Destrózame con la verdad... pero no me mientas (Loki) [23/03/2019]

Después de todo lo que había pasado, de aquel cóctel de acontecimientos frenéticos y caóticos la mutante aferró en su mano la piedra verde con fuerza. ¿Era tal vez una escapatoria? ¿Un verdadero aliado? ¿Un enemigo? Ya no sabía qué pensar. Sus experiencias con Loki siempre habían consistido en una fuente de celos respecto a la relación que tenía con su hermana y ahora…

La imagen de su mano candente contra el cuello de Dalae se reflejó en el interior de sus párpados por un instante. Agitó la cabeza luchando por hacerla desaparecer.

Tal vez ahora que la relación con su hermana había muerto pudiese actuar de un modo más objetivo respecto al dios de las mentiras. Aunque también sabía, si las leyendas de Loki eran ciertas, que si quería y se lo proponía él siempre se salía con la suya. De poco valdrían los esfuerzos. Así que, al menos… podría sacar algo para su propio beneficio. ¿Información? ¿Entrenamiento?

Sentada en la cama de su habitación de la MKL bailaba la piedra entre sus dedos como si estuviese distraída, pero si en ese mismo instante alguien le dirigía la palabra seguramente ni se enterase de la inmersión mental en la que se encontraba viajando. Se fijó en su forma, una y mil veces. En el tono exacto de verde que tenía, los brillos dorados..

Respiró hondo. Se puso de pie, volvió a guardar la piedra y se asomó a la ventana. ¿Qué era tan asfixiante de enfrentar al dios? El vínculo con su hermana, las dudas, no poder mostrarse vulnerable, estar atenta para las mentiras… ¿Y cómo iba a evitarlas? Su único contacto con Asgard había sido Thor y de manera muy superficial. Además la piedra ni siquiera funcionó…

Volvió a clavar su mirada donde la había guardado.

Ni siquiera funcionó… Eso es.

No era tan importante.

De un salto agarró de nuevo el amuleto y frotándolo con fuerza entre sus manos musitó en voz alta y clara -Loki- y un intenso brillo la cegó haciendo que soltase la piedra frente a ella.

Poco a poco el brillo fue menguando y con curiosidad, observaba esa humareda brillante que se disipaba, hasta hacer aparecer una ilusión del dios frente a ella. Tan real que la mutante estaba convencida de que se había teleportado, de que podía tocarle y sentirle si quería. Intentó recuperar la compostura pero el gesto de sorpresa la delató por completo. -... h..hola- le miraba con duda, con incredulidad y extrañeza. Recuperó su aliento y se quedó de pie frente a él. -Ahm…- estiró las mangas de su camisa para que Loki no viese las vendas descansando en sus muñecas. Realmente podría habérselas quitado ya, las marcas estaban casi desaparecidas por completo, pero las advertencias de Sigurd resonaban como una alarma en su cabeza. -No te esperaba realmente… La primera vez no funcionó- parpadeó confusa y carraspeó su voz. Increíble pero.. sí… por primera vez Sasha estaba a solas con un dios.

***

La relación de Sasha con Loki había sido tortuosa… Pero lo cierto es que la mutante estaba abrazando una idea que el dios del engaño podría intuir con facilidad… No habían tenido relación. Todas sus interacciones habían sido a través de Dalae o de las voces de otras personas que conocían a ambos.. Pero nunca habían interactuado el uno con el otro sin otros filtros ni obstáculos entre ellos. Sasha era orgullosa y detestaba la mentira tanto que no sabía practicarla con maestría. Pero se conocía bien. Sabía que en su interior había un hueco para el dios. Una posibilidad de encajar, de redención, de poder conocerle a él y no sólo lo que los libros le quisiesen contar… Y el asgardiano acompañaba ese sentimiento con esa aura poderosa. Sabía que debía tener la guardia alta y aun con ese recordatorio constante en la cabeza, sentía el magnetismo, misterio, incluso sensualidad de forma inherente a su modo de respirar, de mover las manos, de caminar…
No le perdía ojo y satisfacía su curiosidad observándole.
Había leído tanto de él…
Y ahora estaba frente a ella.

Tragó saliva, escuchando su voz. -Lo imaginé… No he tenido contacto con Thor desde entonces…- Observaba sus ropas, su rostro, prestaba suma atención al detalle. A fin de cuentas, no había nada más. Salvo él, ella y el tiempo. - Me diste el nombre equivocado… Pero he investigado un poco sobre ti- el tono de la mutante no era agresivo ni defensivo. Era totalmente neutro, casi los nervios del estómago se dejaban escuchar por el ligero temblor de la voz. ¿Era espectativa? ¿Tensión? ¿La cercanía con el dios? Aún no lo tenía claro. -La mitología midgardiana te define como el dios del engaño y el origen de todos los fraudes… Supongo que te surgen problemas allá donde pones los pies- Sasha respiró hondo, recordándose a sí misma que no le había invocado para hablar del clima ni de los títulos nobiliarios de cada uno. -Aunque tal vez seas honrado y ese sea tu engaño definitivo…- bufó una sonrisa un tanto absurda.

Sasha permaneció en una posición firme mientras el mentiroso la inspeccionaba. Se encogió de hombros -A mí me adjudicaron mi apellido… Y no tengo claro que mi nombre sea mío. Temo que algunos nombres valen más que otros- Observó cómo los afilados ojos verdes repasaban la habitación. Ojeando los libros que la mutante había conseguido, no había rastro de la maleta por ningún sitio y parecía haberse instalado con suma rapidez y para un largo periodo de tiempo. La habitación era tranquila y sencilla, con la mayoría de componentes en color madera oscura. Había un par de velas encendidas.

La morena tenía una voz taladrándole la cabeza. Habla con él. Habla… Escúpelo…

-Necesitaba hablar contigo. No quiero hablar de Dalae, ni de Raden, ni de Thor… Sólo quiero hablar con Loki- Estaba siendo sincera. No volcando toda la información que tenía, pero sí dejando de luchar por ocultarse. -Quiero… que me ayudes. En relación a Asgard. A cómo es ese mundo. Qué… ¿Qué está pasando? ¿Cómo puedo ir? ¿Es cierto que aborrecen a los mestizos? ¿Por qué no tengo recuerdos…?- Estaba consternada y se le notaba. Giró los pies sobre sí misma y se sentó en la cama, sentada por completo con las rodillas sobre sus tobillos y la espalda contra el cabecero. -Estoy cansada, Loki… De tener que odiar a las personas a las que se supone que debo odiar y querer a gente que no lo merece. Estoy cansada de muchas cosas…- estiró sus mangas de nuevo. -Sólo necesito saber qué o quién soy. Mi origen… Y supongo que eso no puedes dármelo. Pero me conformaría con que me ayudases a comprender mejor Asgard y la vida allí…- respiró hondo. En ningún momento separó la mirada del dios.

-Sé que los favores no son gratis. Estoy dispuesta a escuchar lo que quieres… Lo único que me hacía odiarte era la influencia que tenías sobre mi hermana, y ahora puede partirla un rayo que no me importa lo más mínimo. No tengo razones para odiarte… Y sé que es irónico que justo lo que te esté pidiendo… Sea la verdad- Buscó conexión con esa mirada que parecía penetrarla con frialdad todo su ser. ¿Había sido demasiado? ¿Habría cruzado algún tipo de línea? ¿Querría matarla para librarse de ella?

Tal vez simplemente perdiese el interés en ella y se marchase de nuevo.

Fuera como fuese, no tenía muchas alternativas...

La actitud del dios resultaba drenante e inquietante. Siempre parecía tenerlo todo bajo su control y se comportaba con ella como un gato que acaba de visualizar su juguete favorito. Le faltaban las pupilas dilatadas y el contoneo previo al ataque. Su risa sólo hizo por ofenderla, pero le necesitaba. Así que simplemente frunció el ceño y tragó saliva.

Por eso le pilló por sorpresa que hiciese repaso de su historia. Le alivió saber que Loki no había olvidado sus favores, obviamente tampoco se le pasaban por alto los propios. No le interrumpió hasta que dijo las palabras “hermana de sangre” - medio hermana - corrigió tajante, volviendo a ponerse a la defensiva.

Quería hablar de Dalae… la zorra que la traicionó. A ella y a su familia. En silencio hizo un gesto al dios con el brazo, como ofreciéndole el espacio para que hablase de ella. No le había invocado para recibir el tonel de mierda que el dios estaba a punto de echarle encima. - Y volvería a hacerlo. No sólo me traicionó a mí, sino también a toda mi familia. Una que me ha costado mucho conseguir. He hecho cosas por ella que no hubiese hecho por nadie más y aun así nunca fue sincera conmigo. Me temo que esa opinión no vas a cambiarla.- Desenfocó la vista, tratando de apartarla del dios. Centrándose en la pared, en los libros, en cualquier cosa menos en él, pero se fue acercando.

La siguiente retahíla le hizo darse cuenta de que el dios no tenía tanta información sobre ella como pensaba. - No sabes nada de mi padre…- Contestó con rabia, ya que ella tampoco. - Yo me alejé de Planaria…- le corrigió con más rabia, aún sin mirarle. Y su hermana la traicionó y desde entonces estaba casi muerta para ella. Ella tomó la decisión.

Sus palabras parecían el eco de lo que el mundo le había dicho una y mil veces. Ya cuando regresó a la mansión por primera vez había superado esos pensamientos de ser un problema para todo el mundo. Pero desde la colisión había encontrado y reforzado su vida y sus relaciones con gente maravillosa. - No estoy sola…- Se defendió con los ojos cerrados, apretando el puño. Tenía a Jesse, tenía a Drago, tenía a Solaris, Lorenzo y a todos los miembros de la MKL. La propia MKL como institución. Tenía a Elsa, a James, contaba con más conocidos, con más compañeros. La mansión no había terminado de darle la espalda. De hecho nunca lo había hecho.

Tal vez los datos del dios fuesen equivocados después de todo.¿Qué pretendía conseguir con todo aquello?

-Puede que sea un monstruo. A ojos de mucha gente lo soy, sin duda. Pero a mí no me abandonan. Yo no estoy sola- Sacó fuerzas de flaqueza entonces y miró a los potentes ojos verdes del dios, jugando con la piedra de invocación en una de las manos.

Quizá había sido una mala idea. En él buscaba unas respuestas que nadie más podía ofrecerle. Thor era difícil de contactar y siempre parecía muy ocupado y no había podido contactar con otro asgardiano de nuevo. No sólo no parecía receptivo a darle la información, cosa para la que estaba preparada. Sino que parecía querer hundirla en el proceso de aquel contacto. Para la suerte de la mutante, el dios no tocó los botones adecuados.

FDI: ¡Te dejo las fotitos de la habitación de la MKL para que se queden por aquí como apoyo visual!

MKL:

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Como si no llevase prisa el dios se llevó dos dedos al rostro. Su sonrisa, ese tono de voz impregnado en placer…

Eso sí que le tocó los huevos.

Frunció el ceño, pero de forma diferente. La determinación, con un cambio muy sutil en su mirada, se transformó en alerta. - He dicho que no quiero hablar del tema - Trató de sentenciar dejándolo apartado - Si quieres saber más tienes una testigo de primera mano que estoy segura de que no tendrá problema en endulzar la historia para ti y que no sepa tan amarga como mi perspectiva- Sonrió contra su voluntad, forzando el gesto, para luego volver a la frialdad previa.

Y muchas de las cosas que te ocultó… fueron porqué yo le dije que lo hiciera.

Otra directa al hígado. Ese hijo de puta…

Respiró hondo, o lo intentó, pero volvió a apretar el puño. ¿Cómo se mata a un dios?

Antes de encontrar la respuesta la concentración de Sasha volvió al dios cuando escuchó la palabra “advertencia”. Todos los bellos la mutante se erizaron al instante.  Le observaba desde la cama con cautela, interponiendo un brazo entre ella y la silueta del asgardiano. Las luces empezaron a parpadear y como respuesta automática su brazo refulgía un torbellino de fuego que giraba sobre el propio eje del brazo.

Estaba en clara desventaja, y su rostro la delató.

Las sombras se fueron haciendo cada vez más grandes sobre ella, notaba las palpitaciones acelerarse y la sequía de su garganta. ¿Debía buscar ayuda? Apartó la vista. Quiso llamar a Woodrow, su voz se contrajo en una vocal que no llegó a salir. Aún no sabía si le contaría a alguien su intentona por hablar con el dios del engaño, no podía delatarse ella sola. Se encogió y apoyó la otra mano en el cabecero de madera, tratando de resistir escudándose en su orgullo. Trató de pensar con la cabeza fría y lo único que encontró para tranquilizarse fue la existencia del telar de Tráfalos. Eso podría detenerle si usaba su magia ahí dentro… ¿No?

Cuando notó más luz en la habitación volvió a buscar la mirada verde de Loki, más relajada después de la tensión. - Descuida… No tenía intención de volver a verla… - Fue lo único que alcanzó a decir mientras recuperaba su calma.

La vergüenza inundó su cuerpo, haciéndola sentir pequeña. Ya no miraba al rostro del dios, sino a sus pies. Parecía distraída, pero en realidad su mente se estaba concentrando en las palabras del hombre. Habló sobre su pasado. Habló de un hechizo desmemorizante… ¿Nunca fue Charles?

Alguien había conectado el cable correcto.

En la cabeza de la mestiza se hizo el silencio. Sus mirada delató una respuesta inmediata.

Charles… no… ¿Podía?

Cuando alzó la vista al dios le encontró, tan soberbio como siempre, observándola desde arriba. El gesto de sus labios con la última palabra adoptó una sonrisa que dejaba asomar un colmillo acompañado de una propuesta demasiado seductora. Toda su aura había cambiado como si hubiese modificado el interés de Sasha en él cambiando los hilos del destino de forma trucada.  

El corazón abrumado de una Sasha vulnerable se aferraba a la idea de que tal vez frente a ella estuviesen todas las respuestas que siempre quiso.

Tragó saliva.

No le dio tiempo de reaccionar para poder responder y el dios empezó a soltar la otra parte de la información: Asgard.

Quería detenerle, hablar sobre su memoria, sobre los recuerdos que tanto tiempo había tenido bloqueados. Si no hubiese luchado durante meses por esa información, le hubiese interrumpido. Sin embargo siguió la mirada del dios con los ojos, con un gesto mucho menos defensivo. Su lenguaje corporal delataba agotamiento e incredulidad. Los brazos descansaban muertos sobre sus muslos, su mirada en el rostro del dios, pero perdida.

Escuchó toda la información en silencio. ¿No odiaban a los mestizos? ¿Y si era una trampa para llevarla a traición? Pero había dicho que no se podía acceder a la ciudad…

Loki acortó las distancias entre ambos, sentándose a su lado. Ella se abrazó una de las piernas y apoyó la barbilla sobre la rodilla. Le observaba confundida, pero intrigada. No había rastro de resistencia por parte de la morena. Respiró hondo. Notó la amenaza de las ganas de llorar en su garganta y volvió a tragar en seco. Carraspeó.

Lo que le había dicho había sembrado más cuestiones de las que había resuelto, si era cierto. No le quedaban muchos más libros por leer, no sabría dónde encontrar una información más experimentada que la suya… y debía ser la del dios del engaño. Y como si la información sobre Asgard hubiese pasado volando Sasha la pasó por encima.

- Sólo si puedes devolverme todos mis recuerdos. Y no por cualquier favor - Dijo buscando las pupilas del nórdico. Ella acercó su cara a la de él, muy despacio, sin romper el contacto de su mirada. - Si me dices lo que quieres de mí, puede que acceda… - El flashback de la sonrisa y la voz de Mephisto le hizo cerrar los ojos por un momento. Una voz en su cabeza no paraba de repetir como un mantra sin pausa “mala idea, mala idea, mala idea” - Pero ya me han jodido como para aceptar un favor a ciegas que corra de mi cuenta.. - El sentido común le gritaba a martillazos en la nuca. Sabía que no debía implicarse en tratos con él, pero su memoria… Si era cierto que podía devolvérsela…

Todo el tiempo del mundo parecía haberse detenido cuando esa opción se puso sobre la mesa. Un escenario circense circular oscuro salvo por algunos fogones verdes recogía la situación. Sin público. En el centro de la zona aérea se yergue la única figura iluminada por un foco, la de la mutante a la cuerda floja. Le tiemblan las piernas, pero sabe que tiene una red de seguridad. Sieglinde, Drago, Jesse… y todos los demás. En una silla de las que parecían vacías brillan un par de ojos verdes y suena un cascabel. Ella trastabilla. Sabe lo que tiene que hacer. Espalda recta, un pie detrás del otro, sin distracciones. Activa el abdomen, estira los brazos. Si cae la sujetarán. Estarán ahí para ayudarla…

Pero la serpiente quiere que salte, quiere el camino fácil. Y ella está muy cansada…

Para conseguir algo de ella Loki competía con el respaldo que Sasha sentía, debería medir su propuesta a la perfección. Si era demasiado desproporcionada, críptica o inconcreta,, perdería el interés. Había que medir bien las palabras ahora que el dios podía ver el brillo de la duda en sus ojos.

El pergamino y la pluma brillaron ante ella con un resplandor dorado reconfortante que nada tenía que ver con la realidad. Lo observó sorprendida y decepcionada consigo misma, con una culpa que se abrazaba pesada y dolorosa sobre su cuello, haciéndola agachar la cabeza. Tomó el espejismo de la pluma entre los dedos y leyó, escuchando a su vez la parte más explícita del contrato respecto a su hermana. Alejó la mano ligeramente del papel con calma y tristeza. - No puedo controlar ni jurar sobre mis sentimientos… No los controlo, por mucho que quiera. Pero sí puedo jurarte sobre mis acciones.. - Soltó la pluma un instante, que volvió levitando junto al pergamino.

Mentiría si hubiese asegurado no sentirte culpable por lo que le hizo a su hermana. A pesar de que ella no mostrase ningún arrepentimiento por traicionarla. Era lo único que conservaba en su vida que sabía que tenía algo que ver con ella como una familia. Su hermana, tras tantos años de incertidumbre… - Si nuestros destinos están entrelazados como tú dices, seguirá siendo mi hermana aunque no la reclame como tal. Y no puedo contener las ganas de tenerla a mi lado.. - Bajó la guardia sin darse cuenta - Pero sí puedo comprometerme a no herirla nunca más. Que de mis manos, mis armas y mis poderes no vuelva a surgir un ataque contra ella… - Cogió la pluma de nuevo entre los dedos, mirándole - Salvo que sea para defenderme de los que ella inicie. - Matizó antes de firmar, esperando la mirada del sol.

Aquella situación le tenía las emociones descontroladas, removidas. Había un regusto desagradable en el fondo de su estómago y a su vez una esperanza que la consolaba desde la culpa y el orgullo. Por momentos pensaba en rechazarlo, pedirle a Jesse que usase su poder contra ella para recordar… Por otro sabía que si su origen era asgardiano, tarde o temprano debía tratar con los hombres que había conocido, como Loki o Thor. Aún dudaba. Se sentía fría. Tensó la mandíbula y esperó la reacción del dios para tomar una decisión.