Como entrenar a tu... aprendiz? (Alex y Max) (25/03/2019)

(25 de Marzo de 2019, Noche, Club nocturno Fate)

Había regresado el día 23 a la madrugada desde el aeropuerto y lanzado mi mochila sobre una silla solo para derrumbarme sobre la cama completamente exhausto. Me levante pasado el mediodía cuando mis vecinos empezaron con la rutina habitual, a la que estaba acostumbrado y que se mantenía desde que me había mudado al pequeño mono-ambiente en Brooklyn el mes anterior, que consistía en poner sus equipos de audio a todo volumen sin importarle las quejas que se generaran por ruidos molestos. Después de desempacar, comer algo y darme una ducha me puse ropa cómoda y salí a la calle a encargarme de todos los asuntos que había dejado pendiente antes de irme, así como de avisarle a mi jefe que estaba de nuevo en la ciudad antes de que me despidieran. La llamada no duró mucho y después de comunicarle mi regreso me dijo que me presentara dos días después en el lugar de siempre a la misma hora y que me encargara de todo.

Así que aquí me tienen, parado delante de la puerta de una discoteca como guardia de seguridad. No era el mejor empleo del mundo para mí pero pagaba el alquiler y no llamaba mucho la atención que era el motivo principal. A mi lado del otro lado de la puerta se encontraba Stan, un sujeto imponente con su 1,95 de altura junto con el cuerpo de un luchador y la cabeza rapada, quien solo se tenía que quedar ahí parado para mantener el orden en la entrada mientras me hacía parecer un debilucho por la diferencia de tamaño. La noche continuaba de forma tranquila mientras hacíamos nuestro deber examinando identificaciones, cachando bolsos  y revisando a algún que otro tipo para asegurarnos de que no entraran con algo raro. La noche estaba dando paso a la madrugada cuando nuestra tranquilidad fue cortada por un grupo de seis muchachos que apareció de improviso saltándose la cola e insistiendo en que los dejáramos entrar. El olor a alcohol que emanaba de sus bocas y su comportamiento dejaba claro que habían estado bebiendo, así que les pedí amablemente que se retiraran. Eso al parecer no les hizo mucha gracia así que empezaron a armar un alboroto insultándome y amenazando con golpearme si no los dejaba entrar, miré a mi compañero para que interviniera ya que no quería tener que lidiar con el grupo de borrachos pero el solo se limitó a sonreír como si me dijera que yo debía hacerme cargo.

Finalmente paso lo inevitable y mientras observaba a Stan el cabecilla me lanzo un puñetazo, lo que no sabía era que yo era el más peligroso de los “Bouncer” del lugar y ese fue su peor error porque esquive el golpe y contraataque.  Menos de un minuto después la mitad de los borrachos yacían tirados en el suelo mientras los demás que no estaban tan fuera de sus cabales como para continuar una pelea que no podían ganar trataban de levantarlos para llevárselos del lugar. No los había golpeado muy duro pero seguro que cuando el efecto de la bebida se les fuera tendrían algo más que una resaca de lo cual quejarse. Regrese a mi puesto mientras mi compañero soltaba una sonora carcajada.

-Otro par más de tontos que muerden el polvo por menospreciarte compañero-. Me dijo aun riendo cuando estuve del otro lado de la entrada.

-Esto ni siquiera cuenta como una pelea, solo son un grupo de niños que no saben cuándo les dicen que no, sin mencionar que casi se caían solos de lo ebrios que estaban -.Le dije seriamente.

-Si fue tan fácil entonces porque no te encargas de todos los problemáticos que aparezcan por aquí-.

-No porque eso te dejaría sin trabajo y sería tu esposa la que vendría a patearme el trasero-. Dije mientras examinaba las identificaciones de un grupo de chicas para luego dejarlas pasar, mi compañero me observo serio y con cara de enojo por un segundo, luego la sonrisa volvió a aparecer en su rostro y ambos soltamos una carcajada.

Estaba disfrutando muy a gusto de ese momento de diversión con Stan cuando sentí los aplausos. Guarde silencio observando a la figura que se acercaba con un cigarrillo en la boca batiendo palmas como si festejara algún espectáculo. Quien hubiera pensado que mi vida como un ordinario trabajador y mi vida secreta se encontrarían en tan extrañas condiciones cuando uno de los asistentes a la reunión de Japón apareciera de la nada. Mi cabeza empezó a trabajar a toda capacidad pensando el asunto como algo más que una coincidencia y todas las posibles implicaciones que eso podía tener. Desde un principio cometió un error diciendo que éramos "compañeros" porque esa palabra ya nos asocia con un grupo en común de personas y si revisaran los historiales de cada uno sabrían que lo único que estamos relacionados es que ambos viajamos en la misma fecha y al mismo lugar, unido al hecho de que llamaba demasiado la atención me dio claramente a entender que estaba con un amateur.

Se acerca a mí pasando entre los borrachos que acababa de reducir y pateando a uno de ellos solo para mofarse luego, lo cual no me causo gracia porque a pesar de que yo los había dejado en ese estado, golpear a alguien que no puede defenderse me parecía una bajeza.

-Oye-. Me acerque hacia donde él estaba.- No los golpees. Está bien que sean unos idiotas pero golpear a alguien que esta tirado en el suelo me parece muy cobarde. ¿Que estas haciendo por aquí?-.

Esto era una coincidencia que no esperaba, creía que me encontraría con alguno de los demás miembros de Combine mucho mas adelante cuando tuviéramos alguna misión, lejos de mi vida normal, pero hallar a Max aquí podía ser un problema o no, todo dependía de lo que respondiera.

La conversación me estaba inquietando, tratarme con tanta camaradería para luego decirme que quería aprender a pelear justo en el medio de la entrada de la discoteca llena de gente y al lado de Stan. Si quería arruinar mi tapadera lo estaba haciendo a las mil maravillas, no sabía si noquearlo de un solo golpe para que dejara de hablar o proceder de una forma más violenta. Proceder de forma agresiva solo me traería problemas con los Combine así que solo me limité a rodearle el cuello con el brazo de forma amistosa mientras le decía a mi compañero que necesitaba hablar un momento con él. Me costaba trabajo creer que lo hubieran elegido para algo tan complejo como el plan que el grupo pensaba llevar a cabo siendo que no tenía  Avancé de esa forma por la calle hasta llegar a la esquina donde giramos mientras me cercioraba de que no hubiera más personas alrededor en la calle o en alguno de los edificios que pudiera vernos o estar en el momento menos indicado para oír nuestra charla. Ahora que no había nadie a la vista de mi vida diaria mi cara tomo la misma expresión fría que había usado en la reunión, que dejaba en claro que ya no estaba jugando así que la charla no sería en plan amistoso aunque no cambiara la postura mientras avanzaba mirando hacia el frente, pronunciando todo en tono muy bajo.

-Me parece que no entiendes, esto no es un juego  y podemos perder mucho con cualquier descuido, así que espero que lo de esta noche no se repita nunca más, porque fuera de los presentes en la reunión nadie más debe saber que nos conocemos. Ahora ¿Quieres aprender a defenderte? Si quieres puedo enseñarte pero primero necesitas entrenar tu cuerpo. Si sobrevives a eso, veremos si te enseño a pelear. Mañana en Central Park al amanecer, la esquina de la 59 y Brodway. Si no estás ahí para cuando el sol comience a verse ni te molestes en volver a pedírmelo -.

Me solté sin decir nada más para volver a mi puesto de nuevo. Mi compañero me quedó mirando intrigado cuando regresé solo así que le dije que era un chico que conocí en una clase de defensa personal y que luego lo perdí de vista porque no pudo seguir asistiendo, que al verme como me defendí de esos tipos quería que le diera unas clases particulares. La excusa pareció funcionar ya que él solo me dijo que trate de no torturarlo demasiado.

No vi a Max en el resto de la noche y cuando el local cerró me fui a casa a descansar. Dormí un par de horas y luego me encargué de mi rutina normal como cualquier persona que vive en la ciudad. Me acosté temprano, como ya era mi costumbre y me levante un par de horas antes del alba. Prepare varias cosas en una mochila, me puse ropa de ejercicio y me encamine al lugar acordado. Llegue al lugar y empecé a hacer estiramientos mientras me preparaba. Solo faltaba que el muchacho llegara, eso sí tenía el valor para afrontar el entrenamiento.

Lo vi llegar rebosante de energía, eso es bueno solo si esas ansias le duraban lo suficiente para resistir la primera semana. Continué estirando un poco más y después le estreche la mano. Ya pasado lo de anoche no era necesidad que me volviera un ogro, ya que después de todo trabajaríamos juntos me guste o no.

-Hola Max-.Solté una carcajada.- Esto no es un gimnasio así que no será una rutina de ejercicios, será entrenamiento al estilo militar. Termina de estirar bien y luego empezaremos a calentar, quiero ver en que condición física te encuentras así que correrás una vuelta completa a Central Park, que son cerca de 9 km, así poder darme una idea de cuanta resistencia tienes. No te preocupes yo iré corriendo contigo todo el camino, lo que si no quiero que hagas trampa o que uses ningún truco-. Puse énfasis en la palabra para que se diera cuenta de a que me refería.- o me voy a molestar, si quieres progresar tienes que tomártelo en serio-.

Era la primera vez que me tocaba entrenar a alguien, tuve varios maestros en el Consejo pero nunca había dado clases a nadie. Cuando no estaba en los entrenamientos con el resto de los miembros de las barracas, me lo pasaba bastante tiempo en el cuarto de entrenamientos al que todos llamábamos The Room, peleando con monstruos o practicando mi puntería con armas. Nunca me gusto destacar así que cuando hacían pruebas físicas me saboteaba a propósito para no quedar entre los primeros y para que uno de los aspectos de mi poder como Esper que no podía controlar no fuera tan evidente. Sin embargo, ahora todo era diferente, en este mundo todavía no tenía la atención de nadie sobre mi espalda así que algunos pequeños detalles que me hacían distintos pasaban desapercibidos por la gente común que vivía su vida ajena a los misterios que los rodeaban. Este era uno de esos casos, ya ni siquiera mi nuevo pupilo había notado que a pesar de que estábamos en una época fría me había encontrado calentando solo con una camiseta mientras mi chaqueta de algodón yacía sobre la mochila en el suelo. Disimuladamente me la coloqué encima y cuando él termino de estirar me cargué la mochila a los hombros y me puse en posición de salida para empezar el ejercicio.

-¿Estás listo?-. Dije mirando hacia el costado.