When The Wind Blows(Cassandra E. Sandsmark= 06/05/2019)

A la profesora y directora de arqueología e historia Helena Sandsmark le había salido un trabajo en Nueva York. El museo en el que trabajaba le había pedido visitar una colección de objetos griegos que exhibía en la Gran Manzana la Casa de Subastas Winkle. En otra ocasión Helena habría acudido al viaje de negocios sola, dejando a Cassandra en casa para que pudiera cumplir con su jornada escolar. Estaban en una época que en nada se acabaría el curso y su hija tenía que esforzarse para conseguir méritos y buenas notas para entrar a una prestigiosa universidad.

Sin embargo, había acontecido la Word Ward Demon. Una larga lucha por el futuro y la libertad de la humanidad. La tierra se había sumido en tiempos oscuros y confusos. El caos había reinado y se habían perdido muchas vidas, devastado territorios y causado una gran ruina a muchos niveles. Su hija era una de las grandes afectadas de la invasión de Trigón. Cassie había sufrido en sus carnes ser poseída por Belial, siendo utilizada para propagar todo el mal que quiso el hijo del noveno demonio.

Por esta circunstancia y por haberse encontrado en un universo donde sus amigos no estaban y los que estaban no la reconocían y con una versión de su novio muy estrada, Cassandra estaba inmersa en una gran depresión. Helena notaba a su hija consumida. Sabía que por su bien no debía seguir así. Debido a eso, decidió que no era buena idea dejar a su pequeña en Gateway City. Lo mejor sería que la acompañase en su viaje y respirase los aires de famosa ciudad neoyorquina.  
Además, como a su hija le gustaba como a ella la historia y la arqueología supuso que este incentivo de ver reliquias históricas sería un incentivo que pudiera ayudar a la menor a recobrar su antiguo interés por la Edad Antigua.

Tras la acontecido, Cassie no estaba muy emocionada con el viaje ni con la exposición. Estaba un poco ensimismada en su mundo. Pensando en las cosas que tenía la vida. Se había levantado con desgana y su progenitora la había obligado a ir. En su rostro se notaba la desgana que le producía todo. Madre e hija entraron en la exposición. Helena y Cassie se acercaron a una vitrina.  Era impresionante las cosas maravillosas que tenía  la tecnología. El desarrollo de la civilización y sus procederes permitía cosas increíbles. Los restauradores con la ayuda de las nuevas técnicas y materiales habían llegado a reconstruir una obra perdida del aclamado pintor Apeles de Cos. La castaña miraba y demoraba con su buen ojo de directora de museo las figuras de Fidias. Pensaba en lo interesante que podían resultar para la colección de Gateway City.

Helena haciendo gala a su carácter afable y extrovertido, se giró a la persona que se había acercado a ellas y le sonrió.

-Los que somos del oficio y ponemos esfuerzo, dedicación y compromiso sabemos valorar cuando en las piezas se impregnan esos valores. - la arqueóloga agradeció la casualidad de que habían coincidido con la dueña de la exposición.- Un placer, yo soy Helena Sandsmark. Dirijo el museo de Gateway City. Como buenamente sabrá, somos expertos en cultura griega y en la cultura de las amazonas. -

La castaña se acomodó al saludo oriental de May, e hizo lo propio. Donde fueres haz lo que vieres como decía el refrán.

-Esta es mi hija Cassandra.-

Cassie suspiró con un poco de hastío. Le hubiera gustado estar un tiempo a solas. Un tiempo para ver la exposición a sus anchas. Sin contacto con extraños. Cassandra no estaba muy entusiasmada con la idea de ponerse a charlar con una desconocida. Sin lugar a dudas la exposición era maravillosa. Pero no tenía el humor para apreciarla ni para charlar sobre las preciosas obras y objetivos de la antigüedad clásica.

-Un placer.- comentó la rubia sin mucha emoción. Estaba pasando un muy mal momento y no tenía ganas de nada.

Aunque Wonder Girls era amable, simpática y extrovertida no era una persona que entrase de un primer momento en confianza. La atractiva rubia se mostraba cerrada con los desconocidos y más, estando viviendo esa época dónde se la había caído todo encima y no contaba con un red de apoyo.

-Estaba interesada en conseguir algunas piezas para la colección del museo. Si fueras tan amable de enseñarme las piezas clave. - Dijo Helena yendo al meollo del asunto.

Cassandra perezosamente seguía a las dos mujeres.en.su andadura por el museo. No comentaba mucho, puesto que, era trabajo para su madre y tampoco tenía nada que decir. Las palabras no la salían. Estaba muy desganada.

Helena sonrió de forma agradable a May.

-Muchas gracias por su esfuerzo. Mi equipo y yo no sentiríamos estarían muy honrados de acogerte, si decides visitarnos en alguna ocasión.-

Ambas mujeres acompañaron a la dueña de la casa de subastas por la vasta exposición. May fue explicándoles las obras que se mostraban. Les contaba su historia, informaciones relevantes y cómo fueron a parar en sus manos. La castaña analizaba con ojo clínico cada pieza. Como muchos museos no contaba con un desorbitante presupuesto para comprar cada pieza de la que tenían noticias. Helena tenía que decidir qué obra valía más la pena obtener. Tenis que evaluar bastantes variables para tomar la decisión con una lógica fundamentada. De vez en cuando Cassie mostraba su interés en alguna cosilla. Pero era algo esporádico.  

Tras la visita al pabellón griego, May las guió hasta el recinto que estaban por abrir en breves. Se notaba que esa zona era la predilecta de la propietaria de aquella colección. La morena se detuvo frente a un pintura de una diosa oriental. Empezó a contarles un relato y se notó que no sé había detenido en ese cuadro por casualidad. Estaba intentando llegar a Cassandra.

Helena carraspeó un par de veces, intentando que las cosas volvieran a su cauce. Veía las caras de su hija mientras May estaba contando la historia de la diosa Nüwa. Nada tenía que ver esa diosa oriental y el tema que traía a Helena y su hija a la exposición. Esa no era una visita social. La arqueóloga estaba allí como profesional. No como amiga de nadie. Estaba allí haciendo su trabajo. Es verdad que tampoco era para tener una actitud de funeral. Pero de ser simpático y agradable a cruzar hacia la barrera de la intimidad era un buen tramo.

Creo se ha desviado la conversación ligeramente.- Comentó Cassandra intentando contenerse y no estallar. A nadie le gustaba que una desconocida se metiera en su vida y menos, Cassie. Era como el típico  comentario "Chiquilla, alegra esa cara". La mujer que lo recibe siente inmensas ganas de despedazar a quien se la hace.

- Qué historia más interesante. Volviendo al tema de trabajo. Me he interesado por las figuras de Fidias y las vasijas rebabas con representaciones de los dioses. Si pudiéramos concertar una cita para hablar sobre el precio y esos detalles.-


Se veía claramente que la dueña de la exposición había centrado su atención en la tristeza que tenían los preciosos ojos azules de Cassandra. Agradecía que la mujer étnica se hubiera preocupado por el bienestar de su pequeña. Pero había un momento y un lugar para cada cosa.

Además, la segunda Wonder Girl no era alguien que contase sus problemas a cualquiera con quien se encontraba. En ese aspecto era más cerrada. No le gustaba involucrar en sus movidas a personas con las que no tenía un mínimo de confianza.

Helena envió una sonrisa cordial y agradable a la Winkle. No le agradaba haber causado molestia a la joven que las había acogido tan amablemente. Pero sabía que debía marcar unos límites para poder cumplir su encargo. May parecía que tenía muchas ganas de estrechar vínculos. Pero no era el momento. No cuando la arqueóloga había ido a Nueva York para conseguir obras griegas para su museo. No se encontraba allí como Helena sino como la directora y arqueóloga del museo de Gateway City.

- Muchas gracias por sus atenciones. Lamento si hemos sido un poco serias. Es que no estamos aquí una visita social, sino por el asunto de trabajo. No nos gustaría desviarnos del deber.-  comentó cordial-seguramente terminado el trabajo podremos tomarnos un momento para hablar de cosas más personales con un café.- agregó para que May no se sintiera mal con su corrección.

Las dos mujeres de Gateway City siguieron a la dueña de la casa de subastas por la exposición charlando sobre las obras griegas.

- Me gustaría mucho que pudiésemos llegar a un acuerdo o por lo menos un diálogo inicial hoy. Puesto que pasa eso estoy en el lugar.-

Cassandra se quedó callada mientras las dos mujeres mayores hablaban de sus asuntos. Como había expuesto divinamente su madre, no era una visita de placer sino trabajo y no podían dejarse entretener en otros derroteros.

En un momento dado de aquella visita privada, la medio asiática se paró junto a un retrato que colgaba en una pared. Ese retrato era la principal obra expuesta en aquel corredor. A Cassandra no le llamó mucho la atención. No era de su interés, ya que, parecía una obra reciente y bastante alejada del mundo griego y los doce olímpicos. No obstante, para May parecía ser algo muy relevante. se paró y miró fijamente ese cuadro. le miraba de una forma muy emocional como si aquella obra fuera muy querida. Tras un momento les relató que era imagen de su fallecida progenitora.

-Mí más sentido pésame.- dijo Helena al escuchar que May había perdido recientemente a su madre. La arqueóloga posó su mano en el hombro de la joven de etnia asiática, a modo de dar consuelo y apoyo.

Cassie se sintió un poco más entristecida con la revelación de May. Sí además de todo lo que había perdido en Omega también hubiera perdido a su madre, quién era actualmente su única fuente de apoyo y consuelo, no sabía que habría sido de ella. Helena era quizá el único motivo por el que se levantaba de la cama y se aseaba. No tenía ganas de absolutamente. Si existía algún impulso para moverse, avanzar, aclimatarse a Omega e intentar salir de su depresión, era por su madre. Por no hacerla daño y verla feliz.

- Lo lamento- comentó Cassandra con voz lastimosa y triste.

Helena no conocía a Rip, ya que se movían en campos y mundos diferentes. Pero en el cuadro pudo apreciar esa pose y mirada analítica que compartían todos los estudiosos.

- Las personas que nos han aportado mucho en la vida nos son queridas dejan en nuestro ser una huella imborrable. Cuando las perdemos lo mejor para honrarlas es dejarnos guiar por sus enseñanzas, consejos y sabiduría. - comentó Helena tratando de ser empática. Ella no había tenido ese tipo de relación con sus padres. Había estado sola desde muy joven. Tuvo que esforzarse mucho y valerse por sí misma desde muy temprano. Pero sí que tenía esa relación cercana con su hija y entendía lo que era la muerte de un ser querido.

Lo dicho por su madre la hizo emocionarse. Guardar en nosotros lo que nos enseñaron personas que amamos y ya no están. Suspiró. ¿Qué la había dejado Conner? Aparte de una enorme tristeza. ¿Qué la habían aportado ese mar de amistades que ya no se encontraban con ella? Ahora solo pedía sentir un enorme vacío. Sus amigos eran algo muy importante y ese universo se los había robado. Inhaló, tomando aire. Eran valientes, justos y un tanto rebeldes. Su talante honorable y bueno. Su esfuerzo y perseverancia. No sabía si algún día su corazón dejase de doler tanto. Sí un día podría ser capaz de ser valiente y perseverante. Sí podría afrontar su camino sin dejarse enmohecer el pecho por el sufrimiento. Sí podría hacer florecer el jardín interior que ahora se encontraba marchito.

-Es muy duro- espero un instante. No sabía cómo dar ánimos cuando ni ella misma veía un rayo de esperanza. - Pero algún día pasará la tormenta.- Era un frase muy trillada. No encontraba más que decir.

Siguieron por la exposición. May iba a enseñarles un parte más para que su madre valorase. Lo más importe y sobre todo, por lo que principalmente estaban en aquella exposición era encontrar obras y objetos para el museo en el que trabaja Helena. Caminaron hasta un lugar que estaba cerrado al público, pues era el lugar donde estaban trabajando aún los restauradores. Las tres mujeres se encontraron ante un sarcófago. Helena, que era especialista en ese campo pudo notar perfectamente por las inscripciones a qué personaje histórico pertenecía. Se quedó entre asombrada y maravillada. Cassie, que aún no estaba tan versada como su madre y era una estudiante de secundaria aún, no pudo llegar a dilucidar de quién era el sarcófago. Cuando May lo reveló, la segunda Wonder Girl se quedó tan estupefacta como su progenitora.

Ese hallazgo era impresionante. No obstante, el museo de Gateway City no era muy experto en momias. Por lo que la momia de Alejandro Magno, por muy grandiosa figura del pasado que fue, no era de su interés para la compra. Helena buscaba más objetos, reliquias o instrumentos. No esa clase de muestras históricas.

-Sin duda es un descubrimiento apoteósico. -  

La verdad que la revelación de la joven Winkle volvía la situación difícil. Había dejado a Helena y a Cassie en una considerable tesitura. ¿Qué hacer o decir cuando en un situación de trabajo una desconocida te revela que ha muerto un ser querido recientemente?

- De nada.- contestó Helena.

- Espero que te repongas cuanto antes- Comentó Cassandra sin saber muy bien qué más decir.

Aunque no comentaron nada, porque no era el momento, tanto a Helena como a Cassie la forma de expresarse de Mayo, usando tantas metáforas y analogías, les resultaba peculiar. En su entorno nadie hablaba de un forma tan intrincada. Cassie pensó que era como el Señor Miyagi de Karate KId. También pensó en el tío Iroh de Avatar. A la rubia se le escapó una ligera risita al asemejar a May con el típico sabio anciano oriental que tiene una jerga filosófica. Luego su cabeza la hizo pensar en un famoso escritor japonés que había sido un revuelo hacía varios años. Las palabras de May recordaron a Cassie la cita de Haruki Murakami:

«…y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro que la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso trata esta tormenta».

La segunda Wonder Girl sabía que su tormenta estaba aún en su etapa inicial. Había perdido mucho. Por lo que tenía mucho que procesar, reconstruir y sanar. Le quedaba un largo camino hasta poder seguir adelante asumiendo sus pérdidas.

Entre pensamientos y devaneos, siguieron admirando lo exposición. El sarcófago de Alejandro Magno era tan exquisito e imponente como seguramente lo fue en vida la persona que estaba en él. Ante las miradas sorprendidas de las ciudadanas de Gateway City entró a la estancia un restaurador con gran premura. Le pasó una tablet a la asiática y esta al mirar lo que había en la pantalla habló. La propietaria de la colección les contó a sus invitadas que en una de sus excavaciones en Atenas acababan de descubrir algo.

- Es un descubrimiento maravilloso y me siento muy afortunada al poder conseguir y atesorar para el Museo en el que trabajo tan espectacular hallazgo. - comentó Helena sonriente y feliz. No podía dar aún por sentado que el Museo se quedase la crónica de las guerra del Peloponeso. Todavía faltaba hablar de dinero disponible y de números. Pero veía por la actitud de May que seguramente podrían llegar a un acuerdo.

-Es grandioso- comentó Cassandra. La rubia por un momento dejó de pensar en la difícil situación que se enfrentaba al perder a gran cantidad de seres queridos e importantes. A la joven le gustaba mucho el relato sobre los conflicto y guerras de los pueblos griegos. Eran relatos fascinantes sobre lo cruel y lo orgullosos que eran antiguamente los pobladores de Grecia. Aunque el nivel de violencia y enfrentamiento había bajado en nuestra era, no se podía negra que éramos hijos que aquellos que se enfrentaban y armaban una gran campaña militar por la más mínima querella.

Tanto madre como hija se quedaron estupefactas con la propuesta de May. Era una acto muy filantrópico regalar esos impresionantes descubrimientos a un museo arqueológico para que toda la población tuviera acceso a ellos. Más teniendo en cuenta que la mentalidad de los estadounidenses  sobre las reliquias halladas por particulares era muy diferente a la europea o de otros países. Mientras que en Europa todo descubrimiento era del estado y daban al descubridor un dinero simbólico en concepto de gratificación por su labor a la historia, en Estados Unidos se consideraba que la obra u objeto era propiedad de quien lo descubría. Entonces, en USA tanto museos como particulares podrían optar a conseguir para sus colecciones piezas muy relevantes para la humanidad.

El desconcierto del inesperado regalo también se debía a que las mujeres eran para la dueña de la casa de subastas unas desconocidas, las acababa de conocer prácticamente hacía unas hora. Si bien era cierto que los millonarios realizaban ese tipo de actos para compartir el conocimiento con sus congéneres. No obstante, hacían ese tipo de regalos y favores a entidades con las que tenían algún tipo de contacto o relación previa. May no había visitado el Museo de Gateway, no tenía conexión con la étnica griega ni parentesco con ella y ni conocía a nadie trabajando en el Museo.

Helena sopesó la situación. No sabía si era por tener reciente la muerte de su progenitora y por el apoyo mostrado por ellas o que le habían caído en gracia por lo que hacía este donativo. Esa inesperada donación, al no requerir del dinero destinado a ella, permitiría al museo acceder a comprar otro tipo de obras o realizar excavaciones o invertir en restauración. Era algo a lo que no podía negarse. pero no podía actuar como alguien que acepta de buen grado todo lo que le dan.

- Aprecio mucho su gesto. Su dádiva permitirá al Museo acceder a más fondos para investigación y restauración. No obstante, me gustaría dar alguna clase de dinero simbólico o acto o nombramiento como agradecimiento o buena fe del museo a su desprendido y generoso acto.-

Cassandra no tenía palabras. Desde la Word War Demon casi había perdido la fe en todo. No podía dejar de pensar en las pérdidas que le había traído esa jodida carga  que era la fusión y el efecto Omega y en el mal que había hecho poseída por Belial. no creía en la gente y lo más importante, no creía en sí misma. Había perdido totalmente las ganas de continuar en ese mundo hostil que no tenía nada que ofrecerle. Ahora con el desprendido acto de May veía un pequeñísimo rayo de esperanza. Quizá en ese desagradable y ruin universo quedaban algunas pocas personas buenas y decentes que querían contribuir para hacer de esa confusión, caos, desesperanza y oscuridad algo mejor.

Cuando May continuó hablando, quedaron mucho más claros los motivos que la llevaban a hacer aquella obras de caridad. Según lo que explicaba había aprovechado la visita de Helana y Cassie con el fin de que la primera consiguiera objetos para el Museo para hacer una estrategia comercial. Regalar aquellas obras de arte al Museo de Gateway City la daría publicidad a la sucursal de la casa de subastas que planeaba abrir en la zona. Aunque la mujer asiática decía que no había decidido la ubicación de su nuevo enclave comercial, parecía que sería un desperdicio, desde una óptica empresarial, si desaprovechaba aquella oportunidad haciendo ese magnífico donativo al Museo De Gateway.

-Yo como principal responsable y directora del Museo de Gateway City acepto con buen grado su donación. Si le parece, el museo podría realizar un acto para agradecerle su buen propósito. Debo admitir que me gustaría mantener una relación cordial y amistosa en el que podamos beneficiarnos ambas partes con una participación y ayuda mutua. Ahora si permite que mande un mensaje a mi oficina, nuestra administración formulará los documentos para la donación y sólo tendrá que firmarlos. Quizá mientras esperamos a que se redacten y preparen los documentes le gustaría tomarse algo con nosotras, si no está muy ocupada y no interrumpimos su labor.- Comentó elegante y afable Helena. La morena sonrió de forma cálida a May.

A Cassie le causaba asombro la forma de hablar de May. Parecía que siempre elegía la forma más rebuscada de decir las cosas. Hablaba mucho sobre los dioses, la religiosidad y la filosofía budista.  Era una forma de hablar un tanto extraña para alguien de la generación de la morena, al menos en Estados Unidos.

-Me alegro que nuestra visita le haya causado tal dicha. Cassie y yo nos sentimos muy honradas de recibir  su gratitud y corte. - Respondió Helena afablemente.

La joven rubia solo asintió. Ni ella ni su madre eran muy devotas. Madre e hija no habían tenido ni referencias ni experiencias en la religión que la dueña de subastas Winkle profesaba. Tampoco era para ellas un tema de interés. Aunque no con movían a los dioses que May adoraba, pensaban que las divinidades no eran dignas de tener la devoción de nadie.

Wondergirl conocía directamente a los Doce dioses griegos y no era su más ferviente fan. Helena conocía a Zeus y había vivido un romance con él. Aunque tenían una relación cordial, la arqueóloga no podía decir que considerase a su ex amante alguien superior a la raza humana. Los dioses griegos tenían muchos vicios humanamente mundanos. En muchas ocasiones actuaban movidos por el egoísmo. Las veces que ayudaban a los humanos y seres que consideraban inferiores eran muy pocas.  Esos no eran motivos para venerarles.

La idea de Helena cuando propuso tomarse algo era la de salir a algún sitio y recorrer los alrededores. Pero la mestiza les invitó al bufet y por educación no se corrigió ni declinó la invitación. Mientras preparaban el papeleo, May las guió a la zona del edificio donde se encontraba la zona del restaurante.

Al llegar se sentaron en una mesa y les entregaron la carta.

-Yo simplemente quiero una Cocacola.- comentó Cassie.

- Yo tomaré una copa de vino. - dijo decididamente Helena.

La joven de etnia oriental pidió un té. Ni Helena ni Cassandra podría entender las sutilezas de la exquisita variedad de la infusión que se había pedido May. Ellas eran americanas y aunque les gustaban las otras culturas no estaban muy expuestas a la cultura oriental. Los estudios de Helena trataban sobre la civilización griega y era un concepto muy occidental. Cassie básicamente lo mismo que su madre.

Helena se rió encantadoramente del comentario de la Winkle.

- Es un mal vicio de quien estudia culturas milenarias. Yo también dedico mucho tiempo a mi trabajo. Es una mala costumbre que deberíamos sacarnos. Hay que dedicar más tiempo en nosotras y en nuestros seres queridos.- sonrió a su bella hija y la miró con adoración. En estos terribles momentos Helena era muy consciente de que debía dedicarle mucho tiempo a su hija.

Parecía un tema de “mayores” para Cassie. Ya que, ella ni siquiera había tenido su primer trabajo. No sabía lo que era tener la responsabilidad de ir cada día a tu trabajo y hacer tus tareas adecuadamente. Tampoco sabía lo que era estar a cargo de un empresa o tener un puesto del que dependían otros trabajos. Como no tenía mucho que decir sobre el tema de ser una trabajólica, le dió un largo trago a su cocacola.

- a veces no sabemos delegar.- Helena bebió un trago de su copa de vino.

A Cassandra le pareció que May invertía mucho tiempo en sus empresas y su trabajo. Por ello, era alguien solitario. La morena expresó que necesitaba tener una vida social, confirmando las sospechas de la joven amazona sobre que la dueña de subastas Winkle necesitaba salir a divertirse, conocer gente y hacer amigos. Al pensar en amigos pensó en los suyos. La mayoría de ellos estaban desaparecidos o habían sido reemplazados por una versión con la que no tenía ninguna. Una suave melancolía empezó a acunarla y la entraron ganas de llorara. pero no podía hacerlo ante una desconocida. Su orgullo le impedía mostrarse vulnerable y exponerse ante alguien que ni conocía. Así que, intentó pensar en otra cosa. Intentó no hacer personal la soledad de May.

-deberías … - empezó un poco dudosa- destinar unas horas al día para ti y tu ocio. Poco a poco salir más de tu trabajo e intentar conocer gente en ambientes diferentes al tuyo. No sé … la biblioteca, un club de lectura, el cine … ¿Qué cosas te interesan? y si pueden ser que no tengan relación con tu trabajo. -

-Una de las funciones de una buena jefa es saber delegar. El trabajo se resiente cuando controlar todo se convierte en una prioridad.- Comentó la arqueóloga

Cassie escuchaba un tanto metida en sus pensamientos. Después de todo el trabajo y sus complicaciones aún no era su realidad. Como a muchos jóvenes cuando no están todavía en el mundo laboral de algo que le era un tanto indiferente. Podría hablar de los estudios y el mundo académico  porque estaba en una etapa decisoria  decidir cuál iba a ser su carrera, eligir una Universidad y  estudiar para conseguir la nota de acceso.   Pero N tenía ganas. Estaba muy desmotivada, sin ilusión y sin futuro.

Luego la conversación versaba sobre las aflicciones de la morena y las posibilidades que tenía para poder hacer vida social. Cassie escuchó con atención las actividades que realizaba May. La rubia no compartía muchas aficiones con la de etnia asiática.

La amazona no sabía idiomas, no practicaba artes marciales ni espada, no hacía gimnasia, ni asistía a la ópera. Sí que hacía entrenamiento pero era en su labor como integrante de un grupo de jóvenes héroes. No era algo para comentar a una desconocida.

-Bueno ...- dijo no sabiendo muy bien qué contestar. Se veía obligada a ayudar a May como a cualquier otra persona que le pidiera ayuda. No obstante, no se encontraba en la mejor situación para recomendar a nadie que hacer para sociabilizar. Ella no quería salía a ningún lado. Quería quedarse en su casita en pijama comiendo helado de cookies y llorando y maldiciendo al jodido universo de Omega tal fake Kon. No quería salir. No quería hacer amigos. No quería sociabilizar ni conocer gente nueva. Estaba en una etapa de su vida en la que tenía una depresión y un duelo ingentes. Lo primero era llorar por todo lo perdido y asimilar la nueva situación. Luego ya vendría todo lo demás. Pero no estaba para nadie.

-Deberías buscar gente de tu edad con la que salir por ahí. O gente que le guste las mismas aficiones. Podrías hacerte un horario para tomarte descansos de varias horas. Primero si es duro, salir quince o veinte minutos.-

- Sí te acercas algún día a Gateway City te podríamos enseñar la ciudad.- propuso Helena.

- Estoy de acuerdo con ella.- comentó Helena. Cassie simplemente asintió.

May comentó que como extranjera le era muy difícil interactuar con los demás, ya que, no entendía muchas cosas de una cultura ajena a la que le habían enseñado desde niña. La rubia sentía que en ese aspecto no podía ayudarla.  Ella y su madre tenían la misma cultura que todos los americanos. Tenían un poco más de conocimiento sobre la cultura clásica griega, porque su madre era una experta en esa materia y le enseñó. A parte era una descendiente de Zeus y eso la hizo investigar sobre la Grecia Clásica. Pero no sabía sobre otras culturas. No tenía ni idea de China ni de sus costumbres o su cultura.

-Quizá deberías contactar con asociaciones de chino-americanos o asiáticos.-

La rubia no sabía muy bien qué decir ante la confesión de Mayo sobre la dureza de crianza de su padre. Cassie ni siquiera había tenido un trato duro por parte de Zeus. Ni siquiera le había conocido. Así que prefirió callar y darle un largo sorbo a su bebida.

Helena posó su mano en el hombro de la joven asiática para darle apoyo.- Lamento mucho que tuvieras un padre así. Cassie y yo estamos solas. Por motivos de la vida tuve que encargarme de ella en solitario. Cada familia tiene sus más y sus menos pero hay que continuar y conseguir superar nuestras carencias. -

La dueña de subastas Winkle propuso que salieran a dar una vuelta. Así que, cuando tuvieron todo el papeleo armado, las tres mujeres salieron a recorrer la ciudad.

Cassandra no se sentía en la mejor situación para dar consejos a una persona sobre cómo ser sociable y hacer amistades. Lo que menos le apetecía en aquel momento de su vida donde había conocido a una distorsión de lo que fue su Conner era socializar. Omega le pareció un universo de mierda donde no valía la pena hacer nada. Ese nuevo mundo le había arrebatado así compañero de vida y a personas muy importantes. Estaba de duelo y quería vivir su dolor. Sentir la ausencia de sus seres queridos. Aún no estaba lista ni para dejar atrás ni para superar. Cuando pierdes a alguien con el que estás profundamente unido tardas en estar bien.

Aunque no siguiera sus propios consejos por su dolor, estaba intentando ayudar a la joven de etnia asiática. Cassie no era el paradigma de personas extrovertida pero no era una antisocial y se le daba bien la gente. La segunda Wondergirl parecía tener más habilidades sociales que May.

Helena por el contrario que su hija, sí que hacía buen uso de sus características sociales. En su trabajo tenía que ser una persona con buen carácter y que supiera ganarse las simpatías de los demás. Pero no solo era por su vocación. La mujer castaña era alguien de talante amistoso y sociable. Le gustaba interactuar con los demás. En ese momento de su vida no estaba viviendo tan dramáticamente la pérdida como le pasaba a su descendiente.

Acabadas las negociaciones y los papeleos, las tres mujeres salieron del edificio a dar un paseo. De acuerdo con el criterio de la empresaria salieron en busca de un local que tuviera acceso a unas agradables vistas naturales. De forma amena pasaron la tarde juntas las hermosas féminas.