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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Tema: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 31st Mayo 2021, 21:06
En algún lugar de los Estados Unidos 5:35 AM Horario americano
La alarma se escuchó por toda la habitación, el hotel de lujo contaba con un despertador que el residente actual de los aposentos podía utilizar si así lo deseaba, como la ciudad era un sitio algo turístico siempre interesaba a los visitantes tener algo que le recordara que era hora de levantarse para poder llegar a tiempo a ver todos los monumentos cercanos sin comerse colas o multitudes enormes, claro que el hombre en cuestión que utilizaba esa habitación no estaba ahí para hacer turismo… solo estaba de paso.
Se estiró, despegándose de las sabanas mientras bostezaba y apagó el despertador, cerciorándose de que era la hora correcta antes de despertarse e irse a pegar una ducha, despejándose. Salió y se puso un traje marrón con una corbata azul, arreglado pero no mucho, pues su trabajo requería ser algo formal. Levantó su muñeca, apretó los botones en su reloj y, como si nunca hubiera estado en el hotel, pues los trabajos de hoy le llevarian a muchos países diferentes, así lo decía la profesión del benjamín de los Kotska.
En algún lugar de la jungla amazónica 6:00 AM Horario americano 9:00 AM Horario brasileño
Cuando llegó se encontró rodeado de gigantescos árboles, hermosas plantas y gritos de animales que le rodeaban, pero estaba justo donde tenía que estar. Miro las coordenadas en su reloj; estaba justo en el lugar acertado, por lo que se acercó a un árbol y, de sus gruesas raíces, sacó un maletín, un cuchillo Bowie y una pistola cargada. Una vez tenía todo encima y con el maletín en las manos, se echó a andar hacia el norte, caminando unos minutos hasta encontrarse con una camioneta y dos hombres armados con antiguas AK-47 seguramente conseguidas de contrabando.
Uno de ellos, un hombre moreno con un potente bigote, le hizo una seña con la mano y, siguiendo sus órdenes, Javis abrió el maletín, mostrando todo el dinero en su interior. Con una sonrisa, los hombres se relajaron y uno de ellos se dirigió a la parte trasera de la camioneta para coger el material y darle una “muestra” a su comprador, para que pudiera asegurarse de que era de calidad. Javis, claro, no tenia pensado comprar nada ya que esa no eran sus ordenes
-Como está o chefe?
Pregunto en un forzado portugués, antes de lanzarle el cuchillo al pecho, haciéndole soltar el arma del dolor, lo que permitió a Javis a sacar la pistola y tirotear al hombre en el pecho y en la cabeza y a su acompañante, que cuando ocurrió la escena se encontraba justamente cargando el material y no pudo reaccionar a tiempo, le alcanzó con varios tiros en la espalda. Era un trabajo algo patoso, pero eso le habían indicado sus contratantes, eso y una cosa mas; se agacho en uno de los cadáveres y con el cuchillo, que tuvo que desclavar del pecho del cadáver, hizo una marca de una cruz con cuatro puntos, al parecer era la marca de una de las bandas rivales y querían que estas dos se matasen los unos a los otros. Como no se preocupaba de que le pillaran las huellas, pues no se podía encontrar rastro de él en ningún sistema, dejó las armas del crimen ahí mismo y volvió a teletransportarse con su pulsera; aún tenía trabajo que hacer.
En un puerto ruso 7:05 AM Horario americano 14:05 PM Horario ruso
Su trabajo en la tierra natal de su padre fue rápido, solo tuvo que asegurarse de que el cargamento de armas de la mafia rusa estuviera en orden, abriendo y mirando las cajas, ese era el trabajo que le tocaba hacer hoy en esa ciudad portuaria, frotándose la frente por las que le corrían gotas de sudor, no era agradable pasar del agobiante calor de la jungla amazónica al frío de una ciudad marítima rusa. Una vez terminó sus tareas, escribió el informe y se lo entregó a uno de los currantes del puerto que trabajaban con la mafia, para que se lo llevaran a sus contratantes. De nuevo, su trabajo ahí ya estaba hecho y debía seguir moviéndose, tenía muchas cosas que hacer.
Las siguientes horas fueron trabajos rápidos; a las 8 AM tuvo que torturar a un prisionero de una mafia italiana, a las 10 AM, su “descanso”, se fue a tomar un café con su sobrina, disfrutando del hermoso sol mañanero de Nueva York antes de seguir con su trabajo, que ahora le tocaba un trabajo algo más importante.
Tokyo, Japon 11:30 AM Horario americano 3:30 AM Horario japonés
Las luces de neón de los clubs se reflejaron en los charcos formados por las lluvias de los días pasados, creando una escena hermosa y algo futurista. El checo se metió por la puerta trasera de uno de los clubs, atravesando jóvenes japoneses llenos de tatuajes y aspecto amenazante que, a pesar de tener algunos un brazo del tamaño de su pierna, se apartaban al verle y agachaban su mirada, lo que provocaba una sonrisa malévola en el rostro de Javis. Escucho unos gritos detrás de una puerta en la que ponía “PRIVATE”, lo que solo podía significar una cosa; ese era su destino.
Al entrar lo primero que vio fue la luz, una bombilla que colgaba sobre las cabezas de dos personas en una improvisada mesa hecha con una enorme caja de madera, sentados en unos cojines como era típico en el país nippon. Una mujer, de mediana edad con una única cana blanca que recorría su cabello atado en una coleta, con un rostro duro, con cicatrices y marcas de los estragos de la vida, parecía estar echando la reprimenda a un nervioso joven, calvo con unos tatuajes que le subían por la espalda hasta la nuca. Parecían tener una conversación muy acalorada, lastima que Javis no pudiera entenderla, más si entendió cuando la mujer, que parecía ser la jefa del cotarro, le señalo, haciendo que el joven se girara, aprovechando el castaño para hacerle un saludo con la mano, sonriendo… aunque la expresión del joven yakuza no fue de alegría que dijéramos
-Ga… gaishin
Pronunció tembloroso, segundos antes de girarse hacia su jefa y empezar a, lo que Javis supuso que era, suplicar por su vida. Gaishin, ese era el nombre que la yakuza le puso, una mezcla de Gaijin, el apodo que le ponían ellos a los extranjeros, y Shi, que significa muerte. Era como una especie de leyenda, un extranjero el cual si tenías la mala fortuna de encontrártelo, significaba que te quedaba poco de vida, por eso el joven yakuza estaba suplicando que le perdonasen la vida.
Unas jóvenes vestidas de camarero, con un chaleco negro y una corbata morada, se acercaron a Javis, dándole una katana y una mascara de Oni. El checo suspiro, a los japoneses le gustaban mucho estas tontunas, de hacerlo todo muy ceremonioso, sin embargo si se negaba a hacerlo así, le pagarían menos y eso no entraba en sus planes. Se puso la máscara y avanzó hacia el joven yakuza sujetando la katana firmemente con las dos manos, el joven poniéndose más y más nervioso obligando a la jefa a llamar a dos hombres para que le sujetaran, apoyándole la cabeza en la mesa.
No perdió más tiempo en ceremonias estúpidas; levantó la espada y, con un movimiento rápido de la espada, cortó la cabeza del hombre, que rodó chorreando sangre hasta llegar a la jefa, que la paró con una mano mientras que con la otra se sacaba el cigarrillo de la boca, claramente vio esto demasiadas veces como para sorprenderse de algo así. Le trajeron una toalla a ambos para limpiarse la sangre y se llevaron el cadáver del, ahora, ex-yakuza. Javis se levantó la máscara, apoyando la katana en el hombro y sonrió a la jefa, guiñándole un ojo, respondiendo ella con un ceño fruncido; parecía tener otras cosas en mente que el flirteo del checo… aunque siempre venía bien un descanso.
Diez horas pasaron cuando Javis salió de la puerta deslizante de una de las habitaciones de la mansión de la mujer líder de la Yakuza, montones de cuerpos, tanto masculinos cómo femeninos, adornaban el suelo, mas no se encontrara rastro alguno de sangre por todo el edificio, no, esos cuerpos aun seguían respirando, a pesar de lo agotados que estaban tras tantas horas seguidas de bebidas, drogas y sexo sin control. Para Javis los japoneses tenían muchos defectos, pero si tenían algo bueno era lo “kinkys” que eran, no le ponían pegas a casi nada. Se empezó a anudar la corbata, mirando a la habitación de la que acababa de salir, con la jefa en una cama fumándose un puro, rodeada de hombres y mujeres.
Javis sonrió.
-Ah, que gusto dan los japonesitos- dijo mientras levantaba la muñeca, preparándose para su próximo teletransporte -es bueno para la autoestima ser el más grande de todos
Bromeo antes de desaparecer sin rastro, tenía otro destino más, aunque primero tenía que hacer una parada para… cambiarse de ropa.
Zona apartada de la ciudad de Nueva York 1:25 AM Horario americano
No había imagen que resaltara más que la del hombre que por esas calles caminaba; no solo fuera que llevara gafas de sol, unas blancas con una forma muy peculiar, por la noche, no, era todo su ser en general; caminaba por la calle como si le pertenecieran, a pesar de estar en un barrio peligroso, llevaba una camisa hawaiana hortera, unas chanclas y unos pantalones ceñidos por lo que se podía ver que ni estaba armado, con una enorme sonrisa burlona en su rostro. Llegó hasta la puerta en la que se encontraba un enorme portero, cortándole el paso ¿Qué haría aquel extravagante hombre para librarse de esa situación? Nada más que sacarse la pulsera de teletransporte y lanzársela al hombre que instintivamente la cogió, sin saber porque se la lanzaba
-Sujétame eso, cari
Bromeo, lo último que escucharía aquel hombre antes de ser “teletransportado”, desapareciendo dejando tras de sí la pulsera… aunque claro, quien no supiera lo que acababa de pasar pensaría que el hombre fue desintegrado y… no estaría lejos de la verdad; su pulsera de teletransporte funcionaba con los que tenían poder regenerativo y el pobre desgraciado al que le echo la pulsera encima no lo tenía, haciendo que sus átomos se separasen para… no juntarse nunca más. Recogió la pulsera y, con la pierna, abrió la puerta, dando a un pasillo que llevaba a un despacho donde estaba el hombre con el que quería conversar. Se rio en voz baja y sonrió mientras se acercaba a paso lento
-¿Sabéis una cosa? Cuando los leones se hacen mayores abandonan la manada y van en busca de una nueva para derrocar al león de esa manada, al más viejo- atravesó la última puerta, apareciendo en frente de Fisk y Bullseye como quien entra por la puerta de su casa -aunque claro, aquí ninguno somos leones ¿No?
Se carcajeo, a pesar de haber irrumpido en una sala con Fisk y Bullseye… estaba tan tranquilo que parecía no tener consciencia
-Espero que no tuvieras mucho cariño al de la puerta, por que ese esta puff
He hizo con las manos de alguien desapareciendo, ya que eso era lo que acababa de suceder; el hombre desapareció de la faz de la tierra
-Pero ahora en serio, señor Fisk, llevo días queriendo hablar con usted- con toda la naturalidad del mundo, agarró una de las sillas cercanas y se sentó en ella, con una pose relajada -un hombre como usted se hace de notar, estoy impresionado con su… bueno, será mejor que no empiece mintiendo
Se carcajeo, parecía no importarle que se estuviera burlando de Fisk en su cara, con su mejor asesino delante
-Me agrada como lleva sus negocios y la verdad, me apetece participar, así me distraigo un poco… ¿Qué me dices, calvito?- le extendió la mano, con la sonrisa aun en el rostro -¿Hacemos equipo?
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 4th Junio 2021, 21:59
Si había dos cosas que Wilson Fisk apreciaba por encima de todo eran el silencio y la tranquilidad. Su mente era una constante maraña de pensamientos y percepciones, una máquina incontenible que raras veces se apagaba. Fisk tenía la certeza de que la única parte de su cuerpo que nunca descansaba del todo era su cerebro. Era el precio, o tal vez la causa, de la ambición y el éxito. Puede que él no se atreviera a calificarlo de tal modo, pero sus procesos mentales eran algo bastante cercano a la paranoia. El poder daba comodidad y satisfacción pero también era la mayor fuente de preocupaciones. Para emprender proyectos tan ambiciosos como los suyos era necesario tener siempre en marcha una ingente cantidad de cálculos. Sus planes implicaban a personas y para conocer a las personas hay que estudiarlas. El éxito pleno sólo puede alcanzarse cuando uno se toma la molestia de imaginar cada posible vicisitud, cada giro de los acontecimientos. Para ello, también hacía falta imaginación. Sin embargo, la imaginación no es una capacidad abstracta e inmutable que se posee o no. Como toda habilidad debe ser entrenada y afilada. No puede hacerse una casa sin ladrillos y no puede haber ladrillos sin arcilla. La materia prima, más allá de la predisposición natural de cada quien, debe existir. Por ello es necesario el estudio continuo, el hambre de saber.
Así, Wilson Fisk apreciaba la noche (más concretamente la madrugada) por encima de todo. Mientras la ciudad dormía, él continuaba su formación autodidacta, aquella que había iniciado cuando tan sólo era un niño. Los medios para obtener información, obviamente, eran mucho más amplios y accesibles ahora que en aquél entonces. La madrugada era el momento en que Wilson Fisk aprovechaba, si le era posible, para afilar su mente. Todo aquello era un medio para un fin, la obtención de una mayor perspectiva, la comprensión profunda de la realidad y los procesos humanos. Una realidad compleja y cambiante que, se decía Fisk, podría predecir si era capaz de entenderr. Su afán de control era prácticamente obsesivo, nada le gustaba menos que el imprevisto y el caos sólo era permitido cuando era controlado. Por ello tenía, en esos momentos, a su fiel asesino junto a él. Bullseye era una pieza del tablero que Fisk conocía muy bien, un activo valioso y útil. Kingpin había descubierto hace años que nada tiene más valor en sí mismo que el que determine su utilidad. Y Bullseye era, entre otras cosas, un seguro, una carta que jugar contra lo imprevisible. Era caos controlado, uno que sabía muy bien cuándo y cómo liberar.
Por ese obsesivo afán de control, también, Wilson Fisk se irritó sobremanera cuando aquel extraño hombre se presentó sin previo aviso ni ser anunciado en su oficina. Fisk también valoraba las formas. No consideraba que unas formas rudas fueran, “per se”, cuestionables. De hecho, un alto porcentaje de las personas a quienes debía su actual posición eran personas de formas cuestionables. Sin embargo, las formas inadecuadas, chabacanas, obscenas… podían suponer una cuestión de fondo bastante más grave: la ausencia de respeto hacia su persona. Y si algo no toleraba Wilson Fisk, era que no se le respetase.
Las palabras de aquel hombre eran contradictorias. Al inicio comenzó a soltar una diatriba algo inconexa sobre leones viejos y jóvenes. Fisk interpretó en un primer momento que se encontraba ante uno de los muchos intentos (todos ellos fracasados) de destronarle. Un nuevo pretendiente que alardeaba de poder ocupar la posición del Kingpin del crimen. La respuesta a aquello era sencilla, tan sólo tendría que hacer con él lo que había hecho con todos los demás. Cuando Wison Fisk impartía ese curso, por lo general, sólo constaba de una única y fatal lección. El hombre siguió hablando pero, a lo que parecía, no era su intención la de usurparle.
- Pero ahora en serio, señor Fisk, llevo días queriendo hablar con usted- con toda la naturalidad del mundo, agarró una de las sillas cercanas y se sentó en ella, con una pose relajada -un hombre como usted se hace de notar, estoy impresionado con su… bueno, será mejor que no empiece mintiendo.
No había margen para el error en aquella ocasión. Aquello había sido un insulto directo y deliberado. Fisk no conocía las intenciones que tenía aquel hombre pero, lo que sí parecía seguro, era que no saldría con vida de allí.
-Me agrada como lleva sus negocios y la verdad, me apetece participar, así me distraigo un poco… ¿Qué me dices, calvito?- le extendió la mano, con la sonrisa aun en el rostro -¿Hacemos equipo?
Un buen número de emociones pasó por la cabeza de Fisk. La primera y más fundamental, la extrañeza. La segunda, igual de intensa pero más intermitente, la furia. La tercera y vencedora, la risa.
Fisk observó aquel supuesto intento de impresionarle con un desdén aderezado de cierta ironía ladina y condescendiente. Fijó los ojos en la mano extendida de aquél hombre, que le miraba con porte seguro y expresión decidida, seguro de que le había producido una honda impresión. La única respuesta fue una breve pero intensa carcajada del señor del crimen.
Acto seguido, Fisk chasqueó sus enormes dedazos.
Bullseye ya sabía lo que tenía que hacer.
Lo que mejor sabía hacer...
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 20th Junio 2021, 01:41
Bullseye había trabajado para mucha gente a lo largo de su ajetreada vida como asesino a sueldo, incluyendo, en otras dimensiones, gente poderosa como Norman Osborn, pero ninguno había representado nunca más que simples medios para alcanzar sus objetivos. El asesino era lo suficientemente letal y lo suficientemente bueno como para que la gente se pelease para llegar hasta él, hasta el punto de permitirle el lujo de seleccionar sus propios contratos. También había tenido sumo cuidado en labrarse una reputación sin apenas mácula... O, al menos, lo suficientemente resplandeciente como para que los pequeños baches en el camino (Daredevil, Elektra...) pasaran desapercibidos.
Por todo ello, Bullseye tenía siempre clientes de sobra, y suficiente dinero como para que no tuviese necesidad real de trabajar más que por la diversión que obtenía de ello. Sin embargo, siempre había una persona para la que prefería trabajar por encima de todas las demás. Una persona a la que de verdad respetaba.
Jamás había respetado a nadie como respetaba a Wilson Fisk.
Si le preguntabas por qué ésto era así, posiblemente no sería capaz de responder nada más allá de admitir que admiraba la manera en la que llevaba sus negocios. Wilson Fisk era, posiblemente, la persona más inteligente que Bullseye había conocido, y eso se dejaba ver en todas y cada una de sus cuidadosas acciones y decisiones. Eso le inspiraba una extraña sensación de seguridad. No a nivel físico, claro... Después de todo, él era el guardaespaldas de Fisk, y a quien le tocaba jugarse el cuello cada vez que se materializaba alguna amenaza. Además, su propia integridad no había sido nunca algo que le preocupara especialmente. No... Era otro tipo de seguridad. La sensación de que Fisk era como una poderosa roca en lo alto de un acantilado. Una roca a la que el agua no lograría erosionar jamás, y que permanecería allí, inmutable, pasara lo que pasara. Bullseye sabía que era muy difícil que Fisk cayera, y, por tanto, trabajar para él le ofrecía una garantía de continuidad que no podría obtener de nadie más en un mundo repleto de justicieros y vigilantes, especialmente algunos tan locos como Frank Castle.
A pesar de lo que pudiera parecer a simple vista, especialmente si uno se dejaba llevar por su actitud aparentemente desenfadada e irreverente, Bullseye era bastante inteligente. Evidentemente no al nivel de Wilson Fisk, pero sí lo suficiente como para haber sido capaz de aspirar a algo más que ser un simple sicario a sueldo. Lo suficiente como para haber podido ser su propio jefe de haber querido, pero Bullseye había tenido ocasión de observar a suficientes jefes del hampa como para saber que aquello no iba con él. Aquél tipo de posiciones exigían una actitud de compromiso y una responsabilidad que no quería en su vida. Él prefería vivir al día, vivir al límite, con el riesgo pegado a su piel y la adrenalina bombeando en cada decisión. La rutina de estar todo el día sentado detrás de un escritorio estudiando a sus enemigos o elaborando complejos planes se le habría antojado insoportablemente aburrida. Quizá por eso admiraba tanto al hombre que, en aquellos momentos, estudiaba sentado tras su escritorio de ébano.
Y, quizá por eso, el hombre que siempre estaba aburrido y que no perdía la ocasión de soltar chascarrillo tras chascarrillo cuando se relacionaba con, literalmente, todos los demás, guardaba silencio y observaba sin hacer nada que pudiera molestar al Gran Rey de Nueva York.
Porque Wilson Fisk era el único hombre sobre la faz de la tierra al que Bullseye encendía los cigarrillos. El único hombre sobre la faz de la tierra del que no se mofaba o cuestionaba sus decisiones. El único hombre sobre la faz de la tierra que conseguía que permaneciese en silencio sin siquiera tener que pedírselo.
El único hombre sobre la faz de la tierra que había conseguido domar lo indomable. Controlar lo incontrolable.
Sí, podríamos decir que Kingpin se había ganado con creces el respeto del hombre que no respetaba a nadie.
Por eso, cuando aquél payaso hortera atravesó las puertas del despacho con aquella chulería y chabacanería, el asesino se quedó estupefacto, mirándole con incredulidad.
Por supuesto, cada persona vive en su mundo y sus circunstancias. Kingpin pensó, como era natural, que se trataba de uno de los muchos burdos y patéticos aspirantes a arrebatarle su lugar como señor del crimen de Nueva York, pero, para Bullseye, acostumbrado a tener que pelear con uñas y dientes por conservar su puesto en la Torre de Cristal, las palabras del desconocido encerraban una amenaza diferente. Una amenaza a su puesto de trabajo. Ésto, obviamente, le molestó. Estaba harto de tener que soportar las ínfulas de pringados y perdedores de tres al cuarto que tenían la ocurrencia de pensar, aunque fuera por un instante, que podían ser capaces de durar más de treinta segundos contra él. Para el sicario, ya desde sus primeras palabras el destino de aquél hombre estaba sellado, y si no lo mató al instante, fue porque prefirió tener la consideración de esperar a que su jefe diera la orden.
Porque no le cabía ninguna duda de que lo haría. Le conocía demasiado bien, y le había visto arrojar gente por la ventana de su despacho en la última planta de aquél rascacielos por afrentas mucho menores. Porque Kingpin sabía que, para poder seguir manteniendo el control sobre las bandas criminales de la ciudad, tenía que dejar muy claro lo que pasaba cuando no se le respetaba lo suficiente. Porque en el mundo en el que vivían primaba la ley del más fuerte.
Cuando el patético hombrecillo terminó su lamentable explicación intercalada de insultos, dirigió una mirada ávida hacia su jefe... como el perro hambriento que pide permiso a su amo para poder devorar un conejo. Y la señal llegó, como sabía que lo haría, y el asesino simplemente extrajo la pistola que llevaba sujeta a la funda de su muslo y desactivó el seguro.
Quienes le conocían bien, sabían que Bullseye consideraba el uso de armas convencionales un procedimiento inferior. Cualquier matón podía utilizar un arma de fuego. Hasta un mono podía ser capaz de disparar una y, con un poco de suerte, hasta acertar en su objetivo. Pero nadie, en todo el mundo, era capaz de hacer lo que hacía él. Por eso, consideraba su orgullo, su marca personal, emplear métodos, por así decirlo, "exóticos", para matar. Métodos que le hicieran destacar y que dibujaran en grandes letras su nombre como único autor posible del crimen. Para él, los métodos convencionales eran aburridos. Era más divertido innovar, considerar cada asesinato como un lienzo en blanco que aguardaba para representar una obra única y original inspirada por cada víctima.
Podría haber utilizado cualquiera de los, aparentemente inofensivos, objetos que Fisk conservaba en aquél despacho. El hecho de que se decantara por la pistola en su lugar decía mucho acerca de la opinión que le merecía el recién llegado. Alguien que no merecía que le dedicara el menor esfuerzo a su asesinato.
- ¿Qué pasa, capullo? -inquirió, apuntándole a la cabeza desde donde estaba, sin moverse del sitio-. ¿Es que en tu país de mierda no os enseñaron quién era Wilson Fisk? Una lástima, porque ya nunca llegarás a saberlo.
El índice apretó el gatillo, rubricando sus últimas palabras con un sonoro "bang" que dibujó un agujero sangrante en el centro exacto de la frente del desconocido, cuyo cuerpo quedó colgando, desmadejado y laxo, de la silla. Allí, en el corazón del imperio de Wilson Fisk, nadie preguntaría por el tiro. Bullseye se puso en pie.
- Voy a ir a buscar a alguien para limpiar esto, señor Fisk -dijo antes de salir por la puerta.
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 23rd Junio 2021, 19:16
Javis tenía una debilidad muy clara, aunque él, claro está, no lo llamaría debilidad, de hecho él lo vería como algo positivo. En su mundo, si enfadabas a alguien o hacias lo que no debías a quien no debías, el resultado siempre era el mismo… bueno, en verdad podían llegarse a sucederse dos situaciones distintas: te mataban a ti o mataban a tu familia y después a ti. Por la primera no tenía por qué preocuparse, pero por la segunda… él se preocupaba, aunque llegados a este punto ¿Tenía razón para preocuparse? Su reputación era tan horrible, tan espantosa, que podría poner en una tarjeta de visita la dirección de Martha y que era su sobrina, que seguramente nadie se atrevería a tocarle un pelo, por miedo a las represalias del hombre imposible.
Aun así ocultaba a su sobrina y lo seguirá haciendo hasta el día en el que el sol se apague, pues no quería dos cosas; la primera es que alguien se atreviera a tocarla, lo cual jamás se perdonaría y lo segundo es… que no le gustaría que Martha se metiera en este mundo tan horrible y desolador. Además, siempre cabía la posibilidad de que algún palurdo no le conociese, lo cual no sería extraño debido al secretismo con el que él trabajaba y de que le llamaran con diferentes nombres al rededor del mundo, pero en todos se repetía el mismo nombre “El Hombre imposible”.
Por eso entro con esa confianza en el despacho de Fisk, pues aquel gran hombre que todos sus semejantes respetaban, que tenia mas poder sobre esta ciudad que las propias personas que mandaban sobre ella, para Javis no era más que otro hombre más, un ser inferior a él cuya única utilidad era proporcionarle a él un poco de diversión en su vida, entretenerle para que se olvide de pensar en el solitario futuro que le espera, por eso se extrañó cuando se carcajeo, chasqueo los dedos y el matón le amenazó con la pistola.
Claro que no es que fuera un matón cualquiera, Javis sabia muy bien quien era el hombre que le apuntaba con el arma, que tonto no era y se habia informado sobre todas las personas cercanas a Fisk antes de siquiera acercarse a el e incluso a pesar de saber quien era, levanto una ceja, confuso, al tener la pistola en la cara
-¿Estáis de coña, verdad?
Fueron las últimas palabras que salieron de entre sus labios, antes de que la bala saliera del cañón, recorrieran la corta distancia que la separaba del cráneo de Javis y se lo perforara con un sonoro ruido. Una vez más, el hombre imposible se encontró en su limbo personal, apretando los puños con rabia, gritando a la oscuridad que le rodeaba, maldiciendo que ese “estúpido calvo” no le conociera y que “arruinaría su imperio cuando volviera”, más tras unos segundos de respiración tranquilizadora, volvió a sus cabales; aun seguía queriendo trabajar con Fisk, a pesar de la ofensa tan grande que llevó a cabo.
Cuando volvió a la vida digamos que se encontraba en una situación un poco peliaguda; estaba en el maletero de un coche, por el tamaño y lo suave que era podría deducir que era una de esas marcas alemanas de alta calidad, Mercedes, BMW, Audi. Lo segundo es que no estaba atado ni nada, por que claro; estaba bien muerto cuando lo metieron ahí, ¿Para que necesitaban atarle? A su lado había una bolsa llena de herramientas con las que el hombre o mujer que se iba a encargar de deshacerse de su cuerpo le cortaría en pedazos, para luego o enterrarlo en algún lugar perdido o lanzarlo al mar en una bolsa… y no iba él a dejar que hicieran eso con su cuerpo y mucho menos estando el consciente.
Como no, tendría que usar su increíble inteligencia para escapar de esa situación, aunque no necesitaba hacer mucho; seguía teniendo su pulsera de teletransporte y podría salir de ahí con solo pulsar un botón… pero quería hacer algo más que eso. Comprobó sus coordenadas actuales, calculo la velocidad a la que podría estar yendo el coche, su longitud, su anchura, cogió la sierra y… se teletransporto, apareciendo en el asiento trasero del coche, ante la sorpresa del conductor.
El joven intentó luchar por su vida, pero la sorpresa de que el muerto del maletero apareciese de repente detrás suya le causó demasiada impresión y no consiguió zafarse de las garras de Javis ¿Y que estaba haciendo él? Pues muy sencillo; pasando la mano por un lado y la otra por el otro lado, estaba serrando a la fuerza el cuello del conductor, apretando con todas sus ganas la sierra contra su cuello y haciendo un movimiento de lado a lado para sesgar su cuello. Al principio hubo gritos, mas adelante solo hubo gorjeos y al final, silencio, al estar el conductor entre la vida y la muerte, sujetándose el cuello con la mano que Javis había serrado hasta llegar a casi el hueso, por eso aun seguía consciente a pesar de la brutalidad del ataque.
El coche, descontrolado, no tardó en estrellarse, la cabeza del conductor saliendo despedida por la ventanilla del coche debido a la poca sujeción que aun la aguantaba. Javis salió del coche, le dolía todo pero aun podía seguir caminando y a no ser que tuviera una hemorragia interna, lo cual podría descubrir si se seguía moviendo, se encontraba más o menos bien. Lanzó la sierra al capó del coche, levantó la muñeca y marcó las coordenadas de su ubicación anterior… había negocios de los que hablar.
~~~~~~~~~~~~
Esta vez no se teletransporto afuera, sino al mismo pasillo por el que antes entro. Su ropa, anteriormente impoluta, ahora estaba arrugada, hechas jirones y llenas de sangre, al igual que su rostro, enrojecido por la sangre salpicada en él por el horrible acto que llevó a cabo en el coche. Su aparición provocó reacciones en los dos hombres, por lo que tuvo que levantar ambas manos, a fin de tranquilizar un poco el ambiente
-Por favor caballeros, relájense- sonrió, bajando las manos poco a poco -no soy una visión fantasmal solo soy un… poco duro de matar, así que evitemos otro altercado mas y hablemos con tranquilidad ¿De acuerdo, señores?
Se cruzó de brazos, optando por una pose firme, alzando la cabeza, mirando a Fisk, que se encontraba sentado en su enorme sillón, por encima del hombro
-Creo que ha habido un malentendido, señor Fisk- su mirada se volvió sombría, seria, fría como el hielo -no es que no sienta respeto por usted… yo no siento respeto por nadie en este mundo y créame que he trabajado con hombres mucho más poderosos que usted… ¿O acaso no ha oído oír del hombre imposible?- se carcajeo con frialdad -parece ser que me oculto demasiado bien...
Con la misma pose firme, se volvió a sentar en la silla en la que Bullseye le disparó, dirigiéndose a el asesino una sonrisa y un guiño
-Verá, señor Fisk- se pasó la mano por la cara, limpiándose algo de sangre con la mano -Yo puedo hacer todo en esta vida, no hay nada que no pueda hacer y cuando digo nada es nada, ya lo ha visto; debería de estar muerto en el maletero de un coche ahora mismo ¿Qué pasa con eso? Que todo lo que hago me aburre, por eso intento hacer de todo, para entretenerme, para divertirme digamos… y ahí entra usted
Con las dos manos juntas, saco los dedos y le señalo, con una sonrisa
-¿Por qué arrestaron a Al Capone?- lanzo una pregunta retórica, pues todo el mundo que se preciara en el crimen tenía conocimiento del arresto de uno de los mafiosos más conocidos de la historia -Yo puedo hacerle invisible, señor Fisk; cada transacción, cada movimiento bancario, cada operación, todo lo que se le ocurra, desaparecerá de los sistemas, con mi ayuda será usted invisible ante los ojos de la ley
Se echó para atrás en la silla, cruzándose de brazos y mirando a Fisk con una mirada desafiante
-Si quiere “respeto”, adelante, búsquese a un estúpido notario que le lleve las cuentas, veamos cuanto tardan en encontrar su tierra de debajo de la alfombra… pero si lo que quiere es tener más poder que toda su competencia junta… yo soy su hombre
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 13th Julio 2021, 01:14
Fisk hizo todo lo posible para que su sorpresa no se filtrase en su expresión. Dos hombres armados entraron con urgencia en la estancia, al parecer tan extrañados como el mismo señor del crimen. El empresario hizo un gesto con la mano mientras aquel extraño visitante al que daba por muerto tomaba asiento en el mismo sillón en el que había recibido un tiro fatal. Bullseye era lo único que necesitaba para garantizar su seguridad y, a diferencia de la vez anterior, esta vez sí le interesaba lo que tenía que decir.
Con la mirada fija en aquel caballero desastrado Fisk fue escuchando una tras otra las “explicaciones”, si así se las podía llamar, de aquél que aspiraba a hacerse un hueco en su organización. Se sintió tentado de alabar sus agallas pero, supuso, para un hombre que es capaz de seguir hablando tras recibir un tiro en la cabeza la valentía no suponía un reto demasiado grande. También hizo un gesto con la mano a Bullseye, bien consciente del temperamento de su asesino, para que dejase al “invitado” terminar su discurso. En esta ocasión su talante era bastante más conciliador o, al menos, todo lo conciliador que era capaz de ser. Sus palabras, aunque menos agresivas, seguían dando muestra de su arrogancia. Fisk había tenido la oportunidad de conversar con todo tipo de personas que poseían capacidades extraordinarias a lo largo de su dilatada carrera y aquél parecía ser un mal endémico de quienes eran capaces de lo imposible. Varias frases se le quedaron grabadas en la mente: “no es que no sienta respeto por usted, yo no siento respeto por nadie en este mundo y créame que he trabajado para hombres mucho más poderosos que usted” y “yo puedo hacer todo en esta vida”.
Por otro lado, el caballero del sillón le hablaba como si tuviese que conocer su reputación algo que, tenía que reconocer, sí le sorprendía. Si eran ciertas sus palabras le parecía extraño que una persona así hubiese escapado durante tanto tiempo a su radar. Una pizca de curiosidad se instaló en el fondo de la mente de Wilson Fisk. Sin duda, alguien como él, un “Hombre Imposible”, como se había autodenominado, vendría bastante bien como agente en su plan de contramedidas contra metahumanos. Con todo, no podía dejar que aquel extraño supiese que le interesaba lo que vendía, esa era la primera regla de cualquier negociación. La segunda era el respeto entre los negociadores, una cortesía que ni había tenido ni parecía dispuesto a considerar. Fisk tenía que ver hasta dónde llegaba aquello.
- Ha cometido varios errores- dijo el empresario con voz de hielo- En otras circunstancias ordenaría a Bullseye inmediatamente que le matase pero, dado que parece reticente a la idea de quedarse muerto, veo conveniente intercambiar unas palabras con usted- Fisk se levantó, dando muestra de toda su envergadura- Refiere que ha trabajado para hombres más poderosos que yo y, sutilmente, me compara con Al Capone. No directamente, claro, pero sugiere que mi caída podría producirse por causas similares. Eso me hace pensar que, del mismo modo que yo no le conozco a usted, tampoco está del todo informado sobre la extensión de mi influencia. Veo difícil que se haya relacionado con hombres más poderosos que yo, al menos en lo que de verdad es importante. Ningún hombre poderoso que se precie de serlo aguantaría esa actitud insultante y se avendría a colaborar pese al escarnio. Por otro lado, si piensa que trata con un mafiosillo cualquiera debo desengañarle. Yo no guardo tierra bajo mi alfombra, yo muevo los destinos de cientos de miles de personas a plena luz del día. La mayoría ni siquiera sabrán que sus vidas se ven afectadas por mi mera voluntad y quienes sí lo sepan mirarán a otro lado si saben lo que les conviene. Dice que es capaz de todo, pues bien, esa es una definición que puede aplicárseme en la misma medida, probablemente con más justicia. También dice que no es capaz de respetar a nadie y me anima a contratar algún servil palurdo que me respete pero, si quiero auténtica calidad, debo contar con usted. Por el momento la única capacidad que ha demostrado es la de ser irritante por encima de la media. Ya me he relacionado antes con mutantes, místicos y demás individuos con capacidades extraordinarias. Todos se creían invencibles y tuve que demostrarles lo contrario por las malas. Otros incluso han trabajado para mí- Fisk señaló al hombre de delante con su enorme dedazo- Soy perfectamente capaz de trabajar con quien no me respeta pero, desde luego, no lo haré nunca con quien no me tema. Usted no me teme porque, aunque haya oído hablar de mí, está claro que no me conoce. Yo tampoco le conozco pero, no dude de algo, la información que no tengo la consigo. Su inusual resistencia solo significa una cosa, que Bullseye tendrá una oportunidad única para dar rienda suelta a sus instintos más bajos con usted. Así que si quiere evitarse ese sufrimiento solo debe decir: “Señor Fisk, lamento haberle perturbado y agradezco de corazón que esta vez perdone mi miserable vida”. Son unas palabras sencillas, dígalas y podré empezar a negociar con usted. Si no, le aseguro que Bullseye y usted tendrán una relación mucho más… cercana. Y si eso no fuese suficiente sepa que lo que no conozco lo puedo averiguar fácilmente, así que investigaré quien es y si tiene algún ser querido en este mundo haré todo lo que esté en mi mano, que no es poco, para que conozca a Wilson Fisk.
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 26th Julio 2021, 01:11
Bullseye se encontraba sentado del revés en la misma silla que había utilizado antes de la primera aparición del Hombre Imposible, con los brazos apoyados en el respaldo y un palillo de dientes entre los labios. Al ver reaparecer al mismo tipo al que acababa de disparar hacía unos minutos por la puerta, esbozó la misma sonrisa que dibujaría un niño ante la posibilidad de volver a jugar con un juguete divertido, y, sacándose el pequeño trozo de madera de la boca, escuchó sin interrumpir el intercambio que se produjo entre los dos hombres, permitiéndose una leve risa silenciosa cuando su más reciente víctima se volvió a sentar en la silla en la que había sido asesinado, atreviéndose incluso a dedicarle una sonrisa y un guiño. Así que tenemos pelotas, ¿eh?
Tan en silencio estaba, que fue fácil para Javis olvidarse de él, enfrascado en la conversación con el hombre más importante de la sala. Aquél era un error que la gente cometía a veces con él, el error de infravalorarle por el simple hecho de ser un asesino a sueldo... un secundario. Pero, invariablemente, todos los que habían cometido aquél error habían acabado descubriendo cuán equivocados estaban...
Tan pronto Kingpin hubo terminado de pronunciar sus últimas palabras, antes de que Javis pudiera llegar a procesarlas por completo, un siseo agudo surcó el aire, acompañado de un sonido húmedo de corte y un impacto seco cuando la carta que Bullseye acababa de arrojar sin ejercer apenas fuerza aparente se quedó perfectamente clavada en la pared. En las manos que Javis había mantenido entrelazadas había ahora un agujero sangrante, y los dos dedos que faltaban yacían desperdigados por el suelo.
El asesino se puso en pie, pasando la pierna por encima del asiento de su silla para encararse con el intruso, sin abandonar en ningún momento la socarrona sonrisa que parecía indicar que se lo estaba pasando en grande con todo aquello.
- Así que te regeneras, ¿no, capullo? -inquirió, burlón. En realidad no se trataba exactamente de eso, pero había conocido a suficientes metahumanos con poderes curativos como para asumirlo-. ¿Sabes qué es lo único que eso significa para mí? -se inclinó hasta quedar cara a cara con el hombre sentado, y la sonrisa de su rostro adquirió un matiz inquietantemente sádico y cruel-. Que puedo disponer de mucho más tiempo para jugar y divertirme contigo... -incorporándose de nuevo, comenzó a rodear la silla en la que se sentaba Javis-. No puedo evitar estar de acuerdo con las palabras del jefe... Dime... "Hombre imposible"... ¿crees que yo soy un... palurdo servil?
En ese momento, el checo sentiría un agudo dolor punzando en el centro nervioso de la base de la columna vertebral desde atrás.
- Eso que notas es la punta de mi daga -susurró el asesino en su oído-. Me bastaría con hundirla unos milímetros más y estarás suplicándome que te mate una vez más.
Se relamió, como si el simple pensamiento le excitara.
- No me gustó toda esa mierda que dijiste de los leones cuando entraste aquí, ¿sabes?... Todo eso de desbancar al león más viejo... Por lo que se ve, tú tampoco sabes quién soy yo, y eso me resulta francamente decepcionante, porque lo cierto es que dedico una gran parte de mi tiempo a hacerme notar y soy bastante famoso. ¿Sabes de qué tengo fama? De ser un gran lanzador. Así que, dime... -acercó aún más sus labios al oído del tipo, hasta que pudo notar la calidez de su aliento en su piel, como un depredador a punto de devorar a su presa-. ¿Cuán lejos crees que podría arrojar tus ojos desde lo alto de éste rascacielos? Lo único que tienes que hacer si no quieres averiguarlo es... repetir las palabras que ha dicho el jefe...
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 9th Agosto 2021, 17:20
Quien no tuviera buenos ojos, o no conociera al hombre que ahora se encontraba lleno de sangre bajo la sombra de la gigantesca presencia de Kingpin, diría que su plan no estaba saliendo como él quería, que hizo enfadar al jefazo para el que intentaba trabajar… pero esa era la cosa, Javis era extremadamente inteligente y… paciente, como un cocodrilo que asoma los ojos esperando a que las cebras se acerquen al agua más turbia del río para beber. Su rostro, totalmente inmutable, miro al gran hombre levantarse de su asiento mientras seguía con su discurso, que no es que le culpara, a él también le encantaba escuchar su propia voz, pero… ¿La de los demás? Ya no tanto.
Aunque en algo sí que tuvo que estar de acuerdo; en lo de que no se relaciono con nadie tan poderoso como él… aunque en su sonrisa no denoto que eso fuera así, ya que muy bien sabía que dentro de poco eso iba a cambiar
-Bueno… si que me he relacionado con el que está a punto de ser el hombre más poderoso de la tierra
Una sonrisa y un guiño, eso es lo único que le bastó para dejar caer el significado de sus palabras, Javis era un profesional que no dejaba que se conociera para quien trabaja pero ¿Trabajar para el futuro presidente de los estados unidos de américa? Incluso para él sería imposible mantenerlo oculto, aunque para el público él sería nada más que otro trabajador del gobierno, un consejero, a lo mejor, del presidente… bueno, aunque eso aún estaba por verse.
El discurso del gran hombre, en todos los sentidos, continuo tornándose oscura y… aburrida, de la boca de Fisk salían palabras que el checo había escuchado ya cientos de veces, más de cientos, incontables veces; te torturare, matare a tu familia, etc, etc… era todo tan básico y aburrido que su sonrisa desapareció de su rostro, lo que en un principio podría mostrar miedo ante la amenaza de Kingpin, más sus ojos rodaron hacia arriba y un suspiro mostró lo que de verdad pasaba por su mente
-Si, si, ya, las amenazas que siempre se tiene que hacer, mi familia, torturarme… ¿Es que todos tenéis un manual y os dice que digáis siempre lo mismo?
Noto un calor increíblemente fuerte en sus dedos y, segundos después, un frío que le helaba los… dedos, no, ya no los tenía, al menos no todos, esparcidos por el suelo y algunos por su ropa, manchándola aún más remplazando la sangre ya seca de su víctima con la suya propia, soltó un quejido, llevándose las manos a… bueno, las manos, agarrándoselas entre sí para aguantar el dolor
-Cyka blyat- se quejo, pero miro a Bullseye con una sonrisa nerviosa, sudorosa y temblorosa por el dolor -si lo que querías es que te metiera un dedo por el culo, solo tienes que pedírmelo
Ignorando su broma, el verdugo de dedos continuó con la amenaza de su jefe de torturarle, el checo cerro los ojos, apretándolos con fuerza concentrándose en el dolor que sentía, forzándose a dejar de sentir tanto dolor. Cuando volvió a abrir los ojos el dolor aún persistía en sus manos, pero ahora tenía la suficiente fuerza como para poder seguir la conversación, retomando la sonrisa en su rostro
-Oh, ya lo creo que te podrías divertir mucho conmigo- dijo, algo tembloroso por el dolor que aún sentía -pero dime… ¿Cuánto crees que aguantaras, eh?
Bullseye podría matarle, torturarle, hacerle sufrir todo lo posible una y otra vez, pero el siempre acabaría volviendo, incluso si dejaba un cuchillo clavado en su corazón, el cuchillo acabaría oxidándose y quebrándose en pequeños trocitos y él podría volver a la vida, o puede que incluso su cuerpo se convierta en polvo mucho antes que el cuchillo, dando el mismo resultado pero de distinta forma. Incluso si le torturaba con drogas y evitando su forma, una forma de tortura muy conocida sobre todo por el, que de joven la utilizó en más de una ocasión, no podía mantenerlo con vida más de dos semanas, si era muy bueno en su trabajo… incluso si el hombre que tenía enfrente de sus ojos era el psicópata más loco de la historia… acabaría aburriéndose o acabaría haciéndose viejo y muriendo, mientras que él seguiría vivo, mirando como su cadáver se convierte en alimento para los gusanos.
El pinchazo en su espalda, tras Bullseye haber girado su silla, le hizo reaccionar con otro leve quejido, no tanto como el anterior ya que esto era un pinchazo que podía aguantar… Por otra parte, le quitaba su mente del dolor de sus manos. Si apretaba un poco más su filo, Javis perdería la movilidad, no solo de las piernas, sino del cuerpo entero, quedando en un estado en el que no podría moverse en absoluto… en su mente, turbia e irreparable, le entraron ganas de que esto sucediera, podría ser un reto volver a resucitar solo pudiendo mover la boca, aun así, se quedó quieto sin decir ni hacer nada, escuchando hablar al asesino… y escondió una sonrisa, acompañada de una carcajada, cuando escucho lo de los leones… ¿Acaso se pensaban que Kingpin o que ellos dos eran los leones viejos a los que él venía a derrocar? No, él era un león viejo… paseándose por su territorio, asegurándose de que los jóvenes de su territorio saben quien es el verdadero jefe
-Puedo decir eso o… puedo decir algo que le va a gustar aun mas- sonrió, mirando a Fisk directamente a los ojos -Matthew, Donald, Ryan, Alexander, Artyom, Margaret, Laura, Scot… ¿Le suenan estos nombres? Le tienen que sonar, o me va a decir que el jefazo del crimen no reconoce a la gente que trabaja para el
Le guiño el ojo, en ellos aun aparecia un brillo desafiante
-Matthew es un cachondo ¿Sabe? Todas los sábados por la noche va al mismo bar de monólogos y más de una vez he conseguido que se suba al escenario, el pobre hace muchos monólogos sobre la vida con su mujer… he hablado con él sobre ello, las próximas navidades la va a llevar a Toronto, espero que se lo pasen genial. Donald, bueno ¿Por dónde empezar con el? Es muy trabajador y tiene mucha fe en usted, es más leal que un labrador y un entusiasta del buen café, de hecho se fulmina su sueldo en la cafetería más cara de la ciudad, bueno por eso y porque está enamorado de uno de los camareros, el otro día conseguí que fuera a hablar con él y parece que la cosa fue bien, ahora mismo deberían… si, deberían estar en la cama de su apartamento en el centro de Nueva York, una cosita muy pequeña, yo le he hecho alguna visita de vez en cuando, la verdad es que podría arreglarlo un poquitín, está peor que mis manos- levanto las manos llenas de sangre y se carcajeo -Sigamos ¿No? Ryan es mas serio, pero en el fondo tiene un corazón tierno; no se pierde ninguno de los partidos de sus hijos, tiene una casa preciosa en un vecindario de las afueras, la verdad es que incluso me da envidia, su mujer hace un pastel de carne que está de rechupete… me habló de su pasado, de cómo empezó siendo un vendedor de puerta a puerta y como acabó trabajando para, bueno no lo dijo directamente, pero yo se a que se refería. Alexander es un pobre delincuente juvenil con una madre en el hospital ¿Lo sabía usted eso? Se pasa más tiempo en el hospital al lado de su cama que en cualquier otro sitio, pensó que en los estados unidos tendría más suerte para que su madre fuera tratada que en Rusia, pero aquí la sanidad está muy cara… yo le he dado todo mi apoyo, espero que su madre se mejore, Artyom por otro lado es un grandísimo hijo de puta; se pasa las tardes que tiene libre en el campo de golf mientras su mujer se queda en su apartamento, cercano a las vías del metro, pobrecilla… aunque ahora me han dicho que tiene compañía cada vez que su marido sale de casa, bien por ella… y hablando de bien por ella ¿Sabía que Margaret y Laura están casadas? Si, se escaparon de su país natal por las duras leyes que en el ahí sobre la homosexualidad, entonces trabajaban para la mafia de su pueblo así que trabajar para la mafia de aquí fue algo automático. Tienen un piso precioso y dos gatos, Ron y Tom, que son unas bolitas de pelo adorable, las tardes que nos hemos pasado viendo películas en su televisión… y Scot, el pobre hombre perdió a su mujer en un accidente y ahora es un padre soltero intentando pagar la educación de su hija de 12 años, estuve hablando con él sobre pedir un aumento de sueldo a su jefe, pero dice que le tiene miedo… me pregunto por que será
Volvió a guiñar el ojo a Fisk, tras haberle contado la vida de algunos de sus trabajadores
-Usted tiene poder, si, pero ese poder está constituido por personas, hombres y mujeres que trabajan para Fisk en las calles, en los despachos, en los callejones… y yo estoy en la vida de cada una de ellas, soy su amigo, su confidente, su novio… su marido… y aun así usted no sabe quién soy, no me ha visto la cara nunca y, si hablara con alguno de los muchos y muchas que trabajan para usted, puede que ni siquiera me reconozcan.... Usted tiene poder, pero yo tengo el control, puedo entrar, salir, aparecer cuando quiera, coger lo que desee y luego desaparecer, se como funciona la gente, cómo funciona el sistema y puedo moverme entre él como pez en el agua ¿Acaso cree que he entrado aquí sin saber nada de usted o de su organización? Lo se todo, lo veo todo, incluso de ti, mi querido Bullseye; soy la oscuridad que se mueve bajo la sombra de los grandes hombres como usted, señor Fisk… por eso se que le viene bien mis habilidades, por que desde arriba solo se ven sombras, pero desde abajo se ve la imagen completa y yo puedo hacer que esa imagen desaparezca, lo justo y necesario, entre las sombras… ¿Qué me dice?
Levantó la mano, que ya había dejado de sangrar tanto y ahora solo soltaba unas pocas gotas de sangre, hacia Fisk
-¿Hay trato o no hay trato? Que le he prometido a Catherine que mañana desayunaré con ella, que aparte de ser una poli corrupta también hace unas tortitas que están de rechupete
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 18th Septiembre 2021, 16:55
Fisk escuchó impertérrito las palabras del hombre que tenía en frente. Durante su discurso, un torrente de pensamientos cruzó el cerebro de Wilson Fisk, como un edificio que se alza de sus cimientos y viaja a merced de un huracán. El primero de ellos fue la ira. No le gustaba que la seguridad de su organización se viese comprometida. Aquel advenedizo parecía narrar con genuino deleite cómo se había ganado la confianza de varios miembros de su estructura. En algo tenía razón, todo imperio, por poderoso que este fuese, estaba inevitablemente conformado por personas. Personas con debilidades, con objetivos propios, con miedos e inquietudes. Por lo general, esa era una baza que servía más que bien al propio Fisk. El miedo no era el único arma que evitaba la disidencia entre sus filas. También era necesario hacer que, a quienes formaban parte de su reino, les aprovechase seguir bajo las órdenes de su rey. Un amplísimo aluvión de intereses particulares que él debía conocer y reorientar para que coincidiesen con un único fin general: Mantener engrasada y a punto la maquinaria del Kingpin del Crimen.
Aquello había sido una demostración de fuerza bastante más impresionante que los pueriles alardes de los que su invitado extraño había hecho gala hasta el momento. Pero la ira no era la única emoción que Fisk experimentaba en aquel instante. También la intriga y la curiosidad se hicieron presentes y, por el momento, estaban ganando la partida a sus instintos más violentos. Esto, por supuesto, no se dejó filtrar en expresión facial alguna. El Kingpin del crimen había desarrollado a lo largo de su dilatada carrera en tan peculiar negocio una capacidad asombrosa para ocultar sus emociones a los demás, más aún en medio de lo que, a todas luces ya, parecía una negociación. Por otro lado, y aunque no siempre era capaz de sustraerse de ellos, los arranques violentos solían dar menos resultado que una jugada fría y calculada. Cada cosa tenía su momento, y ese era el momento de una aproximación cautelosa. Con un gesto indiferente, Wilson Fisk extrajo un pequeño teléfono móvil, de los de tapita, de la solapa de su chaqueta. Al acercárselo al oído, pudo escuchar la familiar voz de cristal roto que estaba esperando.
- Sí- dijo con toda naturalidad- En unos minutos recibirás una lista de nombres. Ordena el asesinato inmediato de todos ellos y asegúrate de que se encuentren pruebas en sus domicilios que acrediten el robo de fondos de la organización.
Fisk volvió a guardar el teléfono y cruzó las manos sobre la mesa de su escritorio. El relato de su nuevo potencial aliado, pese a que le provocó cierta inquietud, no ameritaba un cambio de actitud por parte de Fisk. Sin embargo, la mención a quien “está a punto de ser el hombre más poderoso de la tierra”, sí justificaba un poco más de mano izquierda. Fisk también tenía en ciernes tratos con ese hombre, unos que le reportarían unos beneficios muy superiores a la venganza contra cualquier afrenta personal, unos que no podía arriesgarse a poner en peligro por una pueril disputa. Al fin y al cabo, lo primero eran los negocios.
- Lamento decir que tendrá que cancelar su desayuno de mañana con la Srta. Catherine- Fisk miró fijamente al invitado- Tiene razón. Las organizaciones como la mía están compuestas por personas, ese es un inconveniente fastidioso pero inevitable. Por contra, debo decirle que pocas de esas personas son realmente… irremplazables. Así que dígame ¿Qué puede hacer usted por mí para hacerse irremplazable?
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 28th Septiembre 2021, 19:11
- Heh...
No pudo evitar una sonrisa ante la desesperada broma del checo. La gente que tenía los cojones de bromear cuando la estaban torturando le caía simpática, no lo podía remediar. Le había cortado varios dedos de la mano y le estaba provocando uno de los peores dolores imaginables y sin embargo ahí estaba el tío, atreviéndose a hacerle bromitas subiditas de tono a él.
- Hey, colega, tienes huevos, eso lo respeto, en tu lugar habría hecho lo mismo. Pero entonces espero que comprendas que yo tengo que hacer lo que tengo que hacer -dijo mientras le hundía lentamente el filo de la cuchilla en la cauda equina con precisión quirúrgica, sujetándole firmemente por los hombros con la otra mano para que no se moviese hasta seccionarla por completo, tomándose su tiempo para asegurarse de que el hombre sufría como posiblemente nunca antes había sufrido-. Ahora no podrás moverte hasta que te regeneres. Sin rencores, ¿vale? Si pasara por alto comentarios como ése la gente no me respetaría cuando la torturo, y no queremos eso, ¿verdad? Ahora, por favor, te animo a que sueltes otro chistecito del estilo. Me he quedado con las ganas de comprobar cómo de lejos podría arrojar tus ojos por esa ventana.
A pesar del inconfundible significado de sus palabras, su tono era de charla casual desenfadada, como si se tratara de un enfermero explicándole a su último paciente cómo debía proceder después de la operación. Parecía que, efectivamente, no sólo no le había sentado mal la bromita, sino que incluso le había caído en gracia, pero para Bullseye el trabajo siempre había ido completamente desligado de sus sentimientos personales. Daba igual lo bien o mal que le cayera alguien, si le encargaban liquidarlo o torturarlo lo haría sin la menor vacilación. A él le gustaba considerarse a sí mismo profesional, aunque posiblemente sus víctimas lo clasificarían de manera diferente.
Ante su siguiente pregunta simplemente se cruzó de brazos y se encogió de hombros, apoyándose en la mesa que tenía detrás.
- Pues no sé, pero considerando lo mucho que disfruto causando dolor a la gente, diría que tus probabilidades son malas, amigo... Para que me entiendas, matar o torturar para mí equivale a lo que podría ser para otra persona leer un buen libro o ver la televisión. Ésto para mí es hobby, así que, no sé, podríamos hacer apuestas para ver qué se desgasta antes, si mi pasión por mi trabajo o tu estabilidad mental. ¿Qué opinas, colega?
Sí, puede que el asesino no tuviera la más mínima empatía, pero había que ser observador para sobrevivir en su línea de trabajo, y llevaba los suficientes años colaborando con Kingpin como para ser capaz de leerle bastante bien. Por eso, cuando el checo hizo su demostración de poder, aunque nada en su rostro lo reveló, Bullseye supo que estaba molesto. Lo supo por la ausencia de respuesta inmediata, por el tenso silencio que siguió antes de que extrajera el teléfono de su chaqueta, por la expeditiva decisión tomada de improviso (la única posible en realidad), y también, precisamente, por la falta de emociones en su semblante. Sin embargo, parecía haber también atraído la curiosidad del gran hombre, porque no le ordenó que le matara de inmediato. Sólo por eso permaneció en su sitio, en silencio y a la expectativa, como un perro de caza aguardando a ver si su amo le permitía o no rematar a la presa.
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 11th Enero 2022, 22:38
Solo existía un beneficio de que te paralizasen mientras sangrabas; ya no sentirías el dolor. De hecho, lo único que noto de la cuchilla fue como entraba en su carne ya que, al cortar la cauda equina, el dolor desapareció… al igual que desapareció cualquier posibilidades de mover las piernas, más no solo era el corte lo que llegó a paralizarle; el dolor que sintió en ese instante, el shock, le dejó paralizado, sin poder mover nada más que los dedos seccionados, que seguían temblando mientras sangraban. Jadeo, la sangre llegando a sus labios y saliendo en pequeñas gotas por sus comisuras. Sus ojos verdes, se giraron temblorosamente hacia el hombre y en el en, en la forma en la que disfrutaba de lo que hacía, del sufrimiento que le traía al checo, vio… un espejo; se vio a sí mismo, dándole un revólver a un hombre que huía de los escorpiones con su familia, con tres balas, una para su mujer, otra para su hijo y la última, para su hija… recordaba su sonrisa, observando cómo el hombre roto acababa con cada miembro de su familia, sabiendo que su familia correría un destino mucho peor si acababa en mano de los escorpiones… la sonrisa del checho se quemaría en la mente del hombre, el pensamiento de que este acto lo estuviera llevando a cabo un joven de menos de 18 años.
Pero él ya no era así, al menos ya no asesinaba familias, no porque viera a esas personas como algo más que… animales, seres sin inteligencia que farfullaban y se daban golpes con armas que bien podrían ser palos y piedras para él, no… era algo peor, una enfermedad que carcome su alma y pudría su corazón, un virus que, en sus tiempos de niño, le habría otorgado una paliza de su padre, al no ser algo que un “hombre Kotska” sería; empatía y es que el cadáver carbonizado de su hermana aún estaba presente, mirándole sin ojos, entre los escombros ennegrecidos de la casa.
-Podría sorprenderte lo que se hacer… sentado
Consiguió musitar unas palabras entre los espasmos del dolor que surcaban su cuerpo. Sus músculos en la parte superior del cuerpo siguieron temblando, queriendo moverse sin éxito alguno, pero tenía que seguir adelante a pesar del dolor, si se desmayaba ahora, si perdía el conocimiento o dejaba que el dolor tomase en control… perdería un buen negocio y no era el plan de aquella noche. Se giró hacia Fisk, intentando sonreír de manera picara a pesar del dolor
-Asegúrese de que mandes a un asesino bueno, que muchos de ellos tienen planes de huida- frunció el ceño -¿O acaso ha dado la orden delante de mi… por que cree que me afectaría ¿Qué cree que tengo alguna relación con esas… “personas”- hizo énfasis en la palabra, dando seña de lo que pensaba de todos aquellos hombres y mujeres con los que estuvo pasando tanto tiempo -más allá de haberlas usado como un medio para llegar a usted?- soltó un quejido, escupiendo algo de sangre de la boca y continuó -No son nada para mi, yo no tengo... esas debilidades
O eso hacía aparentar; el hombre imposible, sin nada que perder en la vida, disfrutando de todos los placeres y horrores que en ella se albergaban… o eso parecía, pues detrás de ese “hombre imposible” yacía el rostro de Javis Kotska, tio de una mujer que no conocía las actividades de su familiar y el bien que se encargaba de que eso siguiera siendo así. Su actitud siempre evitaba ser la de alguien que tenía algo que perder, así evitaba sospecha… aunque no siempre funcionaba
-¿Qué puedo hacer por usted?... poder, señor Fisk; usted tiene un imperio, pero es más limitado de lo que usted se imagina, yo tengo contactos, personas que también creen que son dueños de un imperio más grande de lo que es- una sonrisa volvió a aparecer entre sus sangrientos labios -Y seguro que nuestro “amigo común” estará más que satisfecho con nuestra… colaboración ¿No cree?
La sonrisa desapareció de su rostro, suspirando unos segundos, antes de que volviera a aparecer
-O a lo mejor me prefiere como enemigo ¿No? Si no somos aliados… ¿De verdad quiere eso? La posibilidad de que alguien como yo esté suelto, ayudando a sus posibles enemigos cuando podría estar dando todos esos recursos, esos contactos… a usted.
Soltó una temblorosa risita, mirando la sangre que salía de sus dedos antes de devolver la mirada al imponente hombre que tenía enfrente
-No puedo morir, al menos no para siempre, y, gracias al pésimo corte de su… esclavo- dijo esa frase de manera despectiva… no tenía respeto para aquellos que seguían las órdenes de los demás a ciegas y por lo que le había demostrado, así era el hombre que le paralizó; sabía que si no fuera por Fisk, ya le habría descuartizado pieza por pieza hace tiempo -dentro de unos… tres minutos con cuarenta y siete segundos me desangraré, moriré y volveré… y no puede detenerlo, ni usted, ni él, ni nadie ¿Y sabe qué pasará entonces? Me levantare, me iré y le ofreceré todo a esto a los cientos de hombres y mujeres que desean ver su cabeza en una estaca
Miro a Fisk con unos ojos llenos de… intensidad, del fuego de un depredador que, arrinconado, ataca con más fiereza que nunca
-Un imperio no se crea de la noche a la mañana… pero una decisión puede hacerlo caer en cuestión de segundos ¿Qué será, señor Fisk? ¿Será usted Julio o Nerón?
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Tema: Re: Midnight pacts (Javis/Bullseye/Kingpin) [19/01/2019] 17th Enero 2022, 03:48
Wilson Fisk no era un hombre que perdonase fácilmente una afrenta. Tampoco era tendente a olvidar las faltas de respeto o la descortesía. Muchos eran los apodos por los que se le conocía dentro de su círculo profesional, legítimo e ilegítimo. Kingpin era el más famoso de ellos y, pese a que hacía todo lo que estaba en su mano para hundir, ya fuese por la vía judicial o por otras menos limpias, a cualquiera que se atreviese a relacionar públicamente ese título con su nombre, debía reconocer que le gustaba. Pero no sólo era un rey. Fisk se consideraba mucho más. También era un empresario, un mecenas, un general, puede que incluso un filósofo desde su particular punto de vista. Pero, sobre todo ello, era un jugador. Desde que inició su andadura sabía que, por mucho poder que amasase, seguiría siendo un jugador más en una partida larga y difícil.
A diferencia de otros hombres en su posición, tenía una enorme ventaja: trataba de engañarse a sí mismo lo menos posible. Era muy consciente de sus defectos. Uno de ellos era, sin duda, la ira. Era consciente de que, por mucho que la mayoría de sus enemigos (y algún aliado) no dudasen en catalogarlo como un monstruo frío, metódico y sin sentimientos, eso se debía a los denodados esfuerzos que el rey del crimen hacía a diario por no liberar su agresiva naturaleza. La furia era, como cualquier atributo, un arma o un defecto dependiendo de la circunstancia. Podía convertirse en un poderoso aliado para infundir temor o como un oscuro motivador. Pero también podía ser la espesa niebla que cubre los ojos del hombre sensato, cegando su juicio y llevándolo a tomar acciones de las que en el futuro se arrepentiría.
Wilson Fisk debía centrarse en la partida. Sustraerse a todos sus instintos, esos que le animaban a levantar en volandas a aquel hombrecillo y lanzarlo de lo más alto de la torre para luego deleitarse viendo cómo se convertía en una roja masa informe sobre el pavimento. Sus intereses, sus ambiciones, sus planes… eran demasiado importantes como para rendirlos a una mera satisfacción momentánea.
Había que saber aceptar las tablas o, mejor dicho, los sacrificios para preparar el jaque mate. Así, Kingpin hizo seña a Bullseye para que se apartara de Javis y, tras un casi imperceptible suspiro, abrió el cajón de la mesa para sacar una botella de escocés.
Dado lo poco que conocía sobre el poder y la influencia de aquella visita inesperada, su más que probada reticencia a quedarse muerto y las alusiones a su “amigo común”, no quedaba más remedio que forjar una incómoda y, esperaba, breve alianza con Javis Kotska.
En algo tenía razón. Una decisión mal calculada podía hacer caer un imperio y Fisk no tenía intención de ser Nerón, pero tampoco Julio. Su intención era permanecer como un victorioso Marco Aurelio, creando una paz imperial próspera y duradera.
Aquel aliado en común era clave para muchos de los más ambiciosos planes de Fisk y no podía arriesgarse a poner en peligro un trato tan beneficioso por una querella infantil. Además la venganza, al igual que el Whisky que estaba empezando a servirse, sabía mejor fría.
- Bullseye- dijo sin alzar la voz pero autoritario- Puedes retirarte. No te vayas muy lejos. En cuanto nuestro “invitado” recupere la movilidad de sus miembros puede servirse una copa si lo desea.
Fisk dio un trago y cerró los ojos antes de continuar.
- Después, y en deferencia a nuestro “amigo común”, podremos empezar a discutir educadamente los términos de su colaboración con esta empresa.