[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - Purgatory (Roy Harper, Wally West)[14/04/2019 ]

Cuando despertó, se encontraba en el interior de una jaula en una sala amplia de lo que parecía ser una especie de templo, a juzgar por la estructura y las columnas que jalonaban las paredes. La jaula era rectangular, de acero, con el espacio suficiente para poder mantenerse sentado o de pie, bastante incómoda. El suelo, al igual que el techo, era una única placa de metal cuadrada, mientras que las paredes eran de barrotes. A su izquierda había dos jaulas más, idénticas, y, delante, otras tres situadas en paralelo, cada una frente a otra. Las seis colgaban del techo y la suya era la única que estaba ocupada. Debajo de cada una había un brasero redondo grande, de unos 40 cm, que en aquellos momentos se encontraban apagados. No hacía falta mucha imaginación para comprender por qué estaban allí y el efecto que provocarían sobre la placa de metal que tenía bajo los pies si las llamas llegaran a lamerla. Era una forma de morir dolorosa, lenta y cruel.

Por puro reflejo, el arquero cerró las manos en torno a los barrotes mientras se levantaba, únicamente para sentir un chisporrotazo de energía rodeando sus manos, quemándole. De inmediato las soltó; el daño causado no había sido grave porque no había permanecido mucho tiempo agarrado, pero si intentaba sujetarlos durante mucho más las consecuencias podían llegar a ser bastante más dolorosas...

Garfield no le había registrado. Aún llevaba encima la cartera y todo lo que tenía cuando estaba en el piso, con la excepción del móvil, que se había quedado allí cuando lo había utilizado para marcar a Dinah. Dinah... ¿habría llegado a su apartamento? ¿Estaría Liam bien? Necesitaba apartar esas ideas de su cabeza, concentrarse. Garfield había dado por supuesto que no llevaba encima ningún arma, puesto que no la había utilizado en la lucha y tampoco llevaba nada visible (por no hablar que en el estado de enojo al que había conseguido llevarle el arquero tampoco es que pudiera pensar con demasiada claridad siendo la encarnación de la Ira), pero entre sus muchos talentos se encontraba el de poder montar un arma con casi cualquier cosa. Quizá llevara algo encima que le pudiera ser de utilidad...

Las palabras de Raven le hicieron dormir. Por ello, el arquero no fue consciente del camino hasta la guarida de sus atacantes. Al despertar estaba ligeramente desconcertado. Como estaba en un lugar desconocido su sistema se puso alerta e intentó levantarse cuanto antes. Pero no llegó a ponerse de pie. Se quedó sentado esperando a que su ligero mareo y su confusión pasasen. Poco a poco fue haciendo memoria y recordando los sucesos que le habían traído hasta ese extraño lugar.

El pelirrojo se dio cuenta de la enrevesada y peliaguda situación en la que se encontraba. Su vida estaba pendiente de un hilo. La espada de Damocles sobre su cabeza. No obstante, toda su preocupación estaba centrada en su hija. Era tan pequeña y estaba tan indefensa. No dejaba de pensar en sí Dinah había ya llegado a su casa y estaban ya juntas o si su bebé estaba sola, desprotegida y llorando amargamente en su cuna. Liam no podía hacer muchas cosas por sí misma. Aún era una persona dependiente. No podía estar mucho tiempo sin vigilancia y cuidados de un adulto. Como no sabía si Canario estaba con su pequeña, su nerviosismo se incrementaba. Igual era un pensamiento paranoico pero tenía miedo de que Dinah no hubiera llegado. Las posibilidades de que si bebé estuviera desatendida eran escasas. Pero aún así no cesaba de pensar el peor escenario posible. Y si salía de la cuna y se acercaba a la ventana rota o se ponía a jugar con los cristales esparcidos por la sala. Tenía que ocupar su mente en otra cosa para no desesperarse.

Roy miró el lugar donde se encontraba. Estaba dentro de una jaula de barrotes de acero y con el techo y el suelo de contundentes placas de metal. Por si eso fuera poco se encontraba colgado del techo y alejado del suelo. Su presidio se encontraba en una sala amplia con columnas. En aquella sala de pioneros había por doquier jaulas iguales que la suya. En un principio pensó que era simplemente el lugar donde se encerraba a los opositores de ese nuevo régimen que intenta imponer la hija de Trigón. Pero al ver los braseros supo que su primera intuición era muy ingenua. Además, de ser donde se confiaban los prisioneros, allí seguramente se torturaba y ejecutaba. Con desesperación se aferró a los barrotes y le dió una descarga. Le vino una idea a la cabeza. Roy empezó a baliza cómo funcionaban las celdas. Quizá podría sobrecargar el sistema y encontrar una forma de huir. Habitualmente estaba en situaciones de ese calado y tenía que ponerse a pensar cómo salir de allí.

Se llevó su mano al bolsillo y palpa los objetos que tenía en el interior: su cartera, las llaves de casa, el mando del coche, una pinza para el pelo de su hija, una navaja suiza y un palo selfie. ¿Qué podría hacer con todo aquello?

- Me podríais dar agua o algo. ¿Ganáis puntos al ser menos hospitalarios?- Necesitaba saber cuánta gente estaba pendiente de los prisioneros. Para trabajar en alguna herramienta que le ayudase a salir de allí de esa cárcel, tenía que hacerlo discretamente. Por ello, tenía que saber dónde estaban los guardias o que sistema utilizaban para tenerles controlados.

Nadie respondió a las demandas de Roy. Durante lo que pareció una eternidad, pero no debieron ser más que unas horas, lo único que le devolvió la palabra fue el silencio... Un silencio abrumador. Hasta que, finalmente, el sonido de unos pasos aproximándose llamaron su atención. Los pasos eran suaves, ligeros, y posiblemente habría tardado más en reparar en ellos si no fuera por un sonido más áspero y fuerte que los acompañaban: el de algo pesado arrastrando por el suelo.

La puerta de la cámara donde se encontraba Roy se abrió... para dar paso a Raven, que arrastraba tras de sí el cuerpo inconsciente y maltrecho de su amigo Wally. Llevaba puesto el pijama, como si le hubieran sorprendido recién levantado, y la ropa presentaba desgarros en varios sitios. También tenía manchas de sangre, pero el pelirrojo no parecía herido; las partes de su cuerpo que habían quedado al descubierto tras las roturas aparecían limpias e impolutas, sin rastro alguno de daño, a pesar de que los bordes de los agujeros aparecían en muchos casos teñidos del inquietante color parduzco de la sangre reseca.

La semidemonio alzó una mano que quedó recubierta de un halo de energía violácea y el cuerpo del velocista comenzó a levitar, dirigiéndose hacia la jaula que se encontraba justo frente al arquero. La puerta de la celda se abrió por arte de magia, volviendo a cerrarse con un funesto chasquido en cuanto el joven se encontró en su interior. Como si ésta fuera la señal para despertarse, el otro pelirrojo comenzó a recuperar el sentido.

- Oooh... Fíjate que monos los dos, juntos al fin -se burló-. ¿Cómo iba yo a separar a éstos dos tortolitos? Después de todo, fue mi otro yo la que os unió de nuevo en Omega, habría estado feo por mi parte destruir ese esfuerzo.

La azariana levitó, poniéndose a la altura de las jaulas. Aparentemente ella podía tocar los barrotes sin que nada malo sucediese, ya que introdujo los brazos por entre ellos para tomar el rostro de Wally, que aún se estaba recuperando, entre sus manos. Un aluvión de recuerdos de vivencias nunca experimentadas le invadió de golpe, saturando sus sentidos conforme la azariana iba desbloqueando las conciencias de todos los Wallace West que se habían fusionado con él en el momento de la Colisión. Normalmente el proceso se producía limpiamente, eliminando todos los doppelgänger y sus recuerdos al fusionarlos en una única identidad superviviente. En ocasiones, como había ocurrido con ella y con Richard, dejaba restos de recuerdos confusos e inconexos, pero siempre estaban ahí, aunque fuera en lo más profundo de sus mentes. Y si estaban allí, ella podía extender sus alas y tocarlos... Aunque, en éste caso, lo hizo con bastante menos delicadeza que cuando lo hizo con Dick, dejando aturdido al velocista cuando hubo terminado, incapaz de asimilar de golpe toda aquella nueva información tan contradictoria.

La semidemonio le observó retorcerse con gesto de satisfacción mientras levitaba en torno a su jaula.

- Cuando Raven desafió todo su mundo para salvar el vuestro, la abandonásteis, dejándola a la merced de Goronn porque preferisteis creer a Zatanna y sus ridículos prejuicios. Y tú fuiste el primero, ¿verdad, Wallace? -la azariana cerró el puño y un intenso dolor estalló en las entrañas del velocista, obligándole a torcerse sobre sí mismo.


"Por favor, creedme... Tenéis que creerme...", el grito angustiado de Raven resonó en su interior, como un eco del pasado, su rostro cubierto de lágrimas tan vívido como si lo tuviera ante sí en aquellos precisos momentos.

- Cuando fue secuestrada por la Hermandad del Mal, tú no quisiste ayudarla. ¿Qué fue lo que le dijiste a Robin, Wallace? ¿Puedes recordarlo?

Sí, lo recordaba. Que Dios le amparase, lo recordaba.

"Mira, Raven casi me mata. No es una de nosotros, nunca lo ha sido. Olvídala".


- "No es una de nosotros" -parafraseó la azariana apretando los labios. El dolor que sentía Wallace se incrementó tanto que no pudo evitar gritar mientras se retorcía en el suelo de la jaula, con los ecos de su discusión con Roy por el destino de Raven resonando en su conciencia-. Todo éste tiempo, todo lo que ella hizo fue tomar vuestros dolores y vuestros pesares y disiparlos a través de su propio sufrimiento. ¿Sabías eso, Wallace? El dolor que ella absorbe no desaparece por arte de magia. Necesita experimentarlo en su totalidad en aras de poder deshacerlo. Su cuerpo lo asimila, y después se destruye. Todo cuanto hizo fue siempre sufrir por vosotros, sufrir por el mundo, y tú no la considerabas digna de pertenecer a los maravillosos y poderosos Titanes que ella reunió.

>>Todas estas deudas deben ser pagadas. Conseguiste librarte haciéndole ver que no eras la misma persona, que no guardabas esos recuerdos. Ah, pero sí eres la misma persona, Wallace, y esos recuerdos están en tu interior. Y ahora sabes. Ahora recuerdas. Ahora, tus emociones son mías para retorcerlas -volvió a cerrar el puño y lo giró, y la sensación fue como si le hubieran empalado vivo-. Le hiciste daño a Raven. Ella te amaba y a ti te dio igual su dolor.


"No me importa lo que te ocurra, no me importa lo que te ocurra, no me importa lo que te ocurra..." -repitió su voz en sus recuerdos ante una Raven que le observaba dolorida.

- Y ahora yo te haré daño a ti. Pero lo haré a través de aquellos a los que de verdad aprecias... -la mirada resplandeciente de la mujer se centró en la figura del arquero... y automáticamente el brasero que había debajo del suelo metálico de su jaula se encendió.

Raven asintió, satisfecha, al notar como las emociones del pelirrojo se disparaban ante el aluvión de nuevos recuerdos que saturaban sus sentidos.

- Ah, Wallace... créeme que lo siento... -dijo, con una expresión de lástima tan convincente que casi parecía auténtica-. Todo ésto se podría haber evitado si no me hubieras negado tus abrazos. ¿Entiendes ahora lo que has hecho? ¿Lo que has provocado?

Parecía una madre explicándole a su hijo lo que había hecho mal para que comprendiera por qué debía castigarlo. El suelo de la jaula de Roy estaba empezando a tornarse rojo mientras el metal absorbía el calor y lo transportaba por toda la estructura.

- Artemis Crock -dijo con desprecio, como si la mera pronunciación de aquél nombre le dejara un mal regusto en la boca-. Francis Kane, Linda Park... ¿Cómo pudiste querer a cualquiera de ellas cuando podías haber tenido a la Hija de Trigón?

- ¡¡¡BASTAAAAAAAAAAA!!! -Raven se detuvo un segundo, sorprendida por su vehemencia-. Yo no soy Wally… no soy Wallace West… no se quién soy… -prosiguió el velocista, sollozando.

- Por supuesto que no -replicó con desprecio la mujer-. Nunca te aclarabas, nunca sabías lo que querías ser. Los demás se conocían a sí mismos, pero no Wally West, oh, no... ¿Quiero ser un superhéroe o prefiero ser un estudiante normal? ¿Quiero formar parte de los Titanes o prefiero ir por libre? ¿Amo a Raven o a Frances Kane? ¿A Artemis Crock o a Linda Park? Podrías haber tenido cualquier cosa, el propio mundo, si hubieras tenido las agallas para tomarlo. Eso era todo lo que ella quería, ¿sabes? Alguien lo suficientemente hombre como para saber lo que quería y que no tuviera miedo de hacerlo. Pero siempre fuiste como un niño pequeño, incapaz de tomar decisiones importantes como hacen los mayores. No eres más que un cobarde que salió huyendo ante la realidad de lo que era Raven, incapaz de afrontarlo, y no terminaremos aquí hasta que lo hayas reconocido.

El metal de la jaula del arquero se volvió blanco y Roy gritó, tratando en vano de evitar las superficies que le quemaban la piel, pero era imposible... No  había por dónde huir. Raven se agarró a los barrotes de Wally, mirándole directamente a los ojos.

- Dilo -le instó, mientras la carne de Roy siseaba y chisporroteaba cada vez que entraba en contacto con el metal candente-. Admite que eres un cobarde. Admite que obraste mal y pide perdón. No a mí... A la Raven que ahora está muerta por vuestra culpa.

Nadie respondió a sus preguntas. En la estancia reinaba un soberano silencio.  No hizo falta mucho para que el arquero  pudiera darse cuenta que se encontraba  solo en aquella habitación. Sintiéndose libre de las miradas indiscretas de sus captores. Roy empezó a disponer en el suelo de la celda lo que contenían sus bolsillos: su cartera, las llaves de casa, el mando del coche, una pinza para el pelo de su hija, una navaja suiza y un palo selfie. Se quedó mirando fijamente los objetos un largo rato. Estuvo mirando la sala y evaluando la situación.  Mientras permanecía a solas empezó  a su  examinar minuciosamente las herramientas con las que contaba y el modo de utilizarlas para escapar de allí. La navaja suiza era un buen utensilio. Podría servirle para forzar cerraduras. Pero el gran problema residía en que su celda no tenía ninguna cerradura. Viendo que las rejas de su jaula estaban electrificadas, el arquero suponía que el sistema por el que su prisión se cerraba era también de índole eléctrica.  Como su prisión colgaba, estaba seguro que el cableado que daba corriente a la jaula provenía de arriba. No había el espacio suficiente entre los barrotes para que pudiera meter su mano y estirar el brazo en pos de alcanzar los cabes, cortarlos y detener el circuito eléctrico. Pensó en el palo selfie. Si podía amarrar de alguna manera la navaja al palo selfie, quizá tuviera una oportunidad de ejecutar su plan. Pero entre sus pertenencias no había cinta americana. Eso habría sido perfecto. El agarre de esa cinta era fuerte y duradero. Tan firme era la adhesión de la cinta americana a los distintas superficies, que existían miles de casos de personas en secuestros y víctimas de novatadas estudiantiles que llegaban a los hospitales con la piel arrancada producto de despegar la cinta americana. Empezó a cavilar en hacer girones su camisa y hacer pequeñas tiras de tela que agarrasen la navaja al palo selfie. Sería una unión inestable pero tenía que hacer lo que fuera posible por salir de allí. Poco a poco empezó a rasgar la cintura de su camiseta roja con ayuda del cuchillo que tenía en la navaja suiza. Cuando llevaba unos cuantos pedazos sacados, escuchó unos pasos. Aunque el andar era ligero parecía que estaba arrastrando algo. El pelirrojo se puso en alerta. Con la rapidez  que le caracterizaba se guardó todo en el bolsillo del pantalón. No podía dejar saber a sus captores que contaba con algún material, por muy rudimentario o poco útil pareciera para su situación. Si sabían que tenía algo, seguramente se lo quitarían hasta lo más inservible y le dejarían sin nada.

La puerta de la sala de torturas se abrió y en la habitación se introdujo Raven. La medio demonio estaba arrastrando un cuerpo. Roy miró atentamente la escena que tenía lugar ante sus ojos. Inmediatamente pudo reconocer que aquel cuerpo inconsciente era su amigo del alma Wallace West. El arquero vio marcas de sangre resecas y el pijama roto y manchado por diferentes líquidos corporales. El de ojos verdes se preocupó por el estado en que se encontraba el velocista. No obstante, pudo ver que las partes del cuerpo que quedaban a la vista no presentaban daños. Arsenal sabía por la experiencia directa que Raven podía curar las heridas. Pero los Titanes en la situación actual eran enemigos de la hija de Trigón. ¿por qué alguien se molestaría en tratar las heridas de un rival? ¿Quien había atacado a Wally en primer lugar? Las informaciones que le llevaban visualmente le confundían. Eran complejas y para el arquero nada de aquello tenía sentido. Esperaba tener la oportunidad de hablar con su amigo. Si todo ocurría como cuando a él le habrían traído dispondían de un largo tiempo para ponerse al día y poder organizarse. Cuando el West despertase todo sería más fácil. Era un velocista y él y Roy podían aprovecharse de la unión de Wally con la speedforce para escapar de allí.

La Raven malvada levantó su mano para usar sus poderes y levantar al velocista, metiéndose en la jaula que quedaba frente a la del arquero. Al ver a la mujer abrir la puerta  con magia, pensó  que  cabía  la posibilidad  de que las cerraduras fueran por fuerzas místicas. Eso era una complicación. Según  recordaba a Wallace ni le gustaba  la magia ni era muy ducho en ese campo. Maldijo mentalmente. A Roy no le gustaba vérselas con las fuerzas  místicas y cósmicas  que no entendía. Su inteligencia  y sus recursos no servían contra cosas como la magia.

La puerta de la celda se abrió por arte de magia, volviendo a cerrarse con un funesto chasquido en cuanto el joven se encontró en su interior. Como si ésta fuera la señal para despertarse, el otro pelirrojo comenzó a recuperar el sentido. El velocista se alegraba de verle. Roy no sabía qué sentir. Por que quizá era mejor no verse en una situación tan peliaguda.

-Wally, no toques- tarde - los barrotes- terminó  de decir mientras veía como su advertencia  ni había llegado tiempo y a su amigo le dió  un electrocutazo.

- Raven nos atacó y destruyó  la base. También  ha poseído  a Garfield y a Conner. Los demás se han reagrupados en una base segura. - Intentó dar conocimientos tranquilizadores y que no contuvieran datos   que pudieran dar información valiosa al enemigo. Después de todo, no estaban en territorio  amigo. Le había  dicho que menos Kon y Gar estaban bien. Pero no tenía ni idea de donde estaba Artemis.  Esperaba que estuviera bien pero no quería preocupar más al otro pelirrojo

- ¡Qué bonito como pequeñas mascotitas! - comentó con ironía - Raven, guapa, cuando uno se levanta de mal humor se toma un café o se toma un dulce. ¿Has probado los snikers? Cantidad ingentes de memes dicen que devuelve el buen humor.-

Mientras el pelirrojo hacía sus críticas humorísticas, Raven levitó y se acercó a las jaulas. La hoja de Trigon introdujo sus manos entre los barrotes. Para sorpresa de Roy a la azariana la corriente no le afectaba. Lo tendría en cuenta. Raven tocó con sus largos y delgados dedos el rostro de Wally. El arquero no sabía muy bien lo que estaba pasando. Miró intrigado la escena que ocurría ante sus ojos buscando cualquier pista que le ayudase a entender la situación. Roy recordó cómo la muchacha le había ayudado a recuperar sus recuerdos sobre su amigo Wally. Él pensó que aquello era similar.  Sin embargo, su amigo velocista se retorcía y en sus gestos había dolor.  Parecia que Raven estaba jugando con la mente de su amigo. El otro pelirrojo no tenía pinta de estarlo pasando bien precisamente. Cuando empezó a gritar descontrolado, Roy quiso tocarle, abrazarle y decirle que eso iba a pasar.

- Walls, aguanta ¿vale? Eso no es real juega con tu mente.- comentó el arquero intentando darle un poco de apoyo moral. Por el momento no podía hacer más. S e sentía un inútil total. No podía salvar a su amigo de aquella tortura mental. -Todo irá a mejor. Está alterando tus percepciones  para que te sientas mal. No lo creas, Wallace. Te está manipulando. -

El brasero bajo los pies de la jaula de Roy se incendió cuando Raven chasqueó los dedos.  El calor se empezó a propagar rápidamente por el metal de su receptáculo. Empezaba a quemar y los pantalones vaqueros del pelirrojo  no ayudaban para nada. Era un tejido que muy rápidamente  absorbía  el calor.

Pensó  que  si estaba recriminado a Wally por sus enamoramientos, él sería también  bastante propenso a la ira de la hija de Trigón.- Raven, en el  corazón  no manda nadie. No puedes castigar a Wally por no quererte. Si tuviera que odiar y torturar a todas las mujeres que me han roto el corazón  creo que no me quedarían amigas. - Sabía  que posiblemente  sus palabras caerían en saco roto pero no se lo podía callar.

El suelo de su cárcel se volvió roja. El metal empezaba a quemar intensamente. El arquero se irguió todo lo  que le fue posible para tocar lo menos posible la jaula donde se encontraba.

- Es cierto este no es el Wally que te despreció, Raven. El no ha hecho nada de lo que le acusas. ¿Por qué  nadie conoce las teorías científicas sobre los universos paralelos? -

Roy se quemó  con el candente metal y sin poder evitarlo gritó. Cerró  los ojos interior tan do evadirse de aquel dolor. Se mentalizar recordando cómo había estado en peores situaciones. Por ejemplo  la vez que Kory le abrasó por completo  y estuvo en grave peligro de muerte.

La azariana ignoró las mofas iniciales de Roy, no sólo porque no habría habido la menor posibilidad en éste mundo de que las entendiera, sino porque toda su atención estaba focalizada en el dolor y el sufrimiento de Wally. Sólo dirigió su atención hacia él cuando hizo el comentario de que no se podía castigar a alguien por no corresponderte. En ese momento extendió una mano y los pies de Roy se elevaron en el aire, dejando de tocar la superficie candente de la jaula. Lo cual habría sido un alivio si no fuera porque el pelirrojo podía sentir físicamente como si alguien le estuviera estrangulando.

- No se trata sólo de no querer. Raven no tuvo nunca las mismas oportunidades que teníais los demás. Las ratas de Azarath la manipularon desde su nacimiento para negar su herencia. Estaba destinada a ser la hija del demonio, y sin embargo, por miedo, la obligaron a ser humana, privándola precisamente de aquello que caracteriza a la humanidad: la necesidad de sentir. La obligaron a reprimir todas sus emociones a pesar de que la habían entrenado y educado para ser humana. ¿Puedes imaginar el sufrimiento que eso supone, Roy? Estaba rodeada de chicos hermosos por dentro y por fuera, como tú, como Wallace, como Richard, obligada a presenciar vuestros estúpidos escarceos amorosos, vuestra continua promiscuidad, viendo cómo pasábais de una relación a otra, y sin embargo, ninguno de vosotros se fijó jamás en ella. Nunca. ¿Sabías que también estaba un poco enamorada de ti, Roy? Porque una vez en la base le dijiste algo bonito y después fuiste bueno con ella. Sólo por eso. Pero tampoco tenías intención de ir en serio, ¿verdad? -su garra mágica apretó un poco más la garganta del arquero-. Preferías mil veces estar con Donna o con Koriand'r, porque eres tan materialista como todos los demás.

Lo dejó caer sobre el metal ardiente, ignorando su quejido de dolor.

— Lo siento, Raven. Nunca quise hacerte daño…

La ansiada disculpa del velocista la hizo girarse de nuevo hacia él, olvidándose del arquero.

—Si quieres castigar a alguien, desahógate conmigo lo que quieras. Pero deja a Roy en paz.

Y, entonces, la tomó de las manos, atravesando el campo de fuerza que protegía los barrotes. La descarga de electricidad sacudió su cuerpo humano, que actuó de puente permitiendo que la energía alcanzara también a la semidemonio, logrando su objetivo. Ésta abrió mucho los ojos a causa de la sorpresa y el repentino dolor, pero, en lugar de soltar su mano, adelantó su rostro para atrapar los labios del pelirrojo entre los suyos a través del hueco que permitían los barrotes, hundiéndose en un beso en el que el placer y el dolor se fusionaban en uno. Cuando finalmente se separó, Wally se desplomó en el suelo de la jaula, medio inconsciente. Raven los miró a los dos con algo parecido a la tristeza en su semblante.

- ¿Por qué no podéis entenderlo? Raven y yo teníamos una sola alma compartida. Su dolor y su sufrimiento eran míos... pero también sus sentimientos.

El brasero de la jaula de Roy se apagó, y el metal se enfrió casi al instante, dejando al arquero dolorido y repleto de quemaduras, jadeante pero vivo.

- Vosotros érais la familia de Raven. Ella os amaba, y yo os amo. ¿No lo veis? No puedo mataros. Quizá más adelante comprendáis que debéis volver a uniros a mí. ¿Por qué creéis que he ido a por los Titanes, con la cantidad de metahumanos que hay en el mundo? Conner ya está con nosotros, y Garfield, y Dolphin. Ahora que sé que Koriand'r está viva en éste universo, no tardará en unirse a nosotros. Y cuando encuentre la manera de hacerlo sin que sufráis daño, os convertiré también en mis hermanos. ¿No sería maravilloso que estuviéramos otra vez todos juntos, como una familia?

>>Éste reino de la Tierra, éste mundo que ha llegado a convertirse en mi verdadero hogar, debería ser de mi padre y mío por derecho. Poseo el poder de gobernarlo a su lado, pero... ¿sola? Jamás. El Hermano Sangre es mi consorte por la voluntad de mi padre. Sé que debo darle un hijo pero no confío en él... No del todo. Es un hombre repleto de ambición, y eso puede llegar a convertirse en una amenaza si no consigo atemperar su sed de poder. Las únicas personas en las que he confiado siempre plenamente... las únicas a las que de verdad he amado... Sois vosotros. Koriand'r, Donna, Garfield, Víctor, Wallace, Roy, Richard... Todos y cada uno de vosotros. Os amo, y quiero que gobernéis la Tierra a mi lado. Encontraré la manera de hacerlo. Por el momento... descansad. Haré que un sirviente os traiga algo de comer.

La azariana se marchó, dejándolos a solas... a Roy con sus quemaduras y a Wally con un dolor atroz por la descarga y algo más... La sensación de que, por un instante, había recuperado parcialmente la conexión con la Fuerza de la Velocidad. ¿Había sido la descarga eléctrica prolongada la que había provocado el momentáneo fallo en el collar?

La azarina parecía ajena a sus palabras. Estaba demasiado pendiente de Wally o quizá no considerase que lo que dijera era algo con sentido. Peor en un instante todo cambió. Algo de lo que dijo fijó la atención de la demonio en él. Su cuerpo empezó a levitar de pronto y sintió una opresión en su garganta. Raven le estaba asfixiando.

- La he.. ren .. cia  no es de ... ter... mi… na ... te…- intentaba hablar mientras la Raven malvada oprimía mentalmente su tráquea.Nadie nacía con las mismas circunstancias. La vida era como una lotería. A unos les tocaban unas condiciones buenas, a otros unas regulares y a otras unas malas.  

La hija de Trigón le dejó caer sobre el abrasador metal de su jaula. Su cuerpo se quemó con el ardiente metal y lanzó un alarido de dolor. Rápidamente se levantó para que el contacto con la superficie fuera menor. Pero el calor era agobiante. Sin pensarlo mucho respondió al discurso de la morena. Siempre le habían perdido sus palabras. No sabía quedarse callado ni siquiera en aquella ocasión tan peligrosa.

- Puede que los azarianos actuasen de la forma incorrecta guiados por el temor. Pero ni Wally  ni Richard ni yo  hemos tenido las mismas oportunidades.  Todos pasamos lo nuestro.  -

Rió  desquiciado. No lo podía creer. ¿Esas cosas pasaban en la vida real? El me gustabas y tú a mí también, pero no puede ser porque han pasado mil cosas hasta que se descubre que los dos sentían lo mismo. Una oportunidad perdida.  Descubrir algo cuando ya no es nada relevante y simplemente sirve para hacerte pensar en lo idiota y cobarde que fuiste. Tal vez es un recordatorio de que nunca más hay que desaprovechar oportunidades y que hay que arriesgarse para ganar.

- Sí, tenía toda la intención. Pero no vi respuesta. Donna fue mi primer amor y partió mi corazón. Sólo con ella he sido valiente. Kory se lanzó a mis brazos. A Artemis nunca le dije lo que sentía. Eres émpata, seguro que lo sentiste. Lo comprendido y cómodo que estaba a su lado. Esa tranquilidad que me otorgaba y lo seguro que me sentía para ser yo mismo. Lo feliz que me hacía. Que la encontraba inteligente y bondadosa. Que sentía que era especial y hermosa, como todas las mujeres a las que he amado. Notaste que podría haberla amado pero escogí tener miedo y ella escogió lo mismo. Nunca me dijo nada y yo sólo hice esos coqueteos sociales. Porque me produce terror que me vuelvan a hacer daño.No sólo es culpa mía, ella nunca dio un paso adelante. Cuando me dijo que estaba atraida por un tal Andy, la animé a vivir lo que sentía. Tu rabia no te deja ver los hechos. -

Wallace se estaba disculpando y Roy no se  lo podía creer. el amigo que él conocía no lo había hecho en la vida. Lo estaba haciendo por él y roy se sintió culpable. Si hubiera podido idear algo para salir de su confinamiento e impedir que Raven actuase de aquella forma. Ojalá no hubiera sido tan optimista e ingenuo. Si hubiera seguido las corazonadas de Dick sobre que dejar a Andy con Raven viviendo en Gotham. No había sido buena idea dejarla con un extraño, no estaba aún preparada para alejarse del grupo. Fue muy estúpido de su parte. Si el mismo no estuvo preparado hasta hace poco para emprender una vida por su cuenta. En la base estaba más protegida tanto de forma física como emocional y psicológica que en el terrible y duro mundo exterior.

La medio demonio se acercó a la jaula del velocista al escuchar su sentida disculpa. Cuando Raven estuvo cerca de él, la agarró de las manos y dejó que la descarga de la jaula les recorriera a ambos. Roy se alegró de que a Wally aún le quedasen fuerzas para seguir intentando escapar. La fémina , en vez de apartarse del contacto con el pelirrojo, le besó de forma intensa. El truco del velocista no había funcionado. Hubiera sido una buena estrategia si no fuera porque la Hija de Trigon podía curarse de muchos males. Roy lo sabía desde el momento en el que le salvó de su casi mortal encuentro con Vandal Savage.

El brasero bajo su jaula se apagó y Roy internamente lo agradeció.

-Creo que faltaste a muchas clases sobre el amor. Primera  lección rápida de Roy: el amor no se demuestra torturando. Queremos a la antigua Raven, a la que no nos hacía daño.- replicó el arquero.- Tu corazón endemoniado no puede verlo. No éramos ni somos perfectos pero le abrimos las puertas de nuestro corazón y nuestra vida. Algo muy íntimo y quizá, no cómo ella quería. Pero la amistad no es un amor menos importante que el amor de pareja.-

Cuando Raven se fue, Roy inmediatamente aprovechó para intentar ponerse en contacto con el otro recluso. Sabía que estaban solos y que podían aprovechar ese instante para buscar alguna manera de salir de cautiverio.

- Wally, ¿estas bien?- Le tiró con las llaves del coche para que le prestase atención. El dolor físico era una forma de romper los trances mentales.  Con la increíble puntería del arquero el objeto pasaría entre los barrotes de las dos celdas y golpearía al velocista. Ese era el plan del pelirrojo. Pero no contó con la magia. Sus llaves no llegaron a la celda de su amigo. Golpearon contra una especie de muro de fuerza mágico que hizo que cayeran al suelo. - ¡Genial!- dijo con ironía.- Voy a tener que gastarme unos cincuenta dólares en un juego de llaves nuevo. Con suerte si el mundo y mi coche no se destruyen.- Dirigió la atención al otro pelirrojo- Wally ¿estás bien? Me he dado cuenta que no tienes tus poderes, ¿es por el collar?- Roy dedujo que era por el collar porque nunca había visto al pelirrojo con esa clase de ornamentos. Además, parecía que había sido levantado de la cama y llevar un collar con un pijama es un tanto raro.

Raven se había ido dejándolos solos. Wally parecía estar sumido en la incosciencia y el arquero no sabía qué hacer. Los segundos caían como inexorables instantes de pesadez.  Su piel expuesta al calor le picaba y escocía ligeramente.  Roy aburrido se había tumbado en el ahora frío suelo metálico de su jaula. Estaba mentalmente agotado. Luchar contra la magia nunca había sido uno de sus fuertes. Le inquietaba pensar en cómo se encontraría su pequeña.  Se encontraba relativamente quieto y cerró los ojos intentando dormir. Las horas pasaban y el lugar era cada vez más aburrido. Se había cansado de cantar, silbar y golpear rítmicamente la jaula metálica para entretenerse. Al oír la voz de su amigo se semi-incorporó y le dio una respuesta.

- Bueno … he estado peor. Que es un poco de fuego cuando soy un chico ardiente.- Sus últimas palabras las pronunció con ese típico humor absurdo y todo jocoso. hacer bromas era lo que mantenía su estado de ánimo a un buen nivel para pensar la situación con calma y no dejarse comer por el miedo o la paranoia. - No sabía que Raven estaba tan colgada de tí … - comentó de forma curiosa y un tanto cotilla. En las charlas de aquellos pelirrojos siempre habían sido muy habituales los comentarios sobre la vida e intereses de los demás. Les gustaba hablar sobre las impresiones que les generaban las elecciones de los demás. - Supongo que bien jugada, aunque es émpata y puede captar que la estás mintiendo. por lo que se pudo adelantar.-

Ante el estallido repentino del ánimo del otro pelirrojo, su curiosidad fue en aumento. - Umm - se puso pensativo- Oh, eso es genial- comentó emocionado y casi pegó un brinco en su prisión. Se incorporó de golpe para mirar a los ojos de su amigo. Era una información muy prometedora. Aquel artefacto que inutilizaba la fuerza de velocidad no era algo de origen místico. Sino de una naturaleza que podían controlar y manejar.

- Eso quiere decir que no es un aparato mágico, sino que es un sistema técnico y como cualquier aparato tecnológico se puede provocar que tenga una sobrecarga con imanes,  calor o electricidad, que es lo que disponemos en nuestra prisión. -

Miro a Wallace con cierta duda. Su plan podría funcionar y él lo hubiera puesto en práctica en seguida si fuera él quien estaba apresado sin sus dones. Pero le despertaba cierta inquietud que tuviera que hacerlo el velocista. La verdad, es que el cuerpo de Roy era más resistente que el de un humano medio. Además, el aprendiz de green arrow estaba acostumbrado a recibir golpes, palizas y tortura en su cuerpo. No obstante, no se dependía de la resistencia del arquero sino de la de Wallace West. La versión de Wally que más conocía Roy era en el aspecto de exponerse al dolor un quejica y quisquilloso. Usaba la speedforce prácticamente para todo, como todos los velocistas.  Por lo que, había perdido cierta noción de cómo era el dolor en un cuerpo humano sin poderes. Además, por lo que recordaba no tenía el umbral de sufrimiento muy alto. No obstante, los speedsters tendían a hacer lo correcto, sacrificarse y aguantar cuando la ocasión requería que se esforzasen al máximo. Esperaba que así lo hiciera aquel Wally. De momento, su única opción a escapar de ese presidio era que el pecoso se sometiera a una tanta de descargas hasta que el collar negro se colapsase y recuperase su conexión con la fuerza de velocidad. Al final, Roy sonrió confiando en el buen talante de su amigo.

-Ánimo Wally. Es duro pero sé que puedes con ello. Si hubiera una salida más fácil, no te expondría a esto.-

- Bueno … Raven si que me dijo que había temita con el Wally de su mundo y que fuiste un capullo. Pero WOW no pensé que estuviera tan resentida. - Recapacitó en que igual él perdonaba mucho las salidas de tono que había tenido el Wallace de su universo. Quizá no estaba bien pasar cuando decía cosas que podían herir a los demás.- Es que su Wally y el mío eran un poco broncas. Si hacías algo que no le molaba, bronca. Personas sensibles como Raven pueden sentirse heridos por esas actitudes. - Suspiró. Recordó cuando Donna le había dejado. Una inseguridad que le marcaría para siempre en sus relaciones amorosas. Pensó en cuando Kory le había dejado y roto el corazón en mil pedazos. También recordó su férreo y amor a Artemis y el rechazo de esta tanto con sin Wally en el mundo como con él. Cuando quiso volver a abrirse y una boda sepultó la puerta.

-Hay personas como yo, a las que los rechazos nos hace mucho daño. Esa es la razón. Raven y yo parecemos muy similares en eso. A veces te marca y dicta cada uno de tus pasos posteriores.- Había hablado mucho con Raven. Sentía que la conocía de una forma muy profunda. Para él eran amigos a pesar de que por todo lo que había pasado en esos meses había estado un poco descolgado.

- Eso nos daría una oportunidad de salir. Porque veo, la jodida magia nos deja muy fuera de juego.-

Wally parecía muy decidido. Bien, esa era la aptitud. No podían rendirse. El arquero tenía una hija a la que cuidar y criar. Tenía que estar bien por ella. No podía ser como su padre ni como Oliver. No podía dejar tirada a Liam. No quería ser un nombre para recordar en la vida de su pequeña. Quería ser parte activa, verla crecer y ayudarla a ser.

Roy contemplaba el sacrificio del otro pelirrojo. Le dolía no poder hacer nada más para escapar de allí. Se sentía un inútil. Un fracasado. Ahora todo dependía de la resistencia física del velocista. Confiaba en que Wally pudiera aguantar hasta que aquel puñetero collar del futuro perdiera su efecto. Esperaba por el bien de su amigo que el artefacto se quebrase cuanto antes. Wallace aguantó una descarga tras otra durante un tiempo. El velocista gritaba de agonía mientras su cuerpo sufría los daños de soportar la electricidad recorrer su cuerpo. Le dolía ver a su amigo sufrir tortuosamente. Lágrimas Empezaron a nublar su vista. Intentaba ser fuerte pero sus ánimos estaban cada vez más socavados. Empezaron a saltar chispas del collar pero el velocista cayó desplomado al suelo. El otro pelirrojo estaba desmayado de nuevo. Roy se sentó en su jaula a esperar a que su amigo volviera a levantarse.

Los siguientes días pasaron para Wally en una bruma de dolor y agonía, y para Roy, que tenía que observar con impotencia cómo su amigo se auto castigaba una y otra vez contra las protecciones mágicas de la celda, se hicieron interminables.

Una vez al día venían los acólitos de Blood a dejarles comida y limpiar sus desechos, y la propia Raven vino un día para contarles la ceremonia que acababan de tener y cómo habían convertido a Dolphin en una de sus hermanas. Les contó, divertida, cómo se había resistido y la manera en la que la había castigado, haciendo que la posesión fuera particularmente dolorosa.

Después de aquello, Wally redobló sus esfuerzos, guardando aún menos cuidado por su integridad física. No mucho después, cuando despuntaba el alba del día siguiente, el collar inhibidor se apagó tras un satisfactorio chasquido, permitiéndole una vez más entrar en comunión con la Fuerza de la Velocidad.

Sin embargo, en cuanto intentó entrar en fase para salir de la jaula, la ya familiar descarga le sacudió de la cabeza a los pies, dejándole aturdido. Al parecer, ni la velocidad sobrehumana podía atravesar una barrera hecha con magia...

No obstante, si Wally había sacado algo de sus innumerables encontronazos con la barrera, era que había llegado a desarrollar un conocimiento perfecto acerca de cómo funcionaba. Al parecer, toda la energía mágica se concentraba en el punto en donde un cuerpo cualquiera entraba en contacto con el metal, desprotegiendo el resto de la jaula durante brevísimos segundos que él no podía utilizar si estaba siendo sacudido por la descarga. Sin embargo... si alguien... o algo... tocara uno de sus barrotes y concentrara la energía mágica en ese punto, si sus cálculos no le fallaban debería de ser capaz de entrar en fase y atravesar por el extremo opuesto de la jaula antes de que la energía se redistribuyera de nuevo. Pero... ¿cómo podrían lograr algo así?

Qué suerte que tuviera a uno de los mejores tiradores del mundo colgando justo en la jaula contraria...

Sin nada que hacer las horas se hacían muy pesadamente largas. El minutero parecía adormecido, reteniendo a los pelirrojos en un bucle de dolor, tortura y sin quehacer. los gritos de dolor de su amigo y sus desfallecimientos cada vez que se exponía a las descargas le producían un profundo pesar. Empezaba a sentir una pérdida de control en la situación y su esperanza iba decayendo. No podía hacer nada y cada vez se sentía más y más frustrado y angustiado. la situación del mundo era mala y no tençian ninguna noticia del exterior. Todo lo que les llegaban eran miserias y desgracias de la mano de Raven, que contaba con sadismo y satisfacción los detalles morbosos y crueles. La conversión de Dolphin en uno de sus poseídos no era nada bueno. El pelirrojo no sabía si creer a la ahora Evil Raven o pensar que era alguna de sus maquinaciones para hacerles perder hasta los resquicios de esperanza en que pudieran salir de allí o ser rescatados por sus amigos y compañeros heroicos.

Negó fuertemente mientras Wally yacía desmayado en su celda. No podían perder la cabeza. No podían dejarse arrastrar a un estado mental depresivo o desbastado. Porque entonces Raven y sus demonios les habían ganado. La mente y sus resistencia no podía ceder. Ese era el último bastión. Un resquicio al que no podía dejarles acceder. Porque entonces cuando su mente sucumbiera estarían realmente perdidos y derrotados.

Había muchas cosas sobre las que no podía hacer nada. No tiene muchas opciones para matar el tiempo y todavía menos cuando su amigo estaba inconsciente. Lo único que se le ocurrió para no perder la cordura fue ponerse a cantar. Las sintonías que salían de sus labios le hacían esa condena que estaban viviendo un pelín más llevadera. Su amigo estaba tan destrozado por las descargas y las mellas que estas hacían en su cuerpo que no podía disfrutar de su agraciada voz ni de su gran repertorio musical. Cantaba desde Rock hasta cánticos navajos. Como hacía su tribu. Los indios americanos cantaban cuando estaban tristes y cuando estaban felices. Cuando una persona nacía y cuando una moría. El canto ayudaba a expresar la emociones, a canalizar su energía y sintonizar con el universo. Era una especie de catarsis espiritual.

— Ey...— dijo su amigo, haciéndole saber que había despertado de su letargo. El estado cada vez más deteriorado del otro pelirrojo era muy palpable. A Roy le preocupa lo lesionado y perjudicado que se veía Wally tras haber aguantado tantas descargas. Sabía que la Speedforce curaría todos esos destrozos pero aún así a una mínima parte tenía miedo de arriesgarse tanto y que al final saliera mal. No quería perder de nuevo a un amigo. Apretó fuertemente sus puños con impotencia. No había nada que pudiera hacer por aliviar el sufrimiento de su amigo. Eso le hacía sentirse miserablemente impotente.

Para fortuna de los dos heroicos pelirrojos, su tortura estaba cerca de acabar. La última exposición de Wally a la celda electrificada había dado sus frutos. El collar por fin se calló del cuello del velocista. De nuevo la Speedforce volvió a entrar en su sistema y empezó a curar sus frutos de su calvario. Instantáneamente se notó una mejora en el actual Flash. En su cara se notaba la energía que brotaba en su cuerpo, como si todas sus heridas nunca hubieran existido.

— Salgamos de aquí… — exclamó su amigo pletórico.

Roy se rió graciosamente. - Como si yo estuviera mucho mejor. No tengo poderes ni herramientas. Sólo cuento con mi inteligencia y creo que tras este cautiverio no está muy boyante.-

Wallace intentó traspasar la barrera electrificada pero la fuerza de velocidad no era ni suficiente ni tan rápida para poder con el influjo mágico. Eso rompió un momento las esperanzas. Pero por suerte Wallace volvía a pensar a toda velocidad. Enseguida le contó al arquero que había detectado una falla que podían usar en su beneficio para escapar de allí. Roy asimiló toda aquella información que le transmitía su compañero de condena.

-De acuerdo. -Asintió con la cabeza. Rebuscó de nuevo en sus bolsillos. Examinando de nuevo los enseres que tenía. De los objetivos que tenía, pensó que lo más prescindible era el palo selfie.

Sabía que el velocista había dado de sí el cien por cien. Ahora necesitaba dar él un poco de sí. Por eso, tocó los barrotes de su jaula mientras lanzaba para que el objeto pudiera pasar la barrera de su celda. No era la mejor forma de calcular una trayectoria pero era la forma de darle más tiempo de reacción y preparación al otro pelirrojo.

Tal como había anticipado Wally, la energía que conformaba el campo de fuerza confluía alrededor de cualquier cosa que intentara atravesarla, dejando el resto del campo debilitado. El palo selfie de Roy pronto demostró ser el perfecto proyectil para penetrar la barrera y extraer su energía atrayéndola sobre sí mismo. Durante lo que para el arquero se vivió como un simple instante, descargas de energía eléctrica chisporrotearon alrededor del palo, pero para el velocista fue tiempo más que suficiente para entrar en fase y atravesar los barrotes, aterrizando en el suelo de la mazmorra.

Una vez libre, decidieron repetir el mismo procedimiento en la celda de Roy, con éste arrojando la pinza del pelo de su hija contra los barrotes para atrer la descarga eléctrica y dar el tiempo necesario a su amigo para entrar en fase y sacarlos a los dos, haciendo lo mismo una vez más para atravesar la puerta cerrada de la cámara donde Raven les había mantenido prisioneros, que resultó ser una sección de la cámara de torturas de la Iglesia de Sangre, como descubrieron cuando llegaron al otro lado.

El escenario que se ofreció ante ellos era dantesco; Se encontraban en una sala enorme cuya estructura parecía sacada de otro mundo. En el centro, una base tallada en piedra se sostenía en un firme pilar sobre las aguas calmadas de un manantial interior. De la plataforma, como si de un extraño pulpo pétreo se tratara, brotaban puentes retorcidos que conectaban con otras plataformas que sobresalían de las paredes de la abovedada estancia. Algunas eran la antesala de puertas que conectaban con otras salas, y las demás mostraban diferentes aparatos y utensilios para causar tormento. En una de las plataformas incluso se podía percibir la silueta de un potente generador eléctrico conectado a unas camillas.

En cuanto a las diferentes puertas y salidas que podían elegir, unas estaban en uno de los extremos de la sala sobre una de las plataformas más amplias, la segunda se encontraba en la pared opuesta a la plataforma donde habían aparecido los dos héroes y una tercera se abría en el otro extremo de la cámara, pero, sin duda, lo más llamativo eran las escaleras descendentes que desaparecían en el interior del pilar central, como una inmensa boca que se engullía a sí misma. Y allí, parado al borde de la oscuridad se encontraba un chico al que Roy reconoció de haberlo transportado en su nave hasta Nueva York después de recogerlo junto con los demás Titanes a los pies del destrozado Monte Justicia: Shawn. ¿Qué estaría haciendo allí solo?

El arquero se sentía feliz por haber podido usar sus habilidades para salir de las jaulas. Era su primera victoria en aquella lucha. Quedaba mucho camino por recorrer para salir de aquel lugar. Pero a cada paso que daban estaban un poquitín más cerca de volver a sus hogares. Tras escapar de las jaulas salieron de la estancia donde se encontraban.  Cuando salieron de la sala de torturas, vieron que cada habitación se encontraba sobre una plataforma que conducía a un pilar central sobre el que se sustentaba todo. El arquero en su vida como justiciero , antihéroe y demases trabajos de ese tipo de había topado con guaridas extrañas pero son lugar a dudas esta era la más gore y fanática de torturas medievales en la que había estado.   Solo tenía un camino. Posiblemente es la única ruta factible. Parece que está construido así a drede.  Como las zonas donde se quiere proteger u ocultar algo.

Wally miró las aguas. - No es seguro usar las aguas subterráneas, no se sabe cuál es su profundidad ni a dónde conducen. - Porque los más probable es que no fuera algo viable. Esas construcciones se diseñaban para sólo poder entrar y salir de una única manera. Todo el que entraba, no volvía a salir. Era bastante siniestro.

Asintió con la cabeza a lo que decía el otro pelirrojo sobre, los demás prisioneros.  El tampoco quería dejar a nadie atrás. Era arriesgado que más personas se unieran pero no podían dejar a prisiones en el lugar.- Vamos a examinar las demás habitaciones. - Propuso el arquero.  Para llegar a las demás cámaras había que bajar hasta el pilar central. Roy miró hacia abajo y distinguió una figura. Miró al velocista, que también le señaló a ese tipo. Cuando su amigo se le señaló, el pelirrojo recordó de dónde conocía a aquel chaval. Era el chico al que había tenido que acercar a casa en el ataque al Santuario Secreto que en Omega era la base del equipo de Titanes que se había formado en el mentado universo.

-Wally, ese tío es aliado de los titanes. Estaba con los chicos en la destrucción de la base. Vamos. - se apresuró. -nos podría ser de ayuda. -

- ¿Estas seguro de eso?- dijo el otro pelirrojo, frunciendo el ceño tras analizar la misteriosa figura. Le parecía muy sospechoso que un aliado de los Titanes estuviera paseándose por la mazmorra de la Iglesia de Sangre a sus anchas.

Asintió con la cabeza. La desconfianza era tan típica de Wally, que en aquella situación de tanta incertidumbre se sintió un tanto más seguro. Lo conocido en tiempo de adversidad daba tranquilidad.  

- Creo que deberíamos comprobar primero si es de fiar ... - Pero Roy ya se había adelantado y Wally chasqueó la lengua.

- ¿Qué otra opción tenemos, Walls? A veces hay que confiar en la suerte. Así salgo de muchas situaciones -  sonrió intentando mantener el optimismo.

- Así te metes en muchos problemas - dijo antes de utilizar su poder, refiriéndose a cuando Roy se fiaba ciegamente de la gente que desconocía.

- y también salgo de ellos- dijo ante el comentario crítico de Wallace.


Wallace usó su supervelocidad para colocarse detrás de Shawn cuando este se giró al ver a Roy. Así se aseguraba de que si hacía algo indebido, podía noquearle desde atrás.


Usó su supervelocidad para colocarse detrás de Shawn cuando este se giró al ver a Roy. Así se aseguraba de que si hacía algo indebido, podía noquearle desde atrás.

-Oye- dijo al llegar donde Shawn.- ¿Qué haces aquí?-

Shawn conmocionado casi era incapaz de moverse por el pánico de la cruenta batalla que se estaba formando a su alrededor. Era la primera vez que no sentía a Savage sobre él y no pudo evitar correr ante la presión que sentía, sabía que en medio de toda esta conmoción era inútil así que se dirigió hacia el punto que le habían indicado para recuperar a Savage de una vez por todas. Por suerte para él, el resto de héroes por sí solos ya se bastaban para atraer la atención de los sectarios que aún se mantenían en pie, por lo que su escuálida figura paso desapercibida mientras se dirigía a un pasillo de la sala.

Antes de que se diese cuenta se hallaba en una especie de pasillo oscuro que apestaba a sangre cuando de repente unas voces en la distancia hicieron que se pusiese alerta. Con la mano ya lista en una de las granadas que tenía avanzó un poco para reconocer a la distancia al arquero pelirrojo que había sido tan amable de acercarle a Nueva York tras el desastre de Monte Justicia. Un poco aliviado bajo la mano y se acercó a Roy:

-Pues se supone que en una misión de rescate, aunque visto lo visto parece que no hacía falta-dije aliviado mientras sonreía.

Savage notó algo semejante a un relámpago que  pasó a su lado rodeándolo. El joven ya había visto ese efecto antes en el speeder al que se había enfrentado, por lo que intuyó que esa nueva presencia debía ser un aliado poseído por Raven, por lo que cerró los ojos pensando que era el final. Extrañado espero un segundo para que su enemigo le rematase, pero tras escuchar como Roy hablaba con él se dio cuenta que era un aliado, soltando un gran suspiro de alivio.

El arquero captó por las reacciones físicas del joven que no estaba muy a gusto en ese lugar. Siendo sinceros, ¿Quién lo estaría? Roy intentó dar una imagen tranquilizadora a pesar de lo cansado, descompuesto y con un sentimiento de repulsión muy fuerte a todo lo gore y sanguinario que se hacía por allí.

-Bueno, chaval toda la ayuda es buena. Wally y yo no estamos en perfectas condiciones aunque siempre estemos hermosos.- le dio un golpe con la mano en la espalda en motivo de consuelo y apoyo.

Esperó a que ambos chicos se saludaran y Shawn se estremeció cuando se acercó a él por la espalda. Después miró a Roy y se llevó la mano a la cara con eso de "hermosos".  Aquel no era el mejor momento para hacer chistes...- ¿Misión de rescate? ¿Tu y quién más? - preguntó, con la voz aún acelerada. Necesitaba saber que sus amigos estaban bien, y se sentía inquieto al saber que una gran batalla se había iniciado bajo aquellas escaleras.

-Un equipo liderado por Red Hood y Canario Negro ahora mismo están dándolo todo ahí arriba. -

¿Red Hood y Canario Negro? Aquel equipo le parecía extraño. ¿Dónde estaría Nightwing? y lo que todavía le preocupaba más: ¿Y sí Inercia le había hecho algo a Artemis? Wally chasqueó la lengua, y quiso lanzarse directamente al combate, quería respuestas a todas esas preguntas, pero no había tiempo.

- Sabía que siempre se puede contar con Jay-  

- Por casualidad, ¿no me habrás traído una hamburguesa? - no es que se muriera de hambre, pero sabía que necesitaría comer algo si pensaba seguir utilizando sus poderes por mucho más rato.

Shawn confundido se giró para mirar al velocista por su extraña pregunta.-Lo siento, me deje las hamburguesas en mi otra chaqueta postapocaliptica, fallo mío-intentó bromear para reducir un poco la tensión que no paraba de acumularse.

No pudo evitar reírse con lo de las hamburguesas. Era una locura. ¿Quién traería comida a una misión? Y sobre todo comida como aquella.

-¿Sabéis si hay más prisioneros? Ahí arriba hace falta toda la ayuda posible-dije señalando la localización de la colosal pelea.

El arquero negó con la cabeza ante la pregunta del chico. - no hemos tenido tiempo para revisar, supongo que Wally pueda ver si hay alguien en esos cuartos en un momento.-

- Es justo lo que estábamos comentando. Quizás lo mejor sería que echara un vistazo rápido por si hay alguien más prisionero…- Wallace asiente. - Voy a revisarlo en un momento, ahora vengo- dijo, y de pronto, desapareció en un halo del color de su pijama. Ni siquiera tenía el traje, esperaba que al menos alguno de sus compañeros se acordara de traerle algo a la batalla. El velocista dejó al que se le daba mejor parlotear con el tal Shawn, para que al menos pudiera tranquilizarlo.

Shawn sacó unas flechas especiales que aún conservaba del anterior combate en la base. -Supongo que esto es tuyo por cierto-

- gracias.- dijo al recibir sus flechas- ¿Tienes algún otro medio de ataque? Porque no quiero dejarte sin nada, yo me puedo buscar cualquier otra arma.-  No le parecía que Shawn llevase más armas y no le quería dejar desprotegido. Él sabía combatir improvisando, utilizando cualquier medio a su alcance y convertirlo en un arma.

- La verdad es que no tengo más armas que estás, pero siendo sincero creo que sería igual de útil con una roca que con un explosivo de última tecnología. Así que mejor quedatelos, no creo que me sean de mucha ayuda con mi misión-

No podía dejar a aquel chaval desprotegido. -Es como lanzar una bola- le quitó el palo a las flechas y dejó las partes de utilería.- lo tirás da igual la zona, a los nuestro no obviamente. - señaló con la mano unas concretas.- menos estás, esas son lumínicas y sónicas. Antes de usarlas, tienes que estar a cierta distancia o protegerte bien los ojos y los oídos para que no te afecte. -

Shawn se concentró en memorizar el uso de cada una de sus armas, especialmente de las sónicas y lumínicas, puedo que eran la mejor baza contra Savage. Tenía que unirse al topo cuanto antes, pero no podía dejar encerrados a todos los prisioneros, y aunque quisiese negarlo; aún tenía un ápice de esperanza de poder encontrar a Gwen entre tanta masacre.

- Intentaré darles buen uso, se supone que después de liberaros me tenía que ocupar del simbionte que atacó monte justicia, pero si necesitáis ayuda para escoltar a los prisioneros a un lugar seguro contad conmigo. Poco más puedo hacer siendo sincero, creo que en el campo de batalla sería más un estorbo que otra cosa-dije un poco decepcionado mientras me dirigía hacia las celdas.

Wally más rápido que un flash, examina todos los rincones de lugar hasta dar con las celdas, donde hay más prisioneros atrapados a parte de ellos.Primero abre todas las celdas y calcula el estado de cada de uno de ellos. Algunos están mejor que otros, y deja a los que pueden caminar, para llevarse primer a los inconscientes donde están Roy y Shawn.

- Hay más jaulas allí dentro -comenta, recuperando el aliento- y algunos heridos... Vamos a tener que sacarlo a todos de aquí...

- Antes de que os vayáis, ¿Visteis a alguna rubia junto con Raven, o a una especie de monstruo semejante al barro de color rojo?-preguntó ansioso. Se suponía que el plan era liberar a Savage, pero Shawn no pudo evitar preocuparse por el estado de Gwen. Desde que se conocieron había sido un pilar fundamental en su vida, y ahora por su culpa su padre estaba muerto y ella poseída por un demonio, tenía que rescatarla costase lo que costase.

Hizo un gesto pensativo intentando recordar para responder la pregunta de Shawn. - No, no he visto a nadie así.-

Millie se estaba trenzando con parsimania su pelo. No tenía nada más que hacer. Suspiró. Parecía otro día largo y aburrido, lleno de horas muertas. De pronto se formó un escándalo en las regiones aledañas. La gente se mostraba pletórica y feliz. Era muy raro en ese lugar de penuria. la morena quiso preguntar pero ella estaba un tanto aislada de los demás. Empezó a pensar sobre aquellos murmullos felices que escuchaba. Su corazón palpitó. ¿Sería Brunilda? Venía a ese oscuro templo a rescatarla y a tomar venganza. Se sintió enormemente ilusionada con aquella esperanza. Ella la había visto a través de lo ojos de Blood. Sabía que la valquiria se encontraría con el ensangrentado señor. Sin embargo, la guerrera asgardiana no llegó. Sus esperanzas se vieron rotas cuando un pelirrojo en pijama le abrió la celda.

Cuando Wallace abrió la celda de Millie se encontró con una prisionera peculiar. La mujer estaba demasiado limpia, arreglada y bien cuidada. Sus cabellos estaban lustrosos y llevaba un vestido blanco de estilo medieval romántico adornado con flores en relieve de un color rosa salmón. No estaba en una estado tan desangelado como sus compañeros de penuria. La sacerdotisa había decidido colaborar con el líder de la secta con el fin de poder encontrarse de nuevo con su añorada Valquiria, la paladina de su templo y su adoración. Los asgardianos eran las personas más nobles y justas de cuantas había conocido la sacerdotisa. Siendo fiel a su deuda decidió pasar toda su vida y su existencia al servicio de la comunidad que la había ayudado en sus peores momentos.

No sabía quien era ese hombre. Así que, se apartó y agarró con sus dos manos ala altura del pecho su peine dorado. Desconfiaba del velocista. Él instaba a todos a que seguirle y escapar. Pero Millie era muy reticente. Quería esperar a su valquiria. ¿Qué sería de la gente con la que había trabado amistad en aquellas circunstancias? Eran la semilla para empezar de nuevo. Eran su promesa. Toda su labor sería infructuosa si se iba con aquel desconocido. No estaba ayudando a aquel tirano por placer o por miedo a sus torturas, le estaba ayudando porque él pacto a entregarle aquellos quien serían el resurgir de su templos, sus nuevos soles. Habría dado algo muy importante de sí misma para recuperar lo perdido. había sido infiel a sus principios para reunirse con su gente. No podía dejar que sus esfuerzos fueran en balde. Irse era renunciar a su templo, a sus gente y una alta traición. Sería otra vez volver a fallar a su gente y eso la hacía sentirse inútil, utilizada y fracasada.

Con gran indecisión, se quitó uno de sus guantes. No le gustaba usar sus dones. Cada poder tenía sus consecuencias y sus desventajas. Su poder de la profecía e información venía con un dolor físico y emocional. Millie puso su mano derecha desnuda sobre la del velocista y cerró sus ojos. De pronto una gran ráfaga de emociones, recuerdos y sensaciones vividas por aquel pelirrojo la llenaron. Supo que era un héroe, uno de los velocistas. Pero lo que había visto no le hacía tener a Wally en muy buena estima. La personalidad del pelirrojo era una de las que le resultaban desagradables. No el gustaba ni su control ni su soberbia. Por muy buenas intenciones que tuviera. No sólo vio cosas referidas al pasado del chico, sino que también vio una imagen de una futuro cercano. Visualizó a la gente que quería con ella en una especie de batalla. Para salvarles tendría que atreverse a seguir los pasos que aquel hombre que no la caía en gracia. Suspiró resignada. No podía desatender a esas personas que se habían convertido en su posible nuevo kindred y por las que guardaba un cariño. Muchas de las personas que seguían a Blood lo hacían por necesidad. la gran mayoría de ellos no eran malos. Eran simplemente personas que no habían tenido una oportunidad. Eran como ella antes de encontrar a Tiresias. Antes de ser encomendada a su templo. Personas perdidas, solas y desamparadas. Gente que no habia tenido la suerte de caer en un lugar con amables manos desinteresadas. Nadie les ofreció una oportunidad de ser mejores y prosperar. Blood les había dado una esperanza a la que agarrarse en su desesperación, consuelo en su llanto y apoyo cuando estaban desamparados. No, no podía dejarlos a su suerte. Ella era una sacerdotisa, una guía para sus fieles. Aportaba a su templo consejo y guía. Debía ser para ellos lo que era para su templo. Debía asumir su rol como Coach de Vida o Coach Motivacional. Como se propuso tenia que sacarlos de allí. Era más pronto de lo que esperaba y si la protección de sus dioses o paladines. Pero tenía que tomar esa oportunidad. Rezaba porque pudiera reunirse con su valquiria más pronto que tarde. Sin más, se fue con el desconocido velocista.