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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019]
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OmegaDust Omega Universe
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Ficha de Personaje Alias: Mártir Nombre real: OmegaDust Universo:
Tema: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 11th Junio 2018, 13:47
El afán del ser humano por conectar con aquellos que hace milenios les legaron todo cuanto son y poseen resulta siempre inspirador. Es por ello que invierten inmensos esfuerzos en mantener los sutiles pedazos de una huella que, si bien en esencia está extinta pues la presencia de quien la dejó se consumió mucho tiempo atrás, se ha ganado el derecho por su imperecedera permanencia a ser considerada inmortal. Todo lo remitente al tiempo pasado supone para el humano actual motivo de fascinación y reverencia, reminiscencias de épocas en que todo era más sencillo, y a su vez, más cruel y primitivo. Sus dificultades y preocupaciones se habían denostado tanto hacia direcciones distintas, que un abismo infranqueable de abría entre las civilizaciones de antaño y el ser moderno. Si los antecesores se hubieran encontrado con sus sucesores de milenios después habrían dudado sobre si se trataba acaso de su propia especie. La etapa que ahora consumían los protagonistas de su propio momento había generado dificultades tales que amenazaban con aplastarles bajo su peso. Así cobraba aún más valor el misticismo esotérico de todo lo que había perdurado más allá de las edades pasadas. Encontraban en ellas alivio, recordando que su estancia en el mundo había sido larga y fructífera. Ocuparlas les daba perspectiva, les hacía contactar con un pasado con el que fantaseaban, y les daba un deseo de futuro que les llenaba de esperanza...
El sol se volvió naranja sobre los pedregosos restos supervivientes del Oráculo de Delphos. Consumida su materia, había sido privado de su forma original para sustentar creencias ajenas dejando las propias desnudas abrigando los muros de basílicas e iglesias católicas. Circulando a través de sus adoquinados; entre los cuales se abría paso la vida en forma de pequeñas formaciones de musgo, hierba y alguna que otra flor temprana; los últimos visitantes recorrían los resquicios evocando con fantasiosa ensoñación la imagen que otrora hubiera presentado la ciudad, hirviente de actividad con sus mercados, pensadores, políticos, visitantes de paso y comerciantes. A medida que el atardecer bañaba en su luz teñida de oro fundido los restos de fría piedra, su voluntad les dispersó hacia otros lugares, las vibrantes ruinas transformadas en una suerte de silencioso mausoleo.
[---]
Una presencia…
Pasos cortos, vacilantes… marcados del rumbo impreciso de sus múltiples tribulaciones…
Dentro de su carne atravesada de pesares, aguijón hundido en lo más profundo de su ser…
De un dolor penetrante que no cesa...
A través de sus ojos se vierte hacia fuera buscando el desahogo que la vacíe de su pesada carga…
Sentir abotargado…
Conciencia anestesiada…
Así riega de angustia el rumbo que sus piernas llevan…
Con el imperceptible sonido de la lágrima tañe su esencia, y florece de ella la Narina cristalina respondiendo a su llamada…
”...Púlsar…”
[---]
A miles de millones de kilómetros, a través de la negrura del vacío iluminada por los estallidos lumínicos de las estrellas brillantes, la blanca mano que cubre la capa de piel restaurando las mordidas de la carne que el Coleccionista mantiene constantes sobre la silueta de la mujer dormida, la piedra roja se revuelve y transforma. Recubre como una pupa la metamorfosis de la Dama Nívea envolviendo su torso, trepa en las escápulas, trenza con su maleable materia irrompible roja como la sangre el sustento de su cuello, y su rostro…
Observa a través del cristal tras el que la conserva como un tesoro, cargado por un instante del pánico atroz que le provoca la perspectiva de su marcha…
El cristal se detiene… su mano prevalece…
El suspiro de alivio se desvanece mucho antes que los frenéticos latidos de su corazón, atenazado por un miedo nublado que pierde la forma, sabedor de que su tesoro permanece a salvo, bajo su dominio…
[---]
Cruje el géiser de Joya grana al emerger adherido a la pared, caen los restos del muro de Delphos frente al que la joven aguarda con su sentir quebrado, abriendo en su añeja contextura paso para la delgada figura que cobra forma. Sus cúspides, afiladas y regulares, se deforman como el magma candente adoptando la sutil suavidad del espejismo de un frágil rostro delicado…
Florece entre las cubiertas de cristal el busto descarnado, blancura inmaculada de piel translúcida bajo la que se adivinan las construcciones internas de sus finos huesos…
Del aleteo de una mariposa alzan el vuelo sus largas pestañas grana… Revelan en el iris de rosa cuarzo las lluvias centelleantes de violeta, rojo y brillante blanco…
- E… lissa….- su voz es el susurro de un viento joven y viejo…- Elissa… ¿porque?.... - busca en sus ojos el reflejo de unas lágrimas que amenazan con regar su rostro albar…- ¿Porqué... lloras?...
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 18th Mayo 2020, 00:14
“Tres caminos llevan a Delfos; uno viene del Este, dos llegan del Oeste”, decía la voz de mujer de sus recuerdos. Los pequeños dedos de Lissa imitaban los pasos de los viajeros sobre el mapa, mientras la voz de Chloé seguía, solemne: “Traen a los peregrinos que quieren conocer su destino de labios de la Pitia”.
Elissa recorría la ciudad en ruinas con pasos fatigados. Bajo ella, las piedras parecían susurrar incontables preguntas. Y, en las profundidades de la tierra, la Pitia meditaba sus respuestas. ¿Venceré la guerra? ¿Corresponderá mi amor? Si salgo mañana, ¿llegará mi barco a buen puerto?
“Oh, Apolo, respóndenos”.
Elissa suspiró, deteniéndose un instante allí, en el centro del mundo.
Conocía la leyenda de Delfos. La conocía mejor que su propia historia. Y por todo ello se sentía una extraña allí. Ella no quería conocer su futuro… sólo su pasado. ¿No era paradójico que aquel lugar en ruinas le resultara más familiar que sus propios orígenes?
Al conocer a Lyz, la había fascinado la posibilidad de llenar aquellos vacíos. Tenía un nombre para su padre. Había querido ponerle un rostro.
Pero su viaje a Atenas había resultado un fracaso. Patroklos Sarantos ya no vivía en el lugar donde Lyz lo había visto por última vez. No respondía a su antiguo número de teléfono. Ningún vecino sabía dónde se había marchado. El piso estaba vacío.
Era como si nunca hubiera existido.
Al final, todo era como siempre.
Lyz había regresado a Estados Unidos la tarde siguiente. Tenía una entrega en pocos días. Lissa decidió quedarse un tiempo más. No se sentía con fuerzas de regresar a su despacho, de volver a compartir las historias de otros. Tampoco quería quedarse en Atenas, porque Atenas simbolizaba el origen. Y ella necesitaba parar un momento su tiempo; detenerse en el lugar donde el futuro tomaba forma, y reconciliarse con los flecos sueltos de su pasado.
Con el hilo de su Destino.
“Cloto hila, Láquesis mide, Átropos corta.”
En el silencio de su habitación de hotel, la idea le había parecido buena.
Las tres horas de viaje en autocar desde Atenas hasta Delfos habían sido largas y tediosas. Elissa las había pasado leyendo y tratando de ignorar los ruidosos ronquidos de su vecino de asiento. Hacía calor para aquella época del año y ella misma se sentía amodorrada y a varios años luz de distancia de la realidad. El fracaso reciente era un zumbido que no se detenía en la parte de atrás de su cabeza.
¿Qué esperaba encontrar en Delfos?
El sol empezaba a hundirse en el horizonte. Elissa, que se había quedado rezagada del último grupo de visitantes, volvió la vista hacia atrás.
Una constante en su vida.
Se imaginó a sí misma adentrándose en la caverna de la Pitia y susurrando su pregunta.
- ¿Qué hago ahora?
Estaba perdida, perdida como nunca. Todas sus búsquedas pausadas, todos sus itinerarios detenidos. Su padre; un callejón sin salida. Su mentor; una esperanza breve.
Su estancia en Atlantis había desenmascarado de nuevo sus fantasmas. Estaba obsesionada con aquella figura paterna; o, mejor dicho, con la ausencia de ella. Y su obsesión la había distanciado de su madre; había pagado con ella el abandono de Patroklos.
Los últimos años apenas había tenido tiempo para alguna llamada, para algunos mensajes. Siempre tenía mucho trabajo, o eso le decía a Chloé. Mentirosa; no era más que una mentirosa. En realidad, no quería ver cómo su madre reconstruía su vida. No quería conocer a Paul Spencer, ni permitirle rozar siquiera aquel espacio sagrado, el hueco de Patroklos. Y ansiaba tener razón, y descubrir que había un motivo de peso por el cual su padre no la había visto crecer.
La respuesta sencilla era que, simplemente, no había querido hacerlo.
- ¿Qué hago ahora? - repitió.
No podía pensar en las últimas experiencias sin sentir cómo la abrumaban. Dragoslav. Atlantis. La Muerte. Patroklos.
Y, al mismo tiempo, sentía un fuerte desapego, como si todo aquello le hubiera sucedido a otra persona. No a ella.
Y lo odiaba. Odiaba no ser capaz de llorar por Elissa Stavridis.
Ni por lo amado, ni por lo perdido.
Nunca era un buen momento. Tenía que tragárselo, posponerlo, no dejar que la afectara.
- ¿Qué... hago...? - repitió, y sintió que la furia le entrecortaba las palabras.
Se clavó las uñas en la palma de las manos y apretó los dientes. Las emociones se sacudieron con fuerza, mezclándose unas con otras; pena, rabia, culpa.
Se desvió del camino, e hizo lo que siempre hacía. Volver hacia atrás. Hacia las entrañas de la ciudad.
Apolo condujo a su carro por detrás del horizonte, y la sombra de las montañas cayó sobre Delfos como una pesada manta. Y entonces, al abrigo de la oscuridad, se obró el milagro, y la primera lágrima se deslizó por su rostro.
---
Vagó sin rumbo por las ruinas; columnas rotas que apuntaban al cielo como huesos descarnados. Ya no pensaba. Dejaba que la emoción la recorriera, sin ponerle freno, casi sin entenderla, como si nada tuviera que ver con ella.
Se agachó sobre el polvo de los siglos y se abrazó las rodillas, su cuerpo convulso por los sollozos, sus dientes apretados con rabia. Sintió que se desmoronaba, creyó incluso oírlo; como el crujido de una pared desconchándose.
Crack.
Su mente se vació a través de sus ojos. Se le entrecortaba el aliento; la pena había puesto una mano firme sobre su nariz, sobre su boca, que le dificultaba respirar.
Jadeó. Y el sonido se repitió.
Crack.
Elissa abrió los ojos y se incorporó de golpe, retrocediendo, dándose cuenta de que no había sido ninguna ilusión. Ante ella, el muro se agrietaba, como si hubiera aguardado durante milenios para abrirse y… sangrar. Sangre de cristal rojo.
Crack.
Elissa retrocedió otro paso, y el muro empezó a tomar forma. El bello rostro de una mujer, seguido por su cuello, sus hombros, sus pechos… ascendió a la superficie desde un mar de piedra, entre crujidos. Como una diosa antigua que emergiera de la roca allí, en el Templo donde la habían venerado.
Sus ojos parpadearon y se abrieron al mundo, y la griega se quedó allí, congelada en el sitio, retenida por las sílabas de su propio nombre y aquella mirada rosada.
- E… lissa….- musitó la voz, como si viniera de muy lejos, y cada letra le supusiera un hondo esfuerzo. El corazón de la griega se aceleró, presa de reverencia y temor, y también de... vergüenza. La vergüenza de alguien sorprendido haciendo lo que no debe en la oscuridad- Elissa… ¿por qué?.... ¿Por qué... lloras?... continuó la voz.
Las palabras se atascaron en la garganta de la griega.
¿Por qué no?, gritaba una voz dentro de ella, ¿por qué no llorar? ¿Necesitas un motivo?
- Yo… - dijo.
Nada. No dijo nada. Un silencio, acompasado sólo por su respiración, cayó entre ella y la mujer de piedra. ¿Quién era? ¿Por qué estaba allí, en aquellas ruinas? ¿Era producto de un delirio de la propia Elissa? ¿Una imagen nacida de su imaginación?
¿Era su mente, rogándole que hablara con alguien antes de perder la cabeza?
“¿Por qué lloras…?”
- Lo había… postergado mucho- respondió, con la voz fatigada.
Aquello no era una respuesta.
Trató de relajar los puños. Trató de recuperar el control.
Eso necesitaba. Recuperar el control. Porque no estaba sola.
- ¿Estoy…?
¿Qué? ¿Soñando? ¿Delirando?
- ¿Eres…?
¿Real?
- … ¿cómo sabes mi nombre?
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 17th Enero 2021, 22:05
Parpadeo lánguido redescubre sus ojos empañados en tristezas salinas que no le pertenecen...
Sus orbes de joya rosada salpicados de polvo grana relucen bajo la acuosa superficie que su naturaleza se limita a imitar de un modo que priva de significado personal las lágrimas, un acto de comunión con los sentimiento que por sus propios medios queda prohibido... Ambas hermanadas de una incapacidad que a pesar de sus dificultades Rompecabezas Quebrado podía vencer creando con ellas los recorridos que las despeñaban de sus ojos dibujando las mas bellas cascadas con cada pestañear...
Presa de un desasosiego atormentado el llanto le brindaba mudo alivio, ignorante del poder sanador con el que cada gota llenaba el vacío desgarrador del que ahora la Mujer Sin Sombra participaba...
- Si así es... no lo contengas...- su voz acarició sus oídos con la gentileza cálida del amanecer sobre la piel haciéndola sentir resguardada de todo juicio y credo...- Todo aquel que pena... debe tener derecho... al alivio de sus lágrimas...
Percibió a través de sus preguntas incompletas el mensaje que navegaba en sus silencios...
Su dolor se atenuó durante un preciado instante, mas prevalecía tembloroso sobre la llama de un sentir que traspasaba diversas inquietudes... Había confusión, miedo y rabia... había encanto y reverencia...
Las dudas constriñeron el dulce cordal de la garganta de Rompecabezas Quebrado, en un devenir en el que la Dama Nívea fue capaz de comprender por vez primera un sentir ajeno, sin que su propia naturaleza mediara en un proceso que le causó extraordinaria sorpresa... En otro tiempo las palabras se habían comportado de un modo esquivo en sus propios labios...
Algunas buscaban refugio donde no era capaz de alcanzarlas... y otras aún dolían como la primera vez que acudieron a danzar a través de los confines de sus labios inexpertos...
- Las vibraciones... acuden a mi... cuando las necesito... - de la parte posterior del cráneo brota el fino filamento de oro, nacen estrellas que alzan sus cúspides al cielo coronando así la silueta de su busto... Multiplica la joya roja su tamaño en dos carámbanos cristalinos que caen hasta el suelo explotando con el grácil sonido de pasos sobre la arena, liberando las finas hebras sangrantes de una tupida melena cargada de flores blancas que exponen a su compañía los placeres de la blanca nieve convertida en pétalos de seda... - Dispones de un nombre... que representa... define... te ofrece el singular presente de lo irrepetible... pues es tuyo... como no es de nadie más... - su voz se vistió de juventud... anhelos humildes, de ingenua procedencia...
Pues quién podría ambicionar la sencilla posesión de un nombre... tan irrelevante...
A su vez tan primordial...
- Así pues... Cuando eres tú quien necesita...- su rostro albar se ladeó dibujando olas rojizas en su melena carmín... - ¿Que... o quién... acude a ti?...
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 27th Abril 2021, 21:28
- Si así es... no lo contengas... Todo aquel que pena... debe tener derecho... al alivio de sus lágrimas...
Ella le daba permiso. Un permiso que Elissa había ansiado ser capaz de darse a sí misma.
Si no hubiera estado tan atrapada en su propia exigencia. Si no hubiera puesto sus esperanzas en una búsqueda sin sentido. Si no dependiera de la historia de otro para forjar su propia identidad.
Ella... ella parecía leer las preguntas no formuladas. Parecía responder a ellas, en un lenguaje que no eran propiamente palabras brotando de sus labios. Era algo más. Elissa sintió el eco de la voz de su madre; tal vez no la madre que había tenido, sino la que había querido tener.
Una madre que la miraba a ella, no a la estela que su padre había dejado al marchar.
¿Podía culparla, cuando ella hacía lo mismo...?
- Las vibraciones... acuden a mi... cuando las necesito... - la griega contuvo el aliento cuando la figura presa en la estatua se liberó. Era tan bella... Estrellas en el cabello, cabellos del color de la sangre, con flores entretejidas- Dispones de un nombre... que representa... define... te ofrece el singular presente de lo irrepetible... pues es tuyo... como no es de nadie más...
Su nombre. El regalo de Patroklos. El regalo de Chloé.
Tres sílabas a las que nunca había dado tanta importancia. Y, sin embargo, en presencia de Ella... lo sentía.
Por primera vez, lo sentía.
- Así pues... Cuando eres tú quien necesita...- continuó ella - ¿Que... o quién... acude a ti?...
- Yo... no lo sé.
Nunca pedía ayuda. Nunca contaba sus secretos. Le daba vergüenza. Miedo. No eran importantes.
¿De dónde venía aquello?
- Yo... llamaba a mi madre llorando. Pero ella... no podía consolarme. Porque ella también lloraba.
Chloé no había estado para ella. No sabía. No podía. Porque estaba muy, muy lejos, perdida en el abandono, en la enfermedad.
Nunca había hablado de aquello... ni siquiera con sus terapeutas. Elissa no era capaz de desnudar su propia alma. Absurdo. Irónico... Cuando siempre pedía a los demás que lo hicieran.
Ella no lo hacía. Nunca.
¿Miedo o vergüenza?
Miedo y vergüenza.
Era más fácil susurrar sus secretos a una estatua de piedra, ¿verdad? Era más fácil consignarlos al olvido en un templo olvidado. Enterrarlos junto con las ruinas de la Ciudad de la Sibila.
Sacudió la cabeza. Era... ¿era una alucinación? Y si lo era, ¿por qué parecía tan real?
¿Por qué lloraba por ella...?
- ¿Quién eres...? - le preguntó a la mujer de la columna, con un hilo de voz.
Tal vez no fuera la pregunta correcta. Tal vez la pregunta fuera "qué".
- ¿Eres una diosa? - preguntó.
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 13th Mayo 2022, 15:06
Las tres palabras reflejas que Rompecabezas Quebrado había remitido habían sido pronunciadas innumerables veces antes por la Mujer Sin Sombra… En un lugar lejano en el interior de sus pensamientos se escondían instantes donde había ignorado todo sobre el mundo que se extendía más allá de la Narina, donde sólo alcanzaba cuando su providencia ejercía presión suficiente para quebrarla en pedazos…
“No lo sé…”
Había necesitado esas palabras sin descanso. Su procedencia, su esencia, su sensibilidad, sus sentidos… Hasta la más primordial de las formas, que había aprendido a apreciar escondida a simple vista, expuesta a sus ojos mediante las vibraciones que desprendían todos y cada uno… Porque ninguna era igual a otra… Incluso aunque lo intentaran…
“No lo sé…”
Reiterativa…
Privada de conocimiento…
Abandonada incluso de su propio nombre…
Abrumada, la comprensión la inundó de un modo que prometió sobrepasarla…
Recortó la distancia que las separaba sin moverse en modo alguno, sintiendo el atenazante dolor que Rompecabezas Quebrado experimentaba… No necesitó aproximarse… Ni tocarla…
Le bastó con escucharla… y su sentir se cubrió con la flor de piel de Elissa Stavridis… Porque comprendió… todo su dolor…
-Si no lo sabes… - su voz se quebró con profundo pesar -... es porque de ello careces…
Su voz volvió a confirmar el espectro de su penar… Rompecabezas Quebrado vivía inmersa en el primigenio terror de una soledad autoimpuesta. Arraigada en su propia determinación no encontraba alivio… más el vértigo que le producía dejarse florecer convertía la posibilidad en imposible… Así es como sufría…
Apresada, dentro y fuera…
-El consuelo… puede compartirse… - el llanto continuó despeñándose sobre su rostro níveo, gemelas a las que habían sido contenidas largo tiempo… escapaban ahora a su prisión, en busca del alivio que proporcionaba la libertad…- como se comparten las lágrimas…
Anhelaba respuestas… y la Mujer Sin Sombra deseaba dárselas…
Mas no las tenía…
“No lo sé…”
Las vibraciones ganaron un fuerza renovada, se desprendieron de sus labios con una convicción de la que ignoraba era dueña, anonadándola…
Pues ya no era sencillo… ni era real.
-Soy quien acude… cuando se necesita… - sus ojos dibujaron firmamentos enteros en sus iris cambiantes, rosas, rojos y violetas en las auroras de su mirada. - Soy quien responde… a cada silenciosa llamada… - dos parpadeos, como copos de nieve virgen, cubrieron sus ojos nostálgicos de una nueva sensación de familiaridad… ¿Cómo podía sentir morriña de un sentimiento recién descubierto? Negó con la cabeza, y una nueva marea sacudió las flores prendidas en su rojiza melena de fina telaraña - Ese nombre… no me pertenece… como estas lágrimas… - ¿De dónde provenía el ímpetu que llenaba ahora su frágil garganta? - no forman parte de mí … mas… las necesito… y tú también… - estaba tan segura que le hacía sentir vértigo… - ¿Podrás… compartirlas conmigo?... - suplicó con la triste certeza de la pérdida que se escondía en cada dolorosa.
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 17th Mayo 2022, 18:36
-Si no lo sabes… -dijo ella-... es porque de ello careces…
-Hasta hoy -respondió Elissa, dolorosamente consciente de que la doncella de la estatua era, exactamente...
-Soy quien acude… cuando se necesita…
De los labios de mármol recibió la misma respuesta que su mente ya gritaba.
- Soy quien responde… a cada silenciosa llamada…
No un nombre, sino epítetos. Funciones.
Si había una diosa que brindara aquel tipo de consuelo, Elissa no la conocía. Si había un nombre para aquella figura de piedra con cabellos color sangre, Elissa no...No. No sólo era ella, comprendió la griega. Ni Elissa ni la propia joven lo conocían.
La muchacha no tenía nombre.
Traspasada por la piedad, Elissa deseó tener uno para ella. Quiso poder regalarle esa única palabra... una que se refiriera a ella y a nadie más.
- Ese nombre… no me pertenece… como estas lágrimas… no forman parte de mí… mas… las necesito… y tú también…
Las frases podían sonar fragmentadas, pero aquello no las hacía menos ciertas. La psicóloga se asomó a la tristeza de aquellos ojos carmesí; una tristeza que era de ambas.
- ¿Podrás… compartirlas conmigo?...
Elissa sintió que se le secaba la garganta.
-¿Quieres... que comparta mi dolor? -preguntó- No sé cómo ponerlo en palabras... -cerró los ojos, haciendo huir a las lágrimas que se habían escondido entre sus pestañas.
En el espacio de su mente, trató de alejarse lo suficiente como para comprender el cuadro en su totalidad, sin distraerse con las pinceladas. ¿Por qué lloraba, en realidad? ¿Por quién?
- Vine hasta aquí para encontrar a mi padre -dijo- Pero ya no está. No. -añadió, sacudiendo la cabeza- En realidad, nunca ha estado. Se fue cuando yo era una niña. Hasta hace poco, ni siquiera sabía su nombre...
Una paradoja inesperada; su padre era un nombre sin cuerpo, la muchacha era un cuerpo sin nombre.
- Quería encontrarlo -continuó- He estado obsesionada con eso... desde que era niña. -se llevó la mano al pecho, donde el reloj de cadena murmuraba su tic-tac como el latido de un segundo corazón- Tan obsesionada que no he visto todo lo demás. Cómo me alejaba de mi madre. Cómo perdía mi camino.
Las experiencias recientes se sacudían dentro de ella como un animal atrapado en una trampa.
- Han ocurrido muchas cosas... -dijo- Hice que un hombre al que quería me olvidara. Encontré un maestro... y lo perdí. Abrí una puerta de la que siempre había tenido la llave... sin saberlo. Contemplé el rostro de la Muerte... -todo sonaba lejano e irreal, como si le hubiera ocurrido a otra persona- Es como... como... Hay un mar dentro de mí. Y yo estoy rota. Y el agua escapa por las grietas. Así es... como lo siento...
Sabía que no era un discurso coherente. Sabía que así, a borbotones, no era la manera en que se contaban las cosas. Pero, de algún modo, no eran eventos independientes. Estaban ligados unos a otros; tiraban unos de otros; estaban unidos por un hilo invisible que Elissa no lograba desenredar.
- No sé qué hacer. No quiero romperme. No puedo romperme ahora. No es... no es un buen momento -murmuró.
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 20th Mayo 2022, 02:04
Las lágrimas se despeñaron a través de sus rostros...
Largo tiempo constreñidas, ahora imparables en su paso a través de esa mirada cargada de una basta tristeza azul océano...
Cubrían el extenso espectro de todas sus sensaciones desatadas, que Rompecabezas Quebrado se había esmerado con el paso de los años en contener hasta convertirlas en un montón de pequeñas esquirlas que golpeteaban en su interior...
Como una leve llovizna al principio... así podía restarle importancia... hacer que el eco de las tormentas del resto eclipsaran su propio aguacero, dando fuerza al natural impulso que atender la urgente necesidad de los demás suponía para ella.
El malestar creció de manera tan gradual que las proporciones que había alcanzado la superaron sin ser consciente del suceso. Su borrasca se había condensado, enfriado e intensificado. Con ello, el Orbayu que caló cada fibra de su ser por entero se transmutó de una tempestad imparable y violenta en granizo. Tan fuerte que la tormenta que se avecinaba encontraría el modo de arrasar todo a su paso helado...
"Púlsar..." pidió, clemente. "Se siente rota... pues se está quebrando..."
Los sucesos sacudían ahora la forzosa paz interior, amenazando su ya precario equilibrio...
Si la presencia de la Dama Nívea no lo hubiese impedido en ese instante, la ruptura a la que habría sucumbido la habría escarificado para siempre. Sólo su necesidad absoluta de contrarrestar ese inmenso vacío había tenido la fuerza de arrancarla del lugar en que la mantenían cautiva... mas seguía sin poder escapar...
"¿Tan lejos podré guiarla... a través de su quebranto?..."
En el interior de su limitada crisálida de piedra, se lamentó de su condición de presa... Pues quien penaba no estaba a su alcance... La respuesta a su llamada, tan sólo el espejismo de lo que debía haber sido...
Un cruel trampantojo...
- Elissa... comprendo... - sus párpados se cerraron, dejando caer la lluvia de su llanto replicado- Cuanto anhelamos conocer... deseos insatisfechos ... son un tormento... - Sus ojos iridiscentes pintaron para Elissa Stavridis auroras boreales de un cálido atardecer. - La idea... el sueño... te mantiene en movimiento... te transporta a donde parecía imposible haber llegado... - sus delicadas cejas se arquearon llenando su expresión de una clemencia sólo posible para quienes habían sufrido mas allá de cuanto era humano.- Hay mucho que ignoro... pero cuanto te diré... creo que es cierto... - Sus miradas se unieron en la intimidad de un gesto, en sus cristalinos carmín vio la compungida expresión de su propio reflejo. - Elissa... No encontrarás fuera... lo que te falta dentro...
Las palabras que se vertieron a través de los labios de Rompecabezas Quebrado la suspendieron durante un instante. Llenaron su tierno rostro aniñado de una incredulidad que se diluyó sobre una tristeza destilada...
Su rostro se dejó caer hacia delante, la fina marejada de su pelo dibujó ríos de sangre cubiertos de flores de virginal terciopelo, mientras se removía en el marco de joya grana que rodeaba el volumen de su torso. Tembló, bajo la influencia de su propio esfuerzo. Con la natural fuerza de la metamorfosis, en un instante de gloria se abre paso. Trozos de gema se quiebran, crujen bajo la atenta mirada de la joven Stavridis...
Obrando un portento...
Desprende de la Narina resquebrajada un delgado y frágil brazo blanquecino, que proyecta tendido hacia el Rompecabezas Quebrado...
Por vez primera es quien lucha por abrirse paso a través de su maternal protectora...
- La ruptura... no es si no un proceso...- los restos de la piedra se quebraron contra el suelo, deshechos en polvo... añadiendo a la fortaleza de sus palabras el mensaje que sólo podía conseguirse a través de los actos...- No es sólo pérdida... o desconsuelo...- la mano se mantenía, trémula, como la última hoja otoñal superviviente al invernal soplo del viento.- En ella hay nacimiento... el mar que de tus grietas escapa también alivia la carga de su propio peso... - su propio corazón trataba de evitarlo, mas si continuaba en ese camino, se desbordaría sin remedio...- Lo roto encuentra en el arte sus cimientos... Comparte de las geodas sus secretos... Transforma sus orugas, alzando el vuelo...- Le imploraba su encuentro en aquel gesto. Debía alcanzarla, mas las circunstancias se lo estaban impidiendo. Debía ser Elissa quien recortara los pasos restantes que las distanciaban. La súplica llenó por entero cada movimiento, cada gesto.
"Haz que avance... Púlsar... te lo ruego..."
Los dedos temblorosos, despuntados en lágrimas de blanquecino nácar entraron en contacto con su mejilla, sobre su rostro. El liviano cosquilleo de una pluma acarició con la cálida cadencia de los últimos rayos de sol aquel gesto empapado en lágrimas. Sintió bajo su piel el agitado temporal...
Sentimiento de opresiva soledad al que la psicóloga se había sometido a voluntad...
La traspasó con esa sensación de intangible presencia, alcanzando su delgado cuello bajo su nuca. La atrajo hacia sí despacio, mecida Elissa por su arrullo... Tranquilizadora protección que la Dama Nívea imbuía en aquel gesto elaborado con tal calma que parecía disponer de todo el tiempo que necesitara... Dando forma al apoyo que le había sido negado a Elissa Stavridis y que había necesitado encontrar en los horizontes de su propio ser...
Donde ya no era suficiente...
Mejilla contra mejilla, su voz vibró no a través de sus oídos, si no de su piel. La ilusión de una madurez que se alejaba de su presencia la hizo pensar que su juventud podría no ser mas que una ficción... mas no pudo centrarse en eso cuando su último mensaje abandonó aquellos labios florecientes de pétalos de rosa...
- No habrá mejor momento...- Su agarre no era firme... y sin embargo era cierto. Tan seguro como el dolor que sentía por dentro...- Quiébrate, Elissa... pues te sostengo...
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Elissa Stavridis DC Universe
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 24th Junio 2022, 10:58
"Elissa... No encontrarás fuera... lo que te falta dentro..."
La palabras ciertas siempre eran las más dolorosas de escuchar. Pero había tanta comprensión en los ojos de la joven de piedra, tanta piedad, que la zozobra se diluyó rápidamente en una tristeza más serena, menos violenta… igualmente asfixiante. Tenía razón. El vacío seguía allí, en lo profundo del pecho de Elissa, girando y girando, tragando agua a través de sus fauces para después escupirla, agitada, turbulenta...
Su particular Caribdis.
La muchacha sentía tambalearse el mito sobre el cual había construido toda su existencia. Sabía que no podía vivir en la sombra que su padre ausente ya ni siquiera proyectaba. No, no podía esconderse en los recovecos de un nombre. No encontraría consuelo en la firme pi, en la familiar alfa, en la sinuosa sigma. Nadie le devolvería unas caricias en el cabello y unos besos en la frente que nunca habían existido.
Por la sencilla razón de que nadie se las había llevado.
El crujido de la piedra roja al fragmentarse hizo que Elissa saliera bruscamente de la trampa que empezaba a tenderse en su mente. Ante sí, la doncella pálida, con los ojos llenos de comprensión, tendía un brazo hacia ella.
- La ruptura... no es sino un proceso… No es sólo pérdida... o desconsuelo… En ella hay nacimiento... el mar que de tus grietas escapa también alivia la carga de su propio peso... - le dijo, y cada palabra se asentó en aquel hueco de su pecho que lloraba, lloraba, lloraba… aliviando el dolor por el simple hecho de reconocer su existencia- Lo roto encuentra en el arte sus cimientos... Comparte de las geodas sus secretos... Transforma sus orugas, alzando el vuelo...
El movimiento se detuvo. La joven, apresada por una trampa de piedra, por unas cuerdas invisibles, no podía ir más lejos. Pero sus dedos se posaron sobre la mejilla de Elissa, leves como el peso de una mariposa.
En ella latía el consuelo que Chloé no había podido brindarle. No había juicio. No había un dolor propio y secreto, vedado para ella. No; el dolor era punzante, pero compartido.
De ambas.
Elissa debió de cruzar el espacio que las separaba. Con el tiempo, no recordaría con claridad haber hecho el gesto, pero sí cómo la había inundado el deseo de hacerlo. Y tal vez fue tan sencillo como eso. Querer aquel consuelo que ella le brindaba. Aceptarlo. Decirse a sí misma que tal vez lo mereciera.
Pedir ayuda era como el nacimiento de una cascada. Costaba al principio. Había muchas capas de sedimentos por las que filtrarse. Mucha piedra que erosionar. Pero después, cuando la última resistencia había desaparecido… Era una caída libre.
En más de un sentido.
- No habrá mejor momento… -le dijo la joven- Quiébrate, Elissa... pues te sostengo...
Y Elissa Stavridis se rompió.
El dolor no despertó ecos en su garganta; siempre había llorado en silencio. Pero su cuerpo sí habló, temblando, convulso por los sollozos, como si realmente fuera a fragmentarse. Sus brazos rodearon a la muchacha que, fiel a su promesa, la sostenía.
La noche cayó sobre Delfos, arropándolas con un manto de oscuridad. Nadie vino a ver qué hacían, a pedirles que se fueran.
- Ευχαριστώ… -susurró Elissa, cuando sintió que no le quedaban más lágrimas. Con los ojos cerrados, se quedó un momento de más en aquel abrazo, en el refugio que ofrecía. En la extraña sensación de saberse consolada.- Quiero que sepas que yo... si algún día me necesitas... como yo te he necesitado hoy...
No era necesario decir más.
No le gustaban las implicaciones de tener un vínculo desigual. No, no quería repetir el modelo que llevaba reproduciendo toda su vida. Uno consuela; el otro es consolado, pero los papeles jamás se invierten.
No... Quería estar allí para ella. Si es que era posible que se encontraran otra vez.
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019] 24th Agosto 2022, 09:39
En la dulce presa de aquel instante compartido, sintió las lágrimas como una extensión de su ser...
Tan parte de sí como sus emociones, sus pensamientos, sus dudas y sus temores, abriéndose paso como si hubieran cobrado por fin conciencia de una suerte de derecho divino que les otorgaba por fin la justicia de existir...
Y con la franca aceptación con que había trascendido su encuentro, la Mujer Sin Sombra compartió cada una de ellas...
- Ευχαριστώ…
Sus palabras tuvieron un efecto sorprendente para la Dama Nívea, incapaz de entender como esas ligeras sílabas, acompañadas de aquellas salinas gotas que se vertían de sus ojos parecían más capaces de sanar que el propio cristal de Narina, cuyo fin último era al mismo...
En su interior vibró una nueva sensación que se extendió mas allá del cristal sangrante, retumbando en lo más profundo de su esencia...
"...Púlsar..."
- Ευχαριστώ... Γιατί με εμπιστεύτηκες τα δάκρυά σου- sus palabras se llenaron de una suave melodía acompasada pero reconocible para Rompecabezas Quebrado...
Un mensaje sincero y apaciguante en la lengua que amaba...
En ese hermoso instante de íntima comunión el tiempo se les escurrió...
Encapotó los cielos de veladuras rosadas, magentas, rubíes y violetas, hasta que por fin no quedó mas que una cubierta de azul ultramar salpicada en espuma de estrellas brillando sobre la cúpula celeste...
- Quiero que sepas que yo... si algún día me necesitas... como yo te he necesitado hoy...
- Nunca temas... mi ausencia... - murmuró la Mujer Sin Sombra, mientras el contacto y el cristal al unísono se deshacían en la frescura de la noche cerrada...- Pues donde vaya... siempre me acompañas...
Su rostro albar quedó cubierto por la gema, su expresión sumida en la aparente belleza de un sueño...
Como el que Elissa no podría jurar no haber experimentado en Delphos...
Mas si su alivio era real... ¿Porqué no podría serlo aquel ensueño?...
[----]
El preocupado hombre apoyaba sus manos ávidas contra el cristal, a punto de tomar la determinación última de abrir el contenedor. Había contemplado, presa de un nerviosismo crudo y visceral, cómo aún mas parte de la criatura desaparecía tras el cristal.
¿Había encontrado acaso la manera de escapar? ¿De desafiar su cometido natural más esencial?
Cuando había estado a punto de perder los estribos, el alivio le llegó a modo de una ligera lluvia de fragmentos de Narina. Se desgajaron de aquel cuerpo segmentado, recreando de nuevo la silueta que tanto y tanto le había dificultado su adquisición.
El Coleccionista recobró el aliento, sus turbulentos sentimientos bajo control una vez más...
La Mártir continuaba formando parte de su colección.
[FDP: Creo que podemos considerar esto el cierre de este tema, que he disfrutado hasta lo indecible... Que nuestros caminos vuelvan a unirse... Salud, ser viviente...]
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Tema: Re: Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019]
Las lágrimas de Sibila...(Elissa Stavridis)[31 de Marzo del año 2019]