Mariscos gigantescos (Libre)

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Habian pasado unos cuantos dias desde el choque de dimensiones, dias llenos de caos vial, caos en las calles, miedo, portales y destruccion. Los terremotos y sus replicas destruian todo a su paso, incendios, inundaciones, tormentas. El mundo estaba patas arriba, y todo estaba chocando mientras salian personas que nunca habia visto. En estos cinco casi no habiamos podido dormir, ni siquiera parar a comer algo, hemos trabajado sobre la marcha tratando de encontrarnos los unos a los otros, esperando que nadie de la Liga haya salido mal herido. Por los dioses, esperaba que esto acabara pronto.

No paraba de recibir alertas de la Atalaya enviandome mensajes, distintos lugares del mundo al que ir, lugares donde habia gente sufriendo que no podia salvar. Me sentia impotente, pero tenia que luchar para detener todo este caos. Era mi obligacion. Levante mis brazos, y me eleve en vuelo. La siguiente señal en orden de prioridad era en Inglaterra. Por suerte, no me quedaba tan lejos, quizas, una hora o dos de viaje. El Jet invisible estaba en una torre, y tan pronto como llegue a el, comence a volar directo al pais de la Reina Isabel.

-Vamos, vamos. Esto puede ser grave.

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Las playas estaban agitadas, el mar y las tormentas no paraban de embatir las playas de Weymouth, en la Bahia del mismo nombre. Desde que la colision de mundos ocurrio, toda la gente huyo con sus familias, y aunque habia muchos muertos, la ciudad de Weymouth se mantenia lo mas tranquila posible, mientras la policia hacia todo para tranquilizar a las personas y luchar contra las amenazas que surgian, nadie pudo evitar sentir terror al ver la monstruosidad que salia del mar y colocaba sus tentaculos sobre la arena.




¡El Kraken! La mayor bestia marina, una de las mas terribles, un ser horroso de tamaño impresionante que movia sus tentaculos en la arena, ocupando lo que cinco camiones apilados uno sobre otro. Que terrible situacion era, y lo peor era que las personas, tan asustadas como lo estaria cualquiera, no podian hacer mucho. Los oficiales comenzaron a gritar, disparando inutilmente contra la bestia, despidiendo un olor a pulpo que hacia vomitar hasta el estomago mas fuerte. No paso mucho tiempo hasta que uno de los gigantescos tentaculos de la bestia aplasto dos coches-patrulla y mato a varios oficiales ingleses. Sin duda, eliminar a esa... cosa, seria una labor dificil.  

FdR: Cualquier persona que este en Europa puede participar Si alguien quiere añadir algo, me puede avisar por mp.

Spoiler:

Weymouth, Inglaterra. Un pequeño pueblecito de pescadores en la costa sur. Nunca había estado allí. De hecho, nunca había viajado a Inglaterra antes. La mayoría de mis viajes habían sido dentro del continente físico: Francia, Austria, Alemania, Suiza, Italia, España... Pero no había viajado nunca a las islas. Tras todo el jaleo de Munich decidí viajar a Inglaterra antes de ir a Nueva York a por los X-men. Recordaba que Astrid, la chica rubia que conocí hacía casi un año en mi querida Ginebra era inglesa, pero no vivía allí. Habría sido un buen momento para visitarla. Pero iba con algo de prisa y pretendía estar lo menos posible. Buscaba un pequeño fragmento del dichoso metal. En teoría era imposible encontrarlo en la naturaleza, pero mi pequeño satélite había encontrado lo que parecía rastro de una radiación. Tal vez había caído un meteorito o algo. Fuera como fuese, ya estaba de camino para ver qué podía ser.

Desde la pequeña isla de Jersey, en Francia, un barco zarpaba hasta el pequeño pueblecito inglés. Por regla general evitaba los barcos. Algo metálico que flotaba en el agua no podía ser bueno, al menos no conmigo de por medio. Una mala virada, una ola más grande de lo normal, y se acabó el barco, la tripulación y yo mismo. Preferí no pensar en ello, no tenía ninguna gana de morir todavía y menos por que un barco volcase. Al cabo de un par de horas ya estaba allí en el pequeño pueblo.

Era la una pasada y la gente comenzaba a reunirse en las cafeterías y los bares para comer y relajarse una hora antes de volver a sus quehaceres. Alguna fábrica al horizonte cubría el cielo con una columna de humo. La gente saludaba cortesmente al pasar, levantando ligeramente sus sombreros los que lo llevaban. Algunos barcos pesqueros atracaban con cuidado, y enormes redes con toneladas de pescado se amontonaban en los muelles. Los olores de mar y hierba se mezclaban en el ambiente. Si de mí hubiese dependido, me habría puesto un jersey de cuello alto con rayas, una chaqueta azul marino y una pipa en la boca, mientras llevaba al hombro un enorme saco con mejillones o algo por el estilo. Desde luego, ese pequeño pueblo parecía sacado de otra época. Agité la cabeza y sonreí para mí mismo mientras bajaba del pequeño ferry y me lanzaba a las calles adoquinadas. Miré el reloj. La una y cuarto. Lo mejor sería que buscase un sitio donde comer algo antes de alquilar una moto o algo por el estilo para dirigirme al sitio donde podía estar el dichoso metal.

Todo sucedió muy rápido. Escuché el agua del mar borbotear como si fuese una gigantesca olla a presión. Algunos curiosos se asomaban desde el paseo que rodeaba la playa. Un par de gritos. Seguramente la marea estaba subiendo o había un gran banco de atunes cerca de la orilla. Incluso puede que una ballena. No era una ballena, pero casi. Un pulpo de dimensiones colosales dejó caer sus enormes tentáculos contra la arena y el paseo. Fue como un trueno que anuncia la tormenta que está al caer. La gente comenzó a huir despavorida en todas direcciones mientras gritaba y empujaba. Varios coches de policía llegaron al paseo a toda velocidad y los agentes descargaban sus pistolas contra la gigantesca criatura. Esta profirió un ensordecedor berrido y descargó el peso de otro de sus tentáculos contra un coche patrulla, reduciéndolo a una lata de conservas. Un par de agentes cayeron al suelo por el impacto del tentáculo. Miré hacia arriba para ver como otro gigantesco tentáculo se dirigía a toda velocidad hacia nosotros, cubriendo el sol. No tenía mucho tiempo para pensar así que decidí actuar sin importarme lo que pasase. Mis brazos se cubrieron con rayos que salían de mi pecho y descargué un enorme rayo contra el tentáculo que caía hacia nosotros. El impacto lo frenó haciendo que el monstruoso pulpo rugiese con fuerza. A toda prisa me dirigí al agente más cercano a mí y le ayudé a levantarse.

- Tienen que salir de aquí, ¡vamos! ¡Desalojen la playa y las zonas colindantes! Este monstruo no tiene pinta de que vaya a parar así que será mejor salvar a todos los que podamos... ¡Venga!- Los agentes se habían quedado algo patidifusos al verme usar mis poderes, pero no había tiempo que perder. Les apremié para que sacasen a los más rezagados de la playa y el paseo.- Les daré todo el tiempo que pueda. Y, quien sabe, lo mismo comemos pulpo hoy.- Y llenándome de nuevo los brazos de rayos azules salté a la arena para enfrentarme a esa gigantesca criatura proveniente de la más profunda grieta del océano. Grande y mojado. No podía habérmelo puesto más fácil.

Weymouth, aquel nombre tenía una fonética extraña, familiar... le recordaba a algo. Pero para Wade aquel pueblecito costero era pequeño agujero inmundo, y muy rústico, en el que no se le perdía nada. Entonces, claro, se preguntaba que hacía allí exactamente. Trató de recordar, había olvidado algo clave.

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Eran la una del mediodía en las Vegas. Como había llegado allí era una historia digna de contar otro día, las reglas prohibían hacer flashbacks dentro de otros flashbacks o todo acabaría pareciendo un episodio de Como conocí a vuestra madre. Cuando el resto de personas sin un turno de noche que cubrir estaban comiendo él acababa de despertarse en una suite de lujo en uno de esos hoteles que junto a los mini golf compiten por tener las mejores reproducciones de edificios emblemáticos de todo el mundo. La tele llevaba horas encendida sin sonido. Las películas de serie Z y los anuncios de teletienda de la madrugada anterior habían dado paso a las noticias de la mañana. En aquel momento un molusco gigante arrasaba la costa sur de Reino Unido sin pena ni gloria. Wade observó la pantalla como quien veía nevar en Siberia. Su primer pensamiento era que Sci fi tenía que empezar a gastar más dinero en efectos especiales de sus producciones. Había comenzado a asearse cuando empezó a sonar el teléfono. No pilló la llamada hasta que encontró y se puso su máscara.

- Hola, los Cazafantasmas ... Sí, por supuesto...

Wade miró mejor el noticiario.

- No es mi especialidad. Pero somos discretos... La mitad por adelantado.

Aquel no era el típico encargo pero parece que le habían conseguido un cliente pudiente que quería un trabajo rápido, efectivo y sin dilemas morales. Cuando colgó terminó de arreglarse tras buscar la ropa apropiada.

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Allí estaba, con un chubasquero amarillo debajo de su traje rojo y negro, una teleportación después. No había encontrado ningún arpón de dos metros de largo y no había habido suerte con el garfio pero creía que venía preparado. Prescindió de la barba falsa por comodidad. Entonces lo recordó.



Aquello le había dejado todo más claro. Ignorando deliberadamente a los transeuntes huyendo aterrorizados el mercenario continuó su paseo hacia el puerto. Un día de aquellos iba a olvidarse la cabeza en casa.

Para Violeta, Europa era el sitio más aburrido de la historia para hacer cualquier tipo de actividad. Después de todo lo que había pasado el último año sus padres habían comenzado a darle más libertad. Solían irse de vacaciones en esa época del año; planeaban un itinerario y luego a veces lo cambiaban, quedándose más tiempo en el sitio que mejor les pareciera, y esa vez ella no estuvo de acuerdo en quedarse de nuevo en Italia.

Sus padres amaban la zona mediterránea, la cultura, la gastronomía; Violet amaba el frío del Norte. Solía tener estampillas, folletos y cosas de Inglaterra pegadas en la pared de su habitación; un gran póster de la Torre del Reloj junto a la Torre Eiffel...junto a otros monumentos importantes.

Deseaba libertad esa vez. Se había llevado a Wanda con ella para que le hiciera compañía, y en ese momento estaba sentada a su lado mientras se tomaba un capuccino en un bar cerca de la playa. Era extraño; sentía el olor a salado, el sol, y aún así sentía también la necesidad de llevar el cardigan.

Y se sintió bien esa vez, acariciando a su perra mientras se decía que era tan desconocida en ese sitio como las personas lo eran para ella. Una mujer pasó con otro perro frente a ellas. Tenía una expresión graciosa, era regordete y parecía que le costaba respirar. ¿Cómo se sentiría ella en un cuerpo así? Wanda era un pastor alemán; atlética y esbelta, y las pocas veces y el poco tiempo que había sido ella también se había sentido libre...

Suspiró, levantándose mientras se apartaba el pelo del hombro, y tomó la correa después de pagar lo que se había tomado. Tenía previsto visitas varios sitios más antes de volver a Italia con sus padres.

Wanda se crispó, gruñendo, y ella giró el rostro para haber que ocurría. La perra miraba en dirección a la playa, y Violet siguió el curso de la mirada solo para darse cuenta del panorama.

Se quedó boquiabierta.

Como en una imagen de King Kong en los años treinta, la gente corría despavorida huyendo de algo que ella no lograba ver con claridad. Su atención se vio desviada cuando Wanda empezó a correr, tirando bruscamente de ella y llevando la correa casi a volandas.

- Wanda, ¡no! - Su voz se vio ahogada por los gritos de las personas que huían, y entonces lo vio.

El enorme...¿pulpo? se alzaba majestuosamente desde el agua, y comprendió por qué la gente tenía miedo. Ella podría; darse la vuelta y volver era muy fácil, pero Wanda había seguido corriendo para detenerse a unos metros del monstruo y empezar a ladrarle estrepitosamente.

-¡Wanda, ya basta!- Gritó, tratando de tomar de nuevo la correa - ¡Vuelve aquí! ¡Wanda!

No todos los días se tenia suerte, todo el mundo sabia eso y Säde no era la excepción pero aquella vez las cosas estaban pasándose un poco de la raya.

Al principio todo iba de una manera mas o menos normal, de echo iba hasta bien.Todo aquel asunto de la colisión de las dimensiones habría sido muy traumatico para el mundo y todo eso con la de cosas raras que habían pasado pero para el sin embargo le había supuesto la apertura de un nuevo mundo de oportunidades, mas ciudades, mas potenciales clientes, mas problemas(Lo que suponía mas gente que podría requerir de un mercenario) También la desestructuracion de zonas de influencia y perdida de contactos daba miedo a mas de uno de su profesión, novatos de pacotilla en la opinión del rubio.

Y era eso lo que le había llevado a Weymouth, una pequeña ciudad en la que no parecía haber nada de interés al menos para la mayoría de la gente... que no para el. En aquel pueblo se escondía una persona que, según su cliente te había robado cierto objeto que ahora el quería recuperar. Säde no sabia realmente nada del objeto nada mas de que tenia la forma de una pequeña caja metálica pero tampoco necesitaba saber mas para recuperarlo así que tras obtener la informacion sobre su localización se puso en marcha a aquel punto de Ingaterra.

Una vez allí todo parecía ir bien, la ciudad no estaba en exceso poblada y no tardo demasiado en encontrar a su objetivo. Repaso mentalmente lo que le había dicho su contratante, en resumen podía hacer lo que le diera la santa gana con el ladrón con tal de que consiguiera el objeto, no obstante mientras se preparaba para dar un buen susto al tipo... Se acabo la buena suerte

Un ruido procedente del agua le hizo voltearse de inmediato y el espectáculo que observo no fue algo precisamente común... de echo había visto cosas extrañas en su vida pero nada tan extraño como aquella bestia que de echo se le hacia conocida ¿Aquello era un kraken? ¿Seriamente? Conocía las leyendas y el bicho concordaba con la imagen tradicional del kraken, claro con la pequeña diferencia de que suponía que la criatura mitológica no existía y aquel bicho que tenia delante era de todo menos ficticio. Por no hablar de que su presencia ponía un serio obstáculo en su misión.

Rápidamente el mercenario se giro hacia su objetivo, pero antes que pudiera alcanzarle y sacarle de allí escucho un silbido por el rabillo del ojo, en ese momento tuvo que dar las gracias a su velocidad de reacción acelerada porque sin ella no podría haber esquivado el tentáculo que el kraken dejo caer sobre el ni contraatacar lanzando una potente descarga para disuadir al condenado cefalópodo lo que provoco una lluvia de tentáculos enfurecidos que tuvo que esquivar saltando al interior de un edificio.

Una vez allí el mutante paso rápidamente revista a su situación, había perdido a su presa en la confusión y no tenia ni la mas remota idea de donde encontrarle en medio del caos que aquel bicho había provocado, a lo mejor volvía cuando el kraken desapareciera que era cuestión de tiempo ya que tarde o temprano aparecería un héroe a quitarle de en medio. Pero el mercenario no tenia la paciencia para estar esperando quieto, tenia prisa y sinceramente tenia bastantes ganas de patear el culo de aquel condenado monstruo que le acababa de arruinar su contrato, todo esto junto llevaba a una clara conclusión.

Había llegado el momento de que kimalta hiciera su aparición. Rápidamente saco la gabardina y la mascara de la bolsa de deportes que cargaba, así como las pistolas y su demás equipamiento. Tras cambiarse subió al techo del edificio y decidió echar un vistazo antes de actuar.

Al parecer varias personas ya se estaban enfrentando al monstruo, puede que fuera por interés o por heroísmo aunque eso no le importaba demasiado al mercenario, menos trabajo para el y mas facilidades al fin y al cabo. El mercenario suspiro con exasperación, el bicho parecía duro y no le iban a pagar por ello pero bueno, a lo mejor le servia para divertirse un rato intentando pensar en positivo.

Kimalta descendió rápidamente hasta la playa, delante del monstruo mientras analizaba su estrategia. Las pistolas no le servirían para nada así que no se molesto en sacarlas, trataría de entrar en la orilla y freírlo con electricidad y si no resultaba le dispararía a toda potencia con el railgun, aunque intentaría no llegar a aquello si podía evitarlo.

El mercenario puso finalmente los pies en la playa y se lanzo a correr directo hacia el kraken, confiaba en su habilidad para llegar a la orilla a salvo, bueno en su habilidad y en sus nanomaquinas si la habilidad resultaba insuficiente, otra cosa a la que prefería no llegar

El fin del mundo, colisión de dimensiones, de mundos, caos, muerte, destrucción... Bla bla bla... Aburrido. No iba a contarse a sí misma el cuento que ya conocía de sobra, había aceptado un trabajo, bajo unas condiciones de mierda después de que un secretariucho del tres al cuarto al que de buena gana le daría una patada en el culo para sacarle toda esa pomposidad de golpe, le hubiera gritado, a ella. No la llamaban el ángel de la muerte por nada... aunque era un apodo un tanto exagerado, el caso es que un alarmado reportero de noticias había interrumpido su gin-tonic.

Tenía que ir, cosas de trabajo, lo había prometido y esas cosas, así que dibujó con sal en su salón un círculo de teleportación sencillo y tras activar el conjuro llegó al pueblo, junto a la playa, y lo primero que vió fue un enorme calamar. ENORME. Y un perro ladrándole delante, un perro que no apreciaba su vida lo suficiente, a juzgar por la furia de los ladridos, se acercó hasta él con paso tranquilo y el ceño fruncido por la peste a pulpo putrefacto que emanaba aquel bicho, agarró al perro de la correa y tirando se lo llevó hasta la que parecía ser su dueña, a juzgar por los gritos que estaba pegando.

- Sujeta bien a tu perro si no quieres que acabe convertido en aperitivo para el Kraken.

Hacía siglos que no veía uno, pero la verdad, era una de esas cosas a las que nunca te acostumbrabas, grande, feo como un pie, apestoso... Nunca había probado el kraken, pero estaba dispuesta a poner en acción sus artes culinarias y brasearlo vuelta y vuelta a ver que sabía con un poco de pimentón encima. Sólo esperaba que no supiera tan mal como olía, porque entonces menudo desperdicio de pulpo...

Después de dejar el perro a buen recaudo se encaminó hacia la playa, había un pulpo que estaba pidiendo a gritos, nunca mejor dicho por el ruido que estaba haciendo, que alguien lo troceara y lo pusiera en una parrilla, y teniendo en cuenta las condiciones que había aceptado para que le levantaran su exilio, parecía que iba a ser ella quien lo cocinara en su punto.

El vuelo en el Jet fue rapido, mas de lo que estaba acostumbrada. Tuve que soportar turbulencias y maniobrar la nave con gran habilidad para no caerme, hasta que el mapa me indicaba que ya estaba muy cerca de Weymouth. Al estar a cinco minutos del objetivo, configure el piloto automatico y le indique a la nave una ruta de vuelo para ayudarme en caso de que fuera necesario, rodeando la costa.

Abri la puerta del Jet mientras el viento golpeaba mi cara y salte, volando directo hacia la amenaza. Estaba cansada, pero tenia que esforzarme lo suficiente para detener a este enemigo. Volaba a toda velocidad cuando vi personas en la playa, peleando contra el Kraken. ¡Heroes! No reconoci a ninguno, todos parecian mas distintos que el anterior, pero me onorgullecia ver que habia personas luchando por salvar su vida.

Me acerque volando y vi como el Kraken se echaba hacia atras, molesto. Los ultimos ataques electricos le estaban hiriendo, pero no lo eliminaban. Tuvo que retroceder, y de pronto, levanto cuatro de sus tentaculos gigantescos. Eran asombrosos, cubrian el cielo y la luz solar que caia sobre la costa. Era un espectaculo terrible, pero si me detenia a admirarlo, no habria podido reaccionar. Los cuatro tentaculos bajaron con gran rapidez, uno sobre una señorita rubia que hablaba con otra mujer de pelo... ¿Violeta? Que extrañas son las humanas.

Los otros tres intentaban atacar a los coches patrullas y a un hombre que parecia emanar rayos de tormenta. ¡Debe ser alguno de los tantos hijos de Zeus! Tengo que luchar junto a el, los dioses nos ayudaran si yo colaboro con sus hijos. Al acercarme mas vi que era Planaria, el alegre jovencito que conoci en Themyscira. ¡Tengo que ayudarlo!

Emprendi vuelo a gran velocidad y con toda mi fuerza detuve muy cerca de la arena el tentaculo que queria aplastar a las dos mujeres, pujando con fuerza para impedir que tambien me aplastara a mi.

-¡Va... vamos! ¡Fuera de aqui! -Seguia sosteniendo el tentaculo, intentando levantarlo en el lado contrario para intentar hacer que toda la fuerza se regresara contra el gigantesco ser del mar. Casi sentia que no podia lograrlo, hasta que, tras mucho esfuerzo en mis hombros, pude hacer retroceder a esa bestia.

Tras eso, desenvaine mi espada y la tome con la mano derecha, mientras con la izquierda tomaba mi lazo de la verdad. Esta vez, todos salvariamos el dia,

Tenía los brazos estirados hacia adelante. No saqué "el catalizador" ya que mi batalla era a distancia y no cuerpo a cuerpo. Vigilaba la punta de los tentáculos, y cada vez que uno se acercaba hacia el suelo disparaba una potente descarga para frenarlo. Poco a poco, fui ganando terreno por la playa. Ya me encontraba a pocos metros del gigantesco y apestoso cuerpo.

Comenzaron a ocurrir cosas a toda velocidad y sin que apenas pudiese hacer nada. Repentinamente escuché algo más que los disparos lejanos de la policía, el sonido del agua removerse y los sonidos guturales de la inmensa criatura. Escuché ladridos, muy cercanos de hecho. Me giré para ver un pastor alemán a pocos metros de mí ladrando y gruñendo al kraken.

- ¡Eh! ¡Chucho! ¡Fuera, vamos vete!- Moví la mano indicándole que se marchase, en vano. No tenía ni idea de cómo se llamaba ni de dónde había salido. El gigantesco pulpo no pareció percatarse de él, pero me acerqué de una carrera preparándome para intentar espantarlo. No podía dejar que le pasase nada malo al pobre animal. Antes siquiera de que lo alcanzase apareció una mujer rubia espectacular. Bella, con facciones fuertes. Cogió al perro y se lo llevó a una chica con el pelo ¿violeta? Era un color hipnótico. Desde Sash no había visto nada igual. La chica parecía algo preocupada mientras que la otra mujer era decidida, fuerte y con carácter, o esa fue la impresión que saqué.

Escuché al otro lado un sonido seco contra la arena. Me di la vuelta y vi a un chaval como de mi edad más o menos corriendo como un poseso en dirección al enorme monstruo. Corría muy rápido para ir por la arena, la cual dificultaba siempre los pasos, provocado por que los pies se hundiesen en la arena y se llenasen de esta misma. Intenté avisarle, advertirle del peligro del monstruo pero mis gritos quedaron silenciados por el fuerte sonido de lo que parecía un motor de avión. Miré al cielo pero allí no había nada. ¿Sería el ejército? El sonido era lejano, pero lo suficientemente fuerte como para identificarlo. Algunos jets del ejército debían estar dirigiéndose hacia el lugar. Mis brazos seguían llenos de pequeños rayos azules y seguía disparando contra el monstruo poderosos relámpagos que se estrellaban en su putrefacta carne, dejando una zona humeante y algunos rayos que recorrían su cuerpo hasta perderse. La potencia de mis disparos estaba siendo suficiente para alejar algunos tentáculos de la playa y el paseo.

Entonces uno de ellos cayó con una fuerza inmensa cerca de mí. Disparé con toda mi fuerza pero no conseguí frenarlo. Iba a aplastar a la chica del pelo violeta y a la rubia que había rescatado a su perro. Estiré la mano hacia ellas mientras soltaba un ahogado "¡Cuidado!". Pero el tentáculo no llegó a estrellarse contra el suelo. Allí, recortada contra la luz del sol, vi a una mujer sujetando con fuerza el gigantesco tentáculo. Sus largos cabellos morenos ondeaban al viento. Esa figura escultural extremadamente bella y espectacular, como un busto griego antiguo, reflejando lo que se podría entender como auténtica belleza física apareció de nuevo ante mis ojos. Apenas había pasado una semana pero la reconocí al instante mientras sacaba su látigo y una brillante espada.

- ¿Prin… princesa Diana?- No podía ser. ¿La princesa Diana, allí? Una enorme sonrisa recorrió mi rostro. La conocí en el choque de universos cuando atravesamos una fisura espacial y aterrizamos en Themyscira, su isla natal. Su carácter y fuerza eran increíbles, y conocerla había cambiado una parte de mí. Había leído acerca de las amazonas y su fuerza y tenacidad en las historias griegas. Pero ella era algo más. Un aura de seguridad y paz emanaba de ella, así como de fuerza y esperanza. Uno se sentía seguro luchando a su lado, y en cuanto la vi allí junto al grupo que nos habíamos congregado en la playa supe que acabaríamos con el monstruo sin problemas.

Cuando Wade alcanzó el paseo marítimo se apoyó sobre el borde del muro y sacó un catalejo para observar todo mejor. Puede que fuese innecesario para mirar al plato de marisco gigante, porque verse lo que era verse se veía bastante bien, pero cuando reparó en los combatientes en la orilla supo que había hecho una buena inversión en aquella tienda de todo a cien. Ajustó la lente y fue moviéndose con determinación entre el elenco de figuras que se había congregado en la playa.



La sonrisa del mercenario se agrandó con la llegada de la amazona. Con aquel reparto ya habían superado al remake de Furia de Titanes, el tío de los rayos parecía más hijo de Zeus que Sam Worthington con su rapado militar yanki y las dos amazonas estaban para mojar pan y no dejar gota, lastima no haber comprado palomitas en el super. Entonces reparó en el chico enmascarado y la sonrisa se tornó una mueca de desagrado.



Guardó el catalejo y desenfundó ambas pistolas. Tenían que tener una conversación "amistosa". Era una cuestión de principios entre mercenarios. Sin aguardar más desapareció en un súbito flash precedido por un *click* de la hebilla de su cinturón y reapareció entre el primo de Zoiberg y el rubio chiflado que se estaba cruzando la playa directo a este. Si no se detenía le detendría a tiros.

Cuando aquella mujer le le acercó a Wanda, Violet dejó de creer que vivía en una realidad simplemente impuesta por el ser humano. Quería captar detalles de aquella mujer, de ella y de los muchachos que se le acercaron a hablarle; de la impresionante figura femenina que salió de la nada...

Bueno, los superéroes habían sido parte de los cómics y las historias tradicionales toda la vida; no de la realidad. No de la suya.

Sostuvo con fuera la correa de Wanda al tenerla de nuevo, y la arrastró como pudo, logrando llegar a un poste y también amarrarla. Y mientras la perra ladraba; ¿qué podía hacer ella? Todo era demasiado alucinante, demasiado perfecto en cierta forma.

Sintió una especie de energía nueva recorrerla, y fue como si sus sentidos se alertaran de absolutamente todo lo que ocurría a su alrededor. Tal vez, se dijo; tal vez sus poderes podrían ayudar de alguna manera... Miró a su alrededor en busca de algo, y se quedó observando al muchacho que dejaba ir la electricidad como una cascada el agua...y tuvo una idea.

Alzó la mirada hacia los postes de la electricidad, y extendió las manos como por inercia. Podría copiar uno de esos; sería capaz de hacerlo y de esa manera, estando en el agua, quizá aquella bestia pudiera al menos salir herida...Entonces cerró los puños; la bestia salía herida, pero ella moriría de un chispazo.

Frunció levemente el ceño antes de empezar a acercarse; primero a paso lento, luego sus piernas se agilizaron al tiempo que se concentraba.

- ¡EH! - Su voz se alzó hacia el muchacho que soltaba rayos de electricidad; esperaba que su idea no fuera muy caótica.

Con un gesto de su mano, un cable de la luz comenzó a aparecer en la arena hasta pocos metro del kraken. No era difícil hacer aquello; copiar cosas había sido su habilidad por excelencia desde que recordaba haberse llamado diferente a sí misma por primera vez.

- ¡Clávaselo en uno de los tentáculos! - Añadió, sacando energías de no sabía ni donde.

No sabía tampoco qué harían los demás, no sabía si la mirarían como a una estúpida por una simple idea espontánea; no sabía nada además de que, en cierta forma, se sentía resurgir.

Al parecer la gente extraña se sucedía por allí, mujeres voladoras, un hombre que lanzaba rayos al parecer con una habilidad similar a la suya y quizá hubiera mas gente que no hubiera identificado. El rubio sonrió, aquello iba a ser bastante mas sencillo de lo que había pensado en un inicio.

En ese momento vio cuatro tentáculos diriguiendose contra el formando lo que parecía una verdadera pared, la cosa pintaba un poco complicada así que decidió dejar la electricidad fluir a mas velocidad por su cerebro y observo los tentáculos, dándose cuenta en un segundo que quedaba un hueco en el aparentemente impenetrable ataque. Encogió las piernas y salto entre medias de los tentáculos, cayendo indemne al otro lado y aturdiendo a  los tentáculos con un serie de descargas con las que les obsequio al tocarlos, claro que también acabo con un molesto pinchazo en la sien por acelerar de mas su cerebro pero aquello no quedaba muy bien así que el mercenario decidió ignorarlo.

Ya estaba a nada de la orilla y empezaba a anticipar la soberana descarga que se iba a llevar aquel maldito kraken cuando un resplandor apareció delante de el y con llevando una figura roja que parecía haberse teleportado delante suya, un momento aquella figura le resultaba familiar...

Si lo era, al parecer la figura roja no solo era deadpool si no que por su actitud y palabras debía tener un contrato que involucraba al bicharraco. Kimalta conocía la reputación de quien tenia delante y ademas en ese momento comprendía mejor que nadie lo que fastidia que alguien se meta en tus contratos, solo tenia que pensar en la soberana descarga que pretendía hacer comer al pulpo obeso en cuento tocara el agua. En conclusión todo parecía apuntar a que dialogar era la mejor opción.

¿Tu presa? Esto no es ningún contrato por mi parte, simplemente la alimaña esta me acaba de espantar una presa y eso me ha provocado un inexplicable impulso de cenar pulpo esta noche

Aquello parecía una fiesta, si el kraken estaba un poco espabilado, esa tarde se pondría las botas, y ella no podría recriminarle nada, ni sus hermanos a ella. ¿Que culpa tenía de que la mitad de ellos fueran tan estúpidos? Allí estaba esa mujer, la amazona protectora de América y el mundo y la humanidad y bla bla bla, dos tipos a los que no había visto en su vida y que parecían tener asuntos más importantes entre ellos que el Kraken, la imbécil del perro y otro tipo que lanzaba rayos. ¡Que fauna más curiosa!

Se pensó unos instantes que hacer, no podía actuar irreflexivamente, o al menos eso se decía a sí misma para ver unos instantes más que hacía tan variopinto grupo con tan apestoso bicho. Después de un largo suspiro decidió que lo mejor sería ponerse manos a la obra, pero no iba a mancharse aquel vestido de flores que se había puesto aquel día, la sangre de Kraken no salía del algodón sin destrozarlo en el proceso. Aprovechando que estaba junto a una de las terrazas se quitó la ropa, aunque a medida que unas prendas desaparecían, aparecían otras, como su túnica, de corte clásico y su armadura sobre ella. Había que ir bien pertrechado al combate, sobre todo cuando tiene esos apéndices tan grandes que puede estamparte en cualquier momento.

Después del no-espectáculo de striptease se acercó hacia la encantadora parejita eléctrica, la otra seguro que podía apañárselas sola, sin embargo, aquellos dos parecían más dispuestos a hacer algo ingenioso, y algo ingenioso sería lo que seguramente les salvara el culo a todos, eso y trabajar en equipo, pero no lo veía muy probable, y menos si la morenaza de escasas ropas intentaba darle órdenes; no llevaba bien las órdenes. Quizás porque prácticamente nunca las había recibido, es lo que tiene ser una hija consentida. Cuando estuvo junto a ellos les puso a ambos la mano en la espalda, con cuidado de no tocarles mucho, esas cosas sabía que ayudaban a los humanos pero a ella... no, más bien no la ayudaban.

- A ver, simpáticos humanos con poderes. La cosa va así, yo doy órdenes porque se me da tan bien como luchar y vosotros las cumplís, y si las cumplís bien y aquellos dos mendrugos no molestan seguramente salgamos todos vivos. En caso contrario, tendré que darle al Kraken una sal de frutas para que haga la digestión de vuestros cadáveres, y eso sería muy inconveniente para todos nosotros, sobre todo para mí.

Los miró ambos como si fueran nuevos electrodomésticos que no tuviera del todo claro que uso darles, hasta que finalmente tuvo una idea que podría funcionar. Podría, claro, en aquella situación y sin conocer bien a sus tropas, no podía asegurar el éxito, sólo podría dar algunas posibilidades. Tan sólo esperaba que aquellos dos humanos no tuvieran mucha facilidad para morise, aunque a juzgar por su aspecto... tenía la ligera sospecha de que no era así. En fin, ninguna penitencia que se precie de serla era fácil, y a ella le tocaba trabajar con lo que había, no con lo que quería.

- Bueno, tu parece que el tema de la electricidad se te da bien, pero no eres muy avispado. Estás apuntando a un bicho monstruoso al que seguramente le estés haciendo cosquillas, algo molestas, pero cosquillas, en vez de apuntar a lo que le rodea, que además conduce la electricidad de maravilla. Deja de marear al pobre bicho de una vez y dispara al agua, le harás más daño. Y tu, joven... niña... Está bien eso de copiar cosas, si puedes seguir haciéndolo, para clavárselas en los tentáculos sería estupendo, con un poco de suerte podremos freírlo desde dentro y no tendré que justificar vuestras muertes. Ahora hacedme caso o preferiréis que el kraken os hubiera matado, yo mientras tanto, puedo ir entreteniéndole, al igual que la super woman esa

Esperaba que chico-rayos y niña-copiona la hubieran hecho caso, no quería tener que empezar a castigar humanos tan pronto en su andanza para volver a casa, no daría buena imagen y ella sabía que todo esto se reducía a una cosa. Marketing. Y Miguel la ganaba en eso, lamentablemente...

FdI:

Mire como la mujer rubia de antes... ¿De pronto habia cambiado? Tenia una armadura extraña, parecida a la que las Amazonas llevaban en la Isla de Themyscira cuando se pedia su formacion militar. Me parecia realmente extraño, pero, entre todas las personas que habia en esa playa, eso era lo de menos.

Me volvi a elevar en el aire, y vole alrededor de la cabeza del Kraken, lanzandole espadazos muy cerca de sus grandes ojos, pero sin lograr realmente mis objetivos. Le estaba haciendo enojar, pero no le espantaba ni le hacia daño como me hubiese gustado que pasara. Tuve que volar hacia otro lado cuando uno de sus grandes tentaculos se dirigio contra mi en el aire.

Teniamos que planear una estrategia en equipo, y sin la Liga, todos estos valientes heroes tenian que apoyarse los unos a los otros. Vole de regreso a la playa, y al ver que la mujer rubia se encargaba de hablar con Planaria y la chica del cabello violeta, me fui con la otra pareja. Vi que ambos llevaban armas de fuego, asi que sospeche que eran habilidosos heroes, como ese de rojo, que debia ser un enmascarado valeroso.

-¡Eh, ustedes dos! ¡Ya se que vamos a hacer! Preparate -Señale a Deadpool- porque vas a volar conmigo.

A gran velocidad, pase volando a ras del suelo y me meti entre las piernas del enmascarado rojo, alzandome despues en vuelo, colocando sus piernas en mis hombros.

-¡Yo te sostengo, agarrate bien y disparale a los ojos! -Segui volando a gran velocidad, y con el brazo izquierda, sostenia las piernas del tipo de rojo para que no se cayera, solo que el tenia que mantener el equilibrio en el aire. Con la mano derecha, agarre mi lazo de la verdad y con este, golpeaba a los tentaculos del pulpo justo cuando pude enrollar mi lazo alrededor de este. Comence a girar y a girar, hasta que la cuerda quedo bien enrollada, fue entonces que me levante directamente y levante con mucho esfuerzo el tentaculo del pulpo, mostrando debajo su punto debil, una zona que su fea y dura piel no protegia.

La chica del pelo violeta me dijo que le clavase un cable que hizo aparecer de la nada en los tentáculos. Me quedé bastante extrañado pues nunca había visto nada igual. Lo de hacer aparecer algo de la nada me refiero. Usé mis poderes eléctricos para concentrarme y vi una larga línea azul que recorría el interior del cable, como una serpiente interminable. Era un cable eléctrico. Justo lo que necesitaba.

La mujer de rubio cambió su aspecto formal por el de una especie de guerrera. Tenía una armadura bastante prieta, lo que le permitía movilidad a juzgar por sus aspavientos. Se puso a dar órdenes alegando que ella era la única que podía salvarnos de aquella criatura. Al mismo tiempo, Diana se iba volando hacia los otros dos extraños personajes que mantenían una conversación a los pies (o más bien tentáculos) de nuestro querido cefalópodo. Yo ya había recibido órdenes antes, pero algo tan directo y exigente me llamó la atención. En parte me hizo gracia en el buen sentido. Parecía muy decidida, y tras aparecerle la armadura supe que aquella mujer era mucho más de lo que aparentaba (soy todo un detective, ¿eh? Seguro que me llaman para Scotland Yard).

- Hombre, yo diría que le estoy haciendo algo más que simples cosquillas.- En ese momento, lancé otros nuevos relámpagos para frenar un tentáculo que se precipitaba contra nosotros.- Y si no he disparado al agua es porque estoy protegiendo a los policías y demás civiles que aún estaban en la playa de morir aplastados. Pero no te preocupes, nuestra querida amiga me lo ha puesto a huevo.

Me acerqué al cable y lo agarré con la mano izquierda, levantándolo ligeramente de la arena, dejándolo a la vista. Empecé a absorber electricidad y mi brazo y mi cuerpo se empezaron a llenar de rayos azules. Estaba absorbiendo todo el voltaje que podía para potenciar mis poderes. Yo por mi cuenta era capaz de generar una enorme cantidad de electricidad, pero si me dabas una fuente gorda de alimentación podía meter un chispazo suficientemente potente como para dejar a nuestro querido amigo "Calamardo" más tieso que una vela. Terminé de absorberlo con un estallido a mi alrededor, quedando mi cuerpo envuelto en una especie de luz azulada y mis brazos llenos de rayos. Sonreí a la mujer de la armadura y guiñé un ojo a la chica del pelo violeta.

- Damas y caballeros, que comiencen los juegos.- Eché el brazo derecho hacia atrás con la palma aún apuntando hacia adelante y disparé un gigantesco rayo azul que impactó de lleno entre los ojos del kraken. Profirió un poderoso bufido y su cuerpo fue recorrido por varios rayos. Sus tentáculos se enroscaron y abrió muchísimo los ojos. Con un estallido final, su cabeza se quedó meneando en círculos mientras un grave sonido parecido al de una ballena recorría la playa. Estaba medio K.O. Me volví a la mujer de la armadura y grité.- ¡Está medio lelo! ¡Ahora te toca a ti demostrarnos de qué pasta estás hecha!

Wade revisó de arriba a abajo la jeta del adversario profesional con su mejor expresión de capitán Ahab. Kimalta no era la personificación de la expresividad, nadie en aquel negocio con una máscara se acercaba demasiado, pero su argumentación fue rápida y certera en la elección de palabras. Por un momento parecía hasta tener sentido, quien estaría tan chalado para arrebatarle aquel contrato, había que estar majareta solo para aceptarlo.



Apenas había bajado las armas cuando la amazona voladora apareció sobre ellos. El aviso fue rápido y Wade apenas había enarcado una ceja cuando se lanzó en picado entre sus piernas por la espalda y lo sacó disparado de allí sin preguntar la tarifa del vuelo. El gorro del chubasquero fue arrastrado por el viento.



La mujer maravilla siguió su plan sin prestarle mucha atención y en unos instantes estaba dando la vuelta al pseudo-octópodo tirando de su lazo dorado alrededor de uno de los tentáculos gigantes. Wade decidió ajustarse al plan actual y disparar allá donde viese blando. No sabía cuanto difería la anatomía de aquel bicho bíblico de la de un takoyaki normal pero por definición si pestañeaba dolería. "Perseo" por su parte no tardó en meterle un zambombazo de los suyos. Si no acababan en un duelo a muerte tendría que felicitarle por haber sacado lo mejor de la genética del señor del Olimpo, la superfuerza estaba sobrevalorada le gustase o no a Hércules. Él por su parte era consciente de que la munición letal serían cosquillas a su lado pero ni necesitaba tanta potencia de fuego, en vista del personal de las inmediaciones, ni lo quería. Tenía otros planes.

Vivi observó el espectáculo con la boca abierta en una casi perfecta forma de "o". Todo lo que una ve vez había visto como antinatural se cernía sobre ella en forma de personas, de una especie de batalla un tanto surrealista...Pero, ¿no había estado siempre ahí? Quizá, se dijo, quizá simplemente no había querido abrir los ojos durante toda su vida con tal de hacerla más fácil.

Cerró los ojos tragó saliva, y se alejó lentamente con el entrecejo fruncido. ¿Qué ponía hacer una niña como ella en aquel momento? Tal vez solamente debía proteger a Wanda y dejar que los demás hicieran un trabajo como Dios mandaba.

En la orilla y todo aquel perímetro casi no quedaba nadie, y eso era buena señal. Pensó, de manera infantil, que ella también quería brillar de aquella manera, que ella podía ser útil, a pesar de no saber como. Se quedó al lado de Wanda, que de repente escondía la cola entre las patas al oír los rugidos del animal. Sostuvo la correa con fuerza, y miró a su alrededor, dispuesta a no dejar a nadie acercarse a la orilla.

Kimalta sonrió levemente ante la respuesta de Deadpool, por muy caótico que pareciera el otro mercenario parecía ser perfectamente consciente de la lógica de su razonamiento y parecía ser que no le impediría que atizase debidamente al calamar.

No obstante aquel día seguía reservandole sorpresas, ya que según bajo Deadpool las armas y Kimalta se dispuso a preparar la cena se escucho una voz que procedía del aire y unos segundos después el rubio se había quedado solo en la playa. Una de las mujeres voladoras que había visto antes había agarrado al otro enmascarado y se lo llevaba en dirección al kraken para atacarle desde el aire.

Desde luego sus aliados parecían estar emprendiendo la ofensiva con renovadas fuerzas porque sumado al ataque volador de la amazona y Deadpool el tipo de los rayos de atizo uno realmente bonito al pulpo, dejándolo bastante aturdido. El mercenario tenia experiencia mas que suficiente para saber reconocer las oportunidades y allí había una de primera calidad, así que sin perder el tiempo recorrió en un momento la distancia que le separaba de la orilla y metió los pies en el agua justo delante del kraken. Era hora de hacerle pagar por espantarle la presa y hacerle perder el tiempo

¡¡ESTA VA POR MI CONTRATO MALDITO MOLUSCO!!

Acompañando al grito del enfurecido mercenario una enorme descarga eléctrica broto de sus pies y se propago por el agua, provocando un potente resplandor azul por la potencia que poseía. El mercenario se quedo de pie en la orilla mientras la electricidad brotaba de su cuerpo, a no ser que el kraken le obligara a esquivar tenia carga para un buen rato y se había asegurado de que sus pies no estaban lo suficientemente metidos como para ralentizar sus movimientos

El Kraken era demasiado grande y demasiado lento, y el chico de rojo que tenia encima de mi no me estaba ayudando con tantas preguntas. ¿Que demonios era eso de que si asi flirteabamos las chicas europeas? Estos muchachos, ¿Acaso no tenian un sentido de la responsabilidad en medio de un combate?. Movia mi lazo para golpear la piel del Kraken y atar como podia sus tentaculos, esperando escuchar los disparos (o los cortes, si tenia el equilibrio adecuado para manejar su espada desde arriba de mis hombros)

Le agarre al tipo de rojo las piernas y empece a caer en picada, pasando muy cerca del tentaculo del Kraken para acercarme mas a su centro, levantando mi espada para hacer cortes entre las escamas tanto me era posible. Parecia que podia acercarme mas, cuando, un movimiento de un tentaculo que no pude prevenir, me golpeo, haciendome girar como coche chocado en el aire, meneando mucho a mi pasajero, al cual tuve que abrazar de las piernas para que no se cayera al agua. Tuve que aterrizar lejos del grupo que estaba en la playa, dejando al chico de rojo en la arena.

-¿Estas bien? -Me acomode la diadema, tomandome un momento para recuperar el aliento- Venga, espero puedas disparar desde la orilla, no es tan seguro como parecia. -Sacudi las piernas y me eleve en el aire, dejandole con la duda de si sabia hacer mas cosas con el lazo, si se lo respondia, terminaria golpeandolo, y esta no era una buena situacion para golpear a tus "aliados". Mi vuelo tomo direccion hacia frente a Planaria, y le grite - ¡Vamos! Yo lo entretendre, sigue soltandole rayos. -Tan rapido como llegue, me fui, mirando como el muchacho con el que hablaba mi antiguo tripulante. Me le acerque, y haciendo un gesto con las manos, le motive para que siguiera metiendo presion sobre el Kraken. A este paso, el pulpo gigante no tardaria en morir.

Cuando me volví la mujer de armadura había desaparecido. Miré a mi alrededor pero no la vi. La pequeña chica de pelo morado se alejaba lentamente junto a su perro. Me acerqué a ella y le posé la mano sobre el hombro. Parecía estar algo aturdida y asustada. Tal vez no estuviese acostumbrada a luchar contra seres así, o a la gente con poderes. Era comprensible. En Europa los seres con poderes eran muy poco corrientes. Dejándonos a los Abyss de lado, había muy poca gente que apareciese. Y los que lo hacían en su mayoría se ocultaban o desaparecían en cuestión de días desde que daban señales de vida. Le ofrecí una sonrisa sincera y la miré a ella y al perro.

- Hola chica, ¿estás bien? ¿Va todo bien? ¿Estás herida o algo?- Le miré el cuerpo buscando heridas o alguna magulladura, pero no parecía tener nada más allá de alguna mancha de arena. Acaricié con cuidado al perro. Si estaba nervioso no quería que me mordiese ni que se pusiese a ladrar como un descosido. Entonces escuché un sonido como el de un jet y me volví. Allí, la princesa Diana flotaba sobre mí y me pidió que siguiese electrocutando al monstruo mientras ella lo entretenía, y luego se fue volando de nuevo. Me volví a la chica y le miré a los ojos.- Oye, he visto lo que has hecho con el cable. ¿Podrías echarme una mano? Tienes poderes, ¿verdad?

A decir verdad, no la necesitaba para electrocutar al kraken, pero parecía buena chica y quería que se sintiese bien. Me levanté y, con una sonrisa, me llené los brazos de rayos azules de nuevo, corriendo hacia el kraken. Cargué los brazos hacia atrás y volví a llenar su cuerpo con relámpagos. Dio un respingo y rugió con fuerza. Millones de voltios recorrían su gigantesco cuerpo, y el olor a quemado y podrido comenzó a inundar el aire. Me giré a la chica del pelo violeta y le grité.

- ¡Ahora, vamos! ¡Haz aparecer algo para proteger a la gente y que no sean atacados por el monstruo! ¡Yo lo mantendré ocupado!

Nota:

Los rayos, que recorren el agua y la carne de la gigantesca bestia, van calando en los sentidos del ser de ultramar. De pronto, sus movimientos en los tentaculos son erraticos, golpeando la costa y haciendo retumbar el suelo, inclusive, un barrido amenaza con golpear a las casas mas cercanas al agua, pero el Kraken no las ha tocado. La criatura de las profundidades no volvera a tocar algo, sea en tierra como en el mar.

En un retuerce y apestoso corrientazo por el cuerpo de la criatura, algo similar a un shock se da, y la cabeza del Kraken golpea el mar, levantando y agitando las aguas, que despues se empiezan a estabilizar. La marea llega hasta la playa, donde sube unos cuantos centimetros el agua, hasta que, pasan diez, quince, veinte segundos, y el Kraken sigue sin moverse. Un humo se puede ver saliendo de su cuerpo, y un apestoso olor a marisco quemado se mezcla con el olor del mar. El Kraken habia muerto, por fin.

Me voy volando, dejando al soldado vestido de rojo que cargo en mis hombros en la playa, agradeciendo su paciencia y el que tuviera los nervios para disparar desde mi posicion, aun sin responderle ninguno de sus picantes flirteos. Vuelvo al mar, viendo el cadaver de la criatura gigantesca, y vuelo directo hacia su cabeza. Quizas, si lo alejo de la costa, sea mas facil limpiar su desastre.

Me planto sobre la humeante cabeza, me agacho, y agarrando fuerte su rugosa piel, tiro hacia mi, pujando ante la fuerza necesaria para elevarlo un poco en el aire. No cede, por lo que tengo que concentrarme mas, hago mas esfuerzo, poniendome roja y gruñendo cuando por fin, tras unos minutos de batallar contra las resistencias de mi cuerpo, me puedo elevar hacia atras, arrastrando en el agua el Kraken hacia el oceano. Voy perdiendo a paso lento la vista de la playa, pero podria volver despues. Estoy segura que nadie gustaria tener la vista de esa criatura gigantesca muerta y pudriendose frente a la playa local.




Al volver, apestando a marisco y adolorida por estar arrastrando a esa bestia colosal, los policias ya estan interrogando a los presentes, la prensa tomando fotografias, las ambulancias y los bomberos ayudando a los que pudieron haber resultado heridos por el Kraken. Apenas aterrizo, los periodistas se dirigen hacia mi a hacer preguntas, pero yo los rechazo, cansada. Toman fotografias, y escucho las propuestas para ser los titulares del dia siguiente en la prensa inglesa. A veces los periodistas eran un poco molestos.

Ahora seria adecuado buscar a Planaria para agradecerle su ayuda. Si no fuera por el, el Kraken habria costado mas trabajo de derrotar. ¿Donde estaria?

Finalmente, conseguimos acabar con el enorme kraken, quien desplomó sus gigantescos tentáculos sonoramente sobre la playa y los límites de esta. La gente hacía tiempo que se había marchado de ahí, pero todavía miraban desde la lejanía el espectáculo, y los policías habían cesado sus disparos contra la enorme criatura. Bajé los brazos y los rayos desaparecieron de estos. Respiré algo cansado, pero contento de haber evitado una catástrofe. Pude ver a Diana intentado levantar el enorme ser. ¿Cómo demonios iba a hacerlo? Aquella criatura era más grande que una ballena. Pesaría más de cien toneladas. Posiblemente llegaría a las doscientas. Y allí estaba ella, intentando levantarlo a pulso. Señor... Y entonces, poco a poco, el enorme monstruo fue moviéndose y levantándose ligeramente, hasta que la princesa fue capaz de elevarlo varios metros en el aire, alejándolo de la costa. Me quedé completamente anonadado y sorprendido. No tenía ni idea de que Diana tuviese esa fuerza. No lo habría imaginado. Pensé en lo que dolería un puñetazo suyo o una bofetada. Más me valdría no cabrearla nunca.

En seguida, la playa se llenó de curiosos, periodistas y policías. El resto de héroes que habían ayudado para acabar con el cefalópodo habían desaparecido o estaban hablando con la gente para calmar la situación. A mí me pillaron por banda unos periodistas y comenzaron a hacerme un montón de preguntas. Miré por encima de mi hombro, y pude ver a diana llevando al kraken mar adentro. Ahora era un pequeño punto en el horizonte. Sonreí, pensando que no la volvería a ver ya, al menos no ese día, y me volví a los periodistas para responder a sus preguntas.

- A ver, tranquilidad. Respoderemos a las preguntas que tengan. Lo único, agradeceríamos un poco de orden y calma.- Algunas preguntas comenzaron a volar hacia mí de todos los tipos. Si éramos un grupo de héroes, si la criatura que había aparecido era el famoso kraken, cuáles eran nuestros nombres... Respondí a algunas preguntas, pero no di mi verdadero nombre. Simplemente me llamé Positrón, como llevaba haciendo desde hace años cuando quería mantener mi verdadera identidad en secreto. No era sencillo llevar una vida de héroe, y menos aún con la cantidad de villanos y malvados que aparecían cada día. Sobre si éramos un grupo de héroes, lo negué. En realidad, dejando de lado a Diana, al resto no los había visto en toda mi vida. De hecho, no me sonaban ni de las noticias ni recortes de periódico. La chica con el pelo violeta con la que había hablado parecía europea, un deje italiano me atrevería a decir. La mujer rubia con las alas debía ser un ángel, y el resto habían estado demasiado lejos para poder diferenciarlos bien. El cuerpo de policía también me pidió información y me agradeció la ayuda que había prestado. Les agradecí yo también la valentía que habían mostrado y su despliegue. Me pidieron que les informase de mi nombre, pero no pude dárselo. Tenían que entenderlo. Mi privacidad era lo único que me quedaba más allá de mis poderes.

Un flash me cegó ligeramente, y entonces comenzaron las fotos. Algunas personas me pidieron que me las hiciese con ellos, usando mis poderes mientras las sacaban. Varios curiosos me pedían también que los usase para mostrarles los coloridos rayos azulados que salían de mis manos y brazos. Pasó un rato y de repente vi como Diana volvía volando después de dejar el kraken en alta mar, o eso supuse que hacía. Le hicieron un montón de fotos y ella las tomó, aunque no parecía estar muy contenta de ello, ni que le entusiasmase la idea. Intenté captar su atención llamándola por encima del bullicio general que se había ocasionado.

- ¡Diana! ¡Dianaaaa! ¡Princesa Diana! ¡Aquí!- Agité los brazos para que viese que la estaba llamando. Quería hablar con ella a ver si había descubierto algo más desde nuestra conversación unos pocos días antes en Themyscira. Tal vez ahora tuviese información nueva que pudiese explicar el por qué de la colisión de mundos.

Nota:

Miren, ahi estaba Planaria. Escuche sus gritos y pude reaccionar, con cara de cansancio, pero le guiñe un ojo. Camine hacia el, metiendome entre los periodistas Luego dije:

-Tranquilos, ciudadanos, su crisis ha sido resuelta... Por favor, mantengase en orden y vuelvan a sus hogares. Estamos para servirles. -Y despues le di la mano a Planaria, y cuando la acepto, me eleve en el aire con el, llevandome lo lejos, un poco hacia alguna azotea dentro del poblado. Fue un vuelo lento, a unos veinte metros del suelo, nada realmente alto, y claro, sostenia fuerte a Planaria aunque el estuviera nervioso. -Me molesta cuando estoy cansada la prensa...

Me sente sobre una pequeña barda de concreto en la azotea, moviendo un poco las piernas y mirando a Planaria.

-Muchisimas gracias, Planaria. Veo que eres buen guerrero y no un suertudo que cayo en Themyscira hace unos dias. ¿Donde estan tus amigos? -Lo mire, interrogandole un poco acerca de el, como si tuviera dudas. Estaba realmente cansada.

Me levante cuando escuche su respuesta, asintiendo y luego toque uno de mis brazaletes, presionando unos botones para traer al Jet a mi posicion.

-¿Quieres que te lleve a algun lado?

Nota:

Diana se acercó a mí y me tendió la mano. Supuse que sería para levantarla juntos o algo, en plan héroes o algo así. Pero tan pronto como se la di, salimos los dos volando hacia el cielo. Instintivamente me agarré a su brazo, y la repentina situación me asustó. No sabía volar, y aunque estaba acostumbrado a cruzar los edificios de Ginebra por las azoteas o surfear a cincuenta metros de altura por los cables de alta tensión, volar era otra cosa muy distinta. Caer desde esa altura no me mataría, mi factor de regeneración me curaría de los huesos rotos y los órganos partidos, pero el dolor me lo llevaba de regalo. Aunque supuse que Diana no me soltaría. No era una villana. Más bien parecía una heroína de las buenas allí de donde venían. Bajo mis pies, los coches y ciudadanos se veían como pequeñas hormigas. Algunos miraban hacia el cielo y nos señalaban. La princesa dijo que no soportaba a la prensa cuando estaba cansada, y supuse que esa era la razón de que desapareciésemos de allí.

Al cabo de un rato, llegamos a una pequeña azotea, donde Diana se sentó en el bordillo donde se quedó mirándome. Alabó mi actuación, reconociendo que no había sido un simple afortunado que calló en Themyscira unos pocos días antes. Me preguntó por mis amigos. Se refería a Tanith y Tom. O eso pensé.

- ¡Oh, gracias Diana! Vos también sois una aguerrida guerrera. De hecho, me ha sorprendido enormemente la fuerza que tenéis. Ese animal debía pesar al menos unas doscientas toneladas o así, y lo habéis levantado como si fuese un saco de patatas. No sabía que fuerais tan fuerte.- Me acerqué al borde y me asomé. Estábamos a unos veinti pocos metros de altura. Sería la azotea de un edificio de siete plantas, más o menos. Algunos cables colgaban de los laterales del edificio, comunicándose con los de la calle de enfrente.- Ellos no han venido. Solemos tener tanto misiones grupales como individuales. Yo tenía que investigar unas minas que hay cerca de este poblado. De repente, vi el enorme monstruo salir de las aguas, y decidí acercarme a ayudar en lo que pudiese. Después de todo, mis poderes eléctricos me daban una enorme ventaja sobre la criatura.

La princesa tocó entonces uno de sus brazaletes y presionó algunos botones. Me sorprendió, ya que a simple vista parecían hechos enteramente de metal. Ah, lo que había avanzado la tecnología. Esperé por si era algún tipo de intercomunicador, pero ninguna voz salió del brazalete. Volvió a mirarme y me preguntó si quería que me llevase a algún sitio.

- Oh, no se preocupe princesa. Las minas están cerca de la ciudad, y además no tenía pensado ir todavía. Pretendía hacer un poco de turismo hasta el atardecer. Las minas esas tienen gente durante el día. Sin embargo, durante la noche no tienen a nadie dentro, el momento perfecto para entrar a echar un vistacillo. ¿Y vos princesa? ¿Tiene algo que hacer? ¿Qué hacía aquí en Inglaterra, por cierto?- Supuse que era una simple casualidad, pero también estaba interesado en saber qué hacía ella por aquí. De lo que había leído los días posteriores a nuestra visita a la isla, la Liga de la Justicia trabajaba a escala mundial, de manera que o le habían informado del enorme kraken o estaba haciendo alguna otra cosa más importante.

Planaria me respondio, explicando su situacion en el lugar. ¿Una mina? Quien sabe que atraia tanto en esa mina, aunque probablemente fuese una investigacion sobre electricidad o algo por el estilo, si es que el enviado era el chico. Asenti, rememorando el problema.

-Pues estaba resolviendo otras emergencias, cuando llego el mensaje del Kraken en Inglaterra... Y bueno, me gusta este pais, por eso actue rapido para venir y eliminar a esa bestia. Despues intentare hablar con Poseidon para que controle sus criaturas la proxima vez. -Sonrei misteriosamente. Si le contara a Planaria la de veces que los dioses se han vuelto locos y no controlan sus creaciones en la tierra- Fuera de eso, no tengo nada que hacer en Inglaterra. Aunque tengo mi casa cerca, en Londres, probablemente tengo que atender otras llamadas de emergencia. -Y le guiñe un ojo, parandome de nuevo. El Jet no tardaria mas que unos cuantos segundos y ya estaria sobre mi.

-Gracias a ti, hoy pude acabar mi mision mas rapido. Quizas hasta tu seas... -Me corte un poco cuando escuche mi comunicador transmitir. Era J'oon, que queria comunicarse conmigo.


-Diana, he visto que ya has derrotado al Kraken en las noticias. Tu y otros desconocidos... ¿Estas bien? Tengo otra mision. Tienes que ir a Calais, en Francia. Agentes de la Liga de Asesinos tienen un golpe planeado con una diputada del parlamento Europeo. La policia ya la esta resguardando, pero lo mejor seria que fueras a vigilar que nada pasara. Estos asesinos son impredecibles, y Bruce esta ocupado. Cambio y fuera. -Suspire, y luego mire a Planaria-

-¿Estas ocupado? ¿Quieres ir a Francia? Me surgio una mision, y quizas tu puedas ayudarme... -Y mire hacia arriba, el Jet ya deberia estar ahi- Si quieres ir, te llevare en mi Jet. . -Y estire mi mano, esperando que aceptara. Al hacerlo, lo tome por la mano, pegandolo a mi como si lo abrazara y me eleve en el aire hacia algo que no veian. Pero al acercarme, se podia escuchar el murmullo de las turbinas, que luego se volvio un ruido extraño. Me estire, palpando, y abri la puerta, metiendo primero a Planaria para que se subiera con calma, y luego me meti yo, cerrandola a mi paso.

Me fui hacia la cabina del conductor y me sente en el asiento del piloto, quitando el piloto automatico y tomando el control para empezar a volar hacia Calais, al punto en el mapa que la comunicacion de la Liga me indicaba. Tenia que llegar rapido, o quizas despues seria demasiado tarde para esa Eurodiputada.

Poseidon... Me hacía gracia pensar en que hubiese dioses por la tierra danzando. Bueno, yo no los consideraba dioses, pues para mí sólo había un dios, pero que hubiese seres capaces de controlar los mares y demás era, cuanto menos, curioso. Cuando hablaba con Diana sentía como si estuviese en alguna película de griegos de los años setenta. Así que era lo que yo supuse. Había sido advertida del enorme monstruo y vino a ayudar. No tenía ni idea de que poseía una casa aquí en Londres. Por lo que había leído sabía que la base de la Liga estaba en Washington D.C, y que ella vivía allí o en su preciosa isla de Themyscira. ¡Ah, Themyscira! Qué lugar tan espectacular. Era lo más parecido al paraíso que me había imaginado nunca. Lleno de mujeres que no dudarían en cortarme la cabeza en menos que canta un gallo, pero precioso a pesar de ello.

Iba a decirme algo cuando repentinamente se cortó. A juzgar por su mirada perdida pero concentrada, debían estar informándola de algún tipo de nueva misión. Me quedé con la intriga de saber qué iba a decir de mí, y entonces suspiró y me miró. ¿Una misión en Francia? Mientras luego no le importase llevarme de vuelta a Inglaterra por qué no.

- Será para mí un honor. Total, como ya le he dicho hasta la noche no pretendía hacer nada. Y me vendrá bien un poco de ejercicio. Espero estar a la altura de la famosa Mujer Maravilla.- Dije con una sonrisa. Estiró su mano y la cogí. Comenzamos a flotar hacia arriba, pero no veía un jet por ningún lado.- Emm princesa... No quiero dudar de vos ni nada por el estilo pero... ¿Vamos a ir volando hasta Francia? Lo digo porque bueno, el agua no es lo que yo llamaría un buen amigo mío, y aunque habéis dicho que estaba vuestro jet no veo...

Un ruido como el de unas turbinas me asaltó los oídos. Sin embargo, allí no había nada. ¿Qué demonios estaba pasando? Diana estiró el brazo, y su mano chocó contra algo invisible. Una pequeña puerta se abrió y vi el interior de lo que parecía un avión. Me ayudó a entrar y mis dudas desaparecieron. Estábamos dentro de un jet, de eso no había duda. Di unos pocos pasos, maravillándome del enorme aparato en el que estábamos subidos. Entonces recordé que su jet tenía la capacidad de ser invisible. La otra vez que nos subimos fue en Themyscira, pero con toda la historia del choque de mundos no tuve tiempo de preguntar por él.

- ¡Ay! ¿Es el jet invisible de la otra vez? ¿Cómo lo hacéis? ¿Usáis algún tipo de reflectante de la luz que impide que esta choque contra su superficie?- Como buen ingeniero, estas cosas me fascinaban y les intentaba encontrar un significado físico. El ojo humano ve las cosas ya que la luz choca contra ellas y nos devuelve una imagen. Volver algo invisible sólo podía explicarse mediante eso, que tuviese algún tipo de dispositivo o material desconocido que evitaba el reflejo de la luz, impidiendo que el ojo humano fuese capaz de percibirlo. Fui hasta la cabina con la princesa y me senté a su lado, dispuesto a ayudarla con lo que hiciera falta allí en Francia.

Me sente, mientras dejaba que Planaria curioseara dentro del avion invisible. Tome el mando y mientras volabamos, escuche como Planaria me pregunto acerca de las cualidades del Jet. Gire la cabeza un poco para voltear a verlo.

-Si te soy sincera, no se como demonios funciona. Cuando Steve Trevor tuvo que caer en Themyscira, traia este avion. Como me gusto, me lo quede. Es muy bueno para llevar personas o cosas, por eso lo manejo. No dejes que nadie cuestione porque tengo un avion si yo se volar -Sonrei, girandome para seguir piloteando- Creo que era un proyecto secreto del gobierno de Estados Unidos, asi que quizas ellos sepan mas de su funcionamiento.

Prendi el radio, escuchando algunos comunicados sobre los desastres acompañadas de musica bastante fea. No me gustaba la musica moderna, era estupidamente repetitiva, asi que apague el aparato antes de que continuara emitiendo esos estridentes ruidos y segui mirando hacia adelante.

-¿Te gusta esa musica? A mi la verdad es que no... Muy poca de la musica de este año me parece buena, prefiero la de hace veinte, o mas. El rock & roll, esas cosas clasicas que los humanos inventaron. Son maravillosas. -Segui piloteando, mientras avanzabamos a una velocidad increible alla afuera- Hay tantas cosas maravillosas que tiene su mundo...

La verdad es que desde que me volvi superheroina del mundo de los hombres, habia disfrutado muchas cosas que en Themysscira no habia. La musica, la ropa, el chocolate, el helado, la comida, los chistes, las luces brillantes sobre las cosas para hacerlas mas bonitas, todos los libros y todas las pinturas que se han creado años despues de los griegos... Y las personas, sobre todo las maravillosas personas que he podido conocer. Con mucha gente he tenido aventuras de todo tipo... Y ahora, con este universo nuevo, creo que tendre aun mas de las que ya hay.

-Ya estamos cerca, Planaria... Vamos a ello. -Pronto llegariamos a la ciudad, y espero, espero que hayamos llegado a tiempo

Pues para ser un proyecto secreto de los Estados Unidos era todo un avance tecnológico sin duda alguna. ¿Ser capaz de volver invisible un jet? Eso tenía que ser uno de los mejores secretos del ejército o el servicio de investigación americano. Lo más probable es que usase algún tipo de reflectante de la luz que impidiese verlo. Era el razonamiento físico que más cuadraba, y como buen ingeniero me gustaba saber de estas cosas. Con respecto a cuestionar a Diana acerca de su pilotaje no tenía realmente nada que objetar. No era la primera vez que me subía con ella, y la última vez, cuando nos sacó de la isla de Themyscira, lo hizo sin ningún problema ni peligro. Desde luego parecía saber controlar el enorme aparato. Además, si por algún casual podíamos estrellarnos ella era capaz de volar, así que podría ponernos a salvo sin peligro, especialmente para mí. No quería ni pensar en caerme al medio del Canal de la Mancha.

La princesa encendió la radio y en seguida comentó lo poco que le gustaba la música moderna, tan monótona por lo repetitiva que era. Entonces me pilló de lleno. Le gustaba el rock n' roll. Yo era un amante como pocos de ese género musical, especialmente de los grupos de los años setenta, como Queen, Aerosmith, AC/DC, Led Zeppelin... Cualquier grupo medianamente rockero me encantaba.

- ¡A mí me encanta el rock! Soy un fan indiscutible de los grupos setenteros ingleses. Incluso aprendí a tocar la guitarra motivado por sus canciones. Sin embargo, he de reconocer que me resulta gracioso que a vos os guste ese tipo de música. Habría jurado que erais más de música clásica, estilo Mozart o Beethoven. Es divertido que os guste la música cañera. Os da un aura misteriosa y curiosa, la verdad.- No quería ser grosero, pero proveniendo de una isla sin electricidad habría dicho de todo menos que le gustaba esa música. Los instrumentos que debían tocar allí eran todos de viento o cuerda, y algún que otro tambor.

Mientras avanzábamos tenía varias preguntas que hacerle, o que quería hacerle a Diana. No sabía muy bien cómo abordar el tema, así que tal vez lo mejor sería lanzarse a la piscina y punto, metafóricamente hablando claro está. Tirarme a una piscina literalmente hablando habría sido una pésima idea, se mirase por donde se mirase.

- Por cierto Diana, quería preguntaros... ¿Sabéis algo más acerca de la colisión? El otro día no pudisteis darnos mucha información, pero tal vez ahora hayáis resuelto o encontrado pistas nuevas... Y a todo esto, ¿contra quién o qué vamos a enfrentarnos allí en Francia? No estaría de más saberlo para poder ir preparado para lo que se me avecina?- Y le guiñé un ojo. Realmente no me preocupaba mucho lo que fuese. Si Diana me lo había pedido es que era capaz de llevar a cabo la misión sin problema alguno. La cosa ahora era saber si iba a tener que tomar algún tipo de precaución especial o meramente eran como mis salidas nocturnas de adolescente, buscando a cualquier criminal que creyese que, la oscuridad de la noche, sería su mejor máscara a la hora de cometer sus delitos.

No tarde mucho en divisar la ciudad destino en el radar. Me dirigi hacia un lugar plano donde pudiera aterrizar sin muchos problemas, y solo pude encontrar un hangar militar de una base. Bueno, a veces a los militares les tomaba de sorpresa que aterrizara en sus bases, pero rapidamente podia convencerlos. Los gobiernos del mundo, sobretodo los de la OTAN, tenian una "buena" relacion con los heroes de la Liga de la Justicia, o quizas aun recordasen cuando servi en la liga de la justicia Europea.

Tome con cuidado los controles, y en un aterrizaje lento, pudimos detenernos en la base. Gire la cabeza hacia Planaria y le hice un gesto para que guardara silencio y se callara. Me levante, ajuste mi traje y tome mis cosas para despues abrir las puertas del Jet, indicandole que bajaran. Los militares no tardaron en reaccionar, corriendo hacia mi con gestos entre sorpresa y preocupacion.

-¡Wonder Woman! -Decian en frances- ¿Que la trae por aqui, acaso necesita algo?
-Necesito que me de permiso, señor, necesito moverme rapido.
-Pe-pero...
-El Jet esta alla atras, por si necesitan anotarlo en sus listas o algo por el estilo.

El pobre soldado no sabia que hacer, asi que asintio y se fue caminando rapidamente a buscar a sus oficiales. Yo sonrei, y me puse detras de Planaria, tomandole suavemente con los brazos por el abdomen, apretandolo levemente para luego elevarme en el aire, en direccion a donde la mision que J'oon me habia mandado indicaba que estaba la diputada.

-A partir de aqui, iremos "a pie". Tranquilizate, no te voy a soltar- Mencione, con un tono ironico, y retomando lo que me dijo en el jet, le comente- Sobre la colision, no hemos obtenido muchas pistas... A penas hemos contactado con unos heroes del otro universo, pero aun estamos a la busqueda de mis compañeros de la Liga que han desaparecido. Y nos vamos a enfrentar a un grupo que se llama "La Liga de asesinos", son relativamente peligrosos, pero si vigilas tu espalda, nada ocurrira. Solo ten cuidado, ¿Esta bien?

Y seguimos volando, hasta que en el suelo pudimos ver una casa grande, de dos pisos, con un pequeño jardin en una calle empedrada. Afuera de la casa habia dos coches patrulla, y ahi aterrizamos. Solte a Planaria suavemente en el suelo, sintiendo un poco de tranquilidad en el al volver a sentir los pies sobre la tierra, y tras sonreir con gracia por la situacion, camine rapidamente, abriendole la puerta. Solo caminariamos por el jardin, y entrariamos a la casa junto con los policías.

OCC:

El jet comenzó a descender lentamente, y Diana comenzó a prepararse para la acción. Se ajustó el traje, cogió algunas cosas que tenía por ahí y abrió la puerta. Con un sonido metálico esta fue bajando poco a poco, mostrando el suelo francés y a unos guardias que en seguida vinieron a buscar a la heroína. Saludaron a la princesa y le hablaron en francés, preguntándole si necesitaba algo. Diana respondió en un perfecto francés indicándoles que necesitaba que le diesen permiso, pues apenas había tiempo. Dicho y hecho. Teníamos vía libre. Entonces ella me agarró con cuidado y nos elevamos en el aire. Volando. ¡Estaba volando! Aquello fue increíble. Lo más parecido que yo hacía a volar era surfear a toda velocidad a través de los cables de alta tensión, pero de ninguna manera era siquiera parecido a aquello. Esa sensación de no tener límites, de ser totalmente libre y poder ir a donde quisiera... Pero no era yo el que volaba, sino Diana, quien me había elevado tranquilizándome al decirme que no me soltaría. A decir verdad, no tenía miedo a eso. Había hecho saltos al vacío desde alturas mucho mayores. No me agradaba de ningún modo, puesto que el dolor está ahí. Aunque al estrellarme contra el suelo no muera, sentir los huesos rotos y los músculos desgarrados, los órganos partidos y los tendones doblados era algo que no me gustaba sentir. Y el factor de curación, aunque me sanaba, dolía en el proceso y bastante. Si podía evitarlo, lo haría.

- ¡Oh, no se preocupe princesa! Esta sensación de volar es... Increíble. Jamás había sentido algo así... ¿Vos podéis hacerlo siempre? ¿Cómo voláis? Quiero decir, no tenéis alas ni nada por el estilo, así que... ¿Cree que podría aprender a hacerlo?- Sabía que la respuesta sería negativa, pero me aferraba a la idea de pensar que fuese capaz de volar... Habría sido tan mágico, tan increíble... Estiré los brazos y cerré los ojos, sintiendo el viento en la cara.

Al cabo de unos minutos llegamos a una casa, donde aterrizamos. Lamenté que el viajecito se acabase tan rápido, puesto que me había encantado la sensación de volar. Había un par de coches de policía esperándonos, con tres hombres hablando entre ellos. Cuando pusimos los pies en el suelo, estos adoptaron una posición firme y saludaron a la princesa. Yo hice lo propio y luego observé la casa. A decir verdad, los franceses me caían regular, aunque honestamente era a los parisinos a los que tenía especial tirria. Lo que más me fastidiaba era ese orgullo y vanidad que tenían únicamente por vivir en una preciosa ciudad como era la capital de Francia. Pero allí no estábamos para discutir acerca de los franceses, sino para ayudar a Diana en aquello que necesitaba. No estaba muy seguro de lo que sería, pero miré la casa para examinarla. Dos pisos. Las luces apagadas, lo cuál era lógico ya que eran casi las tres de la tarde. Me froté la barba lentamente mientras pensaba. Supuse que habría algo ahí dentro, tal vez unos atracadores o unos rehenes. Me acerqué a una de las paredes de la casa y, cerrando los ojos, puse la palma de mi mano apoyada en ella. Sentí ligeras vibraciones eléctricas, probablemente del sistema eléctrico de
la casa. Luego me separé y me dirigí a la princesa y los policías.

- Bonjour agentes, ¿qué tal? Permitanme que me presente. Mi nombre es Planaria Glámez, soy acompañante de Wonder Woman. ¿Qué es lo que estamos buscando aquí exactamente?- Y esperé su respuesta. No era una casa grande, y únicamente había tres policías, de manera que no debía ser algo especialmente peligroso ni amenazante. Nada que no pudiésemos resolver en un periquete.

OCC:

La casa por dentro era un lugar grande y exquisitamente ordenado. Un suelo de loseta cafe que asemejaba la madera, las paredes pintadas de un naranja claro. Las escaleras estaban cerca de la puerta, y en la planta baja habia un baño, la sala de estar, la cocina y el comedor, todos bastante amplios. Arriba parecia que estaban las habitaciones y un estudio. En las paredes habia cuadros y fotografias antiguas, con algunas esculturas sobre aparadores. Las escaleras estaban alfombradas con un suave tejido roja. Todo parecia caro y de mucha calidad... Parecia que la politica si dejaba buenas ganancias.

Uno de los policias hablo, dirigiendose a Planaria y a mi, aunque yo estaba alerta mirando las entradas de la calle. Estos asesinos podian aparecer de cualquier lugar.

-Recibimos una alerta a la central y nos alertaron de venir con la señora Denueve. Un rondin pequeño, esperemos que no sea nada del otro mundo... -El policia suspiro, rodando los ojos. Era un hombre algo joven, quizas unos 30 años. Pero parecia cansado de estos dias de caos por la colision- Si ustedes estan aqui, probablemente no pase nada.

Los otros policias entraron con sus compañeros a la sala junto a la diputada, la cual estaba tomandose un cafe y fumando un cigarrillo. Le di una palmadita a Planaria para que se metiera conmigo dentro de la casa, y nos acercamos con la diputada. Estaba nerviosa, claramente, pero al vernos parecio un poco extrañada.

-Santo dios, ¿Que hace una superheroina aqui? -Miro a Planaria sin reconocerlo. Probablemente no sabe que el tambien es un heroe. Le hacia falta un disfraz, o algo por el estilo- No me digan que es tan grave... -Y se llevo las manos a la cabeza, dando un largo suspiro-

-Por favor, mantenga la calma, señora. Todo esta en orden. -Le guiñe un ojo a Planaria para indicarle que hablara con la mujer y yo me sali. Camine hacia el patio trasero, encontrando unas escaleras cerradas con unas puertas que parecian dar a un sotano. Me tente a bajar a revisar si no habia nadie ahi, pero no lo hice. Por lo que segui caminando, sin percatarme del suave murmullo que daban unos pasos sobre el techo de la casa.

- - - - - - - -

-Veneno, cubre el jardin. Que no entre la Super-mujer de nuevo a la casa. Reflejo, Sombra y yo entraremos por arriba. -Y todos asintieron. Eramos cuatro asesinos, una mision sencilla. Si la lograbamos, todos tendriamos el beneplacito de Ras Al Ghul para subir de rango a asesinos expertos. No queria que nada arruinase esta mision.

Nos inclinamos sobre las cornisas con los pies, abrimos las ventanas con discrecion y entramos en una dificil y coordinada pirueta. Veneno salto por detras de la casa sin hacer ruido para enfrentarse a la Amazona, y nosotros no tendriamos ningun problema. Mision limpia, sin testigos, la menor sangre posible, y sin ningun tipo de pruebas.

Bajamos por las escaleras muy silenciosamente, y vimos en la sala a nuestro objetivo. Deberiamos atacar pronto

Nota:

El agente joven parecía algo más nervioso que su compañero. Seguramente llevaría menos crímenes resueltos. No era una escena especialmente complicada. No había rehenes, lo cual facilitaba mucho las cosas. Las situaciones con rehenes cuando aparecía alguien con poderes tendían a irse un poco de madre. Los secuestradores saben que de ninguna manera pueden escapar de ahí y la mayoría de las veces amenazaban de muerte a los civiles. Yo había sufrido una hace unos pocos días en Munich de hecho. Afortunadamente, todo había salido a pedir de boca, aunque no tuve mucho que ver. La madre de una jovencita que conocí se encargó de resolver todo. No tuve mucho tiempo de hablar con ella, pero pareció una mujer fuerte, aunque algo seria.

Entramos en la casa y encontramos a una mujer tomándose un café y fumando. Estaba impaciente, nerviosa, y miraba a todos lados claramente pensando en cómo resolver todo la situación. Cuando aparecimos abrió mucho los ojos y preguntó si la situación era tan grave como para contar con Diana. A mi no me reconoció, lo cual era lógico. Mi anonimato era total, y ni siquiera sabían quién era en mi ciudad natal. Era conocido como "Positrón" o "El guardián de Ginebra", pero mi imagen de héroe llevaba incluido un traje y un antifaz. Diana hizo un gesto para que me encargase de la mujer y le sonreí.

- No se preocupe, señora diputada. Hemos venido ya que estábamos por la zona, y siempre que haya alguien en peligro los héroes tenemos la responsabilidad de ayudar en la medida de lo posible.- Y le guiñé un ojo. La mujer resopló y me miró, intentando tranquilizarse por mis palabras. Diana abandonó la sala y salió a la calle. Los agentes me miraron y me encogí de hombros.- Ella sabe lo que hace. Es buena en esto. ¿Vamos a ver qué podemos hacer por el interior de la casa? Usted quédese aquí señora, si necesita ayuda no dude en hacérnoslo saber.

Avancé hasta llegar al hall principal, donde unas escaleras subían al piso de arriba. Un pequeño murmullo se escuchaba desde la planta superior, e hice un gesto a los agentes para que guardasen silencio, señalando con la otra mano al techo. Caminé rápida pero silenciosamente hasta situarme en la parte lateral de las escaleras. Los tres policías apuntaban con cuidado a las escaleras desde posiciones cubiertas. Si bajaban por ahí estarían a nuestra merced. Eso siempre que fuesen simples atracadores o criminales de poca monta. Si eran algo más, entraría yo en acción para nivelar las cosas. Escuché un forcejeo proveniente del jardín. Diana ya había entrado en acción. Un sonido de armas moviéndose captó mi atención hacia los agentes.

- ¡Alto! ¡Quédesen donde están! ¡No hagan ningún movimiento extraño y no tendremos que...!- Un silbido cruzó el aire, y un golpe seco golpeó al joven agente, quien se llevó la mano al brazo derecho, mientras dos disparos cruzaban el aire. Los otros dos agentes comenzaron a disparar en dirección a la escalera y dos nuevos silbidos cruzaron la sala. Dos golpes secos contra la madera, y los agentes se cubrieron con cuidado. Me asomé y vi unas estrellas de metal clavadas en la pared y el marco de una puerta, ambas a escasos centímetros de los policías. Me puse de pie a toda velocidad y miré hacia la parte superior de la escalera. Fue apenas un segundo. Vi una cara oculta tras una especie de máscara, con tan solo los ojos al aire. Una estrella voló hacia mí, y la esquivé ágilmente, clavándose contra el suelo a mis espaldas. Sonreí ante la situación. Esas eran las cosas que me gustaban. Un poco de acción para ir calentando los músculos. Aunque ya era buena hora como para tenerlos calientes. El criminal volvió a meterse tras una pared y me dirigí a toda velocidad hacia el agente herido. Se había quitado la estrella del hombro mientras apretaba los dientes y su mano se teñía lentamente de rojo.

- Tranquilo, todo irá bien. No es una herida grave. Quédese aquí y proteja a la diputada.- Me giré a los otros dos policías, cuyas miradas cambiaban entre mí y la parte superior de la escalera, esperando que hiciese algo al parecer. Sonreí y llené mis palmas de unos pequeños rayos azulados.- ¡Hora de ponerse las pilas familia!

A toda velocidad, me dirigí a la parte inferior de las escaleras, y en cuanto el criminal volvió a asomar la cabeza, atraído seguramente por el ruido de mis palabras, disparé un potente relámpago que cruzó las escaleras a toda velocidad, impactando en su rostro. Un grito agónico recorrió el piso de arriba, y su cabeza desapareció. Comencé a subir las escaleras a toda velocidad, activando mi escudo eléctrico. Un par de golpes en él y dos nuevas estrellas resbalaron entre mis pies. Los agentes comenzaron a andar hacia arriba detrás de mí, sin dejar de apuntar por encima de mis hombros. Supuse que estarían nerviosos a la par que sorprendidos debido a que yo también tuviese poderes. Salté por fin al piso y rodé, mientras seguía apuntando el escudo hacia los dos hombres que había en la parte superior. A mi espalda, el tipo al que había golpeado se retorcía aún de dolor. Agarré su tobillo y le golpeé con una fuerte descarga que lo dejó inconsciente. Me apoyé contra la pared de la habitación en la que los otros dos hombres estaban, haciendo un gesto con la mano para que los agentes subiesen. Conté hasta tres y entré en la pequeña sala con la mano llena de rayos. Allí no había nadie. El cuarto estaba desierto, y no parecía que hubiese nadie allí desde hace meses.

- ¿Pero qué...? ¿Dónde demonios se han...?- Un fuerte golpe metálico y todo me dio vueltas. Me llevé las manos inconscientemente a la parte trasera de mi cabeza. Alguien me había golpeado con algo. Una barra, la culata de un arma... No estaba seguro, pero había dolido muchísimo. Caí sobre mis rodillas y sentí mareo. Noté un ligero escocimiento en la nuca y me miré la mano. Un poco de sangre descansaba en ella, mientras notaba como la herida se cerraba. Disparos y un par de gritos de los agentes. Esos tipos eran bastante más de lo que había pensado originalmente, y eso no me hacía ninguna gracia. Esa clase de criminales solían ser peligrosos, y no estábamos para bromas. Vidas inocentes como las de los agentes y la diputada corrían peligro. Era el momento de actuar como un auténtico super héroe.