Primera llave: ¡Qué no cunda el pánico! (Dalae, Arturo, Starlord y Rocket) [12.3.2019]

 

Chicago, bautizada también como la segunda ciudad o ciudad del viento, es la tercera con el mayor número de habitantes de los Estados Unidos. Una ciudad activa, llena de luces de colores parpadeantes y edificios que llegan a rozar el cielo. Una ciudad de oportunidades que no tiene nada que envidiar a su hermana Nueva York.

Acababa de terminar de amanecer, y los servidores del dios de las mentiras se encontraban cerca del estadio de United Center, habían quedado ahí para empezar la búsqueda de la primera de llaves de Loki. La llave de los viajes, con la runa de Raido. El joven dios no les había dado ni una sola pista para empezar a buscar al nuevo propietario, un mercenario conocido como Starlord y líder de un grupo de criaturas estrambóticas y espaciales llamados Los guardianes de la Galaxia. Pero eso no tenía por qué preocuparles, puesto que allá dónde iba, Peter Quill era el centro de atención, y no tardaría en llamar la curiosidad de ojos indeseados.

Por su parte, el dios embaucador no iba a perderse ningún detalle de la aventura. Su cuerpo descansaba en una cómoda silla hecha de huesos y observaba a sus sirvientes con atención a través del estanque de adivinación. Sus dedos jugueteaban divertidos con el agua, creando pequeñas olas que distorsionaban la imagen del gigante estadio que estaba en frente de Dalae y Arturo.

- Esto va a ser muy divertido... - susurró el malvado desde su misteriosa alcoba. Esta vez no iba a intervenir, no iba a ser ningún Deux Ex Machina que solucionara los problemas de sus compañeros. Estaban solos en la misión, y si volvían con las manos vacías iban a recibir toda la ira de los nueve mundos en sus propias carnes.

FDI: Los turnos serán los siguientes: Dalae y Arturo para explicar lo que quieran del día anterior hasta que se encuentran. Después le tocará a Starlord y por último contestará Rocket. De momento iréis posteando en el orden que he dicho. Cuando crea oportuno os avisaré antes de que sigáis posteando e intervendré como narrador. ¡A pasarlo bien!

Dalae no había dormido en toda la noche. Comenzaba a ser una costumbre ya. Ni siquiera el tacto helado y suave de Raden había conseguido cerrarle los ojos. Por eso, tan pronto como se asomó un rayo de luz por debajo de las cortinas de terciopelo negro, la asgardiana se levantó y se vistió de nuevo con su armadura. -¿A dónde te crees que vas?-El enorme lobo tardó un rato en darse cuenta de que se estaba yendo, y cuando lo hizo, levantó la cabeza del colchón con un deje molesto. -Puedes seguir durmiendo.-Comentó ella con aire ausente, mientras se ponía la capa. -No puedo irme a ningún sitio.-Tras decir esto, se marchó cerrando la puerta tras de sí. El salón principal del palacio estaba vacío, así que la asgardiana no necesitó hablar con nadie más. Mejor. De pasada, cogió una manzana roja de una fuente que había en una de las mesas. Probablemente no estaría envenenada, pensó antes de morderla. Se la acabó de camino al patio, y tiró el corazón descarnado al suelo. Un cadáver más en el reino de Leah no importaba a nadie. Con lentitud, la joven desenvainó su espada para comenzar a practicar esgrima. Necesitaba pensar, y para eso, necesitaba hacer algo, el lugar de intentar descansar y esperar. "-Tengo que relajarme. No es para tanto."-Una finta cortó el aire cargado de niebla. "-¿Qué importa? Arión ni siquiera sabe quién soy... Qué soy."-Pivotó sobre un pie, lanzando una nube de polvo que cegaría al enemigo si lo hubiera. "-Y esta es quizás la misión más fácil que he tenido nunca. Al menos, la primera llave..."-Con Constantine probablemente podrían arreglárselas... Si conseguía seducir al famoso Starlord. "-Y luego..."-Cruzó la espada en diagonal ante ella, continuando con ese baile que se sabía de memoria. Como si eso bastara para protegerla de aquella situación. ¿O protegerlos a ellos de sí misma? Quizás... "-Luego... Haré lo que debo hacer. Como ahora. Como siempre."

Continuó entrenando un buen rato más, hasta que su maestro la llamó. Iban a ir a Chicago, una ciudad que no conocía demasiado. De hecho, sólo había estado una vez, hace ya mucho tiempo... Raden se les unió en el último momento, antes de que se teletransportaran de vuelta a Midgard.

Un rato después, Dalae se reunió con su compañero cerca de un estadio. Se había vestido con una ilusión que simulaba un vestido, unos zapatos con un tacón lo bastante bajo como para resultar realistas en relación a cómo iba a moverse, y un bolso. En el último momento había añadido una chaqueta, para que no resultara extraño que alguien estuviera tan tranquila con ese frío. Arturo propuso empezar a buscar, y a Dalae le pareció bien: Raden conocía el olor de las llaves, pero Starlord no la llevaría encima, por lo que de momento ese recurso era inútil. -Aunque vayan con cuidado, no será difícil encontrarlos. Son un grupo un poco... Peculiar.-A decir verdad, el único que podía camuflarse mínimamente era Quill, por que el resto... ¿Cómo disimulas una mujer verde, un gigante gris, un árbol andante y un mapache parlante? Parecía un mal chiste, así pensado. -Son muchos: Lo clásico ya no vale, estamos en otra liga.-Respiró hondo, apartándose el pelo que le llegaba a la cara por culpa del viento. -Si es verdad lo que Loki ha dicho,-Que quizás no-Debería poder conseguir que Starlord me abriera la nave. Sería cuestión de encargarme de él y empezar a buscar. El único problema serán sus amigos: Alguien tendrá que distraerlos.-La mirada que la asgardiana dedicó a Arturo indicaba claramente quién era ese alguien.

Pero podía pasar un rato hasta que su objetivo se hiciera notar, así que tendrían que esperar. Por suerte, los tacones eran de mentira, y Dalae podía caminar todo lo que quisiera sin acabar destrozada. -Bueno... Hay algo que no entiendo de Midgard. ¿Por qué la gente se comporta como si fueran reinos separados, cuando todos los humanos viven en el mismo mundo? Midgard se el único Reino que contiene muchos idiomas, por ejemplo. Resulta curioso.-Bajó la voz por precaución, a pesar de que sabía que nadie estaba escuchando: La multitud y el tráfico se ocupaban de que todos los sonidos formaran un ruido monocorde y confuso. Pero Dalae no dejaba de mirar a su alrededor con disimulo, buscando cualquier cosa que delatara la presencia de los forajidos.

- Vale... Los datos que recogimos hace un par de días de la gema espacio fueron más o menos por esta zona... Alguien la ha encontrado, o alguien la ha usado de manera inconsciente...-

- ¿Cómo va a usar alguien la gema de manera inconsciente? O la usas o no la usas.-

- Lo que quiero decir es que puede darse el caso de que alguien la rozase con el pie o algo y la activase. Ya sabes, una patada o algo por el estilo. Las gemas tienden a ser un poquito inestables... Puede incluso que la haya activado algún animal o algún mutante o mago con sus poderes de forma inintencionada.- No sabía si eso sería posible, pero los rastros de la radiación eran bastante pequeños, como si tan solo la hubiesen rozado. Sin duda era la gema espacio, ya teníamos registrados los dibujos que producía en las líneas de campo, pero eran muy pequeños, casi invisibles. Me rasqué la barbilla y metí de nuevo el pequeño localizador en mi bolsillo. No encontraba ni media señal, pero tenía la corazonada de que encontraríamos algo pronto.- Han pasado dos días nada más, seamos pacientes. Seguramente volvamos a encontrar algo. ¿Os apetece una copa para hacer algo de tiempo?-

Levanté la vista al luminoso cartel de un bar irlandés que apareció frente a nosotros. Me encogí de hombros y entré. La cerveza no estaba mal, aunque había probado cosas más refrescantes en Xandar o en la estación Sapiencial. Si lo que buscabas era una bebida fresca y sabrosa se me ocurría una lista como de diez o doce mejores, pero una cerveza era una cerveza. Además teníamos dardos y un billar... ¡Hasta un karaoke! Aún recordaba mi etapa de cantante en aquel grupo de Lounge hace un par de años. Podía darle un poco de caña de nuevo si tenía la oportunidad. Seguro que nos lo pasábamos bien. Y si se unían Rocket y Groot ya la mezcla podía ser perfecta. En cuanto entramos muchos curiosos se volvieron para ver, como siempre, a todos mis compañeros. Era de los pocos momentos donde podía sentirme normal por decirlo de algún modo, aunque en el fondo ninguno lo seamos. Cuando no estás acostumbrado sí que es cierto que ver a un árbol andar o un mapache hablar siempre te deja con el careto del revés, y no es para menos. Lo que sí notábamos a medida que avanzaban los días era lo de...

- ¡Coño! ¡Si son los Guardianes de la Galaxia!- Seguido de algunos aplausos, algún que otro abucheo, y una de mis favoritas, chicas que venían con una sonrisa de oreja a oreja buscando que me hiciese una foto con ellas para subirla al Twitter o no se qué, o que les firmase... Ya sabéis. Hace meses me habría sentido como en casa, y habría disfrutado de tanta atención, pero desde que pasó todo lo de Sidney yo había cambiado totalmente. Ya no era ese ligón empedernido que le tiraba fichas a cualquier chica que me entrase por los ojos o las orejas. Ahora tenía otras cosas en mente. Tenía que madurar, lo sabía, aunque era algo aburrido hasta la saciedad... Con lo divertido que es poder hacer lo que te de la gana. Bueno, el caso es que, tras levantar los brazos, hacernos un par de fotos y aceptar unas bebidas a las que nos invitaron, nos relajamos un poco más, al menos yo, e incluso brindé por Gamora cuando vi como le daba un puñetazo a uno con la mano demasiado larga. Tuvo suerte. Podría haberse quedado sin brazo. Muchos vítores, risas entre los amigos del de la mano larga, y yo rechazando a un par de chicas que se me acercaron con aire seductor. Ya, ya sé que es rarísimo intentar imaginarme así, pero en serio. Había cambiado, o al menos quería hacerlo, y bueno, tal vez encontrar a alguien con quien tener algo más serio no era una locura al fin y al cabo.

Loki Laufeyson seguía observando a sus súbditos sentado en el trono de Hela, tallado de piedra negra y huesos de los caídos. Acarició el estanque de agua cristalina con aire distraído, mientras las ondas lamían los rostros de Arturo y Dalae.

- ¿Se puede saber a qué están esperando…? –la solitaria voz del embaucador se escuchó como un eco en los grandes y largos pasillos del castillo de Niflheim.

Los miembros de Lygiherr estaban esperando a que algo extraño o inusual ocurriera. Que algún edificio estallara, que la gente gritara pidiendo auxilio, que algún villano poderoso se las ingeniara para causar terror en la ciudad… pero la ciudad de Chicago parecía ser más tranquila que Nueva York. Nada inusual ocurrió… excepto…

-¡Ya veréis la envidia de todos cuando vean nuestra foto con Los Guardianes de la Galaxia! ¡Kyaaaah! – dijo una chica a sus amigas tras salir de un pub Irlandés. En el letrero rezaba “Michael Collins Irish Bar”.

Por otro lado, nuestros amigos los guardianes estaban disfrutando de unas deliciosas cervezas (quizás no tan buenas como las de Xandar), y ya de paso aprovechaban para descansar un poco de su ajetreada búsqueda de las gemas del infinito. La gente del bar aplaudió a los guardianes cuando entraron, muchos fans se acercaron a hacerse fotos con ellos, y varios hombres y mujeres no sólo quisieron pasa a saludar, también se aprovecharon para arrimarse a ver si pillaban cacho. Una morena y una pelirroja de escote generoso trataron de encandilar a Starlord, pero el mercenario no estaba para ligues de sólo una noche. Peter Quill trataba de redimirse y sentar la cabeza de una vez. Tras ver que el hombre Legendario no les hacía caso, las dos mujeres dejaron de insistir y molestar. Justo entonces apareció una rubia despampanante que chocó con una de las mujeres y después les lanzó una mirada de desprecio infinito. La mujer tenía unos rasgos finos y encantadores, sus ojos eran como dos esmeraldas relucientes y sus labios eran carnosos y jugosos, pintados de un color verde muy peculiar. Llevaba un vestido corto del mismo color bien ajustado al cuerpo, marcando unas curvas que volverían loco a cualquier hombre que la viera.

- Aficionadas… - dijo sentándose con sensualidad al lado de Peter y cruzando sus atléticas piernas elegantemente. La mujer llevaba dos cervezas en la mano y las dejó con suma tranquilidad en la mesa, apoyando una en frente de Starlord.  – Yo invito a esta, querido… - dijo guiñándole un ojo mientras se llevaba su cerveza a los labios, degustándola. No era la primera chica que le había invitado a tomar algo esa mañana, pero algo le decía que no era una mujer como las demás – Tiene que ser una lata eso de ser tan famosos, no deben dejaros descansar ni un momento…

Entonces sus ojos verdes se posaron en Gamora, Drax, Groot y Rocket respectivamente. La mujer frunció levemente el ceño, seguramente estaría pensando algo como “Menudo grupo de gente más rara”. Cuando se detuvo para mirar a Rocket, sus labios se acentuaron ligeramente.

- Que mascota más adorable tienes…- susurró acercando su mano a Rocket para rascarle debajo de la barbilla. El mapache sintió un leve escalofrío agradable por la caricia.

FDI: Cuando Arturo y Dalae entren al bar se encontrarán con esta escena. Si Dalae se acerca o ve la cara de la rubia tendrá la sensación de que le suena de algo pero no sabrá quién es todavía.

Oh, benditos y ruidosos midgardianos. Siempre anunciando a bombo y platillo todo lo que una deseara saber sobre cualquier cosa. En ese caso, solo faltaba una flecha de neón para indicar donde estaban los Guardianes. Sólo hacía falta seguir la pista a la horda de fans, que conducía a una especie de pub irlandés. -Espera aquí, voy a ver si los encuentro.-Dalae se adelantó un poco, y entró al bar dejando a Arturo en la calle durante unos minutos. Como había previsto, los forajidos resultaban un grupo muy llamativo y fácil de localizar. Pero después de su aspecto, hubo una cosa que impactó aún más a Dalae, quien se había situado en una parte algo alejada para tener una buena visión de ellos, y más concretamente de su "líder". Estaba... Rechazando a las mujeres que trataban de seducirlo. La asgardiana se mordió el labio, tensa,  ignorando las miradas de unos chicos que había apoyados en la barra. Sabía que Loki no era de fiar, pero aún así no se esperaba que les diera una pista totalmente falsa. No sería fácil llegar a Peter por esa vía. Y menos aún cuando apareció ella. Amora la Encantadora, una de las hechiceras más poderosas de los Nueve Reinos, y probablemente la mujer que más hombres volvía locos por minuto en varias dimensiones a la redonda. E iba directamente a por Quill. Dalae se jugaba la mano a que ella también andaba buscando las llaves, y lo estaba haciendo de la mejor manera que sabía. Desplegando todos sus encantos, aunque quizás no fueran todo lo efectivos que ella esperaba. Pero era cuestión de tiempo que lograra seducir a Starlord. La joven entrecerró los ojos, pensando. Había oído una vez, hace mucho tiempo, que si se quería herir de verdad a alguien tenía que apuntarse a la parte media de su cuerpo: El corazón, el bolsillo o lo de abajo. Y Amora sólo sabía apuntar a uno de los tres blancos, el más fácil, pero desde luego el que menos daño hacía. La morena comenzó a pensar rápidamente, y para cuando salió del bar y se encontró con Arturo ya tenía el boceto de un plan. Sin decir nada ni detenerse, cogió al albino de una muñeca y se lo llevó a un callejón cercano  en el que pudieran hablar con más tranquilidad.

-De acuerdo, están dentro. Pero la situación no está como pensábamos: Starlord no parece demasiado interesado en ninguna mujer, y ha aparecido Enchantress. No sé para qué querrá las llaves, pero desde luego no vamos a dejar que consiga ninguna.-Quizás estuviera trabajando para alguien, o quizás no, pero la cuestión era que si alguien como Amora buscaba un objeto como la Espada de la Verdad, no podía ser para nada bueno. Tampoco es que ellos tuvieran un fin demasiado noble, pero... -No tardará mucho en hacerse con la llave si no actuamos deprisa. Y esto es lo que vamos a hacer. Raden, escucha tú también.-Continuó hablando, en voz más baja. -Necesitamos llamar su atención, pero de otra manera. Arturo, tú y yo iremos juntos. Yo usaré una ilusión para parecer una niña de la calle, y tú, fingirás que estás intentando agarrarme, por que te habré robado la cartera. Espero que actúes bien.-Todo el mundo sabe que los midgardianos son seres rastreros, perfectamente capaces de golpear a una niña pequeña e inocente. Incluso ellos mismos. Así que la situación resultaría mínimamente sospechosa. Tanto como peligrosa para el propio Arturo, que posiblemente tendría que salir corriendo y esconderse en algún rincón oscuro hasta que lo dejaran el paz. Pero ese era su problema, no el de Dalae. -Entraré al bar, huyendo de tí, para que me vean bien. Y usa tu poder cuando los Guardianes intervengan para amenazarlos, así llamarás más la atención y será más probable que te persigan entre varios. Yo me quedaré con el resto, e intentaré que me lleven a la nave para ponerme a buscar la llave.-De hecho, si se llevaba algún golpe, tampoco importaba demasiado. Bajo la ilusión que simulaba el vestido, se encontraba su armadura negra de siempre y sus armas. Una espada, varios cuchillos, y una espina con poción de sueño. No pretendía matar aquella noche. Si lo hacía, los supervivientes no descansarían hasta dar con ellos para cobrarse una justa venganza, y la joven no quería eso ni de lejos. -Tú, Raden, te vienes conmigo. Es posible que Amora se huela algo, es una hechicera muy poderosa, así que será mejor estar preparados por si se da cuenta de lo que pasa. No creo que de su brazo a torcer con facilidad. ¿Entendido todo?-En parte, se sentía aliviada de cambiar el terreno de juego. No se veía capaz de... Atraer a nadie en esos momentos. La herida que le había dejado Arión era aún reciente, y dolía demasiado como para cerrar los ojos una vez más. Se tomó un momento para imaginar la apariencia que deseaba, y la pulsera hizo el resto del trabajo por ella. Un destello de luz verde después, una niña tomaba si lugar. Iba vestida con ropa vieja, y su pelo parecía enredado y poco cuidado. Pese a todo, tenía un aire... Difícil de definir.-Vamos.

- Escuchad. No hemos entrado aquí de casualidad. La verdadera razón es que he encontrado a un tipo... Ya sabéis, uno que puede echarnos una mano.- Mis compañeros fruncieron el ceño y me miraron sin saber a qué me refería. Aproveché ese momento de duda para hacerme otra foto y dar un trago a aquella... "Cerveza". Volví a bajar la voz para que sólo ellos nos escuchasen.- He encontrado a un kreed renegado. Ya sabéis cómo son. Consideran que todas las otras razas somos inferiores, de manera que cuando le desterraron le mandaron aquí, a Terra. Al parecer él sabe algo de las gemas y quién las tiene...-

Drax y Gamora se miraron entre ellos, y esta última frunció ligeramente los labios.

- ¿Cómo sabes que no miente? ¿Que no es una trampa?- Sonreí echándome el flequillo hacia atrás antes de que ese mechón rubio volviese a caer sobre mi frente.

- Bueno, si es una trampa sólo hay que llevar a cabo el siguiente paso: activar la trampa. Estoy convencido de que sacaremos bastante más información de él que él de nosotros...- Sabía que los kreed eran muy suyos a la hora de tratar con humanos, pero al mismo tiempo este era un renegado, y parecía interesado en un intercambio de información. Bueno, intercambio. Él me daba la información y yo una especie de llave extraña que había ganado hace poco en una partida de cartas. ¿Qué era? Ni idea, pero no parecía sernos de mucho valor. Tenía algún tipo de magia o algo por el estilo, y cuando escuché a esos tipos diciendo que había gente que pagaría mucho por algo así, sabía perfectamente qué hacer. Y entonces llegó ella... Un pivón despampanante que se me acercó tan segura de sí misma que despertó mi curiosidad. Había algo en ella, algo que no habría sabido describir que me cautivó casi al instante en que se sentó junto a mí. Escuché a Gamora chistar mientras negaba con la cabeza y se volvía al resto del equipo. Sabía lo que pensaba. Que ese nuevo modo de vida de no ligar con todas me había durado hasta ese momento. No, acuérdate Peter. Tienes que ser fuerte. Ya sé que las atenciones y demás molan, pero no te dejes llevar. ¿Una cerveza? Bueno, pero sólo una. Ahogué una carcajada cuando preguntó si Rocket era mi mascota. Cogí la que me ofrecía la mujer y se la ofreció para brindar antes de que mi compañero le volase la cara.- No puedo negarme a una cerveza gratis. ¡Sería de muy mala educación!-

En ese momento, un estruendo que captó la atención de todo el bar y que evitó que diese un sorbo a la nueva y fresca cerveza anunciaron la entrada al mismo de una chica que corría como una exhalación perseguida por un tipo con malas pintas. Fui a levantarme pero vi que mis compañeros ya se estaban ocupando del asunto. El tío estaba bastante nervioso y enfadado, y Gamora saltó cogiendo a la niña y poniéndola a su lado, protegiéndola con su cuerpo del atacante. La verdad es que era bastante estúpido. ¿Quién en su sano juicio se pondría a gritar a un tío de casi dos metros, una mujer verde, un mapache y un árbol con patas? Pero entonces el tío mostró ser algo más que un simple atracador al usar un poder de fuego para asustar a un tipo que había intentado frenarle. Con un movimiento tan rápido que seguramente la mujer que estaba conmigo no se habría esperado, saqué mi pistola elemental y activé mi casco antes de que la llama hubiese desaparecido del suelo. Gamora terminó por ponerse entre la chiquilla y el brabucón del parche, pero vio como un enorme brazo aparecía frente a ella.

- Que la niña esté bien, yo me encargo de este tipo.- Aunque yo no lo sabía, la verdadera razón por la que Drax quería encargarse del atracador era por su hija fallecida. Jamás habría permitido un abuso hacia un menor, y menos aún por un hombre adulto. Sin que este pudiese hacer nada le agarró del cuello y se dirigió a la puerta. Salió a la calle y lo único que se me ocurrió pensar es que más le valía al tipo ese ser rápido. Mi casco se desactivó y miré a mi compañera. Esta se había agachado hasta estar a la altura de la muchacha. Acarició su pelo y le sonrió.

- Tranquila niña, ya estás a salvo. No te va a pasar nada, te lo prometo... ¿Te apetece tomar algo?- Gamora, la mujer más peligrosa del universo era, cuando quería, toda una madre. No pude evitar sonreír para mí ante la escena. Suspiré y me volví hacia la rubia que me había invitado a la ronda.

- ¿Por dónde íbamos? ¡Ah, sí! Ibas a decirme cómo te llamabas.-


Una vez en la calle, Drax lanzó al tipo a un par de metros frente a él mientras se cruzaba de brazos. Algunos curiosos miraban la escena a una distancia prudencial.

- Levanta basura. Ni se te ocurra pensar que he acabado contigo. ¿Así que te gusta perseguir a las niñas y robarlas, eh? Pues tengo otra cosa que te va a gustar...- Se crujió los nudillos con fuerza manteniendo el rostro serio y seco, sin inmutarse ni lo más mínimo.

Loki empezó a impacientarse al ver que nada interesante sucedía en Chicago, y que sus dos súbditos no sabían por dónde empezar a buscar. Pero entonces las chicas que salían del pub irlandés atrajeron su atención y su aprendiz se adelantó para tantear el terreno.
 
- Perfecto… buena chica.- sonrió confiado mientras observaba los acontecimientos desde los ojos de Dalae. La decoración del bar irlandés era exquisita, casi se podía hacer pasar por una taberna Asgardiana. El local estaba bastante concurrido, y en un rincón fácil de visualizar descansaban los guardianes. El dios observó con cautela cómo su antiguo enemigo Starlord rechazaba las ofertas de generosas mujeres y se mantenía al margen de sus escandalosas proposiciones. ¿Cómo era aquello posible? Loki conocía bien aquella faceta juerguista suya, bueno, él y toda la galaxia. Pero Peter Quill no buscaba hoy la compañía femenina… así que Dalae se obligó a cambiar de táctica.

Sin embargo, antes de que volviera junto a Arturo, Loki reconoció a la mujer que estaba sentada al lado de Starlord. Desde el trono de Niflheim, el dios esbozó una divertida sonrisa.

- Pero mira quién tenemos aquí… si es Amora la Encantadora… ¿Qué estará tramando?- el embaucador se llevó la mano a la barbilla y la acarició, mientras su mente trazaba nuevos planes.- Esto se va a poner la mar de interesante…
 
Dalae abandonó la Taberna… o más bien el bar irlandés y se llevó a Arturo a un callejón para explicarle el nuevo plan. Bastante más divertido que el anterior. Loki no podía negar que sus dos súbditos se estuvieran esforzando todo lo posible.
 
Empezó el espectáculo. Dalae entró en el local disfrazada de niña necesitada y abandonada en la calle, y acto seguido entró en acción un violento y malvado Arturo. La actuación era tan creíble que la mitad de la clientela estaba asustada y la otra mitad decidió encararse con el infame hombre del parche. Uno de los que trataron de detener la paliza de la niña salió volando por los aires con un movimiento ágil de Arturo, y otro se echó hacia atrás al ver la llamarada en el suelo. Esto causó un revuelo aún mayor y varios de los clientes decidieron salir del local antes de que la cosa se pusiera peor.

- Una gran actuación, sin duda – rió divertido el joven Loki tras observar los acontecimientos a través del estanque de adivinación. Los pasillos del castillo de Niflheim devolvieron el eco de sus risas.

Amora, en cambio, no estaba especialmente contenta con la interrupción de la niña vagabunda y el violento metahumano. Casi había saboreado la victoria al ver como el mercenario se acercaba la cerveza a los labios, pero frunció el ceño frustrada cuando sucedió el alboroto que distrajo a Peter de su cometido. La mujer se quedó en un segundo plano, observando sin mucho entusiasmo la situación hasta que sus ojos verdes se clavaron en la niña. Había algo muy sospechoso en ella…
 
Drax y Arturo salieron del local y Loki chasqueó la lengua molesto. No quería perderse la pelea de los dos hombres, así que no tuvo más remedio que dividir la película de agua en dos. Una desde la perspectiva de Dalae y otra desde la de Arturo. El estanque le empezaba a quedar pequeño si quería detenerse a mirar los detalles.

- Bien, Dalae… Los guardianes te han dejado unirte a ellos… Y ahora, ¿Cómo vas a sacarles la llave? ¿Y cómo vas a despistar a Amora?

La Encantadora estaba ensimismada en sus propios pensamientos y tardó unos segundos en darse cuenta de que Peter le daba conversación.

- Amanda- dijo devolviéndole la sonrisa de forma seductora mientras sus enigmáticos ojos verdes repasaban el cuerpo de Quill.- Pero tu puedes llamarme “Encanto”.- dijo completando la última palabra con un guiño de ojo.

La hechicera sonrió con su chiste interno y después observó con mala cara la cerveza de Peter. Todavía no le había dado ni un sorbo, ¿Iba a bebérsela en algún momento?  Tampoco quería impacientarse o empezaría a sospechar de ella, y eso sería antiproductivo para sus planes. Por suerte, tenía otro as en la manga.

- Realmente… eres un mapache adorable… - dijo la rubia dirigiéndose esta vez a Rocket. Sin previo aviso, la mujer se inclinó y besó con calidez la mejilla del mapache que se sorprendió ante el leve contacto. Pero antes de que pudiera reaccionar de manera brusca, la ira de Rocket desapareció en un instante y se sintió… realmente bien.
 
La mujer se apartó con una suave sonrisa y observó con interés las armas y la munición que llevaba el animal encima.- ¿Ya sabes usar todo eso, chiquitín?


FDI: En su turno, Arturo tendrá que explicar lo que sucede con su pelea con Drax y seguramente tendrá que usar su agilidad para despistarlo. Por otro lado, Rocket ha sufrido un beso de la encantadora, de momento solo sentirá que le cae muy bien, que es feliz a su lado y no podrá hacerle daño. Si alguien molesta o insulta a Amora, Rocket se sentirá ofendido y deseará defenderla.

Lanzada de dados (primera vez en este foro al menos), para esquivar ataques con agilidad, el poder de memoria fotográfica muscular es algo activo, siempre esta en funcionamiento, así que me parece que no es necesario lanzar otro dado para el mismo. De equivocarme, me avisan y corrigo lanzando de nuevo para el 2do.

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 8

Parecía que había funcionado. Más o menos. Para cuando se quiso dar cuenta, los Guardianes reaccionaron el contra de su... ¿Cómo decirlo? Escandaloso compañero. Drax, la mole de músculos tatuados y descubiertos, se llevó prácticamente a rastras a Arturo al exterior, para probablemente darle una paliza importante. Ciertamente, Dalae tenía una fe limitada en el dragón, y no era la primera vez que lo veía en problemas. Pero en esta ocasión, no tendría tiempo para ayudarle. La mujer verde llamada Gamora se acercó a ella, y se agachó para poder mirarla a la cara. Ahora que se daba cuenta, era altísima en comparación con su recién adquirido cuerpo... - Tranquila niña, ya estás a salvo. No te va a pasar nada, te lo prometo... ¿Te apetece tomar algo?--La asgardiana sufrió un minshock. De esos que sufres cuando esperas que la mujer verde sea la más difícil de engañar, y nada más llegar te sonríe y te ofrece una bebida. Por que eso era lo que estaba haciendo. ¿Qué demonios había pasado con los Guardianes? Quill no parecía interesado en mujeres, la asesina despiadada del equipo de mostraba amable y dulce... Menos mal que el mapache seguía siéndolo y no se habla convertido en un dragón. Por que eso sería muy poco conveniente. La asgardiana se concentró un segundo en regular su temperatura para parecer más cálida, y en mantener su voz cambiada. No quería dejarse ningún detalle que pudiera delatar el engaño. -Gracias...-Habló en voz baja, temblando un poco. La verdad era que Gamora resultaba impresionante, y más para alguien que en teoría no estaba acostumbrada a tratar con seres no humanos. Asintió con la cabeza a lo de tomar algo sin concretar, mirando a su alrededor con apariencia entre asustada y curiosa. Starlord y su rubia acompañante seguían a lo suyo, apenas importunados por su entrada en escena. No muy lejos de ellos, el mapache y el árbol parecían mantenerse al margen... O al menos, lo estaban hasta que la hechicera rubia le dió un beso en la mejilla a Rocket. "-Ten cuidado... Esto no me gusta nada."

Se decían muchas cosas de Encantadora, no todas verdad y muchas de ellas desagradables. Esas cosa eran las que ahora mantenían alerta a la asgardiana, cuya forma infantil pidió un batido con toda la timidez del mundo. Fuera lo que fuera que estuviera haciendo con los Guardianes, a ellos no les incumbía, así que se limitó a su tarea: Buscar el objeto que Loki había perdido. "-Raden, ¿La llave está aquí? "-El espíritu tardó un poco en responder, con menos firmeza de lo que a la joven le habría gustado. "-Parece que la lleva Starlord... Aunque no estoy seguro. Enchantress podría habérselo quitado ya, su aura es muy fuerte, y apenas me deja oler la llave. "-Eso la preocupó un poco. Si tenía que acercarse más, podría atraer atención indeseada, y tener problemas.... Pero tendría que arriesgarse, una vez supiera en qué bolsillo meter la mano y dejar en lugar de la real una llave de hielo, cubierta de ilusiones.

- Oh, está bien, "Encanto"... Sus deseos son órdenes.- Sonreí, y cogí de nuevo la cerveza que ella me había dado. Con Drax fuera partiéndole los huesos al otro y Gamora con la niña estaría todo tranquilo durante un rato, o eso esperaba. Al menos no estábamos en alguna luna xandariana o las afueras del imperio kree, donde en cualquier momento llegarían las huestes de mi padre diciéndome la de siempre de "señorito Star-Lord, tiene que acompañarnos". Mimimi. ¿Es que uno no puede tomarse una cerveza en paz con sus amigos? En fin, intentemos no pensar en ello más y disfrutemos de...

Mapache... Vale, cagada.

- ¡Oh, no! ¡Tranqui Rocket, no lo decía en serio! ¿Acaso quieres morir? ¡No le llames mapache!- Esto último se lo susurré para que sólo me escuchase ella. Había muchas, muchísimas cosas que Rocket odiaba, pero pocas que le cabreasen tanto como ser llamado mapache, y allí en Terra sucedía cada dos por tres, lo que terminaba casi siempre con dos o tres bares en llamas y con nosotros saliendo por patas del lugar para evitar que nos descuageringasen. ¿Qué? Es una palabra. Búscala en el diccionario si no te lo crees. El caso es... Que la Amanda esta le había llamado mapache a Rocket, y tuve que interponerme entre ell... ¿Le acababa de dar un beso a Rocket? Vale, desde luego esa mujer quería ir al otro barrio y rápido. Lo único que podría haber provocado que muriese antes habría sido gritar "¡viva Thanos!" delante de Gamora y Drax. Me froté los ojos, negando con la cabeza para mí, esperando recoger los trocitos de la rubia que se me había acercado... Pero no fue así. Rocket cesó su ira y se quedó ahí tranquilo, como si nada pasase... Y entonces me di cuenta de que TODO estaba pasando. NADIE en la vida había sido capaz de calmar a Rocket, y menos con un beso. Así que... Una de dos. O esa mujer era una bruja o algo por el estilo o Rocket acababa de sufrir una embolia. Vale, tranquilo Peter. Piensa... ¿Por qué alguien se querría acercar a nosotros o a mí? Bueno, esa era una mala pregunta, ya que la lista no acababa. Ah, a la mierda. Mejor seguirle el juego a ver a dónde lleva esto. Ojos abiertos Pit. - ¿Que si sabe usarlas? Te sorprendería... Nuestro querido Rocket es todo un hacha con las armas...-

Escaneé a toda velocidad mi mente en busca de cualquier mujer o ser que me sonase en la galaxia. ¿Una skrull? Podía ser... De hecho, lo veía bastante factible, y más aún teniendo en cuenta que íbamos a venderle al tipo este la llave esa que habíamos encontr... Me palpé discretamente el pecho, haciendo como si me rascase la base del cuello. Vale, la llave estaba ahí. No me la había robado la mujer esa. Vale... ¿Qué puedo hacer para asegurarme de que no es una skrull? Es igual, improvisaré algo.

- Bueno, y cuéntame Encanto. ¿Qué haces por aquí? ¿Buscabas un poco de diversión?-

- Tranquila niña... ¿Cómo te llamas?- Gamora indicó a la camarera que quería un vaso de agua para la niña, y en cuanto se lo sirvió se lo ofreció a la pequeña.


- Siempre me gustan los enemigos a los que les sobra arrogancia.- Como una bala, Drax se lanzó a por el tipo, el cual consiguió esquivar de manera bastante ágil su embestida. Drax era rápido, fuerte y peligroso, pero lo que no sabía era que aquel tipo tenía un par de ases metidos bajo la manga.

Para arturo:

Loki observaba los acontecimientos desde su estanque con una mirada completamente seria. Su cuerpo estaba inquieto bajo esa máscara de tranquilidad. Era la tempestad que precedía a la calma.

Arturo estaba en serios problemas. Problemas que se había buscado él solo, claro que no era muy difícil provocar a alguien como Drax el destructor. La mole de músculos se abalanzó sobre él, dispuesto a romperle todos los huesos de la cara si no fuera por la agilidad que tenía el Dragón del Este en esquivar sus golpes. Lo había logrado casi por los pelos (de Arturo, claro, Drax no tenía ese problema). Un puñetazo de esa bestia en la cara significaba tener los huesos partidos en varios segmentos y salir corriendo directo al hospital.

Arturo era cauteloso, y analizaba con su Sharingan los movimientos musculares del enemigo. Drax no parecía utilizar ninguna técnica de combate que mutante pudiera identificar, era puro instinto destructor y sus movimientos eran fieros y brutos, algo que parecía fácil de imitar pero difícil de ejecutar sin la fuerza sobrehumana de su contrincante. Arturo empezaba a plantearse si realmente valía la pena enfrentarse a alguien en aquellas condiciones, lo mejor que podía hacer era ganar tiempo hasta que Dalae saliera del bar con la llave de Loki y huir lo más lejos posible de Chicago.

Dentro del bar, las cosas estaban más tranquilas pero no durarían así mucho tiempo más. Amora estaba inquieta y observaba con cautela a la alienígena de la piel verde. Gamore acercaba un vaso de agua a la inocente e inofensiva niña que según el tipo de pelo blanco le había robado la cartera. Era todo demasiado sospechoso, pero a la hechicera no le quedaba mucho tiempo para seguir mirando.

- ¿Que si sabe usarlas? Te sorprendería... Nuestro querido Rocket es todo un hacha con las armas...- Peter Quill rompió la concentración de la rubia y la trajo de vuelta a la conversación. Los ojos verdes de la mujer volvieron a repasar la cerveza que sostenía su acompañante y dejó escapar un pequeño suspiro al ver que seguía intacta. A ella le atraía más trabajar con engaños y sutilezas, pero los acontecimientos la obligaron a resolver los problemas de la forma mala.

- Pues desenfunda vaquero, vas a necesitarlas…- le dijo con una sonrisa a Rocket, y éste obedeció sin rechistar.- ¿Qué hago aquí? Me gustan mucho los hombres rubios, encanto… -dijo pasándole el dedo a Peter por la mejilla con mucha suavidad.- Pero los prefiero con melena y músculos de acero…

La hechicera chasqueó los dedos y unas filigranas de color verde intenso rodearon el cuerpo de Peter paralizándolo durante unos segundos, el tiempo suficiente para que Amora le abriera la gabardina y sacara una llave de color de oro que tenía guardada en el bolsillo interior.

- Una pena que no hubieras probado esa cerveza, estarías más guapo convertido en piedra… - la sonrisa de la encantadora se acentuó y entonces se apartó de Peter, preparada para recibir los ataques de sus dos compañeros. Amora había ganado unos segundos de ventaja, y aunque Groot y Gamora la alcanzaran, tendría el tiempo suficiente para desaparecer con otro chasquido de dedos...


Off Rol:
- Arturo: La propuesta de Peter me parece bien. Tira un dado en el siguiente turno y si sacas de 6 -10 tú le golpeas, y si es de 1- 5 Drax te golpea. Interprétalo como prefieras y si tengo algo que añadir te pediré que edites tu post ;p
- Dalae: Tienes una oportunidad para que Amora no se escape con la llave. Eres la única que puede impedir con magia su teletransporte.
- Peter: Queda paralizado unos segundos pero podrá recuperar su movimiento en cuanto suceda la acción de Dalae.
- Rocket: El amor que sientes hacia Amora ha aumentado. En tu siguiente turno tus sentimientos hacia ella serán más fuertes. Querrás protegerla de todo el que quiera hacerle daño, sin importar si son tus amigos o no.

Ahora….a correr.

Dados:

Pd:

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado de 10' : 7

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#2 'Dado de 10' : 5

Miró de reojo la mesa que había detrás de la mujer verde. Aquello no me gustaba nada... No podía oírlos hablar, pero el mero hecho de que estuvieran conversando ya era una señal de alarma. Volvió a centrar su atención en Gamora, antes de que se diera cuenta de su repentino interés por los otros dos Guardianes y la mujer rubia. Tomó el vaso de agua, procurando que la ilusión que la cubría mostrara una expresión de gratitud lo suficientemente convincente. -Gracias, señora... Me llamo Emily. -Antes de poder añadir nada más, la aprendiz de Loki vio un brillo verde salir de los dedos de la Encantadora que la hizo tensarse. Un segundo después, el líder de los Guardianes estaba paralizado, atrapado en un conjuro creado por la asgardiana que ahora le quitaba... ¡La llave! No se lo pensó dos veces, no había tiempo. Amora se preparó para desaparecer, pero, antes de hacerlo, sintió un dolor agudo y penetrante en el hombro derecho. Si miraba en la dirección adecuada, podría ver perfectamente a la "niña", con un brazo extendido hacia ella, y una expresión seria muy poco propia de su corta edad. Había que ser muy tonto para no darse cuenta de que esa chiquilla acababa de lanzar esa esquirla de hielo de más de un palmo de largo, que se había clavado con facilidad en la carne de la hechicera.

Ahora, pensó Dalae, necesitaría recuperar la llave, pero a ser posible sin parecer tan ladrona como la mujer de verde. Lo cual, bien visto, era difícil.

Aunque quizás no tan difícil como salir bien de ahí. Rocket había desenfundado sus armas, pero no para apuntar a quien había paralizado a su amigo, sino al resto. Y no era el único problema: Se había descubierto con ese gesto, lo cual no la ponía en una situación demasiado favorable. Tan pronto como Amora, el enemigo común, saliera de la ecuación, ella sería la siguiente en acaparar la atención del grupo. Una atención del todo indeseable, por cierto. Quizás pudiera enfrentarse a ellos, pero uno a uno. Pero en esos momentos, separarlos era tan imposible como luchar con los miembros del grupo que tenía delante. Por que aún faltaba el gigante gris, lo cual le recordaba... ¿Dónde estaría Arturo?

Que le iban los rubios. Ya, claro, y yo me lo trago. Ya va lista la mujer si cree que va a cazarme con ese truco tan fácilmente. Me acarició la mejilla y yo hice mi papel, como si estuviese encantado de aquel contacto y aquella situación. Todo sucedió muy deprisa, demasiado como para que me diese tiempo a reaccionar. Con un chasquido que hizo con los dedos, de repente no podía moverme. Nada. Completamente paralizado, ni siquiera los ojos. Me quedé mirándola con cara de imbécil mientras ella se levantaba, me metía la mano en la chaqueta y sacaba la llave que guardaba en uno de los bolsillos. Maldita krutakin, ¡era eso lo que quería! La estúpida y maldita llave. ¡Seguro que tenía algún tipo de poder o abría algo peligroso! ¿Cómo se me había ocurrido pensar en venderla? Vamos Peter, ¡sabes de sobra que siempre que aparece algún artefacto cósmico hay problemas! Intenté saltar de la silla, llamar a mis compañeros para advertirles de la amenaza, sin éxito. Vi cómo Groot alargaba su brazo para agarrar a la chica, pues debía haberse pispado de la situación. Gracias amigo, al menos uno que estaba atento de nosotros.

- ¿Y de dónde eres Emily?- Escuché a Gamora decir detrás de mí, a un par de metros de distancia. Estaría hablando con la niña sin darse cuenta de la situación. Venga ya, ¿en serio? Algo voló en dirección a la mujer. Al principio creí que era un vaso, pero luego me fijé que en realidad era un carámbano de hielo que se le clavó en el hombro. La mujer apretó los dientes, llevándose la mano al foco del dolor mientras se giraba.- ¿Pero qué das't...?-

La parálisis desapareció de golpe, y puesto que yo estaba haciendo un esfuerzo descomunal para moverme casi salí disparado. Me caí de la silla, llevándome conmigo la cerveza que sujetaba y que ella me había dado. El estruendo fue el suficiente como para atraer la atención de medio bar. Me levanté como un resorte, sacudiéndome la chaqueta y activando mi casco al instante.

- ¡Eh, eh, eh, eh! ¿Qué pasa aquí?- El camarero llegó con el sonido de la jarra al estrellarse y los gritos. Desenfundé mi arma elemental, pero vi como Rocket me apuntaba.

- ¡Rocket! Macho, ¿qué haces? ¡No me apuntes con eso, tío! ¡Que es más grande que tú!-


Arturo lanzó una bomba de humo y cegó momentáneamente a Drax, quien gruñó intentando localizar a su enemigo. Una bola de fuego apareció de mitad del humo y el hombre tuvo que cubrirse, sintiendo el fuego en su cuerpo. Saltó alejándose de ella para evitar ser dañado. No era un fuego normal. Parecía mágico o algo así, ya que sintió el calor de este. Después de eso, cuando aún estaba algo confuso Arturo le rodeo con unas llamas, pero no fueron tan efectivas. No eran especialmente altas y Drax pudo ver a su enemigo al otro lado de las llamas y apretó los dientes. Desenfundó entonces sus cuchillos y de un salto cruzó las llamas, aunque todavía había una larga distancia entre ellos. Si Arturo quería huir este era el momento.

Arturo consiguió confundir a Drax unos segundos y tuvo la oportunidad perfecta para romper una de las ventanas del bar. Per lo que ocurría dentro de él era tan caótico que nadie se percató del detalle. Quizás el dueño, aunque éste estaba más preocupado de que Los Guardianes de la Galaxia y sus enemigos no destrozaran más su bar…

Amora la encantadora estuvo a punto de desaparecer y dejar a Peter y sus amigos con las manos vacías si no fuera por el conjuro de Dalae. Desde su trono, Loki se inclinó nervioso para observar mejor lo que estaba a punto de ocurrir.

La niña conjuró una esquilar de hielo que traspasó de repente el brazo de Amora. La llave se deslizó por sus finos dedos y cayó bajo sus pies mientras la mujer chillaba de dolor. Sus ojos verdes inyectados en sangre observaron de arriba a bajo a la chica y la maldijo en voz alta mientras se quitaba el trozo de hielo incrustado en su carne.

¡TU!- gritó la hechicera con rabia en su voz. - ¿Quién eres?- De sus manos salió un conjuro de color verde que chocó de lleno en el pecho de Dalae y empezó a extenderse por todo su cuerpo. La imagen de niña empezó a desaparecer rápidamente, como un papel consumido por el fuego, que reveló delante de todos ellos la verdadera Dalae. Sin mentiras. Sin engaños.

Todo el mundo pareció activarse después de ese momento, y los clientes y el resto de personas del bar se agacharon para esquivar las balas que Rocket lanzaba en dirección a todas partes. El mapache estaba enloquecido, pero eso le dio tiempo a que Peter se pusiera el casco y se levantara del asiento.

-¿No se supone que sabías usar eso? – Dijo frustrada la hechicera mientras miraba a Rocket.- ¡Coge la maldita llave!

La llave seguía descansando en el suelo, a los pies de todos. ¿Quién sería el primero en cogerla?


FDI: Peter, Dalae y Rocket (que sigue embrujado) tienen que hacer una tirada de 1d10 para el siguiente tema. El que saque la menor tirada posteará primero cogiendo la llave del suelo. El que saque una tirada mejor que el anterior posteará en siguiente lugar y le robará la llave. El último es el que tendrá la tirada más alta cogerá la llave del anterior personaje. La gracia es que os las ingeniéis y penséis en algo divertido para quitarle la llave al anterior ;p

Todos tiraréis a la vez y después borraré los temas para que podáis postear con los nuevos turnos. Cualquier duda enviadme un MP!

Tirada de Rocket: 1
Tirada de Peter: 2
Tirada de Amora: 4
Tirada de Dalae: 8

El miembro 'Loki Laufeyson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 4

El miembro 'Dalae Darkle' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 8

El miembro 'Rocket the Racoon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 1

El miembro 'Star-Lord' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado de 10' : 2

Perfecto. Rocket había perdido la razón. Cuando comenzó a disparar a todos tuve que dar un salto para esconderme detrás de la barra y evitar convertirme en un colador humano. Ahí detrás me encontré a la chica que nos había servido las copas, tumbada también en el suelo con los dientes apretados y las manos sobre la cabeza.

- En cuanto salte a por ellos sal de aquí, ¿entendido? Usa la puerta de atrás o lo que sea que tengáis aquí. Escóndete tras la barra hasta que...-

- ¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ PASANDO? ¿POR QUÉ OS DISPARA? ¿NO SE SUPONE QUE SOIS UN EQUIPO?-

- Eh, sí, pero tiene mucho carácter. No nos recuerdes así, ¿vale? Somos los buenos. Y ahora, ¡corre!- De un salto apoyé la mano izquierda sobre la barra y disparé tres proyectiles de hielo que congelaron una mesa y una silla. Rocket era lo suficientemente rápido como para esquivarlo, y así lo hizo, descargando contra mí. Rodé por el suelo y me cubrí con un par de mesas y sillas. Pude escuchar que sus disparos habían cesado y cuando me asomé por encima de la mesa vi a Gamora luchando contra la otra mujer. Había sacado la espada y se disponía a cortarla en rodajas. Sin embargo la bruja hizo un rápido movimiento que mandó a volar y arrasar con ella varias mesas a mi amiga. Chasqueé los dientes, pero fue peor cuando vi a Rocket con la llave en las manos, ofreciéndosela a la dichosa tía esa como si fuese el mayor regalo del mundo.- Oh, no, ¡eso sí que no!-

Activé las botas y salí disparado a toda velocidad en su dirección, quitándole la llave a mi compañero de la pequeña zarpa con un rápido movimiento. Desactivé las botas y caí al suelo, rodando, hasta frenar a la altura en la que estaba Gamora. Di una patada a una mesa para aumentar la confusión y arrastrándome me escondí tras la pared que separaba la zona central del comedor, donde aún había gente huyendo a toda velocidad. Mi compañera estaba al otro lado de la puerta dentro de la nueva sala, con la espalda apoyada en la pared. Me coloqué como ella y sacudí la cabeza.

- Ya echaba de menos esto...-

- ¿¿¡Qué mosca le ha picado a Rocket!??-

- Amm, pues creo que la tía esa es una maga o algo. Le llamó mapache y mascota y él en vez de arrancarle la cara y sonarse con ella puso cara de enamorao perdido. Creo que le ha hecho algo.- Me asomé ligeramente y disparé un par de ráfagas de energía pura en dirección a mi compañero y la mujer. No quería dar a Rocket porque sospechaba que estaba bajo algún embrujo o algo por el estilo, y no quería dañarle si podía evitarlo.

- ¿Y quién es esa maldita krutakin y qué demonios quiere?-

- Al parecer tiene planes para la llavecita que íbamos a vender al kree. Eso o le gusta mucho la bisutería. En cualquier caso me niego a que se la quede... ¿Te encargas tú de ella y yo de Rocket?- Prefería ser yo quien lidiase con mi compañero ya que conocía de sobra a Gamora, y aunque confiaba plenamente en ella no le habría importado darle una patada o dos a Rocket si hubiese hecho falta.- A todo esto, ¿qué has hecho con la niña?-

- De niña no tenía nada. ¿Has visto el carámbano de hielo en la espalda de esa mujer? Lo ha lanzado ella, y después de que le haya impactado un rayo que le ha lanzado se ha convertido en una adolescente con ropas muy raras. De esa me encargaré luego.- Un sonido metálico sonó a mi lado y vi como sacaba su pistola y comenzaba a disparar contra los otros dos. Asentí y conté hasta tres. En el momento en que lo hice ambos abandonamos la cobertura de la pared, cada uno por un lado de la puerta por la que habíamos entrado, y disparamos contra ellos. Yo lancé varios disparos de hielo con la esperanza de alcanzar el arma de Rocket y bloquear el cañón.

OCC:

Todos los implicados se lanzaron varias miradas entre ellos y después se concentraron en la llave. Pero el primero en lanzarse a por ella fue Rocket, que en cuanto la tuvo entre las patas se la acercó a Amora con cara de siervo más fiel del mundo.

- Buen mapache…- La rubia sonrió malignamente mientras alargaba su brazo para coger el objeto por pomo de la runa, pero en ese momento Peter invistió a los dos y la hechicera cayó al suelo. Sus ojos verdes miraban con furia a Starlord y después a Rocket, por haber perdido la llave de manera tan estúpida.

-¡Eres un inútil! Al final voy a tener que hacer yo todo el trabajo… - la encantadora realizó un escudo que la protegía de las armas de fuego, y los disparos de Gamora y Peter se desviaron al entrar en contacto con éste.  

En cuanto le tuvo a tiro, la hechicera lanzó un rayo que salió de sus dedos y alcanzó el cuerpo de Peter, que dejó caer la llave al suelo en cuanto recibió la descarga eléctrica.

-¡JA! ¡Ya eres mía otra vez! – dijo sonriendo como una histérica mientras sujetaba la llave con fuerza.

FDI: A Rocket se le está empezando a pasar el efecto, aún así será incapaz de hacerle daño a Amora.
En cuanto postee Dalae, lo hará Arturo después.

Tan pronto como la esquirla de hielo salió de sus dedos, Dalae se cubrió tras uno de los sofás que había en el local, aunque no sin antes recibir el hechizo de Amora, que deshizo la ilusión. La asgardiana no podía ver desde ahí lo que pasaba muy bien, pero tampoco hacía falta: Sabía de sobras que Rocket había empezado a disparar a lo loco. Así que esperó: con un poco de suerte, heriría a otro de los Guardianes antes de que se le acabaran las balas. Sin embargo, eso no ocurrió, por desgracia. Tanto Peter como Gamora habían reaccionado rápidamente, el primero cubriéndose y la segunda atacando directamente a la bruja de verde. Craso error: Su magia le permitió deshacerse de la alienígena sin muchos problemas, dejando vía libre al mapache para hacerse con la llave. Pero antes de que llegara a manos de la Encantadora, una segunda ronda de proyectiles de hielo hizo caer de nuevo lo que todos buscaban en manos de Starlord. Esto dió a la asgardiana una idea: Aprovechando que ninguno de los combatientes le prestaba demasiada atención, esperó a que Amora recuperara la llave rúnica, después de dejar fuera de combate al líder de los piratas espaciales. Entonces, hizo un gesto, y Raden, que hasta ese momento se había ido acercando en forma de niebla, se materializó para darle un potente empujón a la hechicera rubia. Involuntariamente, soltó la llave, que tardó menos de un segundo en acabar en la mano de Dalae. Ahora, sólo tenía que irse de allí...

Amora soltó una carcajada de satisfacción. Su alborotada risa resonó por todo el pub Irlandes. La mayoría de clientes habían salido huyendo por patas del local, el dueño trataba de poner orden a pesar de la situación, pero desistió al ver que nadie le hacía caso y se escondió detrás de la barra, rezando para que la pelea acabara y que su bar no sufriera más daños.

La mayoría de muebles estaban tirados por el suelo, algunos hechos añicos por los hechizos de Amora o las balas de Rocket, y otros eran usados de escudo por los protagonistas de la pelea. Estaba claro que los daños materiales de aquel local iban a ser bastante elevados, y el dueño no dejaba de preguntarse… ¿Quién iba a compensarle de esto?

La felicidad de Amora se esfumó en cuanto un enorme lobo blanco apareció de la nada y arremetió contra la bruja. Los dos cayeron al suelo, forcejeando, y la llave se quedó suspendida en el aire unos segundos, expuesta a la mirada de todos los presentes. Dalae vio su oportunidad y la atrapó con su mano.

Desde el trono de Niflheim, Loki se irguió exaltado ante la situación. Miró el estanque en el que se reproducía la escena del bar con ojos impacientes. Dalae ya tenía la llave, ahora sólo tenían que desaparecer con ella. El hechicero se acercó al estanque y dejó escapar unos susurros que llegaron a la cabeza de su aprendiz como el viento.

- Encuentra a Arturo, pídele que te toque el brazo mientras frotas tres veces la pulsera que te regalé.

Loki había prometido a sus siervos que no se entrometería en su misión, pero tampoco iba a permitir que perdieran su llave por un descuido.


FDI: Los turnos vuelven a cambiar. Este es el nuevo orden de posteo: Starlord, Rocket, Dalae, Arturo y Narrador. ¡Vamos chicos! ¡Este será el penúltimo turno! xD

Salimos de la cobertura improvisada que habíamos conseguido y disparamos contra nuestra enemiga. Vi como mis disparos rebotaron en una especie de escudo que ella había creado a su alrededor. Busqué rápidamente a mi compañero y le vi confuso, con los dientes apretados, seguramente saliendo de los efectos del hechizo o lo que fuese que esa krutakin había usado con él. Gamora rebotó contra su escudo, saliendo un par de metros por el aire. Y cometí una de esas insensateces que tanto me gustaba cometer. A pesar de haber visto a mi amiga rebotar, pensé que yo fuese distinto con mis disparos, y los descargué de nuevo contra ella. Estos rebotaron y lanzó un rayo contra mí que me dio de lleno en el pecho, dejándome fuera de juego un par de segundos. La llave cayó al suelo y vi como ella la recogía. Intenté incorporarme poco a poco, apretando los dientes bajo el casco y apoyándome en ambas manos en el suelo. Sufría pequeños espasmos debido a la descarga, y levanté la cabeza para ver a mi enemiga. Reía con fuerza, contenta por su triunfo sobre nosotros. El sonido del bar me llegaba lejano, y tenía la sensación de que veía todo a cámara lenta.

Busqué a Gamora y la vi a unos metros, con un ojo cerrado y los dientes apretados. Se apoyó en su pierna y se levantó, desenvainando su espada, preparada para asestar un golpe que dejase a Amora convertida en dos Amoras. Pero entonces un lobo enorme, tan grande como un oso, saltó en mitad del bar a por la mujer. Abrí mucho los ojos y me quedé helado ante la criatura que había salido de la nada. ¿Quién demo...? La llave voló unos segundos que se hicieron eternos, mientras me arrastraba intentando llegar hasta ella. Y entonces, apareció la niña. Cogió la llave. Ella tenía que ser la que había soltado ese lobo en mitad del bar. Gamora lo había dicho. No era una niña cualquiera. Saqué mi arma y apunté a esta.

- ¡Gamora! ¡La niña! ¡Tiene la llave! ¡Cógela!- Y disparé descargas de energía y electricidad contra ella. No sé si sería suficiente o si mi compañera, que ahora volaba en dirección a la chica podría frenarla antes de que hiciese algo más. Desde luego si llego a saber que esa llave iba a causar todo aquel revuelo se la habría llevado al cuerpo Nova sin dudarlo.

Tan pronto como los dedos de la chica de cerraron en torno al metal de la llave, escuchó una voz en su cabeza, que la dejó aturdida unos segundos. El tiempo justo y necesario para recibir una descarga eléctrica en el brazo izquierdo, que no llevaba la llave. Dalae contuvo un grito de sorpresa y dolor, y se llevó instintivamente la otra mano a la zona afectada: El miembro se le durmió casi inmediatamente.

Pero eso no le impidió utilizar la otra mano para hacer un gesto ante sí. En cuestión de unos instantes, un muro de hielo se alzó  entre la mujer verde y la que hace no mucho había parecido una niña pequeña. Esta última respiraba entrecortadamente por el esfuerzo de crear algo sin preparación, aunque seguía tan determinada como cuando puso los pies en aquel bar. Raden alzó la cabeza, con el hocico algo manchado de sangre que también se extendía por el brazo de Amora, y se disolvió en un jirón de niebla blanca que siguió a la chica que ya salía por la puerta, sin siquiera prestar atención a Rocket y Groot. Al fin y al cabo, tenía que centrarse en lo importante: Volver a Niflheim y alejarse del bar (y la espada de Gamora,  los disparos de Starlord, y los hechizos de una herida y enfadada Enchantress).

Pero para ello necesitaba encontrar a Arturo... ¡Demonios! ¿Dónde estaba Arturo?

Salió del pub, tan sólo para llegar a una calle vacía. Masculló una maldición entre dientes. "-¡Ahí! "-Raden tardó unos segundos en oler el rastro mágico del tuerto, y ambos lo siguieron hasta un callejón. En él, Drax y Arturo estaban peleando, aunque ninguno de los dos parecía particularmente herido. Eso era más malo que bueno.

Por suerte, Arturo estaba más o menos cerca, y la asgardiana pudo acercársele por detrás y agarrarle del brazo para tirar de él, al tiempo que frotaba las esmeraldas de su pulsera, tres veces. No quería dar tiempo de reacción a Drax, o si no, la cosa podía complicarse más de la cuenta. Aunque fuera sólo uno, era el tipo de criatura con la que Dalae prefería no tener nada que ver, a menos que fuera muy necesario. Y no era el caso.

Raden volvió a su lugar en el bastón, envolviéndolos por unos instantes en una niebla blanquecina que heló a Arturo hasta los huesos, y que empeoró la sensación de tener la mano de Dalae, fría como la de un cadáver, cerrada en torno a su antebrazo. Con la otra mano, la joven flotaba entre los dedos la pulsera, como el príncipe le había indicado. Ahora sólo quedaba esperar que Loki los llevara lejos de allí en la próximos cinco segundos. O eso se deducía por la expresión del Destructor, que posiblemente acabaría demostrando el por qué de su apodo si el dios les fallaba.

El alboroto causado en el Pub Irlandés continuó; El lobo blanco y gigante desapareció de la misma manera en la que había aparecido en cuanto la aprendiz de Loki echó a correr a fuera del Local. Amora intentó levantarse para seguirle el rastro a pesar de las heridas del cánido, y una mueca de dolor se esbozó en su bello rostro. La melena rubia le caía despeinada en la cara, y el conjunto le daba un aspecto horrible. En cuanto la hechicera se levantó, Gamora le cortó el paso con el mandoble de su afilada espada. La encantadora logró convocar un pequeño escudo a tiempo, impidiendo así que la partiera en dos, pero retrasó su huida con eso. Amora estaba herida, confundida y enfadada. No había tenido ninguna intención de iniciar un combate por aquella maldita llave mágica, pero la sutileza de la Enchantress había fracasado aquel día por culpa de otra hechicera de cabellos negros...

- Maldita sea... - dijo casi escupiendo al suelo mientras sus ojos se clavaban en Starlord, que yacía en el suelo y trataba de erguirse con todas sus fuerzas. Sus ojos verdes se dirigieron entonces a Rocket, que estaba siendo evacuado por el árbol gigante y protegiéndole de todo peligro. El encantamiento del beso ya casi se había desvanecido. Lo más seguro era desaparecer antes de que Los Guardianes de la Galaxia la tomaran como su prisionera.

- No es nada personal... - dijo cerca de Peter Quill.- siento que hayamos tenido que conocernos en estas condiciones. La próxima vez os invitaré a una jarra de hidromiel por las molestias... - dicho esto, la encantadora salió corriendo por la puerta del Pub, a tiempo para ver cómo Drax y Gamora tenían a Arturo y a Dalae acorralados.

- Esta es la mía- Pensó la hechicera.- No tienen escapatoria...- la poderosa mujer alzó las dos manos, conjurando un hechizo de rayo relampagueante y lo lanzó en dirección a los siervos del mentiroso. Drax y Gamora se abalanzaron sobre ellos a la vez que el rayo impactaba, y entonces... Dalae y Arturo desaparecieron en una humareda verde...

Drax y Gamora fueron despedidos hacia atrás a causa del choque de poderes, pero no sufrieron ninguna lesión grave, tan solo la impotencia de haber permitido que una desconocida se hubiera llevado lo que no era suyo. Amora, que se había quedado sorprendida y clavada en el sitio, decidió que era el mejor momento para desaparecer ella también.

- Esa magia... es imposible... -dijo llevándose la mano a los labios, mientras fruncía el ceño con rabia.- LOKI BASTARDO...

La encantadora desapareció también en una nube, y los Guardianes de la Galaxia se quedaron solos en el callejón, sin la llave que les había dado tantos problemas. ¿Pero realmente se habían quedado sin nada? Ahora tenían un nombre a cual atribuir la culpa de todo. Loki, el dios nórdico de las mentiras, un nombre que a Peter Quill le resultaba muy familiar...


Dalae y Arturo aterrizaron en Niflheim, pero el viaje no fue agradable. Arturo decidió que el mejor desayuno eran las baldosas desencajadas del reino de los muertos, y Dalae usó como cojín la espalda de su compañero. Dos botas negras se colocaron en frente de ellos, y cuando alzaron la vista, se encontrarían con el rostro enfadado del dios de las mentiras.

- Así que... ¿Esta es vuestra concepción de ser discretos durante una misión?- dijo con un tono más frío que el hielo que conjuraba Dalae.- Habéis tenido mucha suerte de haber salido de allí con vida... espero que en vuestra próxima misión no actuéis de forma tan estúpida... mi magia no va a ayudaros en la siguiente ocasión...

Dejó que ambos compañeros se levantaran para parecer algo más dignos a ojos del dios embaucador, y Loki escudriñó a Dalae con la mirada.

- Ya ahora... dame la llave.- dijo alargando la palma de su mano en dirección a su aprendiz. Una vez tuvo el objeto entre sus manos, miró detenidamente el extremo dónde se encontraba gravada la runa.- La primera de cinco, marcada con la Runa Raido.... la Runa de los viajes... singladuras por océanos... explorar planetas... cruzar el vacío entre humanos y dioses... cuántos recuerdos me trae... - susurró Loki casi para sí mismo, y guardó la llave en una pequeña caja dónde descansaban las otras dos.

- Reposad y restableced vuestras fuerzas. Mañana las necesitaréis para conseguir la siguiente llave...

Dicho esto, Loki les dio la espalda y empezó a caminar en dirección contraria, hasta perderse entre las sombras del castillo de Niflheim.



FDI: Y esta será mi última intervención como Narrador, podéis postear (en el orden que queráis) lo que piensan hacer vuestros personajes ¡Espero que os haya gustado el tema y os hayáis divertido! ¡Gracias a todos por participar! <3

A Dalae no le gustaba teletransportarse. Era más o menos el equivalente a subirte en una montaña rusa mágica. Y a estas alturas, creo que todos sabemos ya que, sea lo que sea, si algo es mágico, es peor. Por no mencionar la posibilidad de perderse por el camino, o que tu mano decidiera no viajar con el resto del cuerpo. O tu cabeza. Aunque, a decir verdad... La perspectiva de separarse partes del cuerpo por un teletransporte precipitado no resultaba tan horrible como quedarse mucho más en Chicago. La cosa se había puesto realmente mal... Si los Guardianes ya eran unos rivales impresionantes, el pequeño cúmulo de imprevistos de después había sido la gota que había colmado el vaso.

No llegaron muy apropiadamente al Reino de la Niebla. Lo primero que percibió ella cuando la luz verde se apagó fue un golpe de su cuerpo contra algo blando, y sus rodillas contra una superficie dura y fría. Lo siguiente, un extraño y repulsivo olor, que no tardó en identificar como vómito. Con una mueca difícil de clasificar entre el asco, la molestia y el dolor, apoyó su mano libre en el suelo para incorporarse. Tenían a Loki justo ahí. Genial. -No...-Un escalofrío recorrió su espalda. Sabía que una de las cosas que le convenía evitar era, precisamente, contrariar a su maestro.

La llave pesaba en su mano cuando se la tendió al dios. Prefirió no añadir nada más, en parte por que no tenía nada más que decir. Estaba en cierto modo enfadada: Su plan era bueno, y había estado yendo como la seda. Al menos, hasta que Enchantress había aparecido. La había obligado a descubrirse, a cambiar la cautela por la velocidad y la eficacia. Ella no debería haber estado ahí... Pero las noticias corrían como la pólvora por los Mundos, y no resultaba extraño que se hubiera enterado. De hecho, le resultaría muy extraño si el rumor de lo ocurrido en Chicago no estaba ya circulando a través de los ojos, bocas y oídos de unos cuantos.

Cuando Loki acabó de hablar y los mandó a descansar, Dalae hizo una pequeña inclinación de cabeza a modo de despedida y se dirigió al pasillo en el que se encontraba su habitación, seguida de Arturo. -Esta está vacía. Supongo que puedes quedarte aquí de momento.-Se detuvo ante una puerta de madera negra y metal, con aspecto de tener siglos de antigüedad. -Mañana nos vemos.-Y sin más, continuó su camino hacia el fondo del largo corredor, con la capa negra ondeando tras ella.

La puerta de su propia habitación era la última, y no era muy diferente a la de Arturo. Pesaba como un muerto, y era tan silenciosa como uno también. Como todo en aquel Reino, en realidad. Dalae se quitó la capa, dejándola sobre el respaldo de una silla que esperaba a ser usada junto a un escritorio a juego. -¿Todo bien?-Cuando Dalae se giró, Raden estaba tumbado en la enorme cama de sábanas negras. Se había llevado algún golpe fuerte, pero se curaría. Sólo tenía que dormir, y ya está. Dalae lo envidiaba un poco. De hecho... La asgardiana envidiaba a mucha gente. A Raden por su impasibilidad. A los Guardianes por su compañía, su apoyo mutuo. A Leah por esa especie de sabiduría ancestral. A Sasha y Planaria por su felicidad. Y... A Loki por su poder. Por esa capacidad de hacer lo que quería. Esa libertad para hacer cumplir su voluntad sobre la de los demás. -No.-Se quitó la armadura, y la dejó sobre la mesa. Un vistazo rápido al armario le hizo decantarse por un vestido cómodo, de color verde. -Pero lo estará.-Era tarde, o eso decía el reloj de su móvil, sincronizado con la hora de Nueva York. En Niflheim era difícil saberlo. Pero aún así, la chica se estaba muriendo de sueño. Raden no hizo el menor ademán de moverse, y dejó que ella se tumbara, apoyada en él. Mañana será otro día, pensaron casi a la vez.

Mucha gente se cree que cuando estás agotado, tirado en el suelo y dolorido los disparos salen perfectos de tu arma si eres un buen tirador. Y no es así. De hecho, incluso los mejores tiradores, como era mi caso, fallábamos a veces, sobre todo en una situación adversa. A pesar de que disparé contra la niña no acerté. Me quedé cerca, sí, pero el costado me dolía y desde el suelo no es tan fácil apuntar. Gamora saltó a por ella y dejé de disparar para no darle a ella. Un bloque de hielo enorme surgió de la nada, interponiéndose entre mi compañera y la niña. El impacto de Gamora contra este fue grande, y me dio la sensación de que todo el bar vibró con él. Cayó al suelo y se levantó lentamente mientras veía como la niña salía a toda prisa del bar seguida por la tipa que había intentado engatusarme en primer lugar. Me dirigió la típica frase condescendiente y aseguró que nos invitaría a hidromiel en otra ocasión por las molestias. De haber tenido fuerzas le habría enseñado mi dedo de en medio o habría hecho algún comentario socarrón de los míos, pero no era el momento. Gamora agitó la cabeza y apretó los dientes mientras cogía su espada y se dirigía a la salida. Vi a Groot llevar a Rocket entre sus brazos y me levanté dirigiéndome hacia ellos a toda prisa. Al menos la acción había abandonado el bar.

- ¡Rocket! ¡Groot! ¿Estáis bien?-


Drax pudo ver a su contrincante a unos metros de él después de zafarse del fuego. Tenía alguna mancha negra en su piel producida por las llamas, pero nada que pudiese frenar al hombre que apretó los mangos de sus cuchillos produciendo ese sonido tan característico del cuero al ser presionado. Una chica con un enorme lobo salió del bar lo que provocó que Drax abriese mucho los ojos y cogiese un cuchillo por el filo. Con un grito ensordecedor lo lanzó en dirección al tipo con el que había peleado y su acompañante, quienes se sumieron en una densa neblina blanca. Cuando el proyectil les alcanzó atravesó la niebla y se estrelló en la pared al otro lado. Habían desaparecido. Una mujer rubia con rasgos nórdicos estaba en el suelo frustrada y con los puños apretados. Gamora salió del bar a toda prisa. La niña no estaba por ninguna parte, pero si la mujer. Levantó la espada y se preparó para saltar sobre ella.

- Ya puedes empezar a hablar antes de que te parta en dos...- Pero lo único que obtuvieron de ella fue el nombre de Loki y una nueva nube de teletransportación. Drax se acercó hasta su cuchillo y lo recogió del suelo, limpiándolo y con cara de cabreo.

- ¿Quién demonios era esa?- Antes de que Gamora pudiese responder salí del bar, ajeno a todo lo que había pasado, con el pulso acelerado. Al ver a mis dos compañeros pero nadie más desactivé el casco y les miré con el ceño fruncido.

- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están? ¿Dónde se han metido?- Gamora suspiró, envainando su espada y cerró los ojos, cruzándose de brazos. Luego se dirigió hacia mí con cara de pocos amigos.- ¿Qué? ¿Qué está...?-

- ¿Dónde está? ¿Dónde está esa maldita bola de pelo?- Sabía perfectamente que se refería a Rocket y a juzgar por sus ojos quería darle una paliza por habernos disparado. Extendí los brazos bloqueando la entrada. Me miró con una delgada línea de dientes asomándose entre sus labios.- Peter, aparta antes de que te hagas daño.-

- ¡No, no, para, tranquila Gamora! No ha sido su culpa. Estaba bajo el embrujo de...-

- He dicho que te apartes... No volveré a decírtelo de nuevo...- Sus ojos amarillos brillaban con fuerza y rabia. Joder, lo que me faltaba, tener que andar lidiando ahora con una Gamora cabreada y un Rocket dolido. Apoyé mis manos en sus hombros pero me las apartó con un movimiento rápido y violento. La miré a los ojos sacando ligeramente mis dientes inferiores por encima de los superiores.

- Gamora... Por favor... Tranquilízate. Todos hemos perdido hoy algo...- Vamos Gamora, por favor, no te dejes llevar... Drax se acercó a ella y posó su gruesa mano en el hombro de la mujer. Ella se giró con violencia y le miró a los ojos. EStaba furiosa, y la entendía. Yo también lo estaba. Nos habían engañado y robado un objeto que tal vez pudiese habernos ayudado en nuestra búsqueda de las gemas. Y para mayor inri el tipo con el que había quedado no se había presentado o había huido en medio de todo aquel caos, perdiendo de ese modo cualquier oportunidad de hablar con él en el futuro. Groot salió al callejón con nuestro compañero en brazos y Gamora le dirigió una última mirada de reprobación antes de darle la espalda y cruzarse de brazos. Suspiré y me froté los ojos y me pasé la mano por el pelo. Todos estábamos alicaídos por la situación, pero teníamos que ponernos en marcha. Habíamos tenido un tropiezo que nos retrasaba dos pasos.

- Ella habló de Loki...- Fruncí el ceño y miré a mi compañera, pidiéndole que repitiese lo que acababa de decir. Se giró para estar de cara a nosotros.- La hechicera... Maldijo al cielo cuando la chica y el otro tipo desaparecieron nombrando a Loki...-

Todos sabíamos quién era Loki. El dios de las mentiras de Asgard... ¿No? Además si mal no recuerdo era hermano de Thor. Si Loki estaba detrás de esa llave las cosas podían ponerse peor todavía. Sabíamos cosas de Asgard por Ángela, de la cual hacía tiempo no sabíamos nada por cierto. Desde el choque de hecho. O por lo menos yo no sabía nada. No sé si Gamora había hablado con ella desde entonces. Lo que estaba claro era que tal vez fuese un buen momento para ir a hablar con Thor sobre su hermano y las gemas. Miré a Rocket y le pasé una mano por la cabeza.

- Tranqui colega. Sé como te sientes. A mí también me ha engatusado la muy zorra. Pero tranquilo, le devolveremos el golpe. Puede que hayamos perdido la llave, pero hemos ganado algo muy valioso. Un nombre. Loki. Será mejor que nos pongamos en movimiento. Algo me dice que vamos a tener muchos deberes en poco tiempo, y será mejor estar preparados para el momento.- Tal vez una visitilla al cuerpo Nova y a Cosmo no fuese una mala idea. Hacía un par de meses que no pasábamos por ahí y creo que era un buen momento para hacerlo. No tenía ni idea de qué planeaba Loki, pero desde luego no podía ser nada bueno. Gamora estaría un par de días cabreada con Rocket, pero sabía que al final se le pasaría. Lo que no sabía era cuanto le duraría a mi peludo compañero el disgusto. Esperaba que no mucho. Le necesitaba al 100%. Bueno, a todos los Guardianes a decir verdad. Se avecinaba tormenta, y era mejor prepararse. Tal vez no fuese más que una tontería lo que Loki tenía en la cabeza, pero siempre era mejor prevenir que curar en estos casos.