Buscando a “E” Moda (Elysia, Apollo) [02/03/2019]

- No me gusta ésto -refunfuñó Midnighter por cuarta o quinta vez desde que habían salido de casa.

Estaban en un callejón de mala muerte de Opal City, a cierta distancia de donde se encontraba su apartamento. El suelo estaba repleto de basura y cajas con fruta podrida y el hedor era insportable, especialmente para sus sentidos hiper desarrollados. El extremo del callejón terminaba en una alambrada que iba a dar a un descampado, y a los laterales se alzaban bloques de viviendas. No había nada allí que indicase la entrada a un bar misterioso, sin embargo eran las coordenadas exactas que les había indicado Erin, a la hora especificada.

- ¿Cuánto tiempo hace que Erin conoce a ésta mujer? ¿Un mes? -continuó protestando-. ¿Y qué clase de heroína adopta como sidekick a una adolescente que ni siquiera controla sus poderes? No me parece que sea...

Una iluminación repentina incidió en su rostro, obligándole a volver la mirada hacia la derecha, donde habían aparecido de la nada unas súbitas escaleras que no estaban allí medio segundo antes. Las escaleras conducían hacia una puerta abierta cuyo interior estaba profusamente iluminado, aunque no podían ver nada más allá de la luz.

Quiso repetir que aquello no le gustaba, pero Apollo ya estaba atravesando el portal mágico, que a Midnighter le recordaba bastante a los portales que creaba el Transporte. Ahogando un suspiro, abrazó bien a la niña de doce meses que se agitaba en el portabebé de su pecho y cruzó el umbral.

Lo que encontraron al otro lado parecía sacado de los sueños más delirantes del Doctor; Estaban en una especie de local de copas donde los vasos y las botellas se transportaban mágicamente por el aire y el lugar en sí estaba ocupado por la clientela más peculiar. Un hombre con un cinturón de gemas y extrañas calaveras de animales que Midnighter no pudo reconocer levitaba en el aire charlando con una mujer morena ataviada a la manera tribal con adornos de plumas en el pelo. Una pelirroja con un ajustado atuendo y un pentagrama en el costado discutía con otra que llevaba una especie de lagarto o camaleón extrañísimo enrollado en torno al cuerpo, y allá por el fondo, sentado en solitario, bebía un tipo alado que le recordó en cierto modo a Swift. ¿Y eso de allí era... una gárgola?

Todos y cada uno de ellos eran lienzos en blanco para él.

- Maravilloso. Un local repleto de magos -masculló entre dientes-. Yupi.

La pesadilla para alguien acostumbrado a apoyarse en implantes tecnológicos que no podían leer la magia. Si la jefa de Erin hubiera querido buscar un lugar donde pudiera estar más incómodo no habría podido encontrarlo. Su hija, en cambio, parecía encantada, y, cuando la soltó en el suelo, empezó a gatear tratando de perseguir los objetos que flotaban por el aire. Inicialmente estaban fuera de su alcance, pero Midnighter tuvo que atrapar al vuelo una copa de cristal que estaba haciendo descender hacia ella con una suerte de telequinesis.

- ¡Hey! Ésto no son juguetes, Jenny -la reprendió soltando la copa, que volvió a reemprender su danza aérea hasta la mesa que era su destino-. Con el cristal no se juega, podrías cortarte. Cariño, ¿podrías mirar en mi mochila si hemos traído sus bloques de juguete?

Por supuesto sabía que Apollo le iba a dar ésa respuesta, incluso sin la computadora. Le conocía demasiado bien. Pero Apollo también debería de haber sabido lo que él contestaría.

- Claro, como si yo fuera a permitírselo -respondió con un bufido irónico-. Claro que sí, ¿por qué no? Ya sabes lo mucho que disfruto empujando niños a ciclos interminables de violencia espantosa.

No podía evitar vivirlo así. Después de lo que les habían hecho a Apollo y a él... Tenía la sospecha de que ya era adulto cuando Bendix le había captado, pero hacía no mucho que habían confirmado que Apollo no era más que un niño cuando le raptaron para el programa. Desmantelar los laboratorios de experimentación con niños que tenía Bendix diseminados por el mundo había sido siempre uno de sus principales objetivos desde que habían abandonado Stormwatch.

- Anda vamos, será divertido -dijo Apollo, y aunque él sabía que no lo sería, le siguió.

Aún con todo, le sentó mal la sugerencia de marcharse de vuelta a casa. Le hizo recordar aquellos primeros años en The Autorithy, cuando todo el mundo pensaba de él que era una especie de psicopáta y le dejaban siempre de lado en las entrevistas y apariciones públicas dejando que Apollo se ocupara de todo porque "había sido diseñado para ello", era más carismático, tenía mejor presencia, etc, etc, etc. Lo peor de todo era que por aquél entonces Apollo siempre accedía sin darse siquiera cuenta de cómo le estaban aislando.

- No -rectificó rápidamente-. No quería decir eso. Sólo decía...

Pero entonces Jenny se lanzó a manipular las copas y tuvo que intervenir para evitar un desastre mayor, haciendo que la conversación, y los derroteros que había terminado adoptando, se perdieran en el olvido, cosa que agradeció profundamente. A veces se le daba terriblemente mal expresar lo que realmente quería expresar, lo cual no dejaba de ser triste para un tipo que tenía una computadora en el cerebro que le indicaba siempre la mejor opción a seguir.

Sigh.

- Venga cariño no pongas esa cara -intervino Apollo, leyendo el ambiente-. Disfruta el momento, vamos a buscar a nuestra nueva mejor amiga.

Midnighter tuvo que morderse la lengua para no replicar, pero por esa noche ya había escarmentado y estaba decidido a no verbalizar ni una sola queja más, así que asintió. Sabía que Apollo debía de echar muchísimo de menos a Angie, y era evidente que necesitaba socializar, estaba en su naturaleza y él quería que su marido fuese feliz, así que, si tenía que tragarse por una noche su proverbial desconfianza, lo haría.

Se levantaron para buscar a Elysia, pero apenas habían dado unos pasos, fueron interceptados por el muchacho más guapo que Midnighter había visto jamás después de su marido, con la posible excepción de Dick Grayson, salvo porque Dick se veía real, físicamente palpable, mientras que aquél chico poseía una cualidad prácticamente etérea... e irreal. Era como si acabara de salir de la portada de una revista, como si no existiera de verdad.

Y cuando decía eso, quería decirlo a todos los niveles.

Porque Midnighter no estaba detectando actividad cerebral alguna, ni flujo de sangre, y su ordenador no estaba siendo capaz de encontrar los órganos vitales porque, al parecer... no tenía ninguno.

El Vigilante se quedó en shock, observando al joven sin registrar lo que les estaba diciendo porque las alarmas y sensores internos que le mandaban señales de error y le gritaban que aquél ser no debería estar vivo le impedían escucharlo.

De repente el chico empezó a andar y Apollo le siguió, así que Midnighter fue tras él, le sujetó del brazo haciendo que se retrasara ligeramente y susurró, en un tono de voz tan bajo que únicamente el súper oído de su marido podría captarlo:

- Algo anda mal... Ese joven no debería ser capaz de andar, hablar o respirar. Diablos, no debería ni existir. No tiene órganos, Apollo, ni cerebro, ni sangre... Está completamente... vacío... No sé qué clase de brujería es ésta, pero ese chico no es humano.

Ni alienígena tampoco. Cualquier ser vivo en cualquier planeta o dimensión habría de necesitar órganos de algún tipo para funcionar. Sí, decir que no era humano no era la acepción más acertada. Habría sido más correcto decir que no era... real...

Pero no tuvo tiempo de ahondar en explicaciones porque no tardaron en llegar a un reservado donde se les unió una chica joven con mechas azules y apariencia simpática. Como le había sucedido con todos los demás parroquianos de aquél local, no podía leerla, por lo que debería de ser también maga, y la chica de quien les había hablado Erin, como les confirmó un segundo después.

- Buenas noches... Yo soy Midnighter, y él es mi marido, Apollo -dijo, dándole la mano con cierta dificultad porque tenía a Jenny por en medio intentando sabotear el gesto-. Ésta pequeña diablesa de aquí es nuestra hija.

No tenía mucho sentido profundizar en una identidad secreta que de todos modos nunca habían tenido hasta hacía muy poco, especialmente considerando que venían a pedirle que les ayudara con sus uniformes de superhéroes. Además, Erin ya sabía quiénes eran.

- ¿Imagino que Erin te habrá contado algo de nosotros?

Era una manera de empezar tan buena como cualquier otra. Ya se ocuparía Apollo de conducir la conversación.

Después de todo, y por mucho que le fastidiara, era verdad que se le daba mejor que a él...