The dark forest (Susy, Midnighter) [22/11/2018 - Bosque a las afueras de Gotham]

La luna ondeaba por entre los árboles y el pequeño grupito de cuatro personas, dos adolescentes, un hombre y una niña pequeña, buscaban refugio en un pueblo abandonado hace meses. Al parecer esta era una de las localidades donde el NWG trabajó con más presteza, pues se notaba la rapidez con la que sus habitantes abandonaron sus hogares. Poco importaba eso al grupo que parecía haber encontrado una casa en la cual pasar la noche.

Claro que no era tan sencillo como entrar y ponerse a dormir; El joven y Caleb se adentraron en el pequeño edificio mientras que Noelia, llevando a la pequeña Su en brazos, rodeaba la casa y aseguraba el perímetro. Tras comprobar que era seguro, el grupo se reunió en la casa, buscaron un poco los cajones, armarios, neveras y demás esperando encontrar algo que les fuese de utilidad. Al no encontrar más que ropa que al joven le quedaba grande y a Caleb demasiado pequeña, comenzaron a romper muebles de la casa a fin de hacer una fogata.

Había suficientes habitaciones para todos, pero en el mundo en el que vivían era inseguro dormir separados así que buscaron el cuarto más grande, arrastraron los colchones hasta él y se sentaron alrededor del fuego. El joven comenzó a escribir en su diario, Noelia saco latas de comida para calentar en el fuego, Su se tumbó con la cabeza apoyada en el muslo de joven y Caleb, para sorpresa de todos, sacó una guitarra de su espalda

- Mirad lo que encontré, chicos

Noelia sonrió y el joven levantó la mirada de su diario, extrañado

- ¿Sabes tocar?

Como respuesta, Caleb comenzó a rasgar la guitarra suavemente a fin de producir sonidos ligeros y silenciosos, ya que a pesar de no haber encontrado ningún muerto en los alrededores nunca se podía estar seguro al cien por cien

- Pues claro que sabes ¿Es que acaso hay algo que no sepas hacer?

Preguntó Noelia, la ironía bañando cada una de sus palabras

- No se cocinar

Respondió Caleb sonriente. Su cerró los ojos y, allí tumbada, comenzó a dejarse llevar por el sonido a la par que se dormía, la suave voz del hombre acompañando la música con la letra de una canción



Los sonidos de la guitarra comenzaron a endurecerse, a perder el ritmo y notas, pareciendo ahora el estrepitoso ruido de un accidente de tráfico, a la par que la voz de Caleb desapareció por completo siendo remplaza por un borboteo. La pequeña abro los ojos para encontrar a un cuerpo ensangrentado, magullado y sin cabeza tocar una guitarra con solo dos cuerdas y destrozada, a su lado una mujer con la cabeza rapada, cortes y golpes por todo el cuerpo la miras con ojos vacíos de toda vida. La pequeña, asustada, miró al joven en busca de confort.

Al subir la mirada, un cuerpo carbonizado se la devolvió y de entre sus dientes ennegrecidos por el fuego salieron las palabras:

“Tu sobreviviste”

De un salto, entre sudores fríos y temblores, se despertó Su del pequeño refugio improvisado en el cual pasó la noche. Otra pesadilla, una nueva entre muchas otras.

Tuvo suerte al encontrar este enorme árbol con un agujero en la base de su trono, pues le proporcionó un buen lugar para pasar la noche. Del fuego solo quedaban las cenizas y el rugir de su estómago le indicó que ya era hora de buscar algo para comer. Saliendo de su refugio improvisado, estirarse fue lo primero que hizo, rápidamente seguido de un vistazo a sus alrededores. No podía permitirse estar desprevenida; muertos, depredadores, otros supervivientes, los peligros eran muchos y variados. Al menos los dos primeros era relativamente fáciles lidiar con ellos. El primero no era mas que una criatura que, con el tiempo y la descomposición de su cuerpo, había perdido gran parte de la movilidad y a día de hoy eran mas una molestia que una verdadera amenaza. El segundo aprendió como tratar con ellos gracias a un ex-cazador que vivió con ellos en el refugio antes de que todo se fuera a la mierda. El truco era hacerse parecer mas trabajo del necesario; hacer ruido, gritar con todas tus fuerzas e intentar parecer mas grande. Los depredadores no solían ponerse en riesgo de lesiones, así que si pensaban que eras demasiado trabajo o que podrían resultar heridos dándote caza, lo mas seguro es que te dejen en paz.

No se podía decir lo mismo de las presas. Puede que a un lobo o a un oso fueras capaz de convencerles que no mereces la pena ¿Pero a un bisonte de los bosques de Polonia? No, esa bestia tenia tanto trauma gracias a ser presa de otros animales que, a la mas mínima señal de peligro te lanzarían por los aires y te pisotearían asta que no te vieran moverte mas. Era más fácil lidiar con un oso enfurecido que con un bisonte o un arce que te veían como una amenaza, por eso Su evitaba cazar a estos animales y limitarse a los mas pequeños, a los peces y a los vegetales.

Aunque, por extraño que le pareciera, no reconocía las plantas a su alrededor. Bueno, sabia que los arboles eran arboles, los arbustos arbustos y las flores flores. Eran los vegetales comestibles los que les preocupaban ya que no sabia que setas ni que bayas podía comer al no haber visto nunca antes las especies que ahora se postraban ante ella. Por fortuna aun tenia latas de comida en su mochila por si no conseguía descubrir algo comestible que recolectar, mas ella prefería reservárselas para una ocasión desesperada. Puede que le vinieran bien para negociar con otros supervivientes que se pueda encontrar, así la dejarían en paz.

Su arco y flechas serian la respuesta para aquellos mas predispuestos a "entablar contacto" con ella.

Camino con sigilo por el bosque, siempre buscando el refugio de las sombras y los matorrales, nunca salir a los claros y jamás pisar zonas con mucha vegetación pues no seria la primera que recibe un mordisco de un muerto tumbado en la hierba alta. Ya tenia localizado un rio en el que poder beber, pescar y buscar piedras con las que fabricar herramientas, además de esto y , por fortuna del destino, no parecía ver ningún pueblo del NWG cerca, aunque la ausencia de muertos y la "tranquilidad" que parecía notarse en el aire le decían lo contrario. Si en algo eran buenos eso monstruos era en erradicar las amenazas de una zona y establecer a una población en ella.

Y para ellos, ella era una de esas "amenazas". La tranquilidad la ponía nerviosa, esperando un enfrentamiento con algún agente del NWG en cualquier inesperado momento.

Como una sombra del bosque, continuo su travesía asta darse de bruces con un grupo de ciervos que, sin percatarse de estar siendo vigilados, pastaban en el borde de un claro. No era su intención cazarlos, un grupo demasiado numeroso con un enorme macho protegiéndoles le haría imposible esta tarea, claro que por protección armo su arco con una flecha. Lo que ella deseaba era ver que bayas y setas comían estos animales pues si ellos se alimentaban de ellas significaba que para ella eran serian igual de seguras. Tras un  tiempo, los ciervos abandonaron la zona y Su salió de entre las sombras.

En el tiempo que estuvieron por la zona, se alimentaron de unas setas que asomaban de entre la corteza de los arboles y unas bayas rojizas, sabiendo esto comenzó a recoger todas las que pudiera para guardarlas en su mochila para comérselas cuando estuviera segura de que nada ni nadie la acechaba. Mas cometió un grave error; salió al claro del bosque ya que no vio peligro alguno por la zona, se había confiado y puede que eso le saliera muy caro.

Midnighter se abría camino por el increíblemente frondoso bosque. Parecía mentira que un lugar así pudiera encontrarse a las afueras de Gotham, y de hecho su computadora no hacía más que resaltarle las prácticamente nulas probabilidades de encontrar especies vegetales como las que le rodeaban en aquella zona de Estados Unidos y en aquella época del año. Según todo lo que había estudiado acerca de Poison Ivy, los datos recabados de la vegetación circundante parecían indicar que se encontraba en el lugar correcto. Lo primero que habían hecho su marido y él, una vez que consiguieron salir de la cama y desenredarse el uno del otro, había sido buscar a Jenny. Primero habían agotado las vías más obvias: hospitales, casas de acogida, orfanatos... Después había llegado la parte difícil; seguir el rastro de una bebé que había nacido hacía ya casi nueve meses y que no constaba en ningún registro oficial. Habían tenido que buscar entre la comunidad de mendigos, sin techo, drogadictos, cárceles... Cualquier lugar a donde alguien hubiera podido llevarse un bebé, y no había tardado demasiado en salir a relucir un nombre: Poison Ivy. Al parecer, la mujer era conocida por cuidar de niños huérfanos.

Apollo y él se habían dividido para realizar la búsqueda por dos motivos; el primero y más importante era que así se aseguraban de cubrir mayor terreno; el segundo era porque, una vez superado el momento de lujuria y anhelo tras tantos meses de separación, Midnighter había empezado a sentirse incómodo en presencia de su marido, ya que verlo era un recordatorio constante de los siete meses que había estado conviviendo con un alienígena que se había estado haciendo pasar por él sin que él se diera cuenta. Le resultaba muy humillante pensar que había sido tan estúpido como para dejarse engañar y que además había sido incapaz de escapar por sus propios medios, teniendo que ser rescatado. La brisa fría del invierno en el bosque ayudaba a despejar sus pensamientos, y además, después de tanto tiempo encerrado en una nave, sentaba realmente bien pasar un tiempo a solas en la naturaleza.

Se movía por el bosque como una sombra. Era un tipo grande, pero sabía dónde tiene que pisar, y de qué manera, para no dejar apenas rastro de su presencia, conocimiento que no todos poseían, como quedó rápidamente demostrado cuando se inclinó para comprobar un rastro de ramas quebradas entre la nieve. El que había pasado por allí debía de ser un tipo grande, pero sería imposible distinguirlo para alguien que careciera de sus sentidos aumentados, ya que la ventisca se había ocupado de enterrar el rastro bajo la nieve.

Midnighter trepó a las copa de un árbol, la mayoría de las cuales se encontraban desnudas, y fue saltando de árbol en árbol calculando de antemano con la computadora la estabilidad y firmeza de cada rama para cerciorarse de que sería capaz de soportar su peso. Avanzando de ésta forma, sin el impedimento de la nieve recubriendo sus pies, podía moverse mucho más rápido, y no tardó en localizar una mole gigantesca que parecía hecha de barro, desplazándose por el bosque hacia la zona más frondosa y verde, una especie de vergel donde el invierno parecía incapaz de penetrar. La criatura carecía de temperatura corporal, y la computadora era incapaz de detectar la presencia de órganos internos que pudieran ser perforados. Parecía que iba a ser difícil encontrar un punto débil.

De repente la criatura se fijó en una niña que se encontraba en un claro sorprendentemente verde y despejado del bosque recolectando frutos y comenzó a correr hacia ella.

- ¿Dónde está? -gritó, provocando que, de inmediato, la niña dejara caer la mochila que llevaba por el susto y escapara corriendo hacia el cobijo del bosque.

Los brazos de la criatura se extendieron como impulsadas por un torrente de barro, pero la niña era rápida y astuta; se coló por entre unas ramas entrelazadas que constituían una barrera natural para la inmensa mole. La criatura se licuó al momento, deslizándose a su vez por el estrecho agujero para volver a recuperar la forma una vez hubo pasado al otro lado.

- Sé que se encuentra aquí... Tiene que estarlo -mascullaba al tiempo que la distancia con respecto a su presa se acortaba cada vez más-. Siempre que hay niños, ella está cerca. Y me dirás dónde está... te guste o no -amenazó, haciendo que su brazo izquierdo se tranformara en un gigantesco pico que comenzó a descender sobre la niña, pero, antes de que pudiera llegar a alcanzarla, la figura de Midnighter emergió de no se sabía dónde, y, agarrándola por los antebrazos, la apartó de la trayectoria del arma, que se clavó inofensivamente sobre la nieve.

- ¡Corre, niña, yo me ocupo! -gritó, pero, al no obtener respuesta ni escuchar el menor sonido lanzó un vistazo rápido por encima del hombro-. ¿Niña...?

Aquel grito le pilló desprevenida, no sabía quién era ni si estaba en un grupo ni nada, lo único que se activó en su cerebro fueron sus piernas que, tirando la mochila para ganar más velocidad, comenzó a correr hacia la seguridad del bosque. Llevaba demasiado tiempo sobreviviendo para que, ahora, se fuera todo a la mierda. Tenía que seguir adelante y a veces eso significaba hacer una retirada estratégica.

Más de una vez, de hecho.

Fue entonces cuando echó la mirada hacia atrás y vio aquello que le perseguía. Pensaba que lo había visto todo; ejecuciones públicas, muertos marchando por las calles despedazando a todo el que encuentran, muerte… pero sin embargo, aquello era totalmente diferente ¿Era un nuevo tipo de muerto? No, le gritó lo que significaba que no era un descerebrado como esas criaturas ¿Acaso el NWG la había creado? Tenía que ser eso; tantos años dandole caza a ella y a sus amigos les había forzado a crear esa monstruosidad.

Ni siquiera pudo esconderse tras la seguridad de las fuertes ramas de los árboles, pues aquel… monstruo traspasó las barreras naturales como si nada. Tenía que seguir corriendo, no podía caer aquí a manos de “eso”. Él seguía hablando, pero ella no le respondía ¿Ella? ¿Quién era ella?  ¿Acaso Noelia escapó de sus captores? No, no era ella, los niños no es que no le gustaran, sino que gracias al NWG tanto Noelia como ella fueron demonizadas al punto de hacer llorar a los niños con su mera mención.

Seguía corriendo y a punto de extasiarse, no podía continuar así. Puede que no tuviera la mochila a mano, más seguía teniendo su mecanismo en los brazos, si no era capaz de seguir corriendo, al menos asestaria un golpe a la criatura. Apoyándose en la punta de su pie izquierdo, se dispuso a girar apuntando el brazo hacia la criatura, sin embargo alguien externo la apartó justo antes de que aquello le asestara un golpe fatal.

Y negro. Aquel hombre, deducción que tuvo por el grito que le profirio antes de que su cerebro se “desactivara” y pasara a ver negro antes sus ojos. Como ya le sucedió antes, se acabó desmayando tras aquella convulsión involuntaria, se desmayó mientras era sujetada por el hombre.


Aquella imagen era rara hoy en día; de entre el frondoso bosque brotaba un enorme edificio de siete plantas ¿Que fue en un pasado? Su no tenía un amplio conocimiento de la vida antes de… esto, sin embargo sabía que la gente vivía en edificios enormes como este cuando querían irse de… de algo, no recordaba la palabra, solo sabia que estos edificios se les llamaba “hoteles” y verlos era raro debido al NWG.

Las grandes ciudades eran demolidas ladrillo a ladrillo a fin de reutilizar los materiales para crear muros defensivos contra los muertos, era por eso que ese enorme edificio en mitad del bosque le hubiera llamado tanto la atención y aun sabiendo que podría estar lleno de muertos, le hizo avanzar hacia sus adentros. La entrada, una enorme puerta de cristal, se hallaba tirada en el suelo hecha mil pedazos. Por las marcas de sangre seca alrededor de esta pudo adivinar que los muertos se apilaron en ella hasta romperla.

Aquí dentro estuvo sobreviviendo gente, y estuvo en letras mayúsculas pues el olor a muerte se notaba por todo su alrededor, aunque ella estaba más que acostumbrada a esa peste. Un mostrador se alzaba a su izquierda y apoyándose en el salto por encima sentándose en lo alto de este. Tras él se encontraban los restos de los que habían sido sus habitantes; huesos, tripas y carne mordisqueada era lo único que quedaba de ellos, la sangre seca recorría toda la sala como un macabro dibujo.

Los muertos entraron, comieron y se fueron. Al ver estas imágenes, el rostro de la pequeña seguía impasible; tantas veces vio esta misma imagen, incluso llegó a verlo en directo que al final acabas no sintiendo nada, acostumbrada a la tétrica realidad en la que vivía. Se bajó del mostrador y se dirigió hacia la escalera, donde encontró aún más muestras de la masacre que se produjo en aquel lugar.

Subió los escalones, pasando planta por planta; todas las puertas estaban abiertas, algunas destrozadas en el suelo y en las habitaciones no encontraba nada útil, aunque sí que rajo algunas mantas para hacerse ropajes más confortables que las pieles de animales con las que vestía. Fue al llegar a la última planta donde las cosas cambiaron; el suelo parecía “limpio” o al menos sin rastro de sangre seca y una de las puertas estaba intacta, incluso parecía que algo la bloqueaba en el interior.

Tuvo que usar su navaja y las puntas de flecha que se fabricó esa mañana para lograr entrar por la puerta. Al hacer el agujero, los tablones que sujetaban la puerta por el interior cayeron al suelo, provocando un gran estruendo. Su cuerpo se congeló de inmediato, sus músculos se tensaron y se prepararon para la carrera.

No hubo respuesta. Ni el más mínimo gemido ni sonido de piernas putrefactas corriendo hacia la puerta. Tras esta buena noticia, entró en el piso y fue golpeada por aquel hedor pestilente. No era como el de la entrada, este era más potente como si en su interior hubiera estado sellada la muerte misma. Comenzó a caminar por las habitaciones, con la certeza de que ningún muerto se escondía entre ellas.

En la entrada vio una foto enmarcada en un marco azul corrido por el pasar del tiempo; una familia, padres jovenes que levantaban en brazos a una niña de pelo negro que sonreia con la inocencia que, si recordaba bien, ella tuvo una vez. Quiso seguir mirando la foto, añorando unos recuerdos que ya ni siquiera recordaba, más el hedor le hizo seguir avanzando en búsqueda de algo útil para llevarse.

Unas latas de comida vacías tiradas por el pasillo le hicieron avanzar hacia el cuarto principal y allí… los encontró.


En la cama, tumbados como si estuvieran durmiendo, yacían tres cuerpos en avanzado estado de descomposición. A la izquierda, el pelo largo de la mujer cubría la almohada como si de un tapete se tratara, a la derecha el hombre sujetaba sobre su pecho una pequeña pistola automática… y en el centro, la niña, abrazaba a su madre. Desde detrás del pie de la cama, Su miro aquella escena… vio a la madre abrazar a su hija mientras el padre las apuntaba, lágrimas llenando los ojos de este sabiendo que lo que hacia era “lo correcto”.

Vio a la niña llorar, a una niña morena gritar desesperadamente a los cuerpos de sus padres, muertos ante sus ojos. Su rostro seguía impasible, acercándose al cuerpo del padre y quitándole de las manos el arma, la cual no sabía si seguía cargada y se la metió en un bolsillo de la mochila. Sin tocar nada más, abandonó el piso dejando que la familia descansara en paz y continuó subiendo las escaleras, llegando hasta lo más alto del edificio; la azotea.

Allí arriba no había nada, solo un solitario pararrayos tirado en el suelo. Las piernas de la muchacha avanzaron hasta llegar al borde  de la azotea y se subió en el bordillo, el cual solo media poco más de medio metro de ancho. Miro al vacío y sacó el arma, dejando que el cañón reposara sobre su sien, se acerco aun mas al vacío, cerró los ojos con un suspiro y… apretó el gatillo.

Nada. El arma estaba vacía, tirándola al vacío con una mano temblorosa. Tras aquello, se apartó unos centímetros del borde y su cuerpo se empezó a contorsionar, agachándose de rodillas mientras sus brazos se movían de lado a lado, agarrando su ropa y arañando el suelo. Un grito gutural sacudió el cielo y los bosques, mientras de los ojos de Su brotaba un mar de lágrimas, sus uñas apretaron la carne de sus brazos hasta el punto de ella misma dejar marcas en estos. Tras el grito, su voz quebrada se preguntó

- ¿Por qué yo?

Un gemido sonó a su espalda, girando rápidamente para ver los tres cuerpos de la familia mirándola con sus ojos vacíos y secos. La niña avanzó, la miró directamente a la cara y le respondió

- Tu sobreviviste

Y la mano disecada del cadáver la empujo hacia el vacío y mientras caía, el edificio se contorsionó en la forma de una mano calcinada que se abalanzaba hacia ella, a empujarla, a asegurarse de que moría.

Abrió los ojos entre jadeos y esposos, encontrándose cubierta por… ¿Ropa? No sabia de que se trataba esto y tampoco reconoció al hombre que se encontraba a su lado, así que su instinto fue saltar lejos del desconocido y colocarse en posición defensiva, mirando al extraño con los ojos desafiantes de una superviviente. No tenía su mochila, pero seguía teniendo su arma oculta en el brazo

- ¿Quién eres? ¿Dónde está mi mochila? -miró a su alrededor, advirtiendo la falta de aquel extraño monstruo- ¿Y que era esa cosa? Respóndeme

Su actitud era agresiva y a la vez defensiva, no podía agradecerle que la hubiera salvado sin saber qué haría después. No sería la primera vez que la “salvan” solo para capturarla poco después, traicionándola como siempre.

No volvería a cometer el error de confiar en nadie más que en ella.

La chica está inconsciente, aunque me ha parecido captar un súbito incremento en la actividad eléctrica de su cerebro justo antes de perder el sentido, coincidiendo con el momento en el que la toqué. Puede que haya sido azar, puede que no. Es difícil determinarlo con una única prueba. Necesitaría más datos para sacar conclusiones concretas, pero no podré obtenerlos hasta que no me haya quitado a ésta criatura de encima.

Le golpeo con el bastón bo, pero le atraviesa como si fuese mantequilla y se regenera al instante atacándome con un chorro de barro que me impacta de lleno con la fuerza de un torrente. Su brazo se metamorfosea en un martillo, pero salto, apartándome de la trayectoria antes del impacto.

Un rápido escaneo me confirma lo que parece evidente; que no tiene órganos internos que dañar, ni, por tanto, puntos débiles aparentes. Pero detecto impulsos eléctricos por todo su cuerpo,  como si estuviese compuesto por fibras musculares. En teoría eso debería hacerlo vulnerable a ataques o choques eléctricos que le harían perder el control de su forma arcillosa. Es una lástima que no lleve encima tasers. Por lo general no me hacen falta... Hasta ahora no había conocido nada que mis puños no pudieran traspasar.

Un tentáculo de arcilla me aprisiona por el tobillo y me arroja contra el tronco de un árbol como si del extremo de un látigo se tratase. El golpe me deja momentáneamente sin respiración, pero mi computadora continúa haciendo cálculos ajena al malestar. Frío. El frío extremo debería congelarle. Estamos en un bosque nevado, pero no es suficiente... Necesitaría de algo capaz de congelarle de manera rápida, como el nitrógeno líquido. Por desgracia, tampoco llevo nada de eso en la gabardina. como decía, por lo general no me hace falta prácticamente nada para ganar una pelea. Pero da igual, encontraré el modo. Siempre lo encuentro.

El monstruo aún no me ha soltado, y me atrae hacia la masa principal antes de que tenga la opción de romperla, atrapándome en un abrazo letal. El agua en grandes cantidades debería hacerle perder la consistencia tal y como sucede con el barro real. Hay nieve por todas partes pero aunque encontrara la manera de fundirla con la rapidez necesaria, no sería suficiente. El abrazo se hace cada vez más fuerte mientras la criatura trata de romperme las costillas. Está a punto de comprobar que soy un hueso duro de roer. Descargo mis puños hacia abajo con todas mis fuerzas y destrozo sus brazos. Caigo al suelo y ruedo lejos de él, pero para cuando me he incorporado ya se ha vuelto a fusionar con los pedazos partidos. No importa; sé de una manera en la que no podrá continuar haciéndolo.

Fuego. Si proporcionas calor a la arcilla, ésta se endurece, y aunque la rompas en pedazos, no podría volver a unirse hasta que se fundiera de nuevo. Pero se trata de un proceso lento, y aunque lograra endurecer la coraza externa, por dentro continuaría en estado maleable. Por lo tanto, sería necesario un fuego extraordinariamente intenso que lo inmovilizara desde dentro, resultando en un efecto similar a la congelación.

Y resulta que sé el modo exacto de conseguir eso.

Veréis, por lo general mis puños son capaces de traspasar casi cualquier cosa... Pero en ocasiones es necesario hacer volar objetos grandes por los aires, como el laboratorio de un científico loco, o una nave nodriza alienígena, o el cubil de una secta chunga de adoradores del diablo y cosas así... Ya lo vais pillando. Y, para esos casos, siempre llevo encima un pequeño juguetito...

Me dirijo corriendo hacia él, esquivando las pinzas de cangrejo gigantes que lanza en mi dirección. Me dejo caer al suelo, resbalando los últimos metros sólo para impulsarme en el último segundo para adelante y atravesarle el pecho con el puño. Como esperaba, se abre un agujero en su cuerpo que me permite dejarle dentro un regalito, justo en el centro de su masa corporal: una bonita y hermosa granada termita.

Acto seguido, ruedo para quitarme de en medio. La reacción de la granada es automática. Miles de chispas ardientes comienzan a estallar dentro del ser como si estuviera digiriendo fuegos artificiales, extendiéndose por todo su cuerpo con increíble rapidez a la abrumadora temperatura de 2519 grados celsius. Al pobre diablo apenas le da tiempo a gritar antes de ser convertido en una estatua, de manera similar a como debió de ocurrirles a los desgraciados habitantes de Pompeya tras la erupción del Vesubio.

Una característica extremadamente útil de la termita es que arde casi sin llama y su radio de acción es pequeño, por lo que, en un terreno nevado como éste, las probabilidades de iniciar un incendio son prácticamente nulas. Inicialmente considero la opción de romper la estatua, pero no me hace falta la computadora para saber que los trozos rotos se enfriarán más rápidamente. En cambio, si lo dejo estar, la termita aún continuará ardiendo un tiempo dentro de él, manteniéndolo fuera de combate.

Sin más, cojo en brazos a la niña y la mochila y los llevo a un lugar seguro en el corazón del bosque, allí donde no hay nieve y la temperatura es misteriosamente cálida. Depositándola con cuidado en el suelo, la arropo con mi gabardina y aguardo a que despierte.

No conozco su idioma, catalogado como "español" por la computadora, pero puedo reconocer a la perfección el lenguaje corporal de un animal salvaje y herido que se ha pasado huyendo la mayor parte de su vida.

Como yo.

Puedo imaginar lo que está preguntando.

- Midnighter -digo, señalando el emblema de mi pecho para después señalarla a ella para que también se presente-. ¿Y tú?

Cojo un palo y dibujo a grandes rasgos el monstruo que la atacó, tachándolo después para darle a entender que ya no está. Luego dibujo un bebé y vuelvo a señalarme a mí mismo.

- Hija -pronuncio, despacio-. Perdida. ¿La has visto? -inquiero, señalando a sus ojos.

De una pequeña mochila que llevo conmigo extraigo una fotografía en un marco. En ella salgo yo junto con Apollo y Jenny, cuando ya era adolescente. Se la muestro.

- Familia -explico, con la esperanza de que pueda ir entendiendo algunas palabras y su significado.

Señalo el círculo que Apollo lleva en el pecho y lo dibujo en el suelo. Luego, señalo mi símbolo de nuevo y dibujo junto al círculo la media luna que lo conforma, representando así la unión que hay entre nosotros. Alzo mis dos manos separadas y después las entrelazo para reafirmar la idea.

- Familia -repito. Luego señalo la media luna que hay en la camiseta de Jenny y vuelvo a señalar mi emblema-. Familia -Después la señalo a ella, y nuevamente a la fotografía-. ¿Dónde está tu familia?

Le ofrezco de vuelta sus cosas, que estaban cerca, junto con el palo, por si quiere dibujar algo que sirva para aclarar la situación.

Gracias a vivir en lo que era la torre de babel de los mundos, la pequeña Su tenía un ligero conocimiento de otros idiomas, mas no lo suficiente como entablar una conversación. Casi no sabía escribir ni leer su propio idioma, mucho menos sabía hablar otros a la perfección; tenía el conocimiento justo de las palabras que le podían ayudar a sobrevivir.

No se sorprendió de que aquel extraño hablara otro idioma, pero eso tampoco hizo que siguiera en posición defensiva, el cuerpo preparándose para cualquier cosa que pudiera estar planeando.

Escucho lo que supuso que era el extraño nombre del hombre, claro que porque se señalaba al símbolo del pecho eso si que no tenía ni idea ¿Sería su clan? ¿Su grupo? Al menos no parecía un símbolo del NWG lo que la tranquilizaba un poco.

También era obvio que ese hombre no pertenecía a la asociación ya mencionada, pues si lo fuera ya estarían de camino a un pueblo con Su encerrada y malherida. Pero la pequeña seguía sin bajar la guardia: cuando le pregunto su nombre, o eso entendió ella, guardó silencio.

Que hubiera derrotado al extraño monstruo que la perseguía hizo que la confianza en él aumentará, no lo suficiente como para dejar la pose defensiva, pero sí como para pensar que, de primera mano, no era mala persona del todo, aunque eso estaba por ver.

Tuvo que deducir mucho lo que el extraño, cuyo nombre había entendido como “Midnaiter”, le estaba diciendo por los dibujos y las pocas palabras que entendía de su idioma; logro comprender que parecía estar buscando a… ¿Una niña? ¿Su hija? O acaso… que hubiera la posibilidad de que estuviera buscando a la “Hija del Diablo” le devolvió a la defensiva una vez más, dando un lento paso hacia atrás, alejándose del hombre.

La fotografía le hizo avanzar de nuevo hacia él, aunque fuera solo para poder verla bien. Dos hombres, una niña… una familia, no tuvo que esperar a la explicación para darse cuenta de que era su hija y que la estaba buscando. Su tuvo que buscar en sus recuerdos para ver si posicionaba a la chica de la foto en ella, la última vez que tuvo contacto con alguien de esa edad fue cuando una banda de niños y adolescentes pensaba que la tenían atrapada. No recordaba haber visto a la hija de aquel hombre ahí, lo que era una buena noticia… ella los mato a todos. Eran ellos o ella, y Su tuvo que elegirse a sí misma.

Negó con la cabeza e intento buscar las palabras para expresar lo que quería decir

- No…- se señalo los ojos, al igual que hizo el hombre y volvió a negar con la cabeza - no visto

Siguió mirando los dibujos del hombre, sin apartar mucho la mirada de él, si intentaba algo se escabullaria al bosque, aunque sin su mochila… tenía que recuperarla cuanto antes. Fue cuando escuchó la pregunta del hombre que su corazón le dio un salto “Your family”. Esa palabra la entendía bien.

Dejándola por unos momentos sin palabras, el extraño le acababa de dar su mochila ¿Que pretendía? Por muchos gestos de bondad que pareciera tener, la pequeña seguía alejado de él mirándolo con ojos preparados para el ataque. Con su mochila en mano comenzó a rebuscar su interior, parecía que estaba todo. Más a ella solo le importaba una cosa y ahí, en el fondo de esta, lo encontró y lo saco.

Un libro hecho polvo, con la portada marrón y una mano, del tamaño de un adolescente, marcada a sangre en esta, faltando solo el dedo índice. La joven abrió las páginas comprobando que estuvieran todas y suspiro tranquila, apretando el libro entre sus brazos antes de guardarlo de nuevo en el macuto.

Tomó el palo entre su manos y pensó por unos segundos si de verdad quería contarle algo a aquel hombre; podía escaparse, salir corriendo al bosque… pero seguía siendo una niña pequeña y los pequeños solían cometer estupideces, incluso aquellos que han tenido que matar para sobrevivir.

Con el palo en las manos, dibujó tres figuras humanoides; dos altas y una pequeña. Dio un toque en el centro de la más pequeña y se señaló a sí misma

- Me… Susana

Que le dijera su nombre no era muestra de confianza, pero sí de que sabía que no era agente el NWG y no conocía el nombre de la “Hija del Diablo”. A continuación, señalo a las dos figuras a su lao

- Ma, Pa

Y con una mano temblorosa, les tachó el círculo que representaba sus caras, diciendo a continuación la palabra que mejor se conocía del vocabulario inglés

- Dead

Borro las dos figuras que hacían de sus padres, sin borrar la suya y comenzó a dibujar más figuras, estas de tamaños y formas muy diversas. Con el palo las señalo a todas dibujando círculos en el aire sobre ellas

- Group- dijo, pronunciando la palabra más como “Grup”- nueva… new familia, amigos… friends

Y se quedó mirando su dibujo, antes de cerrar los ojos por unos segundos mientras apretaba el palo entre sus pequeñas manos. Una lágrima, casi imperceptible entre la suciedad de su rostro, se le escapó de entre las mejillas a la vez que comenzaba a tachar uno a uno todas las demás figuras… dejándola solo a ella.

- Dead

Retomando la compostura, borró los dibujos y ahora comenzó a dibujar el símbolo del NWG; un círculo rodeado por un halo y las letras NWG en el frente. A su lado, dibujó tres ojos de la misma manera que lo hacían ellos cuando ponían posters para darle caza.

Señaló una y otra vez los dos dibujos, mirando al hombre mientras levantaba el puño bajo el que tenía el mecanismo de lanzamiento hacia el, preparándose para la posible respuesta del hombre

- ¿Tu- le señaló con el dedo indice- conocer… know?

Depende de su respuesta, le atacara con su mecanismo antes de salir corriendo. Tenía una hija perdida, pero lo más seguro es que estuviera muerta, devorada o que la hubieran mordido y ahora esté deambulando en busca de carne humana. En su mente, le haria un favor si le mataba.

No sería la primera vez que mata a un padre o a su hija… pero eso era carne de pesadillas y preferia no recordarlo mientras estaba consciente.

Al parecer la foto había prendido más confusión que entendimiento. Midnighter se la había enseñado para tratar de inspirarle más confianza, pero lo que él estaba buscando era el bebé que le había dibujado al principio, no una adolescente, ya que Jenny había muerto con la Colisión y se había vuelto a reencarnar. Pero claro, ¿cómo explicas algo tan complejo a alguien que no entiende tu idioma? Se pasó la mano por la cara, frustrado, cuando ella le señaló que no había visto a la adolescente de la foto. Por supuesto que no la había visto. ¡Arg! Midnighter no estaba acostumbrado a encontrar obstáculos que no pudiera salvar. Por lo general, problema que se encontraba, problema que podía superar sobre la marcha, bien gracias a su ingenio, su habilidad, su inteligencia o los cálculos de la computadora. Nunca pensó que se vería bloqueado por algo tan prosaico como una barrera idiomática. Suponía que era un problema que les sucedía a muchos angloparlantes; demasiado acostumbrados a que casi todo el mundo hablara inglés como para molestarse en aprender otros idiomas. Bueno, era poco probable que hubiera visto a Jenny, de todas formas. Pero quizá se hubiera topado con la persona a la que había ido a buscar en aquél bosque.

Sacando su teléfono móvil realizó una búsqueda rápida en Google y le enseñó una imagen de Poison Ivy.

- ¿Y a ella? ¿Visto? -preguntó, volviendo a señalarse los ojos.

Según sus fuentes, Ivy tenía cierta debilidad por los niños desprotegidos y solos, por lo que existía una probabilidad de que la estuviera ayudando, especialmente en aquella parte de Gotham. Y quizás Ivy sí que supiera algo de Jenny.

Observó la ansiedad con la que la niña rebuscaba en la mochila, como si quisiera asegurarse de que no le habían quitado algo muy preciado, y, tras respirar aliviada, volvió a tomar el palo. Observó los monigotes que dibujó a continuación, y asintió ante la mención de su nombre.

- Susana -repitió.

Después dijo lo que a éstas alturas ya parecía evidente; sus padres estaban muertos. Después dibujó un montón de figuras más, y todas terminaron tachadas de igual forma, provocando que una sensación helada se extendiera por todo su ser. Tan pequeña... No podía ser... Tuvo el impulso de acercarse para darle algo de consuelo, pero tenía demasiado sentido común como para hacerlo. No le hacía falta la computadora para calcular que con el nivel de tensión que tenía la niña en aquellos momentos lo más probable era que terminara con el palito metido en el ojo antes de haberse aproximado dos pasos, así que sólo dijo:

- Oh, pequeña... lo siento mucho...

Quizá no pudiera entenderle, pero su tono y la expresión de sus ojos seguramente dijeron todo cuanto necesitaba saber.

Pero la niña no se detuvo ahí. Estaba dibujando otra cosa... un extraño círculo con un halo y unas palabras escritas en él. El gesto que realizó a continuación era autoexplicativo. Su reacción dependería de la respuesta que le diera. El vigilante frunció levemente el ceño, pensativo, mientras hacía una búsqueda rápida de los datos mencionados con su computadora. Le aparecieron varias ONG's y varias empresas con esas mismas siglas, pero el logo no coincidía.

- No, no sé lo que es -dijo, viendo que la niña sabía lo que significaba la palabra "Know"-. Jamás lo había visto -se señaló los ojos y negó con la cabeza.

No sabía si era la respuesta correcta, pero estaba tranquilo. No temía lo que la niña le pudiera hacer. Con sus capacidades regenerativas era extraordinariamente difícil hacerle auténtico daño y no creía que los dones metahumanos de la niña fueran de combate o los habría utilizado contra el monstruo de barro.

Entonces dibujó los tres ojos y las piezas del puzzle encajaron en su mente. El tercer ojo del hinduísmo, relacionado con la percepción extra sensorial. El ojo que permite ver más allá de lo que se puede percibir con la visión ordinaria. Por lo general el símbolo se asociaba con la clarividencia y la precognición, aunque no había forma de saber de qué se trataría en su caso. Una llama de esperanza comenzó a arder en su interior. ¿Quizá podría encontrar a Jenny si le mostraban un objeto suyo o algo semejante?

- ¿Tercer ojo? -inquirió, señalándose el entrecejo-. ¿Ése es tu poder, Susana?

Era poco probable que le entendiera, así que activó el comunicador para poder hablar con su marido.

- Apollo, voy a activar localización en tiempo real. Voy a necesitar que vengas a recogerme. No he encontrado a Hiedra ni a Jenny pero tengo conmigo a una niña huérfana que parece haberlo pasado muy mal y necesita nuestra ayuda. Tiene poderes, aunque la computadora no me ha dado ningún indicio físico de cuáles pueden ser. Creo que deberíamos llevarla a la mansión X. Estamos en medio de un bosque. Voy a tratar de salir con ella fuera para que puedas distinguirnos mejor desde lo alto. Te quiero.

Sus ojos miraban con increíble atención a cada movimiento de aquel extraño. Intentaba mirarle a la cara, sin embargo, y por alguna razón que ella desconocía, el hombre llevaba una especie de máscara negra lo que dificultaba que pudiera leerle. Por lo menos estaba lo suficiente alejado como para poder salir corriendo si hubiese la más mínima señal de amenaza. Que hiciera el gesto de sacar algo de un bolsillo no ayudó en el entendimiento, provocando que Su se alejara unos pasos más y le apuntara con su arma del brazo.

Fue lo que sacó y le enseñó lo que hizo que cambiara de opinión y, de hecho, se acercara un poco más a él.

¿Que era aquel objeto? La pequeña jamás vio algo parecido, lo cual era bastante entendible; cuando en su universo el mundo se fue  a la mierda, los móviles no estaban muy avanzados y era normal que en el apocalipsis la gente tampoco se pusiera a hacer fotos. Era una de esas tecnologías que se perdieron cuando los muertos empezaron a morder el culo a la gente. Siendo una niña, a pesar de lo mucho que sufrió en su corto tiempo de vida, señaló con curiosidad al teléfono móvil

- ¿Que… what…eso?

Esperaba que entendiera que se refería al objeto que llevaba ahora en la mano. Se sintió rara al sentir curiosidad por ese objeto, había visto tantas cosas que llegados a este punto no esperaba sorprenderse por nada. Aun extrañada por el objeto, observó la foto que se le presentaba y sus ojos se abrieron de par en par, exclamando sin querer

- ¡Pero si está verde!

Minutos antes le persiguió una criatura extraña, no un muerto viviente sino otra cosa, como un monstruo hecho de barro. Ahora se aparecía ante su mirada una mujer de cabello rojizo y piel verde ¿Como era eso posible? Y mira que había visto cadáveres, pero ni ellos tenían ese color. En fin, intentando controlar su impresión, captó que el hombre le preguntaba si vio a aquella extraña mujer.

Negó con la cabeza

- No visto

A la par que dibujaba aquellas figuras, de reojo observaba al hombre esperando un ataque sorpresa en cualquier momento. Mas no fue eso lo que sucedió y tampoco lo que le sorprendió; aquel hombre parecía sentir… ¿Como se decía? ¿Empatía? Sí, algo similar. No podía notarlo por sus expresiones faciales, debido a la máscara que llevaba, pero sí que lo notaba en su tono de voz, en la mirada reflejada en sus ojos y en sus palabras: “sorry”, eso lo entendía perfectamente, había escuchado y leído esas palabras una y otra vez.

Sin embargo esto no significaba que fuera a confiar en él; no sería la primera vez que alguien siente empatía por ella para que una vez descubierto quien era en realidad, atacarla con desprecio. Mantenía una distancia de precaución al dibujar lo único que le quedaba por enseñar y preguntarle al extraño.

Y su respuesta volvió a dejarla perpleja.

¿Que no conocía al NWG? Eso debía de ser imposible, desde hace mas o menos seis años todo el mundo les conocía; eran el gobierno que controlaba los pueblos, eran los que aportaban “seguridad” a sus ciudadanos, estaban por todas partes y solo alguien como ella, ya acostumbrada a ser perseguida, era capaz de evitarles. Ellos eran el depredador y ella la presa y que aquel desconocido no tuviese conocimiento alguno del NWG… le extrañaba sobremanera.

¿Decía la verdad o era todo una mentira elaborada para hacerle bajar la guardia? No, si fuera de verdad un agente del NWG ya estaría muerta, además… puede que tuviese el arma bajo sus brazos, pero eso no significaba que podría vencerle. Espero su reacción al último dibujo antes de tomar una decisión.

“Third eye” eso lo entendía perfectamente, era el insulto con el que muchos cazarrecompensas intentaban incitarla a salir de sus escondrijos, aunque también lo vio escrito en muchos carteles buscándola. “Your" eso significaba “tu” o “ella” o algo parecido… ¿La había reconocido? ¿Y por qué no la atacaba?

Sí ya sabía quién era, lo normal sería que se abalance sobre ella… mas no hizo nada de eso, hablo algo sobre “power” que no entendió y… ¿Se puso hablar al aire? Su miro a su alrededor y no encontró a nadie más que a ellos. Su cabeza le empezó a quemar, sus dientes chirriaban dentro de su boca y sus piernas le temblaron… tenía que sobrevivir, debía seguir vivía… no podía dejarse vencer

Viendo que estaba de espaldas, la joven se echó la mochila a la espalda y comenzó a correr todo lo que sus piernas le permitían, atravesando árboles, claros y arbustos. Tenía que alejarse de él, no sabía quién era en verdad a parte del nombre que le dio, el cual podría ser falso, pero no se creía que no conociera al NWG, es que era algo imposible. Y que se pusiera a “hablar con el aire” solo demostraba que habria más personas cerca, listos para atraparla. No se dejaría coger, no sin luchar y no podía hacerlo ahi al aire libre; buscaría un escondrijo, un sitio donde poder defenderse… y los mataría.

Eran ellos o ella… y siempre era ella.

No vio con que se tropezó, con una raíz o algo. Lo que sí vio fue el árbol con el que, tras dar torpes caminatas tras el tropezón inicial, se chocó. Tocandose la nariz, vio la sangre producida por el choque, aunque no le dolía lo suficiente como para haberla roto. Se giró a fin de ver si la persiguen y encontrar con que se tropezó. Fue entonces cuando sintió algo rodeando su tobillo y tirándola al suelo, arrastrandola con una fuerza contra la que le era imposible luchar.

Se intentó agarrar al suelo, a los arbustos, incluso intentó sujetarse de la nieve. Todo fue en vano y estaba claro que el hombre o los hombres que la persiguen dieron con ella y ahora la arrastraban hacia su destino. Y todo por un estupido tropiezo.

Claro que no volvió a encontrarse con el enmascarado, ni siquiera con el monstruo marrón de antes… fue aún más extraño. Un hombre, alto, más alto incluso que Caleb, y vestido con… ¿Armadura?


Era una especie de ropa hecha de musgo y raíces, pero quedaba claro que quería aparentar ser una armadura... que Su lo estaba flipando era quedarse corto.. A su alrededor, unas raíces verdes llenas de aguijones se alzaron y sujetaron a la joven, la cual estaba a punto de desmayarse al ver tal imagen postrada ante ella.

Si no fuera por el dolor de sus extremidades, pensaría que estaba en una pesadilla… aunque sus pesadilla solían ser recuerdos y no lo que fuera que fuese esto.

- Eres joven, pequeña, pero tu sangre servirá para la madre tierra

Una raíz se levantó, una afiliada que se revolvió al acercarse a ella a la par que, con un tono profundo y oscuro aquel monstruo proclamaba

- Tu sangre será la primera gota en el mar que sanara a la tierra y la liberara de la enfermedad llamada “humanidad”

Y la raíz se lanzó hacia ella, Su cerrando los ojos ante el impacto., pronto todo habría acabado… pero el impacto nunca llegó Abriendo los ojos temblorosamente, vio como la punta de la raíz estaba a unos centímetros de su pecho. Esta se alejó y las raíces le acercaron a aquel enorme hombre, sus ojos emitiendo un brillo verdoso mientras la analizaba.

Entonces, haciendo que Su se retorciera para intentar evitar lo que se imaginaba que venía, levantó su hacha y… le cortó la palma de la mano, solo un corte superficial para hacerle sangrar lo suficiente como para que su sangre goteara hasta el suelo.

- Tu… tu sangre… está infectada, un virus, un… ¡Debes morir antes de que tu sangre infecte a la madre tierra!

Y levantó el hacha en el aire, preparándose para acabar con la vida de la pequeña. No entendía todo lo que decía, por su tono tan grave, sin embargo sí que entendió las palabras “blood” y “virus”... ella ya lo sabía, se lo explicaron hace ya tiempo; el virus estaba en todos nosotros, solo que se activaba al fallecer o al morderte, por lo que técnicamente hablando su sangre contenía el virus de los no muertos, solo que adormecido, esperando a su muerte para activarse.

Al menos tenía la seguridad de que no se levantaría como uno de ellos; por como estaba a punto de recibir el golpe, acabaría partida por la mitad, lo que la salvara de aquel destino peor que la muerte.

De nuevo, cerró los ojos y… espero su destino. La lucha había acabado y esperaba encontrar la paz tras la muerte.

La niña reaccionó al teléfono móvil como si en su vida hubiese visto uno, acercándose con una actitud de animalillo curioso que despertó automáticamente la ternura de Midnighter. Había pocas cosas que le sorprendieran, pero que una niña que ya era claramente adolescente no supiera lo que era un teléfono móvil en pleno siglo XXI resultó ser algo con lo que no había podido contar.

- Pero chiquilla, ¿de dónde has salido tú? -murmuró para sí.

Y un abanico de nuevas posibles explicaciones se abrió en su mente. Su aspecto desaliñado y los harapos podrían indicar que llevaba mucho tiempo encerrada en algún lugar donde no tuviera contacto con el mundo exterior. Así, las siglas NWG podrían corresponder a los de la organización que la había tenido prisionera. Ésta gente podrían haber matado a sus padres y a los demás miembros de su grupo, y de inmediato Midnighter pensó en Bendix, y en lo que le había hecho a Apollo, a él, y a tantos y tantos otros niños. Si habían hecho experimentos con Su, ella podría ser como ellos, y de no haber vivido en primera persona el fenómeno Omega sería la explicación más plausible para el vigilante. Sin embargo, la Colisión daba pie a otras posibilidades, como que la niña procediera de otro universo completamente diferente donde no existiera tecnología como aquella.

- Es un teléfono -explicó, y, llevándoselo a la oreja, se señaló la boca y el auricular del mismo-. Sirve para hablar con otros.

Era todo cuanto podía explicar de las innumerables y complejas funciones del aparato sin hablar el idioma. Podría haberle enseñado que también podía hacer fotos, pero algo le decía que la chiquilla se asustaría si realmente no sabía lo que era todo eso. Su actitud general de animalillo asustado indicaba que había que realizar la menor cantidad posible de movimientos o acciones que pudieran sobresaltarla.

Su sorpresa ante la apariencia de Poison Ivy reforzaba la idea de que, o bien llevaba encerrada y aislada del mundo exterior la mayor parte de su vida, o pertenecía a otro universo, pero hasta que no encontraran a alguien que hablase español no podrían solucionarlo.

Midnighter no era consciente de haber realizado ningún movimiento abrupto que pudiera asustarla, sin embargo escuchó perfectamente cuando la chiquilla empezó a correr, alejándose de él. Volvió a activar el comunicador mientras empezaba a correr a su vez.

- Cambio de planes... la niña se me escapa. No es que necesite ayuda para atrapar a una renacuaja, pero estaría bien que vinieras cuanto antes porque algo me dice que va a estar todo el rato tratando de huir. No conoce nuestro idioma, está asustada, y puede que sea como nosotros, Apollo…

El aguzado oído del enmascarado le permitió distinguir con claridad el grito ahogado de la pequeña más adelante, seguido de un golpe sordo.

- Tengo que dejarte, Apollo -susurró antes de cortar la conexión y activar su localizador.

En lugar del ritmo acelerado que había mantenido hasta ahora, pasó a avanzar de manera sigilosa, arrastrándose y utilizando la cobertura de los matorrales y arbustos que iba encontrando a su paso. A través de un pequeño claro entre unas ramas vislumbró una escena insólita; un tipo del tamaño de un armario, con una armadura que parecía sacada de una fantasía de Chrétien de Troyes, tenía a la pequeña inmovilizada y colgando de unas lianas. La sangre le ardió en las venas cuando le vio cortar a la indefensa niña, pero la reacción que observó en el ser le hizo detenerse antes de atacar. Parecía... ¿sorprendido? ¿Asustado?

- Tu… tu sangre… está infectada, un virus, un… ¡Debes morir antes de que tu sangre infecte a la madre tierra!

A Midnighter todo aquello le parecían majaderías. No pensaba quedarse de brazos cruzados mirando mientras una especie de monstruo salido de los Caballeros de la Mesa Cuadrada destripaba a una niña, así que se sacó de la funda del muslo los dos bastones pequeños, los unió por la mitad, extendiéndolos hasta conformar su bastón bō y saltó impulsándose con sus poderosas piernas hacia la criatura, golpeándole en la cara con el extremo del bastón. El golpe fue tan fuerte que el monstruo se tambaleó hacia atrás, y una parte del casco se rompió, revelando el ojo derecho y toda la parte superior de la cabeza. Hojas verdes conformaban su pelo, y por la cara, que mostraba la textura de la corteza, con pinchos, espinas y salientes, se paseaban caracoles, babosas y lombrices.

- Hola, feo. Algo me dice que no eres Poison Ivy.

- Te conozco -musitó el ser con voz cavernosa-. Sé quién eres. El Caballero Negro, que viene a matarme y a robarme el poder de la madre tierra... Pero no triunfarás... Al igual que ésta niña, morirás. Tu sangre empapará la tierra. Toda la humanidad corrupta morirá y el Caballero Verde sanará la Tierra antes de que vuestra ponzoña la envenene.


Midnighter retrocedió, espantado. No porque la criatura le asustara en lo más mínimo... sino porque acababa de reconocerle. A pesar de su apariencia monstruosa, había algo inconfundiblemente humano en aquella mirada. Y también, inconfundiblemente familiar cuando fijó su pupila en la suya.

- ¿Doctor? ¿Habib? -exclamó.

Y las raíces atacaron, envolviendo sus extremidades y perforando su carne.

- Cosecharé y sembraré. Soy el doctor. Soy el Rey Verde. Yo soy la Salvación de la Tierra. La humanidad es un virus que sólo traerá corrupción y muerte. Restauraré el equilibrio de la naturaleza y eliminaré la enfermedad humana antes de que envenenéis la tierra.

- ¿Por qué os da... nnngggg… a todos los putos villanos... -tiró con todas sus fuerzas de las raíces, pero extremos afilados atravesaron una de sus manos, clavándola a un árbol- ¡aaarrrggg!… por atacarme con extremidades... tentaculares? ¡Sé que estoy bueno, pero no soy Nightwing! Es el cuero, ¿verdad? Suscita algo en vuestras mentes de... aaahhh… putos... depravados...

Una gruesa raíz se apretó en torno a su garganta, ahogando sus palabras mientras el doctor se aproximaba, mirándole amenazante a los ojos.

- La humanidad ha arruinado la tierra durante siglos, quemando sus bosques, contaminando sus cielos y envenenando sus mares, y ahora, uno de entre los vuestros desatará el mayor mal que ha contemplado la diosa, desatando podredumbre y corrupción. La única manera de impedirlo es acabar con todos vosotros. Empezando por ese tumor cancerígeno.

Señaló a Su con el hacha y volvió a dirigirse hacia ella, con pasos lentos, pesados. Midnighter se debatió con las raíces con energías renovadas, logrando liberar el brazo que no estaba clavado al árbol. Rápidamente aferró con la mano libre la raíz que le envolvía el cuello, pero parecía que, cuanto más tiraba, más apretaba. El hacha se alzó de nuevo en el cielo...

- ¡Susana!

¿Qué estaba pasando? No, de verdad que no Susi no tenía ni la menor idea si lo que se postraba ante ella era la realidad o aun seguía inconsciente en un estado de ensoñación; hacia unos momentos el hombre que se hacía llamar Midnighter le estaba enseñando su extraño “telephone” e imágenes de una extraña mujer verde y ahora… estaba a punto de morir a manos de un hombre aún más extraño todavía. Desde que perdió de vista a Noelia estaba un poco desorientada; no reconoció los árboles, ni las plantas ni siquiera encontraba los caminos que ya se conocía de estar recorriéndolos durante tanto tiempo.

No era para nada inusual que Susi estuviera nerviosa y a punto de salir corriendo al más mínimo ruido extraño, mas esta situación la ponía en un estado de mayor agitación. No podía luchar contra el nuevo monstruo, pues a pesar de llevar tanto tiempo sobreviviendo sola y tener una ristra de cadáveres a su espalda, seguía siendo una niña con la fuerza correspondiente.

Al menos el golpe del hacha le traería paz al fin. Aunque no si el desconocido tenía algo que decir al respecto y, por extraño que le pareciera, así fue; desde la maleza saltó como un león abalanzándose contra su presa. Susi jadeo asustada por la repentina aparición, por un momento pensando que se trataba de un no muerto que aprovechó el momento para darles un mordisco letal.

Las raíces que la sujetaban se estremecieron ante el golpe, pero siguieron sujetándola con fuerza. Atónita, observó a los dos hombres hablar, escuchando algunas palabras que pudo reconocer, como “die” y “child”, sin embargo lo que sí que pudo reconocer es que los dos se conocían; Habib, eso definitivamente era un nombre. Le debería haber extrañado que, conociéndose, estuvieran enfrentados, mas en el mundo en el que vivía, o mejor dicho en el que se creía que seguía viviendo, era normal que los grupos se rompiesen y acabasen enfrentados.

Al igual que a ella, las raíces levantaron a Midnighter, pero a diferencia de con ella con él fueron mucho más violentas; desde su posición pudo ver como estas se clavaban en su carne, la sangre brotando de ella ¿Por que a él no le decía nada sobre el virus? Acaso… no, no podía ser.

No podía ser inmune como el.

El hombre verde volvió a dirigir su atención hacia ella, acercándose pausadamente hacia la pequeña. El hacha se alzó y comenzó a bajar con la intención de darle el golpe final. Su vida pasó delante de sus ojos; dos figuras borrosas que la miraban desde arriba antes de desaparecer con el sonido de un disparo, los gemidos de los muertos, una mano que se tendía hacia ella, su protector, un barco, Caleb, Noelia, el coliseo, los bosques de europa del norte, el NWG, su grupo… muerte, montones y montones de cadáveres amontonados, cada uno mirándole a ella con ojos inquisidores, culpándola y maldiciendola.

De nuevo, el golpe del hacha no vino y esta vez fue mucho más extraño el porque; otro hombre desconocido acababa de hacer su entrada y… ¿Bajó desde el cielo? No, eso sí que no. Lo único que volaba eran los pájaros, los murciélagos y, por lo que contaron cuando estaba con su grupo, unas máquinas enormes llamadas aviones. O estaba soñando o por fin se volvió loca tras tanta soledad. Ante su sorpresa no pudo captar toda la conversación entera, pero si que pillo lo importante; aquel hombre vino a rescatarles. Al igual que su protector, el monstruo verde comenzó a regenerar el miembro que el hombre de blanco le acababa de cortar mientras maldecía ¿La respuesta de este último? Las raíces ya la habían dejado caer después de que le cortara el brazo, pero eso le hizo echarse hacia atrás arrastrando el culo por la hierba a la par que temblaba pateticamente.

Con una mano temblorosa, mientras el monstruo huía y el hombre de blanco hablaba con Midnighter, Susi le señaló. El terror y la sorpresa claramente visible en su rostro, su boca tan abierta que parecía salirse de su rostro y sus ojos a punto de salir despedidos de sus cuencas. Un sudor frío le bajaba por toda la cara y sus lagrimales soportaban las lágrimas de puro horror que estaban por salir

- ¿Que… que… what… eso… eh?

No podía conjugar las palabras para expresar, al igual que sus piernas temblorosas no le permitían hacer lo que quería; salir corriendo de allí. O al menos levantarse, pues aún seguía tirada en el frío suelo.

Sentía como si no estuviera su cuerpo, como si un extraño frío le abrazara cada fibra de su ser. Un monstruo hecho de barro, un hombre que desconocía al NWG, otro monstruo verde con un hacha y ahora… un hombre venido del cielo. Su pequeño cerebro estaba a punto de rendirse y desconectarse; mientras que su mano izquierda se apoyaba en la tierra, su derecha sujeto su cabeza que parecía estar a punto de caersele del cuerpo.

Las raíces que le apretaban la garganta se aflojaron en cuanto el monstruo huyó al interior del bosque. Midnighter consiguió liberar el cuello y, acto seguido, tiró de la que le tenía clavado al tronco, arrancándola de cuajo. Estaba tan acostumbrado a recibir heridas de ése tipo que ni siquiera prestó atención al agujero que pronto comenzaría a cerrarse, manchando sin darse cuenta la mejilla de su marido cuando acudió a saludarle.

- No lo sé -musitó, mirándole a los ojos-. Estaba conmigo cuando el Transporte se estrelló en la Tierra Salvaje. Saltó de la nave, se convirtió en jodidas mariposas o algo así y desapareció, pero estoy convencido de que es ese ser, sea lo que sea. Ve tras él. Tenemos que interrogarle.

La chiquilla estaba aterrorizada. Debía de haber pasado por un cúmulo de experiencias espantosas para una niña de su edad. Midnighter sabía muy bien lo que era eso. Guardaba pocos recuerdos de su pasado, pero los que conservaba estaban teñidos invariablemente por el miedo y el dolor. Parecía ir incluso más allá de lo que acababan de sufrir. El doctor se había ido pero los desorbitados y oscuros ojos estaban ahora fijos en alguien que jamás debería haber suscitado tal reacción. Alguien que precisamente había sido diseñado para todo lo contrario. Eso descartaba por completo la posibilidad de que pudiera ser una víctima de experimentación infantil como ellos, pues, en ese caso, habría estado acostumbrada a la existencia de metahumanos. O había permanecido toda su vida encerrada o procedía de otra dimensión. Fuera lo que fuese no debía haber sido bonito, y, al instante, se activó en el justiciero la que era, posiblemente, su mayor debilidad a la par que fortaleza: su instinto paternal.

No le importaba el riesgo, o el peligro de lo que pudieran hacerle los poderes desconocidos de una mutante asustada. Lo único que le importaba era que había una niña sufriendo. Y así, sin pensarlo un segundo, en cuanto se hubo separado de su marido se arrodilló frente a ella y la abrazó de manera instintiva. Un dulce momento de ternura y seguridad en medio de todo aquél terror al que se acababan de enfrentar. Susurrándole palabras tranquilizadoras le acarició el cabello, posiblemente manchándolo de sangre a su vez, pero tampoco le importaba.

No importaba nada excepto ella.

- Shhh... Shhh... Ya ha pasado todo... Estás a salvo... Nadie va a hacerte daño... Te vamos a ayudar, ya lo verás... Aún no sé cómo pero sé que lo haremos. Todo saldrá bien...

Sabía que sus palabras no serían comprendidas, pero, con un poco de suerte, su lenguaje corporal y el tono serían toda la traducción que necesitarían.

No, esto no podía estar pasando. Tenía que apartarse de aquel hombre que la apresaba entre sus brazos, con la fortuna de estar lo suficientemente vestido como para no tocar ninguna parte de su cuerpo, lo que activaría sus poderes. Tenía su mochila al alcanza, solo tenia que estirar la mano y sacar su cuchillo; sabia que un navajazo en el costado le dejaría incapacitado, era una maniobra que ya había realizado muchas veces antes.

Y aun así, a pesar de saber que lo mejor para su supervivencia, o así lo veía ella, era huir del abrazo de Midnighter… sus manos se tambalearon hacia la chaqueta de cuero negro que llevaba puesto el y la apretó con la poca fuerza que sus pequeñas manos, temblorosas por el miedo y el estrés, podían mostrar. Ni siquiera entendió muy bien lo que le dijo, aunque si que pillo la palabra “Help”.

Y así, después de tanto tiempo sola, huyendo de cualquier movimiento extraño, estando siempre alerta a cualquier amenaza… la pequeña Susi rompió a llorar, apretando su cabeza contra el pecho de Midnighter, manchando su logo con sus lágrimas. Ya no podía más, no soportaba una vida así, no quería estar sola… era una niña y por mucho que se dijera a sí misma que estaba mejor sin nadie su corazón la conocía mejor que su propio cerebro.

Quería estar con una familia, con un grupo, con amigos. Quería volver a despertarse acurrucada entre Noelia y El, aprender tiro al blanco con Caleb, incluso echaba de menos ver cómo los cocineros del grupo pelaban y cocinaban las hortalizas. Pero aunque fuera una niña, sabía muy bien que esos tiempos ya no volverían. Al despegarse del abrazo, volvió a la realidad y se acordó de la sospechas que tenía sobre aquel hombre ¿Cómo es que no conocía al NWG?

Ellos lo controlaban todo y si decía no conocerlos es que, por ende, tenía que estar trabajando para ellos. Pero no, porque si así fuera no la habría salvado como hizo momentos antes, ni la consolado como hizo ahora, entonces… la mente de Susi se iluminó por unos segundos; si no recordaba mal, el… el mapa, había muchas… “islas grandes” y si tampoco recordaba mal las lecciones que le impartía Noelia, ellos estaban en una de esas islas.

¿Significaba eso que Midnighter y asimismo el hombre de blanco venían de otra de las islas? Era la única respuesta lógica, tenía que ser eso. Aunque puede que esa no fuera la respuesta, cuando el hombre de blanco se le acercó y le empezó a hablar en su idioma. Claro que tampoco sabía cómo hablaban las personas de esas otras islas, así que no le dio mucha importancia.

- Yo he…- seguía impactada por el hecho de haber visto al hombre volar y la… luz que salió de sus ojos, provocando que se arrastrara un poco, alejándose de él - me lla… llamo Susana y no estoy perdida,  bueno no… no tengo ningún sitio del que perderme… ¿Cómo es que tú hablas mi idioma y el no?

De todas las preguntas que le pudo hacer, le preguntó por el lenguaje. No, al fin y al cabo sólo tenía trece años, así que las preguntas no tardaron en despegar:

- ¡Vuelas! ¡Eso es imposible! Solo vuelan los pájaros y los bichos… ¡Y lo que has hecho con los ojos! ¿Qué está pasando?... ¿Y por qué él no conoce al NWG? - le pregunto, asumiendo que el si que los conocía, dándose cuenta tarde por lo que tuvo que añadir un pequeño inciso - El New World Government, ya sabes, los que controlan todo…

Aún tenía sus dudas de esos dos y algo dentro de ella le quería forzar a salir corriendo, no queriendo confiar en nadie pues el mundo estaba contra ella. Además, todos los que se acercaban a ella… El acabo carbonizado, Caleb degollado frente a una multitud que escupía y pateaba su cadáver y Noelia… ella estaba perdida.

Sin embargo aceptó la mano de Apollo y se levantó del suelo, sacudiendo el polvo de la ropa antes de ir a su mochila a comprobar que todo estaba de una pieza. Y no era así; sus latas de comida, al chocar la mochila contra una piedra, habían reventado poniendolo todo perdido. La cara de horror de la pequeña fue fácil de descifrar; sus ojos temblaron, sus cejas bajaron y sus dientes rechinaron mientras sacaba los restos de comida de sus cosas.

Y también fue fácil descifrar su cara de alegría y alivio cuando sacó el diario, que Midnighter pudo ver en su primer encuentro, totalmente intacto. Por si acaso, reviso las páginas del libro antes de cerrar la mochila, colgarse está a la espalda y echar el primero bajo el brazo.

No dejaría que nada le pasara su diario.

Y eso le llevó a recordar a Noelia, cuyo nombre aparece varias veces entre esas páginas

- Yo si que… he perdido a alguien, a mi ma… a mi amiga, estaba muy herida y había sido capturada, yo pensaba salvarla cuando… ya no estaba, me giré y no estaba, yo no… no se que paso…

Noelia… era prácticamente su madre, o al menos en eso se convirtió el tiempo que estuvieron juntos, a pesar de tener una edad más parecida a la de una hermana mayor; ella la cuido, le enseñó a peinarse, a recoger alimentos de la tierra, a leer y a tantas cosas que la lista sería casi tan extensa como el mismo diario. Su espíritu de superviviente se apodero de ella y como vio tantas veces hacer a sus amigos y también tuvo que hacer ella otras tantas veces, hizo uso del quid pro quo

- Si yo… os ayudo con vuestra hija - una niña perdida en un mundo como este… puede que ya estuviera muerta, aunque claro; puede que Noelia también lo estuviera - ¿Me ayudareis a mi a encontrar a mi amiga? Se llama Noelia y es más mayor y más alta que yo; la última vez que la vi… tenía el pelo rapado, aunque lo suele tener negro, y heridas por todo el cuerpo, creo que… creo que tenía las piernas rotas… si no la encuentro pronto... se convertirá en una muerta

Aquella noche los susurros del bosque habían supuesto dos malos presagios. La primera advertencia fue la presencia de una niña sola. ¿Qué hacía otra niña en el bosque abandonada? El segundo, la presencia de una criatura, similar a ella, formado por vida vegetal. Mientras divagaba sobre cómo solventar la situación, el llanto de la pequeña que había encontrado anteriormente la sacó de sus pensamientos.

Se acercó para consolarla y cogerla en brazos. Estaba bien arropada, en una cuna de madera que había preparado para ella, cubierta en mantos y flores de algodón que le ayudarían a mantenerla cálida a pesar del cruel invierno.


Cubrió todo su cuerpo con una vestimenta que sólo dejaba a la vista la piel de su rostro bordeando la mandíbula.

No repetiría el mismo error dos veces y la idea de que pudiese ocurrir lo mismo que con aquel huérfano la inundaba de dolor y miedo. Sentía que haría lo que fuera por garantizar la seguridad de aquel bebé.

Justo cuando la cargó y la puso sobre su pecho, la niña dejó de llorar.

Una nueva sensación dolorosa, más egoísta y personal recorrió su alma cuando pensó en el destino maternal que le había sido arrebatado el día que Woddroe trató con ella. El día que todo empezó.

- Ya está…. - Acarició con la punta de sus dedos enguantados la frente de la pequeña retirando un mechón diminuto de pelo de su frente. Pero justo entonces recibió la misma señal sobre la niña nueva, más cerca, ahora estaba acompañada de dos hombres adultos. Tuvo un mal presentimiento. Se preparó mientras deseaba con todas sus fuerzas que no fuese El Sombrerero.

Se aferró a la niña contra su torso con distintas hojas de plátano simulando un lazo Mei Tai y se desplazó usando distintas lianas, ramas y troncos que se movían a placer para hacerle avanzar a mucha más velocidad de lo que alcanzaría jamás andando. Para que la niña no se alterase, generó un caramelo de esencias naturales de melisa, lavanda y manzanilla para que volviese a dormir tranquila, en una dosis muy reducida que no fuese perjudicial para su cuerpo.

Al llegar al claro, observó primero entre los árboles. Un hombre alto y rubio, parecido a Booster Gold mantenía una conversación con la niña, que parecía perdida. El otro hizo que se le cerrase el estómago de golpe pero tras observarle lo suficiente y concluir que no se trataba de Batman, volvió a calmarse. Su actitud no era para nada agresiva hacia la niña, ¿pero qué pederasta lo es?

Soltó a la niña con delicadeza haciendo la forma de una cuna similar a la del otro lado del bosque pero esta vez, añadiéndole una capota protectora. La hizo en el linde del claro, oculta para protegerla de los demás presentes, donde, salvo que encendiesen una luz, no podrían verla.


Dio unos cuantos pasos y salió bajo la luz de la luna  - ¿Por qué no me explicáis… qué hacen dos hombres adultos con una niña con evidentes signos de abandono en medio de mi bosque? - Se preparó para contraatacar en caso de que fuese necesario.

Finalmente, después de tanto combate y tanta huida, la pequeña se mostraba como lo que era: una niña. Midnighter la abrazó contra su pecho, como tantas veces había hecho con su hija, sintiendo que, por un momento, no era ya el Portador Nocturno de la Muerte sino únicamente... un padre. Alguien con una criatura indefensa a la que proteger.

Una vez Jenny Fractal le había dicho a su hija: "¡Mira, Jenny! ¡Es tu otro papá! ¿Sabes qué es lo que piensa cada vez que te mira? No es "Te quiero". Es: "Puedo matarte. En un millón de formas diferentes".

Pero no era verdad. Midnighter jamás podría mirar a un niño de aquella manera. Jamás podría usar el ordenador contra un niño.

Cuando su marido se acercó, se mostró renuente a apartarse. Había visto el efecto que la aparición de Apollo había causado en la niña y lo último que deseaba era que volviera a asustarse así, cosa que, según su computadora, era bastante probable. Sin embargo, le bastó una mirada a la expresión de calma y seguridad de su marido para rectificar todos los cálculos, alterando ostensiblemente las probabilidades. Más tranquilo, le cedió el puesto junto a la niña. Puede que él fuese el mejor a la hora de matar, pero si había alguien bueno en lo que a tratar con las personas se refería, ése era sin lugar a dudas su marido.

Si le quedaba cualquier posible duda, se disipó en cuanto vio cómo se dirigía a la pequeña. Aquella sonrisa encendió un volcán en su corazón.

Apenas entendía lo que estaban hablando, pero el lenguaje corporal de la niña se relajó ostensiblemente, especialmente después de recuperar aquél extraño libro que tanto parecía significar para ella, y la conversación se prolongó durante el suficiente tiempo como para convencerlo de que no iba a volver a salir volando. Apollo había vuelto a salvar el día.

Y, entonces, apareció la mujer a la que había ido a buscar en primer lugar.

- Hiedra Venenosa -pronunció el vigilante dirigiéndose a ella-. Mi nombre es Midnighter. Vine hasta tu bosque buscando tu ayuda. Mi marido y yo perdimos a nuestra hija cuando se produjo la Colisión, y la hemos estado buscando desde entonces. Hospitales, orfanatos... No hemos encontrado rastro alguno de ella. Escuché que proteges y acoges niños huérfanos, así que vine a buscarte para preguntarte si la habías visto y me encontré con ésta niña huyendo de Clayface. Creo que te estaba buscando a ti, y quería usar a la niña para encontrarte. Me ocupé de él y me la llevé. Estaba intentando que me dijera dónde están sus padres, pero al parecer sólo habla español. Llamé a mi marido para que nos ayudara y nos atacó un extraño ser que en éstos momentos vaga por tus dominios. ¿Resuelve ésto tus dudas?

Le había contado la verdad acerca de los motivos que le habían llevado a buscarla, y también cuanto sabía acerca de Clayface, pero prefería no darle más información de la necesaria acerca del doctor hasta que constataran que podían confiar en ella. Al ser también una criatura vegetal podía decidir que el monstruo en el que se había convertido Habib era más afín a ella que los extraños que habían invadido sus dominios. Las probabilidades apuntaban a que no reaccionaría de manera hostil, pero, por si acaso, y porque nunca se puede estar completamente seguro de nada, colocó lentamente la mano sobre la empuñadura del bastón de combate que llevaba a la espalda.

Para sorpresa de la villana las explicaciones llegaron más rápido de lo esperado. Ninguno de los dos hombres se esforzó por ocultar la relación verdadera que los unía y ante ello la pelirroja no pudo evitar sonreír desde la más profunda sinceridad. Antes de poder entablar conversación con ellos y desenredar el nudo de información, la niña reaccionó con miedo y eso provocó un gesto de sorpresa en el rostro de la mujer que, ante tal respuesta, se sentó en el suelo para resultarle menos amenazante. Parecía más asustada de ella que de ellos y eso fue prueba suficiente para Hiedra de que lo que decían era cierto.

- Quedaos ahí, no quiero que sienta que corre peligro a mi lado. Hasta que se tranquilice, tal vez convenga mantener las distancias. - Detrás de los tres invitados surgieron tres sillas de raíces, una más baja que las otras dos a modo de invitación. - Doy por hecho que no lleva ninguna identificación y aunque así fuera, los registros no son muy confiables desde que todo se torció - dijo refiriéndose a la fusión multiversal. - ¿Le habéis preguntado cuánto tiempo lleva aquí? - Esperó pacientemente a que los hombres hablasen con ella para luego llamar la atención del que se quedase libre de los dos - La hija que decís estar buscando. ¿Cómo es? - La mente de Ivy fue a pensar en la cuna que había oculta a unos metros de ella. No le valdría una simple descripción genérica para entregar a un bebé indefenso a dos hombres que habían aparecido juntos y armados.

- Detalles. Lunares, marcas de nacimiento, algún olor o comida que deteste o alguno que le encante. - Tal vez si lo que ella había conseguido averiguar sobre el bebé coincidía con la descripción, estuviese dispuesta a revelar la posición de la cuna. - Cuando la niña sin nombre se tranquilice, nos encargaremos de su amiga y de su situación. - Esperaba con gesto serio analizando la mejor manera de proceder.

Por alguna razón, las palabras de su marido suscitaron en él recuerdos de acontecimientos que no recordaba haber experimentado.

- Tengo la extraña sensación de haber vivido ya un apocalipsis de no muertos contigo, amor. No es tanto un recuerdo como una sensación rara de déjà vu. Como un sueño que no se termina de ubicar -se llevó una mano a la frente en gesto reflejo-. Supongo que serán parte de las vivencias de esos otros Apollo y Midnighter que estaban aquí antes del fenómeno Omega -suspiró, mirando de reojo a la niña.

Si no fuera porque mientras estuvieron en la Sangría había visto mierdas de todo tipo aquello resultaría difícil de asimilar.

- Escucha, dile que si su amiga sigue viva la encontraremos y...

La conversación se vio interrumpida por la llegada de Hiedra. Midnighter, inicialmente cauteloso, se relajó ostensiblemente al comprobar la manera en la que la mujer reaccionaba ante el miedo de Susy. Reconoció al instante lo que estaba tratando de hacer, y el simple hecho de que no quisiera asustar a la niña más de lo que ya estaba decía mucho en favor de Ivy. Las probabilidades cada vez se alejaban más de una confrontación directa, ya que parecía evidente que se preocupaba por el bienestar de la española. Iba a ser cierto lo que se rumoreaba de ella por los bajos fondos. En cualquier caso, todo aquel que mostrase amabilidad y consideración en presencia de un niño se ganaba automáticamente su simpatía. El mundo en el que vivían ya era lo suficientemente desagradable y cruel como para añadirle más capas de sordidez.

Aún así, no se sentó en la silla. Su organismo aún estaba curando las heridas que le habían producido las zarzas de Habib al atravesar su carne y no estaba dispuesto a dejarse envolver nuevamente para regalo, por mucho que las probabilidades de que ésto sucediera fuesen bajas.

Decidió dejar que Apollo respondiera a las preguntas sobre Susy, ya que era quien más había interactuado con ella. Él se centraría en recuperar a Jenny.

- Escucha, Ivy. Sé que puede resultar difícil de creer... O quizás no, teniendo en cuenta que eres medio planta y eso... Pero nuestra hija... Bueno, ella tiene un poder especial. Es capaz de renacer tras su muerte.

Sí, era información importante, pero no constituía más que un 1% de todo cuanto la encarnación del siglo XXI era capaz de hacer. Además, su ordenador había reproducido en su cabeza los diferentes caminos que podía tomar aquella conversación, y todo parecía indicar que, si no era completamente sincero en aquél punto con Ivy había pocas probabilidades de que la metahumana les ayudara, y, en cambio, muchas de que la situación derivara en conflicto. Pues, ¿cómo justificas ser el padre de alguien si no eres capaz de describir su apariencia?

- Jenny falleció durante el fenómeno Omega. Era una adolescente en aquél entonces. Sabemos que se ha reencarnado en el cuerpo de un bebé que ha debido de nacer en el mismo instante de su fallecimiento, en el momento de la Colisión, pero no podemos saber cuál será su nueva apariencia. Lo único que te puedo decir es que siempre renace como mujer, y que aunque cambie de cuerpo, conserva sus recuerdos y vivencias, y si ella... nos viera -dirigió una mirada a Apollo-. Si ella nos viera estoy seguro de que reaccionaría de algún modo. Y si yo la viera a ella... aún sin haberla visto antes en su nueva forma, sé que la reconocería también -tragó saliva ante la presencia de un desagradable nudo en la boca del estómago al recordar cuando había tenido que discernirla de su hermana gemela malvada en el que había sido sin lugar a dudas uno de los momentos más terribles de su vida. Los ojos se le humedecieron levemente, pero supo atajarlo a tiempo-. Ella y yo... compartimos un vínculo especial. Ella y yo -repitió sin darse cuenta, como si aquellas simples tres palabras encerraran el peso de un mundo... y tres veces su valor-. Creo que la reconocería en cualquier universo. Si hay a tu cuidado alguna bebé que encaje con éstas características... Permíte que la veamos, por favor.

Ivy tendría que darse cuenta de lo valioso que era aquél "por favor", porque Midnighter no rogaba nunca por nada... salvo cuando estaba en la cama con Apollo.