[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - Dear sister (Dolphin y Conner) [13/04/2019]

Le hizo muy contento que su hermana aceptara su propuesta, no quería que nadie más se encargara de los inútiles de la joven liga. Gruño cuando menciono que tenían que ser cuidadosos y no levantar sospechas, adiós el salir volando por la ventana sin esperar ni un segundo más. Cuando la reunión familiar acabo cada uno se fue a por su objetivo. Envidia salió del edificio y respeto las señales de tráfico, como ir por el paso de peatones y pararse en semáforo rojo y pasar en verde. La gente se lo quedaba mirando extrañados por su estilo de ropa, por respetar las normas con esas pintas o la cara de asco que llevaba por tener que aguantar todas esas estupideces. Finalmente después de cruzar varias calles pudo ir a las afueras de la ciudad por un parque que estaba conectado a la montaña, donde ahí pudo salir volando sin que nadie le viera o pudiera delatar la ubicación de su guarida.

A la gran velocidad que iba no tardo más que media hora en llegar donde antiguamente estaba el monte justicia. Los medios de comunicación y agentes de seguridad seguían por los alrededores. Envidia no sabía si considerarles tenaces o estúpidos, mas no era de su incumbencia, él tenía que buscar a otros. Se acercó más a las ruinas que el mismo creo para utilizar su visión de rayos X para localizar a los jóvenes héroes, a ver si quedaba alguno en pie para hacerlo parte de su familia. Empezó a desesperarse a no ver a nadie hasta que finalmente, cerca de la costa, localizo a la única insensata que quedaba. Sin pensárselo dos veces se lanzó hacia ella cogiéndola del pelo para sacarla del agua, estampándola contra unos de los arboles más cercanos a la playa.



Le sonrió con picardía, mostrando claramente sus intenciones hostiles, levitando de forma lenta hacia ella



Ahora mostraba una sonrisa más cálida, alargando su mano en un gentil gesto de afecto.

Había pasado un día, y Dolphin aún no había terminado de asimilar del todo lo que había pasado.

Sabía perfectamente que la situación era grave, con la mitad de los miembros de la Liga muertos y la otra mitad heridos. Se notaba en el ambiente, en la cara de la gente por la calle y en las noticias cada vez que alguien encendía la televisión. Pero había una diferencia entre saber qué pasaba, y sentirlo en tus propias carnes, ver cómo tu casa se derrumbaba y tus amigos te atacaban sin previo aviso. Y Dolphin no había estado preparada para eso.

Quizás ese fuera el motivo que la había empujado a volver, mientras el resto de los Titans se retiraban a la Batcueva, en Gotham. Necesitaba respirar, aclararse las ideas… ¿Y qué mejor que el océano para eso? Además, así podría volver a Atlantis, aunque fuera solo para asegurarse de que la invasión no había logrado llegar hasta allí. Si fuera así, ya lo sabrían, ¿no?

Solo sería un momento, se había dicho. Como un paseo. Luego volvería a la orilla y se dirigiría a Gotham, donde el resto de sus amigos la esperaban. O, al menos, ese había sido el plan.

Apenas se había alejado de la costa, Dolphin sintió algo extraño, como una vibración en la superficie del agua. No tuvo tiempo para plantearse a qué podía deberse, sin embargo, ya que algo tiró de su pelo para sacarla fuera del agua. Antes de que la atlante se diera cuenta de lo que estaba pasando, su espalda chocó contra el tronco de un árbol, dejándola sin respiración. -¿Dónde ibas a ir sin mí?-Esa voz… Alzó la cabeza, encontrándose con la figura de Superboy. O, mejor dicho, de la persona que solía ser Superboy. El día anterior se habían encontrado, y Envidia había dejado muy claro que aunque quedara algo de Conner en su interior, no podían confiarse. En lo que a ellos respectaba, no era más que otro enemigo… Porque, simplemente, no tenían que preocuparse de hacerle daño como había pasado con Shawn.

No eran buenas noticias, precisamente.

-A no ser… que quieras ser mi hermana, yo nunca haría daño a mis queridas hermanas, es más, las mimaría de forma especial.-Los ojos de Dolphin se clavaron en los del chico moreno cuando este le tendió la mano, tratando de ignorar la sangre que formaba una calavera en su pecho. No quería empezar a preguntarse de dónde la había sacado… O de quién. Tragó saliva, sintiendo el tronco del árbol a sus espaldas bloqueándole la huida. No podía escapar y sabía que tenía las de perder en una pelea, así que sólo le quedaba una posibilidad.

Extendió la mano.

Y, con un giro de muñeca, inundó la playa de luz blanca, cegando a Conner. El clon oiría sus pasos sobre la arena rodeándolo, corriendo hacia el agua, pero no recuperaría la vista hasta escuchar el chapoteo de un cuerpo sumergiéndose de nuevo bajo las olas. Dolphin odiaba huir, creía que los problemas jamás se resolvían si se evitaban. Pero… No era estúpida, y había convivido lo suficiente con Conner como para saber que sus posibilidades eran escasas. Lo mejor que podía hacer era tratar de perderlo en mar abierto. Aprovechando esos segundos de ventaja para mandar una señal de alarma acompañada del nombre de Superboy con el comunicador que pendía de su cinturón. Así, sus amigos sabrían qué estaba pasando… Y podrían hacer algo, mientras ella ganaba tiempo.

Tan pronto como se hizo la luz Envidia soltó un grito degollador, llevándose las manos a los ojos. Nunca se esperó tal contraataque, tardando cinco segundos en poder abrir los ojos pero todo era borroso, demasiada luz había en sus ojos. Para no perder más el tiempo siguió el sonido de sus pisadas que se acababan en el mar, lanzándose en el sin pensárselo ni un segundo más. Gracias a la oscuridad del océano Envidia pudo abrir los ojos y empezar a ver mejor, lanzándole rayos de calor a la maldita tritón que cada vez lograba que hubiera más distancia entre ellos, esquivando sus rayos sin mucha dificultad. Si el pudiera nadar como ella las cosas serían más fáciles. Ese pensamiento le enfurecía cada vez más porque notaba que su cuerpo le faltaba el aire para seguir, ya que si la seguía acabaría ahogándose y no le gustaba para nada ese plan. Cuando pensó que todo estaba perdido y tendría ir volver con las manos vacías una sombra de un barco apareció encima de su cabeza, haciendo que Envidia sonriera de forma maligna y subiera a la superficie.



Pensó Envidia al subir al barco, viendo que estaba tripulado por; el capitán, un hombre mayor que le faltaría nada y menos para jubilarse, y una pareja de reporteros que su falta de experiencia les hizo ser imprudentes pero brindándole a Envidia la oportunidad de cumplir con su misión. Los tripulantes no sabían que hacer, no se esperaban de tener visitas, como buen profesional que era el cámara se fue acercando lentamente a Envidia. Una vez había recuperado el aliento aprovecho la cercanía del cámara para hacerle una llave en el cuello y partírselo en dos, matándolo al instante. La periodista hizo un grito de película mientras que el hombre mayor se cayó al suelo del impacto, ambos estaban en shock. El demonio araño la cara del muchacho haciéndole sangrar y lo tiro al mar, con esas pocas gotas de sangre seguro que llamaría la atención de la heroína. Mientras esperaba a que viniera ato con las cuerdas de cubierta a sus tripulantes convirtiéndolos así en sus rehenes, estaban atados de pies, manos y por el cuello que hacía de vez de correa. Se sentó en una caja y espero paciente. Cuando Dolphin apareció estiro de las cuerdas para que los humanos se acercaran a él, y de paso ahogándolos un poco.

El agua ardía y burbujeaba a su alrededor. No todo el mar, gracias a Poseidón, pero sí la que estaba lo suficientemente cerca de ella como para recordarle qué pasaría si se quedaba quieta un momento, si dejaba que esos rayos láser que salían de los ojos de su amigo la alcanzaran.

Era una carrera de resistencia, y Dolphin lo sabía. Su capacidad de seguir esquivando los disparos y manteniendo la distancia entre ellos se enfrentaba contra los pulmones de su perseguidor, e iba ganando. Suponía que esa debía de ser la única cosa buena de enfrentarse a un amigo: Que conoces todas sus fortalezas, sí, pero también sus debilidades. Y, a pesar del miedo que sentía tanto por su propia seguridad como por la de Conner… El saber que tenía la ventaja la tranquilizaba: Superboy no podía aguantar la respiración para siempre, pero ella estaba literalmente en su elemento. Lo único que tenía que hacer era llevarlo a mar abierto, cansarlo y esperar a que se quedara sin aliento. Esperaba que eso bastara para deshacer lo que quiera que le hubiera hecho Raven… Y aunque no fuera así, dejarlo fuera de combate durante el mayor tiempo posible seguía siendo una muy buena opción. ”-No puede faltarle mucho...”-Pensó, mientras hacía un repentino quiebro para evitar un haz de luz roja que pasó a su lado.

Tardó unos segundos en darse cuenta de que ese había sido el último. Sin embargo, su alivio apenas duró un instante: Cuando se giró, dispuesta a arrastrar el cuerpo inconsciente de Conner a la playa… Se dio cuenta de que estaba completamente sola. Miró a su alrededor en todas direcciones, alarmada: ¿Se habría ido volando, dándose por vencido? ¿O había logrado esconderse, de alguna manera? Sin embargo, Dolphin sabía lo obstinado e impulsivo que podía llegar a ser el clon… Y no tenía motivos para pensar que una posesión demoníaca fuera a eliminar esos rasgos, precisamente, por lo que casi podía descartar esas dos posibilidades. ”-A menos que...”-Sus ojos grises se toparon con la silueta de una embarcación, justo encima suyo.

No había hecho ninguna pregunta todavía, pero la respuesta no se hizo esperar de todas formas. Dolphin inhaló, y sus pulmones anfibios se inundaron del olor de la sangre en el agua.

”-No habrá sido capaz.”-Se dijo, ascendiendo tan rápido como podía hasta la superficie. No necesitaba comprobar el cuerpo del reportero para saber que ya estaba muerto, sin embargo. Lo cierto era que, por mucho que lo odiara… Sí que veía a Conner capaz de matar, a diferencia de la gran mayoría de sus amigos. El kriptoniano nunca había necesitado ayuda para causar daños colaterales, como había demostrado durante la invasión alienígena. Y si a eso se le sumaba la influencia de un ser verdaderamente malvado… El peligro era infinitamente mayor, tal y como los dos prisioneros restantes acababan de descubrir.

Sin embargo, sus esperanzas crecieron cuando una estela plateada rompió la superficie del agua, aterrizando sobre la cubierta con un crujido. Ambos conocían a Dolphin, aunque cada uno de ellos por un motivo diferente: La reportera se había familiarizado con la mayoría de los héroes actuales, mientras que el capitán de ese pequeño barco pesquero consideraba a los Titanes prácticamente como vecinos. Era difícil no hacerlo, teniendo en cuenta que vivían al lado y que los veía volando o nadando por ahí casi todos los días, mientras pescaba. Y, aún así… La persona que se había plantado delante de ellos no parecía realmente una superheroína miembro de los Titans, ni tampoco la sirena de la que se decía que ayudaba a los marineros de Happy Harbor. Era algo… Diferente.

Algo con ojos grises cargados de rabia, fijos en el muchacho que los había atacado en primer lugar. Algo con garras y escamas y pelo blanco tapando parte de la cara, dotándolo de un aspecto un poco más inhumano todavía. Algo silencioso, que no hizo ni un solo ruido a pesar de las provocaciones de Superboy. Aunque hubiera podido hablar… Dolphin no sabría qué le habría dicho. En parte, quería gritarle. Hacerle entender lo mucho que le dolía que un hombre inocente hubiera muerto por haber tenido la mala suerte de estar cerca suyo. Otra parte quería hablar con él, intentar llegar a los últimos resquicios de humanidad que quedaban en su interior para tratar de liberarlo del control de Raven. Sin embargo, esa idea estaba perdiendo terreno frente a la satisfacción que le supondría borrarle esa sonrisa de la cara.

Pero… No podía hacer eso. Si combatir contra Superboy ya de por sí era casi imposible, hacerlo protegiendo a dos terrestres en alta mar era una locura. Si Conner no los mataba inmediatamente, seguramente acabarían ahogados antes de que ella ganara el tiempo suficiente para acercarse y cortar las cuerdas. No… No podía permitir eso. Así que alzó las manos, retrayendo lentamente las garras. No le quedaba energía suficiente para escribirlo, pero el mensaje estaba claro. Se rendía. Trataría de escapar más adelante si podía, desde luego… No quería unirse a las filas de Raven, agravando el problema y potencialmente haciendo daño a más personas. Pero lo que no iba a hacer era dejar morir a esas dos personas a cambio de resistirse un poco más, de tener la oportunidad de burlar a Superboy en ese momento. No era justo.

Ojalá el resto de los Titanes hubieran visto ya su mensaje.

Su sonrisa burlona se ancho, respirando el dulce aroma de la victoria. Una de las correas la llevo a la otra mano teniendo una libre, se levantó y se acercó a ella.



Se rio y le dio un golpe seco en la nuca, dejándola inconsciente en el momento. Los prisioneros se asustaron al ver como su salvación se desplomaba en el suelo. Envidia se agacho delante de la chica que por instinto cerro los ojos rezando lo que sabía, notando como la había liberado, al igual que el marinero.



Una vez había acabado su discursito de villano cogió a Dolphin en brazos y se fue volando hacia su guarida sin ser visto, como había hecho antes. Como la gente se les quedaba mirando él iba susurrándole cosas del estilo “eso te pasa por beber tanto” y la gente lo veía normal y pasaba de ellos. Era tan fácil manipularlos que le hacía gracia. Una vez dentro de ese mugriento edificio dejo a la joven con cuidado en el sofá, para luego cogerle de las muñecas por si despertaba he intentaba huir.

Continúa aquí.