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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18)
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Martha R. Marvel Universe
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Tema: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 22nd Julio 2020, 16:47
Hace dos días, el diecinueve de septiembre, fue su cumpleaños y lo celebró como lo llevaba haciendo desde que tenía catorce años; con su tío y una tarta de limón. Cuando era más joven sí que le iban las fiestas con más cosas como piñatas y toda la pesca, sobretodo le gustaba abrir las piñatas a puñetazos no con un palo ni con un bate, claro que luego eran muchos caramelos para ella y su hermana… no eran muy populares las dos en su niñez, por eso su cumpleaños solían celebrarlo las dos con su familia.
Claro que esa época ya paso y lo único que le quedaba eran los felices recuerdos de antaño. Se había metido en un pub de cerca de su casa, con adornos de banderines de equipos de fútbol irlandeses y cuadros con fotos de famosos del mismo país que los banderines, dejando claro que eso era un pub irlandés de verdad, incluso tenía de fondo música que te hacía sentir casi como si de verdad estuvieses en el país al sur de Gran Bretaña.
La bebida, sobretodo la cerveza, estaba bastante bien y no era muy cara aunque claro, Martha lo comparaba a los precios que tenía en su tierra natal, sobretodo en su ciudad, y no habia comparacion alguna; por lo que aquí te cuesta una pinta, en un bar de su ciudad te pillas tres o cuatro. Bueno, eso era lo malo de vivir en una gran ciudad… que todo es más caro y hay mucha más gente en todas partes. Claro que ella no estaba disfrutando en ese momento de nada, al menos por ahora.
Hacía ya unos minutos que llegó al pub y había encontrado un taburete con una mesa alta en la que sentarse a disfrutar de su bebida, pero tuvo que esperar a que el joven que atendía la barra terminase con otros cliente para poder por fin pedir lo suyo. El camarero, un joven de pelo rojizo con un bigote bien peinado y un corte de pelo tradicional, le trajo un vaso negro con hielo y un limón colocado con delicadeza en la parte superior de esta; una coca-cola con limón, que Martha no manejaba muy bien el alcohol y no le apetecía emborracharse.
Cogió su bebida, no sin antes pagar la bebida al camarero dejándole algo de propina extra, otra cosa que le dejaba loca comparada con su tierra era lo de las propinas; en algunos sitios incluso te exigen una propina de hasta el 25%, ya que no pagan a sus empleados y viven de las propinas, en España no funcionaba así, al menos que ella supiera los camareros y demás tienen su paga como el resto de trabajadores. Claro que nunca ha conocido a nadie que fuera camarero y le explicase todas estas cosas, ella sabía todo eso del internet.
Cuando se sentó en su taburete y dejó la bebida en la mesilla alta, sacó de su bolsillo una pajita de plástico prensible, la desdobló y la metió en el vaso. Al tener la cara como la tenía, no podía beber en público sin usar una pajita, ya que tenía que doblar mucho el vaso para poder tragar líquidos, así que una pajita ayudaba no solo a eso, si no también a que no tuviera que quitarse la bandana, cosa que le explicó en su momento al camarero a fin de que no se alarmara al verla con la cara tapada. Saco su móvil y empezó a mirar Twitter y Reddit, viendo a ver que se cocía por el mundo… de momento la noche iba a ser tranquila, pero aburrida, al menos estaba saliendo más de su casa que antes, que no salía nada; la cosa iba avanzando.
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Última edición por Martha R. el 30th Julio 2020, 13:24, editado 1 vez
Edward Johns DC Universe
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 27th Julio 2020, 13:32
A pesar de que aquella ciudad no era su favorita en el mundo Edward pasaba más tiempo en New York del que le gustaría admitir, a menudo su trabajo le llevaba a sitios como aquel, grandes ciudades en las que convivían muchas tribus urbanas y en las que era frecuente que la gente pudiera creer en cosas como las posesiones y, por tanto, pudieran llegar a necesitar de sus servicios.
Hacía solo unas horas había llevado a cabo un ritual complicado, un grupo de adolescentes había intentado invocar a un demonio siguiendo las instrucciones de una cábala que les habían hecho llegar de alguna forma, Johns había logrado detener el ritual a tiempo gracias a un chivatazo, aquellos idiotas no tenían ni idea del horror que habían estado a punto de desencadenar, así que el mago había tenido que usar su magia para engañarlos y darles una lección que nunca olvidarían, el trauma que les generaría lo que habían visto le garantizaba que ninguno volvería a intentar jugar con la brujería nunca más…Al menos, por un largo tiempo.
En cuanto a quien había hecho llegar aquel texto a los chicos, era todo un misterio, a veces habían magos y místicos capullos que se divertían de esa forma, o quien sabe si todo formaba parte de un plan mayor…Fuera como fuera, el éxito de otro trabajo merecía de una celebración y como estaría en esa ciudad un par de días, no le quedaba más remedio que ir a algún pub de aquel lugar, y ahora, allí estaba, en un rincón del local, bebiendo solo una pinta de cerveza, el lugar olía a una mezcla entre agrio y comida, aquella comida repugnante que los ingleses llamaban ‘Pie’, una especie de tarta que rellenaban con riñones y casquería, dio un sorbo a su cerveza mientras miraba a un grupo que había en la barra:
- Lo he leído en internet Joe, esa mierda de incidentes, es todo cosa de los rusos, son espías comunistas tío, nos van a reemplazar a todos. – Johns dibujó una mueca de sonrisa en su rostro, la ignorancia de algunas personas no dejaba de sorprenderle, a veces, había personas que preferían encajar una locura porque le era más fácil comprender aquello y aceptarlo que informarse y documentarse: - ¿Tienes algún problema amigo? – El tipo que había estado dando el discurso, un hombre corpulento que debía pesar unos 100 kilogramos le miraba desde la barra, el taburete en que estaba sentado luchaba por no ceder ante su grueso trasero, llevaba una gorra con la bandera americana, una camiseta con un eslogan político y unos vaqueros que, una vez más, le demostraban a Johns que el tejano era una de las telas más resistentes del mundo:
- Me he acordado de algo muy gracioso, eso es todo…- Cogió la pinta y apuró el vaso, lo dejó sobre la mesa y se puso en pie: -…Puedes seguir con la clase magistral de espionaje colega, yo ya me voy.- Murmuró sin mirar al hombre a la cara, llevaba el abrigo negro debajo del brazo, iba vestido con una camisa blanca remetida y unos pantalones también negros, la corbata, de un tono azul eléctrico hacía juego con los zapatos, había pasado por el hotel antes de ir a beber y había dejado su maletín de trabajo.
Edward caminó mientras los insultos del hombre pasaban por sus oídos como una melodía de ambiente que se mezclaba con la música, iba ensimismado en el cigarro que iba a fumarse cuando saliera cuando, al mirar a un lado, le pareció ver a alguien sentado en una mesa alta:
- ¿Martha? – El exorcista se acercó a la mesa, una chica alta con el pelo castaño bebía una Coca Cola con una pajita, la cara se la tapaba una bandana, debía ser ella, claro ¿Quién si no? – ¡Menuda sorpresa! – Se colocó en la mesa con ella sonriente:
- Camarero, por favor, póngame una cerveza para mí y otra para mi amiga. – Le dedicó una sonrisa a la chica, no sabía nada de ella desde aquel fatídico incidente en su casa, desde que se adentraron en el interior de la gema y el acabó decorando el suelo de su edificio con vómito: - ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí sola? -
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 28th Julio 2020, 00:52
Edward no era el único que escuchaba la conversación del hombre, algo paranoico, del pub; al hablar tan alto como lo hacía ese hombre facilitaba a todo el mundo escuchar lo que decía, mejor dicho lo que vomitaba por la boca ya que eso que decía Martha no lo podía considerar una frase. Se preguntaba si ese hombre era un borracho que ya estaba tope o simplemente había estado usando mucho Facebook últimamente y metiéndose en esos grupos anti-vacunas y de la tierra plana. No recordaba tanta gente con poca idea en su país natal, puede que fuera simplemente por la diferencia de tamaño en la población… o que fuese verdad eso que decían de que los estadounidenses no tenían las luces encendidas en la cabeza.
Aunque claro, eso era una generalización y ella misma había conocido a algunos estadounidenses que no eran tan estúpidos como ese hombre, lo triste es que los estúpidos gritan con más fuerza y se les oye más. No le gustaba la gente estúpida o que, por ende, decía estupideces; era una característica de su personalidad que le venía por parte de su familia materna, aunque jamás lo admitirá ni lo diría en público, tampoco es que tuviera un “público” con el que compartirlo, estando ahí sola en el pub.
Sin embargo el destino esa noche le iba a dar una sorpresa. Cuando el hombre se quejó de alguien y escucho lo que le decía, levanto la mirada y de reojo vio al hombre a quien se dirigía y su aspecto, mezclado con su voz, le hizo recordar al exorcista que hace algún tiempo estuvo en su casa y… bueno, no se puede decir que lo pasaran bien, pero eso fue más culpa del Ente que siempre sabía cómo joder las cosas.
A pesar de pensar que reconocía al hombre, no se imaginó que fuese él; con lo grande que era esto y la de gente que había ¿Cuál era la posibilidad de reencontrarse con el? Además, si al final resultaba si ser él, estaba segura de que ya la habría olvidado; Martha se tenía como una persona a la que olvidar, nada interesante y que no tenía nada que ofrecer… sin el Ente su autoestima había subido, pero no mucho tampoco. Al ver que el hombre, el cual ella pensaba que era el exorcista, se levantaba y caminaba hacia su dirección para irse, Martha agacho la mirada y se concentró en su bebida a fin de que no la viera, ya que no se iba a arriesgar a saludarle; si no era él y quedaba como una tonta le iba a dar un chunguito ahí mismo.
A pesar de la poca confianza que tenía en que fuera él, cuando este se acercó a saludarla pudo confirmar que, en efecto, se trataba de aquel exorcista y no de un tipo cualquiera que se le parecía a él. Al menos era difícil encontrar a alguien que se pareciera a Martha, sobretodo si se quitaba la bandana. Como estaba feo ignorarlo, se sacó la pajita de la boca y centró su atención en el
-Oh, hola, tu eras…- tuvo que pensárselo un poquito, no era muy buena con los nombres pero se acordaba de que era algo así como… Eduardo, casi pero no -¡Edward! ¿Verdad? También es una sorpresa encontrarte aqui
Esto de encontrarse con un… ¿Amigo? Bueno, no se podía decir que fueran amigos, al menos ella no veía nada para decir que fueran amigos, aunque claro ella siempre pensaba que no se merecía una vida social normal como los demás… a lo mejor eso tenía que cambiar y puede que empezara a cambiar esa misma noche
-Te… te vi antes, pero no sabia si eras tu, por eso no me acerque a saludar
se justificó, mas a ella misma que a él, porque no se acercó a hablarle cuando le vio en el pub. Tenía algo de “congoja” al ser todo esto nuevo para ella, así que no pudo negarse a la cerveza que pidió Edward para ella y la acepto sin más, dando los últimos sorbos a su gaseosa, aunque eso de que la llamara amiga… le dio una sensación cálida, a pesar de que podía entender que solo fuese una forma de hablar y no expresase nada en realidad
-E… estoy bien, hace poco fue mi cumpleaños- cuando llegó la cerveza, con su botellín y sus vasos, Martha se la hecho con cuidado de no crear mucha espuma -Y bueno…. es que desde que tengo esto- se señaló la gema de la mano que ocultaba tras un guante -sellado he intentando… salir más, conocer a más gente ¿Sabes? Tener una vida normal
Hizo una pausa y miró a su alrededor, viendo que, aparte de Edward, no había conocido a nadie más con quien compartir una bebida
-Aunque ya ves que no me ha ido muy bien- dijo en tono de broma -Bueno… al menos tu estas aqui y eso ya es más de lo que tenía antes… ¿Como te ha ido a ti?
Y le ofreció un brindis con lo que podría ser una sonrisa si su rostro se lo permitiera. La verdad es que, en ese momento, se sentía algo orgullosa de sí misma por lo bien que estaba llevando la situación; no estaba demasiado nerviosa y no se le estaban trabando las palabras demasiado, una victoria en toda regla.
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Edward Johns DC Universe
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 28th Julio 2020, 10:17
El mago no sabía muy bien el motivo, pero aquella mujer le despertaba sentimientos de ternura que, en su vida, pocas veces había experimentado, había cruzado su camino con personas de todo tipo, sin embargo, Edward nunca se sentía cómodo en ningún lugar, casi como si no perteneciera al mismo mundo que las personas que se iba cruzando ¿Y acaso no era así? Le dedicó una sonrisa a la chica:
-Siento haberte estropeado la fiesta de cumpleaños. – Podía entender cómo se sentía, el no celebraba sus cumpleaños desde que era un niño, el acercamiento a la magia y ese tipo de cosas le había deshumanizado y aislado ¿Qué sentido tenía celebrar que cada vez le quedaba menos para que lo arrastrasen al infierno? ¿O recordar lo solo que estaba? Lo cierto es que detrás de su sonrisa y su sarcasmo estaba profundamente amargado, pero, era el coste de la magia.
El golpe del botellín de cerveza sobre la mesa le trajo de vuelta de sus pensamientos, ni siquiera había estado prestando atención a lo que la chica le decía: - Perdona cielo, no estaba muy atento. – Respondió al brindis de la chica, chocando la botella con su vaso y dio un sorbo largo, aquella cerveza que le habían traído ahora era más fuerte que la anterior, tenía un gusto amargo y tostado, se notaba además su alto contenido en alcohol: - Oh vaya, este capullo parece que quiera emborracharnos. – Dijo señalando con la cabeza al camarero, que hacía sus cosas en la barra.
Johns dejó la botella sobre la mesa y miró a la chica fijamente a los ojos cuando le preguntó como le había ido: - No te voy a mentir…He tenido días mejores, hoy, mi día ha sido…Intenso. – Hizo girar la botella mirándola distraído mientras pensaba en si contarle las cosas o no, finalmente, detuvo el giro y continuó: - Hay alguien haciendo cosas jodidas, repartiendo elementos mágicos entre la gente, y no te hablo de sombreros de los que sale un conejo o algo así…- Cogió la cerveza y dio un trago algo más largo: - No…Hay alguien haciendo cosas jodidas, ritos de invocación, objetos malditos, muñecos poseídos…- Volvió a dejar la botella sobre la mesa: - Últimamente no paro de encontrarme mierdas así, y parece que detrás de todo debe haber un plan mayor, mi instinto me lo dice. –
Le dedicó una sonrisa a la chica, era consciente de que a veces las cosas que decía podían poner nerviosa a la gente, así que desvió el tema totalmente: - ¿Te metiste en problemas por…? Ya sabes, por el vómito...Lo siento, no suelo vomitar en la primera cita. – Sonrió y dio otro sorbo de la botella, ya había consumido la mitad, lo cierto es que beber con alguien era mas entretenido que hacerlo solo, por lo menos, no tenía que escuchar las teorías de la conspiración de aquel idiota del fondo…Dio un vistazo a la zona en la que había estado sentado antes, el tipo y su grupo le miraban con cara de pocos amigos.
Dejó la botella sobre la mesa de nuevo y suspiró, la música cambió, empezó a sonar ‘Here comes the sun’ de los Beatles y el grupo del fondo se puso en pie, pareciendo que en ese acto iban a salir, sin embargo, como Edward se temía, se pararon en la mesa en la que estaban sentados Martha y él:
Spoiler:
- Eh preciosa ¿Te está molestando este come mierda? – Dijo el tipo gordo que había increpado antes a Edward, el exorcista sonrió para sus adentros mientras daba otro trago de cerveza, ya casi estaba la botella vacía: - No quieres tener problemas con nosotros amigo. – Edward le miraba fijamente, con una mirada peligrosa.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 28th Julio 2020, 12:15
Le extraño que le dijera que sentía haberle estropeado su fiesta de cumpleaños, si fue hace dos días y ocho días después de lo que pasó en su apartamento, por lo que no tenía razón alguna para que él hubiera afectado en algo a su “fiesta”, si es que se podía llamar fiesta a la celebración de su cumpleaños, pero luego se dio cuenta de que a lo mejor se pensaba que aun seguía “de fiesta”, así que se vio en la obligación de aclararse, mientras sacaba la pajita del vaso vacío de coca cola y la introducía en el de cerveza
-No, si la… “celebración”- dijo haciendo unas comillas con los dedos -Fue hace dos días, algo sencillo, yo, mi tío y una tarta… ¿Para que más, no?
Y hablando del rey de roma, de momento no se había enterado de que contrató a un exorcista, al menos ella no tenía conocimiento de que el supiera nada sobre el tema. A parte, si el conociera a Edward se le iría la cabeza y no en el buen sentido; era un hombre de ciencia y estaba segura de que le diría que el puede hacer su trabajo, el de exorcista, mejor que él haciendo uso de la ciencia. Ella quería a su tío, pero a veces se ponía algo pesado y estaba agradecida de que aún no hubiese conocido a Edward. Negó la cabeza cuando el hombre se disculpó por no haberle escuchado
-No pasa nada… no he dicho nada del otro mundo
Así mejor, porque si empezaba a hablar de la gema y de todo eso… la conversación podría tornar a un tono muy triste y según las guías de youtube para conversar con personas, esa no era la forma de mantener una conversación entre dos personas. Al darle un sorbo a su cerveza, Martha casi dio un respingo por lo fuerte que estaba y ¿Que se esperaba? Estaba en un pub irlandés, la cerveza no iba a ser flojita precisamente
-Si, si que lo parece- carraspeo, aclarándose la garganta -pero podría intentarlo con algo más suave ¿no?
Para ella, que no aguantaba el alcohol muy bien… eso era casi como beber Whisky a palo seco y, no sabía exactamente porque, tenía conocimiento de que eso no era muy buena idea. Después de ese primer buche algo fuerte, siguió escuchando a Edward hablar sobre cómo le iba todo mientras ella seguía dando tragos pequeños a la cerveza, acostumbrándose a ella. Lo que le decía el hombre le impresionaba; ella no había notado nada de magia ni que nada hubiera cambiado mucho, claramente al no saber nada del tema para ella todo eso que le contaba Edward es como si no existiera… sin embargo si que existía y era un problema al que el hombre que estaba en frente suya se tenia que enfrentar casi a diario
-Eso suena bastante mal.... pero mientras tu estés ahí, nosotros estaremos seguros- le miró con unos ojos alegres, refiriéndose a todos aquellos que no entendía de magia y no podían usarla como él con “nosotros” -Pero… también necesitarás descansar un poco ¿No?- al decir eso último, acercó su mano a la suya y se la tomó unos segundos, para soltarla segundos después y volver a carraspear -Lo… lo siento
Para ser alguien que no aguantaba muy bien el alcohol se lo bebía que daba gusto; ya solo le quedaba un cuarto del vaso y el botellín estaba totalmente vacío, haciendo que Martha empezase a estar… algo alegre, ya se sabe, se empezaba así y se terminaba bailando en el baño. Ese gesto tan "atrevido", al menos para ella, que hizo le provocó algo de sonrojo, claramente producido por el efecto del alcohol, a veces deseaba que pudiera aguantarlo mejor… pero ese no era el caso y, a pesar de poder evitar las bebidas alcohólicas…. siempre volvían a encontrarla. Menos mal que Edward cambió de conversación y pudo pensar en otra cosa
-No te preocupes, no me costó nada limpiarlo y mis vecinos no se enfadaron… así que todos salimos “ganando”
Soltó una carcajada con ese sarcasmo que soltó, enmascarando así su sorpresa cuando el se refirió a ese día como “primera cita”, claro que luego se dio cuenta de que se podía estar refiriendo a cita de trabajo y no cita… de cita, así que su nerviosismo no duró mucho aunque se quedó en ella un rastro de él que intentó ahogar dándole otro sorbo a la cerveza, mientas, como Edward, observaba a los hombres venir hacia ellos.
Que aquel hombre la llamase preciosa no le producía más que asco y deseaba que se fuera ya mismo, sin embargo el hombre parecía estar ebrio y tenía ganas de marcha. Como a Martha no le gustaba la gente estúpida como ese hombre y ya empezaba a hacerle más efecto aún la fuerte cerveza que le sirvieron, se levantó de su asiento lentamente y se acercó al hombre, al cual le sacaba casi una cabeza entera, y le sujetó por el cuello de la camisa
-Mira, “amigo”- su tono era amenazante, claramente haciendo uso de su habilidad de mentir para hacer una “pequeña actuación” -Este buen hombre y yo estamos hablando de negocios, negocios muy importantes y si vienes tu con tu barriga de borracho a darnos por culo, llamaré a mis hombres para que esta noche se te vaya la resaca durmiendo con los peces, ¿Capiche?
La amenaza y el aspecto que tenía Martha, con su altura, la bandana y sus ojeras aún algo marcadas, fue suficiente para que el hombre saliera corriendo de ahí dejándolos tranquilos. Martha se volvió a sentar en su taburete, sacudiéndose la ropa con las manos como si tocar a ese hombre la hubiera ensuciado
-Si… siento lo que has tenido que ver- sabía que a veces esas cosas que hacía, mentir de esa manera, podía resultar molesta a algunas personas -Solo miento así para… sacarme de este tipo de situaciones
Al decirle eso, echo la vista al pub y se dio cuenta de que la gente empezaba a mirarlos, sobretodo aquellos que escucharon lo que dijo la mujer; consiguió deshacerse del borracho, más atrajo la atención de casi todas las personas del pub al mismo tiempo; las gallinas que entran por las que van saliendo. Se apoyó en la mesa y se acercó a Edward, susurrándole en voz baja, como si alguien estuviese espiando su conversación, con la cara un poco sonrojada por la situación y un poco también por el alcohol
-Creo que es mejor que nos vayamos… mi casa no está muy lejos por si… por si quieres tomarte algo
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Edward Johns DC Universe
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 29th Julio 2020, 07:54
En el instante en que la chica tocó su mano, él la miró fijamente a los ojos, fue solo unos momentos, pero sintió una conexión hacia ella, le dedicó una sonrisa cansada que desapareció en unos instantes, cuando ella le soltó la mano: - Mientras yo siga aquí…. -Murmuró en voz baja, en un susurro casi imperceptible ¿Cuánto tiempo podría seguir haciendo lo que hacía? ¿Cuánto iba a pasar hasta que un capullo fuese más inteligente que él y lo sacase de en medio? ¿Cuánto hasta que Samigina decidiese reclamar lo que le pertenecía?
Estaba preparando un hechizo para lanzarle a aquel tipo cuando ella se levantó de forma violenta y lo agarró del cuello de la camisa, cuando toda la acción hubo pasado, el mago sonrió y dijo: - Vaya, no conocía esta faceta tuya Martha…- Apuró el contenido de la botella y la dejó en la mesa: -…Me gusta. – Le guiñó un ojo de forma cómplice y luego reparó en que todo el bar les estaba mirando, ciertamente formaban un conjunto interesante.
Sonrió ante la proposición, su plan de aquella noche era emborracharse solo, arrastrarse hasta la habitación de su hotel y dormir hasta el mediodía, aunque siempre era mejor hacerlo acompañado: - Está bien cielo, vámonos. – Sacó unos billetes de su cartera y los dejó sobre la mesa, de sobras para pagar las bebidas y una propina por las molestias, se puso en pie, se colocó su abrigo y cogió de la mano a la chica para salir juntos del local.
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Habían caminado un buen rato en silencio, aún cogidos de la mano, siguiendo Johns las indicaciones de la castaña para llegar hasta el inmueble, cuando llegaron al edificio, los recuerdos empezaron a asaltar al mago: - Yo…Aún tengo la ropa que me prestaste. – Se acercaron a la puerta, pudo apreciar que la chica estaba algo nerviosa mientras buscaba las llaves, colocó su mano derecha sobre la cara de la chica y le miró a los ojos: - No tienes que estar nerviosa pequeña, no voy a comerte…- Sonrió: -…Aún. –
Apoyó la espalda en la pared del edificio y sacó un cigarro de su bolsillo, este era uno especial para las noches de soledad de Edward, era liado a mano y llevaba una mezcla de tabaco y marihuana, se lo llevó a los labios: - Hace una noche bonita, no tenemos que entrar aún, si no quieres. – Lo encendió y dio una calada profunda, dejando que la mezcla entrase en sus pulmones inundándolos, exhalando el humo: - ¿Quieres probar? Es algo especial que fumo a veces, no siempre… - Cogió el cigarro entre su dedo índice y pulgar, se lo acercó en un gesto de ofrecimiento.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 29th Julio 2020, 14:06
Se sintió un poco mal ya que, por su culpa, tuvieron que irse del pub a toda prisa, aunque claro en realidad no fue su culpa sino la del borracho que se acercó a molestarles, ella solo hizo uso de su arte para mentir a fin de librarse de él. Cuando Edward le dijo que esa faceta le gustaba, Martha no pudo hacer otra cosa más que apartar la mirada unos segundos y sonrojarse… si se viera a ella misma le daría mucha vergüenza ajena y es que aquel hombre parecía tener el superpoder de hacer que ella se convirtiera en una adolescente sonrojándose a cada palabra y mirada suya.
Incluso cuando la llamaba cielo, que ella ya sabía que era una forma de hablar que tenía Edward, le provocaba un dulce y rápido sonrojo en el rostro… todo esto era nuevo para ella. Ya lo ultimo fue que la cogiera de la mano y ella, no pudiendo hacer otra cosa con todo lo que se le estaba pasando por la mente en ese justo instante que apretar la mano de Edward sintiendo su calidez y su tacto agradable, no podía negar que se encontraba bien junto a él, algo que no le había pasado desde hace mucho pero que mucho tiempo.
El camino hacia su apartamento fue silencioso no porque no tuvieran nada de lo que hablar ni porque ellos no quisieran hablarse, la razón era que Martha estaba muy cortada con todo lo que estaba pasando y se limitaba a mirar la mano de Edward, acariciandosela de vez en cuando con su pulgar esperando que él no notara lo que hacía y que se pensase que era un gesto sin importancia… no le importaría seguir así durante un rato más.
Al llegar al portal de su edificio, que tenía una escalerita antes de llegar a la puerta de metal acristalado, Martha tuvo que soltar la mano de Edward, algo que hizo sin mucha gana, y empezó a buscar entre sus bolsillos, fríos en comparación con la calidez de la mano del hombre, las llaves a fin de subir a su piso. Como le pasó antes a Edward a Martha le paso ahora y es que, al tener tantas cosas en la mente no pudo escuchar lo que le decía, es decir; ¿De verdad iba a subir con él a su piso por la noche? No es que fuera experta en relaciones sociales pero este tipo de situaciones solo acababa de una forma y eso la estaba poniendo de los nervios, todo esto era una situación casi onírica para ella, como si de un sueño se tratase del que se despertaría en cualquier momento.
Cuando la cogió del rostro con la mano casi dio un respingo, como si con todo lo que se le estaba pasando por la cabeza se le hubiera olvidado que Edward estaba ahí con ella. Las palabras de su acompañante la tranquilizaron y al mismo tiempo provocaron que, aunque en su rostro no se podía descifrar nada de esto gracias a la poca expresividad que tenia debido a su herida, un grito interno retumbara dentro de su cabeza tan ensordecedor que casi no se podía escuchar ni sus propios pensamientos
-Lo siento yo… esto es nuevo para mi
Y le miró directamente a los ojos con una mirada de corderito indefenso, un look algo extraño siendo ella tan alta y teniendo un aspecto que podría resultar intimidante para la mayoría de las personas. Sin embargo, eso no parecía molestar a Edward y puede que esa fuese una de las razones por las que empezaba a… sentir algo hacia él, una atracción que, al igual que la situación, era nueva para ella. Cuando este le ofreció el cigarrillo tuvo que negar el ofrecimiento con la cabeza
-No… no puedo fumar por lo de- con la mano se señaló la bandana, dando a entender con ese simple gesto que por culpa de no tener labios eso de fumar le era totalmente imposible -Pero gracias por ofrecerme
Con algo de timidez busco la mano de Edward y, con cuidado, la entrelazo con la suya, tirando de ella para que se sentara con ella en la escalerilla de la puerta de su edificio. Martha se quedó mirando el cielo, mientras que con la lentitud de un caracol arrastraba su cuerpo para pegarlo aún más al del hombre, sintiendo en su costado el calor que este producía y su respiración que le producía una sensación de calma. Sus ojos, que miraban el cielo vacío de estrellas, recordaron los buenos tiempos en su casa cuando era joven
-De pequeña me crié en una casa lejos de la ciudad y todas las noches el cielo se llenaba de estrellas- al decir esto, apretó con fuerza la mano de Edward -Aquí el cielo es oscuro y vació, me hace añorar mi hogar- se giró un poco a fin de mirarle directamente a lo ojos, con algo de sonrojo en el rostro -Al menos… estas tu aquí conmigo
Acercó la otra mano a la de Edward para entrelazarla al igual que la otra, quedando los dos en una especie de unión improvisada alumbrados por la luz de las farolas y adornados por el lejano sonido de los coches y las concurridas calles de Nueva York. Se acercó más a él y, aun con las manos entrelazadas se apoyó en el pecho del hombre, en ese momento se encontraba a gusto junto a él y no solo eso, también se sentía segura como si pudiera confiar y depender de él para cualquier cosa… en ese instante Martha era una persona feliz y no podía encontrar a una persona mejor con la que pasar la noche, no, todo el tiempo que pudiera, que Edward.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 30th Julio 2020, 07:48
Dejó que la chica le guiase hasta el suelo mientras sujetaba el cigarro entre sus labios, le habló de donde venía y sobre le cielo, Edward lo miró ensimismado mientras daba una calada, el humo de la mezcla le picaba al tragarlo, a pesar de que consumía con frecuencia, su cuerpo nunca se acostumbraría al gusto de la hierba, exhaló el humo mientras miraba al cielo, era algo en lo que él jamás solía fijarse, sus problemas estaban ‘bajo tierra’, por eso siempre estaba atento a ras de suelo, preparado para cualquier daga que le pudieran clavar por la espalda: - Ese sitio del que hablas, suena bien…- Sonrió mientras se llevaba el cigarro de nuevo a los labios.
Súbitamente la chica se apoyó en su pecho, él, en respuesta, apoyó la cabeza sobre la de ella mientras exhalaba el humo hacia el cielo: - En mi casa nunca nos parábamos a mirar el cielo o cosas así, mis padres eran personas bastante…- Pensó un sinónimo por unos instantes: -…Aceleradas. – Ya había consumido la mitad del cigarro, su cuerpo, empezaba a estar relajado y destensado: - Recuerdo que en verano viajábamos siempre a la granja de un tío de mi padre Joe, en Texas, yo era pequeño así que tampoco recuerdo muchos detalles…Solo que un día se discutieron y no le volvimos a ver. – Sonrió con cierta amargura mientras tiraba el cigarro al suelo y lo pisaba con la punta del pie.
Su juventud había sido inestable, primero el centro de adopción, del que apenas tenía recuerdos, su casa, con sus padres, un lugar feliz hasta que empezó a tomar consciencia de algunas cosas, su viaje para convertirse en el capullo amargado que era, el incendio…Miró distraído a la calle, estaba desierta y empezaba a soplar algo de aire fresco: - La magia siempre lo estropea todo. – Dijo a modo de confesión, más para si mismo que para la chica, luego, suspiró y agitó la cabeza, ahora estaba allí, en aquel momento, y eso no se lo podía arrebatar nada ni nadie:
-Empieza a hacer algo de frío. – Se separó un poco de la chica y le miró a los ojos: - ¿Por qué no entramos a por esa copa que me has prometido? – Le sonrió mientras ayudaba a la chica a ponerse en pie, entraron en el edificio en silencio, consciente Edward de que aquella noche iba a marcar un antes y un después.
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Estaban en el interior del comedor, la estancia estaba iluminada por una lámpara que había en un rincón, Edward estaba sentado en un sofá, se había quitado el abrigo y tenía la espalda recostada sobre el respaldo, tenía en la mano un botellín de cerveza, esta, era algo más suave que la que había estado tomando en el bar: -…Así que lo agarré de la barba y le dije ‘Como te vuelva a ver por aquí, te pegaré una patada y te mandaré de vuelta a ese agujero apestoso y lleno de mierda que llamas Irlanda’. – Entonces se rió ¿Cuánto hacía que no se reía así? Sin fingir, con ganas…Mucho tiempo, delante suyo estaba Martha, también sentada en el sofá: - ¡Y así es como engañé a aquel Leprechaun para que me diera una de sus monedas! – Hizo un gesto de indiferencia mientras daba un trago de su bebida, la terminó rápidamente, apenas le quedaba un culo, y la dejó en el suelo, donde él llevaba acumuladas tres, mientras que Martha tenía solo una.
De golpe se puso pensativo, empezó a rebuscar en sus bolsilos y sacó una moneda de oro que emitía cierto brillo, se la acercó a la chica: - Se supone que da buena suerte, yo…Ya no la necesito, te la regalo…. – Sonrió mientras le entregaba la moneda, en ella había en relieve unos escritos en gaélico, la lengua antigua de Irlanda: -…Con una condición. – Edward se desabrochó un botón de la camisa, tenía bastante calor, aunque posiblemente se tratase del efecto del alcohol.
Miró a la mujer con intensidad a los ojos, se acercó un poco a ella, apenas estaban a un palmo de distancia, sus alientos, casi podían confundirse el uno por el del otro: - ¿Qué vas a darme tu a cambio? – Luego se recostó de nuevo con la espalda, dejando un poco de espacio entre ellos dos: - Piensa que esta moneda es muy valiosa, puede que gracias a ella hoy sea tu día de suerte. – Apoyó también las manos en el respaldo y abrió las piernas, en signo de relajación.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 30th Julio 2020, 13:25
Jamás hubiera pensado que se encontraría de esa forma, cogida de las manos de un hombre mientras se acurrucaba junto a él. Pensaba que esas situaciones no eran para ella, que estaba destinada a vivir una vida de soledad llevada a cabo por la entidad que vivía en su interior… pero esa noche, después de tantas horribles y solitarias noches, el Ente no era el protagonista; ellos eran los protagonistas de su propia historia y aunque no había un mar de estrellas sobre sus cabezas y seguramente se levanten con el pantalón sucio tras sentarse en la sucia escalera… nada de eso importaba, nada excepto ellos y… lo que su corazón estaba sintiendo en ese momento
-Podríamos… te podría llevar algún día a ver las estrellas a mi ciudad natal… si quieres
Aun seguía algo cortada, no porque no confiara en sus palabras ni porque no estuviera segura de si quería decir lo que su boca expulsaba, no, todo eso era porque al estar ahí, acurrucada con Edward le producía sensaciones que, al no haber sentido durante tanto tiempo, le resultaban extrañas y algo estremecedoras… más al sentir el calor del hombre todas esas preocupaciones desaparecian sin dejar rastro, fundiéndose para dejar paso a la alegría de estar junto a él.
Sus juventudes fueron algo diferentes, solo pareciéndose, por lo poco que Edward le contó, en que ambos se criaron rodeados de tragedia. No dijo palabra, solo despegó una de sus manos de la de él y le acarició el lado de la cabeza con suavidad, intentando hacer con ese gesto que se sintiera mejor, que se olvidara de los problemas y que, como ella, se centrara en lo que estaba sintiendo en ese momento mientras que, con la mano que aún tenían cogidas, acariciaba la propia mano de este con sus dedos; todos los problemas del mundo no importaban, solo los latidos de sus corazones.
Asintió sin decir palabra cuando le dijo que era hora de entrar dentro ya que, en efecto, el frío empezaba a atacar. Subieron en el ascensor, ya no cogidos de la mano pero sí que algunos dedos colgaban de los del otro como si aún no quisieran separarse del todo, queriendo seguir juntos incluso si Martha necesitaba usar las llaves para abrir. Algo menos nerviosa que antes, tranquilizada por la presencia de Edward que curiosamente antes fue el autor de ese nerviosismo en la mujer, abrió la puerta de su casa y continuaron la conversación en un lugar más cálido con las cervezas que tenía guardadas en la nevera.
Soltó una sonora carcajada acompañada de algunas risillas con la historia del leprechaun, teniendo que secarse las lágrimas que aparecieron en su rostro debido a la risa. Le dio un sorbo a la pajita inmersa en el cuello de su segunda cerveza y le dedicó una “sonrisa” con los ojos a Edward, la única forma que tenia ella de expresar alegría
-No sabía que los leprechauns fueran reales… algun dia tenemos que ir a ver si encontramos su tesoro al final del arco iris ¿No?
Bromeo con otra risilla; ya empezaba a parecer una colegiala japonesa que a la más mínima soltaba una risilla. Noto como Edward, por unos segundos, se puso algo pensativa y su cabeza se llenó de “Le habré molestado, he hecho algo, se va a ir” haciendo que, de nuevo, se pusiera algo nerviosa y terminase su cerveza de un solo sorbo, sin querer. Por suerte no tenía intención de marcharse, si no que, ante la atenta mirada de la castaña, sacó una bonita moneda de oro del bolsillo que, según explicó, se trataba de la moneda que le dio el leprechaun y que ahora le estaba dando a ella
-Yo no… no se que decir
Miró la moneda en silencio unos segundos, el idioma que estaba inscrito en ella, aunque era un idioma real antiguo de irlanda, parecía élfico más que otra cosa. Apretó la moneda entre su puño y miró a Edward a los ojos, antes de que el explicara que para quedarse con ella tenía una condición; darle algo a cambio. Unos segundos pasaron en silencio antes de que Martha dejara la moneda apoyada en uno de los brazos del sofá y se levantara con cuidado
-Ci.. cierra los ojos- dijo en voz baja y cuando Edward cerró los ojos, lo único que pudo escuchar el hombre fue el sonido de ropa moviéndose, un click y el sonido de algo que suavemente se caía al suelo -Ya puedes abrirlos…
Ante él se encontraba Martha, completamente al descubierto en la parte arriba evitando mirar a Edward directamente a la cara, sus ojos se movían de arriba abajo y su rostro estaba girado hacia la izquierda con un sonrojo monumental. Tenía sus no muy grandes pechos apoyadas en su brazo izquierdo que a la vez sujetaba con la mano su brazo derecho, obviamente algo nerviosa, avergonzada y preocupada de lo que el hombre podría estar pensado en ese instante
-No… no es bonito de ver, lo se
Se giró un poco más hacia la derecha, como si no quisiera que el hombre viera su cuerpo, como si le fuera a resultar repulsivo. Ella no era una persona que se cuidara mucho, de hecho su cuerpo era una mezcla entre estar muy delgada y estar fofa, era un “cuerpo escombro”, un término que hace muchos años, cuando era una adolescente, usaban en su colegio para meterse con el tipo de gente que tenía ese cuerpo… y ahora ahí estaba ella, desnuda, delante del primer hombre que la estaba viendo como era en realidad, esperando su reacción… ella le había dejado claro cuáles eran sus intenciones esa fría noche… ahora era su turno.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 31st Julio 2020, 08:28
Cerró sus ojos con calma, al principio, la negrura se tambaleó ligeramente debido al efecto de la cerveza, sin embargo, a los pocos segundos, la oscuridad se estabilizó y el hombre pudo concentrarse, tenía una sonrisa en los labios, ya había estado en situaciones similares, así que podía imaginarse lo que vendría ahora, escuchó el ruido de la ropa caer.
Abrió suavemente los ojos y sonrió de nuevo al ver la imagen que se dibujaba ante estos, la chica se había desnudado en la parte de arriba, aunque seguía tapándose con timidez, el exorcista se puso en pie sin decir nada, con el semblante serio y con suavidad cogió sus manos y las apartó de los pechos, luego, la miró a los ojos: -Ya te dije que no tienes que taparte conmigo delante. –
El hombre se puso de rodillas, entonces, sujetó los pechos de la chica con delicadeza y acercó sus labios a estos, primero dando besos cortos, apreciando cada centímetro de su piel, luego, convirtiendo esas cortas muestras de afecto en algo más apasionado, usando su lengua, algo áspera del tabaco para acariciar su cuerpo, acercó la punta de la misma al pezón izquierdo y lo lamió unos instantes para luego dar un pequeño mordisco, luego, acercó los labios al otro e hizo lo mismo, se entretuvo un poco más, besando los pechos de la chica, hasta que decidió que era suficiente y se puso en pie, estaba tremendamente excitado y el bulto de su entrepierna lo dejaba bastante claro:
- Esta noche…- Se fue desabrochando la camisa poco a poco: -…No pretendo ser delicado…- Deslizó la prenda tirándola al suelo, quedando su torso al descubierto, el hombre tenía algunas cicatrices, cada una con una historia, pero aquel no era el momento de explicarlas, aquella noche era para ellos dos: -…Solo te aviso. – La cogió repentinamente por la cintura, rodeándola con el brazo derecho y pegó su cuerpo al de ella, dejando que notase el contacto entre sus sexos a través de la ropa y la calidez de su piel la una contra la otra, la miró con intensidad a los ojos, la deseaba con todas sus fuerzas.
Con la mano izquierda, rozó la herida de la boca de la chica y hizo una ligera presión con dicha mano en la mandíbula inferior, indicándole que abriera la boca, cuando lo hubo hecho, acercó su boca y la abrió, los labios del exorcista tomaron contacto con la dentadura de la mujer, a otra persona le habría causado repulsión la escena, pero, para él, no podía haber nada más erótico en el mundo en esos instantes, estiró su lengua, buscando la de la chica, se rozaron tímidamente al principio para luego iniciar un baile en el interior de la boca de Martha, mientras, Edward soltó la cintura de la chica para colocar la misma mano en sus nalgas, sujetando una con fuerza a través de la ropa mientras la guiaba hacia una pared del cuarto, empotrando la espalda de la chica contra la misma, sus cuerpos estaban pegados el uno al otro, sudorosos y ardientes de pasión.
Estuvieron un par de minutos en aquel intercambio de saliva hasta que finalmente se separó el de ella: - Ponte de rodillas, quiero enseñarte algo… - Murmuró mientras cogía los zapatos y los lanzaba al sofá, se quitó los calcetines con rapidez, haciendo una bola con ellos y dándoles el mismo destino que los zapatos, mientras, la chica se fue colocando en aquella posición: - Tú te has abierto a mí esta noche y me lo has enseñado todo…- Debido a su altura, la cara de la chica quedaba un poco por encima del ombligo del hombre, así que dio un paso hacia atrás mientras se quitaba el cinturón lentamente, lo tiró al suelo sin cuidado alguno y empezó a desabrochar los botones del pantalón, dejando, poco a poco su ropa interior al descubierto, unos calzoncillos negros sin marca tipo slip: - …Así que yo debería hacer lo propio…-
Los pantalones hicieron un sonido duro al caer, debido al contenido de los bolsillos, los deslizó con el pie, ahora el hombre estaba en ropa interior, por lo que el bulto que su sexo marcaba era más que evidente, cogió las manos de la chica y le hizo coger la ropa interior para, con calma y suavidad, deslizar la pieza hacia abajo, dejando el pene erecto del hombre al descubierto, frente a la cara de la chica:
- Supongo que ya sabes que hacer ahora. – Sentenció con una sonrisa pícara en el rostro.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 31st Julio 2020, 14:51
Su corazón le iba a mil por hora, tanto que si no fuera porque sabía que a su edad los infartos no eran comunes podría pensar que la patata estaba a punto de pararsele. Dio un leve respingo cuando el hombre se levantó y se acercó a ella, cogiendo sus manos con suavidad mientra su voz acariciaba con suavidad los oídos de Martha haciendo que esta se estremeciera y temblara un poco, una mezcla de nerviosismo y excitación inundaban todo su cuerpo como nunca había sentido antes; se encontraba totalmente indefensa en las manos de Edward.
Cuando este empezó a trabajar sus senos con la delicadeza de quien disfruta de un buen vaso de vino no pudo hacer otra cosa que no fuera sujetar con suavidad el cabello del hombre mientras él disfrutaba de su suave piel, soltando algunos gemiditos rápidos cuando el hombre mordía sus pezones, haciendo subir una corriente de electricidad desde su pecho hasta su cerebro, que intentaba silenciar mordiéndose la falange del dedo. Edward era bueno en esto, al menos mejor que ella que no tenía ni idea a parte de los libros y videos que había encontrado por internet… irónico; había escrito montones de novelas eróticas pero ella misma no sabía nada sobre él verdadero erotismo.
La excitación en el ambiente se notaba por el sudor de ambos cuerpos, la mujer notaba el calor que subía desde su entrepierna y el leve frio en su pecho causado por la saliva que poco a poco se secaba en sus ahora duros pezones tras la estimulación de Edward. Cuando este se empezó a quitar la ropa la mujer se le quedó mirando fijamente sin siquiera escuchar lo que decía, alargando la mano para, con suavidad, pasarla por los pectorales del hombre notando las cicatrices y los músculos de este; su cuerpo estaba caliente, como ella, tanto que cuando el hombre a la agarro para juntarse con ella casi parecía que se fueran a fundir en una masa ardiente de ardiente erotismo.
Al estar tan juntos, ella no pudo evitar bajar las manos hacia la cintura del hombre, llegando a sus nalgas y, con ambas manos, apretarlas sintiendo en sus manos el calor de su cuerpo. Siguió las instrucciones que le indicaba con la mano y abrió la boca con algo de timidez, pensando que su rostro estaba demasiado dañado como para querer besarlo, mas resultó estar equivocada cuando el hombre presionó sus labios en los dientes de la mujer, notando un poco la suavidad de los labios del hombre, antes de buscar con su lengua la de la mujer.
Comenzaron las lenguas ha hacer un erótico ballet de saliva en la boca de ambos, Martha que la cabeza le empezaba a dar vueltas soltó el trasero de Edward y se sujeto de su costado a fin de no caer rendida ante tal expresión de… ¿Cariño? Claramente no solo había erotismo en todo esto, no… había algo más que Martha no sabría decir qué era aunque, claro, ahora mismo no podría ni sumar dos más dos. La lengua del hombre estaba algo áspera y tenía un cierto tono a alcohol y tabaco, sin embargo a Martha esto le pareció el sabor más dulce del mundo, dejando que ambas lenguas siguieran su baile.
Casi se cae del golpe cuando la empotro con la pared, notando las fuertes manos de Edward en sus blandas y no muy bien formadas nalgas, causadas por los años sin hacer nada de ejercicio, sus pezones que aun siguen erectos se clavaban en el pecho del hombre mientras seguían con su apasionado y extraño beso. Cuando terminaron y el hombre separó su boca de los dientes de Martha, un fino rastro de saliva que aún unía las dos lenguas cayó hasta desvanecerse en el suelo. Con la misma timidez que antes, pero ahora algo más lanzada, asintió con la cabeza y, poco a poco, fue bajando hasta verse de frente… con el ombligo de Edward, claramente la diferencia de altura resultó ser una pequeña inconveniencia en esta situación teniendo el que irse un poco hacia atrás para que la cara de la mujer estuviera enfrente de sus calzoncillos que parecían estar a punto de reventar, quedándose fijamente mirando el gran bulto que de ellos salían.
Martha estaba algo cayada y es que todo esto, que era nuevo para ella, le estaba resultando tan excitante que no su cerebro no le permitía crear palabras si no que solo se centraba en el placer que ahora mismo estaba sintiendo. Cuando el hombre desvelo su erecto miembro, se quedó algo sorprendida siendo la primera vez que veía uno en la vida real, había tenido sueños eróticos antes pero nada como la vida la real. Respondió a la pregunta del hombre con un asentimiento con la cabeza, aunque no es que fuera del todo sincera al ser muy inexperta en el tema
Con su mano izquierda tomó su miembro y empezó a moverla de arriba a abajo, notando que estaba tan ardiente que parecía que se le iba a quemar la mano. Se sorprendió al notar las pulsaciones a través de las venas del pene, era su primera vez tocando uno. Con la otra mano empezó a masajear la bolsa testicular de Edward, teniendo conocimiento previo de los libros que algo asi solia gustar a los hombres
-Te… ¿Te gusta?- le pregunto, alzando la mirada unos segundos hacia arriba para bajarla de nuevo y mirar al miembro erecto, ahora incluso más por la estimulación, de Edward -voy a…
No dijo nada más, sacó la lengua y poco a poco se acercó a la rosada cabeza y pasó su lengua lentamente por ella. No podría describir bien el sabor, era algo totalmente diferente y nuevo, mas no se podía decir que no le gustase… aunque le gustaba porque lo que hacía se lo hacía Edward y no a cualquier otro. Su lengua no se centró solo en la cabeza, levantando un poco el pene con la mano a fin de lamer el tronco, bajando la lengua de arriba abajo y por los lados, dejando que su saliva se fundirá en su miembro. Al llegar a los testículos los posó sobre su lengua y, con cuidado de no darle con los dientes, empezó a lamerlos como hizo con el pene dejando que este descansara sobre su rostro mientras miraba hacia arriba, mirando la cara de disfrute de Edward.
Estuvo varios minutos así, pasando de lamer el pene a los testículos, llenandole de saliva de arriba abajo hasta que se separó unos segundos y se quedó mirando su miembro unos segundos en silencio. Parecía que se estaba preparando para algo y así era; abrió la boca todo lo que pudo y, poco a poco, empezó a insertar el miembro de hombre dentro de ella y cuando vio que no podía más, cerró la boca, con cuidado de no pegarle un mordisco a fin de empezar a lamer el pene por completo dentro de su cálida boca. Intento hacer algo de succión, pero al no tener labios la sensación no fue la esperada así que se limitó a seguir lamiendo como lo llevaba haciendo todo este tiempo, sacándoselo de la boca a cada rato para darle algo de atención a los testículos del hombre, aunque también los masajeaba mientras lamia el pene.
No sabría decir cuánto tiempo estuvo así, ya el sabor del pene de Edward le parecía lo más normal del mundo y si no fuera por la sensación de calor ardiente que estaba empezando a sentir podría haber seguido así durante horas, disfrutando del placer que le estaba otorgando. Sin embargo se levantó y, con algo de tembleque, al haber estado tanto tiempo de rodillas sus piernas estaban algo agarrotadas, se empezó a quitar el pantalón dejando ver unas braguitas blancas con puntitos azules. Se giró a fin de quitarse las braguitas dejando al hombre ver su trasero desnudo, unas finas gotas cayeron de su coño que estaba algo afeitado, al menos lo suficiente como para que eso no fuera una jungla selvática. Una vez se había desvestido, tomó la mano de Edward y lo llevó al sofá sobre el que se sentó, levantando las piernas para flexionar las rodillas y apoyarlas en el sofá, poniendo una de sus manos sobre su miembro femenino tapándolo de la vista y miró, con un leve sonrojo en la cara, al hombre a los ojos
-E… es mi primera vez- dijo con un tono algo tímido, indicando que era una virgen, quitándose la mano de encima dejándole ver todo su ser al completo -Se gentil
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 3rd Agosto 2020, 10:39
Hizo una mueca de placer cuando la chica empezó a masajear su miembro erecto, el pulso de la chica era algo inestable, destilando el nerviosismo de aquella situación, sin embargo, aquello no hacía mas que excitarle aún más, haciendo que su miembro se endureciera cada vez más, dio un pequeño respingo cuando notó la lengua de la mujer acariciar la cabeza de su pene, sonrió mientras colocaba la mano en la cabeza de la chica, cogiendo su cabello con firmeza, pero permitiendo que ella llevase el ritmo con el que se sintiera a gusto.
Estuvieron un buen rato así, si Edward no se hubiera concentrado habría acabado eyaculando dentro de la boca de la chica del placer, pero no, no quería que acabase tan rápido…Suspiró cuando ella retiró el miembro de la boca, en parte de placer, en parte aliviado por no tener que seguir con aquella lucha interna, sus miradas se cruzaron con intensidad cuando ella se quitó los pantalones, luego se giró quitándose las bragas y dejando su cuerpo completamente al desnudo, la vagina de la chica estaba húmeda, todo el ambiente lo estaba, miró el trasero de la chica, sentía deseos irrefrenables de ponerla contra la pared y darle placer, sin embargo, la dejó que siguiera a su ritmo, se movieron al sofá y la miró a los ojos con deseo:
- Voy a asegurarme de que tu primera vez sea inolvidable. – Se deslizó del sofá y se colocó en el suelo de rodillas, puso las manos en las nalgas de la chica, que estaba de rodillas y hizo un poco de fuerza, para indicarle que se acercara, la cara del hombre quedó contra la entrepierna de la chica, notó el calor que emanaba de la misma, su cara quedó un poco mojada debido a la humedad de su sexo: - Creo…- Acercó sus labios a los labios de la vagina de la chica y le dio un beso largo, repasando el filo de los mismos con la lengua, se separó un instante: -…Que me toca devolverte le favor. – Apretó las nalgas de la chica con fuerza estrujándolas entre sus manos y se volvió hacia el sexo de la mujer.
Colocó los labios contra su vagina y deslizó la lengua, dibujando círculos con la misma que acariciaban sus labios y parte del interior de la misma, mientras llevaba a cabo dicha maniobra con sus manos masajeaba las nalgas de la chica y, poco a poco, deslizó su mano derecha por debajo para, con la yema de los dedos índice y corazón acariciar suavemente su sexo mientras continuaba con aquel baile de lengua, devorando con avidez su vagina y notando como el sabor de la chica le inundaba la boca.
Estuvo unos minutos haciendo aquel ejercicio hasta que se separó un poco para tomar aire, la miró con deseo desde el suelo mientras jadeaba, se encontraba terriblemente excitado, sonrió y volvió a la tarea, pero esta vez, los dedos de la mano derecha que habían estado acariciando el sexo de la chica fueron más atrevidos, Edward penetró a la chica con los dedos, muy poco a poco y con suavidad, dejando que se deslizaran con suavidad mientras miraba las reacciones de la misma, cuando vio que hacia una mueca de dolor deslizó los dedos hacia fuera, sin llegar a salir del todo, notó como los fluidos de la chica salían a través del espacio que quedaba libre, sin mediar palabra repitió el ejercicio, pero esta vez un poco más rápido, mientras, retiró la mano izquierda de las nalgas de la chica y la llevó a la parte de delante, ayudándose de dicha mano para dejar a la vista el clítoris, sonrió y acercó la lengua para deleitarse lamiéndolo mientras continuaba retirando y penetrando con la mano derecha su vagina, su pene seguía duro como la piedra, caliente y listo para entrar en acción.
Tras un buen rato se separó de la chica y retiró los dedos del interior de su vagina: - Prepárate…- Murmuró mientras se ponía de pie, cogió a la chica ayudándola a estirarse en el sofá, rápidamente se acercó al pantalón que había tirado al suelo, de su interior saco su billetera y de dentro un envase de un preservativo, lo abrió y lo colocó rápidamente en su miembro, y luego se puso encima de ella, debido a la altura, la chica tuvo que doblar las rodillas para que pudieran entrar bien, la miró a los ojos con intensidad mientras se ayudaba de la mano para buscar la vagina de la chica, cuando la localizó deslizó con suavidad la cabeza su pene, estaba estrecho y húmedo, y el pene del hombre acariciaba sus paredes, la miró a los ojos y dijo: - ¿Lista? – No esperó respuesta, deslizó el resto de su pene con una intensidad moderada, dejando que entrase en su interior y la llenase, emitió un gruñido de placer y empezó a mover las caderas con suavidad en un movimiento que iba de delante a atrás.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 3rd Agosto 2020, 23:34
Su cabeza estaba que le daba vueltas, ahora mismo lo único en lo que era capaz de pensar era en hacer sentir bien a Edward tal y como él quería hacerla sentir a ella. Aun así pudo ver que sus novelas eróticas… no eran nada comparado a la realidad, ahora esa frases y palabras se sentían vacías, sin embargo ahora que estaba experimento todas estas sensaciones de primera mano su forma de escribir no volvería a ser la misma.
Cuando se sentó en el sofá no sabía muy bien que esperarse, que no es que fuera ella una santa pero hacer eso uno solo y que te lo haga otra persona son mundos totalmente diferentes, que no es que siempre que te lo haga otra persona sea mejor. Si le colocaran un electrodo por el corazón la máquina estallaría de lo agitada que estaba cuando Edward se acercó a su parte más íntima y, como dijo antes que haría más tarde, empezó a “comérsela”; un hombre que cumple su palabra.
Fue como una explosión de sensaciones en su mente, sentir el beso del hombre y la calidez de sus manos en sus posaderas ya empezaron a dar fuerte, pero cuando Edward se puso a darle a la lengua a Martha casi le da algo ¿Por que? No es que él fuera malo, para nada, pero tampoco estaba haciendo algo tan espectacular, a lo mejor un experto diría; “No, no, debería girar la lengua 90º latitud este y dibujar un círculo con el sentido de las agujas del reloj” pero Martha no era una experta, lo único que ella sabía venía de libros, vídeos y sueños eróticos en los que vagamente recordaba a un tío buenorro, por que ya que vas a tener sueños eróticos al menos tenlos bien.
La inexperiencia de la mujer hacia que, cosas que a otras mujeres le podrían parecer normales, le otorgasen a ella una sensaciones doblemente fuertes. Sujeto con ambas manos la cabellera de Edward mientras apretaba los dientes tan fuerte que casi se podían escuchar rechinar, si tuviera labios ya se los habría arrancado de tanto mordérselos. Pudo tranquilizarse un poco cuando el hombre se separó de ella a fin de respirar, intercambiando miradas llenas de deseo. La sonrisa de Edward le dio una sensación de calidez indescriptible, como si todo eso que acababan de hacer no fuera nada en comparación con verle sonreír… había algo raro en todo esto, algo que no podía comprender.
Claro que no tuvo tiempo de pensarlo cuando Edward decidió continuar, insertandole los dedos que empezaron a masajear sus paredes interiores. Claro que se pasó un poco y como aun era virgen, la pared del himen estaba intacta, aunque la suya era del las normales gracias a dios, y aunque si se “estiraba” demasiado podría causar algo de dolor y llegar a romperla este no fue el caso y solo fue una leve molestia, sin embargo como Edward estaba… tan metido dentro, tuvo que soltar un pequeño grito de dolor para que Edward se diera cuenta. No ceso mucho tiempo, ya que cuando encontró la posición perfecta para no lastimarla continuo con su trabajo de masturbación, ahora incluso más rápido que antes
Apoyo la cabeza en el sofá y cerró los ojos, una mano apretaba con fuerza uno de los cojines mientras que la otra sujetaba el cabello de Edward mientras ella, ya incapaz de aguantárselo dentro, empezó a gemir y no en voz baja todo sea dicho; si los vecinos no se quejaron del vómito, no se quejaran de esto. Tardó unos segundos en darse cuenta de que Edward ya no estaba dando ese placer tan intenso que, durante unos minutos, hizo que su vientre temblara y se flexionara. Escucho su voz y rápidamente reacciono haciéndole la pregunta más importante de su vida;
-¿Ti… tienes condones?
Su pregunta no fue respondida por una palabra, si no por el gesto de Edward que se agacho a su pantalón, encontrando la cartera en él a fin de ponerse un condon. Respiro y aspiró aire, buscando encontrarse relajada para lo que venía ya que se esperaba que doliera, al menos un poco que eso no era lo mismo para todo el mundo. Cuando le preguntó si estaba lista le iba a responder que fuera con cuidado, lentamente y con buena letra, más no espero su respuesta y el hombre fue poco a poco introduciendo su miembro dentro de ella haciendo que temblara un poco y, en efecto, sintiera algo de dolor y un poco de sangre saliera de su himen que se acababa de romper
Ambos compartieron gemidos, Martha incluso abrazo el cuerpo de Edward llegandole incluso a clavarle las uñas en el costado. Pasado un tiempo, se acercó a la oreja del hombre y le susurro con una voz temblorosa y suave
-Puedes… puedes ir más rápido
Y no dudo ni un segundo, sus caderas se empezaron a mover poco a poco más rápido, hasta que encontró un ritmo que le gusto a ambos y así es como se quedó, una continuación de movimientos y gemidos, de placer compartido que continuó durante un tiempo hasta que Martha le dio unos toques en el pecho a Edward para que se detuviese, cosa que le costó hace ya que cuando se está haciendo algo que te da placer es difícil parar, pero ella quería probar una cosa
-Si… sientate
Jadeo un poco, el ambiente estaba un poco caldeado y el sudor de ambos parecía haberse mezclado en un licor que inundaba la habitación. Edward salió de sus adentro, haciendo que Martha soltara un rápido y leve gemido. Carraspeo un poco y, cuando se hubo sentado en el sofá, ella se puso de cuclillas encima de él y, agarrando el miembro erecto de Edward con la mano se lo volvió a introducir poco a poco
-Vi esto- soltó un quejido de placer cuando el pene estuvo completamente en su interior -en un vídeo y pensé que.. te podría gustar
Y se puso a, usando la forma más coloquial, cabalgar al hombre apoyando las manos en sus pectorales. Claro que lo malo de una pose así, que podía ser normal para cualquier otra persona, era que Martha no era una mujer que hiciera mucho ejercicio… no lo llevaba haciendo 11 años, por lo que no tardó en darle un pinchazo en las piernas que le hizo tener que parar, con un quejido, esta vez de dolor, y cogiéndose por donde le había afectado
-Creo que… me tengo que colocar mejor
Esta vez apoyó las rodillas y las piernas en el sofá, haciendo que pudiera moverse mejor que antes y dejando claro que a veces no era bueno seguir las cosas que ves en internet o que lees en los libros, te puedes hacer daño. De todas formas, ahora estaba en una buena posición y Edward la podía ver al completo mientras ella se movía con unos movimientos algo irregulares, dada su inexperiencia, pero que intentaba con toda su fuerza darle placer al hombre con el que compartía este momento tan íntimo. Mientras cabalgaba, se agacho hacia el hombre y se agarró con las manos de sus hombros, colocando su cabeza al lado de la del, mientras sus caderas seguían moviéndose de arriba a abajo en el miembro erecto. Fue en ese entonces, sintiendo la respiración agitada de Edward en su oído y su corazón en su pecho cuando se dio cuenta de que lo que mejor se sentía, el placer más grande que sentía en ese instante no era el sexo, no, lo que mejor se sentía era saber que lo estaba haciendo con Edward, un hombre que no huyó cuando le vio la cara, ni cuando vio que tenía una entidad malvada en su interior; un hombre que la aceptó por como era y no rehuía de ella… Martha se dio cuenta de que lo que estaba sintiendo… era amor.
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Edward Johns DC Universe
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 4th Agosto 2020, 11:20
Sus cuerpos se fundían como uno solo mientras sus respiraciones, coordinadas y húmedas se entremezclaban de la poca distancia que había entre sus caras, sus cuerpos estaban unidos, Edward notaba cada latido, cada estímulo de la mujer y respondía con avidez, cerró sus ojos y murmuró: - Martha…- Cada acometida que proporcionaba le despejaba la mente y le hacía ver con claridad, aquellas emociones que estaba sintiendo no eran las que había sentido en otras ocasiones, aquello no era un polvo, sentía emociones que hacía años que no se permitía tener, los pedazos rotos de su interior ya no lo estaban tanto, se sentía él mismo otra vez.
Su cuerpo tembló mientras notaba como empezaba a perder las fuerzas al llegar al clímax, gimió y dijo algo que no solía decir: - Oh dios mío… - Su cuerpo se tensó enormemente mientras…. ---- Edward abrió los ojos, estaba desnudo en la cama, con Martha a su lado abrazada estaba dormida aún, estaban tapados por las sabanas, miró la pintura del techo pensativo, la luz de la mañana entraba por la ventana del cuarto, lo de anoche era como un borrón, casi como si hubiera sido un sueño, solo que no lo era…Miró a la mujer con extrañeza, salió de la cama con cuidado de no despertarla y miró a su alrededor ¿Estaba bien aquello? ¿Se merecía esa clase de felicidad?
Caminó y salió de la habitación con calma, intentando no hacer ruido, llegó al comedor y rebuscó, la casa presentaba un aspecto salvaje, no solo se habían limitado al sofá, aquella noche la casa había sido testigo como varios de sus rincones eran utilizados hasta que sus cuerpos no dieron más de si…Cogió sus calzoncillos y se los colocó, luego hizo lo mismo con los pantalones:
-¿Qué estás haciendo Edward? – Rebuscó en sus pantalones y sacó un paquete de tabaco, se colocó un cigarro en la boca y caminó hasta una ventana en el comedor, la abrió y se asomó por ella mientras encendía el cigarrillo, un aire fresco le acarició el torso desnudo, inhaló el humo con suavidad y lo exhaló hacia el exterior, no quería llenarle la casa de olor a tabaco: - Joder…- Suspiró mientras se apoyaba en el alfeizar, en la calle había gente que se empezaba a mover de un sitio para otro mientras los rayos de sol iluminaban la calle.
Volvió a colocar el cigarro en sus labios pensativo, sentir cosas así era un peligro, exponía a las personas, él seguía inmerso en un peligroso juego de vida o muerte, seguía siendo el perro de Samigina ¿Qué sucedería cuando el demonio descubriera aquello? ¿Si tuviera que elegir entre salvarse él o Martha que decidiría? No quería llegar a esa situación, porque, en el fondo sabía la respuesta, había llegado muy lejos hasta ahora, había hecho cosas que harían vomitar a las personas normales, y, lo tenía claro, si tenía que elegir, su vida estaba por encima de cualquiera.
Exhaló el humo hacia la calle que se perdió poco a poco dibujando espirales que se diluyeron en el aire de la mañana, hacía tiempo que no se sentía tan a salvo y confortado, pero una cosa estaba clara, ese sentimiento era una ilusión, él nunca estaba a salvo y, por extensión, nadie a su alrededor lo estaba.
Mensajes : 429 Fecha de inscripción : 08/06/2017 Humor : Tan oscuro que absorbe luz
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 4th Agosto 2020, 21:28
Se despertó, estirándose mientras bostezaba y se sentaba en su cama. Se rasco un poco la barbilla y miró a su lado, Edward, tapado un poco por las sábanas pero con medio cuerpo al descubierto, seguía durmiendo a su lado; lo de anoche no fue un sueño, un maravilloso y agradable sueño. Con ternura, acercó su mano a los pectorales del hombre con todo el cuidado del mundo para no despertarle, más al llevar a cabo esa acción una voz femenina retumbó por todo el cuarto haciendo que tanto la cama y las paredes se estremecieron “Oh, Martha” canturreo la vocecilla, haciendo que mirase a todo su alrededor a ver si encontraba el origen de esa voz que le era algo familiar
“¿Qué harás cuando vuelva, Martha? Siempre vuelve… los juegos siempre acaban” la voz siguió hablando, cada vez su voz se tornaba más y más extraña como si hubiera interferencias en el sonido. Miró de nuevo a Edward para darse cuenta de que se acababa de convertir en un líquido negro que se extendió por toda la habitación, llenando suelo, paredes e incluso el techo. La castaña miró aterrada a su alrededor, poniéndose las manos en la cara a fin de evitar mirar esa horrible escena “No podemos huir para siempre” continuó hablando la voz cuando una Martha gigante empezó a aparecer delante de ella, aunque sabía que ella era no se… reconocía, había algo en su rostro que era totalmente diferente a ella y sin embargo ella era, en eso no tenía duda alguna “Debemos aceptar… la realidad” y sin que pudiera esquivarlo, la mano de la gigantesca Martha la agarró con fuerza mientras la miraba con esos ojos completamente vacíos de vida.
La mano que la sujetaba era la de la gema, sintiendo el calor que esta parecía desprender. En un segundo la gema pareció romperse, transformando el brazo entero en una especie de material parecido al de la gema, efecto que se transmitió por todo el cuerpo de la Martha gigante, transformándola en una gema gigante mientras su cara se distorsionaba en un horrible espectáculo de muecas y gritos que helaban la sangre. Fue entonces cuando la mano gigante soltó el pequeño y frágil cuerpo de Martha, lanzándolo al vacío negro, cayendo y cayendo mientras que sus brazos intentaban aferrarse a algo, a cualquier cosa.
Se despertó de sopetón, sudores fríos inundaban su frente. Asustada, miró a su alrededor y vio que todo estaba bien, que ese era su piso y que ahí no sucedió nada fuera de lo común. Miró a su lado y, aunque no vio a Edward, si que vio señales de que estuvo ahí junto a ella, se colocó la mano en el pecho y suspiro aliviada; todo fue una pesadilla. No se levantó, se quedó unos segundos mirando la gema incrustada en su mano, pensativa; ahora mismo estaba feliz, podía tener una vida normal y se permitió… enamorarse, pero ¿Estaría el Ente sellado para siempre? ¿Qué pasaría si volvía a la luz mientras estaba con Edward? Ese miedo de hacer daño a las personas que tenía a su alrededor le hizo pensar que lo que sintió anoche fue causa de los químicos en su cerebro al hacer el amor, era lo que su tío siempre le decía; el amor son reacciones químicas que pegan más fuerte que cualquier droga.
Se levantó de la cama. Estaba desnuda, como no, por lo que tuvo que ir al salon a por sus bragas y a por su otra ropa, fue ahí donde encontró a Edward fumando en la ventana. Se sonrojo un poco al verle, como si él no la hubiera visto desnuda antes. Se agacho rápidamente a por sus braguitas y se las puso para, seguidamente, ponerse la camiseta; los pantalones estaban algo sucios y tenían manchas de… bueno, estaba claro de que eran las manchas
-Bu… buenos días- le saludo mientras se acercaba a su cocina/comedor, si es que se podía llamar comedor a una mesa con dos sillas -¿Como… cómo te encuentras?
Se acercó a la cafetera a por el paquete de café que guardaba en la segunda estantería y al mirar hacia la vitrocerámica vio la marca de unas nalgas en ella… estaba claro que, al ser su primera vez, se sintió tan bien que no quiso parar. Le llevaría al menos una mañana entera limpiar todo lo que habian montado, Mientras se preparaba el café, a ella y a Edward ya que asumio que el tambien le apeteceria uno, miraba al hombre de reojo evitando fijar la mirada con el
-Lo… lo de anoche no tiene porque significar nada ¿N... no?- dijo con un tono que intentaba simular que no era un tema importante, sin embargo el temblor en su voz daba a notar que era un tema muy importante, al menos para ella -Dos amigos… pasándoselo bien
Eso ultimo lo dijo con un leve tono de melancolía en la voz, volviendo a señalar que en el fondo ella no quería que esto acabara así,l pero que no tenía la capacidad para aceptar. Miro al polvillo negro dentro del paquete de café con algo de melancolía en los ojos, casi sentía como si ella no mereciese esta felicidad y que si se quedara al lado de Edward acabaría haciéndole daño, que en algún momento el Ente volvería a tomar control y… no, no quería ni pensar lo que le podría hacer. El miedo que tenía a ver a Edward sufriendo recalcaban más aún lo que verdaderamente sentía por el hombre, pero ella negó estos pensamientos diciéndose a si misma que tampoco querría que cualquier otra persona sufriera daños… el auto engaño era lo único que le ayudaba a sobrellevar esa situación.
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Tema: Re: En el Pub me reencontré con el exorcista (Edward Johns) [21-09-2018] (+18) 6th Agosto 2020, 16:20
Escuchó un ruido a su espalda y luego la chica habló, su voz le golpeó con fuerza en los tímpanos, como si de golpe cogieran un gong y lo hicieran resonar en tu oído para despertarte, miró de reojo a la chica y le dedicó una sonrisa con la cara ladeada, sin mirarle directamente, no se veía con fuerzas, por que sabía lo que vendría en unos minutos…Dio una calada al cigarro ,apurando, y lo tiró por la ventana:
- Buenos días… - Miró hacia el cielo e inspiró el aire de la mañana con suavidad: - Todo bien cielo, deberías cambiar el colchón, eso sí, creo que ayer se rompió… - Sonrió con maldad recordando lo de ayer y finalmente se dio la vuelta, miró a la mujer mientras ella cogía la cafetera, la chica estaba diferente a la noche de ayer, aunque no sabía decir bien el motivo.
Cruzó los brazos mientras meditaba, ahora mismo estaba entre la espada y la pared, dar un paso en falso podía significar que ella se pusiera en el punto de mira de muchos cabrones indeseables, las palabras de la chica le despertaron de repente de su ensimismamiento: - Lo… lo de anoche no tiene porque significar nada ¿N... no? – La miró fijamente a los ojos: - Dos amigos… pasándoselo bien. – Sintió un pequeño pinchazo de dolor en el estómago, cómo cuando te prometían un regalo de Navidad que esperabas con mucha ilusión y que luego resultaba ser un puto diccionario, sin embargo, aquello era conveniente…
Se acercó a la chica y buscó por la cocina distraído, aún sin responder a su pregunta, abrió un armario y de allí sacó dos tazas, las colocó sobre la encimera, al lado de la vitrocerámica, él le dedicó una sonrisa cínica: - Claro ¿Qué iba a ser si no? Somos adultos, no es como si fuéramos a enamorarnos por echar un polvo ¿No? – La cafetera empezó a sacar vapor por la obertura, Edward se adelantó a la chica y la cogió, sirviendo el café en las tazas, después de dejarla donde estaba, recogió su taza y se aparto de ella.
Aquellas palabras que acababa de decir le dolían, dolían cómo pocas cosas ¿Pero que se suponía que tenía que hacer? Él no merecía ser feliz, sobrevivía a base de destrozar la existencia de otras personas, a lo sumo, lo mejor que se merecía era una paliza en un callejón: - Además, creo que ayer nos pasamos con la bebida…Ya llevaba unas cuantas cervezas cuando te vi en el pub. – Mentira, mentira, mentira, un maldito embustero, eso era, quería correr hacia ella, gritarle que no era así, que lo que había sentido con ella era algo que hacía tiempo que no sentía y sin embargo ahí estaba, mintiendo como un cobarde: -
-Espero que ayer lo pasaras bien. – Dijo en un tono algo mas cortante, luego dio un sorbo al café y se paseó por el comedor en silencio, no sabía que decir, lo cierto era que no quería estar allí, cada minuto que pasara se sentiría peor: - Escucha…Tengo trabajo que hacer, así que, si no te importa, acabaré esto y recogeré… - Le enseñó la taza, refiriéndose a que cuando hubiera acabado el contenido tendría que marcharse.
Los minutos siguientes fueron bastante angustiosos, eternos, le generaba ansiedad aquel momento, en una parte quería acabar rápido con aquello, pero por otra querría que aquellos últimos instantes durasen una eternidad, en el ambiente se respiraba una tensión fuerte que podría haber sido cortada con una cuchara, ambos tenían cosas que decirse, sentimientos y emociones que quedaron reposando en el fondo de su última taza de café juntos, el destino era caprichoso y les había unido, pero ahora era el mismo destino el que había plantado un muro infranqueable para ninguno de los dos.