[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - Not precisely Mary Poppins (Roy Harper)[13/04/2019 ]

El día anterior había sido una auténtica locura. Raven había cedido a su influencia demoníaca y había enviado una horda de wyrms infernales para que arrasaran Happy Harbor y el Monte Justicia. Aparentemente se habían llevado a Conner, y también tenía a Garfield. Era una locura. Una puta locura. Dick le había llamado cuando había pasado todo y había tenido que ir a recogerlos en la nave de los Outsiders. La mera visión de como había quedado el pueblo le había dejado el corazón destrozado, especialmente al pensar que había sido Raven, la misma Raven a la que había conocido y que tanto le había ayudado, la autora de la masacre. Los había dejado en su nueva base provisional en la batcueva hasta que consiguieran organizarse, y él había tenido que volver a su piso de Star City para solucionar el problema de Liam. Como la llamada de Dick le había pillado tan de improviso había tenido que llevarla con él en la nave, pero los problemas que tenían eran tan graves que necesitaba dejarla en algún lugar seguro hasta que los hubieran resuelto. La Liga de la Justicia había marchado hacía un par de días a la India a liberar el templo de Amritsar de las fuerzas de Trigón y aún no se sabía nada de ellos, por lo que Dinah se había mostrado dispuesta a hacerse cargo de la pequeña, pero sus obligaciones diurnas no le permitían ir a recogerla hasta la puesta de sol, así que no había tenido más remedio que quedarse esperando.

Se apartó de la ventana, a la que se había asomado para comprobar la caída del atardecer por los tintes anaranjados que comenzaban a cubrir el cielo y procedió a hacer una revisión mental de todo lo que había incluido en la maleta de Liam, esperando que no se le olvidara nada. Si todo iba bien no tendrían que ser más que unos pocos días, como mucho una semana, o eso esperaba. Con mucho cuidado de no pisar los juguetes desperdigados por el suelo se dirigió hacia la mesa donde tenía el portátil para comprobar una vez más su correo electrónico. Había dejado a Liam jugando en la cuna; Dinah debía de estar al caer y quería que todo estuviera preparado nada más que para entregarlo, y para eso no podía estar persiguiendo a la chiquilla por toda la casa.

Estaba a punto de levantarse tras comprobar que no había nada nuevo en el e-mail cuando la ventana de la sala estalló en una súbita lluvia de cristales rotos que cayeron sobre el sofá y la alfombra del suelo, salpicando de refilón la mesa donde se encontraba y sin que ninguno le acertara por puro milagro. Y allí, entre los cristales, se encontraba una criatura horrenda con forma de gárgola; Tenía el hocico alargado como el de un caballo, sólo que erizado de colmillos, una cresta en la cabeza, alas membranosas como de murciélago coronadas con espolones cortantes y largas pezuñas, pero lo más sorprendente era su color, de un verde brillante. La criatura se giró hacia él, con odio en la mirada.

- Hola, Roy, qué bueno que estés en casa -dijo en tono de burla con la voz de Garfield-. Hace que mi trabajo sea infinitamente más fácil. ¿Sabes? Te echamos de menos ayer en Happy Harbor... No pude enseñarte mi nuevo look. ¿Qué te parece? -añadió extendiendo las alas para revelarse en todo su tamaño-. Vamos, dime que lo odias -continuó, dando un amenazador primer paso hacia él-. Suéltame alguno de esos discursitos tuyos de santurrón diciéndome que éste no soy yo, que valgo más que ésto, que puedo combatirlo y todas esas mierdas que siempre estás tan dispuesto a regalar. Vamos, adelante, quiero oírte decirlo -le exortó con los diminutos ojos inyectados en sangre-. ¡Raven te quiere vivo, pero lo único que yo necesito es que me des una excusa para borrarte de la existencia! -gritó abalanzándose sobre él con las garras extendidas.

Cuando Richard  Grayson le llamó por teléfono  en busca de comprensión,  consuelo y sobre todo, ayuda el pelirrojo acudió piso facto. Pero todo el camino de ida hasta la base de Happy Harbor estuvo pensando en que quizá Dick estaba confundido. El arquero no se podía creer que Raven hubiera perpetrado un ataque. No podía ser que hubiera secuestrado a Conner y a Garfield. Les quería y cuidaba. Eran sus amigos. Esa joven que tanto cuidaba, ayudaba y se esforzaba por no herir a nadie. Su compañera, su amiga pero sobre todo parte de esa gran familia que habían formado entre todos aquellos niños que no tenían un lugar en el mundo. Ella que trabajaba muy duramente día a día para no caer en la influencia demoníaca de su padre. No quería creer que la morena al final había caído. Porque él sabía lo que era  estar llamado a la autodestrucción.

Pero al bajar del Pequot y ver tanto  la Montaña en ruinas como el caos imperante sus esperanzas se destruyeron. Sus ojos se abrieron impresionados al ver la devastación que había en la localidad costera de Happy Harbor. Roy se acercó a su amigo y cuando su mirada esmeralda confluyó con la azulina, supo que el acróbata estaba devastado por la atroz verdad, como él.  Dick no estaba confuso ni había alterado su discurso debido al shock. La traición de un amigo siempre te destroza pero su magnitud aumenta cuando además, provoca un ataque masivo que sega la vida de personas, daña la ciudad y destruye tu hogar. Roy le estrechó fuertemente entre sus brazos en un gesto de cariño y consuelo. estaba ahí para él como siempre habían estado el uno para el otro desde la tierna edad de los doce años.

Tras palabras de consuelo, abrazos y fingir que eran una gran equipo, que todo iba perfectamente bien, que eran unos ganadores, que iban a solucionar aquellos y dejar a los muchachos en la improvisada base; Roy volvió a su casa. Necesitaba llamar a Dinah, contarle la situación y que le brindase aquellas palabras y consuelo maternal. Ella no era su madre pero era lo más cercana que tenía a una y así la quería. Después de una intensa charla, El arquero pidió a Canario Negro que cuidase unos días a Liam. No confíaba en nadie más para dejarle a su bebé cuando el mundo estaba en una grave crisis.

Dió de comer a su hija y la acostó. Luego intentó comer algo pero no le aguantó en el estómago. Se sentía mal. Se bañó para intentar relajarse y a continuación se metió en la cama. Con suerte durmió unas tres horas. Los remordimientos le consumían. Su cabeza no paraba de pensar. Como siempre Roy se culpó. Por no haber visto las señales, por no estar ahí, por cambiarse de ciudad, por centrarse tan exhaustivamente en su hija y no tener tiempo para los demás, por no haber podido detenerlo, porque sus esfuerzos nunca eran suficientes para mantener a todos a salvo …  

Estuvo en la casa hasta las siete. Se levantó antes de que el despertador sonase. Se vistió y empezó a preparar la bolsa de Liam. pañales, ropa, su chupete favorito, calzado, toallitas húmedas, el bibe de por si acaso, el bebedor de agua, cartilla del médico, los platos y cubiertos de bebés( porque estaba seguro que Dinah en su casa no tenía), una mantita, unas hojas con lo que comía bien, otras con lo que comía mal y otras con comía mal pero era indispensable que comiera.

Una hora después el llanto de su hija le sobresaltó. en otra ocasión no le hubiera pillado desprevenido pero la situación en la que andaban metidos le tenía un poco loca la cabeza. Se acercó a su cuna y tras darle de desayunar, la preparó para el día. Llamó al trabajo paar pedir unos días libres, se justificó diciendo que era una urgencia familiar. El pelirrojo respiró profundamente y se dispuso a intentar disfrutar de tiempo con su bebé  hasta la llegada de Dinah. Mandó un mensaje a Lyz para que no se preocupara por su ausencia en los subsiguientes días. Le comentó muy por encima que tenía un problema en su grupo de amigos.

Al caer el atardecer, cuanto más se aproximaba la hora de llegada de Canario Negro se sentía más nervioso. Miró por la ventana el cielo se teñía de colores cálidos. Repasó mentalmente lo que había metido en la maleta de la bebé. Le parecía que todo estaba correcto. Luego, se aproximó al portátil y comprobó que no le había llegado nada nuevo. Suspiró un tanto ansioso. Miró la hora en su teléfono móvil.  Liam se encontraba en su cunita jugando y haciendo típicos ruiditos normales de bebé feliz.

De repente, el cristal de la ventana estalló. Los cristales se esparcieron por doquier. Roy le dio al número de marcación rápida que tenía para la novia de su mentor. Dejó el teléfono sonando. Canario no le respondía. Instintivamente se movió hacia atrás apartándose del monstruo que acababa de entrar en su hogar.

- Gar esto es un poco allanamiento. Ahora tengo  responsabilidades, no puedo ir a todas las fieessstass.  Tío, te has pasado con el maquillaje gótico. El Look vampiro horroroso ya no se lleva. Ahora hay que lucir vampiro sexy o como el mío cazador de monstruos descendiente de Van Helsing.- comentó  de forma jocosa. Un monstruo  Garfield  había entrado a través  de la ventana. Tenía que moverse para intentar conseguir algún tipo de arma. Liam estaba en la cuna. De momento  la bebé jugaba tranquila pero le preocupaba que cualquier  lloro o arrebató de su hija fijase la atención  de ese ser en ella. Se movió despacio mientras hablaba intentando llegar al  lugar donde guardaba su armamento. Tenía una mesita cerca. Agarró lo que estaba sobre esta, que era una foto de los cinco miembros  fundadores  de los titanes, y se le tiró  con una puntería  perfecta a la cabeza.

“Gracias gente por vuestros excelentes consejos sobre paternidad de no dejar un arma al alcance de la mano.” Pensó con cierta ironía. A ver qué dirían esos gurús de la crianza en la situación que estaba viviendo.

-Soy una nueva persona pero nunca voy a dejar  los discursitos, son lo mejor que hago del trabajo de héroe. Bro, ¿te acuerdas cuando Wally y yo compramos camisetas con tu antiguo nombre de Changeling y nos estuvimos riendo de tu antiguo nombre? ¡Qué risas! Vale, eso igual te da  más razones odiarnos. También  fui yo a quien se le olvidó  reprogramar el video y grabar tu programa favorito. Además, me comí tu ramen vegano. Pero sin esos momentos de sufrimiento y burla de los amigos ¿qué sería de nuestra vida? Espera que lo he empezado mal. Te acompañé  a esa cómic - con y al anuncio ese que te daba vergüenza  rodar. -

El marco de fotos rebotó inofensivamente sobre la dura coraza que ahora conformaba la cabeza del metahumano, cuyas monstruosas facciones se deformaron aún más por la furia.

- Debes creer que soy idiota, Roy -dijo, abalanzándose sobre él y apartándolo de un manotazo del lugar al que se dirigía, haciéndole chocar pesadamente con la espalda contra una pared cercana y vaciando el aire de sus pulmones-. Hay una cosa que siempre te ha perdido, y es tu enorme bocaza.

La garra, firme y poderosa como el acero, se cerró en torno a la garganta del pelirrojo, alzándolo en el aire hasta que su rostro estuvo a escasos centímetros de las fauces repletas de afilados colmillos de la gárgola, pero se detuvo.

Raven le había dicho que lo quería vivo... y eso era algo que Garfield no podía entender, dado que Roy era humano y era imposible que sirviera a los designios de su hermana. Para el antiguo Titán, el arquero no servía más que para carnaza, pero también sabía que no era conveniente poner a prueba la paciencia de Raven. Si lo devoraba, la hija de Trigón sabría que la había desobedecido. En cambio, si en el fragor de la batalla el arquero sufría un accidente...

Garfield acercó más a Roy, hasta que éste pudo oler el desagradable hedor que emanaba de sus fauces, y esbozó algo parecido a una bestial sonrisa.

- Hay algo que siempre he querido decirte -le susurró en tono confidente-. Me gustabas más cuando eras un yonki.

Y, acto seguido, lo arrojó con violencia a través de la ventana destrozada.

Los cristales le arañaron la piel al pasar a través, mordiendo carne y músculo, pero el arquero apenas lo notó, consciente de que se estaba precipitando hacia su muerte.

Cayó un piso, dos, y, de repente, el chirrido estridente y ruidoso del metal deformándose y chocando contra metal perforó sus oídos segundos antes de que las escaleras de incendios de la fachada de su edificio se despegaran de la pared, las barras de metal desligándose unas de otras como si tuvieran vida propia y lanzándose a frenar a Roy como tentáculos, envolviéndose en torno a su cintura y sus extremidades con la inesperada flexibilidad de un látigo, deteniendo en seco su caída cuando faltaban pocos metros para impactar contra el suelo.

Y allí, flotando en el aire grácilmente ante él, se encontraba Raven... Sólo que no era Raven. Las diferencias eran tan dolorosas como evidentes. Ésta tenía la piel de un color anaranjado rojizo, dos pares de ojos en lugar de uno, las orejas puntiagudas como las de su padre y vestía de una manera mucho más provocativa, con una especie de body y unas botas de caña alta con tacones que le cubrían hasta la mitad del muslo. También su mirada era diferente, mientras le observaba con una medio sonrisa maliciosa, con una mezcla de suficiencia, arrogancia y crueldad.

- Hermano... Te dije que lo quería vivo -ronroneó en un tono suave pero peligroso al ex Titán que observaba con las garras empotradas en el muro del edificio-. Hice bien en venir en cuanto noté cómo aumentaba tu ira...

La gente había comenzado a congregarse abajo y señalaban hacia arriba, asustados. Algunos hacían fotos con sus teléfonos móviles, otros marcaban el número de la policía, y la mayoría se alejaba corriendo y tirando de la mano de sus hijos y seres queridos.

- Lo siento, Raven... Es sólo que no comprendo para qué lo quieres. Dijiste que podíamos alimentarnos de los humanos...

- Pero no él, Changeling... -dijo acercándose más al arquero hasta rozar su mejilla con el dorso de la mano-. Él es familia, igual que los demás. A la familia no se la mata. Pobre, hermoso Roy... -apoyando las manos sobre sus hombros se inclinó para susurrar en su oído-Si los hombres me interesaran mínimamente habrías sido un consorte precioso, pero por desgracia para ti, lo único que me interesa es el poder.

A un gesto de la demonio, las barras de metal que aprisionaban las extremidades de Roy se unieron, inmóvilizándole las piernas y los brazos a la espalda, separándose de la estructura principal para acercarlo a la gárgola.

- Llévatelo y enciérralo con los demás. Y más te vale que esté de una pieza cuando llegue. Tengo... un asunto que atender en otra parte...

Vio cómo el marco rebotó en la dura cabeza de la monstruosidad verde. Le hizo cierta gracia la situación. Antes de que pudiera hacer alguna réplica ingeniosa de aquella circunstancia, el Garfiel de pesadilla le apresó contra la pared y le dejó sin respiración. Cuando los pulmones se ven vaciados violentamente de aire se siente unos instantes de angustia al tener la sutil impresión de ahogamiento.

- Un poco. Pero no te sientas mal es que con mi coeficiente intelectual todos sois un poco idiotas.- comentó con un tono jocoso. El sentido del humor era lo que le daba el empuje para continuar en ese tipo de extrañas y psicodélicas situaciones que acontecen en la vida de todo justiciero. - Gracias, me lo suelen decir a menudo.-

Las garras de aquel ser, que ya no era su preciado y agradable amigo, se posicionaban para inflingirle daño físico. El pelirrojo trató de escaparse de su agarre. pero por más que forcejeó, el otro era más fuerte. El Garfiel de pesadilla le alzó el volandas.

- No sé puede tener todo lo que se quiere, a mí me gustabas más cuando te lavabas los dientes. Recuerdame no contratar a tu dentista, su trabajo no parece muy bueno.-

El monstruo lo lanzó a través de la ventana rota. Roy vio su fin muy cerca. No tenía ningún medio para evitar estrellarse contra el suelo y que su cuerpo se hiciera mil, añicos. Cerró  los ojos  mientras caía. Quizá pensar en algún tipo recuerdo bueno y cálido le ayudaría a afrontar la inevitable situación con calma. Peor no podía dejar de pensar. Le había fallado a su niña.  Iba a morir y al igual que su padre, dejaba a un menor desprotegido, indefenso y huérfano para ser cuidado por alguien más.  Le dolía  el pecho. Se sentía preocupado por el destino de su niña. No iba a ver crecer a su hija. No estaría allí  en los hitos más importantes de la infancia,  adolescencia y adultez  de Liam. Su  hija era prácticamente un bebé, por lo que era  demasiado pequeña para recordarle. Se rió  de forma sarcástica. No quería  repetir los mismos errores que sus figuras  paternas y aunque  se esforzaba por ser mejor, iba a abandonar a su hija. Parecía  destinado a no cumplir sus objetivos  por mucho que luchase. la culpa le invadía. Si hubiera sido más responsable. Si no hubiera sido tan confiado. Si no tuviera una vida anterior tan amenazante. Quizá se lo merecía. Pero no quería irse tan pronto. No dejando a su hija tan pequeña, vulnerable y desprotegida. La desesperación se abría camino. No había nada que pudiera hacer para poder seguir resistiendo. No tenía con qué frenar la caída y sus consecuencias mortales. Las sensaciones de incapacidad e impotencia  se hicieron dueñas de él. Esperaba que al menos su bebita pudiera ser feliz en aquella vida que se perfilaba sin él. Ojalá la pequeña morena ya se encontrase en brazos de Dinah. Tal vez, su fallecimiento fuera una oportunidad para que Ollie remendase sus errores como figura paterna.

No obstante, el arquero no se desparramó pero el suelo como cuando se estrella un huevo crudo. Unos extraños ruidos chirriantes le llevaron e instantes después su descenso fue frenado. No estaba muerto por lo que tenía que continuar resistiendo. Por su bebé, por Liz, por sus amigos y por todas las buenas gentes en el mundo.  Donde hay vida hay esperanza. Su personalidad, aunque con altibajos y puntos desgarradoramente críticos e inestables,   era la de un superviviente. Tenía que haber alguna manera de salir y si existía una forma él la podía encontrar. se le daba bien pensar en momentos de crisis y salir de apuros.

Frente a él se encontraba Raven. Al igual que había ocurrido con Garfiel, ella también tenía una extraña apariencia. Los dos parecían salido de un circo de los horrores o quizá de un universo alterno donde lo normal era ser seres de pesadilla.  Aquello era de lo que estaba hablando Dick. Raven infectada por los designios y deseo de Trigón. La chica endemoniada repartiendo posesiones como si fueran ricos caramelos y deliciosos. La medio demonio había contagiado la maldad a algunos de sus amigos. Había seleccionado del grupo a aquellos que le podían resultar más beneficiosos para sus planes de caos y destrucción. Un virus en expansión que amenazaba con convertir al mundo en el nuevo infierno. A pesar de que la situación era peliaguda, se alegraba inmensamente de encontrarse con vida. Raven regañó a Garfiel y el estado de alerta de Roy se incrementó. Escuchó atentamente la conversación con el fin de hacerse una ideas de las prerrogativas e intenciones de sus mutados amigos. No necesitaban a humanos por muy habilidosos que fueran. Así que, estaban buscando o metahumanos o razas con las poder que la humana.

Los ciudadanos aterrados y shokeados por la escena miraban y grababan cada parte de aquel extraño show. Pero para Roy, esas personas no importaban lo más mínimo. Lo que era importante era hacerse con la situación para evitar el creciente peligro.

Raven le susurró algo en el oído y se sintió halagado. Venía de una chica malvada y monstruosa pero un cumplido es un cumplido.

- Soy ingenioso, simpático, puedo arreglar casi cualquier cosa, tengo grandes dotes para la comedia, sé animar y no suelo seguir instrucciones. Tengo más cualidades para un matrimonio que mi desbordante físico.-

Hacer comedia sobre los comentarios hacía que su estado de resistencia no decayera. La hija de Trigón no le quería muerto por lo que planeaba hacerle algo peor. Seguramente tortura o ese tipo de mierdas. Necesitaba ganar tiempo para pensar en cómo poder salir airoso de aquella peligrosa y cada vez más enrevesada situación.  

- Raven, reina ¿no hay nada que pueda hacer para hacerte reconsiderar tu postura? El poder no siempre da la felicidad.-

Teniendo la certeza de que sus lisonjas no habían producido ningún cambio en la versión demonio de su amiga, intentó planificar alguna manera de poder escapar y formar algo así como una resistencia. Al menos no estaba sólo. Le dejaban con algo más valioso que un arma, con mentes. Aunque siendo sinceros habría preferido un arma porque era la manera más fácil de salir de allí.

- Raven, reina ¿no hay nada que pueda hacer para hacerte reconsiderar tu postura? El poder no siempre da la felicidad...

La semidemonio se apartó levemente hacia atrás, lo justo para hacer contacto visual con los orbes verdes del arquero pero sin retirar la mano que mantenía en contacto con su mejilla.

- No necesito tu consejo, Roy. Tengo mis propias demandas. Duerme -dijo, y su voz tenía una cadencia hipnótica, y sus ojos no se apartaban de los del pelirrojo, que, intentara lo que intentara, tampoco podía romper el contacto-. No despertarás hasta que estés en tu jaula -la mano que descansaba sobre su mejilla se desplazó hasta cubrir todo su rostro con los dedos-. Duerme... ahora.

Como si del truco de un hipnotizador se tratara, Roy cayó sumido en un profundo sueño. Garfield lo sostuvo por las ataduras de metal que lo aprisionaban y alzó el vuelo, impulsándose con sus poderosas alas.