Tu me das cremita, yo te doy cremita (Bullseye) [06/06/2019]

El objetivo estaba, aproximadamente, a unos 460 metros de distancia, en la terraza del edificio de enfrente que era más bajo que donde el asesino se encontraba apostado, por lo que el tiro tendría que ser en ángulo ligeramente descendente. No habría ningún problema, no con aquél arma, un rifle potenciado con una velocidad inicial de en torno a 600 metros por segundo. Había apuntado cuidadosamente al cráneo del objetivo. La masa central sería un tiro mucho más fácil, pero no tendría mérito ninguno. No estaba preocupado, de todos modos. Sabía que no fallaría. Nunca lo hacía. El pobre desgraciado aún respiraba pero ya estaba muerto, sólo que aún no lo sabía.

Estaba a punto de apretar el gatillo cuando...


- ¡Hey Bro! ¿que tal? Currando por lo que veo.

Y de repente estaba colgado allí, de una manera un tanto extraña, bloqueándole el disparo. Bullseye no se movió nada. Ni un ápice. Ni un poquito. Ni cuando Deadpool mencionó los diez millones, ni cuando hizo la pausa para ver si tenía algo que aportar, ni tan siquiera cuando hizo la segunda pausa. Nada de nada. Casi habría podido parecer que se había convertido en piedra, o algo así, el mercenario estaba realmente impresionado. Dudaba mucho que él pudiera ser capaz de aguantar callado, o inmóvil, por tanto tiempo. Cuando hizo la pausa más larga, y justo cuando estaba planteándose si no le habría dado un síncope o algo, Bullseye por fin se movió, de manera tranquila y calmada, lo justo para incorporarse y mirar hacia abajo por encima del hombro de Deadpool, haciendo como si el mercenario no se encontrase realmente allí. Tras realizar lo que parecieron ser una suerte de rapidísimos cálculos mentales, asintió para sí, volvió a inclinarse sobre el rifle, ajustó ligeramente el cañón del arma y disparó, abriéndole un agujero a Wade exactamente a través del esternón.


Ésta acción provocó dos reacciones. Por una parte, un discreto quejido por parte del mercenario, y por otro, el igualmente discreto desplome del objetivo, que se derrumbó sobre el suelo de la terraza sin apenas un sonido, con un perfecto orificio de salida en la frente.

Bullseye se incorporó al fin, comenzando a desmontar y limpiar el arma para devolverla a la funda, sin detenerse a mirar a Wade.

- Iba a decirte que no me interesa -dijo al fin, terminando de enfundar las piezas-. No porque no haga trabajos de protección de vez en cuando, sino porque lo que me estás proponiendo parece, francamente, aburrido. No me gusta pasar inadvertido ni que no se reconozca lo que hago. Además, el dinero no me hace falta. Pero tengo que admitir que la parte del favor ha llamado mi atención. Si algo he aprendido de Kingpin, es que nunca está de más que te deban favores.

Se apoyó contra la pared del edificio, dejando el rifle a su lado, y miró por fin al mercenario con interés y un atisbo de sonrisa divertida.

- Además, me puede la curiosidad; ¿Qué clase de trabajo de protección necesitaría que se lo encargaras a otro en lugar de ocuparte tú mismo? Y lo que aún me interesa más... ¿Qué clase de trabajo de protección te haría estar tan desesperado? Déjame adivinar... ¿una chica? ¿Como aquella por la que nos peleamos una vez? ¿Es eso? ¿Han vuelto a poner precio sobre la cabeza de un chochito bonito y quieres asegurarte de contratarme primero? No te culpo, es lo más inteligente que podías hacer. La última vez me venciste porque me pillaste por sorpresa, pero te aseguro que eso no volvería a ocurrir de nuevo. Así que, cuéntame... ¿de quién se trata ésta vez? Y no tienes que preocuparte por nada, ya sabes que si me comprometo con un trabajo, lo mantengo hasta el final.

Bullseye se quedó genuinamente sorprendido al escuchar lo de la armadura de carne congelada. Era algo tan extraordinariamente bizarro y peculiar que sin duda lo recordaría si alguna vez se hubiera enfrentado a un Deadpool llevando eso.**

- Mmmm... ¿armadura de carne congelada? No recuerdo...

Por lo general lo habría descartado nada más oírlo, como pasaba con la mayoría de sinsentidos que salían de la boca del mutante. Una locura más a la que no merecía prestar atención. Pero lo cierto era que la imagen evocada le resultaba extrañamente familiar, demasiado para ignorarla. Aunque no sabía bien de dónde...

- ¡Ah! -cayó en la cuenta, chasqueando los dedos-. Eso es de la clase de la señorita Meyer, ¿verdad? Siiii, ya me acuerdo, fue genial la cara que puso cuando te subiste encima del pupitre y empezaste a dar patadas de kárate diciendo que cuando fueras mayor querías construirte una armadura de carne.

No sabía cómo se le podía haber olvidado, fue la primera vez que se había fijado en Wade. Y, no mucho después, le había ayudado intercediendo ante la señorita Bolton cuando... bueno, las circunstancias no importaban, y esperaba fervientemente que a Wade los detalles se le hubieran escapado de la memoria como tantas otras cosas. Ya no era aquél niño, y Wade tampoco, pero algunas cosas nunca cambiaban.

- Tampoco recuerdo haberte atravesado nunca la cabeza con una flecha. Me resulta muy limitante la idea de ceñirme a un arco pudiendo usar la ciudad entera como arma. Pero hey, si algún día te apetece que juegue al Robin Hood con tus sesos sólo tienes que decírmelo, siempre estoy abierto a tener un poquito de diversión...

>>Vaaaale, lo acepto, aunque sólo sea porque dejes de dar el coñazo. Además, la curiosidad me está matando, dame esa foto.

Como esperaba, en la gastada imagen podía apreciarse a una mujer, evidentemente atractiva... Pero también, y ésto era algo que no esperaba, una niña pequeña, de unos diez años.

Una niña que se apellidaba Wilson.

Se tomó unos segundos para procesar lo que le estaba diciendo el mercenario, antes de que la indignación le impulsara a responder.

- Oh, por favor, no me insultes, Wade. Yo no necesito tomar rehenes. Cuando quiero matar a alguien, voy a por él directamente. ¿Dónde estaría la gracia si el objetivo se entregara voluntariamente para evitar que le hiciera daño a un ser querido? Sin pelea no hay emoción ninguna, y si no hay complicaciones, no hay reto. Si alguna vez me contratan para matarte, Wade, no te quepa duda de que iré directamente a por ti y te daré la pelea del siglo antes de liquidarte. Es lo menos que te mereces, colega -dijo, en un tono que era extrañamente afectuoso. Pero, una vez más, Bullseye tenía maneras extrañas de demostrar el afecto.

Y era verdad lo que le había dicho. Hacía años que conocía la identidad secreta de Daredevil, lo había descubierto justo después de cargarse a Elektra, pero jamás había utilizado ese conocimiento para atacarle cuando estaba más vulnerable, ni lo había compartido con nadie más ni había intentado secuestrar a Foggy o alguna de sus innumerables novias para forzarle a entregarse. ¿Dónde estaría la gracia si se entregaba sin ofrecer resistencia? No, cuando había matado a Karen no había sido porque él la hubiera secuestrado primero, simplemente había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, y él no había resistido la tentación de hacer un poquito más de daño al cuernecitos quitándole otra novia más. Total, tenía de sobras, podía permitirse perder alguna de tanto en cuanto, ¿no? Pero lo que tenía con Daredevil era personal. A Daredevil quería hacerle daño, a Deadpool no. Y si le encargaban asesinar a Deadpool lo haría, porque siempre cumplía sus encargos, pero lo mantendría todo en la esfera de lo profesional. Realizaría el trabajo encomendado y punto. Y tampoco lo disfrutaría especialmente.

Siguió mirando la foto mientras el mercenario continuaba explicándole. No sabía muy bien cómo sentirse. Los niños no le gustaban particularmente, pero tampoco tenía nada en contra de ellos. Por lo general, al menos. Lo que le sentaban peor eran las madres... Cada vez que veía una le asaltaba una ira ciega. Alguna parte dentro de él sabía el por qué... La parte que recordaba que una vez había sido un niño abandonado por su madre en las manos de un padre abusivo y maltratador... Pero era una parte que había procurado silenciar y enterrar hacía mucho... Así que hacía verdaderos malabares para sortear los recuerdos y hacer ver como que no sabía por qué se sentía así...

Lo que más le sorprendía, en realidad, era que alguien en su sano juicio hubiera accedido a tener un hijo con... Wade...

Entonces pronunció la parte final de su discurso y le miró, ojiplático.

- ¿Hablas en serio? -una vez el pensamiento terminó de calar en su mente, empezó a reírse a carcajada limpia sin poder contenerse-. ¿Realmente... realmente pensabas que me iba a importar eso en lo más mínimo? -inquirió, enjuagándose una lagrimita de la comisura del ojo.

Le devolvió la foto.

- ¿Aún quieres contratarme para protegerla? No seré yo quien rechace una cantidad tan insana de pasta fácil, pero ya te digo que si alguien me encargase matarte no iría a por ellas, tío... No sería profesional por mi parte no advertirte de que estarías tirando el dinero...

Le miró, enarcando una ceja.

- ¿Osborn? Yo jamás trabajaría para ese colgado. Quiero decir... tendría, no sé, que ponerme una bomba o algo así en el cerebro y amenazarme con detonarla para que accediera a trabajar para él. O... ofrecerme algo realmente jugoso, como no sé, pasar a formar parte de los Vengadores, ¿te imaginas? -dijo, sentándose en el borde de la terraza con los brazos cruzados detrás de la nuca, apoyándose contra una columna decorativa-. Piensa en las posibilidades... Sería tan demencial que sería perfecto -continuó, soñando despierto-. El Cuernecitos se volvería loco. Pero no sé, si alguien me contratara para matarte tendría que ser alguien a quien respetara, y creo que nunca podría llegar a respetar a ese chalado. Taskmaster me cae bien, le he pedido ayuda alguna vez, pero lo que cuentas tampoco ha pasado nunca, tío. Lo más cerca que he estado de llegar a matarte fue cuando Donnegal puso precio a tu cabeza hace unos meses, pero no traté de cobrar el cheque. De hecho rompí el contrato el día de Navidad. De nada. ¿Quieres un trago? -añadió, sacando un botellín de cerveza de su mochila y ofreciéndoselo a Deadpool, abriéndose él otro a continuación.

Cuando le mencionó el cáncer, apretó los labios sin decir nada y se bebió un trago de la cerveza. Recordaba la época del tumor como una de las más angustiosas de su vida, incapaz de discernir qué era realidad y qué una invención de su cerebro disfuncional, viéndose a sí mismo tan vulnerable como un bebé. Odiaba sentirse así de indefenso. Y aún más odiaba saber que le debía la salud a Daredevil. Las intensas migrañas habían sido una putada también.

Estaba dispuesto a aceptar que Wade podía no saber lo del tumor y haber acertado por pura casualidad. Hasta un reloj estropeado podía acertar la hora dos veces al día. Pero lo que dijo después acerca de quedarse inútil y tetrapléjico ya empezó a mosquearle. No podía ser que no supiera eso. Había salido por todas las televisiones cuando le habían ingresado en el hospital, y había estado allí como mínimo dos semanas hasta que los hombres de Viento Oscuro habían asaltado las instalaciones para llevárselo. Eso también había salido en todos los noticieros, y se le había dado hasta más relevancia.

Se quedó mirándolo con absoluto escepticismo. A veces le daba la impresión de que su colega simulaba ser más imbécil de lo que realmente era. Porque no podía ser TAN imbécil... ¿verdad? No podía haber olvidado uno de los sucesos más importantes de su vida que había sido además la causa de que terminara teniendo huesos de adamántium. Un suceso que había sido repetido por activa y por pasiva en todas las televisiones de Estados Unidos mientras uno de sus criminales más perseguidos era buscado infructuosamente por todo el globo, y que le había proporcionado gran parte de su reputación actual al haber sucedido justo después de cargarse a Elektra.  

En cualquier caso, si lo que quería era hacerle entender qué se sentía lo había conseguido. Si lo del tumor había sido una putada, las semanas y meses que había pasado totalmente inmovilizado y paralítico habían sido una auténtica pesadilla. Ésa sí que podía afirmar sin discusión alguna que había sido la peor etapa de su vida. Porque lo que había ocurrido cuando era niño... Bueno, eso le había ocurrido a otra persona.

- La vida está sobrevalorada -replicó encogiéndose de hombros-. Pero vale, pillo lo que quieres decir. Pero no voy a prestarte el dinero, tío. No para algo tan extremadamente aburrido y fácil como cuidar de una niña sobre la que no pesa ninguna amenaza de muerte. Bastante que he decidido hacerlo. Sólo lo haría gratis si fuera algo realmente divertido, como, no sé, cargarme a Lobezno o algo así. Recuerdo que en esa ocasión de la que hablas te jactabas de tener una tarifa muchísimo más alta que la mía. No te creí entonces, y ahora es tu momento para demostrármelo. Ya que siempre estás presumiendo de tener tanta pasta, afloja de tu bolsillo si tanto interés tienes.

Cuando le habló de ir a atracar un banco a otro país se echó a reír.

- ¡Lo sabía! Sabía que no podías cobrar tanto más que yo. Pues verás... lo cierto es que han pasado bastantes cosas desde la última vez que nos vimos... (¿es que no ves la tele, tío?). Puede que... intentara asaltar el Helicarrier cuando estaba Elektra dentro... y puede que terminara en una prisión súper secreta de S.H.I.E.L.D... Y puede, sólo puede... que a determinadas personas poderosas les interesara sacarme de la cárcel y se movieran algunos hilos... Ya sabes, lo que pasa siempre... La cuestión es que se supone que debo mantener un perfil bajo... No liarla mucho, ya sabes. Puedo seguir aceptando contratos y haciendo mis cosas, pero siempre que sea discreto y mi cara no salga en televisión. Que no se haga público que ya no estoy en el talego, ya sabes. Usar aviones suele ser un problema para mí por eso de que tengo los huesos recubiertos de adamántium y eso. Así que tengo más o menos el mismo problema que tú... Además, hace mucho tiempo que ya no tengo necesidad de robar. Pero no sé, si organizas algo divertido podría planteármelo. Como por ejemplo... ponernos los disfraces de otros héroes y robar usando su cara, para que la gente piense que han sido ellos. Eso nunca se vuelve viejo.

Parecía que Deadpool se acordaba de su padre... Bueno, después de todo, era lo que les había unido en primer lugar. Bullseye era un niño entonces, y le había contado algunas cosas. Afortunadamente Deadpool nunca había llegado a saber nada de su segundo padre.

- No lo sé -negó con la cabeza-. Yo nunca he llegado a sentir nada parecido ni creo que lo sienta jamás. Y tampoco me hace perder el sueño. De hecho, tal como lo describes suena más como algo malo que como algo positivo. Como una... debilidad. Exactamente lo que otros asesinos menos profesionales que yo podrían utilizar en tu contra.

Bullseye había llegado a la conclusión hacía muchísimo tiempo de que la mitad (o más bien tres cuartos) de las cosas que decía Deadpool no tenían sentido y que no merecía la pena darles importancia, así que simplemente se limitó a fantasear con la idea.

- La verdad es que encaja conmigo. Hawkeye... Siempre me he preguntado... -se mesó la barbilla, pensativo-. ¿Tú cuál crees que es el color hortera ese del traje, rosa o morado? Tío... estás como un cencerro, pero me encanta -añadió a continuación-. Es la única razón por la que no te he matado todavía.

Tranquilamente se sacó un puro de uno de los bolsillos del traje y le prendió fuego, ofreciéndole otro a Wade. A Kingpin no le importaba que le birlara alguno que otro de vez en cuando, y eran verdaderamente muy buenos.

- En ésta línea de trabajo no existen los amigos, te lo he dicho muchas veces -replicó, dando la primera calada al puro y dejando ir el humo al cielo nocturno mientras el cadáver que acababa de matar se enfriaba a varios metros por debajo.

Lo bueno de haberlo liquidado de noche en una azotea usando silenciador era que probablemente tardarían varias horas en localizarlo, hasta que a algún vecino madrugador le diera por subir a tender la ropa. El asesino sonrió imaginando la cara que se le quedaría al descubrir el cuerpo. Sería una lástima no quedarse a presenciarlo, pero para entonces ya estaría disfrutando del tranquilo sueño de un trabajo bien hecho... O eso esperaba. Con Wade nunca se sabía de qué manera absurda podía terminar la noche.

- Siempre has sido un poco egocéntrico, aunque me imagino que si yo tuviera tu cara también estaría continuamente temiendo que los demonios me confundieran con uno de ellos y quisieran llevarme de vuelta -respondió a su anécdota con un encogimiento de hombros-. Tu trabajo como torturador sería muy sencillo ahí abajo; los condenados sólo tendrían que mirarte para sufrir.

No podía saber si lo de Satana era real u otra de sus majaderías, aunque la verdad es que ya nada le sorprendía cuando se trataba de Wade, así que...

- Si se quedó la mitad de tu alma, entonces fue un divorció normal al uso, no sé de qué te quejas... Los hay que salen peor parados -bromeó con sorna-. Por eso yo nunca me casaría.

>> Por mí como si me pagas en maravedís -contestó en relación a la cuestión del pago-. A mí lo que me importa es que se valoren adecuadamente mis servicios, por la reputación y eso, pero lo más probable es que ni lo use. No sé ni cuánto tengo ya en el banco, pero debe de ser un montón. Apuesto a que mi fortuna es mayor que la de Norman Osborn. De todos modos, lo de atracar el banco me mola, pero no me disfrazaría de Hawkeye ni borracho, tío. El rosa no es mi color. Antes me visto de Daredevil. Siempre mola cargarle algún que otro muerto al cuernitos, tanto literal como figuradamente -añadió con una sonrisa malévola.

Bullseye se encogió de hombros.

- No sabría decirte; Las mujeres de mi vida tienen otros colores especiales, así que...

Se le quedó mirando con expresión imperturbable mientras definía la relación que había entre ellos.

- Ok... para empezar, la descripción que has dado sobre el resultado de un supuesto enfrentamiento ha sido... extrañamente específica. Pero vale. No somos amigos -insistió-. Somos colegas que se conocen desde hace mucho tiempo, que han pasado buenos ratos juntos, se respetan mutuamente y... ehrm -carraspeó, dándose cuenta de que no le estaba haciendo ningún bien a su argumentación-. Da igual. Te estás ablandando, tío, no paro de decírtelo. Ya te lo dije hace dos meses. Todo éste rollo con tu hija y demás... Creo que ya no sabes ni quién eres. Si el mercenario psicópata que irrumpe en el cuartel general de un súper villano dejando un montón de cadáveres y miembros amputados a su paso, o el padre amantísimo que se va los fines de semana a jugar a lo que quiera que jueguen los padres con sus hijas. No lo sé, ¿aún juegan a las Barbies? No me digas que te dedicas a vestir muñecas los fines de semana, es igual, no quiero saberlo. Mi punto es... que no puedes ser las dos cosas, colega. A Frankie Palatzo le pasó lo mismo, ¿te acuerdas? Empezó a pensar. Empezó a volverse introspectivo. Eso le ablandó, y es cuando tuve que matarle. Detestaría apuntarte un día con la pistola y que me miraras con la mirada de Frankie.

Con un suspiro se puso en pie, empezando a recoger sus cosas.

- Tendrías que decidirte, Wade, lo digo en serio. O un camino u otro. Lo que está claro es que si sigues tratando de aunar las dos cosas te auguro un futuro de mierda. Y no tendrá gracia. No sé, haz una buena carnicería, como las de antes. O tómate unas vacaciones. O deja lo de ser mercenario del todo para dedicarte por completo a tu hija. Pero toma una decisión, ¿vale?  

Entonces Wade dijo lo de Daredevil y Bullseye se partió de risa en su cara sin ningún disimulo.

- Ya, claro que sí, y yo soy Rita la Cantaora -contestó, dándole una divertida palmada en la espalda-. No te ofendas, pero dicen que la única que puede acercarse al Cuernecitos mientras duerme sin que él lo note es Elektra... (claro, si yo fuera él también dejaría que la griega maciza se me metiera en la cama, no te jode) y tú estás muy, muy lejos de parecerte a ella en cualquier sentido. Lejos como... de un sistema solar a otro. A todos los niveles. De verdad.

Se colgó la mochila con todas sus cosas al hombro y se subió al borde de la terraza.

- Por supuesto, tú sólo dí la hora y el día y allí estaré. ¡Nos vemos! -y, llevándose dos dedos de la mano libre a la frente a modo de despedida, se dejó caer por el borde del edificio.