que le daba miedo siquiera imaginar. Con el tiempo suficiente, era posible incluso que trascendiese lo que ya era. Pero era la única opción que tenía, por desgracia.

Pero ya estaba dicho. Ahora, sólo quedaba esperar la respuesta de Bruce, que intentase convencerlo de que era una locura. Casi esperaba que lo consiguiese. Casi.

Superman intenta aliviar el ambiente porque se siente nervioso, pero yo no digo nada, sino que me limito a mirarlo fijamente, esperando. La tensión que provoco es ya natural en mí, y ni siquiera el Hombre de Acero escapa a mi mirada cuando yo lo deseo. Al final, me dice que se tiene que... ir. No es la primera vez que hace esto, claro. En el pasado se tuvo que ir a su Fortaleza de la Soledad o incluso a otros lugares más insólitos, principalmente para prepararse mentalmente. Pero algo me dice que ésta vez tiene pensado otra cosa. No puedo detenerlo, y no estoy seguro ni de que debiera, así que no discuto con él, sino que empiezo a replantearme la situación global y cómo encajará la Liga de la Justicia las noticias. J'onn probablemente no muy bien, pero entiende casi tan bien como yo que para organizar un grupo tan increíble se necesita seriedad, así que no me preocupo por él. El resto... Era trabajo del marciano, por desgracia. De todas formas, no puedo ceder en algo tan importante, así que por lo menos lo intento.

-¿Y quién va a defender Metrópolis, entonces? Green Lantern está surcando el espacio. J'onn dirigiendo la Liga. El resto de miembros ya están lo suficientemente desbordados de trabajo. ¿Quién va a hacer el trabajo de Superman mientras Superman no esté?

Atacar a su sentido del deber era lo que cualquier maestro manipulador haría, y lo cierto es que me doy cuenta hasta yo de que estoy siendo injusto con él. Metrópolis era, dentro de lo que cabía, un remanso de paz en este caótico planeta, y todo se lo debía a Superman. ¿Cuántas personas había salvado sólo en la ciudad, sin contar ya con sus misiones globales para la Liga? ¿Cientos, miles, millones? Pero es lo que tengo que hacer. Debo intentar convencerle de que no se vaya para que la gente no pierda la esperanza que él representa en sus corazones. Porque en eso sí me había ganado de calle: Superman no asusta a lo niños si lo ven en un callejón oscuro. Intento por todos los medios sonar lo más seguro de mí mismo para que no se de cuenta de que, en realidad, entiendo algo de lo que quiere hacer. De alguna forma, iba a prepararse para lo que se avecinaba, pero eso tampoco me quitaba razón al decir...

-¿Quién está siquiera a la altura?

Me levanto para mirarle frente a frente, esperando su respuesta. Somos casi de la misma altura, pero con la capucha es difícil seguir mi mirada, pues está diseñada para que parezca que siempre estoy mirando en la dirección de quien ve mis ojos, otro truco para atemorizar a los criminales. Esa era otra, Superman no necesitaba nada de eso. Se bastaba con estar presente para que la mayoría de ladrones y asesinos cayesen en la desesperacion de saberse ya capturados. Metrópolis había aprendido a vivir con su presencia majestuosa surcando los cielos, sin mencionar que los periódicos no le llamaban "vigilante" o "amenaza", si no que más bien usaban símiles como "ángel de la guarda". Claro que a diferencia de él, Batman no salía con ninguna reportera.

Temía que dijese algo como eso...


"Maldita sea, Bruce... ¿Por qué siempre tienes que hacer este tipo de cosas?"


Porque es lo correcto, evidentemente. Superman lo conocía bien, y desde luego no podía culparle por decir lo mismo que él había pensado ya decenas y decenas de veces. Si él se iba, si ya no estaba... ¿Quién iba a proteger Metrópolis? ¿Cuántos iban a poder pararle los pies a Luthor, Metallo o Darkseid si, Dios no lo quisiera, llegaban a atacar? Clark no podía saberlo. Y lo peor era que, en parte, era con eso con lo que contaba. Si pensaban que Superman no estaba, sus enemigos se volverían descuidados, atacarían sin prepararse y algunos, los más inteligentes, se olerían que todo era una treta y dejarían Metrópolis en paz por miedo a lo que el alienígena pudiese tener en mente. Se prepararían, sin duda, para esa eventualidad, les llevaría tiempo, pero el problema era los que aprovechasen la oportunidad para atacar.

Se repitió eso a sí mismo una, dos, cien veces... Pero sabía que ninguna respuesta que diese podría satisfacer a Bruce, no completamente. Pero tuvo que dar una, igualmente.


- ... No lo sé. De verdad que no lo sé. Es una locura, y soy el primero en saberlo, pero si no hacemos nada, todo lo que hemos protegido, todo aquello en lo que creemos, acabará hecho pedazos, y no podremos evitarlo. Sé que es una respuesta débil pero... Sólo puedo decir que es un acto de fe. Las circunstancias extraordinarias crean hombres extraordinarios... Tú lo sabes mejor que nadie.


Porque si alguien encajaba en esa definición, ese era Bruce. Podía haber enemigos mucho más poderosos que él, con más tecnología, incluso más recursos... Pero lo que el Murciélago tenía, más que ninguna otra cosa, era determinación. Podrían derribarlo mil veces y él se levantaría mil y una, siempre con un nuevo plan para ajustarse a la situación. Para vencer. Era algo que siempre había admirado de él. Y aunque jamás lo admitiese en voz alta, era uno de los motivos por los que Clark siempre se había empujado a luchar. Si Bruce podía levantarse, incluso cuando todo lo demás fallaba, entonces, ¿qué excusa tenía él para no hacer lo mismo? Eran dos caras de la misma moneda, después de todo. Y si Bruce había sido capaz de convertirse en lo que ahora era, entonces alguien más tenía que ser capaz. No, no era una posibilidad. Sabía que así sería. El problema era que estaba demasiado acostumbrado a cargar él mismo con el peso de todo, y no le gustaba lo más mínimo arrastrar a nadie más a una pelea que siempre había considerado suya. En ese sentido, era como Batman, pero incluso él había inducido a otros a seguirle... Nightwing. Batgirl. Spoiler. Todos ellos habían acabado supliendo a Bruce cuando, por lo que fuera, él no había podido hacerlo. Confiaba en que, en su caso, ocurriese lo mismo.

Esperaba...


- ... Quizá estoy pidiendo demasiado, pero necesito que me ayudes con esto. No bastará con que el mundo piense que ya no estoy. Tienen que pensar que no volveré, que están solos...


Tragó saliva. Lo que iba a pedir era... Horrible, pero... También necesario.


- ... Tienen que pensar que he muerto...

Le dejo hablar, sin apartar la mirada. Fe... la fe mueve montañas, pero en Gotham las montañas están hechas de escoria y se acumulan cada día. Las circunstancias extraordinarias crean hombres extraordinarios, cierto. Pero ninguna de esas dos cosas tiene relación con lo que Clark me quiere decir, son sólo excusas para que me contente. Pero mi concentración está en su pico más alto, pues lo que desea es algo que sabe que no pienso cederle fácilmente, y por tanto es algo que no me va a agradar. Por supuesto, hay sustitutos viables. Karen, por ejemplo, su propia prima. Powergirl es en muchos sentidos muy similar a Superman, pero carece de la experiencia, la confianza y el prestigio que su primo había adquirido a lo largo de los años. Es impulsiva, tozuda y descontrolada. Shazam es otro candidato, pero soy lo suficientemente inteligente para no encargar la tarea a un niño, incluso uno tan capaz como él. Otros quedan en el tintero... pero lo cierto es que, en el fondo, ninguno de ellos es Superman.

- ... Quizá estoy pidiendo demasiado, pero necesito que me ayudes con esto. No bastará con que el mundo piense que ya no estoy. Tienen que pensar que no volveré, que están solos...

A estas alturas ya sé perfectamente lo que me quiere pedir. Una locura, una estupidez y una temeridad.

- ... Tienen que pensar que he muerto...

-No.

Mi respuesta es dura, seca y determinante. Me levanto de la silla y con un gesto toco un botón de mi ordenador, sacando a relucir varias decenas de desastres naturales, criminalidad aumentada, conflictos bélicos y demás calamidades. El tipo de problemas que Superman podía hacer frente con rapidez pero que otros no podrían. Por supuesto, Superman no era imprescindible en ninguno de esos lugares. La fuerza de Karen bien dirigida podía solventar un desastre natural. La criminalidad se combatía más con inteligencia que con poder bruto. Los conflictos bélicos requerían diplomacia, y así con todo. Pero el peso de las imágenes en el cerebro kriptoniano de Clark es un golpe a su conciencia sucio y doloroso. El tipo de golpe que me permito siempre dar, donde otros no lo harían. Todo vale por la misión.

-Mira a todas estas personas, Clark. Todas ruegan por un símbolo, por la esperanza de que un ángel guardián venga a rescatarlos. Me estás pidiendo que les diga que su ángel ha muerto. Que ya no queda esperanza en la larga noche. Y lo que me dices es que lo haga por simple fe, sin contarme tus planes.

No apago el monitor, sino que dejo que las imágenes captadas por la Atalaya sigan reproduciéndose. Ataco su conciencia como un perro de presa, aferrándola y no dejándola nunca hasta morir. Es jugar sucio, pero no me importa mancharme las manos por una causa justa. No voy a dejarme convencer de un plan tan dañino para la sociedad sin al menos una razón. Puede que Clark esté en lo cierto, pero si quiere algo tan serio de mí, tendrá que esforzarse y darme algo a cambio, o de lo contrario tendrá que valerse por sí mismo. Y yo ya sé su plan de hacerse el muerto, y él sabe que no voy a dejarle hacerlo si no me convence. Porque había una cosa que nos diferencia a ambos: yo estoy dispuesto a todo por la misión, y él no. Mi determinación es inquebrantable, y se lo hago saber simplemente con no quitarle los ojos de encima. El Caballero Oscuro de Gotham estaba mirándole, no su amigo Bruce. Es una mirada fría, calculadora, depredadora. Es toda la oscuridad de mi interior encarnada en un simple gesto. Superman era duro, pero había visto verdaderos desalmados caer ante mi visión. Y es que en el fondo, al final tendrá que admitir que no tiene razón en pedirme semejante cosa sin darme al menos todos los detalles.

"Maldito seas, Bruce"


Las imágenes... Sabía que iba a atacarlo de alguna forma, pero aquello era un golpe bajo y, con razón, Kal no pudo evitar sentirse increíblemente molesto y furioso. Había esperado una respuesta negativa por parte de Batman, pero no que fuese a hacerlo de esa forma, y su rostro mostró en un instante todo aquello: ¿Acaso se pensaba que no se daba cuenta de lo que estaba pidiendo, de lo que significaba? ¡Por supuesto que era consciente! Esos desastres naturales eran algo que no muchos podían solventar, sólo individuos extraordinariamente poderosos, como Karen, Destino o Billy; el crimen aumentaría mucho cuando los criminales pensasen que no habría nadie para detenerlos, pero los conflictos militares... Los conflictos militares era algo que ni siquiera él podía parar. Incluso si acababa destruyendo un ejército tras otro, siempre habría uno más en la reserva dispuesto a ser desplegado, y con más objetivos aún si era por la intervención de Superman.

El impacto inicial pasó y, de ello, sólo quedó fría determinación. Sabía lo que Batman intentaba, pero no lo lograría. Si pensaba que iba a dejarse vencer por sus emociones, se equivocaba: Había buscado cientos de formas de evitar llegar a esa solución y no había encontrado nada, toda pista sólo llevaba a callejones sin salida... No creía que nada pudiese parar lo que estaba a punto de pasar pero, si se quedaba, estaba seguro de que no habría esperanza alguna. Él no sería lo bastante fuerte y, aún peor, el mundo no se levantaría para defenderse. Sólo su ausencia podría hacer que surgiesen nuevos héroes, una vez viesen que no podían apoyarse en él para defenderlos. Le dolía más a él de lo que le dolería a ellos, pero, por supuesto, eso no era lo que Batman veía. O todo lo contrario. Lo veía claramente, pero era mezquino para ayudarle sin saber qué sacaba él de todo eso, o por qué.

Bien. Podía jugar con eso.


- Te haces llamar el hombre más inteligente del mundo. Imaginaba que un plan tan sencillo sería fácil de descifrar para ti. Pero como quieras: Sabes perfectamente que lo que está a punto de ocurrir es más grande que nada a lo que nos hayamos enfrentado. No sé qué es, no sé cómo pasará, ni contra quién lucharemos, pero se acerca, y no vamos a poder evitarlo. No así. Lo he visto, Bruce. He visto lo que pasará si no nos preparamos. Todo este mundo... Reducido a cenizas. Gotham, Metropolis, Atlantis... No queda nada.


No mentía, y eso era lo aterrador de todo. Que era sincero.


- ¿Qué crees que pasará si no hacemos nada? Hasta el momento hemos sido capaces de combatir todo lo que nos ha venido encima, pero antes o después no seremos capaces de hacerlo. Antes o después, algún enemigo será capaz de eliminarnos, superarnos... Lo que acabas de mostrarme VA a pasar, Bruce. La única diferencia es cuándo. Si lo hace en un momento en que nos beneficie, o cuando ya sea demasiado tarde.


Hizo una pausa.


- Si el mundo se convence ahora de que he muerto, no tardarán en surgir nuevos héroes para llenar el vacío que haya dejado. Los primeros días, quizá meses, serán caóticos, pero antes o después la humanidad se alzará para defenderse y, al poco, ya no me necesitarán. No para solucionar esos problemas, de todos modos. Con suerte, para cuando llegue lo que sea que está a punto de llegar, la humanidad habrá creado suficientes superhéroes como para combatirla al menos en sus fases iniciales. Pero no lo harán solos. Yo volveré entonces.


Una nueva pausa.


- No soy lo bastante fuerte, no aún. Pero si paso suficiente tiempo absorbiendo luz solar, seré capaz de enfrentarme a lo que sea que esté por llegar. Por eso he de desaparecer. Mi intención es pasar el tiempo que quede hasta que esa amenaza se manifieste en el mismo centro del Sol, acumulando energía para poder derrotarlo cuando finalmente lo haga. No puedo derrotar a una amenaza sin rostro, pero quizá pueda cuando se muestre, si me preparo bien. Por eso dependo de ti. Por supuesto, soy también consciente de que hay herramientas que podrían anular mis esfuerzos. Kryptonita. Si puedes localizar toda la que puedas, y destruirla, será mejor para todos.


De nuevo se detuvo.


- Pero no te pediré que lo hagas. Si algo va mal, esa Kryptonita es lo único que puede salvarnos. Por eso necesito que guardes suficiente como para utilizarla contra mí, si es necesario. También querré que ocultes mi traje protector en lugar seguro. No sabemos si alguien pueda utilizarlo con malas intenciones cuando yo no esté.


Por fin, terminó de hablar. Esperaba que, ahora que el plan le había sido explicado punto a punto, Bruce le ayudase, pero incluso si no lo hacía, lo llevaría a cabo igualmente. Si la gente no sabía que había "muerto", lo buscarían, tardarían más en prepararse, pero sólo perderían tiempo... Antes o después, acabarían alzándose de todos modos, aunque por desgracia ese tiempo era algo que no tenían de momento. Más valía que no tuviese que convencerlo más. No podían esperar mucho más.


- Lo haré con o sin ti, Bruce. Es necesario. Pero espero contar contigo. Por el bien de este mundo...