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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Ficha de Personaje Alias: Loki Nombre real: Loki Laufeyson Universo: Marvel
Tema: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 3rd Agosto 2016, 17:21
Nueva York, Manhattan 13 de Marzo de 2019, 17:30 horas.
Dale y Arturo se encontraban delante de la puerta de un apartamento de Nueva York, la dirección estaba anotada en un pergamino que Loki les había entregado horas antes de empezar la misión. No se habían equivocado con el número, aquella era la casa que indicaba la escritura del mentiroso. Picaron dos veces al timbre, y tras varios minutos de espera, la puerta se abrió...
Niflheim, dos horas antes...
- La siguiente es la segunda llave de cinco, marcada por la runa Uruz, runa de la resistencia... - dijo el dios de las mentiras, paseando tranquilamente por la enorme sala del trono del reino de los muertos.- Por lo que sabemos hasta ahora, pertenece a un hombre llamado Constantine, al que no he tenido el placer de conocer... según los datos recopilados por Dalae, este hombre se caracteriza por su amplia lista de conjuros, su labia y su forma ingeniosa de engañar a la gente... vaya, diría que él inglés y yo tenemos mucho en común... - sonrió el joven dios con un ligero toque de malicia.- Este experimentado mago frecuenta un lugar conocido como... "La casa del Misterio". Ahí es dónde se encuentra la llave... tenéis que buscarle y pedirle que os deje entrar en su casa. Mientras estéis allí dentro, mi magia no podrá alcanzaros y el conjuro telepático desaparecerá...lo que quiere decir que estaréis solos durante la misión. - dijo con un tono de advertencia.- Tened eso muy en cuenta... para que no vuelva a suceder lo de ayer...
El embaucador se acercó a una gran mesa en la que había una partida de ajedrez ya empezada, y cogió un pequeño espejo de acero pulido que entregó a Dalae.
- Este espejo está conectado directamente a mi estanque de adivinación. Te mostrará dónde está Constantine en cualquier momento del día. Pero antes...- El príncipe se detuvo a mesarse ligeramente la barbilla, como si tuviera algo en mente, y entonces decidió continuar.
- Pero antes de que entréis en acción... me gustaría que fuerais a visitar a alguien que conocí hace mucho tiempo... - los ojos del dios de las mentiras parecieron apagarse lentamente, su característico brillo verde se tornó ligeramente grisáceo.- Decidle qué vais de mi parte y pedidle que os ayude... os será realmente útil a la hora de conseguir la llave que me ha quitado Constantine... ¿Alguna pregunta?
Manhattan, ahora mismo.
- ¿Quienes sois? - dijo una suave voz de mujer que provenía de detrás de la puerta. Una cabeza pelirroja se asomó a mirar con extrañeza a Dalae y Arturo. Sus ojos castaños se movieron de arriba abajo, analizando al grupo, y sus gafas de pasta fueron resbalando por su nariz por culpa de la impresión. Iba vestida con una camiseta ajustada negra y unos tejanos, pero lo que más llamó la atención de los agentes de Loki, fueron los detallados tatuajes que cubrían sus dos brazos casi por completo. - Vale... ¿es que hay una fiesta de disfraces en la escalera? ¿O sois testigos de Jehová? No quiero nada, gracias... - dijo, a punto de cerrarles la puerta en las narices.
FDI: Cualquier duda que tengáis enviadme un MP. Loki no os ha dicho nada de cómo se llama vuestro aliado, ni quién es. Primero postearán Dalae y Arturo, y una vez se pongan a buscar a Constantine deberá postear el inglés explicando lo que hace y dónde está, para que Dalae pueda verlo con el espejo. ¡Que empiece la fiesta! xD
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Última edición por Loki Laufeyson el 10th Agosto 2016, 17:51, editado 1 vez
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Ficha de Personaje Alias: Dalae. Nombre real: Dalae Darkle. Universo: Marvel
Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 5th Agosto 2016, 16:43
Se despertó muy temprano, incluso antes que Raden. Era extraño... Había descansado de maravilla, a pesar del nerviosismo por lo que se avecinaba y la tensión acumulada últimamente. No recordaba gran cosa... En realidad, nada, salvo un extraño animal. La respiración del lobo, pesada y regular, casi ocultaba el sonido de sus pies al pisar el suelo mojado y lleno de pétalos de flores. Se agachó, intrigada, y cogió uno que parecía haber pertenecido a una orquídea. Parecía... Real. ¿De dónde habría salido? Miró a su alrededor, el resto de la habitación seguía como siempre. Y aquello era Niflheim... Era imposible que creciera ninguna flor de ningún tipo. Y menos así. Al final, desistió de encontrarle algún sentido a aquello, y se preparó para buscar la segunda llave. La que ahora posiblemente descansaba en el bolsillo de una gabardina que apestaba a tabaco. Al menos, sabía que no ocurriría como el día anterior: John Constantine no era un hombre que trabajara en equipo, si Dalae no se equivocaba. Pero en parte por que más gente lo entorpecería, posiblemente. Tenía capacidades de sobra para "hacer amigos".
Loki les explicó lo que debían hacer, aunque añadió algo que en principio Dalae no había previsto. Guardó el pequeño espejo, dudosa. No le gustaba empezar a involucrar aún más gente, y menos a completos desconocidos. Además, la expresión de su maestro no le daba ninguna confianza. ¿Realmente recordar a esa persona le había entristecido? -Ninguna.-Hubiera estado bien saber el nombre de la persona con la que iban a hablar. Algo de información, incluso. O cómo tratarla. Pero... La joven intuía que aquello era algo personal. Y si el dios mentiroso no les había dicho nada ya, era por que realmente no quería decírselo.
...
Volvieron a Nueva York, esa ciudad en la que parecían vivir como mínimo la mitad de las personas importantes en Midgard. Sin embargo, el lugar era lo menos llamativo posible: El portal de un bloque de pisos, normal y corriente. Como otros cientos que habría en la ciudad. Quizás fuera un mago o algún tipo de criatura que vivía camuflada entre los midgardianos. O quizás fuera simple una ilusión para esconder su hogar de ojos indiscretos. "-No. Creo que la casa es real."
La puerta estaba abierta, y no tardaron mucho en llegar al apartamento que les habían indicado. -Arturo, voy a cubrirnos con una ilusión. Sea quien sea, no es buena idea que nos vea de primeras armados.-Susurró, al tiempo que una luz verde los envolvía por unos segundos. Cuando se apagó, ambos estaban vestidos con ropas normales, como las de cualquier humano que te pudieras encontrar por la calle. Llamaron al timbre, y sólo si hubiera abierto Surtur en persona se habría sorprendido más. Para empezar, por el aspecto de la chica: Parecía humana, sí, pero tenía los brazos cubiertos de tatuajes, y... Acababa de ver a través de su ilusión. Vale... ¿es que hay una fiesta de disfraces en la escalera? ¿O sois testigos de Jehová? No quiero nada, gracias...
Dalae puso una mano en la puerta, evitando que la cerrara. -Pero nosotros sí.-Hablaba con un tono de voz tranquilo, lo cual evitaba que esas palabras sonaran demasiado mal. -Venimos de parte de Loki.-Las palabras tienen poder, esa era una de las primeras lecciones que la morena había aprendido. Y los nombres, más aún. Hay nombres que pueden intimidar a tus enemigos, nombres que descubren secretos, nombres que protegen. Y nombres que abren puertas. Tan simple y tan complicado como eso. Ojalá aquel sirviera.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 6th Agosto 2016, 06:53
Siguiente día
Ahghgghh—y despierto de golpe levantándome de igual manera—mierda ayer era el estreno mundial—noto donde me encuentro—ah, es cierto, estoy de trabajo—me levanto por completo y me pongo la chaqueta, puesto que ayer fui de civil para evitar llamar la atención de los guardianes y de todos en realidad. Para mi mala suerte no hubo desayuno así que me fui a la sala más grande de lo que parece un castillo.
Loki y Dalae me esperan, así el jefe empieza a informarnos de la siguiente llave y del propio Constantine, enlistando los atributos del inglés, y como se parecían, curioso muy curioso. La ubicación de la llave en una tal Casa del Misterio, vaya que original, así como una advertencia de que no podría ayudarnos puesto que percibe que su magia no podrá penetrar la casa, debe tener varias protecciones mágicas para que incluso Loki no pueda hacer nada, así que tendremos que ir con cuidado.
Loki se acerca a una mesa donde hay una tabla de ajedrez muy curiosa…¿ese soy yo?. No hay nadie más cerca de ahí, parece ser que es una partida a largo plazo, ya he sido pieza de una partida antes, ¿Cuál será mi papel en realidad en esta ocasión?. A Dalae se le entrega un espejo y le explican sobre su función y la utilidad para la misión. Luego de quedarse en silencio unos momentos nos aconseja ir antes con un conocido para pedirle ayuda, que si decimos que vamos en su nombre puede que nos preste más atención y decide preguntar por dudas y yo sin pensarlo 2 veces—haz dicho que le pidamos a Constantine que nos deje pasar a su casa del misterio, esto me suena a trueque, algo muy diferente a lo de ayer, ¿tenemos algo interesante que podamos darle a cambio de la llave? o ¿es que su contacto quien tiene la respuesta?—alguien de las características de Constantine parece difícil sacar un acuerdo de mutuo beneficio a menos que no le quede de otra. Me recuerda a Alex McCall, que tiene la misma pinta y bastardo que él, eso sí, a diferencia de Constantine, parece que puede ser algo leal con personas que ni siquiera pertenecen a su sociedad secreta, obviamente siempre y cuando no comprometan a la suya.
(……………………………………………)
Ya en Nueva York, llegamos hasta un departamento, comprobamos la dirección dada por Loki, y antes de seguir Dalae me avisa que nos pondrá en una ilusión, iba a protestar puesto que estoy de civil ahora, pero recordé que mi katana esta visible luego de haberla usado ayer, el hechizo instantáneo dejo de hacer efecto, así que deje que hiciera sin decir nada más, yo oprimí el timbre 2 veces y luego de esperar un rato la puerta se abrió. Aparece una mujer de varios tatuajes en sus brazos, nos escanea notando al instante la ilusión, iba a mirar mis tatuajes para saber si ella tiene poderes mágicos pero ella empieza a cerrar la puerta, estaba a punto de poner el pie entre la puerta pero Dalae me gana, avisando que venimos de parte de Loki—aparte ¿desde cuándo los Testigos de Jehová se visten de esta forma?—trato de ser algo chistoso para amenizar cualquier sospecha que pudiera tener… aunque cualquier persona cuerda que viera a alguien con una espada y no hubiera una fiesta de disfraces cerca, llamaría a las autoridades lo más rápido posible.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 10th Agosto 2016, 18:17
FDI: Se me olvidó poner en el primer post, que el apartamento queda en Manhattan xD Sobre la pregunta de Arturo a Loki en el post anterior: Loki no os ha dado nada para el trueque y el contacto tampoco tiene nada. Si Constantine sugiriera intercambiar la llave por otro objeto, Dalae y Arturo tendrán que inventarse algo xD
A pesar del disfraz ilusorio que convertía a Dalae y a Arturo en ciudadanos normales y pacíficos de Nueva York... el engaño no había funcionado de buenas a primeras con la chica del tercero primera. Los agentes de Loki quedaron asombrados al ver que la pelirroja era capaz de verles tal y como eran a pesar de la ilusión, y eso no ayudaba mucho a la hora de dejarles pasar a su casa.
La chica los miró durante un segundo con desconfianza, y aumentó ligeramente cuando la hechicera bloqueó la puerta, impidiendo que se cerrara. Pero antes de que la pelirroja pudiera protestar, sus ojos se abrieron de par en par cuando Dalae pronunció el poderoso nombre. Los ojos castaños de la inquilina se apagaron, y su expresión se tornó seria de repente, con un ligero matiz de tristeza.
- La verdad es que bien podríais ir de Cosplay... - dijo, mirando esta vez en dirección a Arturo.
Después echó un vistazo al interior de la casa y tras un largo suspiro decidió dejar pasar a sus inesperados invitados. Era un piso de alquiler normal y corriente, con un comedor espacioso adornado con unas cuantas estanterías llenas de libros, un sofá blanco y una ventana con las persianas a medio cerrar. Parecía que la pelirroja estaba viendo algún tipo de programa de entretenimiento con el volumen bajo antes de ser interrumpida, y al lado de la mesita frente al sofá descansaba un libro de psicología social con una señal que cortaba el libro por la mitad.
- Umh... sentaos por aquí... ¿queréis tomar algo? Té... café...-enumeró no muy convencida. No conocía los gustos de los amigos de Loki, pero esperaba que no fueran Asgardianos, ya que no tenía nada de cervezas vikingas ni hidromiel en su nevera.
Se marchó unos minutos a la cocina para preparar las bebidas, y cuando volvió al comedor, se quedó de pie mirando a los extraños mientras removía algo inquieta su café.
- ¿Sois amigos de Loki? - preguntó, y después dejó una larga pausa antes de continuar.- Él... ¿Él está bien?
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 3rd Octubre 2016, 18:49
Dalae vio con cierta sorpresa cómo el rostro de la mujer cambiaba a una expresión de... ¿Tristeza? "-Por todos los dioses... Por favor, que no sea una de sus miles de amantes. Por favor."-A decir verdad, Loki tenía fama (merecida, además) de seductor, y eso solía ser especialmente perjudicial para sus parejas. En caso de que sobrevivieran, por supuesto. En memoria de todos estaban Sygn y Angrboda, por desgracia. Ellas y sus hijos, que habían tenido la mala suerte de nacer con el padre equivocado, y un destino funesto en consecuencia. Sin embargo, la mujer tatuada no parecía particularmente desgraciada, maldita o muerta.
Dirigió una mirada gélida a Arturo: La asgardiana no estaba de humor para chistes, y además no sabía quiénes eran esos testigos de Jehová. Quizás fuera algo importante que se le escapaba. Sin embargo, la midgardiana (que quizás no lo fuera, al fin y al cabo), no comentó nada más del tema. En su lugar, dijo otra palabra, también desconocida, a la que Dalae no respondió por precaución. Cuando entraron, la aprendiz de Loki miró a su alrededor en busca de algo que se saliera de lo normal, sin mucho éxito. De hecho, aquel era el sitio más corriente y más humano en el que había estado en lo que llevaba de mes, por lo menos. Y con diferencia. El programa de la televisión no le llamó mucho la atención, al contrario que el libro. Normalmente, las personas leían novelas en sus casas, no... Tratados de psicología social. Quizás la pelirroja se dedicara a algo relacionado con eso. Sin embargo, Dalae no veía en qué podía ayudarles una psicóloga a conseguir la llave de John Constantine.
-Sí, por favor. Un café con hielo.-No quería parecer maleducada, y no creía que los fuera a envenenar. Además, quizás eso sirviera para dar una mayor sensación de normalidad de cara a ella. Cuando trajo las bebidas, Dalae cogió su vaso y dió un sorbo antes de contestar. -Podría decirse así. De momento, trabajamos con él. Loki está bien, sí... Aunque algo ocupado con sus asuntos. Lo de siempre.-Fuera la que fuera la relación que hubiera entre la mujer y su maestro, parecía buena. Y lo mejor sería mantenerla así, de momento. -De hecho, nos ha enviado aquí, diciéndonos que podrías ayudarnos, aunque nada más.-La asgardiana tenía cuidado con lo que decía, y alguien lo bastante observador lo notaría. Si ya de por sí era desconfiada, encontrarse en una situación en la que iba a ciegas y en la que sus ilusiones no servían no la hacía sentirse cómoda. -¿Sabes algo de unas llaves rúnicas? Loki las necesita, y las estamos buscando para él.
-Si de verdad apreciaba al dios de las mentiras, eso debería hacerla hablar. O eso pensó Dalae, al menos... Esta vez quería ser mucho más sutil que en Chicago. Aunque la mujer de gafas no representara una amenaza de momento, los dioses sabían quién o qué era en realidad. No era tan fácil sobrevivir a Loki y ver a través del velo de su magia de buenas a primeras.
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Última edición por Dalae Darkle el 20th Junio 2017, 23:31, editado 1 vez
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 14th Octubre 2016, 21:54
La chica se detuvo en seco al oír el nombre de Loki, pero segundos después cobraron un matiz diferente, entre seriedad y algo de tristeza, y con esa expresión responde a mi comentario sobre nuestra vestimenta, cosa que podría significar cierto alivio para nosotros, pero mi chiste no parece bienvenido por parte de mi compañera, pero yo sonrío ante la respuesta, dado que en todo caso no cualquiera diría que es normal ir de cosplay en este lado del mundo a no ser que estés en una convención.
Con cierta resignación nos deja entrar, no parece haber nada fuera de lugar, bastante decente pero sin nada en particular que pudiera conectarla con Loki de alguna forma. En el momento en que nos invita a sentarnos nos pregunta por si queremos beber—un poco de agua, el café nunca fue lo mío—no pasó mucho tiempo cuando nos trajo las bebidas mostrando su hospitalidad. Y comienza nuestra platica con 2 preguntas, la primera es predecible, la segunda permite mostrarnos que está preocupada por él. Dalae se vuelve a adelantar al contestar dichas cuestiones, explicando nuestra posición en torno a Loki y su situación actual. Luego explica nuestra presencia ante ella, y lo dice con las palabras necesarias y calculadas, nada de spoilear algo que pudiera ser usado en un momento más adecuado.
Yo no he tenido oportunidad de decir nada, y tampoco es que pudiera añadir algo sustancial a nuestro escaso conocimiento de esta misión. Luego de responder sobre las llaves rúnicas—de hecho creemos saber quien posee una de ellas—interrumpo lo mas educadamente posible—pero nos han aconsejado pedir tu ayuda, ¿puedes demostrarnos dicha garantía de confianza?—mi tono era ligeramente serio, pero no acusatorio, simplemente quiero saber que puede ofrecernos para conseguir la llave que se nos ha encomendado conseguir.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 26th Octubre 2016, 11:36
Tras servir con mucha educación un café con hielo y un poco de agua a sus invitados, la pelirroja intercambió varias miradas con los presentes hasta que alguno se decidiera por fin a hablar. Se la notaba inquieta, no dejó de remover su café con aire pensativo, y sus ojos castaños tenían un matiz de preocupación. También había decidido mantener una distancia prudencial con los amigos de Loki, mientras ellos se habían acomodado en el sofá, la chica estaba de pie, apoyada en una de las paredes que había justo al lado de la cocina.
- Ya… supongo que en estos cinco años no ha tenido tiempo de venir a verme… -dijo frunciendo ligeramente el ceño y llevándose el café a los labios. Dalae y Arturo temieron que se lo bebiera de una sola tacada, pero tan solo le dio un sorbo grande. Después volvió a mirar el fondo de su café recordando algo triste- Pensaba que había muerto… -y de pronto, susurró algo casi inaudible.- Maldito embustero…
La situación era un tanto confusa, y Dalae y Arturo iban con pies de plomo a la hora de preguntarle a la inquilina. Iban dándole pequeñas dosis de información por si las moscas, no sabían si la pelirroja era digna de su confianza, pero de momento iban bien encaminados en su misión.
Al otro lado del mundo, en el oscuro castillo de Niflheim, el príncipe Loki miraba curioso la escena que sucedía dentro de su estanque de adivinación. Las calmadas aguas revelaban el rostro de la pelirroja, y el dios de las mentiras sintió un leve pinchado en su pecho. ¿Qué era aquel sentimiento tan desagradable? ¿Tal vez fuera culpabilidad?
- Cuando Loki y yo nos conocimos, él era una especie de Agente Secreto de Asgard… no me explicó gran cosa, pero era algo así como un 007 de la mitología nórdica. De lo que si me acuerdo es de que Sigurd vino una vez a su piso para intentar robarle la Espada de la Verdad. Se que Loki la cogió de un cofre que necesitaba una serie de llaves para abrirlo o algo así… - dijo esbozando una ligera sonrisa, recordando la escena con cierto cariño.- ¿La ha perdido o algo?
Entonces sus ojos se clavaron en Arturo y las cejas de la mujer se alzaron, como si no comprendiera del todo la pregunta.
- No se en que puedo ayudaros, pero claro que podéis confiar en mi… odio las mentiras y los engaños. Supongo que por eso os ha pedido que vengáis a verme. Pero antes de meterme en otra de las alocadas misiones de Loki… quisiera saber al menos como os llamáis. - dijo acercándose a los presentes y dejando la taza de café encima de la mesita que había delante del sofá.- Yo soy Verity Willis… y soy una especie de detector de mentiras con patas…
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 1st Noviembre 2016, 04:02
Dalae se llevó la taza a los labios, observando a la mujer tatuada. No estaba más relajada que ellos mismos: Ni siquiera se había sentado. Y no era de extrañar: Sin ilusiones, los dos elementales no generaban nada de confianza. Aunque eso se quedaba en nada si se comparaba con la impronta que había dejado Loki en ella. O mejor dicho... El joven Loki, que no era exactamente el mismo dios al que servían ahora. Verity había convivido con el Agente de Asgard, el que actuaba en nombre de la Madre de Todos. El Loki bueno, o que al menos intentaba serlo. Dalae no tenía mucha idea de qué podía haber hecho por aquel entonces: En esa época, ni siquiera había puesto un pie fuera de las murallas de la Ciudad Dorada, y los rumores rara vez hablaban del príncipe menor, salvo cuando hacía algún desastre. Nada sobre una chica llena de tatuajes.
Sin embargo, ella parecía estar bastante enterada de qué había ocurrido. Aunque Dalae no entendió lo que significaba "ser un 007", pudo arreglárselas para reconstruir el resto del relato sin esa información.
...Sigurd, el Siempre Glorioso... ¿Robando la Espada de la Verdad? ¿Cómo se las había arreglado Loki para...? En fin, ahora eso daba igual. Era historia, y nunca mejor dicho. Mientras Sigurd no se metiera en su camino, todo estaría más o menos controlado. Porque, por si fuera poco, el Primer Héroe de Asgard tenía una irritante tendencia a pasearse (o ser exiliado) fuera de su tierra natal. Era más que posible que hubiera quedado fuera cuando Odín cerró la barrera. Y si se sabía que la Espada estaba ahí fuera, en algún lugar...
Pero sería mejor concentrarse en el aquí y en el ahora. -Es una larga historia... La Espada está ahora en su cofre, y las llaves, diseminadas por Midgard. Ahora mismo, Loki tiene tres de ellas. Lo único que tenemos que hacer es buscar el resto.
Posiblemente, si Verity hubiera afirmado ser Freya disfrazada, Dalae no se habría sorprendido tanto. ¿Odiaba las mentiras? No le extrañaba que hubiera acabado mal con el hijo de Laufey... Aunque, a decir verdad, la hechicera nunca había oído hablar de nadie que hubiera acabado bien después de colaborar con él. Ese pensamiento le dolió un poco más de lo que tenía planeado. Bebió un poco de café para ganar algo de tiempo en el que pensar. Su instinto le indicaba que lo mejor era esconderse siempre bajo un nombre y una apariencia falsa. Pero... Si Verity era quien decía ser, eso sólo la haría desconfiar. Y eso no convenía ahora mismo... Tendría que confiar, al menos de momento. Y si resultaba no ser de confianza... Era sólo una humana. No sería difícil hacerla callar. -Soy Dalae Laydottir. Un placer.-Prefería reservarse sus poderes para cuando tuviera que utilizarlos: Aunque Verity pudiera ver la verdad, nada le permitía averiguar información de cero. El apellido, por otra parte... Aunque usara el "Darkle" por pura costumbre, no era un nombre de verdad. No era más que una palabra que le habían dado de pequeña, en lugar de el verdadero: Su apellido en realidad tendría que haber derivado del nombre de su madre en lugar de su padre, quien no había vivido para reconocerla como hija suya. Quizás para los midgardianos las palabras que definían a las personas y a las cosas no tuvieran importancia... Pero Verity era la prueba más cercana de que unas simples letras podían decir mucho sobre quien las reclamaba como suyas.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 3rd Noviembre 2016, 07:32
Tomo sin tanta formalidad el agua que amablemente me ha traído, pero el ambiente algo tenso todavía permanece, durante el dialogo se revela un par de cosas curiosas, parece que la relación es algo más allá de lo laboral. Y luego suelta un dato la mar de interesante—vaya un espía, supongo que es una labor que le queda como anillo al dedo—aunque la historia no parece cuajar del todo con lo que me han contado…¿será una versión algún universo de los tantos que se fusionaron?, aun así hay inconsistencias, pero mejor me centro en la misión y tal vez después pueda atar cabos. Dalae responde a la pregunta de la mujer sobre el cofre y las llaves, no tengo idea de cómo habrá colaborado con Loki, todavía parece una persona de lo más normal, una civil cualquiera que pudiera camuflarse entre la multitud sin problema alguno.
Mi pregunta le hace fijarse en mi persona más de lo esperado, pero responde que a pesar de que no sabe cómo puede ayudarnos, nosotros podemos confiar en ella, dado que odia la falsedad y antes de confirmar cualquier misión, quiere que nos presentemos, justo después de que lo hace ella misma, revelando no solo su nombre, sino la razón del encuentro con ella.
Dalae inicia la presentación, yo solo la conozco por el nombre, nunca había escuchado el apellido, nunca me fue necesario preguntar, dado que mi ámbito de trabajo, es más común los nombres código, los apodos dados por los demás, aunque también he trabajado con personas que dan su nombre verdadero sin temor a que sea usado en su contra, obviamente algunos son gente con rango, conocidos de alguna manera en El Mundo Secreto, a otros no le importaba este hecho y otros tantos sus nombres me eran revelados por cierta entidad que estuvo en mi cabeza hace tiempo. En fin, no me queda más que decir el mío—yo soy Razor, “El Dragón del Este”—le muestro unas flamitas en cada pulgar y que apago rápidamente—pero eso no es lo que exiges, más bien es aquello que nuestros padres nos dieron al nacer, mi nombre es Arturo Camacho Lizárraga—le ofrezco la mano—un gusto conocerte—sonrío de acuerdo a lo dicho, por el momento no hay intrigas ni nada que esconder o mantener, así que le trato como cualquier persona, además puede que sea clave para el éxito de esta misión si usamos su habilidad adecuadamente.
Seguro que en mi mundo ya hubiera sido reclutada por alguno de Los Tres Grandes para la sección de interrogatorios, y nosotros no seremos la excepción, Dalae ha dicho que Constantine se basa en el engaño, puede que su magia se de tipo Caos, difícil e impredecible de combatir, pero no imposible de vencer. Si ella llega a estar de nuestra parte, tendremos la ventaja de la “Verdad”.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 28th Noviembre 2016, 12:40
Verity Willis escuchó atentamente el breve resumen que ofreció Dalae. La espada de la Verdad había vuelto a su lugar de origen, encerrada en el cofre que forjó el mismo Odín para protegerla de los incautos. Gram, hoja de Asgard, la muerte de Fafnir, codiciada por unos y deseada por otros. Pero solo uno era su verdadero dueño, y Loki estaba dispuesto a todo para volver a tenerla en su poder. O más bien, estaba dispuesto a utilizar a quien fuera para conseguir su objetivo…
- Entonces se trata de esto… ¿Tengo que ayudaros a buscar las otras dos? Pero no tengo ni idea de donde pueden estar… - dijo un tanto confusa. Dalae y Arturo debían ofrecerle un poco más de información si no querían perder el objetivo de la misión.
Cuando los esbirros de Loki se presentaron, la pelirroja vio verdad en sus palabras y se sintió más tranquila. No confiaba en la gente que vivía de los engaños, y al haber confesado su verdadera naturaleza como detector de mentiras, había conseguido que los dos invitados fueran sinceros a sus preguntas. Tenía que admitir que eran nombres bastante raros e inusuales, no conocía a nadie que se llamara como ellos en Manhattan, pero los registró sin dificultad en su mente. Era una mujer muy inteligente, capaz de adaptarse a situaciones difíciles.
- Un placer conoceros, Dalae y Arturo… ¿O prefieres que te llame Razor? – De pronto, la chica pegó un bote y dio un paso hacia atrás, con los ojos bien abiertos. El Dragón del Este había mostrado su mutación envolviendo en llamas sus pulgares. Para Verity, aquello fue toda una sorpresa.- Menudo susto… vaya… es fuego, mola…
En aquel momento, el esperado maestro accedió a la mente de sus agentes y ambos sintieron la voz de Loki susurrarles dentro de sus cabezas.
- Constantine ha empezado a moverse. Sino os dais prisa llegará antes a la casa del Misterio y allí le pederéis la pista... Recordad que mi magia no podrá penetrar los muros de su propia dimensión. – Por un instante, pareció que el dios embaucador no tenía nada más que añadir, pero en realidad solo se hizo un pequeño silencio antes de proseguir con una advertencia.- Verity Willis es una humana cualquiera. Tendréis que protegerla si las cosas se tuercen. Un solo rasguño y haré que os arrepintáis…
- ¿Pasa algo? – dijo la joven con el ceño fruncido, interrumpiendo el extraño silencio que se había formado de repente en la sala.- Bueno… Y… ¿Cuándo empezamos?
FDI: Primero contestará JC explicando que ha estado haciendo hasta ahora. Con eso, Dalae y Arturo podrán describir lo que ven a través del espejo y llegar hasta él.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 29th Noviembre 2016, 12:43
- Ya falta poco. Solo unos cuantos pasos más - o eso "sabía" él. Puede que fueran unos pasos más o puede que de repente y por el azar del destino la entrada que estaban buscando se esfumara y se trasladara a otro sitio, cosa que sería una auténtica putada para el pequeño grupo de místicos.
John había decidido que, tras haber pasado un largo tiempo como sus pupilas (o a su parecer había sido mucho tiempo teniendo en cuenta lo cortas que solían ser sus relaciones) y haber terminado con éxito la putada que les hizo en el cementerio de Nueva York para que conocieran de buena mano el mundo de los fantasmas, era hora de darles una recompensa. Pero no una recompensa cualquiera: iba a ser un regalo a la vez que un nuevo capítulo de "aprende magia con John Constantine". Habían tomado un taxi para salir de la ciudad de Nueva York para meterse en las afueras, en pleno campo. El taxista los había dejado a unos cuantos kilómetros de su destino porque no era un camino que pudiera transitar un vehículo urbano como era un taxi, que suelen tener el chasis bajo. Anya al principio se mostraba interesada y animada, pero a medida que se adentraban más la fatiga empezaba a mermar su buen humor y a dejar salir aquel temperamento tan característico de la rusa.
- Hemos llegado. ¿Chicas? Bienvenidas a la Casa del Misterio.
No sabrían decir cuando fue, pero en algún momento dado estaban en el umbral de otra dimensión, donde se podía ver una edificación enorme de un aspecto antiquísimo en un terreno que claramente no era el campo que estaban cruzando.
- Aunque os parezca una casa vieja, tratadla y pensad en ella como si fuera una persona. Tiene voluntad propia y es muy sensible a que se hable de su aspecto. - ¿Verdad? ¿Una broma? John no dejó claro la intencionalidad de sus palabras. - Estamos a punto de entrar en otra dimensión controlada por la casa y su entrada, como habéis podido ver, la escoge al azar. Normalmente se mantiene cerca de la llave, la cual la tengo yo, pero parece que debe haberse ofendido tras mi última visita. - De nuevo ¿broma? ¿verdad? Y una sonrisa ladina del inglés. - Aquí nos reuníamos los miembros de la Liga de la Justicia Oscura. No penséis mal: no éramos una secta pero si que practicábamos mucha magia. Por resumirlo, cuando el músculos de la capa roja y su pandilla no podían encargarse de algo, nos metíamos nosotros. Tras el efecto Omega a saber dónde estarán el resto de miembros - aunque John sabía perféctamente dónde se encontraba en concreto una de sus miembros, y rezaba para que no se encontrase en su interior. - Os he traído aquí para que la uséis: es un lugar seguro para practicar la magia y para estudiarla. Garnet, la casa suele cambiar su estructura interior así que te aconsejo que no uses tus poderes si no quieres perderte. Dicho esto, seguid al guía y cogeos de las manos.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 29th Noviembre 2016, 15:20
Sentada detrás de John, contemplaba el paisaje fugaz de la ventana a medida que nos alejabamos de la ajetreada urbe de Nueva York. Me dolían las costillas, pero como siempre, una mezcla de orgullo y obstinada cabezonería me llevaba a aguantarlo en secreto. Un secreto a gritos que transpiraba cada poro de mi piel cuando gestos bruscos y sobresaltos me arrancaban muecas de puro dolor, inmediatamente transformadas en sonrisas ácidas que ocultaban lo que verdaderamente sucedía, o más bien invitaban al reto, a que pusieran en duda que podía superar eso y más estoicamente, sin lamentarme. No tenía muy claro a dónde íbamos, ni qué podíamos sacar de ello, pero eso no evitaba que tuviera cierta emoción contenida y contemplara todo a mi alrededor en busca de algo, una pequeña pista que indicara un lugar. Aunque tampoco hubiera hecho ascos a un cartel de neón, ansiosa como estaba por descubrir más.
Y es que, aunque fuera un pensamiento masoquista, quería vivir más. Aun con el doloroso recordatorio de mis costillas, esa experiencia había sido única, y empezaba a sentirme verdaderamente atraída por la magia. Por la idea de, de algún modo, salvar a Ruby. Salvarnos a ambas.
El taxi no pudo dejarnos a donde quiera que John nos llevaba. Así que cuando se paró en mitad de la nada y el inglés nos indicó que había llegado el momento de andar, no pude si no arquear una ceja y mirarle con desconcierto. Luego recordé el viaje al cementerio y simplemente, agradecí no llevar tacones aquél día. Había decidido llevar ropa cómoda, los botines militares de esos que tienen la punta que parecen de piedra, unos tejanos corrientes y una camisa tank top loose de color negro y la típica y mítica camisa de cuadros rojos y negros que todo el mundo ha visto al menos una vez. Sí, aquella del bolsillo en el pecho, en el lado izquierdo y que puedes arremangar y abotonar a la altura del codo. Finalmente, como siempre, llevaba mi fiel cazadora de cuero negro. Seguimos caminando en silencio hasta que fue palpable que Anya perdía la paciencia y a mí se me iba esfumando la motivación, hasta que la voz de John me devolvió repentinamente a la realidad.
- Hemos llegado. ¿Chicas? Bienvenidas a la Casa del Misterio.
Alcé la mirada y en lugar de encontrarme el ocasional árbol o las hierbas bajas del característico campo que llevabamos un buen rato cruzando, vi la enorme e imponente estructura de una mansión. Miré detrás de mí, arqueando ambas cejas, y vi que, en efecto había campo. Y sin embargo… La casa se había alzado de la nada. Estaba completamente segura de que minutos antes, no estaba ahí. Había escudriñado el horizonte varias veces a lo largo de la caminata, y era imposible no haberla visto. Y sin embargo…
Una vez más la voz de John me sacó de mi distracción, cuando éste empezó a contarnos las características de la casa. Que estaba viva. Que se tomaba mal los comentarios sobre su aspecto - lo cual, lógicamente, me llevó a mirarla con ojo crítico -, que guardaba secretos y magia en su interior y que escogía por decisión propia dónde estaba su propia entrada. Pensé entonces, que si la casa fuera realmente una persona, me llevaría la mar de bien con ella.
— ¿Puede leer nuestros pensamientos, también? — pregunté, enmascarando mi propio escepticismo con un deje de humor. — Si tenemos que pensar en ella como si fuera una persona…
Volví de nuevo la vista a la estructura de esa curiosa “persona”. Le dediqué una sonrisa amigable, casi cómplice, y me imaginé cómo debía ser su interior para que John me aconsejara no usar mis poderes. Aunque perderme en un lugar como aquel, sonaba casi tentador. Aunque me perdía levemente el dualismo de estar ahí para practicar a la magia, a la vez que no debía usar mis poderes. Seguimos al inglés hasta la puerta, pero antes de entrar, no pude evitar mirar a John con la burla pintada en la sonrisa.
— Así que… Liga de la Justicia Oscura. No te imaginaba como un “justiciero”. Y con la edad que tienes… ¿llevaste mallas y los calzoncillos por encima?
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 15th Diciembre 2016, 08:53
Ella sigue dudosa en cuanto a participar, no se encuentra útil para nuestra misión—nos acabas de revelar la razón de porque te necesitamos, nosotros creemos saber quien posee una de las llaves, pero esa persona usa la mentira como moneda corriente—de todos “aquí”, creo que Verity es la única que se salva de esa característica—tu poder nos sería de gran ayuda—solo debemos formular un buen plan que no implique peligro para ella.
Ahora ella se nota más tranquila, de tal manera que cortésmente responde nuestras presentaciones—Razor sería lo mejor, los nombres verdaderos poseen poder, si se usa el hechizo o los medios correctos para usarlos en tu contra, así que te lo agradecería—mi pequeña demostración con el fuego pareció agradarle a pesar del susto inicial.
De repente, siento que alguien entra en mi mente, hace tiempo que no sentía esto desde que Las Abejas han perdido conexión luego de mi encuentro con Elektra, y gran parte del año pasado después de mi llegada a Omega. Era Loki quien nos insta a acelerar la misión, pues nuestro objetivo ha iniciado su andar, nos recuerda sobre su limitante y termina con una advertencia si Verity llega a ser herida—supongo que este es el canal directo, no quisiera que hurgara en mis memorias sin permiso—respondo mentalmente, cada quien tiene sus propios secretos que mantener. Nuestra anfitriona llega a notar nuestro pequeño lapsus mental y nos cuestiona con cierta preocupación—ahora mismo, Constantine ha comenzado a moverse y no tenemos que perderlo de vista—me levanto inmediatamente, he intento pensar en las posibilidades pues no hay más remedio que Verity nos acompañe.
Loki ¿nos abrirás un portal a un lugar cercano al objetivo?, si vamos en algún vehículo midgardiano tardaremos en llegar, no creo que Dalae pueda llevarnos sin dificultad—pregunto mentalmente, ambos miramos por medio de la magia de nuestro jefe, lo que él ve en su espejo y por lo tanto sabemos lo mismo, un taxi, una dirección un tanto peculiar en las afueras de la ciudad, un camino que se pierde en una niebla, posiblemente parte de su sistema de seguridad, tenemos que llegar antes que efectivamente la niebla los envuelva.
Mientras nos movilizábamos más imágenes nos llegaban, e incluso podemos escuchar algunas cosas, como por ejemplo que la casa parece tener cierta conciencia, una dimensión propia, cosa que explicaría porque Loki no puede inmiscuirse más allá de las afueras de la llamada Casa del Misterio. También se hace mención de la Liga de la Justicia Oscura, en la reunión con ese Dr. Strange escuche de esa liga. En todo el trayecto estuvo acompañada 2 bellas mujeres, una de ellas de cabellos rojizos y look casi vaquero, si no fuera por la cazadora de cuero, la otra se mira de alguna manera mucho más inocente aunque cansada.
Vale, parece que tenemos menos tiempo de lo pensado para planear algo decente—me dirijo a mis compañeras de misión—por lo que entremos que usar la navaja de Ockham—(jejeje aquí ay juego de palabras, googleen y descúbranlo)—nos dirigimos a ellos en son de paz, intentamos conseguir la llave de manera civilizada, algún trueque o cosa por el estilo, si llega a mentirnos, ahí entrara Verity—a quien me dirijo—además de que las ilusiones tampoco te afectan, puedes avisarnos de alguna trampa que nosotros no advirtamos—espero que con eso sienta que nos está ayudando en algo, y la verdad, no se tiene un detector de mentiras efectivo tan a menudo, es perfecta para la misión—Dalae, se te da bien la labia, la negociación o interrogación, como lo creas conveniente, te lo dejo a ti, ¿te parece bien? Y en cuanto a mí, yo protejo a Verity, pero también puedo ofrecer conocimiento mágico de mi mundo como moneda de cambio si llega a ser necesario, ahh si, Verity, ven un momento—me doy vuelta a espalda—supongo que puedes ver esta katana con tu poder, si surgen problemas, sácala y úsala de esta manera—me doy vuelta otra vez—como en los carteles de acción donde ponen la espada en la frente junto con el filo hacia el espectador, activaras su magia de invisibilidad, de esa manera será menos probable que te ataquen y yo me concentro en pelear si llega el caso, ¿está bien?—y eso es lo que se me ha ocurrido, solo falta estén de acuerdo o planteen algo mejor, lo que sea, pero rápido que se nos va el objetivo.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 23rd Diciembre 2016, 13:36
Si Arturo hubiera estado un poco más atento, seguramente hubiera notado la mirada azul de Dalae sonre su nuca, taladrándole. Quizás Verity fuera capaz de ver la verdad allí donde se encontrara, pero eso no significaba que hubiera que tirársela a la cara. La morena no se fiaba ni de su sombra, y mucho menos de la pelirroja. Prefería mantener a buen recaudo la información más crucial, y entre esa información se contaba el tipo de magia que podía usar cada uno de ellos. La "amiga" de Loki detestaba cualquier tipo de engaño, y eso la convertía en una mediocre mantenedora de secretos. -Nosotros sabemos dónde están. No tienes por qué preocuparte por eso, Verity...-Aunque aquello no era verdad del todo, tampoco era una mentira. De acuerdo, sabían que estaban en manos de John Constantine y en la Mansión X, pero... ¿Dónde?
La advertencia de Loki no la pilló por sorpresa. A diferencia de Arturo, a ella no le suponía ningún problema que su maestro le leyera la mente. No tenía nada que ocultarle, y no era ni de lejos la primera vez que lo hacía. "-No fallaré."-Aquella fue la única respuesta que recibió el príncipe por parte de su aprendiz.
-No pasa nada fuera de lo normal.-De nuevo, otra verdad a medias, una de las tantas que iba a decir de aquel momento en adelante. La asgardiana puso el espejo sobre la mesa para que los tres pudieran ver y oír lo que acontecía al otro lado. Procuró fijarse en los detalles: Constantine parecía relajado, y eso siempre era una buena noticia. Lo acompañaban dos mujeres. ¿Quiénes serían? La pelirroja parecía herida, a juzgar por las muecas de dolor que alteraban sus facciones de vez en cuando, y la otra parecía apática, como si hubiera perdido mucha energía. No parecían un problema a priori, ya que Constantine estaba en perfecto estado, y eso le hacía pensar que elllas dos eran menos poderosas que él: Hubiera pasado lo que hubiera pasado, ellas habían acabado más perjudicadas que el ingés.
-Y veo un par de fallos a ese plan, Arturo.-Dalae dedicó una mirada crítica a su compañero. Lo cuestionaba, igual que cuestionaba a casi todas las personas que conocía. -Si Verity es invisible, ¿Cómo nos dice si mienten o no? ¿Para qué vas a protegerla, si es invisible? Además, no nos enfrentamos a un demonio. Veo poco probable que esto acabe en un duelo. Al fin y al cabo, Constantine no es un hombre violento, y no le vamos a provocar... Además, sus compañeras no parecen estar en plenas capacidades físicas para luchar por él. Así que sugiero que guardes esa espada. Dudo que vaya a ser usada hoy.-Si Verity observaba con atención, no le costaría descubrir la frialdad que la joven imprimía en cada palabra. Esa frialdad que no era más que un espejo de cómo pensaba, de cómo percibía la situación. -Vamos a negociar con él, y le vamos a mentir.-Dirigió la mirada a la mujer con gafas, suavizando ligeramente el tono. -Espero que eso no te cause muchas molestias.
A continuación, Dalae planteó su plan, después de asegurarse de que también Loki les oía. Raden frunció el ceño internamente, no le gustaban mucho esas cosas, pero no le quedaba más remedio que aguantar. Al menos, este no implicaba pelear de ninguna forma, ni incurrir en la ira de la casa. No era la primera vez que Dalae tenía que lidiar con un mago en su propia guarida, y sabía de sobras que no era buena idea convertir una agradable conversación en un duelo mágico en el que tenía todas las de perder. Por si fuera poco, Constantine no era el único que tenía alguien débil a quien proteger. Verity sería muy útil en la primera parte del plan, pero en la segunda... "-Un solo rasguño y haré que os arrepintáis…"-Un escalofrío recorrió su columna, acompañando a esas palabras. -Está bien... Vámonos.-Ahora, sólo quedaba esperar a que el hijo de Laufey les hiciera aparecer cerca de la entrada de la casa, antes de que esta se cerrara. Habían perdido un tiempo precioso, y el reloj ya había empezado a correr...
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 4th Enero 2017, 13:41
Tras el mensaje telepático, Loki dejó escapar un leve suspiro ante la petición de Arturo. Era un mutante difícil de manejar, pero no imposible. En cambio, la respuesta de Dalae si que satisfizo su ego de príncipe y señor.
Mientras el hechicero preparaba el portal desde su asiento en Niflheim, Verity se dio cuenta de la nueva pausa en la conversación y arrugó levemente la nariz. Algo estaba pasando y ella no lo entendía.
- Si me dejáis opinar en esto... creo que lo mejor sería decirles la verdad.- ¿Qué iba a proponer sino la mujer que puede ver a través de las mentiras? - Al final se darán cuenta... ¿no? y así os evitaríais una pelea... no soy muy partidaria de usar la violencia para conseguir las cosas.
La pelirroja se encogió de hombros y siguió observando en silencio la fría conversación entre Razor y Dalae. No parecían muy amigos, de hecho hubiera jurado que ella era capaz de matarle con la mirada. Después se mordió el labio inferior con el rostro ligeramente angustiado mientras miraba la katana del albino con desconfianza.
- No se si sabré hacer eso... no he tocado un arma en toda mi vida... y mira que me han pasado cosas raras. Como por ejemplo conocer a Loki -dejó escapar otro suspiro intrascendente y sus ojos se desviaron nuevamente a Dalae, que no parecía estar de acuerdo con lo que había dicho su compañero. ¿Iban a aclararse en algún momento? ¿Qué es lo que tenía que hacer ella exactamente?
- Si queréis puedo toser, o carraspear... o tocarme el anillo que tengo en la mano izquierda cada vez que alguno de esos tres que hay dentro del espejo mienta...
De pronto, la conversación fue interrumpida por un ruido parecido al de una centrifugadora. Un portal de humareda verde apareció en medio del salón del apartamento de la señorita Willis. La pelirroja dio un paso hacia atrás, no muy convencida de querer traspasar ese agujero negro hasta a saber donde. Intentó relajarse unos instantes y al comprobar que el resto de sus compañeros desaparecían sin problemas, la mujer se llenó de valor y pegó un salto traspasando el portal al otro lado.
Los tres conocidos de Loki se encontraban frente a la puerta por dónde habían entrado Constantine y sus dos aprendices. Si no se daban prisa en entrar, el lugar volvería a cambiar y perderían la única oportunidad que tenían de entrar en la Casa del Misterio...
***
Por otro lado, Constantine y sus aprendices ya se habían adentrado en el mágico edificio. Las ventanas mostraban paisajes diferentes cada vez que te asomabas por ellas. La madera de las escaleras crujía repentinamente, como si alguien invisible caminara por ella. Las puertas se cerraban de golpe, y cuando volvían a abrirse ya nada era lo mismo. La cocina que antes estaba en el primer piso ahora se encontraba dónde antes había el baño. Incluso los cuadros parecían mantener conversaciones interesantes entre ellos, y los muebles, las lámparas, los libros se movían y cambiaban de lugar cuando no les mirabas. La casa del Misterio estaba viva, como bien había dicho el bueno de John.
Anya no parecía encontrase nada bien, y tosió varias veces mientras se llevaba las manos quemadas y temblorosas a los labios. Se acercó a la nevera para servirse un poco de agua y vio un sobre blanco pegado en la pared con las siglas JC.
-Creo que esto es para ti...- dijo mirando a su maestro y señalando el sobre.
Cuando Constantine abriera el sobre y sacara la breve carta que había dentro, se daría cuenta al instante de quién le dedicaba aquellas tristes palabras. La caligrafía era inconfundible. John era capaz de reconocer todo lo que pertenecía a Zatanna, fuera lo que fuera.
"Se que está mal lo que hicimos. Sabía que me arrepentiría tarde o temprano. Aún así, no pude evitar acercarme a ti. Había una fuerte conexión entre los dos… ¿tu la sentiste?
No sé hasta qué punto tus verdades fueron mentiras, o si llegaste a quererme de una forma sincera. La verdad que conocía de ti era la que salía de mis labios, y cuando me dijiste que era la única para ti yo te creí. Te amaba, John Constantine, ¿eso te importó alguna vez?
Tus mentiras, tus engaños, tu traición… lo de mi padre. Lo siento, pero ya no puedo soportarlo más.
Te dejo a cargo de la Casa del Misterio mientras estoy fuera. No se cuando volveré, o si lo haré algún día. Ni siquiera sé si me echarás de menos. Aún así espero que durante mi ausencia no te dediques a estropear todo lo que tocas. Ya sabes a lo que me refiero.
Te conozco mejor que nadie, JC. No lo olvides.
Zee.”
Lo más curioso de todo era que el mensaje no encajaba con la misma Zatanna que había conocido a finales de Febrero en esta misma Casa del Misterio. De hecho, la carta tenía la fecha del día de la Colisión… ¿Y si en realidad pertenecía a la Zeta de su dimensión? ¿Dónde estaría ella ahora?
Era, posiblemente, uno de esos misterios que jamás resolvería...
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 5th Enero 2017, 13:34
- La respuesta rápida sería "no". La respuesta larga sería "no con un pero..." Yo de ti pensaría bien de la casa, por si acaso.
John metió la llave en la doble puerta de la gran mansión, y ésta los recibió con su característico chirrido de bisagras. Un efecto dramático la mar de convincente y un claro aviso de que necesitaban un poco de aceite. Su interior seguía tal y como John lo recordaba: no importara los recuerdos que cruzaran su cabeza, porque en todos ellos la casa seguía inmutable. Algo bastante paradójico dada la naturaleza de la misma. En su interior, el mago pudo aspirar el aroma y la grata sensación de la familiaridad, de la vuelta a casa. Cierto que estaba más vacía de lo que recordaba pero eran mínimos detalles para el inglés. La Liga de la Justicia Oscura se había esfumado, pero al menos él seguía de pie.
- Qué más quisieras. Yo tengo mi propio estilo y mis propias normas: nada de mallas ni pijamas. Y los calzoncillos o bajo el pantalón o en el cajón. - John echó un breve vistazo para orientarse un poco. Tal cual como si le leyera la mente o sus intenciones, una de las puertas se abrió y mostró una elegante sala de estar. - Allí tenéis los sofás, chicas, por si queréis-
Anya le cortó, entregándole un sobre que iba dirigido a él. John lo cogió, extrañado, y lo abrió. Todo el buen humor que había acumulado durante el día se esfumó tras una caligrafía elegante y clara: era de Zeta. Una carta de Zeta diciéndole que se iba y... bueno, toda una serie de revelaciones que ya sabía, pero aun así tenían la forma de puñales y estacas. Cada palabra que leía se le hundía más en el pecho, hasta alcanzar un ligero latido de su pútrido corazón. Zeta... ¿cómo lo hacía? ¿Cómo era capaz de hacerle sentir? A él, al Gran John Constantine, ungido en la traición y en el distanciamiento, cómo conseguía que, pese a todos sus años aprendiendo a alejar la culpabilidad por sus actos se sintiera un auténtico mierda. Su pupila rusa pudo leer en la expresión de John que era un buen momento para dejarlo tranquilo. Ambas habían aprendido lo extremadamente irracional que se ponía John cuando algo le hacía poner aquella expresión. Enfado, hastío. Una señal para alejarse hasta que consiguiera desahogarse. Pero había algo en esa carta que no cuadraba. Hacía bien poco se había encontrado con Zeta en esa misma casa, y ni por asomo habría escrito lo que tenía entre sus manos. Ni las palabras ni el tono. Algo se sentía diferente. ¿Quizás era...?
- Disculpe. - ¡AH! ¡JOHN! - Hola N'Aall.
- Bienvenido señor Constantine. ¿Durante cuánto tiempo se quedará ésta vez? - John... ¡Es un demonio! - Soy el demonio N'Aall, y debido a una serie de embarazosas circunstancias que no revelaré, pertenezco al señor Constantine y a la casa... Ahora, ¿me haría el favor de dejar el candelabro donde estaba?
El demonio señaló el candelabro que sujetaba la rusa, y ésta con sumo cuidado y una pizca de miedo, se lo tendió. El mayordomo volvió a poner el candelabro donde pertenecía, en perfecta armonía.
- Vendremos de visita mucho tiempo - le respondió John. - Comprendo - afirmó el demonio mientras observaba cómo el mago se encendía un cigarrillo.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 8th Enero 2017, 21:06
La casa parecía sacada directamente de un cuento de hadas. O mejor, de una película de estas super surrealistas donde ves cosas fantásticas creadas por ordenador y que te quedas embobado pensando lo guay que sería ver eso en la vida real. Y ahí estaba, delante de mí, tan real que podía olerla y tocarla. Tal vez la casa tuviera que parecer fea y descuidada, pero para mí, que había llegado a llamar hogar a una caja de cartón, me parecía increíble. Que además escondiera tantísimos secretos y una naturaleza cambiante hacía que irremediablemente me sintiera atraída hacia ella, y saber que podría venir cuando quisiera era como darle a una cría un parque de atracciones en el jardín de casa y decirle; "Ale, todo tuyo, hasta que te canses". Y pensaba disfrutarla como tal, descubrirla y re descubrirla una y otra vez, hasta aprendérmela de memoria como si se tratara de una vieja amiga.
Así que me adentré en la casa con la mejor de las sonrisas y sintiendo la emoción creciente en mi pecho. Es de esos momentos en los que, lo último que piensas, es que esa sensación pueda estropearse. Pero puede. Y en mi caso, vino en forma de carta, y amargando al guía que esperaba pudiera descubrirme los recovecos mágicos de aquél lugar. No se me pasó por la cabeza intentar animar a John, ni siquiera la palmada amistosa en el hombro que normalmente le daría antes de alejarme. Me enfadó. Le culpé por ponerse de mal humor, porque me hacía perder el mío. Un sentimiento injusto y totalmente egoísta, pero que en ese momento ardía en mí, y no quise buscarle un por qué.
Iba a soltar algo, iba a ser impertinente e inmadura, pero el grito de Anya me hizo olvidar por completo el qué, y cuando vi al ser alado en esmoquin, me quedé con la boca abierta en una mueca a caballo entre la sorpresa y el disgusto. ¡La hostia, un demonio! Pero joder, qué buen gusto vistiendo. ¿Le habrán cortado el traje a medida para que quite las alas o estará roto por detrás? John le saludó con total indiferencia y volví a cerrar la boca, recordando entonces que estaba algo molesta con él.
— Por supuesto, hay un demonio mayordomo. No es sorprendente, en absoluto. Lo sorprendente es que seas tan desconsiderado de fumar dentro de ella sin pedirle permiso. Pobrecilla. — Miré a John arqueando una ceja, y empecé a caminar hacia el salón que se había abierto por allí cerca, decidida a dejarme caer en el sofá con mi desilusión porque la exploración tuviera que demorarse. Por el camino, acaricié una de las paredes, como si le hablara. Aunque pudiera parecer que me mofaba de lo que había dicho John, parte de mí se había tomado en serio que estábamos dentro de "un ser vivo". — Espero que no te importe que me dé al vicio. Soy una humana débil y lo necesito.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 9th Enero 2017, 03:45
Y una mirada fulminadora me acosa, me vuelvo hacia Dalae mostrándole un rostro desconcertando, diciendo al mismo tiempo “¿Qué?, ¿Por qué ha sido eso?”. Entonces ella se dispone a dar una respuesta tipo Glomar, ni es verdad ni mentira, me pregunto cómo responderá a esa clase de respuesta el poder de Verity.
Parece que a Dalae no le molesta la lectura de mentes, no dudo que entre ellos 2 tengan más confianza, yo mismo tuve en mi cabeza a cierta entidad zumbadora que ya he mencionado. La diferencia aquí es que no sufro de dolor de cabeza ni sangrado nasal. Terminando esto, otra respuesta glomar es pronunciada por Dalae.
Entonces nos centramos en la misión, cada quien evaluó a las personas que nos mostraba el espejo a su forma de ver las cosas. Pero seguro que las opiniones no se distancian demasiado. Luego de dar mis ideas me llegan las críticas “constructivas”, bueno no son tan malas, pero tampoco suenan a que sean en pro de animarte a echarle ganas para la próxima—bueno, como ya he dicho, es una acción de emergencia, por si las cosas se ponen feas, no tiene sentido que se venga en modo invisible—pum primera critica destrozada—en cuanto a tu otra pregunta, no sabemos la magia que son capaces de manipular, tu tal vez sepas más de Constantine, pero estamos nulos de información con las otras chicas y la propia casa que posee conciencia, en mi antigua agrupación se nos decía que “Es mejor que el enemigo te subestimen a ti, a que tu subestimes al enemigo”—ahí va mi segundo contra-argumento—por lo demás tienes razón, el objetivo no es conseguir la llave mediante la fuerza—seguro que es el último recurso cuando todo lo demás falla.
Entonces Verity intenta dar su opinión del asunto, involucrándose en la misión en la forma que puede y desde su punto de vista—claro, al fin y al cabo son llaves perdidas por su dueño, que envía a sus ayudantes—o subordinados ya que sin maquillaje somos eso mientras el contrato siga vigente—a recuperarlas, dado que no abren otra cosa, no tienen motivo por cual conservarla—la única mentira que diríamos seria el propósito de las llaves, si llegaran a preguntar para que sirven, con responder que son de valor sentimental podría valer o que sirven para encerrar un problema interno, que esto último no tienen que saber y listo—¿todos felices? cada quien ha dado su grano de arena para realizar la misión sin remordimientos.
—No necesitas saber de armas, solo debes ponerte en esta postura al usarla—agarra unos plumones cercanos y los conecta como si fueran una sola, de esa manera lo pone en su frente como si dividiera su frente, clásica postura para cualquiera que supiera de kendo o hubiera visto alguna película de samuráis—¿ves?, no hay pierde, pero ya sabes, solo si se arma la gorda—una vez entendido ese punto, ella sugiere su forma de advertir la mentira—lo del anillo es lo más sutil, creo que no hay problema con ese método, ¿verdad?—lanza una mirada a Dalae para comprobar si está de acuerdo o tiene algo más para criticar.
Habiendo terminado de perfeccionar el plan con más detalles, nuestro jefe nos abre un portal en las cercanías de la casa y avanzamos a paso acelerado antes de que la casa se nos pierda de vista—¿creen que a la casa le gusten los halagos?, se me vienen muchos datos interesantes sobre la arquitectura de la misma y que podrían adularla—una buena primera impresión sería de gran ayuda…tal vez.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 26th Enero 2017, 17:12
-Ya hablaremos tú y yo luego...-No tenía demasiadas ganas de discutir con Arturo, la verdad. Estaban perdiendo el tiempo, un tiempo que, para colmo de males, no tenían. Dalae había sido criada como una soldado, y según su visión del mundo, no tenía sentido que una persona de rango más bajo discutiera lo que se le decía. Los peones no cuestionaban a los alfiles, al igual que estos no se lo pensaban en cuanto conocían los deseos del rey o la reina. ¿Tan difícil era de entender que todo debía ser así para funcionar bien? -Por otra parte, no será necesario, Verity. Cuanto antes sepan que podemos averiguar si mienten o no, más sinceros serán. Y no vamos a empuñar un arma, ninguno de los tres. Sólo vamos a hablar.-Sí, quizás fuera eso lo más rápido.
Complicar la solución de un problema innecesariamente era absurdo, y más aún si dicho problema podía resolverse sin necesidad de códigos secretos, consejos inútiles de personas a las que no conocería en su vida y espadas mágicas. Hablando de espadas mágicas... ¿Qué demonios estaba haciendo Arturo? ¿Pretendía enseñarle a usarla ahora? Por el amor de Freya, cualquier persona tardaba años en aprender esgrima. ¿Y qué parte de "no vamos a pelear" no había entendido el albino? -Arturo, puedes hacer eso más tarde. Cuando hayamos acabado, tendrás el tiempo que quieras para enseñarle tu espada, pero no ahora.-El portal se acababa de abrir, invitándoles a atravesarlo para llegar a la Casa del Misterio. Al otro lado, el campo que habían visto en el espejo les dio la bienvenida. Dalae no respondió al intento de broma de su compañero, no estaba de humor. En lugar de eso, subió el par de escalones de la entrada, y llamó a la puerta con los nudillos: Por malas que fueran sus intenciones, no eran salvajes, y la buena educación seguía siendo muy importante. Más aún si pretendían entrar en un edificio que, además de tener mente propia, podía aplastarlos entre sus paredes con facilidad.
"-No me gusta este lugar."-Susurró Raden, en el fondo de su cabeza. "-Huele a cambio, a Caos. A... Demonio."-Dalae estaba acostumbrada al disgusto general del espectro hacia cualquier cosa, persona, espacio o situación. Pero aquello le llamó la atención. "-¿Un demonio?"-Que John Constantine estaba metido en asuntos turbios no era ningún secreto, pero... Había una diferencia entre mancharse las manos y tener un demonio en su propia casa. ¿Sería el guardián? Si Dalae tuviera una fortaleza capaz de cuidarse por sí sola, no se arriesgaría a meter a una criatura así en ella. Pero... Los dioses sabían qué habría allí, aparte del mago y las dos mujeres. "-Se acerca. Su esencia no es muy intensa, pero quizás la hayan disimulado con algún hechizo. Ten cuidado, niña..."
La asgardiana se volvió a sus compañeros, sin moverse de su sitio frente a la puerta. -Arturo, sea lo que sea que abra la puerta, estate quieto. Y Verity... Haz lo que hagas normalmente. Si has sobrevivido a Loki, es que funciona.-El mutante, como su elemento, tenía tendencia a actuar antes de pensar. Como Sasha... Pero no era momento de pensar en ella, no ahora que estaba buscando las llaves, y sabía que una de ellas estaba en la Mansión X.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 9th Febrero 2017, 12:48
La casa pareció responder a los deseos y a las necesidades de sus inquilinos, cuando de pronto, en la mesita del sofá donde descansaba Garnet, apareció un cenicero y una cerveza americana.
- Espero que las señoritas se sientan como en su casa… - comentó el mayordomo con suma tranquiliad mientras volvía a sus obligaciones.- ¿Necesita alguna cosa, señor?
Anya estaba más inquieta de lo normal, estaba emocionada mirando todos los rincones del salón con curiosidad. Se había quedado fascinada con la magia de la misteriosa casa, y cada vez que dejaba de prestar atención a su alrededor, algo había cambiado de lugar.
- Este lugar es increíble, John...- la rusa se levantó de su asiento tras atracar vilmente la nevera y caminó por toda la habitación, admirando los cuadros antiguos colgados en las paredes empapeladas, y abriendo todos los cajones de los muebles de madera de roble gastada.
De pronto, un golpeteo en la puerta sorprendió a los inquilinos.
- ¿Quién puede ser? -dijo N’Aall extrañado, mirando a su señor.- ¿Espera a alguna visita, señor?
Sin más dilación, el mayordomo se encaminó hacia la puerta y su aspecto demoníaco fue sustituyéndose lentamente por el de un humano normal y corriente...
***
Los ojos castaños de Verity saltaron del albino a la asgardiana y así sucesivamente por un largo rato hasta que los subordinados de Loki se pusieron de acuerdo en algo. Habían decidido tomar medidas pacíficas para encontrar la llave, y también se dieron prisa para cruzar el portal antes de que la puerta hacia la casa del Misterio se desvaneciera.
- Esto del teletransporte no es sano para mi estómago… -dijo la pelirroja llevándose la mano a los labios en un amago de vomitar.
Los tres compañeros esperaron en silencio hasta que la puerta se abrió, mostrando a un hombre alto vestido con un traje de chaqueta muy elegante. Su rostro era serio y distinguido, y les saludó con mucha educación.
- Buenos días… ¿Les puedo ayudar en algo?- dijo deteniendo su mirada en cada uno de los presentes.
Sólo Raden se dio cuenta de que el mayordomo desprendía ese suave olor a azufre del que había hablado...
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 22nd Febrero 2017, 20:05
- Algo de ginebra estaría bien - contestó el mago al demonio, acercándose hasta la puerta del salón donde estaba recostada Garnet.
John se quedó mirando con el cigarrillo en la boca aquella sala, y como si fuera una película le fueron apareciendo una a una todas las imágenes, escenas y conversaciones que había vivido y no en aquella casa, con los miembros de la Liga de la Justicia Oscura. La boquilla del cigarrillo le supo algo amarga, o tal vez fue él mismo que tenía un revuelto impresionante en la barriga, en el pecho... Efectos secundarios de tener un pequeño efecto Omega en la cabeza, mezclando no sólo recuerdos sino también algún que otro sentimiento, preguntas, respuestas. "El pasado queda atrás, John. Ya sabes la regla de oro. - Las normas están para incumplirlas. - No me seas capullo. No conmigo. Sé racional. - ¿Cuándo lo he sido? Estoy hablando conmigo mismo. Salud, amigo." Y el mago se llevó a la boca el vaso que había parecido en el mueble más cercano que tuvo a mano, apagando sus propios demonios con alcohol.
- Si, una pasada pero haz el favor de no llevarte nada de los cajones, Anya - le advirtió John para luego encararse con la otra pelirroja. - No le importa que fume pero se toma muy a pecho el robo.
La broma se cortó bruscamente cuando alguien llamó a la puerta.
John se giró de golpe, observando el pomo de la puerta. ¿Quién podía llamar? De todo su antiguo grupo sólo él tenía la llave, y la única forma de llegar hasta el umbral de la casa sería traspasando el portal que conduce hasta la misma. ¿Intencionado o un accidente?
- No amigo, sólo veníamos nosotros - le respondió al demonio, acercándose un poco a la puerta.
El demonio se cubrió con una segunda piel, adaptándose para ser un mayordomo formal y corriente. Anya fue la tercera que se acercó hasta la puerta pero John la detuvo levantando la mano que sostenía el vaso, pidiéndole que retrocediera. Le hizo caso al maestro, acercándose hasta la puerta abierta del salón y quedándose junto a Garnet. El mayordomo abrió la puerta y ahí se presentaron los visitantes. John se los quedó mirando en la distancia y tras las espaldas del demonio. Si venían con el hacha de guerra, el mayordomo sería un buen recibimiento para los visitantes. Y si le superaban, cosa que sería una auténtica putada, habría que sacar la artillería pesada. Y para eso, hacía falta poner distancia.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 23rd Febrero 2017, 14:46
Hice una elegante reverencia, pronunciada como la de los teatros, al aire. Me dirigía a la propia casa, fascinada por el concepto de que tuviera pensamiento y criterio propio. Es curioso, como siendo quien era, alguien a quien a menudo le faltaba el decoro de tratar con cortesía a las personas humanas, tuviera tanto cuidado en no ofender lo que para la gran mayoría de las personas, era un objeto. Tal vez fuera mi buena y reciente predisposición a las cosas sobrenaturales, o que estaba desarrollando un --- adictivo por todo aquello que me separaba de lo mundano.
O tal vez, simplemente, estaba loca. Algo que siempre me he preguntado.
La cuestión es que le agradecí a la casa que me permitiera fumar antes de encenderme un cigarro y dedicarle una larga mirada a John, pensativa. Por un instante, me había parecido verle dudar, como una pequeña grieta en su cínica máscara de cabrón que lo tiene todo bajo control. Pero antes de que pudiera atisbar una mueca o gesto que pudiera corroborar mi visión, John se llevó un vaso a los labios, y mis dudas desaparecieron como la bebida, tragando saliva y gaznate abajo.
El escuchar el timbre, y pasado el instante de sorpresa general, llevé mis ojos hacia Anya, esbozando una sonrisa y hablando con cierta burla.
— ¿Será otra de las novias de John? Parece que no se basta sólo con nosotras dos.
No llegué a escuchar su respuesta, pues la puerta se abrió con un crujido y de nuevo miré al... Mayordomo. Su aspecto había cambiado al de un humano, aunque no dejaba de tener cierto aire imponente, algo que instintivamente te gritaba "No le toques las pelotas, o perderás las propias". Así que sin dejar de apoyarme en el marco de una puerta, con la actitud despreocupada y fingiendo una falta total de interés. En el umbral encontramos a tres personas. Uno tuerto - o tal vez era un friki que se tapaba un ojo - y de cabellos blancos, una joven bastante hermosa, morena y de ojos azules y...
Miré a la tercera, inclinando la cabeza y entrecerrando los ojos. El color de su cabello, el maquillaje que llevaba, su ropa... Le dediqué media sonrisa, aprobando sin palabras su aspecto, mirándola con interés y curiosidad. Tal vez era por su aspecto, pero aquella chica me gustaba. Y lejos de mostrar hostilidad, mi mirada dejaba clara mi disposición a saber un poco más de ella. No por ello, bajé mi cautela. No perdía de vista a los otros dos, consciente de algún modo, de que John no esperaba visita. Más aun, si en lugar de acercarse a recibirles, había decidido ponerse a nuestra altura a esperar. Eso daba paso a otra duda.
O bien John no tenía ni puñetera idea de quienes eran y qué querían, o bien lo sabía y no tenía demasiada intención de recibirles. Si conocía bien al inglés, y algo me decía que empezaba a hacerlo, sería la primera o hubiera tenido más bien pocos escrúpulos en mandarles a tomar viento él mismo en cuanto les viera asomarse por la puerta. Casi me sentí tentada a dar un paso a delante, preguntarles yo misma que les llevaba por ahí y asegurarme de sus intenciones antes de que pudieran poner un pie en la casa. Con un poco de suerte, no tenían por qué saber quienes éramos y eso era un factor a nuestro favor.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 24th Febrero 2017, 11:15
-Ya hablaremos tú y yo luego...—un escalofrío me recorrió la espalda, a lo que yo respondo con un gesto y expresión de “¿y ahora que hecho?”. Entonces Dalae termina de confirmar el plan o los detalles al menos—no estoy presumiendo, solo le doy una opción de escape si el asunto se pone feo—respondo ante su comentario sobre mi intento de explicar como funciona mi katana.
Ya sin nada que hacer nos dirigimos a la Casa del Misterio—así es siempre al principio, pero llegas a acostumbrarte con el tiempo, lo digo por experiencia—comento a Verity cuando sintió las ganas de vomitar por el viaje express. Mi broma sobre la casa no surte efecto alguno pero el ego no es herido, Dalae no parece haber tenido algo de sentido del humor en su vida. Ella sin mas preámbulos toca la puerta, me percato de que la asgardiana se ha puesto un poco mas tensa de lo habitual y se voltea para advertirnos…especialmente a mi—cálmate mujer, estoy habituado a ver cosas extrañas en lugares aun mas extraños, ya estoy curado de espantos—le enfatizo con un ademan con la mano tratando que se tense mas de la cuenta…aunque no dudo que se recomponga en unos segundos.
Se escuchan los pasos hacia la puerta hasta que esta se abre, dejando ver a un hombre con un atuendo muy elegante, pocas veces visto en persona, sin duda es un mayordomo, ¿Constantine puede costearse un mayordomo? Esto no me cuadra en lo mas mínimo, ¿tendrá poderes también? No puedo asegurarlo, toda la magia que me rodea hace que mis tatuajes no puedan precisar o identificar las fuentes. Estando Dalae al frente se dispone a entablar dialogo introductorio, como lo había sugerido. Así como ya había advertido, las razones que explica sobre nuestra presencia ahí eran mentira, también nombres y otros detalles menores.
Pd:
No se me ha ocurrido nada mas D: pensaba agregar el hecho de que nos dejaban entrar, pero mejor lo he dejado así.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 25th Marzo 2017, 12:48
Dalae miró a Verity cuando esta empezó a sufrir arcadas, con una expresión que ni la persona más bienpensante del mundo podría confundir con consideración. Simplemente, quería asegurarse de que no manchara el rellano de vómito: Hacerlo no les haría quedar muy bien ante los dueños de aquel lugar. La asgardiana aún no lo sabía, por supuesto, pero John no estaba aquel día para tonterías. Suficiente tenía con sus asuntos amorosos y con la aparición del trío de intrusos, como para además añadirle las protestas de la Casa por haberla ensuciado. Eso acabaría con la paciencia de cualquiera, y lo necesitaba del mejor humor posible para negociar. Si se podía llamar “negocio” a lo que pensaba hacer, cosa que dudaba. -Sé que estás acostumbrado a ver cosas extrañas, y a partirlas en dos con la espada justo después de verlas. Sólo te estoy pidiendo que no hagas lo segundo.-Si Arturo esperaba algún tipo de reacción a ese ademán, se llevó una pequeña decepción. Hacía falta algo más que un movimiento de manos para alterarla, por mucho que estuviera en tensión.
Como no podía ser de otra manera, el que abrió la puerta fue el demonio del que Raden le había hablado. Sin embargo, su advertencia hacia Arturo resultó no ser necesaria: Había adoptado la forma de un midgardiano de rasgos anodinos, vestido con elegancia. Sin embargo, tenía cierto aire inquietante, aunque quizás sólo se debiera a que ella sabía quién era en realidad. Eso podía ser muy buena, o muy mala señal. Quizás no tenían intención de tomar medidas drásticas, y por eso no querían alarmarles dejando que vieran al demonio tal y como era. La otra opción es que pretendieran hacerlos entrar para tenderles una emboscada. Fuera como fuera, de momento no habían mostrado intenciones de querer carbonizarlos, y eso ya era un punto de partida. -Buenos días… Nos gustaría hablar con John Constantine, si fuera posible.-Como si no lo estuviera viendo detrás del “mayordomo”, vaya. No parecía muy amigable, desde luego, pero nunca lo había parecido en el poco tiempo que Dalae lo había visto. No era ninguna novedad. Las dos mujeres también los miraban con curiosidad, protegidas tras él. Sin embargo, ella se mantuvo tranquila, hablando con la debida cortesía. Como queriendo recalcar la pureza de sus intenciones. -Hemos oído que tiene una llave rúnica… Que parece no poder abrir nada.-Porque la cerradura de esa llave estaba en el cofre que ello poseían, por supuesto. Un cofre de una leyenda asgardiana casi olvidada… Una leyenda que él, humano del otro mundo, difícilmente sabría. Esperaba llamar su atención así: Dalae no lo conocía demasiado personalmente, pero sabía de sobras que tenía tendencia a meter las narices donde no debía.
-Podemos quedarnos fuera, si se va a sentir más cómodo.-De hecho, la posición de cautela del inglés era totalmente comprensible, y la asgardiana la compartía. Aún no había olvidado cómo la había utilizado como catalizador para enviar a aquellos trolls de fuego a su dimensión, y después como cebo para que Iron Man, Wonder Woman y Deadpool fueran allí a “rescatarla”, eliminando a todos los trolls por el camino. ¿Y todo para qué? Para que Constantine pudiera poner las zarpas sobre el tesoro de Boris el Negro, el mastrodóntico señor de ese rincón del universo. Hasta ese punto llegaba la avaricia del mago. Y Dalae planeaba explotarla, desde luego. Era lo único interesante que había sacado de todo el asunto, aparte de unas cuantas gemas grandes como nueces y unas cuantas monedas de oro del susodicho tesoro.
De momento, Verity podía quedarse tranquila: Ni una mentira había salido de los labios de Dalae, y su integridad no parecía correr peligro. Al menos, no en un futuro inmediato. Sólo quedaba esperar la reacción del maestro y sus alumnas: Aún podían cerrar de un portazo, y olvidarse del tema.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 19th Mayo 2017, 12:49
FDI: Como Arturo ha dejado el foro, el usuario me ha dado permiso para llevarlo como PNJ durante este tema y los siguientes relacionados con los eventos de Asgard.
- Buenos días… ¿Les puedo ayudar en algo?- preguntó el impecable mayordomo. El hombre que les abrió la puerta era moreno, de ojos profundos y tan alto como el mismo marco de roble. Su espalda era ligeramente más amplia, y algo encorvada, más que un sirviente parecía un guardaespaldas. Aunque las gafas con forma de ojo de buey le dieran un toque intelectual, la apariencia humana de N’aall era bastante intimidante.
Arturo era el único de los tres amigos de Loki que no parecía muy impresionado por la presencia demoníaca. Estaba más atento a los movimientos de las figuras que habían detrás del mayordomo. John Constantine, el mago con más mala fama, la inocente y traviesa Anya, y la sensual pelirroja Garnet. Por otro lado, Dalae y Raden si que se sintieron incómodos tras conocer la verdadera naturaleza del hombre que les daba la bienvenida, pero el rostro de la mujer de hielo era capaz de mostrarse impasible hasta en situaciones complicadas. No podíamos decir lo mismo de la expresión que puso la humana, Verity Willis.
- omgomgomgomgomgomgomgomgomg, no le mires a los ojos, no le mires a los ojos… - pensó la pelirroja, desviando la mirada de N’all y juntando sus manos para detener el ligero temblor de las mismas. Se había llevado un buen susto al ver al demonio, y observó a sus compañeros en busca de consuelo.- ¿Por qué están tan tranquilos? ¡Tienen a un JODIDO monstruo delante de sus narices!
Dalae fue directa al grano, sin mostrar ningún tipo de emoción en el suave timbre de su voz.
-Buenos días… Nos gustaría hablar con John Constantine, si fuera posible. Hemos oído que tiene una llave rúnica… Que parece no poder abrir nada.
Verity suspiró tranquila al ver que la verdad salía de los labios de la Asgardiana. Después, la mujer tatuada imitó a Arturo, y miró hacia el fondo de la habitación, donde identificó las figuras de un hombre y dos mujeres. Una de ellas, la pelirroja, le dedicaba una sonrisa muy amigable. Verity se sintió confusa por un instante, y no supo cómo reaccionar. La mujer no dejaba de mirarla, así que al final se decidió por saludar con la mano de forma muy educada a los propietarios de la casa.
-Podemos quedarnos fuera, si se va a sentir más cómodo.- propuso Dalae con cautela, a riesgo de que les cerraran la puerta en las narices. Arturo se cruzó de brazos y alzó una ceja, mirando a su compañera con incredulidad. ¿Cómo que quedarnos fuera? ¡Él se moría de ganas de entrar ya en acción!
N’aall miró entonces a su señor, y esperó a que le diera una orden.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 21st Mayo 2017, 21:47
Espera un segundo... mierda. ¡Mierda! ¡MIERDA MIERDA MIERDA! ¡¿Por qué no la había reconocido en cuanto la vio?! Era la que estaba delante de los tres. ¿Por qué no cerró la puerta de un manotazo al verle la cara? Esa era la actitud que solía salvarle el pellejo la mayoría de las veces: portazo a los que traen mierdas consigo y que al final siempre terminan salpicándolo. Y por no hacerlo ahora tenía una pregunta que le taladraba la cabeza: ¡¿Qué demonios hacía allí?! Puta mierda de curiosidad.
El inglés no tuvo que esperar mucho para averiguarlo: venían a buscar una llave rúnica inservible que, al parecer, el inglés tenía en su poder. Y del mismo modo que no reconoció a la bruja del hielo, también le estaba costando horrores acordarse de si tenía o no una llave rúnica entre sus cosas. ¿La había conseguido, robado, o se estaban equivocando de John Constantine? Eso último era imposible porque, después de las investigaciones que hizo sobre el efecto omega y su particular "dolor de cabeza" estaban metidos en una secuela cutre de los Inmortales: "sólo puede quedar uno". Así que estaban en la puerta adecuada. Mientras su cabeza trataba de recordar dicha runa les echó un vistazo: a Dalae ya la conocía de aquella vez cuando se encontraron con Sueño y Pesadilla, y su opinión hacia la mujer no había cambiado ni un ápice. Razón de peso para cerrar la puerta y tirar la llave al monte del Destino. El chico del pelo blanco y el parche parecía bastante... simplón. A juzgar por cómo se cruzó de brazos cuando Dalae propuso quedarse fuera y la forma en que la miró el tema de la sutileza no lo dominaba en exceso. John empezaba a formarse conjeturas bastante familiares con aquel dúo. Y luego estaba la chica de atrás. Oh si, no se le había escapado la cara que puso cuando le echó un ojo al demonio disfrazado. Parecía que había visto un fantasma, o algo peor. Eso se lo guardó en el bolsillo, con una etiqueta que ponía "vigilar de cerca". Por lo general no le gustaba que gente que no conocía de nada o que no le eran de confianza tocaran la puerta de la Casa del Misterio. Aún así, como solía pasar en casi todas las veces donde John metía las narices, la curiosidad pudo con él.
- No, claro que no. Podéis pasar. Vamos a sentarnos y charlemos un poco. ¿Puedes traer algo para tomar? - le dijo al demonio más como una petición encubierta que una pregunta. No se fiaba de ellos y esperaba que el demonio tuviera una opinión parecida. Any lo fulminó con la mirada. Tampoco se fiaba mucho de aquel trío y a juzgar por su cara no entendía que le había dado al inglés para hacerles pasar. Les echó un último vistazo antes de seguir al rubio, quedándose al lado de Garnet.
El salón era, dicho con palabras modestas, enorme. La chimenea crepitaba al lado de unos sofás confortables a primera vista, uno en frente del otro. John se dispuso a sentarse en el medio de uno de ellos, dejando el otro para que lo hiciera el trío visitante. En la separación de ambos sofás había una mesa de madera tallada con detalles muy refinados.
- Venga, no os cortéis y sentaos. Hablemos detenidamente sobre esa llave.
John abrió el debate tan sólo anotando el tema de conversación. Seguía sin recordar que tuviera aquella llave pero si era así, esperaba sonsacar la suficiente información para decidir si quedársela o negociar por entregarla.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 1st Junio 2017, 20:32
El muchacho de cabellos blancos no dijo nada una vez la puerta estuvo del todo abierta entre nosotros. Fue la morena la que dio el primer paso y nos dijo qué estaban buscando. Una llave. Intercalé la mirada de uno a otro mientras John, finalmente, les invitaba a la casa.
John. Nuestro John. El que había tardado un mes en confiar lo suficiente en nosotras como para dejarnos venir a esta casa, y que probablemente no lo hubiera hecho de no ser porque habían acordado aceptar aquella curiosa relación de maestro y alumnas que mantenían. Entrecerré los ojos sin intentar disimular la desconfianza que me hacía sentir aquella gente. De algún modo, estar ahí con John y Anya hacía que no pudiera actuar como lo hacía normalmente.
No quiero decir que no pudiera ser yo misma... Era más bien el contrario. Confiaba plenamente en mis facultades para la actuación, para fingir, mentir y ser quien no era. Sin embargo no tenía ni la más menor idea de cómo iban a reaccionar ellos ante dicha actuación y era un factor externo con el que yo no podía controlar, y por ende, que podía llevarme al fracaso. No me considero orgullosa, pero si hay algo que sé hacer bien, quiero hacerlo siempre bien. Puedo cometer errores, y aprenderé de ellos. Pero que sean terceros quienes lo cometan, y yo tenga que chupar... No tanto. Así que lejos del desparpajo habitual, opté por mostrarme más cautelosa... Cautela que me duró hasta que estuvimos todos sentados en el sofá, como uno de esos culebrones malos de la tele en que la hija y el novio se sientan delante de los padres para decirles que están juntos, o que ella está embarazada.
John se sentó en un sofá, y yo hice lo propio a su derecha. Apoyé el codo en el reposabrazos y seguí mirandoles, debatiéndome entre ser sociable o seguir con el ceño fruncido y cara de malas pulgas. Y finalmente, opté por ambas. Al fin y al cabo, John no me había dicho que tuviera que estar en silencio. Y puestos a ser sinceros, aun de ser ese el caso, probablemente no le hubiera hecho caso y haría lo que me diera en gana de todos modos.
— Por curiosidad, ¿hacen falta tres personas para ir a buscar una simple llave, "que no abre nada"? — me intenté imaginar al trío como tres amigos que estaban juntos tomando el café cuando uno de ellos les decía "oye, tengo un encargo, ¿me acompañáis y nos lo quitamos de encima en un momento?". Y siendo que era la que tenía el aspecto más frío y menos amigable de los tres. Claro que tal vez uno de ellos estaba ahí como guía, puesto que...
Fue entonces que me di cuenta. Me incorporé levemente, las palabras de John resonando en mi memoria.
"...Estamos a punto de entrar en otra dimensión controlada por la casa y su entrada, como habéis podido ver, la escoge al azar... Normalmente se mantiene cerca de la llave, la cual la tengo yo..."
Entonces la casa se mantenía cerca de la llave. ¿Cómo narices la habrían encontrado ellos? Estuve a punto de preguntarlo, pero las palabras murieron antes de llegar a mis labios. Si a John no le había sorprendido, ¿por qué tenía que sorprenderme a mí? Era él quien conocía aquél lugar, quien tenía la supuesta llave, y quien tendría que hacer las preguntas. ¿Mi papel ahí...? Ni puñetera idea. Volví a recostarme sobre el sofá, y clavé la mirada en la muchacha de los tatuajes. ¿Fruncir el ceño o sonreír? La comisura de mis labios se elevó levemente al contemplar sus brazos.
De repente, se me había antojado un tattoo.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 21st Junio 2017, 00:00
Al principio de la misión, Dalae había creído que la más problemática de sus acompañantes sería Verity. Cómo se equivocaba. De momento, la midgardiana parecía estar llevando razonablemente la situación, mientras que Arturo parecía a punto de buscar la acción que necesitaba por su cuenta. Dalae no tenía muy claro cómo pensaría la Casa del Misterio, pero estaba casi completamente segura de que se molestaría si cierto intento de mago tuerto decidía prenderle fuego. Por eso, se planteó muy seriamente dejarlo fuera, bien atado a un árbol, cuando Constantine demostró tener ciertas nociones de cortesía y los invitó a pasar. Era todo un detalle por su parte, había que reconocerlo: La aprendiz de Loki dudaba haber hecho lo mismo si el inglés y sus pupilas hubieran aparecido en las puertas de Niflheim. Y, curiosamente, parecía tan de acuerdo con las decisiones tomadas como la mujer castaña del fondo del pasillo: Nada en absoluto. -Yo no tomaré nada, gracias.-El mejor método para evitar ser envenenado pasaba, inevitablemente, por evitar las posibles oportunidades de envenenamiento. Era más que improbable que trataran de deshacerse de ellos así, pero recibir con una poción de verdad al grupo de intrusos que ha aparecido en la puerta era bastante razonable. Al menos, es lo que ella haría.
Cuando entraron, Dalae no pudo evitar mirar alrededor, buscando cualquier cosa que pudiera llamar su atención. Aún no había abandonado del todo la idea de que aquello fuera una trampa, pero esa insistencia en observarlo todo se debía también en gran parte a la curiosidad. Todo en esa casa, desde los cuadros del pasillo hasta el último tornillo de las puertas, estaba cubierto con un halo de misterio que invitaba a tocarlo para ver que pasaba. La magia que flotaba en el aire casi se podía tocar, y Raden tuvo que contenerse para no salir fuera del bastón para respirarla.
No tardaron en llegar al salón, una estancia que parecía igual o más grande que la propia casa gracias a las extrañas leyes que gobernaban esa dimensión. -Venga, no os cortéis y sentaos. Hablemos detenidamente sobre esa llave.-Después de dirigir una rápida mirada a la chimenea, Dalae optó por situarse lo más lejos posible de ella. No le suponía demasiado acercarse un poco más, por supuesto… Pero durante el tiempo que llevaba como portadora de Raden había cogido ciertas costumbres, y no era fácil abandonarlas de un momento para otro.
La conversación no empezaba mal, para tratarse de una cuyo interlocutor había tenido dos encontronazos con ella. Sin embargo, el midgardiano tenía sus reservas: Estaba dando la información mínima e imprescindible, eligiendo las palabras con cuidado para no dar ninguna pista a los enviados de Loki. O eso creía la bruja de hielo, que no podía ni imaginarse los “problemas técnicos” que había sufrido la memoria del Constantine. Para ella, era evidente que ambas partes sabían de qué estaban hablando.
Sin embargo, antes de que pudiera responder, la mujer pelirroja que había sonreído a Verity desde que la había visto se adelantó. No parecía una persona paciente… Ni amable, la verdad sea dicha. -Por curiosidad, ¿hacen falta tres personas para ir a buscar una simple llave, "que no abre nada"?-De hecho, tenía pinta de no estar de muy buen humor… Por suerte, no era a ella a la que tenían que convencer.
-Solamente cuando hacen falta tres personas para entregarla.-Además, técnicamente ellos eran cuatro… Pero tampoco hacía falta que ellos lo supieran. No lo dijo en tono sarcástico en absoluto. Tan sólo se limitó a remarcar lo obvio: A ella no le importaría que toda la muchedumbre cogiera la puerta y se largara, si no fuera porque una parte de dicha muchedumbre era su polígrafo personal, y otra era el que se encargaba de salir herido en su lugar si las cosas se complicaban. Como mucho, podía prescindir de ese último. -Como iba diciendo… Esta llave abre cierta puerta que necesitamos atravesar.-Primera mentira. Verity sabía de sobras que lo que buscaban eran las llaves de un cofre… Y, aunque no lo hubiera sabido, lo habría notado igualmente. A medida que hablaba, una llave de hielo se iba formando en la palma de su mano. La morena procuró imitar el tamaño y la forma de las anteriores, pero sustituyendo las otras runas por Uruz. -Nos han dicho que su último dueño la dejó aquí, así que veníamos a tratar de llegar a un acuerdo para conseguirla, si es posible.-La asgardiana se esmeró en ser lo más educada posible, suavizando el hecho de que habían venido a llevarse algo que no les pertenecía. La idea, al fin y al cabo, era disfrazar ese robo para que pareciera un trato justo.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 21st Junio 2017, 13:25
- No, claro que no. Podéis pasar. Vamos a sentarnos y charlemos un poco. ¿Puedes traer algo para tomar?
El mayordomo asintió y dejó pasar al extraño trío. Era cierto que N’all compartía la opinión de su dueño, y no confiaba en ninguno de los nuevos invitados, pero envenenar el té no era su estilo, así que decidió marcharse tranquilamente a la cocina mientras preparaba algo de galletas para picar y un buen té inglés.
Verity no le quitó el ojo de encima al demonio, y no se sintió tranquila hasta que le vio desaparecer por el pasillo. La chica se mordió el labio, y después asintió a la petición de Constantine. Ella y sus dos acompañantes decidieron sentarse en uno de los sofás, quedando en frente del dueño de la mansión de los misterios.
- Bonita casa… - confesó la señorita Willis, observando el amplio y acogedor comedor. La pelirroja se preparó para detectar las posibles mentiras que surgieran de aquella charla, y juntó sus manos, quedando su dedo índice y anular izquierdo por encima del anillo que tenía en la otra mano.
Arturo se sentó en el sofá como si estuviera en su propia casa, poco le faltó para que sus pies reposaran encima de la mesita de madera ornamentada que separaba a los dos grupos. El peliblanco esbozó una sonrisa cuando Garnet expresó su opinión en voz alta.
- Hemos venido a hablar con John Constantine. ¿Tu quien eres? ¿Su portavoz? - Arturo hizo gala de sus bromas inoportunas, y repasó a Garnet de arriba abajo, con una mirada apreciativa. La reacción de Verity fue agachar la cabeza en modo de disculpa, aunque más bien parecía que trataba de esconderla por la vergüenza ajena que estaba pasando. Y no solo eso… ¡Dalae ya había empezado a mentir! Y eso que la hechicera había empezado la conversación con buen pie. Supongo que era digna aprendiz de su maestro. Claro que, cuando Loki trataba con ella, jamás le había dicho una mentira, sólo había camuflado la información con medias verdades. A veces no sabía qué opción era la peor.
La pelirroja miró hacia otro lado, como si la conversación no fuera con ella, y dejó que Dalae y Constantine siguieran intercambiando información.
Por su parte, Arturo parecía aburrido. Quería entablar conversación, pero no quería meter la pata. Seguramente Dalae ya tenía su historia montada y no quería arruinarla, o que sus interlocutores descubrieran las posibles incongruencias por su culpa. Así que se dedicó a pensar en qué historia trágica contaría ahora su compañera. Que si tras esa puerta estaba su verdadero hogar, el que había estado buscando durante diecisete años, viviendo alejada de toda su familia y separada de su hermana gemela a la que nunca llegó a conocer... Todo un drama, vamos. Si conseguía hacer llorar de pena a las dos damas que acompañaban a John, ya tendrían la llave ganada. O quizás les cuente que tras esa puerta se hallan los misterios inigualables de la magia, o la cueva de un enorme dragón rojo que de tanto dormir sobre su oro se le ha fundido en una cota de mallas. ¿Qué? Arturo no sería Arturo sin una referencia friki.
El mayordomo no tardó en volver, y dejó sobre la mesa un jugoso plato de galletas frutales y empezó a repartir el té, primero a los invitados, a excepción de Dalae, y después a los inquilinos. Arturo no se lo pensó dos veces y fue el primero en picar las galletas. Verity, en cambio, se tomó su tiempo mirando el fondo de su vaso de porcelana por si veía algún engaño en él.
FDI: Dejo a John la elección de si el té y las galletas son normales o llevan algún tipo de conjuro o algo xD
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 21st Junio 2017, 22:20
Cuanta más atención atendía al asunto de la llave, más desconcertado se encontraba. ¿Una llave que aparentemente no abre nada, pero que ahora resulta que abre una puerta? Y una que necesitan atravesar. ¿Ellos? ¿Ellos tres? Cuanto más los miraba más le parecía que se habían encontrado en un cruce de caminos y decidieron seguir el mismo hasta que se cansaran. Dalae era la que llevaba la voz cantante del "grupo", mientras que el chico del parche parecía ser el bravucón y el "estoy aquí y hago lo que quiero" a juzgar por la forma en que puso los pies sobre la mesa y el comentario que le lanzó a Garnet - comentario al cual, la única reclamación que hizo el inglés fue una rápida mirada al peliblanco. Si quería sacarle las pulgas a la pelirroja iba a encontrarse con un martillo la mar de flexible. Y ya que estaba analizando de nuevo al grupo, tocaba volver a la otra chica, la de los tatuajes. Daba la sensación de que no pintaba nada allí, como si no quisiera estar ahí. Parecía incómoda por algo y John no sabía decir el qué. Esperó que con el tiempo lo descubriera.
N'all trajo té y pastas. Quien supiera que aquel mayordomo era en realidad un demonio, de seguro sentiría curiosidad el por qué era más inglés que el propio inglés. John no era mucho de tes, pero tenía que reconocer que el demonio tenía un don para prepararlos. Su mano no pudo negar una taza, así que se llevó una.
La perplejidad se dibujó en el mago cuando vio la forma de la llave con cuerpo cristalino. Un rápido flash se le clavó entre los ojos y le dibujó una imagen, un recuerdo sobre aquella "llave". ¡Lo recordaba! ¡Consiguió recordarla! O mejor dicho, creía que lo recordaba porque no estaba seguro que fuera él quien se topara con aquella llave. John se llevó la mano a la parte derecha de su abrigo, justo encima del bolsillo interior derecho y lo palpó, sin apartar la mirada del té. Rápidamente sujetó la taza con ambas manos y le dio un sorbo.
- Entonces me estás diciendo que habéis venido a negociar por una llave que parece no abrir nada pero que abre una puerta, la cual queréis pasar, y que te basas en que su antiguo propietario se la dejó aquí, en ésta casa. - John dio otro trago calculado, dejando los ojos fijos en la asgardiana, pasando luego a Arturo y finalmente a Willis, volviendo con la bruja del hielo. - Vale, pongamos que he encontrado ésta llave. Pongamos que la tengo yo. ¿Con qué quieres negociar? Y sobretodo - John se encaró directamente hacia Willis - ¿Tú qué pintas en todo ésto?
Anya escuchaba la conversación desde su sitio, con una taza de té entre las manos más por tener algo que por beberlo, ya que no le había dado ni un triste sorbo. John quiso abordar otro frente, a ver por dónde salían ésta vez.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 3rd Julio 2017, 11:49
— ¿Quieres saber quién soy o te estás planteando lo que harías conmigo? — Respondí al instante, arqueando una ceja y utilizando el tono de voz más neutro y desprovisto de emoción que pude emular en ese momento. — Por si acaso, te digo yo que antes me acostaría con ella — Señalé a la pelirroja de los tatuajes con el pulgar. — que contigo. — Esbocé una sonrisa totalmente relajada, sin dar valor alguno a mis propias palabras, aunque todas y cada una de ellas eran totalmente ciertas. — Y soy heterosexual.
Me volví a recostar en el sofá, con mis ojos todavía fijos en el peliblanco. Miles de respuestas podrían haber respondido aquella pregunta impertinente, pero no iba a dar información más que la necesaria. Tal vez John les había dejado entrar en la casa pero eso no significaba, ni de lejos que yo fuera a confiarme y dejar ver quién era yo en realidad. Tal vez un simple “Y a tí que te importa” hubiera sido suficiente para acallar al bocazas que aparentemente estaba poniendo en evidencia al resto de grupo, a juzgar por las miradas de soslayo y de tierra trágame de sus compañeras.
Al menos eso dejaba claro que él no era el portavoz de su grupo. De hecho, parecía alguien de mecha relativamente corta. ¿Qué hacía ahí? John por su parte empezó a exponer sus propias preguntas y entonces ya me quedé más en segundo plano, pues aunque me gusta bastante mucho ser el centro de atención, al menos sé cuando hay que hacerlo. Miré de reojo al peliblanco. Y sí, me refería a ti.
Le di un trago al té y miré el líquido con una mezcla de decepción y desprecio.
— John, cielo… Mi bebida no tiene alcohol. ¿Para qué narices me das esto? — susurré. Me daba igual si me escuchaban los demás, pero claramente no me estaba dirigiendo a ellos. — ¿Tenemos alguna otra cosa? — Me giré sobre mi misma, sin bajar del sofá, buscando al demonio con la mirada, a ver si le veía y entendía que a mi lo de beber hierbas pasadas por agua… Es que era como beber el agua que te sobra de hervir yo que sé, una patata.
Qué digo, hasta la patata tendría más sabor. Creo que de ahí se saca el vodka. Tendría que preguntarle luego a Anya.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 29th Septiembre 2017, 13:30
FDI: la user de Dalae me ha pedido que le pase el turno. El siguiente turno de posteo será libre. A ver si le damos un empujoncito a este tema. Cualquier duda que tengáis enviádmela por MP y os la resuelvo encantada.
— ¿Quieres saber quién soy o te estás planteando lo que harías conmigo? — respondió la pelirroja sin tapujos. Arturo abrió mucho los ojos, sorprendido, no estaba preparado para la total y aplastante sinceridad de Brooks — Por si acaso, te digo yo que antes me acostaría con ella que contigo..
A Verity le pareció de muy mala educación que la señalaran con el dedo, sobretodo para hacerle insinuaciones sexuales. Sin poder evitarlo, sus mejillas se sonrojaron ligeramente, sorprendida de que la conversación tomara aquel rumbo.
— Y soy heterosexual. - afirmó la pelirroja para picar al peliblanco, y acto seguido, la chica de los tatuajes respondió como un reflejo.
— Yo también… — no venía a cuento, pero sintió la necesidad de decirlo en voz alta antes de que la conversación subiera más de tono. Pero lo cierto era que teniendo delante de sus narices a una mujer tan sexy como Brooks, no sería raro que cualquiera se planteara de nuevo su sexualidad.
—Estás buena pero no te lo tengas tan creído...— protestó Arturo, algo ofendido con las palabras despreciativas de Garnet. No entendía cómo alguien podía escoger a otra mujer antes que a él. El Dragón del Este tenía mucho que ofrecer, y ellas se lo iban a perder. Se encogió de hombros y atrapó una galleta y se la llevó a la boca, partiéndola en dos con los dedos.— Tu amiga parece mucho más interesante... — insinuó esta vez, fijándose en la rusa, que le dedicó en aquel instante una mueca de repulsión.—¿Qué hacen dos chicas tan guapas como vosotras con el viejo perro de John Constantine?
Verity ya no sabía cómo esconderse de la vergüenza ajena que sentía, y se llevó la mano a la frente, sin saber muy bien que hacer o que decir sobre las insinuaciones de Arturo. ¿Qué mosca le habría picado? Estaban allí para conseguir la llave y no para ligar con los anfitriones…
Se quedó en silencio hasta que Dalae terminó de hablar, y observó cómo el demonio volvía tranquilamente al comedor para servirle una bebida alcohólica a la otra pelirroja.
— No, no, se equivoca… — apuró Verity al ver que Constantine se había hecho un lío.— No ha entendido bien a mi compañera. Lo de la puerta era una metáfora…
La pelirroja enmudeció cuando John trató de negociar con Dalae un intercambio equivalente, y Arturo dejó escapar una breve risilla. No habían traído nada de valor consigo, y tenían que inventarse algo antes de que Constantine decidiera quedarse la llave para él solito. Fue entonces cuando el inglés le hizo una pregunta directa a Verity y la dejó descolocada.
—¿Eh? ¿Yo? — la señorita Willis ya no sabía hacia dónde mirar, y decidió mantener ocupada su boca con el té y las pastas, consiguiendo así unos segundos más para pensar en algo. Se llevó entonces a la boca una de las galletas frutales que había preparado el demonio y…
—¿Pero qué diablos?— espetó, e inevitablemente N’all se dio la vuelta, dándose por aludido. Verity frunció el ceño con mucha rabia y alzó la galleta para que todos la vieran.— ¡Esto tiene droga! ¿Qué le has puesto? ¡Será posible! ¡Debería darte vergüenza! ¡Yo no enveneno a mis invitados!— exclamó, encarándose a John Constantine mientras esgrimía la galleta en el aire.
La mala noticia era que Arturo ya había comido tres o cuatro galletas con droga, y tuvieran el efecto que tuvieran, el Dragón del Este ya llevaba rato comportándose de forma rara...
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 29th Septiembre 2017, 13:57
Sonreí cual loba ante un conejo cuando vi las reacciones de Arturo. Cuán simple era a veces la mente humana y que con qué facilidad se transparentaba un hombre si le intentabas sacar de sus calzoncillos. Y la reacción del peliblanco había sido para mi un deleite. Oro puro y canela en rama. Así que en cuanto desvió la atención hacia Anya me carcajeé en voz alta y sin intentar ocultarlo en lo más mínimo. Le dediqué a la chica de los tatuajes la más encantadora de mis sonrisas. Yo ya había conseguido lo que quería, distraer la atención de aquél hombre al qué hacíamos ahí. Seguía interesado en por qué estabamos con John, pero no pensaba darle coba.
— Perdona, no iba con mala intención. Estaba de guasa.
Y el mayordomo no me traía mi alcohol. Estaba segura que me había escuchado, pero aun así, té y galletas era todo cuanto teníamos sobre la mesa. Yo en esa conversación no pintaba absolutamente nada y lo cierto es que estaba ahí por si pasaba cualquier cosa, porque el orgullo me lleva a ser confiada y creer en mis propias capacidades… Y para que mentir… Puede que una pequeña parte de mí quiere, que si realmente pasa algo, estar cerca de John. Lo más cerca posible, para poder tender un brazo y volverle intangible de ser necesario, aunque para mi eso sea una necedad.
Pero no cambiaba el hecho de que en esencia, yo allí no pintaba nada. No sabía de qué llave hablaban y tenía poca idea, cercana a cero, sobre temas sobrenaturales. Si querían ofrecerle objetos a John, podría dar un valor tasativo pero no a la magia que pudieran traer consigo. Y a estas alturas, una vez dentro de ShadowPact, me había vuelto paranoica hasta el punto de ver magia en todos lados. Y al parecer no iba tan desencaminada.
En ausencia de una bebida digna, sin poder fumar, y ahora mismo, excluida - por bien que de propia voluntad - de la conversación, yo ahí era poco más que un florero. Así que más para distraerme que por hambre, tomé una galleta y sin más miramientos ni ceremonias, me la llevé directamente a la boca. No soy muy fan de las frutas, prefiero el chocolate y cosas no tan sanas y más caras, pero tampoco les hice muchos ascos, y cuando terminé la primera, atrapé mi propio índice entre los labios. Estaban ricas… sabían bastante bien.
Fui a por la segunda, distraída, sin darme cuenta siquiera de si John me miraba o no. Pero no hacía falta. En cuanto Verity se exclamó, me quedé quieta, a mitad de la segunda galleta. Encantadas. Envenenadas. Aparté esa mitad de mi y la miré frunciendo el ceño, girándome lentamente a mirar a John. Del desconcierto al enfado en tiempo récord.
— ¿¡John!? ¡Pero qué coño tio, avísame! — Tiré la galleta sobre el plato, casi con desprecio, y me levanté del sillón. — Encima soy tan putamente imbécil de quedarme cerca para protegerte. Como si necesitaras ayuda alguna. Puto canalla, pero que idiota soy.
Me alejé llevándome las manos a la cabeza. Manos que inmediatamente después bajaron a mi cintura, quedándose en jarra. No me encontraba mal. No me daban vueltas la cabeza, no estaba mareada. Si estaban envenenadas… Tal vez tardaran en hacer efecto. Tal vez todavía se podía hacer algo.
— Lo siento por lo de canalla... No lo pienso realmente. Bueno, lo pienso, pero es algo que me gusta de ti así que no puedo quejarme. Bueno, a parte de... Ya sabes.
Y de nuevo, me quedé quieta. ¿Me he disculpado? ¿EN PÚBLICO? Y no solamente eso. Acabo de soltarle a John que me gusta algo de él. Caminé de espaldas hasta que dí con ella en la pared, una de mis manos aferrándose a la cómoda y la otra, con fuerza, tapándome la boca. Ahora misma podría gritarme a mí misma un “cierra la puta boca Brooks” y por una vez, me daría la razón en lugar de discutirme conmigo misma.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 14th Octubre 2017, 18:26
El mago volvió a hacer caso omiso del dragón y su "conversación" con las pelirrojas. Daban ganas de darle un puñetazo en los morros pero John tenía que centrarse y esperar a tener sus respuestas. No como Anya que con las insinuaciones de Arturo puso cara como si alguien le hubiera escupido en el vodka y le contestó algo en ruso que con tan sólo el tono ya daba a entender por dónde se podía ir el peliblanco.
La chica de los tatuajes quiso enmendar el error del inglés corrigiéndole sobre lo que había dicho su compañera, y cuando la conversación viró directamente hacia ella se quedó sin palabras, llevándose una galleta a la boca. Aquello John podría interpretarlo de varias maneras, y una de ellas podría bien ser "mantén la boca ocupada y no digas nada". ¿Algo que esconder? ¿No quería decir algo que pusiera en entredicho a sus compañeros? Verity destacaba demasiado con aquellos dos, como un perro entre jirafas. John tenía la constante sensación que aquella chica era clave para algo, pero no terminó de entender para qué.
Y entonces, se descubrió el pastel.
Las galletas estaban envenenadas dijo Verity, que llevaban droga. Como fue de esperar Garnet también se escandalizó al escucharlo. No podía decirle nada porque si lo hacía se habría descubierto a si mismo antes de que el demonio trajera las galletas. Luego tendría que pedirle perdón y todo el rollo que trae consigo haberla engañado a ella también, pero jamás habría puesto nada en la comida que perjudicara seriamente a ninguna de sus alumnas, especialmente a Garnet.
- Pero qué exagerada - le contestó el inglés a su acusadora con una sonrisa socarrona. - ¿Es que nunca habéis hecho pastel de maría con los amigos? Lo que me sorprende a mí es que lo hayas notado con un sólo mordisco cuando los demás no lo han hecho - apuntó el rubio mirando fijamente a los ojos de Verity.
La discusión que había tenido con el demonio sobre el tema había sido de proporciones épicas. En un principio el inglés quería tener esa carta bajo la manga untada en las tazas de té, por si aparecían sorpresas tras la puerta. El mayordomo como era de esperar se opuso rotundamente abogando al sacrosanto del té. Tras discutir durante casi media hora, al final hacer unas galletas era mejor idea que adulterar el té. Dios salve Inglaterra y su puto té.
Cuando el mago iba a seguir con sus acusaciones, se quedó sin habla cuando escuchó a Garnet. Se hizo un incómodo silencio y el inglés tuvo que girarse, coger la bebida que le había traído el demonio a la pelirroja y tendérselo para que, de momento, siguiera el ejemplo de Verity: "mantén la boca ocupada". Daños colaterales, por decirlo de algún modo. Ésto después le iba a pasar factura, y la cuenta sería de muchos números.
- Dejémonos de gilipolleces de una vez, ¿vale? Las cartas sobre la mesa. No sois mis invitados. Éste sitio no se llama la Casa del Misterio porque algún viejales adinerado quiso ponerle nombre a su propiedad. Aquí no se llega fácilmente, por no decir que no se llega. O te invitan o no encuentras ni la puerta, y vosotros habéis topado a la puerta, con lo que supongo que nos habéis seguido hasta aquí con ayuda de alguien bastante poderoso. No te ofendas cielo - le comentó a Dalae - pero no te veo con esas capacidades. Así que, o me decís exactamente para qué sirve ésta llave y qué abre o podéis iros a tomar por culo.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 18th Octubre 2017, 00:56
Arturo. ¿Por qué tenía que ser siempre él? El que quemaba el bosque, el que se enfrentaba a quien no podía vencer. El que no era capaz de cerrar la boca cuando tocaba… Y, de alguna manera inexplicable, no era capaz de darse cuenta de lo que realmente estaba haciendo. Tentar a la suerte, dar motivos a los amos del castillo para que los echaran al foso… O cualquier otra forma de defenderse a sí misma que tuviera la Casa del Misterio. Por lo que sabía, John Constantine no era un hombre violento, pero tampoco quería arriesgarse. Y menos aún si no sabía nada de las mujeres que lo acompañaban. Una de ellas, por cierto, no parecía poseer el don de la paciencia. La asgardiana sabía que Arturo podía ser desesperante en ocasiones, pero… Aquello debía ser algún récord, y además desvió ligeramente el tema de una conversación que Dalae dejó de escuchar bastante rápido.
Era posible que estuviera enfocando todo aquello de una manera incorrecta. John estaba sospechando con tanta fuerza que hasta parecía que iba a estallar… Pero, por lo menos, recordaba la llave. O eso era lo que Dalae podía deducir de su súbito cambio de expresión, y ese significativo toque en su bolsillo. Como si buscara algo. Dalae creía en las casualidades, pero aquello sería demasiado incluso para la situación en la que se encontraban. A menos que la casa también tuviera el poder de la oportunidad y ofreciera su contenido precisamente cuando era necesario, por supuesto. No es que fuera a comentar aquel detalle con su dueño, desde luego, pero siempre era interesante saber si estabas en un sitio que podía meter cualquier cosa en tus bolsillos.
Y, de hecho, aquella no era la última sorpresa de la noche. -¿Pero qué diablos? ¡Esto tiene droga! ¿Qué le has puesto? ¡Será posible! ¡Debería darte vergüenza! ¡Yo no enveneno a mis invitados!-A diferencia de Arturo, la amiga de Loki desempeñaba su función con una eficacia fantástica. La morena ni siquiera había hecho ademán de tomar una pasta, siguiendo su política de minimizar en lo posible cualquier posible envenenamiento. Por una vez, le había servido de algo. Justo después de que la mujer tatuada diera la voz de alarma, la asgardiana… Cogió una galleta de la bandeja. Pero, en lugar de llevársela a la boca como cualquier persona normal (o, al menos, dentro de la hipotética normalidad que posee alguien que come algo drogado con una sustancia desconocida), la sostuvo frente a sí. -Raden… ¿Qué es esto?-Musitó, su voz enmascarada por las sonoras quejas de una pelirroja que no había sabido del pastel hasta que se había descubierto. Un enfado totalmente lógico y racional, aunque perdía bastante intensidad al final, al decir también que aquello le gustaba de él.
Una voluta de niebla blanca, helada, surgió detrás de Dalae. Como si surgiera de su misma espalda, se mantuvo en su lugar, creciendo y espesándose pero sin tomar la consistencia de nada en concreto. Si alguien se detenía a observarla, le parecería que dos pequeñas chispas rojas flotaban en su centro. ”-Mmm… Creo haber olido algo así hace mucho tiempo, en el hogar de un alquimista. Fuerza a decir la verdad. Como si no hubiera suficiente...”-Respondió el fantasma, irónico. No le hacía demasiada gracia revelarse así, aunque fuera de forma incorpórea, pero era la única manera de poder percibir algo en concreto en aquel mar de rastros mágicos, de detalles entrelazados y diferentes entre sí.
Mientras tanto, la aprendiz de Constantine enfriaba sus ánimos con alcohol, y la escasa paciencia del inglés se iba por el desagüe. Perfecto, todo perfecto. Antes de que Arturo volviera a soltar algún comentario inapropiado, Dalae decidió tomar medidas drásticas: Un pañuelo verde lo amordazó, ocultando tras su ilusión que tan sólo era un fragmento de hielo que rodeaba la cabeza del elementalista. A la asgardiana no le gustaba demasiado mostrar la naturaleza de sus poderes: No había que ser muy listo para averiguar que la mejor manera de combatir el hielo era el fuego. Y, en la medida de lo posible, preferiría no morir quemada como las brujas midgardianas. Además, la ilusión no disimulaba el frío del hielo… Esperaba que eso reforzara el significado de su indirecta.
Hecho esto, se centró en las palabras del inglés. Por mucho que le desagradara, tenía toda la razón de todos los mundos. Ninguno de los tres era tan poderoso… Y esa certeza molestó ligeramente a Dalae. Seguía sin ser suficiente para lo que se esperaba de ella, y lo peor de todo era que… Resultaba obvio para los demás. -No, no las tengo. Y lo siento por los comentarios de Arturo… Sigue sin aprender a expresarse como debería.-Se disculpó, observando la pasta que aún sostenía entre los dedos, como si pretendiera analizarla de un vistazo. La verdad… Así que de eso se trataba. Llevaba demasiado tiempo a la sombra de Loki como para apreciarla, quizás incluso para comprender su naturaleza. Era irónico… Lo que estaban teniendo que hacer para conseguir la espada. Habían recuperado la primera llave a base de mentiras y violencia, mientras que la segunda… Así les estaba yendo.
Con esos pensamientos en mente, Dalae mordió el dulce, y tragó.
No notó nada diferente de inmediato. Ni sueño, ni visión borrosa, ni ninguna sensación extraña. Todo estaba bien. Y, lo mejor de todo, ahora podía garantizar que Constantine podía confiar en sus palabras. Además, la galleta estaba deliciosa. Nunca había probado un veneno que la hiciera querer repetir... -Bien… Gilipolleces dejadas de lado. Es cierto, no soy capaz de llegar a la Casa del Misterio sin permiso, como cualquier mago normal y corriente. Y sí, me ofende un poco.
… De acuerdo, aquello había sobrado. Mucho. Pero era como si le hubiera salido solo, como si las palabras hubieran salido de su boca por su propia cuenta. Su expresión se endureció un poco, no le gustaba. Pero, si quedaba alguna duda de su honestidad, debía de haber quedado descartada ya. -Esa llave sólo sirve para abrir el cofre de Garn, la espada de la Verdad. En total, hay cinco de ellas… Y poseemos tres.-Dalae dudaba que cualquiera de los tres ocupantes de la Casa del Misterio conociera la historia de Sigurd y su espada. Incluso para los asgardianos, era un relato tan antiguo que se confundía con las leyendas que envolvían al Primer Héroe de Asgard. Probablemente los midgardianos ni siquiera recordaran su nombre, si alguna vez lo habían conocido. -Conservar únicamente la llave de Uruz no supone ningún beneficio si se desconoce dónde están las otras… O el cofre. Y ni siquiera nosotros sabemos esto último.-La bruja casi podía notar la mirada penetrante de Raden en su nuca, desaprobando absolutamente todo lo que decía. No era que el lobo no apreciara la honestidad, tan solo era que… Sabía que en aquel momento estaba siendo excesiva. Los pálidos dedos de la aprendiz se crisparon ligeramente sobre el reposabrazos del sofá en el que estaba sentada.
-Si aún necesitas ayuda para decidirte, Constantine, te podemos ofrecer a cambio algún objeto mágico que sí puedas usar en realidad…-Fue entonces cuando Arturo comprendió. Dalae no se refería a la pulsera que mantenía oculta su armadura, o al extraño colgante de colores cambiantes que nunca se quitaba. Eran objetos de los que podía prescindir, a diferencia del bastón del que dependía en parte su supervivencia. Pero no, los objetos que mencionaba la hechicera eran los suyos. Los de Arturo Lizarraga, el Dragón del Este, que había trabajado lo indecible para reunir aquella extravagante colección. Ese mismo al que su aliada había amordazado por el bien de la negociación, y que probablemente saldría de aquella casa más bien ligero de equipaje.
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Última edición por Dalae Darkle el 8th Febrero 2018, 15:01, editado 2 veces
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 20th Octubre 2017, 11:20
A Verity le sorprendió ver que Garnet se levantaba del asiento para incriminar a John. Ella había probado también esas deliciosas galletas traídas por el demonio, y Arturo había comido el que más. Por tanto, la amiga de Loki pensó para sus adentros que nada malo podía pasarle si probaba solo una. Pero lo cierto es que no se había dado cuenta de que la palabrería de Arturo era por culpa de la influencia de la droga y no porque el chico fuera así de base. Pero claro, eso Verity no podía saberlo, puesto que no conocía de nada al Gran Dragón de Este, ni a Dalae, dicho sea de paso.
Le gustaba la naturalidad y el desparpajo que tenía Garnet, y empezó a pensar que de toda la gente mentirosa de esa sala, era la que mejor le caía en gracia. Pero el susto que se llevó la maquilladora al descubrir que John Constantine había adulterado las galletas, no la puso de muy buen humor. Dijo varias cosas que no entendió, y rápidamente se llevó la mano a la boca intentando tragar sus palabras. ¿Qué había dicho que tanto la alteraba?
El inglés trató de calmar los ánimos, pero no hizo más que encender la chispa que Verity llevaba dentro cuando añadió a su discurso más mentiras.
— Esto no lleva María… — afirmó, cruzándose de brazos. — ¿De verdad crees que me lo voy a tragar? No sé para qué necesitas tanta chorrada para que hablemos con tranquilidad. ¡No te hemos hecho nada! — La pelirroja le miró con ojos desafiantes, y fue entonces cuando Constantine se puso serio — Vale, genial. ¿Nos dices que nos dejemos de gilipolleces? Pues empieza tu. ¡Deja de tratar de intimidarnos con un demonio paseando por la casa como si nada!
Verity era una humana normal y corriente después de todo, y no estaba acostumbrada, como el resto de espectadores de la Mansión del Misterio, a ver criaturas monstruosas y demonios del infierno.
N’all se quedó tieso como un palo en cuando escuchó la incriminación de la señorita Willis. Por un instante, dudó de la veracidad de su camuflaje y decidió retirarse tranquilamente para no provocar ningún otro malentendido. Arturo, en cambio, tenía la boca abierta para darle un mordisco a otra galleta, y se quedó congelado ante la exaltación de la pelirroja. Decidió dejar los restos del postre en su plato, y tras mirar fijamente y de forma muy seria a Constantine, preguntó:
—¿Dónde está el baño? — y antes de que el peliblanco pudiera decir o hacer nada más, un pañuelo de color esmeralda envolvió su boca y el mutante miró a Dalae como pidiéndole explicaciones. Arturo tampoco estuvo de acuerdo en la mención de su apreciada colección de objetos mágicos, y en aquel instante se arrepintió por primera vez de deberle un favor a Dalae, y de haber firmado un contrato con su maestro Loki. Dudó por un instante sobre su lealtad hacia el hijo de Lauyfey y se planteó la posibilidad de dejar que la misión fracasara estrepitosamente. Pero… ¿Le saldría más a cuenta enfrentarse a la ira del hechicero más poderoso de Asgard? Un objeto suyo a cambio de su vida… ahora que lo pensaba mejor no era un mal intercambio después de todo…
Después del nuevo intercambio verbal, Verity volvió a sentarse en el sofá y le pareció que el gesto que había hecho Dalae comiéndose una de las galletas drogadas había sido muy honrado. Después de todo, la única que había estado diciendo la verdad todo el rato había sido ella. Quizás iba siendo hora de que todos se sinceraran un poco.
—¿Y como sabemos que de verdad tienes la llave? — preguntó con calma al inglés.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 30th Octubre 2017, 09:02
Me llevé una mano al rostro y me froté las sienes, molesta. El hecho de que John no hubiera hecho mención alguna a ninguna de mis interjecciones no me suponía alivio alguno. Bien podía significar que le había dejado en evidencia y trataba de ignorarme deliberadamente o bien que íbamos a hablar más tarde. O tal vez que no significaba nada. Y, ¿desde cuando me pienso yo tanto las cosas? Suspiré, intentando forzarme a calmarme. Si realmente sólo llevaban marihuana, no tenía que ser nada que no podía controlar. Dios sabía que habíamos llegado a peores en las calles. Serenidad, Garnet. Normalmente controlo tanto lo que digo y hago, que verme privada de filtros me había sobresaltado. Como un dique que pierde agua, la idea de tener una grieta en la presa de mi personalidad había hecho que se dispararan las alarmas. Pero Maria, puedo con ello. Aunque siguiera sin filtros, si sabía lo que lo causaba... estaba mucho más tranquila.
Observé los dos ojos rojos que parecían aparecer por un instante al lado de Dalae, y me llevé una mano al rostro por segunda vez, aunque en esta ocasión me froté los párpados en lugar de la sien. Había mucho que no entendía. Desde que acepté acompañar a John y aprender de él, era esa la primera puerta que se debía abrir. Aceptar que no sabes nada, que te tienen que enseñar todo de nuevo. Algo relativamente fácil si nadie te había enseñado nada para empezar.
Volví a la mesa, sentándome en el reposa brazos del sofá, de nuevo quedándome a escuchar. Sonreí para mí cuando Verity dijo lo de tragarse lo que había dicho John. Nah, Arturo, Dalae y yo era los que nos lo habíamos tragado. Lo del demonio ya me sorprendió más. Que Anya pudiera detectarlo era una cosa, ¿pero ella? ¿Tenía algún tipo de poder similar al de la rusa? Además, había percibido que las galletas estaban adulteradas sin casi probarlas. Si veía o sentía las cosas por lo que realmente eran... ¿Qué debía ver en mí?
— Espera un momento. — dije, en cuanto el pensamiento cruzó mi mente. No me había planteado ni decirlo en voz alta, pero tampoco hice nada por detener la pregunta que había en mi garganta. — Si aceptas que no puedes llegar aquí por medios normales, ¿Cómo lo habéis logrado? ¿Qué o quién os ha traído?
No podía responder por John. Yo tampoco sabía si teníamos o no la llave, si el intercambio por un objeto mágico le iba o no a interesar, pero John tenía razón y nos lo había dicho antes. La casa cambia constantemente de lugar y necesitas la llave para poder acceder a ella y sólo John la poseía. ¿Nos habían estado siguiendo entonces? Si era así, ¿desde cuando? Sobretodo yo, que guardo celosamente mi vida privada y el lugar donde vivo, la idea de tener a alguien espiándome sin que yo me diera cuenta, me enfurecía. Clavé en Dalae mis ojos esmeraldas, acusatoria. Podía agradecer su buena voluntad al comer la galleta para demostrar que no mentía. Pero hay una diferencia entre no mentir y ocultar la información, y desde luego sospechaba que la morena era culpable de la segunda.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 12th Noviembre 2017, 21:06
Definitivamente, debían de estar llevando al límite la paciencia de Verity. Y eso, sabiendo que el dios de las mentiras la consideraba una amiga, era decir bastante. Al igual que Constantine, la mujer tatuada quería dejarse de tonterías, y no se molestó en omitir ninguno de todos los engaños que tanto la molestaban. Dalae esperaba que, al menos, la desaparición de escena del demonio la hiciera sentirse algo mejor. Pero no se detuvo ahí, claro que no. Puestos a ponerse dire-¿Y como sabemos que de verdad tienes la llave?
-No lo podemos saber con seguridad, pero… Esto está tan lleno de objetos mágicos que es difícil que no esté en algún lado, aunque ellos no lo sepan. Y, además, la primera vez que se ha nombrado la llave, él se ha llevado la mano al bolsillo. Quizás esté ahí.-La respuesta salió con naturalidad, sin pensar. Como si estuviera hablando del tiempo, vaya. Sin embargo, esa forzada naturalidad le duró más bien poco. -Espera un momento. Si aceptas que no puedes llegar aquí por medios normales, ¿Cómo lo habéis logrado? ¿Qué o quién os ha traído?-La verdad es que Garnet podría haberse quedado callada, bebiendo y enfadándose con su maestro por el truco de las galletas. No era una pregunta cómoda, desde luego, pero era inevitable que la cuestión aflorara tarde o temprano: La Casa del Misterio solía ser una fortaleza inexpugnable, y a sus dueños les interesaba que siguiera siendo así por mucho, mucho tiempo.
-Nos… Trajeron.-Hablar bajo los efectos de aquella cosa era muy parecido a esquiar. Ibas rápido, sin poder frenar, y con una posibilidad nada despreciable de chocarte con algo sin apenas haberlo visto venir. Lo único que se podía hacer era esquivar los árboles… Era más difícil de lo que parecía. -Fue un mago llamado... Serrure, es él quién busca la llave.-Apartó la vista, visiblemente incómoda. Había estado cerca. Afortunadamente, el Dios de las Mentiras tenía tantas caras, que se podía hablar de él a través de ellas sin faltar a la verdad en lo más mínimo. Además… ¿No había usado ese nombre en la reunión que convocó el Doctor Strange hace tiempo? Puede que alguno de los tres lo recordara, aunque era difícil. Ese día se habían reunido tantas personas, que era imposible siquiera haber visto a todas. -Os siguió a través de un estanque, creo que era un hechizo de clarividencia… Y después, simplemente, nos hizo aparecer cerca de la puerta por la que acababais de entrar.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 13th Noviembre 2017, 13:37
- Cielo, ¿no sabes cuando alguien está haciendo una alegoría? No llevan maría y en ningún momento he dicho que la llevaran. Si quieres luego te doy la receta para tu disfrute. - Cuanto más hablaba aquella chica más se convencía John de que éste no era su lugar. No tenía ningún sentido que formara parte de aquel grupo a no ser... Una idea le había estado bailando por la cabeza desde que puso los ojos en ella, nacida de la experiencia y de mal pensar de todo. Cada vez tenía más sentido, sobretodo cuando dijo que tenía un demonio cerca. Subió 50 puntos de repente en su marcador. - Mi amigo trabaja aquí. Si no te gustan sus servicios apechuga con ello. - No estaba siendo maleducado con ella por gusto. Verity estaba nerviosa, alterada. La única que mantenía el juicio era Dalae y tener dos bombas de relojería a su lado podría beneficiar a John.
Entonces la bruja del hielo hizo una jugada arriesgada: se comió un trozo de la galleta. Apostaba fuerte, o bien quería decir otra cosa. Que de verdad necesitaban esa llave por todos los medios posibles, incluso haciendo ver al mago John Constantine que iban de buenas. Tal vez esa necesidad provenía de algún problema que debía solventarse, o bien que alguien les apretaba las tuercas para que consiguieran su tesoro. La segunda teoría cobró fuerza con el relato de Dalae: una llave para una espada, Garn. Y luego un ofrecimiento. Lo siguiente que vino fueron preguntas y acusaciones que provenían de ambos bandos. La mención de Dalae sobre el bolsillo de John... y luego Garnet preguntando quién les trajo y un nombre como respuesta: Serrune. No le sonaba de nada aquel nombre, pero una imagen le vino repentinamente a la cabeza: una reunión en un lugar apartado de todo. Estaba Zeta, estaba el que dirigía la reunión llamado Doctor Extraño. Estaba Dalae, la recordaba, y a su lado un hombre de avanzada edad... No entendía a qué venía aquel flash i por qué recordarlo en ese momento.
- Dadnos un segundo. - John se levantó del sofá y les pidió a ambas pelirrojas que le siguieran hasta otro extremo de la habitación, donde no pudieran escucharlos. - Ésto no me gusta una mierda, pero podemos sacar buena tajada si llevamos bien el asunto. Vamos a negociar, a ver qué nos dan. Estad preparadas por si acaso y antes de nada quiero asegurarme de algo. Y otra cosa más... - John les susurró a sus ayudantes tan bajito como pudo. Anya asintió y volvió hacia su sitio. John le cogió el brazo a Garnet antes de que pudiera volver también. - Eh, siento la jugada de antes. Luego hablamos de eso, ¿vale? Y de lo otro también. - El agarre se convirtió en una caricia afectuosa y una sonrisa ligera. Corta, pero significativa.
Habiendo concluida su pequeña reunión, John volvió a sentarse en el sofá y miró a los tres "invitados". "Al menos ya no tengo que aguantar al tuerto" pensó para sus adentros al ver que estaba amordazado. Después hizo su jugada: las cartas sobre la mesa, tal y como lo había hecho Dalae. Metió la mano bajo su gabardina y sacó una bolsa de tela hecha con un material muy poco común. Para los practicantes y sensibles a la magia, aquella bolsa era como un contenedor de magia que podía anular la esencia y el aura de su contenido.
- Aquí está - John dejó la bolsa sobre la mesa, frente a él, y apoyó sus codos en sus rodillas, adoptando una posición de negociación. - Vamos a negociar. Lo del objeto parece interesante, pero antes quiero saber dos cosas: qué me podéis ofrecer y para qué quiere la espada vuestro amigo. Si me decís ambas cosas os doy la llave. - Aquello era mentira, pero no podía saberse. John era un mentiroso de primera, controlando cada aspecto de su rostro, cada pauta de sus manos, el tono de voz... No por nada había conseguido engatusar a los príncipes del infierno y a más de uno de sus secuaces. - ¿Hay trato?
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 17th Enero 2018, 11:09
Verity Willis estaba muy alterada, pero sobretodo muy enfadada con la situación en la que se encontraba. Se sentía utilizada y engañada por la persona que creía haber sido su amiga, y además, debía ayudar a sus secuaces a encontrar una llave perdida en una casa encantada donde paseaban demonios con esmoquin y con un dueño estafador que quería drogarla.
Se cruzó de brazos, y se sentó de nuevo en el sofá dejando escapar un bufido. Ella no había hecho nada para merecer ninguna reprimenda, y menos viniendo de un maleducado y poco correcto anfitrión. No le gustaba nada el inglés ni su forma de hablar, pero empezó a sentirse más tranquila al ver que el demonio se había marchado a continuar con sus quehaceres del hogar.
Dalae volvió a hablar de la llave, y esta vez expresó sus pensamientos en voz alta, a oídos de todos los presentes, y dando a entender que posiblemente el objeto que estaban buscando se encontraba en el bolsillo interior de la gabardina de Constantine. Aquello le pareció muy arriesgado, pero aún así, la pelirroja consideró que lo más correcto para conseguir algo era ir con la verdad por delante. Si aquello era cierto, el inglés había quedado expuesto delante de todos y tendría que pensar mejor su nueva jugada.
Entonces, Garnet hizo la pregunta del millón. Verity tragó saliva, y escuchó atentamente lo que Dalae tenía que decir sobre el dios de las mentiras. No estaba segura hasta que punto aquella gente conocía al dios de las mentiras, o si habrían leído algo de la mitología nórdica, así que estaba muy nerviosa. Y es que cualquier palabra sobre la naturaleza de Loki sería el final definitivo de aquella negociación. Y si no había negociación, aquella mansión se iba a convertir pronto en una batalla campal...
Verity bebió un poco del té, que era lo único que no estaba adulterado, y se tranquilizó al escuchar el nombre de Serrure. Sí, lo recordaba perfectamente. No era ninguna mentira. Serrure era el nombre del muchacho francés en el que Loki se había reencarnado. Se acordaba de aquella historia, de como Thor había ido a buscarle para demostrarle que era en realidad un dios nórdico. La pelirroja recordaba con cariño las largas y animadas conversaciones nocturnas con los dos hermanos Asgardianos. Aún cuando pensaba en ello, le costaba creer que había tenido al dios de los truenos sentado en el sofá de su pequeño piso en Manhattan. Era extraño, en aquella época los dos hermanos aún se querían y se llevaban bien. Pero los buenos tiempos habían sido muy breves, y las cosas cambiaron de la noche a la mañana sin que ella lo supiera.
Verity Willis recuperó su aburrida y monótona vida cuando Loki Laufeyson desapareció cinco años atrás. Y ahora, en aquellos momentos, su antiguo amigo que creía muerto había vuelto a aparecer en su vida. Aunque en realidad, Loki había sido incapaz de presentarse en persona y más bien había enviado a dos compañeros suyos a pedir su ayuda. No sabía que le daba más rabia, si haberse pasado cinco años pensando que Loki estaba muerto o saber que estaba vivo y que no había venido a verla. Lo que si estaba claro, es que poco se parecía el dios embaucador al joven que ella había conocido…
Una vez terminaron las explicaciones de Dalae, John y sus tres compañeras se marcharon unos segundos para hablar en privado. A pesar de que todo el mundo le había ignorado, Arturo decidió buscar por su cuenta el baño de la Casa del Misterio, y tratar de vomitar lo que se había comido en el váter. Al dragón del Este tampoco le había gustado el engaño de John, y se quitó como bien pudo el pañuelo mágico de Dalae que le censuraba la boca.
Los ojos castaños de la chica tatuada se estrecharon cuando el inglés volvió a sentarse frente a ellos para poder negociar. Seguía sin gustarle John Constantine. Era un mentiroso, un embustero, un tramposo… y además pretendía engañarlos otra vez. Estaba mintiendo descaradamente, pero aunque la actuación del mago fuera de un diez, nadie podía eludir a la poderosa influencia de la magia de Andvaranaut, que fluía por la sangre de Verity desde su más tierna edad.
La pelirroja, que podía ver a través de cualquier mentira, acarició sus manos de forma casual y se frotó el anillo, esperando a que Dalae fuera consciente del gesto y se diera cuenta de que aquel trato no era más que un engaño en la eterna lista de trampas de John Constantine. Ni el inglés iba a darles la llave si le respondían, ni la llave se encontraba dentro de ese saquito de engañabobos.
—No la quiere para nada— dijo Verity en voz alta, protegiendo a su amigo desde la ignorancia— El la creó y es suya por derecho propio. La perdió por culpa de esa colisión… y ahora sólo está tratando de recuperarla.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 8th Febrero 2018, 00:02
La caricia de John puso todo mi cuerpo en alerta. Se me erizó la piel de la nuca, y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Me hizo sentir acalorada y a la vez me dejó fría. Me odió a mi misma por haber soltado semejante gilipollez, y odié mil veces más a John por haberse aprovechado de ello. Aquél hombre tenía en mi un extraña influencia, y era algo que me aterraba. Pero no me dio tiempo a responderle, y me limité a seguirle con un suspiro... Aunque sin darme cuenta mis propios dedos acariciaban aquél punto en donde los suyos me habían tocado.
Me senté de nuevo en el sofá, sin esconder, ni pretenderlo, el enfado y el malestar de toda aquella situación. No tenía nada en contra de aquella mujer, sus tatuajes me encantaban y había incluso planteado hacerme yo uno. Pero su comentario me hizo fruncir el ceño levemente.
— Serrure tiene el poder de la clarividencia y de mandar a tres personas a la puerta de una casa mágica que nadie más puede encontrar, y aun así en lugar de presentarse él aquí, manda a los tres minions, — Los enumeré, señalando primero a la pelirroja, luego a la morena y finalmente tras mi hombro con el pulgar, haciendo alusión al que se había ido. — Kevin, Stuart y Bob. Lo siento pero creo que alguien que no tiene nada a esconder, no manda varios súbditos a recoger una llave a un lugar al que desde luego nadie os ha invitado. Todo esto huele a chamusquina.
Tal vez no podía evitar mentir y tenía que decir la verdad, pero seguía siendo capaz de expresarme con mis propias palabras. John no nos había enviado a otra habitación mientras él negociaba, más aun, nos habia dado pautas y puesto en alerta y eso podía significar dos cosas. Que él también desconfiaba y que quería que le cubriéramos las espaldas, o que nos quería ver participando en ello, como algun tipo de prueba extraña de ese rollo alumnas-maestro que nos llevabamos. También cabía la posibilidad de que no fuera nada de las anteriores y fuera un despiste o que le importaba una mierda si estábamos o no, pero era mejor para mi ego pensar que eran las primeras opciones. En cuyo caso, dejar que las dichosas galletas se llevaran lo mejor de mí y hacerles hablar sin parar - o sacarles de quicio, una de dos - no era una mala idea. Y si John no quería que hablara y le estaba molestando, pues lo seguiría haciendo y lo consideraría mi dulce venganza por no dejarme saber la mierda de las galletas por adelantado. En cualquier caso, todos los escenarios me llevaban a mi a salir "ganando". O lo que era lo mismo en mi idioma, que no tenía absolutamente nada por perder.
— Por mucho que la llave sea suya, tanto no le importa si manda a terceros a buscarla. — Me incliné hacia adelante, apoyando los codos en mis rodillas. — Sobretodo cuando esos terceros se presentan en una casa donde no han sido invitados, sin presentarse siquiera ni decir sus nombres, teniendo un conocimiento que a saber cómo han adquirido, de un stalker que ha estado espiándonos, y sin dar siquiera pruebas de que la llave es, como queréis afirmar, suya. — No pretendía ser desagradable con ellos, ni mucho menos. Pero tampoco me preocupé en cuidar como decía las cosas y me dediqué a sacar una verdad tras otra, como pequeños alfileres en un cojín y dejarlos bien visibles sobre la mesa. — Desde mi punto de vista, un porque es suya y tiene derecho es una muy mala manera de convencer a alguien de que os devuelva algo que está en su poder. En mi opinión, debería haber venido Gru a por ella, o daros al menos un modo de demostrar que la llave es suya.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 8th Febrero 2018, 16:08
-Dadnos un segundo.-Constantine decidió levantarse de la mesa de negociaciones, llevándose consigo a sus dos aprendices. Quizá hubiera decidido cambiar de táctica, pero ninguno de los enviados de Loki pudo escuchar qué decía.
Por un momento, Dalae se planteó enviar a Raden para que averiguara cuáles eran las intenciones del inglés. En su forma de bruma, era difícil que cualquiera de ellos notara la presencia del lobo… Pero, a pesar de todo, no lo hizo. Aún desconocía los límites de los tres magos, y cualquier posibilidad de negociación se iría al traste si se daban cuenta del truco. Era demasiado arriesgado. En lugar de eso, la bruja decidió entrecerró los ojos, pensando en todas las posibilidades que tenía a su alcance. Intentando averiguar las consecuencias de sus acciones, los sacrificios que tendría que hacer o no y los resultados que conseguiría con ello. Como una partida de ajedrez. Como tantas veces había visto jugar a Loki.
A su lado, Arturo se levantó, quitándose de mala gana la mordaza; mientras Verity permanecía en el sofá. No estaba de muy buen humor, sin embargo. Debía de haber perdido práctica durante los años que había pasado separada de lo mágico… Y sus segundos primeros pasos estaban siendo directamente en la cuerda floja. Dalae esbozó su sonrisa más sincera para ella, apenas elevando la comisura de sus labios. No era una sonrisa alegre, sin embargo. Era más bien la expresión de quien tiene una idea, no necesariamente buena. Pero, a pesar de todo… La asgardiana se sentía mucho más tranquila sabiendo eso, y pretendía tranquilizar a su compañera también. No le vendría mal retrasar el contador de al menos una de las bombas que tenía en su bando.
-Vamos a negociar. Lo del objeto parece interesante, pero antes quiero saber dos cosas: qué me podéis ofrecer y para qué quiere la espada vuestro amigo. Si me decís ambas cosas os doy la llave.-Un gesto tan noble y generoso no podía ser auténtico, no cuando provenía de alguien como John Constantine. Un vistazo a la mujer tatuada fue más que suficiente para confirmar esa sospecha, y empezar a preguntarse qué había realmente en esa bolsa. ”-No huelo nada, niña. Cuidado.”-Quizás no hubiera nada que oler… O quizás fuera una trampa, se dijo Dalae. Fuera como fuera, no creía que lo que buscaban se encontrara en el interior de ese saquito de tela. Pero antes de que la morena pudiera abrir la boca o extender la mano para comprobarlo… Recibió un nuevo aluvión de preguntas, entreveradas con varias acusaciones pobremente disimuladas.
¿Es que esa pelirroja no se iba a callar nunca?
La asgardiana suspiró, dejando salir una fina voluta de vaho helado de su boca, esperando a que se cansara o tranquilizara. No lo hizo. -La llave le importa tanto que envía a terceros a buscarla, más bien. Somos prescindibles, lo más probable es que nuestra integridad… O nuestras vidas… Le parezcan daños colaterales aceptables si le acercan a la recuperación de su espada. Si lo logramos, se dará por satisfecho. Si fallamos, sabrá que esta no es la manera, y buscará otra, facilitando el camino para conseguirla. Es ensayo y error. Es una manera de saber quiénes sois y qué podéis hacer.-La voz de Dalae sonaba inexpresiva y ligeramente monótona, como diciendo de carrerilla algo que se llevaba repitiendo un tiempo. No le suponía nada. -En cuanto a nuestros nombres, él es Arturo. Ella, Verity. Y yo soy Dalae. Es posible que no nos volváis a ver y nuestros nombres no son especialmente importantes para el tema que nos ocupa, así que no he creído necesario presentarnos. Mis disculpas.-Clavó su mirada azul en la pelirroja, masticando esas dos últimas palabras con ira contenida.
Pero en una cosa tenía razón. ¿Cómo iba a demostrar que la llave pertenecía a Loki? Había visto las otras tres, y no tenían ninguna inscripción, nada que pudiera conectarlas visiblemente al dios de las mentiras… Y mucho menos a esa misteriosa figura que representaba el mago Serrure. No creía que demostrar su pertenencia fuera a convencer al dueño de la Casa del Misterio y su acompañante, desde luego. Pero no poder hacerlo supondría un agujero más que podía socavar su posición a la hora de negociar. Tenía que encontrar una prueba de lo improbable, pero sin ofrecer demasiada información que pudiera hacerles retroceder.
-Tanto las llaves como Garn pertenecen a Serrure. No puedo mentir, así que, si he podido decirlo sin vacilar… Debe de ser cierto.-No tenían por qué confiar en ella, y de hecho, quizás lo mejor sería que no lo hicieran. Pero en lo que John sí que podía confiar era en sí mismo, en su propia habilidad a la hora de preparar lo que quiera que hubiera puesto en las galletas. Y, puestos a creer en alguien… ¿Quién mejor que uno mismo?-A cambio de la llave, puedo ofreceros tres de las piedras de Babel. Usándolas, no tendréis que levantaros e iros a otro sitio la próxima vez que queráis hablar en privado durante una negociación. Quienes las llevan hablan un idioma ininteligible para cualquiera, salvo para otras personas que utilicen una.-Casi podía oír cómo Arturo rechinaba los dientes ante la idea de perder sus cosas. Pero ese no era su problema. El albino había aceptado con entusiasmo su trato, y desde el principio se le había dicho que no sería fácil. A veces, lo único que se podía hacer era pagar el precio. Especialmente cuando el que pagaba era otro.-Si prefieres librarte de alguien que te odie a hablar en voz alta, podemos cambiarte la llave por una perla mágica. Métela en el oído de alguien, y podrás manipularlo para que olvide cualquier cosa por la que esté legítimamente enfadado contigo.-Dalae estaba segura de que había muchas criaturas incluidas en esa categoría, y no dudó en compartir su opinión con los presentes. Necesitaba encontrar un antídoto a esa cosa tan pronto como saliera de la Casa del Misterio… Antes de que uno de esos deslices la hiciera caer de verdad.
Pero antes… Necesitaba conseguir la llave. -Supongo que no os importará que la vea antes de cerrar cualquier trato, ¿no?-Bajo la ilusión que le proporcionaba la pulsera, la bruja conjuró un brazo de hielo que salía de la palma de su mano abierta, y se alargaba hasta la supuesta “llave” que había encima de la mesa. No pretendía tocar directamente algo que, a todas luces, parecía una trampa. Pero Verity era la única que podía ver todas esas precauciones. De cara a los demás, Dalae se había inclinado hacia delante, imitando la postura del inglés, y estaba abriendo la bolsita de tela para derramar su contenido sobre la mesa… Fuera lo que fuera.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 8th Febrero 2018, 23:38
Había días en los que John se levantaba con el pie derecho. No eran muchos, pero los había, y lo hacía pensando que aquel podría ser un buen día, que podría estar alejado del sincronismo suficiente tiempo para considerar disfrutar de unas bonitas vacaciones, que podría confiar en la gente porque sí, sin arrepentimientos. Más tarde se daba cuenta de que él nació con dos pies izquierdos. Una ilusión de alguien que aún mantiene cierta mierda de esperanza en éste mundo fracturado. Ojo, nada de esperanza pura: mierda de esperanza. Eso según como se mire es peor que ser un cínico.
Mientras toda esa luz que busca todo misionero se iba por el putrefacto desagüe dentro de la cabeza de John, sus dos aprendices mantenían un juego conocido como "haz lo que el otro no hace". Garnet empezó a soltar un montón de preguntas sobre la visita, la llave y ese ser llamado Serrune, el cual parecía ser el dueño de la llave. Preguntas muy útiles las cuales podría haber dicho el mismo John, pero teniendo en cuenta que la ladrona estaba en su mejor momento dicharachero... Y por el otro lado estaba Anya, que se mantenía un poco distante, en silencio, observando y fulminando con la mirada. Vaya con la rusa y la mala leche que echaba por los ojos. Tal vez era un cabreo hacia John y lo estaba redirigiendo hacia los no-invitados. Quizás después le diera un puñetazo al inglés. Constantine estaba en su propio mundo, en su propia visión de túnel centrado en la pelirroja que tenía delante. Tuvo que apartar la mirada hacia Dalae cuando ésta presentó al trío y le dio nombre a la mujer con gafas: Verity.
Lo que les dijo hizo que John mirara largamente la bolsa que había dejado sobre la mesa. Estaba pensando su jugada. Estaba calibrando toda la información que tenía ante él. Tenía poco tiempo para llegar a una conclusión, y para su suerte, su cabeza ya estaba funcionando mientras escuchaba las declaraciones de la bruja del hielo.
El inglés lanzó la mano sobre la bolsa que estaba abriendo Dalae, impidiéndole que terminara de abrirla. Sin apartar la mirada de los ojos de Dalae, recogió la bolsa, la ató bien y la volvió a guardar en su gabardina. Manteniendo el silencio y el suspense, se tomó su tiempo para sacarse un cigarrillo y encendérselo, disfrutando de esos pequeños placeres que te da tener la sartén por el mango.
- No sé por qué será, pero te creo en lo que dices, así que voy a ser amable contigo: acepto los dos objetos, tanto la piedra como la perla. Has conseguido que sienta cierta simpatía por vosotros, teniendo que arriesgar vuestros bonitos culos para que otro que no es capaz de mover el suyo propio recupere algo que perdió. Y puede que digas, ¿cómo puedes ser amable John, si me estás pidiendo las dos cosas? Porque la otra opción es llamar a mi amigo al que tanto le gusta a Verity y pedirle que, "amablemente", os eche a patadas por traer a un radar de mentiras que habla y caga. - Ésta vez miraba a Verity a los ojos como si fuera un maestro que ha pillado a un alumno haciendo trampas en un examen. - Tienes un don cielo, pero yo tengo otro y seguro que me vas a creer: yo puedo leer a la gente, y en cuanto has pasado por esa puerta he sabido que no estabas aquí porque habías sacado la pajita más corta. Tenías un propósito para estar aquí pero no lo hacías porque te saliera de ti. Así que, teniendo en cuenta tu don, y teniendo en cuenta frente a quién estás, el que te pidiera que vinieras ya me conocía, y para mí eso es como llevar una escopeta bajo la gabardina en una reunión de negocios. Sólo necesitaba una prueba para estar seguro y me la has dado cuando le has hecho ese gesto a tu amiga. Llevas toda la sesión rectificando cualquier cosa que he estado diciendo, y una mentida dicha en el peor momento seguro que debía tener la mayor de las prioridades, ¿no? - Tomó una calada, y ésta vez no miraba a ninguna de las dos en concreto. - Ésta es la amabilidad inglesa: vosotros me jodéis y yo os jodo. Así que aquí está el trato: dejáis los dos objetos y yo os dejo buscar la llave. O lo tomáis, o salid de mi puta casa.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 15th Febrero 2018, 19:16
—Me gusta Kevin— añadió Verity casi en silencio. La pelirroja bajó la mirada con timidez cuando Garnet arrugó la nariz recriminándoles, y dejó escapar un pequeño suspiro. ¿A quién quería engañar? A nadie, supongo. No le gustaban nada los métodos de Loki y sabía que la pelirroja tenía parte de razón en lo que decía. ¿Qué hacía ella allí? ¿Porqué la habían enredado en esta farsa? Si tan sólo fuera capaz de olvidar todo lo que vivió junto a su amigo Loki… pero no podía. Dolía demasiado.
Dalae intentó animar a Verity con su sonrisa, algo que consiguió tan solo durante unos segundos hasta que la mujer de hielo hizo la siguiente confesión: el grupo era prescindible, y nada de lo que les sucediera importaría al embaucador. Aquellas duras palabras consiguieron que el rostro de la pelirroja se contrajera lleno dolor. No quería creer en ello, aunque Dalae no había mentido en ningún momento… ¿Es que a Loki ya no le importaba nada? ¿Era por eso que ni siquiera le había dicho que seguía vivo? ¿Había sido capaz de lanzar tan fácilmente a la basura la amistad de todos esos años?
Verity era una mujer fuerte, y luchó por contener las lágrimas que amenazaban por brotar de sus ojos castaños. Respiró hondo y dejó que la tristeza y los nervios la abandonaran, para seguir atenta a la conversación de su alrededor.
Dalae no parecía haber hecho caso de su advertencia, y estaba dispuesta a abrir el saco del mago delante de todos… pero el famoso John Constantine la detuvo a tiempo. ¿Por qué había hecho eso? ¿Qué escondía realmente aquel indefenso saquito de tela?
De pronto, la mujer de los tatuajes sintió la mirada penetrante del inglés, que no la dejó indiferente. Se sentía culpable y acusada, a pesar de no haber hecho daño a nadie. A pesar de que su manera de vivir fuera únicamente con la verdad por delante…¿Tanto daño les hacía la verdad a aquellas personas?
Arturo se quedó bastante indignado cuando Dalae usó SUS objetos como intercambio equivalente para obtener la llave, y no tuvo más remedio que acceder a pesar de estar en contra. Le daba mucho más miedo presentarse delante de Loki con las manos vacías.
—Creedme cuando os digo que no querríais que Serrure hubiera venido en persona...— dijo en un susurro lleno de disgusto, y el Dragón del Este empezó a sacar los objetos de su bolsillo mientras miraba a la hechicera, como si le estuviera pidiendo permiso para dejarlos encima de la mesa.
Mientras los presentes terminaban de fijar los términos del acuerdo, una de las acompañantes de Constantine, Anya, se levantó de su asiento y cruzó todo el salón hasta el fondo de la habitación. Empezó a remover los cajones y las estanterías, hasta que finalmente encontró lo que andaba buscando…
—Esta debe ser la llave de la que tanto hablais...— la rusa sacó del cajón con sus manos negruzcas una llave dorada con un dibujo extraño en el pomo. Dalae la reconoció al instante. Era la segunda de cinco, marcada por la runa Uruz, runa de la resistencia.
Anastasia Romanova también pareció recordar algo mientras miraba la llave con curiosidad. Los ojos azules de la rusa, se tornaron ligeramente verdosos y de pronto, perdieron su brillo.
—Tráeme la llave... — susurró con una débil voz para sí misma, y nadie más del salón llegó a escuchar sus palabras. La rusa cruzó de nuevo la habitación, y cuando todos creyeron que Anya le daría la llave a Constantine, la pelirroja salió corriendo por la puerta de la entrada en dirección al exterior de la Casa del Misterio.
La puerta se abrió dejando paso a una pequeña playa de la costa este. La mansión había vuelto a cambiar de lugar y el grupo que siguiera a la rusa vería que el exterior de la casa era ahora una simple caseta de pescador.
La brisa marina azotó los cabellos de Anya hasta alcanzar, no muy lejos de allí, a una figura encapuchada que disfrutaba del sonido de las olas al romperse contra las rocas. Anastasia alargó la llave en dirección a la silueta misteriosa y esta le habló…
—Bien hecho querida… ya puedes descansar...— la mujer se quitó la túnica que cubría su voluptuoso cuerpo y la dejó caer al suelo de arena con mucha elegancia. Agarró la llave con sumo cuidado y después besó la mejilla de la hipnotizada Anastasia.
Dalae y Verity fueron las únicas en reconocer a la misteriosa hechicera. Su cabello cobrizo la delataba y su infinita belleza no dejaba indiferente a ningún hombre o mujer que la mirara. Sus encantadores ojos verde-azulados se fijaron entonces en las personas que salían de la Casa del Misterio, y Lorelei esbozó una sonrisa entre sensual y divertida.
—¿Qué necesidad había de entrar en esa casa encantada cuando puede hacerlo alguien por ti y traerte lo que quieres?
Los espectadores vieron como lentamente, Anya empezaba a petrificarse desde los pies a la cabeza, hasta que finalmente se convirtió en una preciosa estatua de granito.
FDI: Las acciones de los jugadores empezarán a partir de que Lorelei tenga la llave y Anya haya quedado petrificada. Ninguno de los jugadores podrá cambiar las acciones que se han narrado en este post ni prevenirlas. Lorelei es una hechicera experta en la seducción, y los hombres que la miren quedarán seducidos bajo su embrujo. Constantine deberá tirar un dado en su siguiente post para ver si es capaz de resistirse al conjuro de Lorelei. Como Arturo es un pnj, quedará también embrujado xD así que podéis tenerlo en cuenta para vuestros siguientes post.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 15th Febrero 2018, 21:07
El trato estaba por cerrarse y con el pago encima de la mesa. Al menos John sacaría tajada de todo aquel quebradero de cabeza, no como Verity que lo único que había conseguido de todo aquello era un disgusto tras otro disgusto. El inglés podía reconocer ese tipo de mirada en sus ojos, de alguien que se siente como una mierda, abatida y con dudas, dolida. Daba la pinta de ser ese tipo de persona que un amigo le pide si puede llevarlo a un sitio en su coche y acepta de buen grado, porque son amigos y los amigos se hacen favores. Y de repente se encuentra en medio de una calle viendo como su amigo le está dando una paliza a un negro gritando consignas neo-nazis mientras le pide que sujete sus "herramientas" manchadas de amistad, sangre y babas.
Si, podía hacerse una idea de cómo se sentía Verity, porque de normal él era el amigo capullo.
Mientras estaban ultimando los detalles del acuerdo, Anya se fue a buscar por si sola la runa por los cajones de la habitación. John no le hizo mucho caso, creyendo que no tendría TANTÍSIMA SUERTE de meter la mano y sacar la bola premiada. Y con toda su experiencia detrás de los hilos del sincronismo, el inglés todavía seguía creyendo que algunas cosas eran simplemente imposibles. Craso error. Anya sacó la runa de vete a saber donde, y cuando John le puso encima toda su atención, sus ojos cambiaron a un tono verde y salió corriendo hacia el exterior de la mansión.
- ¡ANYA! ¡VUELVE JODER! - John salió tras su aprendiz no sin antes gritarle al mayordomo que recogiera los objetos de la mesa y los guardara.
Cuando salió fuera el escenario había cambiado. Una playa. Se encontraban en una puñetera playa. ¿Qué había hecho que la Casa del Misterio se materializara en aquella playa? La respuesta era una mujer despampanante que había convertido en piedra a Anya. De normal John se habría acercado con paso tranquilo, analizando a su aprendiz por si reconocía el tipo de hechizo que le había echado la mujer, y si podía darle la vuelta. Habría entablado una conversación donde los insultos eran el "buenos días" habitual. John no pudo hacer nada de eso. Su cuerpo se quedó parado y sus ojos se quedaron mirando el bellezón que tenía delante. "¡MIERDA! ¡Mi cuerpo! ¡Mi mente! ¿Dónde están?" Lo estaban manipulando, su espíritu se lo decía, pero no podía hacer nada porque no sabía de qué forma lo estaban haciendo. Su yo trató de aferrarse como pudo a su mente para la menos hacer algo, advertir a alguien, tal vez Garnet si iba detrás o... quien sabe. De forma torpe sus labios temblaron como si le costara decirlo mientras sus ojos miraban embobados a la mujer.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 15th Febrero 2018, 21:07
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 24th Abril 2018, 00:39
Cuando Verity dijo que le gustaba Kevin, no pude evitar sonreír. Le sonreí, con una franqueza y una honestidad que me sorprendió a mi misma y que poco o nada tenía que ver con lo que fuera que hubiera ingerido aquella misma tarde. Le sonreí, porque tal y como iba a descubrir en el discurso posterior de Dalae, aquella mujer estaba fuera de juego. La habían arrastrado a un cuadro en el que no pintaba nada, y estaba perdida y fuera de lugar. Y suspiré, tragándome las ganas que tenía de sacar a Verity de la casa y llevármela a dar un trago y olvidarnos de llaves y pastas, de mentiras y verdades. Pero no pude pensar mucho más allá.
Todo pasó muy rápido. Es lo que se suele decir, ¿no?
Pero en realidad no pasó tan rápido. Pasó al ritmo al que pasaría si alguien echara a correr de repente saliendo de la casa y para el momento en que reaccionas y sales tras ella te la encuentras que se está convirtiendo en una estatua, con el consiguiente "qué coño". Pero eso no sucedió demasiado deprisa. Si algo, sucedió demasiado despacio.
Porque una vez en el exterior de la Casa del Misterio, las cosas parecían haberse detenido, y no sólo para Anya. Por una parte sentí el impulso de lanzarme a salvar y proteger a mi compañera de desgracias, pero por otra, algo me afianzaba con fuerza contra el suelo. Demasiadas cosas que no comprendía juntas, provocaban un efecto embudo y yo necesitaba procesarlas todas por separado antes de poder llegar a alguna conclusión. Soy rápida en meterme en peleas en bares y callejones, pero no voy a cometer una gilipollez cuando tengo claro que tengo las de perder. Puedo ser impulsiva, pero no imbécil. Y esta era una de las situaciones que requerían ser pensadas poco a poco.
Para empezar, y como punto de partida a todas las demás preguntas, estaba aquella mujer, a quien Anya había entregado la dichosa llave, y que había petrificado a la rusa. Me pregunté por un instante si no debía llevar algo que me hiciera verla mejor de lo que era. De lo contrario, si tenía que creer que alguien había nacido así de perfecta, me sentiría ligeramente dolida. Ligeramente, porque nunca me ha importado que otras personas tengan aquello de lo que yo carezco, porque tengo un amor propio del tamaño del Empire State y porque... Bueno. Una no siempre tiene claro que no le vaya a gustar probar del césped del de al lado.
La segunda duda nació en cuanto la primera hizo mella y miré a mi "mentor" en busca de consejo, sólo para encontrarme a John con un rictus extraño y la usual mirada cínica completamente cambiada. Cambiada por algo que dolorosamente me hizo percatarme de por qué aquella mujer me había molestado en primer lugar. Por qué su aspecto me había hecho sentir "algo" más allá de admiración artística por un rostro perfecto. Era la mirada de John lo que hizo que todo lo anterior cobraba sentido. Porque vi en su mirada algo parecido a... No quise pensarlo. Me cabreaba que Constantine se quedara embobado de tal modo por "esa" mujer. Pero antes de que se lo pudiera transmitir, surgió la tercera duda.
Runa. No fue la runa en sí, fue... bueno, fue todo. Fué el objeto, el cómo lo dijo y el por qué. Intercalé la mirada entre John, la runa, Anya, de nuevo John y finalmente la maga. Gruñí, disgustada por la situación y por... Bueno, por todo en general. Disgustada con la maga, con Anya, con el anciano, con Dalae y con John. Sobretodo con John. Y lo único que me impidió lanzarme a por aquella mujer fue, irónicamente, la arena. ¿Habéis probado a correr por arena de playa? ¿A que jode? Pues inténtalo con tacones. Y si eso ya te parece el colmo, encima no tienes sólo que correr. Si no que tienes que pegarte y pelear. Entre eso y una pelea de gatas en el barro, hubiera preferido el barro.
Me planteé por un micro-segundo volver a la casa y buscar un objeto para solucionar todo aquello. Entre tanta cosa mágica tenía que haber un patinete de arena o una gilipollez similar que nos pudiera servir en ese caso. Hubiera sido la hostia, dar la espalda a todo el problema y resolverlo con calma. Pero a juzgar por la petrificación de Anya y la aparente incapacidad de John Constantine de dejar de babear por Miss Sunshine, me supuse que no contaba con tanto tiempo. Así que hice lo que cualquier persona espera de mi que haga. Quitarme las botas, y ponerme a correr. Tan sólo necesitaba un instante, una distracción y quitarle a la mujer la runa de las manos. O la llave. O las dos cosas, si tenía la suerte de poder permitírmelo.
Pero no parecía que fuera a lograrlo. Corrí hacia Verity, con más pena que gloria, arrastrando los pies por la arena. Estaba bien físicamente, siempre me había mantenido en plena forma, y al menos supe que no iba a hacer el ridículo cual peli ochentera corriendo hacia la puesta de sol. Pero tampoco estaba en la situación adecuada para meterme de medio en un combate, contra un enemigo del que sabía absolutamente nada. En cuanto tuve a la mujer al alcance, intenté darle una patada en el abdómen, girando sobre mi misma utilizando la pierna izquierda a modo de pivote, y levantando un montón de arena en el proceso. Tenía el poder a flor de piel, preparada para soltarlo en caso de verme muy acorralada. Tan sólo necesitaba una pequeña distracción, para llevarme la llave rúnica conmigo.
Última edición por Hailey Sullivan el 24th Abril 2018, 00:42, editado 1 vez
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 24th Abril 2018, 00:39
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 25th Abril 2018, 20:19
Dalae había conocido a muchas personas en el corto tiempo que llevaba fuera de Asgard. Criaturas de todo pelaje y condición, pocas de ellas agradables y menos todavía inofensivas por completo. Pero ninguna con la cara más dura que la de John Constantine. Es decir… ¿“No sé por qué será, pero te creo en lo que dices”? Como si no hubiera tomado una poción de la verdad voluntariamente… Y, ¿”Amabilidad inglesa”? ¿En serio? Realmente, costaba creer que alguna vez el rubio se hubiera salido con la suya. Su mera forma de hablar causaba rechazo, era como si quisiera motivar a otros a llevarle la contraria. Quién sabía… Quizás esas fueran precisamente sus intenciones, y simplemente quisiera tener la ocasión de utilizar el poder de la Casa del Misterio para acabar con ellos de una vez por todas. Se cruzó de brazos, rodando los ojos sin disimulo alguno. Estaban jugando a ser sinceros, así que no tenía sentido ocultar hasta qué punto le repulsaba el inglés.
Arturo la miró, pidiendo permiso para deshacerse de sus tesoros. Buen chico, pensó. A buenas horas despertaba su sentido común. Con un asentimiento, tanto las piedras como la perla quedaron encima de la mesa, y una de las habitantes de la Casa del Misterio se dirigió a buscar la llave. Al menos, se ahorrarían la molestia de buscarla por toda la casa. Aunque no dejaba de ser extraño que supiera dónde estaba, de todos los rincones en los que podía estar escondida… -Sí, es esa. Dámela, y nos iremos.-Por fin. La asgardiana se incorporó, dispuesta a recoger la llave ella misma. Constantine era capaz de intentar cambiarla por una falsa con un juego de manos, por el simple placer de quedársela aunque no le sirviera de nada en absoluto. No le apetecía volver a sumergirse en un debate sobre la escasa honradez de ambos bandos. La idea de volver a casa con una misión cumplida y ninguna baja la seducía bastante más…
-Tráeme la llave...
Raden fue el único que escuchó ese susurro. En un primer momento, habría arqueado las cejas si las hubiera tenido. Pero todo quedó un poco más claro momentos después, cuando los ojos de la mujer con un pie en la tumba se tiñeron de verde. Había algo a su alrededor… Algo que el olfato del espectro no pudo notar inmediatamente, debido a la enorme acumulación de magia en el ambiente. Pero, cuando lo hizo, ya era demasiado tarde para reaccionar. -¡ANYA! ¡VUELVE JODER!-A pesar del tabaco, Constantine tenía los pulmones en perfecto estado para gritar improperios. Y, aún así, la bruja no lo escuchó. En su cabeza, un jotun severamente molesto había soltado el equivalente en su propio idioma, a un volumen lo suficientemente alto para bloquear cualquier cosa que pasara fuera.
”-Lorelei… Esa hija de una hiena. Date prisa, niña.”-No hizo falta que se lo dijera dos veces. Unos pasos después, las seis (ahora, siete) personas se encontraban en una playa. Una vez más, un viejo conocido de Loki había decidido intervenir para tratar de robar una de las llaves. Y, si de Dalae dependía, no iba a tener más éxito que el que había tenido Amora. En un parpadeo, la rusa acabó petrificada, y los dos hombres perdieron la cabeza inmediatamente después. ”-Inútiles...”-Se dijo, mirando de soslayo a la mujer que sostenía la llave rúnica. Era atractiva hasta lo imposible. De hecho, era posiblemente una de las cosas más perfectas, objetivamente hablando, que hubiera visto en su vida. Pero estaba segura de que no tenía mérito alguno: Era todo magia, un artificio pensado para incapacitar a quien necesitara. Sería interesante ver qué aspecto tendría bajo todas esas capas de encanto e ilusiones… Quién sabía, quizás lo descubrieran pronto.
-¿Qué necesidad había de entrar en esa casa encantada cuando puede hacerlo alguien por ti y traerte lo que quieres?-Sí, precisamente era eso lo que estaban intentando hacer hasta que les había interrumpido. Entrar en esa casa encantada, para que otro no tuviera que hacerlo. No dejaba de ser curioso lo parecidas que llegaban a ser las formas de pensar de los distintos magos asgardianos. -Buenas tardes, Lorelei… ¿Cómo está el brazo de tu hermana? Espero que se encuentre mejor.-Sus labios se curvaron en una sonrisa dulce. Como si no hubiera sido su propio lobo el que, el día anterior, había estado a punto de arrancárselo de un mordisco. Dalae no dudaba que la Encantadora ya estaría sana y salva, pero el poder recuperarse mágicamente no hacía más llevadero el dolor.
-Rrrr..... rrrrruuuu...naaaaa.... tramp................fff...........-Runa… ¿Trampa? No tenía mucho sentido, pero el inglés se había esforzado en decirlo… Lo cual significaba, seguramente, que se trataba de algo importante. ¿Habría puesto una trampa en la llave, para evitar que se la robaran? Pero en principio no sabía para lo que servía, y la gente no suele tomar esa clase de precauciones con cosas que no parecen importantes. O eso es lo que hacen las personas normales, al menos. De todas formas, Dalae no pensaba arriesgarse. No podía dejar que Lorelei se llevara la llave, pero tampoco quería que la runa le explotara en la mano. Afortunadamente, la pelirroja intervino, prestándose voluntaria para cubrir los papeles de distracción y, en el peor de los casos, escudo humano. Había que reconocer que, al menos en lo primero, estaba haciendo un trabajo sobresaliente. Sin embargo, le faltaba un pequeño e ínfimo detalle para ganarse la matrícula de honor.
”-Aquí, quien no corre… Vuela.”-Una esquirla de hielo pasó junto al cuerpo de Garnet, buscando el de la hechicera. Hechicera que, si en algún momento decidía girarse, se encontraría un extraño banco de vapor gélido. Poco a poco, el vapor comenzó a condensarse en una figura enorme y blanca que, tan pronto como logró mínimamente material, se abalanzó sobre Lorelei. El lobo prestaba especial atención a sus manos, ya que representaban tanto el objetivo como las armas que podía usar su enemiga para defenderse. Por el contrario, ignoró casi por completo a la ladrona. Sin saber más de lo que había visto, no creía que supusiera ninguna amenaza.
Mientras las dos mujeres y el lobo se peleaban por la llave, Dalae se acercó con algo más de calma, sabiendo (o creyendo) que todo lo que restaba era la parte fácil. La hermana menor de la Encantadora nunca había sido demasiado poderosa, si se descartaban sus pociones de amor o su habilidad para seducir a los hombres… Y, precisamente por eso último, no tenía que preocuparse de su principal quebradero de cabeza del día. Era maravilloso cuando los problemas se resolvían los unos a los otros. Con esos pensamientos en la cabeza, comenzó a preparar un hechizo más poderoso, por si Raden no conseguía dejar fuera de combate a la asgardiana. Que fuera un objetivo más fácil no significaba que fuera a dejarse sorprender.
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019] 17th Mayo 2018, 16:57
Cuando Constantine salió al exterior de la casa del Misterio, las órdenes que debía seguir N’all fueron simples. El mayordomo se encargaría de guardar los objetos mágicos que hubiera encima de la mesa, y aunque recuperara o perdiera la famosa llave de Uruz, al menos tendría una compensación por todo el esfuerzo dedicado. Pero Arturo no estaba tan dispuesto a perder sus pertenencias así como así.
El Dragón del Este se dio cuenta de que el demonio recogió las tres piedras de Babel ante la distracción de sus compañeros, y en el último momento consiguió reaccionar a tiempo. El mutante se adelantó para guardarse la perla mágica antes de que pudiera perder más inventario, y para no tener que enfrentarse a la ira del mayordomo, salió corriendo al exterior, detrás de Verity. Los dos compañeros de Loki contemplaron a la vez, el combate que sucedía en la playa.
Lorelei sostenía en su mano la llave rúnica mientras descansaba su cuerpo apoyándolo en una estatua de granito calcada a Anastasia Romanova. Constantine también había caído en el embrujo de la diosa, pero la Asgardiana no fue consciente de hasta qué punto funcionaba su sugestión en el mago. La hechicera podía persuadir prácticamente a cualquier dios masculino y mortal para hacer lo que quisiera con él. Pero la magia asgardiana era muy diferente a la magia del universo del que procedía el inglés. Por lo que en parte, John todavía tenía una pequeña conciencia que le decía que algo no iba a bien, que no podía estar perdiendo el culo así por una mujer a la que acababa de conocer.
Pero cuando parecía que Lorelei iba a salirse con la suya, algo la hizo reaccionar. Sus ojos turquesa se estrecharon, fulminando con la mirada a la hechicera de hielo que acababa de pronunciar el nombre de su hermana.
—Así que fuiste tú… —susurró con su seductora voz teñida de rabia—No tenía intención de quedarme, pero pensándolo mejor, me encantará aplastaros como las miserables cucarachas que sois...
De pronto, Constantine sintió el impulso de moverse en dirección a Dalae mientras una rabia venida de ningún sitio crecía en su interior. John no podía consentir que alguien ofendiera a su amada Lorelei de esa manera y menos aquella hechicera de tres al cuarto. Tenía que protegerla como fuera… incluso estaba dispuesto a matar por ella si eso la hacía feliz.
— Dadle besitos a Loki de mi parte…— sonrió Lorelei con travesura y estampó un beso en la palma de su mano y luego lo hizo volar en dirección a Dalae.
Verity sintió como Arturo desaparecía de su lado y corría en dirección a la desconocida. Garnet hizo exactamente lo mismo, pero después de quitarse las molestas botas que le impedían pelear de forma decente sobre la arena. Lorelei no había pensado en el factor tacones, de hecho, era una hechicera completamente inútil en el combate cuerpo a cuerpo, así que Garnet tenía todas las de ganar si ambas se enzarzaban en una pelea de gatas. Pero cuando la aprendiz de Constantine estuvo a punto de alcanzarla con la primera patada, inesperadamente, alguien estiró su cabellera pelirroja hacia atrás, con fuerza, y la tiró al suelo.
Las carcajadas de Lorelei le llegaron distorsionadas por el golpe que había recibido. Arturo desenvainó su espada mirando a Garnet con sus ojos hechizados y una sonrisa de bobo que le llegaba hasta las orejas. Su intención era atravesar con su arma a la pelirroja, que seguía tumbada en el suelo, y teñir la arena con su sangre.
Pero aunque la patada de Garnet se quedó a mitad de camino de su objetivo, consiguió levantar un poco de polvo de arena que cegó a Lorelei. La hechicera quedó desprevenida con la llave en mano y eso fue suficiente para que Raden hiciera su aparición sin que su enemiga se diera cuenta. Se abalanzó sobre ella y le mordió el brazo para que soltara la llave.
No sería una herida grave, ni siquiera le dejaría marca, puesto que los asgardianos tenían la piel y los huesos tres veces más densos que los humanos, pero eso no impidió que Lorelei lanzara un grito de dolor en el aire mientras la llave de Uruz se deslizaba sobre sus dedos hasta caer sobre la arena.
Lorelei usó la otra mano para lanzar un rayo de energía a la cabeza del lobo y que éste dejara de morderla. La castaña no era tan poderosa como su hermana Amora, así que sólo consiguió que Raden se apartara bruscamente de ella, sintiéndose ligeramente aturdido.
En un intento de que nadie cogiera la runa antes que ella, la asgardiana lanzó un hechizo para hacerla invisible. Con aquel terreno tan dificultoso, sus adversarios no serían capaces de encontrarla fácilmente. Ni siquiera rastreándola con magia, puesto que la llave no emitía ningún tipo de aura arcana.
Pero Lorelei no contaba con los ojos de una mujer que podía ver la verdad escondida bajo la arena...
FDI: En el siguiente turno Constantine y Dalae deberán narrar cómo luchan entre ellos, hasta que finalmente el embrujo de John desaparezca al final del turno. Garnet también puede describir libremente su combate con Arturo, así os podéis explayar a gusto y no alargamos tanto el tema. Lorelei irá a por Raden y tratará de impedir que coja la llave. Cualquier duda, me escribís un MP ¡A pasarlo bien!
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Tema: Re: Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019]
Segunda llave: Sólo la verdad y nada más que la verdad (Dalae, Arturo y Constantine) [13.3.2019]