¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No! Es... ¿quién diablos es? (Dick) [15-03-2018]

Recuerdas pocos días tan estresantes como el de hoy, y sabe Dios que has tenido días muuuuy estresantes, pero desde lo de Omega era como si el mundo entero se hubiera puesto patas arriba. Primero, la fuga masiva de Arkham y el ataque a Bárbara por parte del Espantapájaros, después la reunión con la Liga de la Justicia y tener que afrontar el hecho de que la gente había cambiado y ya no eran los mismos a los que habías conocido durante toda tu vida, empezando por Bruce. Era muy duro descubrir que el hombre que te había criado ya no estaba (desaparecido, fusionado, o puede que incluso muerto), y que había sido reemplazado por otro muy similar, físicamente idéntico, parecido en carácter, pero con variaciones sutiles y recuerdos completamente diferentes. Había sido mucho para asimilar en muy poco tiempo, especialmente con todas tus preocupaciones por lo ocurrido en Blüdhaven y el estado de salud de Bárbara, que había quedado muy afectada tras la exposición al gas del miedo de Crane.

Por si fuera poco, al día siguiente una nave alienígena se había estrellado contra la Atalaya y habíais tenido otro momento de tensión hasta que se había descubierto que los intrusos eran aliados procedentes de la dimensión con la que os habíais fusionado. Luego de eso apenas habías tenido un par de días de tranquilidad con tus compañeros de la Young Justice hasta que, esta misma mañana, habíais tenido que cooperar con otro grupo de superhéroes del universo alterno, los X-Men, para detener al doctor Luz y a otro chiflado del que no habías oído hablar en tu vida, y, para rizar más el rizo, Superboy se había presentado al mediodía con un alienígena amnésico que al parecer pertenecía al grupo con el que os acabábais de entrevistar. Era increíble, menudo caos.

Para colmo de males, Raven, que se había presentado en la playa diciendo que se llevaba a Brian al Monte para curarle el brazo, había desaparecido junto con el muchacho. Ninguno de los dos había llegado nunca a pisar la base de regreso, y no teníais ni idea de lo que les podía haber ocurrido. Es decir... si fuera sólo ella no te preocuparías tanto (no más de lo habitual, al menos), porque sabes que es muy dada a desaparecer durante días para ir a meditar entre las ruinas de Azarath o en alguna dimensión desconocida, pero... ¿por qué se llevaría con ella al chico? No tenía ningún sentido, y no podías evitar pensar que les había ocurrido algo malo. Además, Raven llevaba días comportándose de un modo extraño. Volvía a estar más distante y ausente de lo habitual. ¿Y si había vuelto a caer bajo el influjo de Trigón? ¿Y si les habían secuestrado?

Sabes perfectamente que todas estas preocupaciones, junto con el estrés acumulado en los últimos días y la angustia por el estado de Bárbara van a impedirte conciliar el sueño, así que, a pesar de lo cansado que te encuentras, al llegar a casa vuelves a enfundarte las mallas azules y te lanzas a los tejados a patrullar, confiando en que, quizás, la fresca brisa nocturna pueda ayudar a despejarte un poco la cabeza.

Y, entonces, la ves, la inconfundible forma alada del ser-alma de Raven, en el cielo, frente a ti. Está inmóvil, esperando, aguardando. En cuanto te incorporas y haces el amago de dirigirte hacia ella, la silueta oscura se aleja despacio, deteniéndose de vez en cuando y dejando claro que desea que la sigas, cosa que haces hasta llegar a un lugar que conoces muy bien: la azotea de tu apartamento. Ella está allí, de espaldas a ti, sentada en la posición del loto junto a la claraboya de salida al tejado que tantas veces has utilizado. Empiezas a avanzar, pero a medio camino te detienes. Hay algo... diferente, algo extraño... ¿desde cuando tiene Raven el pelo tan largo? Y... ¿no está incluso más delgada de lo habitual? Y no lleva sus ropas habituales, sino que se encuentra vestida con una especie de camisola blanca larga y holgada que jurarías es una bata de hospital.

El ser-alma desciende entonces, fusionándose con su cuerpo, y ella se incorpora y se gira hacia ti, aclarando el misterio y dejándote estupefacto... Es Raven, sí, pero no es tú Raven, y una oleada de recuerdos plagada de deja-vu te asalta al instante, porque la muchacha que tienes ante ti es la misma que te visitó aquella primera vez hace tantísimo tiempo, cuando aún eras Robin, la misma que formó el grupo de los Titanes, la misma que murió hace años, antes de que su ser-alma se reencarnara en el nuevo cuerpo que Hermano Sangre fabricó para ella.

Ella ladea la cabeza, mirándote con una mirada neutra pero que deja entrever algo del propio estado que tú estás sintiendo.

- Richard... -musita con su suave voz, llevándose la mano a la sien-, percibo tu confusión, tu sorpresa, tu... ¿decepción? -te vuelve a mirar, quizás afligida, aunque resulta difícil adivinar lo que siente cuando se muestra tan contenida-. Richard... no soy la que esperabas ver, puedo sentir tu preocupación, tu... pesar... Lamento mucho no ser lo que esperabas, quizás... quizás debería marcharme...

Con Raven siempre has tenido la impresión de que encerraba una profunda soledad y tristeza en su interior, sensación que se había mitigado mucho en los últimos años, sobretodo desde que estaba con Gar, pero ahora esa impresión regresaba con más fuerza que nunca, y puedes saber con seguridad que tu primera reacción al verla le ha hecho daño.

- Brian... Rachel... -se llevó una mano a la sien, como si la mención de aquellos nombres la perturbara de alguna manera. Devolvió la mirada a Dick, y éste pudo ver que en aquellos ojos que habitualmente mostraban sabiduría y conocimiento ahora se reflejaba la confusión. No recordaba haberla visto nunca así-. Richard... esos nombres... siento que deberían sonarme, sobretodo el de Rachel... -acudió a su memoria el momento en el que se había despertado en el hospital y le habían preguntado su nombre. Lo primero que le había venido a la cabeza había sido...-. Rachel -volvió a mirar a Dick, y la confusión ahora había dado paso a una muda súplica de ayuda-. Richard... Rachel... soy yo, ¿verdad?

Se estremeció, y entonces se dio cuenta de que estaba helada. La bata del hospital era muy fina, prácticamente un camisón, y no llevaba su capa. Él le acarició los hombros con un cariño que ella no podía comprender. Nunca entendería por qué se preocupaba siempre tanto por ella. Era la hija de Trigón; Wallace la contemplaba con rechazo y temor desde que había conocido lo que albergaba en su interior, pero Richard nunca... Siempre era amable y cariñoso con ella, y como no sabía nada de emociones no comprendía el motivo.

Él la invitó a pasar al interior y ella aceptó; La noche era fría y le vendría bien para entrar en calor.

Pasaron a través de la claraboya y bajaron las escaleras, con Raven frotándose los brazos desnudos para disipar el frío hasta que llegaron al apartamento propiamente dicho.

Al principio no se atrevió a moverse más allá de la puerta. No había estado nunca en el apartamento de Dick porque en su universo vivían todos en la Torre, y de repente se sintió violenta a causa de su timidez. El hecho de que aquél Dick no fuera el que ella conocía no mejoraba las cosas, aunque él parecía reconocerla a ella, y no tardó en invitarla a pasar al salón y sentarse en el sofá.

- Té estará bien. Gracias, Richard -musitó, azorada al darse cuenta de lo corta que era la bata del hospital. No estaba acostumbrada a enseñar tanto las piernas, y trató de tirar del borde de la camisola para cubrirse al menos las rodillas antes de que el joven héroe volviera.

Cuando lo hizo, con la bandeja cargada con una tetera humeante y dos vasos, vio que se había quitado el antifaz, y, a la luz del salón pudo constatar que aquél Nightwing era algo más mayor que el de su universo. De hecho, ahora que se fijaba hasta el traje era diferente, sin la abertura en forma de V en el pecho y bastante más discreto.

- Richard... ¿qué está pasando? -dijo después de que el joven le sirviera el té-. ¿Quiénes son Brian y Rachel y por qué sigo teniendo la impresión de que debería saberlo?

Aceptó de buen grado la manta y se la pasó por encima de los hombros, manteniéndola cerrada con las manos sobre su pecho. La manta era lo suficientemente larga como para cubrirle también las piernas, cosa que agradeció.

- Gracias... Mi ropa se quedó en el hospital. No querían dejarme ir, así que tuve que teletransportarme.

Las siguientes palabras de Nightwing evidenciaron que estaba contando la historia por la mitad y posiblemente estaba trayendo consigo más confusión que claridad. No pudo evitar reparar una vez más en que aquél Richard parecía mayor que el que ella conocía cuando la miró a los ojos a aquella distancia tan próxima, lo cual no hizo sino turbarla más. ¿Qué había sucedido? ¿Había viajado en el tiempo? ¿Cuánto llevaba en coma? Quizás tendría que haber empezado por ahí, preguntando la fecha a los médicos del hospital. El doctor le había dicho que la Torre había sido destruida hacía años... ¿Cómo era su cara? ¿También habría envejecido? Echó un vistazo rápido por el salón, pero no pudo encontrar ni un solo espejo.

- Te ayudaré, por supuesto, Richard, yo... Había ido a desayunar con un compañero de la universidad. Donna estaba de luna de miel, Garfield estaba tratando de superar la muerte de Terra, Wallace había abandonado el grupo para irse con su novia Frances y Koriand'r y tú me insististeis mucho en que debía de salir con otras personas... hacer amigos. Estábamos en la cafetería cuando de repente el mundo se volvió loco; pude sentir sus gritos de dolor, la angustia de todas esas almas... Fue... espantoso. Traté de ayudar pero al final me sentí sobrepasada -se llevó una mano de largos y finos dedos a la sien, como si el mero recuerdo volviera a abrumarla. Dick pudo notar que el blanco dedo índice estaba desnudo, sin el anillo dorado que le había legado Azar en su lecho de muerte y del que nunca se separaba. Ella no se habría deshecho de él por elección propia-. Me... desvanecí. Me desperté en una habitación de hospital, repleto de dolor y almas atormentadas. Tampoco podía soportar estar allí. Aparecieron un médico y una enfermera, dijeron que había estado en coma y que no podía salir hasta que no me dieran el alta. Les pedí que os avisaran... a los Titanes... pero dijeron que los Titanes ya no existían. Abandoné mi cuerpo con mi ser-alma y busqué la Torre... pero sólo encontré una isla arrasada y calcinada. Os estuve buscando... a todos... No he podido encontrar a Wallace, Koriand'r, Joseph o Donna -se mordió el labio inferior, ligeramente temblorosa a pesar de su autocontrol-. Es como... si se hubieran desvanecido de repente, pero no he percibido sus muertes... Me dijeron que Víctor estaba con la Liga de la Justicia, así que no intenté localizarle a él. Eres el único que he podido localizar hasta ahora, Richard. Sólo me falta intentarlo con Garfield -parecía tan tranquila y neutra como siempre cuando alzó la mirada hacia el joven titán, pero la voz le temblaba un poco cuando volvió a hablar-: ¿Acaso han...?

¿Acaso han muerto? Era lo que quería preguntar, pero no fue capaz de completar la frase. La última vez que había creído que sus compañeros estaban muertos había perdido el control sobre su mitad demoníaca. Tenía que serenarse, pues la mera idea amenazaba con alterar su equilibrio y no quería arriesgarse a lo que pudiera pasar si Richard confirmaba sus temores. Así que volvió a dejar la taza humeante sobre la mesa y cruzó las piernas en la posición del loto, tomando y soltando el aire de manera repetida según las antiguas técnicas de meditación de Azarath hasta que se sintió más estable. Cuando volvió a abrir los ojos, su mirada volvía a ser tan imperturbable y neutra como de costumbre. Aún así, evitó la pregunta que había estado a punto de alterarla y la reformuló de otra manera:

- Richard... tu uniforme es distinto al que recordaba, y pareces más mayor que cuando te dejé... Tenías... teníamos 19 años entonces. ¿Cuánto tiempo llevo en coma?  

La angustia que abrumaba al joven héroe resultaba tan evidente para ella como las nubes que cubrían el cielo una fría tarde de lluvia.

- ¿2018? -musitó. Su rostro permaneció totalmente inexpresivo a pesar del confuso torrente de emociones que pugnaban por escapar a su control en su interior-. Lo que describes se parece mucho a lo que yo viví -dijo en tono neutro-. Sólo que en mi caso era marzo del 2016. ¿Me puedes decir dónde está el baño, Richard?

Mientras él volvía a rellenar las tazas de té vacías, ella se levantó sosteniendo la manta y se dirigió en la dirección que él le señalaba, observando sus facciones en el espejo. Sus rasgos estaban más marcados y afilados después de la terrible presión a la que se había visto sometida hacía cinco días, pero no parecía haber envejecido dos años.

Cuando volvió al salón, el té recién vertido dejaba escapar el humo desde su vaso. Tomó asiento de nuevo y escuchó la siguiente revelación de Dick con expresión meditabunda.

Cada una de las personas de este mundo se ha enfrentado a su propia e individual colisión interna...

Alzó la mirada de sus ojos grises para mirar directamente al muchacho de cabellos oscuros que tenía ante sí.

- Sueños... Yo también he tenido sueños -confesó-. Muy realistas. Como recuerdos de situaciones que estoy segura de no haber vivido nunca. Para empezar... la muchacha de los sueños ni siquiera se parecía a mí... aunque yo sabía que era ella. Tenía los cabellos más cortos, los ojos de color púrpura, los labios pintados de negro, y vestía de manera extraña... Me ví a mí misma luchando contra Plasmus... Y tenía... una relación con Changeling... -agachó la mirada hacia sus manos, incómoda. Se sentía rara sin tener su capucha para esconder su rostro cuando una interacción social la hacía sentirse demasiado tensa-. En el sueño cortaba con él. Después te veía a ti en una playa, junto con un muchacho castaño y un montón de chicos jóvenes con uniformes que lucían una X en el cinturón. Había dos adultos, un hombre y una mujer de cabellos blancos. Estábamos luchando contra el Doctor Luz y contra otro villano a quien no conozco. Entonces yo me llevaba al chico, que estaba herido, y... En ese momento me desperté. Cuando los médicos me preguntaron mi nombre lo primero que dije fue Rachel... a pesar de saber que ese no era el nombre que me dieron en Azarath.

Hizo una nueva pausa, tratando de asimilar lo que Dick acababa de decirle.

- ¿Quiere ésto decir... que la otra Raven... tu Raven... esa a la que llamabas Rachel... se ha fusionado conmigo? ¿He sido responsable de su muerte? ¿Y la de ese chico que llevaba consigo?

He matado. Su mirada vacía quedó prendida en algún lugar de la mesita del salón mientras empezaba a sentir una sensación de frío extremo recorrer su cuerpo, embotando su mente. Había roto la promesa sagrada que hizo en Azarath... Era responsable de la muerte de la otra Raven y de aquél chico...

La pregunta de Nightwing le llegó desde muy lejos y tardó varios segundos en procesarla y comprender lo que le estaba tratando de decir. El gesto que él hizo al acercar las manos a sus dedos desnudos la ayudó a entender más rápido a qué se refería.

- Ah... -se contempló las manos, desprovistas de todo adorno-. Los anillos de Azar... Se quedaron en el hospital junto con la ropa que llevaba aquél día. No querían dejarme ir hasta haberme hecho más pruebas, pero yo no podía aguantar más tiempo allí, tenía... tenía que encontraros...

Se llevó los dedos a las sienes. El peso de todas aquellas preocupaciones amenazaba con hacerle estallar la cabeza. Se sentía mareada, tenía náuseas y el dolor empezaba a ser insoportable...

Permaneció sorprendentemente calmada ante las revelaciones de Dick, como si en alguna parte dentro de ella siempre lo hubiera sabido pero hasta ahora se hubiera negado a reconocerlo.

- Quieres decir que... lo único que impidió que ella... "desapareciera" el día de la Colisión fue que... yo estaba en coma -se autorespondió-. Durante esos días su alma y la mía lucharon para ver cuál prevalecería... y venció la mía.

Incluso estando en coma, la personalidad de Raven se había impuesto a Rachel Roth. Por eso se había producido el cambio en ella. Por eso había cortado con Beast Boy.

Durante largo rato permaneció en silencio, con la mirada perdida en algún lugar más allá de la mesa donde había quedado olvidada la taza de té, pero justo cuando Dick se planteaba decirle algo, volvió a hablar:

- Éramos hermanas... Hermanas en el dolor, en el miedo. Su alma no era mi alma, y sin embargo, éramos las dos la sangre de nuestro padre -dijo, sin dirigirse a nadie en particular, como si simplemente expresara un pensamiento en voz alta.

¿Cómo había sido aquella Raven? ¿Estaba su oscuridad bajo control como la suya o por el contrario era libre de la carga de su yugo? ¿Cómo habría sido su personalidad? ¿Se habría parecido a ella o serían tan diferentes como su aspecto auguraba?

- Podría... podría haber sido al revés -musitó para sí-. Podría haber prevalecido ella, y yo nunca habría despertado. Ella sería yo. O, más bien, yo sería ella -alzó la mirada y, por fin, encontró la de Dick-. Tal vez yo no la haya matado, pero le he arrebatado su vida. ¿Por qué tuve que ser yo? Yo no tengo a nadie, no queda ninguno de mis compañeros de mi universo. Ni siquiera está la Torre... Pero Rachel... Ella era tú Raven, y la de Beast Boy, y la de Víctor... A diferencia de mí, ha dejado atrás gente que la va a extrañar. Que Azar la ayude.

Movió con tristeza la cabeza, unió las palmas de sus manos alzándolas hasta su frente, cerró los ojos y comenzó a murmurar una plegaria:

- Caminaste por la senda del sufrimiento, hermana, pero ahora has renacido, tal y como Azar hizo una vez, y, aunque tu cuerpo haya desaparecido, tu alma seguirá viviendo dentro de mí. Trataré de ser merecedora de tal honor.

Volvió a separar sus manos y miró a Richard.

- La otra Raven, Rachel... se llevó al chico a través de una brecha entre dimensiones para llevarlo de regreso a la montaña, pero coincidió con el momento en el que yo abrí los ojos y fue... arrastrada de vuelta al plano terrestre, donde desapareció. No creo que Brian esté muerto... En mi sueño no estaba cuando caía sobre la playa. Creo... que se quedó perdido en algún lugar entre las dimensiones. Te prometo que trataré de localizarlo y traerlo de vuelta, pero me temo que no hay manera de saber en dónde podría haber caído cuando la otra Raven se vio obligada a soltarlo.

Richard entonces la acarició y ella se permitió reposar la cabeza suavemente sobre su hombro. Estaba tan cansada... Había sido un día de muchísimo estrés y tensión emocional, y Dick había sido siempre tan bueno y cariñoso con ella que se permitió aquél breve gesto de confianza.

- Preferiría no tener que volver a ir a ese hospital, Richard... Olía a enfermedad, desesperación y muerte después de la Colisión. No me sentaba bien estar allí, por eso tuve que marcharme. Aún estoy inestable y temo que podría perder el control.

No lo dijo de manera específica, pero la sombra de Trigón estaba implícita en sus palabras.

- ¿Podrías ir tú por mí? Recupera mis anillos, son lo más importante -volvió a incorporarse, interrumpiendo el contacto. Ya era suficiente, demasiado, más de lo que podía permitirse-. Mañana podrás llevarme a esa nueva base, aunque no sé si quiero conocer a Garfield después de lo que he visto en mis sueños...

Se puso en pie, alejándose de Dick y manteniendo la manta firmemente sujeta en torno a sus hombros, como si buscara en ella protección contra algo más frío que el viento del exterior.

- ¿Podrías... indicarme algún lugar donde dormir? Estoy exhausta.

El olor de las tostadas la recibió en cuanto abrió los ojos. Vaya... estaba hambrienta. Llevaba sin comer desde la mañana de la Colisión. Raven era una chica extremadamente delgada, que de por sí no solía tener mucho apetito, y eso, unido a su entrenamiento ascético, junto con la angustia y la preocupación de los últimos acontecimientos, habían ayudado a que la sensación de hambre pasara desapercibida, pero ahora que le llegaba el característico aroma del pan caliente recién hecho su estómago rugió como no lo había hecho en años. Después de todo, llevaba casi seis días sin probar bocado, y no creía que lo que fuera que le hubieran suministrado en el hospital mientras estuvo en coma fuera muy nutritivo, así que se dirigió a la cocina sin perder tiempo en ducharse siquiera. Richard no estaba, pero la notita que había dispuesto junto a los platos dejaba claro que aquel festín era para ella, así que se bebió el zumo de naranja (que le supo a gloria) y empezó a dar buena cuenta de las tostadas y el té.

Contemplar la taza humeante le hizo sonreír como una tonta al ver que éste Richard todavía recordaba sus gustos. El desayuno típico estadounidense solía incluir huevos revueltos con bacon frito y tortitas americanas o francesas, las cuales llevaban huevo y mantequilla, pero Raven, al no poder soportar el sufrimiento animal, era una estricta vegetariana en el mejor de los casos, y sólo tomaba mantequilla, huevos o leche cuando estaba completamente segura de que los animales de los que procedían habían sido tratados correctamente, lo cual era muy difícil de garantizar en la gran ciudad, donde los productos venían ya procesados directamente para su consumo en supermercados, por lo que, a menos que tuviera plena seguridad, prefería no arriesgarse, y Richard lo había tenido en cuenta. Un sentimiento cálido se extendió desde su corazón, haciendo que se sintiera bienvenida y eliminando por completo la impresión inicial que había tenido al verlo en el tejado, cuando le había parecido que no se alegraba de verla, que habría preferido que fuera... la otra. No, Richard no era así, ¿cómo podía haberlo pensado siquiera? Richard era muy cariñoso, atento y considerado con sus amigos. Había sido sorpresa, nada más, y su reacción había sido totalmente comprensible, dadas las circunstancias.

Giró la cabeza, ansiosa, cuando le vio regresar por fin del hospital, y fue corriendo a recuperar sus preciados anillos, los que le había regalado Azar en su lecho de muerte. Miró con curiosidad la bolsa que le señaló y fue a ver lo que le había comprado.

Raven no era demasiado expresiva, pero aún sí, su rostro fue un poema, y el interrogante que se reflejó en él era tan evidente como si se lo hubieran dibujado con pinturas de maquillaje. Fue áún más expresiva cuando, después de sacar las camisetas y los tejanos, quedó al descubierto la ropa interior que había quedado al fondo de la bolsa, tiñéndose sus mejillas de un intenso rubor que procuró ahogar enterrando de nuevo las prendas íntimas debajo de todo lo demás.

- Oh... yo... -musitó, avergonzada-. No me siento cómoda con pantalones. No estoy acostumbrada a llevarlos. Creo que me pondré lo mismo que llevaba el día de la Colisión, pero gracias... -añadió con un hilillo de voz desapareciendo a toda prisa en el interior del baño.

Una vez allí, se duchó (que también le hacía bastante falta), pero no pudo ponerse el sari rosa que había llevado para su cita con Steve en la cafetería, ya que estaba demasiado desgarrado y sucio, con manchas de sangre por todas partes, así que salió del baño ataviada con su característica túnica azul de Azarath, aunque sin la capa. La había llevado consigo en una bolsa por si ocurría algo, pero la catástrofe había sido de dimensiones tan colosales, con tantos heridos y almas que la necesitaban, que no había tenido oportunidad de cambiarse.

Verse una vez más con su ropa, limpia, peinada y saciada le hizo sentirse ella misma otra vez. Bastante mejor. Cuando salió del baño se quedó mirando por unos segundos a Richard, que, ocupado en recoger los platos del desayuno, aún no había reparado en su presencia, todavía con ese extraño sentimiento de calidez, que no sabía cómo definir, en su pecho.

- Richard... -preguntó entonces-, ¿por qué eres tan bueno conmigo?

Avanzó hasta la entrada de la cocina donde él fregaba los platos y se apoyó en el marco de la puerta.

- Me colé en tus sueños la primera vez que nos vimos, para condicionar en ti una respuesta positiva cuando me conocieras, porque tenía miedo de que me rechazaras como hicieron en la Liga de la Justicia. Ellos... fueron conscientes de la maldad que anidaba en mi alma... la maldad de Trigón, y no quisieron escucharme... A Wallace... -guardó silencio, mortificada. Todavía le causaba dolor pensar en aquello-. Intensifiqué sus emociones positivas hacia mí por la misma razón. De alguna manera podría decirse que os manipulé a todos para reuniros porque necesitaba vuestra ayuda para luchar contra mi padre. Acababa de salir de Azarath, nunca antes había pisado la Tierra, y no sabía nada de los humanos o sus costumbres. No sabía cómo hacerlo. Lo intenté con la Liga, les pedí ayuda, y no funcionó. No conocía vuestros conceptos de ética o moral. Sólo sabía que la amenaza de mi padre era real y pensaba que eso justificaba cualquier acción por mi parte que pudiera ayudar a detenerlo. Os mentí... os oculté información. No os dije nada acerca de mi verdadera naturaleza -se mordió levemente el labio inferior, avergonzada, sin ser capaz de mirar a Dick a la cara-. Pero cuando Zatanna os dijo que yo era malvada, cuando también vosotros me abandonásteis a merced de mi padre, y Koriand'r dijo que debíais volver, que yo había sido sincera... tú fuiste el primero que la secundó. Siempre me has entendido y protegido, siempre me has respetado, nunca me has exigido nada. Incluso... incluso cuando perdí el control sobre mi lado demoníaco a causa de las torturas de Fobia y la Hermandad del Mal se hizo conmigo, cuando Wallace dijo que debíais abandonarme, que yo era malvada... tú nunca lo hiciste. Fuiste a rescatarme con los demás. Una vez me dijiste que eras mi amigo. ¿Por qué? ¿Qué he hecho yo para que me consideres tu amiga, Richard? ¿Qué he hecho yo para merecer tanta bondad?

En ése momento deseó poder llorar para liberar la congoja que atenazaba su pecho, pero no podía... No podía permitirse dar rienda suelta a ninguna emoción.

Las palabras de Dick la reconfortaron, y de nuevo volvió a sentir en su corazón aquella cálida sensación que sólo había experimentado junto a los Titanes: la de pertenecer a una familia.

Los sentimientos del moreno eran sinceros, pero así como pudo darse cuenta de eso pudo también notar cómo sus buenas intenciones se veían poco a poco nubladas por un velo de intensa confusión. La pregunta que le hizo entonces la sorprendió, y la llevó a mirarle con preocupación.

- ¿Cómo que quiénes lo formábais? Richard... fuisteis Donna, Garth, Wallace y tú, ¿no te acuerdas? Roy se unió al grupo con posterioridad.

La émpata colocó con suavidad los dedos de su mano diestra sobre la frente del muchacho y utilizó sus poderes telepáticos para rescatar todos esos recuerdos de entre la maraña de imágenes confusas y traerlos a la superficie, haciéndolos más claros. De inmediato, todas aquellas vivencias del tiempo que pasó junto a sus amigos de la infancia regresaron vívidamente a la mente de Dick. Recuerdos de tiempos mejores, llenos de ingenuidad e ilusión. Una época carente de la oscuridad que ahora le asediaba.

- Después yo os reuní años más tarde para combatir a Trigón. Teníamos 18 entonces. Wallace, Donna, tú y yo. También busqué a Garfield, Víctor y Koriand'r.

De nuevo las imágenes de recuerdos más recientes cobraron forma, vida y color en la mente de Nightwing, los recuerdos de la etapa inmediatamente anterior a su cambio de identidad e imagen.

- Artemis no sé quién es, tampoco Kaldur, Cissie, Bumblebee, Secreto, Bart, Conner, Megan, Rose, Jaime o Cassie...

Eran muchos nombres, pero también aquél Dick aparentaba ser varios años mayor que el suyo. ¿Tantos cambios había experimentado el grupo en aquél universo?

- Jericó se unió a nosotros cuando Terra nos traicionó; era el hijo del Exterminador. No sé qué fue de él, ni si aún continúa existiendo en Omega. A Lilith nunca llegué a conocerla demasiado... Creo que formó parte de vuestro grupo cuando érais niños. Terra murió... Richard -dijo tras apartar la mano de su frente, preparándose para la pregunta que debería haber formulado desde el principio-: ¿Quiénes formaban los Jóvenes Titanes en tu universo? ¿Quiénes sobreviven en Omega? ¿Qué ha sido de Donna, Koriand'r, Garfield y Wallace?

Con mucha seriedad, le miró a los ojos.

- Richard, llévame a cual sea el lugar que estáis usando de base. Llévame junto a los Titanes.