Quien diría que tú lo adivinarías... [Priv. Steve Rogers]

El día había amanecido con unas temperaturas agradables, y como en el anterior, el sol había vuelto para alumbrar la movida ciudad de Nueva York. ¿ Cómo no iba a incitar aquello a salir de casa? De ser por ella no lo haría, eso seguro. El problema era que había vuelto a tener aquellas horribles pesadillas, que parecían divertirse atormentándola de vez en cuando, cortándole y obligándole a estar despierta a horas tan tempranas un maldito sábado por la mañana. Pero ya se había resignado a ello, así que se dio una ducha rápida,  desayunó un par de tostadas integrales con un zumo de naranja natural y finalmente se peinó y aseó. Una rutina demasiado común. Ahora sólo le faltaba decidir algo, y era qué hacer. Podría ir a dar una vuelta por el centro y aprovechar para mirar algunas tiendas. De hecho, hacía ya bastante que no hacía eso, y a ese paso se iba a quedar sin nada que ponerse, porque, por desgracia, algunos de sus actos heróicos les costaba sus prendas. Estaba empezando a ppensar que necesitaría uno de aquellos trajes que los demás superhéroes utilizaban para tapar su identidad y definirse. Podían llegar a ser muy útiles. Definitivamente, la idea de ir a mirar tiendas quedaba descartada.

También podría salir a hacer algunas fotografías, a ver qué podía encontrar. Pero a quien iba a engañar...ella se desesperaba cuando sólo tenía que hacer fotos de cosas comunes. Estaba especializada en fotografiar héroes y villanos. Y qué bien le iban sus poderes para ello...aunque, por supuesto, no siempre lo conseguía. Y eso le llevaba a la última opción: ir a hacer su ejercicio diario. Normalmente prefería hacerlo por la tarde, donde habían más espacios con sombra y se podía notar aún soplo de brisa, pero siempre habían excepciones, y ese día sería uno de ellos. Cogió la cantimplora y el móvil con los auriculares, se puso ropa cómoda y salió dispuesta a ir hacia aquel gran parque. Allí habrían bastantes personas, sí, y quizás no le iría mal reposar luego sobre la hierba y observar su alrededor.

Las balas de los alemanes silbaban mis oídos y cada compañero que salía de la trinchera era impactado dejando salpicado de sangre todo el lugar, aquellos que conseguían salir no tardaban en ser abatidos por los francotiradores. Los pocos mas cercanos a mi eran los únicos que escuchaban mis ordenes en quedarse a cubierto, los disparos y las explosiones hacían una comunicación muy difícil. Los refuerzos no tardaron en llegar desde el aire, aviones con paracaidistas llegaron al apoyo y ese infierno se convirtió en algo peor. Ganamos esa batalla.

Sacudí la cabeza para olvidar todos esos recuerdos, las caras de cada uno de los compañeros caídos en guerra. Llevaba dos horas corriendo por el High Park y aún no notaba cansancio. Cada mañana la misma historia, salía a correr para no soñar pero entonces los malos recuerdos me invadían.

Golpeé con los puños al aire cual saco de boxeo con ira.

Aprovechó el corto camino hacia High Park para ya empezar con el footing, empalmando todo el camino. Allí, tal y como había imaginado, la gente hacía múltiples actividades diferentes, disfrutando solos, en familia o en pareja. En cierto modos los envidiaba: ella no tenía nada a parte de a si misma. Bueno, sí, dinero...era lo único que agradecía de su familia. Y no para utilizarlo en grandes lujos, sino para, al menos, poder vivir mínimamente cómoda. Y uno se preguntaba: ¿Por qué entonces tenía aquel trabajo en el que le pagaban tan poco?  Bueno, la respuesta era sencilla: se había prometido que contra menos tocase la fortuna de sus padres, mejor. No le hacía mucha ilusión utilizar el dinero que ellos mismos utilizaron para intentar darle todo lo que necesitaba para destruir el mundo. Solo lo utilizaba para pagarse la carrera: lo consideraba un trato justo. Para eso y para todo lo que implicase una buena causa en la que fuese muy necesario.

Como el piso que había alquilado recientemente en NY a aquella buena anciana, con tal de saber qué había pasado. Desde que...el mundo se volvió así de loco, habían empezado a aparecer cosas, personas, lugares...y documentar aquello sería un hecho muy importante. Incluso en Gotham habían llegado las noticias de unos tales "Vengadores". Y Coral pensaba encontrarlos.

Mientras pensaba todo aquello, sus ojos divisaron una figura que pasó al lado suyo, un chico que también estaba corriendo, y que le adelantó. "Es rápido", pensó, pero la cosa no le hubiese extrañado tanto si al cabo de pocos minutos no hubiese vuelto a pasar a su lado otra vez.  

"Espera. ¿Qué?"

O estaba haciendo una ruta muy corta para correr o...Sí. Tenía que ser eso. Pero siguió pasándola. Y tuvo la intuición de que algo no iba bien, así que decidió seguirlo. Algo que, obviamente, resultó imposible. Aún acelerando, en poco ya lo volvía a ver lejos otra vez. No, ahora en serio: ¿Es que era flash y no se había dado cuenta? Pero hubo un momento en que se paró, dando un par de puñetazos al aire (o al menos, eso llegó a ver).

"Ahora."

Y se acercó con tal de saciar su curiosidad. No sabía ni como iba a hablarle, pero bueno, ya improvisaría algo cómo...

-Eres la primera persona que me adelanta 6 veces en un mismo trayecto. ¿Puedo preguntar qué ruta tomas?

Genial. Preguntar esas tonterías no eran de su estilo, pero...ah, la curiosidad siempre le podía. E indagar también.

Una voz a mis espaldas me hizo volver a la realidad. Paré de correr y me giré para ver de quién se trataba. Una chica, joven, desconocida. Algo desconcertado miré a mi alrededor para ver si en verdad me lo decía a mí y, efectivamente, así era.

- Ehm... - Pensé, la verdad que no sabía qué responderle. "Hace 80 años me inyectaron un suero para convertirme en un super soldado y mi condición física es superior a la de cualquier humano", no, no se lo diría aunque eso fuese la verdad no quería revelar su identidad. - Soy algo así como un atleta profesional. - Mentí. - Además, acorto la ruta por mitad del parque. - Volví a mentir.

Me acerqué a la chica para saludar y aprovechar para hacer algunos estiramientos.

- Soy Steve. - Y le tendí la mano. - ¿Vienes mucho por aquí? - Nunca observaba a nadie cuando salía a hacer los ejercicios, sus recuerdos siempre le invadían y era imposible deshacerse de ellos.

-Bueno, High Park es bastante largo para que, aunque sea a la mitad, vayas tan rápido...-casi pensó en voz alta, alzando por un momento la mirada al cielo, para luego instintivamente bajarla hasta los ojos de él, sonriendo con suavidad- Pero si eres un atleta profesional, tienes que estar más que acostumbrado. Es increíble que tengas esa capacidad física -aquello lo dijo con más admiración. No solo por su velocidad, sino también por su cuerpo. Es decir, ella no era de las que se paraban a mirar a nadie en constitución, pero...bueno, es que la suya era imposible no verla.

Y cuando el hombre se presentó, ella tendió su mano también para llegar a coger la suya, estrechándola con algo que quizás se podría llamar "fuerza"  (al menos, para ella). -Soy Coral, un placer! -se presentó también- Y la verdad es que...-dudó por un momento. No podía decir que sí, sería raro. Pero si decía que no, también podía poner en evidencia que fuese de Nueva York. Por supuesto, la respuesta iba a ser sencilla.

-Descubrí este lugar hace poco. Me he mudado temporalmente al centro de Nueva York para la universidad...-aquello último, lo de la de la universidad, era claramente mentira- Desde las afueras me pillaba lejos. Preguntaría si tu también lo haces, pero creo que es más que obvio. -bromeó entonces, encogiéndose ligeramente de hombros.  Y se quedó en blanco, sin saber qué más decir. Sinceramente? Era...raro. Sí. Era raro hacerse pasar por una persona normal cuando no lo eres. Llevaba toda una vida haciéndolo, pero desde que se ganó la identidad de Nightwind, todo había cambiado.

Se cogió las manos por detrás de la espalda y volvió a hablar- Te preguntaría si preferirías seguir conmigo, pero creo que sería demasiado lenta para ti...- y una lástima, porque siempre era entretenido hacer deporte con otros. Excepto con Flash Kid. El siempre se ponía a vacilar de sus habilidades, y te daban ganas de tirarlo por un 14º piso.

Sonreí ante la respuesta de la chica. En verdad tenía razón, para la rapidez con la que iba y las vueltas que llegaba a dar, cualquiera que se fijase sabría que no era para nada normal ni aunque fuese la mitad del recorrido como le había dicho a la chica. Nunca me había fijado en eso, siempre acabo sumergido en mis recuerdos y hacen que me olvide de todo lo que me rodea.

La chica me estrechó amablemente la mano, presentándose como universitaria. Observé su aspecto, su manera de vestir, la edad que debería tener para intentar deducir que estudiaba, pero imposible. Podría ser un buen líder para llevar el control de un pelotón de soldados o carismático para darles ánimos antes de la batalla, pero para estos temas más cotidianos era un desastre.

La propuesta de la chica me pareció curiosa y revisé la hora para saber cuánto tiempo llevaba entrenando. Nunca salía a correr acompañado, así que podría ser divertido.

- Pues me parece buena idea. – Omití su pero. – Hoy tendrás entrenador personal. – Bromeé al tiempo que me ponía en marcha.
Pensaba seguir unos minutos más al trote, al ritmo de la chica, luego parar a hacer algunas flexiones, abdominales y quizás sentadillas, correr unos minutos más y luego estiramientos. Estaba seguro que sería divertido.

Coral arqueó una ceja, sonriendo de forma fina, divertida.

-Cualquiera te dice que no, visto lo visto -respondió con el mismo tono de broma, asintiendo ligeramente con la cabeza, agradecida por que aceptara. Al menos ahora ya tendría a alguien a quien intentar preguntar libremente sobre lo que pasaba en esa ciudad. Habían oído sobre más superhéroes, sobre supuestas organizaciones...y dudaba que todo eso fuese secreto. Ni los Teen Titans, ni las Gotham Sirens, ni la Young Justice lo era.

Vamos, que era difícil ocultarlos, porque se suponía que tenían que estar cerca para ayudar a los demás.

Corrió al lado de él de forma tranquila. Era obvio que el contrario se estaba limitando bastante, pero bueno, tampoco moriría por ello! Así al menos hasta que pararon a hacer algunas flexiones, abdominales y otros, para ejercitar todas las partes del cuerpo. En eso ya la pareció más fácil seguirle, ya que era más tranquilo. La fuerza y en cierto modo la velocidad no sería lo suyo, pero ella también tenía su cuerpo entrenado para resistir lo máximo posible.

Siguieron un poco más, creando poco a poco un acercamiento mínimo como personas que eran, y una comodidad en global, así que en la segunda tanda de ejercicios, Coral se vio más que dispuesta a preguntar.

-He oído que aquí hay superhéroes...¿es verdad? -preguntó entonces, poniendo su mejor cara de chica buena e inocente. En el buen sentido, claro. Solo quería guardar las apariencias y hacer como que no sabía nada más.

-De donde yo vengo también...aunque es algo lejos. ¿Quienes son? ¿Qué hacen? -casi sonó como una chica joven que preguntaba sobre su cosa favorita. -Si no es molestia preguntar de ello...-y se encogió ligeramente de hombros.

-Pero siento admiración por todas y cada una de las personas que intentan salvarnos y ayudarnos.-añadió, poniendo una tilde de sinceridad en aquellas palabras.