Odio las alturas (05-04-2018) [Empresas Stark/Libre]

La Torre Stark. Subía y subía hacia el cielo haciendo sombra al resto de edificios de su alrededor. El gran símbolo de la visión y el progreso, lo último en tecnología mundial, o eso había leído. Desde la colisión de mundos habían aparecido toda clase de empresas y organizaciones punteras en tecnología, como las industrias Star (las cuales originalmente leí mal y creía que se referían a la misma empresa de mi amigo Tony), industrias Wayne en una ciudad oscura y caótica llamada Gotham o algo por el estilo, Oscorp, y no se cuántas más. Pero yo no estaba allí para buscar la mejor industria tecnológica, sino para visitar a mis amigos Tony y Astrid. Había pasado casi un año desde que nos conocimos en Suiza con la pequeña aventurilla en el CERN. No nos habíamos vuelto a ver pero habíamos hablado alguna vez por teléfono o skype. Me gustaba mantener las relaciones vivas aunque fuese a través de una pantalla de ordenador o un móvil, como había hecho también con Cels.

Sabía que Tony era un tío muy atareado y ajetreado, y más aún después de que descubriese que era el legendario Iron Man. Si ser uno de los genios más influyentes del mundo no era suficiente, además ser un héroe era algo que podía volverle a uno loco. O al menos así pensaba yo. Justo estos días le venían bien, algo que yo no podía creer pues mi viaje a Nueva York para visitar a Cels y hablar con los X-men había sido algo totalmente improvisado. Cels iba a viajar a Suiza a una exposición del chocolate y para visitar el país del chocolate y los bombones por excelencia, de manera que aproveché mi necesidad de viajar a la gran manzana y volverme con ella unos días después. Descubrir que Tony y Astrid se encontraban allí y que podría hablar con ellos fue algo con lo que originalmente no contaba y me alegró enormemente.

Las enormes puertas de cristal se abrieron ante mí y entré en aquel gigantesco edificio. Cristal, metal, luces, grandes carteles, neones cambiantes y las letras "STARK" grabadas en la pared. Aquello era obra de Tony sin duda. Era buen tío, pero le encantaba exhibirse y llamar la atención. Un tío estaba en recepción hablando con la secretaria así que decidí esperar mi turno. Parecía algo desaliñado, pero sin llegar a parecer un vagabundo. La mejor descripción que se me ocurría era la de uno de esos detectives de cine negro, vestidos con un sombrero y gabardina, con el pitillo a medio acabar en los labios y una actitud dura y seca, moldeada por el sufrimiento de años y años de servicio. Preguntó por Tony y que deseaba verle, así que me acerqué a él para aprovechar la información que pudiesen darle en mi favor. Motivo de la visita amistoso. Tal vez fuese un amigo suyo o un conocido, así que decidí presentarme. Podríamos visitar a Tony los dos juntos. Y si era un viejo amigo suyo esperaría tranquilamente a que hubiese acabado. Lo bueno de los teléfonos de última generación de hoy en día es que puedes llevar libros y mil historias en ellos.

- ¡Hola! ¿Qué tal?- Le alargué la mano al extraño tipo que esperaba a que la secretaria le atendiese.- Permitidme que me presente. Me llamo Planaria Glámez. No he podido evitar escuchar que desea ver a Tony Stark y que su motivo es amistoso. Yo también soy amigo de Tony e iba a visitarle. ¿Le parece bien que vayamos juntos?- Siempre prefería ser amable con la gente hasta que me diesen razones para desconfiar o enfadarme. Puede que su gesto no fuese el de la persona más amigable del mundo, pero yo sí que lo era. Así que, ¿qué perdía saludando y siendo amistoso?

Tony estaba ocupado en su despacho con Pepper, discutiendo cifras, números, estrategias empresariales y todas esas cosas de las que Astrid no tenia ni idea, él siempre le decía que podía quedarse y ella siempre respondía que prefería quedarse en su despacho, su presencia, sólo iba a interferir en su reunión y a aburrirla hasta darle la impresión de que estar haciendo cualquier otra cosa era más provechoso que estar allí hablando de negocios que no entendía. Estaba ocupada repasando unas memorias de investigación en las que Tony le había pedido su investigación cuando llamaron a su despacho, al parecer alguien preguntaba por él. Era ya el procedimiento estándard, cuando él y Pepper estaban ocupados, las llamadas las derivaban a ella, como si fuera su segunda asistente, aunque prácticamente lo era. Bajó en el ascensor hasta la recepción para recibir a los visitantes, a Tony no le gustaría que los llevara a su despacho sin más y no le gustaba usar el despacho de Pepper, si veía que eran alguna cita suya los llevaría hasta una de las salas de reuniones.

- Buenas tardes, soy la doctora Hadlow, consultora científica del señor Stark, en estos momentos se encuentra reunido, pero si puedo atenderle señor...

Pero el señor de la gabardina y mirada intimidante no estaba solo, sino con Planaria, hacía un par de semanas que no hablaba con él y no tenía ni idea de que pensaba pasarse por la ciudad, era una grata sorpresa y seguro que Tony querría verlo, salir a cenar los tres juntos. Sería una buena ocasión para ponernos al día y charlar un poco.

- ¡Planaria! Que sorpresa, no sabía que ibas a visitar la ciudad. Tony ahora está reunido, pero seguro que luego puede hacerte un hueco. ¿Tienes planes para cenar? No los hagas, todavía tengo que agradecerte la recomendación de aquel restaurante de Ginebra.

No quería ignorar al otro visitante, pero ver a Planaria me había hecho ilusión, no habíamos vuelto a vernos en persona desde mi escapada a Ginebra, y aunque manteníamos el contacto, nuestras llamadas siempre eran breves, él era un hombre ocupado y Tony siempre encontraba algo que ocupara mi tiempo.

- John. John Smith, y lo siento si lo has entendido mal chico, pero yo no conozco a Tony Stark. ¿Conoces bien a Tony Stark? ¿Sus ideales? ¿Por qué usa un alter ego justiciero? -

- ¿Yo? Bueno, algo le conozco, aunque no íntimamente. Somos amigos, peor no íntimos. Sobre sus ideales... Yo creo que es una persona amable aunque algo excéntrica... No sé, es un buen tío aunque no debemos olvidar que es un genio a nivel mundial. ¿Su alter ego justiciero? ¿De qué habla?- No tenía ni idea de quién era ese pavo. No parecía borde ni nada por el estilo, pero desde luego no iba a decirle que sabía que Tony Stark era Iron Man, por mucho que él pareciese que lo sabía. Por experiencia propia sabía que mantener la identidad secreta era algo más complicado de lo que la gente pensaba, y era algo muy íntimo e importante. Tus enemigos no te atacarían directamente. Si querían hacerte daño de verdad irían a por aquellas personas a las que amabas.

- Buenas tardes, soy la doctora Hadlow, consultora científica del señor Stark, en estos momentos se encuentra reunido, pero si puedo atenderle señor...- Allí apareció. Astrid. Tan aparentemente frágil y a la vez fuerte como siempre. Era un encanto de chica. Un poco paradita para mi gusto tal vez, pero buena gente. Una sonrisa recorrió mi rostro. Me alegré muchísimo de verla, y a juzgar por su reacción deduje que ella también.- ¡Planaria! Que sorpresa, no sabía que ibas a visitar la ciudad. Tony ahora está reunido, pero seguro que luego puede hacerte un hueco. ¿Tienes planes para cenar? No los hagas, todavía tengo que agradecerte la recomendación de aquel restaurante de Ginebra.

"L'entrecote". Uno de mis restaurantes favoritos de Ginebra. Era perfecto para una cena romántica. El plato fuerte consistía en un entrecot con ración de patatas que eran servidas en dos tandas para evitar que estas se enfriasen. La carne estaba siempre en su punto, roja por dentro y bien tostada por fuera. El vino era un tinto francés afrutado, suave y que combinaba a la perfección con el fuerte sabor de la carne. Conocer a Tony y a Astrid fue emocionante y divertido, y al ver que parecía que acababan de afianzar su amor ese era el sitio ideal para tener una cálida conversación.

Iba a responder a las preguntas de Astrid cuando el tal John Smith me cortó antes siquiera de hablar.

- Señorita Hadlow, si Tony Stark está ocupado, ¿puede usted responder por él siendo su asesora? Quiero hacerle un par de preguntas sobre las Industrias Stark y sobre su jefe, Iron Man.- Tal y como había pensado, sabía que Tony era Iron Man. No parecía sin embargo tenso ni nada por el estilo. Tal vez fuese una simple ronda de preguntas normales. Fuera como fuese me mantendría alerta por si acaso algo andaba mal. Astrid asintió y nos indicó que la siguiésemos a una sala de espera antes de que Tony pudiese atendernos. Mientras andábamos di una pequeña carrera y me puse a su vera.

- ¡Hola As! Me alegro de que pueda hablar con vosotros. Estaré encantado de que salgamos a cenar, aunque no tenéis que darme las gracias por nada. Si os gustó y os vino bien estoy más que agradecido. En cuanto a la razón por la cual ando por aquí, tenía que hacer un par de gestiones con un grupo de héroes que viven en la ciudad... Y una amiga mía viaja a Suiza mañana para una feria del chocolate, así que aproveché para venir y hacer una visita a todos vosotros y volver mañana con ella. Pero bueno, ¿qué tal estáis? ¿Cómo os va todo? Me alegro mucho de estar aquí y que podamos quedar para charlar. - Quería hablarle de Sash, de la noche en la playa el otro día y de cómo se había portado de bien conmigo en mi visita a la gran manzana. Con un poco de suerte podría hacerlo después y con Tony también. Había un par de cosillas que quería hablar con ellos sobre ella.

En cuanto llegamos a la sala de espera Astrid nos indicó que les esperásemos y que lo antes posible Tony nos atendería. Entramos en ella. Había varios sofás y butacas, con una pequeña mesa de cristal en medio con varias revistas de ciencia apiladas. En casi todas ellas aparecía la palabra "Stark" y en más de una una foto de Iron Man y de Tony. Me asomé por una ventana que había, con los rayos de sol golpeándome directamente en la cara. Entrecerré los ojos instintivamente y luego admiré la dimensión de aquella ciudad. Me encantaba Nueva York, a pesar de lo llena de gente que estaba. Me volví a mi compañero y le sonreí.

- ¿Puedo preguntar el motivo de su visita, señor Smith? Antes me ha hecho un par de preguntas acerca de él pero no soy de aquí, de Nueva York me refiero. No sé si es algún tipo de inspector o algo por el estilo. Yo soy amigo de ambos, de Tony y Astrid y aprovechando el viaje que tenía que hacer he decidido venir a visitarlos. Ahí lo tiene, un poco de información a cambio de otra jajaja.- Sentía curiosidad por saber qué se traía entre manos Tony con respecto al hombrecillo este. Supuse que podía ser cualquier cosa, desde temas de la empresa o de su condición de héroe. Decidí mostrar amabilidad con el otro hombre. Después de todo, parecía serio, pero ni mucho menos borde. Al menos no por el momento.

Astrid no pudo sino alzar una ceja ante las interrogaciones de ambos hombres, uno le preguntaba con poca discreción y modales sobre Tony, y Planaria respondía como si él fuese su portavoz o el de ella, lo cual no sabía que era peor. Una cosa es que ella, que era su pareja atendiera a las visitas cuando ni él ni Pepper podían hacerlo, otra muy diferente es que Planaria se tomara la libertad de hablar por ella. Estaba a punto de darse la vuelta y mandarlos al cuerno a los dos, cuando finalmente el suizo se calló y pensó que por fin tendría la oportunidad de decir ella algo sin que su amigo tuviera algo que añadir.

- Disculpe a mi amigo, señor Smith, es muy efusivo con la gente que acaba de conocer, pero no es mi portavoz, ni el del señor Stark. Si son tan amables de seguirme, estaremos más cómodos hablando en una sala más tranquila.

Intentando mantener el paso firme y no parecer dubitativa les guió hasta una de las salas de reuniones, una pequeña situada en uno de los pisos centrales de la torre, aun así tenía buenas vistas. Happy le abrió la puerta, cubriéndola en todo momento, como hacía últimamente, para después quedarse fuera, esperando tras las puertas de cristal de la sala, seguramente chivándose a Tony de que estaba reunida con dos hombres y uno de ellos aseguraba conocerlos a ambos, aunque todo iría bien si no aparecía como una tromba esperando encontrarse alguna escena salida de su sucia imaginación, y ella sabía que podía ser realmente sucia...

- En cualquier caso, tengo curiosidad por el motivo de su visita. ¿Es periodista? En ese caso, con quien debería concertar una reunión es con la señorita Potts, ella se encarga de la agenda del señor Stark. ¿Es policía? ¿Ha sucedido algo?

Esperaba no tener que llamar a los abogados antes de que el té que iba a pedir les llegara, no creía que Tony hubiera hecho nada, pero últimamente su autocontrol no era demasiado y no descartaba que se hubiera metido en algún tipo de pelea, aunque no le había visto con moratones cuya justificación desconociera. Seguramente sería periodista, no tenía mucha pinta de ser el abogado de algún interesado inversor o de alguien que quisiera financiación para desarrollar su tecnología en nuestras instalaciones.

- ¿Le apetece un te señor Smith?

Puede que aquel hombre no fuera de lo más educado, pero ella si, y una buena anfitriona siempre ofrecía algo a sus invitados, aunque estos se presentaran sin avisar haciendo preguntas extrañas.

¿Efusivo? Únicamente intentaba ser educado. Pero bah, tampoco le di mucha importancia al asunto. Mientras Astrid y el Sr Smith continuaban hablando yo escuchaba tranquilamente mientras continuaba mirando a través de la ventana. Desde allí podía verse parte de la ciudad, con una larga calle que se perdía en el horizonte. Coches y más coches la surcaban a toda velocidad. Era un sitio muchísimo más bullicioso que cualquiera de las ciudades europeas, y, tras comprobar el otro día mis dotes de surfero de cables con Sash aquel sitio podía ser genial para mí. Podría exprimir todo mi potencial muchísimo más, y la idea de surcar "La Gran Manzana" por las noches o el día con cables bajo mis pies me encantaba.

El hombre reveló que se trataba de un sheriff. Fuera del significado del oeste nunca había visto que se usase la palabra sheriff, y a juzgar por la falta de un sombrero de ala ancha y una estrella dorada supuse que tal vez sheriff fuese una especie de vigilante o algo por el estilo. ¿Los Vengadores? Me sonaba haber oído hablar de ellos alguna vez en la tele o en los periódicos, pero no tenía ni idea de qué eran. A juzgar por lo que dijo el hombre, debían ser alguna organización o grupo al cual pertenecía Tony. Bueno, ir a pedir ayuda a Tony no era en absoluto una mala idea. Estaba forrado y era un genio. Desde luego, alguien a quien quieres tener de tu parte.

- Por cierto chico, ¿tienes alguna relación con la mansión de Charles Xavier?

¿Cómo sabía quién era Xavier y su mansión de mutantes? Las alarmas de mi cuerpo saltaron de repente. Tal vez el tío este sabía mucho más de lo que yo había anticipado en un primer momento. Una parte de mí se sintió realmente estúpida por haber hablado sin pensar. Una vez más. Maldita sea, tenía que aprender a ser algo más discreto. Ahora entendía las palabras de Astrid algo mejor. Ya había dado más información de la necesaria de Tony, no quería hacer lo mismo con Xavier. Me había parecido una persona encantadora y amable, abierta a cualquier sugerencia o idea que tuvieses en mente. Puse cara de extrañado y respondí a Smith.

- ¿La mansión de Charles Xavier? No tengo ni idea de qué es eso... ¿Debería conocerla? Recuerde que yo no soy de aquí. La mitad de las cosas de las que están hablando no las he entendido.- Ya no iba a ser tan fácil sacarme información. Sólo esperaba que mi boca no me volviese a traicionar de nuevo.

Ignoró la pregunta del señor Smith a Planaria, a fin de cuentas, no era un asunto que la involucrara y prefería ser discreta y no meter las narices donde no la llamaban. Ignoraba porque había hecho semejante alusión, por lo que tenía entendido ese tal Charles Xavier tenía un colegio bastante exclusivo en una mansión, destinado para chicos con determinadas habilidades, suponía que para ayudarles en la comprensión y manejo de las mismas. Debía ser fantástico poseer alguna habilidad de esas, algo que te permitiera marcar la diferencia, hacer algo bueno, o simplemente que te facilitara la vida.

La secretaria de planta trajo una camarera con una tetera humeante, tres tazas, limón, azúcar y leche. No esperó a que la secretaria los sirviera, no terminaba de acostumbrarse a que hubiera gente que hiciera las cosas por ella, aunque Tony siempre insistía en que debía aceptar que era más importante que una simple física y dejarse tratar en consecuencia, y aunque había acabado pasando por el aro en el tema de Happy, que no le quitaba ojo de encima al Sheriff con el ceño fruncido, no consideraba que mereciera ningún tipo de trato especial. Cuando se hubo servido su taza de té con una rodaja de limón, y dos terrones de azúcar se puso seria. Aquel era un tema serio, y por supuesto no pensaba permitir que nada ni nadie hiciera daño a Tony y por extensión a sus compañeros, no era su niñera ni su protectora, de eso sabía que se encargaba SHIELD; pero era su novio y sus compañeros y amigos y todos habían sido amables con ella desde el principio, protegerles era lo mínimo que podía hacer por ellos.

- ¿Y puedo saber que villa es esa? ¿Que tipo de tratos le interesaría tener a su villa con los Vengadores? Son un grupo libre, no adscrito a ninguna ciudad, ni país ni organización política, espero que cuente con eso, señor Smith. Planaria, la masión de Charles Xavier es un edificio a las afueras, un colegio privado para niños con habilidades, bastante prestigioso, tiene una media académica muy buena.

Había algo en todo eso que le sonaba extraño, no es que desconfiara de sus intenciones, perfectamente podría estar realmente interesado en mantener algún tipo de relación con los Vengadores, aunque no comprendía que podía querer una villa, y por definición un asentamiento pequeño de un grupo tan grande y poderoso como los Vengadores, pero claro, todo tipo de cosas extrañas habían pasado desde el incidente que había hecho aparecer ciudades donde antes no estaban, portales que no deberían existir aparecían y desaparecían continuamente y todo tipo de seres, gente con poderes y demás cosas extrañas no habían parado de aparecer, quizás cerca de su villa hubiera alguno de esos portales, aún así no parecía ser alguien que estuviera pidiendo ayuda, sino negociando, investigando, y eso era extraño. No pensaba dejar que aquel hombre se acercara a ningún miembro de los Vengadores hasta que comprobara que sus intenciones eran buenas. No era suspicaz por naturaleza, pero al lado de Tony había aprendido que muchas veces las cosas no eran lo que parecían y sobre todo si tenían relación con él, así que como esto solicitaba relacionarse con él, sería todo lo suspicaz que tendría que ser.

- También debería saber que lo que las revistas cuentan no siempre se ajusta a la realidad, en muchas ocasiones ni siquiera se parece. ¿Que es exactamente lo que les ha llamado la atención de todo lo que se ha dicho en la prensa?

Genial, lo que me faltaba... El tal Sr Smith no se había tragado lo de la mansión. Sabía que conocía su existencia. Mentir ya se me daba mal de por si, pero si encima me pillaban la cosa no podía ir peor. Sentí como los colores empezaron a subirme por el cuerpo hasta la cara. Me ardía a la par que se me tornaba ligeramente roja. Miré hacia Astrid intentando no sentir la mirada del otro tío, pero finalmente cedí. No me gustaba nada mentir, y si me había pillado no podía hacer nada. Tal vez fuese buena gente. En cualquier caso Astrid ya había dicho lo que era la mansión.

- Bueno, puede que no haya sido del todo honesto. Estuve el otro día en la mansión, pero realmente no sé muy bien cuál es la función. Sé que el director es Charles Xavier y que es una especie de colegio para superdotados. No sé mucho más.- Y me apoyé todo o tranquilamente que pude en el respaldo de la silla. Sabía más de la mansión, pero no quería desvelar más de lo que Astrid había dicho. Sólo esperaba que el tal Sr Smith no me leyese la mente, o entonces iba a tener un problema serio. Odiaba mentir, y se me daba fatal además.

Seguí escuchando en silencio a la pareja hablar. Según parecía el tal Smith provenía de un pueblo o una villa que antes no estaba. Me explico, con el choque de universos muchas ciudades y demás aparecieron en nuestro mundo. Por cómo hablaba él provenía de una de esos lugares. Sólo quería proteger a esta de cualquier ataque. Era muy loable. Sin embargo, la gente sabía que Los Vengadores eran héroes que salvaban al mundo y demás. Yo había conocido a Xavier y sus Xmen, otros que también se dedicaban a salvar el mundo o al menos cuidarlo de la amenaza de otros mutantes.

Su pregunta final fue la que me hizo darme cuenta de que en el fondo era buena gente que sólo trataba de proteger a los suyos. A mí me pillaba muy lejos Nueva York, pero me habría encantado ofrecerle mi ayuda. Todo el tema de ser un héroe y las responsabilidades me gustaba. Durante años sólo hemos luchado contra atracadores de poca monta y algún que otro mutante o ser con poderes allí en Europa. Pero desde hacía tiempo, y especialmente desde el choque de universos y que conociese a Xavier mis ganas de ayudar y colaborar con todo aquel que pudiese habían aumentado enormemente. Tal vez le hablase a Xavier de este tío. Él tenía pinta de saber muchas cosas y quizá no conociese a este hombre todavía y pudiese ofrecerle su ayuda. Di un sorbo al té y seguí escuchando. No era muy de té, la verdad. Habría preferido café, pero bueno, a caballo regalado no le mires el diente. Sonreí a Astrid y le agradecí la bebida con un asentimiento de cabeza.

No pudo evitar sorprenderse cuando le dijo que Planaria estaba mintiendo. ¿Planaria Glámez mintiendo? Eso era nuevo, por lo que sabía, hasta el momento nunca lo había hecho, que empezara ahora era cuanto menos preocupante, pero sus motivos tendría y no era ni el momento ni el lugar para empezar a discutirlos. Pegó otro sorbo a su taza de té mientras el señor Smith seguía hablando, era cauteloso, desde luego, procuraba dar la mínima información posible y sacar el máximo a cambio, y quizás no era la persona más avispada del mundo, pero era inteligente y en lo que se refería a Tony Stark hacía acopio de todo lo que tuviera para protegerlo, sabía que en su pasado había habido personas que se habían aprovechado de su buena voluntad para hacerle daño, y ella no iba a permitir que eso volviera a suceder.

- No puedo hablar por todo el mundo, Nueva York es una ciudad muy grande, y hay gente que dejaría el pastel enfriando en la ventana si no hubiera gente que se lo robaria, y eso es algo de lo que seguramente ya se haya dado cuenta. Los Vengadores, operan sobre todo en Estados Unidos ya que es el lugar de residencia de sus miembros, si lo que está buscando es algún tipo de pasado oscuro en ellos, seguramente lo encuentre, son héroes, pero también son humanos y han cometido errores, como supongo que también lo habrá hecho la gente de su villa, si no, no necesitarían un Sheriff. Mi consejo es que no se fíe demasiado de la prensa sensacionalista, tiende a no ajustarse demasiado a la realidad en sus artículos. Por supuesto que en nombre de Tony Stark le agradezco su visita, y su pregunta, pero la mía es: ¿Hay algún motivo por el que los Vengadores puedan considerar a su villa como una amenaza?

Si había ido a ver a Tony porque le preocupaba aquel asunto a ella le preocupaba el contrario. ¿Tenían los Vengadores algo que temer de la aldea que el señor Smith tanto se afanaba en proteger? Si no era así entonces él no tendría nada que temer del grupo que Tony y Steve tan bien capitaneaban. En caso contrario, suponía que lo mejor iba a ser tenerlo vigilados, pero eso seguramente sería algo de lo que SHIELD querría encargarse. Tendría que hablar aquel asunto con Natasha...

"La madre de Dios..." pensé tras las palabras del señor Smith. No sé cómo habría reaccionado si hubiese sido yo Astrid. Este tío parecía que tenía un palo metido en el culo la verdad. Sorbí el té lentamente sin dejar de mirar a ellos dos. Me sentí totalmente fuera de lugar. Yo venía del centro de Europa y acababa de hablar con Xavier sobre ayudarle a él en sus misiones y sus X-men, pero no dejaba de ser un hombre inglés en Nueva York... Bueno, un ginebrino en Nueva York más bien. Todas esas cosas me quedaban grandes, al menos en ese momento. Y tras las palabras del hombre este decidí no abrir más la boca a menos que volviese a hablarme de ello. Después de todo, sus últimas palabras fueron más amistosas de lo que realmente parecían. Su forma de hablar podía ser ruda y algo borde, pero había preguntado si su villa podía estar entre los protegidos de "Los Vengadores".

No negaré que me sorprendió la advertencia que le dio a la rubia. Yo únicamente conocía a Tony de Los Vengadores, pero sabía que había más. Estaba el Capitán América que según había oído era muy fuerte, y durante un tiempo también estuvo ese tal Hulk, la masa enorme de color verde. Ese era extremadamente fuerte e inestable, y que este Smith dijo que se enfrentaría él sólo a todos ellos sin mostrar ningún tipo de miedo. En ese momento pensé dos cosas: o este tío se estaba tirando el farol, o era muchísimo más poderoso de lo que se veía a simple vista. Quién sabe, tal vez fuese un mutante o un ser con unos poderes estratosféricos. Después de todo, muchas veces eran sencillos de ocultar esos poderes. Yo era un ejemplo palpable. A menos que me pusiese a disparar rayos por doquier o me pegases un tiro era un simple chaval de 24 años. Pasaría totalmente desapercibido. Entonces me asaltó otra pregunta. ¿Sería un héroe o un villano? No todo el mundo era así, blanco o negro, pero suelen tender a aprovecharse de sus poderes o a usarlos para buenos fines. A juzgar por sus palabras acerca de la villa y que quería protegerla supuse que tendía más hacia el bando de los buenos por así decirlo.

Dejé la taza apoyada en mis rodillas y me limité a mirar a Astrid para ver qué contaba. Si el señor Smith volvía a preguntarme algo le diría la verdad. Prefería decirla aunque me metiese en problemas. Además, todo el mundo conocía a Xavier. No era una persona que viviese en el anonimato. De hecho, me parecía difícil pensar en que hubiese gente capaz de querer dañar al profesor. Era un hombre realmente admirable. Además, Smith quería hablar con Tony, alguien mucho más inestable por así decirlo que Xavier, y si había ido en plan tranquilo a verle no había razón para dirigirse a la mansión queriendo destruirla o algo por el estilo. Quién sabe, podría ser incluso que ya hubiese estado allí. Después de todo, parecía conocer la mansión.

No entendía a que venía tanto jaleo, lo único que había dicho es que si su villa no daba motivos para ser un problema, no lo serían. Y sin ton ni son se había puesto a amenazarme, a amenazar a los Vengadores, amén de lo que le había dicho a Plana, que podía ser cierto, pero desde luego no había sido muy educado. No parecía serlo, de todos modos, lo había demostrado con Planaria y conmigo y eso no era algo que a los ingleses nos sentara muy bien.

Estaba asustada, como para no estarlo, un tipo con cara de mala leche había amenazado con destruirnos y eso me indicaba que o bien era demasiado fuerte como para tener a los Vengadores o estaba demasiado loco como para temerlos y ninguna de las dos opciones me gustaba demasiado. La fuerza sin una buena conciencia detrás acababa sirviendo a propósitos malvados y egoístas y la fuerza, de cualquier tipo, junto con la locura siempre era una combinación demasiado peligrosa y caótica como para no tenerla en cuenta. Quizás lo mejor sería empezar por aclarar el malentendido que se había creado, no fuera que decidiera arrancarme la cabeza ahí mismo y Happy no fuera a llegar a tiempo para evitarlo.

- Lo que le he dicho antes y le vuelvo a repetir, es que si su villa no da problemas y motivos para que los Vengadores la consideren una amenaza no habrá ningún problema en que sean aceptados como cualquier otra villa. Y sin necesidad de amenazarme como acaba de hacer; si de verdad quiere empezar con buen pie con Tony Stark y que le escuche con buena disposición a colaborar, ese no es un movimiento demasiado inteligente, señor Smith.

Aun así lo mejor que podíamos hacer para asegurarnos completamente que aquella villa no fuera a dar problemas era poner los servicios de Industrias Stark a investigar, o pedírselo a SHIELD, quizás a ellos les interesara el asunto, y era más ético que usar recursos privados de la empresa para algo que no tenía que ver con ella. Miré a Planaria para indicarle que lo mejor que podía hacer era guardar silencio con respecto a lo que allí se había dicho, afortunadamente Happy estaba al otro lado de las puertas y no se enteraba de los detalles de la conversación; a Tony no iba a hacerle ninguna gracia enterarse de que un visitante inesperado que exige verle me amenaza en su ausencia, se volvería loco, y como había dicho antes, fuerza y locura no eran una combinación recomendable. Prefería ser razonable y guardar silencio a que Tony se enterara y se pensaba si serlo o no.

La situación se había vuelto algo más tensa de lo que ya estaba. Mi sensación era de que Astrid no quería soltar prenda de Tony ni los Vengadores, y el señor Smith estaba dispuesto a sacar la información que necesitase aunque tuviese que tomársela por la fuerza. Esperaba que no llegase ese momento. Me había enfrentado a cosas muy terribles y sanguinarias, como el gigantesco kraken hacía unas semanas en Inglaterra, o toda clase de asesinos con poderes o ganas de volar por los aires una ciudad. Estaba curado de espanto hasta cierto punto. Sin embargo, no sabía muy bien por qué, aquel tío tenía un algo que me desconcertaba y mucho. No sabía si era bueno o no, pero guardaba más de lo que mostraba. La mosca de detrás de la oreja se me había convertido en un helicóptero Apache pidiendo aterrizaje. Astrid no era más que una humana, y no recordaba que tuviese ningún conocimiento de artes marciales o nada por el estilo, de manera que si la cosa se volvía tensa tendría que enfrentarme yo. Le sonreí cuando me miró e intenté parecer lo más normal del mundo.

El hombre se levantó aparentemente cansado de una charla que no llevaba a ningún lado. Viéndolo desde fuera me recordó a los típicos documentales de animales donde dos machos exhiben sus colores y ninguno de ellos está dispuesto a admitir la derrota (derrota que por cierto yo seguía sin ver, pero tenía la sensación de que Smith estaba deseando resolver las cosas cuanto antes). Entonces olió a Astrid. Aquello me dejó un poco descolocado. Me recordó a mi última aventura en Nueva York, donde conocí a un hombre un poco extraño. Se llamaba Sloan. Olisqueó a Cels de arriba a abajo, y aunque la situación había sido de lo más raro, luego demostró ser un tío bastante normal, si esa era la mejor palabra para definir a alguien así. Sus palabras demostraron que se había dado cuenta de la relación que existía entre Astrid y Tony. ¿Por una revista y oliendo a la rubia? Levanté ligeramente una ceja. ¿Cómo era alguien capaz de identificar relaciones o algo por el estilo con el olfato? ¡Ni que fuera un perro sabueso de esos! No pude evitar reírme para mis adentros pensando en el señor Smith como un gigantesco perro, quitándose repentinamente la cara y dejando a la vista un alargado morro babeante. ¿Te lo imaginas? Negué con la cabeza. Menudas tonterías pensaba de vez en cuando.

No sé por qué, una parte de mí deseaba ver a este tío hablando con Tony. Estaba en tensión y no me apetecía nada enfrentarme al pollo este, pero ya me había quedado con la intriga de saber qué pasaba. No soy cotilla, para nada, pero quería saber qué iba a pasar al final con los vengadores y el señor Smith.