No hay nada como el hogar (Bruce Wayne) [9-05-2019]

Aquella noche viajaban en su elemento, la oscuridad. Apollo funcionaba mejor a la luz del día, y él trabajaba mejor en la oscuridad. Podría parecer que eran incompatibles, y, sin embargo era imposible negar la conexión que existía entre ellos, un vínculo que se había forjado prácticamente desde el principio y que parecía inmune a todas las adversidades que no paraban de intentar separarlos.

El tipo al que iban a visitar también tenía cierta predilección por el elemento nocturno, según había oído. Y por lo visto no era lo único que tenían en común. Apollo le había contado cómo le había confundido con él al principio de su llegada a aquél mundo. Midnighter no era un tipo celoso, pero se debía más bien a la baja opinión que tenía de sí mismo. No respecto a sus habilidades y capacidades, de las cuales estaba más que seguro, sino más bien en lo referente a quién era. O, más específicamente, lo que era: Una máquina de matar con un ordenador en el cerebro. Era plenamente consciente de la fortaleza del vínculo que compartía con Apollo, y, sin embargo, de vez en cuando le asaltaba aquél molesto zumbido que le susurraba que no era lo suficientemente bueno para él. Que Apollo se merecía algo mejor. Sabía que era algo estúpido, y trataba de ignorarlo siempre que podía, pero últimamente le resultaba cada vez más difícil, porque parecía ser incapaz de no defraudar a su marido.

Primero había permitido que un alienígena le engañara haciéndose pasar por él y había permitido que Bendix le separara de su familia durante tres años. Después, todo el autoengaño que había mantenido con Lucas Trent. Y la gota que había colmado el vaso, su cautiverio con los Skrull. Como hemos dicho, Midnighter no era celoso, pero, aunque lo fuera, ¿con qué derecho habría podido reprochar a su marido que le confundiera con otro cuando él había permitido que le engañaran haciéndose pasar por él no una, sino dos veces? Habían pasado ya varios meses, pero aún le mortificaba pensar en todo aquello.

Según escuchaba hablar a su marido, la cosa no dejaba de mejorar... No sólo el tal Batman era, en cierto modo, parecido a él, sino que además era innegablemente atractivo y aún más inteligente. No pudo evitar preguntarse cómo habría sido aquél beso para Apollo. ¿Lo habría disfrutado? Sabía que Apollo le amaba, era de las pocas certezas con las que contaba en aquél mundo, pero sabía por experiencia propia que se podía disfrutar del placer aunque no fuera con la persona a la que amabas. ¿Acaso no había disfrutado él del beso que le había dado aquél desgraciado, Danny Chan? Algo de lo que, por cierto, aún se avergonzaba.

- Bueno, no le culpo. Nosotros experimentamos de primera mano lo que un desgraciado como Bendix puede llegar a hacer. Lo cual por supuesto no justifica las medidas nazis que está tomando el gobierno.

Observó la mansión con expresión neutra, recordando todos los años que Apollo y él tuvieron que pasar viviendo en la clandestinidad y teniendo que refugiarse en edificios en construcción y embarcaderos abandonados. La ciudad le había gustado, no obstante. Parecía la clase de lugar en donde uno podía encontrar bastardos a mansalva para desfogar. Quizá su marido y él podían tener una "cita" cuando aquella entrevista acabase...

Midnighter podía pecar en ocasiones de cierto gusto por hacer las cosas a su manera, en plan lobo solitario, y no eran pocas las ocasiones en las que había salido a realizar alguna misión sin avisar siquiera a Apollo, pero no era ajeno a las ventajas que podía proporcionar un grupo, así como a las vitudes del trabajo en equipo. Aquellos eran, además, tiempos desesperados, con el resto del equipo perdidos en la Sangría, así que cualquier ayuda que pudieran recibir para traerlos de vuelta sería bien recibida.

Les abrió un anciano mayordomo que se les quedó mirando con expresión de sorpresa.

- ¡Señor Apollo! -exclamó, sin perder en ningún momento la actitud cortés y educada-. No esperaba verle aquí, el señor Bruce no suele traer a sus... ahem... "amigos especiales" a la mansión... Pero por favor, pasen, pasen, antes de que les vea alguien...

Tras echar un vistazo alrededor para asegurarse de que no estaban siendo observados, les invitó a pasar. Era una suerte que se encontrara a las afueras de Gotham, y nadie que no pudiera volar podría haber pasado a través de la verja que conducía al camino principal, por lo que había pocas probabilidades, pero cuanto antes pasaran dentro, mejor.

- ¿Deduzco que el caballero que le acompaña es el señor Midnighter?

- Deduce usted bien, aunque seriamente dudo que el término "caballero" pueda aplicarse a mi persona -replicó, con su habitual talante hosco. El mayordomo asintió y volvió a mirar a Apollo.

- No sabe cuánto me alegro de que por fin encontrara a su marido... Mas me temo que albergo malas noticias... El señor Bruce... ya no está... Mucho me temo que encontró... el final definitivo durante la invasión demoníaca...

Agachó la mirada, claramente apesadumbrado, y el dolor que traslucían su voz y sus ojos parecía genuino, pero cualquiera que tuviera un mínimo de percepción podría ver que había algo que no estaba contando... Midnighter dirigió una mirada a Apollo, una mirada que dejaba claro lo que pensaba. Por lo general en casos como aquél se habría ocupado él, pero si aquellas personas eran aliados, quizá Apollo preferiría una aproximación más diplomática y menos... agresiva...

Alfred tomó asiento como si las piernas ya no le sostuvieran, lo cual no se alejaba demasiado de la realidad. La desazón que sentía era tan grande que amenazaba con consumirle por completo. Acababan de sufrir una invasión demoníaca que había causado estragos en la Tierra, privándola además de sus mayores defensores, entre los cuales se encontraba el hombre al que había criado como a un hijo. Recientemente recibía la llamada que le insuflaba nuevas esperanzas sólo para serle arrebatadas de la manera más cruel sin haber tenido ocasión siquiera de rozarlas, y ahora... ahora ésto...

Una nueva invasión alienígena, y ésta vez Batman no estaba para decirles lo que tenían que hacer.

Meditó con cuidado las opciones que se presentaban ante sí, evaluando con la mirada a aquellos dos hombres. Había leído los archivos que Bruce tenía sobre ellos y sabía que los consideraba peligrosos. Sobre Apollo había dicho que poseía un nivel de poder equiparable al de Clark pero sin la humildad y mesura que le caracterizaba, y aunque no había llegado a conocer personalmente a Midnighter había rastreado al ser que se había estado haciendo pasar por él, así como el rastro de cadáveres que había ido dejando a su paso, y todo parecía indicar que debía de ser igualmente pernicioso. Sin embargo, había situado a Apollo bajo la etiqueta de "posible aliado", bajo muchos interrogantes. Tenía la sospecha de que Bruce jamás les habría pedido ayuda voluntariamente a menos que no tuviera otra opción, pero... ¿qué se podía decir de él ahora mismo? ¿Cuántas opciones tenía?

Bárbara le había recomendado precaución. No quería que ninguno de los aliados del murciélago (especialmente Dick) se hiciera falsas esperanzas y resultara ser en vano, pero aquellos hombres no pertenecían al círculo de Bruce. Prácticamente ni siquiera se conocían, y en teoría se encontraban en el mismo bando, aunque tenía fuertes sospechas de que Batman no lo consideraría así.

Pero en la situación en la que se encontraban, ante una posible amenaza de invasión externa, sin un Superman que pudiera proteger la Tierra, con la Liga prácticamente destruida durante la WWD, con todo lo que le estaba cayendo encima a los mutantes y metahumanos, y teniendo que mantener a la batfamilia aparte... ¿qué otra opción le quedaba? No demasiadas, y tenía que aferrarse a lo poco que le quedaba. Quizá Bruce le odiara por esto, pero era mayor y estaba cansado. Y si alguien le ofrecía la posibilidad de volver a ver a su hijo otra vez, por pequeña que fuera...

- Está bien... -se frotó la frente, como si le doliera la cabeza-. Lo que estoy a punto de contarles es algo muy delicado, y secreto. Espero sepan guardar la confidencialidad que requiere -tomó aire, preparándose para contar lo que no le había revelado a nadie aún-. Hace unos días la interfaz Oráculo fue hackeada por una fuente intrusa que tenía perfecto conocimiento del funcionamiento de la matriz, así como de sus sistemas de defensa. Una tras otra, fue desmontando todas sus barreras con una facilidad pasmosa, casi como... como si hubiera ayudado a construirlo. La cuestión es... que el nickname que utilizaba era una de las identidades clave que utiliza Batman para navegar por la web. Y sabía cosas... -negó con la cabeza, aún incrédulo-. Estuvo en comunicación con Oráculo y le contó que era Batman, que había intentado transportarse voluntariamente a éste universo con la Colisión, pero que por alguna razón no había aparecido en Omega hasta casi un año después. Oráculo me envió a buscarlo a las coordenadas que envió porque decía que estaba herido y no podía caminar.

>>Me dirigí hacia la dirección indicada, una tienda abandonada en un polígono industrial que había servido como piso franco de Batman en alguna ocasión, pero cuando estaba sacando la silla de ruedas del maletero, alguien me atacó utilizando el gas del miedo, el arma característica del villano conocido como Espantapájaros. Estuvo encerrado en el asilo Arkham hasta hace un mes, que se produjo una fuga masiva de reclusos y escapó, así que puede que sea el que está detrás de todo ésto. En el piso franco encontramos las pantallas encendidas, pero no había nadie. No sabemos muy bien lo que ha ocurrido. O bien el espantapájaros fingió todo y me atacó, cosa poco probable porque si ese fuera el caso no se llevó nada, y dudo que hubiera sido capaz de hackear Oráculo de esa manera. La otra posibilidad es que secuestrara a la persona que se puso en contacto con nosotros. Si era o no Bruce es algo que está por ver, pero no queremos que se haga público. Veréis... su pupilo, Nightwing... ya le ha visto morir dos veces. Si era realmente Batman no queremos decirle nada hasta saber a ciencia cierta si sigue vivo. Y si no lo era... ¿para qué darle falsas esperanzas? Si queréis ayudar, podría poneros en contacto con Oráculo. Respecto a otras personas que fuesen capaces de ayudar en ésta invasión, sólo puedo hablaros de la señorita Diana de Themyscira, princesa de las Amazonas. Es de las pocas supervivientes que quedan actualmente de la Liga. Había otra persona... un mago increíblemente poderoso, pero hace mucho que no sé de él y no sé si sigue vivo... También está el cuerpo de Linternas Verdes, la policía espacial que se ocupa de proteger a la Tierra de amenazas intergalácticas. Posiblemente serían los más indicados para ocuparse de algo así.

Midnighter guardó silencio todo el rato, limitándose a analizar las pulsaciones del anciano, los latidos de su corazón, las inflexiones de su voz, y los microgestos y expresiones que podrían delatar que estaba mintiendo, pero no encontró nada. Estaba siendo completamente sincero y ésta vez parecía no estar guardándose nada. Cuando su marido se echó a reír, le dirigió una mirada reprobatoria de reojo. Había oído hablar de esos "linternas verdes", una especie de guardia espacial de élite con alguna clase de anillo de poder. Por lo que había leído no eran para tomárselos a broma, precisamente. Tenía la sospecha de que podían llegar a ser un auténtico dolor de cabeza.

- Sí, Oráculo... Ella se pondrá en contacto con vosotros. ¿Puedo tener una dirección a la que contactar?

El Portador Nocturno de la Guerra miró a su marido a los ojos y asintió silenciosamente para indicarle que todo estaba bien. Podían confiar en aquél hombre. Una vez le hubieron dado los datos necesarios, Alfred puso una mano en el brazo de Apollo con nerviosismo.

- Escuchad, es muy importante que ninguno de los asociados de Batman se entere de nada de ésto. Todo tiene que llevarse en el más absoluto de los secretos, al menos hasta estar seguros de lo que está ocurriendo. Si algo de ésto trasciende podría... podría ser un desastre. Y también debo pediros... Ehm... El amo Bruce me comentó algo acerca de vuestros... "procedimientos"... Necesitaría... a ser posible... Sería deseable que no... ehm...

Apollo pareció entender a qué se refería, porque rápidamente tranquilizó al anciano:

- Prometemos no matar a nadie en el proceso de investigación, ¿verdad, cariño?

Midnighter enarcó una ceja, mirando al anciano con cierto gesto de incredulidad.

- El amo Bruce rechaza la noción del asesinato, incluso aunque sea en defensa propia.

- ¿Ah, sí? ¿Qué es, el Boy Scout más viejo del mundo?

Alfred carraspeó, un tanto incómodo. Resultaba cuanto menos irónico que dijera eso de Batman, quien a su vez decía lo mismo de Superman. El hecho de que le viniera a la cabeza semejante pensamiento de alguien como Batman, que posiblemente fuera lo más alejado a un Boy Scout de toda la Batfamilia, decía mucho acerca de la falta de escrúpulos de aquellos hombres, y, por un instante, el viejo mayordomo se arrepintió de su decisión.

- Por favor... os lo pido como favor personal. Si el amo Bruce descubriera que ha habido bajas en el proceso de su rescate nunca se lo perdonaría y yo...

- Oh, por el amor de... ¡está bien! -exclamó exasperado el vigilante-. Aunque quiero que quede claro que me parece una idea absurda.

El suspiro de alivio del anciano debió de ser audible hasta fuera de la mansión. Después de darles las gracias de manera exhaustiva y de indicarles la dirección de Diana en la embajada, partieron de la mansión. Alfred no sabía cómo contactar con los Green Lanterns pero les aseguró que Diana podría ayudarles con eso.

- Entonces... vamos a hacer ésto, ¿verdad? -inquirió Midnighter-. ¿Ahora nos dedicamos a trabajos de caridad? ¿Jugarnos el cuello por alguien a quien no conocemos y que ni siquiera sabemos con certeza si sigue vivo? ¿Alguien que no aprueba nuestros métodos y que muy posiblemente ni siquiera nos lo agradezca?

Refunfuñaba porque estaba en su naturaleza hacerlo, pero Apollo sabía que no se estaba negando a hacerlo. Es más, su marido le conocía lo suficiente como para saber que, en aras de mantener su fachada de tipo duro, lo único que estaba esperando es que Apollo le dijera un "sabes que es lo correcto" para poder aceptar la misión sin sentirse mal por ello.

Después de todo, puede que Apollo siempre fuera a donde Midnighter iba... Pero Midnighter jamás decía que no a nada que su marido le pidiera.

Le miró con cierta sorpresa cuando le dijo que se avergonzaba de algo que había hecho, sin entender a qué se refería. Su computadora empezó a hacer un rápido cálculo de qué podía ser basándose en el contexto actual en el que se encontraban y las señales no verbales que acompañaban el discurso de su marido. La manera de mirar hacia abajo evitando su mirada, el rubor que teñía sus mejillas volviéndolo incluso más hermoso... Se avergonzaba de algo relacionado con él, pero había pocas probabilidades de que se estuviera refiriendo a lo que ocurrió cuando Danny Chan le había besado y Apollo había reaccionado de manera violenta, porque no habían vuelto a hablar del tema en años y todo indicaba que aquello que le atormentaba era... ¿qué? ¿Haberle confundido con el falso Midnighter? No podía ser porque se había dado cuenta del reemplazo mucho antes que él. Eso sólo dejaba... No podía ser...

Extendió una mano para acariciar la blanca mejilla de su amante.

- No tienes nada de lo que avergonzarte, Apollo. Pasaste meses buscándome sin descanso, es totalmente normal que creyeras identificarme en él, no es más que una reacción natural del inconsciente. No debes sentirte mal, al contrario... Si acaso me hace sentir profundamente agradecido y afortunado por ser el objeto de semejante devoción. Ni siquiera estoy seguro de merecerla. ¿De verdad creíste que algo así podría hacerme sentir mal? Yo me dejé engañar durante meses por el skrull que se hacía pasar por ti, permití que Bendix me engañara con aquella versión adulterada de ti y jamás me lo has echado en cara a pesar de lo que os hice.

No, lo único que podía preocupar a Midnighter era el pensamiento de no ser suficiente para Apollo. Suficientemente bueno. Suficientemente humano. Pero no estaba dispuesto a dejarse llevar por aquellas inseguridades otra vez. De hecho, era gracioso, porque en realidad lo único que alguna vez le había dolido de Apollo había sido la manera en la que había reaccionado cuando le había confesado lo de Danny Chan, pero precisamente eso era algo de lo que nunca habían hablado, y no sería él quien removiera la mierda. Le costaba demasiado hablar de aquella clase de cosas, pero el bienestar de Apollo merecía el esfuerzo. En cuanto a él, prefería que siguieran pensando que no había nada ni nadie que pudiera hacerle daño. Ni siquiera Apollo. Una mentira tan válida como cualquiera. Sin embargo su expresión se había dulcificado cuando dijo:

- Si ese hombre te ayudó cuenta con mi gratitud. Lo que es importante para ti, es importante para mí. Le ayudaremos. Y si él resultase ser mejor que yo... Todo ese rollo de no matar... -apartó la mirada-. Sé que no te gusta que sea tan violento. Si encontraras a alguien mejor... Bueno...

Se echó la mano al bolsillo de la gabardina para sacar una pequeña caja de joyería. Se quedó unos segundos observándola, dándole vueltas entre los dedos con aire pensativo.

- Es... absurdo... Llevo meses intentando decirte ésto y nunca... Y al final tiene que ser aquí, en el exterior de una vieja mansión tenebrosa.

Le entregó la caja a Apollo. Dentro había dos anillos de hombre trabajados para encajar el uno en el otro como las piezas de un puzzle. Como el mito griego de las almas gemelas. El primero era negro con una media luna plateada, y el segundo era entero de plata con un sol dorado y una piedra de azabache en el centro.

- Lo que he estado intentando decirte... Tenía un discurso mucho más elaborado pero al diablo. En parte ya te lo he estado diciendo... Cuando encontramos el piso de los anteriores Apollo y Midnighter, ya te dije que creía que deberíamos adoptar sus identidades civiles, tratar de llevar una vida normal por el bien de Jenny, pero no teníamos ninguna clase de documentación. Ellos... no estaban casados. Tampoco tenemos los papeles de la adopción de Jenny. Aquí no tenemos ningún respaldo legal. Si alguien nos denunciara por cualquier motivo, si nos hicieran una inspección, si fuéramos arrestados por lo que fuese... Podrían quitárnosla. Quería decirte que necesitábamos formalizarlo todo de nuevo -miró a Apollo a los ojos-. Nuestra primera boda fue sencilla, casi algo... pragmático. Los únicos invitados eran nuestros compañeros de The Authority. Ni siquiera tuvimos anillos. Y había pensado... Bueno, has hecho muchos amigos aquí mientras yo no estuve. Y me gustaría darte la boda de tus sueños, algo que de verdad fuese bonito. Organizarla como tú quieras y arreglar los papeles de la adopción. Necesitaríamos tener nuestros propios papeles en orden, con las identidades que hemos escogido, y en eso quizás podría ayudarnos ésta tal Oráculo...

>>Y ya está, sólo quería decirte que en Omega nuestro matrimonio no es válido. Que si tienes alguna duda, por lo que sea, podría entenderlo. Cuando me fui a vivir a Harmony... Acababa de salvar a una chica de manos de unos criminales que la tenían prisionera, pero cuando acabé con ellos estaba tan aterrorizada que... prefirió saltar por la ventana antes que permitir que me acercara. Eso es lo que soy, Apollo. Nunca te lo conté... Pero intenté... realmente intenté ser otra cosa. Por ti. Pero no funcionó. Midnighter es lo que soy, lo que siempre seré. Algunas personas son buenas, otros tienen adicciones, algunos mienten. Pero, cuando se trata de mí, siempre va a haber violencia, sangre y muerte. Rompí lo que teníamos juntos. No me gustaba lo que era, nada más que una máquina de matar sin siquiera un nombre. No creía que fuera justo para ti. Lo que hice fue estúpido, ahora me doy cuenta, y nunca hemos hablado del tema, pero no espero... -volvió a mirar los anillos-. Sólo quería que supieras que cuando tuve que afrontar el fin del mundo, con la Colisión... Lo único en lo que podía pensar era en estar contigo. Cuando aquél skrull me dijo que habías dejado de buscarme... -negó con la cabeza, sin saber cómo continuar-. Y entonces llegaste, y, lo que quiero decir... lo que llevo meses queriendo decir, es que estar allí arriba contigo, luchando contigo, espalda contra espalda contra esos hijos de puta... Se sentía... bien. Como si estuviera donde tenía que estar. He cometido errores que no puedo cambiar. Te he hecho daño, a ti y a nuestra hija. Si me dices ahora que no quieres renovar nuestros votos, que quieres que continuemos, cada uno por nuestro lado, incluso si encuentras a alguien que te guste más, bueno, probablemente sea lo que merezco -volvió a mirar en dirección a los anillos-. Sólo quiero cerciorarme de que estás completamente seguro ésta vez, después de todo lo que hemos vivido. Que no sigues conmigo por inercia. Lo único que yo puedo prometerte es que voy a tratar de hacerlo mejor. Pero entiendo que no sea algo muy fiable viniendo de alguien que te ha abandonado dos veces, la segunda de ellas voluntariamente.

Cambió ligeramente el peso de su cuerpo de una pierna a otra, algo nervioso.

- Te quiero, Apollo. Y quiero que seas feliz. ¿Y sabes qué? -se señaló a la cabeza-. Genuinamente no sé cómo va a terminar ésto. Porque he decidido no volver a activar la computadora de combate cuando estemos juntos.

- Apollo... Hemos pasado por demasiada mierda como para preocuparnos por algo tan insignificante... Hemos muerto y vuelto a la vida, hemos literalmente descendido a los infiernos, sobrevivimos al ataque de ese monstruo que el gobierno mandó a por nosotros cuando Jack organizó el golpe de estado, y también fuimos los únicos supervivientes de Stormwatch y los únicos del programa de Bendix que lograron escapar; malvivimos durante cinco años en las calles, combatimos literalmente contra Dios y quedamos vivos para contarlo, y hemos superado todas y cada una de las adversidades que se nos han presentado... ¿Y a ti te preocupa haber estado a punto de besar a un tipo parecido a mí después de meses buscándome? ¿Tú, que no te dejaste engañar por la copia que enviaron a sustituirme y nunca dejaste de buscarme? ¿Tú, que moviste cielo y tierra hasta dar conmigo?

Las dudas de Apollo podían resultarle absurdas, pero no tenía derecho a juzgarlas, no cuando él tenía las propias, que eran mucho mayores que las suyas y podían tener repercusiones más significativas. Sin embargo, la respuesta de Apollo a todo ello fue interrumpirle cuando sugirió que podría estar con alguien mejor, haciéndole callar con un apasionado beso que hablaba por sí mismo y le dejó sin aliento. Apartó la mirada, avergonzado, cuando le escuchó decir todo lo que jamás aceptaría sobre sí mismo, pero se las ingenió para salir del paso con una media sonrisa divertida.

- ¿Estás seguro de que estás hablando de mí? -bromeó, tratando de restarle hierro al asunto.

"La sombra de mi corazón". Como la historia de Apollo y Jacinto. "Siempre te traeré de vuelta a la luz", le había dicho una vez, hacía años.

- Y tú eres la luz en el mío -musitó, sin atreverse a mirarle a los ojos.

Odiaba sentirse vulnerable, razón por la que siempre evitaba éste tipo de conversaciones, sin embargo, a pesar de la verguenza tenía que admitir que se sentía... sorprendentemente bien. Mejor de lo que se había sentido en mucho, mucho tiempo.

Lo que le dijo después tenía sentido, en parte. Midnighter había sido concebido para inspirar terror; El Portador Nocturno de la Guerra. En cambio, la creación de Apollo se había fundamentado en algo muy diferente: Inspiración. Esperanza. Él era la luz que disipaba las sombras y alejaba el terror. No era culpa de ellos, simplemente habían sido creados para diferentes fines. Si hubieran estado juntos aquella vez, la chica no habría muerto. El problema era que la búsqueda constante de enemigos a los que vencer, en el caso de Midnighter, funcionaba como una necesidad, una que habían arraigado profundamente en su ADN. No era el caso de Apollo, que podía vivir felizmente sin necesidad de verse continuamente metido en problemas. Por eso, Midnighter solía marcharse por su cuenta para aplacar su sed de sangre, una sed de sangre de la que no deseaba que Apollo fuese testigo. Debería haber confiado más en él, ahora se daba cuenta. Apollo jamás le rechazaría por lo que era. Nunca experimentaría desprecio o asco hacia él. Le comprendía, y entendía por qué hacía lo que hacía.

Cubrió con su mano la de su marido cuando se hubo probado el anillo.

- Lo sé, pero ahora mismo no tenemos ni el dinero ni los medios para trabajar esos materiales. De momento son algo simbólico... Pero quizá más adelante consigamos unas réplicas que sí podamos llevar... -le miró a los ojos cuando compartió su propia angustia-. Estarán bien -aseguró, no porque tuviera verdadera certeza de que así fuera, sino porque era lo que su marido necesitaba oír-. Ya sabes lo resolutiva que es Angie, y lo bien que se maneja con el Transporte. También sabes que puede regenerarse por sí mismo. Ya nos quedamos varados en la Sangría una vez y pudimos volver. Seguro que encuentran el camino, ya lo verás.

En realidad lo veía muy poco probable, porque el universo en miniatura que alimentaba el Transporte había estallado cuando se produjo la Colisión, y sin una fuente de energía Angie no podría mover la nave. Se quedarían varados hasta encontrar otra manera de alimentar el Transporte. En su momento lo habían conseguido, pero habían tardado años...

Le escuchó hablar acerca de sus versiones alternativas de las diferentes dimensiones por las que habían cruzado, pero Apollo se estaba dejando fuera un importante detalle... Y era que, en todas esas versiones en las que sus álter egos estaban juntos, en todas y cada una de ellas Apollo estaba muerto y Midnighter vivo... Excepto precisamente en la dimensión aquella en la que sus contrapartes no habían salido del armario y no eran por tanto pareja. ¿Implicaba eso que estar juntos suponía una amenaza para Apollo? Ya había muerto una vez, por su culpa... Y había tenido que ir a buscarle al infierno. Si no podía mantener a salvo a la persona que era más importante en su vida... ¿realmente era sensato continuar juntos?

Pero no, era una pregunta que había dejado de plantearse, porque Apollo tenía razón: sus álter egos eran quienes eran, y ellos eran ellos. No eran las mismas personas, y sólo porque otros Midnighters fueran unos bastardos, no significaba que él tuviera que serlo. Lo que habían visto en las otras dimensiones era lo que los otros Apollos y Midnighters habían hecho de sí mismos, pero ellos eran diferentes. Él jamás permitiría que nada le ocurriera a Apollo. No le dejaría morir, de la misma manera que no lo había permitido aquella vez.

- Prometo confiar más en ti de ahora en adelante. No volveré a tomar decisiones sin contar contigo -enlazó sus dedos con los de su marido, tomándole de la mano-. Y ahora... ¿vamos? -sugirió con una media sonrisa cómplice-. Todavía tenemos que rescatar a ese murciélago tuyo...

Midnighter disimuló una sonrisa.

- No necesito pruebas de nada contigo, Apollo, puede que seas lo único seguro que tengo en mi vida, pero sabes que soy demasiado pragmático para rechazar una buena oferta, así que, dime... ¿de qué manera pensabas demostrármelo? -inquirió con falsa inocencia mientras se sujetaba a su poderoso cuello para que pudieran alzar el vuelo-. Hay un largo camino desde Gotham a Nueva York...