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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
Años de Omega
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Mensajes : 698 Fecha de inscripción : 23/04/2014 Localización : En alguna pastelería comiendo chocolate, seguro Empleo /Ocio : Catador maestro de chocolate, sea cual sea… ¡Traedme chocolate! Humor : ¿Qué es una gamba tirando piedras? ¡Una gamberra!
Ficha de Personaje Alias: Positrón Nombre real: Planaria Glámez Universo: Marvel
Tema: Re: Dos billetes a Ginebra, por favor. (Celsit) 6 de Abril de 2018. 19th Octubre 2014, 17:14
El sol se puso y la noche cayó sobre nosotros. El fuego seguía crepitando ligeramente y había avanzado bastante con el libro. Desde luego enganchaba. Miré la hora y vi que eran alrededor de las ocho de la tarde, así que lo cerré y me levanté dándole un tierno beso en la frente a Cels, que respiraba lentamente con una preciosa cara de paz. Para cenar había pensado en algo más suave que el lomo de la comida. Para ser más precisos, comida oriental. De primero unos tallarines con pollo y almendra y de segundo algo de sushi. Era un poco complicado de hacer, y algo tedioso, pero estaba para chuparse los dedos. Lo iba a hacer de salmón, de pez mantequilla de esos y de atún. Los más básicos realmente, pero quedaban muy ricos. De postre tenía unos bombones de chocolate que estaban pa morirse de buenos, y para después de la cena una pequeña sorpresilla para la curvitas. Me reí al recordar el nombre y negué ligeramente con la cabeza. Saqué las cosas en la cocina y me puse a la tarea.
Al cabo de una hora y algo más o menos ya había hecho el pollo y los tallarines y estaba a mitad del sushi. Lo primero era poner las hojas negras esas que hacen de envoltorio sobre una tabla, poner el arroz y los ingredientes por encima y luego enrollarlo todo para que quedase tierno. Por último, dejarlo un poco enfriar para que mantenga la consistencia y la cena está servida. De repente, noté como Cels me abrazaba por la espalda y farfullaba algo casi incomprensible. Sonreí y apoyé mi mejilla ligeramente contra su cabeza. Luego metió los dedos en el arroz y se los chupó, con una cara de hambre se veía a la legua. Saqué los tallarines del fuego y los escurrí un poco.
- Nah, no te preocupes. Podía de sobra con esto. Además, estabas hecha polvo. Prefiero que descanses bien ahora para que después de cenar puedas estar a tope, que tengo una sorpresilla para ti. PERO no te la voy a decir, así que no intentes ponerme ojitos ni engatusarme con palabras melosas porque no caeré.- Dije mientras le señalaba con la paleta de madera con la que movía la pasta y con una enorme sonrisa. No quería que intentase sonsacármelo porque sabía que acabaría consiguiéndolo. Era imposible decirle que no a esos ojazos o a esa sonrisa. Luego miré el reloj que había situado encima de la puerta.- Son las nueve y cuarto. Aún queda un poco para hacer la cena. Sobre si me puedes ayudar... Te pediría que, si no te importa, volvieses a poner la mesa como antes al medio día. El tema de la comida lo tengo bastante controlado. No es complicado, pero tu compañía siempre se agradece.
Apoyé la mano tímidamente en su trasero y le di un beso antes de continuar con las cosas. Frente a mí, una pequeña ventana mostraba el exterior de la casa totalmente nevado, y a lo lejos un montón de luces que provenían de Ginebra, tan ajetreada e iluminada como todas las noches. Una pequeña nostalgia me invadió al darme cuenta de cómo había cambiado todo. Durante mi adolescencia, era un pequeño rebelde sin causa que se escapaba por las noches para luchar contra el mal. En la carrera aprendí un montón de cosas útiles, ya no sólo de la propia ingeniería, sino por ejemplo el arte de la cocina, tocar la guitarra, bailar, algunos deportes como el fútbol o el snowboard... Y ahora, pertenecía a una organización que luchábamos contra seres crueles y despiadados que querían usar a otros para su beneficio propio, torturar a los inocentes o simplemente desatar el caos. Tenía a mi familia los Abyss y ahora, además, a Cels, a la cual consideraba lo que podría decirse como una pareja. El profesor Xavier me había dado la bienvenida a la mansión con los brazos abiertos tras una charla que tuvimos y todo parecía ir más o menos bien. Siempre estaba la amenaza de Zenn o de algún que otro villano que paseaba por el mundo. Pero, en resumidas cuentas, la vida comenzaba a sonreírme. Y la verdad, lo necesitaba.
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Sasha Triger Marvel Universe
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Ficha de Personaje Alias: Celsit Nombre real: Sasha Triger Universo: Marvel
Tema: Re: Dos billetes a Ginebra, por favor. (Celsit) 6 de Abril de 2018. 29th Noviembre 2014, 16:09
[Postea y cerramos si quieres, o cerramos aquí]
Estaba suficientemente empanada para no reaccionar al instante pero no tanto como para no enterarme de lo que me había dicho. Empecé a moverme como una marioneta, me revolví el pelo para antes de recogerlo en un moño improvisado sobre la cabeza y ponerme rumbo a la cocina. Saqué de nuevo todo lo necesario ; mantel, cucharas, tenedores, cuchillos, vasos... Tuve que volver un par de veces por dejarme alguna cosa o haberme equivocado. Yo sin café no rindo por el amor de Dios, aunque a las nueve de la noche, raro sería...
Terminé de poner la mesa y me senté en una de las sillas. Al percibir el aroma de la comida, como si de un interruptor se tratase, mi estómago empezó a llamarme a gritos.
- Gracias por cuidarme tanto cielo... de verdad, eres... increíble. - me apoyé sobre mi puño, y este apoyado en mi codo sobre la mesa. Le miraba cocinar, sonriendo. ¡Disfrutaba de la vida! Con él era todo tan... simple.... Tan sencillo y natural...
Antes de darme cuenta me quedé embelesada y se dirigía hacia aquí con dos fuentes, una honda y una llana. En la honda tallarines con salsa, olía a pollo y veía almendras...
El estómago me volvió a rugir.
- NO SABES LO QUE TE QUIERO
Y en la bandeja plana varias piezas de sushi con distintos corazones de sabor.
Le miré con cara de odio sin evitar la sonrisa y en cuanto se sentó, empecé a comer demasiado efusivamente. Tanto que un chorrazo de salsa me resbalaba por la comisura, acompañada de una cara de estúpida al comprobar que, efectivamente, me había dejado las servilletas. Me levanté corriendo aguantando la risa, con una mano bajo la barbilla para no manchar y cogí una de papel de un rollo de papel de cocina. En cuanto tragué y me limpié lo llevé a la mesa y me senté sonriendo.
Su risa era inevitablemente encantadora.
Me senté frente a él y le escuchaba, le veía comer, sus miradas perdidas por la ventana hacia las estrellas y luces de ciudad nocturnas, sus medias sonrisas....
Fue desde entonces cuando supe que mi hogar estaba donde estaba con él.
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Dos billetes a Ginebra, por favor. (Celsit) 6 de Abril de 2018.