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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Tema: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Sáb 17 Oct 2020 - 16:28
Cuando Drago llegó a Nueva York, hacía más de ocho años, nunca habría podido imaginar que podría sentarse a la sombra de árboles inmensos y relajarse escuchando el chapoteo de una cascada en pleno corazón de Brooklyn.
Central Park le había parecido siempre demasiado artificial para alguien acostumbrado a estar en conexión con la naturaleza, pero no siempre era posible visitar los parques naturales de las afueras de Nueva York, pues solían encontrarse a más de una hora en coche, y a causa de sus obligaciones de profesor solía tener mucho que preparar y corregir los fines de semana, así que escapadas de un día completo quedaban fuera de su alcance.
Por eso, cuando había descubierto la existencia del Prospect Park no había podido creer su suerte. Se trataba de un parque inmenso, prácticamente un bosque, cuyo sendero principal discurría durante un tiempo al lado de un riachuelo, bordeaba un lago y llegaba hasta una cascada, convirtiéndose rápidamente en uno de sus lugares favoritos de la ciudad para salir a hacer footing, pasear a Luna o, simplemente, alejarse de la multitud y el ruido de la gran ciudad para estar a solas y componer.
Sin embargo, sorprendentemente, la mayoría de la gente que visitaba Nueva York ni siquiera sabía que existía. No es que Drago tuviera quejas acerca de eso...
En el Prospect Park podías pasar, de una amplia extensión de césped abierta donde la gente se reunía para hacer picnics y juegos al aire libre, a tranquilos y solitarios senderos que se internaban en una espesa floresta, rodeado por árboles antiguos y los relajantes sonidos de los pájaros y las ardillas. Desde allí era imposible ver los edificios o las carreteras, y los sonidos de la gran ciudad quedaban amortiguados. Era como viajar a otro lugar en unos pocos pasos.
El mutante iba vestido con una camiseta de tirantes blanca, unos pantalones de chándal azules, calentadores blancos que le cubrían desde las muñecas hasta los antebrazos para no perder temperatura aquella mañana de invierno, y se había recogido el cabello con un pañuelo negro que llevaba anudado en la nuca e impedía que el pelo se le metiera en los ojos al correr.
Empezó su itinerario por la ruta que solía seguir, partiendo del puente Esdale sobre el arrollo Ambergill (donde se bañaban estorninos, gorriones y otras aves) para internarse a continuación en la parte más profunda de la foresta siguiendo la corriente de agua. Su perra, Luna, iba corriendo a su lado. No la llevaba atada porque por lo general no solían encontrarse a nadie en el parque, y, además, no era nada agresiva, así que el animal se le adelantaba para perseguir las ardillas y conejos que se encontraban por el camino. Como su única intención era jugar, los animales siempre reaccionaban con mayor rapidez, apartándose de su camino para trepar a los árboles o esconderse en las madrigueras que había repartidas por la pendiente de Sullivan Hill.
El arroyo desembocaba en el estanque Ambergill, una preciosa cañada boscosa a menudo visitada por patos silvestres o garzas. Sus botines levantaban polvo y hojas secas al correr al lado de las tortugas que tomaban el sol en la orilla, sus brazos moviéndose coordinadamente al ritmo de sus piernas y su pecho subiendo y bajando acompasadamente mientras controlaba la respiración. De tanto en cuanto cerraba los ojos durante uno o dos segundos, concentrándose en el sonido del agua para tratar de superar su fobia a la oscuridad.
El primer intento de tratar el problema en la sala de un cine había derivado en fracaso, pero la única manera de lidiar con aquella clase de trastornos era mediante exposiciones breves y controladas en situaciones que resultasen agradables y relajantes para el paciente. Dos de las cosas que más disfrutaba Drago eran la naturaleza y el ejercicio físico. Cuando estaba allí, corriendo en el corazón del parque, se sentía tranquilo, relajado y en paz, y era el único momento en el que se veía capaz de cortar su conexión con la luz, aunque sólo fuera por espacio de breves segundos.
En cierto modo le entristecía no poder compartir aquél lugar (su lugar especial dentro de la ciudad) con Cassandra, pero ella pasaba la mayor parte de su tiempo en Gotham, por lo que no se veían mucho entre semana. Al día siguiente muy temprano salía su avión hacia París. Habían decidido ir allí para visitar a un famoso mago de la Liga de la Justicia que podría ayudarle con sus recuerdos reprimidos, así que aquél iba a ser el último día en Dios sabía cuánto tiempo que iba a poder aprovechar para hacer ejercicio.
Su carrera terminó al llegar a las cataratas. El mutante se detuvo, con las manos en las caderas, inhalando y exhalando lentamente el aire para recuperar el aliento mientras disfrutaba del hermoso y exuberante espectáculo que se desplegaba ante él. Las cataratas no eran demasiado grandes, pero aún así, tenían algo de íntimo y privado que las volvía particularmente bellas. Era el lugar perfecto para escuchar los sonidos de la naturaleza; las llamadas de las ardillas, o el cautivador y misterioso canto del tordo.
Luna, aburrida por la pausa, comenzó a dar vueltas en torno a él, soltando ladridos cortos y agudos. Drago sonrió.
- ¿Quieres jugar un poco ahora, bonita? -preguntó, agachándose para rascarle la blanca cabeza.
En respuesta, Luna se incorporó y empezó a alejarse a grandes saltos en dirección a la parte más profunda del parque, pasando la catarata. Drago la siguió, internándose en el tupido bosque de robles, nogales, abedules, hayas y tulipanes. Sobre su cabeza, se escuchó el sonido de un halcón. Se llevó la mano al bolsillo del pantalón para sacar la pelota de Luna, pero cuando se volvió para arrojársela no pudo encontrarla por ninguna parte.
- ¿Luna? -la llamó-. ¡Luna!
Más adelante le llegó la respuesta en forma de ladridos cortos y excitados. Drago echó a correr para encontrarse con ella.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Mar 27 Oct 2020 - 8:38
Sonya no era una persona de ambientes naturales. Siempre había estado rodeada de herramientas y máquinas. Envuelta en el rugiente murmullo del ruido del motor y sus manos impregnadas de los líquidos que ponen a los vehículos en marcha. Su mundo estaba formado por creaciones humanas y por la inventiva del metal. Ella como la gran urbe de Nueva York donde había nacido y se había criado era muy urbanita. No estaba acostumbrada a la falta de mobiliario urbano ni a la elevada vegetación. Era una chica cosmopolita a la que le encantaban los lugares destacablemente edificados. No obstante, aquel día había decidido caminar hasta ese parque aconsejada por su amigo y manager Jeremy. Aquel hombre moreno y fortachón había dicho a Sonya que reconectase con la naturaleza. Que quizá estar en un lugar apacible renovar sus energías. Antes hubiera dicho que era una locura pero desde hacía unos meses se sentía como desequilibrada cósmicamente.
La pelirrosa estaba últimamente muy confusa, estresada y alternada. Su mundo se había sacudido de golpe al encontrarse inmersa en una posesión demoníaca. No sólo había descubierto que tenía magia corriendo por su ser sino que un nuevo amor la llenaba de emoción y tristeza. Cuando conoció a Drago fue amor a primera vista. Aquel hombre contaba con una serie de atributos que hacían latir más fuerte a su corazón. Por primera vez en años sentía el cauce de un río que creía totalmente seco. El fuego de ese sentimiento la engulló como las llamas de una hoguera hacen cuenta del leño.
Su despertar al mundo había estado repleto de descubrimiento y de recibidas pasiones. Otra convulsión más, fue encontrar al objeto de sus afectos en la fiesta de investidura del presidente Luthor. Ese encuentro fue desaforado al enterarse de que una mujer desconocida tenía a ese hombre que ella ansiaba y adoraba. No le deseaba mal a esa mujer, pero como era normal no le caía nada en gracia. Su corazón anhelante del cariño de Drago dejaba ser y estar en el lugar de la pareja del mutante. Era una mujer enamorada. Sus sueños y anhelos Iván en ese tortuoso camino.
Aquella mañana la tenía libre y había salido de su hogar con su pequeña y preciada bull terrier, Mimi. Mimi era de un color marrón oscuro. No era dueña de un pelaje excesivamente llamativo ni deslumbrante. Sonya la llevaba amarrada con un collar de color fucsia oscuro con brillantes. La cadena iba a juego con el collar. Su pequeña perrita iba caminando al mismo paso que la motorista. Iban con un callejear lento y algo inseguro. Ninguna de aquellas dos hembras era en demasía extrovertidas. Tras el largo paseo llegaron a Prospect Park. Ese lugar natural y poco concurrido de la gran manzana. Empezaron a adentrarse en el lugar y Sonya decidió soltar un poco a su chica. La perra debido a sus traumas del pasado, siempre corría alrededor de su dueña. No solía alejarse mucho.
La pelirrosa iba vestida con un ajustado chándal de un tejido que asemejaba el terciopelo. Era de un color rosa apastelado. Los pantalones se ajustaban perfectamente a sus curvas realzando sus atributos. La parte de arriba era como una sudadera normal de chándal salvo que más entallada y corta. La sudaderita tenía una cremallera regulable y que Sonya llevaba ligeramente abierta.
De repente, apareció un perro desconocido frente a ellas. Mimi no había interactuado mucho con otras animales y se mostró un tanto retraída y temerosa. Dio un paso atrás y lanzó como un pequeño gruñido atemorizado. Sonya se preocupó de que pudiera ocurrir una pelea entre ambos animales. Pero Mimi, instintivamente se tumbó en el suelo y fue recitando hacia Luna de manera un tanto sumisa.
Lo que no esperaba pasó. Corriendo llegó a la escena Drago y Sonya se quedó un tanto perpleja. Su corazón palpitó con frenesí. Y se olvidó del mundo. Se atusó y desabrochó un poco con el objetivo de resultar más tentativa, seductora y atrayente a la vista del moreno. Y le daba igual la Cassandra esa y el mundo. Ella era una mujer y estaba locamente enamorada. Si podía ganarse el afecto y amor de Drago lo haría más que encantada.
- Esto … hola. - Se llevó su mano a la melena y empezó a juguetear un poco con sus cabellos.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Sáb 31 Oct 2020 - 15:13
Los de arriba le habían dicho a Conner que ya era hora que Lobo tuviera su historial veterinario, por muy modificado genéticamente que sea en el fondo es un lobo y por lo tanto necesita tener revisiones. Al ser un animal no doméstico y encima bastante diferente de sus congéneres solo había una clínica en toda américa que tratara con esos casos, por lo que Conner y Lobo tuvieron que madrugar para viajar a su destino, que se encontraba en nueva york ¿había algo que no tuviera esa ciudad? Esfera los llevo en su forma de avión hasta el parque más cercano que era el Prospect Park, que fuera como un bosque en mitad de la ciudad fue muy bien para aterrizar sin ser vistos, sobre todo por su campo de invisibilidad. Una vez fuera de la nave Esfera se encogió para caber en uno de los bolsillos de la mochila que llevaba.
Es un parque muy interesante, después de tu chequeo vendremos a jugar
Lobo ladro contento con la idea moviendo la cola con rapidez, aunque fuera un gran lobo para Conner siempre será su cachorro. Por el ladrido se vio como los pájaros huían de la zona, acto que le hizo gracia, al parecer eran demasiado rurales para los animales de la ciudad. sin perder más tiempo se pusieron en marcha. Hoy era el día libre del chico de acero por lo que podía tomarse todo el tiempo del mundo. Por la calle la gente se pasaba de acera seguramente por el miedo que daba el animal y mas sin correa ya que Conner nunca lo vio necesario. Después de unas tres manzanas llegaron a la dichosa clínica, al ser tan madrugadores eran los primeros en ser visitados. Como Lobo incomodaba a los demás perritos se les paso directamente a una de las consultas, el veterinario no tardó en aparecer y se presentó como Dr. Glaux. Mientras hablaba abrió el ordenador y Conner sacaba de la mochila dos potes y una carpeta de la mochila.
Hola chicos, me avisaron que esta es vuestra primera visita y veo que venís bien preparados, así me gusta. Bien, lo primero es hacerle una ficha a tu lobo ¿Cómo se llama?
Lobo.
Se quedaron unos minutos en silencio esperando que el moreno añadiera algo mas pero al ver que no sucedía introdujo el nombre como tal recordando el dicho de que cuando más guapo son más estúpidos son o mejor dicho, simples. Siguieron rellenando la ficha y una vez hecha etiqueto las pruebas de orina y heces. A continuación le tomaron el peso a Lobo apuntando los resultados en la ficha. Dr. Glaux era muy amable y se notaba su gran experiencia en la materia porque en todo momentos les informaban de que iban hacer y cómo sin miedo a tratar con un lobo tan enorme. Reviso cada parte de su cuerpo como el pelo, piel, boca, orejas y ojos, ya que son focos de infecciones. Hoy Conner estaba aprendiendo mucho mientras tenia bien sujetado y le daba mimos a Lobo para que estuviera relajado porque sino atacaría ese extraño que le estaba manoseando aunque fuera por su beneficio. De toda la revisión la peor parte para el animal era la toma de temperatura corporal se la tomaron con un termómetro rectal, a Conner se le partía el corazón ver a su amigo tan incómodo con las orejas bajas, así que le dio dulces besos en la cabeza para ayudarle a relajarse. Después de colocarle el chip rastreador y la primera vacuna ya habían terminado, dejando bajar a Lobo de la camilla para colocarse entre las piernas de Conner. El moreno iba guardando todos los documentos que le daba el veterinario, explicando para que servían y demás temas de interés como que Lobo al ser un perro grande es obligado que llevo bozal.
Pues ya hemos terminado y solo hemos tardado media hora, no esta mal para una primera visita, nos veremos aquí de dos semanas para la segunda vacuna. Le aconsejo que se pase por nuestra tienda a comprar todo lo necesario para el cuidado de Lobo. Que tengan un buen día.
Gracias por todo, nos volveremos a ver aquí de dos semanas
Les despidió con una gran sonrisa y Conner le devolvió una suave sonrisa, yéndose al mostrador a pagar la visita para luego entrar en la tienda contigua para comprar lo necesario. Por suerte la mayoría ya la había comprado, solo le faltaba una buena correa y bozal, que la dependienta fue muy amable de aconsejarle el mejor para su amigo, enseñando como se colocaba y quitaba. Una vez que lo tenían todo pago saliendo de la consulta, ahora que Lobo llevaba bozal y Conner lo sujetaba por una corta correa la gente no se apartaba de su camino pasando por su lado. Rehicieron el camino de ida para llegar de nuevo al parque, como le había prometido iban a jugar pero antes se adentraron lo suficientemente para no ver nadie para quitarle el bozal y la correa. Se quedaron cerca del rio dejando la mochila y su chaqueta a los pies de uno de los numerosos árboles que había. Comenzaron a jugar el típico juego de lanzar un trozo de rama y que Lobo se lo devolviera, cuando se aburrieron saco una pequeña correa de cuerda gorda para que Lobo mordiera un extremo y tirara para que Conner con el otro extremo tirara para el sentido contrario, jugando al tira y afloja. El moreno comenzó a girar sobre su eje y lentamente iba elevando a Lobo hasta que prácticamente estaba volando, ambos eran muy brutos. Conner miro con malicia al rio y luego a su amigo, el cual rápidamente vio sus intenciones y se soltó, derrapando un poco en el suelo. Conner se puso a reír ante la pillada.
Me has pillado amigo, pero no iba hacerlo, hace un poco de frio aun pero habría sido divertido ¿verdad?
Lobo negó con la cabeza arrancando otra carcajada de Conner el cual se agacho con los brazos extendidos, Lobo movió la cola con entusiasmo y se lanzó a sus brazos para jugar aunque de lejos parecía que estaban forcejando. Con tanto juego tardo en darse cuenta que una pareja se acercaba a ellos así que con prisas le puso el bozal y la correa. Conner se arreglo la ropa por tanto rodar por el suelo para luego colocarse la chaqueta haciendo ver que no había pasado nada, con una de las tiras de la mochila en su hombro se quedó mirando a la pareja, abriendo los ojos al ver que se trataba de Drago, hacía tiempo que no veía ese hombre. Haciendo gala de buena educación se acercó a ellos, cogiendo la correa de Lobo.
Cuanto tiempo sin verte Drago, espero que estés bien.
Dijo tranquilo, rozando al áspero que le caracterizaba. Esperaba que en esta espontánea reunión se abriera al hombre y pasar de conocidos a amigos. Le dio la mano en un saludo muy formal, ni que fueran hablar de negocios. Lobo se tumbo a sus pies recuperando energías de tanto jugar pero también por la recomendaciones del veterinario, porque en el suelo no parecía tan agresivo.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Lun 23 Nov 2020 - 0:26
Si le hubieran preguntado a Drago qué es lo que esperaba encontrar cuando llegó a aquél claro, posiblemente Sonya Stoian habría sido lo último que habría respondido. La pelirrosa parecía tan fuera de lugar en aquél parque salvaje como una rosa en mitad del desierto. Al ver a la bull terrier que jugueteaba tentativamente con Luna pudo entenderlo un poco mejor, pero aún así habría esperado mil veces encontrársela en Central Park antes que en aquél lugar tan poco conocido.
Su historia con Sonya era, cuanto menos, confusa. Se habían encontrado de manera totalmente azarosa en Los Ángeles a final de año, y Drago dudaba que, en total, hubiesen llegado a estar juntos más de una hora. Tampoco habían tenido mucha ocasión de conversar porque habían dedicado la mayor parte del tiempo a tratar de recuperar a una mujer que había sido poseída con la ayuda de un mago. De aquél fortuito encuentro, lo único que Drago había obtenido de ella había sido su nombre, su procedencia y el hecho de que poseía un raro poder capaz de anular la magia pero ignoraba cuál era su origen. Drago le había pasado la dirección de la Mansión X por si algún día quería pasarse a hacerse unas pruebas, averiguar si era o no mutante y que la ayudaran a controlar su poder y se habían separado.
Un mes después, había vuelto a toparse con ella durante la ceremonia de investidura del nuevo presidente. Allí había averiguado algo más, como a qué se dedicaba, pero no llevaban hablando ni diez minutos cuando de repente había salido corriendo y llorando ante la mención de Cassandra, dejándole extremadamente confuso.
El mutante se había pasado los últimos ocho años cultivando una reputación de ser alguien a quien era mejor evitar, por lo que no se había ganado demasiados amigos. A ello se le unía que no podía beber alcohol por su religión y que era demasiado tímido como para pensar siquiera en pisar una pista de baile. Todo ello unido a su carácter introvertido e introspectivo hacía que no tuviera por costumbre socializar ni salir a lugares de ocio nocturno, así que no estaba acostumbrado a suscitar aquella clase de pasiones. Además, no entendía cómo podía haber ocurrido algo así habiendo tenido tan poca relación con ella, así que no acertó a reaccionar, aunque tampoco hubiera sabido qué decir de llegar a hacerlo.
Lo cierto era que había apartado de su mente aquél extraño encuentro pensando que debía estar equivocado, que a buen seguro su reacción había tenido que deberse a cualquier otra cosa. La mujer no le conocía de nada y él no tenía nada que pudiera hacer que nadie se enamorara tan rápido. Si tuviera el encanto de Gambito, el atractivo de Warren o el carisma de Cíclope lo habría podido entender, pero... ¿él? ¿Qué podía tener él? Estaba en buena forma física, pero como él había cientos. No había nada en él digno de mención, salvo, quizás, su música. Una música que hasta hacía muy poco no había permitido escuchar a nadie, y desde luego, no a Sonya Stoian.
Sin embargo, la reacción que tuvo la mujer al verle de nuevo se ocupó de disipar cualquier mínima duda que pudiera haber tenido. Drago podía fallar en muchas cosas, pero era observador, y los gestos que realizó la pelirrosa al aparecer él, arreglándose las ropas, desabrochándose los botones superiores de la blusa que llevaba y atusándose el cabello resultaron evidentes incluso para alguien con tan poca experiencia como él en aquellas lides. Incluso aunque no hubiese tenido más que una novia formal en toda su vida, aquella clase de gestos formaban parte de un lenguaje que era prácticamente universal.
Inicialmente se quedó cortado, sin saber qué hacer o qué decir. Él, que había estado en la guerra durante su período en el ejército, que se había enfrentado a toda clase de amenazas incluyendo una diosa, se veía incapaz de saber cómo reaccionar ante aquella situación.
- Hum... Sonya... Hola...
Frunció el ceño. Aquello estaba empezando a resultar muy incómodo, y no le agradaba. Tenía que cortar de una vez con aquella situación. No era justo para él, ni para Cassandra, ni especialmente para Sonya. No podía permitir que la mujer continuara albergando esperanzas que nunca se llegarían a cumplir.
Drago no sabía qué habría llegado a pasar si la hubiera conocido antes de Cassandra. Tampoco había tenido la oportunidad de profundizar en la relación o encontrar un interés común. Y, aunque era guapa, Drago nunca había sido la clase de persona que se deja guiar por lo que se observa a simple vista. La belleza no era algo a lo que diera mucha importancia.
La primera vez que se sintió atraído por una mujer, Nadine, había estado completamente ciego e incapaz de apreciar su apariencia física. Había sido su bondad y su naturaleza desinteresada lo que le había llamado.
Cuando había conocido a Cassandra, llevaba puesto el casco de Batgirl y no había podido verle la cara. Había sido su valor y la manera en la que no dudaba en arriesgar su vida para proteger a los demás lo que le había atraído.
Y, aunque él no lo sabía, tampoco había sido la apariencia física de Elissa lo que había provocado que se terminara enamorando de ella, sino la increíble belleza de su alma, su empatía y su compasión.
En cualquier caso, no tenía sentido pensar en lo que podría o no haber sido, porque la realidad era que él estaba comprometido, y no era la clase de persona que se toma algo tan importante a la ligera. Para él, aquella clase de compromisos eran para siempre. Era importante que Sonya lo supiera.
- Escucha, Sonya... -empezó avanzando lentamente hacia ella-. Me siento... muy halagado, pero... Estoy seguro de que recuerdas que en enero te hablé de que tengo pareja... -se llevó la mano a la nuca, incómodo-. Y bueno... le pedí que se casara conmigo hace dos semanas y ella dijo que sí, así que... Hum... No sé muy bien qué es lo que esperabas que iba a pasar dado que apenas nos conocemos, pero bueno... Después de lo que pasó en enero me parecía justo decírtelo. Lamenté mucho verte partir así, y nunca fue mi intención que... En fin, si hice o dije algo que pudo inducirte a pensar que... que estaba... -estaba prácticamente convencido de que nunca en toda su vida había pasado tanta verguenza como en aquél momento-... interesado... Te pido disculpas porque en ningún momento fue mi intención. Dicho ésto, si algún día decides pasarte por la Mansión, la oferta que te hice sigue en pie.
La mujer se lo tomó sorprendentemente bien, considerando la reacción que había tenido el día de la investidura. Estuvieron paseando un rato y charlando de cosas triviales hasta que llegaron junto al río en el que se encontraba Conner. Drago le miró con sorpresa. Vaya... A él si que no había esperado volvérselo a encontrar, y menos allí.
- Vaya, hola, Conner -dijo ofreciéndole su mano sin poder evitar una mirada apreciativa al inmenso animal que le acompañaba-. ¿Qué haces aquí? Esto está muy lejos de Happy Harbor...
Sonya aprovechó aquél momento para despedirse de los dos hombres y se marchó llevándose consigo a Mimi. Drago se puso en cuclillas frente al inmenso perro de Conner, pero no cometió la imprudencia de intentar acariciarlo sin conocerlo de nada. Aunque el joven héroe lo llevaba sujeto con la correa y llevaba puesto el bozal, sabía que solía ser preferible que los perros grandes cogieran confianza antes de forzar un acercamiento. Luna, asustada, se quedó detrás de él olisqueando al aire en su dirección.
- ¿Y tú quién eres, chico? Nunca había visto un perro tan guapo como tú...
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Sáb 28 Nov 2020 - 11:58
Sonrió finamente ante la sorpresa, ya que era comprensible dado su procedencia. Dio un repaso al lugar como si buscara alguien y hablo, al parecer la chica que lo acompañaba se fue. Parecía una buena chica, Conner esperaba encontrarla otro día, era bueno expandir sus círculos de conocidos.
Es que es el único lugar del país donde hay una clínica para animales grandes modificados genéticamente y he venido hacerle la revisión, aquí de dos semanas volveré, a lo mejor nos volvemos a ver.
Se agacho y acaricio la cabeza de Lobo. Lobo miraba desconfiado al hombre pero movió la cola cuando lo alago, luego miro a la perrita que estaba bien asustada.
Se llama Lobo, es mi fiel amigo, siempre que puedo me lo llevo a las misiones. ¿Tu amigo como se llama?
Se levantó y metió la mano dentro del bolsillo donde estaba Esfera para acariciarla para que no tuviera celos por sus palabras, ella era su fiel amiga. Esfera hecho unos ruiditos muy agradables indicando lo mucho que le gustaban las atenciones.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Jue 10 Dic 2020 - 0:29
Era un desastre. Un maldito desastre.
Como no y para variar, me había metido en un lío. Sí, yo solita. Mis intenciones habían sido buenas, lo prometo, y es que estaba tan triste por mi hermana Elissa, que necesitaba hacer algo para animarla. Claro que también fue culpa de Aureole, que me metió ideas raras en la cabeza sobre ayudarle con la creación de sus golems de carne.
Mi maestro era un mago de sangre y yo… bueno, yo creaba cosas de la nada gracias al poder de mi imaginación. Eso hizo que se juntaran dos ideas que no tenían nada que ver la una con la otra; la de aliviar el corazón roto de mi hermana + darle vida a a un ser completamente artificial y… bueno. Salió esto.
—Oh, Elysia, querida… ¡Esto es magnífico! — comentó Nikandros muy animado, saliendo de la habitación con una radiante sonrisa. Llevaba puestos unos tejanos ajustados, una camiseta blanca y por encima una chaqueta del mismo color que los pantalones. Era un look bastante casual pero le quedaba que ni pintado. Que ni pintado, ¿lo pillas? Vale, era un chiste muy malo, lo sé.
Tuve varios problemas al crear a Ene. El primero, es que una vez salió del papel con vida… su cuerpo quedó totalmente plano. Era un objeto de dos dimensiones, y si lo mirabas de lado, tan solo veías una fina línea vertical. El segundo, era que cada vez que habríamos la ventana, había un 90% de posibilidades de que se lo llevara el viento. Y tercero… nos daba pena prenderle fuego y borrarlo de la existencia, como si ese pequeño error jamás hubiera existido. Y es que era demasiado cruel deshacerse de un ser artificial que empezaba a pensar y a sentir por sí mismo. Así que… me decidí por mejorarlo. Y aquí estamos. Cuerpo nuevo, vida nueva.
—¿Cómo te sientes?— pregunté, al ver que ya parecía un chico de verdad. Aunque con una cara tan bonita y un cuerpo tan esbelto que parecía un chico sacado de una revista de modelos.
—¡Estupendamente! ¡Más fuerte y resistente que nunca! ¡Gracias, Elysia! ¡Te lo pagaré con un besoooo!— el chico se abalanzó sobre mí para abrazarme y yo me giré rápidamente para evitar su contacto.
— Vale, vale, vale. De nada. Y ahora es mejor que probemos a salir a la calle, a ver como te desenvuelves, ¿te parece?
—¡Sí! ¡Por fin podré ver el mundo! — Nueva York, más bien.— ¡Te sentirás muy orgullosa de mí! ¡Ya lo verás!
— Claro que sí. Venga, andando.— dejé escapar un largo suspiro de resignación, y decidí sacar a los dos perros a pasear. Sí, a Ene y a Lycos.
Esta vez cambié la ruta habitual por una supuestamente más tranquila. Ya que había aprovechado para sacar a mi gigantesco Malamute de Alaska a dar un largo paseo, les había llevado hasta el Prospect Park, donde tendríamos más espacio y libertad para poder practicar las nuevas habilidades que Ene había adquirido esos días.
— Vale, dime qué sientes al ver a ese chico...— le pregunté, refiriéndome al chaval que estaba haciendo footing y que acababa de cruzarse con nosotros.
— Está preocupado. Parece que algo le inquieta. — respondió Nikandros, tratando de empatizar con él.
— Vale, ¿y ese anciano que está leyendo el periódico? El que está sentado en el banco.— le señalé, con la mirada.
— Siente mucha paz y tranquilidad. Se siente bien...— sonrió automáticamente N, al recibir tales emociones positivas. El rostro del chico de papel era como un reflejo de lo que sentían los demás.
— ¿Y qué más sientes ahora?— le pregunté, cada vez más curiosa. Estaba fascinada con su capacidad para interpretar las emociones y los cambios químicos de los demás seres vivos.
—Siento… siento un fuerte deseo sexual…
—¿QUÉ? ¡NOOO! — me quedé tan descolocada con su respuesta, que le agarré de la camiseta para impedir que dijera más tonterías. Pero él parecía estar pensando en otras cosas.
— Viene de allí, de aquella chica...— señaló en dirección a una preciosa mujer de cabellos rosados, que iba perfectamente conjuntada con su look deportivo. Estaba charlando con el hombre que tenía en frente, y parecía muy contenta…
Pero entonces, me quedé helada al ver la figura de aquel desconocido de cabello oscuro y recogido en un pañuelo. Lo había visto vestido de forma más formal cuando fui de visita a la Mansión X. Pero era él… sin duda. Era el hombre que le había roto el corazón a mi hermana.
— Ira… de pronto… siento mucha ira...— se sorprendió Nikandros, al ver como sus emociones cambiaban de repente.
— ¡Pero será cabrón! ¿tiene los huevos de coquetear con esa chavala cuando ha dejado a mi hermana por otra fulana…? ¡Se va a enterar!— caminé en su dirección cuando N me detuvo de pronto al ver que me estaba precipitando. Nos quedamos medio escondidos detrás de un árbol, y desde allí, escuchamos mejor la conversación.
Entonces, la ira se convirtió en sorpresa y después en vergüenza. No quería espiarlos, pero no me habían dejado otra opción. La tal Sonya le estaba tirando la caña, no, la red de pescar a Drago. Pero él… él había dicho que tenía pareja y que le había pedido matrimonio a Cassandra. La nueva chica por la que se había pillado. Pero bueno, éste no había perdido el tiempo ni nada. Tan pronto dejaba a una que salía con otra ¡y además le pedía matrimonio! ¡Pero que no llevaban ni un año saliendo!
Pero cuando quise seguir prejuzgándole, hubo algo en su discurso que aplacó mi ira hacía él. Y es que... no parecía tan mujeriego como yo me lo había imaginado desde un principio. Más bien parecía alguien tímido, y se mostraba avergonzado por tener que toparse con esa desagradable situación. Le había dejado bien claro a Sonya que no quería nada con ella y que apenas se conocían. Estaba siendo muy sincero y transparente con ella...
Entonces empecé a sentirme mal. Por Lissa. Pero también por haber juzgado a Drago sin conocerle.
Cuando la chica del pelo rosa se marchó, llegó otro hombre. Un joven apuesto que llevaba una camiseta negra con la S de Superman en el pecho, acompañado de un perro grande que parecía una mezcla de lobo ártico. Iba siendo hora de dejar de espiar a esa gente cuando de pronto, Lycos, que andaba correteando libremente por el parque, se acercó con mucho entusiasmo a la pareja y empezó a jugar con sus mascotas.
— ¡Lycos!— no tuve más remedio que salir de mi escondite y acercarme a donde se encontraban los dos hombres.— Perdonadle… es que es muy efusivo… sólo quiere jugar…
El Malamute ladró contentó de poder jugar con otro perro de su tamaño, ya que no parecía estarse quieto ni un segundo. Ene, en cambio, estaba muy callado. Su semblante se había vuelto serio, y sus profundos ojos azules se anclaron en la figura de Drago, con una frialdad apabullante.
— Hola, emm… soy Elysia. No sé si te acordarás, soy la hermana de Elissa Stavridis, estuve de visita en la Mansión de Charles no hace mucho…
Lo cierto era que no me apetecía demasiado socializar en aquellos momentos, y aún menos deseaba encontrarme con el hombre del que mi hermana estaba colada hasta los huesos. Pero Lycos siempre había sido un perro la mar de oportuno...
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Sáb 6 Feb 2021 - 22:24
Todavía en cuclillas, Drago acarició la cabeza y el cuello de su perra para calmarla.
- Es una hembra, se llama Luna -le explicó a Conner-. La encontré de cachorro en un contenedor de basura con los cuartos traseros destrozados. Al parecer la habían estado usando para azuzar a otros perros en peleas ilegales. La llevé al veterinario y la operaron, pero aunque recuperó la movilidad de las patas se le ha quedado un carácter asustadizo y rehúye a los animales que son más grandes o intimidantes que ella.
Ladeó ligeramente la cabeza al escuchar los ruidos que producía Esfera, intrigado ante la naturaleza del sonido y sin ser capaz de identificar inicialmente su procedencia.
- ¿Qué es eso? ¿Lo has escuchado?
Antes de que Superboy pudiera responder, un nuevo y familiar alboroto atrajo su atención: el que causaba un perro grande acercándose al trote. Como cualquier dueño de perro asustadizo, Drago se puso de inmediato en alerta, levantándose y volviéndose en la dirección del alegre trote para tratar de dilucidar si la actitud del recién llegado podía ser agresiva o no, opción que descartó casi al momento; el animal tenía la cabeza ligeramente ladeada, la boca levemente entreabierta con la lengua fuera y agitaba suavemente la cola, todos ellos indicio de una buena predisposición. Eso le hizo relajarse, y no impidió que el perro se acercara para olfatear a Luna, la cual a su vez imitó el gesto empezando ambos a moverse en círculo, básicamente el equivalente perruno a un saludo cordial y amistoso.
- ¡Lycos!
Drago se dio la vuelta para observar a la dueña del perro con una expresión, ahora sí, de absoluta perplejidad. Ya había sido casualidad encontrarse a Sonya en aquél parque inmenso; aún más inusitado había sido toparse con Superboy justo el día que venía a Nueva York a llevar al veterinario a su compañero, pero... ¿cuántas probabilidades había de encontrarse también con Elysia Stavridis el mísmo día a la misma hora en el mismo sitio? ¿De repente uno de los parques menos conocidos de Nueva York se había convertido en el destino predilecto de todos los dueños de mascotas de la ciudad?
A su lado iba un muchacho bastante apuesto que le miró con una expresión muy parecida a la que le había dedicado la propia Elysia cuando se la había encontrado en la mansión diez días atrás, y aquello le causó una amarga sensación de hartazgo. Primero Elissa decidía, unilateralmente, cancelar las sesiones de terapia y dejaba de contestarle al teléfono sin ninguna razón aparente; después, su hermana le trataba como si le hubiera hecho algo imperdonable en el mismo momento de conocerse, ¿y ahora su novio le apuñalaba con la mirada? Sin poder evitarlo, se puso tenso. No se le olvidaba que, diez días atras, la reacción de Elysia había sido tan agresiva que hasta Alice se había dado cuenta y había interpuesto una silla entre los dos pensando que la peliazul podía llegar a atacar a su profesor. Drago nunca había llegado a enterarse de a qué había venido aquello; Aquél no había sido el momento ni el lugar para resolver los problemas que pudiera tener con él, con los demás mutantes presentes, y dado que claramente no era bienvenido había optado por marcharse. Las habilidades sociales de Drago no estaban demasiado pulidas y no había sabido qué otra cosa hacer. Había pensado que lo mejor sería preguntarle a Elissa por qué le odiaba su hermana, a la que no había visto nunca antes en su vida, pero la psicóloga no le respondía las llamadas así que seguía sin saber qué podía haberle hecho a Elysia para que reaccionara así al verle.
Considerando las circunstancias que habían rodeado su primer encuentro, la manera que tuvo de presentarse le dejó con cara de póker mientras trataba de dilucidar si le estaba hablando en serio o estaba tratando de gastarle una broma.
- Eres consciente de que eres la hermana gemela de mi terapeuta, ¿verdad? -preguntó después, lentamente, con cierta incredulidad-. No acordarme de ti sería harto improbable... Especialmente considerando que nos hemos conocido hace menos de dos semanas. Y sobra decir que dejaste una gran impresión -añadió, con una frialdad que rivalizaba con la de N, en clara referencia a la manera en la que la chica había reaccionado al verle. Se la quedó mirando en silencio, a la espera de saber si tendría algo que decir que pudiera explicar aquél comportamiento. Ésta vez no pensaba marcharse. Ésta vez era ella la que había interrumpido su conversación con Conner, así que si tanto le odiaba era libre de dar la vuelta y volverse por donde había venido.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Mar 6 Abr 2021 - 10:02
Sonrió ante tal pillada, iba a contestarle que era su teléfono móvil. No era que quisiera mentirle pero no le gustaba revelarle toda la información a un hombre que solo habían tenido un par de conversaciones cortas. Cuando iba a abrir la boca para explicarles fueron interrumpidos por una chica de pelo azul.
No te preocupes, parece un perro bien educado.
Dijo a la nueva chica que se les unió al paseo, al parecer ese parque iba mucha más gente de lo que él pensaba. Él no tenía ni idea de comportamientos caninos, pero tenía que ser educado y más al saber que ellos dos se conocían, mas no espero tal reacción del moreno. Esperando a un posible paseo a tres bandas resulto que ese par tenían cierto asunto que deberían zanjar cuanto antes y el asunto resultaría algo serio teniendo en cuenta el tono frio utilizado por el hombre. Así que se cruzó de brazos esperando que ese par arreglara sus diferencias como adultos que eran.
¿Queréis que os deje a solas?
Luego pensó que el no necesitaba estar en medio para escucharles ya que, independientemente del tema que los envuelve, a Conner no le incumbe.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Lun 26 Abr 2021 - 23:22
—Eres consciente de que eres la hermana gemela de mi terapeuta, ¿verdad?
Oh, fuck. La verdad es que estaba tan nerviosa que ni me acordaba. Debería pensar un poco antes de abrir la boca.
Intenté acordarme de lo que pasó exactamente aquel día en la mansión… y mi cerebro me devolvió los sentimientos de aquel día en una imagen que reflejaba tristeza, rabia e ira contenida. Recuerdo haber apretado aquel lápiz como si me fuera la vida en ello, y responderle con un “bien, gracias” de la forma más seca posible. Apenas habíamos intercambiado palabras, pero no sé cómo debió de ser la mirada que le lancé aquel día, como para que ahora Drago me recibiera con tanta hostilidad. Aunque tenía que reconocer, que para ser la primera vez que nos veíamos, digamos que no había sido la reina de la amabilidad.
—No acordarme de ti sería harto improbable... Especialmente considerando que nos hemos conocido hace menos de dos semanas. Y sobra decir que dejaste una gran impresión
— Ah… claro, que de eso sí te acuerdas...— carraspeé.— Qué cosas...— Tuve que contener mi lengua para no destapar el pastel, pero lo cierto es que me entraron unas ganas increíbles de abofetearle allí mismo hasta que consiguiera despertar sus recuerdos a tortazos.
Lycos empezó a jugar de forma muy entusiasmada con Lobo y la perrita diminuta de Drago, como si sus dueños no estuviera a punto de enzarzarse en una pelea, mientras que el otro pobre chaval nos estaba mirando con cara de conejo atropellado. Genial, no tenia planeado llamar la atención de todo el parque, así que pensé que lo mejor sería tratar de calmar un poco las cosas, pero Nikandros, que estaba a mi lado, se sentía también muy inquieto, y no apartó la mirada de Drago en ningún momento.
—¿Queréis que os deje a solas?— preguntó el adolescente fortachón, y yo mantuve el aliento como si acabaran de cortar el suministro de aire.
—¿Qué? ¡no,no,no,no! — el pánico inundó mis ojos azules. Ya sólo me faltaba eso. ¿Qué clase de excusa iba a poner si me hacía una pregunta directa sobre lo ocurrido del otro día?
“Oh, verás, es que me repatea ver como eres tan miserable de querer casarte con la primera mujer que te da palmaditas en la espalda y tener que ver como dejas tirado al amor de tu vida”
Vale, no. No podía decirle eso.
— No te preocupes, no es nada… Además, nosotros ya nos íbamos ¿Verdad Nik?
Pero Nikandros no me contestó y entonces, su empatía absorbió algo que no podría haber imaginado. El rubio se agachó repentinamente, llevándose la mano al corazón en un repentino gemido de dolor. Sintió la rabia, la tristeza y el dolor de las personas de su alrededor como si fueran suyos propios, y de pronto, sus ojos, tan cristalinos como el mismo cielo, le devolvieron la mirada a Drago con profunda melancolía y compasión.
— Tu… estás… lleno de tristeza… y de oscuridad… — susurró el joven, sintiéndose casi sin aliento.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Sáb 22 Mayo 2021 - 22:21
Ah… claro, que de eso sí te acuerdas... Qué cosas...
De nuevo aquél tono... Drago ladeó ligeramente la cabeza, estupefacto ante el increíble resentimiento que se traslucía de aquél ácido comentario repleto de sarcasmo y agresividad encubierta. ¿Pero qué diablos le había hecho a aquella chica para que le odiase tanto cuando sólo se habían visto diez minutos?
- Me acuerdo de muchas cosas -replicó en el mismo tono tenso que hasta ahora-. Incluso de aquellas que habría deseado olvidar.
La guerra. La mirada de su madre justo antes de que le pegaran el tiro. El olor de la sangre mezclado con el de la tierra húmeda en la fosa.
Colombia.
- Se da el caso de que tengo muy buena memoria -continuó, sintiendo la garganta reseca-. Y sin embargo no recuerdo qué he podido hacer para ofenderte de ésta forma.
¿O se trataba de su hermana? Con una ligera sensación de inquietud recordó que la terapeuta llevaba aproximadamente un mes sin cogerle el teléfono ni devolverle las llamadas, desde que había decidido unilateralmente terminar con las sesiones. Pero... no le había hecho nada a ella tampoco... ¿verdad?
Si fuera sólo por él, no habría tenido ningún inconveniente en quedarse a solas con ella, pues parecía evidente que la peliazul tenía algún conflicto con él que era incapaz de entender, y ya aquella tarde en la mansión le habría gustado aclararlo, pero no había sido posible por estar rodeados de gente. No le gustaba dejar de lado a Conner cuando se acababan de encontrar, especialmente después de tanto tiempo desde la última vez que se habían visto, pero si existía algún problema con una persona que era tan cercana a Elissa, solucionarlo tenía que convertirse en la prioridad. Sin embargo, era algo en lo que no podía decidir. Hasta donde sabía, era Elysia la que no quería saber nada de él, como no tardó en demostrar tan sólo un segundo después de que Conner hiciera la propuesta. De nuevo le tocó enarcar una ceja ante la efusiva respuesta. Elysia había reaccionado como si la hubieran amenazado con empujarla a un foso repleto de serpientes venenosas.
— No te preocupes, no es nada… Además, nosotros ya nos íbamos ¿Verdad Nik?
Aquella era una reacción realmente madura, sí señor. Si eres tan expresiva que se te puede leer el asco en la cara a leguas, al menos ten la decencia de inventarte alguna excusa en lugar de considerar que el de frente es gilipollas y no va a notar nada.
El siguiente golpe llegó a traición, de la nada y cuando ya no se esperaba ninguna otra agresión. El joven que acompañaba a la hechicera se dobló repentinamente sobre sí mismo, llevándose la mano al corazón como si estuviera teniendo un ataque. Drago se inclinó hacia él por instinto, extendiendo una mano para ayudarle, cuando, de repente, se encontró afrontando directamente aquellos ojos cristalinos que le devolvían una mirada que, con los años, había aprendido a reconocer muy bien: Lástima. Compasión.
— Tu… estás… lleno de tristeza… y de oscuridad…
Había tenido que soportar esa mirada un millón de veces a lo largo de su vida. En los Cascos Azules que le habían sacado de la tumba comunal donde le había arrojado el ejército serbio. En el orfanato. En todas y cada una de las familias que le habían rechazado a la hora de adoptar. En Xavier después de meterse en su mente. En Tormenta, Bobby y todos los que habían llegado a intuir o sospechar algo de su atormentada vida.
Drago retrocedió como si acabara de ser atacado por una serpiente, pero, casi al momento, se revolvió lleno de rabia para sujetar al muchacho rubio por la pechera de la camisa.
- ¿Te has metido en mi mente? -siseó entre dientes, los ojos resplandeciendo con una luz intensa y cegadora que chisporroteaba, y también sus puños estaban envueltos en un halo de luz chispeante-. Me da igual quién seas. Sal -ordenó, en tono intimidatorio-. Ahora.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Dom 29 Ago 2021 - 13:47
Conner miro sorprendido ante tal escena, nunca pensó que un tranquilo paseo con Lobo acabaría de esta manera. No sabía que había pasado entre ellos pero algo tendría que hacer para relajar las aguas, aunque el moreno estaba algo cabreado de tener que trabajar hasta en su día de fiesta. Pero al ver esos destellos de luz supo que no era una pelea normal y como héroe tenía que intervenir. Puso su mano encima de la de Drago esperando que se relajara aunque él no era muy bueno con las palabras.
No sé qué problema tenéis pero no creo que solucionarlo a golpes en medio de un parque sea buena idea. Creo que lo mejor es seguir con el paseo y hablar sobre el tema, a lo mejor es solo un mal entendido. Si no sois capaces de arreglar lo vuestro siempre podéis iros cada uno por su lado y esperar que el tiempo lo arregle.
Ahora miraba fijamente al otro chaval de forma seria, casi amenazante.
Espero que no le estés haciendo nada a su mente, así que por tu bien sal de su mente si no quieres complicar más las cosas. Bueno, yo me voy y si queréis seguirme en el paseo hacerlo… y si queréis pegaros esperar a que me vaya. Ya sois mayores para saber cómo solucionar vuestros problemas. Y recordar, no estáis solos en este parque.
Ahora miro a la chica esperando un poco de su colaboración para que esto no se les fuera de las manos. Se apartó de ellos y se fue con Lobo para coger de su correa y empezar con el paseo. Ahora era decisión suya como solucionaban ese problema que ni le va ni le viene. No sabía si confiar en Drago. Sabía que era un héroe, pero había puesto una la cara de rabia y locura que no le dejaba muy tranquilo que digamos. Además que había gente alrededor, como ancianos y niños que jugaban entre los arboles al sentirse dentro de un bosque. Mientras se alejaba de ellos aviso a las autoridades de que podría haber altercados en dicho parque, esperaba haberles dado bien las coordenadas.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Vie 22 Abr 2022 - 10:27
—Se da el caso de que tengo muy buena memoria.
Pues parece que no es suficiente, guapito.
Al menos esperaba que la memoria de su cuerpo o la de su corazón fuesen más fuertes que la de su cabeza. Ya sé que suena a resolución de cuento de hadas, pero quería apostar por un amor fuerte e inquebrantable entre Elissa y Drago. Me dolía mucho ver como su corazón era tan variable como su mente…
— Sin embargo no recuerdo qué he podido hacer para ofenderte de ésta forma.
Tuve que morderme la lengua para no descubrir el hechizo de mi hermana, así que, aunque me jodiera, al menos le debía una disculpa.
Vamos, Elysia… no es para tanto. Trágate tu estúpido orgullo de una vez. Tú tienes razón de todas formas, aunque él no lo sepa. Pero estás quedando como una completa gilipollas…
Joder. Vale. Está bien…
— Perdona, es que estoy un poco alterada por ciertos acontecimientos recientes…y…— me llevé una mano a la nuca, y acaricié con nerviosismo mis cabellos mientras buscaba una buena excusa para solucionar aquel marrón.— S-siento… mucho… lo… que…
Vamos, un pequeño esfuerzo más. Joder... Disculparse tendría que ser algo más sencillo.
Pero en vez de calmar las cosas, empezaron a... saltar chispas.
En un abrir y cerrar de ojos, Drago había cogido a Nik por la camisa con fuerza y le amenazó con esos ojos que parecían contener el poder de una tormenta. Sus manos empezaron a crepitar debido a sus poderes lumínicos y palidecí al pensar que en cualquier momento podría churruscar al chico de papel.
— ¡Suéltale!— agarré el brazo de Drago con fuerza y sacudí su hombro para obligarle a que me mirara. — ¡Es un émpata!— dije finalmente.— No está en tu cabeza. Es sólo que no sabe controlar todavía sus poderes y le llega todo lo que sentimos ahora mismo…
El otro moreno soltó un discurso de Boy Scout con la intención de calmar las cosas, pero yo no estaba tan segura de que Drago volviera a sus cabales tan tranquilamente después de eso.
— Ira… mucha ira… pero también miedo… — balbuceó el rubio, todavía absorbiendo las intensas emociones de su alrededor. Sus manos se cernieron con fuerza rodeando las muñecas de Drago, en un intento de deshacerse de su agarre sin intenciones hostiles.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019] Mar 31 Mayo 2022 - 22:29
"Alterada por ciertos acontecimientos recientes"; eso Drago lo podía entender. Prácticamente podría decirse que era el estatus habitual en aquél mundo de locos.
No hacía ni dos meses desde que habían sufrido la invasión de Ultrón, y desde entonces no habían parado de ocurrir cosas cuanto menos preocupantes: lo de Luthor, lo del Joker, lo del Superpredador...
De hecho, mientras hablaban no paraba de darle vueltas en la cabeza a su preocupación más reciente: los extraños sueños eróticos que estaba teniendo con Elissa Stavridis, la que había sido su terapeuta hasta que había cortado inexplicablemente toda relación con él hacía un mes. Era preocupante porque se trataba de un sueño recurrente, sabía que Elissa tenía poderes mentales y hacía poco que había descubierto su pasado como supervillana. Cuando eres el líder de un conocido equipo de superhéroes y suceden éste tipo de cosas no suele ser nunca por casualidad. Existía la probabilidad de que la mujer estuviese intentando controlarle, o utilizarle para algo. Lo había hablado con Cassandra y habían acordado que lo mejor sería viajar hasta París para reunirse con un conocido de ella que poseía poderes mágicos y podría deshacer lo que fuera que le hubiera hecho Elissa, pero hasta entonces, la preocupación seguía ahí.
Se la veía bastante apurada, y estaba a punto de decirle que no hacía falta que se disculpara, que lo entendía, y ofrecerle su apoyo, cuando había empezado todo lo demás.
Drago sintió que la ira le embargaba, opacando todo lo demás, anulando cualquier clase de pensamiento racional. Actuó por simple impulso; toda su vida no había sido más que una farsa, una cuidada interpretación que ocultaba la realidad bajo una trabajada máscara. Drago nunca mostraba sus verdaderos sentimientos, porque alguien podría comprender que, bajo toda esa fachada de oscuridad intimidante, no había más que un niño asustado. Mostrar sus sentimientos equivalía a despojarse de todas sus protecciones, derribar todos los muros, y volverse a sí mismo vulnerable. Y eso era algo por lo que no estaba dispuesto a volver a pasar. Por eso actuó de aquella manera, impulsiva e irracionalmente, sin pensar.
Pero entonces escuchó el grito de la chica, y sintió el agarre sobre su brazo, atrayendo su atención, forzándole a regresar a la realidad. Y lo que dijo le dejó abrumado, confundido... y avergonzado.
Un malentendido, había dicho Conner.
Cuando el rubio volvió a hablar, le soltó de inmediato, como si hubiera recibido la picadura de una avispa, y retrocedió, visiblemente afectado. Desde que había recuperado los ojos no tenía necesidad de usar ilusiones, y por tanto fue perfectamente visible la manera en la que palideció.
- Lo siento -dijo, apartando la mirada-. No puedo... no puedo continuar al lado de él.
Y, sin mirar a ninguno de los dos, se dio la vuelta para seguir a Conner. No soportaba mirarse a sí mismo como era en realidad, y eso era exactamente lo que le ofrecía el reflejo de aquellos inocentes ojos azules. No podía... sencillamente no podía afrontarlo ahora.
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Tema: Re: Día de perros (Elysia, Conner) [03/03/2019]