The Darkness "Casting"

El frío del baso pasaba lentamente a mi mano, mientras la ceniza de mi cigarrillo caía sobre la barra del bar. Desde que el caos llego a este mundo un montón de fenómenos reaparecieron en mi vida, idiotas que desee jamás volver a ver  hacen desfile ahora en las noticias. Pero eso no es lo que me preocupa, el verdadero problema es que esto no solo atrajo a frikis enmascarados, si no que también dejo que idiotas que se creen importantes entran en mi ciudad, con aires de omnipotencia.
Aquella noche, todo parecía ir despacio. Yo solo me encontraba tomando un trago antes de la hora, en un bar del centro de la ciudad. Cuando una deslumbrante morena entro a la cantina, sus curvas eran tan pronunciadas que le darían un  parocardiaco a un viejo. Me quede admirando durante segundos que parecieron horas, el delicioso menear de sus caderas. El retumbar del reloj me dio la señal, las 10 de la noche, tenía que irme. Me levante y camine calmadamente hasta la puerta, con una ligera expresión de tristeza en mi rostro. Lo que más lamentaba  de aquella noche era que no iba a poder amanecer con aquella chica la mañana siguiente.

Lejos en una casa, a las afueras de Nueva York. 5 hombres fumaban unos preciosos puros alrededor de una gran mesa de cedro, sus grabados eran brillantes, y la tenue luz que la iluminaba solo la hacía ver más elegante. Por horror para cualquier anticuario aquellos sujetos  clavaban una navaja repetidamente sobre ella, mientras intentaban no cortarse sus dedos. Un fuerte estruendo asolo la calle, fue entonces cuando el único de los caballeros que llevaba sombrero volteo a ver a los otros cuatro y les dijo con voz áspera.

El sujeto se levantó dejando su cerveza a un lado y se asomó por la ventana, mas no podría ver más allá del porche, ya que cualquier otro rastro de luz pública se había esfumado por completo.  

Un simple gemido de disgusto seria toda la respuesta de Don Gary, mientras tomaba otro trago de su cerveza. Y justo cuando se preparaba para volver a abrir su grasienta mandíbula, las luces de su casa expiraron, y una oscuridad absoluta envolvió a los 5 presentes.

Los otros tres caballeros se pusieron rápidamente de pie y desenfundaron sus armas. Para después empezar inútilmente a apuntarle a la oscuridad. Uno de los chicos quien había dejado sus zapatos debajo de la meza, sintió un escalofrió cuando un charco de la suave y viscosa sangre de su amigo empapaba su calcetín. En ese momento pequeños arañazos empezaron a sonar por toda la casa, el joven se espantó y una serie de disparos salieron volando de su revólver, golpeando solo las paredes. Cuando logro recuperar la calma sintió como algo le cayó encima de su cara, se sentía viscoso y escamoso. Su asco y sorpresa fueron sustituidos por el dolor absoluto, al sentir como algo, toma sus ojos y los arrancaba lentamente de sus orbes, más disparos y gritos provinieron del aquella escoria, pero si los hace sentir mejor su sufrimiento no duro mucho. Ya que pronto sentiría como una pequeña manita atravesaría su pecho, para tomar su corazón y estrujarlo hasta dejarlo sin vida.
El miedo ya era absoluto en las 3 personas que aún continuaban con vida. Pero mientras Don Gary solo se aferraba en su silla, sus dos esbirros comenzaron a disparar al azar, pero a diferencia de su amigo, ellos iban a armados con un par de uzis. Las balas rebotaban contra todos los muebles, alumbrando ligeramente gracias al fuego que emitían. Si pusieras un poco de atención podrías ver como cientos de pequeños gremblins, reptaban por toda la casa. Risas chillonas comenzaron a acompañar a los estridentes sonidos de aquella habitación. Y como si fuera magia, todo quedo calmo, cuando dos de esos pequeños seres cercenaron las cabezas de los hombres, simultáneamente con un hacha. Don Gary sudaba frio al contemplar la oscuridad en silencio, pensando cuando moriría. Estaba tan asustado que probablemente se habría cagado en los pantalones. De entre la oscuridad logro ver algo… Mi rostro.
Me quede observando su expresión de angustia mientras el aire levantaba mi cabello. Le sonreí y coloque mi mano izquierda suavemente sobre su hombro.

El rugir de mi vehículo me reconfortaba, mientras me alejaba de aquella escena camino a mi departamento. Pero justo cuando paso frente al bar, veo como aquella morena que me quito el aliento, sale de la cantina, agarrada del brazo de un perdedor. Sin pensarlo derrape mi vehículo, cerrándole el paso, cuando me baje el sujeto no tardo en acercárseme gritando.

El sujeto salió corriendo después de volverse loco en medio de la calle, la chica solo lo miro asustada. Yo por otra parte me acerque, la tome ligeramente por el brazo y le dije suavemente.

Mientras le abría la puerta a la mujer, un pequeño gremblin de apenas un par de centímetro de alto se me subió al hombro  y con su torpe voz chillona me dijo.