Años de Omega |
|
¿Quién está en línea? | En total hay 100 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 100 Invitados :: 3 Motores de búsqueda
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 223 durante el 21st Noviembre 2024, 23:16
|
Los posteadores más activos de la semana | |
Los posteadores más activos del mes | |
|
| [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] | |
| | Autor | Mensaje |
---|
Joker DC Universe
Bando :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 564 Fecha de inscripción : 13/11/2013 Localización : Arkham Asylum Empleo /Ocio : Cómico Humor : ¿que se pone Batman para ver sus culebrones? ¡Su BAT-amanta!
Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
| Tema: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 16th Mayo 2017, 19:35 | |
| 22 de Marzo 2019, Hora de volver a casa del trabajo. El sol había empezado a descender tiñendo el cielo de una paleta colorida que viajaba desde el dorado al anaranjado, y luego se fundía con la cúpula celeste en toda una gama de azulones y violetas. Corría una brisa fría, algo atípica de la época, pero que resultaba refrescante. Habían bajado las temperaturas y eso convertía el día en uno reseñable, atípico, sorprendente. Claro que es difícil apreciar todo eso cuando estas dentro de una ciudad como Gotham. Allí, ya hacía dos horas que todo era oscuridad, y la ciudad estaba iluminada tan sólo por repulsivos chorros de luz blanca que desprendían las farolas. Sobre al asfalto humedecido que desprendía el olor a cloaca que salía convertido en vapor de los diferentes sumideros de uno de los numerosos barrios suburbanos resonaba un taconeo rítmico producido por los pasos incansables, y casi podría decirse alegres, del hombre que atravesaba la noche cubierto por una gabardina marrón. En las bocacalles de los callejones más oscuros, los entresijos de la pequeña ciudad que no dormía, aterrorizada a causa de un espectro vigilante con forma de murciélago, continuaba con el ritmo vital que palpitaba en sus recovecos. Trapicheos, apuestas, armas, drogas, mafias, cada uno con su función, alimentaban las venas del podrido corazón marchito de la ciudad mas oscura de américa. - ¡Eh! ¿Qué demonios haces, tio?- espetaron dos grandes gorilas cuando el hombre cubierto con la gabardina se dirigió a uno de los callejones, tratando de cerrarle el paso sin éxito. En su interior, tres hombres golpeaban con una cadena, un bate y una palanca a otro, convertido en un manojo de carne sangrante en el suelo. - ¿Quién coño eres tu?- Exclamó uno de ellos tratando de amedrentar al recién llegado que no se detuvo. Los tres palidecieron, rivalizando con el blanco inmaculado de su rostro, cuando contemplaron su sonrisa. Paralizados por la impronta de ese rostro que cualquiera conocía en esa ciudad, trataron de echar un paso atrás. La pistola con la que encañonó a los hombres arrancó un brillo acerado a la luz de la farola y durante un momento, sólo los chillidos de las ratas que se escurrían por las esquinas rompió el silencio. La detonación hizo que dos de ellos salieran corriendo tirando los cubos de basura en el proceso, dejando al desgraciado cubierto de sangre echo una bola inconsciente en el suelo, mientras el tercero caía de culo y se apretaba contra la pared, llorando, como si quisiera poder atravesarla. La risa le resonó en los oídos, junto con su pulso desbocado, mientras contemplaba al joker sujetando su rostro desencajado a causa de la carcajada. La banderola que había salido despedida de su pistola, con la palabra "Bang" apenas ondeaba, dejando ver de forma clara la onomatopeya. Joker giró sobre sus tacones italianos, dando la espalda al hombre en shock, mientras las sombras del callejón le engullían hasta que su silueta se perdió por completo. Aunque su carcajada siguió resonando, mientras el delincuente aún contra la pared se miraba las temblorosas manos cubiertas de la sangre de ese al que, momentos antes, estaba apalizando. Las lágrimas cayeron por su rostro, justo antes de comenzar con una risa nerviosa que sustituyó a la del payaso, una vez dejó de oírse. [---] Era inevitable para él estar de buen humor. Había tenido un gran día. Cerró la puerta tras de sí, y se quitó la gabardina, colgándola en el gancho a la pared, preparado para tal efecto. La luz artificial era amarilla, un poco mas cálida que la antigua. Así la había preparado, porque tenía intención de que se sintiese como en casa. - Hola, cielito. ¡Ya estoy aquí!- saludó efusivo, mientras se arreglaba las solapas del traje púrpura. Un gemido ahogado le remitió una respuesta, y el ladeó la cabeza complacido, tras terminar de colocarse la lazada, utilizó ambas manos para peinar sus verdes cabellos, y mostrarse ante su estrella principal con la pulcritud que acostumbraba. - ¿Me has echado de menos?- preguntó acuclillándose frente a la mujer sentada, apoyando sus manos enguantadas en sus rodillas. Ella le devolvió una mirada cargada de dolor, sus ojos hinchados e inyectados en sangre a causa de lo mucho que había llorado. Su pelo estaba desmadejado en mechones cardados, a causa de haber tratado de retirarse la mordaza de la boca, y todo su maquillaje dibujaba suaves caminos negros que descendían por sus pómulos y sus mejillas, hasta perderse en la cinta americana que mantenía su boca cerrada. Sobre ella había dibujada una primorosa sonrisa de color rojo. La mujer al verle, trató de retirarse en la medida de lo posible, pero le resultaba difícil al estar atada a la silla. - No, no, vamos. Shhh. Ya sabes lo que me pasa cuando veo llorar. - el rostro de la mujer se descompuso en una mueca de terror, y sus gemidos se convirtieron mas bien en sollozos. - Si mis cálculos no fallan, la gran noche es esta noche. ¿No estás emocionada?- sus manos apretaron las rodillas de la mujer, y ella gritó como pudo a través de la mordaza. - ¡Eso creía yo! ¡Tanto entusiasmo me hace sonreír!- los ojos de ella buscaron los suyos, de alguna manera, tratando de encontrar una pizca de humanidad en ellos, que sin duda, no hizo acto de presencia. - Ya sabes que he estado devanándome los sesos para que fuese algo especial, pero me temo que el gas de la risa está descartado.- su mano enguantada se perdió en el bolsillo de la chaqueta. La navaja de mariposa se desplegó con maestría, y el ruido silbante que solía hacer cuando todas sus piezas encajaban en su lugar. La mujer negó con la cabeza, y el llanto volvió con mas fuerza. - Tiene que ser algo especial. Ya sabes que no me gusta repetir mis números. Esta vez voy a procurar que sea un espectáculo insuperable. Porque al fin y al cabo...- murmuro mientras con la cuchilla rajaba la camisa y la ropa interior de la mujer temblorosa. - ¿Cuántas oportunidades más tendré de volver a matarte?- tras eso sólo se oyó una sutil risita. - No te muevas. No quiero que quede borroso. - el grito rebotó por todas las paredes del almacén abandonado mientras el cuchillo mordía con exasperante lentitud el vientre de la mujer. [---] Gordon llevaba dos horas metido en su despacho, y la última media hora la había pasado sumido en total oscuridad. Ese tipo de cosas atraían al hombre al que esperaba ver, aunque por la espera prolongada, era muy posible que no se tratara de esa noche. Su rostro apoyado e la palma de su mano mantenía presionada su frente, que le dolía horrores. los últimos meses habían sido una locura, como si con la colisión no tuvieran bastante, los lunáticos y criminales parecían hacer competiciones entre ellos, dispuestos a demostrar a la ciudad y al mundo quien estaba peor que nadie. Aquello no tenía ningún sentido. Contempló las agujas del reloj, dejándose llevar por el suave clic del segundero que recorría los números una y otra vez... El sonido de la puerta abriéndose de manera repentina y la luz al ser accionada encendieron todas sus alertas. Se levantó como un resorte del sillón, haciendo que este cayera hacia atrás, echando la mano al arma y apuntando al hombre que había atravesado la puerta. Se trataba de una pareja de agentes que, a gritos, había irrumpido en el despacho. -¡Te digo que esto es del todo irregular! ¡hay que informarle! -¡Tu no lo entiendes!- ¡No, quien no lo entiende eres tu! ¡Es el protocolo!-¡No puedes llegar y soltarlo como si nada, Manson!- ¡Se acabó! ¡Que alguien me informe de la situación de inmediato!- exclamó Gordon, saliendo de detrás de su mesa. Ambos agentes se callaron, echándose miradas reprobatorias, hasta que el mas decidido observó al comisario con una expresión que trataba de transmitir toda la profesionalidad posible. Tras escuchar sus palabras, el pulso de Jim Gordon pareció detenerse durante un segundo, justo antes de que se pusiera a dar órdenes a diestro y siniestro. Los coches de policía se dispersaron hacia cada rincón de Gotham, y él bajara a zancadas los pasos que distanciaban su despacho de la morgue. En apenas unos segundos, las cámaras de seguridad de la comisaría reflejaron el hormiguero en que se había convertido. _________________ "¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!"
Última edición por Joker el 27th Mayo 2022, 00:27, editado 2 veces | |
| | | Barbara Gordon DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 609 Fecha de inscripción : 12/11/2013 Localización : Gotham City Empleo /Ocio : Oracle Humor : Not in your life, Boy Wonder
Ficha de Personaje Alias: Oracle Nombre real: Barbara Joan Gordon Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 27th Junio 2017, 12:08 | |
| Torre del Reloj. Gotham. 22 de marzo de 2019. La Torre del Reloj de Gotham es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, una de esas siluetas que no debía faltar en el típico skyline que se reproduce continuamente en camisetas y postales. Debo reconocer que siempre me ha costado comprender por qué alguien querría vender souvenirs de un lugar como éste. Sí, es la ciudad en la que nací, la ciudad a la que juré proteger... pero no estoy ciega; ahora menos que nunca. Mis ojos y mis oídos pueden llegar a cada rincón de Gotham. Donde hay una cámara, un transmisor, una línea telefónica; ahí estoy yo. Y cuánto más veo, menos quiero ver. No recuerdo qué estaba haciendo exactamente aquella tarde de marzo, lo cual dice más acerca de mí de lo que pueda parecer. Habitualmente tengo una memoria muy precisa. Seguramente estuviera en la sala de los ordenadores, enfrascada en alguna búsqueda de datos mientras escuchaba distraídamente la emisora de la GCPD. Tal vez estuviera hablando con Dick o Dinah, dándoles indicaciones para adentrarse en algún sitio o informándoles de algún descubrimiento. No lo sé. La estática de la radio se alternaba con los mensajes breves y codificados de la Central. Central a todas las unidades...fffffffff...encontrado en la calle...fffffffff...límite de velocidad...fffffffff...dos patrullas...ffffffff...hemos encontrado el cuerpo de una mujer, raza caucásica, unos...ffffffff...llegando a la Central...Hay algo que sí recuerdo. Había quedado para cenar con papá, y me extrañó que no hubiera llamado. Eran las 22h, la hora a la que solía recordar que su horario de trabajo finalizaba a las ocho. Le di diez minutos de margen, mientras seguía haciendo... lo que fuera que estuviera haciendo. Y, finalmente, llamé yo. Fueron muchos tonos. Seis o siete, no era normal. Alguien descolgó. - ¿Papá? Soy Babs. Te acuerdas de que cenamos juntos, ¿no? - Respondieron desde el otro lado. Reconocí la voz. - ¿Harvey? No te oigo bien. ¿Que ha pasado qué?Durante unos instantes, todo fue blanco. Mi mente, mi piel, la pantalla frente a mí. Luego, mis dedos parecieron moverse por decisión propia. Temblaban al teclear un nombre en la base de datos de la GCPD, un nombre que era demasiado extraño al ser demasiado familiar. - ¿Puedo hablar con él...? Ya... No, quiero... Voy a ir para allí. Gracias, Harvey. Te veo ahora.Fue Bullock quien cortó la llamada desde el otro lado. La pantalla táctil del teléfono móvil no respondía a mis manos húmedas y entumecidas. Como un autómata, aferré las ruedas de la silla y les imprimí movimiento, alejándome del escritorio y dirigiéndome a la salida. Tenía que llegar a la GCPD. _________________ - :We are the Night:
| |
| | | Joker DC Universe
Bando :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 564 Fecha de inscripción : 13/11/2013 Localización : Arkham Asylum Empleo /Ocio : Cómico Humor : ¿que se pone Batman para ver sus culebrones? ¡Su BAT-amanta!
Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 26th Octubre 2017, 02:11 | |
| La comisaría se convirtió en un hervidero en el momento en que el cuerpo entró por la puerta de la morgue. El furgón especializado que lo había llevado hasta allí estaba operado por dos hombres, que descargaron la bolsa negra en la camilla helada. En la entrada lateral de la comisaría habilitada a tal uso, un agente fornido y de al menos 1,90m fumaba un cigarrillo distraído. Los hombres que estaban centrados en hacer su trabajo no se habían percatado de que unos instantes antes, no estaba. Cuando hicieron descender la camilla del viejo equipo, esta se quedó encallada. - ¡Eh!, ¿Nos echas una mano?- preguntó uno de ellos. El "agente" se puso en marcha, y ayudó a sacar la camilla, y a colocar sobre ella la bolsa de color negro. Atravesaron los pasillos hasta la morgue. El médico forense rellenó los papeles para los de transportes, y luego, abrió la bolsa. Le costó el mayor de sus esfuerzos no vomitar. A pesar de que no era de los más experimentados, en Gotham era muy complicado que los forenses resultaran impresionables. El primer año o se quedaban hasta la jubilación, o se marchaban para dedicarse a cualquier otra cosa. El agente chasqueó la lengua, y negó con la cabeza, saliendo después por la puerta a continuación del equipo de transporte, al tiempo que un dos agentes que exclamaban cosas a sus espaldas iban directos a la carrera hacia la morgue. Él se apresuró. No quería tener que dar explicaciones, y aunque hubiera podido hacerlo sin lugar a dudas, prefería ser sutil. Un brillo rojo como la sangre salpicó sus ojos, antes de desvanecerse en una nube de humo en cuanto se cerró la puerta tras de sí. Los dos hombres de la camioneta ni se percataron. Simplemente pensaron que se había quedado atrás. El Dios del Vodoo estaba profundamente disgustado. No le gustaba nada que jugaran con sus cosas. [---] El comisario James Gordon no podía creer lo que oía. Los dos hombres habían sido notificados del suceso. Se les había asignado por la guardia. Sin embargo, no habían querido notificar al comisario, hasta que no se habían asegurado de la identidad de la persona que, para su sorpresa, resultó coincidir con la ya difunta ex-mujer del comisario. Se habían hecho comprobaciones dos veces más. Pero en la actualidad y tras el acontecimiento Omega, los registros habían pasado a ser un montón de datos inútiles y desfasados almacenados en el ordenador. Había que revisarlos de nuevo, y aún no habían sido capaces de actualizar el Afis, el laboratorio de pruebas, y los documentos de identidad, que ahora muchos ciudadanos pedían a expuertas, enseñando documentos caducados o desfasados. El problema de quienes habían tratado de conseguir la nacionalidad con ese tipo de triquiñuelas también era importante, así que en todo el país estaban, literalmente, desbordados. El comisario sabía que no había nada más viable que una prueba de ADN, sin embargo, algo le decía que sería capaz de reconocerla. Los pensamientos irrumpieron en su cabeza de un modo desordenado, recordando la conversación que habían mantenido por teléfono. Al oír su voz, creyó que durante unos momentos, su corazón se había detenido. Oírla llorar y sentirse aliviado a la misma vez fué una de las sensaciones más desconcertantes de toda su vida. Ahora las palabras que le había dicho le pesaban como una losa. "Te pondremos vigilancia. Tu procura hacer vida normal. Nadie más sabe que tienes la carta". Eso es lo que le habría recomendado a cualquiera. No habría cambiado ni media palabra. Sin embargo... El hombre entró seguido de los otros dos agentes, que intentaban cogerle el paso. Con las mangas arremangadas hasta los codos y la pistolera en el hombro. El forense dio un respingo al verle entrar por la puerta. El cuerpo estaba dentro de la bolsa de color negro. Sólo verla cerrada produjo una sensación de pavor que inhabilitó al Comisario durante unos segundos. Cuando pudo retomar el control de sí mismo, respiró por la boca en profundidad, y miró al forense. - ¿Está seguro del resultado?- Lo hemos comprobado tres veces comisario. No era posible sacar las huellas pero...- el hombre levantó la cabeza y carraspeó. En general cualquiera sabía lo que eso significaba. O no había nada en el registro... o el cadáver estaba tan dañado como para haberlas perdido. Se encontró con la expresión del comisario, que era mas parecida a un bloque de mármol que a un rostro. - Se... Señor. Con el debido respeto. Esto no es profesional. Debe derivar el caso. - dijo el hombre, con cierta reticencia. - No vengo en calidad de comisario. Si no de familiar. Vengo a realizar el reconocimiento.- afirmó el hombre, bastante entero. Aquello dejó al médico sin habla. Le tembló el labio y tragó saliva. Con la mirada, trató de buscar apoyo o ayuda en los dos agentes que le acompañaban, pero ninguno remitió el más mínimo gesto que pudiera ser entendido por el forense como apoyo a su postura. - Señor, lo lamento pero no es posible. Tras el divorcio, no se consideran emparentados. Yo creo...- no pudo terminar la frase. La mano del comisario se había levantado y había ido directa a coger la cremallera de la bolsa. El forense con el rostro desencajado, se apresuró a cogerla en su lugar. - Señor, me temo que el cuerpo... no puede ser reconocido. - dijo entonces, apretando con fuerza la cremallera. No sabía que mas hacer para intentar hacer que su superior no tuviera la necesidad de hacer aquello que con tanta vehemencia quería. - No voy a irme de aquí hasta que la vea. - afirmó, perseverante. Aquellos segundos se hicieron eternos, hasta que por fin el forense cogió aire profundamente, y suspiró. Con expresión triste, enmascarada de cansancio, el hombre asintió con la cabeza, mientras cogía con la otra mano la bolsa, para facilitarse el trabajo de abrirla. - Si, señor...- murmuró. Con un ruido característico, la bolsa se abrió. Su rostro estaba vacío. No como debía estarlo un rostro privado de la vida. Lo estaba como el de alguien que había sido vaciado de toda identidad. Las puñaladas esparcidas por todas partes habían convertido su expresión en un amasijo irreconocible, donde se asomaba masa ósea bajo una capa de hematomas y sangre coagulada que apestaba. Los músculos estaban abiertos, los ojos, vacíos. El humor vítreo se había vaciado, y a través de algunos de los huecos se alcanzaba a ver la masa encefálica. Había sido ejecutado con una violencia que dejaba clara una obstinación de tal virulencia que no podría decir si se trataba de un hecho atroz, o por el contrario, de un tipo de aviso vehemente que debía quedar claro a la primera. Uno de los dos agentes retiró la mirada, y tosió, intentando contener las arcadas. El comisario la miraba, y no la veía. El amasijo de cabello adherido a algunas piezas de hueso a causa de la sangre... era como ver a través de un microscopio. Sin ser capaz de captar la totalidad de lo que estaba percibiendo. La cremallera continuó bajando. los pechos cercenados y el extraño corte que seguía la clavícula por debajo, y la enorme hendidura que había desgajado toda su cadera, bajo el monte de venus, a través de la cual se podía ver músculos, piel, y órganos que se habían desgarrado del mesenterio a causa de la gravedad. Las huellas de manos y pies estaban desgarradas, quemadas con algún tipo de rozadura o químico. Las piernas y brazos sin embargo, salgo por unos moratones y marcas en torno a los tobillos y muñecas, que delataban ataduras, estaban intactas. Sólo a ojos de un loco aquel torso desmembrado recordaba a una suerte de... cara sonriente. _________________ "¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!" | |
| | | Barbara Gordon DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 609 Fecha de inscripción : 12/11/2013 Localización : Gotham City Empleo /Ocio : Oracle Humor : Not in your life, Boy Wonder
Ficha de Personaje Alias: Oracle Nombre real: Barbara Joan Gordon Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 27th Agosto 2018, 13:41 | |
| Barbara Eileen Kean. Para algunos, Barbara Gordon. Hay una lápida con ese nombre en el cementerio de Chicago. Mi madre se había trasladado allí con mi hermano, James, cuando yo era una niña. La había visto varias veces desde entonces; la última de ellas había sido hacía casi diez años, en su funeral. No tenía sentido que su cuerpo estuviera en la morgue de la GCPD, como si acabaran de matarla… ¿verdad?
¿Verdad?
¿Cuántas cosas tenían sentido últimamente? ¿Cuántas veces iba a tener que hacer las paces con el recuerdo de mi madre, o con el de su muerte? Harvey tenía que haberse equivocado… sería alguien que se le parecería. Tal vez alguien con el mismo nombre. Había decenas de miles de Barbaras en los Estados Unidos. Centenares de miles de Keans, de Gordons. Oh, Dios, papá. ¿Cómo diablos se le ocurría bajar a inspeccionar aquel cuerpo?
El viaje en taxi se me hizo eterno. Sentí que llevaba años mirando sin ver por aquellas ventanillas cuajadas de marcas de gotas de lluvia. Mi pulso se había convertido en un zumbido indiferente. ¿Por qué iba a la Comisaría? ¿A ver el cuerpo de mi madre? ¿A buscar a papá? Bajé la rampa del taxi y me encaré con el sombrío edificio, preguntándome si no sería mejor alejarme por dónde había venido. Supuse que ya no importaba. Ya estaba allí. Sería mejor que terminara con lo que había venido a hacer, fuera lo que fuera.
Me fijé un objetivo realista: encontrar a mi padre. Después decidiría. Crucé el conocido umbral y supe que mis piernas hubieran flaqueado, de poder sostenerme. Pero la silla de ruedas era completamente ajena al torbellino de mis emociones.
- Buenas noches, señorita Gordon.
Ignoré al recepcionista e imprimí a la silla la dirección de la Morgue. No necesitaba indicaciones. El hombre gritó algo detrás de mí, pero no lo escuché. Un agente intentó darme alcance, pero las puertas del ascensor ya se estaban cerrando.
- Voy a ver al Comisario - dije, con firmeza, a través del resquicio, mientras hundía el índice con fuerza en el botón de Cerrar Puertas.
- Señorita Gordon, no puede acceder a…
No me importaba. Su rostro desapareció.
-1, -2. Los números luminosos se fueron sucediendo y, finalmente, las puertas metálicas se abrieron de nuevo.
Dos policías montaban guardia en el pasillo silencioso. Conocía a uno de ellos; al otro, no.
- Barbara, ¿qué…?
- Agente Montoya, mi padre…
- No puede pasar, señorita, ésta es un área restringida.
- Soy la hija de James Gordon.
- Y yo soy Robert Sanders. Debe esperar fuera a que…
- Barbara, sé razonable.
- René, quiero saber si mi madre está…
- Barbara - una puerta se había abierto y cerrado al final del pasillo, produciendo a un hombre de cabello oscuro, rostro ceñudo y presencia imponente. Harvey Bullock, el agente con el que había hablado por teléfono, se acercaba a nosotros a marchas forzadas.
- Harvey, necesito ver a papá.
_________________ - :We are the Night:
| |
| | | Joker DC Universe
Bando :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 564 Fecha de inscripción : 13/11/2013 Localización : Arkham Asylum Empleo /Ocio : Cómico Humor : ¿que se pone Batman para ver sus culebrones? ¡Su BAT-amanta!
Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 29th Agosto 2019, 23:22 | |
| Había algo en la obcecación que hacía de Gotham un lugar especial. Al fin y al cabo casi todos sus ciudadanos vivían de eso. Batman sentía la necesidad compulsiva de limpiar las calles de la violencia y la corrupción. Pingüino de convertirse en el hombre en que nadie pudiera reírse, a pesar de tener todo en su contra. Ivy quería un mundo en que la naturaleza pudiera vivir en paz sin ser explotada y consumida por el monstruo sin fondo de la raza humana. ¿El espantapájaros? La dominación del miedo para crear al humano perfecto. ¿Freeze? vivir su cuento de hadas. ¿El sombrerero? Su Alicia. Mientras tanto, Bárbara Gordon vivía la obcecación a su propio modo. Lisiada en una silla de ruedas, deshecha y rota, y aún así imparable. Porque si algo te enseñaba esa ciudad era que con la obcecación se podía llegar a donde se quisiera, siempre y cuando estuvieras dispuesto a sacrificar todo lo demás. En cuanto a Joker... tenían que entender el chiste. Sólo entender el chiste... Si hubo algo peor que comprobar que la obcecación de Jim Gordon era enfrentarse a sus demonios por segunda vez, fue esperar una reacción que pareció postergarse en el tiempo. El forense apretó las manos y las abrió, presa de una tensión que no desaparecía cuanto más tiempo se demoraba la conclusión de todo ese horror. Hubiera deseado ver cualquier muestra, cualquier indicio. Las manos le hormigueaban, y de alguna manera, deseaba con todas sus fuerzas oír la voz del comisario Gordon pidiéndole que volviera a cubrir ese amasijo que en algún momento, quizá en otro lugar, en otra vida, o en otro mundo, había sido su esposa y la madre de sus hijos. Se sintió como la primera vez que entró en una sala de autopsias cuando cursaba sus estudios. A punto de asfixiarse en ese silencio que amenazaba con ahogarlo. [---]
El forcejeo dialéctico entre los agentes, Bárbara y Harvey se heló en el tiempo en el mismo instante en que un ruido metálico salió de la morgue, haciendo que todos se quedaran congelados. Fue cosa de unos segundos pero acto seguido nadie cuestionó que era o no importante. Al entrar, el forense se encontraba con la espalda pegada a las numerosas puertas metálicas que contenían la carne y el vacío desgarrador que siempre acababa llenándose, que sólo estaba esperando la siguiente víctima. Entraron en tropel. Las manos de Gordon apretadas en dos puños temblaban contra la mesa. Cualquiera que conociera a Jim Gordon sabría que se trataba de uno de los hombres con actitud mas equilibrada en el cuerpo. Podía ser frío y calmado, o mostrarse cercano según la situación lo pidiera. Pero no en ese momento. Porque, ¿Cuántas veces podía perder un hombre al amor de su vida sin que le afectara? Se inclinó hacia delante, como si quisiera ocultar su cara entre los dos puños, mientras las lágrimas le caían por el rostro... Tembló como si su cuerpo fuese a deshacerse. Entonces ocurrió algo aún peor... La carcajada que salió de la boca de Jim Gordon convirtió la sangre de los presentes en hielo. Era una risa nerviosa, que anunciaba el colapso inminente. El estremecimiento fue general cuando compartieron durante un sólo segundo la pavorosa sensación de la que necesitaron deshacerse para no perder ellos mismos la cordura. La latente impresión de que esa risotada ya la habían oído antes... _________________ "¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!" | |
| | | Barbara Gordon DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 609 Fecha de inscripción : 12/11/2013 Localización : Gotham City Empleo /Ocio : Oracle Humor : Not in your life, Boy Wonder
Ficha de Personaje Alias: Oracle Nombre real: Barbara Joan Gordon Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 3rd Septiembre 2020, 11:47 | |
| Harvey intentaba hacerme comprender: lo inadecuado de mi petición disfrazada de orden, lo irregular que era mi presencia allí... Todos sus argumentos murieron en sus labios cuando el tañido del metal llenó el pasillo.
Ambos nos volvimos al mismo tiempo. Me miró. Abrió la puerta que había tras él, desenfundando la pistola mientras lo hacía. No se molestó en pedirme que no lo siguiera. Sabía que era absurdo. Entró en la morgue; y yo lo seguí.
Hay impactos que paran el tiempo. Algunos son físicos; un proyectil, una explosión. Otros...
Mi padre estaba congelado en un gesto de dolor, con los músculos tensos, la cara oculta tras las manos. Sus puños al golpear la mesa; aquél había sido el origen del ruido.
- Comisario - dijo Harvey.
Mi padre no se movió. Hubiera pasado por una estatua, de no ser por el temblor que recorría su cuerpo en oleadas.
- Pa... - empecé, pero la súbita carcajada resquebrajó el aire y, con él, mi voz. - Dios. - gemí, mientras mi padre reía y reía, como poseído - DIOS. - siseé, empujando la silla en su dirección.
El horror había dejado a Harvey fijo en su sitio, aún con la pistola en la mano. Lo aparté de mi camino hacia la mesa de autopsias. El olor de la habitación hacía que las náuseas subieran hasta mi garganta. Aferré con fuerza los brazos de la silla, luchando por no vomitar. Mis dedos también temblaban.
Porque las piezas del puzzle eran idénticas. Los mismos elementos, aunque dispuestos en el orden incorrecto. Una pistola. Una mujer llena de sangre. Un maníaco riendo a carcajadas.
Aquella risa.
Quería llegar hasta mi padre. Quería apartarme de él. Quería abrazarlo. Quería golpearlo hasta que dejara de reír. Quería vomitar la cena de la noche anterior. Quería hacerme un ovillo en el suelo y llorar.
Un dolor pulsátil, fantasma, se abría paso a través de mi abdomen, despertando un eco en mi columna. Eran lugares en los que no debía sentir nada.
Evité mirar el cuerpo que yacía sobre la mesa; una mancha roja en la periferia de mi visión.
- ¡Papá! - llamé, más alto de lo que pretendía. Mis manos encontraron sus brazos y lo sacudieron, con más fuerza de la que pretendía. - ¿Qué está pasando? - supliqué, mientras buscaba algo de cordura en el fondo de sus ojos azules. _________________ - :We are the Night:
| |
| | | Joker DC Universe
Bando :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 564 Fecha de inscripción : 13/11/2013 Localización : Arkham Asylum Empleo /Ocio : Cómico Humor : ¿que se pone Batman para ver sus culebrones? ¡Su BAT-amanta!
Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 14th Septiembre 2020, 02:38 | |
| La única persona a la que le quedó algo de sangre caliente en el hielo que eran ahora las venas de los presentes reaccionó con rapidez. Aún con la urgencia y la prioridad de ir al encuentro de su padre, su carencia de movilidad hizo que llegar hasta el hombre que estaba a punto de colapsar le resultase complicado. Rodó entre las mesas de metal y entre el instrumental en lo que le pareció un recorrido largo y ridículo. Como si toda esa sala estuviese diseñada como un circuito de obstáculos. Tomó la iniciativa no por capacidad o por instinto, si no por la necesidad de no ver sufrir a un ser querido… o tal vez fue por miedo. Por miedo de ver la faceta más humana de un hombre al que tenía en un pedestal. Por miedo de presenciar cómo esa imagen de serenidad, raciocinio y lógica se partía en mil pedazos… y lo que eso podía significar. No es que controlara la situación, de hecho, el hombre más capacitado para hacerlo era el que estaba a punto de quebrarse bajo la presión de una realidad que se había vuelto insoportable. ¿Qué sucede cuando quitas de un edificio el pilar maestro? Que el resto de la estructura se resquebraja, hasta desplomarse. Sin embargo, en ocasiones, la suerte y la gravedad se alían para que los escombros se apilen unos sobre otros, de tal modo que se sostienen sobre sí mismos. Ese era el milagro que necesitaban. La voz de Bárbara activó algo en los presentes, una urgencia que ella misma amplificaba con su propia voz. Sacudió a su Padre de tal modo que al inspector se le cayeron las gafas, y su mirada se enturbió aún más que cuando sólo estaba empañada por las lágrimas haciendo que el mundo entero se volviera tan sólo un mapa de formas y colores húmedos. Gordon se dejó caer de rodillas y agarró las manos de su hija. Enterró su rostro tembloroso en ellas, empapándolas con sus lágrimas, mientras gimoteaba como lo haría un niño que acaba de enterarse de que se ha quedado huérfano. - Bárbara… Bárbara…- repetía una y otra vez. Nadie lo comprendía. No de momento. Pronto lo harían. Tal vez, una nueva carcajada hiciera resonar sus labios. Como el teniente Gordon, que durante un instante de hermosa iluminación divina, por fin había pillado el chiste. [---] Bárbara había acabado recurriendo a él de nuevo. Lo había hecho contraviniendo todas las indicaciones de su psicólogo. Recordaba las largas sesiones en las que le había explicado todo lo que recordaba de quién era. Las múltiples experiencias que parecían de otra persona, que recordaba como propias. El miedo tan terrible a la muerte, y las pesadillas donde Joker acababa con su vida. La colisión había cambiado muchas cosas. Sobretodo para con su familia. Estaba divorciada de Gordon. En su mundo había sido así. No había tenido oportunidad de arreglarlo. Tal vez pudiera… - No pienses en él como tu marido. No debes estropear todo tu progreso, con lo que te ha costado intentar dejar atrás toda esa fase de tu vida. Recuerda que ahora es cuando tienes que pensar en ti, en qué quieres y qué no quieres en tu vida.Lo intentó con todas sus fuerzas. Falló. En el mismo momento en que vio la carta sobre su mesita de café, sacó la tarjeta en la que había apuntado su teléfono personal. Si funcionaba en este mundo… entonces… Un tono. Dos tonos. Tres tonos. - Cógelo, por favor. Por favor. Cógelo. Escuchó como el sonido de marcación se detuvo. - ¿Si?¿Quién es? A Bárbara se le paralizó la garganta. Sólo respondía así a su línea personal. Cuando llamaba al trabajo siempre era “Teniente Gordon al aparato”. Tenía esa especie de coletilla que le hacía parecer un detective de novela negra, a punto de investigar el caso más peligroso de su carrera. Las lágrimas le caían por el rostro, pero asía el teléfono con fuerza. - ¿Oiga? ¿Hay alguien ahí?Deseó decirle tantas cosas. Explicarle tantas cosas. Tenía que decir algo, y hacerlo ya. - ¿Gordon?- dijo tan sólo. Y entonces el detective se quedó sin palabras. [---] Por el bien de los dos habían llegado a un acuerdo. Nada de verse en persona. Sin embargo habían convenido que la línea se quedara disponible por lo que pudiera pasar. Se habían hablado y llamado en varias ocasiones para saber del otro, y habían compartido incluso una cena por teléfono. Gordon había establecido límites muy claros, pero habían empezado a desdibujarse poco a poco a medida que hablaban. No era la Bárbara con quien se había casado. La Bárbara que el Joker le había arrebatado. Ella estaba viva, tenía un futuro por delante. Ella evitó decirle que en su mundo se habían divorciado, él que en el suyo la había perdido a causa de un payaso demente. Pero lo único que tenía claro el Teniente Gordon es que no toleraría que volviera a ocurrir. Ni el mejor de sus esfuerzos pudo evitarlo… [---] El coche estaba apostado frente al viejo edificio en el que la mujer hacía terapia. Tenía sesión doble, había dicho, así que tardaría al menos una hora y media. Colarse en el edificio haciéndose pasar por mantenimiento fue sencillo, interceptar a la mujer antes de entrar en la terapia, un juego de niños. La drogó, la arrastró hasta las escaleras de servicio y a través de un boquete que había hecho previamente dentro del armario del conserje, pasó hasta el edificio contiguo que daba al almacén de un pub. Se quitó el uniforme, quedándose con ropa de calle. Le colocó a ella una peluca rubia platino y le pintó los labios de rojo. Salió del almacén, y comenzó a dar tumbos hacia la salida, como si los dos fueran borrachos. Qué exquisita pantomima. Se metió con ella en un taxi, y la llevó hasta los almacenes. Todo estaba preparado, bien iluminado y acogedor. La ató a la silla. Aún quedaba un buen rato hasta que se despertara. No había motivos para quedarse allí. Además, quería que su entrada fuera espectacular. El segundo acto de Bárbara Gordon no merecía menos. [---] - Bárbara… Bárbara…- gemía una y otra vez. Tal vez entonces su hija se percatara de que no le hablaba a ella. Tal vez entonces su cabeza estuviera tentada, contra todo sentido común, de echar un pequeño vistazo de reojo al cuerpo mutilado que había sobre la mesa. Tal vez en el proceso, fuese capaz de leer la etiqueta que colgaba de una de las muñecas, que tenía un nombre escrito. Dicen que explicar un chiste le quita la gracia… pero nadie dijo que no pudieras reír hasta las lágrimas cuando te lo cuentan por segunda vez. _________________ "¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!" | |
| | | Barbara Gordon DC Universe
Bando :
Familia :
Grupo :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 609 Fecha de inscripción : 12/11/2013 Localización : Gotham City Empleo /Ocio : Oracle Humor : Not in your life, Boy Wonder
Ficha de Personaje Alias: Oracle Nombre real: Barbara Joan Gordon Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 10th Diciembre 2020, 21:19 | |
| Siempre había sido demasiado racional como para creer en la magia. Me costó, incluso cuando empecé a conocer gente que recitaba conjuros del revés. Y la ciencia... la ciencia a veces parecía magia. ¿Acaso Wally no era el mayor experto en "ahora me ves, ahora no me ves"? ¿Acaso la genética de Clark no era la que le permitía echar rayos por los ojos y volar?
No comprendía la reacción de mi padre. James Gordon era el hombre más entero que conocía. Estaba segura de que nada podía horrorizarlo tanto como para que se comportara así.
Respondí a su contacto, intentando tranquilizarlo, contener aquella desesperación. Reuní todo el valor que pude y miré a la mesa que le había provocado aquella reacción.
Y leí el nombre.
Un nombre se proyectó en mis retinas como un completo sinsentido, gritando toda clase de insultos a la lógica, a la coherencia.
Barbara Kean.
Aferré las manos de mi padre. Podía entender el vacío en el que estaba cayendo. Podía verlo bajo mis propios pies. No quería caer con él. Tenía que agarrarlo, sostenerlo. Le clavé las uñas en las muñecas sin darme cuenta.
Mamá está muerta.
Mamá está muerta, otra vez.
Me mordí el labio para no emitir el gemido que pugnaba por salir de mi interior, con tanta fuerza que lo hice sangrar.
¿Cómo? ¿¡Qué hacía mamá allí!?
Escuché a mi parte racional, que gritaba por el control. Lo que tenía delante era perfectamente posible, al menos dentro de la lógica de la Colisión.
¿Pero por qué no sabía que estaba viva? ¿Por qué no se me había ocurrido que podía estarlo? ¿Por qué no la había buscado? ¿Por qué había muerto de nuevo? ¿¡Por qué de forma tan horrible!?
Empecé a temblar con fuerza, y el gemido brotó finalmente de mi garganta; herido, rasgado, roto. Una losa se aposentó sobre mi pecho. Me ahogaba, me ahogaba, me ahogaba. Mi frente se cubrió de un sudor frío y los dedos me empezaron a doler. Se me dormían las manos. Dios. Sentía que iba a morirme. No podía respirar. Trataba de hacerlo, pero el aire no entraba. Mi corazón latía demasiado deprisa, o había dejado de latir.
Papá me arrastraba al abismo con él. _________________ - :We are the Night:
| |
| | | Joker DC Universe
Bando :
Insignia de Fidelidad :
Mensajes : 564 Fecha de inscripción : 13/11/2013 Localización : Arkham Asylum Empleo /Ocio : Cómico Humor : ¿que se pone Batman para ver sus culebrones? ¡Su BAT-amanta!
Ficha de Personaje Alias: Joker Nombre real: desconocido Universo: DC Universe
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] 2nd Febrero 2021, 00:56 | |
| La imagen, para cualquiera que les conociera, era por completo desgarradora. Muchos se habían enterado del traumático suceso que había golpeado a la familia de la manera mas cruenta posible. El Joker había tratado de destruir la cordura del comisario Gordon, le había presionado, apalizado y torturado, y lo que era peor, había dejado en una silla de ruedas a su hija en el proceso. Para ello había invertido toda la crudeza que era ya un icono dentro de su perturbada psicopatía, la cual cada día iba a peor por mucho que los expertos de Arkham se empeñaran en negarlo. De vez en cuando iba alguno de esos novatos con ideas progresistas, llenas de esperanza, inocencia y candidez, tratando de preparar una terapia positivo-reconductiva o cualquier otra estupidez de jerga que ni algunos de sus compañeros de profesión entendían con la esperanza de ser el unicornio de la psicología. De poder colgarse la medalla más grande que había en su campo. De curar al incurable. Se agarraban a esa perspectiva como un clavo ardiendo pero lo que esa gente de ciencia no comprendía es que no estaban buscando un tratamiento, una solución o una respuesta. Lo que estaban tratando de hacer era un milagro. Harvey Bullock, el rudo y malhumorado inspector observó la escena sin poder evitar que se le hiciera un nudo en el estómago, que sólo empeoró lo que ya estaba sufriendo. Gordon balbuceaba mientras su hija le mantenía agarrado con tal vehemencia que creyó que era imposible que no le estuviera haciendo daño. Ninguno de los dos parecía percibir eso. De hecho, no parecían percibir nada a su alrededor. Él, por su parte, no podía sacarse de la cabeza esa carcajada. Habría preferido mil veces poder borrarla de su mente, quedarse sólo con el arrebato de violencia a golpes al que había sucumbido el otro inspector, un acto que él mismo había tenido alguna vez al no poder controlar su temperamento. Esa reacción era algo que podía comprender. Lo otro... Era lo bastante perturbador para paralizarle durante unos segundos. James Gordon. Aquel hombre al que en cierto modo idolatraba, a pesar de sus múltiples discusiones por las diferencias en sus punto de vista, se estaba rompiendo a pedazos delante de él. Le hacía sentir miserable, pero en su fuero más interno la realidad es que toda la situación le generaba una desagradable incomodidad. Quizá fuera que su empatía no reaccionaba como debiera ante una situación así, o que no encontrara el modo de transmitir algo que pudiera hacer que ningún miembro de esa familia rota se sintiera mejor. Mostrar lástima o misericordia por ellos sólo empeoraría las cosas. Sólo les haría mas evidente la sensación de la pérdida. O tal vez... se tratara de que ver a quien consideras una figura autoritaria, firme y serena afrontando algo como eso desbarataba la idea de su propia seguridad. Siempre había creído que podría recurrir a Gordon en momentos de flaqueza. ¿A quién recurriría él? Al final, notó la sangre palpitándole en las sienes y un hormigueo conocido esparciéndose a través de su piel. Era frustración. Furia. Sentimientos para los que sí encontraba respuestas viscerales. Que sí sabía cómo manejar. Por primera vez en toda su vida, Harvey Bullock tomó la iniciativa utilizando un instinto que, para su sorpresa, resultó en las órdenes más acertadas que había dado jamás. - ¡SÁCALA DE AQUÍ AHORA MISMO! ¿ME OYES? - su voz era alta e imperativa, pero no llegaba a confundirse con gritos. Era una voz firme llena de autoridad. - QUE LA LLEVEN A LA SALA DEL FONDO. ¡VAMOS! - exclamó al tiempo que se acercaba a la familia. Sus rostros estaban blancos como la cera, y sus expresiones desencajadas de horror. El forense marcó un número pero antes de acabar irrumpió por la puerta un joven estudiante en prácticas que había estado rotando. Era un joven negro de facciones definidas, semblante serio, y ataviado con una bata de laboratorio. El hombre le indicó que debía transportar al individuo de la camilla a la sala de al lado con urgencia, y él asintió y lo hizo de inmediato. Toda esa acción de fondo no enturbió para nada lo que los dos secundarios principales de aquel acto inmundo estaban sufriendo. Dos equilibristas en el número de sus vidas agarrados el uno al otro tratando de mantener el equilibro sobre el abismo, mientras sienten cómo lo único que les mantiene mas allá de la caía va aflojándose poco a poco... Bullock agarró entonces las muñecas de Bárbara con mucha suavidad, haciendo que la realidad volviera a ser algo tangible, mas allá del dolor. -Bárbara.- Su voz sonó menos hosca de lo que era habitual. La miró a los ojos llenos de lágrimas y aquello le endureció el rostro un poco, aunque hizo el mejor de sus esfuerzos por mantener la serenidad. - Suéltalo. Vamos.- sintió que las manos comenzaban a aflojarse bajo su contacto y las dejó reposar sobre su insensible regazo. Un gemido volvió a escucharse, justo antes de convertirse en un llanto ahogado. No pertenecía a Bárbara. - Suéltalo...[------] Recorrió los pasillos presa de una anticipación incipiente que amenazaba con sobrepasarle. No tenía ninguna necesidad de hacer lo que le decían, salvo satisfacer esa morbosa curiosidad que había quedado en él al no ser capaz de ver el contenido de la bolsa cuando los dos policías la descargaron. Habría podido marcharse sin problemas y entrar en otro momento, pero implicaría mas trabajo. Ahora estaba ahí mismo, al alcance de su mano. Una mirada rápida. Visto y no visto. El Dios se había sentido tentado por primera vez en mucho tiempo, a participar en ese macabro juego que el payaso había planteado. Casi se sentía afortunado de que a uno de sus chamanes le hubiera tocado. No le deseaba ningún mal a sus protegidos, desde luego, pero en cierto modo eso tenía un doble uso. El primero, afianzar esa sensación de protección. El segundo, brindarle ese entretenimiento que tal vez con un poco de suerte sacudiría el tedio que arrastraba desde hacía ya unos cuantos siglos. No era fácil para él sentir emoción. Sin embargo, allí estaba. Se introdujo en la sala contigua, que tuvo la suerte de estar apagada y en calma. No había nadie allí. Ni siquiera cámaras. Al fin y al cabo, ¿Para qué quería nadie cámaras en una morgue? La camilla metálica rodó sobre el suelo haciendo que una de sus ruedas se torciera a derecha e izquierda a cada paso, como si estuviera mal fijada o no llegara al suelo de manera propicia. Tanto daba. Encendió la luz haciendo que la sala ganara un aspecto aún más decadente al bañarse en ese mortecino resplandor blanco. Alargó la mano hacia la sábana y tiró de ella hacia arriba sin ningún pudor, buscando satisfacer su perspectiva. Su rostro comenzó a ganar edad poco a poco, su pelo se volvió más fosco. En sus ojos resplandeció el color de la sangre mientras el espejismo de una calavera blanca se proyectaba de un modo gradual sobre la piel de su cara ajada, en la que no había rastro alguno de asco o miedo. Sólo fascinación. La figura abrió la puerta de golpe, y sus ojos enmarcados tras las gafas contemplaron el leve movimiento de la sábana al caer. Parpadeó un par de veces, preso de la incredulidad. El forense acababa de gritarle que volviera a donde estaba el cuerpo que acababa de transportar. Acababa de salir del baño, donde algún gracioso había bloqueado la puerta y otro compañero le había encontrado poco después. Ese tipo de novatadas no le hacían ninguna gracia. Se frotó la vista cansada, haciendo que la parte racional de su cerebro obviara el movimiento de la sábana. En esos entornos la cabeza te juega malas pasadas. Te hace ver cosas donde no las hay. El cuerpo estaba allí. No pensaba discutir más al respecto. Estaban bajo tanta presión que no era raro que el forense de turno estuviera tan desquiciado que hubiera movido él mismo el cuerpo y luego se le hubiera olvidado. había un dicho entre los foráneos a los que se les ocurría viajar a esa deprimente ciudad de intercambio o a hacer las prácticas. "En Gotham solo hay dos tipos de personas, los que están ingresados en Arkham y los que esperan turno a las puertas". [----------] El hombre salió frotándose los ojos. Aún quedaban unas cuantas horas de noche de las que podría rascar unas cuantas horas de sueño. Todo eso si el insomnio y los restos del trabajo que le quedaban pululando por la mente se decidían a darle un respiro. ¿Aún sería tarde para cambiar de destino? En el fondo sabía que sí. Él era un Gothamita de nacimiento. Había mamado de esa ciudad, él y otras tres generaciones anteriores. En el fondo le palpitaba por la sangre. Siempre le costaba ver el lado mas brillante cuando salía de trabajar. Por eso no se dio cuenta de que un coche le seguía desde hacía rato. Por eso no se percató de que al tomar el desvío desierto, el coche hizo un amago extraño poniéndose a su lado, y casi le obligó a estamparse con el quitamiedos. - ¡JODER!Sus reflejos, a pesar de todo fueron rápidos. Sus ruedas dejaron marcas de quemado en el asfalto cuando sus frenos chirriaron y se detuvieron evitando lo que habría sido un choque, de no ser por su reacción a tiempo. Jadeó pegado al volante, tratando de recuperarse del susto. Levantó la vista para encontrarse tres figuras que habían descendido del coche con el que había estado a punto de tener el accidente. Todo el color y el ardor que le encendían el rostro a causa del miedo se perdieron tras una máscara cerúlea de pánico, cuando reconoció a la que había entre dos enormes hombres cubiertos con gabardinas. Era fácil distinguirlo vestido de morado bajo la luz de las farolas. - Qué coño es esto...- murmuró al tiempo que intentaba por todos los medios encender de nuevo el vehículo. Algo que sus nervios evitaron, al olvidarse de sacar la marcha que había metido mientras trataba de alcanzar la velocidad oportuna por el carril de aceleración. El monstruo llamó a la ventanilla con la punta del silenciador que tenía la pistola. El forense comenzó a temblar. Antes siquiera de darse cuenta uno de los guardaespaldas le había sacado del coche, lo arrastró hasta el lado del conductor y lo estampó contra la puerta del copiloto. Mientras observaba aquella sonrisa demente sólo podía pensar en el cuerpo mutilado de Bárbara Kean. - Buenas noches, Doc. No quisiera robarte mucho tiempo, sé que estas ocupado. Lo sé porque tu trabajo empieza cuando acaba el mío y últimamente he estado muy ocupado... HAHAHAHAHA - trató de contener esa carcajada, haciendo que en su lugar sonara una risilla aún mas siniestra. Sus ojos eran incapaces de dejar de mirar la pistola que mecía de un lado al otro como si un agujero de aquella cosa no pudiera arrebatar una la vida en cualquier momento. La mecía de aquí a allá dando vueltas sobre el dedo índice de un modo casual, como quien, en medio de una conversación intrascendente, da vueltas al cable del teléfono por mantener las manos ocupadas. - Verás, he hecho una apuesta con mi colega Rocco, justo aquí. - le dio unas suaves palmaditas en el pecho al hombre que le mantenía sujeto. - Y tu puedes arrojar un poco de luz sobre el asunto. Sé que ha llegado una entrega especial hoy. ¿La han recibido sus destinatarios?- N-no...por-por favor...n-no...- las pocas palabras comprensibles eran una aburrida súplica, similar al ruido blanco o al zumbido de una mosca cojonera en la oreja. El payaso apoyó el arma en la sien del hombre y este notó como se le aflojaban las piernas y con ellas el contenido de su vejiga. - ¿La ha visto él? ¿O ha sido ella?- Bárbara. La dulce, sencilla y entrometida Bárbara. Tenía un parecido innegable con la señora Kean. Era clavadita a su madre cuando lloraba. - Lo-s... Los dos... La han visto los dos...- no estaba permitido hablar de eso, pero ya nada importaba. Lo único que podía ver era esa sonrisa volverse más y más amplia mientras ganaba conciencia del peso del arma contra su cabeza. - ¡Estupendo!- dio una palmada emocionada, y volvió a colocar el arma en su lugar. - ¿y que han hecho?La confusión se abrió paso en el deformado rostro del forense. Las lágrimas lo enturbiaban todo mientras caían sin freno de sus ojos. Su boca tembló al gimotear. No tenía valor para decir nada, porque no había entendido la pregunta. Joker se dio cuenta de eso, tomó aire como si se armara de paciencia y suspiró procurando sonreír de un modo más tranquilizador. Eso solo lo hizo aún mas retorcido. - ¿qué han hecho? ¿Han llorado? ¿han reído? - E-ella... ella gritó y -y- y después... lloró...- Rocco devolvió una mirada a su jefe y éste se encogió de hombros, como si hubiese algún tipo de subtexto interno que el forense no pudiera averiguar sin que le explicaran la situación. El rostro de Joker se endureció de repente. su sonrisa roja se desvió hacia los lados hasta límites que no parecían alcanzables por una boca humana. Tal vez eso no preocupara al payaso en absoluto. Tal vez no lo era. - ¿Y ÉL?- su voz se agravó como si su garganta hubiera estado cubierta de Brea. Se hizo un silencio en el que el forense sólo se oía gemir y temblar. Apretó los dientes, que no paraban de castañetear. Joker ladeó la cabeza, mientras un suave sonido metálico indicaba que el seguro se estaba deslizando a la posición de desbloqueo. Entonces encontró las fuerzas para gritar. - ¡EL GRITO! ¡GRITO! y... y luego...- se vio reflejado en esos ojos vehementes llenos de expectación que se mantenían tan fijos en él que casi parecían de taxidermia. No había vida en ellos. Sólo locura. - se rió...- aquellas palabras le produjeron un dolor desgarrador, eclipsado sólo por la sorpresa que se dibujó en el rostro de los otros tres hombres. - Luego...se rió...Sus lágrimas se estamparon contra el volante del coche, mientras aceleraba como un poseso por la carretera. Sentía el frío charco de la entrepierna de sus pantalones, ahora que el helado contacto del silenciador contra su cráneo había desaparecido. Él había estado convencido de que moriría... y ahí estaba. Las luces le daban paso como una extraña visión fantasmagórica en la que no recorría todo el espacio que quería. No el bastante como para alejarse de esa pesadilla. El chirrido que hicieron sus neumáticos y los fieros rugidos de su motor al marcharse a toda velocidad se repetían en su mente una y otra vez, en un bucle que marcaba el pistoletazo de salida hacia un tiempo de descuento que no estaba seguro de cómo había conseguido. Por estridente que hubiera sido su marcha... ...Ninguno de esos sonidos pudo eclipsar aquella interminable carcajada... _________________ "¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!" | |
| | | Contenido patrocinado
| Tema: Re: [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] | |
| |
| | | | [Maxi-Evento]Castillo de Naipes: Deja Vu. (Oráculo) [+18] | |
|
Temas similares | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |