Un puro y una cerveza (Midnigther, Drago, resistencia) [28/06/2019]

Hacía ya un par de días desde que Drago había escapado de las garras de Luthor y el rastro en la ciudad era muy difuso. Por suerte la ruta de huida no había sido muy transitada, nadie en su sano juicio se metería allí por propia voluntad.

Aparte del conocido olor de su amigo había otros conocidos... e inconfundibles. Aparte de eso estaba claro que habían bajado algunos soldados a registrar todo, pero habían estado poco tiempo y apenas enturbiaban el rastro principal.

Al alejarse de aquel estercolero que era la ciudad de Nueva York todo se hizo más fácil. El hedor del hombre pronto desapareció y fue rápidamente sustituido por el del bosque.

Se habían movido rápido y casi sin dejar rastro, pero nada era capaz de moverse sin dejar algo que le permitiera rastrearlo. Un roce aquí, una brote roto allí o un leve resto de perfume eran suficientes para él... Un ruido le alertó de algo que se movía a su izquierda e inmediatamente sacó las garras.

A apenas diez metros de él se encontraba un oso enorme que le miró desafiante y lanzó un rugido. Logan no dudó en devolvérselo y prepararse para el combate, pero el úrsido se lo pensó mejor y decidió retroceder.


- Si, eso pensaba, dijo el mutante con una sonrisa sarcástica.

Se tomó un momento para descansar. Llevaba una semana sin apenas parar, desde que había visto aquella imagen de su amigo en las noticias hasta que consiguió llegar a Nueva York. Otra vez había vuelto a ocurrirle. Sus amigos le habían necesitado y él no estaba allí.

El dolor físico era algo a lo que podías acostumbrarte, pero el emocional era algo muy diferente. Cada vez que pensaba en que había vuelto a abandonar a sus amigos y a aquellos chavales indefensos que habían sido sus alumnos se le partía algo en el interior. Algo que no se curaba con facilidad.

Volvió a concentrarse en su tarea y siguió el rastro hasta un punto en el que simplemente desaparecía. Eso era algo raro, pero hasta el mejor podía cometer errores. Desandó sus pasos y recuperó el rastro... solo para volver a perderlo. La cosa pasó de rara a casi imposible.

Volvió de nuevo atrás para recuperar el rastro. Siguió un poco adelante en la dirección que llevaba antes de perderlo. Lo intentó durante horas. Nada.

Casi se había dado por vencido, casi. Cuando captó algo que se acercaba... desde el aire. Venía directamente hacia él lo que era demasiada casualidad, así que decidió prepararse adecuadamente.

Sacó un puro y lo mordió, arrancándole la punta y encendiéndolo. Apenas había dado dos caladas cuando los escuchó aterrizar cerca de él. Soltó el humo lentamente antes de dirigirse a ellos sin siquiera mirarlos.

- Y ahora viene cuando me decís donde esta Drago. Podemos hacerlo por las buenas, cosa que os recomiendo, o por las malas. Es vuestra decisión.

Volvió a ponerse el puro en la boca y se giró para mirarlos desafiante mientras sus garras surgían. Eran tipos grandes, uno vestido de cuero negro y el otro de blanco. Estaba claro por como se mezclaban sus olores que eran pareja, seguramente era eso lo que había hecho que no lo reconociera antes.

- Cariño, creo que este va a ser el inicio de una gran amistad, dijo el rubio con una sonrisa confirmando lo que Logan había pensado en un principio.

- ¡Ey! Pero si es Mister Bombilla, cuanto tiempo. Supongo que este es el famoso maridito del que tanto hablabas. Dejemos las chorradas típicas de los reencuentros y llevadme con Drago anda.

Para otros oídos la conversación hubiera pasado desapercibida, pero para los de Logan, escuchar la voz de su amigo dándole ordenes a aquel imbécil le quitó un peso de encima. Había actuado con una confianza que no terminaba de sentir. Hasta que escuchó el débil sonido de la voz de Drago por el minúsculo auricular que el de negro debía de llevar en el odio no estaba completamente seguro de que su compañero se encontrara bien. Una pequeña parte de la tensión y de la culpa que pesaba sobre sus hombros se disipó.

- Si quieres sacarme los ojos vas a tener que venir a por ellos y comprobar quien de los dos es más capullo.

- Parad los dos de una vez, ya tenemos bastante con que un nazi calvo nos esté dando caza como para pelear entre nosotros. Cariño, Eclipse se fía de él y yo también, mantenlo vigilado si quieres, pero cuanto más estemos aquí más exponemos nuestro refugio, le dijo Apollo a su marido, luego se giró hacia Logan. - Y espero que tu te retractes inmediatamente de tus palabras, aquí todos conocen a Luthor como Mr. Bombilla así que eso es un insulto muy grave, le dijo en un tono serio que rápidamente se reveló como falso.

La risa brotó de la garganta de Logan como todo lo que el hacía, puro, directo y sincero. Aunque la preocupación no le permitió alargarse mucho en ella.

- Wow, lo siento mucho entonces, no era mi intención ofenderle caballero, dijo con su mejor imitación del tono de Summers. - En realidad veo que a tu marido se le dan tan bien las personas como a mi ¿no? Relájate un poquito, le dijo a Midnighter, cuando haya hablado con Drago podemos seguir donde lo hemos dejado.

Estuvo a punto de añadir algo del tipo "con mi pie incrustado en tu culo" o "si prometes no acabar llorando", pero consiguió controlarse a tiempo. Si había un poco de suerte y ese ordenador que Apollo decía que Midnighter tenía en la cabeza era tan bueno prediciendo como serían las cosas ese capullo lo habría oído un millón de veces o más en su mente. Con suerte incluso algo aún mejor.

- Mira campeón , he llegado hasta aquí sin ayuda pero el rastro... desaparece. Si quisiera que Luthor os diera por el culo lo habría traído hasta aquí, si quisiera hacerle daño a Drago lo habría podido matar mil veces o simplemente no haberlo salvado otras mil. Pero estoy preocupado por mi amigo y o bien me indicas una dirección o bien te apartas de mi camino. Porque puede que sea casi tan capullo como tú, pero cuando alguien se interpone entre mis amigos y yo te aseguro que dejo de ser el tipo encantador que has conocido. Puede que no te parezca una amenaza o que creas que tu ordenador te ayudaría a vencerme, pero te aseguro que te llevarías una sorpresa de cuantas veces llego a levantarme cuando todos me creen derrotado. No me detengo ante nada y ante nadie. Y lamentaría mucho tener que dejar viudo a tu marido.

Apollo había aprobado, más o menos, las palabras del mutante hasta que empezó a llegar al final. Apollo se palmeó la cara ¿En serio? ¿Los dos tenían que ser tan brutos? Parecía que todo iba a arreglarse pacíficamente, que podrían recoger a Logan e irse de allí y aquel enano coñón tenía que volver a cagarla ¿No podían elegir otro momento y otro lugar para medirse los penes?

- Midnighter, vigila el perímetro, comprueba que no le han seguido, yo le llevo con Drago.

El Superhumano no les dio tiempo a ninguna de las dos para cagarla de nuevo, aceleró cogiendo a Lobezno y volando entre los árboles a una velocidad que le hubiera dado la vuelta al estómago de cualquiera. Incluso el propio Logan tuvo problemas para mantener su cena dentro. Sentía como el aire le quemaba la piel y los giros le desencajaban todos los huesos. Dudaba de que una persona normal pudiera sobrevivir a ese viaje, aunque duró apenas tres segundos, tras los cuales se detuvieron junto al líder de la resistencia.

Apollo lo había dejado en un claro, cerca de la entrada de la tienda principal del campamento de la resistencia. Aquí y allá, las luces de las fogatas y las tiendas de campaña se extendían como pequeñas islas de refugio en medio de un territorio hostil, mientras el fresco viento nocturno despeinaba las ramas de los árboles. El aire estaba cargado del humo de esas fogatas, mezclado con el olor a tierra húmeda y algo metálico en la distancia. Desde allí podía ver Villa Fábula en el horizonte: edificios viejos y modestos, apenas visibles bajo la penumbra, mientras la luz de las hogueras titilaba en los claros. Era un lugar extraño para un refugio, demasiado expuesto y lleno de gente, aunque estaba rodeado por una calma que le resultaba poco familiar.

El trayecto, más rápido de lo que le habría gustado al mutante, había apagado su cigarro, pero no le dio tiempo a volver a encenderlo antes de sentir como su amigo se lanzaba sobre él. El abrazo de Drago le cayó encima como una incomoda trampa, que logró que a Logan se le tensaran los hombros. A su manera, a Logan le alegraba verlo, pero no esperaba que le saliera con esa efusividad y el abrazo le pilló por sorpresa. Ese viejo profesor de música, ahora líder de una rebelión, tenía una extraña habilidad para meterse en problemas, pero, por suerte, sorprender a Lobezno no se convirtió en una de ellas.

- Nunca entenderé por qué demonios os da por estas cosas, dijo con una incomodidad patente que pareció divertir a Apollo, pero no hizo nada por apartar a su viejo amigo.

Los putos demonios de mierda, la verdad que aquello había sido una jodienda, no le apetecía hablar de aquello y mucho menos de la razón que le había impulsado a irse originalmente. Una mueca de dolor cruzó su rostro unos instantes. Llevaba ya varios días sobrio y, aunque le apetecía mucho olvidar los recuerdos que le había traído a la memoria la pregunta de su amigo, no podía permitirse hacerlo. Debía seguir estándolo, no podía pasarse borracho el resto de su vida ¿No? Aún sabiendo aquello, enterró el intenso dolor de recordar lo ocurrido. No, lo peor de todo no habían sido los demonios sino tener que acabar con la vida de Mariko... otra vez.

- Por Asia, ya sabes, lo de siempre, respondió sin más a la siguiente pregunta de su compañero. No tenía intención de entrar en detalles, ni de volver a recordar aquellos días recientes. El nombre de un continente era su forma de esquivar, como siempre, cualquier respuesta incómoda.

Logan bufó y puso los ojos en blanco ante la referencia a Midnighter, el tipo le había caído como el culo, seguramente porque era más parecido a él mismo de lo que le hubiera gustado admitir. Si no hubiera sido por la intervención del guaperas ahora mismo estarían dándose de ostias, bueno, él estaría dándole de ostias mientras el de negro lamentaba haberle tocado los cojones. Al menos tenía un punto a su favor, tenía un buen par de pelotas si había sido capaz de intentar ponersele chulo a él, o eso o una deficiencia mental profunda. El mutante volvió a encender su cigarro y le dio una profunda calada antes de contestar a su amigo.

- No tengo la más mínima intención matarlo, Drago, sabes que ya no hago esas cosas por mucho que el imbécil se lo merezca. Con asesinos de masas podría hacer una excepción, pero supongo que, por desgracia, ese no es el caso. De todas formas a los capullos les conviene recordar que hay límites y, ese capullo en concreto, ha encontrado el suyo. No queremos que el problema se vuelva crónico, ¿verdad? Ese idiota necesita que le den una lección y, si no me equivoco, sigo siendo profesor ¿No?, respondió, dejando muy clara su posición. El mutante se encogió de hombros antes de añadir. - Además si a Scott todavía no me lo he cargado, creo que podré aguantar a este imitador de Batman mientras dure todo esto.

Caminó junto a Drago hasta el ayuntamiento. Con cada paso, Logan sentía la inquietud del lugar, la soledad y el peligro flotando en el aire. Drago hablaba, pero algo en su tono no encajaba. Había un peso en su voz, una sombra que Logan no recordaba en él. Lo conocía bien, demasiado bien, y esa expresión evasiva era algo que no había visto nunca en su viejo amigo. Recordaba a Eclipse como una persona sincera y amable, es cierto que, al principio se engañaba a sí mismo, pero nunca le había mentido a él, hasta ahora. Logan se detuvo un momento, con la desconfianza asomando en su expresión, mientras intentaba analizar los gestos de Drago. Esa postura, esos silencios, escondían algo que no le gustaba. Era directo, siempre lo había sido, y no iba a dejar pasar una oportunidad para hablar claro.

- ¿Qué te ocurre, Drago? Y no me vendas cuentos que por aquí ya parece que hay demasiados, gruño el mutante justo antes de llegar a la habitación, no le gustaban las mentiras.

Una vez en la habitación de invitados, lanzó una mirada rápida a la pequeña cama de metal, las paredes ásperas y sin adornos, la nevera en una esquina. Apenas un espacio para respirar. Estaba claro que en la resistencia no sobraban los recursos. Con un movimiento ágil, abrió la nevera y sacó dos latas de cerveza, lanzándole una a Drago y abriendo la otra con un gesto automático. Notó que solo quedaban cuatro más en la nevera, y una media sonrisa asomó en su rostro

- Espero que tengáis más provisiones que esto o tendré que firmar con el calvo, bromeó.

Sin saber qué esperar, se dejó caer en la cama mientras sostenía la cerveza y dejó que Drago le volviera a preguntar. Escuchó en silencio y tardó en responder, observando a su amigo. La verdad es que una de las razones para buscarlo era precisamente que no tenía ni puta idea de nada.

- Poco más que las mentiras de la televisión ¿Me haces un favor y me explicas qué cojones está pasando?

Mientras Drago comenzaba a hablar, Logan percibió el peso de cada palabra. Los detalles que iba soltando le hicieron comprender que había algo oscuro y profundamente personal en todo aquello, algo que Drago intentaba ocultar detrás de su voz calma. La resistencia, las huidas, y el juicio amañado que le había impuesto Luthor… Logan no dejaba de pensar que Drago parecía desgastado. Su amigo estaba ahí en cuerpo, pero su espíritu, su energía habitual, parecían rotos. Aquella sombra en sus ojos no se disipaba, y eso le ponía en alerta. Mientras Drago le hablaba de las injusticias y traiciones de Luthor, Logan no podía evitar ver a través de esas palabras hacia la tormenta interna de su viejo amigo, reconociendo que su batalla, como antaño, no era solo contra un enemigo externo.